Post on 13-Oct-2018
Presentación
Liébano SáenzUn pequeño paso de Zaldivar, un gran salto para México
Luis Enrique MercadoLos gobiernos toleran la informalidad
Samuel Aguilar SolísLos espectros de la democracia
Víctor Alejandro Espinoza ValleAsunción, atracción o delegación
Carlos RamírezSalinas, Colosio, Zedillo y el mito de la sana distancia 2000
Armando Román ZozayaLinchar para gozar
N° 002 Noviembre de 2015
CESMUE
Centro de Estudios de México en la Unión Europea
Marcos Marín AmezcuaCerramos el primer trienio del sexenio
Santiago Portilla Gil de PartearroyoBrevísima historia del Ejército Mexicano
Miguel Ángel Sánchez de ArmasEl Colegio de la Frontera Norte
DATAMEX | NOVIEMBRE DE 2015
Presidente Institucional FOM
José Varela Ortega
Directora General FOM
Lucía Sala
Director Académico IUIOG
Fernando Vallespín Oña
Director CESMUE
José Francisco Parra
Coordinadora Institucional CESMUE
Luisa Treviño Huerta
Coordinador de Investigación CESMUE
Saúl Oliveros
Consejo editorial
José Varela Ortega, José Olvera García, Jannet Valero Vilchis, Fernando Vallespín Uña, Pablo Oñate, Luis Castro Obregón, Montserrat Fernández, Carlos Camacho Gaos, Arnulfo Valdivia Machuca, Santiago Portilla, Víctor Alejandro Espinoza Valle, Iván Álvarez Oliva.
CESMUE
Centro de Estudios de México en la Unión Europea
Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón
Fortuny 53, 28010 Madrid, España
Tel +34 917004138 / 68, Fax +34 917003530
cesmue@fog.es
datamex@fog.es
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Esta es la segunda entrega de nuestra Revista DATAMEX, en su nueva era. Nos
satisface decir que continuamos enfrascados en un proceso constante de
renovación, tanto de contenido como de presentación y formatos, y que pronto
estos esfuerzos conjuntos rendirán sus frutos. Nuestro objetivo final es convertir a
DATAMEX en un importante referente del acontecer nacional en México; una
herramienta auxiliar de aprendizaje y de estudio para todas y todos los interesados
en la realidad mexicana contemporánea.
En este número, encontrarán temas tan polémicos como el recién amparo
concedido por la Corte para la producción, procesamiento y consumo de mariguana
con fines recreativos a tres personas, las repercusiones y enfoques de este tema,
inédito en el sistema judicial de la nación. Asimismo, interpretaciones y
valoraciones acerca de la corrupción y la economía informal en México, como las
dos asignaturas pendientes que no han sido tocadas por las reformas estructurales,
ya en fases de implementación. Además, la democracia mexicana como concepto
y efecto, sus actores y su complicada relación con las candidaturas independientes
y el “populismo”.
También se podrá leer acerca de la reforma política vista de manera integral, y su
repercusión en el Instituto Nacional Electoral, con las consecuentes nuevas reglas
de juego para las próximas elecciones estatales y federales; un crítico y elaborado
estudio de los primeros tres años del gobierno de Enrique Peña Nieto, que incluye
Presentación
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la corrupción, el desempeño económico, los pactos y reformas estructurales, la
política exterior y muchos otros aspectos de gran interés para poder entender el
México de hoy y un análisis profundo de la distancia que debe existir entre
gobierno-partido en el poder, los mitos y las realidades de esta distancia necesaria,
a través de un recorrido histórico de más de 50 años en la vida y accionar político
del PRI.
Además, dentro de otros temas y tomando como ejemplo un caso reciente, se
enuncian las tramas y sub-tramas del delicado fenómeno del linchamiento en
México, como forma de justicia popular o una forma de distorsionar a la propia
justicia, así como un recorrido apasionante y sucinto de la historia del Ejercito
Mexicano a doscientos años de distancia, con especial mención a su reciente y
destacada actuación en la lucha contra el crimen organizado y una valoración, que
se convierte en justo homenaje, al Colegio de la Frontera Norte.
Para cuando aparezca la tercera entrega de DATAMEX, estaremos ya en los albores
del 2016. El 2015 será historia, con toda su carga de acontecimientos y cambios. Y
para adentrar a nuestros lectores en lo que se avecina, estaremos compartiendo
con ustedes, entre otros más, asuntos como el Presupuesto de Ingresos y Egresos
de la Federación para el próximo año, e información amplia acerca de todas las
elecciones en nuestro país, donde se renovarán 14 Gubernaturas y 13 Congresos
estatales.
Esperamos sinceramente que este segundo número, sea de su interés y agrado.
José Francisco Parra, Director CESMUE
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001 Un pequeño paso de Zaldívar, un gran salto para México* “Lo que los jueces han forjado es un golpe de Estado, - de movimiento lento y gentil, pero un golpe de Estado, al fin y al cabo”… Robert Bork
Por Liébano Sáenz
La Corte ha sido protagonista de un
paso histórico al conceder amparo
para la producción, procesamiento y
consumo de mariguana con fines
recreativos. En algún sentido, la
decisión mueve a muchos al orgullo
y a la glorificación. Sin afán de
atenuar los trascendentales efectos
del fallo, es importante advertir que
la función de la Corte es
salvaguardar la constitucionalidad de
las leyes y de los actos de autoridad,
no así la de definir políticas públicas,
lo que corresponde al Gobierno y al
Congreso. No es cuestión de formas
sino de algo mucho más relevante: el
sentido de la representación
democrática y la responsabilidad de
los Poderes de la Unión según la
división que corresponde. Reitero,
los cambios no pueden lanzarse por
la ventana y procesarse en el
traspatio.
El tema de las drogas es global;
somos vecinos del país más
poderoso y principal consumidor de
todo, incluso de los estupefacientes
que se producen o transportan en el
territorio nacional. Del 19 al 21 de
abril está programada una sesión de
la Asamblea General de las Naciones
Unidas que abordará el tema de las
drogas. Es secuela de un largo
debate y de las metas definidas en
El tema de las drogas es global, mucho se ha hablado de regular la mariguana, pero todavía hay un debate sobre los pormenores. El gobierno también tiene que velar por la salud pública y no solo enfocarse en las drogas ilegales. El reporte más reciente sobre adicciones muestra que la amenaza principal es el alcoholismo en México.
*Artículo publicado en el diario MILENIO, 7 de noviembre de 2015
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2009 en “La declaración política y
plan de acción de cooperación
internacional hacia una estrategia
integral y balanceada para enfrentar
el problema mundial de las drogas”.
Será el mejor escenario y ocasión
ideal para revisar la fracasada
política de más de medio siglo.
Como acción compartida y
corresponsable, los países ahí
reunidos están obligados a asumir
una postura más realista y eficaz
ante el problema.
El gobierno también tiene que velar
por la salud pública y no solo
enfocarse en las drogas ilegales. El
reporte más reciente sobre
adicciones muestra que la amenaza
principal es el
alcoholismo.
Hay que
rescatar del
mundo de las adicciones a nuestras
escuelas y a nuestros espacios
públicos, especialmente aquellos
donde concurren menores, jóvenes y
familias. Ello exige una actitud de
prudencia que ahora no es
perceptible entre quienes
promueven la apertura hacia una
franca legalización. Mucho se ha
hablado de regular la mariguana y
las grandes líneas están expuestas,
pero todavía hay un debate sobre los
pormenores. Las modalidades de
control, producción,
comercialización y consumo son
múltiples y bien merecen discusión
amplia.
La inexplicable omisión apunta a los
partidos políticos y a las fracciones
parlamentarias; la ausencia de los
legisladores en el tema llevó a la
Corte a tomar un rol de hacedores
de política pública que no le
corresponde. Sería saludable que los
partidos dejaran, abierta y
explícitamente, en libertad a sus
miembros o representantes
populares para que se pronuncien al
respecto. El tema sí toca puntos de
conciencia pues están de por medio
cuestiones como las libertades, la
salud pública y la seguridad.
Mi recomendación es que las
Cámaras federales convoquen a una
amplia discusión sobre la materia
con una agenda temática centrada
en las particularidades para así darle
a la representación legislativa el
espacio natural de deliberación y
propuesta que le corresponde.
Es una cuestión de liderazgo en
medio de una sociedad dispar. Por
una parte, la mayoría no apoya la
legalización de las drogas para
efectos recreativos, ni siquiera la
mariguana, pero tampoco está a
favor de la criminalización de los
consumidores. Con toda razón, a
esta generalidad le preocupa -y
mucho- que la permisividad llegue a
los menores, sector donde la
evidencia médica de los efectos es
insoslayable.
El liderazgo no consiste en
acomodarse al prejuicio. Gobernar o
hacer política para la tribuna es un
recurso muy alejado de la
responsabilidad. Al respecto ha
habido de todo: voces convencidas y
honestas que rechazan la
legalización de las llamadas drogas
blandas; otras, yo entre ellos, que
asumen que un cambio en la materia
no solo es consecuente con las
libertades sino una fórmula para
abatir la violencia y la criminalidad
asociada, además de oportunidad
para promover un mejor y mayor
control público de la producción,
comercio y consumo. Al centro hay
una mayoría que tiene dudas sobre
uno y otro argumento; los duros de
opinión son minoría y por ello es
necesaria más información y
deliberación. Mucho daño ocasiona
el también patente oportunismo y la
hipocresía de quienes eluden
postura invocando el debate.
