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TENDENCIA ACTUALIZANTE: LA SABIDURÍA IMPLÍCITA Y EL PODER DE UN PROCESO AUTOPROPULSADO.
Por Gonzalo Silva Ceriani1
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Resumen: El presente artículo persigue realizar un recorrido desde la
teoría tradicional de Carl Rogers, pasando por el modelo experiencial de Eugene Gendlin y rescatando aspectos progresistas del focusing de Ann
Weiser; además de revisar brevemente algunas aplicaciones específicas
de la técnica del enfoque corporal en el cambio personal y sus aportes en la psicoterapia. El focusing ha sido consensualmente definido como un
proceso sin interrupción de toma de conciencia de la corporalidad concreta y sentida, con el fin de significar certeramente la propia
experiencia, consiguiendo con esto un alivio de la tensión (Weiser, 1999; Gendlin en Riveros, 2005; Riveros 2008). Sus aplicaciones en la escucha
empática interpersonal son numerosas y abarcan distintos ámbitos del ser. Tal es así, que el focusing ha podido contribuir al abordaje de los
sueños, la elaboración de duelos, el tratamiento del estrés, la espiritualidad, el trabajo con niños, el crítico interno y el sentimiento de
trasfondo (Alemany, 2007), estos dos últimos serán abordados más adelante en este artículo. Dada esta evolución permanente y con
evidentes saltos cualitativos, resulta constructivo comenzar a enriquecer con nuevas miradas los conceptos y consideraciones en torno al focusing,
ampliando la mirada respecto de la naturaleza del ser humano.
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La tendencia actualizante de Carl Rogers.
Una de las principales nociones claves planteadas por Carl Rogers en la Psicoterapia Centrada en el Cliente y un aspecto fundamental en
esta concepción de la Psicología, lo es la noción de tendencia actualizante (más adelante T.A.), la cual fue definida como la capacidad, latente o
manifiesta de la persona de comprenderse a sí mismo y de resolver sus propios problemas de modo suficiente para lograr la satisfacción y la
eficacia necesaria para un funcionamiento adecuado. Complementa además, que el ejercicio de esta capacidad requiere un contexto de
relaciones humanas positivas y libres de amenaza, favorables a la conservación y a la valoración de la persona (Rogers & Kinget, 1967).
1 Psicólogo, Focusing Trainer, Certificado por el Instituto de Focusing de Chile y por la
Coordinación de Edgardo Riveros Aedo de Focusing Institute de Nueva York, U.S.A.,
presidido por Eugene Gendlin PhD, año 2006.
2
Se entiende entonces que esta capacidad inherente a la naturaleza
de la persona, no se manifiesta de forma espontánea en la realidad conductual y afectiva, pues requiere de un contexto libre de amenaza (o
sea, de relaciones humanas basadas en la aceptación positiva
incondicional) para activarse y dirigir al Yo hacia el desarrollo de sus propias potencialidades, con el propósito de lograr su conservación y
enriquecimiento, teniendo en cuenta las limitaciones y oportunidades que nos otorga el ambiente. En este sentido, será el propio organismo el
encargado de alcanzar (o al menos tender hacia) lo que sienta como re-valorizador o enriquecedor, aunque ello no responda necesariamente a los
consensos establecidos en nuestra sociedad, sino más bien a la interacción que es propia y única del sujeto con su contexto. De acuerdo
a lo señalado por Rogers y Kinget (1967) no se trata de una comprensión completa y absolutamente correcta, sino de un grado de comprensión
imperfecto, pero suficiente en cada paso del proceso de adaptación de cada persona, es decir, la T.A. será para cada quien, lo que cada quien
necesite y vivencie como re-valorizador, rescatando el carácter fenomenológico de la experiencia y su concreción en los espacios
interpersonales de significado.
Al respecto, podría citarse una experiencia sucedida hace algún
tiempo en consulta clínica durante un Focusing2, lo que ilustra la autenticidad de los procesos internos (donde P es la persona3 y F el
focuser):
P: “Es como si aún existiera una sensación en mi cuerpo que me dice que el rompecabezas esta inconcluso”.
F: “Entonces a pesar de haber puesto algunas piezas, aún sientes que algo falta”.
P: “Sí, como que todavía no estoy tranquila con esto”. F: “Y mientras te das cuenta de esto emerge una sensación de
intranquilidad”.
2 Se entiende por focusing o “focalizar ininterrumpido” como todo el proceso que
sobreviene cuando el individuo se dirige al referente directo del experienciar. Hace
alusión a la completación de la sensación sentida a través de la interacción con los
símbolos que se construyen entre el psicoterapeuta y el focalizado. Para precisar más
aspectos de este concepto y conocer los pasos del focusing, consultar la obra de
Edgardo Riveros (2000) “El Nuevo Paradigma del Experiencing”, páginas 17 a la 31, la
cual incluye además la traducción de la “Teoría del Cambio de Personalidad” creada
por Eugene Gendlin (1963), donde se refiere al Focusing en páginas 89 a la 114.
Otra Autora, Ann Weiser Cornell (1999), señala que el focusing es un proceso de toma
de conciencia y sanación emocional, orientado hacia el cuerpo. 3 Es importante mencionar que el ejemplo citado tiene la debida autorización de la
persona involucrada, la cual ha preferido no entregar su nombre.
3
P: “Sí, como algo agitado”.
F: “Como que algo agitado necesitase ser atendido en estos momentos”. P: “Si, es como si quisiera decirme un mensaje”.
F: “Quizás debieras detenerte a escucharlo a ver qué sucede” (La persona
se toma unos minutos con esa sensación intentando descifrar el mensaje).
P: “Respetar mi propio ritmo en esto, eso es, mi ritmo personal”. F: “¡Ese es el mensaje, respetar tu propio ritmo, tu propio proceso!”
P: “Si, con independencia de los demás, no importa que a los demás no les guste mi rompecabezas, es mío y me representa”.
F: “Es tu rompecabezas y te representa, es importante para ti”. P: “Esa era la pieza que faltaba, el respetar mi propio andar en esto que
me pasa, ahora entiendo muchas cosas” (…) “ahora estoy mucho más tranquila”
F: “Ahora que haz comprendido la importancia de respetar tu ritmo y tu andar, tu cuerpo se tranquiliza, parece que sabe que ya lo escuchaste… tú
rompecabezas por fin se completó” P: “Si, que alivio… es una calma que se expande”
Teniendo en cuenta tal definición y alcances de la T.A., resulta necesario explicitar algunos aspectos que, de acuerdo a lo señalado por
Rogers y algunas vivencias y reflexiones teóricas y prácticas de quien suscribe, dejan entrever la posibilidad de ampliar un poco más la
concepción acerca de la naturaleza de la persona y, por consiguiente, el modo de funcionamiento de la experiencia, reforzando el mensaje
implícito que significa a la sabiduría corporal4 que lleva consigo la consideración de la T.A. como parte fundamental del desarrollo humano y
motor principal en cualquier cambio psicoterapéutico. Gendlin (1999) refiere que el cuerpo puede entenderse como un sistema complejo, capaz
de sostener la vida. Es así como que tenemos el poder de cambiarnos a nosotros mismos y sentir el cambio acontecido en nuestro interior. Una
vez que permitamos que nuestro cuerpo fluya sin presiones ni restricciones, tendrá la sabiduría para resolver nuestros propios
problemas.
