Post on 24-Jul-2016
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metroligero [28]
brevemente [18]
Relatos en cadena
dindondin [20]
andéndos [7]
Tres microrrelatos, Roberto Perinelli
elmuro [3]
decamino [21]
entrecocheyandén [22]
La derrota del general Castro, Óscar Amador
cuentoscomochurros [12]
lapuertadelanevera [14]
octubre2015nº41
andénuno [5]
No moriré en París con Aguacero, Pedro Flores
En este número traemos un poema en dos versiones: la de tinta y la sonora, a
través de la canción a la que dio vida. Encuéntrala entre estos andenes.
diccionariodesaturno [15]
sinopsis [16]
Edita: Grupo Andén C/ Feijoo, 6 - 4ºA - 28010 Madrid | edicion@grupoanden.com | www.grupoanden.com
Comité editorial: Alejandro Moreno, Víctor García Antón, Leticia Esteban | Editora: Natalia Muñoz.
Asesores de contenidos: Sergi Bellver, Juan Carlos Márquez, Kike Cherta, Juan Martini (Buenos Aires, Argentina)
y Mónica Pano (Argentina)
Publicidad: edicion@grupoanden.com | Diseño: www.jastenfrojen.com
Ilustración: Coordinación: www.leticiaestebanilustracion.com
Ilustración portada e interior: © Alejandro Moreno
nove
dade
s
Con la colaboración de:
andéntres [10]
Dos microrrelatos, Marcos Ripalda
3
Cuentos para el andén nº41 recupera los
textos de autor novel, con la participación de
un nuevo Taller Colaborador: Ítaca Escuela de
Escritura, de Madrid. También escucharemos
un poema musicado, tres microrrelatos que
aterrizan desde Buenos Aires, dos desde
España, hablaremos de una plataforma de
crowdfunding social que acaba de nacer. Y
más cosas, claro. No te quitamos más tiempo,
esperamos que lo disfrutes.
Cuentos para el andén
@cuentosanden
lector@grupoanden.com
www.grupoanden.com
Te escuchamos:
elmuro
Finalistas:
En el transcurso - Juan Francisco Sobrevals
Guadalajara (México)
Luz de Otoño - Enrique Pérez
Madrid (España)
Sin título - Rafael Ramírez
México D.F. (México)
Tema: Ventanas Ganadora: Ventana abierta. Víctor Fuenlabrada - Ontígola (España)
Concurso de fotografía Participa enviando tus fotos a lector@grupoanden.comConsulta las bases y mira las fotos en Facebook y grupoanden.comTema del próximo concurso: Por los suelos
andénuno
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NO moriré en París con aguacero.
No darán con mi rastro los sabuesos.
No moriré tampoco de un certero,
romántico derroche de mis sesos.
Invulnerable soy a todo acero
por gracia del aceite de tus besos.
Sin saber que ya soy tu prisionero
las prisiones se mueren por mis huesos.
Renuncio a un panteón en el Parnaso.
Que se queden los dioses sin mi genio.
Que se caigan mis letras de sus trazos.
Me encontrará queriéndote el ocaso:
Lo único que demando como premio
es morir escondido entre tus brazos.
Versión musicada por Andrés Molina
No moriré en París con AguaceroPedro Flores
tw Del libro-disco El hombre que bebió con Dylan Thomas. Ed. El ángel caído, 2014.Pedro Flores, (La Palmas de Gran Canaria, 1968). Desde la década de los 80, se ha dedicadoa la escritura de poesía, libros de relatos, obras de teatro y cuentos para niños. Ha sido gana-dor de numerosos premios literarios.
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andéndos
Diferencia 1
EN cierta región de la selva africana las aves silban Bach, los
leones cantan Schubert y hasta los rinocerontes se atreven con
Mozart. Ahí también viven unos sapos que sólo croan, y viven
fastidiosos por el batifondo que escuchan alrededor.