La realidad actual es insostenible.
Urge una revisión a fondo que debe
hacerse de
manera
compartida,
abierta y
razonada. No es un tema de
partidos, es asunto de principios, de
razones e información que también
implica al mundo exterior. México
tiene motivos fundados para
reclamar un cambio profundo. El
país ha sido seriamente lastimado
por el infierno asociado a las drogas.
La violencia se ha disparado de
manera dramática, ha puesto en
jaque a las instituciones públicas y
ha alterado los términos de
convivencia entre personas y
familias. Soy de la opinión de que el
gobierno de la República asuma un
mandato claro e inequívoco de
cambio ante la Asamblea General de
las Naciones Unidas en abril
próximo. Como lo ha señalado el ex
presidente de Colombia, César
Gaviria, México y su Presidente
tienen autoridad en el mundo para
La realidad actual es insostenible, México ha sido seriamente lastimado…
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demandar un giro en la forma en la
que se ha atendido el tema de las
drogas y las adicciones.
El tema da para mucho pero hay
acciones que no soportan demora.
Una de ellas atañe a las autoridades
locales y municipales, así como a las
educativas, obligadas a blindar los
espacios públicos ante la amenaza
de las drogas y adicciones. También
los medios de comunicación deben
asumir una responsabilidad más
abierta y activa al respecto. El
asunto plantea una espléndida
coyuntura para crecer y madurar.
Una decisión jurisdiccional bien
puede ser el detonador de un nuevo
momento, idóneo para que la
sociedad, el gobierno y la política
logren un positivo reencuentro y
consumen una fructífera
reconciliación.
Liébano Sáenz Abogado, administrador y analista político, ha ocupado diversos cargos públicos. Desde hace una década publica columnas especializadas de la coyuntura política del país, en la cadena Grupo Editorial MILENIO. Twitter: @liebano
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002
Los gobiernos toleran la Informalidad*“En México es más barata y fácil la informalidad... atentar contra los privilegios de la misma clase política, representa cortarle las uñas a muchos aliados políticos del sistema”
Por Luis Enrique Mercado
Los gobiernos mexicanos de las
últimas décadas han dedicado
buena parte de sus esfuerzos y
capital político a realizar reformas
estructurales que permitan al país
funcionar de forma más eficiente.
Aquí se enmarcan las
privatizaciones y la firma del TLC
realizadas en el sexenio de Carlos
Salinas de Gortari; el reacomodo
financiero e institucional, con la
independencia del Banco de
México, realizadas por Ernesto
Zedillo para cerrar la puerta a
nuevas crisis; los avances en
transparencia del sexenio de
Vicente Fox o el de pensiones, con
la reforma del ISSSTE, en el sexenio
de Felipe Calderón y, desde luego,
el gran esfuerzo transformador
realizado en este sexenio.
Pero hay dos aspectos que los
gobiernos no han querido tocar: la
corrupción generalizada, porque
combatirla significa atentar contra
los privilegios de la misma clase
política y la economía informal,
porque representa cortarle las
uñas a muchos aliados políticos del
sistema y porque atenta contra la
popularidad política aplicar la ley a
los informales.
El tamaño de la
economía informal
en México es
escandaloso y es
claro que a los
gobiernos no les
interesa que se reduzca, a pesar de
que eso significaría, sin hacer nada
más, aumentar la recaudación de
impuestos entre 6 y 7 puntos
porcentuales del PIB, los que
De acuerdo a INEGI 2015, se calcula en 13.7 millones las personas que trabajan en negocios informales; vale la pena recordar que los trabajadores inscritos en el IMSS, por empresas del sector formal, apenas llegan a 15 millones.
*Artículo publicado en la columna Perspectivas, del diario EXCELSIOR, el 9 de noviembre de 2015
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México necesita para fondear sus
finanzas públicas sin necesidad de
usar los ingresos petroleros y sin
recurrir a la deuda.
Las estimaciones más serias, como
las del INEGI, calculan que la
economía informal del país
representa, con cifras al 2013, algo
así como el 25% del Producto
Interno Bruto de país. Y si la cifra
es grave, más aún lo es el hecho de
que se mantiene constante a lo
largo de los años. Un poco más
arriba o un poco más abajo del
25%. Datos del mismo INEGI
indican que en 2015, se calcula en
13.7 millones las personas que
trabajan en negocios informales;
vale la pena recordar que los
trabajadores inscritos en el IMSS,
por empresas del sector formal,
apenas llegan a 15 millones.
Los diversos gobiernos se han
hecho de la vista gorda, porque en
realidad no es que los negocios
informales no paguen impuestos,
sino que no se los pagan al fisco. El
mejor ejemplo, son los tianguis y
mercados sobre ruedas en la
ciudad de México y en muchas
ciudades del país. Hay líderes que
le cobran a esos puestos el
derecho de instalarse, con
mecanismos tan sencillos como el
cobro por lona o por metro
cuadrado del “negocio”.
La economía informal surge no
sólo porque es más barato operar
ahí, sino porque las trabas para
estar en el sector formal son
inmensas. En México es más
barata y fácil la informalidad.
Es más eficiente tratar con los
líderes que trabajar con la
burocracia gubernamental. Es
decir, se debe combatir la
informalidad no sólo aplicando la
ley, sino destrabando exigencias y
reglamentos que sólo empujan a
los agentes económicos a la
informalidad. Pero también
debiera ser claro para los
gobiernos, que es imposible que
un país funcione cuando al menos
la cuarta parte de la economía es
informal.
Luis Enrique Mercado Es periodista especializado en economía y finanzas. Fue fundador de El Economista, diario al que dirigió 20 años. En la actualidad es presidente y director general de los diarios Imagen y El Centinela del Pueblo, que se editan en Zacatecas y colabora todos los martes en el programa de Eduardo Ruíz Healy en Radio Fórmula. luemr@gmail.com
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003
Los espectros de la democracia *“Es mejor repensar nuestra democracia y cómo mejorarla”
Por Samuel Aguilar Solís
Asistimos, no hay ninguna duda, a
un momento de profundo
desprestigio de la política, de los
políticos y de los partidos políticos;
estos últimos, actores
protagónicos de la democracia.
Muestra de la magnitud de la
denigración la encontramos en el
último informe dado a conocer por
Latinobarómetro, que ubica a
México en el último lugar (de 18
países) en lo que se refiere a
satisfacción ciudadana con la
democracia; sólo el 19% está
satisfecho con ella. Vale mencionar
que el promedio en la región es de
37% por ciento.
En este escenario, las salidas falsas
que presentan los “nuevos
demócratas”, se dan a través de
candidatos independientes y el
temor se advierte en el
“populismo”.
Las candidaturas independientes
deben vislumbrarse desde el
derecho fundamental del
ciudadano a votar y también a ser
votado sin tener que pasar por los
partidos políticos; sin embargo,
resulta preocupante como la
revaloración y sobredimensión de
los políticos que buscan
candidaturas “independientes” de
los partidos, los presenta como
“redentores” de la política.
Salida falsa, porque el verdadero
reto de nuestra democracia versa
sobre cómo se ha ido pudriendo la
política, cómo la corrupción y la
ineficiencia han gangrenado a la
clase política, cómo los partidos se
han atrofiado en sus funciones
originarias y cómo todo ello nos ha
puesto en una situación crítica de
nuestra democracia, hasta llegar al
desencanto.
El déficit económico, sumado a la
crisis de representatividad que ha
generado tal desprestigio, sin duda
bien merecido hace que las salidas
falsas que menciono atenten en
contra de nuestras instituciones.
Con los partidos políticos como
ingrediente fundamental de la
democracia, sí es posible que
todos los ciudadanos encuentren
una vía de comunicación con el
poder. Por supuesto, son también
el medio para acceder a él a través
de la competencia electoral *Artículo publicado en el diario EL FINANCIERO, el 12 de octubre de 2015
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democrática. Nacen y se
constituyen no como personas que
a “voluntad” pueden definir el
vaivén de una Nación, sino que
están sustentados con una
ideología y un proyecto
programático, el cual en el caso de
ganar habrán de implementar.
Aquellos que no ganan, sirven de
contrapeso, y su papel debe ser el
de señalar las desviaciones y los
errores de los partidos de la
coalición gobernante. Decía el
profesor Gianfranco Pasquíno que
“el papel de la oposición es que el
gobierno mal gobierne”.
Si el papel del partido en el
gobierno no es satisfactorio a los
ciudadanos, éstos pueden castigar
en la próxima elección a dicho
partido y si la oposición hizo bien
su papel, entonces los ciudadanos
pueden premiarla y así
sucesivamente, dando paso a la
alternancia en su caso y con ello,
contribuir de manera esencial al
juego democrático, buscando cada
día una sociedad mejor.