4 Ann Weiser (1999, p.22) señala: “Nuestro cuerpo contiene un conocimiento acerca de
cómo vivimos nuestras vidas, lo que necesitamos más para ser nosotros mismos,
nuestros valores y creencias, lo que nos hace daño emocionalmente y cómo sanarlo.
Nuestro cuerpo sabe cuales son las personas que nos rodean que hacen surgir lo
mejor de nosotros y cuales nos merman y nos rebajan. Nuestro cuerpo sabe cual es el
siguiente paso que nos conducirá hacia una vida más satisfactoria y valiosa”.
4
En este sentido, la conexión existente entre el cuerpo (la sensación
sentida) y la tendencia del organismo hacia el desarrollo de sus potencialidades (T.A.), constituirá un principio orientador para el logro del
funcionamiento óptimo de la personalidad, el cual se caracterizaría por
una actitud abierta a la experiencia, un funcionamiento existencial fresco y nuevo, estando la conducta de la persona siempre en armonía con su
organización interna.
Tal cual señala Edgardo Riveros (2005, p. 19 y 20): “La sensación sentida es la certeza de lo que nos quiere decir nuestro ser, la fe absoluta
que nos conecta con nuestra existencia viva, es la llama ferviente de nuestras convicciones, la luz que nos hace ver zonas desconocidas para
nosotros mismos”. Y agrega: “La sensación sentida es el deseo más auténtico que nos lleva en forma rotunda y convincente a declarar un SÍ o
un NO, cerrando o abriendo mundos para lo que vendrá”.
El carácter protector de la tendencia actualizante.
Uno de los principales aspectos de la T.A. lo constituye su
permanente dirección hacia la adaptación y conservación del organismo, entendido éste como una unidad psicofísica. Es decir, desde nuestra
estructura y organización biológica, hasta nuestro devenir interpersonal, existiría un proceso de fondo que estaría siempre orientado a la
protección y subsistencia de nuestro Ser. Por consiguiente, es razonable suponer que cualquier comportamiento (desde el mundo microscópico y
celular, hasta el mundo relacional) tendrá incorporado, de manera implícita y compleja, una tendencia actualizante. En este sentido, la
consideración patológica (“pasión o anormalidad dañosa que altera más o menos gravemente nuestra salud5”) con la que se connota o autodefine
una persona en ciertos momentos de su vida, e inclusive, utilizada como una explicación recurrente a nuestro comportamiento “desajustado o
enfermo” en la mayoría de las teorías de la psicología positivista-racionalista-lógica, pierde sentido desde la psicoterapia humanista
experiencial y distorsiona la valoración positiva hacia una génesis de la
persona que abre las puertas hacia el cambio, la re-valorización personal y la inmensamente ansiada capacidad de sentirse distinto - sentirse
tranquilo - por buen camino, a pesar de tener problemas o conflicto en la vida, desde lo concreto, lo filosófico y hasta lo existencial.
5 Esta definición pertenece al Diccionario de la Lengua Española, Edición 2001.
5
Desde la psicoterapia de lo humano, una propuesta alternativa para
entender el sentido de la patología es concebirla como un proceso organísmico que se acciona producto de una particular interacción con
condiciones estresantes, valoradas como tales desde la conciencia
emocional de la persona, y que se constituye para ella en la única salida viable que le permitiría sobrellevar una situación o evento apremiante o
tensionante, el que de haber sido vivido de otro modo, hubiese significado el derrumbe del bienestar personal o la eliminación existencial,
entendiéndose ésta como la total desconexión de los afectos y, por consiguiente, la incapacidad de crear contextos con significados. O sea,
nuestro comportamiento como totalidad se manifiesta en directa relación a un proceso adaptativo (siendo el símil, la tendencia actualizante de la
noción de Yo, en Rogers) que vela por el mantenimiento de la integridad del Ser, aunque ello involucre estados de tensión o de ansiedad
manifiesta para nuestro cuerpo, producto de la interacción con un contexto de amenaza. En este sentido, el carácter bondadoso o dañino,
funcional o disfuncional, o cualquier distinción conceptual que podamos hacer respecto de un “desacuerdo interno”6 o un “todo congelado”7 son
parte de un mismo proceso experiencial, tal cual señala Robles (2005) no
son entidades ni un proceso que está separado de lo que está en movimiento (lo que funciona), sino sólo la referencia a una experiencia
que describimos como potencialmente un vivir que puede ir más allá, algo que demanda ser de una mejor forma, quizás incluso a través de la
ansiedad o la angustia corporalmente sentida.
En este sentido, aquellas vivencias que podrían “sentirse mejoradas o re-valorizadas” funcionan implícitamente en mi presente, por tanto, son
parte integral del experiencing8 concretamente sentido. Así como existe la inmediatez, la actualidad y la riqueza del detalle fresco, como modos de
funcionamiento de nuestra experiencia, los todos congelados o cristalizados constituyen también una forma de funcionamiento
estructurada, que emerge como tal producto de una interacción que lo
6 De acuerdo a lo planteado por Rogers & Kinget (1967) el desacuerdo interno es un
estado de tensión y confusión generado por una falta de concordancia entre el Yo (la
autoimagen, o la imagen real de sí mismo) y la experiencia (real y concretamente
vivida). Esto lleva a la persona a no poder comprenderse a sí mismo, pues comprueba,
por una parte, que hace las cosas que no querría hacer y, por otra, que deja de hacer
las cosas que querría hacer. 7 Gendlin (1963, en Riveros, 2000) sostiene que los todos cristalizados constituyen
aspectos del experiencing que se encuentran cristalizados y estructurados rígidamente
en su modo de funcionamiento. 8 Eugene Gendlin (en Riveros 2008, p. 68) señala que podemos entender “experiencing
como un proceso sentido interiormente, sucesos sentidos corporalmente, sostenemos
que la sustancia concreta de la personalidad o de un evento psicológico es este
experiencing, este fluir del sentir corporal o del sentimiento corporal”.
