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REVISTA CIENTÍFICA ELECTRÓNICA DE PSICOLOGÍA ICSa-UAEH
No.12 ISSN 1870-5812
30 DE NOVIEMBRE DE 2011 149
CUTTING
Gabriel Montes Sosa1.
Facultad de Filosofía y Letras, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Resumen
Se llevó a cabo un estudio sobre lo que se conoce como cutting y la forma en
como fueron significando la experiencia de ese proceso. Se recupera la narración
de tres mujeres que lo llevaron a cabo entre la secundaria y bachillerato. La
estrategia fue usando el método del ejemplo, para evidenciar la singularidad de la
experiencia vivida, visualizarlo como un fenómeno histórico y condición de
realidad. Dentro de los aspectos que se recuperan se encuentra el proceso de
comprensión e interpretación que tienen de dicha vivencia y que las llevó a
resignificar sus actos desde una perspectiva diferente.
Introducción ¿Qué entiende usted por tema?
“Un tema es una interrogación existencial.”
Milan Kundera
El arte de la novela
Inicio con una pregunta expresa de un entrevistador a Milan Kundera, sobre ¿qué
es un tema? la respuesta, sin duda maravillosa, acaso no, el hablar de ciertos
temas es hablar de la existencia misma, así tenemos el fenómeno de la llamadas
autolesiones, autoagresiones entre otros términos usados que se refieren a las
prácticas que realizan menores de edad, con diferentes motivos de cortarse o
hacerse lesiones en los brazos, piernas o en el caso de las chicas los senos u
otras partes de su cuerpo. 1 laikatiti@hotmail.com
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Prefiero utilizar el término inglés Cutting, para tratar de analizarlo no con ese
adjetivo de una manifestación patológica, sino como un hecho de la existencia
humana, ante una serie de situaciones en el que utiliza su cuerpo para expresar
algo, que sin duda evidencia una serie de relaciones y significados con su entorno
social.
Un poco de historia…
Élisabeth Roudinesco en su libro: nuestro lado oscuro. Una historia de los
perversos (2010) señala: “Si bien vivimos en un mundo donde la ciencia ha sustituido a la autoridad divina, el cuerpo
al alma y la desviación a la del mal, la perversión sigue siendo, lo queramos o no, sinónimo
de perversidad. Y cualesquiera que sean sus figuras, siempre se relaciona, como antaño
pero a través de nuevas metamorfosis, con una especie de negativo de la libertad:
aniquilación, deshumanización, odio, destrucción, dominio, crueldad, goce.
No obstante, también implica creatividad, superación, grandeza. En este sentido puede
entenderse como el acceso a la libertad más elevada, puesto que autoriza a quien le
encarna a ser simultáneamente verdugo y víctima, amo y esclavo, bárbaro y civilizado.”
(13)
Esta forma de ver la existencia humana, es sin duda motivo de preocupación de
llevar a exceso ciertas prácticas que si bien en un momento, como señala
Roudinesco (2010) fueron tomadas como elementos de purificación en especial
las mujeres por nacer impuras, mancillar el cuerpo posibilitaba la santidad, las
flagelaciones permitían identificarse con la pasión de cristo. “Quienes querían
acceder a la verdadera santidad debían metamorfearse en víctimas consistentes
de los tormentos de la carne: vivir sin alimento, sin evacuación, sin sueño,
contemplar el cuerpo sexuado como un montón de inmundicias, mutilarlo, cubrirlo
de excrementos, etc. Todas estas prácticas conducían a quien las realizaba a
ejercer sobre sí mismo la soberanía de un goce que destinaba a dios.” (29)
Marcelo Pakman (2010) nos señala que Plutarco observó el entusiasmo en que
los jóvenes espartanos de Lacedemonia competían en una ceremonia anual de
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quien toleraba más azotes ante el altar de Diana, donde se pedía un sacrificio sin
haber transgredido, sino por el solo mérito que lo sostiene y nos dice más adelante
que en los veteranos de la Guerra de Vietnam se permite “hacer una
reconstrucción, quizá mitológica del origen de la práctica del cutting. Según estos
relatos, la costumbre de cortarse a uno mismo los antebrazos con cuchillos
apreció durante esa contienda como una competencia de valor, a veces
acompañada de una apuesta por dinero, que el ganador solía terminar gastando
en adquirir más drogas bajo cuya influencia se producían estos rituales,” (154)
Hay un cambio nos destaca Pakman (2010) en España cuando se acostumbra
flagelarse “ante las ventanas de las damas como una alternativa a hacer música,
para la delicia de las mujeres que se veían homenajeadas y cortejadas. Hay aquí
otro ejemplo de la autoagresión en un sistema social donde el significado, en
principio relacionado con el castigo o la expiación, se desliza a otro de seducción
por la resistencia o tolerancia al sufrimiento, ya anunciada en Esparta” (156-157).
Se acepta que ha estado presente en la historia de la humanidad y que forma
parte de la misma, esto no implica una aceptación incondicionalidad, porque
“antes se hacía” o “en otras culturas se hace”, finalmente o probablemente no en
la nuestra y genera problemas y tensiones en las relaciones con el otro, por el
evidente daño que implica, Digamos que existe, es “condición de la realidad.”
“Cuando decimos de algo que es bueno o malo, tenemos la intención de afirmar
que esta cualidad le pertenece por sí mismo, pero en su respectividad a alguien.”
(Zubiri, 1992. 225), más allá del bien y del mal, hay una condición de realidad, es
decir, está presente, sucede, y se tiene que tematizar desde su contradicción, su
historia y de la existencia del sujeto.
Se irrumpe “la normalidad” “se clasifica” en el acontecer de la historia como algo
inadecuado, está ahí como hecho histórico, que debe ser pensado no del presente
al pasado, sino del pasado al presente para comprender dicho fenómeno que
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posibilite un desciframiento del mismo, no se trata de moralizar, de culpar, sin
duda, la persona debe responder por sus actos, sin embargo, entendamos qué lo
lleva a estos actos y creemos un espacio en la clínica para que hable de los
significados que tiene y de ahí escuchemos y dialoguemos encontrando caminos
para un trabajo consensado con la persona.
Escuchemos sus narraciones, sus historias, su pensar, en una conversación que
genere nuevos significados, que permita una indagación interesada, que la
curiosidad y en la exploración de su experiencia, permita indagar, si hay
narraciones alternativas.
No se nace con patologías psíquicas en el sentido de un problema mental, sin
duda se deviene en una historia singular, con relaciones y significaciones con los
otros, en diferentes ámbitos, llámese: familia, escuela, trabajo, entre otros. Con
todo esto hay que hacerse responsable y comprometido con sus acciones, para
poder elegir caminos.
Objetivo
Describir las experiencias de existencia de tres chicas que se hicieron lesiones en
el cuerpo y considerar sus narraciones como espacios de significación para
modificar esa práctica.
