Post on 22-Jul-2020
ARQUITECTURA HISTORICISTA EN LAS VIÑAS DE PEÑALLANA (ANDÚJAR)
(Comunicación presentada ante el I Congreso sobre Sierra Morena Oriental. Andújar, diciembre de 1991)
Por Rafael Antonio Casuso Quesada
INTRODUCCIÓN
EN torno al primer tercio del siglo X X se desarrolla en las Viñas de Pe- ñallana (Km. 14 de la carretera de Andújar a Puertollano), un singu
lar episodio arquitectónico consistente en la introducción del estilo histori- cista en las construcciones serranas. El proceso está relacionado con las grandes obras de ingeniería llevadas a cabo a lo largo de los años veinte durante la Dictadura del general Primo de Rivera en la zona de Sierra Morena: puente sobre el río Jándula, pantano de la Lancha, etc... No en vano, los promotores de estos edificios, que se conocen con el nombre de «Viñas», son ingenieros relacionados con las obras anteriormente citadas y los utilizaron como vivienda durante el tiempo que duraron las mismas. El primero de ellos es Enrique Berenguer, ingeniero de minas, natural de Linares y hombre emprendedor que no sólo se limitó a resolver el problema particular de su vivienda, sino que intuyó el posterior desarrollo urbanístico de la zona, promoviendo tres construcciones de envergadura: la Viña San Francisco, la que es propiedad actual de Argimiro Rodríguez, y la conocida como «Viña Vasca», situada junto a la anterior.
El segundo promotor-ingeniero fue José Moreno Torres, conde de Santa Marta, y hombre de gran influencia social después de la guerra civil, ya que llegó a ser director general de Regiones Devastadas, presidente de la Compañía Tabacalera y alcalde de Madrid. Durante aquella época era un «simple» ingeniero que participaba en las obras de construcción del Pantano de la Lancha, para lo cual se edificó, a medio camino entre el embalse y Andújar, una viña situada en el mismo eje de las llamadas Viñas de Peñallana. Actualmente es propiedad de la familia Puig de Miñón.
El auge constructivo que repentinamente inundó la Sierra durante los años veinte, prendió en Andújar de manera que grandes hacendados loca
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les como eran Rafael Pérez de Vargas, Conde de la Quintería y alcalde de la ciudad, José Sáenz de Tejada o Plácido Gisbert, decidieron reformar sus viejas construcciones serranas, o bien hacer viñas de nueva planta. En el primer caso se encontraría la Viña del Conde de la Quintería, construida en el siglo pasado y hoy muy reformada, propiedad de Mercedes Sáenz de Tejada. En el segundo caso están las dos restantes, construidas entre 1930 y 1934, pero con distinta finalidad que las anteriores, ya que sus propietarios buscaban aire puro para la curación de enfermedades pulmonares en miembros de su familia. En cualquier caso, dichas edificaciones siguen las pautas estilísticas marcadas por las viñas que habían promovido los ingenieros de la Lancha.
ESTUDIO ESTILÍSTICO Y GENERALIDADES
Este proceso debe ser estudiado en relación con el rico episodio que la arquitectura de estilo ecléctico vivió en la cercana ciudad de Andújar entre los años 1882 y 1935 (1), aunque no exclusivamente como apéndice, porque en las nuevas viñas vamos a ver determinadas elecciones, inéditas hasta entonces en la ciudad:
— La conocida como «Viña Vasca» introduce el matiz vasco-montañés en la gama de regionalismos arquitectónicos que se dan en España dentro del movimiento ecléctico y de los que en Andújar ya teníamos suficientes muestras en estilo regionalista andaluz.
— El diseño de la Viña Moreno Torres tiene el honor y la novedad de servir de puente entre un eclecticismo agonizante y un funcionalismo incipiente que, durante la Segunda República, dominará casi todo el panorama arquitectónico iliturgitano.
Si hubiera que hablar de determinados rasgos comunes existentes entre las construcciones citadas, habría que empezar primero por el recurso generalizado al motivo histórico: frontones, molduras, columnas, arcos de medio punto, rejas antiguas, etc... Esto a pesar de que cada uno de los edificios efectúe una diferente combinación estilística de los mismos dentro del eclecticismo (2):
(1) C a s u s o Q u e s a d a , R. A.: Arquitectura contemporánea en Andújar (1920-1950). Ed. Casa Municipal de Cultura. Excmo. Ayuntamiento, 1991, págs. 19 a 69.
