Post on 06-Feb-2020
Colegio Niño Jesús de Praga Marzo de 2018
DOSSIER DE LECTURA PARA FAMILIAS.
Cuidemos el planeta entre todos… Aprovechamos el comienzo
de este ciclo lectivo
para recordarles pequeñas grandes acciones
que ayudan a proteger a nuestra tierra.
En breve, se juega el mundial en Rusia ¿Piensan comprar libros de fútbol?
¿Conocen las propuestas editoriales
recomendadas por las mejores librerías?
- Enfermo de fútbol, una novela. Daniel Frescó. Emece
- Los mejores cuentos de fútbol. Fontanarrosa. Biblioteca Fontanarrosa.
- Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol. E. Sacheri. Galerna.
- Fútbol, base y modelo de juego. Fútbol Formativo. ¡Aprender a enseñar
para enseñar a jugar! Sánchez/Perdomo. FDL
- 7 años de entrenamiento. Futbol juvenil. Preparación de 14 a 21 años.
Carlos Borzi. Ed. Continente
- La media izquierda del campeón. G. Tangelson. Barco de Vapor
- El muro. Daniel Baldi. LOQUELEO. Santillana
¡Conectémonos más con la naturaleza! En la actualidad niños, jóvenes y adultos pasan más de 7 horas diarias agachados y mirando una pantalla. Efectos de la desconexión con la naturaleza: DEFICIENCIA DE VITAMINA D. ANSIEDAD, ANGUSTIA Y ESTRÉS. EXPOSICIÖN A ALTOS NIVELES DE RADIACIÓN. ALTERACIONES EN EL SUEÑO. OBESIDAD.
Querida Familia:
Un nuevo ciclo lectivo comienza, y estamos
acompañándolos nuevamente en este proceso.
Nuestra intención, no es dar consejos, sino
acercar pequeños tips, lecturas breves e información, que
colaboren en la difícil tarea de educar.
Hacernos periódicamente un ratito para
leer, en tiempos tan difíciles y atareados no es fácil, pero
tampoco imposible. Deseamos que estos dossiers
mensuales sean de su agrado y utilidad, y que nos hagan
llegar sus inquietudes y sugerencias.
Muchas Gracias. Buenas lecturas en familia
y excelente ciclo lectivo 2018.
Algunas frases que dejó la visita del
Papa Chile y Perú.
S.S. Francisco realizó el sexto viaje de su papado a
América Latina.
irtp.com.pe
"La defensa de la cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia y destrucción que
termina cobrándose vidas humanas. No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro".
"La violencia llama a la violencia". "Más que impulsar los procesos de unidad y reconciliación, terminan
amenazándolos"
"Recen por todos los que sufrieron y murieron y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas
injusticias".
"Duele constatar cómo en esta tierra, tantas mujeres son tan infravaloradas, menospreciadas y expuestas a un sinfín de
violencias. No se puede naturalizar la violencia hacia las mujeres".
"Nos acostumbramos a utilizar el término 'trata de personas' (...), pero en realidad deberíamos hablar de esclavitud:
esclavitud para el trabajo, esclavitud sexual, esclavitud para el lucro".
"Es preciso escuchar, escuchar a los pobres, y a los pueblos originarios. Escuchar a los migrantes que llaman a la
puerta, escuchar a los jóvenes, en su afán de tener más oportunidades. Escuchar a los ancianos con su sabiduría, escuchar
a los niños que se asoman al mundo con ojos de asombro".
“Jóvenes: no se conformen con lo que está pasando. No renuncien al legado de sus abuelos, no renuncien a su vida ni a
sus sueños”.
"La corrupción: ¡cuánto mal le hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este bendito continente
ese virus social, un fenómeno que lo infecta todo, siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados!".
