Post on 26-Jun-2015
limnes cukurales reificados. Los habitantes de Southall no son á les mu~iculturales, pero tampoco son vfctimas ni clones de una '
tidad cultural u otra. Ser un habitante de Southall socialmen
competente es saber cuándo es mejor reifICar y cuándo es mejor
retativizar las dijerencias. Compnender la praxis multicu~ural es eg.
minar precisamente cuándo las personas cambian de un discurso •
otro. Al estudiar estos cambios, los científicos sociales pueden
aportar una enorme contribución al futuro multicukural. Las perscnaa
de las que aprendemos mediante nuestro estudio pueden mostrar.
nos el camino que hay de los desfiles culturales al mu~iparentesco y
así llego nosotros podemos mostrarlo a los demás. En el capitulo
final volveré a hablar de la contribución que pueden hscer los estu.
diantes de ciencias sociales. pero primero será mejor resumir todo el argumento de un vistazo. Deberla añadir que éste es uno de Jos
posibles resúmenes. Otros estudiantes de ciencias sociales pue
den, perfectamente, tener el suyo propio que les lleve a distintas concfusiones.
Lecturas complementarlas
8aumann , Gerd, Contesting Culture: Discourses of Identity in
Multi'Ethnic London, Cambridge, Cambridge University Press, 1996, págs. 173·187.
apósito· resumen 11 . Del sueño al pr . ncepto de cultura
- un nueVO co El multicultufshsmo es
p: ¿Oué es la cuhura?
R: Hát>tos.
p: ¿Oué es la tradtción? hacemos las cosas. R: Creo que se refiere a la forma en que
P· ¿Cuál es tu cultura? L _ _ ~ . habían ntA;I ..... .
R: ... Cosas nuevas que nO se
cuestiones por estudiantes scritas a tres (Respuestas e de Soothall Londres.)
de doce años '
m',ento mutticultural par· bases del pensa
Nuestra búsqueda de las . ión penmanente de igualdad a l ' ~ral' una VIS
tteron del sueño mu tlCU· le La cuestión es cómo se d" ncias cultura s.
los de todas las "ere iones de los dere-trav . aldad Y hay tres concepc podría conseguir esta 19u . derechos humanos son los
podemOS recumr. Los d m chas a las que b'én los más diflCiJes e ro .
. aunquetam 1 más inclusivos Y d"""""s, ci6n como entre ellos. Los der ...
de I Estados·na . lir tanto dentro os do de las democracias
P , . más consagra chos civiles, el compromiSO . normalmente se limitan
ás fáciles de cumplir, pero modernas, son m
a los ciudadanos y apenas hay constancia de que hayan servido
para superar las desigualdades basadas en historias de discrimina·
ción nactanal, étnica o religiosa. Los derechos comunitarios han
ganado mucho terreno durante los últimos veinte años pero, igual
mente, plantean una serie de cuestiones: ¿qué tipo de comunidadea
se deben reconocer? ¿Cómo SS expresan desde el punto de vista
democrático? ¿Necesitamos que nos encierren en un gueto para
conseguir la igualdad de derechos? Estos tres tipos de derechos
hacen una serie de promesas parciales de cumplir el sueño multi·
cu~ural. Para pasar del sueño al propósito necesitamos analizar los
tres componentes del triángulo multicu~ural: el Estado·nación y su
identidad nacional, la idea de etnicidad o la identidad étnica y los tra
bajos de la religión y la identidad religiosa.
El Estado-naci6n reclama una posición de privilegio frente a esas
otras identidades, tanto la étnica como la religiosa. Declara ser post·
étnico, sustituyendo todos los lazos étnicos por lazos de asociación
racional que proporcionan Jos mismos derechos a todas las etnLas.
La primera declaractórl no se puede sostener puesto que todas Jos
Estados-nación hacen uso de una ideologra pseudotribal, por no
hablar de una discriminación étnica, para demostrar su valor como
comunidades imaginarias. La segunda declaración es la de sustituir
la comunidad rel~iosa por un consenso secular sobre un marco
común neutral desde el punto de vista religioso. Sin embargo, este
marco común necesita ocuparse de ideok>gías de cultura cívica de
carácter casi rel igioso, que equivale a que cada Estado-nactón pro-
duzca su propia religión civil. Por lo tanto el Estado-nación, el primer
vértice del triángulo mu~icu~ral, no es simplemente la arena neutral
dentro de ra cual se puede realizar el sueño mu~icu~ral, sino que
es, en sr misma, uno de los problemas. Sin embargo, los conceptos
de kientidad étnica Y reltgiosa se tienen que cuestionar en la misma 164
medida.
La identidad étnica y su resu~ado práctico, la etnopolitica, basan
su autoridad en lazos de sangre y en la descendencia e incluso los
lazos del khoma y de la cuttura se tratan como si fueran hechos natu
rales. Esta posición esencialista no es válida: lejos de ser una iden-
ia <de acción eocial cuidatidad natural, la etnicidad es una estrateg . lada dirigida por una
da con free"""",a manapu dosamente elabora y udo explotan o engañan a sus serie de él~es no elegidas que a men . . reiona una
benefactores. Por otro lado, la rehgión propo supuestos los creyentes piensan que su
. de identidades inmutables. Aunque t seno . ioneS son más bien sextantes enonnemen e fe es inmutable, las rehg . . r ado y etiquetado de unos influidos por el contexto y no el equipal" 19
grupos unificados. ár ' uode destruir lo que analizan. Las Ninguno de k>s tres sn 18 1S P . . ':eooo en el futuro veni-
. ales van a segurr eXISl1 identiflC3Ciones naclOO . s dereches para todos
. f de asegurar los mismo doro y la me¡or orma r . nacionales pero las identida-
rt n las culturas e VlC3S • es tomar pa e e o postétnicas o no reli-
ueden aceptar com des nacionales no se p . sarias para ganar las
giosas. Las identiflcactones étmcas ~n nace aceptar . .. • tnlC3 pero no se puede
batallas a la discrimlnaclon e • . ' largas I constantemente necesitan reY!-
dadas por natura eza Y . que vengan . L identificaciones reh·
. las élites ¡nteresadas. as sar su influenc13 en I identifJC8ctones
á de hecho tal vez sean as . no desaparecer n y pero
glOS3S eden encontrar y reformar, más delicadas Y creativas que se pu ó a las identificaciones
. . '\ se por la misma raz n que necesitan '1'91 ar .' d las élites interesadas.
