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De lo humano y lo divino: arte, fe y poder

El mensaje religioso y su plasmación en los medios artísticos

Antonio Vadell Ferrer, Profesor de Catequética.

Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Mallorca (ISUCIR)

Giovanni Serodine. Coronación de la Virgen con Santos. 1625. Ascona (Suiza).

San Juan de la Cruz (1542 – 1591) Contra ciertos abusos de las imágenes

En la antesala de esta ponencia quiero resaltar el pensamiento del místico abulense y fraile carmelita plasmado en unos pasajes de su célebre “Subida al Monte Carmelo, III, 35” que ejemplifican el título de este curso:

“Y cuanto a lo que toca a las imágenes y retratos, puede haber mucha vanidad y gozo vano. Porque siendo ellos tan importantes para el culto divino y tan necesarios para mover la voluntad a devoción (…) hay muchas personas que ponen su gozo más en la pintura y ornato de ellos que no en lo que representan. (…) La persona devota de veras, pocas imágenes ha de menester y de pocas usa, y de aquellas se conforman con lo divino que con lo humano”.

Estética cristiana La Iglesia Cristiana fue siempre consciente de la

esencial afinidad que existe entre Dios, fuente creadora de todos los seres del universo, y el Hombre, destinado a prolongar esa acción creadora.

Dicha coherencia la expresaron los grandes maestros de

la escolástica cuando formularon algunos principios estéticos inspirándose en Platón y especialmente en Aristóteles, para quien la operación artística debe concebirse como una “prolongación de la actividad de la naturaleza”.

“Condenar la poesía es condenar las parábolas de Cristo”, afirmaba Francesco Petrarca (1304 - 1374)

En razón de ese equilibrio fue necesario que la Iglesia Cristiana pasara por intervalos y renuncia. En el Concilio Vaticano II, la Iglesia se declaró amiga de las bellas artes, a las que relacionaba con la belleza divina.

También reconoció que los medios artísticos de comunicación social prestan una valiosa ayuda al género humano

Crucifixión, óleo sobre tabla, 133 x 100 cm. Museo del Prado. Obra atribuida al Maestro de Astorga (1510 - 1530)

Valores trascendentes

Una religión que postula el respeto y amor por todos los valores de la naturaleza pero al mismo tiempo invita a contemplarlos a la luz de los valores trascendentes.

En este sentido hemos de hablar de las relaciones entre los estético y lo cristiano.

En definitiva, del mensaje religioso y su plasmación en los medios artísticos, objetivo de esta ponencia.

Sólo se entiende así que la desnudez de las iglesias asturianas y las intrincadas y abstractas miniaturas

celtas se fundieran en el crisol de la maravillosa imaginería románica

Majestad Batlló. Siglo XII. Museo Nacional de Arte de

Cataluña

Que los esplendores el gótico se anunciaran en la grisalla y la pureza estremecedora

de los muros cistercienses

Iglesia de la abadía de Fontenay. 1119.

Bernardo de Claraval. Borgoña

(Francia)

Que el puritanismo de la Reforma y estilo de Trento engendraran

el arte de Bernini, de Zurbaran y de Rubens

Francisco de Zurbaran. Cristo en la cruz. 1627. Art Institute of Chicago

Comunidad cristiana y arte

Hoy la Iglesia ha comprendido y proclama que las manifestaciones artísticas son y han sido fuente de crecimiento personal y comunitario.

Las obras artísticas tienen tanta “tradición” y “espesor” de humanidad que expresan de manera densa el misterio del hombre hecho a imagen y semejanza de Dios.

No por casualidad se las llama creativas.

Símbolos cristianos Al margen de algunas posiciones, dos milenios

de historia cristiana han demostrado suficientemente que entre el arte y el cristianismo no existe contradicción.

Al contrario, el arte ha hallado en él un clima apropiado y fuentes de inspiración

Francisco de Zurbaran. Sudario de santa Verónica. 1658 – 1661. Museo de Bellas Artes de Bilbao

Si entre la experiencia estética y la experiencia religiosa existe una especie de parentesco natural, éste es especialmente acusado cuando se trata de experiencia cristiana.

