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Nº 3
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La revista de
Nº 34 - Invierno 2002/2003
Revista impresa en papel 100%reciclado, blanqueado sin cloro
EDITA:ECOLOGISTAS EN ACCIÓN
EQUIPO DE REDACCIÓN:Guadalupe Castro,José Luis García,Theo Oberhuber,
Juan Carlos R. Murillo,Paco Segura
PRODUCCIÓN, DISEÑO
Y MAQUETACIÓN:
Ecologistas en Acción
COLABORAN EN ESTE NÚMERO:Carlos Arribas, Gregorio Ballesteros,Óscar Carpintero, Rosario del Caz,
Heriberto Dávila, Elena Díaz, José I.Domínguez, Luis E. Espinoza, AdolfoEtchemendi, Javier Farfante, Ramón
Fernández Durán, Chato Galante,Emilio Ganado, José Luis Gª. Cano,Sergi García, Pablo Gigosos, Agustín
Hernández Aja, Roberto Ibáñez, JavierLama, José Ignacio López-Colón,
Santiago M. Barajas, Carlos Martínez,Pablo Moros, Ivan Murray, JoséManuel Naredo, Juan Carlos R.
Murillo, Cristina Rois, Manuel Saravia,Paco Segura, Isabela Velázquez,Carlos Verdaguer, Lola Yllescas.
ADMINISTRACIÓN:
Noelia Carreras,Esperanza López de Uralde,
Saioa Magunacelaya.
PORTADA:Resistiendo a la especulación. Barrio
de Tetuán, Madrid.FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN
IMPRIME:
Impresos y Revistas, S.A.
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA:
COEDIS - Avda. de Barcelona, 225,08750-Molins de Rei
Tel. 93 680 03 60
PUBLICIDAD, SUSCRIPCIONES
Y REDACCIÓN:Marqués de Leganés 12, bajo
28004 MadridTel. 91 531 27 39 Fax: 91 531 26 11
comunicacion@ecologistasenaccion.orgwww.ecologistasenaccion.org
ISSN: 1575-2712
Dep. Legal: Z-1169-1979
Ecologistas en Acción agradece lareproducción y divulgación de los
contenidos de esta revistasiempre que se cite la fuente.
Los beneficios de la venta de estarevista se destinan íntegramente a
Ecologistas en Acción,organización sin ánimo de lucro
declarada de Utilidad Pública (13-6-97)
3 Presentación
4 En Acción
10 Internacional
SITUACIÓN ACTUAL
12 Ciudades y crisis de civilizaciónLa ordenación territorial en grandes
conurbaciones acarrea graves problemas,
por José Manuel Naredo.
16 Ecologismo urbano y urbanismoecológico: una convergencia necesariaLa planificación y la participación ciudadana
son claves para acercarse a la sostenibilidad
urbana, por Carlos Verdaguer.
19 Evolución de laregulación urbanísticaConsecuencias sociales y
ambientales de la desregulación,
por Agustín Hernández Aja.
22 ‘Boom’ inmobiliario yespeculación urbanísticaClaves económicas de la dinámica
inmobiliaria en España,
por Óscar Carpintero.
26 Canarias está al límite:¡Ni una cama más!El debate sobre la Moratoria y las Directrices
de Ordenación General y del Turismo,
por Heriberto Dávila Ojeda.
28 Las ciudades y la vivienda en datos
41 Globalización, territorio y poblaciónEfectos de la ‘europeización’- mundialización
sobre el espacio español, por RamónFernández Durán y Paco Segura.
46 La expansión de la ciudadCiudad difusa, urbanización discontinua o
desurbanización creciente,
por Isabela Velázquez.
29 Informe Central:
¡NUNCA MÁS!Vertido del Prestige
• Voluntari@s: lo mejor del Prestige
• ¿Nadie es responsable?
• Efectos ecológicos
de los vertidos de petróleo
• Repercusión económica
• Afección sobre la fauna y flora
• Chapapote y movilidad
• Impactos globales del petróleo
ÍNDICE TEMÁTICOPuedes obtener un índice temático
de todos los números de la revista en:www.ecologistasenaccion.org/revista/indice/
50 El litoral en peligroEl litoral mediterráneo concentra la mayor
parte de la actividad urbanizadora, por
Carlos Arribas.
ALTERNATIVAS
54 Urbanismo y derechos humanosLa sostenibilidad urbana aporta muchos
elementos de justicia social, por Rosario delCaz, Pablo Gigosos y Manuel Saravia.
57 Ahorro energético y de materiales enla ciudadRecursos disponibles en la construcción de
viviendas, por Emilio Ganado Abad.
60 Indicadores de sostenibilidad urbanaPermiten conocer la evolución de los
aspectos ambientales, sociales y económicos
de la ciudad, por Roberto Ibáñez.
62 Agricultura urbanaLos huertos urbanos mejoran la
sostenibilidad de las ciudades, por J.Gregorio Ballesteros.
63 Libros y revistas
65 Tenderete
Esta revista es miembro de ARCE(Asociación de Revistas Culturales Españolas)
y de FIRC (Federación Iberoamericanade Revistas Culturales)
3El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
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Urbanismo, Ciudad y Medio Ambiente
Entre los problemas ambientales a los que se enfrenta la Humanidad en el nuevo siglo, laproliferación de lo urbano es, sin duda, uno de los más ambivalentes y complejos, por susramificaciones en lo económico, lo social, lo político, lo ambiental y lo cultural.
En la actualidad, casi la mitad de la población mundial habita en ciudades, que crecen en población yextensión muy por encima del incremento demográfico general. En los países del Sur, cada año, millonesde personas se incorporan al éxodo rural que alimenta la expansión de unas ciudades hipertrofiadas ycaóticas, último refugio frente a la miseria cotidiana. Al tiempo, el mundo desarrollado enfrenta unaextensión de la urbanización a territorios cada vez más amplios y lejanos, evolucionando hacia modelosurbanos de cada vez más baja densidad, estrechamente vinculados a los intereses económicos de lasgrandes corporaciones de la construcción, el automóvil o la energía.
En España, estas tendencias se han agudizado en los últimos años como consecuencia del boominmobiliario en el que nos hallamos inmersos, tanto en el entorno de las ciudades medias y grandes comoen el litoral en general. La actual explosión urbanizadora en España está estrechamente relacionada con elnuevo ciclo económico expansivo y ha aprovechado el marco desregulador impulsado por los sucesivosgobiernos, en especial los del Partido Popular, y las expectativas de negocio del capital especulativo en lossectores del suelo y la vivienda.
Las consecuencias ambientales más evidentes de esta reurbanización son la destrucción de espaciosnaturales, la ocupación creciente de suelos productivos, la degradación paisajística, el aumento delconsumo energético y de otros recursos naturales y el incremento de la producción de residuos. Pero altiempo, son cada vez más evidentes otros problemas de índole social como la exclusión, la ruptura de lostejidos sociales o la progresión de los mecanismos represivos de control social.
Frente a todos estos problemas ambientales y sociales, los y las ecologistas defendemos ciudadesvivas en las que predomine la rehabilitación sobre la expansión; ciudades diversas pero cohesionadas, enlo físico y en lo social; ciudades con un mayor grado de autosuficiencia material y energética, que limiten
su impacto externo o huella ecológica. Lo que inevitablemente nos abocaa intentar contener su crecimiento o incluso tratar de invertirlo en pro
de un reequilibrio territorial con las áreas rurales.El presente monográfico se hace eco de esta encrucijada
urbana, en la que el ecologismo social debe intervenir paraevitar la actual deriva hacia la completa insostenibilidad
ambiental y social de nuestras ciudades. Para ello incluyevarios artículos que pretenden explicar, al menos en
parte, las causas de la situación actual de nuestrosentornos urbanos, así como las graves consecuencias
que de ella se coligen. Además de las alternativas ylíneas de acción que ya se apuntan en estos
textos, el último grupo de artículos planteaalgunas opciones o planteamientos quepueden ser herramientas útiles para abordar ladifícil tarea de las sostenibilidad urbana. �
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El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Mallorca: Les Balears en vendaIvan Murray, miembro del GOB
A inicios de los sesenta, Ma-llorca se abre al mercado ex-tranjero y se producen las pri-meras llegadas de turistas enmasa. Se vive la primera épo-ca dorada del turismo: los in-crementos del número de tu-ristas son exponenciales,acompañados de aumentosdel PIB de las islas nunca vis-tos. Se pasa de los 189.000turistas en 1955 a los 3,5 mi-llones en 1973.
En 1973 se produce la pri-mera crisis turística y la eco-nomía balear muestra su ladomás débil: su extrema depen-dencia de la coyuntura inter-nacional. En esos momentosse produce el matrimonio deconveniencia, que ya no se se-parará, del binomio turismo-urbanismo. El turismo se iden-tifica con una actividad indus-trial no contaminante, perolas fábricas del producto tu-rístico, es decir, los alojamien-tos turísticos, han ido ocupan-do progresivamente todo elterritorio insular.
Después de otra crisis in-ternacional a principios de losnoventa, con la Guerra delGolfo, se inicia una nueva ex-pansión turístico-urbanística.Ahora el turismo se expandehacia todos los rincones de laisla, y a hoteles y apartamen-tos se añade el turismo resi-dencial. La libre circulación depersonas, capital y mercancíasdentro de la UE se traduce enuna ocupación masiva del te-rritorio, que a su impacto am-biental añade otros socialesrelacionados con el aumentode precios de la vivienda.
