Continuidad de los Parques

Había empezado a leer la novela unos días antes.

Esa tarde después de escribir una carta, y discutir con el mayordomo …

Luego volvió al libro. Que en la tranquilidad del estudio miraba

hacia los árboles.

Él arrellanado en su sillon favorito de espaldas a la puerta , que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones.

Dejó que su mano acariciaba el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos .

Luego sigue su cabeza descansando en el alto y cómodo respaldo de terciopelo.

La mano extendida seguía al alcance de los cigarrillos.

Incluso los ventanales danzaban el aire del atardecer bajo los robles.

Luego dejándose ir hacia las imágenes que se concentraban y adquirían color y movimiento.

Primero entro la mujer y luego el amante , con la cara lastimada por el chicotaso de una rama .

Así pues ella restañaba la sangre con sus caricias .

No había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta .

El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada.

Dibujaban abominantemente la figura de otro cuerpo que era necesario de destruir. Nada había sido olvidado: Coartadas , azares, posibles errores.

Empezaba a anochecer , y sin mirarse ya , atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña.

Correr con el pelo suelto , resguardándose en los árboles y los setos.

Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de una mujer.

Primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto dos puertas, en la primera nadie , en la segunda nadie.

La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano , la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

FIN.-

Autor: Julio Cortázar.

Edición : Spoletini Gian Marco

Castelli Agustín

Curso: 2º “E”

Profesora : Marcela D´Antonio