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8/13/2019 Eizaguirre, Santiago - Santo Hermano Jaime Hilario
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SANTO HERMANO JAIME HILARIO
Mrtir por Jesucristo1
Primeros pasos...Manuel Barbal Cosn nace en Enviny, Lrida, en Espaa, el 2 de enero de 1898. Manuel es el quinto de seis hijos
de Antonio y Mara. Una de sus hermanas, Teresa, ingresa en el convento de la Sagrada Familia de la Seo de Urgel, una
dicesis limtrofe con Francia. En la casa se vive una fe profunda. Diariamente se bendice la mesa, se reza el ngelus y el
rosario; adems, siempre hay algo de comida para compartir con los pobres.
Un sacerdote le ensea a leer, escribir y contar en la escuela parroquial. La vida del campo y la monotona de lastareas de labranza le ayudan a forjar un carcter austero y la voluntad de cumplir con su deber.
Desde temprana edad, Manuel da muestras de mal genio. Un da, mientras juega con un cedazo, al ver que su
hermano se re de su poca destreza, reacciona con tal enojo que de una patada revienta el fondo del cedazo. El castigo de
don Antonio no se hace esperar.
Al cumplir los diez aos es enviado al internado de los Lazaristas en Rialp. Ah muestra un humor pcaro.
Se da cuenta de que el Padre Masferrer, director del internado, tiene miedo a las lagartijas. Aprovecha para hacer
una de sus travesuras: caza uno de estos pequeos reptiles y lo coloca sobre el escritorio del director, provocando en l una
molesta reaccin.
Tambin se percata que el director se santigua mojando la mano en la pila del agua bendita. Echa tinta en la pila yaguarda a que el director entre a la capilla. Este, ignorando la travesura, se santigua ensucindose la cara con tinta.
Dos aos ms tarde ingresa en el Seminario de la Seo de Urgel ante el asombro de quienes lo conocen. All se le ve
ms serio. Una de sus sobrinas lo confirma: "Manuel ha cambiado. Se comporta y vive de tal manera que, al verlo, una se
siente animada a amar a los dems".
Dios prueba a los que le amanDos duras pruebas le salen al paso: la muerte de su madre, cuando l tiene apenas trece aos, y una afeccin a los
odos que le hace perder la audicin. Este mal, que comienza a los diecisis aos, aumenta da a da y ser una pesada cruz
que le condicionar toda su vida.
El prefecto del seminario, el Padre Mir, est muy contento de Manuel. Lo califica como "uno de los cuatro o cinco
seminaristas modelos";pero su creciente sordera es un obstculo para el sacerdocio y le sugiere que abandone el seminario.
As culminan los seis aos de permanencia en l.
Manuel analiza detenidamente su vocacin. Se pregunta si el Seor lo querr en la vida sacerdotal o en la vida
religiosa.
Consulta al P. Masferrer que haba sido su director espiritual cuando estuvo en el internado de Rialp. Le escribe:
"No es mi intencin quedarme en el mundo, ni creo haber nacido para permanecer en l. Si Dios lo quiere, escoger de
entre las Ordenes y Congregaciones Religiosas la que mejor se me adapte".
El P. Masferrer le anima a que ingrese en alguna congregacin religiosa. Manuel opta por ser Hermano de las
Escuelas Cristianas, porque se dedican a la enseanza. El 26 de septiembre de 1916 parte a la casa que los Hermanos tienen
en Mollerusa donde se habla francs, lengua del Fundador de los Hermanos y oficial del Instituto.
Tres meses despus es enviado al Noviciado de Irn recibiendo el hbito religioso y el nombre de Hno. JaimeHilario.
Conocemos algo de sus sentimientos, gracias a las numerosas cartas que escribe a sus familiares y amigos. "No
dejen de rezar ni un solo da, les insiste, para que aproveche bien este tiempo de preparacin a la vida religiosa. Mi
enfermedad del odo sigue igual. Hace unas semanas hemos hecho en el noviciado una novena a Santa Teresa del Nio
Jess para conseguir la curacin".
Un testigo de esa poca, afirma: "Era un novicio inteligente, brillante en filosofa y literatura, se distingua por su
humildad, piedad, obediencia y amable cortesa. Tena un espritu deportista, le gustaba el montaismo, actividad muy
1Hno. Santiago Eizaguirre G.. HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS (HH.EE.CC.)- Editorial La Salle - Chile.
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popular en aquella regin".
En el campo del Seor
Terminado el noviciado es enviado a ejercer el apostolado en Mollerusa. Su sala de clase parece un santuario, no se
percibe el menor ruido ni murmullo. Al final del primer ao, tanto los Hermanos como los alumnos afirman: "El Hermano
Jaime Hilario es un buen maestro y un santo".
De su curso salen tres alumnos para el Seminario; se esfuerza por cultivar en ellos las virtudes aprendidas en el
noviciado: piedad, responsabilidad, caridad, inquietud apostlica.
Su espritu de mortificacin es motivo de comentarios. Usa, con los debidos permisos, instrumentos de penitencia:
cadenillas y cilicios con puntas que punzan en la carne.
En sus escritos se ve la influencia de su Fundador, San Juan Bautista de La Salle, cuando escribe: "El Seor no me
mostr las dificultades que encontrara hacindome Hermano de La Salle, de lo contrario me habra acobardado. Pero
ahora no vendera mi sotana ni aunque me dieran todo el oro del mundo. No cambiara el estilo de vida por todo el pueblo
de Enviny..."
Senta que deba ser para los dems un animador alegre: "La mejor obra de misericordia en una comunidad,
consiste en animar, entusiasmar y sembrar el buen humor".
En 1923 es enviado a Manresa. All se desempea como profesor de latn. Aos ms tarde, los milicianos se lo
echarn en cara en el juicio que hacen previo a su fusilamiento; lo considerarn una falta grave que merecer la pena demuerte.
Aprovecha su estada en Manresa, localidad prxima al Santuario de Nuestra Seora de Monserrat, para acrecentar
su amor a la Santsima que ha recibido de sus padres y que es una de las caractersticas de su vida.
Motivo de risasEl Hno. Jaime Hilario se da cuenta que su sordera lo hace da a da menos til para las funciones docentes.
Pregunta en clase:
- A ver, Fulano, cules son los principales pecados contra Dios?
El incauto, sorprendido, improvisa una de las suyas:
- Pues, son el atesmo, politesmo,...ismo, ...ismo, ...ismo e ...ismo.
- Me parece que falta uno.
- Ah, s!, el palitesmo.
Una gran carcajada libera las lenguas y los espritus al mismo tiempo que delata al culpable. La sordera le es cada
vez ms mortificante y el trabajo de la clase se le complica: los alumnos no le atienden y se divierten a costa suya.
Le viene la tentacin de abandonar su vocacin. Un da le dice al Hno. Director:"Ya no soy de este mundo. Los
nios se dan cuenta de mi sordera. Debera pedir mi retiro de la Congregacin. Estoy muy apenado".
El Hno. Director le manifiesta que eso puede ser una tentacin del demonio y que l tiene que dar una respuesta
generosa al Seor.
En 1926 es enviado a Pibrac, un pequeo pueblo francs donde los Hermanos tienen un noviciado. Al dejar su pas
de origen, repite la frase del Santo Fundador: "La verdadera patria del Hermano es el Cielo". All trabaja en la formacin de
los novicios durante ocho aos, siendo modelo y estmulo para ellos.