Lo de hoy es ser independiente, y
entre más “bronco”, mejor, y
resulta rentable decir lo que el
“auditorio” quiere escuchar, pero
¿Cuáles son las propuestas? ¿Cuál
es el programa? ¿En dónde
dejamos las instituciones
partidarias? Si están mal,
corrijámoslas, pero no pensemos
en eliminarlas; mejor que los
“independientes” sirvan de acicate
para su reforma
y transformación
democrática.
Resulta urgente
emprender de
forma racional
una discusión
del fondo del problema de la
democracia y sus actores, antes de
que los iluminados independientes
y sus titiriteros (los poderes
fácticos) nos llevan a una situación
más complicada que la que hoy
vivimos, que se profundiza día a
día por el malestar por las
promesas incumplidas, por la
amplia corrupción, por la
impunidad con la que se actúa, por
la ausencia de un Estado de
Derecho, por un crecimiento
económico demasiado mediocre
que no satisface las necesidades de
empleo de los mexicanos; por la
creciente pobreza y desigualdad,
por ese “capitalismo de amigos”
que se ha implementado en los
últimos años.
Es mejor repensar nuestra
democracia y cómo mejorarla.
Samuel Aguilar Solís Licenciado en Economía. Ha sido Diputado Local en la LIX legislatura de Durango, Senador de la República en las LVI y LVII Legislaturas y Diputado Federal en la LVIII y LX Legislaturas. Destaca su labor como profesor de Economía y Maestro-Investigador. Es colaborador editorial en periódicos de circulación local y articulista de “El Financiero” y "Reforma". saguilar56@hotmail.com Twitter: @SamuelAguilarS
Los ciudadanos, pueden castigar en la próxima elección a dicho partido y si la oposición hizo bien su papel, entonces los ciudadanos pueden premiarla y así sucesivamente, dando paso a la alternancia en su caso y con ello, contribuir de manera esencial al juego democrático…
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004
Asunción, atracción o delegación *“La Reforma Política de 2014 y las nuevas atribuciones del INE que remplazan funciones de órganos locales”
Por Víctor A. Espinoza Valle
La Reforma Política de 2014
incorporó nuevas figuras al ya
complejo sistema electoral
mexicano. El nuevo órgano nacional,
Instituto Nacional Electoral, adquirió
74 nuevas atribuciones, entre las
que destacan las relacionadas con
los órganos locales, llamados
Organismos Públicos Locales. Parte
medular de la propuesta original de
la reforma era la creación de un
órgano nacional que asumiera la
responsabilidad de todas las
elecciones en nuestro país. Eso
significaba la desaparición de los
órganos locales.
Un grave problema que arrastraban
las autoridades electorales locales
era que carecían de legitimidad;
algunas veces con razón y muchas
otras por la forma en la cual eran
seleccionadas. Los consejos
electorales en las entidades
obedecían en su conformación a la
correlación de fuerzas; bajo
gobiernos unificados, normalmente
el gobernador imponía la
conformación del órgano colegiado
y, bajo gobiernos divididos, los
partidos mayoritarios se repartían
por cuotas las designaciones de
consejeros. Independientemente de
las capacidades y trayectorias
honorables de muchos de los
integrantes, esta forma de
nombramiento les restaba
legitimidad desde su conformación.
La oposición de los gobernadores
impidió la desaparición de los
órganos locales y lo que quedó es un
híbrido en el que para restaurar la
legitimidad el consejo general del
INE, mediante un complicado
procedimiento, designa a los
consejeros electorales locales. Pero
además, la ley le asigna al INE la
parte medular de la organización
electoral en las entidades, así como
aquellas atribuciones que ya
desarrollaba: registro electoral,
fiscalización de los ingresos y
egresos de los partidos políticos y de
las campañas, asignación de tiempos
y monitoreo de medios, etc.
La carencia de legitimidad por parte de las autoridades locales, fue una de los motivantes de la Reforma Política de 2014
*Artículo publicado en la columna ZONAFRANCA.MX, el 29 de octubre de 2015.
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Para complementar la nueva
relación, la Ley General de
Instituciones y Procedimientos
Electorales estableció facultades de
coordinación y atribuciones
especiales para el INE. En el artículo
119 se precisa que a petición del
órgano local, el INE “asumirá la
organización integral del proceso
electoral” de que se trate. Me
parece que éste será el fundamento
sobre el que se basará la
organización de la elección
extraordinaria de gobernador en el
estado de Colima, aunque en este
caso la orden fue dada directamente
por el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación al declarar
la nulidad y no responde a una
solicitud del órgano local.
Pero si esa facultad se ejerce para
una elección, el artículo 120
establece la atribución de
“asunción”, es decir, de “asumir
directamente la realización de todas
las actividades propias de la función
electoral que corresponde” a los
órganos locales. Por la vía de los
hechos desparecerían, al menos para
esa elección, las funciones de los
consejos electorales de las
entidades. Pero también existe la
“asunción parcial”, establecida en el
artículo 123, y en virtud de la cual el
órgano local le solicita al INE asuma
alguna de las actividades que le
corresponde.
A su vez, el mismo artículo 120
citado establece la facultad de
“atracción”, es decir, “la atribución
del INE de atraer a su conocimiento
cualquier asunto de la competencia
de los Organismos Públicos Locales,
cuando su trascendencia así lo
amerite o para sentar un criterio de
interpretación”.
Finalmente existe la facultad de
“delegación”, establecida en al
artículo 125 y en virtud de la cual el
INE delegaría a los OPLES, de manera
excepcional, las funciones
establecidas en la Constitución. Ese
caso hipotético tendría que partir de
una valoración “positiva de las
capacidades profesionales, técnicas,
humanas y materiales del Organismo
Público Local Electoral, para cumplir
con eficiencia la función”.
En el proceso electoral actual que
arrancó el pasado 7 de septiembre y
en el que habrá comicios en 13
entidades, el INE decidió no delegar
sus funciones; por tanto, por
primera vez en la historia del
organismo, coparticipará en las
elecciones locales ejerciendo sus
funciones constitucionales y que son
la columna vertebral del proceso. Si
bien en las elecciones que
culminaron el 7 de junio pasado
intervino en elecciones locales, fue
por tratarse de elecciones
concurrentes en las que se
instalaron casillas únicas en las 16
entidades. En esta ocasión, sólo se
trata de comicios locales. Es una
experiencia pionera tanto para el INE
como para los OPLES. Servirá para
evaluar si en el futuro los
organismos locales gozarán de
mayor autonomía o si se busca una
mayor integración con el órgano
nacional.
Víctor A. Espinoza Valle Investigador titular de El Colegio de la Frontera Norte e Investigador Nacional por el Sistema Nacional de Investigadores. Es articulista semanal de La Jornada de Baja California, Diario Monitor Económico de Baja California, Ágora de Baja California, Zona Franca de Guanajuato, 15 Diario de Monterrey; Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI); Newsmexico.com.mx y cienciapolitica.mx victorae@colef.mx Twitter: @victorespinoza
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005 Salinas, Colosio, Zedillo y el mito de la sana distancia 2000 * “El poder del presidencialismo priista para operar sobre el sistema político”
Por Carlos Ramírez
I La revisión del tema de la “sana distancia” del PRI y el gobierno federal deberá llevar a un análisis sobre las expectativas del partido en las elecciones presidenciales del 2018. Pero más que debatir la dialéctica distancia-cercanía, el tema central se localiza en la ruptura interna en el partido provocada por tres hechos fundamentales en el periodo 1992-1997: el discurso del liberalismo social de marzo de 1992
donde se puso fin al valor ideológico de la Revolución Mexicana, el asesinato de Luis Donaldo Colosio y la entronización de Ernesto Zedillo sin pasar por el PRI y la XVII Asamblea que le quitó a Zedillo el instrumento del presidencialismo de designar a su sucesor.
En términos estrictos, la sana
distancia no fue una declaración sino
una ruptura del consenso interno en
el sistema/régimen/Estado priista.
En los hechos y a pesar de la
caracterización panista del PRI-
gobierno, el PRI siempre fue
mantenido a una sana distancia del
poder presidencial. La razón se
localiza en su génesis: el PRI nació
como partido desde el seno del
Estado, del
gobierno y del
grupo
dominante. En
los hechos, el
PRI nunca fue
un partido
político; siempre operó como la
Secretaría Política del gabinete
presidencial. Y como partido se
*Texto publicado en Torre de Babel, suplemento semanal del Diario Indicador Político (indicadorpolitico.mx), el 14 de agosto de 2015.
El PRI nació como partido desde el seno del Estado, del gobierno y del grupo dominante. En los hechos, el PRI nunca fue un partido político; siempre operó como la Secretaría Política del gabinete presidencial. Y como partido se sometió a la voluntad presidencial para los relevos sexenales.
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sometió a la voluntad presidencial
para los relevos sexenales.
