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LA FRATERNIDAD
DE LOS CRISTIANOS
Joseph Ratz inger
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C u a n d o a f n a l e s d e lo s a o s 5 0 VerdadJ o s e p h R a tz in g e r e r a un j o v e n te lo g o , Imagen
d ic t un c ur s o e n V ie na s ob r e e l c on c e p to h e r m a n o s e g n e l cr is ti a n is m o .
A q u e lla in v e s t ig a c i n h is t r ic a
y su c o r r e s p o n d ie n te r e f le x i n te o l g ic a
fu e r o n p u e s ta s p o r e s c r i to p a r a s e r p u -b l i c a d a s e n f o r m a d e u n l ib r o q u e h a
l i cenlo a conver t i r se en todo un c ls ico .
S u t it u lo e \ y a u n a d e c l a r a c i n d e i n t e n -
c ione s : l a f r a t e rn ida d de los cristianos.
E n el t ul e a d i c a b a l a o r i g i -
n a l i d a d d e e st e a n l i s i s ? P o r q u si g u e
s i e n d o h o y v l i d o F u n d a m e n ta lm e n te
p o n ti c r e ne los da to s h is t r ic o s m s s ig -
n i f i c a t i v o s d e l c r i s t i a n i s m o p r im i ti v o ,
p o r q u e los c o n t r a s t a c o i m a m e n ta l id a d
o c c i d e n t a l d o m i n a n t e i m e z c la d e I l u s -
t r a c i n y m a r x i s m o ) y p a r q u e p r o p o n e
t t t t l i i d
minor
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Joseph iRatzinger
Naci,enMarktlamInn(Ba-viera, A lemania)en 1927. Estudien
FreisingyenlaUniversidaddeM-
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Colecc in Verdad^ Imagen
M
inor
17. El ltimo da de la creacinI G l b
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L A F R A T E R N ID A D D E L O S C R I S T IA N O S
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VERDAD E IMAGEN MINOR
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Colecc in d i r ig ida po r
ngel Cordovilla Prez
JOSEPH RATZINGER
LA FRATERNIDAD
DE LOS CRISTIANOS
EDIC IONES S GUEM ES A L A M A N C A
2004
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Al pro fesor Albert Langcon ocasin de su setenta cumpleaos
Cubierta diseada por Christian Hugo Martn
Traduccin de Jos Mara Hernndez Blanco
del original alemn Die chirstliche Brderlichkeit
Ksel-Verlag, Mnchen 1960
Ediciones Sgueme S.A.U., 2004
C/ Garca Tejado, 23-27 - E-37007 Salamanca / Espaa
Tlf: (34) 923 218 203 - Fax: (34) 923 270 563
e.mail: ediciones@sigueme.es
www.sigueme.es
ISBN: 84-301-1538-2
Depsito legal: S. 1112-2004
Impreso en Espaa / Unin Europea
Imprime: G rficas Varona S.A.
Polgono El Montalvo, Salamanca 2004
CONTENIDO
Presen taci n, de Ricardo Blz que z ....................... 9
A n l is is d e lo s dat o s h i s t r i c o s
1. El concepto hermano antes del cristianismo y
fuera de l................................................................
212. El concepto hermano en el cristianismo
p rim it iv o ................................................................... 37
Re f l e x i o n e s t e o l g i c a s
3. La fe como fundam ento de la fraternidad
cr i s t i ana .................................................................... 63
4. Superacin de los lmites dentro de la fraternidad cristiana ............................................................ 77
5. Los lmites dentro de la comun idad fraternal
cr i s t i ana .................................................................... 85
6. El verdadero universalism o ................................. 97
Eplogo 109
mailto:ediciones@sigueme.eshttp://www.sigueme.es/http://www.sigueme.es/mailto:ediciones@sigueme.es8/22/2019 151918943 Fraternidad de Los Cristianos
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PRESENTACIN
Ricardo Blzquez
Las palabras hermano y fraternidad tienen una historia
tan larga como la humanidad, ya que designan una expe
riencia primordial de los hombres. A partir de esta signi
ficacin bsica se han enriquecido con otros significados
filosficos, sociales y religiosos que las han convertido en
palabras pa rti cu larm en te densas y ricas.
Sin paternidad no hay filiacin sino orfandad; y sin
origen en los mismos pad res, sin comp artir filiacin, no
existe fraternidad biolgica. Ampliando el fundamento
de la fraternidad a la naturaleza humana, a los lazos de
pa rentesco , a la ad op cin , a la co nd icin de co mpa triota,
a la fe religiosa compartida, a la solidaridad por la que
muchos se adhieren a la misma cau sa... pode mos alargar
el sentido de la fraternidad. Todas estas perspectivas se
han reflejado a lo largo de la historia en la misma palabra.El libro que presentamos est dedicado a la fraterni
dad cristiana; transfiere, por tanto, la fraternidad biol
gica a las relaciones de los cristianos entre s. Con esta
calificacin expresa la Iglesia su identidad hasta tal pun
to que se llama a s mism a fraternidad, paz, comunin.
La frat er nid ad de los cr ist iano s contiene unas confe
rencias pronunciadas en Viena por J. Ratzinger, entonces
jove n te logo, e l a o 1958. Aparecieron en fo rm a de libroen alemn el ao 1960 y en castellano el 1962. El mismo
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10 Pre senta ci n
contenido con algunas am pliaciones teolgicas, morales,
pa sto ra les y espiritua les, y organiz ad o de man era bas tan te
diferente, apareci en el Dictionn aire de Sp iri tual it 5,
cois. 1141-1167, bajo la palabra Fraternit, Paris 1964.
La obra analiza los datos histricos sobre el conceptode hermano antes y fuera del cristianismo, y a conti
nuacin en el cristianismo primitivo. Despus del reco
rrido histrico sobre la fraternidad a travs del cual en
contraste con otras concepciones pone de relieve lo ori
ginal de la fraternidad cristiana, presenta el autor una
sntesis de sus ingredientes ms importantes. Sobre esta
pa rte volve re m os ms ad elan te , ya qu e en el la reside el
inters mayor que ha movido a que sea nuevamente editado el libro.
No es difc il ha ce r un a lis ta larg a de pe qu e os lib ros
teolgicos que son autnticas joyas. Nos presentan de
manera sobria y suficiente una intuicin vigorosa o una
idea importante. Me alegro de que Ediciones Sgueme
hayan acom etido la tarea de publicar nuevamente algunos
de estos libros. De un tirn se pueden leer; y as personas
menos pac ientes o con menor tiempo disponible para de
dicarlo a grandes libros pueden beneficiarse de obras valiosas. En estos casos vige el adagio lo bueno, si breve,
dos veces bueno.
El libro de R atzinger tiene, adem s, un valor aadido.
Recorrer la historia de la literatura teolgica y de los mo
vimientos e iniciativas eclesiales anteriores al Concilio
Vaticano II ayuda a leer sus documentos y a interpretarlos
tambin con este punto de referencia. Aunque dichos do
cumentos estn abiertos a profundizaciones ulteriores y asugerir nuevas potencialidades al hilo de los aconteci
Pre senta ci n 11
mientos, no es legtimo olvidar el tramo del camino que
desemboc en ellos. Qu es la Iglesia, cul es el sentido
originario de la fraternidad cristiana, cmo se deslinda su
identidad cmo en una sociedad plural los cristianos es
tamos llamados tanto a vivir con nitidez nuestra condicin propia como a evangelizar en medio de nuestro
mundo... son lecciones que aprendemos leyendo este
brev e libro.
Una generacin no puede nutrirse slo con las obras
que produce; debe ensanchar su horizonte y cultivar sus
races volviendo una y otra vez a escritos que han enri
quecido y densificado la conciencia de la Iglesia. Cuan
do es grande la tentacin de encerrarse en el presente,
que por otra parte huye vertiginosamente, y cuando la
prod uc ci n teolgica es pr ob ab lem en te de m en or em pu
je qu e la de p oc as an terior es , ne ces itam os ab reva rn os
en las fuentes ms caudalosas y que no se han agotado en
absoluto. Las matizaciones y los complementos oportu
nos no les quitan valor. En este sentido debemos saludar
la iniciativa que varios editores han asumido de publicar
obras de hace algunos decenios, que no han perdido au
tntica actualidad.
Y dicho todo esto, presentemos algunas reflexiones a
la luz de la segunda parte del libro de Ratzinger en que
se recogen los resultados de la parte primera (Anlisis
de los datos histricos) y se sintetizan profundizndo
los de manera sistemtica.
a) Cul es elfu nd am en to de la fr ate rn id ad cri st ia -na? A medida que Jess anuncia el reino de Dios y es
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12 Pre senta ci n
acogido por los hombres a travs de la conversin y la fe,
se va formando una nueva familia en su entorno (cf. Me
3, 31-35; 1 0,29-30). A diferencia de la fraternidad segn
la Ilustracin y el Estoicismo, que se basa en la naturale
za, la fraternidad cristiana tiene por fundam ento la fe enDios, Padre de nuestro S eor Jesucristo. Dios es ante to
do el Padre de Jess; y es tambin nuestro Padre en la
medida en que som os adoptados com o hijos en el Hijo y
por el Esp r itu Santo po de mos invo ca rlo co n co raz n fi
lial como nuestro Abba (cf. Rom 8, 14-17; Gal 4,4-7).
Todo hombre puede ser cristiano; pero slo es efecti
vamente cristiano y hermano el que a travs del bautismo
de la Iglesia madre entra en la fraternidad de los cristia
nos. El acento se pone fuerteme nte sobre la idea del nue
vo nacimiento gracias al cual el hombre recibe a Dios por
Padre, a la Iglesia por Madre, y, en virtud de esta adopcin
filial que le viene de Dios, se encue ntra agregado al grup o
de los hermanos de Jesucristo (.Fraternit, col. 1149).
Habe r nacido en el seno materno de la Iglesia, por el agua
y el Espritu, comporta la gracia de la fraternidad y del
amor con los dems hijos de la Iglesia. San Agustn dis
tingue con frecuencia entre hermano y prjimo, siendo ste todo hombre y aqul slo el cristiano (cf. Gal 6,
10). La condicin cristiana es, consiguientemente, filial
en relacin con Dios Padre, a quien invocamos Padre
nuestro, y es fraternal en relacin con los dems cristia
nos, mostrando as que la compo nente social est en el co
razn del Evangelio. A esta luz deberamos estar los cris
tianos ms atentos a no intercambiar como si fueran
equivalentes las palabras fraternidad y solidaridad ya quese refieren a mbitos distintos de pertenencia. E igual
Pr ese nta cin 13
mente es necesario subrayar que la autntica fraternidad
de los hombres supo ne la paternidad de D ios. Por la fe en
Jesucristo y la regeneracin bautismal reciben los concep
tos de paternidad filiacin y fraternidad un sentido nuevo,
a saber, el sentido especficamente cristiano.
b) La in co rp or ac in a Je su cr isto por el ba ut ismo su
prime los l mite s de ntro de la fraternidad cr is tiana (ca
ptulo 4); vige en tre los cr ist iano s u na autntica igualdad,
que no admite ni privilegios ni discriminaciones. Otras
formas de ser herman o, como la ministerial o monstica,
no pueden oscurecer la fraternidad cristiana original (cf.