Su sordera es un obstculo para realizar una clase normal pero no es un gran inconveniente para ayudar a formar
jvenes que se preparan para llegar a ser Hermano. Su preparacin espiritual y cultural es muy valiosa. Muestra una vida de
religioso lasallano ejemplar. Sus convicciones y hbitos de trabajo sirven de modelo a los novicios. El dominio del
castellano, francs y cataln le facilitan el relacionarse con novicios que vienen de lugares de idioma diferente.
Cuando rezan el oficio de la Santsima Virgen, exige a los novicios que lo recen pausadamente y con devocin.
Carga su cruz con alegra
En el verano de 1928 hace un retiro de 30 das en Maulen, Francia, consagrndose a Dios, para ser Hermano por
toda la vida, mediante los votos perpetuos de pobreza, castidad, obediencia, ensear gratuitamente a los pobres y perseverar
en la Congregacin.
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Un da, al ir a visitar a su hermano Jos Antonio, que trabaja en la Trapa de Santa Mara del Desierto, se encuentra
con un pobre en el camino. Como no lleva dinero ni provisiones que compartir con el mendigo, le propone a ste
intercambiar el calzado. Llegado a la Trapa, su hermano tiene que proporcionarle otro calzado.
Los superiores, buscando un remedio para su odo, encargan un audfono a Pars. El reclama: No vale la pena
perderlo todo y sufrir un poco? . Le retiran de las clases y le nombran orientador vocacional para los jvenes que desean
consagrarse a Dios como Hermano, fijando su residencia en Toulouse. Seis meses despus reconoce su fracaso en la
pastoral vocacional y le encargan el jardn y la huerta. Acepta este cambio con sencillez de corazn y mucha paz.
En 1934 vuelve a Espaa y lo envan a la comunidad de Calaf, su tierra natal. Sabe combinar la jardinera con la
composicin de reflexiones y artculos para algunas revistas colegiales, difundiendo los valores del espritu, animando a los
alumnos a amar a Jess en la Eucarista y recibirlo frecuentemente. Tambin realiza la catequesis con los nios, a pesar de
su dificultad para or bien.
Se avecinan tiempos duros
Desde la cada de la monarqua en 1931, en Espaa se vive un perodo de grandes dificultades para la Iglesia. Las
autoridades republicanas dan rdenes cargadas de una especial virulencia anticatlica.
En Asturias, al norte de Espaa, comienza el 4 de octubre de 1934 una breve revolucin que se traduce en
persecucin a los sacerdotes, religiosos y militantes cristianos y profanacin de lugares sagrados.
El 9 de octubre mueren fusilados los ocho Hermanos de la comunidad de Turn, Asturias. El Hermano Jaime
Hilario siente el deseo de dar su vida por Cristo como ellos. As lo refleja en una carta que escribe a uno de sus sobrinos:
"Ocho de nuestros Hermanos han sido asesinados en el cementerio de Turn (Asturias) Haban cometido el crimen de
ensear el catecismo a los pequeos! Nosotros habramos corrido la misma suerte, qu gran dicha!, si los proyectos de la
masonera no hubieran sido desbaratados".
En este momento ignora que el Seor le tiene preparado algo similar.
En diciembre es trasladado a la comunidad de San Jos de Cambrils donde se le encarga de la cocina y la huerta.
En sus cartas muestra hermosas preocupaciones:
"Quisiera ser santo. No es imposible ya que otros han llegado a serlo y soy consciente de que Dios lo quiere. Estoy
seguro. Esta es la obsesin de mis pensamientos... Quisiera rezar mucho. Tengo necesidad de rezar. Veo muy claro que sin
la oracin no puedo dar un paso".
Se genera un estado de terror
El 16 de febrero de 1936 hay en Espaa elecciones generales que dan la victoria al "Frente Popular" formado por
republicanos, socialistas, comunistas y el Partido Obrero de Unificacin Marxista.
Con el advenimiento de la Repblica y del gobierno del Frente Popular, aumentan las tensiones entre el socialismo
imperante y la derecha, desatndose atentados contra la Iglesia.
Por todas partes se ven puos en alto, cantos de rebelda, smbolos del marxismo y conflictos laborales.
Se organizan comits de huelga. Entre febrero y julio aumenta la lucha contra los "fascistas". En estos pocos meses
se realizan 413 huelgas, 1714 personas sufren atentados, llegando a sumar 357 los asesinados.
"El mundo les odiar por causa ma"(Mt 10,22)
El Hno. Jaime Hilario manifiesta en sus cartas su preocupacin por el ambiente reinante: "Nos odian de muerte.
No, no es con discursos ni hermosas palabras que se salvar nuestra sociedad, ya moralmente descompuesta".
Se desata la persecucin religiosa: se queman iglesias, conventos y colegios de religiosos. Muchos de ellos son
saqueados por milicianos o expropiados por las municipalidades. Se impiden los actos religiosos. Se profana la Eucarista y
se violan los cementerios. Se destrozan imgenes religiosas simulando el fusilamiento de las mismas.
Numerosos sacerdotes y religiosos son insultados y amenazados, vindose obligados a esconderse. Varias decenas
de ellos son asesinados. En resumen: se genera un autntico estado de terror para los creyentes.
Los desmanes no tienen ninguna sancin por parte de las autoridades. Incluso en ocasiones son alentados o
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cometidos por ellas mismas.
El diario "El Heraldo de Madrid" publica el 13 de julio:"En guerra estamos; y en la guerra, como en la guerra".
En "El Liberal", de Bilbao, un seor Prieto expresa: "Nuestra lucha ser una batalla a muerte, porque cada uno de los
bandos sabe que si el adversario triunfa no le dar cuartel. Aun debiendo ocurrir as, sera preferible un combate decisivo
a esta continua sangra".
Meses antes, los diarios "Euzkadi", de Bilbao, y "El Da", de San Sebastin, han publicado unas amenazas que por
s solas constituyen un delito contra la Patria: "Para conseguir la libertad no nos detendremos en nada. Ni ante una guerra,
por dolorosa y sangrienta que sea. Tengo que defender mi separatismo por todos los medios... Desde colocar una bombahasta desencadenar una guerra. Algn da habr una matanza".
Coincidiendo con las vacaciones escolares, los Superiores invitan al Hno. Jaime Hilario a pasar unos das con sus
familiares. Sacerdotes y religiosos, por prudencia, dejan de lado el hbito religioso cuando van por las calles. El Hno. Jaime
Hilario lo lleva en la maleta y viaja de seglar.
Emprende el viaje a Enviny detenindose primeramente en el aspirantado de Mollerusa, donde visita a una
treintena de jvenes que se preparan para ingresar en el postulantado de los Hermanos para consagrar sus vidas al Seor.
Los milicianos desencadenan la guerra al asesinar, el 14 de julio, a Jos Calvo Sotelo, el lder ms prestigioso del
Partido Nacional. Es la gota que colma la paciencia. No es posible salvar a Espaa por los medios legales. Los diputados de
la derecha as lo entienden y se retiran del Parlamento.
Levantamiento militarEl 17 de julio el general Franco, al frente de la guarnicin militar de Melilla (Africa), da la orden de sublevarse y
alzarse contra la Repblica.
Algunos creen que se trata de una broma o de algo pasajero pero da a da este levantamiento gana ms adeptos y
divide a Espaa en dos zonas enfrentadas por una guerra.
El 18 se le unen las guarniciones de Valladolid, Sevilla y Crdoba. El 19, las de Pamplona, Burgos, Zaragoza, etc.
A los sublevados se les llama "nacionalistas" y a los republicanos "rojos". Se inicia la confrontacin civil; el nerviosismo de
la guerra se respira por todas partes.
Comienza una guerra civil el 18 de julio de 1936 que slo termina el 1 de abril de 1939.
