Post on 15-Jan-2016
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LA CONCEPCIÓN DEL JESÚS HISTÓRICO Y LA PÉRDIDA DE SENTIDO EN LAS
NUEVAS REALIDADES SOCIO-CULTURALES.
Fray Harvey Barrero Duarte O.carm. 1
La investigación sobre Jesús con criterios históricos comenzó en la época de la Ilustración. Por
entonces surgió un gran interés por la figura histórica de Jesús, que se extendió a lo largo de todo
el siglo XIX. En la primera mitad del siglo XX, sin embargo, se fueron alimentando serias dudas
sobre la posibilidad de reconstruir la vida de Jesús. A mediados del siglo XX ha vuelto a florecer
el interés por el Jesús histórico y se ha desarrollado una intensa investigación sobre él desde
diversos puntos de vista. Simplificando un poco podemos decir que dicha investigación se ha
llevado a cabo en los dos últimos siglos. En este periodo de tiempo suelen identificarse tres
“búsquedas” del Jesús histórico: la llamada “vieja búsqueda” (old quest), que abarca todo el
siglo XIX; la llamada “nueva búsqueda” (new quest), que suele situarse entre 1950 y 1980; y la
tercera búsqueda (third quest), que se inició en 1980 y llega hasta nuestros días.
Por ello, el estudio histórico de Jesús de Nazaret resulta una ingente labor por parte de los
historiadores y teólogos. Esto en vista de las dificultades que implican un serio y responsable
abordaje del tema “real del Jesús histórico de Nazaret del siglo I de nuestra era”, por ello, la
correspondencia mutua con otras ciencias de carácter científico como la sociología, la
arqueología y la antropología es de vital importancia para tan grande pretensión. Ciertamente,
que este estudio aunque pretenda ser neutral sin ir a favor de una sola postura de fe, pretende
también ser mediadora puesto que hay que respetar susceptibilidades; ya que en perspectiva de un
credo es conveniente ser muy elocuentes y ecuménicos a la hora de exponer el ámbito de fe en la
persona de Jesús, desde el matiz católico como lo es en el caso de Meier (1988) y demás autores
que trataremos en el transcurso de la reflexión.
Por generaciones enteras, eruditos competentes en el ámbito histórico del Jesús han hecho
avanzadas investigaciones científicas para tratar de conocer su persona, el contexto social y
político, el ámbito religioso judío, y sobre todo con ayuda de la antropología y la arqueología
encontrar datos fehacientes de su existencia terrestre en la primera era cristiana.
1 Sexto semestre de Teología en la Universidad Pontificia Bolivariana (Bogotá). Investigación teológica.
Pero aunque las ciencias hayan avanzado a pasos agigantados nunca será posible enmarcar la
persona de Jesús en su totalidad, porque de cierto es que toda su vida y su ministerio aún quedan
en el ámbito mistérico de Dios, es decir, aquello que por el raciocinio nunca accederemos; para
tal caso sólo nos queda dar el salto de fe y ayudados por esta gracia, poder entonces comprender
lo que por la razón se nos hace imposible e inabarcable. Por consiguiente, Meier en el primer
volumen de un judío marginal dirá “el Jesús histórico no es el Jesús real. El Jesús real no es el
Jesús histórico. Subrayo esta paradoja desde el principio porque en la ‘búsqueda del Jesús
histórico’ surge una interminable confusión debida a la falta de una clara distinción entre estos
dos conceptos” (Meier 1998, 29).
Por tanto, la cuestión del Jesús histórico sigue inquietando a estudiosos del tema, a curiosos, a no
creyentes y, por supuesto a los cristianos ya sean católicos o de otra confesión. Lo cierto es, que
el tema de Jesús sigue siendo tan actual que nunca se ha de dejar de pretender saber y conocer
más de su Persona, su contexto social y el fundamento de su vida dentro de los lineamientos de la
historia tanto eclesiástica, teológica y social. En este contexto, las actuales investigaciones del
Jesús de la historia resultan iluminadoras para el creyente. Puesto que las aportaciones siempre
irán en relación con lo que se encuentra en el Nuevo Testamento, y no en contraposición. Es
decir, si consideramos las fuentes cristianas como las principales, han de ir en consecuencia las
nuevas investigaciones que arrojan datos para entender mejor lo consignado en las Sagradas
Escrituras. Pero si bien es cierto, han sido muchos los datos encontrados por los arqueólogos al
estudiar los realia los cuales son argumentos necesarios para explicar la realidad de siglos y
culturas anteriores en los sitios de interés para el mundo científico, en cuanto a las excavaciones
bíblicas.
