Post on 12-Feb-2016
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“Casa N° 165”No se rajó como la de los Usher, pero lentamente -y a medida que ellos se debilitaban- la casa co-menzó a susurrarles en sus sueños, el reino que mejor ella dominaba: Vencerás, tendrás éxito, reconocimiento y poder. Ganarás. Prevalecerás. No se te burlarán nunca más.Lentamente y uno a uno, sus habitantes cedían a su influjo y abandonaban sus sonrisas. Los sueños anhelados se convertían en lugares peligrosa-mente lejanos de aquella
gran pirámide blanca de sacrificios. Sólo pocos lograron es-capar, y aún después de tantos años transcurri-dos, a través de los opa-cos y rayados vidrios de sus ventanas se observa la figura de su esclavo -que alguna vez fue amo- recordando los días en que aquella mujer lo amó.Clara María Berduc 2012
“Casa N° 165”No se rajó como la de los Usher, pero lentamente -y a medida que ellos se debilitaban- la casa co-menzó a susurrarles en
sus sueños, el reino que mejor ella dominaba: Vencerás, tendrás éxito, reconocimiento y poder. Ganarás. Prevalecerás. No se te burlarán nunca más.Lentamente y uno a uno, sus habitantes cedían a su influjo y abandonaban sus sonrisas. Los sueños anhelados se convertían en lugares peligrosa-mente lejanos de aquella gran pirámide blanca de sacrificios. Sólo pocos lograron es-capar, y aún después de tantos años transcurri-dos, a través de los opa-cos y rayados vidrios de sus ventanas se observa la figura de su esclavo -
que alguna vez fue amo- recordando los días en que aquella mujer lo amó.Clara María Berduc 2012