Tres microrrelatosRoberto Perinelli
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andéndos
tw Del libro: Actos que crean hábito. Macedonia Ediciones, 2014. Roberto Perinelli (Buenos Aires, 1940). Como dramaturgo estrenó más de 25 obras, trabajóen el Teatro San Martín, dirigió la Escuela Metropolitana de Arte Dramático y, actualmente,el Teatro del Pueblo. Como microficcionista integró los volúmenes Comitivas invisibles: cuen-tos breves de fantasmas (2008), La pluma y el bisturí (2006), 4 voces de la microficción argen-tina (2009) y Brevedades, antología argentina de cuentos re breves (2013).
Soledades
LAS tardes de domingo la del 5° H llama de urgencia al plo-
mero del consorcio, y le lee poemas. La mujer lo engaña, por-
que nada fue escrito por ella, sino por Neruda, Ungaretti, Auden
o Machado. El hombre también miente, inspecciona el water-
clos, afirma que los caños del artefacto tienen problemas y
escucha los versos mientras simula que está trabajando.
Incógnito
CUANDO se harta de caminar, el hombre encuentra descan-
so metiéndose dentro del bolsillo del saco. Allí en el fondo,
cómodo y adormilado, sólo debe evitar que sus manos, en
busca de las monedas para el diario o el atado de los cigarrillos,
den con su paradero.
10
andéntres
Prosopopeya
A aquel gato tuerto le pusimos Brandy porque nos gusta-
ba la sonoridad de la palabra. Además le hacíamos un home-
naje íntimo a mi abuelo, gran bebedor de este licor que
nunca faltaba en casa. Brandy, que vivió catorce años, fue un
gato con aspecto de rufián que adoptó los modales de mi
abuelo y hasta su pose. "Abuelo, ¿estás ahí?, le preguntaba al
gato, que amanecía enroscado entre nuestras piernas.
Si mi abuelo estaba, nunca se le ocurrió decírmelo o no
supo cómo.
En el primer aniversario de su muerte, mi mujer me acerca
la botella de brandy y la invito a que me acompañe, aunque
preferiría estar solo. Brindamos. A veces, cuando mi insomnio
me mantiene en vilo, oigo las pisadas de mi abuelo. Camina
por el pasillo, a oscuras, pegado a la pared, hasta alcanzar el
mueble-bar. Allí, mientras se pone una copita pronuncia un
tímido miau.
Dos microrrelatosMarcos Ripalda
andéntres
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Juventud sin Dios
EL hombre monta en la bicicleta y se pega un trompazo
de manual nada más salir de su jardín.
Unos niños que han observado toda la secuencia -y que lo
vieron venir, todo hay que decirlo-, se empiezan a descojonar
mientras el hombre se convulsiona en el suelo.
Como las convulsiones van a menos conforme se suceden
los segundos, los niños se van desentendiendo del hombre y
se ponen a jugar con el balón, que es lo que les apetece y las
novedades duran lo que duran.
El hombre no lo sabe, pero le quedan 36 segundos para
morirse.
Hubiese bastado un bolígrafo en la tráquea, un estudiante
de medicina, una enfermera del montón, un aprendiz de chu-
rrero, un oficial de primera.
El duro balón de reglamento lanzado hacia una escuadra
imaginaria le da en la cocorota al hombre, que no dice nada
porque han pasado ya los 36 segundos.
Uno de los niños -el más flaco, un zagal eléctrico de tez
cenicienta- le advierte a otro niño -más entrado en carnes,
con los codos rebosantes de arañazos- que darle al vecino no
otorga puntos extras.
Por si acaso, el niño seboso le da otro balonazo en el
melón al hombre y suena toc.
Un niño despistado aulla gol.
tw Relatos inéditosMarcos Ripalda es licenciado en Periodismo, diseñador gráfico y cuentista postirónico, término queacuñó con el beneplácito de su madre. Nacido en Sanlúcar de Barrameda en 1976, actualmente es jefede diseño del diario HOY de Extremadura. Publica un relato semanal en blogs.hoy.es/marcosripalda.
cuentoscomochurros
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SOY una ciudadana europea. Llevo una semana atrapada en
el vuelo Madrid, Buenos Aires, Madrid de la compañía Lufthansa.