Por consiguiente, el presente ensayo estará en las postrimerías de las influencias culturales y
sociales en la vida terrena de Jesús, con respecto a las nuevas realidades socio-culturales . Se
tratará de responder a los interrogantes que plantean tal cuestión. ¿De qué forma es posible
retomar en el presente la concepción del Jesús histórico? ¿Influyó en el pensamiento de Jesús
separarlo del Cristo de la fe? En efecto, tratar de responder a estas preguntas es un arduo trabajo
aún para los investigadores más experimentados y tallados en el campo pastoral y dogmático. Sin
embargo, estudios serios y dedicados de reconocidos teólogos y arqueólogos en sintonía con
expertos en Biblia nos han de ayudar en esta empresa ardua, pero que con mucha expectativa
iniciaremos, al recurrir a sus indagaciones e interpretaciones.
Por ende, nos propondremos en presentar la visión más aceptada por la comunidad de
arqueólogos y hombres de religión, conocedores y expertos del tema como Echegaray (2000),
Meier (1998), entre otros autores cualificados para tal fin. Por tanto, la investigación del Jesús
histórico hace parte de las exigencias de la investigación del Nuevo Testamento . Así, Santiago
Guijarro (2002) expresa acertadamente la valoración que tiene la investigación histórica de Jesús,
en donde la interdisciplinaridad juega un sorprendente papel. En su página web El Jesús
Histórico en la parte del tema 1 se puede leer lo siguiente:
Se trata, efectivamente, de un tema central para una disciplina (la exégesis, y en última instancia la teología), que quiere dialogar con la cultura en la que vive; y es evidente que la cultura occidental ha ido integrando como uno de sus rasgos más característicos una aguda sensibilidad hacia lo histórico. En este sentido, la investigación sobre el Jesús de la historia revela el deseo de un diálogo abierto entre la fe y la cultura. Pero también es un tema central por razones internas a la misma reflexión teológica, pues el estudio del Jesús histórico tiene que ver con un dato nuclear de la fe cristiana: su historicidad. A diferencia de lo que ocurre con otras religiones, el fundamento del Cristianismo no es una revelación o un mito, sino un acontecimiento histórico, que constituye el centro del kerigma anunciado por los primeros cristianos. Por eso, quien renuncia a la historia de Jesús, cae fácilmente en un docetismo que coloca en segundo plano el dato fundamental de su encarnación. (Recuperado de http://bibliotecacatolicadigital.org/Libros/CARTEL_SANTIAGO_GUIJARRO_OPORTO.htm).
Para el hombre contemporáneo la investigación histórica y el consiguiente acceso a Jesús no solo
está mediado por la historia y las diferentes metodologías actuales, sino que guiados por la fe es
posible hallar una complementariedad necesaria. Efectivamente, Jesucristo sufrió la muerte real
en la cruz y aun mas es certeza de fe que ha resucitado, pues siendo Hijo de Dios llevó a
cabalidad la voluntad del Padre. Los escritos neotestamentarios fundamentan la fe en la
resurrección de Jesús en dos tipos de experiencia que se han transmitido en tradiciones
independientes: las apariciones del Resucitado a sus discípulos y el hallazgo del sepulcro vacío.
En definitiva, acceder a Jesús es y seguirá siendo un gran problema para la ciencia, y aún más
para aquellas personas que aferradas a lo técnico quieren desmentir la existencia real e histórica
del Hijo de Dios, para solo quedarse con lo que por la fe no podemos demostrar. Por tanto, ¿las
investigaciones no darán abasto esta necesidad, pero será que la fe en Jesucristo depende de lo
que unos datos científicos revelen? Por ello, la labor del teólogo y pastor de la Iglesia es velar
para que en la conciencia de las personas se abra paso al kairós de Dios, es decir, dejar a Dios ser
Dios en nuestras vidas. Y ayudados ahora sí por las investigaciones solidificar la fe que ya hay
arraigada en nuestro ser.
BIBLIOGRAFÍA
Gerd Theissen y Annette Merz. El Jesús histórico. Manual. Ediciones sígueme. Salamanca. 1999.
Joaquín González Echegaray. Jesús en galilea. Aproximación desde la arqueología. Editorial
Verbo Divino. Estella (Navarra) 2000.
Doris Donnelly (Ed.). James d. g, Dunn, Daniel J. Harrington, Elisabeth A. Johnson, John Meier
y P. Sanders (cols.). Jesús un coloquio en tierra santa. Traducción: Xabier Pikaza. Editorial verbo
divino. Estella (Navarra) 2004.
Santiago Guijarro. El Jesús histórico. Recuperado de
http://bibliotecacatolicadigital.org/Libros/CARTEL_SANTIAGO_GUIJARRO_OPORTO.htm).
2002.