6
amerita entre el sujeto y su contexto particular. Tal cual indica Gendlin
(en Riveros 2008, p. 91): “ya que la estructura rígida y cristalizada del experiencing no funciona interactuando con los detalles presentes, tal
estructura no se modifica con el presente. Así, si ella permanece igual,
entonces se repite en muchas situaciones sin el menor cambio. En la medida en que el modo del experiencing mantiene su estructura rígida,
las estructuras en sí mismas no se modifican por los sucesos del presente.
Una implicancia de lo anterior, es dejar de atribuir el carácter
“dañoso” o “enfermizo” a los tradicionales síntomas o signos descritos desde los modelos de la psicología clásica; pero además, reflexionar en
torno al sentido que adquieren los modos de funcionamiento del experiencing, particularmente los relacionados con los todos congelados,
o aquellas áreas de la experiencia que están detenidas, descritas por Gendlin en su Teoría del Cambio de Personalidad (en Riveros 2000,
2008).
Los todos cristalizados - congelados: Salud en potencia.
Gendlin señala que el experiencing puede estructurarse
rígidamente por la particular interacción del sujeto y su contexto, perdiendo el carácter implícito en su funcionamiento. Indica: “no es
sentido por mí con sus miles de aspectos implícitos funcionando de tal modo que yo llegue a algunos significados frescos. En lugar de esto mi
experiencia es un todo congelado y no cederá en su estructura” (Riveros, 2000, p. 117 y 118).
Así cada vez que requiera realizar una referencia directa al proceso
de sentimiento interno, emergerá como respuesta sólo algunos aspectos que se organizan en una estructura cristalizada, sin posibilidad que ocurra
la riqueza del detalle fresco. Entonces, un patrón de sentimiento estructurado está constituido de algunas pocas emociones y escasas
significaciones de éstas, traduciéndose de manera concreta en un posible
estado de tensión o, inclusive, en una autopercepción de desconexión emocional o sea, en la incapacidad de la persona de poder obtener un
referente directo vinculado a una particular interacción.
Podría entenderse como la detención de parte del proceso de completación (Carrying Forward9) pues algunos (o la mayoría) de
aspectos del experiencing se encuentran congelados.
9 El “Carrying Forward” constituye la “autopropulsión”, es decir, la interacción óptima
entre la sensación sentida y los símbolos, la terminación simbólica o el llevar
adelante, es un proceso que se siente en el cuerpo y es autogenerado. Nota del Autor.
7
Ahora bien, si acogemos esta consideración y sumamos el carácter protector de la tendencia actualizante resulta al menos razonable explorar
el mecanismo que subyace al congelamiento de ciertos aspectos del
experiencing, pues esta detención tendría un proceso implícito dirigido hacia la adaptación y conservación del organismo, es decir, habría
emergido de manera imperativa frente a un contexto que pondría en riesgo la estabilidad de la persona, pudiendo hacerla propensa al
derrumbe emocional o la eliminación existencial (conceptos descritos con antelación). Así como congelamos algo para proteger su estado de
conservación, el proceso de emergencia de los todos cristalizados, permitiría la sobrevivencia del organismo bajo condiciones estresantes
(valoradas como tales el propio individuo, con independencia de la significación social), por tanto presentaría cierta funcionalidad para la
persona. Es decir, el carácter preservativo de la tendencia actualizante incluiría, además de la potenciación de los propios recursos, algunos
aspectos que podrían mejorarse o vivir más completamente, formando parte integral del experiencing, no constituyendo unidades aisladas de lo
que funciona, pues de esa manera estaríamos asumiendo que el proceso
de experienciar estaría compuesto de “contenidos”10: lo que funciona y lo que no, entendiendo éstos últimos como partes separadas del
experiencing, por tanto divisibles al momento del focusing.
Entonces, cuando Gendlin señala la importancia de centrar la compañía del focalizado en los aspectos del experiencing que están
funcionando, no intenta transmitir que existen otras áreas separadas de este proceso, que no cuentan con alguna manifestación corporal; si no
más bien, indica que el proceso de interacción permanente entre la sensación sentida y los símbolos, se ha visto transformado de tal manera,
que lo que está allí no logra entregar a la persona un significado pleno respecto a su experiencia, presentando un funcionamiento implícito
disminuido. La consideración de que la experiencia funciona como una totalidad y no como una estructura compuesta de contenidos, posee un
importante impacto al momento de llevar a cabo un focusing, pues
promueve la Aceptación Positiva e Incondicional11 (más adelante A.P.I.) y,
10 Se utiliza la palabra entre comillas, con la finalidad de hacer alusión al problema del
Paradigma del Contenido, utilizado por Gendlin en su Teoría del Cambio de
personalidad y que se relaciona con la consideración de que nuestra personalidad
estaría constituida sólo de contenidos que definen su naturaleza (lo que somos), no
pudiendo explicar el cambio en los mismos, si específicamente está compuesta de
estos y nada más. 11 Mary Hendricks, en su artículo “Una Teoría sobre la Aceptación Positiva e
Incondicional en Psicoterapia” nos entrega una simple aproximación al concepto
señalando que significa tener sentimientos de calidez y aprecio hacia la persona del
cliente, valorando siempre sus experiencias o sus conductas, pase lo que pase.
8
más aún, favorece la emergencia de la sabiduría corporal, permitiendo
completar y llevar adelante el proceso experiencial. Revisemos un ejemplo al respecto (donde P: persona12 y F: Focuser):
P: “Logro entender esto que me ocurre, desde el pensamiento y las emociones, pero aún necesito respuestas a mis preguntas”.
F: “A pesar de comprender lo que te pasa, aún existen preguntas sin contestar”.
P: “Sí, necesito que el otro me conteste, pero a la vez sé que no lo hará… es como quedarme sin respuesta”.
F: “Es como quedarse con algo abierto, inconcluso, sin respuestas”. P: “No puedo cerrar esto si no encuentro las respuestas que busco, se
supone que tengo claras las cosas, pero como que todavía estoy en desacuerdo”.
F: “tu cuerpo está manifestando una sensación de desacuerdo”. P: “Si, veo como una imagen… es como cuando los animalitos del bosque
saben que va a pasar algo, pero aún no pasa, es extraño””. F: “Hay algo extraño en todo esto, hay algo ahí, no lo ves, pero sabes que
está”.
P: “Sí, pero no está, no siento nada en el cuerpo” F: “O sea, intuyes que hay algo ahí, pero te encuentras con un vacío” (el
focuser utiliza la palabra “vacío” en un intento de recoger una sensación que ha visto disminuida su función implícita).