Contemplar y sentirse arrebatado por lo contemplado son dos momentos que caracterizan a la experiencia estética y la de la fe cristiana.

Francisco Zurbaran. La Casa de Nazaret. 1630. Museum of Art.

Cleveland.

El Cristianismo y sus lugares de culto

A despecho de la gran veneración con que se miraba al templo de Jerusalén en el Antiguo Testamento, Cristo instauró un nuevo culto.

Los primeros cristianos provenientes de comunidades judías ofrecían sus oraciones, cantos y lecturas en la sinagoga, mientras que nuestra eucaristía (liturgia sacrificial) se celebraba como un convite en las casas particulares, en torno a una mesa familiar.

“Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Mt 21, 13)

Ecclesia … asamblea

Si queremos formarnos una idea exacta de lo que debe ser un lugar de culto cristiano, debemos empezar por definir la idea de templo.

El francés Louis Bouyer en su libro “Liturgy and Architecture (1967)” afirma que la iglesia cristiana no es más que una sinagoga evolucionada.

Si una iglesia cristiana es llamada Casa de Dios (dominikon), no es porque en ella se conserve el sacramento sino por razón de la comunidad (asamblea) cristiana.

Para San Agustín es la Casa de oración

El edificio como signo visible

Es pues la comunidad la que santifica el edificio.

Las iglesias no son de institución divina, sino de institución eclesiástica.

Precisamente porque lo que importa es la iglesia real, los primeros cristianos no sintieron la necesidad de construir edificios.

Celebraban la fracción del pan en sus viviendas

Domus ecclesiae (casas de la comunidad)

Desde Roma, Pablo saluda a la comunidad que se reúne en casa de Prisca y Aquila, en Colosos. Es significativo que algunos de los títulos romanos, es decir, de las 25 iglesias presbiterales de que habla el “Liber Pontificalis”, no lleven nombres de mártires, sino de propietarios particulares (Titulus Vestinae, Titulus Equitii, etc.). Se tratan de casas privadas cedidas por sus dueños para las necesidades de culto.

Conciencia del culto cristiano

Durante la era constantiniana se construyeron multitud de basílicas, pero no por ello la celebración litúrgica en las casas desapareció de repente.

Y aunque, paulatinamente y por razones prácticas, en e curso de los siglos la autoridad eclesiástica fue exigiendo que la asamblea cristiana tuviera lugar sólo en las iglesias, todavía en el siglo IX algunos obispos se reservaban la facultad de permitir la misa in domiciliis.

Imágenes sagradas

Santiago matamoros. Portada del crucero de la catedral de Santiago de Compostela

Conciencia de la Iglesia

No hay en el mensaje de Jesús de Nazaret transmitido por los Evangelios nada que justifique las imágenes de seres y personas sagradas.

Lo que fundamenta el nacimiento y uso de las imágenes en el Cristianismo no son las palabras de Cristo, sino su existencia misma, su misterio.

Un culto en espíritu y verdad (Jn 4, 23)

En la mente de los primeros seguidores de Jesús, insertos en la tradición israelita, el arte figurativo estaba vinculado al culto de los ídolos.

Taciano (s. II) ridiculizaba la estatuaria helénica con un fanatismo que evidencia un desprecio absoluto por cualquier representación figurativa.

Sensibilidad cristiana

Efectivamente, a pesar de las recriminaciones de apologetas, pedagogos y teólogos, el símbolo, la alegoría, la figura y hasta la escena histórica fueron apareciendo en las paredes de las catacumbas y en las losas de los sarcófagos, conquistando la imaginación y la sensibilidad cristiana

Catacumbas del Vaticano

Significación de la obra de arte

Por razones intrínsecas al misterio de la encarnación y por necesidad natural del pueblo fiel, se fue pasando del uso de los símbolos, que en la mayoría de los casos eran comunes al judaísmo y al cristianismo, al de las figuras narrativas y anecdóticas evocadoras de la vida de Jesús.

Francisco Zurbarán. Cristo bendiciendo. 1638. Museo del Prado. Madrid

Comienza así una evolución de casi veinte siglos, en la que, más que sobre los cambios estilísticos y formales, bien estudiados por los historiadores del arte, quisiéramos poner el acento hoy en su significación.

