Post on 29-Jul-2022
El aventurero Ricardo Rodríguez QuintanaGracias al periódico “BILBAO” se han localizado más datos de su película “Jai Alai”
Alberto López Echevarrieta
HE de confesar que cuando escribí los dos artículos referidos a la película "Jai Alai", publicados en este periódico, albergué pocas esperanzas de que algún lector pudiera dar razón de ella. Entre otras cosas porque ya los “rastreadores” de cine no al uso nos afanamos en la búsqueda de datos de este ignorado film, y de la propia película en celuloide para remasterizarla y salvaguardarla para generaciones venideras. Tanto J. B. Heinink como este periodista recurrimos a todo tipo de tretas: desde poner anuncios en periódicos norteamericanos -el clásico “Wanted”, tan cinematográñco é l- hasta grabar un “se busca” con destino al programa de Paco Lobatón. Es cierto, no es coña.
El alcance de este periódicoNadie nos dio una pista encami
nada a localizar una copia del ñlm, ni surgieron nuevos datos que confirmaran cuanto ya poseíamos sobre su director, el hoy desconocido bilbaino Ricardo Rodríguez Quintana. Pero cuando este periódico publicó los artículos mencionados empezaron a llover- me correos electrónicos en la dirección apuntada de gente deseosa de prestar ayuda. Desde la trabajadora de la distribuidora que en 1940 hizo llegar la película al Teatro Buenos Aires para su proyección a voluntarios que se iban a encargar de “escarbar” en archivos.
Sé, porque lo he encontrado en lugares de lo más lejanos -un ejemplar en la taquilla del Palacio Belvedere, de Viena- que este periódico llega a rincones insospechados del mundo, pero nunca sospeché que aquella llamada iba a tener tal respuesta. Porque sí, ahora estamos seguros de que no existe copia alguna de "Jai Alai ” y sabemos de primera mano que su realizador fue un intrépido aventurero dentro y fuera del cine. Aquellos artículos de “BILBAO” llegaron a manos de su ahijado y sobrino, Ricardo Santana Rodri- guez, que nos ha aportado unos datos precisos y extraordinarios para la comprensión de una historia ocurrida hace más de sesenta años en nuestra Villa.
r
Los Bocheros dur»ite el rodage de Jw-Msú
■m
Ricardo Rodríguez Quinterna. Archivo ALE
Datos de prim era manoRicardo Rodríguez Quintana
-nos dice su ahijado- “fue hermano de mi madre y por lo tanto mi tío y además padrino. Persona excelente, con una visión de futuro extraordinaria, tuvo condiciones como para ser número uno en muchas facetas de la vida. Dirigió la película “Jai Alai”, que también busqué hace muchos años hasta darla formalmente como desaparecida. Fue inventor, piloto, ingeniero de caminos y hasta pintor. La familia Quintana siempre destacó en alguna faceta del arte. Tíos abuelos míos fueron pintores y los fiascos que supongo aún existen en el Ayuntamiento de Castro Urdíales fueron pintados por ellos. Creo que también tienen pinturas en el Teatro Arria-ga”.
Rodríguez Quintana vino al mundo en Bilbao el 2 de abríl de 1904 y aunque su fe de bautismo asegura que era vecino de la calle Ascao 2-bis, 5° izquierda, su sobrino nos apunta la posibilidad de error. El cree que vivió con su madre en la casa de la calle Correo esquina al Arenal, donde ahora hay un hotel y antes estuvo el primer “batzoki” de Bilbao.
Su padre, Justo, era natural de Ginzo, y su madre, Julia, de Bilbao. A los 25 años ya estaba en Barcelona con los títulos de Ingeniero de Caminos y Piloto en el bolsillo. El 2 de junio de 1929 se casó en la parroquia de San Cucu- fate con la joven de i 7 años Carmen Sampere Pastor, barcelonesa de familia procedente de Crevi- llente. Cuatro años después, el bilbaino entró a formar parte de los estudios cinematográfícos Orphea Films que se habían montado en 1932 en el parque de Montjuich, en lo que había sido Palacio de la Química de la Exposición Universal de 1929.