é · . por la ¡nfluenc13 e nacionales Y tnlcaS. id "~ades. por el ténnino
. . la palabra ' en,~ Sin embargo, al sustitUir Itticamente i berador. Ya
. hemos dado un paso ana _identifICaCIOnes- fi' no se cuestiona ni se
. ide tidad como algo P que no vemos ninguna n cionaIista como preten-cambia. La identidad nacional ya no es tan ra rece ser Y la
. id d étn;c3 ya no es tan natural como pa . de ser, la ident a a no es tan etemamente inmutable oomo predICa identidad rehglOS3 Y . . . relacionadas con una visión r",fl '
Toda ellas son idenblicaclOll9S ser. s It' lturalismo es una nueva cada de la cultura. Por : tan~o-":~:e:u la cu"ura como algo que
t 65 fooma de entender la cu ra. .1 hera podremos vena como de k> ua somos mtembros a
tenemos Y q somos moldeadores. El punto de vista algo que creamos Y de lo que .' . isla o ""iglosa'
~ (ya sea naclQ03hsta, etnIC esencíalista de la cu ra . tendimiento procesual e
) uede convertir en un en mente ortodoxa se P It La cu~ra no es una fotocopiadora incluso discursivo de la cu ura.
multicultural, este doble entendimiento discursivo de la cultura debe busca .... en la práctica
Esto es lo más importante puesto que hay un abismo enorme.
mente contraproducente entre nuestra teorización multicultural y nuestra in\l9stigación en la práctica. La literatura teórica ha adorna.
do la palabra -ciudadanía_ con una docena de nuevos lemas en
madia docena de años: eso hace que haya dos nuevos tipos de ciu.
dadanla cada año. Sin embargo, la mayoría de nuestra in\l9stigaci6n
empírica sigue planteando las mismas preguntas del pasado y sigue
proporcionando las mismas respuestas. Nunca sabremos Jo que es
una identidad a no ser que la hayamos intentado disgregar en Klen
tjflCSciones dependientes de una situación; nunca aprenderemos lo
que es una cultura hasta que no la entendamos como un proceso
dialéctico, es decir, de doble discurso: las personas la reifican y, al
mismo tiempo, deshacen sus reifteaciones. Nunca entenderemos
por qué las identidades son dialogantes si tomamos como ejemplo
la familia de un filósofo. En otras palabras, necesitamos descubrir
empíricamente con qué exactitud las personas consjguen modelar
las identidades basadas en el diálogo mientras que, al mismo tiem.
po, reifican las basadas en el monólogo.
Seria maravilloso si esa investigación pudiera ofrecernos una
receta infalible para la acción futura y refOt"Zar as! nuestras conclu.
siones con una serie de reglas definitivas que den lugar a un futuro
multicultural sin tener que volver a plantearlo de nuevo. Sin embar
go, debo confesar cierto escepticismo en ese sentido. Por decirlo
de forma general, no estoy con\l9ncido de que en la vida social haya
una cosa llamada cacci6n científica_, es decir, una forma de actuar
que sea científICamente válida y otra forma que se pueda probar que
sea científicamente equivocada. Hay más vacíos que vínculos entre
Jos estudios sociales y el sueño de una «ciencia- social neutral por 168
una parte y entre la ociencia. social y el sueño de los burócratas de
ingeniería social por otra. Sin embargo, me siento obligacio a señalar
que el escribir este libro ha cambiado mis puntos de vista. Todas las
identidades son identifICaCiones, todas las identificaciones son dialo
gísticas Y todos los intentos por conseguir un sueño comun son prác.
169
ticos. Esto ú~imo es el punto más importante. ¿ Oué puedo hacer
para convertirme en un ciudadano multicultural útil y cómo supero
las reifteaeiones que han minado en mi mente el sueño multicultural?
• Mi respuesta personal es simple y, por lo tanto, puedo expresarla en
una nota al pie: no es más que la opinión personal de un ciudadano
que estudia las ciencias sociales. 1 Lo que puede resultar de más inte
rés práctico es dedicar el cap~ulo final a subrayar algunos proyec·
tos de investigación factibles que otros estudiantes del enigma
multicultural también podrían encontrar gratificantes_
1. Si tlMera que presentar seis reglas para un futuro mut6clM.umI a partir del pensarriento mtJtirrelacionado. lo heria de ka aigoieote n.nera: 1) Tenemos que ~ al moderno Estado-nación como una creación prob6ema1ica. tanto por ser pse~1CO
__ ~ ••• que necesita rMormtne . Es posi:M que por M8 razon los comoporser~--, . • N . teóricos poIibcos sigan invernando nuevos metes ide~8 . de ciudadanl8.. 2) ~mas reconvertir las identidades nacionales, étnicas '1 reli(;osU en ~oce608, es ~r, debemos reconocerlas como idef"ltidades reificadas ., reformarlas retirando sus reificaciones más habituales. 3) A no ser que de repente triunfen los derechos humanos, podemos intentar basar nuestras expectativas de igualdad en unos derechos que se puedan cumpltr" otorgados sobre la base de los derechos de residencia, '1 no de un estmos cMco. La residencia. medto plazo. ya sea legaI .o ~ •. debe dar lugar a ~ derechos que se tienen que cu~r en loa Estados-naOOn. y últimamente tal ~z a trayés de la ley internacional. 4) Fomentaremos con tervor .todos loe ~sos que relacionen entre si fas c:ivisiones nacionales, étnicas '1 reigiosas establecidas. Los dere-
eh<> de I . de género los defflchoe -. y _"""aIes. los de<echo. s a mujef" y • • . de los nil'lo8 '1 de los prisioneros son punto8 destaca~ ~ra ent~r las ~ Y caducas dtvisiones. 5) Necesitarnos desarrollar una ctenaa social ~nos exclu8IVa desde el punto de vista nacional, étnico '1 reltgio8o que nos aP'9:rte de ~r las comu· nidades encerradas en guetos que IM>tudiamos Y que no8 ~ estuOar sus lazos en COITlIXt de intercarrbio y solidaridad. 6) Podemoa hacer poSible es1e progreso ~ciendo el purto 1). planteando el punto 2) y practic.-do los ~nt06 3). 4) Y 5) . La ~ forma de desa~lar el pensamiento muttirrelac:ionaf y ml4tictitu~8! es muy ~nctna. intenta no reiicat todas laa reificaciones aceptadas encontrando c;ivi8lOfl8S re~ entre ti. Cuando el tiscurso reificador hab'a de ciudadanos o de ~ de e~ purpuras o verdes, de creyentes o ateos, debemos preguntamoB poc- ciudadanos ~ o pobres. por etnias podero&as o maniptbdas. por creyentes ~ o ~enecientes a Uf18 rrinoria sexual. ¿Quiénes son las minorias dentro de las ",.yonas, quenes son las tnvisibles mayoóas en relación con las minorias? Mezclemos todas ~s formaS ~ ~learno8 cada posible categoria que veamos, ya que las perm.Jt~ ~ Infinitas
uando se cuestionan las reific;ac:ionM:: sets preguntas anulan a trelr.rta '1 &elS reapues~s y doce amAttn a doce veces doce. El principio es sierT1>re el rrwsmo: ~ntear una pregunta que interrelacione t.na 6visión constderada absoluta en .~r ~xto. Nada de lo que hay en la vida social estA basado en un absoluto. ni &q.JIera la 'dea de
lo que as una mayoria o un grupo clituraI .