Si se considera que, hasta el siglo XVIII, casi todo el arte occidental ha estado inspirado por las verdades y los misterios del cristianismo, hay que reconocer que no faltan historias de arte cristiano.

Historia y reflexión

Por otra parte, si entre las diversas maneras de abordar la obra de arte, la interpretación iconológica es una de las más atendidas por los historiadores contemporáneos, es natural que hoy se eche de menos una historia que estudie con especial atención la diferente significación que hay que atribuir a las obras de arte cristiano de cada época.

Es la razón de ser del arte cristiano.

Del símbolo a la figura

Lejos de rechazar el contenido de los antiguos relatos de la Biblia, los maestros del pensamiento cristiano se los apropiaron, viendo en ellos figuras y tipos anunciadores de los acontecimientos y personajes del Nuevo Testamento.

No fue una transición del mito a la historia, de la leyenda a la realidad, sino de unos hechos históricos, extraídos de la tradición israelita, a otros hechos más reales: la historia de Jesús.

Abraham sacrificando a su hijo Isaac era un representación de Dios sacrificando a su Hijo por la salvación de los hombres.

San Pablo y los primeros Padres de la Iglesia vieron en Isaac, hijo único sometido al sacrificio, a Cristo, convirtiéndose en un tema estelar en el primer arte cristiano.

Sacrificio de Isaac. Hipogeo de la vía Latina. Roma. Siglo IV d. C.

Influencia del arte pagano

Hércules y la Hidra. Hipogeo de la vía Latina. Siglo IV d. C. Roma

Éste es un ejemplo claro de cómo el arte paleocristiano utilizó el imaginario pagano grecorromano. El el hipogeo recientemente descubierto de la vía Latina están representados Los trabajos de Hércules, el máximo héroe de la mitología griega, quien solía aparecer al mismo nivel que los dioses. Uno de esos trabajos fue la liberación de la población de Lerna de la famosa Hidra, monstruo de nueve cabezas con capacidad de reproducción. Es normal que los cristianos utilizaran la figura de éste héroe para simbolizar a Aquél que liberó la humanidad de la “hidra infernal”.

Plegaria figurada

Fue en las paredes de las catacumbas, junto a una infinidad de inscripciones funerarias, donde nació el primer arte cristiano: un arte sencillo que venía a ser una plegaria figurada más que una catequesis o exposición doctrinal.

Buen Pastor. Cubículo de la Madonna con los dos Magos. Catacumba de los Santos

Pedro y Marcelino. Roma.

El Buen Pastor vestido de túnica y portando una oveja sobre sus hombros, con otras dos a sus pies y dos árboles en el fondo. La imagen del pastor simboliza la salvación.

Los cristianos sólo buscaban su valor simbólico de consuelo, esperanza y fe en el triunfo sobre la muerte.

En efecto, el mensaje que se desprende del arte cristiano de los tres primeros siglos es un mensaje de esperanza.

Adán y Eva. Catacumba de los Santos Pedro y Marcelino. Roma

Jesús, protector y guía

Las primeras representaciones o evocaciones de Cristo no son, pues representaciones relacionadas con temas cristológicos.

No abordan el tema de la personalidad de Jesús, sino el de su misión.

No pretenden aclarar el misterio de su persona, sino expresar los que Jesús era para el creyente de aquellos tiempos heroicos: “salvador” ante todo, “protector y guía” de los que van a la muerte.

Catacumbas, cunas de arte

Presentando a Cristo como maestro se intentaba inculturar el Evangelio en una sociedad que estimaba sobremanera a los filósofos antiguos.

Estilísticamente, a comienzos del siglo IV se inició una tendencia que buscaba un mayor realismo concretando

Cristo enseña a los apóstoles. Catacumba de Domitila.

Roma.

Símbolos de moda

En aquella época de efervescencia intelectual, las grandes cuestiones que interesaban a los hombres cultos del siglo III giraban en torno a la verdad, a la verdadera filosofía.

En aquel siglo se vivía un ambiente cultural en el que, con fondo neoplatónico, se buscaba el conocimiento, una “gnosis” que trajera consigo la vida y la salvación.