Cacera de sacerdotes y religiososEn la zona republicana se incrementa la persecucin religiosa. Hay que destruir la iglesia, eliminando a sacerdotes,
religiosos, religiosas y todo signo cristiano tanto en los lugares de culto como en los hogares.
Comienza la caza sistemtica de "curas", "frailes", "monjas", y de toda persona que se haya distinguido por tener
un compromiso con la Iglesia. Para los republicanos, todos stos son fascistas que hay que hacer desaparecer.
En cada localidad se constituye un comit revolucionario con la tarea de buscarlos y eliminarlos. Previamente
reciben armas que son distribuidas entre los milicianos del Frente Popular.
A veces, hacen un simulacro de juicio pero el hecho de ser sacerdote, religioso o religiosa basta para ser condenado
a muerte.
Muchos consagrados se esconden, consiguiendo escaparse momentneamente de los milicianos; pero stosprohben alojar o dar asistencia a cualquier cura o fraile, so pena de muerte.
Son tiempos de terror para quienes no saben qu hacer o dnde encontrar cobijo. Para ir al extranjero se necesita el
pasaporte que dan los comits. A la mnima sospecha, la amenaza de muerte es segura.
Los milicianos, con la autoridad que ellos mismos se han dado, registran a las personas en plena calle o en sus
casas, piden la documentacin, controlan carreteras, caminos y estaciones impidiendo la libre circulacin de vehculos,
obligndoles a desplazarse con pases dados por ellos mismos y por las "causas del pueblo".
En Mollerusa, el 19 de julio los Hermanos van con los alumnos a Misa. Se advierte un ambiente de agitacin en las
calles, las noticias son contradictorias. En la tarde a la adoracin al Santsimo acuden menos nios. En los alrededores del
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colegio hay una aglomeracin desordenada e inquieta.
De improviso el lunes 20 a las cinco de la tarde, un grupo de milicianos toca a la puerta; vienen a hacer un registro
de la casa. Creen que los Hermanos tienen armas. Pero no encuentran nada, solamente alguna espada de madera que se usa
en representaciones teatrales.
Temiendo alguna molestia de los milicianos por la noche, el Hno. Director ordena a los aspirantes acostarse
vestidos, sin manifestarles la gravedad del momento.
La situacin evidencia un enfrentamiento entre ideologas y creencias motivando la persecucin obsesiva de todaidea o persona que sea tenida como religiosa.
Expulsados de su moradaEn la maana del martes 21 llega a la comunidad un grupo de milicianos trayendo un decreto que ordena la
inmediata evacuacin de los religiosos de la casa. Para que la visita no sea tan inquietante, les acompaa el sr. Toms Bada,
ex-alumno y gran amigo de los Hermanos.
El Hno. director rene a los aspirantes y les dice lo mejor que puede, que los Hermanos se van a vestir de seglar y
todos los aspirantes sern distribuidos provisionalmente entre familias adictas a la Iglesia hasta que sus propios familiares
lleguen a recogerlos.
Los Hermanos tienen que dejar de usar la sotana. La despedida apenas dura diez minutos. No hay adioses sino
lgrimas lnguidas que llevan inquietos interrogantes.
Los seores Castell y Bada, que tanto se han preocupado de los Hermanos, no descansan hasta colocar a todos
los aspirantes en sitio seguro. Los Hermanos salen, dirigindose a casas de algunos amigos.
El Hno. Jaime Hilario y otro Hermano son acogidos por la familia Mir pero poco les dura la estada en este hogar.
El 23 de julio un grupo de milicianos invade la casa y exige "sus presas". Los Hermanos agradecen al sr. Mir por su hospi-
talidad y son llevados a la crcel del Ayuntamiento de Mollerusa, custodiados por cuatro milicianos.
Se les somete a un largo interrogatorio. Ambos declaran sin rodeos que son religiosos y son encerrados en el
calabozo. La reaccin del Hno. Jaime Hilario no se hace esperar, dice a su cohermano:"Entonemos un canto de accin de
gracias a Dios nos ha concedido la gracia de poder sufrir algo por El".
Rpidamente corre la noticia por el pueblo de que hay Hermanos detenidos. Algunos reaccionan trayndoles
comida y objetos para su aseo personal, mientras que los guardias les propinan blasfemias y burlas.
Siete das permanecen en ese calabozo que se convierte en oratorio. Cuando les llega alguna noticia de matanzas
realizadas en otras partes, se alegran y comentan: "Son Mrtires!. Qu dicha si nosotros llegramos a ser tambin
mrtires!"
"No tengan miedo a los que slo pueden matar el cuerpo..."(Mt 10,28)
El seor Bada se presenta ante el comit revolucionario de Vilasana ofreciendo su casa como lugar de custodia
para los Hermanos, con rgimen de prisioneros y libertad vigilada. Tal es su arrojo e insistencia que el comit accede das
ms tarde a esta peticin, puntualizando: "Llvatelos pero, si alguno se escapa, t sers fusilado".
El 1 de agosto ambos Hermanos son conducidos a casa de este ex-alumno. Su gozo sube de repente cuando se
encuentran en ella con otros dos Hermanos, tambin en calidad de detenidos. Uno es el Hno. Arnoldo Cirilo, director del
colegio de Mollerusa, quien ser asesinado posteriormente. Del otro no conocemos su identidad.
All pasan veinticuatro inolvidables das teniendo una real vida de comunidad. Aprovechan el tiempo dando clase a
los hijos de los dueos de casa.
El Hno. Jaime Hilario escribe a su familia: "Sigo bien de salud, en compaa de la familia del sr. Bada que tanto
hace por m... Desde ahora las familias Bada y Barbal sern hermanas..."(carta 11-08-36).
Manifiesta: "Por qu temer la muerte?. Tal vez en pocos das ms estemos muertos y gozando del Seor junto con
otros Hermanos".
El Hno. Emiliano est tambin en la casa del sr. Bada pero en calidad de "escondido". Cuando comienzan los
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registros, decide irse para no comprometer a los moradores pero el sr. Bada se opone dado el ambiente de inseguridad
reinante.
Le seala un escondite: un agujero cercano al tejado. El refugio es muy alto. Para llegar a l es preciso escalar, pero
cualquier sistema de ascensin visible puede comprometerle.
Acude a su ingenio. Ata fuertemente una soga a las vigas de la buhardilla y trepa por ella. Cuando llega arriba
recoge la cuerda, sin dejar rastro de su paso. Si los milicianos se presentaran a hacer un registro, posiblemente no le
encontraran porque adems est "amurallado" con cajones, sacos y otros mil trastos ms. No obstante, es bien molesto estar
tres horas o ms mal extendido en un reducido espacio.
"Los entregarn a los tribunales"(Mt 10,17)
El 24 de agosto una patrulla de milicianos visita varios hogares llevndose un total de 34 vctimas a la crcel de
Lrida. Los Hnos. Arnoldo y Jaime Hilario forman parte del grupo.
A las dos de la madrugada del da siguiente son conducidos al calabozo del Palacio de Justicia de Lrida, lbrego y
reducido, donde se turnan para poder descansar.
Tres das ms tarde son devueltos a la crcel de Lrida, junto con otros veinticinco detenidos de Mollerusa. A los
dos Hermanos les asignan la celda n 31. All se encuentran con otros tres Hermanos. Dos de ellos haban vivido con el
Hno. Jaime Hilario en Cambrils.
En la celda hay un total de ochenta detenidos, pero a los quince das quedan slo siete: los Hermanos Arnoldo yJaime Hilario, el sacerdote Padre Flaquers, Jaime Graus, que es quien ha dado estos detalles, y otros tres presos.