12. Del propósito a la pues1a en pnlctlca:
sugerencia. para los estudiantes
Los nuevos conceptos necesitan nuevos proyectos
¿Cómo puede usted escribir tan igual? (Miss Bingley en la obra de Jane Austen, Pride and Prejudice, 1813,
capitulo 10).'
Siempre he sostenido el axioma de que los pequeOOs detalles son, con
mucho, los más importantes.
(Sher1ock HoImes en la ob<a de Arthur Conan Doyte. ,A Case of lden
ti1y-, The Adventures of Sherlock Ha/mes, 1892.)
Si queremos nafumar la práctica mu~icu~ural. tenemos que empe·
zar por nuestra propia práctica como estudiosos de ciencias socia
les. La investigación del enigma multicultural ·se ha fragmentado
tradicionalmente en dos grandes grupos: el gran trabajo teórico que
nos invita a replantearnos todos nuestros prindpios sobre la base de
ningún dato empírico serio y el trabajo empírico que sigue produ·
ciendo en serta las mismas banalidades durante últimos veinte años.
Un ejemplo de la existenc~ de un grupo empírtco es la avalancha de
• Trad. cast. : Orgullo y prejuído, Madrid, Austral, 1988, 10, pág. a..
reclamaciones para replantear el concepto de ciudadanía, En el
espacio de seis años, los cientificos sociales han encontrado más
de una docena de llamamientos para replantearse dicho concepto:
<ciudadania d~erenciad .. (Young, 1989), <ciudadanía posnacional_
(SoysaI, 1994), <ciudadanía neorrepublicana- (van Gunsteren, 1994),
<ciudadanía cuttural_ (Tumer, 1994), <ciudadanía mutticuttural_ (Kym
licka, t995), <ciudadanía transnacional_ (BaubOck, 1995), la lista
de nuevos adjetivos puede alargarse y no hay ninguna duda de que
asi será, Todos estos nuevos lemas apuntan hacia la propagación de
la idea clásica de ciudadanía socíal defendida por el experto en cien-
cias polfiicas Thomas Marshall (1965) y la exploración de nuevos
significados de participación en los procesos de toma de decisiones
públicas, Todo es como debería ser: ¿qué significado pueden tener
todos estos lemas en la vida real? Las respuestas más claras que
he encontrado proceden de la experta en ciencias políticas Iris
Marion Young (1990), pero incluso éstas no son demasiado preci,
sas: -Necesitamos estructuras participativas en las que personas
reales, con sus dfferencías geográficas, étnicas, de género y de
ocupación afirmen sus perspectivas sobre asuntos sociales dentro
de instituciones que estimulen la representación de sus distintas voces_ (pág, 116),
Al cerrar los ojos para imaginar dicha estructura participativa se
podría ver una reunión de vecinos en la que todos hablan de alguien
en particular en cualquier momento dado: blanco o negro, cristiano
o musulmán, hombre o mujer, heterosexual u homosexual, rico o
pobre, He acudido a alguna de esas reuniones en Southall y he
visto que en la mayoría de los casos habfa un grupo en particular
que controlaba la reunión: a veces el que más gritaba, que solía ser
el mejor organizado, otras veces simplemente la mayoría. Pero
entonces, nos recuerda Young, no deberíamos pensar que esos gru- 172
pos de identidad son del todo estables: -En general, en las socieda-
des enonmemente diferenciadas como la nuestra, todas las personas
tienen múltiples diferenciaciones de grupo [ya que incluso] [Oo_] las
personas individuales parcialmente constituidas por sus afinidades
de grupo y sus relaciones no pueden unifICarse, [puesto que] ellas
mismas son heterogéneas Y no necesaria
1990 pág, 48), , d va nos I Ahora, al cerrar los ojos e nue ,
, ' ble donde de forma aleatoria un millar Intenmna , red 'ble Y todos murmuran n en lugares Imp ecl s
pe el I ma _ciudadanía diferenciada-. En eiecto, otro e nde tá
I eslogan pero ¿dó es converger al menos en e, " tiva? P •
, ' océano la estructura partICIpa lista aunque ImpreciSO , .
cubrirla habria que hacer un t~bajo emPI~~~ue trabajan em Ir Por otra parte, esos ClBntlficos socia ~ ..' t
, , ' nd mostrar las inJustlcl3S e IOCompe mente siguen Inslstle o en ' Iidad controladas por la8 I
I 'udadanía y la naclona que acarrean a CI 't turas participa.
. . d scriben una sene de es ruc tes del Estado·naclon, e hábitos que funcionan
, n o desenmascaran tivas que no funCIOna d . Idad y el faccionalismo
b la base de la exclusión, la eSlgua so re col teóricos inventan nuevas , tiempo que sus egas egoísta, Al mIsmo , I studiantes amp!-
rf de na realidad que no eXiste, os e palabras a pa Ir u , .. realidades, una Y otra vez con las ricos describen las mlsm~s vte}8s observan nada y lo cuestionan
, lab as Los primeros no . mismas pa r , t' an nada Esta misma
• ' oh n todo y no cues Ion -todo, los utt.mos lo serva '00 más evidente en los estudios
. , . observa de manera I uSO dIVISión se . tBÓricas muchos estu.
