Post on 11-Aug-2015
Un día un profesor de otro grado irrumpiómisteriosamente en la clase de primero con unabotella en una mano y un mapa enrollado en laotra. Me la entregó diciendo que era para los niñosy se fue. Los niños me miraron con desconcierto. Ymiraron aún más la botella que parecía contenerun mensaje adentro. No sabían todavía que esemensaje sería el puntapié inicial para un largorecorrido de lecturas y escrituras.
El mensaje fue más bien una carta y lacarta más bien una invitación. Un señor que decíahaber vivido hacía muchos años los convidaba consu mayor secreto: el descubrimiento de unterritorio subterráneo dividido en ciudadesincreíbles que se encuentran bajo nuestros pies.Hermenegildo Sánchez Curioso, así firmaba,también los invitaba a iniciar un viaje por aquellaextraña geografía.
Al día siguiente comenzamos el recorrido.Empezamos por mirar el mapa que nos habíallegado con la botella. Se trataba de un mapa conla división política de las ciudades, en el cuál losniños irían ubicando el nombre de cada ciudad enel terreno correspondiente a medida que las
Una o muchas propuestas de escritura en primer ciclo
Un viaje por un mundo desconocido constituye el punto de partida para leer, imaginar y escribir textosliterarios sobre ciudades que sólo existen en el universo de la imaginación.
Ciudades inventadas
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En el aula
íbamos visitando. El tour comprendería onceciudades increíbles: Isadolina, Micronia,Animalosia, Agustasia, Morania, Lentonia,Invisibilis, Oscurasia, Reversópolis, Golosinia yOctavia .
Un texto descriptivo, leído por el maestro,abría cada semana la puerta de una nueva ciudad.
La primera parada la hicimos en Isadolina,una ciudad submarina. Luego de leer el texto quenos contaba sobre la ciudad y tras haberla ubicadoen el mapa, comenzamos a pensar, imaginar y
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ISADOLINAHoy van a enterarse la verdad sobre Isadolina,la ciudad submarina.Dicen que hace mucho tiempo Isadolina noestaba bajo el mar: era una ciudad comocualquiera. Todos los días, los chicos isadolinoscaminaban hasta sus escuelas. Allí se sentabanen sus bancos y escribían con sus lápices largascuentas de sumar.Pero una noche de luna, una ola gigantescadevoró a Isadolina de un solo mordiscón. Lagran ola se llevó todas las cosas de losisadolinos, y la ciudad se llenó de peces,pulpos, estrellas de mar... Y por supuesto, aguade mar.Ahora, las cosas en Isadolina son parecidaspero diferentes. Al salir el sol, los chicosisadolinos nadan hasta sus escuelas. Allí sesientan en enormes caracoles marinos yescriben historias de abajo del agua con tintade calamar.
escribir distintos aspectos de la vida de sushabitantes. Incluso tratamos de resolver ciertosproblemas que las características de cada ciudadles traían. En el caso de Isadolina el desafíoconsistió en pensar y escribir: ¿Cómo son lasescuelas en Isadolina? ¿Qué usa la maestra depizarrón? ¿Con qué se escribe? ¿Con qué borran?¿Qué cosas se enseñan? Los chicos tambiéndiseñaron un parque de diversiones para estaciudad, dibujando y describiendo en parejas, losjuegos que podían encontrar en él. De ahí salieronla calesita de caballitos de mar, toboganes de aguay los autitos chocadores submarinos.
Si la ciudad está colgando, ¿cómo hará la
pescar esos objetos y devolverlos a sus dueños.
En Agustasia no se puede mover los
pies ni levantarse del piso, la única forma de
trasladarse de un lugar a otro es manejando. Todo
allí tiene ruedas: si quieren ir de casa a la escuela,
deberán manejar su casa hasta llegar. Y, si una vez
Los chicos escribieron listas con losobjetos que se podían encontrar en esa tienda.Luego, entre todos, fuimos construyendo latienda, pegando sobre un afiche los objetosdibujados de las listas, con sus descripciones enuna etiqueta, en la que se incluía el nombre dequién lo había perdido y en qué situación.
La semana siguiente, el destino elegidofue Agustasia.
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Sacapuntas
En el aula
gente para trans-portarse?, pregunta-mos ingenuos. Paralos chicos esta pre-gunta tuvo claras res-puestas: carretas ypatinetas voladoras,barr i letes que lollevan a uno por laciudad y hasta unaespecie de mochila“que te la ponés yv o l á s p o r d o n d eq u e r é s ”, f u e r o nalgunas de ellas.