Planteamiento del problema
La práctica del cutting, sin duda se va acrecentando en la población menor de
edad de nuestro país, al parecer son prácticas que al no encontrar otros espacios
de diálogo y para atenuar esa existencia se recurre a su cuerpo, para apaciguar, lo
que molesta, incomoda.
El fenómeno del cutting se puede visualizar desde otras perspectivas como por
ejemplo, los jóvenes han encontrado otras maneras, en algunos casos de crearse
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identidad, como “medicina casera”, como proceso de transición, etcétera. El
acontecimiento está ahí, ¿Cómo se analiza?, ¿desde la culpa, la moral? o puede
ser visto como un hecho de realidad, que por esa condición debe ser pensado
para poderlo comprender desde la perspectiva y la interpretación que los propios
sujetos le dan a su experiencia de vida.
Metodología
Como afrontamos el fenómeno del cutting, tres historias, que como tales tienen su
singularidad en los argumentos que las llevaron a producir esta práctica y que por
tanto deben ser abordadas por su especificidad, Giorgio Agamben (2006), nos
habla del ejemplo, como una singularidad, esto es, entre la antinomia entre lo
individual y lo universal se encuentra el ejemplo, puesto que hace valer su fuerza,
la singularidad. En palabras de Agamben:
El ejemplo es una singularidad entre las demás, pero que está en lugar en cada una de
ellas, que vale por todas. Por una parte, todo ejemplo viene tratado, de hecho, como un
caso particular real, pero, por otra, se sobre entiende que el ejemplo no puede valer en su
particularidad. Ni particular ni universal, el ejemplo es un objeto singular que por así decirlo,
se hace ver como tal, muestra su singularidad (2006a.16).
He aquí tres ejemplos, tres historias, que tienen la intención básicamente de
escuchar, de repensar, de tematizar desde lo manifestado por estas chicas. Desde
el horizonte del pensar. Se comparte lo que Ángel Xolocotzi, nos dice: (2011, 35)
“Lo que el pensador ve al crear es aquello que lo interpela. Por eso la actitud del
pensador consiste en un estar a la escucha y no estar dirigido a lo ya dado. El
pensador está abierto a lo que adviene”. De esta manera recuperar su palabra,
una epistemología donde el sujeto recupere su saber local, que tiene de acuerdo a
su historia y sus relaciones e interpretaciones y no necesariamente de un saber
especializado del experto que “normaliza” lo que su saber le dice, dejando de lado
la posibilidad de un saber heurístico en ese campo del trabajo clínico, donde el
sujeto revisa su existencia.
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Resultados
Foucault (2009), señala: “Cicerón evoca la paradoja de los enfermos del alma y de
su curación: cuando el cuerpo está enfermo el alma puede reconocerlo, saberlo y
juzgarlo; pero cuando el alma está enferma el cuerpo no podrá decirnos nada
sobre ella: << El alma está llamada a pronunciarse sobre su estado cuando
precisamente, es la facultad de juzgar lo que está enferma>>”. (287) Demos la voz
al logos de la psique.
G. ¿Cómo empiezas a tomar esas decisiones?
Y. “fue por grados […] yo no llegué nada más y ya. Cuando era chica y estaba
nerviosa me empezaba a pellizcar los brazos, me lastimaba de alguna manera…
después tuve una mala etapa con mi papá, nunca me he llevado bien con él, pero
se casó con una mujer que me […] maltrataba y él siempre le dio prioridad y como
sabía que si le decía algo a él o algo no le parecía me regañaba y me pegaba,
prefería agredirme, yo ha desquitarme conmigo, a tener que pasar algo así, con el
tiempo deje de hacerlo, pero cuando cumplí entre quince y diecisiete años,
cualquier cosa que no me pareciera, siempre fui una persona muy tranquilita
entonces cualquier cosa que no me pareciera yo no decía nada, yo iba y me
cortaba, pero primero era con cosas, que casi no me hacían nada, solo me
dejaban un rasguño como si me hubiera arañado un gato algo así, nada relevante.
Lo feo fue cuando ya no me bastaba eso, llegué a las navajas de rasurar y llegó
un momento en que ya no sentía nada, nunca lo hice así para morirme era lo
último que quería, yo no quería morirme y sabía que no quería eso tampoco,
llegué a cortes muy feos o graves, eran profundos ya ni el alcohol me dolía, pero
de alguna manera sentía que si me cortaba, por ejemplo, cuando despertaba o
antes de dormir o cuando tenía riñas con mi papá, que ya no eran tan seguidas
porque ya no vivía con él, de alguna manera eso me ayudaba a seguir adelante,
no lo veía así como que ¡hay me quiero morir! o cosas así, no, al contrario era algo
que sentía que me ayudaba y me hacía sentir mejor, desquitaba una frustración,
pero jamás me quise morir, ni suicidar.
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M. Nunca he sido así como muy corpulenta, pero tampoco he estado muy esbelta,
entonces claro que me llamo la atención, la manera en que ella me platicaba [se
refiere a una amiga] que su prima había bajado de peso en nada, empezamos
como a jugar, a dejar de comer y cosas así, de pronto me empezó a decir,
“cuando te den ganas de comer, lastímate” ¿Cómo que lastimarme? “ajá agarras
un cuchillo, un cúter o con cualquier cosa que tenga filo y te cortas” ¿Pero es que
tu estás mal de la cabeza, no es normal? Un día en su casa que no se a que fui,
dijo, “tengo hambre,” le dije yo no. “Es momento de lastimarnos. ”Saco un cúter y
se cortó, así nada más, y quedé en shock porque empezó a sangrar mucho, me
dijo “ya se me quitó el hambre” y me entró la curiosidad porque efectivamente yo
tenía hambre e igual agarré el cúter y me corté, no lo suficiente para cortarme las
venas, pero si para abrir la piel, efectivamente como que ese dolor o el verme
sangrar disipo mis ganas de comer. Así como hasta fínales de tercero de
secundaria a principios de prepa que cada que tenía hambre me cortaba, luego
dejé esto de la anorexia y todo eso porque no me gustaron los resultados que
tuve, gracias a dios los pude dejar, pero descubrí que cuando me enojaba mucho,
tengo un carácter bastante fuerte y cuando me enojo mucho destruyo cosas y un
día golpeé una ventana y me corte y sentí como que me relajaba entonces hasta
hace poco cada que me enojaba me cortaba la piel.
A. Me sentía sola, me sentía […] no sabía qué hacer, mucha presión: problemas
en la escuela, en casa, sentía mucha presión, problemas sentimentales, las
puertas que tenía no las podía abrir, no encontraba la llave y esa fue mi solución
[…] Con la navaja de un sacapuntas…dejar de sentir esa como angustia, ese
enojo hacia mí.