Mt 23, 8; 1 Tim 5, 1-2).
Dentro de la Iglesia deben ser abatidas las barreras
que impiden la fraternidad: raza, color, sexo, lengua, na
cin, cultura, condicin social, opcin poltica legtima,
etc. Los que os habis bautizado en C risto os habis re
vestido de Cristo: ya no hay judo ni griego; ni esclavo ni
libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno
en Cristo Jess (Gal 3, 27-28; cf. Col 3, 11).
La fe en Jesucristo no est unida privilegiadamente a
ningn pueblo. La fe cristiana crea vnculos diferentesque los de la carne y la sangre. La Iglesia se forma
con cristianos procedentes de todos los pueblos, ya que
est abierta a todos los hombres. B asta la fe y el bautis
mo para ser cristiano; no se requieren otras condiciones
culturales o sociales. Por esto, la Iglesia debe ser como
un fermento de unidad entre los hombres y los pueblos;
y aspira a hacer una sola familia de todos los hombres.
Amad la fraternidad (1 Pe 2, 17; 3, 8). Es vital elcultivo de la eclesialidad y la fraternidad co n los dems
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cristianos. Si nos redujramos a practicar las obligaciones
de justicia y so lidaridad de respeto a los derechos de to
dos los hombres, de tolerancia con quienes tienen dife
rentes creencias religiosas, etc. habramos desdibujado la
configuracin de la Iglesia, que es una fraternidad ntimay social. Si se desvanece el contenido prop io de la Iglesia,
habra perdido sta su originalidad su razn de ser y su
genuina fecundidad.
El cristiano, en medio de la sociedad actual, que le
resulta con mucha frecuencia inhspita, tiene necesidad
de un microclima para vivir la fe, el seguimiento de
Jess y la misin evangelizadora, en que halle cobijo,
apoyo, confianza, serenidad y amistad. Estos microcli-
mas no pueden cerrar la comunicacin con el exterior
sino hacerla posible y fecunda apostlicam ente. La Igle
sia tiene una fuerte tonalidad familiar; pues bien, la fa
milia es el espacio humano donde nace la persona, se
forma y vive; y desde donde puede armoniosamente in
sertarse en la sociedad.
c) Con una frase, que para nuestra sensibilidad actual
pu ed e re su ltar prov ocad ora, es cr ibe Ra tzinge r: El cr istianismo no slo implica supresin de lmites, sino que l
mismo crea una nueva fron tera : entre los cristianos y los
no cristianos. Por consiguiente, el cristiano es inmediata- -
mente hermano slo del cristiano, pero no del no cristia
no. Su deb er de ama r tiene que ver, al margen de esto, con
el necesitado que precisa de l; sin embargo, sigue en pie
la necesidad urgente de construir y conserva r una frater
nidad profunda dentro de la comun idad cristiana ( infra,85; cf. tamb in Mt 25, 31-46; Le 10, 29-37).
Pr ese nta ci n 15
A veces se ha dicho que la Iglesia catlica para ser tal
debe ser cristiana, y para ser cristiana debe ser religiosa
y para ser religiosa debe ser humana, estableciendo de
esta manera como criterio de la identidad ms ntima la
pe rten en cia m s general. A na die se le oc ul ta que en esta concatenacin se esconde una ambigedad. Ms bien
hay que decir que todo grupo bien identificado es distin
to de los otros; y la distincin no equivale ni a confron
tacin ni a ruptura. Los catlicos vivimos la condicin
humana y nos ocupamos de las grandes causas de la hu
manidad como Iglesia de Dios reunida en Jesucristo.
No es su pe rf luo subray ar qu e ex iste un dent ro y un
fuera de la Iglesia (cf. 1 Cor 5, 12-13; Col 4, 5; 1 Tes 4,
10-12); es decir, hay hombres que ya son hermanos por
ser cristianos, y otros que no lo son al menos todava. Pe
ro, como advierte atinadam ente Ratzinger, en este punto
nos inclinamos a pen sar ms con el espritu de la Ilustra
cin que con el espritu paulino o cristiano.
d) La Iglesia, clarame nte identificad a como una co
munidad de hermanos en Jesucristo, no est cerrada so
bre s m ism a. El lm ite , de qu e te rm in am os de hablar , noes slo confn que separa sino tambin contacto para la
comunicacin entre la Iglesia y el mundo. El estableci
miento de lmites entre el interior y el exterior de la Igle
sia no tiene por fina lidad crear un grupo esotrico y ais
lado, sino garantizar la misin hacia la totalidad. La
Iglesia ha sido convocada por Dios para ser enviada al
mundo, no para vivir confortablemente replegada en s
misma. El deb er evanglico de custodiar la identidad dela fraternidad cristiana no es por temor, sino por amor a
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16 Pr esent aci n
la humanidad, no se inspira en el miedo al mundo sino
en la obediencia a la m isin recibida de Dios. La Iglesia
no es un gu eto de selectos o dbiles. Est en el mundo y
no debe ser del mundo; participa en las condiciones his
tricas de las sociedades, aunque en todo lugar halle patria y en toda patria se sienta peregrina.
Cuando D ios llama -y la Iglesia es convocacin de
Dios- piensa en el servicio a los dems; no elige para
adornar a los elegidos ni para romper la comunidad hu
mana. Llama para cumplir una misin, que implica su
frimiento y se cumple en el amor generoso y servicial.
En trminos metafricos: La Iglesia y los cristianos es
tn llamados a ser en medio de la sociedad sal, luz y fer
mento. No pod ran cum plir la misin sin vigor interno ycontacto exterior; si se desvirtan pierden capacidad
transformadora, y si se mantienen a distancia no hay
oportunidad de prestar el servicio apostlico. El amor
dentro de la comunidad cristiana y el amor hacia todos
es misionero (cf. M t 5, 43-48; 25, 31 -46), ya que abre las
pu er ta s de los ho m bres al Eva ng el io y re sp ald a la pal a
bra de la pred icac in.
Nos fe lic itamos de que este lib ro sobre la fraternidad
cristiana se ponga nuevamente en circulacin; estamos
convencidos de que prestar un excelente servicio de cla
rificacin teolgica y de animacin espiritual.
Bilbao, 15 de julio de 2004.
Ricardo Blzquez, obispo de Bilbao
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CuandoLa fraternidad de los cristianos vio la luz en formade libro a finales de 1960, Joseph Ratzinger redact una Notaintroductoria para contextualizar el texto y expresar su deseode animar a la reflexin sobre tema tan importante. Dice as:
Las siguientes conferencias fueron pronunciadas
por pr im era vez du ra nte las jo m ad as te ol g icas qu e or
ganiz el Instituto de pastoral de Viena durante la pascua
de 1958 y se publicaron como sup lemento en Se elsorger
(1958) 387-429. Dicho origen explica la limitacin his
trica y objetiva de esta obra, que pretende ser ms una
invitacin al dilogo que una exposicin definitiva del
tema.
El deseo de que este dilogo siga adelante y llegue a
unos crculos ms am plios que los de entonces, justifica
pl en am en te qu e se vu elva a pu bl icar , sin ca mbios su s
tanciales, lo que entonces se dijo.
ANLISISDE LOS DATOS HISTRICOS
Uno es vuestro Maestro, y todos vosotros sois
hermanos (Mt 23, 8). Estas palabras del Seor
definen la relacin entre los cristianos como una
relacin entre hermanos y contraponen una nueva
fraternidad en el Espritu a la hermandad naturalque brota de la consanguinidad. El ethos de los
cristianos entre s es, pues, un ethos de fraternidad, o al menos deb iera serlo. Para comprender el
sentido -el alcance y los lmites- de esta nueva
hermandad, conviene precisar las distintas reali
zaciones concretas de la idea de fraternidad quese encuentran en el entorno ms prximo del cris
tianismo naciente y tambin aquellas que surgie
ron posteriormente a partir de l, para as poder
avanzar en la comprensin de lo que es propia
mente cristiano y en el verdadero conocimientodel contenido profundo de su mensaje.
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14/62L
El concepto hermanoantes del cristianismo y fuera de l
1
1. Hermano en el mundo griego
La fraternidad, acabamo s de comentar, es un fenme
no que tiene que ver sobre todo con la consanguinidad.Pero el uso figurado de este conce pto proviene de muy an
tiguo, a pesar de que sean relativamente escasos los docu
mentos que sobre l poseem os. Platn ya define al com
pa trio ta co mo he rm an o: f||a.ei5 6 xai o f)|iTEQOi, |iig
|X8tqo JtvTBg eXqpol tpvTeg1; Jenofonte denomina
hermano al amigo2. En el primer caso, la hermandad se
ba sa en la ex tens in de la co ns an gu in id ad a un a na cin ,
en el segundo a lo que con Goethe podramos calificarde herm andad por eleccin. Sin embargo, en ambos
casos la fraternidad fija u nos lmites: Si en Platn la co
munidad form ada por los de una misma nacin genera la
hermandad, es lgico que al extranjero, al |3Q|3aQog, se
le considere como no-hermano. La hermandad del ami
go segn Jenofonte no slo incluye a los amigos, sino
que excluye a un mismo tiempo a los no-amigos. La in-
1. Me nexe nos, 239a, citado en H. von Soden, cce/.cp;, en Kittles,ThW I, 146s y en K. H. Schelkle, Br ude r, en Klausers, RACh II, 631.2. An b as is II, 2, 25, 38; citado como en la nota 1.
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22 La fra tern id ad de los cr ist ian os
clusin genera tambin c ierta separacin del incluido res
pe cto de l otro. Aun qu e ni Jeno fo nte ni Platn hablan ex
pres am en te de es te as un to, es ev iden te el prob lema fu n
damental que el ethos de la fraternidad plantea en ambos
de una u otra forma. Por ejemplo, si los hombres agrupados en unapo li s forman una herman dad el ethos interno
vigente dentro de lapolis se distingue necesariam ente de
cualquier otra pauta de condu cta relacionada con los no-
hermanos de fuera. Uno es el deber tico hacia dentro, en
el interior de la gran familia (de la que aqu queremos ha
blar ), y ot ro el de be r t ico ha cia fuera. Es decir, la am
pl iaci n de la idea de frat er nid ad ge ne ra casi ne ce sa ria
mente dos zo nas distintas de ethos, un ethos hacia dentro(entre hermanos) y otro hacia fuera. D igamos con toda
claridad que aqu se presenta una tensin bsica que afec
ta al ethos humano en general, pero que alcanza su cul
men en el concepto de fraternidad -tambin dentro del
cristianismo- como veremos ms adelante.