(2) No hay que olvidar que «el problema del historicismo siempre estuvo en la base de la arquitectura del regionalismo». V il l a r M o v e l l á n , A.: Introducción a la arquitectura regionalista. El modelo sevillano. Ed. Dpto. de H .a del Arte. Facultad de Filosofía y Letras. Córdoba, 1978, pág. 34.
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1. Regionalismo vasco-montañés. Viña Vasca.
2. Regionalismo andaluz. Viñas San Francisco y Paz, así como la de José Sáenz de Tejada, aunque está en una vertiente más clasicista y menos folklórica.
3. Prefuncionalismo. Viña Moreno Torres.
Otras generalidades a tener en cuenta serían:
—La viña comprende dos módulos de habitación: el noble y el de los viñeros. El primero se usa cuando están presentes los dueños y el segundo supone la vivienda habitual de la familia encargada del mantenimiento de la casa. Ambos son independientes aunque se pueden articular en torno a un corral. Sólo la vivienda noble ofrece un diseño historicista.
— A la vivienda principal se accede por medio de un porche que suele estar columnado y cubierto por una terraza a la que se sale por la segunda planta.
— El edificio suele tener dos plantas de altura y, en algunos casos, un mirador-secadero alto.
— No se puede establecer un criterio general en cuanto a la planimetría, aunque sí es bastante común la articulación de las habitaciones en torno a una gran escalera de ida y vuelta.
— Los interiores son bastante confortables, destacando el uso de materiales nobles que conforman chimeneas, artesonados, escaleras, etc...
— La construcción es tradicional, de mampuesto enfoscado y encalado, aunque también es de destacar el uso del ladrillo. Es general a todos los edificios la utilización de las llamadas artes decorativas, tan queridas por los estilos historicistas: azulejería, ebanistería, herrería, etc...
— Integración en el paisaje serrano gracias a la vegetación.
Para terminar este apartado habría que decir que no se conocen, desgraciadamente, los nombres de los maestros de obras o arquitectos autores de los proyectos estudiados, aunque se podría avanzar que seguramente fueron los mismos que en aquella época trabajaron en la ciudad de Andújar en construcciones del mismo estilo. Así, es fácil ver la huella de Luis Berges en la Viña Moreno Torres o la de José Corbella en la Viña Sáenz de Tejada, pero esto sólo puede ser considerado como hipótesis.
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Figura 2 .—Viña San Francisco. Fachada principal.
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LAS VIÑAS DE ENRIQUE BERENGUER
Las tres construcciones que promueve este ingeniero de minas linaren- se se acogen a los presupuestos estéticos del eclecticismo regionalista. Son las siguientes:
Viña San Francisco
De su tamaño e importancia se deriva el nombre por la que se la conoce «Casa Grande». Fue la construcción pionera en introducir el lenguaje historicista dentro de las Viñas de Peñallana, y protagonista de importantes hechos históricos, pues durante la guerra civil española funcionó como Hospital de Sangre mientras duró el asedio republicano al Santuario de la Virgen de la Cabeza; sus salas fueron habilitadas para ello y en una de las mismas encontró la muerte el capitán Cortés. Cuando el conflicto acabó fue de nuevo rehabilitada para su uso habitual, aunque dichas reformas no afectaron sustancialmente a la estructura general, lo cual resulta más asombroso si tenemos en cuenta, además, la cantidad de propietarios por los que ha pasado desde su construcción por Enrique Berenguer: la familia Molli- nedo, Enrique Moreno y, actualmente, Carlos Baena.
Por su diseño, estructura y extensión la Viña San Francisco muestra en su indagación historicista un considerable parecido con los cortijos que, a partir del siglo xvm , se crean a lo largo del Valle del Guadalquivir y de los que en la vega de Andújar tenemos importantes muestras. Así nos lo anuncian el monumental pórtico-espadaña de entrada y su carácter agrario. De hecho, y durante mucho tiempo, esta viña funcionó como granja, constituyéndose en importante centro de producción para la zona de Sierra Morena Oriental. Este carácter productivo constituye una excepción a la generalidad de las edificaciones de Peñallana, las cuales tienen una función puramente residencial. Hoy día, sin embargo, la Viña San Francisco lo ha perdido.