Tenía dizque una amiga a la que le contaba por lo que pasaba en ese momento y
que estaba enamorada y todo eso, y me dijo que si encontraba tranquilidad que lo
siguiera haciendo [cortarse]
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A. Pensé después [… ] que a veces sería mejor que me muriera… por ejemplo,
me siento muy mal así como me siento muy mal y mejor me muero, porque a
nadie le importo y me pongo a cortar y eso.
La existencia humana se mueve en una cotidianidad que pasa probablemente
inadvertida, y cuando irrumpe esa cotidianidad, es cuando nos preguntamos por
nuestro estar en el mundo, las relaciones cobran otros significados y empezamos
a elegir por “nuestra cuenta” y eso nos angustia, rompemos “reglas”. Las vivencias
se empiezan a comprender de forma diferente. Así, Las circunstancias que llevan
a estas jóvenes están dadas por una condición de singularidad con los otros, al no
encontrar una relación a modo, se recurre, valga la expresión un diálogo con el
cuerpo para que ayude a la tranquilidad (Y.M). Este fenómeno se construye con
antelación, no es solamente una circunstancia, sino que tiene una historia que se
va significando en las experiencias que se narran, que se presentan coherentes y
que se construyen de diferentes experiencias.
Por otra parte, la curiosidad de encontrar respuestas para controlar su cuerpo, ¿se
puede pensar el cuerpo como expiación? a este respecto es pertinente el señalar
el de no caer en un discurso fácil de que los medios de comunicación presionan
para ser más delgadas, sin duda sí, sin embargo, como explicamos que somos un
país de obesos y nos encontramos en los primeros lugares en América Latina, se
tiene que hacer una tematización más profunda, que no es el propósito de este
trabajo, porque ¿el sobrepeso será una expiación del cuerpo?.
G. ¿Cómo fue que se dio esa situación?
Y. Mi frustración, yo diría que por eso soy tan partidaria del psicoanálisis, decía “es
que a mí me duele algo”, tengo que romper algo,” “porque me siento rota.” Así lo
sentía […] decía, yo me sentía rota, y para no sentirme rota yo aquí […] o aquí […]
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Y. Lo hacía aquí, sentía que de alguna manera sacaba lo que me hacía sentir mal,
nunca me dijo nada nadie, de eso. Si se podría interpretar que a la mejor tuve una
influencia, pero lo empecé hacer mucho antes de que se pusiera, o sea porque fue
una moda hasta cierto punto ya, pero yo empecé porque me nació, me nacía y me
gustaba la idea de lastimarme para sentirme mejor y no tener que hacerle daño a
los demás, o desquitar todo lo que yo tenía con alguien que tal vez no tuviera la
culpa porque yo me daba cuenta, de que mi abuela cuando yo me enojaba y no lo
hacía, “pagaba los platos rotos”, ella era a la que hacía sentir mal, como yo no
quería hacer eso, ni con ella ni con los demás por eso me auto agredía, procuraba
de hecho taparme siempre los brazos o donde lo hiciera, porque no me interesaba
que la gente supiera que lo hacía o que lo dejaba de hacer.
Y. Fue subiendo, a lo mejor cuando tenía unos quince años eran arañazos o con
los cuchillos con los que se parte la carne por ejemplo, que ve que tiene como
rejitas […] pareciera que te van a hacer mucho daño […] Pero no, casi no hacen
nada, fue con ese tipo de cuchillitos, después como no encontraba de esos
cuchillos, y estaba, pues, si desesperada se te vuelve una adicción. Empecé a
agarrar navajitas […] para depilar las cejas. Así hasta que llegue a las de rasurar,
que son más filosas, ya fue como una necesidad, pero al menos en mi caso
pasaron años para llegar a algo así, porque fueron de los quince a los diecisiete
años casi dieciocho pero pues, ya no le seguí.
M. Fue curiosidad, porque la vi muy segura, me dijo “ya, ya, no tengo hambre, ya
no tengo porqué comer, ”siento que fue como un juego […] al principio fue un
juego, fue no sé cómo explicarlo, yo creo curiosidad. Como curiosidad la que
sientes al tomar por primera vez o al fumar, incluso al ingerir alguna droga. Luego
se convirtió en, pues, algo que necesitaba hacer.
M Cuando estaba con ella y con otras personas que hacían lo mismo me sentía
como muy cómoda, como que, no sé, formaba parte de algo importante. Porque
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siempre he sido no sé, como no retraída pero no me abro mucho con las
personas.
M En ese círculo me sentía que podía ser yo misma, que no les importaba y sentía
que esas personas tenían los mismos gustos que yo. Entonces era eso, y no, no lo
dejaba de hacer, porque sabía que si lo dejaba de hacer, salía de ese círculo.
Quizá haya sido pertenencia a un grupo, por pertenecer a un grupo, creo que fue
eso y no sé, creo que pertenecía a un grupo.
A Repentina […] Lo vi en un programa, voy a ver que se siente, era una “chava”
que también se sentía más o menos como yo, que nadie la quería, que su abuela
era una habladora que cada rato la regañaba, entonces se juntó con varias
“chavas” que se cortaban, la incitaron a cortarse y ya se empezaba a cortar […] ya
después de un tiempo se dieron cuenta y la llevaron al psicólogo.
A. Le cuento todo [se refiere a su mamá] lo que me pasó en el día, todo lo que
siento […] Que si me da un abrazo porque me siento mal y me pregunta “por qué
te sientes mal”, pues, me pasó tal cosa en el día, me empezaron a decir fea,
negra… los compañeros de la escuela.
A. Porque cada vez que quería hablar con ella, había como una distancia, por
ejemplo, o estaba haciendo la comida y no tenía tiempo o estaba viendo la tele,
estaba durmiendo o lavando, yo quería acercarme a platicar con ella [se refiere a
su mamá] y era de “ahorita no, espérate, estoy haciendo la comida, estoy
lavando”. ¿Quiero platicarte y quieres que te platique y no tienes tiempo para mí?
A. Me enamoraba de tal “chavo […] a veces ese “chavo” que me gustaba hacía
que me ilusionara y me bajaba de las nubes y “¡changos…!”
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A. Sentir agresión hacia mi persona, que me empezaran a regañar mi mamá, a
pegar, sentir impotencia de no poder decirle mira lo que estoy haciendo por ti mira
lo que hago con esos regaños.
Señala M. Pakman (2010) Los cutters en este sentido tratándose a sí mismos, adueñándose de la medicina
como remedio casero, que luego se haría parte de un sistema con tonalidades
seudorreligiosas donde se plantea con frecuencia si se cree o no en sus historias de abuso
o en la patología subyacente que se supone acompaña al fenómeno. Más que el carácter
de castigo por una transgresión implícito en la agresión punitiva o expiatoria, nos interesa
subrayar el carácter de fenómeno de inclusión en una lógica dentro de la cual el acto
quiere significado; la persona que se lastima y derrama su sangre adquiere o refuerza una
identidad social; los profesionales que lo atienden y sus conocimientos se vuelven parte de
una práctica micropolítica de poder, y el sistema médico-psicológico se sostiene a sí
mismo, como un lugar de tensión entre la validez de su saber, y el lugar del prestigio, en
decadencia, de sus agentes profesionales.(182)
Al no encontrar lugares para conversar, se opta por encontrar la calma con el
cuerpo que le devuelve la tranquilidad, el cuerpo se simboliza. Hay una
intencionalidad del vivenciar el cuerpo que oculta y desoculta a la mirada no sólo
propia, sino del otro. Se abre un espacio de seguridad, así lo que incomoda tiene
un espacio de confort, el saber que hay otros que comparten va creando identidad.