El PRI nació
por voluntad
del
presidente
Plutarco Elías Calles en marzo de
1929, justo después del asesinato
del presidente electo Álvaro
Obregón, como un acuerdo de las
élites revolucionarias para evitar una
segunda guerra civil y como una
forma de regular el acceso-reparto al
y del poder. El PRM fue fundado
como refundación del PNR por
Lázaro Cárdenas y como estructura
de control de clases a favor del
Presidente de la República,
señalando una nueva etapa del
presidencialismo autoritario; con
Cárdenas se crea el modelo de
control social sectorial, lo que José
Revueltas caracterizó el modelo de
“Estado total y totalizador” vía “el
control total de las relaciones
sociales” al controlar los principales
sectores productivos. Y el PRI nació
por decisión de Miguel Alemán como
candidato presidencial en 1946 para
reforzar el papel del partido en la
gestión de la vida política nacional.
A lo largo de su vida, el PRI ha
pasado por tres fases:
1.- Control presidencial. En el periodo 1929-
1936 cuatro presidentes del PRI fueron o
serían Presidentes de la República: Elías
Calles como ex presidente en 1929, Emilio
Portes Gil en dos ocasiones como ex
presidente (1930 y 1935) y Lázaro Cárdenas
en 1930-1931 antes de acceder a la
presidencia como una forma de asumirse
como parte del Callismo; en esta etapa
estaría el control directo de Cárdenas del
partido para enfrentar a Elías Calles.
2.- Administración presidencial. Consolidado
el dominio político de la clase gobernante y
el partido sometido al presidente en turno,
los presidentes usaron al partido como
agencia de colocaciones y oficina electoral: el
Presidente de la República decidía
candidaturas y las operaban en el PRI, pero
con dirigentes funcionales. Esta fase operó
ya como PRI de 1946 a 1976. Los presidentes
del PRI tenían poder prestado del presidente,
sin autonomía ni fuerza propia, a pesar de
que hubo algunos, como Jesús Reyes Heroles
y Porfirio Muñoz Ledo, con carrera política
mayor a sus antecesores.
3.- Maquinaria. El arribo al poder de los
tecnócratas como parte del giro estratégico
de los proyectos presidenciales y de
agotamiento del populismo para fortalecer el
neoliberalismo llevó al PRI a una etapa de
simple oficina de trámites: 1977-2000. De la
Madrid, Salinas y Zedillo convirtieron al PRI
en espacio de control ideológico para
introducir sin repudios priistas el proyecto
neoliberal de desarrollo. En 1995, por
ejemplo, el PRI fue la maquinaria que aprobó
el duro programa de ajuste pos devaluatorio
que se convirtió en voto de castigo al PRI en
1997.
En estas etapas, salvo la gestión de
Cárdenas y la excepción de Colosio,
el PRI no fue carrera política para
algún presidenciable; en la
construcción de su candidatura
Salinas hizo presidente del PRI a
Colosio de 1989 a 1992, luego lo
sacó del PRI en el año de la
introducción al PRI de la ideología
del liberalismo social y rumbo a la
candidatura le creó la Secretaría de
Desarrollo Social como institución
encargada de distribuir el gasto
social como forma de control
electoral. El otro caso fue Roberto
Madrazo, quien utilizó su
presidencia del PRI 2002-2005 para
operar su candidatura presidencial.
Ya en la fase opositora, el PRI decidió
otorgarle el
control del
partido al aún
gobernador
mexiquense Enrique Peña Nieto en
marzo de 2011, pero colocado en la
ruta de virtual candidato
presidencial por su posición
privilegiada en las encuestas, en un
acto de regreso del partido a la
dependencia del Presidente de la
República.
El PRI, en este proceso histórico, fue
la estructura de poder del
presidencialismo para operar sobre
el sistema político. En 1972, Daniel
Cosío Villegas --en su ensayo El
sistema político mexicano-- afirmó
que la función del PRI era triple:
evitar la lucha violenta por el poder,
repartir el poder entre todos los
grupos y encargarse de la aplicación
del proyecto social del gobierno.
Cerca o lejos, el PRI ha sido sólo un
instrumento de poder y una
estructura de administración de la
dinámica del sistema político:
canalización de demandas-políticas
públicas.
II
En mayor o menor medida, el PRI fue
un aparato de poder político bajo el
control presidencial. La crisis de
1994 cambió el escenario: Colosio
fue el candidato escogido, en medio
de desconfianzas de Salinas el
candidato fue asesinado, los tiempos
legales no permitieron fabricar otro
candidato y Zedillo resultó ungido
como suplente. Sólo que Zedillo
tenía registro del PRI, pero los
La ruptura interna en el partido es la ruptura del consenso interno en el sistema/régimen/Estado priista.
14
priistas lo veían como un tecnócrata.
En la lista de suplentes los priistas
pensaron en dos militantes activos:
Fernando Ortiz Arana (presidente del
partido 1993-1994) y Pedro Joaquín
Coldwell; sin embargo, ninguno de
ellos casaba con el proyecto
económico e ideológico de Salinas,
cuya extensión estaba en duda
porque Colosio parecía más priista
que salinista. Zedillo, en cambio,
había sido un pivote activo del
neoliberalismo.
Los priistas tuvieron siempre las
dudas sobre el origen del asesinato
de Colosio. Y a pesar de sus
suspicacias abiertas contra Zedillo, a
quien había desdeñado como formal
jefe de la campaña de Colosio, lo
aceptaron como candidato. Por
razones del voto del miedo en 1994,
la elección fue para el PRI la más alta
en votos (17 millones, 181 mil 651
sufragios) en el ciclo 1970-2012, y la
primera presidencia priista abajo del
50% de los votos (48.7). Enrique
Peña Nieto contabilizó un total de
19.2 millones de votos y 38.2% del
total, pero por su alianza con el
Partido Verde; por sí solo, el PRI
nada más consiguió 14.5 millones de
votos y el 28.9% de los sufragios.
Zedillo, en efecto, era un externo del
PRI, aunque en su biografía oficial
acreditó su militancia en el PRI desde
1971, a los veinte años de edad. Su
carrera profesional de licenciado en
economía la hizo en el IPN, pero su
formación real ocurrió en la
Universidad de Yale en EE.UU; su
carrera profesional la hizo en el
Banco de México, cuna del
neoliberalismo mexicano. Como
funcionario del Banxico,
subsecretario de Programación y
Presupuesto, secretario de
Educación Pública y secretario de
Programación y Presupuesto, Zedillo
nunca tuvo actividad alguna en el
PRI. A la jefatura de la campaña de
Colosio llegó por influencia de
Joseph-Marie Córdoba Montoya,
superasesor y arquitecto del
neoliberalismo salinista, y en los
pasillos del poder se mencionaba a
Zedillo como el candidato
presidencial para el 2000. El
asesinato de Colosio adelantó la
agenda.
El PRI fue cambiado por Salinas: en
1992 el partido borró de sus
documentos y su historia a la
Revolución Mexicana; técnicos
neoliberales llegaron al congreso y a
las gubernaturas desde las oficinas
de la Secretaría de Desarrollo Social
y los presidentes del partido en el
periodo 1982-2000 aparecían como
meros empleados del presidente en
turno. Los priistas se quedaron con
la sensación de que el asesinato de
Colosio había sido un ajuste de
cuentas dentro del salinismo y aun
así, trabajaron con Zedillo.
La verdadera lucha Zedillo-priistas
no ocurrió en la XVII asamblea
nacional de marzo de 1996 cuando
le pusieron a los candidatos
presidenciales el candado de un
cargo previo de elección popular; los
validos de Zedillo carecían de ese
requisito, pero en la práctica lo
pudieron acreditar porque los
estatutos se reformaron en
septiembre de 1996 y el congreso
federal se votó en julio de 1997;
Guillermo Ortiz Martínez y José
Ángel Gurría Treviño pudieron ser
diputados y de ahí saltar a la
candidatura presidencial, pero ni
Zedillo ni los dos preferidos optaron
por ese camino. O Zedillo hizo un
berrinche o Gurría u Ortiz no
quisieron pasar por el
entrenamiento priista.
Carlos Ramírez Lic. en Periodismo, Mtro. en Ciencias Políticas, columnista político, director del Diario Indicador Político y del sitio noticiastransicion.mx. Conduce el programa “Los Pinos 2018: La Silla embrujada” en Indicador Político Televisión. Sus últimos libros: Obama, La comuna de Oaxaca y El regreso del PRI (y de Carlos Salinas de Gortari). carlosramirezh@hotmail.com
15
006 Linchar para gozar* “Actuar en masa, en anonimato, es claro que: México es el reino de la impunidad”
Por Armando Román Zozaya Los acusaron de secuestradores.
Después, sin pruebas de por
medio, los golpearon, asesinaron y
quemaron. Antes de todo esto, se
los arrebataron a la policía, la cual
se vio “superada” y terminó por no
hacer nada para protegerlos; los
dejó a merced de la masa que les
arrancó la
vida.
Así fue el
trágico,
inmerecido
(¿de verdad hay quien merece
morir así, incluso si se demostrase
que se trata de un secuestrador?),
reprobable y perturbador final de
los hermanos José Abraham y Rey
David Copado Molina, quienes
fueron linchados en Ajalpan,
Puebla, hace unos días, cuando
cumplían con su trabajo: levantar
encuestas.