2. El con ce pto herm ano en e l Ant igu o Tes tamento
Lo que en el mundo griego es una voz aislada, en el
lenguaje usual del pueblo de D ios del Antiguo Testamen
to es una expresin frecuente. Al que profesa la misma
religin se le da normalmen te el ttulo de ah, es decir, de
hermano3. La comunidad de religin parece ocupar el
pr im er plan o de la co nc ienc ia, pu es cu an do se pien sa so
lamente en el compatriota, se utiliza la palabra re a, que
3. Cf. los docum entos en H. von Soden, EXtp?, 145, y en K. H.Schelkle, Br ud er, 635s.
Hermano antes del cristianismo y fuera de l 23
equivale a jrA.r]oov, es decir, el ms prximo4. En el
mbito rabnico ambos trminos se distinguen en ocasio
nes de form a expresa 5. Se trata de un uso m s tardo, pues
originariamente se funden las fronteras religiosas y las
nacionales. Entre lapo li s griega y la teocracia del Antiguo Testamento existe indudablemente una autntica co
rrespondencia estructural, en la que la unidad poltica se
entiende a la vez como unidad religiosa, y la comunidad
religiosa se funde con la comunidad poltica: la iglesia es
la nacin y viceversa6. Adems, se vuelve a plantear el
mismo problema que ya surgi anteriormente -la pregun
ta por los dos mbitos del ser tico que ha encontrado una
clara formulacin en la contraposicin entre am y go jim (pueblo y pueblos)-. Por lo dems, como puede ver
se, la pregunta quin es mi prjimo? coincide real
mente con el problema ahora planteado.
Pero la problemtica sobre la peculiaridad y especifi
cidad de la religin del Antiguo Testamento adquiere aqu
nueva fuerza y tensin. H erman o es para cada israelita el
que conforma con l la unidad no de un determinado
pueb lo, sin o del n ico pu eb lo eleg ido por Dios . Es decir,
la fraternidad no est basada pura y simplemente en la
proc ed en ci a co mn seg n la sang re , sin o en la elec cin
comn po r Dios. Se trata, pues, de una fraternidad en la
que no ocupa el primer plano la madre comn [la p o -
lis'?]1, sino el padre com n, o sea, Yahv, el Dios del mu n-
4. Cf. H. von Soden, eXqig, 145.5. Ibid .6. Cf. sobre esto J. Ratzin ger, Volk und Haus G ottes in Augus tins Leh
re von der Kirche, Mnchen 1954, 255-276.7. Sobre el carcter materno de la po li s, cf. J. Ratzinger, Volk und
Ha us Go tt, especialmente 274. Se trata de un tema bsico recurrente en el
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24 La fr at er nida d de los cr ist ianos
do. Nos encontramos, entonces, claramente con la fuerte
tensin inherente al concepto israelita de fraternidad, que
significa fraternidad a partir de un padre com n, es decir,
de Dios, que no es solamente Dios de Israel, sino tambin
pa dre de tod os los pu eb los8. La pa ra do ja ms de scon ce rtante de la religin del Antiguo Testamento es que Israel
tiene como Dios nacional al Dios del universo; que el
Dios nacional de Israel no es un Dios nacional, sino que
el Dios de todas las naciones es justamente el Dios uni
versal. Esto hace problemtico, y hasta imposible, todo
intento de replegarse en el espacio interior de la propia
fraternidad nacional; tiene, sin embargo, el peligro de
que si se desarrolla incorrectamente puede tambin con
ducir a atrincherarse cada vez ms en ella. Todo depende
de cmo se entienda el vnculo existente entre este Dios
no nacional, sino universal, y el pueblo, que sin embargo
lo venera como su Dios.
En el Antiguo Testamento est muy claro que dicho
vnculo no ha sido obra de Israel, sino de Dios, que lo
eligi por pura gracia, sin mrito alguno por su parte, y al
que, por tanto, puede rech azar con toda libertad, cuando
el cmulo de sus demritos den motivo suficiente paraello9. Existe, por tanto, una pa ternidad especial de D ios
respecto de Israel, pues mientras que Dios es padre de to-
pe nsa mient o antig uo y ta mb in se es conde tr as alg unos t extos c om o Gal 4,26: 'iEQouoaXrin... j.r]Tr)y t|h
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26 La fra te rn idad de los cr ist ian os
ju sto en la fron te ra qu e se pa ra al A nt ig uo Te stam en to
considerado comopr ep ar ac in para el eva ng el io y al ju
daismo entendido como sinagoga. Con todo, tambin
se manifiesta la nueva y radical tensin frente al mundo
griego, que mantiene el ethos de la fraternidad mediantela subordinacin a la paternidad del D ios del universo.
Esta tensin, que en la fraternidad del Antiguo Testa
mento surge fundam entalmente de la imagen de Dios, se
correspond e por otra parte con una tensin similar situa
da dentro del hombre. La comunidad cerrada en s mis
ma, que procede de Abrahn, Isaac y Jacob, se contrapo
ne con aquel horizonte universal de la historia bblica,
que no se conforma con aparec er simplemente como his
toria de Israel, sino que enraza su historia en la historia
universal de una nica humanidad. Todos los hombres,
israelitas y habitantes del mundo, constituyen en defin i
tiva una sola humanidad que procede de una nica raz
humana y de una nica accin creadora de Dios.
Esta unidad de todos los hombres se revela en dos
momentos: a p artir de la primera creacin, en la que Dios
form a Adn, es decir al hombre en general, la raz
de todos los individuos venideros, como su imagen; y, ensegundo lugar, a partir de No, con quien comienza una
nueva human idad tras la catstrofe de la primera. La lis
ta de los pueblos que aparece en el captulo 10 del Gne-
si s pretende consolidar pormenorizadamen te la idea de
que toda la humanidad histrica debe su existencia a la
alianza salvadora y gratuita de Dios y que solamente
pu ede vivi rla ba jo la co ns tante as is tenc ia div in a12qu e le
12. Cf. los come ntarios al Gne sis de B. H. Junker, Genesis, Wrz-burg 19 49 ,36, y G. v on Rad,Da s er ste B uch Mo se, Gttingen 1949, 119ss.
Hermano antes de l cristianismo y fuera de l 27
ha sido prometida en la alianza de No. Por otro lado, no
es posible olvidarse de la alianza que el mismo Dios ha
hecho con Abrahn, pacto m ediante el cual Dios constitu
ye una familia especial con los hijos del patriarca al sepa
rarlos de la gran fam ilia humana de los hijos de Adn, obien de No. Po demos , pu es , afi rm ar qu e tanto pa ra la
unidad como para la dualidad del ethos existen respecti
vamente dos enfoques, uno que parte de la imagen de
Dios y otro de la im agen del hombre. A favor de la unidad
habla la unicidad de Dios y la comunidad de Adn, el pa
dre de la estirpe humana, o de N o (se crea as tambin la
comu nidad religiosa de los hombres, expresando de esta
forma una referencia permanente a Dios: por parte de
Adn la imagen y semejanza de Dios, y por parte de No
la alianza). A favor de la dualidad ha bla la eleccin exclu
siva de Israel por Dios y la exclusividad de la descende n
cia de Abrahn, Isaac y Jacob , padres de la alianza.
Lo que todo esto significa en realidad es que la fra
ternidad propiamente d icha slo se refiere a los miem
br os de l mismo pu eb lo y de la m ism a fe; el de be r t ico
de los israelitas para con los israelitas es distinto del que
han de tene r con los paganos. En esta lnea, se descubrenaqu claramente dos mbitos de com portamiento tico: el
del prjimo, que nada tiene que ver con el lejano, y el del
hermano, distinto del hombre cualquiera, que es el ver
dadero prjimo. As, a la pregunta: Q uin es mi prji
mo?, se responde con toda claridad y sencillez: el que
es de mi mismo pueblo y tiene mi misma religin. Mas
esta indiscutible dualidad jams puede degenerar en un
dualismo -com o puede suceder en el mundo griego y so
bre todo en las re lig io ne s de l en to rn o de Is ra el- ; al co n
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18/62
28 La fra te rn id ad de los cr isti an os
trario, se unifica ms bien mediante la unidad de Dios y
la unidad del gnero humano, de form a que el deber hu
mano trasciende el mbito de la comunidad de herma
nos, como por otro lado muestra concretamente el dere
cho de los extranjer os en el Antig uo Testam ento13.Para comprender, sin embargo, correctamente la rela
cin de coordinacin que existe entre ambos mbitos de
la existencia tica, es todava ms importante estudiar a
fondo las dualidades del Antiguo Testamento respecto al
concepto de hermano. E n pasajes claves de la historia de
la salvacin aparecen pares de hermanos cuya suerte de
eleccin o de reprobacin tiene respectivamente una pe
culiar vinculacin. Son especialmen te Can-Abel [o Seth],
Ismael-Isaac y Esa-Jacob. Parece claro que aqu nos encontramos ante un esquema teolgico, puesto que en otro
lugar se nos dice expresamente que A brahn tuvo bastan
tes hijos ad em s de Isaac e I sm ael 14.
Esta teologa de los dos hermanos, de la que es posi
ble ha blar en este mom en to, ad qu iere todo su sent ido es
pe cialmen te en el Nuevo Te sta men to y en la pa tr sti ca .
Con todo, se ve ya aqu con claridad que los compaeros
excluidos de la eleccin se consideran tambin hermanos en una visin ms amplia, y que el hermano
excluido tambin es hermano, sobre todo cuando la re
prob ac in y la eleccin se en tre cruz an en un intercamb io
tan sorprendente como en el caso de Esa y Jacob, es de
13. Cf. Ex 22, 20; 23, 9; Dt 14, 29 ypa ss im ; Lv 19, 33s; 19, 10; 23,22; Nm 9, 14; 15, 14ss; 35,15. Cf. el artculo Fremde en H. Haag, Bibe lLe xik on , Einsiedeln 1951, 495, y la seccin correspondiente del articuloog de G. Sthlin en Th W V, 8-16.
14. Cf. Gn 25, 1-6. Cf. tambin, a este respecto, el resumen de la doc
trina de la eleccin de Karl Barth que se hace en la segunda parte de estelibro, y que ayuda a entender este esquema.
Hermano antes del cristianismo y fuera de l 29
cir, en la fijacin definitiva de la lnea de eleccin. Se
plan tea , p ues, una p regu nta que n o ha lla re spuesta a lguna
en el Antiguo Testamento, pero que por eso mismo cobra
ms importancia por servir como punto de conexin con
el Nuevo Testamento.
3. La evolu ci n del co nc epto hermano en el helenismo
Tras estas reflexiones sobre el concepto de fraternidad
en el Antiguo Testamento, regresem os al m bito griego.