Parece que se condena el hablar, el silencio genera interpretación, y del silencio
nadie se escapa. Agamben (2006b. 79) nos señala: “el arma más terrible de las
sirenas no es el canto, sino el silencio (no ocurrido nunca, pero tal vez no sea del
todo inconcebible, que alguien pueda salvarse de su canto, pero de su silencio
desde luego no). ”El otro significa mi silencio, ese silencio es completado con una
interpretación al que calla o guarda silencio y genera interpretación ¿de qué? Lo
que cada parte quiera “complementar” a su modo.
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G. ¿Qué ventajas o que desventajas se presentaron antes y después?
Y. Yo la ventaja que sentía, era que ya no era tan llorona, ni quejumbrosa no me
sentía tan triste con hacerlo lo resolvía todo, o así lo sentía, y podía seguir
adelante con mi vida. Las desventajas son creo yo, que para la gente es un tabú
que tiene, nunca lo va a ver bien, de hecho creo que piensan que cuando uno
hace eso, quiere llamar la atención o es una persona agresiva.
Y. Entonces cuando ven las cicatrices en mi piel, si me llegan a preguntar y llega a
ser incomodo, creo que eso es lo único malo que le vería, o a veces, si me puse a
pensar ¿qué tal si un día me enojaba mucho? y aunque no quisiera me infringía un
daño muy feo, me podía hasta morir, tenían que coser y se iba a volver peor, creo
que eso es lo único malo que le vería.
Y. La ventaja de ya no hacerlo, es que a lo mejor suena absurdo, pero ya no tengo
que estar escondiendo mis brazos cuando hace calor ya me puedo quitar la
chamarra porque antes ya no podía hacer eso. También de alguna manera uno ve
las cosas desde diferentes perspectivas, bueno te dejas o te permites vivir tus
emociones no las reprimes de esa manera y las ventajas por otro lado serían que
cuando estaba triste todo se resolvía así podía seguir como si nada con lo demás
y ahorita ya no es tan fácil, tengo que ir a terapia, y tengo que hablarlo con
alguien, es todo un proceso haciéndolo cortaba de tajo todo lo demás y me sentía
mejor.
M. Ventajas ya ninguna, ventaja en haber hecho eso, desventajas que incluso
pude haber contraído alguna infección, porque no tenía cuidado en desinfectar o
algo así, los objetos con los que me cortaba simplemente encontraba algo filoso y
lo agarraba, sin importar y no solo eran los brazos, las piernas, incluso la cara
cuando me enojaba, lo de la anorexia, cuando me enojaba conmigo misma me
rasgaba la cara porque me decepcionaba de mí.
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M. Otra desventaja, es que mi mamá siempre se preocupa mucho del por qué
traía rasguños acá, rasguños haya, “¿Qué te pasó?” Es que una reja pasé y me
rasguñé, “¿no qué te pasó?” ¡Hay la pulsera! entonces, siempre la veía
preocupada, de ventajas de verdad, no.
G. ¿Una circunstancia qué te llevó a lastimarte un poco más? Y. Creo que sería la última vez que pude hacerlo, porque fue cuando me vieron y
pues ya me fue muy mal.
Y Mi abuela […] recuerdo que llegué de la calle como si nada, pero estaba todo el
mundo en la casa, yo no comí, ni nada y me querían hacer lavar sus platos y
hacer su quehacer y les dije ¡que no! y no sé porque interpretaron eso, a la mejor
porque soy muy tranquila ¿Cómo que a la mejor estaba borracha o drogada? y
estaba hablando por teléfono con alguien y entonces mi abuela no sé porque llegó
y me dio dos tres cachetadas y me pegó y me dijo “que se tenía que ir a misa a
pedir por mi alma y me encerró. ”Entonces me enojé y me empecé cortar, me
corté los brazos, me corté aquí, pero fueron las heridas más profundas que me he
hecho. Me quedé ahí sentada, guardé mis cosas y cuando mi abuela llegó,
enseguida me revisó los brazos y me vio las manos por que las tenía llenas de
sangre y todo el mundo llegó y me pegó, fue la primera vez que cuando una de
mis tías me soltó una cachetada yo le solté un puñetazo y le dije que no me iba a
volver a tocar nunca más, fue cuando sentí que tal vez, ya no tenía tanta
necesidad de hacerlo.
Y. Desde ahí aprendieron a respetar más, obviamente en ese momento no, pero,
ahora ya lo piensan dos veces antes de querer pasarse de la raya conmigo.
M. Antes no, ahorita igual, como nos hemos distanciado [se refiere a su madre] un
poco, porque hay problemas, pero no como estábamos antes yo le dije, de eso si
me siento orgullosa de haber dicho yo ya no quiero hacerlo, porque haciéndome
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daño - mi amiga ahorita está en los Estados Unidos en un centro de rehabilitación
y ya no, no sale - Anorexia, bulimia y el cutting no puede dejar, le tienen que cortar
las uñas y lijárselas completamente, porque incluso con las uñas se rasga la piel.
Fui quien me di cuenta de que mi amiga, era [en] todo el brazo y hasta los senos
se cortaba, dije yo no quiero llegar a ese punto para que cortarme y estar en la
anorexia […]
El cortarse, permite objetivar el dolor, mirarlo, sentirlo, se concretiza, hay una
experiencia de existencia, ante la falta de lenguaje que comunique lo que siente y
lo que espera escuchar del otro, Creo que esta parte es la que nos cuesta mucho
a los psicólogos comprender y nos lleva a buscar las causas y relaciones entre
ellas, dejando de lado espacios de existencia y tratarlos como entes separados, es
decir, la afectividad como contraparte de “la razón”, me parece que la afectividad
forma parte de la existencia humana, es un acceso, es un modo de ser, de estar-
en-el-mundo (Heidegger.2005), y recordemos que los psicólogos trabajamos con
lo poco comunicable de la experiencia y al no poder establecer esa posibilidad se
recurre en ocasiones al discurso de la patología, pues, se nos hace presente la
aporía del lenguaje y probablemente sin darnos cuenta asumimos el estereotipo.