El caso que aquí discuto constituye
uno más de los muchos
linchamientos que han ocurrido en
México. Como en otras ocasiones,
para explicar por qué se dio el
linchamiento de los hermanos
Copado Molina, se ha recurrido a
enfatizar la falta de legalidad, la
poca o nula legitimidad de las
autoridades, el temor que
provocan los criminales, el
hartazgo de la gente ante la
delincuencia, etcétera.
Sin embargo, no he leído o
escuchado a nadie que sostenga
que lo que les pasó a José
Abraham y a Rey David haya sido
resultado de que, simple y
sencillamente, sus victimarios
sabían que podían, y asimismo
querían, es decir,
deseaban,
lincharlos.
En primer lugar,
el actuar en masa
(por definición, los linchamientos
siempre son ejecutados por una
multitud) resulta en anonimato y,
en segundo lugar, y en todo caso,
es claro que México es el reino de
la impunidad. Estas circunstancias
*Artículo publicado en su columna Desde la Tribuna, del diario EXCELSIOR, el 25 de octubre de 2015.
Reprobable y perturbador final de los hermanos José Abraham y Rey David Copado Molina, quienes fueron linchados en Ajalpan, Puebla, hace unos días, cuando cumplían con su trabajo: levantar encuestas.
16
facilitan que, quienes anhelan
recurrir a la violencia simplemente
porque la disfrutan, actúen de
manera bestial cada vez que haya
una oportunidad de hacerlo. Para
mí, eso fue justamente lo que pasó
en Ajalpan (y es muy probable que
eso es lo que pase la mayoría de
las veces en que alguien es
linchado).
No había pruebas de que los
encuestadores linchados eran
secuestradores. De hecho, la
policía corroboró que,
efectivamente, eran
encuestadores. Todo esto le fue
explicado a la población de
Ajalpan. Aun así, ésta, enardecida,
pasó por encima de la autoridad y
linchó a los hermanos Copado
Molina. ¿Por qué? Porque los
habitantes de Ajalpan quisieron. Y
porque sabían que podían…y que
lo gozarían. Por eso, hasta fotos se
tomaron con los cadáveres
calcinados de José Abraham y Rey
David: se ve que están orgullosos,
felices, satisfechos, por lo que
hicieron.
El punto central de mi argumento
es éste: el linchamiento era
evitable.
No ocurrió porque se trataba de un
par de secuestradores, o
solamente porque haya impunidad
en el país, o por el hartazgo de la
gente como resultado de la
delincuencia, etcétera: ocurrió
porque los Ajalpenses eligieron
que ocurriera. Incluso
considerando la impunidad y el
hartazgo, e incluso si se hubiera
tratado de un par de criminales, la
población de Ajalpan podía haber
elegido no linchar a nadie. Pero
optó por lo contrario. Y se regocijó
plenamente: de principio a fin,
justo como quienes, en Estados
Unidos, linchaban a
afroamericanos ante la menor
provocación y hasta hacían del
“evento” un día de campo que se
disfrutaba en familia.
Pero más allá de si tengo razón o
no, es obvio que esto no puede
pasar de nuevo: ¿de verdad somos
un país serio, que “se mueve”,
cuando en nuestro territorio se
registran situaciones como la de
Ajalpan? Hay que actuar al
respecto y hacerlo ya. ¿Es
aceptable, por ejemplo, que la
autoridad, la cual cuenta con
armas de fuego, capacitación y
entrenamiento, sea “superada”
por una multitud de asesinos?
Linchar para gozar. ¿A eso hemos
llegado? ¿O de ahí jamás nos
hemos ido?
Armando Román Zozaya Titular de “Desde la tribuna,” columna publicada en el periódico “Excélsior”, México. Twitter: @aromanzozaya
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007 Cerramos el primer trienio del sexenio * “Pareciera que seguimos en campaña al ver el tono propositivo y triunfalista de un ejecutivo que no mira su reloj; la oposición ya hizo recuento de los daños que le causó acercarse al PRI”
Por Marcos Marín Amezcua
Introito.
Llegamos agobiados a la primera
parte de un sexenio complejo con
visos alarmantes de desgaste y
agotamiento prematuros. Han sido
tres años de una erosión resultante
de inexperiencia, impericia,
carencia de oficio político y de una
acuciante improvisación que
hubiéramos deseado evitarnos, y
para sorpresa de muchos, en
manos del PRI, único responsable
de los resultados magros
alcanzados hasta ahora por el
gobierno federal que encabeza.
1.- Diagnóstico.
El primer tercio del sexenio Peña
Nieto ha finalizado y los resultados
escasean, pese a que el discurso
oficial persista en dibujarlos con
los dedos en el aire y con carencia
tangible de mejores beneficios a la
población, y se insista hasta la
saciedad en que vendrán grandes
cosas. Eso, mientras se articula una
triple política: minimizar la
violencia referida en los medios,
para aparentar su disminución;
suponer que la oposición es
colaborativa hasta hacerla
responsable de los malos
resultados y equivocados
diagnósticos dictados por la
presente administración federal
(que no enmienda); y, de pasada,
articula un discurso para lidiar con
la corrupción que reviste al
gobierno federal en múltiples
frentes (sobornos carreteros, casas
de inexplicable origen, desfalcos)
sin ofrecer verdaderas medidas
anticorrupción, como no sea solo
el discurso ajado diciendo que se
busca ser transparente. Contra
todo eso no ha podido el gobierno
federal emanado del PRI. En 2012
se ofrecieron soluciones que ni han
llegado, ni prometen llegar.
Destaca la pésima conducción de
su equipo económico. Se
deterioran los índices económicos,
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se estanca la economía y se caen
los ingresos petroleros sin
instrumentar un plan C, porque el
plan A, que consistía en depender
del petróleo y en el
endeudamiento público creciente
desde que el PRI regresó a Los
Pinos, ha fracasado dejando su
estela de deterioros (y porque el
plan B consistió en subir los
impuestos en 2013 y en ahogar la
economía).
Semejante
panorama con
sabor a catástrofe
no se acompaña
de una austeridad
real, como que se
adquiere un avión
presidencial
descomunal en su
apremio o se
anuncia a medio
camino la
creación de una secretaría nueva,
la de cultura, que entraña ser
costosa como es natural, sin
explicarse de dónde provendrán
los recursos y solo genera
oposiciones y más dudas que
certezas para el futuro cultural del
país.
Esta ingente necesidad de llegar a
inventar el mundo tiene un sello
priista clásico que ya resulta un
poco alarmante. En resumidas
cuentas, el presente gobierno
federal ni frena el tren de gastos ni
enmienda errores evidentes e
inocultables, que niega y evade
olímpicamente. Y todo ello sin
mover la política económica un
ápice ni solicitar la renuncia de
nadie responsable de tales
desempeños.
Como nunca antes, un gobierno
jamás había llegado a su ecuador
tan desgastado como el actual y
con el índice de popularidad de un
ejecutivo tan bajo como le ha
pasado a Peña Nieto (34% apenas)
al llegar a estas fechas.
Dejemos de lado su desgaste físico;
sencillamente es increíble la
impopularidad del mandatario,
seguida de la percepción del
aumento de la corrupción o del no
respeto a los derechos humanos y
las intentonas por censurar
internet, ya en aumento. Y frente a
las protestas de múltiples sectores
en infinidad de temas mal
abordados, la respuesta
gubernamental es: ¡ya chole con
tus quejas! Es inaudito y algo jamás
visto antes. Refleja una
insensibilidad que no es fácil saber
si la necesita evidenciar un
gobierno federal tan
desacreditado.
Peña Nieto improvisa
nombramientos, alardea objetivos,
planta su mejor percha a las
adversidades, en tanto legítima
censura y acalla críticas bajo la
perversa misión de controlar daños
en vez de causarlos. Se siguen
enviando mensajes encontrados.
Discursos que claman
transparencia y rumbo frente a
designaciones carentes de
experiencia y, desde luego,
brillando la opacidad por doquier,
que ha conducido a calificaciones
internacionales desfavorables en
rubros tan diversos
como derechos
humanos,
transparencia y
combate a la
corrupción,
desbocados en el
presente sexenio.
La postura de las
autoridades frente al
hartazgo social y el
señalamiento a
quienes cuentan con la entera
responsabilidad de conducir los
destinos de México desde un
gobierno emanado del PRI, ha
acarreado airadas respuestas de
un gobierno federal que muchas
veces se observa rebasado e
incapaz de articular una política
sensata en ningún rubro.
En efecto, la comunicación social
del presente gobierno ha
descuidado desde el primer
momento el priorizar a los
ciudadanos y no deja en claro su
rol como autoridad. Si ya eran
infumables los spots de la reforma
energética, en uno de los cuales se
afirma sin pestañear: “el petróleo
seguirá siendo nuestro. No se lo
vamos a regalar a nadie”, ya solo
resta que digamos los ciudadanos:
Se articula una triple política: minimizar la violencia referida en los medios, para aparentar su disminución; suponer que la oposición es colaborativa hasta hacerla responsable de los malos resultados y equivocados diagnósticos dictados por la presente administración federal (que no enmienda); En 2012 se ofrecieron soluciones que ni han llegado, ni prometen llegar. Las reformas estructurales no han reportado beneficios tangibles a favor de los mexicanos. Han ido quedando en solo ser publicadas en el Diario Oficial, sin ir más lejos.