He hecho el viaje de ida y vuelta cuatro veces y aún no he podi-
do desembarcar por los malos modales de la gente. Me duelen
las rodillas. Estoy harta de los pistachos. He pasado todas mis
vacaciones en el asiento de un avión.
Cada vez que llegamos a destino (ya sea en Ezeiza o en
Barajas, en esto los argentinos y los españoles son igual de male-
ducados) la gente se levanta de su asiento, baja del portamaletas
su equipaje de mano, se pone los abrigos y colapsa el pasillo de
extremo a extremo. Yo intento permanecer tranquila, sonreír. Le
advierto a mi vecino de asiento (yo tengo ventanilla, él tiene pasi-
llo), que la cosa está dura, que o espabilamos o nos quedamos a
pasar la noche allí. Luego siempre es igual. Salen todos en estam-
pida, las azafatas se desentienden, nadie te cede el paso, todo
son malos modales. Las puertas del avión se cierran enseguida y
solo da tiempo a bajarse a unos pocos. El resto nos quedamos en
el avión, con los periódicos abandonados y las mantas.
Las horas entre vuelo y vuelo son bastante agradables. Somos
varios los atrapados y ya nos conocemos las caras. Charlamos,
leemos las revistas. A ratos logramos echar un sueño. El martes
hicimos escala técnica en Copenhague y unos franceses muy
educados consiguieron escapar. Les dije adiós por la ventanilla.
He probado a encerrarme en el baño, a hablar con el coman-
dante. No hay manera. La gente sabe los trucos y yo cada vez
estoy más débil por la mierda de cenas que nos sirven. Soy una
ciudadana europea. Ruego a las autoridades aeroportuarias que
se pongan en contacto con mi familia, que avisen al consulado.
Necesitamos un poco de aire fresco y que cambien por favor las
películas.
tw Colaboración mensual con Cuentos como Churros: ellos eligen unade las cuatro fotografías seleccionadas de El muro y cocinan con ellaun rico churro que publicamos aquí. La fotografía es de Juan FranciscoSobrevals, finalista de nuestro Concurso de Fotografía de este mes.
Hugo PassasUn deseo... Encontrartedetrás de los puntos
suspensivos.
Batman
Qué mejor cosa puede
mostrarse frente a los ojos,
sujeta con un imán, que
una lista de deseos.
PerseoSi no quieres reparar tus
errores haz como el
gobierno: mételos
en el congelador y
espera cuatro años.
Juan Carlos SantaSiempre tan impulsivo,intento reparar lo queaún no se ha roto. Me
sentaré a esperar.
Manolilup
Con permiso no
hay aventura.
Eva RuizCon su permiso, le
dejo el menú para losdesaguisados de la
vida. La Psicocinera.
Ana Tomás GarcíaSi tienen permiso para
saciar su hambre
intelectual...
¿A qué esperan?
Permiso
Iván Pacheco
Deberías reparar la puerta
de la nevera! No quiero
seguir dejándote notas
pegadas con sal al hielo.
https://hugopassas.wordpress.com/
https://fotosdesdelabase.wordpress.com/
Déjale una nota al mundo en La puerta de la nevera: www.grupoanden.com
RReeppaarraarr
DDeesseeoo
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lapuertadelanevera
BANCO
1. Lugar donde se
ntarse a esp
erar la
muerte de una hipoteca. Limbo
2. Poder ejecutiv
o transversa
l a todos
los gobiernos. Malder
INFANCIA
1. Estado m
ental esp
ontáneo y creativo. Suele
durar aproxim
adamente diez años, aunque hay
casos en lo
s que dura varia
s décadas.