No quiero dejar la idea de que si hablo de la experiencia humana, como ese estar-
en-el-mundo, como parte de la existencia humana, no estoy pensando en la
catarsis, es decir, revivir la experiencia en la medida que salga esa energía, hay
que ser muy cuidadoso al respecto comparto la tesis de M. White y Morgan, A
(2006) en el sentido que se puede retraumatizar, sino se hace desde un territorio
diferente de identidad, que lo pueda ver de otra forma, parado desde otro lugar,
mirarlo a distancia, desde otra narraciones que lo puedan significar la experiencia.
G. ¿Qué te permitió cambiar?
Y. Que empecé a ver que ya era una moda, una moda absurda, dije “no, yo ya no
quiero hacer esto.” En ese momento, antes de que llegaran y me vieran guardé
mis cosas porque no me interesaba que supieran donde esta o con que lo hacía
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de hecho, lo primero que me preguntaron fue, “¿Con qué lo haces? Les dije con
las tijeras […] como nunca lo habían hecho, lo creyeron, no me interesaba dejar
de hacerlo. Lo único que quería, era que me dejarán en paz y que me quitaran
todo lo que creían que estaba filoso a mi alrededor. Lo que me hizo cambiar fue
que después empecé a ver niños que agarran y suben sus fotos de sus heridas,
de sus brazos, y ponen que como sufren y como “chillan” y no era mi idea, pensé
si yo sigo haciendo esto me van a encasillar en esto, yo no quiero eso, si ya de por
si tenían una percepción errónea, no quiero que empeore y no me quiero ver así
de estúpida, porque para mí esa es la palabra, por eso decidí cambiar y decidí que
había otras formas de hacer las cosas, pedí que me llevaran con una psicóloga,
no me gustó porque era terapia, bueno en ese momento no lo sabía pero no me
gustaba ese tipo de terapia era como como sistémica con humanista y como se
llama esa que está basada ¿en el ser, creo es transpersonal? Como que
mezclaba todo eso, la psicóloga y sus ejercicios nada más me hacían reír, pero,
pues ya que veían que iba a terapia, que la psicóloga me viera bien y ya de ahí en
fuera, decidí cambiar, bueno decidí que tenía que cambiar.
M. Ver el cuerpo de mi amiga completamente cortado, en todas partes tenía
cicatrices y yo no quería verme así, [yo] tenía únicamente en los brazos y la cara
un poco, pero, ella todo. No quería llegar a ese punto, porque, me puse a pensar
“si me sigo cortando me van a quedar cicatrices y nunca más voy a poder usar la
ropa que me gustaba usar.” Porque no me gustaba usar la manga larga, no es
justo tampoco sería justo para mi mamá.
M. Que me causara una infección y tuviera que pagar hospital y todo eso, porque
no tenemos así como todos los millones.
M. Iba muy seguido a dormir a su casa y nos veíamos en ropa interior, incluso sin
ropa me impacto ver sus senos cortados. Pero profundo, incluso cerca de la
vagina tenia cortado, eso fue lo que más me impresionó, dije ¡no!”
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G. ¿Ella te lo mostró o tú lo viste?
M. Yo lo vi
G. ¿Y en ese momento dices?
M. Lo único que me mostraba, era ¡ya tengo un nuevo corte en los brazos y en las
piernas ahí me corte! y todo eso. Eso lo vi, fue de verdad un shock para mí.
G. ¿En qué momento domina la idea de que ya no lo quiero hacer?
M. No sé qué situación habré pasado, la verdad no recuerdo si estaba enojada o
triste o qué, pero agarre el cúter, vi que tenía sangre seca… Incluso estaba un
poco oxidado de la parte de hasta abajo, estaba a punto de rasgarme y vi que
estaba y aun con mi furia y todo lo que sentía dije ¡no, ya no!, pensé en una
infección más que en otra cosa, dije no ya no, y deje el cúter y mejor me puse a
romper cosas aun no controlo mi carácter.
M. Porque pensé me va a mandar a un psiquiatra o algo por el estilo, otra que,
pues, me iba a hacer daño a mí, es decir, iba a terminar en un hospital o algo por
el estilo, porque me cortaba, yo viendo la infección no tenía la capacidad todavía
el valor de decirle a mi mamá “tengo una infección llévame al doctor ”…entonces
iba a dejar que se esparciera la infección o lo que fuera e iba a terminar mal,
entonces fue miedo a una infección.
M. Fue eso, y pasaron no sé, semanas, creo dos semanas o así que supe que mi
amiga estaba en el hospital ahí […] si en el estado de […] fue otro impacto, no sé
qué otra cosa igual mi psicólogo me preguntó eso, pero no recuerdo que otro
acontecimiento hizo que me acercará a mi mamá.
M. Pero de verdad no es que no lo recuerdo […] una tarde estaba más nerviosa
que nada en el mundo, me acerque a mi mamá y le dije. “Necesito hablar contigo,”
mi mamá preocupada ¿qué pasa? no sentamos, le empecé a explicar, llorando,
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muriéndome de la pena, mi mamá me dijo: “te voy a ayudar, vamos a salir
adelante las dos.”
A. Fui una mensa, tonta, al haberme cortado, pude haber buscado otras salidas,
no pudo haber sido la única, pude haber sentado a mi mamá y decirle todo lo que
sentía o escribirlo, algo así, o sea, no era tan necesario agarrarla contra mí ni
tampoco contra mis hermanos, pude agarrar un lápiz, una hoja y empezar a
escribir todo lo que sentía en ese momento, qué era lo quería hacer en ese
momento dibujando o sentar a mi mamá y decirle siento esto y así, dame tal o cual
consejo.
A. Ya no quiero seguir que “si no tengo novio, ya no quiero vivir”, quiero buscar
otro camino, ya no quedarme estancada, de que no puedo encontrar otra salida.
A. Teniendo más confianza en mí, que yo puedo hacer esto o lo otro y lo que me
digan no me importa, si quieren que le hablen a la mano y la mano les da la
espalda y que haga lo que quiera [Lo hace gráficamente con su mano], si la mano
no le hace caso, entonces que le dé la espalda [sonríe], como dice mi mamá
échate mantequilla y que se barra y es la verdad, dejar de hacerle caso a lo que
las personas dicen de ti es lo mejor, o sea, lo malo que dicen de ti, porque lo
bueno que dicen de ti se siente bien, se siente bien que digan cosas buenas.
A. Tengo hermanitos que quiero mucho y tengo una familia que también me
quiere, también tengo amigos que me han mostrado que me quieren y me dicen
“ya deja de estar haciendo esto”, le importo a alguien.
G. ¿La situación de cortarte qué te decía?
Y. Me sentía mejor la mayor parte de las veces que me llevaba a cortarme, era
cuando tenía un enojo muy fuerte, o cuando me sentía triste, y por lo regular la
tristeza va con el enojo muchas veces de la mano, al menos en mi caso.
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Y. Creo que por eso lo disfruto tanto, porque no le puedo dar un nombre. No, no
tengo palabras para describirlo, porque las dos cosas juntas se llevaban tan bien y
se llevaban en un plan armónico, aunque pudiera dictar que era un caos para mí,
dictaba armonía, después del enojo venia mi calma, a lo mejor un poco destructiva
pero me llevaba a la calma.