En 1987 se aprobó la Leyde Ordenación del Territorio(LOT), que obligaba a la re-dacción de Directrices de or-denación del territorio y a ela-borar planes territoriales par-ciales, pero no será hasta 1999que se aprueban estas direc-trices (Ley 6/1999). Cabe des-tacar que mediante dichas di-rectrices la capacidad de alo-jamiento potencial de las Ba-leares se sitúa en 4,2 millonesde personas; además de que
se prevé un crecimiento desuelo urbano del 10%, con unalimitación de crecimiento has-ta abril de 2004 del 3%.
Con la entrada del “pactomulticolor” en el Govern Ba-lear se modificaron las directri-ces de ordenación del territo-rio transfiriendo a los ConsellsInsulars las competencias en laelaboración de los Planes Te-rritoriales Parciales. La LOT es-tablecía la posibilidad de adop-ción de medidas cautelares deordenación del territorio (sonlas conocidas moratorias) queestarían vigentes mientras seelaborasen los planes territo-riales parciales. Las moratoriaspodían ser elaboradas tantopor el Govern como por losConsells. Así aparece la ley 9/99, que se dirigía al problemade la creciente edificación ensuelo rústico.
Posteriormente aparecenuna serie de moratorias en lasIslas Baleares, destacando ladel Consell Insular de Mallor-ca de 25 de octubre de 2000.En ésta se suspenden las li-cencias en suelo urbano sinurbanización consolidada,pero permiten la edificaciónde viviendas unifamiliares. Enuna modificación posterior, 26de julio de 2001, se consolidael suspenso de edificación deviviendas plurifamiliares y si-gue vigente la tipología deedificación unifamiliar.
En la actualidad se ha pre-sentado el borrador del PlanTerritorial de Mallorca, el cualpresenta un panorama dramá-tico, en cuanto que así comolas moratorias se diseñaronpara favorecer un modelo te-rritorial elitista fundamentadoen las viviendas unifamiliaresy dispersas, el Plan territorialprevé una ampliación de la redde carreteras bajo el seudóni-mo de vías parque, que no sonmás que vías rápidas ajardina-das. Bajo estos parámetros, sepresenta a la sociedad mallor-quina un modelo para las eli-tes que no hace más que con-firmar el título del libro de JoanSeguí, Les Balears en venda. �
Rures in urbeSergi García, Asociación Galanthus
Marco Aurelio, el emperador filósofo romano, en una de sus re-flexiones se felicitaba por haber heredado de su padre, entre otrasvirtudes, el no ser amigo de edificar. Dicha consigna encajó perfec-tamente en el talante contenido y parsimonioso del filósofo, cuyoideario en lo que a esto atañe, por cierto, poco parece que hayacalado entre la clase política que nos suele gobernar: lo confirmanlos tres millones de viviendas vacías del Estado español, además delas incontables segundas y terceras residencias.
Se construye ahora más que nunca, llevándose por delantelugares que, con la mano en la razón, no ya en el corazón, deberíanser conservados. A mi entender algunos de esos lugares son losúltimos campos de cultivo que les quedan a nuestras dos grandesciudades del litoral mediterráneo, Valencia y Barcelona. No sólodeberían protegerse del avance del cemento por razones puramen-te ambientales, sino también por el calado histórico que entrañan.
Las siete acequias tradicionales de Valencia, de cuyos campos,en algunos casos, no queda prácticamente ya nada, sometidas a lajurisdicción del Tribunal de las Aguas, único ejemplo de tribunalconsuetudinario que nos queda, atesoran una historia milenaria,que ha dado lugar a una distintiva cultura. También han originadoun hábitat con unas particularidades ecológicas destacables pero,según algunos especialistas, pueden desaparecer en 30 años en-gullidas por el imparable crecimiento urbano e industrial.
En Barcelona todavía podemos contemplar un tramo del RecComtal (Acequia Condal), cuyo nombre nos sugiere la importanciaque tuvo para la antigua corona catalana. La también milenariaacequia tuvo un importante papel para el desarrollo de la ciudad, yaque sus aguas, además de mover molinos y batanes, regaronextensos campos de la zona norte de la ciudad. Aún quedan unascuantas hectáreas regadas por la acequia, en cuyo cauce podemosencontrar interesantes especies de plantas acuáticas, como Pota-mogeton pectinatus. También en este caso, diversos proyectosurbanísticos amenazan el futuro de esos campos.
Esperemos que la Agenda 21 de Barcelona, en la que se reco-mienda explícitamente la protección de los espacios abiertos quequedan en la ciudad, tenga algún efecto. Esperemos.�
HUERTA DE VALENCIA.FOTO: PATRICIA CALLAGHAM.
5El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
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Especulación urbana en Valladolid
largo, y de 6 a 15 km de ancho. El desa-rrollo urbanístico previsto desborda lasrondas de circunvalación existentes, loque producirá un incremento del usodel automóvil, del consumo energéti-co y de la contaminación. Finalmente,la totalidad del suelo rústico con pro-tección agraria del municipio –20 mi-llones de m2 de vega– desaparece conla modificación del PGOU, para lo quela Junta de Castilla y León está proce-diendo a modificar simultáneamentelas Directrices de Ordenación del Terri-torio de Valladolid y Entorno.
Ecologistas en Acción, junto a otrasorganizaciones ciudadanas, está desa-rrollando una campaña para desen-mascarar esta operación especulativa,proponiendo entre otras alternativasla salida al mercado de alquiler de lasalrededor de 20.000 viviendas vacíasque hay en la ciudad, reservar en todoslos desarrollos urbanísticos pendien-tes el 50% del suelo residencial paraviviendas de protección oficial o man-tener el suelo industrial existente. Tam-bién se demanda la puesta en marchade programas de rehabilitación urba-na de los barrios tradicionales y el esta-blecimiento de una densidad de edifi-cación mínima que evite la dispersiónurbana y favorezca las relaciones so-ciales y la convivencia ciudadana.
Los ecologistas también proponenevitar que el desarrollo urbano desbordelas rondas de circunvalación existentes,una red de tranvías, y poner en marchaun Plan de Movilidad que potencie eltransporte público, el uso de la bicicleta ylos itinerarios peatonales, así como in-crementar la protección del cinturón agrí-cola de Valladolid, para mantener el re-gadío tradicional y potenciar su valorproductivo, cultural y paisajístico.�
El Ayuntamiento de Valladolid ha apro-bado inicialmente el pasado mes de sep-tiembre la modificación del PGOU de laciudad. A pesar de que el Plan vigentedata de hace sólo 6 años, de que no seprevé un incremento de la población nise necesita más suelo para viviendas oindustrias, el equipo de gobierno munici-pal se ha lanzado a una espiral desarro-llista que, como en los años 70, pretendeduplicar el tamaño de la ciudad, multipli-cando a la vez los beneficios de los espe-culadores que llevan décadas acaparan-do suelo rústico, y ahora van a podervenderlo como urbanizable. La excusa es“liberalizar” el mercado del suelo, paraabaratar el precio de la vivienda. Entretanto, los barrios tradicionales se van de-gradando ante la pasividad de las autori-dades, que no invierten en rehabilitar.
En concreto, el nuevo PGOU reclasifi-cará como suelo urbanizable casi 30 mi-llones de m2 de suelo rústico, superficieque duplica el tamaño hasta ahora pre-visto de la ciudad. El nuevo suelo urba-nizable permitiría edificar hasta 175.000nuevas viviendas, con capacidad paraalbergar 300.000 nuevos habitantes, acosta de las ciudades pequeñas y lasáreas rurales de Castilla y León. Paralela-mente al crecimiento en superficie, la den-sidad de población prevista disminuye,con lo que se incrementan los costes deurbanización y de mantenimiento de in-fraestructuras y servicios públicos.
En contraste, el nuevo PGOU no con-templa la rehabilitación de los barriosde los 60 y 70, afectados por problemasde calidad urbana, al tiempo que se fo-menta la destrucción del tejido fabrilcon la recalificación de suelo industrialen residencial.
Con el nuevo PGOU, las dimensionesde la ciudad pasan de 10 a 15 km de
Cantabria:
16 sentencias de demolición
Las organizaciones ecologistas disfrutan delderecho a ejercer la acción pública en defen-sa de la legalidad urbanística, una realidadcotidiana en el trabajo de la Asociación parala Defensa de los Recursos Naturales de Can-tabria (ARCA) que, entre otros éxitos judicia-les, ha obtenido sentencias de demolicióncontra dieciséis urbanizaciones costeras (490viviendas) y la anulación de los planeamien-tos urbanísticos de nueve municipios, sietede ellos en la franja litoral y dos en el entornode Picos de Europa.
ARCA considera que el activismo ecolo-gista, sin abandonar en ningún momentosus características señas de identidad, debeincluir entre sus prioridades la de ejercer unminucioso control sobre las distintas herra-mientas de ordenación territorial y gestiónurbanística. Sin la menor duda, éste es unode los campos de actuación donde los prin-cipios ecologistas pueden ser más efectivose influyentes.
Sirva como ejemplo la experiencia deARCA en defensa de un concepto, muy im-preciso en apariencia, como es “el paisaje”. Elart. 138 del Texto Refundido de la Ley delSuelo constituye un precepto, de aplicacióndirecta, que exige el respeto al patrimoniohistórico y artístico, a la preservación de laarquitectura tradicional, y a la contempla-ción del paisaje, conectando de este modocon la Constitución, que encomienda a to-dos los poderes públicos velar por la preser-vación y defensa del medio ambiente.
¿Humo? En absoluto, porque ARCA ha de-mostrado, con pruebas periciales, que el pre-cepto instalado en la Ley del Suelo tiene uncontenido evaluable, y, como resultado, elTribunal Superior de Justicia de Cantabria lo haestimado como argumento jurídico para anu-lar varias licencias de construcción. Ahora tocaesperar la decisión del Tribunal Supremo.�
Negocio histórico
El grupo constructor y de servicios FCC, con-trolado por Esther Koplowitz y Vivendi, obtu-vo un beneficio neto de 201,4 millones deeuros durante los 9 primeros meses de 2002,lo que supone un incremento del 14,4% res-pecto al mismo periodo del año anterior. Elgrupo cerró septiembre con una cartera his-tórica por valor de 14.673 millones de euros.