Estilísticamente su adscripción al Regionalismo Andaluz de origen sevillano es evidente en los siguientes elementos:
— Alternancia del encalado blanco en los muros y el ocre en las molduras.
— Presencia de mirador-torreón-secadero.
— Uso de cerámica vidriada en tejadillos, balaustres o paneles (en la entrada encontramos uno con la imagen del Señor del Gran Poder de Sevilla).
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— Rejas completas en ventanas y balcones, incluso algunas con coronación de eses simétricas.
Por su parecido, no resultaría muy aventurado establecer un paralelismo formal entre este edificio y la Hacienda Simón Verde (1923) de San Juan de Aznalfarache (Sevilla), realizada por el gran arquitecto Juan Talavera y Heredia (3).
La Viña San Francisco ejerció cierta influencia formal-estilística en su entorno. Esta se observa, sobre todo, en la Viña Paz, situada a la entrada del complejo de Peñallana y construida en la más inmediata posguerra, como así lo delata un panel de cerámica con el antiguo escudo nacional. También hay cierta influencia sevillana en la Viña Mari Pili, de la familia Peralta, y en la que es propiedad de Antonio Huete, aunque esta es más reciente y alejada del núcleo central de las Viñas de Peñallana.
Viña Vasca
Es un pequeño edificio situado junto a la Viña de Argimiro Rodríguez Álvarez, a cuya construcción estuvo ligada por pertenecer al mismo promotor, Enrique Berenguer. Su adscripción estilística al regionalismo vasco- montañés (4) resulta bastante caprichosa, máxime si tenemos en cuenta la ausencia de obras de dicho estilo en Andújar y toda su comarca. Tan sólo en Jaén, por nombrar el ejemplo más cercano y excepcional, encontramos el edificio del Museo Provincial, realizado en el año 1920 por el arquitecto Antonio Flores Urdapilleta (5). Lo más significativo de la viña, y en general de dicho estilo, es la utilización masiva de la piedra en muros y columnas, así como la presencia de salientes cornisas sujetadas por ménsulas- zapatas de madera. Esto es evidente tanto en la pérgola lateral, que utiliza como soporte una serie de columnas toscanas sobre plinto, como en el porche de entrada que, además, es vistoso ejemplo de una pésima restauración.
Viña de Argimiro Rodríguez
Es la tercera de las promovidas por Enrique Berenguer, aunque de su espíritu original historicista no conserva prácticamente nada debido a la reforma de que fue objeto por su actual propietario, que la adquirió antes
(3) V il l a r M o v e l l á n , A.: «Juan Talavera y Heredia». Colección Arte Hispalense. Ed. Excma. Diputación Provincial. Sevilla, 1977, pág. 125.
(4) Este estilo está plenamente definido en el libro de F l o r e s , C.: Arquitectura española contemporánea. Ed. Aguilar. Bilbao, 1961.
(5) G a l e r a A n d r e u , P.: Catálogo morírtmental de la Ciudad de Jaén. Ed. Excma. Diputación Provincial, Instituto de Estudios Giennenses.
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b o l e t í n DEL Figura 3 .—Viña Vasca. Porche de entrada.INSTITUTO
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de la guerra civil española. Sólo una reja de diseño modernista y algunos monumentales maceteros en cerámica trianera recuerdan la obra primigenia. Fue en la inmediata posguerra cuando se procedió a la ampliación y añadido de dos plantas, así como a la adquisición de un aire funcionalista, para convertirse en centro de importantes encuentros socio-políticos entre personajes influyentes como el ministro Camilo Alonso Vega y el mismísimo Jefe del Estado, Francisco Franco, aprovechando sus jornadas cinegéticas.
Viña Sáenz de Tejada
Fue mandada edificar por este rico hacendado local, José Sáenz de Tejada, aprovechando el auge constructivo de la sierra en aquellos momentos, aunque buscando sobre todo el aire puro con fines medicinales para la curación de una bronquitis crónica de su hijo. Se acabó en el año 1932 como reza en la reja del porche, siendo la única viña de la que tenemos constancia cronológica exacta.