El desmoronamiento de lapoli s y de su religin a partir
de la poca macednica llev necesariamente a nuevas
ideas de comunidad y sobre todo a las de impronta reli
giosa. A este respecto, el influjo de Oriente fue extraordi
nariamente importante. En los cultos sirios de Baal los
miembros de distintas familias y g rupos sociales que es
taban unidos entre s por la sangre y la creencia en un
mismo dios protector, se consideraban hijos de este mis
mo dios y herm anos entre s 15. Por su admisin a la ce re
monia de iniciacin, el extranjero poda participar tam
bi n en es ta he rm an da d16. Encon tram os alg o pa recido encultos tan estrechamente emparentados como los cultos
sirios de Jpiter, el culto de la Magna M ater o en las co
munidades judas sincretistas de Crimea; estas ltimas se
consideraban hermanas a partir de un Dios supremo
comn17. Pero el nombre de hermano se utiliz sobre to
do en la comunidad de M itra, cuyo sumo jerarca llevaba
el nombre depa dre o depa te r pa trum , mientras que sus
15. Cf. docume ntacin en K. H. Schelkle, Brude r, RACh II, 633.16. Ibid.17. Cf. K. H. Schelk le, Br ud er, 633, 634.
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30 La fra te rn idad de los cr isti anos
miembros eran entre s hermanos18. Una evolucin si
milar acontece tambin en el judaism o tardo, cuando se
desgajaron de la gran comunidad algunas hermandadesespecficas.
Sabemos por Josefo que los esenios se consideraban
herm ano s19 y que los miembro s de la secta de Qumran
-tal vez identificados con ellos- se denominaban de la
misma manera; sabemos tambin que en esta secta se
usa la palabra hermana, pero que sin embargo no es
tan frec uen te20. Por lo dems, e n la Iglesia cristian a se ha
repetido a su vez el proceso de formacin de comunida
des de hermanos estrechamente unidas, ejemplo de ello
son la unidad bohem ia y morava de hermanos o guard ianes del Seor21. Que de esta hermandad surge de nuevo
un doble ethos se ve ya en prime r lugar por el origen de
dichas asociaciones, que debe n su existencia justamen te
al deseo de encontrar un crculo ntimo de comunidad hu
mana y religiosa, despus de que tanto la comunidad po
ltica como la originaria Gran Iglesia se han hecho ina
ba rcab les y demas iado gran des. Lo qu e al p rinc ipio poda
pa rece r s en ci llamente el r esul tado de una elecci n propia,
en las asociaciones mistricas adquirir rango n tico mediante la idea del nuevo nacimiento. En consecuencia, la
nueva hermandad ganar en importancia y el aislamien
to del exterior ser cada vez mayor. El muro de protec-
18. Cf. ibid., 633.19. Be ll 2, 122. Cf. H. von Soden, ctetapg, 146; K. H. Schelkle,
Br ude r, 635s.20. Cf. K. H. Schenkle, Br ud er, 636.21. Cf. sobre esto RGG 3I, 1435ss. En cierto sentido, el proceso se
inicia ya en la propia Iglesia con la formacin de com unidades conventua
les y fraternidades. Sobre el fenmeno histrico-religioso general de lafraternidad especial, cf. A. Closs, Geheimbnde, en F. Knig, Re lig ion swissenschaftliches Wdrterbuch, Freiburg 1956, 279ss.
Hermano antes del cristianismo y fuera de l 31
cin y la disciplina del arcano separar clara y tajante
mente a los iniciados de los no iniciados. El caso ms
extremo de desarrollo de este doble ethos fue el proce
so contra las bacanales del ao 186 a. C. en Rom a, en el
que una asociacin mistrica fue perseguida por el E s
tado como una organizacin criminal: el ethos interno
de dicha asociacin revesta para el orden social exter
no la forma de cond ucta crim inal22. Es bien sabido que
el Estado romano persigui al cristianismo naciente por
las mismas razones, es decir, por ser una asociacin se
creta, cuyo ethos mstico les pareca delictivo a los que
no eran sus miembros.
Simultneamente a la formacin de una nueva hermandad especial muy delimitada se produce una evolu
cin justo en sentido contrario. A la unificacin poltica
del mundo le corresponde el cosmopolitismo estoico,
que descubre la unidad del mundo y del hombre. Para
Epicteto todos los hombres son hermanos porque todos
descienden de Dios por igual23. Las ideas de la Stoa, de
Sneca, Musonio y Marco Aurelio van en la misma di
reccin24. A todos los hombres les corresponde, pues, el
mismo y nico ethos fundamental de la fraternidad. En
la mstica de Hermes esta idea de la paternidad comn
de Dios y de la hermandad de sus hijos, los hombres, ad
quiere por su parte y de forma inmediata una configura
cin religiosa. Los que no son miem bros son sin embar-
22. Cf. a este respecto A. Kolping, Sacramentum Tertullianeum, Mns-ter 1948, 32ss; Pauly-Wissowa, Re ale nzy klo pdie de r kla ssi sch en Alt ertumswissenschaften XVI/2 (1935) 1305s.
23. E. Zeller, Die Ph ilosop hie de r Griechen III, 3I, Leipzig 1880, 753.
Cf. sobre todo el herm oso texto Diss I, 13, que se cita en la nota 3.24. Cf. E. Zeller, Die Ph ilo so ph ie de r Gr iec hen III, 3I, 723ss, 286,
nota 1; 287, 299 nota 3 ypas sim .
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32 La fra tern id ad de los cr isti anos
go hermanos sin ellos saberlo; adems, el que es ilumi
nado los hace presentes a nte el Padre. Su oracin es: Ll
name de tu fuerza para que con esta gracia ilumine a los
de mi estirpe que viven en la ignorancia, a mis hermanos,
tus hijos25.
4. El concepto hermanopa ra la Ilustracin
y el marxismo
Con esta idea de una sola fraternidad universal se en
cuentra estrecha y objetivamente relacionada la reflexin
elaborada por la Ilustracin europea; ms an, se puede
afirmar que slo en ella alcanzaron las ideas aqu ex
pu es tas su total radica liz ac in y su gr an influenc ia ex te
rior.Libert, ga lit , frater nit son las palabras que la Re
volucin francesa graba en sus estandartes, convirtiendo
a la igualdad y fraternidad en derechos de todos los hom
bres en un prog rama po lt ico y revolucion ar io.
Que esta fraternidad proviene de la paternidad co
mn de Dios es una idea arraigada en la Ilustracin. A
cierta presuncin arcana suena lo que canta Schiller ensu Himn o a la ale gr a : Hermanos, por encima del cie
lo estrellado tiene que habitar un padre querido (Br-
der, b erm S ternenzelt muss ein lieber Vater wohnen);
no cabe ninguna duda, pues, de que tal deseo presupone
la confraternidad de todos los hombres. Por consiguien
te, la herma ndad de todos se concibe esencialmente des
de abajo, desde la igualdad de o rigen y naturaleza de to
25. Corpus hermeticum 1, 32; citado por K. H. S chelkle,Bru der , 634.El texto completo est traducido en O. Casel, Da s Ge dch tnis des Herrn(1919), 44ss; reimpreso en J. Pascher, Euc haris tia (1947), 95s.
Hermano antes del cristianismo y fuera de l 33
dos los seres humanos. Esto significa recurrir a la histo
ria de la naturaleza previa del hombre26. Por tanto, su
contenido es el siguiente: L as diferencias entre los hom
bres se de be n a un a di sp os ic in po sit iva, es decir , a un a
arbitrariedad histrica. La diferenciacin entre los hombres , co mo dice Ka nt , es algo pu ra men te e sta tu tario ,
porque an tes y po r e nc im a de el la est la igua ldad natural
de todos. La recuperacin y el respeto permanen te de la
igualdad conforme a la naturaleza, de la hermandad ori
ginaria de todos los hombres, es el objetivo de la Revolu
cin francesa. De lo qu e se trata, pues, es de librar a la na
turaleza de todos los aadidos de la historia. Con todo, la
Ilustracin nunca se plante la cuestin de si la naturaleza se encuentra sin ms y unilateralmente por encim a de
la historia.
Como se ve, la problemtica de la ampliacin del
concepto de herman o se ha resuelto aqu de una forma
muy radical: La fraternidad ya no genera dos mbitos
distintos de cond ucta tica, sino que en su nombre d esa
pa re ce n to da s las barr era s y se lleva a ca bo la unif ic a
cin del ethos, que obliga exactamente igual a todos los
hombres. En esta decidida superacin de fronteras sub-
yace indudablemente algo muy importante, pero que ha
sido adquirido a un alto precio: La fraternidad demasia
do amplia es irreal y carece de sentido. A la ingenuidad
fantasiosa de las palabras de Schiller: Abrazaos, mi
llones (Seid umschlungen Millionen) se ha hecho
ya referencia en muchas ocasiones. Nadie puede tomar-
26. Cf. G. Shngen, Vom Wesen des Christen tums, en D ie E inhe it inder Theologie, Mnchen 1952, 288-304. Ah se entiende la Ilustracin como una descarga radical del hombre en relacin con la historia.
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34 La fra tern id ad de los cr isti an os
se en serio una fraternidad que pretende abarcar a todos
po r igual. Es te co no cimiento supo ne un a im po rta nte pro -
fndizacin de nuestro actual planteamiento del proble
ma, pues form ula la pregunta: A caso el ethos, para que
se pueda realizar, tiene que mostrar alguna forma de dupl ic id ad?, a ca so requi er e b sicam en te un a lu ch a in te
rior para pod er as y slo as realizar la totalidad? Por lo
dems, es preciso recorda r a este respecto que el progra
ma de la Ilustracin, precisamente a partir de su realiza
cin en la Revolucin francesa, fue desmentido decidi
damente porque supo distinguir demasiado drstica y
sanguinariamente entre el crculo interior fraterno de los
revolucionarios y la lucha externa contra los no revolu
cionarios, cosa que tambin el liberalismo, como herencia
de la ideologa ilustrada, supo establecer en la masonera
al instaurar un crculo fraternal interno y jerarquizado.
A partir de la Ilustracin, el camino lleva directa
mente al concepto marxista de fraternidad. Que aqu se
pre fi era la pal ab ra c am ar ad a a h er m an o es ab so lu
tamente secundario para nuestra cuestin. De todos mo
dos se perciben bien en este tema las diferencias que se
fueron dando en el marxism o con relacin a la ideologade la Ilustracin. As, desaparece definitivamente la idea
de la paternidad comn de Dios; pero tambin la idea de
la humanidad com n perder relevancia ante la decisin,
en parte fatalista, en parte libre, a favor de la sociedad
socialista.