“Se interesó mucho por el cine, habida cuenta de que entonces era el espectáculo por excelencia con unas increíbles perspectivas de futuro. Mi tío quiso experimentar en ese campo e intervino como ayudante técnico en varias películas. Una de ellas fue El canto del ruiseñor, rodada en Navarra sobre la vida de Julián Gayarte. Trabajó con Benito Perojo quien le pidió que le acompañara a Madrid para trabajar con él en Crisis mundial. Ricardo accedió y desde entonces se estableció allí”.
Nace **Ja i A l a rContratado por la productora
Cifesa, Rodríguez Quintana se lució como piloto al rodar desde un avión las escenas aéreas de "De Madrid...al cielo”. Pero su gran oportunidad le llegó cuando, en 1940, el productor Angel Gamón aceptó un guión que había escríto con el título de “Jai Alai". Por tratarse de un fílm ambientado en el País Vasco, concretamente en Elantxobe, el texto fue mirado con lupa por la escrupulosa censura de entonces.
La película se rodó en la localidad costera, interviniendo en ella pelotaris, dantzaris y hasta el conjunto músico-vocal -así se decía entonces- “Los Bocheros”. Según Luz Achúcarro, que trabajaba entonces en la distribuidora Filmófouo, el estreno de la película fue un ñacaso en Bilbao. Tal vez desanimado por ello, Ricardo abandonó la dirección para seguir como ayudante en algunas producciones. Terminaba asi su vida cinematográfíca, pero empezaba la gran aventura de su vida.
cinefilia@bilbao.com
La boina parabólica
Lucio Araluce
ES una maldición inesquivable: todo lo que toca la televisión se convierte en banal. La caja luminosa todo lo trivializa. Esperar algún tipo de matiz en la televisión es creer en milagros. No hay manera. Los concursos premian la ñierza bruta (recuerden las pruebas chuscas del Grand Prix, con el voluntarioso Ramón García organizando el reto entre dos botejaras de dos pueblos que compiten arrastrando un tractor con los dientes, por poner im ejemplo. En otros casos, como el de G i ^ hermano, lo que se premia es la capacidad para pasarse
Cociente intelectualhoras, días, semanas y meses sin hacer absolutamente nada, emulando a los monos enjaulados del Parque del Retiro (los monos de zoológico tienen más fimdamen- to y menos malas mañas que los chicos de Mercedes Milá).
Si de lo que se trata es de pro- mocionar la canción y la música en televisión, lo que sale es un churro millonario como el de Operación triunfo. La música, tocada por la varita mágica de la televisión, se queda en Busta- mante y Bisbal. Es lo que da la tele. Desengañémonos, ni los su
cesores de Joan Manuel Serrât ni los de Raphael (por citar dos extremos populares) saldrán de este conciuso millonario que nos vende La Trinca (por no salir, no saldrán ni los sucesores de la propia Trinca, salvo en lo de trincar).
Ahora le toca el tumo a lo más alto, a lo más depurado del ser humano. Ya no es la fuerza ni otras habilidades, sino la inteligencia. Se trata de utilizar la inteligencia como argumento televisivo. Los responsables de Antena 3 han decidido dar este paso
supuestamente trascendental, en fin, lo que se dice im salto cualitativo. ¿Y en qué se queda la inteligencia pasada por el cedazo de la televisión? Pues en un simple test psicotécnico, en mera casqueria cerebral. El nuevo concurso de Antena 3 mide los cocientes (que no coeficientes) intelectuales de los concursantes y gracias a él podemos, se supone, saber si los calvos son más inteligentes que las rubias, o si los famosos son más cenutrios que las peluqueras, o si los bomberos tienen más luces que las señoras gordas. Todo ello basándose, ya digo, en unos convencionales test de inteligencia. Unas pruebas que, seguramente.
serán las mismas que deben superar las limibreras de Gran hermano, gente inteligentísima.
El caso es que la tele banaliza hasta la inteligencia. Hasta lo que nos hace humanos se convierte en producto a granel en la televisión. La inteligencia que nos venden en Antena 3 tiene poco de humana. La inteligencia viene a ser un prisma y no el al- bondigón televisivo que, con la colaboración de Alejandra Valle- jo Nájera, nos quieren hacer tragar. Hay, además, realidades como la inteligencia emocional, la sensibilidad y, en fin, todas esas sutilezas que la televisión no quiere ni parece que puede tener en cuenta.