Como final y resumen del año litúrgico, celebramos la fiesta de CRISTO REY.

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Como final y resumen del año litúrgico, celebramos la fiesta de CRISTO REY.

Al terminar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Queremos que Cristo reine en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio.

Hoy le decimos que vamos a dejar que reine de verdad sobre nosotros.

Reina Jesús,

Automático

Reina Jesús,

el Señor.

El

reina.

Reina. Reina Jesús el Señor.

El

reina.

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En el tiempo de Jesús la palabra “rey” era signo de grandeza y predominio. Hoy en muchos sitios, al estar en ambiente democrático, tiene mucho de representación y quizá símbolo de unión.

Al decir que Jesucristo es rey queremos expresar que es el rey o Señor del mundo y de los hombres; pero sobre todo que su reinado

debe estar en los corazones.

Parece un contrasentido; pero Jesús rey, en este ciclo B, aparece como un reo, en la presencia del gobernador, Pilato.

El evangelio está tomado de san Juan..

Jn 18, 33b-37

Dice así:

Palabra del Señor

Jesús se marchó por el monte. Huyó, porque no quería que la gente le nombrase rey, ya que

tenían un concepto muy diverso del reinado que pretendía Jesús entre nosotros.

En el Antiguo Testamento, cuando los israelitas quisieron tener un rey, el profeta Samuel mostró su disgusto, porque el rey podía opacar al verdadero Rey y Señor del pueblo que era Dios.

Jesús le dice a Pilato que es rey; pero le explica que “su reino no es de este mundo”. No quiere decir que no esté en la tierra, sino que no es como lo cree la gente del mundo.

El Reino que no es de este mundo. No quiere decir que no deba vivirse en la tierra, sino que no debe implantarse y defenderse como los regímenes terrenos. Por eso dice Jesús que si fuese como los del mundo los suyos hubieran luchado para que no cayera en manos de los judíos.

Y no es reino como los del mundo, porque su reino se anuncia principalmente a los pobres,

perseguidos, encarcelados, a los sin voz, a los que están en situación de opresión, enfermos, a todos

los que sufren.

No fue reino de este mundo

aquel del que Cristo habló.

Automático

Dios da su Reino a los hombres que el mundo aquí despreció.

Y no fueron de alabanza las palabras del Señor

para un mundo que desprecia a los que Dios eligió.

no es de este mundo:

de

co- ra- zón.

Los hambrientos avanzan despojados de amparo,

nadie presta atención.

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Jesús nunca antes había dicho que era rey. Sólo lo dijo cuando se convirtió en el varón de dolores, con una corona de espinas y una caña como cetro. Ahora no se podía interpretar que era rey como los de este mundo.

El título que a Jesús le gustaba era el de “hijo del hombre”.

Hoy en la 1ª lectura el profeta Daniel nos habla de una visión sobre alguien que viene a salvarnos, a quien le llama “hijo del hombre”.

Daniel 7, 13-14

Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes

del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al

anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio;

todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su

dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

En la primitiva cristiandad no solían llamar rey a Jesús, pues muchos lo podían tomar en mal sentido. Por eso comenzaron a llamarle: SEÑOR.

Éste era un título muy importante, pues el señor por excelencia era el emperador, que era el rey de reyes.

Con el nombre de señor querían proclamar que Jesús es el Señor de toda la creación, mostrando el deseo de que sea Señor de todos los corazones.

Proclamar a Jesús como Señor es decirle que estamos a su disposición y que queremos seguir sus mensajes. Que Jesús sea Señor nuestro es lo mismo que decirle que reine en nosotros.

No es fácil. Dice san Pablo que nadie puede decir que Jesús es el Señor (que Jesús lo sea de verdad) sin la gracia del Espíritu Santo.

Le digamos de verdad que es nuestro Señor.

Automático

Jesús es

Señor.

Jesús es

Señor

Jesús es

Hacer CLICK

Queremos que Jesús reine sobre nosotros; pero además, si somos sus seguidores y ministros, somos encargados de implantar su reinado por el mundo.

Para ello debemos conocer bien qué pensaba Jesús de su Reino.

El prefacio de la misa nos indica las características principales del Reino de Jesús: Reino de la verdad y la vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz.

Es un reino de verdad y vida.

Vivimos en un mundo donde abunda la mentira, la falsedad e hipocresía. La verdadera vida con Jesús va unida a la verdad, la autenticidad, la coherencia. No luchamos con armas, sino con la verdad en la construcción del Reino.

Es un reino de santidad y gracia. Estos valores se van perdiendo en muchos ambientes humanos. Debemos proclamar el estilo de Jesús, que es el estilo de entrega, de servicio.

Es un reino de justicia, de amor y de paz.

La justicia espiritual viene a ser lo mismo que la santidad. Y en el reino de Jesús es sobre todo amor. Si hay justicia y amor vendrá la paz. Si queremos el Reino de Dios, debemos trabajar por la paz, que es fruto de la justicia.

En este vida el Reino estará unido con las persecuciones. Pero terminarán y comenzará la etapa definitiva del Reino en la gloria, en la felicidad eterna.

Para que Cristo reine en nosotros, debemos estar a la escucha de su voz. Nosotros se lo pidamos, como lo hacemos en el padrenuestro.

ven a nosotros, venga tu Reino.

Automático

Padre nuestro

Reino que no es de

este mundo;

Y de dentro de nosotros,

si sabemos acogerlo.

ven a nosotros, venga tu Reino.

AMÉN

Que con María

podamos ser coronados por Jesús

Rey.