P: “¿Dijiste vacío?… (la persona se toma algún tiempo en silencio) sí eso me suena, algo me pasa con eso que dijiste, es raro, es como despacio
pero se siente”. F: “Parece que cuando atendemos este vacío que está allí, algo comienza
a moverse muy de a poco”. P: “Sí, pero ahora lo siento, es algo diferente de lo que había, como que
es más fuerte”. F: “Entonces podríamos acompañar esa sensación más fuerte, sólo con la
intención de hacerle compañía y veamos qué pasa”. La persona se toma unos minutos con esa sensación emergente y llorando expresa;
P: “¿Sabes?, se me viene una imagen, siento que esta sensación es como
tomar jarabe para la tos, es amargo y no gusta, pero sana”. F: “Esta sensación que nació en tu interior, a pesar de ser amarga, es
necesaria tomársela para sanar, finalmente te hace bien”.
Carl Rogers & Marian Kinget (1967) indican que la A.P.I. se da si todo lo que el cliente
expresa a propósito de sí mismo, me parece igualmente de respeto o de aceptación. 12 Mencionar que el ejemplo citado tiene la debida autorización de la Persona
involucrada, la cual ha preferido no entregar su nombre.
9
P: “Además, nadie se lo puede tomar por mí, o sea, las respuestas que
me faltan están aquí mismo, dentro mío”. F: “¡Y descubres que las respuestas están en ti! y no en el otro, que lo
que buscas está en tu interior”.
P: “Así es y parece que se relacionan con estar sola y vivir esta tristeza”. F: “Y ya está todo más claro, y se relaciona con vivir tu soledad y tu
tristeza, con conectarse con tus sentimientos de hoy”. P: “Si, eso es, lo siento muy claramente”.
En este pequeño extracto de una sesión de focusing, es posible
concretar el hecho de que el experiencing funciona como una totalidad, estimando todo lo que emerge como parte constitutiva de este proceso,
por tanto, atendible y focalizable, sin desestimar inmediatamente un aspecto vivencial disminuido, como algo que no funciona o que está
separado del proceso de interacción entre sensación sentida y símbolos; pues, en este caso, la atención de este aspecto del experiencing permitió
su potenciación y clarificación siguiendo el mismo proceso de focusing.
Para reforzar lo anteriormente expuesto, nos referiremos a una
situación citada en Robles (2005, p.17), que describe desde una perspectiva similar, la importancia de prestar atención detenida a
aquellos aspectos del experiencing que presentan un funcionamiento implícito disminuido:“En una ocasión una joven me comentaba que sentía
que todas sus dificultades no tenían ningún tipo de solución y al hacer focusing se veía encerrada en una habitación oscura, sin puertas ni
ventanas y que tenía un vacío negro al centro (su situación “aparentemente” no tenía salida). Después de acompañar por un
momento esta imagen, le sugerí que se acercara al vacío para ver si esa era la salida, pero ella tenía miedo de hacerlo. En algún momento sintió
que estaba con la cabeza dentro del vacío pero no se atrevía a ir más allá, entonces le sugerí notar si ahí adentro había algo bueno o positivo que la
hiciera sentir más tranquila, ella dijo: ¡Hay muchas estrellas!. Luego le consulté: ¿Puedes caminar por ese vacío guiándote por las estrellas?, y
allí la situación cambió sustancialmente; el vacío terminó siendo una
especie de túnel hacia otro escenario, un lugar amplio y tranquilo, un paisaje nocturno en cuyo horizonte se vislumbraba la luz del nuevo
amanecer”.
Al respecto, el mismo autor indica (Robles, 2005, p. 21): “Cuando interactúo con cualquier persona supongo que ahí dentro hay un ser
humano mucho más sensible o un alma emergente que puede traer consigo muchas experiencias valiosas o incluso un despertar espiritual,
por eso cuando el cliente da claras señales de está AVANZANDO (con letra mayúscula) y yo siento que algo aún más positivo está en camino,
10
me refiero a lo que creo que esa persona pudiera estar gestando en el
fondo de su ser…”
Es así como queda de manifiesto que las experiencias detenidas,
poseen un potencial para ser experienciadas de manera más fluida y con la plenitud necesaria para fortalecer su significado sentido y lograr un tipo
diferente de interacción entre la persona y su contexto; o sea, frente a una sensación sentida disminuida o paralizada, sería recomendable tener
Fe y confiar en que algo mucho mejor podría ocurrir de darse una particular forma de interacción, teniendo como horizonte la A.P.I. y lo
que Ann Weiser (2001) denominó “La Aceptación Radical de Todo”13.
El funcionamiento implícito disminuido: una alternativa respecto de lo que “no funciona”.
Gendlin postula que el Experiencing puede considerarse como un
modelo conceptual de interacción procesal, o sea, una interacción permanente entre sentimientos y sucesos (considerándose estos últimos
como cualquier cosa o persona que interactúe con los sentimientos). O
sea, si existe interacción habrá un proceso en marcha; no obstante, sin la respuesta no habrá proceso en lo absoluto” (Gendlin, 1963 en Riveros,
2000). En este sentido, el mecanismo de génesis del congelamiento de aspectos del experiencing obedecería a una significación de amenaza o
alerta de parte de la persona, viéndose disminuida la función implícita como respuesta, constituyendo en una parte del proceso experiencial que
podría funcionar más plenamente. Esto podría tener, desde el conceptual, características de algo “detenido” o “congelado”, pero experiencialmente
presentaría un modo de funcionar alicaído, constituyendo algo que podría sentirse de manera más completa.
Entonces, la interacción para activar este mecanismo de
adaptación, sigue estando presente, es decir, en ningún momento del proceso (inclusive durante el congelamiento) se ha carecido de respuestas
del contexto o de auto-respuestas. Por consiguiente, la cristalización o el
congelamiento de los todos emerge siguiendo un curso similar al proceso de interacción que lleva adelante el experiencing (orientado hacia la
conservación), aunque ello implique reemplazar el funcionamiento óptimo, por un modo de experienciar caracterizado por una disminución
de la función implícita, tendiendo a la rigidización, manifestándose modos
13 “La Aceptación Radical de Todo”, implica aproximarse al Focusing a través de una
nueva comprensión que destaca la confianza y la sabiduría del cuerpo y los procesos
corporales, la capacidad del organismo de manifestarse de acuerdo a sus propias
necesidades, otorgándole a la sensación sentida un sentido profundamente confiable y
fidedigno. Nota del Autor.
11
de funcionamiento que podrían potenciarse o mejorar en una interacción
que tuviese como pauta la A.P.I. Dese aquí, el funcionamiento implícito de lo congelado resulta en una sensación que merece ser escuchada a
través de la empatía y no desestimada por, aparentemente “no
funcionar”. En este sentido Ann Weiser (2001, p. 1) señala que “cuando hacemos Focusing como tradicionalmente se ha enseñado, es como si
estuviéramos habitando dos mundos. En uno, tenemos absoluta confianza en el cuerpo y los procesos corporales. En el otro, tratamos ciertas
experiencias como aceptables y otras como inaceptables, necesitando ponerlas a parte o excluirlas en función de la continuación del proceso”.