Y Si, a veces era aburrido no hacerlo cuando trataba de dejarlo, me resultaba el
mundo muy aburrido, porque decía estoy triste. A lo mejor mucha gente llama a
sus amigos a sus conocidos se van a “chupar”, pero, si yo no sé hacer eso, como
hago para quitarme eso.
Y. Que nunca le he podido encontrar palabras, si alguien me pregunta
específicamente ¿por qué lo hiciste que te hacía sentir bien?
Y. Nunca le he encontrado una palabra como tal para decir es que me gusta por
esto o me gusta por aquello o no me gustaba, creo que yéndonos al psicoanálisis,
lo que significa adicción me parece “a-dicto, no ha podido poner en palabras…,”2
creo que mientras no haya una palabra para explicarlo siempre vamos a disfrutar
mucho las cosas, cualquier cosa que hagamos o dejemos de hacer, es como si a
alguien le preguntan porque amas a esa persona, si es bien maldita contigo no sé,
no sé, pero me gusta hasta que le encuentras una explicación dejas de verle la
emoción o el chiste que le veías a algo, creo que era eso todo lo que vivía tenía
una explicación, necesitaba algo que no la tuviera, y me hiciera sentir mejor, me
ayudaba a liberarme le digo, yo, yo decía es que estoy rota y tenía que encontrar
una forma de rompérmelo literal, que aun así no dejaba de ser metafórico.
2 Hay dos explicaciones de la palabra adicto, una que se refieren del latín addictus, adjudicada o heredada, se establece que después de una guerra, los Romanos hacían una subasta donde regalaban a los esclavos a los soldados, la segunda que addictus era el deudor que por falta de pago era adjudicado como esclavo a su acreedor, en la antigua Roma entre Patricios y Plebeyos.
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G. ¿De dónde vino la idea o de significarlo como rota?
M. Tengo una muñeca en mi casa, es una muñeca fea y siempre decía que era yo,
ya estaba muy rota […] porque se sentía lastimada por todos lados, estaba
lastimada por todos lados, me sentía de alguna manera así, solo que traté de
significarlo con mi cuerpo, porque a mí me dolía lo que me decía, o me hacían,
sobre todo mi papá, tenía que buscar aun forma de hacerlo físico, si se hacía
físico ya no me dolía tanto en lo mental.
M. Es que sentí pena por mi amiga, entonces sería como no sé, no sabría ponerle
un nombre. No, no encuentro una palabra para describir el sentimiento. Para
describir ese sentimiento lo más cercano que encuentro seria pena, lástima de
verla a sí […] Lo que más me impactó fue ver el cuerpo de mi amiga […] es que
éramos le digo, muy cercanas.
M. No sé qué situación habré pasado, la verdad no recuerdo si estaba enojada o
triste o qué, pero agarré el cúter, vi que tenía sangre seca […] Incluso estaba un
poco oxidado de la parte de hasta abajo, estaba a punto de rasgarme y vi que
estaba y aun con mi furia y todo lo que sentía dije ¡no, ya no!
A. Me sentía sola, me sentía […] no sabía qué hacer, mucha presión: problemas
en la escuela, en casa, sentía mucha presión, problemas sentimentales, las
puertas que tenía no las podía abrir, no encontraba la llave y esa fue mi solución
[…] Con la navaja de un sacapuntas […] dejar de sentir esa como angustia, ese
enojo hacia mí
A. tristeza, sentirme rara…
La angustia, es la experiencia de la existencia, esa nada de la angustia sin
significado, sin figura, se concretiza en una acción en el cuerpo. Se presenta como
libertad de decisión, cuando se realiza de alguna manera desaparece, en este
caso cuando se concretiza en el cuerpo. También al mirarse en el otro puede
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significarse, hay una especie de sobre extensión, mirar en el otro, devuelve una
imagen y se busca otras opciones (M), esa narración puede analizarse desde la
acción y conciencia (Bruner. 2006), es decir, se narran esas acciones en una
conciencia del momento y esas mismas acciones cuando se vinculan en las
relaciones se toma una conciencia diferente, digamos se significan. Sin duda el
sujeto interpreta aunque pueda ser poco comunicable y hay una mayor claridad
cuando se significa y pasa por una comprensión comunicable de la experiencia
vivida, Heidegger señala que, (citado por Xolocotzi, 2011.123) “la interpretación
auténtica debe mostrar aquello que ya no se percibe en las palabras y que, sin
embargo, éstos dicen […] lo propio debe buscarse allí donde la interpretación
científica ya no encuentra nada y donde ésta tacha de no-científico todo lo que
sobrepasa su recinto.”
G. ¿Cómo le hiciste para llegar hasta dónde estás?
Y. Primero fui con esa psicóloga, después me puse a pensarlo desde perspectiva,
dije pues si se sigue volviendo esto peor, además me van a encasillar como lo
hemos dejando eso aparte, puede que me lleven al batan y no estoy loca, no
quiero que me consideren una loca, entonces quiera o no, tengo que dejar de
hacer esto, puedo buscar otras salidas y a mí siempre me ha gustado la música y
la lectura, entonces dije pues supongo que podemos buscar una salida ahí aunque
sea por un rato.
Y. Siempre me gustó el rock británico, siempre le he hallado mucha belleza… Mi
grupo cuando era más chiquita, con el que empecé fue con los Gorillaz. Luego
investigue más y me gustó del que salió el vocalista Blar, cuando era más chica no
entendía muy bien sus letras ya para esta edad, me di cuenta de que eran
bastante culturales y toda su cultura británica […] Empecé a escuchar grupos un
poco más según yo más complicados como PWP. Me gustaba mucho porque
sentía que entendía muchísimo a las mujeres.
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G. Recuerdas alguna estrofa de alguna de sus canciones
Y. mmm si había una que se llamaba Someone like the Moon. Ahí él hablaba de
una mujer que se siente sola, completamente sola, llama a un muchacho y el
muchacho no va ese día, pero ella dice que no, no va a dejar que un tipo arruine
su vida, aun así de alguna manera él dice que lo que nadie sabía, es que ella
necesitaba a alguien como la luna que no se fuera nunca, porque debía que
ayudarla a sobrellevar ese día, todos los días alguien como la luna.
G. ¿La literatura qué leías?
Y. En ese entonces empecé con Nietzsche, todavía no tenía así bases suficientes
como para decir que decía, pero leer sobre su súper hombre, me transmitía algo.
Leía como se filosofan martillazos entonces filosofé porque filosofé.