Con este edificio seguimos dentro de la misma corriente arquitectónica del regionalismo andaluz que había inaugurado la Viña San Francisco, pero con un matiz menos agrario, más elegante y urbano: en su equilibrado porche de arcos de medio punto es fácil adivinar semejanzas con el pabellón del emperador Carlos V en los jardines de los Reales Alcázares sevillanos. Este guiño historicista al Renacimiento constituye una auténtica novedad dentro del panorama arquitectónico iliturgitano del eclecticismo, que era más sensible a la influencia barroca; por ende, la huella aquí del arquitecto Aníbal González es más fuerte dado que su síntesis ecléctica está más cercana al estilo renacentista-mudéjar que la del otro gran maestro sevillano, Juan Talavera, cuyo barroquismo «sería el que acabara imponiéndose en la imagen generalizada de lo que es la arquitectura sevillana» (6). Dado que dicha arquitectura entró en la ciudad de Andújar de la mano del maestro de obras local José Corbella, es previsible pensar en su autoría, aunque este extremo no se puede probar fehacientemente.
Otra aportación de esta edificación es el uso del ladrillo visto brillante en las molduras, zócalos, alrededor de los vanos y las esquinas, lo cual es novedad en lo que se refiere al ámbito serrano, dado que en Andújar era un elemento bastante común desde que se introdujo por primera vez en la
(6) P é r e z E s c o l a n o , V.: «Aníbal González». Colección A rte Hispalense. Ed. Excma. Diputación Provincial de Sevilla. Año 1973, pág. 30.
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Figura 7.—Viña José Sáenz de Tejada. Reja en la ventana del porche.
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BOLETÍN DEL Figura 8.—Viña Sáenz de Tejada. Chimenea con grutescos. Salón principal.INSTITUTO
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Casa Guerrero (1924), de la calle Ollerías, como una influencia más del esplendor arquitectónico sevillano en los prolegómenos de la Exposición Iberoamericana de 1929.
Un aspecto fundamental de la Viña Sáenz de Tejada es la importancia de las llamadas Artes Decorativas dentro de la construcción: cerámica vidriada, hierro, madera y ladrillo, tratados todos con un preciosismo que jamás después ha podido encontrarse en un estilo arquitectónico y que es muestra del «sumo cuidado que pusieron los arquitectos del regionalismo en lograr una belleza compositiva de diseño que tuviera su plasmación en la realidad con calidades artesanales» (7). De la herrería destacan los magníficos cierres y aldabas de la puerta principal, así como la gran reja del porche que posee friso bajo de rosetas y coronación de eses simétricas y pináculo sobre cornisa corrida. En cerámica vidriada encontramos un excelente mural de la Virgen de la Cabeza en el rellano de la escalera, así como las olambrillas que componen la solería. Del trabajo en ebanistería destaca el salón principal, una magnífica joya donde destacan la chimenea francesa con motivos decorativos de grutestos y heráldica, así como un excelente ar- tesonado compuesto de vigas sobre ménsulas y casetones. Estamos, sin duda, ante la viña concebida con mayor elegancia y confortabilidad de toda Peñallana.
Viña de José Moreno Torres
Fue una de las edificaciones pioneras en el proceso de amplia remodelación arquitectónica que se estaba produciendo dentro de las Viñas de Peña- llana, pero en este caso su promotor, el ingeniero José Moreno Torres, hizo una elección estilística que, sin abandonar los principios del historicismo, tendiera una mano al revolucionario y recién surgido funcionalismo. Esta extraña simbiosis explica contrastes como el uso alternativo del arco de medio punto, la rejería tradicional y la amplia cornisa mensulada, principios todos históricos, junto a la baranda de tubo, la ventana horizontal, la asimetría de huecos y la ausencia de ornamentación, aportaciones éstas de la mayor modernidad. Lo más interesante es, no obstante, la forma tan inteligente de combinar ambos estilos, lo que nos situaría en la línea constructiva del arquitecto Luis Berges, autor en la ciudad de la Casa Casuso (1927) y arquitecto municipal honorario, en cuyas obras late «un irrefrenable diseño moderno-funcionalista, que parece enmarcado por el ropaje de los his-
(7) V i l l a r M o v e l l á n , A .: Introducción a ..., p á g . 32 .