Sandra
http://d
esiertosyjardines.blogspot.com.es/
2. Situación de cualquier p
ersona en
estado natural. Antonio
http://e
lpaseodelcancerbero.blogspot.com.es/
CONDENA
1. Vivir siempre de lu
nes a viernes, s
in fines d
e
semana. Rosi García
http://d
ibujandounpensamiento.blogspot.com.es/
2. Sentencia inversa
mente proporcional a la
magnitud del d
elito. Luciana
Una nueva civilización está empezando de cero en
Saturno, aún no tienen claros algunos conceptos,
¿les echas una mano con el diccionario?
Participa en www.grupoanden.com
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3
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diccionariodesaturno
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sinopsis
Tenemos el título del próximo éxito editorial, nos falta la
sinopsis ¿nos ayudas? Participa en www.grupoanden.com
«Peligro»Tres personas perdidas dentro de un túnel en Nueva Zelanda,
un árbitro que pita un injusto penalty en Portugal y un hermo-
so colibrí que bate incansable sus alas en Canadá guardan una
increíble relación en este electrizante relato de Thomas
Mínguez. Nunca una editorial fue tan imprudente. ¡Peligro!
Peguer
«El escritor»Ella es la Musa de las Letras, buscando desesperadamente un
escritor. La telepatía ha cambiado la forma en que los humanos
cuentan sus historias. Él, es uno de los pocos que saben leer y
escribir. Los dos aunarán sus fuerzas, para conseguir que el
mundo lea un libro de nuevo.
Perseida | http://perseida14.blogspot.co.uk/
El espectadorSemana 4 de concurso: 5 de octubre de 2015Ganadora: Ana Sarrías Oteiza
El puñetero ojo de la cerradura sigue rozando. Pero mi
llave abre de todos modos, como siempre. Me descalzo y
voy cruzando de puntillas el pasillo hasta la habitación de
los niños. Están preciosos. Parece mentira todo lo que han
crecido en un año. Les doy un beso en la frente y les arro-
po. Después entro en la habitación de los padres. Me acer-
co hasta su cama y les observo conteniendo la respiración.
Me pregunto por qué no pudimos ser nosotros. Cómo se
torció todo. Y cómo es que nunca cambiaron el bombín.
DomóticaSemana 5 de concurso: 12 de octubre de 2015Ganadora: Paloma Casado Marco
—¿Y cómo es que nunca cambiaron el bombín si
encontraban rastros extraños cuando volvían? —Al princi-
pio eran solo hojas secas y hierbas del jardín y supusimos
que abriría las ventanas para airear las habitaciones.
Nunca imaginamos que una casa inteligente también
tuviera emociones, hasta que comenzó a soñar con mari-
posas. Después llegaron los pájaros y anidaron en los
armarios de la cocina. Lo peor de todo, es que le apasiona
la poesía y ahora se pasea declamando por el salón, un
señor con levita que se parece a Pushkin.
octu
bre
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brevemente
DesacordesSemana 6 de concurso: 19 de octubre de 2015Ganador: Asier Susaeta Díez de Baldeón
Un señor con levita que se parece a Pushkin, es el refle-
jo que le devuelve el escaparate; sorprendido, se gira para
observar los efectos del paso del tiempo, "quién te ha
visto y quién te ve". Todavía con la honra magullada, reco-
ge los restos de su violín en el macuto y examina las heri-
das de Amadeus, el pobre animal se ha llevado las patadas
más certeras al intentar defenderle de esos rapados. Tras el
parte de daños, caminan torpemente hasta su esquina de
Postas con San Cristóbal para presenciar como la ciudad
amanece; y respira aliviado, vuelven a ser invisibles.
19
brevemente
tw Relatos finalistas de octubre de 2015 del concurso Relatos en Cadena, organi-zado por la Cadena SER y Escuela de Escritores. Puedes leer todos los seleccio-nados en www.escueladeescritores.com o www.cadenaser.com.
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dindondin
Concurso de Cortometraje Documental LaCiudad de México, Ciudad de ciudades
Convocatoria abierta hasta el 19 de noviembre México DF (México)
http://www.cultura.df.gob.mx
Jazz, jazz, jazzHasta el 24 de enero de 2014Círculo de Bellas Artes. Madrid (España)
Entrada: 4 €
http://www.circulobellasartes.com
La Menesunda según Marta MinujínHasta el 30 de noviembreMuseo de Arte Moderno de Buenos
Aires.