Y. Empecé a encontrar que no había mucho sentido, o sea, si quería un sentido de
la vida nunca lo iba a encontrar, pero tenía que encontrar que le diera sentido a mi
vida, a pesar saber que nunca iba a tener un sentido como tal, pero yo se lo tenía
que crear, entonces, empecé a meterme a más de ese rollo […]
No quisiera dejar de lado hacer un breve comentario con respecto a la música, la
literatura y filosofía, me parece que son espacios de reflexión que tienen una
fuerza extraordinaria, el filosofar es preocuparse por nuestra estancia en el mundo
y apostarle por una elección de modo de vida, por un estar atento y considero que
la psicología debe revirar y nutrirse de la filosofía. Con respecto a la poesía y a la
música, vaya el siguiente ejemplo del “filosofar” de Hesíodo, que cita Pierre Hadot
(2000. 31) “Pues si alguien, víctima de una desgracia, con el alma recién
desgarrada se consume afligida en su corazón, luego que aedo servidor de las
Musas canta las gestas de los antiguos y ensalce a los felices dioses que habitan
el Olimpo, al punto se olvida aquél de sus penas y ya no se acuerda de ninguna
desgracia. ¡Rápidamente cambian el ánimo los regalos de las diosas!”.
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G. ¿Conoces historias de otras personas similares a las tuyas, o que hayan
pasado por este proceso?
Y. No, traté, creí que lo mejor era conocer gente así a la mejor no me iba a sentir
tan sola o tan aislada, pero fue una razón también por lo que he me empezó a
resultar aburrido o dejaron de darme ganas, veía que eran personas que subían a
sus páginas sus fotos, se retrataban su “bracito” con palabras escritas, así con su
navajitas, siempre ponían que estaban tristes, y pues, por ahí no iba, bueno al
menos en mi caso por ahí no iban las cosas, no me interesaba que se supiera lo
que estaba sintiendo o lo que dejaba de sentir […] No los llegué a conocer, muy
poco, no creo que realmente tuvieran motivos para hacerlo, más que llamar la
atención o sentirse diferentes.
G.- ¿Por qué crees que, al parecer solamente lo hacen las mujeres?
Y. Bueno, bueno yo si conozco hombres pero, yo creo que es cultural, porque un
hombre es más desinhibido un hombre, a la mejor no soy hombre, pero he visto
que de alguna manera entre hombres es más fácil que se hablen, o que jueguen
desde chicos van juegan a la pelota y les vale lo demás una niña es más elitista
con las otras niñas, de alguna manera es también cultural, porque a un hombre se
le permite desinhibirse más rápido, a una mujer se le reprimen más cosas, yo creo
que es por eso.
G. La experiencia que conoces de otros chicos ¿Cómo lo explicarías?
Y. Pues siempre he visto que son berrinches […] por ejemplo, una vez conocí a
una niña creo que iba en el… buena posición, toda la vida se andaba riendo y
tenía un “chorro” de amigos y una vez le pregunté y porque lo haces, “hay pues,
es que a veces mis papás no me quieren llevar a comprarme mis ropa o mis
blusas, me enojo, y por eso me hago eso y cuando me ven me dan mis caprichos”.
Y. Luego les decía y ¿Para qué subes lo que te haces? Creo que debería ser cosa
tuya y nada más y me decían que era porque alguna manera tenían que expresar
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el dolor que sentían adentro, pero, luego yo los veía salir con sus amigos, como
¿Juan por su casa!, muy tranquilos.
G.- ¿Algo más que me quieras decir?
Y. Creo que hay personas que de veras lo hacen porque lo necesitan, las
personas deberían abrirse más a los que alguna vez lo hicimos, o lo hacen, no
solo cerrarse a ver que están locos o que llaman la atención, si, si hay muchos
que lo hacen por eso, porque la verdad yo no digo que no, pero creo que deberían
buscar a la que de verdad necesita ayuda. Si de verdad los quieren ayudar antes
de juzgar ver por qué lo hacen, también hasta qué punto es conveniente
quitárselos, porque a mí no me vino nada bien que me lo quitaran de golpe, por
ahí leí a la mejor usted también ha leído que en algunas partes de Europa me
parece tienen enfermeras lo supervisan, pueden hacerlo, no se los quitan de
golpe, ha funcionado mejor, que si llegan y te lo quitan, te juzgan mal y todo lo
hacen por las malas, creo que se debería de buscar hacerlo por las buenas, ser
más tolerante con este tipo de personas, no solo juzgarlos porque tienen marcas
en su piel.
Y. Si, si o sea la gente cree que es estar loco, pero de alguna manera tú lo haces,
sabes que sigues aquí, sigues cuerdo, tienes conciencia de que estas aquí, aquí,
ahora, malo fuera que uno no la tuviera, a la mejor es un poco paradójico, porque
se supone que si lo haces estás loco, pero como vas a estar loco, si lo haces para
mantenerte aquí, no por otra cosa.
Conclusiones
Estas historias que se muestran nos dejan entrever diferentes motivos que las
llevaron a cortarse, como una de las formas de encontrar palabra, lenguaje que
hiciera sentir, expresar la situación de relaciones por la cual pasaban, todas ellas
han dejado dicha actividad, lo fueron significando, dándole otras narraciones, no
sólo la que en ese momento vivieron, sino tomando distancia y conciencia,
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también por la ayuda psicológica, al respecto señalan, contradicciones en su
proceso, por una parte dos de ellas (Y y M) mencionan que la primera experiencia
con las psicólogas, no fue del todo de su agrado, consideran que no fueron
escuchadas y en un caso (M) de crearle un sentimiento de culpa y de ser muy
directiva. Heidegger (2010) nos plantea sobre los modos corrientes del escuchar.
El piadoso escuchar de los dioses y el no-querer-escuchar de los mortales y se
pregunta: ¿Qué es esto de escuchar ¿Acaso aquel simple tomar-conocimiento de lo que se recibe
por el oído abierto? Cuando escuchamos tañir las campanas, por ejemplo, debido a que
el eco penetra en el oído, ¿es un escuchar en el sentido de prestar oídos, o es lo
audible, más o menos indiferente que dejamos pasar, y que cesa en su mismo pasar? ¿O
es, este escuchar del poeta, el escuchar de la curiosidad [Neugier] que gusta del ser
sorprendido por lo hasta ahora oído no-oído, lo inaudito, lo sorprendente y otras cosas
inusuales? ¿O es más bien, este escuchar, un prestar atención [Zuhören] que exprime lo
escuchado, dejando que se adormezca, satisfecho y embriagado, en su propio extravió?