Agrega tres declaraciones fundamentales en torno al focusing:
1. Focusing es estar cierto tiempo con algo que aún no es claro, algo que tiene mucho más de lo que se pueda colocar en
palabras en un principio (un funcionamiento implícito pre-conceptual).
2. Hay un proceso corporal que es más complejo que el cuerpo físico que se ha definido tradicionalmente.
3. Ese proceso corporal es profundamente confiable y fidedigno.
Es justamente en esa fuente de sabiduría del organismo donde
confluye orientación conservadora de la T.A. y el funcionamiento (aunque disminuido) de los todos cristalizados, ambos en un escenario de
permanente relación e interacción procesal, los cuales funcionan más allá de la consideración que se realice respecto a la funcionalidad o
disfuncionalidad. Es por ello, sería necesario quizás devolver a las sensaciones, congeladas o no, su verdadera sapiencia, reconociendo que
están allí por una muy buena razón y que su ausencia declararía por cierto el quiebre del equilibrio afectivo, por tanto, la pérdida del
funcionamiento del Ser.
En muchas oportunidades se es testigo y partícipe de la maravillosa experiencia re-valorizadora que tiene el focusing en las personas, esa
apertura corporal y concreta que logra significar nuestra experiencia y
hace emerger nuevas formas de sentir, nuevos descubrimientos en torno a lo que Uno creía y sentía de Uno mismo. Sin embargo, al realizar una
lectura más vivencial, es posible comprender un nuevo modo de experienciar, mucho más complejo y de naturaleza pre-conceptual, pues
su entendimiento implica sumergirse en lo implícito y atribuir una “presencia” (de estar consigo mismo) que se despliega mucho más allá de
nuestra gnosis y de los patrones externos, incluso expandiendo nuestra corporalidad, y por consiguiente su sabiduría, más allá de nuestro cuerpo
físico.
12
La autopropulsión y el poder de la T.A.: La FE en el proceso.
En la actualidad se considera que la experiencia o los procesos de
sentimiento, sobrepasan la dimensión lógica y el sentido de la percepción,
debiendo incluirse necesariamente una poderosa dimensión sentida de la experiencia, que es pre-lógica y que influye de manera importante sobre
lo que pensamos, percibimos y como nos comportamos. Tal cual señala Gendlin (en Carlos Alemany, 1997) mencionando que el experienciar
sentido del momento interacciona con cosas y acontecimientos, y permite responder adecuadamente. Muy a menudo la respuesta surge del
experienciar sin estar acompañado de una simbolización verbal. Si realmente, como es el caso, estamos siempre tratando con el proceso de
experienciar, siempre que sentimos algo, siempre que significamos algo, siempre que vivimos en una situación, siempre que pensamos, entonces
el experienciar es obviamente tan ubicuo y tan básico, que lo debemos tomar como un verdadero fenómeno fundamental.
Es por eso que el experiencing se constituye en un proceso esencial y
cardinal para el funcionamiento del organismo, llevando una permanente
interacción y generando contextos de significado sentido, de compleja génesis y con un gran poder curativo, el que trasciende los patrones
lógicos y racionales, que va más allá del lenguaje e inclusive de la misma cultura.
Ahora bien, existe una forma experiencial de acercarse a esta forma
dinámica de funcionamiento y conseguir un acompañamiento empático que pueda rescatar la nueva consideración del funcionamiento implícito
en la persona y que podemos conceptualizar como la Fe en el proceso. Este constructo puede entenderse como una actitud experiencial positiva
y esperanzadora de parte del focuser hacia el focalizado, que permite una exploración en el implícito, ofreciendo de esta manera espacios de
significado sentido, incluso cuando existe un silencio exploratorio prolongado, o cuando creemos o sentimos que el focusing va a fracasar.
En palabras más sencillas, en muchas oportunidades desde la experiencia clínica, han ocurrido “sanaciones” a partir del cuerpo sin tener
una idea clara y con sentido (al menos para nuestra estructura perceptual) respecto de cómo ocurrió; incluso, cuando el focalizador llega
a un aspecto congelado de su experiencia, logra, sin necesidad de desestimarlo inicialmente como algo carente de proceso, un sin-igual
modo de comunicación, descifrando el lenguaje implícito que en esa cristalización reside y, por consiguiente, sustituyendo el modo de
experienciar por otro, más conservativo para esa persona y su relación con el contexto. Es en esa sabiduría organísmica que reside el poder de la
13
psicoterapia, potenciándose a través de la relación con el otro, estimando
como fundamentales para cualquier proceso, todos aquellos aspectos de nuestra experiencia, inclusive los todos cristalizados que presentarían
también un modo especial de funcionamiento implícito.
Dos aplicaciones del focusing en el marco de la psicoterapia.
Así como el árbol construye camino por la tierra fértil a través de sus
raíces, y gracias a sus múltiples bifurcaciones y divergencias va garantizando la absorción de agua y sales minerales esenciales para su
(sobre)vivencia14, en una danza natural de encaje perfecto. El focusing concuerda en su significado y aplicaciones con tal imagen, pues implica
un proceso de focalización ininterrumpida en aspectos de la vivencia implícita, y por consiguiente medular, de la experiencia personal. Ésta
última, puede interactuar con diversos hechos del contexto (situaciones, acciones, personas) y en su conjunción irán tejiendo el complejo
entramado de significaciones personales, las que a su vez influirán en los modos de funcionamiento de la experiencia del ser, llevándola desde lo
pleno a lo congelado, en un ir y venir incesante.
Por consiguiente, personas y terapeutas orientados al focusing, han
propuesto formas de acompañar lingüística y experiencialmente algunas sensaciones sentidas asociadas a situaciones particulares,
constituyéndose en un gran aporte para el entrenamiento del focusing trainer.
1. Acompañando el “sentimiento de trasfondo” o “back ground
feeling” (B.G.F.):
Antes de comenzar a parafrasear e intentar sistematizar los aportes del focusing en la exploración del sentimiento de trasfondo (BGF),
resulta de gran relevancia citar los trabajos realizados por: Elfie Hinterkopf (1998), Marina De Fréminville (2000) e Isabel Gascón (en
Carlos Alemany, 2007) los cuales cimentan las bases para una propuesta
metodológica y algunas consideraciones interesantes de relevar en el marco del encuentro con el telón de fondo existencial.