“Tienen ustedes un reto grande y apasionante: seguir trabajando para que la democracia y el sueño de sus mayores, sea
de verdad para todos; sean generosos, acogedores, amen su historia, trabajen por su presente de convivencia y miren con
esperanza al futuro"
"'Una Nación, más que por sus fronteras, más que su tierra, sus cordilleras, sus mares, más que su lengua o sus
tradiciones, es una misión a cumplir. Es futuro. Y ese futuro se juega, en gran parte, en la capacidad de escuchar que
tengan su pueblo y sus autoridades". "Tal capacidad de escucha adquiere gran valor en esta nación donde su pluralidad
étnica, cultural e histórica exige ser custodiada de todo intento de parcialización o supremacía, y que pone en juego la
capacidad de una sana apertura al bien común —que si no tiene un carácter comunitario nunca será un bien—".
"Cuánto conoce el corazón de reconstrucciones y de volver a empezar: Si quieres paz, trabaja por la paz. Trabaja por la
justicia, aquella que exige que cada hombre sea tratado como hombre. Sembrar la paz a golpe de proximidad, a golpe de
vecindad, a golpe de salir de casa y mirar rostros, de ir al encuentro de aquel que lo está pasando mal Esa es la única
manera que tenemos de volver a hilar un futuro de paz”.
“Está bien no hacer el mal, pero está muy mal no hacer el bien”.
"No hay que dormirse en el consumismo tranquilizante que nos lleva a aislarnos". "Las bienaventuranzas no salen de
actitudes 'criticonas' ni de la palabra barata de aquellos que creen saberlo todo, pero no se quieren comprometer con
nada ni nadie".
“Los falsos dioses, los ídolos de la avaricia, del dinero, del poder, lo corrompen todo. Corrompen la persona y las
instituciones”.
“La defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida, paralelamente, existe otra devastación
de la vida que viene acarreada con esta contaminación ambiental propiciada por la minería ilegal. Me refiero a la trata de
personas: la mano esclava o el abuso sexual”.
“Los ríos que acogieron sus juegos y les regalaron comida hoy están enlodados, contaminados, muertos” .
"El oro se puede convertir en un falso Dios que exige sacrificios humanos. Los falsos dioses, los ídolos de la avaricia, del
dinero, del poder lo corrompen todo. Corrompen la persona y las instituciones".
"Amen esta tierra y no la usen como un simple objeto descartable, sino como un verdadero tesoro para disfrutar, hacer
crecer y transmitirlo a sus hijos".
"Probablemente los pueblos amazónicos originarios nunca hayan estado tan amenazados en sus territorios como lo
están ahora".
"La Amazonia es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por
grandes intereses económicos que dirigen su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales".
“Hemos de romper el paradigma histórico que considera la Amazonia como una despensa inagotable del planeta sin
tener en cuenta a sus habitantes".
¿Estamos dejando huellas?
Guillermo Pareja Herrera escribe incansablemente unas breves e iluminadoras "Cartas desde el desierto", a las que
define como "una mirada sobre la vida, el mundo y la historia social" (http://lascartasdeldesierto.blogspot.com.ar). Difundidas también por radio, esas cartas se agrupan en, hasta hoy, dos libros que llevan ese título y se publicaron en la
Argentina.
En el final del primer tomo, Pareja Herrera cuenta que escribe sus cartas con tinta sepia, porque ese es el color "de los
recuerdos amorosos", es también, “una fotografía de ese gran árbol del que soy una pequeña rama llamada familia”.
Alguna tarde de estas, detengámonos a mirar fotos familiares, de esas que hemos acumulado a lo largo de la vida. Basta
una sola foto para que transcurra una tarde entera a lo largo de la cual se reviven personas que habitan esas imágenes, se
recuperan historias, se iluminan zonas increíblemente desconocidas, o no advertidas, de nuestra vida familiar, de
nuestras existencias individuales, de los lugares donde transcurrimos nuestra infancia, de algún sitio a donde arribamos
apenas adolescentes y de la Europa de donde nuestros ancestros llegaron, vulnerables y apenas provistos, atravesando
tierra y mar.