Aho ra bien, lo que el socialismo asume espe cialmen
te en este tema y en con tra del pensamiento ilustrado, es
el retorno decidido a la distincin de dos mbitos ticos,que fue llevada por l a cabo con un radicalismo sin pa
Hermano antes d el cristianismo y fuera de l 35
rangn en la historia. Abajo la herm andad un iforme de
todos los hombres! La hum anidad se halla dividida ms
bie n en do s gr upo s ra dica lm en te an tit t icos : ca pi ta l y
proletar iado . En tre el los ex iste un a dia lct ica ho st il que
constituye el ser de la historia. El destino y, en ciertomodo, tambin la propia decisin sitan a los hombres
-com o ya hemos dicho anteriorm ente- en una de las dos
pa rte s en qu e es t dividida la hu man idad . Pero, sea cual
fuere la parte a la que se pertenece, es preciso ac eptar es
ta biparticin com o algo dado. E lla le proporciona la ley
de su obrar humano. No puede tratar a todos los hombres
como hermanos, sino a unos como amigos y a otros co
mo enemigos. Si se ama a unos, hay que luchar necesa
riamente junto a ellos contra los dems. Por otro lado, el
marxismo supone de antemano una divisin del mundo,
que Ma rx interpreta en el sentido de una divisin social
y que slo tras la Revolucin rusa y la poltica de domi
nacin mundial se convierte en una divisin poltica de
dos bloques de estados contrapuestos. Esto tiene muy
po co qu e ve r con la c on ce pc i n or ig inar ia de Marx, pe ro
es una consecuencia muy lgica de ella. La hermandad
con unos incluye, pues, la enemistad con otros.De todos modos, para el marxismo queda an algo que
decir ms all de este dualismo, ya que la lucha actual de
la humanidad dividida en dos bloques est basada en la
esperanza de su reunificacin escatolgica en el estado de
la sociedad sin clases. Dicha reunificacin, sin embargo,
acontece aqu en la historia, estado definitivo y perma
nente de la humanidad. De esta forma es posible llegar
ju nto con los ilu strados a u na co ncep cin com n: la divisin de la humanidad es tambin para el marxismo un da
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36 La fra te rn id ad de los cr ist ian os
to histrico, a saber, la separacin de la historia respecto
de la naturaleza, la autoalienacin del hombre. Con todo,
la concepcin que el marxismo tiene de esta autoaliena
cin es mucho ms elaborada que la concepcin que de
ella posee la Ilustracin. El marxismo cree ante todo quela superacin de esta alienacin histrica, el retomo a la
pu ra naturaleza, no hay que bu scar lo en un a exaltac in en
demasa indeterminada de toda fraternidad, sino en la dis
ciplina estricta de una lucha dura que conducir hacia la
meta. Esta meta es tambin aqu la fraternidad nica e in-
diferenciada de todos los hombres. Pero el camino es la
fraternidad limitada del partido socialista, la confesin de
una humanidad dividida en dos27.
Con lo anterior hemos expuesto las concepciones no
cristianas ms importantes de la idea de fraternidad, al
menos en sus lneas principales. Es evidente que todas y
cada una de ellas tienen alguna relacin con el cristianis
mo. Todava ms, algunas incluso han sido confundidas
con el cristianismo o se han considerado el verdadero cris
tianismo. Figuras tan contrapuestas como el ethos comn
de fraternidad de la Ilustracin por un lado y el ser m isterioso por otro fueron incluidas dentro del cristianismo.
La confusin del amor fraterno ilimitado de la Ilustra
cin con el amor al prjimo cristiano y universal en cier
tas realizaciones est ms extendida que lo que se est
dispuesto a admitir. Por otro lado, las investigaciones de
27. Adem s de la obra fundam ental de G. A. Wetter,D er d ial ekt isc heMa ter ial ism us. Se in e Ge sc hic hte un d se in Sy ste m in de r So wj etu nio n, Wien 1952, cf. la instructiva aportacin de J. Lacroix, D er ma rx isti sch e
M en sc h, en Do ku me nte 1948, cuader nos 1 y 2; K. Lwith, Weltgeschichteund H eilsgeschechen, Stuttg art81953, 38-54.
Hermano antes del cristianismo y fuera de l 37
Odo Casel en el siglo XX vue lven a dar motivo para ali
near al cristianismo, desde la perspectiva de la fenome
nologa de la religin, en el eidos del misterio del culto,
es decir, en el tipo religioso de la asociacin mistrica28.
Que la correcta sea una u otra, o incluso ninguna, es absolutamente clave para fijar el concepto cristiano de her
mano. Y viceversa, se advierte tambin con claridad que
la elaboracin del concepto cristiano de hermano no es
una cuestin marginal e intrascendente, sino que puede
pres tar un gr an se rv ic io a la ho ra de fo rm ul ar co rr ec ta
mente el tipo de religin que es el cristianismo.
28. Cf. una exposici n global de la obra de O. Casel en Th. Filthaut,
Di e K ont rov erse b er d ie Mys ter ien leh re , Warendorf 1947, especialmente86-98 para la cuestin que nos ocupa.
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El concepto hermanoen el cristianismo primitivo
2
1. Hermano en las palabras de Jess
Antes de intentar una definicin global objetiva y
dogmtica del concepto cristiano de fratern idad parecenecesario expo ner previa y escuetamente los datos hist
ricos del Nuevo Testamento y de la patrstica. Ellos sern
quienes proporcionen los materiales para definir objeti
vamente el concepto cristiano de hermano.
Cuando se intenta examinar a este respecto el Nuevo
Testamento, lo primero que se advierte es que, al menos
terminolgicamente, no se encuentra desde el principio
un concepto constante y uniforme de hermano. Lo que
se constata en los primeros textos es la asuncin de latermino loga ju da 1. Pero a la vez em pieza a aparecer,
aunque con titubeos y un poco trabajosamente, un uso
cristiano autnomo, que en los textos ms recientes del
libro sagrado -e n J ua n- ya se presenta como un dato na
tural2. Nos hallamos aqu con el problema del lenguaje
1. K. H. Sche lkle, Br ud er, 636, cita como documentos de este uso judo los siguientes textos: H ch 2, 29.37; 7, 2; 13, 15.26; 22, 1.5; 28, 15.21;Sant 1, 9; 2, 15; 4, 11; Mt 5, 22.24.47; 7, 3.4.5; 18, 15.21.35.
2. Cf. lJ n 2, 9.10; 3, 10.16.17; 5, 16; 3 Jn 3.5.10. Como diremos enseguida, se pueden aadir tambin algunos de los textos citados en la nota
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40 La fraternidad de los cristianos
pecu lia r del cr ist ianism o p rim itiv o - te m a plan tead o sob re
todo por fillogos h olandeses3- , a travs del cual resulta
po sib le ac ce der en co nc re to al co nc ep to de he rm an o, que
muy poco a poco consigue una peculiaridad especfica
cristiana significativa, y que en la patrstica se desarrollaan ms, pero que luego vuelve a difum inarse con relati
va rapidez. La razn de que este proce so lingstico sus
cite tanto inters est en que en l se capta y observa al
go que se encuentra escondido o que siempre es difcil
de aprehender, a saber, el proceso del desarrollo progre
sivo de la com unidad cristiana -l a evolucin y consoli
dacin del cristianismo primitivo- hasta convertirse en
una Iglesia autnoma.
Comencemos por el concepto de hermano que tiene
Jess. Schelkle distingue bsicamente en sus palabras
tres acepciones distintas para el trmino hermano4. Un
pr im er gr upo de textos as um e pur a y lla na m en te el uso
ju do del Antiguo Testamento. En el los, he rm an o signi fi
ca sencillamente el compaeroju do de religin. Todo lo
que dice Jess en este sentido se encuen tra en el Evange
lio de Mateo: Habis odo que se dijo a nuestros antepa
sados: No matars; y el que mate ser llevado a juicio.Pero yo os digo que todo el que se enfade con su herma-
anterior, que reflejan una terminologa co munitaria cristiana definida como formulaciones de Jess antes de la separacin de la comunidad judade hermanos.
3. Cf., sobre todo, a este respecto los trabajos de Chr. Mohrmann . espe cia lmen te Di e a ltc hr ist liche Sond er sprach e in den Serm on es de s h eil igen A ug us tin I, Nijmegen 1932, as como algunos trabajos en Vigiliaechristianae 1947-1950. Es importante tambin H. Janssen, Ku ltu r un dSprache. Z ur G eschichte der alten Kirche im Spiegel der Sprachentwicklung. Von Tertullian bis Cyprian, Nijmegen 1938. Para una confrontacincrtica con el problema del lenguaje peculiar, cf. H. Becker, Tertullians
Apo logeti cum. Werden un dL ei stu ng , Mnchen 1954, 335-345.4. Cf. K. H. Schelkle, Bru der , 636s.
Hermano en el cristianismo 41
no ser llevado ajuicio; el que lo llame estpido ser lle
vado aju icio ante el sanedrn, y el que lo llame impo se
r condenado al fuego eterno (Mt 5, 21 s). As pues, si
en el mom ento de llevar tu ofrenda ante el altar, recuerdas
que tu hermano tiene algo contra ti, deja all tu ofrenda
delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu her
mano; luego vuelve y presenta tu ofrenda (Mt 5, 23s).
Cmo es que ves la mota en el ojo de tu hermano y no
adviertes la viga que hay en el tuyo? (Mt 7, 3; cf. 7,4 .5).
Por eso, si tu herma no te ofende, ve y reprndelo a so
las. Si te escucha, habrs ganado a tu hermano. Si no te
escucha, toma contigo uno o dos, para que cualquier
asunto se resuelva en prese ncia de dos o tres testigos. Sinos les hace caso, dselo a la comunidad; y si tampoco
hace caso a la comu nidad considralo como un pagano o
un publicano (Mt 18, 15-17; cf. verso 21: cuntas ve
ces hay que perdonar, y el verso 35: el Padre celestial
os perdonar si os perdonis de corazn un os a otros).
Con todo, al menos para el texto fundamental de Mt
18, 15, hay que admitir un fuerte influjo del lenguaje de
la comunidad en su formulacin5, y probablemente suce
de lo mism o con los otros textos6. Ellos no manifiestan de
pr im er a man o la term inolog a de Jes s, sino la de la co
munida d judeo cristiana y, por tanto, un estado y a relati
vamen te consolidado de un uso especfico cristiano. Sin
embargo, la palabra hermano en este contexto puede
retrotraerse ciertamente al mismo Jess, como parece ad-
5. Cf. J. Schmi d,Das Ev ange lium nach M at tha us [Regensburger N T1], 31956, 271s.
6. De cualquier modo, me parec e claro esto en Mt 5, 23ss. En laD i daj este texto se presupone como regla de la comunidad y m uy bien podra haberse entendido as en su asuncin por el Mateo griego.
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42 La fra tern idad de los cr isti anos
mitir la comparacin entre Mt 18, 15ss y Le 17, 3. En es
te caso es posible que la com unidad ya c onstituida del
Evangelio de M ateo, en virtud de su nueva situacin, ha
ya elaborado a su manera en cierto sentido lo que se di
jo in med iata y or ig inar iamen te - la nu ev a fr ater nida d co mn cristiana en lugar de la fraternidad nacional de la
vieja religin ju d a- Este cambio result posible gracias
a la analoga existente entre ambas comunidades; vincu
lada a Jess se haba formado una nueva comunidad re
ligiosa, estructuralmente similar a la vieja comunidad
religiosa juda. Sea como fuere, lo que en este primer
grupo de textos escucham os de boca de Jess todava no
es su nuevo y especfico mensaje fraternal, tan caracterstico de l, sino o bien el lenguaje de una comunidad
cristiana ya definitivamente configurada, o bien algunas
pa labr as de Je s s en las qu e se limita a ut il iz ar el len
guaje de su entorno judo.