19
nada más eso faltaba; pero ahora
es imposible seguir la trama ante el
extravío generalizado del gobierno
Peña Nieto.
El gobierno de Peña Nieto ha
lanzado un Pacto por México que,
amén de lo mal redactado (que
evidencia que se habla de él sin
haberlo leído, siquiera) no ha
significado un apuntalamiento de
su gestión como gobierno y ha sido
criticado por sus firmantes no
priistas ante los pingües beneficios
alcanzados y por haberles pasado
factura. Más ha debilitado al
incipiente PRD y al PAN, que
reportado dividendos al país.
Las reformas estructurales no han
reportado beneficios tangibles a
favor de los mexicanos. Han ido
quedando en solo ser publicadas
en el Diario Oficial, sin ir más lejos.
Pese a tratarse del eje discursivo
de la presente administración.
Acorde con esa situación, la crisis
mundial ha servido para mostrar a
un gobierno federal carente de una
política económica
propia que aporte
soluciones a las
coyunturas que
enfrenta. Es el
primer caso en el
mundo donde un
gobierno carezca de
ella, a juzgar por el
argumento de sus defensores que
exculpan su inoperancia diciendo
que es responsabilidad del banco
central. Evadirse es el sello de la
presente administración y es
preocupante. Lo es porque no
afronta la situación. Se han dado
pasos solo en las siguientes
vertientes: una evasión de
responsabilidades desde Hacienda,
porque evadirse implica no jugarse
un nombre, delegando en el Banco
de México la responsabilidad
propia de atender (ya no digamos
de resolver) los problemas y
desafíos económicos.
Y en segundo término, va
demostrando que carece de una
política económica propia,
apoyándose solo en inercias que
han generado sus diagnósticos
equivocados (y por ende, carece de
gente capaz de articularla).
En consecuencia, este gobierno y
su partido han circulado la postura
de culpar de su deslucimiento lo
mismo a los chinos que a los
opositores. Eso es grave y es una
postura imprecisa y equivocada
porque el PRI no puede trasladar a
nadie la responsabilidad de las
insuficiencias demostradas una vez
en el gobierno. En efecto, el PRI
debería asumir de manera cabal su
responsabilidad. Intentar ahora
trasladar responsabilidades a
terceros significa escabullirse. Es
no asumir su responsabilidad,
imposible de compartirla ni de
aminorarla.
En tres años el desgaste en política
exterior ha sido rotundo. Lanzar
una divisa como la de ser un país
con responsabilidad global implica
tener una base económica para
financiarla. Y se carece de ella y se
nota. Eso cuesta, y la postura de
México ha sido pírrica en sus
resultados. Un par de anuncios
espectaculares y nada más. Fuegos
de artificio. Hemos estado
ausentes del proceso cubano, de
aniversarios trascendentes como el
del final de la Segunda Guerra
Mundial y no figuramos en más; el
país no es reconocido por contar
con liderazgo mundial alguno y
encima, la presente administración
nos ha confrontado por igual con
China que con la Interamericana
de Derechos Humanos o el alto
comisariato de Naciones Unidas en
la materia.
2.- Los resultantes.
El sexenio avanza y no promete
mejorar ni aportar mejores
momentos. Nada se
desearía más que
obtenerlos. Los índices de
crecimiento se han
incumplido en los términos
prometidos y el tiempo se le
agota para conseguirlos.
Pareciera que seguimos en
campaña al ver el tono
propositivo y triunfalista de un
ejecutivo que no mira su reloj; la
oposición avanza frotándose las
manos pues no desea acompañar
en el desastre a esta
administración.
El sexenio avanza y no promete mejorar ni aportar mejores
momentos.
Para el PRI se agota el tiempo y las oportunidades de
hacer algo interesante que no acaba de llegar y cuando el sexenio va en retirada, se acaba ya el tiempo y la colaboración opositora de la que se jactó al inicio.
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Para el PRI se agota el tiempo y las
oportunidades de hacer algo
interesante que no acaba de llegar
y cuando el sexenio va en retirada,
se acaba ya el tiempo y la
colaboración opositora de la que
se jactó al inicio. La oposición ya
hizo recuento de los daños que le
causó acercarse al PRI y se nota en
esta segunda mitad del sexenio
que está por iniciar, que no le
interesa ni le conviene ayudar al
PRI. El PRI va en retirada y la
oposición tiene todo por ganar. Así
las cosas, este gobierno federal ya
en declive natural, agota su
oportunidad de mando y
lucimiento.
Marcos Marín Amezcua Abogado por UNITEC, maestro en Estudios México-Estados Unidos por la Fes Acatlán, y doctorando en Historia. Ha sido profesor uni- versitario desde hace 20 años y conferencista desde hace 10. Ac- tualmente colabora con el perió- dico español El Imparcial y el me- xicano Diario Político. moxmma@gmail.com
21
00 8
Brevísima historia del Ejército Mexicano * “Las masas populares fueron propiamente el primer ejército mexicano…”
Por Santiago Portilla Gil de
Partearroyo
El primer ejército propiamente
mexicano nació para darnos la
Independencia. Fueron las masas
populares que siguieron a Miguel
Hidalgo, José María Morelos y
Vicente Guerrero en las sucesivas
etapas de la lucha contra la España
colonial y conservadora, entre
1810 y 1821. Con Hidalgo el
número de insurgentes llegó a 80
mil hombres. Por la oportuna y
oportunista defección de Agustín
de Iturbide, comandante del
ejército virreinal, las fuerzas de
Guerrero se unieron a las del
realista para convertirse en
Ejército Trigarante (de las tres
garantías: Independencia, Unión y
Religión) y luego en Ejército
Imperial Mexicano, tras ocupar la
ciudad de México el 27 de
septiembre de 1821. Su primera
intervención en política, en mayo
de 1822, impuso a Iturbide como
Agustín I de México, quien abdicó
en marzo de 1823 forzado por otro
levantamiento militar, primero de
muchos en que participó el
inefable Antonio López de Santa
Anna. Al formarse la República, la
fuerza armada se convirtió en el
Ejército Nacional Mexicano,
integrado por unos 18 mil
hombres. Al año siguiente se
expidió la Constitución Federal de
los Estados Unidos Mexicanos, y la
de Guerra y Marina fue una de las
cuatro Secretarías de Estado en
que se dividieron las funciones del
Ejecutivo.
*Con el título Ejército, este artículo se incluyó originalmente en un libro conmemorativo del Bicentenario de la Independencia y Centenario de
la Revolución, México, doscientos años, 80 voces. Secretaría de la Defensa Nacional, México, 2010, pp. 173-178.
A lo largo del Siglo XIX el ejército fue un elemento de inestabilidad. Los levantamientos militares contra el orden establecido fueron una constante.
22
A fines de 1825 el Ejército logró
rendir por cansancio y hambre a la
fuerza española que había
quedado resistiendo en la fortaleza
de San Juan de Ulúa frente a la
costa de Veracruz, y en 1829
contuvo y derrotó en Tampico a la
triste expedición de Barradas con
que los españoles pretendieron
una reconquista.
A lo largo del Siglo XIX el ejército
fue un elemento de inestabilidad.
Los levantamientos militares
contra el orden establecido fueron
una constante. Su fuerza sirvió
para que centralistas y federalistas,
conservadores y liberales,
impusieran sus creencias y formas
de gobierno a sus enemigos. Entre
1846 y 1848, perdido el territorio
de Texas, el ejército fue incapaz de
defender al país de las tropas de
Estados Unidos que llegaron hasta
la ciudad de México y acabaron
por apropiarse de la mitad del
territorio. Esta derrota le provocó
un enorme desprestigio al ejército
oficial, que era todavía poco
profesional.
Más adelante se formó de nuevo
un ejército campesino, esta vez
para derrocar a Santa Anna, quien
para entonces se había
transformado en Alteza
Serenísima. Encabezado por Juan
N. Álvarez e Ignacio Comonfort,
este ejército popular inició en 1854
la Revolución de Ayutla, cuya
victoria fue el preludio del triunfo
de las ideas de la Reforma, por las
que luchó con éxito la brillante
generación de liberales
encabezada por don Benito Juárez.
Este fue el Ejército en el que ellos
se apoyaron para acabar con los
fueros militares y los privilegios de
la iglesia católica, y para establecer
los principios de una vida civil y
laica, con separación del Estado y
la iglesia.
Derrotadas sus ideas y su fuerza militar, los políticos, obispos y generales conservadores decidieron que la única forma de hacer triunfar sus principios sería instituyendo una monarquía con un príncipe extranjero, y fueron a Europa a ofrecerle el reino de México a Maximiliano de Habsburgo, quien recibió el respaldo de Napoleón III de Francia, cuyas tropas invadieron México en 1862. Una vez más se levantó en México una fuerza popular contra la fuerza militar organizada, que esta vez respaldó el proyecto imperialista conservador. Los liberales obtuvieron con Juárez el apoyo popular. La Intervención francesa fue derrotada y se restableció la Constitución promulgada diez años antes, en 1857.