Capital Federal (Argentina)
Entrada: 20 $ (los martes, entrada libre)
http://www.buenosaires.gob.ar/museoartemoderno
XIII Premio Iberoamericano de relatosEntrega de trabajos hasta el 1 de diciembreCádiz (España)
Premio: 12.000€
http://www.escritores.org
Microwd es una plataforma de crowdlending
social que ayuda a mujeres de Nicaragua que no
tienen acceso a líneas de crédito tradicionales,
gracias a la financiación por medio de inversores
en España.
Se pueden financiar proyectos desde 300€ a
1.000€ que suelen servir para que las mujeres
puedan comprar una vaca, pollos o un refrigera-
dor…negocios muy básicos con muy poco ries-
go. A día de hoy se han concedido 43 préstamos
con un 100% de repago. El inversor, tras un año,
recibe el total del préstamo junto a un 8% de
beneficio, además de haber ayudado a empujar
el negocio de una mujer nicaragüense.
“
”
tw La idea es estar centrados en Nicaragua, hacer crecer laregión dónde tenemos una demanda de 4.000-5.000 préstamosy luego podremos pensar en abrir en otros países. Ahoramismo, nuestro foco es hacer que los 40 préstamos que hemosdado ya se puedan convertir en 400 y que todos respondamosmanteniendo la tasa de repago en 100% o similar.
http://www.microwd.es
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decamino
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Para Jesús Barrio, él sabe por qué
EL General Castro, héroe de guerra que en aquellos días de
contienda era tan solo Capitán Castro, reconquistador de posi-
ciones perdidas, azote de comunistas y repúblicas, adalid del
ejército nacional, baluarte de la patria que ahora inaugura
carreteras, besa y abraza niños en pose que no desperdician los
fotógrafos oficiales para acrecentar su leyenda, me tiende la
mano a mí, uno más entre la multitud que le aclama, anónimo
veterano de guerra, lisiado reconvertido a mendigo, beneficia-
rio de una pensión que se diluye en chatos de vino para olvidar
obuses y bayonetas, republicanos y nacionales, rojos y falangis-
tas. Me ofrece la mano que ya ha ofrecido a cientos y que cien-
tos han estrechado. Apretones de sumisión, apretones de
admiración, apretones de conformismo, apretones de manos
de vencedores orgullosos y vencidos complacientes entre víto-
res de señoras peripuestas, para las que la guerra fue una suce-
sión de titulares en portadas de periódicos matinales, y aplau-
sos de caballeros elegantes, cualificados opinadores de la con-
tienda que organizaban tertulias en cafés de postín mientras
las bombas estallaban en otra parte. Yo le ofrezco la mía, y
ambas se enlazan en un abrazo desigual; la mano del prohom-
bre y la del paria.