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toricismos, quizá en un intento de fundir tendencias dispares» (8).
Con esta aportación se replantea definitivamente el protagonismo de José Corbella en la introducción de la Arquitectura Racionalista en la ciudad de Andújar, a partir del diseño de la Viña Gisbert en 1932, aunque reafirmaría la versatilidad del célebre maestro de obras iliturgitano.
Inmediatamente anterior al inicio de la guerra civil española la viña fue comprada por el rico hacendado local, Cecilio Puig de Miñón, a cuyos descendientes sigue perteneciendo.
CONCLUSIONES
El cambio que supuso el proceso de introducción de la Arquitectura Historicista en las Viñas de Peñallana no sólo fue estético-estilístico sino que quedaron afectados muchos otros aspectos:
1. Sociedad. Este enclave serrano empieza a convertirse a partir de los años veinte de nuestra centuria en un lugar de relaciones humanas y sociales, cambiando su concepción económica tradicional. La población de Andújar empieza a considerar las viñas como un espacio vacacional, de descanso o incluso de reposo. Las casas, como hemos visto, dejan de ser austeras y funcionales para convertirse en cómodas y confortables. Este proceso al principio es muy limitado y se refiere tan solo a los ricos hacendados locales que hemos estudiado: Enrique Berenguer, Cecilio Puig de Miñón, José Sáenz de Tejada, Plácido Gisbert o miembros de la aristocracia como José Moreno Torres, Conde de Santa Marta, o Rafael Pérez de Vargas, Conde de la Quintería (10). Tras la guerra civil y como consecuencia del fervor propagandístico y la restauración del Santuario de la Virgen de la Cabeza(11), este proceso se va ampliando con el beneplácito de las autoridades lo-
(8) V a r io s : Historia de Jaén. Ed. Excma. Diputación Provincial y Colegio Universitario. Jaén, 1982. Capítulo dedicado al arte por Pedro Galera Andreu, pág. 698.
(9) C a s u s o Q u e s a d a , R. A.: «José Corbella Pené y la Arquitectura Contemporánea en Andújar». Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, núm. LXX1V. Jaén, pág. 94.
(10) Esta alcurnia social es reflejo de ese ambiente aristocrático que se respiraba en la ciudad de Andújar desde principios de siglo, corroborado por las visitas de la familia real: en 1915 la infanta Isabel, hermana del Rey, y en 1916 y 1926 el mismísimo Alfonso XIII, en la segunda ocasión acompañado del jefe de gobierno, Miguel Primo de Rivera, en la que llegaron a visitar el Santuario de la Virgen de la Cabeza y las obras públicas en construcción por toda la Sierra de Andújar. T o r r e s L a g u n a , Carlos de: «La Morenita y su Santuario». Volumen III de Historia de la ciudad de Andújar y de su patrono la Virgen de la Cabeza. Edita el autor. Andújar 1961.
(11) C a su so Q u e s a d a , Rafael: «Arquitectura de posguerra en Andújar. La labor de Regiones Devastadas». Revista Cuadernos de Historia, núm. 0. Andújar, 1983.
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cales las cuales hacen vivir a la ciudad «...cara al sol de Sierra Morena»(12). Posteriormente el «boom inmobiliario» de los años sesenta culminaría el proceso «inundando» de nuevas construcciones el ámbito de Sierra Morena y provocando ya serios problemas ecológicos que la reciente declaración de Parque Natural debería ir evitando.
2. Economía.;—El tradicional valor económico-productivo de la actividad viñera decae en proporción directa al auge del espacio serrano como ámbito de relaciones sociales. Es cierto que las grandes viñas estudiadas aquí tienen cierta autosuficiencia económica: poseen un pozo de agua, horno exterior, pequeña granja, etc..., pero el valor productivo con fines comerciales se perderá salvo en el caso de la Viña San Francisco. Durante la posguerra ese valor económico resurgirá, pero con otro matiz, reorientado hacia el turismo cinegético, religioso y, ya hoy día, ecológico con la creación del Parque Natural de la Sierra de Andújar.
(12) Acta de la sesión extraordinaria celebrada por la Excma. Comisión Gestora Municipal el día 3 de agosto. Archivo Municipal de Andújar. Documentos varios, 1939.