El 2 de septiembre, los dos Hermanos son interrogados por el Comit de Investigaciones, en la Municipalidad
local: es una rutina ms.
Pasan gran parte del da en oracin. Rezan juntos la oracin de la maana y de la tarde. Invitan a los compaeros
de celda a rezar con ellos las quince decenas del rosario y el va crucis. Por la tarde reflexionan sobre un hecho bblico y
aprovechan la presencia del P. Flaquers para tener la Misa, comulgar y confesarse cada tres o cuatro das, evitando que se
den cuenta los guardias. Mientras unos rezan otros vigilan.
Cuando les sacan al patio, el Hno. Jaime Hilario se pasea rezando el rosario con las manos en los bolsillos, para no
llamar la atencin. Tambin recoge semillas de plantas y rboles que utiliza para fabricar rosarios.
En esta nueva estacin de su va crucis, se encarga de traer el agua que necesitan en la celda. Sube y baja las
escaleras varias veces al da cargando los recipientes y aprovechando para recoger semillas.
Uno de los milicianos le descubre rezando el rosario, se lo requisa y lo muestra en alto gritando: "Esto es una
prueba de lo que eres!"
El 24 de septiembre los dos Hermanos son sometidos a otro interrogatorio poco relevante. El Hno. Jaime Hilario
escribe: "No solamente no me quejo de nada, sino que estoy muy contento y agradecido por lo bien que me tratan. Confo
que pronto estar libre; si no fuese as, estoy dispuesto a aceptar con resignacin y con amor la palma del martirio, si Dios
me concede esta gracia".
En cuanto al Hno. Arnoldo, terminar sus das cinco meses ms tarde, siendo ejecutado en el cementerio de Lrida.
El ambiente poltico y social se deteriora. Contina la destruccin y la violencia. Ya son 297 el nmero deiglesias y casas religiosas incendiadas en toda Espaa. No existe culto religioso. La misa celebrada en secreto es un delito
castigado con la pena de muerte.
En Castelltersol, para celebrar el xito del incendio de la parroquia, unos milicianos se visten con sotanas y
adornos religiosos que han encontrado en la sacrista y salen en un camin simulando un acto religioso. Otros milicianos,
con los cuales se encuentran cerca del pueblo de Palau, creyendo que son realmente sacerdotes, disparan contra el grupo,
muriendo los que se burlaban de lo religioso.
"El que sacrifique su vida por m, la salvar"(Mt 10,39)
El Hno. Jaime Hilario en todo momento manifiesta su condicin de religioso. Escribe por estos das: "Hace tres
meses que estoy en la crcel y an desconozco los cargos de que me acusan. Jams he llevado armas, pobre de m, ni
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tampoco soy de ningn partido poltico".
El 28 de noviembre es llevado ante el Juez de Instruccin. Afirma que tiene 38 aos, que es soltero, de profesin
hortelano en el Convento de San Jos, natural de Enviny, vecino de Cambrils y que no ha sido procesado.
Casi se origina una situacin de burla en la ttrica sala durante el interrogatorio. Los jueces no saben que el
detenido es sordo y ste da respuestas incongruentes a las preguntas que le hacen.
Cuando le preguntan "a qu partido poltico pertenece", responde, "segaba alfalfa", creyendo que le piden
informacin sobre su ltima ocupacin en Cambrils. Luego se aclara y dice que no pertenece ni ha pertenecido nunca aningn partido poltico y que era hortelano en el referido convento.
Declara que fue detenido en Mollerusa el 23 de julio, donde se encontraba desde el 17 del mismo mes, cuando se
diriga a visitar a sus padres en Enviny, aprovechando las vacaciones.
Al preguntarle si ha sido superior, contesta humorsticamente: "Qu ms quisiera yo sino tener una inteligencia
suficiente para ello!"Pero con toda entereza afirma que es Hermano de las Escuelas Cristianas.
La Eucarista en la clandestinidad
Como el Hno. Jaime Hilario est domiciliado en Cambrils, el Juez de Lrida ordena trasladarlo a la jurisdiccin de
Tarragona, lo cual se realiza el 5 de diciembre, junto con otros prisioneros.
Para su traslado son maniatados de dos en dos. El Hno. Jaime Hilario se despide de sus compaeros de cautiveriodicindoles: Hasta el cielo!
Es fcil imaginar las vergenzas y molestias de que son objeto al recorrer las calles y cmo se las arreglan para
hacer sus necesidades corporales...
Primeramente los llevan al histrico edificio llamado "Crcel de Pilatos".
El oficial de prisiones, es un antiguo monje que ingres a trabajar en el sistema carcelario al principio de la
revolucin. En secreto, aporta pan y vino al sacerdote detenido en la celda del Hno. Jaime Hilario para que celebre la misa;
incluso consigue un pequeo misal.
Da a da van completando los elementos necesarios para la celebracin eucarstica. Como cliz usan una copa de
vidrio, como patena un cucharn de aluminio aplastado, como corporal un pauelo, como manteles media sbana de la
enfermera, como crucifijo una cruz de madera hecha por ellos.
La misa se celebra a las cuatro y media de la madrugada los das que al oficial le toca turno de noche,
aprovechando que el cambio de guardia es a las nueve y media.
Se guardan hostias consagradas en cajitas que luego se distribuyen cautelosamente entre los detenidos de otras
celdas para que tambin ellos puedan comulgar.
"Les envo como ovejas en medio de lobos"(Mt 10,16)
Posteriormente el Hno. Jaime Hilario es conducido al barco Mahn, anclado en el puerto de Tarragona, convertido
en crcel flotante. All se encuentra con otros ocho Hermanos de La Salle presos junto con otros sacerdotes y religiosos.
Donde normalmente caben 25 personas, encierran a ms de 200. Si alguno tiene necesidad de salir, se ve obligado
a caminar sobre los cuerpos de otros. Los guardias piden que el barco sea conducido a alta mar para que all los detenidossean arrojados al mar, como se ha hecho en otros casos.
El Hno. Jaime Hilario, no pudiendo seguir las conversaciones a causa de su sordera, pasa el tiempo rezando el
Rosario.
El 1 de enero los Hermanos son interrogados por el presidente del tribunal popular de Tarragona. Una vez ms el
interrogatorio no aporta nada nuevo; las preguntas son relativas casi exclusivamente a la filiacin poltica a que pertenece
cada uno.
El 12 de enero llaman a declarar al Hno. Jaime Hilario, junto con el Hno. Leontino Clemente (que haba quedado
en libertad en octubre y de nuevo lo haban detenido) y con el Hermano Camps (lego de la Congregacin del Corazn de
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Mara), ante el Fiscal Instructor a bordo del barco Isla de Menorca.
Despus de un corto interrogatorio, el Hno. Jaime Hilario es invitado a firmar la declaracin que el secretario ha
escrito. La lee y, encontrndola conforme a lo expresado, firma el escrito.
El fiscal concluye que:
1 El procesado ha desarrollado actividades fascistas, cooperando con ello a la rebelin militar y al movimiento
fascista del 19 de julio ltimo.
2 Los hechos relacionados constituyen un delito.
3 De cuyo delito es autor el procesado, sin que existan circunstancias modificativas de responsabilidad.4 Procede imponer al procesado la pena de muerte, con la confiscacin de sus bienes.
Se le advierte que el viernes 15 se definira su situacin. Se le convoca para la ratificacin de la sentencia,
invitndole a buscarse un abogado defensor si lo desea.
El afectado contesta que no necesita de nadie porque no ha hecho nada que diese lugar a la menor acusacin y
nombrar un abogado defensor sera como declararse culpable.