Existe un segundo grupo de textos formados por pa
labras de Jess en las que el Seor no asum e el uso judo
habitual, sino el concepto especial de hermano utilizado
po r los rabinos, a q uien es les gu stab a lla mar h erman os
a sus discpulos. Schelkle sita entre ellas la frase tan conocida que Jess dijo a Pedro en la ltima cena: Simn,
Simn, mira que Satans os ha reclamado para zarandea
ros como al trigo. Pero yo he rogado por ti, para que tu fe
no decaiga; y t, una vez convertido, confirm a a tus her
mano s (Le 22, 31 s)7. A este g rupo p ertenec en tam bin
dos frases de Jess resucitado. La prim era es de Mateo y
se dirige a las mujeres con las que primero se encuentra
el Resucitado, a las que se les da el siguiente encargo:7. Cf. K. H. Sch elkle, Br uder, 636.
Hermano en el cristianismo 43
No temis, id a decir a mis hermanos que vayan a Gali
lea, all me vern (Mt 28, 10). La segunda, que se en
cuentra en Juan, contiene ya perspectivas teolgicas muy
profundas y tra sciende con m uc ho el m bito rab nico . Re
coge el mensaje a Magdalena: No me retengas ms,
po rq ue toda va no he subido a mi Padre; an da , ve te y di-
les a mis hermanos que voy a mi Padre, que es vuestro
Padre; a mi Dios, que es vuestro Dios (Jn 20, 17b). En
estos textos, la hermandad de los discpulos entre s y
con Jess est estrechamente vinculada con la paterni
dad de Dios, y tiene una profundidad muy distinta de la
que comporta la simple relacin maestro-discpulo, que
es la que refleja el concepto rabnico de hermano. Contoda razn, Schelkle cuentaform almen te entre ellas tam
bin la ext ra or dina ria afi rm aci n de Je s s en M t 23 , 8,
que ilumina nuestras reflexiones como lema: Vosotros
no os dejis llamar maestro, porque uno es vuestro maes
tro, y todos vosotros sois hermanos8. As tomada, esta
frase resulta realmente incomprensible, ya que man ifies
ta la superacin de lo rabnico en favor de la revolucin
cristiana, es decir, la minimizacin de todas las diferen
cias intramundanas ante el encu entro con el nico que esverdaderamente grande, con el nico verdaderamente d i
ferente: Cristo. En el contenido de esta frase, que for
malme nte hay que asignar al uso rabnico, se refleja ya el
nuevo concepto cristiano de hermano. Habra que pre
guntarse incluso si todos los textos de este segundo g ru
po no su po ne n ya un av an ce im po rtan te en lo esp ec f ico
cristiano. D igamos una vez ms que, desde una perspec
tiva formal, estamos ante un uso rabnico cuando el maes-
8. Cf. ibid., 636. Tambin 1Tim 5, ls refleja un uso rabnico.
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44 La fraternidad de los cristianos
tro (rabbi) llama a sus discpulos hermanos. Pero
par a m edi r el alca nc e qu e es te he ch o tend ra ne ce sa ria
mente en el futuro, es importante evaluar la autocon-
ciencia de este maestro y la conciencia que tena de la
importancia de sus discpulos. Y precisamente en estepu nto los ev an ge lio s no de jan luga r a du das: Cu an do Je
ss fij en doce el nmero del estrecho crculo de los su
yos, escogi un nmero simblico cuya importancia era
evidente para todos los lectores de la S agrada Escritura.
Con ello estableci un paralelismo entre l y Jacob con
sus doce hijos, que eran los doce padres originarios de
Israel, el pueblo elegido, dando as a entender que con
esa decisin daba inicio a un nuevo y verdadero Israel.Los doce, que al principio an no se llamaban apsto
les, sino solamen te o oexa, se reconocen po r su n
mero como los padres originarios espiritualmente de un
pu eb lo de Dios nu ev o y pn eu m t ico9.
Cuando Jess llama hermanos a sus discpulos, tie
ne en mente algo distinto a cuando hace esto mismo un
rab con sus seguidores. No en vano, se trata de una deci
sin que tiene que ver con el futuro. Y es que en estos do
ce habla al nuevo pueblo de Dios, que se prefigura enellos como un pueblo de hermanos, como una nueva gran
hermandad. As, para Jess los doce no corresponden a
un crculo rabnico de discpulos (del mismo modo que
Jess no se considera un rab), sino que corresponden al
pu eb lo de Israel y lo re prod uc en a un nivel ms alto . Pe
ro tambin reproducen la nueva herm andad de Israel a su
9. Cf. F. M. Braun, Ne ues L ich t a u f die Kir che , Einsiedeln 1946, 71;
A. Fridrichsen, Me ss ias und Kirc he, en Ein Buch von de r Kir che, editadopo r Au ln , Fr idr ich sen , N yg ren y o tro s, G ttin ge n 1951 , 33. Cf. sob re to do K. H. Rengstoff, bwbexa, enT hW II, 321-328.
Hermano en el cristianismo 45
nivel superior, hermandad a la que nos hem os referido al
comienzo de estas reflexiones.
La alusin al trasfondo objetivo del uso rabnico de
Jess nos ha alejado de lo puramen te lingstico. A con
tinuacin se abordar el tercer grupo de textos en los queJess emplea la palabra hermano. Se trata en este caso
de un uso tpicamente cristiano. Schelkle remite sobre
todo a Me 3, 31-35. Alguien comenta al Seor que su
madre y sus hermanos han venido a verle y l pregunta:
Quines son mi madre y mis hermanos?. Y mirando
a los que estaban sentados a su alrededor, dice: Estos
son mi madre y mis hermanos. El que cumple la volun
tad de Dios, se es mi hermano, mi hermana y mi ma
dre. El parentesco por la sangre es sustituido aqu por elpa rent es co es piritua l, qu e lo su pe ra en rang o. Pa ra Jess
son hermano s los que estn unidos a l por la aceptacin
de la voluntad del Padre. La sumisin comn a la volun
tad de Dios crea ese profundsimo parentesco de que
aqu se tra ta10. La diferenc ia con la ide ologa de la Ilus
tracin y tambin con la fraternidad comn de la Stoa
salta a la vista. La hermandad no se concibe, instintiva
mente, como un fenmeno nacido de la propia naturale
za, sino como fruto de una decisin espiritual, de respon
der afirmativamente a la voluntad de Dios.
Ms influido por la terminologa es el segundo texto al
que remite Schelkle11 en este contexto. Se trata de Me 10,
10. Cf. igualmente Jn 14, 21: El que acepta mis preceptos y los pone en prctica, se me ama de verdad; y el que me ama ser amado por miPad re...; cf. tam bin 15, 14s. Llama la atencin que Juan sustituya aquel concepto cteXqpc; por cpX.05 , cuando la verdad es que, fuera del mbitodel parentesco de sangre, el cuarto evangelio slo utiliza la voz eXcpg
en dos lugares: 20, 17 y 21, 23.11. C f. K. H. Schelkle, Br uder, 636.
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46 La fra te rn id ad de los cr ist ian os
29s, donde Jess promete en el tiempo presente el ciento
por un o -a unque co n p ers ec ucio nes- a los qu e hayan de
ja do casas, he rm an os , he rm an as , mad res, hi jos y tie rras
po r l y po r anu nc iar la bue na notic ia. Pu ed e darse por se
guro que la nueva y ms grande herm andad prometida enpr im er lugar al misionero, se r ef iere a los miembros de las
comunidades que le son fieles, es decir, a los que compar
tan con l la misma fe. Se trata en realidad de la idea su
bray ad a por el texto anter ior , au nq ue ms os cu recida a
causa del influjo ideolgico de una comunidad cristiana
ya existente. La c onsecuencia es que la comu nidad de vo
luntad con el Padre se representa ya de una forma ms
concreta, justamente como aceptacin de la fe cristiana.
En la extraordinaria parbola del juicio final (Mt 25,31 -46) encontramos una comprensin totalmente dife
rente del concepto cristiano de hermano. La diferencia
es tan enorme que casi resulta imposible agrupar este
texto con alguno de los anterio res12. El jue z del mundo
dice a los que estn ante su tribunal que las obras de m i
sericordia que se han hecho o dejado de hacer con los
necesitados, a l mismo se le han hecho o negado. Y a
estos necesitados los denomina sus hermanos m s pequeos (Mt 25, 40). No hay nada que indique que slo
se alude aqu a los creyentes, a los seguidores del men
saje de Jess , com o suce de en otro tex to sim ilar13, sino
que se alude claramente a todos los necesitados sin ex
cepcin14. Pero, por otro lado, no parece lcito concluir
12. K. H. Sc helkle lo incluye en el tercer grupo (637 ). Adem s, sejust ifi ca cu ando se tra ta de un tex to esp ec fi ca men te cris tiano . Per o, de ntro de esta limitacin, vuelve a asum ir un lugar singular y especfico.
13. Cf. Me 9, 41 par.14. As tambin J. Schmid, Da s E vangelium nac h M at tha us , 355.
Hermano en el cristianismo 47
de la expresin herm anos ms p equeos que el juez
del mundo llame hermanos a todos los hombres y, entre
ellos, a todos los necesitados. Existe toda una serie de
textos que muestra ms bien que C risto se ve representa
do de un modo abso lutamente general en los pobres y enlos pequeos, que ha cen presente al maestro 15 (al margen
de su calidad tica, slo por su insignificancia y la lla
mada al am or de los dems que en ellos subyace). En vez
de hablar de los hermanos m s pequeos, sera ms co
rrecto traducir: mis hermanos (es decir) los ms peque
os. Los ^ /io to i en cuanto tales son los hermanos del
Seor, que se ha hecho el ms pe que o de los hom bre s16.
Por consiguiente, la hermand ad con Cristo no se cimien
ta aqu, como antes, en la comunidad de conviccin yelegida por libre decisin, sino en la pobreza y en la ne
cesidad comn.
La enorme importancia de este texto radica en que ex
pres a u na un iver sa lid ad que ha sta ah or a n i siqu iera se ha
ba so sp ec ha do . Si la co mun idad de los disc pul os crea
un nuevo Israel y por tanto una nueva comu nidad de her
manos, se puede ya e mpezar a sospechar que aqu cabe
reproducir tambin hacia fuera la fraternidad en cerradaen s misma de Israel. La pregunta quin es mi prji
mo? hallara pues una respuesta de contenido nuevo,
pe ro es truc tura lm en te sim ilar a la an tigua . Aho ra , el pr
jim o no se r ya el co nn aci on al o el co m pa e ro de fe en
15. Esto provien e claramen te del realce frecuen te de los (iDtjjo. Cf. Mt10, 42; 11, 11; 18, 6.10. Consultar O. Michel, luxgg, en ThW i y 650-661.