. "d d En sus introdUCCiones , sobre la etnlCl a " ' '6n de múltiples identidades de diantes de etnicidad cItan la VIS' pod i 1_ como la definición
.. t quese ra Stuart Hall, como la s.guten e, I l't'lCa del reconocimiento de
t d ángel' . Es a po I de infinidad cuttura e un ' TpI identidades sociales y que todos estamos compuestos de mu ti ple:;amente construidos a
na sola Que todos estamos com no de u ' . de distintos antagonismos yeso través de distintas categonas, . ' tt' 'es posi-
locar amos soc~lmente en mu Ip puede tener el efecto de IZ " t fenómeno no fun-
, lid d subordInación , pero es e 173 ciones de margIna a y , (Hall 1991 pág, 57) ,
, odas nosotros de la misma forma- , ' " cfOfla en t , ' ión de la complelidad,
oda sino admirar semejante ~s Uno no pu a los estudios empíricos de etnk:idad, a
aunque cuando llega , mas como -Los tur, , t todavía se les Imparten te
muchos estud~n es p ' Los sijs en Nueva York- , cos en Berlín-, _Los bereberes en arls- o -
Se dedica toda la atención a una minoría nacional, étnica o religiosa
como si cualquiera pudiera saber de antemano cómo se imita esta
minoria y qué procesos ha asumido la comunidad dentro de ella y
cuáles fuera. En realidad, hemos creado una pequeña isla; estudia
rnos esta isla y solemos llegar a la conclusión de que la isla es, en
muchos sentidos, una isla. ¡Qué aburridol Pensemos en algunos
proyectos de investigación que podrlan proporcionamos observa.
ciones más interesantes de realidades multiculturales y que también
nos podrían ayudar a tender un puente sobre el yacio que existe
entre los dos grupos, la gran teoría prolija y el detallado aunque
poco imaginativo proyecto empírico. Tocios los ejemplos menciona
dos aqui están sucediendo en la actualidad y han sido nsspaldados
desde vartos organismos municipales y fundadones. Por Jo tanto no
son sueños imposibles sino proyectos factibles y subvencionados.
A dijerencia de las viejas corrientes de investigación, estas nu.,..
vas iniciativas no están ordenadas desde arriba sino que buscan sus
propias direcciones. Para presentar un sencilJo orden en su presen
tación se puede pensar en tres titulos generales: las relaciones entre
las distintas cufturas del Estado-nactón y IISUS- minorías, las relado
nes enlnllas minorías, y los procesos que se extienden a lo largo de
los límites del Estado-nación. Seguiré este orden de manera siste
mática para atajar por un posible camino a través de la espesa jun
gla de la moderna investigación empirica.
En primer lugar, hay relaciones complejas entre las cufturas del Estado-nación y las llamadas minorías que, obsérvese, se crean por
sí mismas. los historiadores han demostrado una y otra vez cómo las
potencias colonialistas occidentales impusieron a sus puebfos domi
nados 'as mismas etiquetas de -mayoría. y «minoria_ y cómo impu
sieron, y a veces inventaron, toda una gama de límites: la creación
de una mayoría y una minoría de tribus, religiones, castas, comuni
dades lingüfsticas e incluso razas era parte y parcela de lodas las
administraciones coloniales. En muchos otros casos, las élites occi
dentales crearon sus propios problemas de mayorías y minorías
entre las llamadas tribus. razas y castas que habían conquistado
(Dirks, 1989, 1996; Appaduari, 1993; FOl, 1995). Sin embargo,
174 175
este proceso está lejos de haber desaparecido: l:ada día si.gue
extendiéndose a toda prisa, ya que la diferencia cuttural no VIOno . . ión
dada por naturaleza, sino que se crea por mecho de la Int~cc social. Los estudiantes que investigan activamente en el barno k>n .
dinense de Southall han demostrado este punto de forma clara
(McGarry, 1990; Hawkes, 1990; Yabsley, 1990; véase también
Baumman, 1996), Y otros continúan este trabajo. Hay un nuevo pro
yecto en Southall que apunta precisamenle a _centrar la atención de
la investi9ación en aquellos grupos a los que antes se ~s conside
raba "no élnicos", y a través de esto se pretende dar a entender
cómo y por qué la etnicidad se considera una característica deter
minada de algunos gnupos y no de otros- (Robinson y otros, 1997,
pág. 8; véase también Tumer, 1998). Esto no es una simple investi
gación basada en conceptualizaciones, sino que tiene un inmediato
. I T t de comprender cómo el conflicto potencial está uso SOCIél : • ra ar relacionado con la forma en que los jóvenes (blancos) se definen, se
entienden a sí mismos y se comportan como personas oon unas
robustas identidades ' étntcas' o -no étnicas'- (Robinson y otros,
1997, pág. 8) . Esto es importante por dos razones. Desde el punto
de vista práctico necesitamos entender a aquellos grupos que ron
dan la vanguardia de la violencia racista, ya que el racismo es, en
gran medida, un problema creado por las llamadas mayorías, no por
las llamadas minorías. Desde el punto de vista intelectual, necesrta
mos comprender cómo, por qué y cuándo los conceptos de identi
dad cultura e incluso raza se reifican o no se reiftean. Ése también
es ~I consejo que he dado a muchos de mis estudiantes -étnica·
mente holandeses- de Amsterdam que quieren investigar sobre el
futuro mutticultural: no conviene cruzarse en el camino de una mino
ría reprimida si todavla no se es lo bastanle competente para enten·
derla. Es mejor estudiar nuestra propia tribu, ya que puede que ésta
sea el verdadero . probfema multicultural-.
Este tipo de investigación también puede aportar una luz como
pletamente nueva Y crítica sobre la propia literatura de la ciencia
social. Una estudiante de Amslerdam , Marisja de Best, ha descu·
bierto una forma especial de releer la fiteratura sobre los musulma-
nes en Holanda. Estaba realizando un estudio entra los .