Las pruebas materiales, necesarias para condenar a muerte en tiempos ordinarios o normales, no tienen valor
alguno ante estos tribunales. Basta la acusacin de un miliciano para ser condenado. El abogado no sirve de nada en la
mayora de los casos y, si se ve que se interesa a conciencia por su defendido, es insultado por fascista, defensor de fascistas
y, por lo tanto, merecedor de la muerte, como ellos.
A veces, se amenaza al abogado con una pistola, al ver que su defensa es enrgica. Adems, los mismos integrantes
que forman el tribunal son presionados por un comit, que les dicta la sentencia sin prueba alguna.
De estos interrogatorios hay la posibilidad de salir en libertad o de ser condenado al fusilamiento.
"Con este abogado no nos entenderemos nunca".A pesar de la resistencia que opone el Hno. Jaime Hilario, los Hermanos le buscan un abogado, teniendo en cuenta
que dada su sordera casi total, no podra valerse por s mismo en el juicio.
En las primeras puertas que golpean buscando un abogado no encuentran sino evasivas, a pesar de la amistad que
algunos de ellos tienen con el Colegio. Por fin, el abogado Juan Montas acepta defenderlo. Se presenta en el Mahn el
jueves 14 a medioda y se entrevista con el acusado.
Le dice que, a pesar de ser la vspera del juicio, an no ha podido informarse de los cargos que se hacen en su
contra porque el fiscal no tiene an ultimado el proceso. Pero tratndose de un trabajador que se gana la vida en las faenas
del campo, da halagadoras esperanzas para el acusado.
Le recomienda insistentemente que, dada su ocupacin de trabajador del campo, no es necesario que declare su
condicin de religioso sino que se limite a afirmar que era un "hortelano de la Casa San Jos de Cambrils".
Desde el primer momento queda claro que los planteamientos del abogado son imposibles de conciliar con las
convicciones y principios del Hno. Jaime Hilario.
Este, consecuente con su actitud sincera y transparente, se manifiesta con toda claridad y no admite que, aprove-
chndose de su sordera, su condicin de religioso sea disimulada o desestimada.
Toda su vida se ha mantenido fiel a una donacin total a Dios. Dir toda la verdad. No acepta fingir ni emitir unadeclaracin que no est de acuerdo con su condicin de religioso.
El seor Montas se despide insistiendo en su posicin y afirmando que eso no supone una renuncia a sus
principios.
El acusado vuelve a la bodega del barco y dice al Hno. Eusebio: "Con este abogado no nos entenderemos nunca...
Yo no puedo disimular mi condicin de religioso". Sin embargo, confesarse tal era firmar la sentencia de muerte.
Conducido a un tribunal injustoEl 15 de enero, a las nueve de la maana, se presenta la polica para conducir al Hno. Jaime Hilario y otro reo, al
tribunal popular instalado en el saln de actos del Seminario de Tarragona.
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Sin ofrecer resistencia presentan sus manos para ser atados con las de otro reo, segn es costumbre. Seguramente
piensan en Jess que padeci un trato semejante.
Cuando estn listos para partir, le comunican al Hno. Jaime Hilario que se ha autorizado que le acompae otro
detenido para repetirle con voz fuerte al odo lo que el tribunal le pregunte, lo cual ha sido obtenido a ruegos del abogado.
El Hno. Cirilo gustoso se ofrece para este servicio. Minutos ms tarde pisan tierra firme despus de seis meses de
cautiverio. Recorren las calles que separan el puerto del seminario, acompaados por las miradas de algunos curiosos, que
contemplan con ojos de lstima el triste espectculo.
En otras ocasiones espera un coche en el Club para llevar a los presos al tribunal. Por qu no se hace as esta vez?
Quienes les ven partir quedan persuadidos de que no se pronunciar la pena de muerte contra el Hno. Jaime Hilario si l no
declara su condicin de religioso. Sin embargo, el acusado va resuelto a no disimular lo que es.
"La verdad os har libres"(Jn 8,32)
Llegados al tribunal popular del Seminario pasan por entre la muchedumbre y llegan a una sala contigua al saln
de actos, esperando que se les llame a juicio.
Encuentran al seor Montas junto a la puerta del tribunal. Este les comunica que se pide la pena de muerte para
el Hno. Jaime Hilario. Una vez ms le recomienda seguir las indicaciones que le haba sealado la vspera.
Mientras se celebra el juicio de su compaero, el Hno. Cirilo repite al Hno. Jaime Hilario las indicaciones del
abogado y la pena que se pide para l.
El Hno. Jaime Hilario, tomando un papel, escribe: "Yo dir la verdad en todo"y se lo pasa al abogado.
Terminado el juicio del otro detenido, el Hno. Jaime Hilario es llamado por el tribunal. El presidente da la voz de:
"Audiencia Pblica". Hay una inesperada afluencia de pblico. En pocos segundos la gente toma por asalto los primeros
puestos y, un poco despus, el gran saln queda abarrotado de espectadores, incluidos las tribunas y los pasillos.
A qu se debe esta aglomeracin? El reo es un pobre sordo de Cambrils, que no tiene ni un solo conocido en
Tarragona y los pocos amigos que tiene en el barco-prisin no pueden ayudarle en nada. Alguien se ha encargado de
publicar en un peridico que se va a juzgar a los Hermanos; eso ha debido motivar la afluencia tan inesperada.
Se abre la sesin. El Hno. Cirilo se ubica junto al reo, sentado en el banquillo.
El abogado seor Montas ha hecho un buen documento en el que se camufla la condicin de religioso del
acusado e insiste en su sordera y en sus ocupaciones de hortelano de la Casa San Jos de Cambrils. Presenta al Hno. Jaime
como un pobre hombre, alejado de la poltica y empleado del convento. Y pide al Hermano que confirme sus palabras:
"1 Mi defendido, de 38 aos de edad, conducta intachable, hortelano. Por padecer de defecto fsico auditivo no
ha podido dedicarse nunca a ms trabajo que al producido por el esfuerzo de sus brazos. A raz de los sucesos
libertadores iniciados el da 19 de julio ltimo, sali del Convento de San Jos, situado en Cambrils, a objeto de
trasladarse a Enviny, habiendo sido detenido en Mollerusa y conducido a la crcel de Lrida, en donde permane-
ci hasta su traslado a la prisin flotante de esta ciudad.
No tiene el carcter de religioso por no haber recibido "orden" alguna, ni se halla inscrito, como tal en
registro alguno, habiendo desempeado simplemente el cargo de hortelano al servicio de la expresada Comuni-
dad.
2 Los mencionados hechos no constituyen delito alguno.
3 No cabe, por tanto, participacin del procesado respecto a lo que el Ministerio Fiscal le inculpa, siendo muy
digna de atencin su absoluta sordera que le impide ms actividad que la material y fsica de sus brazos, sin que
jams haya figurado en acto ni lugar alguno.
4 Procede la libre absolucin de mi defendido".
Condenado a la pena de muerte
El presidente pregunta al reo su nombre y edad y da la palabra al secretario que procede a dar lectura a los
informes:
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- Informe de Llesuy (pueblo donde estuvo el Hermano Jaime Hilario): "Sujeto completamente desconocido en este
pueblo".
- Informe de Enviny (su pueblo natal): "Sujeto completamente desconocido. Se cree que
sigui la carrera sacerdotal. Hace ms de veinti-
cinco aos est ausente sin que haya ningn fami-
liar del mismo".
- Informe de Cambrils: "Sujeto completamente desconocido".
Lee a continuacin la declaracin que el reo haba firmado en el barco. Acto seguido el presidente seor Mas da
la palabra al fiscal.
