Post on 05-Jul-2015
www.florenciabunge.com
Brasil, “de niña bonita a niña olvidada”
Por: Florencia Bunge
Hasta hace poco tiempo, al pensar en Brasil se venían a mi mente tres
palabras: desarrollo, prosperidad y potencia. Esta situación ha cambiado de forma
sustancial ya que los hechos más recientes en el país carioca demuestran que
la economía de Brasil, después de un fuerte crecimiento hasta el 2011, ahora parece
estar entrando en una fase más moderada.
La solidez que esta economía mostró ante la crisis mundial estaba dada gracias a su
prudente política fiscal y monetaria junto con las necesarias reformas
microeconómicas; situación que llevó al país a experimentar el crecimiento más fuerte
de América Latina en el año 2010, registrando un PIB del 7.5%. Pese a los esfuerzos
del gobierno, la cifra de crecimiento de 2012 fue apenas del 0.9% y se espera que
para este año y el que viene sea del 2.5%.
Si bien todas las economías emergentes han frenado el ritmo de crecimiento que
venían experimentando, y hoy ya no son tan atractivas como antes en términos
relativos, el agotamiento en la economía de Brasil se atribuye al alto nivel de la
moneda, el estancamiento de los precios de las materias primas de exportación, el
deterioro de las infraestructuras de transporte, las desigualdades sociales y como
consecuencia de todo lo anterior, la baja de las inversiones.
Las agencias Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings tienen actualmente a Brasil
con la penúltima nota del grado de inversión, y según estas compañías, esta
situación seguirá igual ya que para mejorar la calificación de Brasil se necesitará un
“enfoque de largo plazo” por parte del Gobierno. En el caso de Moody’s, mejoró el
panorama de Brasil a “positivo” en el 2011 y a fines del año pasado, tomó la medida
de postergar un año más su decisión sobre una posible alza de la nota.
Pese a que la presidenta Dilma Rousseff, elegida en octubre de 2010, se comprometió
a continuar con las políticas del ex presidente Lula, tiene frente a ella el gran reto de
continuar ejecutando el plan de aceleración para el crecimiento de la economía del
país. Sobre todo, debe modificar el gran peso que tiene el sector público sobre el
privado y el sistema impositivo.
Dentro de este plan, se establece un ambicioso programa de apoyo al crédito y a
la financiación de las inversiones y medidas presupuestarias a largo plazo; así
como, el desarrollo de infraestructuras de transporte, logística y turismo.
Adicional a esto, es necesario que se tomen medidas que permitan contener la
inflación entre el 2.5% y 6.5%, ya que esta cifra se encuentra disparada; y reducir la
deuda pública de forma considerable, pues hoy se eleva a más de 60% del PIB, lo que
es un aspecto que ha preocupado a las compañías de calificación crediticia.
www.florenciabunge.com
Cabe resaltar de igual forma, las complicaciones sociales que se derivan de esta fase
por la que está pasando Brasil, en la que se ha generado una importante movilización
social en protesta de algunas decisiones del gobierno y de los resultados económicos
del país.
Ante este panorama, es clave que el Gobierno de Brasil muestre signos contundentes
del impulso para acelerar la economía y de esta forma, vuelva a ser la “niña
bonita”; no sólo de los eventos de talla mundial, sino también del crecimiento
económico y social.
En un año hay elecciones y la presidenta Dilma Rousseff buscará ser reelecta por 4
años más, pese a que, hoy, existen pocas razones para pensar en su reelección.
Este artículo ha sido basado en la opinión personal de Florencia Bunge.