La principal fuente de ingresos sigue sien-do la construcción, especialmente en el mer-cado doméstico, que genera el 93% de losingresos de esta área. La cifra de negocioascendió a 4.037,2 millones de euros hastaseptiembre de 2002 gracias a la evolución delsector servicios y del cemento.�
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6 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Urbanismo y mafias en el Parque de Cabo de GataJosé Ignacio Domínguez, Ecologistas en Acción de Almería
responsabilidad privada de sus conceja-les, compraron a los “gibraltareños”, condinero público, el “edificio de Genoveses”.
De acuerdo con la Ley de Costas, laúnica posibilidad de legalizar el “edificiode Genoveses” es que se declare de inte-rés público. Para lograrlo, el Ayuntamien-to creó una fundación con el fin de que laUniversidad impartiera cursos de veranoen el edificio. La Universidad se ha desen-tendido del proyecto y la Consejería deMedio Ambiente ha informado desfavora-blemente la declaración de interés públi-co del inmueble, con lo que el “edificio deGenoveses” es ilegalizable.
Otra de las amenazas al Parque es laurbanización de 15,1 hectáreas que se pro-yecta en las proximidades de Las Salinas.El Ayuntamiento de Níjar concedió losderechos urbanísticos a los propietariosantes de que los terrenos fuesen declara-dos parque natural. Los propietarios hanconseguido una sentencia del TribunalSupremo que confirma estos derechosurbanísticos. Dado que ahora los terrenosson protegidos, están propuestos comoLIC y son zona ZEPA, la solución puedevenir de Bruselas. En último extremo laConsejería de Medio Ambiente deberíaexpropiar los terrenos .
La barriada del Parque mas deterioradapor la presión urbanística es San José. Allípodemos ver como el Hotel D. Ignacio haocupado 450 metros cuadrados de ram-bla, supera el volumen de edificabilidad ytiene una altura superior a la permitida. Nolejos del hotel están construyendo otroque también supera la máxima altura per-mitida y tapa un mirador que está proyec-tado construir en un monte a sus espaldas.La respuesta municipal ha sido que eleva-rá el monte para recuperar las vistas delmirador.
En la Isleta del Moro, población de unos100 habitantes, el Ayuntamiento de Níjarpretendía construir una urbanización de16,4 ha. Tras una agria polémica con des-calificaciones mutuas entre el Alcalde deNíjar y los Delegados de Obras Públicas yMedio Ambiente, la urbanización se redu-jo a 4 ha, que son tan ilegales como las 16,4originales. Las Normas Subsidiarias de Pla-neamiento del Ayuntamiento de Níjar con-templaban, en su aprobación inicial, elmultiplicar por tres la superficie urbanaactual. La Consejería de Medio Ambienteredujo la superficie apta para urbanizar ala mitad. Pero el Ayuntamiento ha recurri-do ante los tribunales sus propias NormasSubsidiarias para conseguir la superficiepara urbanizar aprobada inicialmente.�
EcobarómetroEl Ecobarómetro 2002, elaborado por elInstituto de Estudios Sociales de Andalu-cía a partir de 1.312 entrevistas realizadasdurante los meses de junio y julio, reflejaque el 75,8% de los consultados es parti-dario de poner coto al desarrollo urbanís-tico en la franja costera, frente a un 13,4%que considera innecesaria esta medida.Un porcentaje también muy significativo(el 77,3%) está de acuerdo con la restric-ción del uso de automóviles en las ciuda-des en beneficio del transporte público, elcarril-bici y los espacios peatonales.
De los entrevistados, el 68% mostró sudisposición a instalar paneles solares ensus viviendas, aunque un 22% respondióque no lo haría. Entre las razones esgrimi-das para no instalar los paneles destacanlas económicas –la mitad considera que esuna técnica cara que no revierte en unverdadero ahorro–, pero también la faltade información, que aduce un 21,7% delos encuestados.
El Ecobarómetro también revela quelas organizaciones ecologistas son las queinspiran más confianza, seguidas a distan-cia de las asociaciones de consumidores yagricultores, y Gobierno y administracio-nes. Las empresas y los partidos políticosson los menos valorados.�
Aguamarga.FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN DE ALMERÍA.
Edificio Genoveses.FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN DE ALMERÍA.
El mayor peligro para la conservación delParque de Cabo de Gata viene de la pre-sión urbanística que se ejerce sobre la cos-ta. En todas las barriadas del Parque se hanllevado a cabo desmanes urbanísticos,pero Aguamarga ha batido el récord. Allí,un ex concejal ha construido una urbani-zación en terrenos de propiedad munici-pal, ha realizado una permuta de terrenosfalsa con el Ayuntamiento de Níjar, ha cons-truido en vía pública y en zona verde, haampliado su urbanización a costa de le-vantar el asfalto de una carretera e intro-ducirla en un aparcamiento público, haconstruido 90 viviendas cuando sólo tieneautorización para construir 65...
Uno de los mayores escándalos urba-nísticos de la provincia de Almería lo haprotagonizado el conjunto de apartamen-tos conocido como “edificio de Genove-ses”, construido en las proximidades de laparadisíaca bahía de Genoveses, invadien-do todas las servidumbres establecidaspor la Ley de Costas. La licencia fue decla-rada ilegal por el Tribunal Supremo y eledificio ha quedado a medio construir.
Los propietarios, varias empresas radi-cadas en Gibraltar, cuando recibieron laorden de parar las obras, reclamaron unaindemnización al Ayuntamiento y el Tri-bunal Superior de Justicia de Andalucíales dio la razón. Los vecinos exigieron quede acuerdo con la Ley de Régimen Local laindemnización la pagaran de su patrimo-nio particular los concejales que habíanvotado a favor de la licencia ilegal. Losresponsables municipales, para eludir la
Condenado
el Alcalde de OjénEl Juzgado de lo penal n°3 de Málaga hacondenado al Alcalde de Ojén a 2 años decárcel y 12 de inhabilitación para cargopublico por cometer dos delitos contra laordenación del territorio al permitir sen-das construcciones en el paraje protegi-do de los alcornocales de Elviria. La de-nuncia fue presentada por Ecologistasen Acción de Marbella en el año 2000.
Esta sentencia pone nuevamente en lapicota judicial la violenta especulaciónurbanística y la impunidad con la que seactúa en toda la Costa del Sol malague-ña, especialmente en aquellos espaciosde valor forestal que todavía quedan.
Francisco Manuel Vázquez ha dimiti-do como alcalde de Ojén, cargo que haostentado durante once años.�
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7El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Viviendas ilegales en Jaén
Ecologistas en Acción de Jaén ha denunciado la proliferación deviviendas ilegales en distintos parajes protegidos del entorno dela capital. La construcción de chales en terrenos calificados comono urbanizables viene denunciándose desde hace años en losmontes de La Mella, Cerro Almodóvar, ladera del cerro de Jabal-cuz, cerro de La Imora, San Cristóbal, El Neveral, Valparaíso,Reguchillo y Quiebrajano, algunos de los cuales están dentro dela superficie que ocupará el futuro parque periurbano de lasfaldas del castillo de Santa Catalina.
Sin embargo, es el cerro de La Mella, declarado como EspacioForestal de Interés Recreativo, donde la situación es más grave.Hay al menos medio centenar de viviendas construidas al mar-gen de la ley, poniendo de manifiesto la nefasta gestión urbanís-tica del Ayuntamiento. La Mella destaca por su singularidadcomo espacio de gran valor paisajístico, botánico y faunístico y,por desgracia, por las fuertes agresiones que viene sufriendobajo el silencio del Ayuntamiento.�
Ley de Ordenación Urbanística de AndalucíaLola Yllescas, Javier Lama y Javier Farfante
Ecologistas en Acción de An-dalucía considera que la futuraLey de Ordenación Urbanísti-ca de Andalucía (LOUA) es cru-cial para la buena gestión y con-servación de un territorio quetiene a la industria turística y,sobre todo, a la construcción,como primeras fuentes decreación de empleo y riqueza.
Para ello es necesario queincorpore la necesidad de su-perar el déficit de participaciónpública. En el Proyecto de leyencontramos que se sigue sinfacilitar la clara y definitiva par-ticipación pública de los ciu-dadanos en el diseño de nues-tras ciudades. Los planes urba-nísticos se siguen confeccio-nando en gabinetes técnicos ya los ciudadanos sólo les que-
da el posible refrendo u oposi-ción a lo diseñado.
Es necesario también queincorpore la búsqueda de lasostenibilidad en la planifica-ción urbanística. En Andalucía,en la mayor parte de los casosse practica un urbanismo in-sostenible que ignora los crite-rios de conservación. Antes dellevar a la práctica cualquierplaneamiento, se debe estu-diar la capacidad de carga delterritorio. Esto significará co-nocer la posibilidad de un te-rritorio de acoger desarrollosurbanísticos sin destruir susrecursos naturales.
Pero, además, es indispen-sable que se cumpla la discipli-na urbanística. Los ciudadanosde Andalucía contemplamos
con estupor la impunidad conque se evita, ignora y contradi-ce la normativa urbanística: novivimos en un Estado de dere-cho, sino “de hecho”. Hay queerradicar tan escandalosa si-tuación.