El fiscal, siempre por medio de intrprete, le dirige una serie de preguntas:
Fiscal: Diga el acusado si ha recibido Ordenes Sagradas.
Acusado: No, seor, nunca las he recibido.
Fiscal: Ha llevado el hbito religioso?
Acusado: Cuando trabajaba en el campo, no; pero en los dems actos, s.
Fiscal: Aclare el acusado la contradiccin que hay entre hortelano y religioso.
Acusado: No hay contradiccin alguna: Por estar sordo no soy apto para la enseanza y me ocupo en
trabajos del campo.
Fiscal: Diga el acusado si antes de venirle la sordera dio clase.
Acusado: S, seor; despus de terminar los estudios di clase durante dos o tres aos.
Fiscal: Pero t aprendiste latn y enseaste latn.
Acusado: No estudi tanto como para ensear.Presidente: (Gritando) Pero lo estudiaste!
Acusado: En mi juventud hice algunos estudios de humanidades en La Seo de Urgel.
Una sonora carcajada de triunfo, subrayada por una gran palmada sobre la mesa, acoge la confesin.
Presidente: Ya est! Para qu necesitamos ms explicaciones? No han escuchado?... Estudi latn y eso
basta!
Parte del pblico se pone de pie armando un gran alboroto. Se oyen gritos de: "Fuera!"para el seor Montas, y
de "Mtenlo!"para el Hno. Jaime Hilario.
El presidente ofrece la palabra al seor Montas y al Hno. Jaime Hilario.
Defensor: Diga el acusado cules han sido sus actividades polticas.
Acusado: Mis actividades polticas han sido nulas como corresponden a un pobre sordo que no puede
comunicarse con nadie.
Defensor: A dnde se diriga el acusado cuando fue detenido en Mollerusa?
Acusado: Iba a visitar a mi familia pero un compaero de aquel colegio me dijo que, si le esperaba hasta
el da siguiente, podramos viajar juntos, lo cual acept gustoso; pero, al da siguiente, no cir-
cularon los trenes y no pudimos viajar.
Defensor: Diga el acusado si en su pueblo hay algn colegio que prepare para la carrera eclesistica.
Acusado: No lo hay pero de joven estudi Humanidades en la Seo de Urgel.
Presidente: En una de las respuestas ha dicho el reo que no se qued con sus padres por carecer de salud
para trabajar, y luego dice que estaba empleado en estos mismos trabajos. Se ve bien claro que
hay una contradiccin.
Acusado: La contradiccin no es ms que aparente. En mi casa hubiese tenido que trabajar como
jornalero mientras que en Cambrils trabajaba segn me lo permitan mis fuerzas.
"Les matarn y sern odiados por todos"(Mt 24,9)
El presidente da la palabra al fiscal quien pronuncia un discurso acusatorio que dura unos cinco minutos, repitiendo
hasta saciarse:
"Camaradas a ste hay que matarlo. O le matamos o ellos nos matarn. Si condenamos a los que ametrallan a
nuestros hermanos en el frente, con mayor razn hemos de matar a los que se dedican a la formacin de fascistas.
Este estudi latn, que no sirve para nada, pero quieren meterlo en la cabeza de los nios para hacer de ellos lo
que les venga en gana. Por esto pido al jurado que no se deje llevar de sentimentalismos y que confirme con su
voto la pena de muerte que pido para el acusado".
Sus palabras son suficientes para convencer al auditorio. Se ratifica el veredicto del Fiscal Instructor del barco Isla
de Menorca, dado das antes, fundamentado en que "desde hace veinte aos ingres en una orden religiosa, dedicndose
primeramente a la enseanza y luego desempe otros cargos en distintos lugares, desarrollando en todo momento
actividades fascistas y ayudando a la rebelin militar. Por ello se pide la pena de muerte y la confiscacin de sus bienes".
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El seor Montas manifiesta la extraeza que le causa la peticin del fiscal, teniendo en cuenta la ausencia de
testigos y el no haber hecho ningn cargo al acusado. Recuerda cunto repugnan la pena de muerte importantes personas de
la poltica actual, citando nombres y palabras. Alude al estado particular del acusado por su defecto fsico y termina
abogando por la absolucin completa del procesado.
Preguntado el acusado de si tiene algo que alegar, ste contesta negativamente. Acto seguido el tribunal y los ocho
miembros del jurado se retiran a deliberar.
Un minuto despus ya estn de regreso. El presidente, en medio de un silencio sepulcral, pronuncia el veredictofatal condenando a Manuel Barbal Cosn (Hno. Jaime Hilario).
Se levanta la sesin. En una sala contigua, mientras esperan a los guardias, el Hno. Cirilo comunica al Hno. Jaime
Hilario la sentencia que ste no ha llegado a or, al tiempo que se pasa la mano por el cuello. Grande es el asombro del Hno.
Cirilo al observar que la fatal noticia, lejos de producirle una impresin desagradable al condenado, es recibida con
tranquilidad y fortaleza interior admirables.
El condenado pregunta:"Cundo?"
- "No lo han dicho", responde el Hno. Cirilo.
El Hno. Jaime Hilario exclama: "Bendito sea Dios! Desde el cielo rogar por ustedes. Qu ms pudiera desear
que morir por el nico delito de ser religioso y de haber contribuido a la formacin cristiana de los nios?".
Los miembros del jurado quedan maravillados de la fortaleza y serenidad del mrtir. No solamente no se inmuta
ante la sentencia de muerte sino que incluso pregunta si le ejecutaran pronto, como si tuviese miedo de no merecer el
martirio.
Manifiesta su perdn a las personas que lo han encarcelado y a las que lo han juzgado y condenado a muerte.
He sido condenado porque soy religiosoTerminado el juicio, los milicianos conducen a los dos Hermanos a la Crcel de Pilatos. En el trayecto el Hno.
Jaime Hilario entrega al Hno. Cirilo el reloj.
Llegados a la prisin, la pesada puerta se cierra tras el condenado que va a juntarse con otros veinticuatro
condenados a muerte, que esperan el indulto o condonacin de la pena. Entretanto, el Hno. Cirilo vuelve a las tristes
bodegas del barco-prisin Mahn.
Al da siguiente, el secretario del tribunal notifica al Hno. Jaime Hilario la sentencia leyndole el texto ntegro y
entregndole una copia.
Una hora antes de salir para la ejecucin, el oficial de prisiones don Angel Oliete le invita a que escriba a su
familia. El condenado redacta algunas cartas:
- A su familia: "Querido padre y familia: He sido juzgado y condenado a muerte. Acepto contento la sentencia.
No me han hecho ningn cargo. He sido condenado porque soy religioso. No lloren, no soy
digno de lstima. Morir por Dios y por mi patria. Adis. Les esperar en el cielo. Manuel Bar-
bal"
- A su hermana y a su sobrino: "Ha tenido lugar mi juicio; el viernes pasado me dictaron la sentencia de
muerte. Desde entonces me encuentro en la crcel con los dems sentenciados,tranquilo y confiado en Dios. No pesa sobre m ningn cargo ni responsabili-
dad... Si soy ejecutado morir por Dios y por la patria y en el cielo interceder
por todos. No odio a nadie; slo deseo hacer bien a todos..."
"El viernes, da 15,... fui condenado a muerte por el tribunal popular. No se
avergencen de m, no lloren, estoy tranquilo, pues no recuerdo haber hecho
mal a nadie, ni me parece tener ningn enemigo... Recen por m y yo rezar
por ustedes. Adis, hasta el Cielo". La escritura era firme, sin ningn temblor.
- Al seor Toms Bada: "El viernes pasado el tribunal popular me dio la sentencia de muerte. Estoy
tranquilo pensando que en caso de ejecutarse la sentencia morira inocente.