Durante todo este tiempo el ejército fue carne de cañón de caudillos que inclinaban sus intereses hacia el bando liberal o conservador, ya fuera por convencimiento o por simple conveniencia. Los comandantes regionales recibían un presupuesto, el cual desviaban con frecuencia en actos de corrupción, para lo que aumentaban falsamente el número de hombres de tropa o de caballos y mulas, con lo que se llegó a decir que los oficiales comían “más paja que las bestias”. En todo este tiempo, a pesar de que en 1823 se había
creado en Perote el primer antecedente del Colegio Militar, no llegó a establecerse una fuerza profesional, bien preparada. La forma más importante de reclutamiento continuó siendo la misma que en los tiempos virreinales, la leva forzada.
Al triunfo de la República, el nuevo ejército debió realizar labores de apaciguamiento para garantizar el libre tránsito por los caminos y carreteras. Este mismo triunfo debió significar también el fin de la inestabilidad política provocada por el ejército, pero no fue así: un general de cepa liberal, Porfirio Díaz, se levantó en armas, primero contra la reelección de Juárez y después contra la de Sebastián Lerdo de Tejada, que se realizaron conforme al marco legal vigente y con procesos electorales pacíficos, aunque con una institucionalidad precaria. Quien se haría llamar “El Héroe de la Paz”, fue quien alteró la conseguida con el triunfo completo sobre los conservadores y suprimió la división de poderes instaurada y las libertades restablecidas.
Aunque se hizo de la Presidencia con la bandera de la No Reelección, Díaz permaneció en el poder más de treinta años, de 1876 a 1880, y de 1884 a 1911, por medio de reelecciones consecutivas que le permitieron imponer una dictadura con una peculiar estabilidad política conocida como pax porfiriana. Díaz, a pesar de ser general, desarrolló un régimen civilista. Reformó el Colegio Militar y los mandos empezaron a surgir de esta institución. Mejoró el
23
armamento y adoptó formas de organización y uniformes parecidos a los de ejércitos europeos. Pero no desaparecieron ni las prácticas de corrupción ni la leva forzada. La Guardia Rural, que se coordinaba con el ejército para reprimir el descontento social y las conductas delictivas, se encargó de mantener la paz en el campo. Descontentos y delincuentes eran enviados al servicio en el ejército.
Cuando en 1910 estalló un movimiento armado debido a la inconformidad con la concentración de la riqueza y el poder, y por el fraude electoral de ese año, el ejército estaba disperso, con mandos viejos y escaso conocimiento del terreno en que operaban, con una moral baja, lo que se agravaba porque el militar que había querido acompañar a Díaz como vicepresidente, Bernardo Reyes, había sido forzado a exiliarse. En febrero de 1911, tres meses después de iniciada la insurrección, Francisco I. Madero se puso al mando de un nuevo ejército popular, en el que brillaron los nombres de Pascual Orozco, Pancho Villa y Emiliano Zapata.
Tres meses después, el Ejército Federal estaba cerca ya de una incontenible e inminente derrota, cuando el dictador Díaz renunció ante esta evidencia, con el fin de limitar los daños. Mediante los acuerdos de Ciudad Juárez, el ejército profesional quedó prácticamente intacto, se instauró la No Reelección, se eligió democráticamente a Madero como presidente y se restablecieron las
libertades consagradas en la Constitución.
Entonces fueron contingentes de revolucionarios, zapatistas y orozquistas, los que se levantaron en armas y propiciaron inestabilidad, en contra del propio gobierno surgido de la Revolución. Para vergüenza del zapatismo, ellos iniciaron el primer momento de la contrarrevolución que culminaría el general federal Victoriano Huerta. Como en la Intervención, en febrero de 1913 el ejército oficial, ya más profesional, se unió a los que buscaban la restauración del viejo régimen y, en esta ocasión, al embajador de Estados Unidos en México, y protagonizó un nuevo cuartelazo que cobró la vida del presidente Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez, además de encumbrar con triquiñuelas leguleyas al general Huerta, quien en 1912 había derrotado la rebelión orozquista en Chihuahua y en el ‘13 se puso al frente del cuartelazo, traicionando a Madero. Para combatir a los golpistas, las fuerzas irregulares del ejército popular antirreeleccionista que habían permanecido en Sonora y Coahuila fueron el pie veterano de los ejércitos que se formaron al influjo del gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, con el fin de restablecer la legalidad constitucional.
Entonces se enfrentaron un ejército popular poderoso y creciente y un Ejército Federal reorganizado por el propio Huerta y con la moral más alta. Este fue el periodo más cruento de la Revolución. Al final, el
levantamiento incontenible de fuerzas campesinas, obreras y de clase media llevó a la derrota definitiva del ejército, que fue disuelto en agosto 1914, en Teoloyucan.
Vino entonces la terrible guerra civil, por primera vez entre dos ejércitos populares: las fuerzas constitucionalistas de Carranza y Álvaro Obregón contra las fuerzas de Villa y Zapata. Estas fueron derrotadas, pues no supieron articular y sostener una visión del Estado y de su lugar en el mundo. Sin embargo, las ideas por las que combatieron quedaron plasmadas en la tercera Constitución nacional, promulgada en febrero de 1917. El nuevo Ejército Mexicano surgió de las fuerzas triunfantes, pero con él aparecieron también caudillos regionales con mando de tropas, comenzando así otra etapa, aunque breve, de lucha por el poder en la que participaron militares. En 1919 Zapata fue asesinado mediante una trampa ejecutada por militares constitucionalistas. En 1920 Obregón se opuso a la elección del candidato a presidente favorecido por Carranza, un civil, y levantó a una gran parte del ejército en contra del Primer Jefe, que terminó en su asesinato. Esta fue la última rebelión militar exitosa. En los años siguientes se sucedieron otras rebeliones de fracciones del ejército, pero ninguna triunfó, y varios generales que disputaron el poder a los sonorenses Obregón y Plutarco Elías Calles fueron eliminados físicamente.
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Durante los gobiernos de Obregón y Calles se reorganizó el ejército y se le sometió a un proceso de profesionalización y despolitización, cuyo principal ejecutor fue el general Joaquín Amaro Domínguez, quien se hizo cargo de la Secretaría de Guerra y Marina de 1924 a 1931; de este año a 1935 fue director de Educación Militar y del Colegio Militar, y fundó la Escuela Superior de Guerra.
De 1926 a 1929 el ejército libró la Guerra Cristera, a raíz de la oposición del alto clero a la nueva Constitución. Fue una oportunidad para probarse en acciones militares de combate, ratificar su lealtad al poder civil y mejorar la eficacia de sus líneas de mando y su disciplina en situación de conflicto. Durante los años treinta y cuarenta el ejército realizó operaciones de limpieza de gavillas de bandoleros y abigeos en distintas regiones, principalmente rurales, al mismo tiempo que sus instalaciones se ampliaban y mejoraban en todo el país, y se establecían criterios y procedimientos homogéneos para la formación académica del personal militar, para el adiestramiento físico y táctico de la tropa, para la operación de campo y para su contacto cotidiano con la vida civil. Se profesionalizaron con esta política el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina Armada.
Los grupos revolucionarios triunfantes en el país y en las regiones habían logrado unificarse gracias a la fundación en 1929 del Partido Nacional Revolucionario por Calles. En 1938 Lázaro Cárdenas del Río reorganizó la institución como Partido de la Revolución Mexicana con cuatro sectores: campesino, obrero,
popular y militar. Incluir a los militares en el partido significó darles la
oportunidad de seguir en la política, pero sólo por ese conducto. Cuando el partido oficial se reorganizó nuevamente como Partido Revolucionario Institucional en 1946, al final del gobierno del último presidente de origen militar, Manuel Ávila Camacho, se suprimió el sector militar. En adelante las aspiraciones políticas de los militares se encausaron por el mismo partido, aunque a título individual. Varios llegaron a ser gobernadores, senadores y diputados, y algunos fueron hasta presidentes del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Se había
consumado, por fin, la profesionalización y despolitización del instituto armado. En 1942 México se unió a los Aliados en la guerra contra el Eje Alemania-Italia-Japón, y envió un escuadrón aéreo a combatir en el Pacífico.
Durante los años cincuenta, sesenta y setenta, en el contexto de la Guerra Fría y del fenómeno común entonces de las guerrillas marxistas en América Latina el Ejército participó en sofocar movimientos sociales y grupos guerrilleros, tanto en el campo como en zonas urbanas. Los movimientos más notables fueron el de ferrocarrileros a fines de los años 50 y el estudiantil de 1968, previo a los Juegos Olímpicos de ese año, que se celebraron en nuestro país. El combate a las guerrillas junto con la Dirección Federal de Seguridad de la Secretaría de Gobernación tuvo dos dimensiones, una abierta jurídica, con la que se buscaba llevar a los extremistas ante la justicia, y una soterrada, con torturas y desapariciones, semejante a las “guerras sucias” de otros ejércitos latinoamericanos, aunque no tan extendida y sin estados de sitio ni cuartelazos.