En resumen, Ecologistas enAcción de Andalucía conside-ra que si la LOUA no resuelve lacontinua urbanización y espe-culación del suelo, si no hacedel diseño urbanístico una ac-tividad sostenible, participati-va y democrática, si no exigetransparencia en la planifica-ción para garantizar el benefi-cio de la mayoría, será una leyestéril, que no resolverá nin-guno de nuestros problemasactuales y no evitará la des-trucción del territorio.�
Urbanización contra camaleonesAdolfo Etchemendi
Ecologistas en Acción de Andalucía ha denunciado los desbrocesde matorral que se vienen realizando en Casines, término muni-cipal de Puerto Real, para urbanizar y construir 1.800 viviendas.Esta zona, de 325.000 m2, conserva la mejor población de cama-leones de la Bahía de Cádiz. El camaleón una especie catalogadade “interés especial”, “en peligro de extinción” y "vulnerable" pordiversas leyes europeas, estatales y autonómicas.
Lamentablemente la Consejería de Medio Ambiente informófavorablemente la urbanización de la finca Casines, autorizandoel desmonte de este extenso retamar. Las medidas “correctoras”son ridículas, exigiéndose sólo “un rastreo en la zona de retamaspreviamente al inicio de las obras para recoger los camaleonesque haya en la zona”. Se autoriza una traslocación sin especificarépoca, metodología ni lugar de suelta de los ejemplares. Paracolmo las obras han comenzado sin haberse procedido a estatraslocación, por lo que la mayor parte de sus efectivos adultos(sólo se han recuperado 16 ejemplares) y la totalidad de la puestaestán sucumbiendo bajo las máquinas.
Muchos de estos problemas se solucionarían con la aprobacióndel Plan de Conservación del camaleón, que se encuentra paraliza-do desde hace cuatro años, a pesar de que es una obligación legalpara todas las especies en peligro de extinción o vulnerables.�
Desaconsejanurbanizacionesen Doñana
El Patronato de Doñana hadesaconsejado la construc-ción de la urbanización Cas-tillo de la Luz en Mazagón(Huelva). El pleno del Pa-tronato del Parque Nacio-nal aprobó el informe reali-zado por un grupo de ex-pertos sobre el Plan de Or-denación Territorial delÁmbito de Doñana, que haelaborado la Consejería deObras Públicas. El informeno es vinculante, pero es-tablece que “no se debenrealizar nuevas recalifica-ciones sobre el suelo delentorno de Doñana que noesté considerado ya comourbanizable”.�
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8 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Centros comercialesPablo Moros
Los centros comerciales se pueden defi-nir como lugares en los que se invita per-manentemente al consumo merced a unaimbricación cada vez mayor de compra yocio. En ellos lo importante no es sólo quelos visitantes consuman, sino que refuer-cen su deseo de consumir sumergiéndo-se, durante unas horas, en un mundo deensueño en el que la felicidad está al al-cance de la tarjeta de crédito.
En sus orígenes, este tipo de mediosde consumo se levantaba en áreas subur-banas. Su atractivo principal era la posibi-lidad de comprar gran variedad de pro-ductos, en cantidades importantes y amódicos precios. Pero durante los últi-mos 20 años han ido sufriendo una trans-formación, tanto en su ubicación comoen sus contenidos. Así, hoy en día se insta-lan junto a los núcleos urbanos o inclusoen su interior; engloban tiendas con dife-rentes niveles de calidad; y en ellos loespectacular y las formas para el consu-mo del tiempo libre han empezado a ju-gar un papel preponderante.
El impacto ambiental de estas instala-ciones siempre ha estado muy ligado altransporte y a la ocupación del territorio.El concepto de los megacentros periféri-cos correspondía a un modelo típicamen-te estadounidense, en los que los accesosestán concebidos para el vehículo priva-do, con lo que eso implica de necesidad deampliación de infraestructuras y de po-tenciación de un transporte de gran im-pacto. Con su aproximación a los núcleosurbanos se supone que tal efecto se mini-miza al tiempo que se opera en ellos una“democratización”, pues el acceso a los
mismos se ve ampliado a los ciudadanossin coche.
Cercanía, diversidad, escenarios para elocio, la cultura y la participación, son algu-nos de los reclamos que el marketing em-plea para vender los nuevos centros co-merciales. A juicio de los expertos, Españaes un mercado poco explotado para estetipo de instalaciones. Según la AsociaciónEspañola de Centros Comerciales, nuestropaís contaba, en 2000, con 398 centros, loque suponía una densidad comercial de145,7 m2 por cada 1.000 habitantes; unacifra inferior a los 184,7 m2 por 1.000 habi-tantes de la media europea. Algo parecidosucede con el uso que los españoles ha-cen de este tipo de producto: 19 visitas alaño por habitante frente a las 23 visitas alaño de cada europeo.
La publicidad y los apologistas del neo-liberalismo afirman que los centros co-merciales son una de las nuevas formas deconvivencia de las sociedades posmoder-nas. Según ellos, se trataría de los lugaresen los que los ciudadanos del siglo XXIdesarrollan sus vidas públicas como anta-ño lo hicieran en las plazas de pueblos yciudades; por lo que su proliferación yutilización deben ser fomentadas. Estapostura olvida algunos detalles. El prime-ro, que esta modalidad de consumo y ocioconsagra definitivamente el alejamientodel ser humano del escaso entorno natu-ral con el que está en contacto dentro delas ciudades, confinando a los individuos amoverse por calles en las que todo es arti-ficial y controlado, desde la temperatura ala iluminación. Segundo, que la estructuray configuración de estos espacios seudo-
públicos responden a un diseño mera-mente comercial cuyo único fin es incenti-var el consumo. Tercero, que estos espa-cios tienen un dueño, una corporaciónprivada o una entidad de gestión que res-ponde a los intereses de promotores yvendedores. Y cuarto, que la participaciónciudadana está limitada por esas mismascorporaciones. En estas pretendidas nue-vas plazas no hay lugar para elementostan desagradables como los indigentes,los actos de protesta, los vendedores am-bulantes, la espontaneidad, el viento, lalluvia, los pájaros o la luna. Pero tranquil s:seguro que pronto las nuevas tecnologíasde lo virtual nos los colocarán delante decada escaparate para que, quien lo desee,pueda ejercer su libertad escogiendo elescenario que más se ajuste a sus fantasíasmientras compra, se entretiene o desarro-lla su “vida pública”.�
3 millones de viviendas desocupadas
CC OO ha denunciado el aumento del número de viviendas desocupadas en España.“Las últimas estimaciones cifran en unos 3 millones las viviendas vacías (un 15% deltotal), una cantidad equivalente a las viviendas nuevas construidas entre 1995 y 2001”.Se estima que el mercado de alquiler arrastra un déficit de 800.000 viviendas, cifra quesimplemente podría ser cubierta sacando al mercado de alquiler una cuarta parte de lasviviendas desocupadas que existen.
España es el país de la Unión Europea donde mayor peso tienen las viviendas enpropiedad (86% del total) y menor las de alquiler (14%), con una nula presencia públicaen éstas últimas (el alquiler público sólo supone un 2% de las viviendas en alquiler). Enla UE la importancia de la vivienda en alquiler es muy superior: el 39% de las viviendasestá en régimen de alquiler y, además, el 18% de ellas son de alquiler social –público–.
Una evidencia de la apuesta de los sucesivos gobiernos por la propiedad frente alalquiler es la evolución del parque de viviendas. En 1950 las viviendas en alquilersuperaban a las viviendas en propiedad. En los últimos 50 años las primeras no handejado de disminuir y las segundas de aumentar. “El resultado es que en el año 2000,por cada vivienda en alquiler existían ocho en propiedad”, según CC OO.�
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9El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Canarias:
no protestar
Los cinco miembros de laCoordinadora Federal de Eco-logistas en Acción de Canariashan sido imputados por el mi-nisterio fiscal de Santa Cruz deTenerife por varios supuestosdelitos cometidos en una con-centración en 2001 contra dela mal llamada Ley de Morato-ria Turística. Se les acusa de“injurias y calumnias” a dipu-tados y por alteración gravede la sesión del Parlamento.
La Delegación del Gobiernoen Canarias asegura que estainvestigación no obedece auna “actuación arbitraria”, sinoal cumplimiento de la ley. Se-gún la Delegación, la PolicíaNacional levantó un atestadopor el lanzamiento de mone-das e insultos a varios parla-mentarios y al consejero Mar-cial Morales. Este atestado sepuso en conocimiento del fis-cal en aplicación de la Ley deEnjuiciamiento Criminal.
Sin embargo, el consejeronegó que se produjeran estoshechos y agregó que lo únicoque sucedió es que los ecolo-gistas “consideraron demo-cráticamente oportuno mani-festarse a la entrada de la Cá-mara”. Morales considera que“lo curioso del asunto es quenadie me ha preguntado si mehan ofendido, insultado o lan-zado una moneda. Verme enun proceso como parte ofen-dida me resulta surrealista”.
Para Ecologistas en Acciónesto es una muestra más delo que entiende nuestra cla-se política por “participacióndemocrática”. �
Valencia: exceso
de velocidad
La memoria económica delanteproyecto de la Ley de Or-denación del Territorio y delSuelo no Urbanizable elabora-da por la Conselleria de ObrasPúblicas de la Comunidad Va-lenciana reconoce el riesgo deque el “exceso de velocidad”en la puesta en marcha de “de-masiados proyectos de urba-nización sobre un territorio li-mitado” saturen el mercado,desborden la capacidad de res-puesta de los servicios y siste-mas generales, “equipamien-tos e infraestructuras primariasque vertebran y articulan la ciu-dad y el territorio”.
La memoria destaca que lasconstrucciones masivas “hie-ran al territorio y al medio am-biente de forma irreparable yquizás innecesaria”. Así como,que la proliferación de la edifi-cación se efectúe “al serviciode los intereses recaudatoriosdel municipio y de unos pro-pietarios puestos de acuerdoa través de comisionistas le-galizados”.
