Post on 15-Jul-2015
Cuatro cambios en la vida de Daniel
Cuando Daniel salió de Jerusalén hacia Babilonia, de príncipe a sirviente, y de entornos familiares a
ambientes extraños, él fue confrontado con cuatro cambios radicales.
Cambio 1: Se le dio un nuevo hogar (1:1–3)
El impacto de ir de la comodidad del hogar a un nuevo departamento ha tenido un impacto permanente en
muchas almas sinceras que quisieron alcanzar el mundo para Jesús. para descubrir la tensión y el estrés de
mudarse a un lugar extraño y nuevo. Daniel experimentó ese tipo de tensión también. Más adelante, veremos
cómo respondió él.
Cambio 2: Se le dio un nuevo conocimiento (1:4) Daniel, aun como un estudiante joven, había dejado su huella en el entendimiento de disciplinas específicas
de aprendizaje. Él formaba parte de un grupo descrito en el versículo 4: “Muchachos en quienes no hubiese
tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e
idóneos para estar en el palacio del rey.” Todo este aprendizaje anterior había ocurrido en un contexto
monoteísta y temeroso de Dios. Ahora Daniel estaba en Babilonia.
En el momento de su captura, Daniel era un alumno de historia hebrea, pero en Babilonia él empezó a ser
adoctrinado en la cosmovisión diferente de la escuela de pensamiento de los caldeos babilonios. Él creció
creyendo que había sólo un Dios, cuyo nombre era Jehová. En Babilonia se le enseñaba que había muchos
dioses, que los humanos eran lo más importante en todos los asuntos de la vida, y que las consideraciones de
origen y destino no eran elementos esenciales del buen pensamiento. Daniel también tuvo que aprender un
nuevo idioma, “la lengua de los caldeos” (v. 4). Imagínese cada tipo de pensamiento egocéntrico inyectado
en usted por los sabios más estudiosos de la nación extranjera, en un ambiente palaciego, junto con el desafío
de aprender un nuevo idioma con todos sus sustantivos, verbos y adjetivos. ¿Cómo fue posible que Daniel
guardara su integridad en un ambiente como éste?
Cambio 3: Se le dio una nueva dieta (1:5) Si usted ha viajado alguna vez al extranjero, sabe que uno de los desafíos que puede encontrar es tener que
comer la comida local. La historia está llena con historias de viajeros a los que se les ofreció comida que
ellos no deseaban y mucho menos reconocían. Agregue a eso la tensión de agradar a sus anfitriones al
sentarse usted a sus mesas.
Para Daniel, la comida de los babilonios no sólo era nueva, sino tenía consecuencias simbólicas y
espirituales. La comida puesta ante él transgredía mucho de las leyes dietéticas hebreas. Comer algo de esta
comida habría ido contra su fe y su conciencia. La integridad del carácter de Daniel fue probada una vez más.
¿Tenía él la determinación para adoptar una posición? ¿Qué acerca de su compromiso a la autodisciplina?
¿Tendría él la fuerza interna para negarse a comer?
Cambio 4: Se le dio un nuevo nombre (1:6–7)
Los nombres importan en verdad. Por eso es que los padres meditan tanto para escoger el correcto. Los
nombres son importantes para nosotros, y ellos ciertamente tenían importancia también en las culturas
antiguas. El nombre de Daniel en su idioma nativo significaba “juez de Dios”.
Mucha de su identidad se ligó intencionalmente a su nombre. Sus padres escogieron el nombre apropiado
para el tipo de hombre que ellos esperaban que llegara a ser. Y, de hecho, más adelante Daniel se sentó para
juzgar con equidad, representando a Dios en varias ocasiones.
Sus captores, sin embargo, dieron a Daniel un nuevo nombre. En un ejemplo clásico de cómo una cultura
sectaria intenta desligar a una persona de su pasado, sus amos babilónicos le dijeron que su nombre sería
Beltsasar. ¡Era un nombre que representaba todo lo que Daniel no era!