Nuestro viaje
continuó por Morania. Leímos: entre las puntas de
las dos montañas cuelga una soga gruesa, fuerte y
resistente. Y de esa soga madre cuelga la ciudad:
cuelgan las casas, cuelgan los negocios, árboles y
edificios.
Y el recorrido por Morania siguió con lalectura de este texto: Si uno está en Morania y
mira hacia abajo puede observar una enorme
montaña. Si por casualidad uno tuviese un
largavistas a mano podría llegar a ver la variedad
de objetos que la componen. La montaña crece día
a día y se alimenta de todas aquellas cosas que se
les caen a los habitantes de esta ciudad tan
particular. Por eso el gobernador decidió crear la
tienda de objetos perdidos, en la que se dedican a
en la escuela, desean
acercarse al escritorio de
la maestra a preguntarle
algo, simplemente deben
manejar su silla hasta
llegar a ella. También los
semáforos y los carteles
tienen ruedas que los
llevan de un lugar a otro y
hasta en la plaza, la
hamaca tiene ruedas que
la mueven hacia atrás y
adelante. ¡Eso sí! con
tantas ruedas en todos
lados, los autos ya casi han
dejado de usarse.
Aquí la pregunta fue: “Si los autos han
dejado de usarse como transporte ¿para que se
usarán ahora?” Las respuestas que escribieron los
chicos fueron de lo más variadas: “Para pensar
ahí”, “para esconderse cuando jugás a la
escondida” o incluso “como guardería para sapos”.
Otras respuestas tan o más elocuentes
surgieron cuando preguntamos a los chicos qué
pasará cuando hay mucho viento en Agustasia,
qué pueden hacer sus habitantes para que no
ruede todo de un lado para otro en esos días.
“Comer muchas comidas y ponerse pesado” o
“llamar a un superhéroe y que agarre todo con sus
manos” fueron algunas de las soluciones para el
problema planteado.
Y el viaje siguió entonces por Invisibilis,
una ciudad a la que si alguna vez llegan,
Después de
recorrer esta ciudad los chicos que pensaron cómo
hará la gente para no chocarse para ver la tele
reconocerse o saber dónde dejan cada cosa
También imaginaron que haría cada uno de ellos si
se volviese invisible.
Nuestro viaje continuó por Lentonia,
donde todo transcurre lentamente, en donde los
chicos inventaron y describieron los deportes
típicos de esa ciudad. También visitamos
Animalosia, en donde los habitantes son mitad
objeto y mitad animal, que nos invitó a pensar y
describir cuáles podían ser algunos de ellos.
Luego dimos una vuelta por Reversópolis, la
difícilmente se den cuenta, porque como su
nombre lo indica, allí todo es invisible.
Difícilmente vean casas, autos y calles. Ni trenes,
semáforos o escuelas. Salvo que llueva. Cuando
llueve y las cosas se mojan e Invisibilis deja de ser
una ciudad invisible para llenarse de siluetas
delineadas por el agua. Al entrar en contacto con
el agua, todos los objetos de esta ciudad toman los
colores del arcoíris. Negocios rojos, perros azules,
personas violetas, autos amarillos, hospitales
verdes, los colores más hermosos tiñen todo lo
descolorido en los días lluviosos.
, ,
.
ciudad en la que todo es al revés, y no nos quisimos
perder Oscurasia, la ciudad en la que siempre es
de noche.
Y así podríamos haber continuado
eternamente, porque creemos que hay territorios
en nuestra imaginación dignos de ser
descubiertos. Pero, como todo debe tener un fin y
este viaje no es la excepción decidimos ir
emprendiendo la vuelta. Y nos pareció que para
ello era oportuno que fueran los mismos chicos los
que escribieran con sus propias palabras la última
ciudad, cuyo nombre les dijimos, era: Golosinia.
Para esta labor fue imprescindible ayudarlos a
traer a su memoria aquello que habíamos
explorado en las otras ciudades para pensar entre
todos las preguntas que inspirarían el relato sobre
Golosinia:
fueron las
primeras de una larga lista. La invención de esta
ciudad fue el fin del largo viaje a través de
Imaginaria.
¿Cómo son las casas? ¿Cómo son los
autos? ¿Cómo son las personas?
Mariana Álvarez
Federico Milman
(1) Los textos que describen las ciudades fueron escritos por los
maestros inspirándose en el libro de Ítalo Calvino.Ciudades invisibles
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En el aula