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Jams he actuado en ningn partido poltico, ni estoy suscrito a peridico par-
tidista alguno. Mi poltica consiste en amar a Dios y hacer todo el bien posible
a mi prjimo".
Se prepara para la muerte comulgando cada da. En su chaleco lleva escondida la Eucarista para los das en que le
sea difcil recibir la Comunin. En ella encuentra la fuerza necesaria para ir al encuentro de quien dio la vida por todos.
Esa es la fuerza que han encontrado muchos otros que han dado su vida por el Seor. Se calcula que en esta
revolucin han sido sacrificados 10 obispos y 16.750 entre sacerdotes y religiosos. Entre tantos miles de vctimas no se sabe
el caso de una sola apostasa.
"El que se mantenga firme hasta el fin se salvar"(Mt. 10,22)
El abogado defensor, seor Montas, no descansa. Insiste en la conmutacin de la pena de muerte por el indulto o
por treinta aos de reclusin, como se ha logrado fcilmente en otros casos. Presenta la solicitud de conmutacin al seor
Gobernador en la Consejera de Justicia de la Generalidad de Catalua.
De vuelta, se encuentra en el tren con el seor Mas, presidente de la Audiencia Pblica. Tras un breve saludo, se
da el siguiente dilogo:
Sr. Mas: Hoy encontrars fusilado a uno de tus clientes.
Sr. Montas: Quin es?
Sr. Mas: Manuel Barbal! (Hno. Jaime Hilario)
Sr. Montas: Imposible! Acabo de pedir el indulto para l.
Sr. Mas: Es tarde; ya todo est listo.
Los verdugos quieren evitar que llegue la gracia del indulto antes de la ejecucin. El Presidente del tribunal, seor
Mas, ordena al Comisario de Orden Pblico que la condena de pena de muerte impuesta a Manuel Barbal Cosn se lleve a
cumplimiento. Estando a punto de cumplirse las cuarenta y ocho horas desde la notificacin de la sentencia al reo, pide que
se ejecute el fusilamiento.
Incluso telefonea a Tarragona insistiendo que la ejecucin de la sentencia sea antes de las diecisis horas del
mismo da.
Lo extrao es que de las veinticuatro personas condenadas a muerte esos das, todos consiguen el indulto salvo el
Hermano Jaime Hilario. Por qu esa diferencia? Es por ser el nico religioso del grupo que debe sufrir la pena capital?
Dios lo sabe. Es difcil encontrar en los anales de la Historia un juicio ms injusto.
A las tres de la tarde lo sacan de la Crcel de Pilatos y lo suben a un furgn de la polica junto con dos guardias y
unos ocho a diez hombres.
El oficial que lo vigilaba comenta: "Apenas haba terminado de escribir la correspondencia cuando vinieron a
llevrselo para la ejecucin. Sereno, inmutable, sigui fielmente las indicaciones que se le dieron. Al salir me entreg el
dinero dicindome: Si no puede hacerlo llegar a mi Congregacin, entrguelo a los pobres".
Morir por Cristo es vivir, muchachos!Lo llevan junto al cementerio de Tarragona, a un sitio muy pintoresco en la falda del monte de La Oliva. Les
esperan el doctor Miguel Aleu, mdico forense convocado por el Comisario, que es quien refiere estos ltimos hechos, una
patrulla de guardias de seguridad y el pelotn de fusilamiento.
Dos o tres coches se detienen en la carretera del Puente de Armentera, junto al cementerio. De uno de ellos
desciende la vctima acompaada de dos guardias. Tambin llegan entre ocho a diez milicianos acompaados del caboRabas, alias "Petit".
La comitiva sigue un camino que sube en zig-zag hacia el pinar del Monte de la Oliva. All espera un grupo de
agentes de seguridad vigilando los hechos.
Colocan al Hno. Jaime Hilario en el recodo que hace la carretera, a unos dos o tres metros de una fuente artstica en
forma de cascada, de cara al cementerio. El pelotn de ejecucin se coloca a unos tres metros del condenado, en un pequeo
bosque de pinos, con los fusiles preparados, esperando la orden de disparar.
El condenado lleva ropa oscura, una gorra gris, bufanda y lentes con montura metlica. Todo est listo!.
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El jefe del pelotn indica al reo que se despida. El condenado no se da por aludido, est de pie, con las manos
juntas y los dedos entrelazados sobre el pecho. Mira hacia lo alto, en actitud serena y de oracin.
El jefe del pelotn da la orden de: Fuego!, la que es respondida por una rfaga de fusilera, rompiendo el
silencio de la tarde. El Hno. Jaime Hilario permanece de pie e inmvil, como si nada hubiera pasado. No se aprecia en l
herida alguna. El Dr. Aleu atribuye esto al nerviosismo de los soldados, conmovidos por la solemnidad de la escena.
Antes de que el pelotn tenga tiempo de reaccionar, el jefe, furioso, grita una segunda orden de: "Fuego!", a la
que sigue otra descarga fulminante. De nuevo las balas pasan a los lados de la vctima. Tan slo hace un gesto como si le
hubieran pinchado en un lado mantenindose sereno en actitud de oracin.
Preguntado el Dr. Aleu si la serenidad del condenado puede atribuirse a su sordera, contesta que no. El Hno. Jaime
Hilario ha visto la preparacin del fusilamiento y en ningn momento ha dado muestras de debilidad. La fuerza interior del
Seor es lo que acta en l dndole esa magnfica serenidad.
Ante esta inesperada reaccin y despus que la segunda rfaga dejara a la vctima intacta, cunde el pnico entre los
milicianos. Tiran los fusiles a un lado y huyen despavoridos.
El jefe del pelotn, receloso y lleno de indignacin, blasfema y grita contra los que huyen. Se acerca a la vctima,
pronuncia en cataln una grosera, desenfunda nerviosamente la pistola y dispara uno, dos, tres tiros a quemarropa, a la sien
del Hno. Jaime Hilario, quien se desploma con el ltimo disparo.
Son las quince horas treinta minutos del 18 de enero de 1937. El Hno. Jaime Hilario muere mrtir a los 39 aos, enel Monte de la Oliva de Tarragona, en cumplimiento de la sentencia de pena de muerte impuesta por el tribunal popular.
El Dr. Aleu testifica que ha fallecido de hemorragia interna, a consecuencia de los disparos del fusilamiento.
El indulto esperado llega el mismo da de la ejecucin, una vez realizada sta.
"Si el grano de trigo muere da mucho fruto" (Jn 12,24)
Al llegar el seor Montas a su casa le saluda su esposa quien le confirma la dolorosa noticia de la ejecucin. "Ha
sido mrtir porque no ha querido disimular su condicin de religioso", comenta el abogado defensor.
Don Angel Oliete, oficial de prisiones, afirma: "El Hno. Jaime Hilario era un santo, posea una asombrosa
resignacin. Ante la noticia de la sentencia de pena de muerte no se conmovi lo ms mnimo; se mantuvo con un espritu
muy sereno hasta el ltimo momento. Todos vean en l a una persona perfecta".
Esta muerte provoca un profundo impacto tanto en las personas que presencian los hechos como en las que tienen
conocimiento del desenlace final. Los mismos milicianos y "gente roja" comentan en los das siguientes la ejecucin como
un hecho sorprendente y con manifestaciones sobrenaturales.
Un integrante del pelotn de fusilamiento recuerda: Uno de nosotros, al ver la tranquilidad del condenado, le
pregunt: "Pero no te das cuenta que te vamos a matar?". Su respuesta fue la de un autntico creyente: "Muchachos,
morir por Cristo es vivir!" y le dispararon. Yo no pude tirarle, apunt a otra parte.