:~:=eva Zelanda y encontró que los este':':::: socoales holandeses aplicaba los
atrasados- de Holanda se ' n a «musulmanes hola d aphcaban, palabra por palabra, a los
n eses que buscaban un futuro me' estudio lo lee el hola • ¡or en el extranjero. Si tal
ndés que está en casa de un artículo de un periódico hab' b ' Y sepresenta en forma • na a ferto un Importante . para un debate más • . espacIO autocrítoco y autorreflexivo del cu~uraJ- en Holanda -problema multi·
Hay otras tres vlas por las que c Iq ' . ua Utar estudiante serio puede avanzar en el estudio de nuestro entendimiento de los '
podla c~It~~a de un Estado·nación y -sus- llamadas mi~:i~~ ::t:
na amar las tres Emes: el mercado I . ión la ' os medIOs de comunica c y madrassa (la palabra del Corán' -P lo para refenrse a la escuela)
or que se refiere al mercaclo he . . ,ya mos señalado la come . r zación de la diferencia étnica y cu~raJ en f . rcoa l' mo de botas ro'as- . . ~rma de «mufficulturalis·
. J . El estudiO más on9,nal Y también el más
apasIOnante en este campo lo escribió A ces cursaba un mást yse Caglar, que por enton-
. er en Letras en Beriin (Cagla, 1995) E él mma el tema del d6ner kebap, es decir una porc:OO de - n ellaasada servida ' came ha/al
en una bolsa de pan turco (pide) , aderezado ensalada y rematado con ta de . . _ con Al' . pas aJo o con un aJlno caliente. En
emanlél, donde Viven cerca de do . . s millones de turcos el (j6
kebap flQura como -el tradicional alimento étnico de lo tu' ner oJOS de los alemanes_ (pá 209) s rcos a los
. g. , y se ha convertido en una comid rápida muy popular en casi todas las ciudad I . a 90 esta ' . es a emanas. SIn embar-
, -comida rápida étnica_ es cualqu 'oer cosa trad' . menos un plato
IClOnaJ turco. Por contra -el J. ( , vvner en la forma en que lo . los alemanes) es un híbrido un od sirven boran y lo venden '. I pr ucto nuevo_ y -aunque lo ela
pnnclpalmente los turcos y en AIem . ce como comtd anta se cono.- 176
a turca, el doner kebap en la [ J forma [ lema se~~ .. . a ~oo . e encontrar en Turquia_ (págs. 209-210) S ' b
debido a sus fuertes ex . . In em argo, ,y cepctOnalmente positivas asociac'
que se concede too ,tOnes n a o lo turco, el d6ner se ha convertido
poderoso . bolo en un Slm dentro del debate . br pu ICO sobre Alemania como
un país cosmopolita y multicultural: ahora -sirve oomo lln foro en el
que se reannma la lucha contra las hostilidades Y a favor de la soli
daridad con los turcos y los extranjeros- (pág. 211). En este proce·
so, el híbrido y pequeño d6ner puede incluso transformarse como
por encanto en un . McKebap- al estilo americano o en un .doner
dietético- o "para guardar la línea- propio de las clases a~s (págs.
211, 226). Un estudio como el de Ayse Caglar tiene en cuenta una
estrategia tan interesante de ieer como plenamente justTficada a par
tir de una observación empirica. Parte die un objeto material que, a
la vista de ello, parece perfectamente una realidad, y rebasa sus
propios limites pasando de ser un producto de comida rápida
-turca- a abarcar un amplio círcukl transnactonal Y pluricultura1 de
signifICados, de representaciones simbólicas y de renegociación die los
llamados . Iímites culturales- . Esta estrategia en la investigación es
tan fresca como un kebap recién sacaclo de la nlstidera, más nutri·
tivo para la teona que las hab~uales hamburguesas·basura de abs
tracciones recicladas y además lo puede usar cualquier estudiante
imaginativo que disponga de un semestre para dar un bocado al
enigma multicu~ral. De la primera M, el mercaclo, a la segunda, los medios de comu
nicación, no hay más que un paso, a veces menos. Sin embargo,
existen muy pocos estudtoS serios sobre las manifestactones de las
aspil1!cion9S mu~icu~raJes die los medios die comunicación de las que
se presume que comparte el público. Esta conclusión me lIeg6 de
manera más directa cuando. junto con otros mil londinenses que
habían en el cine. estaba esperando para ver Sammy y Ros;e se lo
montan (Sammy and Rosie Get Laid, 1987), una pelicula escrita por
Hanif Oureishi, el primer guionista musulmán que consiguió llegar al
gran público en el Reino Unido. Mientras esperábamos a que empe
zara, nos pasaron una serie de ambtguos .. anuncios multiculturalis
tas-o entre los que se encontraba uno que prometía una jamada de
sexo por la ribera de Mississippi como premio por comprar una
botella de licor cajún ... Alguien debería estudiar esto-. fue entonces
mi reacción y así ha sido desdle entonces. La obra de Marie Gilles
pie, Television, Ethnicíty and Cultural Change (1995), es el primer
libro que ha estudiado empíricamente los mecanismos de! cine y la
publicidad, de la televisión Y e! vfdeo en su tratamiento de las llama
das minorías. Es un adelanto sorprendente, porque no han faltado
las PUñaladas teóricas en e! vacío de las -percepciones étnicas- de la
cultura popular y de los medios de comunicación. Necesijamos más
estudiantes de ciencias sociales que nos digan, con todo lujo de
detalles y con precisión analítica, cómo ven los ciudadanos multicul
turales del Muro las manifestaciones comeroiales de la difemncia cul
tural percibida. ¿Por qué Gillespie todavla es la única persona que
compara las reacciones que se observan en las personas ante un
Mahabharata de producción hindú, frente a una producción tímida
mente multicuttural de la National Shakespeare Company? ¿Por qué
nadie más ha comparado la evidente reacción de los musulmanes
ante la cobertura que hizo la CNN o la BBC de la guerra del Golfo
con las mismas reacciones que provocaron los programas de noti
cias musulmanes emitidos vIa satélije? ¿Podrla ser que a los cientí
ficos sociales contratados para estudiar los programas de los
medios de comuntcación Jes resultara más fácil darnos su -lectura.
personal de los - textos televisivos>, inatterables ante cualquier opi
nión Procedente de personas que no poseen estudios? Esto les
resolvería sin lugar a dudas el problema de la investigación social, ya
que uno puede hacer lo mismo desde la comodidad de su sillón. El
único problema es que se difumina entre la cálida bruma de una
jerga repetitiva, mezclada con algunos retazos metanietzscheanos
de agonía parafoucauttiana sobre lo complicado que sería el mundo
si todos los demás fueran tan complicados como yo. Una página es
suficiente, pero seria mucho mejor si hubiera más. Hacer un estudio
de la televisión zapeando y tomando notas de manera narcisista
puede resuttar divertido para algunas personas, pero resulta una
pérdida de tiempo a no ser que esté basado en la interacción y en
entrevistas exhaustivas a personas con las que tenemos una verdadera voluntad de entender.
Sorprendentemente, las cosas no han mejorado ni siquiera des
pués de que los medios de comunicación hayan rebasado todos los
límijes de las tradiciones de investigación nacional. Cuando Oprah
W infrey invM a debatir sobre si liger WCiOlJs l¡s 'afroamericano, tai
landós norteamericano, tailandés afroamericano o simplemente un
fenómeno muttiétnK:o, cualquier estudioso de k>s medios de comu
nicación tendría algo que documentar, independientemente del país
de procedencia de los espectadores de Oprah. Un presentador de
televisión puede contentarse con preguntar por la opinión de uno u
otro gurú perteneciente a cualquier grupo intelectual o comunitario.