14 Se grafica la palabra “(sobre)” para colocar entre paréntesis la connotación de
esfuerzo por la continuidad de la vida, pues se entiende, dado lo discutido en el
presente artículo, que los procesos organísmicos de los seres vivientes siempre tienen
una dirección adaptativa y conservativa, por lo cual sus mecanismos de ajuste son
naturales y espontáneos.
14
El BGF podría entenderse como “la sensación más permanente, más
constante que nos acompaña en nuestra vida, o durante una época determinada suficientemente larga o intensa de la misma y que es
habitualmente negativa” (Gascón en Alemany, 2007, p. 239). Constituye
aquella sensación o cualidad corporalmente sentida y que se vivencia de modo recurrente, aunque hagamos intentos por despejar un espacio15.
Tal es así, que se integra como una segunda piel y con el paso del tiempo comenzamos a significarla como parte de nuestro propio ser,
como algo habitual. El B.G.F. es posible reconocerlo lingüísticamente, Gendlin (1982) lo describe como una manera especial en la que casi
siempre nos sentimos, un sentimiento de siempre (o casi siempre): “Siempre he sido temeroso de acercarme a una chica, esas cosas no van
conmigo”, “casi siempre tengo pena con los temas de familia”, “Siempre me molesto cuando traicionan mi confianza”. Además, esta sensación de
trasfondo puede experienciarse de manera superficial (con cierta intermitencia) o muy profunda (como una carga muy antigua) y variará
de acuerdo a la etapa de la vida en que transita la persona. Inclusive, señala De Fréminville (2000), puede llegar a necesitarse, como una
especie de forma de funcionamiento estructurada que permite la
congruencia de la persona con su contexto relacional.
El objetivo de la exploración del B.G.F. es descubrir que la persona puede distanciarse de éste, acompañándolo como algo “diferenciado” de
la totalidad del ser. De esta manera puede ser significado desde la corporalidad concreta y de la riqueza del detalle fresco16, ampliando
aspectos de la experiencia personal, alcanzando “un cambio corporal verdaderamente sentido” (Gascón en Alemany, 2007, p. 243)
15 Despejar o clarificar un espacio puede entenderse como dedicar un tiempo más o
menos breve a que una persona focalice su atención en darse cuenta de qué es lo que
lleva en su cuerpo presente, de modo tal de sacar las preocupaciones afuera o
ponerlas más allá, y así experimentar el alivio resultado de la distinción entre el sí
mismo y las circunstancias o situaciones conflictivas, es decir, el hecho de que el
“asunto” no lo define en su totalidad como persona (la persona no es sólo la tristeza –
rabia – depresión) Nota del autor.
16 “Cualquier experiencia momentánea posee la nitidez de los detalles que uno vivencia
implícitamente, alguna de las cuales se puede simbolizar y diferenciar. En oposición a
esto el patrón de sentimiento estructurado consiste en sólo unas pocas emociones y
escasas significaciones” (Gendlin, 1964 en Riveros, 2008, p. 89).
15
A partir de los trabajos realizados por las autoras antes citadas,
podríamos comprender la exploración del BGF como constituida de momentos experienciales, los que pueden ser sistematizados de la
siguiente manera:
1.1 Despejando muy bien el espacio: resulta muy relevante
poder distinguir, antes de iniciar un viaje más profundo al mundo de lo implícito, aquellas sensaciones que son
puntuales o que se reconocen con mayor facilidad (que están más presentes en nuestro cuerpo), consiguiendo una
distancia experiencial adecuada y suficiente. Es en ese momento donde comenzamos a conectarnos con ese “algo”
más profundo, con aquello que hemos considerado como parte de nuestra habitualidad.
1.2 Identificando los “siempre” o “a menudo”: en este viaje
que se inicia luego del despeje, comenzaremos a encontrarnos con aspectos de sí mismo que parecieran ser
parte de “los siempre o casi siempre soy o me siento de tal o
cual manera”, constituyen desde el focusing, referentes directos, es decir aspectos explicitados de un proceso de
sentimiento en marcha fundamental y medular en la experiencia de la persona, pero que cobran un significado
trivial, habitual y hasta costumbrista. Según refiere De Fréminville (2000) pueden ser un siempre o un a menudo
cansado, enojado, temeroso, preocupado, apurado, solitario, sobrecargado. Inclusive, de acuerdo a la experiencia clínica,
estos podrían ser registrado en una libreta para poder abordarlos por la persona de forma más simbólica y
ordenada.
1.3 Estableciendo el tipo de relación (la actitud) hacia el B.G.F: esta actitud puede ser vivida como positiva, agradable
y/o cercana; o por el contrario, como tormentosa, de rechazo
y/o frustración. Con independencia de la dirección de la relación, sea ir hacia el B.G.F. o tomar distancia del mismo,
es importante intentar quedarse un momento con esa sensación y prestarle compañía empática y aceptadora, sin
exigir que nos abandone o que sea sustituida por alguna otra. Recordemos que el focusing es quedarse un tiempo con algo,
“es el proceso de escuchar a tu cuerpo de forma suave y comprensiva, y de oír el mensaje que el ser interior te envía”
(Weiser, 1999, p. 14). Al hacer compañía y generar la presencia con la sensación de fondo, será posible, de manera
16
paulatina, distinguir aspectos que la diferencian de nuestra
experiencia total, como algo de lo que uno también puede distanciarse, construyendo el camino hacia un cambio
corporalmente sentido.
1.4 Dirigiéndonos hacia nuestra esencia: este momento
experiencial se gesta cuando el proceso es llevado adelante a través de la interacción entre las sensaciones sentidas del
cuerpo y los símbolos que las completan. Ir más allá del B.G.F. implica preguntarse: ¿Cómo sería mi vida sin el B.G.F.
(si no estuviese ahí)?; ¿Quién soy más allá de este sentimiento de fondo?; ¿Qué podría haber pasado en vez de
esto?; ¿Qué es lo que nunca he hecho por este sentimiento?17 Advertir la importancia que tiene el recibir de manera
constante los descubrimientos que se producen dentro del proceso, los cuales pueden ser identificados por el focuser
como mutaciones del contenido18.
1.5 Valorando la sensación de pertenencia al B.G.F: este
ejercicio experiencial permite al focalizado sentir qué aspectos del B.G.F. le pertenecen y forman parte de su ser y cuáles
no; por defecto, podemos preguntar: ¿Hay algo de este sentimiento que absorbí del entorno y que no me pertenece?
Es indispensable mantener la atención en la respuesta que el cuerpo entrega, a través de la sensación sentida que puede
ser focalizada de tal manera, que ofrezca una imagen que facilite la separación del B.G.F. de la totalidad de la
experiencia personal y lo simbolice como un aspecto más del río de emociones y sentimientos de la persona.