Comunidad cristiana

La acción salvífica de Cristo está también ligada con los sacramentos del bautismo y del convite eucarístico, y por eso estas escenas son frecuentes tanto en la pintura catacumbal como en los relieves funerarios.

El alimento eucarístico, lo mismo que el agua bautismal, en la plástica igual que en la pintura, se presentaban a ojos de los fieles como fuentes efectivas de salvación eterna.

Entre los muchos cubículos con pinturas del cementerio de Calixto, hay cinco cámaras que han merecido el nombre de “cámaras de los sacramentos” porque algunos de sus frescos representan escenas simbólicas de sacramentos de bautismo y de la eucaristía. La hipótesis de la imagen es que se trata del “banquete milagrosos en el desierto”. El artista, sin buscar un dibujo definido, diseñó las figuras con agilidad, con un pincel cargado de color.

Banquete eucarístico. Capilla de los Sacramentos de la catacumba de San Calixto. Roma

Figura majestuosa de Cristo

Cristo entre Pedro y Pablo, bajo el símbolo del Cordero. Catacumba de los Santos Pedro y Marcelino. Roma

Los mártires Pedro y Marcelino fueron decapitados durante la persecución de Diocleciano (304-305). En este techo se quiso imitar la grandiosidad de los ábsides de basílicas hoy desaparecidas.

En el centro superior aparece un Cristo entronizado entre los santos Pedro y Pablo y, en un nivel inferior, el Cordero Místico, con los mártires Pedro y Gorgonio a un lado y Marcelino y Tiburcio al otro.

La querella de las imágenes

Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre las causas inmediatas del decreto con el que León III el Isáurico inició la persecución iconoclastia.

El papa respondió severamente, remitiendo a textos bíblicos y a la autoridad de la tradición, en un escrito que constituye el primer tratado teológico sobre la cuestión.

A partir de este momento, el emperador inició una acción sistemàtica contra los iconodulos y una campaña de destrucción y quema de imágenes.

...todo es imagen y símbolo

Fue en esta primera época cuando Juan Damasceno escribió sus “Discursos sobre las imágenes” para reforzar de argumentos esenciales contra sus adversarios.

La función de la imagen es hacer visible lo invisible.

Damasceno insiste en la trascendencia de la imagen sagrada.

El arte responde a esta concepción del hombre, que se sabe compuesto de materia y espíritu.

San Juan Damasceno (675 - 749) El lenguaje silencioso de la imagen

“Lo que el sermón propone a los oídos, eso mismo la pintura silenciosa lo logra por la mímesis. No puede demostrarse con palabras más claras que entre los analfabetos las imágenes cumplen la función de los libros y son mudas pregoneras de la gloria de los santos”

Veneración

El segundo Concilio de Nicea del año 787 confirmó la doctrina de San Juan Damasceno y sentó los cimientos no sólo del culto a las imágenes sino también de la estética cristiana.

II Concilio de Nicea La honra dada a la imagen pasa al prototipo

“Definimos, con toda certeza y precisión, que lo mismo que la figura de la preciosa y vivificante cruz, las santas y venerables imágenes, ya sea fabricadas en pintura o en mosaico, ya sea en cualquier otra materia adecuada, deben ser propuestas en las santas iglesias de Dios, en los vasos y en los vestidos sagrados (...)”

Desde el punto de vista estético, no todo fue negativo en la persecución iconoclasta. Obligó a la sensibilidad de los artistas a encaminar su creatividad por vías distintas a la figuración humana.

A finales del siglo IX, y tras volver a poder reintegrar la figura en sus composiciones, los artistas orientales estaban preparados para un nuevo florecimiento, que se conocería como la “segunda edad de oro” del arte bizantino.

Cristo en Majestad. Catedral de Cefalú

(Sicília, Italia). Mosaico bizantino.

El simbolismo románico

Debido a las razones ideológicas que acabamos de exponer, en los siglos VII y VIII la iconografía cristiana vivió tiempos de declive, en cantidad y calidad, tanto en Oriente como en Occidente.

En cambio en las islas británicas ni en la monarquía asturiana se conserva casi ningún resto de pintura o escultura del imperio carolingio.