16. Cf. el concepto de Hijo de hom bre de Jess, en el que, jun to alenunciado soberano de Daniel, se introduce el motivo del ltimo de loshombres caracterstico de Isaas. Cf. J. Schmid, Da s Ev an ge liu m nach
Mar kus [Regen sburger NT 2], 31954, 160ss. Cf. el extraordinario texto deMe 10, 41-45 y el pasa je del lavatorio de los pies en Jn 13, 1-20.
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48 La fra te rn id ad d e los cr ist ian os
una religin esencialmente nacional, sino el compaero
en la fe apoltica y espiritual en Cristo. Quien ha ledo la
pa r bol a de l ju ic io de M t 25 sabe m uy bi en el po rq u de
la respuesta de Jess en la parbola del samaritano (Le
10, 30-37). Prjimo es el necesitado que p rimero me sale al encuentro, pues por el mero hecho de ser necesitado
es hermano del Maestro, que se me hace presente en el
hombre ms insignificante.
Surge entonces la pregunta siguiente: Acaso no es
en Mt 25, 31-46 y Le 10, 30-37, textos que espontnea
mente nos parece n emblem ticos, donde se nos ofrece la
herma ndad sin lmites de la Ilustracin -a l me nos en sus
realizaciones ms puras como en elNathan de Lessing-?
Es evidente que aqu acontece una superacin definitiva
de las fronteras que slo en el estoicismo y en la Ilustra
cin encuentra un parang n tan radical. Sin embargo, en
el Evangelio se halla un vnculo cristolgico de la idea
de hermandad que crea una atmsfera completamente
diferente respecto a la ideologa de la Ilustracin. Pero,
aunque se prescinda de l, permanecen ah los dems
textos a los que nos hemos referido anteriormente y que
contraponen al concepto abierto de hermandad que acaba mos de an al izar otro ms o men os ce rrad o.
As pues, los textos sobre la hermandad salidos de la
bo ca de Jess no s plan tean clar am en te un a cu es tin. De
un lado es evidente que, po r encima de todas las fronteras,
todos los que precisan ayuda son hermano s de Jess jus
tamente porque p recisan ayuda; de otro, es manifiesto que
la futura comunidad de creyentes en cuanto tal formar
una herma ndad nueva separada de los no creyentes. Sur
ge, pues, una pre tensin limitad a jun to a otra universal. Y
Hermano en el cristianismo 49
sigue por tanto abierto el interrogante de cul es la rela
cin entre ambas.
2. La evolu cin de l c on ce pto herma no en el Nuevo
Testamento y especia lmen te en Pablo
Al abordar en este momento la evolucin del concepto
de hermano en la comunidad fundada por Jess, con lo
pr im ero que nos volvem os a en co ntra r e s con la asuncin
de la frm ula nacional religiosa juda. E n sus predicacio
nes, Pedro y Esteba n se dirigen a los judo s com o tvoeg
sAxpo (Hch 2,29.37; 7,2). Pablo es llamado as por los
ju do s (Hch 13, 15) y l los de no mina tam bin del m ism omodo (Hch 13, 16; 22, 1; 28,17; cf. el interesante texto de
Rom 9, 3, donde el cambio es ya evidente). Junto a esto,
los Hechos de los apstoles, de donde entresacamos estos
textos, ya hablan con natura lidad de cmo los cristianos se
denominan entre s hermanos, pues el mismo redactor uti
liza dicha palabra (cf. Hch 14, 2; 28, 15)17. Schelkle atri
buye tambin al uso ju d o los sig uien tes t ex tos de la Ca r
ta de San tiago que em plean la palabra etapc; (Sant 1, 9;2, 15; 4, 11)18. Digamo s, adem s, que la palabra herm a
no se aplica sin duda alguna al compaero cristiano, pe
ro sealemos tambin que, en realidad, la comunidad de
Santiago tom ntegramente este uso de la Iglesia madre
ju d a, y que esta co mun idad no ha ba dado claram en te
17. En el artculo repetidamente citado (p. 636), Schelkle atribuye este texto al uso judo. Pero Wickenhauser, Di e Apos tel geschich te [Regens-
burge r NT, 5 ) ,31956 , 285, m uestra que es m s p ert ine nte consi der arlo p ar
te de la terminologa cristiana.18. C f. K. H. Schelkle, Br ud er, 636.
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50 La fraternidad de los cristianos
ningn paso para desengancharse por co mpleto del jud a
ismo. Falta necesariamente, adems, una acuacin m ar
cadamente cristiana del concepto hermano.
Tal acuacin cristiana es obra de Pablo. Por otra par
te, se trataba para l de algo lgico, si se considera la au-
toafirmacin del cristianismo frente al judaismo por la
que luch apasionadamente durante toda su vida. Todava
ms, la nueva especificacin del concepto de herm ano es,
en definitiva, un fenmeno lingstico concomitante y
necesario de la lucha por lo peculiar cristiano concre
to e histrico. Para Pablo, hermano es la denominacin
obvia del compaero cristiano en la fe, que encontramos
en m ucho s pa sajes 19; la voz tyeuSeXqpog (falso he rma
no) es asimismo una nueva acuacin paulina en la querefleja las tristes experiencias de su labor misionera y se
ala los lmites de la fra ternidad cristiana20.
Resulta intil buscar en Pablo una teora detallada de
la fraternidad cristiana, aunque se dispone de interesantes
ideas para ello. A este respecto es clave sobre todo Rom
8 , 14-17.29. Los que se dejan guiar por el espritu de
Dios, esos son hijos de Dios. Pues bien, vo sotros no ha
b is recibido un Esp ri tu qu e os ha ga esclav os , de nuevoba jo el temor , sino qu e ha b is re ci bi do un Esp ritu que
os hace hijos adoptivos y os permite clamar Abba, es
decir, Padre. Ese mismo Espritu se une al nuestro pa
ra dar testimonio de que somos hijos de D ios. Y si somos
hijos, tambin som os herederos: heredero s de Dios y co
19. La mayora de los textos se puede n identifi car fcilmente con laayuda de unas concordancias. Es interesante la observacin de Schelkle (p.637) de lo raro que es el uso de esta palabra en las cartas pastorales, al
contrario de lo que sucede en las cartas principales.20. Cf. K. H. Schelkle,Bru der, 638; cf. tambin 2 Cor 11, 26; Gal 2,4.
Hermano en el cristianismo 51
herederos con Cristo.... Porque a los que conoci de
antemano, los destin tambin desde el principio a re
pr od uc ir la im ag en de su Hi jo, llamad o a ser e l p rimog
nito entre muchos hermanos. Emparentada con este
texto se encuentra una afirmacin de la Carta a los hebreos: Porqu e, sa ntif icad or y sant if icad os , todo s pr oc e
den de uno mismo. Por eso Jess no se avergenza de
llamarlos hermanos (Heb 2, 11). Con estos elementos
se construye la estructura teolgica del c oncepto cristia
no de hermano. Si la hermanda d de Israel descansa en la
pat erni da d pec ul ia r d e Dios q ue tie ne luga r en el ac ont e
cimiento de la eleccin, ahora, en el cristianismo, se pro
fundiza el concepto de paternidad desde una perspectiva
trinitaria: la paternidad de Dios se refiere en primer lu
gar al Hijo, a Cristo, y por l a nosotros, porque su Es
p ri tu es t en no sotros y el Padre habla en no so tros 21. Por
consiguiente, la paternidad de Dios es una paternidad
mediada por Cristo. Dios es, en primer lugar, Padre de
Cristo, pero nosotros somos en Cristo por el Espritu
Santo22. Vemos aqu cmo la idea juda de Dios se utili
za y refuerza. La paternidad, y con ella la fraternidad, ad
quiere un peso y una relevancia mucho ms plenos, hasta superar el acto voluntario de la eleccin buscando la
mutua unin segn el ser.
Junto a la idea de Dios Padre, au tntica dovela clave
del concepto de hermano, constatamos en el pensamien
to judo la doctrina de Adn-No-Abrahn como su fn-
21. Cf. Rom 8, 16. La estrecha relacin que hay entre Cristo y el Espritu, tan esencial para esta consideracin, la expresa Pablo en 2 Cor 3,1 7 ba
jo la s igu ien te frm ula radical: El Seor e s el Espr itu. Cf. P. van Imsc hoo t,
Geist Gottes, en H. Haag,Bibelle xikon, 531-540, especialmente 537.22. Cf. A. Oepke, e v , en ThW II, 534-539.
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52 La fraternidad de los cristianos
damento ms profundo. Dicha doctrina es interpretada
cristianamente por Pablo, lo que no poda dejar de tener
consecuencias para el concepto de hermano. En lugar de
la mera doctrina de Adn en el Gnesis (que, por lo de
ms, incluso en su transformac in gnstica sigui siendodoctrina sobre un nico Adn), en 1 Cor 15 y en Rom 5
expone Pablo sus doble doctrina sobreAdn. Por su resu
rreccin tras la muerte del prime r Adn, Cristo se convir
ti en un nuevo y segundo Adn, en pad re primognito de
otra humanidad mejor. Por tanto, a partir de Cristo, con la
nueva humanidad surge tambin una nueva fraternidad
huma na que supera y sustituye a la otra. Pues la vieja fra
ternidad en Adn es para Pablo -que la contempla desde
Cristo, el nuevo Adn- solamente una comunidad en elmal y, por consiguiente, nada por lo que valga la pena es
forzarse. Slo la nueva fraternidad, que tiende a ser uni
versal, constituye una autntica un idad salvadora.
Es, pues, evidente que la doble doctrina sobre Adn
constituyen realmente una decidida crtica del concepto
ilustrado de humanidad al que slo otorga vigencia la
segunda hum anidad es decir, la humanidad del ltimo
Adn (1 Cor 15, 45), Cristo. Su humanidad no es universal, pero debe y quiere serlo23. En general, los hom
br es to da v a no son hermanos en Cristo, pero deben y
pu ed en serlo . As pu es , m ientras la do ble do ct rina sobre
Adn, a pesa r de su tendencia universalista, conducen en
concreto a una cierta limitacin de la hermandad fctica
(que a partir de aqu jams se puede entender como her
mandad cerrada sino exclusivamente como hermandad
23. En este contexto no se emplea la palabra hermano pero estobjetivamente en la lnea de este conjunto de pensamientos.
Hermano en el cristianismo 53
abierta), en la nueva concepcin de la doctrina de Abra-
hn parece que pesa ms la supresin de lmites. Esta
doctrina haba expresado hasta ahora la peculiaridad ex-
cluyente de Israel, pero justamente Pablo la hace saltar
por los ai re s cu an do de cl ar a co m o ve rd ad er os hi jo s deAbrahn, superando el privilegio nacional, a los que tie
nen el espritu de fe de Abrahn , es decir, a los que estn
en Cristo Jes s24. Es evidente que tam poco aqu se ha de
bil ita do la su pr es in de ba rr er as, pe ro en lu ga r de las
fronteras nacionales se levantan aqu las fronteras espiri
tuales entre fe e increencia.