Una característica esencial del ejército mexicano es haber definido con claridad la relación tanto con el poder político civil, de total lealtad al Comandante Supremo, que es el Presidente de la República, como con la sociedad
en general. Desde los años treinta, el ejército ha participado en actividades cívicas, conmemoraciones patrióticas, justas
deportivas y, principalmente, en el auxilio a la población mediante campañas permanentes de sanidad en zonas pobres y en los casos de desastres causados por fenómenos naturales. La sociedad en general
El Ejército es una de las instituciones en las que en buena medida descansa la estabilidad política, económica y social del país
Una característica esencial del ejército mexicano es haber definido con claridad la relación tanto con el poder político civil, de total lealtad al Comandante Supremo, que es el Presidente de la República
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tiene claro que el ejército es la institución que le sirve con mayor desprendimiento, sin distinciones políticas o de cualquier otro tipo.
Desde hace ya varios años, el ejército tiene el papel más importante en el combate a las bandas del crimen organizado que asuelan al país. Es una línea de defensa que se justifica porque la delincuencia organizada ha puesto en riesgo la seguridad nacional, la soberanía del Estado sobre el territorio y la seguridad de los bienes y las personas en diversas regiones del país, en una situación en que es frecuente la penetración y la corrupción de las fuerzas de policía. Este papel del ejército ha sido planteado exclusivamente como complementario del esfuerzo civil y, por tanto, temporal mientras se logra organizar fuerzas policiales eficaces y suficientes para convertir al crimen organizado de un problema de seguridad nacional en uno de seguridad pública. Si bien hay quien se opone a esta participación, la gran mayoría de los mexicanos confía en el ejército, en su lealtad a las autoridades civiles y en su capacidad para preservar la seguridad nacional y la integridad del territorio de México.
En la extraña circunstancia en que se encuentra México durante la
segunda década del siglo XXI, con extensas regiones infestadas por bandas criminales motivadas por el inmenso mercado de drogas ilegales al norte de la frontera, el Ejército es una de las instituciones en las que en buena medida descansa la estabilidad política, económica y social del país, sin perjuicio del régimen civil prevaleciente. Como en otras ocasiones, el Ejército cumple la función de mantener el orden que las autoridades civiles no pueden garantizar, pero con una gran diferencia: las bandas ya no actúan principalmente en el campo, en pequeñas zonas, y sus actividades se desenvuelven no solo en ciertas regiones de México, sino incluso en otros países, en los que se producen y se consumen cantidades increíbles de drogas ilegales. Esta es una amenaza a la
integridad de la población y las instituciones; una delincuencia transnacional que no se parece a ningún otro fenómeno de nuestra historia.
Por fortuna, México cuenta con un ejército de origen popular que es, al mismo tiempo, profesional y profundamente institucional, es decir, respetuoso del orden democrático que se ha construido de manera gradual pero constante por ya cerca de 40 años.
Santiago Portilla Realizó estudios de sociología en la UNAM y de historia en El Colegio de México. Es presidente y director general de Difusión y Divulgación, S. C., y autor, entre varias otras publicaciones, de Una sociedad en armas; insurrección antirreeleccionista en México, 1910-1911. El Colegio de México, México, 1995
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El Colegio de la Frontera Norte * “Nada hay más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado”
Por Miguel Ángel Sánchez de Armas
“Nada hay más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado”. Me parece que fue el gran Víctor Hugo el autor de esta sentencia que explica la génesis de instituciones y actitudes que cambian al mundo... aunque esto pase desapercibido para los espíritus chatos que sólo atinan a ver el dedo cuando alguien apunta a la luna.
Las mujeres y los hombres que deciden caminar el kilómetro adicional, que anteponen los ideales al status quo, que no se arredran al embate de los mediocres, que no son pacatos y van por la vida sembrando con amor, pertenecen a la República de los Colonizadores de Sueños;
afortunada la nación que los cuenta entre sus ciudadanos.
Hoy me quiero referir a uno de ellos: Jorge Bustamante, padre de la idea que germinó en El Colegio de la Frontera Norte. Hace 33 años, en tiempos difíciles, siguió el camino de aquel señor inglés cuya memoria está inmortalizada en una piedra a la vera de un sendero cerca de Nottingham: “En la peor de las épocas emprendió la mejor de las obras”.
Celebré con Jorge -quien me ha beneficiado con su amistad y con su apoyo intelectual y personal- el trigésimo aniversario de aquel
embrión que hoy es un robusto árbol y simiente de otras instituciones.
Para ello le cedo la palabra: aquí el artículo de Reforma en donde recupera aquella hazaña (y que espero anteceda el relato de cómo abordó el trabajo de campo de su tesis doctoral). ¡Enhorabuena, Jorge!
“La semana pasada celebramos en el Colegio de la Frontera Norte
(Colef) el trigésimo aniversario de su fundación. Fueron tres días de intensas emociones para mí. Cada edificio, cada muro de sus instalaciones frente al mar está ligado a algún recuerdo. Desde
aquel cuando añoraba a mi regreso de Estados Unidos que existiera una universidad en México como las de mis experiencias allá, donde
En el trigésimo aniversario de su fundación, el Colef está dando
muestras de ser una institución de excelencia académica socialmente útil.
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hice investigación y recibí mi doctorado en sociología. Fue entonces cuando empecé a fraguar en mi mente la creación de una institución universitaria que produjera insumos de carácter científico para el diseño del desarrollo económico, social, cultural y ambiental de la región fronteriza del norte de México. Lo que hace 30 años fue básicamente una ilusión, ahora es una realidad con muros de concreto donde se producen premios internacionales a la investigación -como el Cox-Johnson-Frazier que otorgó la Asociación Americana de Sociología en 2007 y un grant de 2 millones de dólares de la American Academy of Science a un proyecto de investigación del Colef sobre el contexto social del sida. En fin, que tanto en lo local, como en lo nacional y en lo internacional, el Colef está dando muestras de ser una institución de excelencia académica socialmente útil. Cuando a esos logros se les agrega la producción de expertos con niveles de “maestría” y doctorado, sólo falta imaginarlo con instalaciones frente al Océano Pacífico, con los atardeceres más hermosos de la costa occidental, para tener una idea de lo que es el Colef. Pues eso es lo que celebramos […] en su trigésimo aniversario, en la sede de Tijuana y en sus sedes foráneas en Mexicali, Nogales, Piedras Negras, Ciudad Juárez, Monterrey, Nuevo Laredo y Matamoros. Parte de esas celebraciones fue la presentación de un libro titulado Sembrar en el desierto, crónica de los primeros 30 años de El Colegio de la Frontera Norte. El actual presidente del Colef, doctor Tonatiuh Guillén López, tuvo la puntada de
encargarme la confección de ese libro del cual solo estuvieron listas unas cuantas copias para su presentación […]. Sobre este libro debo comentar que es el que me ha divertido más escribirlo de los seis que llevo. No necesité hacer mucha investigación, pues fue básicamente ponerme a recordar las concatenaciones de hechos y apoyos con los que se fue haciendo la obra colectiva que es Colef. Para ello conté con la ayuda de los doctores Alberto Hernández y Tonatiuh Guillén López. La poca investigación fue bibliográfica y esa la hizo mi asistente Alma Kennedy Paz, quien se hizo cargo además del tedioso trabajo editorial que condujo a la versión final. La celebración trajo a Tijuana a queridos amigos que contribuyeron a la vida del Colef. Uno de ellos fue Eliseo Mendoza Berrueto. Hace 30 años Eliseo era subsecretario de Ciencia y Tecnología de la Secretaría de Educación Pública. Como tal, le tocó recibir la idea de crear una institución de educación superior que apoyara el desarrollo regional de la frontera norte de México. El gestor principal de la idea, con la representación de El Colegio de
México (Colmex), fue el profesor Mario Ojeda. Gracias a su apoyo, yo tenía el puesto de coordinador del programa de estudios fronterizos como profesor del Colmex. Ahí había nacido la idea de esa institución que se le presentó al subsecretario Mendoza Berrueto, quien años antes había fungido como director del Centro de Estudios Económico y Demográficos de esa institución. A pesar de la crisis económica por la que atravesaba el gobierno en 1982, Mendoza Berrueto se las arregló para exigir y financiar una investigación que demostrara la necesidad y la factibilidad de crear una institución que descentralizara la investigación científica del desarrollo regional en el país e indicara su ubicación más racional. Las autoridades del Colmex me encargaron el diseño y ejecución de esa investigación con base en cuyos resultados se creó en 1982 el Centro de Estudios Fronterizos del Norte de México, que dos años después cambiara su nombre por el de Colegio de la Frontera Norte. El resto de la historia está en el libro Sembrar en el desierto.”
Miguel A. Sánchez de Armas Doctor y DEA por la Universidad de Sevilla; maestro por la UPAEP; licenciado por la UNAM. Profesor en el posgrado de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, campus Ciudad de México. Fundador y director de las revistas Mexicana de Comunicación y Mexicana de Cultura Política NA. Ejerce el periodismo desde 1968. sanchezdearmas@gmail.com
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