La actividad creadora de esos siglos parece haberse refugiado en las miniaturas y las artes suntuarias.

Forma y contenido La decoración monumental se incorpora a la

técnica en piedra, dando lugar así al nacimiento de la gran escultura cristiana de Occidente.

Fue una armoniosa fusión entre su valor esencial de imagen sagrada y su función como decoración arquitectónica.

Fue éste el momento de la iniciación de un renacimiento del gran arte cristiano, cuando empezó a reacumularse lo que habría de ser el inmenso patrimonio artístico de la Iglesia Católica.

Cripta gótica. Iglesia de san Lorenzo.

Principios del siglo XIV. Palma de

Mallorca

Representaciones de Cristo Los temas de la imaginería románica son ante todo

cristológicos. Cristo domina toda ésta época. Se le presenta: - Pantócrator. - Rodeador de tetramorfos y de los veinticuatro

ancianos. - Juez escatológico. - Enviando su Espíritu sobre los apóstoles y la Iglesia

(Pentecostés). - Comunicando su doctrina como Maestro Supremo.

- Crucifixión.

Semiótica específica

Es necesario señalar la importancia del simbolismo, quizás el rasgo capital del arte románico.

El artista románico fue creando un sistema de metáforas, una gramática y una sintaxis de signos para expresar los movimientos psíquicos y espirituales.

Pero, además de esta semiótica específica, existía un universo de símbolos en el que vivía inmersa la sociedad cristiana de aquel tiempo.

Hoy es necesario leer las obras de los escritores antiguos (Isidoro de Sevilla, Walafrido Estrabón, Honorio de Autun, etc.) para descodificar el lenguaje románico.

Debían simbolizar a Cristo, centro de la historia.

Los animales, a los que se atribuía determinadas costumbres, más o menos fantásticas, se convirtieron en recursos para significar relaciones con el mundo moral.

Las piedras, por sus conocidas propiedades físicas, eran también símbolos de virtudes o propiedades morales.

Capitel románico. Monasterio de Santa María la Mayor de

Villacantid. Cantábria.

Finalidad didáctico - moral

Tanto en escultura como en pintura, el artista románico opta por un irrealismo simbólico.

La realidad física le interesa sólo de una forma relativa: ante todo, lo que busca es crear símbolos de la realidad espiritual.

También es característica su economía en los detalles. Sus esculturas se adaptan al marco arquitectónico con fantasía y elasticidad.

Magister Matheus Este pórtico está formado por tres puertas, en las cuales son

perceptibles restos de policromía. En el grandioso tímpano central, el Señor, rodeado de evangelistas, muestra su cruz y sus llagas. El apóstol Santiago ocupa el parteluz. Todas las figuras restantes complementan el misterio de la salvación.

Pórtico de la Gloria. Catedral de Santiago de

Compostela

Episodios de la Biblia. Bóveda de Saint – Savin –

Sur - Gartempe

Las pinturas que llenan toda la bóveda de Saint – Savin – sur- Gartempe (Poitou, Francia) ilustran los principales episodios del Génesis y constituyen el conjunto de pintura monumental más amplio y espectacular al norte de los Alpes. Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 1983, fueron pintadas sobre un fondo claro y con técnica lineal acusada. La escena de la torre de Babel viene a ser un retrato de la arquitectura medieval, es una verdadera historia cultural de la Edad Media.

La imagen realista del gótico

Una nueva manera de mirar al hombre y a su mundo sustituye a la mirada románica y consecuentemente se produce un cambio estilístico, tanto en la escultura como en la pintura.

Se introduce un interés por la narración histórica que sustituye al gusto por los dogmas abstractos.

El arte fue considerado como un instrumento de evangelización durante todo el medioevo.

La estética medieval es teológica

Si para la época románica, la principal construcción fue el monasterio, para la gótica, fue la catedral.

Se produce una síntesis de exaltación espiritual y gusto por lo sensitivo. Decrece el simbolismo y aumenta el verismo, especialmente en los rostros. Los personajes se simbolizan más que se representan.

La belleza está al servicio de la revelación, sirve para expresar las verdades cristiana.