El General Castro me mira a los ojos con superioridad y con-
fianza, como lo hizo con su tropa en aquel páramo olvidado
junto al río Ebro, donde nos obsequió con una arenga cuarte-
lera de honor, valor y patria antes de arrojarnos al terreno que
La derrota del general CastroÓscar Amador Vicente Alumno de Ítaca Escuela de Escritura
entrecocheyandén
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entrecocheyandén
el enemigo, en un alarde de orgullo republicano, había recupe-
rado en pocos días, mientras festejábamos en verbenas de
pueblo una victoria no consumada. Y nosotros, soldados ya
veteranos, forzosamente experimentados en matar y no morir,
cumplimos órdenes una vez más. Muestra en su pecho,
expuestas en un traje militar perfectamente almidonado, su
catálogo de condecoraciones. Indecente plusmarquista de
medallas y reconocimientos, miserables premios obtenidos a
cambio de la sangre de otros, que mataron a su vez a otros tan-
tos, para que hoy, entre aplausos y ovaciones de esta multitud
subyugada, luzca orgulloso tales galardones. Cuelga de su
cinto una heroica espada, quizá la misma espada que levantó
un mediodía de abril en un monte de Cataluña, días después
de acabada la guerra, para ordenar el fusilamiento de Ramón,
el hermano pequeño que todos tenemos, o tuvimos; alegre,
impulsivo, demasiado generoso en lo que cree son su ideales,
quien, junto con otro soldado hambriento, quiso saciar su ham-
bre fraguada tras jornadas de latas de sardinas insípidas y pan
mohoso, con dos gallinas escuálidas robadas en una granja,
con las que hicieron un caldo acuoso e inconsistente. El inflexi-
ble Capitán Castro, ya en vías de promoción y ascenso, encon-
tró en la traición de estos dos muchachos motivo para demos-
trar a sus hombres la manera en que había que tratar la indisci-
plina. Los mandó fusilar, antes de asistir a una comida de elogio
y reconocimiento que le brindaba la cúpula militar franquista,
donde se hartó de embutidos, vino de la tierra y cordero lechal.
Su mano es blanca, propia de una señorita de provincias, de
dedos largos y finos, de manicura perfecta. Uñas que jamás han
guardado tierra y mugre de trinchera bajo ellas, dedos que
hace ya mucho que no sostienen un fusil, que ni siquiera en
tiempos de guerra lo sostuvieron, tan solo movían piezas de
madera sobre un mapa extendido en una mesa; batallones,
ejércitos, divisiones de artillería, que ilustraban la que sería próxi-
ma victoria del Capitán Castro, el brillante estratega. La mía es
ancha, morena, dedos cortos, cuarteados, callosos, usó fusiles y
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entrecocheyandén
pistolas, devino ejecutora de bayonetas caladas, curtida con
mil tipos de mugre, con sangre, destrozada por el frío, acostum-
brada a sostener chuscos de pan entre orines y muerte de trin-
chera bajo proyectiles y bombardeos, abocada en la paz a
mendigar limosnas de almas caritativas, a sostener escasos
tazones de sopa o acartonados mendrugos de pan en come-
dores de beneficencia, y eso ya es más de lo que pudimos
comer aquellos días en la orilla del Ebro, donde el Capitán
Castro, aupado en la cima de la llamada Cota 206, su atalaya de
oficial al mando, supervisó nuestro despliegue, vio avanzar sus
peones de carne y hueso por el terroso tablero, bajo el torren-
te de obuses republicano. Piezas que quedaban desparrama-
das en trozos sanguinolentos al ser vencidas, en vez de ser reti-
radas a un lado. Cubiertos por un diluvio de artillería retoma-
mos las trincheras abandonadas, confiándonos a su protección
húmeda y arcillosa. Incluso desde aquel agujero donde yo,
como tantos otros desgraciados, esperaba la orden de ataque,
oculto del último aliento de furia tricolor, sentía sus prismáticos
golpeándome en el cogote. El Capitán Castro. El que nunca
había perdido una batalla, ni nunca la perdería.
Me estrecha la mano con fuerza, como lo tiene que hacer
un hombre. Su mano engulle la mía, la devora, la fagocita, la
abraza entre sus dedos tentaculares. Mi mano casi parece des-
integrarse, la mano de un estudiante de pueblo hecha a los
papeles, las plumas y los libros, que más tarde se curtió en
faena cuando le entregaron un fusil y le señalaron quién era el
enemigo, que se endureció con duros inviernos y veranos abra-
sadores, arrastrándose bajo matojos, reptando por montes y
barricadas, que perdió la sensibilidad al apartar a los camaradas
muertos y rebuscar tabaco de picadura en sus ropas, preciado
tesoro de batalla guardado entre fotografías de madres dolien-
tes y futuras novias desoladas. El apretón llega a su cenit, al
momento presuntamente fraternal que iguala y acerca a dos
hombres, pero que resulta ser un rompeolas, una barrera que
distingue y separa al impetuoso, elegante y bien plantado
entrecocheyandén
26
General y al desgastado y consumido mendigo.
