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LIFESTYLE
Cómo sonreír sin parecer idiota
¿S
MARIAN BENITO
06/02/2017
onreír? Por supuesto, pero en su justa medida. Ni demasiado poco para que nuestro rostro no
resulte arisco, violento o frío, ni tampoco con una carcajada estruendosa que nos haga parecer,
literalmente, imbéciles. ¿Cómo poner puertas a un gesto que sale espontáneo? La propuesta puede sonar
grotesca, pero de esta guisa se ha presentado un estudio de la Universidad de Kansas que sugiere que
ciertas sonrisas pueden perjudicarnos, sobre todo en el entorno laboral, si las usamos sin filtro.
¿Estaríamos dispuestos a mostrarnos roñosos a la hora de reír? La doctora Jessica Li, una de las autoras de la
investigación, aporta una razón que cada cual juzgará. De acuerdo con sus observaciones, las sonrisas
amplias, aunque hacen que los demás nos perciban con calidez, generan desconfianza en el trabajo en
cuanto a nuestra valía profesional. Dicho de otro modo, si dejamos que se desboque el gesto nos tomarán
por incompetentes.
La actriz Julia Roberts posee una de las sonrisas más famosas de Hollywood. Foto: Gtresonline.
Li califica de alto riesgo la risa en determinados contextos y pone el ejemplo del cirujano cardiólogo que te
dedica una amplia sonrisa en la mesa de operaciones. ¿Cómo no va a ser de alto riesgo? Pero el estudio
amplía sus conclusiones al resto de las profesiones y la pregunta siguiente es: ¿Habrá encontrado la ciencia
ese punto óptimo de sonrisa favorecedora?
Siguiendo el rastro de algunas investigaciones, vemos que no es la primera vez que se considera prudente
poner cortapisa a nuestras ganas de reír o de sonreír. Hace unos meses la firma de cosmética Shiseido creó
una aplicación que determina si tu sonrisa "ilumina una habitación" o te da una "cara de póquer normal". La
está probando con unas 5.000 azafatas de la línea aérea Japan Airlines para medir el grado y la calidad de
sonrisa capturada con una tableta. Analiza además su impacto en los demás: confianza, elegancia, afinidad,
desagrado... Su objetivo es que aprendamos a manipular nuestros músculos faciales de acuerdo con el
momento y el contexto.
El siguiente caso corrobora que en Japón la sempiterna sonrisa trae de cabeza a los empresarios nipones. La
línea de transportes JNR (Japanese National Railway) decidió hace tiempo implantar un escáner para medir
este gesto en sus empleados después de comprobar que una sonrisa exagerada puede resultar molesta,
insidiosa o intrigante a los pasajeros. En su justa medida, sin embargo, contrarrestaría otros inconvenientes
del servicio.
Víctor Candel, profesor de la Universidad de Alicante y experto en Recursos Humanos, prefiere quedarse
con la sonrisa como esa carta de presentación de cualquier profesional. "En una entrevista de trabajo
transmite cordialidad y humanidad al interlocutor y genera confianza y sensación de cercanía". Reconoce
que, sí, exagerada o forzada nos hace parecer estúpidos. "Una sonrisa fingida o disimulada es la peor imagen
que puede proyectar cualquier persona durante una conversación".
Estas son las claves que él nos da para manejar la sonrisa a nuestro favor:
Debemos entender que una sonrisa honesta crea un clima grato en el que la comunicación
resulta cordial y fluye distendida. La actitud de un entrevistador o entrevistadora es
completamente diferente cuando tiene enfrente a una persona que sonríe. Las psicólogas
Adrienne Wood y Paula Niedenthal, de la Universidad de Wisconsin, han comprobado que las
expresiones faciales son contagiosas, de manera que en cuestión de microsegundos imitamos
inconscientemente tanto el gesto como el significado. "Esta especie de reflejo imaginario de la
cara de la otra persona le diría al cerebro cómo debe sentirse", concluyeron en sus
investigaciones.
1.
¿Cuál es la mejor sonrisa? Una sonrisa auténtica que refleja una emoción positiva. Es imposible
fingir, pero si no la consigues de modo espontáneo piensa en algo que te provoque alegría. Hay
que lograr que se manifieste espontánea, involuntaria y esto no ocurre si detrás hay un
sentimiento neutro o negativo. Quizá no sea tu mejor momento, pero siempre hay escenas o
recuerdos que te pueden arrancar una sonrisa de esas que iluminan los ojos y dejan al
descubierto hasta la última pata de gallo. Esta es genuina. En una sonrisa altiva, de desprecio o
desafiante, el rostro queda, por el contrario, casi inerte, impávido.
2.
Es cierto que la sonrisa forzada o artificiosa nunca da el pego, pero deberíamos dar por bueno el
gesto, aunque sea forzado o falso, si con él conseguimos despertar simpatía o alegrarnos el
corazón. La sonrisa cortés, reservada a los extraños o personas poco próximas, también está
permitida porque crea empatía. Además, tomarse el trabajo de sonreír nos vuelve un poco más
humanos. Podemos quedarnos con una de las anotaciones del filósofo Ludwig Wittgenstein:
"Una boca sonriente sonríe solo en un rostro humano".
3.
Transmite esa sonrisa con la mirada, no solo con los labios, cerrando ligeramente los ojos y
mirando a la otra persona. Los gestos distendidos permiten un diálogo abierto y placentero. Un
cuerpo en tensión delata nerviosismo y lleva a la desconfianza.
4.
En situaciones de estrés se convierte en nuestro más eficaz aliado para combatirlo y lograr
bienestar físico. Las investigadoras Tara Kraft y Sarah Pressman, de la Universidad de Kansas,
comprobaron que, si es espontánea, reduce aún más la velocidad de los latidos cardiacos, pero el
semblante neutro no produce ningún efecto. Las autoras revalidan así la verdad que esconde el
refrán 'a mal tiempo, buena cara'.
5.