Ecologistes en Acció delPaís Valencià ha mostrado suacuerdo con la memoria eco-nómica, pero lamenta que laproblemática a la que se aludeno está planteada en el pro-yecto de la ley; en consecuen-cia, tampoco se le intenta darninguna solución desde elGobierno valenciano. Criticatambién que la norma elabo-rada no supone ninguna pro-tección frente al urbanismodepredador, que ha crecido aun ritmo desenfrenado duran-te los últimos diez años.�
Ciudad y medio ambiente:
la Agenda 21 LocalLuis Enrique Espinoza, Ecologistas en Acción de Salamanca
Los compromisos internacionales sobre medio ambiente,como los adquiridos en la Conferencia de Naciones Unidassobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janei-ro en 1992, buscan una aplicación práctica también a escalalocal a través de la Agenda 21 Local. Este programa de compro-misos para los municipios busca su implicación en la sostenibi-lidad global, y se formula en cada ciudad a partir de la reflexióny discusión de los propios ciudadanos, quienes señalan conayuda técnica los “indicadores” de sostenibilidad de su propiomedio, es decir, identifican los problemas y señalan los objeti-vos que hay que alcanzar para mejorar la situación en un sentidoamplio e integrador, donde pueden aparecer desde programasde reducción de la contaminación local, o de ahorro energético,hasta de solidaridad con otros pueblos empobrecidos.
Así pues, no se trata sólo de disponer de tecnologías dedepuración de aguas o de reducción de la contaminación; de unmodelo de gestión de basuras basado en la prevención y elreciclaje; de una política de creación de espacios verdes, etc.Siendo importante todo ello, porque supondrá una mejora enla calidad de vida y una reducción de la “huella ecológica” de laciudad, de lo que se trata es de redefinir nuestro modelo deciudad como ámbito de trabajo y convivencia buscando laequidad, porque la justicia social es una condición para lasostenibilidad urbana. Hay que integrar las necesidades básicasde la población, así como los programas de salud, empleo yvivienda en la protección del medio ambiente.
La Agenda 21 Local aporta como novedades una dimensiónglobal, que integra los aspectos ambientales y socioeconómi-cos; la exigencia de planificación y coordinación de políticasmunicipales diversas; o el carácter participativo de su elabora-ción y gestión, que supone una corresponsabilidad en lasdecisiones por parte de los ciudadanos, en un ejercicio deprofundización de la democracia política.
La extensión del marco de decisión es imprescindible cuan-do se trata de hacer frente a problemas complejos, donde laincertidumbre es alta, irreductible en ocasiones, y existenvalores en juego o implicaciones éticas, por ejemplo de tipotransgeneracional. La implicación ciudadana en el procesohacia la sostenibilidad aporta un elemento de continuidadfrente a las discontinuidades de la política tradicional, marca-da por las contiendas electorales que exigen, además, resulta-dos en el corto plazo.
Este tipo de compromisos de escala local, que son al tiempoinstitucionales y ciudadanos, son indispensables para enfren-tar con eficacia los problemas ambientales. �
Madrid, paraíso de la obra públicaEcologistas en Acción de Madrid
La Comunidad de Madrid es un magnífico –y triste– ejemplo dedispersión urbanística y de construcción de infraestructuras parapermitir su funcionamiento a base de coches. Para dar servicio a lanueva estructura territorial (620.000 nuevas viviendas en los próxi-mos años), además de los 3 anillos de circunvalación existentes(M-30, M-40 y M-45), se está construyendo la M-50 y está prevista laM-60 –ninguna otra capital europea tiene dos autovías circularescompletas–. Además, se están construyendo 4 nuevas autopistasradiales y ampliando muchas de las existentes, lo que incrementaráen un 50% la capacidad de penetración de vehículos en la capital. �
La participación ciudadana es imprescindible para el
desarrollo de las Agendas 21. FOTO: JUAN Gª VICENTE.
El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
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Ciudades del mundoEl último informe sobre pobla-ción de la ONU señala que casila totalidad del aumento depoblación mundial ocurrirá enlas ciudades del Tercer Mun-do: en 2015, las cinco ciudadesmayores del mundo, con másde 20 millones de habitantescada una, serán Tokio, Bom-bay, Lagos, Dhaka, y São Paulo.
Las ciudades tienen un im-pacto enorme en el ambiente:generan cerca del 80% de todoel dióxido de carbono de ori-gen humano y utilizan el 75%de la madera para uso indus-trial, así como el 60% del aguaconsumida por la Humanidad,bien de forma directa –aguade boca, sanitaria o de uso in-dustrial– o indirecta –utilizadaen los regadíos que alimentana la población–.
Hoy en día las áreas urba-nas no están preparadas paraadecuarse a la población cre-ciente y al éxodo masivo delcampo a la ciudad. La pobrezaestá aumentando en las ciuda-des, excluyendo a miles de per-sonas de derechos básicoscomo el empleo, la protecciónsocial, la salud o la educación.La situación se complica aúnmás con el rechazo al que seven sometidas las personasque llegan a las ciudades pormotivos económicos o políti-cos, especialmente si son ex-tranjeras o pertenecen a etniaso grupos sociales marginados:a los problemas de falta de re-cursos básicos se añaden losde marginación. �
MéxicoEl científico Mario Molina, pre-mio Nobel de Química, y lasautoridades de la ComisiónAmbiental Metropolitana deCiudad de México solicitaronliberar recursos del Fideicomi-so Ambiental para continuarlos estudios que permitan des-pejar incógnitas pendientessobre el fenómeno de la con-taminación atmosférica en elValle de México, una de las zo-nas más contaminadas delmundo. La secretaria de MedioAmbiente del DF, ClaudiaSheinbaum, informó que de los700 millones de pesos (unos70 millones de euros) del fidei-comiso integrado por la reten-ción de dos centavos por cadalitro de gasolina producido enla metrópoli hasta 1998, unos100 millones financiarán dis-tintos proyectos que mejora-rán las condiciones ambienta-les de la Zona Metropolitanadel Valle de México. En particu-lar, se quiere estudiar la conta-minación por partículas meno-res de 2,5 micrometros, y desa-rrollar modelos de química at-mosférica que permitan cono-cer cómo ocurre la dispersión
de contaminantes. �
Luces urbanasEl mapa está realizado a par-tir de las luces permanentesde la superficie de la Tierra.Así, las áreas más brillantesson las más urbanizadas, perono necesariamente las máspobladas. Las ciudades tien-den a crecer a lo largo de lascostas y de las grandes redesde transporte. Algunas de laszonas más iluminadas, porejemplo, son las grandes ciu-dades del oriente de EE UU,unidas por la red estatal deautopistas.
EE UUNo sólo las ciudades de los paí-ses pobres sufren graves pro-blemas. La zona costera deNueva York-Nueva Jersey su-fre una contaminación gene-ralizada, así como un desarro-llo urbanístico sin control, queha hecho desaparecer 220 delos 260 km2 de humedales delterritorio de la ciudad de Nue-va York. Así lo denuncia un es-tudio del NRDC (Consejo parala Defensa de los Recursos Na-turales) estadounidense. Sola-mente en el año 1999 se vertie-ron en el área unos 15 millonesde kilos de productos tóxicos,como cinc, cianuros, clorofor-mo, tolueno y cromo.
El NRDC afirma que granparte del progreso realizado enlos últimos 30 años en la mejorade la calidad de las aguas de lazona estudiada se ve amenaza-do por la contaminación quími-ca, la urbanización y la destruc-ción de espacios naturales. Cu-riosamente, entre los mayorescontaminadores identificados,además de empresas químicasy del aeropuerto de La Guardia,está una planta de control de lacontaminación.�
Sur de ÁfricaDe acuerdo con el informe Glo-bal Environmental Outlook (Pa-norama ambiental mundial)del programa de la ONU parael ambiente (PNUMA), la urba-nización rápida y sin planificares una amenaza para la saludde los habitantes del sur deÁfrica, creando las condicionespara la propagación de gravesenfermedades. Dichas enfer-medades se derivan de pro-blemas ambientales comoagua contaminada, malos sis-temas de alcantarillado, con-taminación del aire dentro delas viviendas y exposición a losmosquitos, que se dan en elhacinamiento de las ciudadesde esta parte del mundo. Estosproblemas sanitarios se venexacerbados por los nuevosproblemas de la contamina-ción industrial y agrícola. Losproductos químicos que se uti-lizan en ambos sectores estáncausando y/o empeorandodolencias tales como tubercu-losis, bronquitis, enfermeda-des coronarias, cáncer y asma.La mayoría de las ciudades afri-canas se fundaron como cen-tros coloniales administrativosy comerciales, sin ninguna ca-pacidad para acoger a pobla-ciones numerosas como ocu-rre en la actualidad.�
FOTO: C. MAYHEW Y R. SIMMON, NASA GSFC
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Siria La ciudad vieja de Alepo sufrelas consecuencias ambientalesdel rápido cambio en los mo-dos de vida de sus habitantes yde una economía orientada alturismo. Los problemas funda-mentales son la mala gestiónde los residuos de talleres yfábricas pequeñas, el tráficomotorizado y la mala calidaddel agua y de los saneamien-tos. Para afrontar estos proble-mas de forma global, se estádesarrollando un programaambiental basado en el mode-lo de la Agenda Local 21. Elprograma pretende la coope-ración y participación de todaslas personas y entidades afec-tadas por la situación ambien-tal de la ciudad, y se englobaen una iniciativa más generalde desarrollo de la Agenda 21para toda la ciudad de Alepo.�
Ciudades lentasEn 1999, se fundó en Italia elmovimiento de ciudades len-tas, con una filosofía similar ala de la comida lenta. Las ciu-dades lentas fomentan los pro-ductos naturales y autóctonos,la artesanía, la rehabilitaciónde edificios antiguos frente ala construcción desaforada, elpeatón frente al automóvil, laszonas verdes frente al ce-mento y, en fin, la calidadfrente a la cantidad y la len-titud consciente frente ala celeridad enloquecida.De este modo se preten-de que la vida urbanasea, por lo menos, vivi-ble. Forman parte deeste movimiento 26
ciudades italianas; son ciuda-des pequeñas y antiguas en sumayoría, pero muy dinámicasy con vida propia. Lentitud, di-cen los promotores de estaidea, no es sinónimo deatraso.�
BrasilEn Santos, importante ciudadportuaria y turística de Brasil,el gobierno municipal del Par-tido de los Trabajadores se hapropuesto conseguir la impli-cación de toda la comunidaden la creación y aplicación depolíticas y programas de mejo-ra de las condiciones ambien-tales, económicas y sociales.Será a través de los “consejosciudadanos para la participa-ción pública”, donde trabaja-dores de los sectores público yprivado, profesionales, acadé-micos y sectores pobres de lasociedad comparten ideas parael planeamiento urbano sos-tenible de la ciudad. Cada con-sejo se ocupa de un tema par-ticular, dentro de las nueveáreas prioritarias (generaciónde empleo, ingresos y educa-ción; recursos naturales y sa-neamiento; vivienda; educa-ción y salud; transporte; vio-lencia y seguridad; turismo yocio; ciudadanía, y formulacióndel plan general. Como de cos-tumbre, todas estas laudablesiniciativas locales están, pordesgracia, a merced de unascircunstancias exteriores (glo-balización, FMI...) que se es-capan a la actuaciónde los consejosciudadanos.�
ChinaEl auge económico de China,que dura ya dos décadas, haimpulsado la urbanización delpaís, que crece al ritmo de 0,5%cada año; en la actualidad el30% de la población habita enciudades, porcentaje que pue-de llegar al 45% en 2010.
