cuentos cortos

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DeberNombre: Derlys MontalvoGrado: Tercero ADaniel y las palabras mgicasTe presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de Daniel es muy aventurero y este ao le ha enviado desde un pas sin nombre, por su cumpleaos, un regalo muy extrao: una caja llena de letras brillantes.En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables que, si las regalas a los dems, pueden conseguir que las personas hagan muchas cosas: hacer rer al que est triste, llorar de alegra, entender cuando no entendemos, abrir el corazn a los dems, ensearnos a escuchar sin hablar.Daniel juega muy contento en su habitacin, monta y desmonta palabras sin cesar.Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantsticas, imaginarias, y es que Daniel es mgico, es un mago de las palabras.Lleva unos das preparando un regalo muy especial para aquellos que ms quiere.Es muy divertido ver la cara de mam cuando descubre por la maana un buenos das, preciosa debajo de la almohada; o cuando pap encuentra en su coche un te quiero de color azul.Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien: gracias, te quiero, buenos das, por favor, lo siento, me gustas.Daniel sabe que las palabras son poderosas y a l le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente cuando las oye.Sabe bien que las palabras amables son mgicas, son como llaves que te abren la puerta de los dems.Porque si t eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: quieres intentarlo t y ser un mago de las palabras amables?

LA ABUELA NO QUIERE COMEREn una casa pequea vivan una nia muy traviesa, un pap, una mam y una abuela tan mayor que ya era bisabuela Un da la bisabuela no se quiso levantar de la cama y se qued todo el tiempo acostada. El pap le llev el desayuno pero ella no quiso desayunar. Dijo: -la leche sabe a ratn! La mam le llev la comida y no se la quiso comer. Dijo: pescado cocido....que asco! El pap y la mam juntos le llevaron la cena, pero la visabuela no quiso cenar. Dijo: qu tortilla tan desparramada! Al da siguiente tampoco quera desayunar ni levantarse de la cama. El pap la cogi por la cintura para levantarla y no fue capaz. La mam le pas una cinta gorda por debajo de los brazos y tir y no tuvo fuerza. El pap y la mam quisieron levantarla entre los dos y no pudieron con ella Se le acerc la nia traviesa, le hizo cosquillas en las orejas, la explot un beso en la cama y le dijo te quiero, tonta! Y la abuela, contenta, se levant y desayun, al medioda comi; y a la noche cen.

EL MUECO DE NIEVE

Haba dejado de nevar y los nios, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recin formada.

La hija del herrero, tomando puados de nieve con sus manitas hbiles, se entrego a la tarea de moldearla.

Har un mueco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.

Le salio un niito precioso, redondo, con ojos de carbn y un botn rojo por boca. La pequea estaba entusiasmada con su obra y convirti al mueco en su inseparable compaero durante los tristes das de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba...

Pero pronto los das empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El mueco se fundi sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botn rojo. La nia lloro con desconsuelo.

Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran leccin: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazn en cosas perecederas.

EL CEDRO VANIDOSO

Erase una vez un cedro satisfecho de su hermosura.

Plantado en mitad del jardn, superaba en altura a todos los dems rboles. Tan bellamente dispuestas estaban sus ramas, que pareca un gigantesco candelabro.

Plantado en mitad del jardn, superaba en altura a todos los dems rboles. Tan bellamente dispuestas estaban sus ramas, que pareca un gigantesco candelabro.

Si con lo hermoso que soy diera adems fruto, se dijo, ningn rbol del mundo podra compararse conmigo.

Y decidi observar a los otros rboles y hacer lo mismo con ellos. Por fin, en lo alto de su erguida copa, apunto un bellsimo fruto.

Tendr que alimentarlo bien para que crezca mucho, se dijo.

Tanto y tanto creci aquel fruto, que se hizo demasiado grande. La copa del cedro, no pudiendo sostenerlo, se fue doblando; y cuando el fruto maduro, la copa, que era el orgullo y la gloria del rbol, empez a tambalearse hasta que se troncho pesadamente.

A cuantos hombres, como el cedro, su demasiada ambicin les arruina!

EL GRANJERO BONDADOSO

Un anciano rey tuvo que huir de su pas asolado por la guerra. Sin escolta alguna, cansado y hambriento, lleg a una granja solitaria, en medio del pas enemigo, donde solicit asilo. A pesar de su aspecto andrajoso y sucio, el granjero se lo concedi de la mejor gana. No contento con ofrecer una oppara cena al caminante, le proporcion un bao y ropa limpia, adems de una confortable habitacin para pasar la noche.

Y sucedi que, en medio de la oscuridad, el granjero escuch una plegaria musitada en la habitacin del desconocido y pudo distinguir sus palabras:

-Gracias, Seor, porque has dado a este pobre rey destronado el consuelo de hallar refugio. Te ruego ampares a este caritativo granjero y haz que no sea perseguido por haberme ayudado.

El generoso granjero prepar un esplndido desayuno para su husped y cuando ste se marchaba, hasta le entreg una bolsa con monedas de oro para sus gastos.

Profundamente emocionado por tanta generosidad, el anciano monarca se prometi recompensar al hombre si algn da recobraba el trono.

Algunos meses despus estaba de nuevo en su palacio y entonces hizo llamar al caritativo labriego, al que concedi un ttulo de nobleza y colm de honores. Adems, fiando en la nobleza de sus sentimientos, le consult en todos los asuntos delicados del reino.