Sin embargo, los investigadores sociales pueden hacer algo más
que todo eso: al analizar esas falsas alternativas, pueden recoger
las distintas reacciones que perciben por parte de los que deben
erigir el futuro multicultural. Necesitamos comprender sus r~ona
mientas. sus motivos y los diferentes contextos en que esgrimen
sus argumentos. Los profesores que se sientan en los sillones de
los estudios de televisión pueden, y espero que lo hagan, quedarse
paralíticos de sus propias in1eresadas especulaciones. Lo que
necesi1amos son expertos emprricos en las percepciones de la gente cuando ésta, es decir, las personas, se pone delante de! tele
visor. La tercera de las tres emes en esta primera comente de investi-
gación la denominamos madrassa, la palabra árabe que se usa en e!
Corán para nombrar a la _escuela_. Al estudiar las relaciones entre
la cuttura del Estado-nación y las cutturas de las llamadas minorías,
parece corno si hubiera un evidente punto de encuentro. Después
de todo, la escuela como institución estatal ponra los cimientos de
-la conciencia nacional .. en Occidente durante el siglo XIX. Sin una
escolarización obligatoria para todos, entonces no habria nadonalis
mos occidentales, y sín ella, en la actualidad no se podría crear nin
gún nacionalismo. En este sentido, Emest Gellner (1983), tenía
mucha razón. Sin embargo. por muy evidente que pueda resuHar
este punto, ha llegado hasta la agenda de investigación multicuttural
hace muy poco tiempo. Una de las hipótesis más interesantes sobre
la relación entre las cutturas del ESlado-nació)rn~y~-~s~u;"~~~l~~~ cedió de un proyecto de investigación que c
nacidos turcos en cuatro países de Europa O<:CKjefi!í'1
otros, 1996).
A primera vista, este tipo de proyecto se sale del alcance de un
único estudiante, o incluso de un grupo de estudiantes que busquen
un proyooto que sea nuevo y factible a la Yel. Sin embargo, su hipó
tesis de que cada Estado-nación está dooidido, por medio de sus
escuelas., a crear -sus- minorías a su propia imagen se puede inves
tigar incluso a pequeña escala. Por decirlo de manara simple, las
escuelas alemanas crean turcos al estilo alemán, las escuelas fran
cesas crean turcos al estilo francés y los llamados problemas que
ven los Estados alemán y francés con la presencia de turcos son, en
realidad, un reflejo de cómo funcionan esos Estados, de cómo fun
cionan sus escuetas, y de cómo funcionan sus programas de estu
dios. Los pasos que nevan a esta exposición nos resultan familiares
por haberlos tratado en los capltulos 3 Y 4. Cada Estado-nación
occidental ha desarrollado su propia cultura civil, es dooir, sus pro_
pios métodos para afrontar cómo se debaten los problemas, CÓmo
se deben resolver los conflictos y cómo deberían representarse los
intereses de las minorías según cómo estos intereses definan el
bien común. A través de las escuelas, el Estado imparte esos estilos
respooto a CÓmo deben comportarse tanto los nacionales como los
extranjeros, y lo hace tanto a través de los programas de estudios
explícítos como de los implícitos. Entre los programas de estu
dios explic~os, uno piensa en los mensajes de cultura cfvilca impar.
tidos a través del deporte en equipo o de una disciplina física o a
través de las formas de discusión y de presentación que son pro
mocionadas o rechazadas. la pregunta que ahora hay que responder
es la siguiente: ¿cómo reaccionan los estudiantes a las autoidentifí
cadones de la minoña y cómo reflejan parcialmente los distintos
estibs de comportamiento que se imparten en la escueia?
A primera vista, es una cuestión complicada. El proyecto del
Estado, la Escuela y la Etnicidad se persigue en cuatro países dis
tintos con el fin de poder perfilar sus diferentes mensajes de cultura
cfvica mediante la mutua comparactón. Sin embargo, cuando se
llega a eso, el núcleo empírico del proyecto no es más complicado
que el trabajo de campo, la observación participativa y las entrevis.
tas dentro y fuera de la clase, una tarea de la que cualquier estu.
diante universitario puede hacerse cargO jlara'sU' proyecto de cien
cias sociales. Lo que resu~a novedoso respecto a dicho proyeclo es
que ya no ve al extranjero como algo exótk:o o como ocia. segunda
generación- de alguna «comunidad de inmigrantes-o Al contrario, lo que ... como exótico, y lo que trata de examinar es el Estado-nación
occidental y cómo consigue, a través de las escuetas, crear y mode
lar a -sus- minorías a su propia imagen. Un buen ejempb de cómo
incluso un sólo estudiante puede avanzar en esa nueva investigación
nos lo mostró Jeannett Klooker (1998) , en una lesis doctoral aoer!a·
damente titulada: -Una mochila repleta de cultura-. Klooker llevó a
cabo su investigación en un Centro de Capacitación de la Mujer
Campesina en Bolivia. Este colegio bilingüe enseñaba a jóvenes
quechuas con edades comprendidas entre quince y veinte años a
convertirse en profesoras para colegios de enseñanza primaria de
otras jóvenes quechuas. Sin embargo, esta «capacitadón intercultu·
ral- hacia frente a todos los problemas que presentaba la utilización
de un discurso dominante: partiendo de una versión cosificada de la
-cuttura quechua- , las profesoras i1tentaron convencer a los estu·
dianleS de que el uso de su lengua madre quechua no era lo baso
tante «puro- y que el futuro de la «cultura quechua- dependería de que nevaran puesta la tradicional po11era. Ni que decir tiene que las
propias jóvenes desarrollaron su propio discurso dem6tico, no
menos importante respecto a los papeles que tenia que asumir su
género y que, según las profesoras del discurso dominante, supues·
tamente imponla la «cultura quechua- a todas las mujeres (Klooker,
1996, págs. 61 ·75, 63-66). Con esta nota positiva concluye mi
exposición sobre la primera gran comente de nueva investigación,
que trata de las relaciones entre las culturas del Estado-nación y
«sus- minorias. Hay una segunda corriente de investigación que se ocupa de las
relactones entre las distintas minorias. Desde mi punto de vista, hay
dos tipos de proyectos que me parecen particularmente apropiados
para los estudiantes que disponen de tiempo Y dinero lim~. Uno
de los vacíos más sorprendentes en la investigación empírica multi
cultural tiene que ver con la multitud de .. culturas del compromiso-
(Baumann, 1996) que rebasan las identifICaciones nacionales, reli
giosas y étnfcas. Por esas cufturas del compromiso me refiero a
redes y grupos como los socialistas, las feministas, los sindicatos,
los colectivos de gays y lesbianas, los activistas verdes o medioam
bientales: en resumen, todos esos grupos y redes sociales que, cons
ciente o inconscientemente, unen a un electorado identificado con una
serie de dfferentes raíces culturales. Resulta """,rendente ver cómo
prestamos muy poca atención a esos grupos, por lo que espero que
me perdonen por citarme a mf mismo para apoyar este punto. En
esa cita presento los resultados de un trabajo de campo efectuado en el subumio londinense de Southall:
los grupos socialistas y feministas ... 800 minorías IocaJes aunque hay
varias razones que expfican por ~ merecen que se les preste una aten.
ción etnográfICa. Para empezar. es verdaderamente extraño leer tantos
estudios sob-e la comunidad en loo que nadie del lugar paro<;e ser capaz
de mostrar lK1 disentimiento fundamental y todo el mundo parece estar de
acuerdo en reproducir la misma, YCtegamente compartida, cultura étnica.
