Post on 13-Jun-2015
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CARLOS LUQUE CABAL
Habría que remontarse a los momentos iniciales de la década de los años 30 del
siglo XX para encontrar las primordiales manifestaciones del interés institucional
que Asturias mostró por desplazar temporalmente al municipio gordonés a niños y
niñas, en virtud de la conveniencia de disfrutar de las favorables y sanas condiciones
climatológicas que garantizaban amplios dias de sol durante el periodo veraniego.
Por tal motivo no había pasado mucho tiempo desde la creación por Real
Orden de 5 de marzo de 1930 del Orfanato de Mineros Asturianos cuando su primer
director Ernesto Winter Blanco estableció un magnífico proyecto pedagógico y de
salubridad para los acogidos en sus dependencias. Tenían los infantes edades entre 6
y 16 años, para las niñas, y hasta los 18 para los varones, todos ellos descendientes
directos de trabajadores de la mina fallecidos en los tan frecuentes y graves
accidentes laborales de la época. Entre estos llegaba a ser común el estar afectados
por notables carencias de cuidados sanitarios o higiénicos.
Una de las primeras medidas, ya en el estío de 1931, consistió en organizar
dos “colonias de verano”. Según el dictamen médico, una estaba destinada a los
muchachos o muchachas que se verían favorecidos por un clima marítimo (instalada
en Salinas, cerca de Avilés) y otra para los que era mas favorable un clima de altura.
Por tal motivo se escogió, en un principio, la localidad de Beberino, distribuyéndose
los chavales en dos turnos, uno que comenzó el 22 de julio formado por 29 huérfanos
(17 niños y 12 niñas) y un segundo que lo hizo el 17 de agosto completado con 30
infantes (15 guajes y otras tantas nenas). Estuvieron dirigidos por D. Eduardo
Lesperut, asistido por maestras y estudiantes de magisterio.
Al año siguiente el campamento de verano se montó en la margen derecha del
camino de Los Barrios de Gordón, a la altura de km 1, desplazándose en tres turnos
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hasta 139 niños y niñas (entre 9 y 13 años) bajo la dirección del maestro nacional D.
José Riera, auxiliado por un equipo de jóvenes maestras. Se instalaron, como la vez
anterior, en tiendas de campaña, complementadas por una rectangular de mayor
tamaño que servía de comedor y lugar donde se realizaban las reuniones, charlas
didácticas u otras actividades de conjunto. De las labores culinarias y de
manutención se encargaba D.ª Caridad Álvarez, la cual se las veía y deseaba para
disponer de agua potable que diariamente había que bajar en lecheras de hierro
chapeado desde las abundantes fuentes de Los Barrios. El pan y restantes productos
alimenticios se adquirían en las tiendas de La Pola, aunque la leche y alguna que otra
manteca también se llegó a suministrar por alguno de los ganaderos del entorno.
Al vecino de los Barrios D. Plácido Gutiérrez se le arrendó un prado cercano,
pegado al río, donde se hacía deporte y se participaba de variados juegos infantiles.
En el curso fluvial se levantaba con piedras, ramas y tapines una presa con el fin de
remansar el agua, que se utilizaba tanto para el aseo mañanero, como para disfrutar
del baño de mediodía en los días de intenso calor.
A los asistentes se les fue dotando progresivamente de ropas, peine, traje de
baño, calzado, toallas, etc. y, aunque algunos acudían a la colonia con un cierto grado
de desestructuración se mostraban “sumamente dóciles y buenos”, a pasar de estar
considerados por sus propias madres como “malos y traviesos”. Pronto se comprobó
como, después de unas buenas atenciones y consignas, bastantes de ellos “se
convirtieron en serenos y respetuosos sin que fuera preciso mayores correcciones
que permanecer temporalmente sin salir de su tienda de campaña”.
Las condiciones de la estancia se fueron mejorando de forma progresiva los
años sucesivos (1933, 1934, 1935) emplazándose alrededor de las tiendas, haciendo
cerco, piedras de río pintadas de blanco con cal, e incluso el entorno se llegaba a
ajardinar modestamente para dar mas realce estético al conjunto. En el mes de julio
del 36 el levantamiento militar, que ensangrentó al país, alteró todas las actividades
cuando se encontraba en La Pola como director de la colonia el maestro D. Horacio
Fernández Inguanzo, (“El Paisanu”) muy destacado miembro del Partido Comunista.
Cuando se acercaron las tropas nacionales la dio por suspendida.
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Durante alguno de estos veranos diversos niños del Orfanato con dolencias
pulmonares fueron instalados, en el periodo más caluroso y bajo severos cuidados
médicos, en una casa alquilada en Huergas perteneciente a D. Aquilino Bobis y la
Tía Carola (frente a la vivienda del actual cura párroco D. Marcial). Casi todas las
referencias posteriores que se trasladaban a las autoridades de la salud asturianas
confirmaban unos favorables, cuando no sorprendentes, resultados curativos.
Todas estas circunstancias tuvieron como consecuencia complementaria que
durante el año 1935 la Diputación Provincial de Oviedo tomara en consideración la
planificación en La Pola de Gordón de un Pabellón de Preventorio con fines
sanitarios denominado “Covadonga”, que estaría emplazado en casi el mismo lugar
donde años mas tarde se levantaría la Casa Infantil, aunque con otro diseño y
finalidad.
Constaba el proyecto de cuatro plantas, una de sótano y otras tres alturas
(principal y dos pisos). Para ello se encargó al arquitecto oficial del citado organismo
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D. Manuel Bobes Díaz su elaboración, culminado en fecha 20 de setiembre de la
referida anualidad, tal como se muestra gráficamente en distintas imágenes que se
adjuntan.
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En la planta sótano se distribuían: Cocinas Servicios higiénicos Despensa Lavadero Comedores Salas de enfermos para 7 camas.
En la planta principal se emplazaban : Vestibulo Sala de visitas Dirección Area de Personal del Centro Salas dormitorio con 16 camas Baños Servicios
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En la primera y segunda plantas, estaban instaladas, en cada bloque: Salas dormitorio con 16 camas Salón Baños y lavabos Servicios higiénicos
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Toda esta iniciativa, como es lógico suponer, quedó interrumpida a consecuencia del conflicto bélico que afectó al país pocos meses mas tarde, aunque sirvió de preludio a lo que mas tarde se desarrolló en la villa de La Pola con la construcción de la emblemática Casa Infantil Covadonga, cuyo historial bien merecería un mas amplio artículo. Nota: Esta información ha sido recogida por Carlos Luque de las siguientes fuentes documentales:
- Archivo Histórico de Asturias (sig. 1135 / 3-4) - Estadística Minera y Metalúrgica de España (Años 1930-36) - Vecinos de Pola de Gordón y Huergas.