El crecimiento de las ciuda-des (tres de las cuales –Beijing,Sanghai y Tianjin– se encuen-tran en la lista de megaurbesmundiales, con más de 10 mi-llones de habitantes), está pro-vocando graves problemas decontaminación atmosférica yde las aguas. Un estudio sobremás de 600 ciudades chinasrevela que las instalacionesmunicipales y el estado de laecología urbana se asemeja alde las ciudades de los paísesdesarrollados hace 40 años.
El Gobierno chino ha esti-mulado el desarrollo de las ciu-dades pequeñas, lo que hace a
China muy distinta de paísescomo México, donde una ounas pocas megaciudadesconcentran a la mayoría de lapoblación. No obstante, inclu-so la expansión de las peque-ñas ciudades está causandopérdidas importantes de tierraagrícola, en un país que debealimentar a la quinta parte dela Humanidad con sólo el 7%de la tierra cultivable delmundo.�
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12 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
José Manuel Naredo,Economista y Estadístico
El gran éxito del proyecto demodernidad civilizatoria quenos ha tocado vivir estriba ensu capacidad para apoyar susfundamentos en valores que se
suponen universales, trascendentes y, porlo tanto, ajenos a consideraciones espa-cio-temporales. La ciencia económica hadesempeñado un papel fundamental eneste juego reduccionista, aportando elnúcleo duro de la racionalidad sobre laque se asienta el llamado pensamiento
único. La reflexión económica estándarse sitúa en un campo meramente instru-mental, servil al ciego instinto de promo-ción competitiva y al desatado mecanis-mo del crecimiento económico, cerrandolos ojos a los daños sociales y ambientalesque tal modelo ocasiona o ayudando aasumirlos como algo normal o inevitable,como si del pedrisco o el rayo se tratara.Sin embargo el territorio testifica los da-ños físicos y sociales infligidos, que per-manecen reflejados en los paisajes urba-nos, periurbanos y rurales.
La situación crítica de la actual civiliza-ción alimenta una pugna sorda entre el
recurso a evidencias domesticadas quemagnifican “la irrefrenable marcha
hacia el progreso” de nuestra sociedad, ylos signos de regresión cada vez másostensibles que muestran el deterioro eco-lógico y la polarización social en el acon-tecer diario. Asistimos así a las tribulacio-nes del discurso dominante del pensa-
miento único para ingeniárselas, no sólopara subrayar los signos de progreso, sinosobre todo para ocultar los signos deregresión. En esta pugna juegan dos no-vedades dignas de mención: una, la esca-la sin precedentes que han alcanzado losfenómenos urbanos y los problemas ydeterioros que éstos generan y, otro, losmedios de difusión, y de disuasión, tam-bién sin precedentes, con los que cuentael pensamiento único para favorecer elconformismo y desactivar la disidencia.
La crisis urbana del XIX en los
países industrializados y sus
enseñanzas
Las grandes concentraciones urbanas quetrajo consigo la revolución industrial su-pusieron una clara ruptura con los mode-los de orden que, con diversas variantes,habían venido presidiendo hasta enton-ces la configuración de las ciudades. Es-tas concentraciones rompieron las primi-tivas ideas de unidad en el trazado que setenía de las ciudades, haciendo que sucontinua construcción y remodelación
evolucionara de forma errática e incon-trolada, para ofrecer el panorama de lasmodernas conurbaciones (1).
La implantación del Estado Modernocomo afirmación de un nuevo poder po-lítico desbrozó el camino hacia el actualorden de cosas. La expresión territorialdel nuevo complejo cultural, político ysocial se plasmó en el modelo de “ciudadbarroca”, así denominado por Mumfordy otros autores. La ciudad barroca rom-pió los antiguos recintos amurallados paradesplegar por el espacio abierto un plangeométrico en el que primaban la pers-pectiva horizontal, las largas avenidas y eldiseño ortogonal, por contraposición alas calles más angostas y curvas y aldiseño más orgánico de los cascos medie-vales. El peso determinante de la autori-dad política fundadora de los nuevosEstados explica la firmeza planificadoraque subyace a las realizaciones de laciudad barroca que, pese a todo, se esca-lonaron en el tiempo, compartiendo esti-los y conviviendo con el tejido urbanopreexistente para originar en el viejomundo lo que acostumbra hoy a denomi-narse la ciudad clásica o histórica, porcontraposición a las presentes conurba-
ciones. El proyecto de ciudad barroca fueasí un paréntesis en el desmantelamientode la vieja cultura urbana que dejó abier-
El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
La ordenación territorial en grandes conurbaciones acarrea graves problemassociales y ambientales irresolubles con el actual modelo de desarrollo
Ciudades y crisis de civilizaciónJosé Manuel Naredo
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13El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
to el camino hacia el mayor peso delcapitalismo y el predominio del modelode urbanización que, con diversas varian-tes, ha llegado hasta nuestros días.
Como es sabido, el capitalismo orientóla gestión del mundo físico desde el uni-verso de los valores monetarios para maxi-mizar beneficios. Este criterio de gestiónes una máquina potentísima de deteriorodel patrimonio (natural y construido) dela sociedad: los agentes económicos, tra-tan de favorecer su beneficio particularforzando sus ingresos a base de explotarbienes libres o de terceros o trasladandosus costes sobre otros agentes o territoriosque quedan fuera de su ámbito contable.Este principio de acrecentar beneficiosprivados a costa del deterioro público ode terceros es el que originó la crisis de laurbanización masiva que trajo consigo elcapitalismo industrialista del XIX.
Las imágenes poco recomendables quepresentaban las primeras ciudades indus-triales en la Inglaterra del siglo XIX, go-bernadas por el afán de lucro empresa-rial, trajeron consigo un fuerte movimien-to de reflexión y de protesta. La importan-cia inédita del nuevo fenómeno y el em-peño en discutir con datos en la mano laamplitud y gravedad de los problemassuscitados, dio pie a numerosos estudiosy estadísticas. Las encuestas y los regis-tros sistemáticos de población ayudarona cuantificar la pobreza y a confirmar quelas nuevas aglomeraciones urbanas de laépoca acarreaban tasas de mortalidadsuperiores a las del medio rural (2), comofiel reflejo de las deplorables condicionesde vida de una parte importante de lapoblación y el medio ambiente.
Esta situación desencadenó en Ingla-terra un fuerte movimiento antiurbano
que veía las nuevas aglomeraciones máscomo “tumores abominables” que comoexponentes del progreso prometido porla civilización industrial. Este movimientoayudó a ver el status quo como algoinadmisible, extendiendo entre políticos,administradores y filántropos, afanes dereforma tendentes a corregir los aspectosmás negativos que acompañaban al pro-ceso de urbanización ejemplificado por la“ciudad monstruo” de Londres. Se trata-ba, sobre todo, de paliar la insalubridad yla inseguridad mejorando “las condicio-nes de vida de los pobres” que se concen-traban en el medio urbano, para hacer deél algo más saludable y apacible.
Pero lo que al final se hizo fue separardefinitivamente la moral de la patologíaurbana, postulando que no hacía faltacambiar la sociedad, ni siquiera reducir eltamaño de las concentraciones urbanas,sino hacer que éstas se atuvieran a deter-
minados estándares de salubridad. Al verque las enfermedades infecciosas expli-caban el grueso de las elevadas tasas demortalidad urbana, se trataron de mejo-rar las condiciones higiénicas de la ciudady las viviendas, controlando la densidadde población, separando el abastecimien-to de agua de los vertidos, pavimentandolas calles y recogiendo los residuos sóli-dos. Ante la evidencia de que el mercadono resolvía por sí mismo estos problemas,se planteó la necesidad legal de estable-cer una serie de estándares mínimos dedensidad y de salubridad, entre los quefiguraba la emblemática dotación de unváter por familia.