Un cañonazo desde la Cota 206 dio la orden de avance, un
cañonazo enérgico que resonó por el campo de batalla, super-
poniéndose a explosiones, disparos y gritos. Salimos de los
parapetos, fusil en mano, bayoneta calada, y corrimos hacia
adelante, ni un paso atrás, siempre hacia delante, para poner en
marcha la maquinaria de guerra, engrasada con sangre de jóve-
nes, con el fin derramar sangre de otros jóvenes. El Capitán
Castro ya pronunció la frase ni un paso atrás en aquel margen
del Ebro, mucho antes que un dictador genocida, de bigote
importante y moral inexistente, la acuñara como suya. En esa
contraofensiva, legítima, justificada y feroz, avanzamos como
animales sobre aquel páramo de la ribera del Ebro, seres desce-
rebrados que se movían por instinto de lucha y supervivencia,
confiando en la suerte, en la presupuesta inmunidad que otor-
gaba la veteranía, encomendados al amparo que conceden
una coalición de vírgenes y santos colgantes de una cadena al
cuello.
El General Castro afloja la presión de sus dedos, se da por
satisfecho con el apretón de manos al mendigo tullido, uno
más, uno de tantos vasallos, voluntarios forzados o compla-
cientes, que le reconoce como puntal de la nación, como el
bienhechor que les liberó de la inútil república que estaba
arruinando el país, que ahora firma documentos, concede per-
misos y proyecta obras, que sonríe a desgraciados cojos que
perdieron parte de su humanidad en batallas olvidadas. Sin
embargo, yo le retengo. Ejerzo presión con mi mano cuarteada
y callosa, apelo a ese retazo de orgullo rancio que aún me
queda.
Avanzábamos, cuando cayó a mi lado un furioso obús, hen-
chido de rabia y agónica dignidad republicana. El frente des-
apareció, me encontré inmerso en una demente centrifugado-
ra en la que daba vueltas sobre mí mismo, viendo ante mis ojos
un carrusel imposible; cielo, suelo, humo, sangre, cielo, sangre,
27
entrecocheyandén
suelo, hasta que mi espalda encontró la tierra y todo se hizo
noche. Allí quedó mi pierna, pulverizada por un proyectil de la
república en los estertores de su existencia, convertida en
abono de cardos y matojos.
Veo en sus ojos rabia contenida. El gran General, el ministro
eficaz y fiel al régimen intenta soltar su mano de la inesperada
trampa. Yo aprieto más y más, con las pocas fuerzas que me
concede la justicia rencorosa que me mueve día a día. Me mira
con odio, da un tirón, pero yo aguanto, y el odio da paso al des-
concierto. Su mano tiembla dentro de la mía, laxa, sus dedos
han perdido el vigor marcial que transmitían segundos antes.
Da otro tirón que a punto está de derribarme. Vuelven a mí los
obuses y trincheras, regresa el olor a muerte; dura tan solo un
instante, ya que un último tirón, desesperado y enérgico, alen-
tado por ese sentimiento que quizá nunca antes ha experimen-
tado el glorioso General, separa nuestras manos, y el benefac-
tor de la patria se aleja de mí con rostro descompuesto. Es en
la distancia donde recupera su gallarda expresión oficial; soy
vuestro líder y vosotros mis súbditos leales, y desde allí me
escupe una última mirada, más letal que un pelotón de fusila-
miento, antes de estrechar otras manos.
tw Óscar Amador Vicente, Madrid 1973. Soñador de bolígrafo y libreta, trovador urbano, compilador de historias perdidas,escriba de argumentos aún por definir, cronista de este y de otros mundos.Publicaciones, relatos y premios en: http://oscaramadorautor.blogspot.com.es/
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tw Kokoro es un personaje singular, que se cuela en CpA, para contarte historias en pocas palabras.
© Jasten Fröjen
metroligero - holakokoro