Un rabe, tambin integrante del pelotn de fusilamiento, comenta: "Cuando en mi pas se castiga a un hombre a
ser colgado, si la cuerda se rompe y no muere, ya se ha cumplido la sentencia: Es que Al no ha querido que muera. Y no
lo vuelven a colgar de nuevo. Cuando se condena a alguien a ser fusilado, slo se coloca una bala en cada fusil, si no
muere es porque Al no ha querido que muera".
Don Jos Gallastegui, uno de los presos que conoci a nuestro mrtir, nos dice: "El Hno. Jaime Hilario era un
santo. Seguro que en el cielo estar muy alto".
La conclusin es unnime: Ha muerto un religioso en testimonio de su fe, con la serenidad que le da la confianza
en Dios y con el perdn para todas las personas que pusieron fin a su vida.
* * * * * * *
Un milagro el da de su beatificacin.El Hno. Jaime Hilario es beatificado el 29 de abril de 1990 por el Papa Juan Pablo II junto con los ocho Hermanos
de las Escuelas Cristianas martirizados en Turn.
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El mismo da se realiza en Nicaragua un hecho prodigioso que posteriormente es calificado como milagro por el
mismo Papa.
Conozcamos los detalles de este milagro:
El 20 de febrero de 1989, el Departamento de Patologa del Hospital de Len, Nicaragua, diagnostica que Rafaela
Bravo Jirn ("Payita") tiene un carcinoma adeno- escamoso (cncer) muy avanzado en el tero.
La paciente es informada del estado grave de su salud y que slo le quedan tres meses de vida. Un tratamiento de
rayos puede dilatar el final, pero este tipo de cncer no se detiene en el lugar en que se inicia sino que se extiende a losriones, intestino, vescula y frecuentemente el paciente muere cuando el tumor invade las vas urinarias.
El 13 de febrero de 1990, Payita es examinada nuevamente y se confirma el diagnstico de cncer crvico-uterino
avanzado, inclasificable. Se le enva al Centro de Radioterapia, de Managua, para efectuarle una sesin de 72 horas de
radiaciones. Payita no la soporta, le da claustrofobia y al cabo de 48 horas de iniciada la sesin pide que la suspendan.
Dos meses ms tarde, estando en clase el Hno. Alejandro Zepeda, director del Colegio La Salle, recibe la visita de
un ex-alumno lloroso quien le pide que visite a su novia "Payita", que est desahuciada por los mdicos y le han pronosti-
cado una o dos semanas de vida solamente.
El joven le dice: "Hermano, usted no le conoce. Pero ella le vio un da mientras usted visitaba a unos enfermos en
el Hospital. Dice que quiere hablar con usted y con la Hna. Mireyita, religiosa de la Asuncin".
El Hno. Alejandro toma la Eucarista, agua bendita, una medalla de la Santsima Virgen y unas estampas de los
Hermanos Mrtires de Turn y van a buscar a la Hna. Mireyita.
Al llegar a la casa de Payita, le encuentran muy triste, angustiada.
Ella les dice: "No quiero morir. Tengo cncer, pero no quiero morir... por favor, aydenme espiritualmente".
Ambos le ayudan a que se arrepienta de sus pecados y acepte la voluntad de Dios. Le prometen llevarle un sacerdo-
te para que reciba el sacramento del perdn. Le dan la comunin y ella se calma, pero sigue llorando.
La Hermana sale a conversar con los familiares, mientras Payita le repite al Hno. Alejandro que no quiere morir.
Este le pregunta:"Crees en Dios? Crees que El te ama? Crees en la Santsima Virgen Mara?"A todas las preguntas
Payita responde: "S!".
Prosigue el Hermano: "Crees en Jess? Crees que El muri por amor a nosotros?"Mireyita responde: "S!".
Contina el Hermano: "Por la fe que tienes y porque sabes que Dios te ama y nos manda pruebas para
fortalecernos, pero sobre todo por su infinito amor, s que te devolver la salud".
"Vamos a pedrselo por intercesin de los ocho Hermanos Mrtires de Turn y del Hermano Jaime Hilario, mrtir
de Tarragona, que van a ser beatificados el prximo 29 de abril. Tienes que rezar diariamente el rosario a intencin de los
nueve Hermanos Mrtires, pidindoles que intercedan por ti ante Nuestro Seor. Reza una novena con tu familia y tus
amigos a las 7 de la tarde, pues a esa hora los Hermanos rezamos en la comunidad y haremos la novena a los mrtires
para pedir por tu salud".
El Hermano le entrega las estampas y un trptico de la vida de los Mrtires. Le pide que siga tomando los
medicamentos y que asista a las sesiones de radioterapia, ya que la fe no descarta la medicina.
Los Hermanos inician la novena el 11 de abril. Al tercer da, el Hno. Alejandro vuelve a visitarla, pero Payita ha
ido a la iglesia. Al regresar le saluda muy contenta pues le han bajado notablemente la dosis de morfina junto con los
medicamentos y ha ido a agradecer a Dios su mejora.
Como al concluir la primera novena faltan an diez das para la beatificacin, comienzan una segunda novena.
Rezan el rosario y la oracin a Dios por intercesin de los mrtires, encomendndola cada da a un mrtir distinto.
Payita sigue yendo a Managua a las sesiones de radioterapia. En cada sesin le encuentran mucho mejor.
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Nueve Hermanos proclamados SantosEl lunes 30 de abril, a las 9 a.m. llaman por telfono al Hno. Alejandro, es Payita, quien le dice que el da anterior
(domingo 29) se haba sentido muy mal, crey que se morira. En toda su enfermedad no haba sentido un dolor tan agudo
como el de ese da, pero no abandon la oracin a los Mrtires.
De repente sucedi algo extrao: sinti como si un cuerpo extrao saliera de su vagina y se desmay, despus de lo
cual se sinti muy bien.
El Hermano le dijo: Payita, ayer fue la Beatificacin de los Hermanos Mrtires de Turn y del Hno. Jaime
Hilario!.
Ella emocionada exclam: "Entonces, ese dolor fue el milagro"y llor.
El Dr. Claudio Silva comentaba: "Es curioso que esta joven se haya salvado. A estas alturas debera estar muerta;
todas las que ingresaron con ella, en situacin parecida, ya han fallecido".
Su hermana Cony atestigua: "Payita sinti un fuerte dolor y un gran deseo de ir a defecar. Crey morir y como
pudo, ayudada por las enfermeras, fue al servicio higinico y all sinti que sala de ella una especie de cuerpo extrao y se
desmay. Las enfermeras le ayudaron y, cuando volvi en s, ya no sangraba y sinti una gran mejora. Era el 29 de abril,
da en que terminaba la novena. Unos das despus se sinti mucho mejor".
El 9 de noviembre de 1995 la Consulta Mdica de la Congregacin para las Causas de los Santos declar que la
curacin de Payita era inexplicable en el estado actual de la ciencia. Lo cual significaba reconocer la curacin como unmilagro.
El 20 de Marzo de 1998, los telogos calificaron de milagrosa la curacin de Rafaela (Payita), realizada el 29 de
abril de 1990, teniendo por intercesin a los Hermanos Mrtires de Turn y al Hno. Jaime Hilario, mrtir de Tarragona, da
de su beatificacin.
El Papa Juan Pablo II canoniz a nuestros Hermanos Mrtires el domingo 21 de noviembre de 1999, declarndolos
santos ante la Iglesia Universal.
SANTO HERMANO JAIME HILARIOApstol de la Escuela Cristiana
RUEGA POR NOSOTROS