17 Estás preguntas tienen como objetivo promover la autoexploración de la sensación
sentida por medio de su focalización, no buscar la fundamentación de respuestas a
través de contenidos anecdóticos, conceptuales o lógicos. Por ello, no deben
considerarse como pasos irrestrictos en un método de acompañamiento experiencial,
sino que orientaciones para apoyar a la persona en la búsqueda de auto-respuestas
desde lo implícito. 18 El movimiento del referente, o el cambio corporal experimentado por la persona
cuando logra ir tomando distancia del B.G.F, implica también un cambio en el
significado sentido que a su vez afecta la simbolización, por consiguiente emergen
nuevos relatos, conceptos y simbolizaciones que poseen un proceso autopropulsado
que le prevé de dirección hacia el fluir experiencial. Es decir es posible advertir en la
comunicación (que incluye lo verbal, lo corporal y lo actitudinal) del focalizado una
“alteración o movimiento definido del referente directo” (Gendlin 1964, en Riveros
2008, p. 112).
17
1.6 Acogiendo y dando la bienvenida a la nueva apertura
experiencial: el sentimiento positivo que produce el focusing se trata de un momento en el cual todo en tu cuerpo/mente,
en tu organismo, se reordena para alojar este nuevo
entendimiento que has recibido (Weiser, 1999). Esta sensación transformadora es como el aire fresco que ingresa
a una habitación que estuvo cerrada por mucho tiempo, es la energía que le da un nuevo movimiento. Cuando esto ocurre,
resulta recomendable otorgar unos minutos para dar la bienvenida a ese regalo, hacerle sitio y tomarse el tiempo
para sentirlo. Luego, se está en condiciones de dar cierre a la sesión de exploración del B.G.F. a través del focusing.
Durante el recorrido por el territorio del B.G.F, habrá senderos de
encuentros con el “crítico interno” quien hará grandes esfuerzos por mantener esa segunda piel a la que nos hemos acostumbrado y
anestesiado de alguna manera. Gascón (en Alemany, 2007, p. 243) refiere: “Ese decorado permanente con el que vivimos condiciona nuestra
existencia y nos quita posibilidades. Y en este teatro a veces el crítico se
erige en director y guionista como si en vez de personas libres fuéramos marionetas sin decisión ni criterio propio”. A pesar de aquello, el focusing
también nos brinda una alternativa de acercarnos al crítico interno y conseguir colocar en marcha el proceso afectivo.
2. Focusing y la dinámica del crítico interno (CI):
Olga Castanyer (en Alemany, 2007, p. 249) entiende al crítico
interno como “un mecanismo de autocontrol que vela por nuestro bienestar, señalando cuándo nos equivocamos, las repercusiones de
nuestros errores y qué podemos hacer cuando los hemos cometido”. Este proceso se encargaría de sostener la integridad de nuestro Ser y
mantenernos adaptados a las circunstancias, tal cual el guarda templo evita que los foráneos le invadan sin antes pasar por un prolijo, detallado
y extenso procedimiento de revisión, descartando cualquier tipo de
amenaza que haga tambalear el equilibrio. Sin embargo, el crítico interno puede alcanzar distintos niveles de intensidad y presencia, transitando
desde una compañía sucinta que aconseja y advierte, hasta una voz que “corrige, regaña, castiga y en realidad, les maltrata, sin que puedan
hacer más que seguir intentando hacerlo bien – para nunca conseguir una sensación de bienestar” (Castanyer en Alemany, 2007, p. 249).
18
Los sentimientos negativos y/o de malestar provenientes de un
crítico acérrimo, constante y tiránico, pueden con facilidad bloquear el crecimiento y desarrollo de una persona, por lo cual resulta indispensable
que el terapeuta, facilitador o focuser, se encuentre muy atento a su
aparición, para conseguir, junto al cliente focalizado, acercarse, identificarlo e integrarlo a la experiencia personal. Aquí algunas
estrategias para conseguir dicho propósito (Hinterkopf, 1998):
2.1 Distinguir el focusing de la crítica interna (C.I.): se utiliza con clientes abrumados por la crítica, que se sienten
incapaces de cambiar o hacer algo al respecto. Al explorarse, les preocupa sentirse más tensos e incómodos como
resultado de haber tomar conciencia de su C.I. Consiste en entrenar y educar al cliente para que distinga entre la
experiencia resultante de tomar contacto con la C.I, y la sensación de alivio y bienestar corporal producto de un
focusing. Esta estrategia le otorgará a la persona focalizada cierta seguridad al momento de explorarse pues podrá ir
reconociendo e identificando las distintas facetas que
adquiere el C.I. en su propia vivencia personal.
Las diferencias entre el Focusing y la C.I. pueden servir de guía y apoyo para terapeutas y clientes en el proceso de
acercamiento experiencial.
FOCUSING LA CRÍTICA INTERNA
Produce alivio y más energía de vida.
Produce tensión, desgano, y constricción.
Surge desde lo más profundo de la
persona.
Surge desde adentro o fuera de los
pensamientos de la persona.
Se experiencia “desde mí”. Se experiencia “viniendo hacia mí”.
Suave y delicada voz.
Voz imprudente y enjuiciadora.
Nos guía y nos anima.
Nos manipula y desmotiva.
Se vive en tiempo presente.
Se vive en tiempo pasado o futuro.
Trae paz y conduce a la esperanza.
Trae miedo y ansiedad y conduce a la
depresión.
Es personal y creativa.
Es impersonal y destructiva.
Es amable y neutral. Es cruel y arbitraria.
19
Ayudar a las personas abrumadas por su crítica interna y
poder distinguirla del focusing, frecuentemente los capacita para tomar los primeros pasos para construir una sensación
de sí mismos más saludable (Hinterkopf, 1998).
2.2 Encontrar una posición más fuerte que la crítica: lo cual
implica visualizar a la C.I. frente a la persona y a una distancia prudente preguntarse: ¿Cómo me sentiría si no
estuviera?, de modo tal de ir reconociendo en ésta sus presunciones y supuestos irracionales. De esta manera se
entiende, que la persona podrá ir fortaleciendo su posición frente a la C.I, adquiriendo mayor control sobre su accionar y
consiguiendo re-significar de modo más congruente y auténtico esta voz que se alza para cuestionar, juzgar y
tensionar.
2.3 Prestar atención a una sensación sentida asociada a la C.I. a través del focusing: constituye una forma de
acercamiento que se utiliza con personas que no se sienten
tan agobiadas y que han conseguido (quizás transitando por las dos estrategias anteriores) cierta distancia de la misma.