Las tasas de mortalidad (y de natali-dad) urbana disminuyeron en la Inglate-rra de finales del siglo XIX, hasta situarsepor debajo de las del medio rural, antici-pando el patrón demográfico que, conmás o menos desfase, siguieron los otrospaíses industrializados. Las omnipotentes
palancas de la ciencia y la técnica facilita-ron una salida razonable a la crisis queplantearon las nuevas aglomeraciones ur-banas del XIX. Renació la fe en el progre-so, decayó el antiurbanismo antes men-cionado y aumentó la confianza en elcapitalismo y en los aspectos benéficosdel crecimiento económico (y urbano).
Se pudo mejorar así el confort y lalimpieza del medio ambiente urbano, peroa base de ocupar más suelo, de utilizarmás recursos foráneos y de llevar al extra-rradio una contaminación acrecentada,aumentando por todo ello las necesida-des de transporte.
Extensión e importancia del actual
fenómeno urbano
Las ciudades de la antigüedad, e inclusodel medioevo, tenían una dimensión muyinferior a la de las aglomeraciones de hoydía. En 1800 sólo Londres alcanzaba elmillón de habitantes, siendo Inglaterra elpaís más urbanizado del mundo. En 1850sólo había en el mundo dos ciudades quesuperaban el millón de habitantes, Lon-dres (con 2,3 millones) y París (con 1,1millones). En 1900 aparecen ya diez ciu-dades con más de un millón de habitan-tes, encabezadas por Londres (4,5), Nue-va York (3,4) y París (2,7). En 1910 yahay trece, a la vez que empieza a obser-varse la presencia de aquellas ubicadasen los antiguos países coloniales, quetomarían la delantera en tamaño de po-blación: hoy, entre las aglomeraciones demás de 10 millones de habitantes se en-cuentran, junto a Nueva York, México,Sao Paulo, Calcuta, Shangai, etc.
Podemos resumir el giro mencionadoen la evolución de la población urbana
mundial de la siguiente manera. La pobla-ción mundial que vive en ciudades de másde 100.000 habitantes pasó de represen-tar el 16% de la población total en 1950, al24% en 1975 y al 50% en el año 2000.Pero subrayemos, como dato más signifi-cativo, el peso dominante que han adqui-rido los países pobres o menos desarrolla-
dos en el proceso de urbanización mun-dial: en 1950 la población urbana antesmencionada que estaba situada en lospaíses ricos o desarrollados doblaba a lade los países pobres, mientras que en 1975la población urbana se distribuía mitad ymitad entre países pobres y ricos y en elaño 2000 la población urbana de los paí-ses pobres dobla ya a la de los países ricos.Los problemas derivados de la urbaniza-ción masiva han dejado, así, de ser elproblema casi exclusivo de los países ricosque era hace un siglo, a convertirse en unproblema de primer orden en los paísespobres, cuya tasa de urbanización crecióen consonancia con los datos aportados,pasando del 7,8% en 1950 a superar el40% con el cambio de siglo.
13El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
1. El uso del hierro y del hormigón dalugar a un gran volumen construido porunidad de superficie. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
2. El número de pobres y marginadosaumenta en las grandes conurbaciones.FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
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14 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Criterios que orientan el actual
orden de cosas
El distinto modelo de ciudad, o más biende no-ciudad, al que se atenían las prime-ras conurbaciones, reflejaba ya la hege-monía del capitalismo sobre la autoridadpolítica. Esta hegemonía tuvo que atener-se a los nuevos estándares de calidadurbana acordados en las metrópolis paraseguir progresando. Pero a medida quetal hegemonía se fue extendiendo por elmundo, con ella se extendió también, enlo esencial, el nuevo modelo de ordenterritorial, con alguna variante que preci-saremos a continuación. La tan cacarea-da globalización económica, y la consi-guiente extensión del pensamiento único,trae consigo la aplicación planetaria deun único modelo de ordenación del terri-torio. Resumamos sus rasgos esenciales.En primer lugar, creo haber demostrado(3) que las reglas del juego económicodesarrolladas por el capitalismo tienden aordenar el territorio en “núcleos de atrac-ción de capitales y productos (más den-sos en población e información) y áreasde apropiación y vertido”. Junto a estatendencia general, que funciona a escalanacional e internacional, se plantean otrasque explican más matizadamente la uni-versalidad del modelo aparentementecaótico de las propias conurbaciones.Éstas vienen dadas por la confluencia deciertos presupuestos técnico-económicosque cabe resumir de la siguiente manera:
Presupuestos económicos: Con el ca-pitalismo la mayoría de los edificios yviviendas no se construyen ya directa-mente para el uso de sus futuros usuarios,sino para la venta (o el alquiler), porentidades interpuestas que buscan el be-neficio monetario. Esta finalidad hace quese tienda a maximizar el volumen construi-do por unidad de superficie hasta donde lopermita la normativa vigente y que lospropietarios de suelo traten de modificarsu calificación hacia normas más laxas,alterando los planes existentes (4).
Presupuestos técnicos: El perfecciona-miento técnico, y el abaratamiento, ob-servados en el manejo del hierro y elhormigón desde finales del siglo XIX,permitió dotar a los edificios un esqueletode vigas y pilares, independiente de losmuros, capaz de soportar numerosas plan-tas y de conseguir un volumen construidopor unidad de superficie muy superior alde los edificios tradicionales.
Con los dos presupuestos señalados segeneralizó por el mundo la aparienciauniforme de los edificios, originando unaestética universal acorde con el predomi-nio del pensamiento único. A la vez que lanueva posibilidad de aumentar el volu-men construido sobre el suelo ocupadopor edificios antiguos, desencadenó pro-cesos de demolición de la ciudad histórica
sin precedentes, cuando el marco institu-cional lo permitía, como ha sido el casode España (5). Por otra parte, el desastro-
so comportamiento térmico de los nue-vos edificios acrecentó el gasto energéticonecesario para hacerlos habitables.
Los avances técnicos observados en elterreno de los transportes y las comunica-ciones han facilitado la enorme extensiónterritorial en forma de “mancha de tinta ode aceite” que caracteriza a la conurba-ción difusa o al urban sprawl de nuestrotiempo. Si reducir el hacinamiento ayudóen su día a mejorar la salubridad urbana,la extrema dispersión actual de los usos yla gran dependencia del transporte consti-tuyen hoy uno de los principales factoresde deterioro del medio ambiente urbano.
Patrones inviables
Un grave problema de fondo ligado alactual proceso de urbanización es el queplantea el indiscutido afán de extender atodo el mundo los patrones urbanos devida de las metrópolis mundiales, cuandoestos patrones se muestran hoy inviablespara el conjunto de la población: su gene-ralización plantea unas exigencias en re-cursos y residuos que se salen del limitadoentorno planetario, evidenciando estaimposibilidad. Pero el problema no sólose limita a proponer a la especie humanaun modelo de progreso que se revelainviable a la luz de la lógica más elemen-tal, sino que en los últimos tiempos ladistancia entre ricos y pobres se acentúaa pasos agigantados a escala planetaria,reflejándose en el ensanchamiento de la
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1. La mitad de la población mundial vive en ciudades de más de 100.000 habitantes. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN. 2. La ciudades modernas tienen unaapariencia uniforme. FOTO: PACO RAMOS. 3. Hay escasas posibilidades económicas en las ciudades del Sur. Funámbulos en Calcuta. FOTO: FERNANDO MOLERES
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brecha Norte-Sur y en la aparición decrecientes bolsas de pobreza y de margi-nación en el propio Norte.
En efecto, el desarrollo, en vana pre-tensión de erradicar la pobreza, no haintervenido mejorando de entrada lascondiciones de vida de las sociedadesperiféricas al capitalismo, sino provocan-do su crisis, sin garantizar alternativassolventes de mejora para la mayoría de lapoblación implicada e incluso originan-do, en ocasiones, situaciones de penuriay desarraigo mayores que las que sepretendían corregir. Porque, además, lasnuevas necesidades que trae el desarrollo
aparecen como algo ajeno a las posibili-dades de los individuos para hacerlesfrente directamente, con lo que la personacarente de trabajo e ingresos aparece comoun residuo obsoleto, inadecuado a lasnuevas exigencias del desarrollo, que caecon facilidad por la pendiente de la margi-nación social y el deterioro personal.
Así, no cabe considerar el procesoactual de urbanización que se opera enlos países pobres como un paso que repi-te la misma senda de modernización yprogreso seguida tiempo atrás por lospaíses ricos: es más común que este pro-ceso resulte de la mera destrucción de lasformas de vida y de cultura de aquellospaíses, que de las capacidades del desa-
rrollo para la calidad de vida de la pobla-ción en las actuales aglomeraciones. Lamagnitud de las imágenes de frustracióny desarraigo que presentan hoy las conur-
baciones de los antiguos países colonialesasí lo atestiguan, empequeñeciendo losproblemas que presentaba el Gran Lon-dres de hace un siglo. La calidad ambien-tal de Londres ha podido sin duda mejo-rar, junto con la de otras antiguas ciuda-des industriales, mostrando que, por lasrazones antes indicadas, los países metro-politanos están en condiciones muchomás favorables que el resto del mundopara mantener la calidad interna de suspropias conurbaciones y para seguir de-sarrollando formas de urbanización in-viables a escala planetaria.