Tímpano de la puerta del claustro llamada Prectiosa

de la catedral de Pamplona. 1350-1360

El nombre de Prectiosa le viene por ser ésa la puerta por donde los canónigos pasaban cantando Prectiosa in conspectu Domini mors sanctorum eius. Pero es preciosa también por su valor artístico e histórico. Su tímpano es una demostración del cambio sufrido por la sensibilidad artística. Esta obra de arte se abre a otros ideales. Su división en cuatro registros y la separación de episodios es expresiva de la nueva búsqueda de un orden lógico y de una claridad en la narración histórica.

Bondad y belleza

En la Biblia, pese a su carácter eminentemente religioso, hay algunas reflexiones sobre estética: en el Génesis se dice que “vio Dios todo lo que había hecho [el mundo] y he aquí que era bueno en gran manera” (Gé, 1:31).

Giovanni di Paolo. Creación y expulsión del mundo. 1445.

Escena de la Pasión

Detalle del Devoto Cristo en la Cruz. Catedral de Saint – Jean, Perpiñán. 1307

Ya desde el mismo comienzo de la escultura románica en Europa, junto a los Cristos en majestad tendentes a proclamar en tonos elocuentes y grandiosos la fe en la divinidad de Jesús, aparecieron los cristos en cruz, aunque siempre irradiando paciencia y serenidad divinas. Por contra en el arte gótico, se fue acentuando la tendencia a liberar la afectividad y expresar con fuerza el sentimiento que inspiraban los dogmas de la fe. El pueblo no parecía contentarse con dar su asentimiento racional a la doctrina de los maestros escolásticos. Necesitaba escuchar un mensaje más profundo proporcionado por el arte de los “Crucifijos muertos o moribundos” como este ejemplo de Perpiñán.

La belleza perfecta sólo se encuentra en Dios

Para Dante Alighieri (1265 - 1321), el amor es la fuente de la belleza, igual en la naturaleza que en el arte. El artista debe crear su obra inspirado por el amor.

El arte representa a la naturaleza, que es obra de Dios, por lo que tiene un carácter inefable: el arte es «casi nieto de Dios», nos dice en sus escritos.

Sandro Boticelli. Dante Alighieri. 1495

El arte del vitral

Durante la Baja Edad Media, y paralelamente al arte gótico, surgió la llamada estética de la luz: la luz era símbolo de divinidad, lo que se reflejó en las nuevas catedrales góticas, más luminosas, con amplios ventanales que inundaban el espacio interior, que era indefinido, sin límites, como concreción de una belleza absoluta,

Luz divina

Asimismo, se otorgó gran importancia a la belleza del color, que adquirió en la Edad Media un significado simbólico, expresando cada color un distinto atributo o cualidad, humana o divina.

Hugo de San Víctor, teólogo cristiano y fundador del misticismo en la Escuela de San Víctor, distinguió entre dos bellezas visible e invisible: la primera, presente en la forma, es percibida por los sentidos (imaginatio), mientras que la segunda se encuentra en la esencia y es captada por la inteligencia (intelligentia). La belleza invisible es la belleza suprema, que sólo capta la mente intuitiva.

Poder y dependencia de las imágenes humanistas

En el último periodo gótico, el que corresponde al estilo flamígero en arquitectura y al internacional o cortesano en las artes figurativas, la creación artística seguía avanzando progresivamente hacia su secularización, es decir, el paso de la esfera religiosa a la civil.

Predelas y polípticos de altar se transformaron en retablos que cada vez iban adquiriendo mayores dimensiones.

Junto al mecenazgo ejercido por la Iglesia y por la clase aristocrática civil apareció una notable clientela procedente de la burguesía, deseosa de que el arte enalteciera lo mismo que a la nobleza.

Todo llevaba hacia un arte más cercano a la realidad cotidiana.

Para Ghiberti la pintura es razonamiento, y depende de la visión, en una relación espiritual; pero la visión es subjetiva, por lo que el juicio es arbitrario.

Baptisterio de San Juan

Lorenzo Ghiberti. Historia de José. Baptisterio de San Juan. 1452. Florencia.