¿De qué escuchar se trata entonces? (178)
Posteriormente al cambiar de psicóloga, se siente más escuchada. Contradicción
sin duda en la que se encuentra la psicología ya que por un lado se presenta
como espacio en que la palabra es escuchada y por otra, espacio moral de bueno
o malo donde hay un discurso saturado disciplinario. Esto no quiere decir, que las
personas no asuman su compromiso de sus actos, ni que el psicólogo no parte de
una ética-estética, por supuesto que sí, donde el sujeto es parte fundamental de
nuestras preocupaciones, puesto que es un acontecimiento extraordinario y único,
vaya la propuesta de Mijaíl Bajtín, en palabras de Tatiana Bubnova (2000) “Lo que
sucede entre nosotros es, entonces un “acontecimiento del ser”, un suceso
dinámico abierto, que tiene carácter de interrogación, y respuesta a la vez, y una
proyección ontológica: el “acontecimiento del ser” es, en ruso, sobytie bytya, un
“ser juntos en el ser”. Cualquier acto nuestro, cuando no es fortuito, sino que
obedece a la tensión permanente del deber ser que proviene de la presencia del
otro, es un acto entendido específicamente como un “acto ético”, un postupok, un
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proceder que contrae responsabilidades y consecuencias: “en el ser no hay
coartadas”, dice Bajtín (18).
Buscamos evidencia de interpretación un dato que nos dé respuesta, causas y
relaciones entre las mismas, digamos evidencia concreta y objetiva y lo que se
encuentra son palabras discursos que al parecer son inaprensibles, pero que se
significan, con ver un cúter con sangre seca o el cuerpo de una amiga, que sirve
como extensión, como espejo que da una imagen de mí, pero a la vez no soy yo.
El sentir que se es una muñeca rota, y parecer como tal o levantarse contra el otro
en términos de fuerza física o diferenciarse de los otros, para crear identidad o el
no seguir para poder usar ropa sin mangas. El haber visto en la televisión un
programa y experimentarlo, teniendo como referencia un contexto adverso con la
madre y pedir abrazos sin mediar palabra y pensar en los hermanitos y que será
de ellos si se falta. Probablemente las pruebas psicológicas no lo dan, recupere la
historia del sujeto.
Foucault (2005) nos da pistas, al hablarnos de kairos, (hijo de chronos), el rayo, la
ocasión, la oportunidad, el momento justo, ese tiempo cualitativo, a diferencia de
chronos, que es el tiempo de secuencias que se mide, así la verdad puede
comprenderse desde la demostración, lo cual implica que sea constante,
constituida, demostrada; y por otro lado (kairos) la verdad como acontecimiento,
que no se constata, pero se suscita, se rastrea, lo cual nos llevaría a una
arqueología del saber y establecer la relación saber poder, su acontecimiento, la
estrategia, la caza, y por tanto a la genealogía del conocimiento.
Es en la ruptura, en la discontinuidad, es decir, ver la historia en la continuidad -
discontinuidad, ver los procesos locales, esos cambios, no en lo general, sino en
ciertas dimensiones, pues lo universal es totalizante y no deja ver lo singular, ver
no los elementos comunes, sino las diferencias, no se trata de negar los
elementos comunes, sin duda, están ahí, pero ¿por qué buscar lo igual y no lo
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diferente, porque ir de lo universal a lo particular y no de lo articular, es la
singularidad que se hace el trabajo terapéutico, pues, ante la universalización, la
historización, la diferencia, permite acercarse a la comprensión.
Da la impresión que si no hay algo material, sólido, en su sentido cotidiano no es
científico, por no estar en la causal y pareciera que los psicólogos estamos fuera
de cierta cientificidad, ¿Pero acaso, lo que podríamos nombrar como fenómenos
psíquicos no tiene un soma? Es decir, una palabra usada en nuestra contra e
incluso una mirada, un contexto, acaso el cuerpo no lo resiente y un dolor por una
caída por ejemplo, tiene un implicación en nuestra psique y viceversa.
Sin embargo, todo lo sólido se desvanece en el aire (Berman, 2008) La seguridad
aparente de la modernidad, se desvanece, se resquebraja. Los conceptos no son
fijos, responden a una formalización abstracta y escindida a las circunstancias
históricas y culturales, están descontextualizados, es decir, los conceptos son
históricos, no se refieren a condiciones singulares de vida. Se debe considerar la
singularidad, la unicidad del sujeto.
Conocer al ser humano, es revisar su existencia y su historia, proceso marcado de
contradicciones, en el caso específico de jóvenes que se cortan, en lo que se
revisó, no presentan problemáticas muy “complejas” como en el caso que nos
narra la chica (M) que su amiga se encuentra en una clínica de los Estados Unidos
de Norteamérica, sin duda existen, lo que se quiere destacar es que dicho
fenómeno es histórico, con singularidades de la existencia humana y que por tanto
no se puede generalizar, sino precisamente atenderse en su especificidad, no
desde la moral, sino de lo ético - estético, como condición de realidad, ahí está,
aparece y se debe tematizar para ser un desciframiento junto con la persona, pero
sin duda es el sujeto quien interpreta su realidad, la conoce.
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Para finalizar como bien lo señala Ángel Xolocotzi (2011) “Tanto el pensador como
el poeta son creadores en la medida en que dicen por primera vez lo no - dicho.
Pero esto no - dicho no es lo que está almacenado esperando ser expresado, más
bien los creadores están abiertos a lo que adviene y logran responder a aquello
que interpela en la entidad y en la posibilidad del ente”. (34).
Referencias Bibliográficas Agamben, Giorgio. (2006a) La comunidad que viene. España: Pre-textos.
Agamben, Giorgio (2006b) Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida.2da reimpresión. España: Pre-textos.
Berman, Marshall (2008) Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad. Decimoséptima edición. México. Siglo XXI.
Bubnova, Tatiana. Prólogo a Bajtín, Mijaíl (2000) Yo también soy (fragmentos sobre el otro) México: Taurus.
Bruner, Jerome (2006) Actos de significado. Más allá de la revolución cognitiva. España: Alianza.
Foucault. Michel (2005) El poder psiquiátrico. España: Akal.
Foucault, Michel (2009) Historia de la locura, undécima impresión. México: Fondo de Cultura Económica.
Hadot, Pierre (2000) ¿Qué es la Filosofía Antigua? México: Fondo de Cultura Económica.
Heidegger, M. (2005). Ser y Tiempo. 4ta edición. Chile: Universitaria.
Heidegger, M (2010) Los himnos de Hölderlin “Germania” y “El Rin”.
Pakman, Marcelo (2010) Palabras que permanecen, palabras por venir. Micropolitica y poética en psicoterapia. España: Gedisa.
Roudinesco, Élisabeth (2010) Nuestro lado oscuro. Una historia de los perversos. 2da. edición. Barcelona: Anagrama.
White, Michel; Morgan, A (2006) Respondiendo a niños que han tendido experiencias significativas de trauma, disponible en: http://www.dulwichcentre.com.au/respondiendo-a-ninos-que-han-tenido-experiencias-significativas-de-trauma.pdf fecha de acceso 16 de octubre de 2011.
Xolocotzi, Ángel (2011) Fundamento y abismo. Aproximaciones al Heidegger tardío. México: Universidad Autónoma de Puebla. Porrúa.
Zubiri, Xavier. (1992) Sobre el sentimiento y la volición. España: Alianza.