( .. . J En segundo lugar, es COOlO leer que las con"jedane. socialistas o
feministas pueden 8Sta~ecer culturas alternativas, es decir, sistemas
completos de creación de significados con los -demás., Finalmente.
fncIuso los grupos de disidentes relativamente pequeños pueden influir
con sus ideas de cuftura y comunidad ... las contraculturas de socialistas
y feministas de Southall contribuyen a las prioridades que tienen que
afrontar los habitantes de Southall (Baumann, 1996, pág. 158).
En estas culturas basadas en la convicción es donde se pueden
observar las prácttcas mufticulturales on su 10nna más creativa y donde consiguen su mayor grado de emancipación de los discursos
reificadores sobre la cu~ura, la comunidad y las identidades mutua
mente exclusivas. Estas culluras sostienen que tales grupos inclu
yen con frecuencia a personas de las llamadas mayorias junto a la.
namadas minorlas y que implican todo tipo de diálogos innovadores
entre dos o más minoria • . Estos procesos de intencambio entre per_
sonas procedentes de distinta. diásporas también se pueden obser-
182 183
scala Y se presta perfectamente á qUe dos estudiantes var a mayor e trabajen juntos. La opinión de que cada minoria nacional o étnica o
religiosa se enfrenta a la llamada mayorfa por sí sola es sO'l'fenden
temente ingenua: es el resultado de la elección de los romrtes real,
zada por el investigador y de lo que considere oportuno que hay que
tener en cuenta. De nueVO. es una cuestión de trocear et vasto paI.
saje mutticultura1 en pequeñas lslaS que poseen un carácter supues·
tamente unido. Tanto desde la observación empírica como desde
la reflexión teórica se puede ver el caso contrario y no. ocupará la
segunda corriente de investigación Innovadora. Teóricamente, sabemos que la esencia de las sociedades plura
listas radica en sus divisiones entrelazadas: recordemos a nuestro
hipotético señor Esoncialista. Empíricamente hablando. sabemos
muy bien por lo. mu~iples casos judiciales Y por los debates legales
que aparecen en los diarios que cualquier demanda presentada. en
nombre de una mioona afecta al futuro de muchas otras mlnonas.
Después de todo, el Estado-nación occidental busca la manera de
poder formular leyes y procedimientos que se puedan aplicar tanto a todos los ciudadanos como a todos los residentes. Eso no siempre
se consigue pero, en efecto, es la solución preferida por sus !eg.isla
dores y sus administradores.1 Esta búsqueda de una untfOrr~"da~ centralizada de derechos y procedimientos procede de la propia ra,z
de traducción de las demandas de los ciudadanos o de los residen
tes en una serie de derechos comunes compartidos y no puede dejar
de abarcar a toda. las distintas comunidades. Sin embargo, lambién
hay un proceso a la inversa: un proceso de diferenciación. Tornemos
el ejemplo de Holanda, donde lo. musulmanes residentes se dIViden
en musulmanes marroquies y en musulmanes turcos.
Varias organizacooes de musulmanes marroquíes han deman
dado ciertos derechos del Estado, como fundar escuelas musulma
nas y la preparación de los clérigos musulmanes en universidades
estatales. las organizaciones musulmanas turcas han elegido en el
primer caso apoyar la demanda, pero se opusieron amargamente a
la segunda, dado su experiencia con la preparación estatal de los
clérigos musulmanes en T urquia. El resu~ado neto será con toda
probabilidad una serie de alianzas selectivas entre el electorado
que, en el proceso de seleccionar los puntos en común, llevará ade
lante un proceso de diferenciación mutua. Esta dinámica de inter
cambio entre los distintos electorados merece que se le preste más
atención en las investigaciones de la que hasta ahora ha tenido; al
mismo tiempo, tales estudios requieren tiempo y una asociación
para poder realizar un estudio comparativo y se prestarán mejor a
los proyectos de colaboración que a los individuales. Dicho esto
también se puede ver que a nivel local existe un debate sobre un~ alianza entrecruzada o una nueva diferenciación llevado a cabo por
un único estudiante armado sók> con un bkx: de notas. un conoci
miento del contexto y su competencia metódica y lingüistica.
la tercera corriente de nueva investigación multicu~raJ está inten.
tando abrirse paso a través de los limites del Estado-nación. las pala_
bras clave para poder IIevarJo a cabo son - transnacionalismo" y
.globalización., las cuaJes, como todas las palabras clave, no parecen
querer decir nada a primera vista. Por transnacionaJismo queremos
decir todos los lazos que cruzan los límites del Estado-nación; por
globalización nos referimos al fenómeno que hace que el mundo se
convierta en lo que Marshall McLuhan (1962) bautizó como -la aldea
globalo, o quizás en una ciudad global con suburbios muy distintos
entre si. Independientemente del cliché que se utilice, las prioridades
dellransnacionalismo o de la globalización muestran el mismo lamen
table vacio entre la jerga que se utiliza pam realizar afirmaciones gene
mies y los fiables estudios empíricos. Al intentar llenar ese hueco, hay
un amplio abanico de estudios que los estudiantes o los grupos de
estudiantes pueden afrontar empíricamente. Uno puede distinguir tres
planes de procesos lransnacionales o globales y si bien es cierto que
todos ellos interactúan, cada uno se puede estudiar: ~ pequeña escala como una o dos lamiias extendidas. Los tres planes podrían llamarse
lamilia a larga distancia, transnacionalismo político o religioso e ¡.ter·
cambio diasp6rico entrecruzado (van der Veer y otros, 1997). Eche
mos un vistazo a la realidad empírica de cadIa uno.
La familia a larga distancia representa tcxk>s los vínculos que
mantienen las familias de los inmigrantes. o que establecen de
nuevo. con sus parientes que están -en casa,. o, como dicen a veces.
«en su tterra".2 Inidalmente suelen ser lazos económtcos: los emi
grantes envian dinero. o invierten en volver a casa para su propio
benefICio. Sin embargo, esta economía también es de tipo moral.