Es importante observar que ni Pablo ni ningn otro
autor neotestamentario funda la fraternidad cristiana en
el nuevo nacimiento, en contraste con lo que pensaban
las religiones mistricas. Esta es ciertamente una pers
pect iva po sib le en la co nf igur ac i n glob al de la fo rm a de
pe nsa r de l Nue vo Te stam en to , qu e lueg o enc on trar em os
tambin en los Padres, pero que el Nuevo Testamento en
cuanto tal no formula. Puede considerarse una casuali
dad, mas el juicio que tiene el Nuevo Testamento sobre el
modelo de religin no es irrelevante. Esto significa, por
tanto, que ni Pablo ni ninguna otra tradicin neotesta-mentaria comprendi la comunidad cristiana naciente en
analoga con una a sociacin mistrica. Ella no se entien
de a s mism a en analoga con las asociaciones mistricas
ms o m enos privadas, sino en analoga con el pueblo de
Israel y con la humanidad. Pretende ser el verdadero Is
rael y el g ermen de la nueva huma nidad25. A pa rtir de es-
24. Cf. Rom 4; Gal 3, 16-19; 4, 21-31.
25. E. Peterson es quien ha elaborado sobre todo esta pretensin deapertura de la Iglesia. Cf. especialmente su contribucin La Iglesia, en
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54 La fra tern id ad de los cr ist ian os
ta pretensin es desde donde hay que entender su nueva
fraternidad.
Con lo que hemos dicho hasta ahora queda ya claro
que el viejo problema de la idea de fraternidad, a saber,
el de los dos mbitos de la conducta tica, se plantea denuevo a partir de Pablo. Como ya hemos visto, a pesar
de la supresin de barreras y del universalismo, el con
cepto de fraternidad no se generaliza por completo. Todos
los hombrespu ed en ser cristianos, pero slo es hermano
el que realmente lo es. La repercusin de esta situacin se
observa en la termino loga tica del Apstol. La actitud
de y jn i (amor) ha de ser para con todos los hombres,
per o la cpiXaeXqpa ( am or de frat er nid ad ) s lo pa ra co n
el herman o, para c on el cristiano que es co mo u no26. Eluso de este concepto por encima del parentesco de san
gre parece ser, por lo dems, una nueva acepcin c ris
tiana de esta palabra27. Pero ella muestra ahora con su
ma claridad que los compaeros cristianos de fe forman
ju nto s algo as co mo un a c rculo n tim o en el ethos, que
estn (o deben estar) unidos por un espritu de amo r fra
terno que incluso supera al amor universal. Esta con
cepcin se expresa claramente en una serie de textos,especialmente en Gal 6 , 10: Por tanto, siempre que
tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, espe
cialmente a los herm anos en la fe28. Estrechame nte re-
su obra Theologische Traktate, Mnchen 1 951,409-428; tambinDer Mo notheismus ais politisches Problem, en Theologische Traktate, 45-147.
26. H. Schrmann, Gemeinde ais Brudersch aft im Lichte des NeuenTestamentes, en Dia spo ra, Gabe un d A ufg abe, editado por Generalvor-stand des Bonifatiusvereins, Paderbom 1955, 21-31, especialmente p. 27.
27. Cf. H. von Soden, en ThW I, 146, 20s.
28. Cf. sobre esta cuestin tambin 1 Cor6, 5.8; H. Schrmann, Ge-meinde ais Bruderscha ft... Hay documentos importantes tambin en Sla-
Hermano en el cristianismo 55
lacionado con este texto est el siguiente de la primera
Carta de Pedro (2, 17): Mostrad aprec io a todos, amad
a los hermanos29.
La fraternidad de los cristianos, que surge primero
como superacin de la fraternidad juda, fija cada vezms claramente sus fronteras en el transcurso de la con
solidacin gradual de la joven Iglesia. La consecuencia
de todo esto es que se produce un amplio desmorona
miento de todas las barreras de separacin en la propia
fraternidad. Ciertamente no se supera el orden social vi
gente, pero la Carta a Filemn (y de forma similar la pri
mera Ca rta a Timoteo) nos muestra cmo va perdiendo
importancia dentro de la hermandad cristiana. El seor
que es cristiano ha de reconocer en los esclavos a sushermanos (Film 16) y a los esclavos cristianos se les ad
vierte que no deben despreciar a sus seores cristianos
po rq ue son he rm an os suyo s (cf. 1 Tim 6 , 2).
Si se compara este texto con otros parecidos de E pic-
teto30, se ve con to da clarid ad la venta ja de la herm and ad
limitada frente a la idea de humanidad universal, pues
mientras la primera crea un vnculo real, la segunda se
queda en un ideal vaco.En los escritos de Juan, el proceso que hemos desc ri
to se concluye claramente con una consolidacin progre
siva del concepto cristiano de hermano. La voz herma
no no slo se limita a los compaeros cristianos de fe.
decze k, 'H (f>i>aj6e\
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56 La fra tern id ad de los cr ist ian os
Lo que sobre todo llama la atencin es que Juan siempre
pide so lam en te el am or frat er na l, el am or de los cri st ia
nos entre s, pero nunca habla del amor a los hombres
en gene ral31. Las comun idades, que por fin ahora se dis
tinguen de todos los grupos anteriores tienden manifiestamente hacia un cierto exclusivismo. Ello lo expre
sa claramente 3 Jn 5-8: Mi querido amigo, te portas
como creyente en todo lo que haces con tus hermanos, y
eso que son forasteros. Ellos han dado testimonio de tu
amor ante la comunidad. Hars bien en proveerlos para
su viaje de una manera digna de Dios, pues se han pues
to de camino slo por su nombre, sin recibir nada de los
creyentes. Tenemos la obligacin de ayudar a homb res
como ellos, para hacernos colaboradores de la verdad.
A cada una de las comunidades de hermanos se les re
cuerda aqu su confraternidad mutua32 y se les pone en
guardia ante su mutua exclusin. Sin embargo, se acep
ta su exclusin respecto de los paganos, pues a ellos
tampoco se les priva de un cierto derecho histrico. Ca
da vez se advierte en may or medida que existe aqu un
pe ligr o qu e am en az a al co nc ep to cri st iano de he rm an o.
Dicho concepto ha superado ciertamente el estadio crtico de la indeterminacin, pero por ello mismo corre el
riesgo de cristalizarse y de perd er esa apertura que jus
tamente le corresponde y le viene exigida por el mensa
je de Je s s.
31. J. Michl, en Regensbu rger NT VIII, Regensbu rg 1953, 287.32. Cf . 2 Jn l3 .
Hermano en el cristianismo 57
3. E l con cepto de hermano en la patr s tic a
Hasta el siglo III el nombre de herm ano es frecuente
y hasta natural en la patrstica33. La teora de la fraterni
dad cristiana se diversifica en m ltiples direcciones y se
utilizan materiales del entorno pagano que hemos des
crito anteriormente. Se afirma ahora que el bautismo es
el momento preciso en el que el creyente es hecho her
mano. El bautismo, en cuanto nuevo nacimiento, media
la hermanda d cristiana, que es el nomb re que a s mis
ma se da la comunidad34. En este nuevo nacimiento la
Iglesia es la madre y Dios el padre35. El vnculo existen
te entre hermandad y nuevo nacimiento significa -en
prim er lug ar, qu izs in consc ie nte m ente - un a ci er ta as i
milacin a las asociaciones mistricas, de las que se toma
la disciplina del arcano como uno de sus elementos for
males ms importantes36. Esto significa, naturalmente,
un aislamiento de la comunidad de herman os respecto de
fuera, a la que contribuy tambin, sin duda alguna, la si
tuacin de persecucin en que se hallaba, mientras que
su cohesin interna demandaba una fraternidad viva y
33. Cf. K. H. Sch elkle , Br ud er, 639s. En la simbologa sepulcral semantiene este uso hasta entrado el siglo IV Cf. H. Leclercq, Fr re s, enDACL V (Supl. 2), 2578-2585, especialmente 2580ss.
34. Tertuliano, De bap t. 20 , 5. Para la comunidad como fraternidad,cf.Apo log. 39, 10;De pr ae sc . 20, 8;D ep ud . 1 ,22 [plural];De virg. vel. 14,2 (ibid. II, 1223). Si enDe an . 48, 3 y Scorp.8,4 los tres jvenes en el horno de fuego se describen como trina fraternitas, bien podra estar en eltransfondo el concepto de Iglesia de Tertuliano como corpus trium. Cf. so
bre est o J. Ra tzin ger , Volk und Haus Gott, 75s.35. De bap t. 20, 5. Sobre mater ecclesia yfra tern ita s chris tianor um,
cf. J. Ratzinger, Volk und Haus Gottes, 87ss. Sobre el motivo de laMa ter e c-clesia, cf. un rico material en H. Rahner, Ma ter ecc les ia, Einsiedeln 1944.
36. Cf. el artculo de O. Perler sobre la disciplina del arcano en RAChI, 667-676; O. Perler, en LThK I2, 863s; J. Leipoldt, en RGG I3, 606ss.
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58 La fra tern id ad de los cr ist ian os
real lo ms decidida posible. La piedra ang ular de la fra
ternidad cristiana, as como el ncleo de la disciplina
cristiana del arcano, fue lo que ya el propio Jess haba
consagrado como cen tro de su nuevo pueblo, es decir, la
comida fraternal eucarstica37.
Y puesto que la Iglesia perseguida fue y sigui sien
do en grado sumo una Iglesia misionera, se produjo pa
ralelamente un movimiento universal de apertura hacia
fuera del concepto de hermandad cristiana. Ignacio de
Antioqua resalta con vigor la fraternidad hacia los per
seguidores: Al imitar al Seor perseguido e inocente, los
cristianos deben mostrar fraternidad hacia sus opresores
por se r bo nd ad oso s38. Ter tuliano di st in gu e tam bin las
dos clases de fraternidad: una de scansa en la comunidadde origen y comprende a todos los hombres; la otra es
fruto del conocimiento comn de Dios y del comn es
p ri tu de sa nt id ad re ci bi do39. E n la id ea de una her m an
dad universal puede ha ber influido en Tertuliano el pen
samie nto estoico 40.
Sin embargo, despus del siglo III se usa cada vez
menos la palabra hermano entre los cristianos para di
rigirse unos a otros. De cara a comprender la evolucin
interna de la Iglesia es realmente aleccionador contem
pl ar el do bl e us o de la pa labra. El pr im er o lo en co ntra
mos en C ipriano, que ya no utiliza el trmino herm a
no para d irigirse a los cristianos en gen eral, sino que lo
37. Para lo bblico, F. Kattenb usch, D er Qu ell or t de r Ki rchen ide e, enFestg abeA . H ar na ck zu m 70. G ebu rs tag,Tbingen 1921, 143-172. Paralopa tr sti co , J. Ra tzinger, bie Kirche ais Geheimnis des Glaubens, en Le bendiges Zeugnis 1956/1957, cuaderno 1, 19-34.
38. Ef 10, 3, ed. J. A. Fischer, Darmstadt 1956, 150.
39. Apo log . 39, 8 ; cf. K. H. Schelkle, Br ude r