Tal vez, hasta tengamos cartas o recuerdos, al igual que la autora, objetos que documentan esas historias. Llenas de
anécdotas, de sentimientos. Testimonios invalorables y sagrados. Algunas de esas fotos viraron al sepia. La tinta y el
papel de las cartas, también. Pero existen físicamente y, mucho pero mucho más, ¡manan de ellas tanta vida vivida!
Tanta, que abarca más que nuestro propio y finito tiempo individual, para recoger memoria de generaciones anteriores y
conservarla para las que nos sigan.
"Veo que el amor es inseparable de la memoria -escribe Pareja Herrera en una de sus Cartas-, pues, quitados de la
memoria, quedamos quitados del corazón". Mensajes de texto, correos electrónicos, mensajes de WhatsApp, posteos en
las redes sociales, selfies fugaces, fotos que se toman y evaporan en un instante. Nada de eso quedará a quienes vienen
(de hecho, ni siquiera queda para quienes no paran de producirlos, enviarlos y recibirlos con un afán obsesivo en el que
se vislumbra la adicción). Acaso las nuevas, sean generaciones sin memoria, árboles sin raíces, naves que naveguen
ignorantes de qué puerto vienen y a qué puerto van. Mientras fotos, cartas e impresos sobreviven tercos y vitales,
albaceas de memorias individuales, familiares, colectivas, sociales, otros soportes nacen y mueren como flores de un día.
Nada queda de aquellos diskettes y las disqueteras, de los videos en VHS, de las antiguas cintas de audio. Agonizan los
CD y los DVDs. Todo eso en apenas 30 años. Y con la muerte de cada soporte desaparecen para siempre contenidos,
historias, testimonios, sentimientos, Memoria. Fueron caminatas frenéticas y sin huella.
Acaso sea tiempo de volver a dejar huellas. De enseñar a nuestros hijos a dejar huellas.
Escribió Atahualpa Yupanqui: Parece que no hubo nada, si se mira sin mirarlo. Todo es malezal
confuso, pero mi huella está abajo.
Adaptación de artículo de Sergio Sinay.
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REFLEXIÓN SOBRE LOS VALORES QUE TRANSMITIMOS.
En lo que respecta a la educación de los hijos, creemos que no hay que
enseñarles las pequeñas virtudes, sino las grandes. No el ahorro, sino la generosidad;
no la prudencia, sino el coraje y el saber alejarse del peligro; no la astucia, sino la
franqueza y el amor por la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la
abnegación; no el deseo de éxito, sino el deseo de ser y de saber.
Sin embargo, casi siempre hacemos lo contrario. Nos apresuramos a enseñarles el respeto a las pequeñas
virtudes, fundando en ellas toda nuestra educación. De esta manera elegimos el camino más cómodo, porque las pequeñas virtudes no encierran ningún peligro material, es más, nos protegen de los golpes de la suerte. Olvidamos enseñar las grandes virtudes y, sin embargo, las amamos, y quisiéramos que nuestros hijos las tuviesen, pero abrigamos la esperanza de que broten espontáneamente en su ánimo, un día futuro, pues las consideramos de naturaleza instintiva, mientras que las otras, las pequeñas, nos parecen el fruto de un cálculo, y por eso pensamos que es absolutamente necesario enseñarlas.
La educación no es más que una cierta relación que establecemos entre nosotros y nuestros hijos, un cierto
clima en el que florecen los sentimientos, los instintos, los pensamientos. Ahora bien, creemos que un clima
inspirado por completo en el respeto a las pequeñas virtudes hace madurar insensiblemente para el miedo a
vivir. Pero las grandes virtudes no se respiran en el aire, y deben constituir la primera sustancia de la relación
con nuestros hijos, el principal fundamento de la educación. Además, lo grande puede contener también lo pequeño, pero lo pequeño, por ley de la naturaleza, no puede de ninguna manera contener lo grande.
Natalia Ginzburg. Fragmento de “Las pequeñas virtudes”