Los temas elegidos fueron los episodios del Antiguo Testamento, como la historia del patriarca José. En la "Historia de José" se retrata el esquema narrativo de José llevado por sus hermanos al pozo, José vendido a los mercaderes, los mercaderes entregándole a José al Faraón, José interpretando el sueño del Faraón, El Faraón rindiéndole honores, José envía sus hijos a Egipto y José reconoce a sus hermanos y vuelve a casa.

Concepción heroica del hombre

Príncipe eclesiásticos y seculares se dejaron ganar por el entusiasmo de los nuevos ideales.

Ante todo se impuso lo que se ha llamado la celebración del hombre, una ideología que hundía sus raíces en la obra de los primeros humanistas (Dante, Petrarca) y que implicaba un interés ferviente por todo lo humano.

Es lo que el humanismo llamó la exaltación del individuo.

La figura del donante

El papel de la Iglesia como única comitente del arte pasó a clases adineradas muchos de las cuales se convirtieron en promotores no sólo de obras de pintura y escultura sino hasta espacios de culto.

En esta costumbre de la representación de donante en el cuadro religioso no debe verse la vanidad de quien desea legar su efigie a la posteridad. También fue una clara interiorización de la vida cristiana que se produjo en este siglo.

Devoción, fe y arte “privado”

Engerrand Quarton. Planto sobre Cristo muerto. Detalle de la Pala Requin. 1455. Museo del Petit – Palais, Aviñón

La exaltación del individuo, que suele considerarse como uno de los rasgos definitorios de la civilización renacentista, no sólo se hizo efectiva en la estima social de que empezaba a gozar el artista, sino también en el deseo de patronos y comitentes de integrarse en la obra que patrocinaban.

Escisión de la Cristiandad

En el siglo XVI se acentuó aún más el culto a la belleza, a expensas del sentido del misterio.

El sistema de representación adquirió una importancia decisiva, en detrimento del tema que se debía representar.

El arte cristiano más que promotor era testigo de la situación general de la Iglesia en el terreno religioso.

El Concilio de Trento (1545 – 563) llegó demasiado tarde.

El arte en la Contrarreforma

La posición ideológica de los líderes protestantes en relación con el culto y con las imágenes religiosas fue muy diversa.

El resultado fue un movimiento iconoclasta (destrucción de pinturas y esculturas sagradas) que se desató en casi todas las regiones de Europa donde triunfó el protestantismo, y que acarreó una gran decadencia del arte en estos países.

Decreto sobre las imágenes

Este decreto tridentino facilitó un enderezamiento de la situación en lo referente al arte iconográfico. Confirmó la doctrina tradicional sobre el uso y veneración de las imágenes.

Concilio de Trento. Palacio del Buen Concilio. Trento

(Italia)

Justificación del uso de las imágenes religiosas

La última sesión del Concilio de Trento se dedicó al estudio y análisis del papel que el arte religioso podía ejercer en las conciencias de los fieles publicando sus conclusiones en un Decreto de fecha 3 de diciembre de 1563.

El honor dado a ellas [las imágenes] es hecho a quien representan

Autoridad del obispo

Los obispos debían impedir que se mostrase en los templos nada que desdijese de la santidad de la casa de Dios, en la que ninguna imagen insólita debía colocarse sin la aprobación del obispo.

La aplicación de los decretos conciliares, dio pronto resultados visibles tanto en la arquitectura como en su ornamentación: nació el arte trentino.

La Iglesia modeló el arte a su imagen

El arte de la Contrarreforma fue un arte cercano al pueblo, con un notable teatralismo y una pretensión de la iconografía de romper fronteras entre el cielo y la tierra.

La Iglesia Católica tomó de nuevo las riendas del arte, y como no lo había hecho desde el siglo XIII, programó los temas y en gran parte condicionó las formas. El poder catequístico de la imagen: el arte sacro oscila entre la función y la literatura espiritual.

Dios cercano y tangible por los sentidos

He aquí, pues, el cumplimiento de otra de las consideraciones del “Decreto” del Concilio de Trento, aquel en el que se decía que:

“ Se saca mucho fruto de las sagradas imágenes (…) porque se exponen a los ojos de los fieles los saludables ejemplos de los santos, y los milagros que Dios ha obrado por su mediación con el fin de que den gracias a Dios por ellos, y los imiten en su vida y costumbres; así como para que se exciten a dorar y amar a Dios y practicar la piedad”

Arte mariano

En ninguna época se conoció tal proliferación de cofradías consagradas a la devoción de imágenes.