Tiene como objetivo el apropiarse de la C.I, transformarla e integrarla al experiencing por medio del focusing. Este
acercamiento a su vez, puede adquirir distintas formas para ser abordado en la relación terapéutica.
Podría realizarse un focusing sobre la C.I19, donde se
experiencia la crítica desde adentro, como si se fuera ella misma. Alguien agobiado por su crítica, la
experiencia como atacándolo desde fuera, la idea es focalizar el sentimiento que subyace al ser la crítica,
pues de esa manera se llegará a tener una mayor comprensión acerca de su génesis y actual presencia,
permitiéndonos escucharla a cabalidad, de manera
empática y al ritmo de la propia corporalidad.
19 El Focusing sobre la CI es, en términos estructurales y dinámicos, el mismo
propuesto por Eugene Gendlin (1962 en Riveros, 2000 y 2008) y tiene como
momentos experienciales: el referente directo; la develación; la aplicación global y el
movimiento del referente.
20
Otro aspecto sería focalizar la relación entre la C.I.
y la víctima, donde se sugiere prestar atención a cada una de las partes por separado. Luego que se ha
tenido contacto con cada una de las partes, intentar
vivenciarlas juntas al mismo tiempo, como si fueran un solo aspecto, prestando particular atención a la
tensión, incomodidad y/o ambigüedad de estar con ambas. Mantenerse incondicionalmente ahí hasta que
emerja algo nuevo de esta relación, lo cual se constituiría en un referente directo y podría seguir
siendo focalizado.
Por último, podría realizarse focusing sobre una sensación sentida mientras surge la C.I, consiste
en focalizar “eso” o el “algo” que emerge cuando el crítico se hace presente. Implica moverse dentro de lo
desconocido, de lo que define la naturaleza de la sensación sentida que se vivencia, esperando que el
nuevo descubrimiento surja desde la misma
incertidumbre.
Es importante mencionar que estas estrategias de acercamiento al trabajo con la C.I, dependen en gran medida de las características del
cliente y no, necesariamente, responden a un orden de aplicación. En efecto, dada la cualidad de la relación que cada persona establezca con
su crítico, será más conveniente cierta forma de acercamiento al mismo, la que debe ser escogida y definida en la relación interpersonal entre el
focuser y el focalizado.
Breves Reflexiones:
Lo que se ha intentado transmitir a partir del presente artículo, constituye una forma más de comprender nuestra naturaleza óntica y los
modos en que el funcionamiento del experiencing se adapta, muy
efectivamente. Un intento por destacar el inmenso poder auto-curativo que radica en los procesos corporales, sin dejar de ver y valorar el vital
espacio de aceptación positiva e incondicional que se genera en la Psicoterapia Humanista Experiencial y, particularmente, en el Focusing,
destacando lo que Rogers y Gendlin indicaban como requisitos necesarios y suficientes para cualquier cambio personal: un proceso afectivo en
marcha y una relación interpersonal basada en la empatía, la autenticidad y la aceptación positiva incondicional.
21
El desafío radica en la posibilidad de ampliar nuestra comprensión
más allá de los patrones lógicos, inclusive un poco más allá de nuestra corporalidad concreta, entendiendo que nuestro cuerpo no es sólo la
estructura física que dibuja el límite con el ambiente, sino una proyección
relacional y afectiva en la interacción incesante consigo mismo y los demás.
Rescatar el léxico con el mundo de lo implícito enajenado en una
sociedad tecnologizada y, principalmente, des-humanizada. El Focusing es una actitud hoy en día que no es ajena a nuestra realidad ni tampoco
es una moda norteamericana que compramos con ingenuidad, pues se traduce en un sentimiento implícito de esperanza para una Psicología que
está inserta en el corazón de la persona humana (Riveros, 2005).
Dar la relevancia al cuerpo y a las sensaciones sentidas insertas en el cambio psicoterapéutico, las cuales a través de la tendencia
actualizante van construyendo un proceso auto-propulsado de incontenible poder reparador y re-valorizador, rescatando a la persona del
cliente, humanizando su propia existencia y su relación con el contexto,
devolviéndole la capacidad de sentir que existe más que saber serlo.
Recordar, como psicoterapeutas humanistas experienciales y orientados al focusing, empaparnos de la convicción, desde nuestra
propia sensación sentida, que cada Ser Humano es capaz de dar curso a sus propias acciones sanadoras, que cada persona puede lograr descifrar
el complejo e implícito mensaje inmediato del cuerpo y entrenarse en el aprendizaje de su propio lenguaje; hablar desde lo implícito significa
hablar desde nuestro proceso fundamental, desde lo primario, desde el cuerpo concreto.
22
Referencias bibliográficas:
Alemany, Carlos (1997): “Psicoterapia Experiencial y Focusing: La
Aportación de Eugene T. Gendlin”, Editorial Desclée de Brouwer,
S.A., Bilbao, España.
Alemany, Carlos (2007): “Manual Práctico del Focusing de Gendlin”, Editorial Desclée de Brouwer, S.A., Bilbao, España.
De Fréminville, Marina (2000): “Exploring the background feeling”,
Conferencia de Focusing, Irlanda.
Gendlin, Eugene (1982): “Focusing: Proceso y Técnica del Enfoque Corporal”, Editorial Mensajero, Bilbao, España.
Gendlin, Eugene (1999): “El Focusing en Psicoterapia”, Editorial
Paidós Ibérica, S.A., Barcelona, España.
Hendricks, Mary (sin información sobre el año): “Una Teoría sobre
la Aceptación Positiva e Incondicional en Psicoterapia”, artículo traducido por José Antonio Briones y Edgardo Riveros Aedo.
Hinterkopf, Elfie (1998): “Integrating Spirituality in Counseling: A
Manual for Using the Experiential Focusing Method”, Alexandria, VA: American Counseling Association.
Riveros, Edgardo (2000): “El Nuevo Paradigma del Experiencing”,
Editorial LOM, Santiago de Chile.
Riveros, Edgardo (2005): “Focusing Experiencial y Existencial”, Editorial LOM, Santiago de Chile.
Riveros, Edgardo (2008) “Focusing: Un Paradigma para la
Psicología del Siglo XXI”, Edición Oscar Lermanda, Santiago de
Chile.
Rogers, Carl & Kinget, Marian (1967): “Psicoterapia y Relaciones Humanas”, Editorial Alfaguara, Madrid – Barcelona, España.
Robles, Luis (2005): Artículo “Relación, Focusing y revalorización
Personal: En busca de los tesoros que yacen en lo implícito”.
Weiser, Ann (1999): “El Poder del Focusing”; Editorial Obelisco, Barcelona, España.
23
Weiser, Ann (2001): Artículo “La Aceptación Radical de Todo”, Editado en The Focusing Connection.