Eleva o reduce el estatus moral de todos los que toman parte de
ella. A menudo aumenta el estalus precisamente de esas personas
que tienen más que perder a causa de los tmstomos de la migra·
ción: los padres de famiüa que insisten en manejar la vida de sus
esposas y de sus hijos según las reglas tradicionales Y nonmalmen
te patriarcales (Pels, 1994; de Swaan, 1997). A menudo, las mul"
res y los jóvenes son los primeros en acostumbrarse a las ideas y
las costumbres urbanas occidentales que acentúan la igualdad de
géneros y la libertad individual, ya que en ese sentido van dirigidos
los programas de estudios impllcitos de muchas escuelas occiden·
tales. servicios estatales, trabajos sociales. asistencia social a
menores y asistencia a mujeres (Ou Bois·Raynnond Y otros, 1994) .
La economía moral de las relaciones patriarcales se siente ofendida
y la familia a larga distancia es una forma de contrarrestar esas ofen
sas. Al mismo tiempo, los conflictos politicos y religiosos que pade
cen los emigrantes en la diáspora se han hecho cada vez más
intensos y lo mismo sucede con muchos conflK::tos políticos y reli
giosos de vuelta a casa. Ahí es donde los procesos del transnacio
nalismo alcanzan un segundo plano político Y religioso.
2. Pongo entre C()fI"Iibs -en casa .. 't -en &U tiem. ... porque loa in~es tien&n. por
t __ • en las tiefras adonde se hayan desplarw. es decir, en el palS al
supues o una ....- . I . . . hayan emigmdo. De manera bastante ertraÑl. no .»ste aun en as. oenCIM ~18'
:: ningún témino que evite las connotaciones de aheridad ,del térrrino burocrático ..país de origenoo. Por e80 prefiero recurrir a las paiabras coIoqUlakl's que I.dzan los pro-
POI inmigrantes.
Los años I"IOY9rlta han enfrentado a los musulmanes con una dra
mática polarización de las tensiooes políticas y religiosas tanto en su
casa en Occidente como en la weIta a casa en el mundo musulmán.
Lejos de apoyar a los primos que vuelven a casa o de construir una
casa para su retiro en la que regresar, kls emigrantes musulmanes
se han comprometido en djyersas organizaciones pofíticas y religto
sas que operan tanto en su regreso al hogar como en las ciudades
de Occidente. Además, el transnacionalismo de esas relaciones se
hace mucho más comprometido: ya no está restringido a viejos o
nuevos lazos con el país de origen. A cambio, las actividades o las
luchas de la misma diáspora comienzan a atravesar también los lími-
tes del Estado·nación occidental. Un musulmán turco en Holanda
recurrirá a las organizaciones de Alemania para conseguir sus obje-
tivos sobre controversias de canlcter político O religioso; un estu·
diante turco de origen kurdo que viva en Francia recurrirá a los
iraqules kurdos de Londres para saber en qué punto se encuentra la
lucha nacional. Las organizaciones que encaman esas ruchas com-
piten para conseguir afiliados por todo los límites estatales occiden·
tales y con frecuencia consiguen ser tan eficaces entre los jóvenes
y las mujeres como entre los patriarcas.
El tercer piano de transnacionalismo y globalización atraviesa el
límite menos esperado de todos: el límite entre una diáspora y otra.
Para empezar, lo que supone en este intercambio entre diásporas es
demasiado simple. Las distintas diásporas en el mismo Estado
nacJón occidental descubren que se enfrentan a los mismos proble
mas. En Holanda, por regresar al anterior ejemplo, hay una diáspora
musulmana de marroquies y una diáspora musulmana de turcos.
Todo lo que el Estadio holandés da a uno de ellos no lo puede negar
al otro, aunque puede que no deseen la misma cosa. Recordando el
ejemplo anterior, los musulmanes turcos y marroquíes están de 186
acuerdo en que desean tener escuelas musulmanas financiadas por
el Estado, y lo han conseguido, pero no están de acuerdlo en qué
medida el Estado holandés debe controlar la preparación de los cié·
rigos musulmanes. La dialéctica entre la alianza entre diásporas y la
diferenciación entre ellas también se puede observar en las arenas
d identidades ooleotivu , étnicas Y nacionales e ' , para los kurdos de origen turco en Alemama, tam
. . de Holanda La Int bueno para los kurdos Iraqu",S • ~ do
diá<nnras supone un v fv·
e! . t camb'lo entre las distintas .."..._. In er • . die.t el\ot n<l
de globalización Y hasta ahora, en los ultlmos proceso . _ . ente desde que .t1n1-
he Sido capaces de estudrarlo emprncam mos .
.. n una sorprendente intensidad Y dinamismo. trab . clO co a r hacer un urgente y apasionante ato
Por lo tanto, qued po .' d I lobaüzación: el
en los tres planos del tran~~aclona~s;: 18°S d::t:S diásporas. La transfamiliar, e! pol~iCO o rehglOso Y . . '" esta telcera
.. lo hará A primer. Vls~, ió 610 es saber qUien .
cuast n s rohibida para los estudiantes. Pare-corriente de proyectos parece P a perlectamente
ro ecto un poco complicado. aunque suen . ce un P Y periód' 'cos una vez a la semana . SI"
I todo aquel que lea los I rea para leiidad y la magnitud es comple· embargo, la ecuación entre la comp ..' solo astudio de
_ P r ahora no existe ni Slqul8ra un tamente enganosa. o .' ndida dentro de k::Is tres planos
. . de una famllta exte las expenenc,as r mo o de la globalizaci6n. Un estudiante que lo del transnaclona
15 uede hacer en seis meses lleve a cabo correctamente (algo que se P . nd".
te a un metor ente !mlen de ' vestigación) contribuiría enormemen
In . esos procesos Cuanto menor sea to de cómo en realidad func""'an t me~os se vea in~uido la escala, mayor será la preciSión; cuan o
. . más importantes serán los datos. . por la J8rga te6rrca, u~icu11uralismo de .botas rolas-
Si queremos dar el paso de un m iento y como t ulticuttural de pensam
hacia una forma genuinamen e m que podemos . l ' do hay muchas cosas
portamiento multlrre aClOna , . . ra contribuir . , tudiante de ciencias 8OC'8~S que qute
hacer. A nlngun es otalmente factible, intelectualmente le faltará un proyecto que es t . so el que lleva del sólid y políticamente renovador. El primer pa , .
o . vó tres actos de replanteamiento del eOlgma 187 sueño al propóSito, IIe . la acción es la praxis: iel
cultural. El segundo paso, del propósito a '
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