La réplica de los protestantes que atacaron el culto a la Virgen fue una inusitada floración de la piedad mariana en la literatura y en las artes.

El arte plástico se deleitó en representar a la Virgen como privilegiada en el misterio de la Concepción, del que tanto los escultores como los pintores nos dejaron en ese siglo las representaciones más bellas y cautivadoras de todo el arte mariano.

Gracia y delicadeza

Bartolomé Esteban Murillo. Inmaculada. Museo Provincial de Sevilla.

La creencia en el misterio de la concepción inmaculada de la Virgen María se había explicitado en Occidente mediante el abrazo de Joaquín y Ana en la Puerta Dorada del templo. Frente a las posiciones antimarianas de los protestantes, el arte de la Contrarreforma reaccionó buscando una afirmación más específica y representado a María como una mujer triunfante sobre el pecado, simbolizado en la serpiente del paraíso (Gen 3, 15).

El arrepentimiento en el arte

El Greco. Las lágrimas de San Pedro. Sacristía de la catedral de Toledo

La reacción católica contra la posición de los luteranos, que no admitían más sacramentos que el bautismo y la cena, tomó forma artística en múltiples obras de arte contrarreformista representando a santos penitentes. El Greco, en la plenitud de su genio (1603-1607), nos dejó esta emotiva evocación del episodio narrado por Lucas: “Pedro, saliendo afuera, rompió a llorar amargamente” (Lc 22, 62)

San Agustín (354 - 430)

“Por la primacía de su apostolado, Pedro lleva la representación de la Iglesia en toda su universalidad.

La Iglesia, que se fundamenta en Cristo, recibió de Él en la persona de Pedro las llaves del reino de los cielos”

Pedro es la Iglesia

Explosión estética

Finalmente, si hubo alguna verdad que los protestantes combatieron con violencia, ésa fue la autoridad del papa y el primado de la Iglesia de Roma como cátedra de la verdad.

Estos papas, grandes coleccionistas de arte, consideraron que una de sus principales misiones era dotar Roma de la máxima belleza monumental y artística, como expresión de la verdad y el bien cuya principal depositaria era la Iglesia Católica.

Época contemporánea, mutación de la fe

Después de la Reforma Protestante, los últimos años del siglo XVIII significaron la mayor crisis sufrida por la Iglesia Católica.

Las nuevas ideas, representadas y defendidas por los filósofos de la Ilustración actuaron como demoledores arietes contra las bases doctrinales de la Iglesia.

Sensibilidad y espíritu

La historia del arte cristiano muestra una alternancia entre dos tendencias: el gusto por la imagen y la preferencia por el signo simbólico.

Los conflictos que angustian la vida personal del cristiano se polarizan en torno a esa tensión entre su sensibilidad y su razón

Ecce Homo. Guido Reni. 1639 Pinacoteca Nacional de Bolonia.

Simbiosis artista e Iglesia

Mientras el arte cristiano fue realizado dentro del ámbito de la cristiandad, como fruto de una simbiosis entre el artista y la Iglesia, es natural que no hubiera conflictos.

La historia de las relaciones entre la iglesia jerárquica y los artistas empieza cuando éstos, constituidos en gremios, se van haciendo conscientes de las exigencias de su propia labor y van asumiendo más autonomía.

Referencia de Juan Pablo II Un arte al servicio del hombre

El papa Juan Pablo II exponía con claridad el ideal común donde la Iglesia y el arte podían y debían coincidir: en la realización perfecta del hombre.

“En el arte se trata del hombre, de la imagen del hombre, de la verdad del hombre (…) La Iglesia necesita del arte y lo necesita en múltiples modos. Pero a pesar de las apariencias del arte actual, también el arte debería reconocer la necesidad de la iglesia, si realmente acepta tener como punto de mira al hombre, la imagen del hombre y su verdad, ya que la fe cristiana h i i d l t á fl i t

Discurso a los artistas, Munich, 19 de noviembre de 1980