Perspectivas de la crisis
La dificultad para incidir sobre la marchade la actual civilización y su reflejo territo-rial, no estriba tanto, como suele decirse,en la falta de medios económicos o deinstrumentos técnicos, como en nuestraincapacidad para revisar los fines quepresiden y orientan los comportamientosen nuestra sociedad. Hemos visto que lacrisis urbana que atravesaron los nacien-tes países industriales del siglo XIX estuvomotivada por fallos de calidad interna delpropio sistema urbano y que se resolvió,con el apoyo del Estado, utilizando más
intensamente los recursos y sumiderosdel resto del territorio. Sin embargo, lacrisis actual no sólo vuelve a plantearnuevos problemas de calidad interna,sino que se topa con el deterioro acrecen-tado del resto del territorio. Su tratamien-to exige, por lo tanto, reconsiderar lasrelaciones del propio sistema urbano conel resto del territorio.
El enfoque sectorial y parcelario que sehabía utilizado con éxito para resolver lacrisis anterior se revela ahora insuficiente.Los problemas ya no se resuelven au-mentando la altura de las chimeneas otirando de la cadena del váter. Hay quepreocuparse del funcionamiento del sis-tema urbano en su conjunto y, para ello,hace falta volver a considerar la ciudadcomo proyecto, consideración que sehabía desvanecido junto con la cohesióny la participación social que en otro tiem-po construyó y mantuvo las ciudades.
Se cae, así, en la cuenta de la necesi-dad de reconstruir el cuerpo social de laciudad y de dotarlo de órganos responsa-bles capaces de controlar su funciona-miento físico y el deterioro que originasobre el territorio. Pero entonces nos en-contramos con que el tamaño sobrehu-mano de los asentamientos actuales difi-culta enormemente esta reconstrucción,lo que urge a redimensionar esa ciudad-proyecto, rompiendo la inercia expansi-va de las conurbaciones. Lo cual exigiríasupeditar la finalidad imperante del lucroal logro de otras metas (sociales, ambien-tales...) desencadenando un proceso enel que, mediante la interacción transpa-rente entre información, participaciónsocial y normativa, se vaya definiendo elnuevo proyecto de ciudad y su relacióncon el resto del territorio. Pero, a la vez, ladimensión internacional y planetaria delos problemas hace que éstos trasciendande la esfera local o nacional en la que sehan venido tratando. Por todo lo expues-to, la crisis del modelo de ordenación delterritorio que se ha extendido por el mun-do está llamada a resolverse con la crisisde la civilización que lo engendró.
Por lo común, tanto las ciencias socia-les y ambientales, como las institucionesque se ocupan del territorio y del medioambiente, invierten más esfuerzo en ocul-tar que en analizar y paliar los problemasde fondo que suscitan la crisis actual. Lavergonzosa falta de datos sistemáticossobre la ocupación del suelo y los flujosque componen el metabolismo de la ac-tual sociedad, a sus distintos niveles deagregación, o sobre las condiciones devida de la población, corre paralela conlos miles de satélites enviados a la atmós-fera, con los cuantiosos recursos destina-dos a estudiar el medio ambiente, el clima
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Notas y referencias
Una versión más amplia de este artículo
se publicó, con el mismo título, en
Documentación Social, nº 19, abril-junio
2000.1. Término acuñado por Patrick Geddes
(1915: Cities in evolution, versión española
de Ed. Infinito, Buenos Aires, 1960) paradesignar esta nueva forma de urbanización,
diferenciándola de lo que antes se entendía
por ciudades. Lewis Mumford, en Lacultura de las ciudades (s/f, EMCE, Buenos
Aires), llega a hablar de “desurbanización”
para referirse a este mismo proceso,
subrayando que suponía la destrucción de
la antigua idea de ciudad.
2. Por ejemplo, en 1840, la tasa de
mortalidad en Liverpool era del 71 por
1.000, multiplicando por tres a la registrada
para la media de Inglaterra (el 22 por
1.000) (Carter, h. y Lewis, C.R., 1990: An
urban geography of England and Wales in
XIX Century, Edward Arnold, Londres.
p.38). En la Francia de la Restauración, por
término medio la tasa de mortalidad en las
ciudades era una vez y media superior a la
registrada en el medio rural (Pinol, J-L.
1991: Le monde des villes au XIX siècle,
Hachette, París., p.145). Esta diferencia se
siguió observando en Europa y Estados
Unidos hasta finales del siglo XIX y
principios del XX.
3. Ver J.M. Naredo y A. Valero (directores):
Desarrollo económico y deterioro ecológico.
Fundación Argentaria y Visor
Distribuciones, Madrid, 1999.
4. La reciente Tesis doctoral de Javier Ruiz
(1999: Madrid 1963-1994:...La génesis delmodelo disperso, Tesis doctoral, ETSA) de
Madrid), confirma que, en la Comunidad
de Madrid, la ocupación del territorio hatranscurrido en buena medida corrigiendo o
contraviniendo lo previsto en los planes
municipales y que los planes deinfraestructuras han sido más
condicionantes del modelo de crecimiento
que el planeamiento urbano originario.5. España es el país con el parque de
viviendas más renovado de la Unión
Europea, lo que permite concluir que eldesarrollo económico fue
proporcionalmente más destructivo de
nuestro patrimonio inmobiliario de lo que lofue la Segunda Guerra Mundial en países
como Alemania. (Naredo, J.M.(dir.), 2000:
Composición y valor del patrimonioinmobiliario en España. Ministerio de
Fomento, Madrid).
e incluso el planeamiento territorial y susvaloraciones monetarias.
De esta manera es probable que lastendencias regresivas sigan, como hastaahora, adelante, sin que la sociedad tomeconciencia de la crisis. Porque resultadifícil que una civilización prevea su pro-pia crisis y ponga los medios necesariospara resolverla cuando afecta a sus ci-mientos: lo normal es que ésta le sorpren-da, como ocurrió en la Grecia clásica o laRoma imperial, cuando adquiera tintesclaramente catastróficos y difícilmente re-versibles.
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Carlos Verdaguer, arquitecto urbanistay profesor asociado de urbanismo
en la Escuela de Arquitectura de Madrid.
Sería aventurado afirmar que elmovimiento ecologista ha supe-rado por completo los prejuiciosprofundamente antiurbanos quelo caracterizaron en sus orígenes,
pero lo cierto es que, a medida que se haido fortaleciendo y adquiriendo madurez,su lectura de las relaciones entre naturalezay ciudad ha ido dejando atrás la perspecti-va simplista que abogaba por la sustituciónde las ciudades por pequeñas agrupacio-nes autosuficientes de casas ecológicas ro-deadas de huertos para ir adquiriendo lacomplejidad conceptual que exige un fe-nómeno como el urbano cuya extensiónabarca ya todo el planeta.
Hay que señalar que lo contrario tam-bién es cierto: sin las aportaciones de laecología en sus vertientes científica y mili-tante, la visión imperante en el ámbito delurbanismo progresista seguiría siendo laque asociaba calidad urbana exclusiva-mente a la existencia de un gran parque deviviendas sociales espaciosas y bien dise-ñadas con equipamientos, dotaciones yzonas verdes, sin poner en cuestión elpropio crecimiento urbano, y sin conside-rar siquiera los ingentes flujos de energía,materia y residuos entre las ciudades, susterritorios y todo el planeta que caracteri-zan y condicionan la dinámica urbana.
A pesar de esta gradual convergenciaentre las visiones del ecologismo y delurbanismo más avanzado y a pesar de que,al socaire de la idea de sostenibilidad, lapreocupación por el medio ambiente hapasado a formar parte ineludible de losdiscursos institucionales, el caso es que elpanorama dista de estar claro a la hora deentender en qué consisten realmente lasostenibilidad urbana o el urbanismo lla-mado ecológico. Se trata de un debateabierto y referido a un escenario funda-mental en el que el ecologismo está llama-do a jugar un papel mucho más importantedel que ha desempeñado hasta ahora.
La clave y los términos de este debate
son, por otra parte, similares a los que seplantean en todos los demás ámbitos en unmomento como el actual en el que eladjetivo ecológico en cualquiera de susacepciones (ambiental, sostenible, etc.) seadhiere alegremente a cualquier sustanti-vo necesitado de urgente revisión. La pri-mera pregunta en todos los casos es quécriterios son los que pueden permitir dilu-cidar si el uso de dicho adjetivo está plena-mente justificado o si responde simple-mente a la cada vez más extendida estrate-gia de maquillaje verde. Lejos de cerrar eldebate, las respuestas a esta cuestión defondo no han de servir sino para despejarel camino para el amplio abanico de alter-nativas posibles de actuación en el campocorrespondiente, en este caso el de lo urba-no, desde la perspectiva del ecologismo.
Las ideas y formulaciones generales quese exponen a continuación sin ánimo siste-mático ni exhaustivo pretenden ser una
contribución personal a este debate desdela experiencia ciudadana y profesional ydesde la reflexión teórica. Más que ofrecerrespuestas o recetas unívocas, buscan ani-mar a quienes se consideran parte delmovimiento ecologista a profundizar porsu cuenta en el análisis y la comprensión deuna realidad ineludiblemente urbana enaras de conseguir una mayor coherencia yeficacia en las cada vez más urgentes inter-venciones dentro de este ámbito.
Planificación y participación
Dado que es el de urbanismo y no el deciudad o el de fenómeno urbano el términoque figura de forma prominente en el títulode este número monográfico, puede sercoherente comenzar esta serie de formula-ciones reivindicando con firmeza la necesi-dad de la denominada disciplina urbanís-tica desde la perspectiva ecológica. Decirque, para ser realmente ecológico, todoproceso de transformación urbana y terri-torial debe ser planificado y que, para ello,son necesarias herramientas, metodolo-gías y políticas de formación específicas nose propone, sin embargo, como una simpledefensa, frente al imparable avance de lasestrategias desreguladoras ultraliberales, delurbanismo actual y de todo el conjunto defiguras y reglamentos de planeamientoexistentes, ni del actual sistema académicode formación de especialistas, sumidos to-dos en plena crisis. Bien al contrario, cons-tituye una llamada a una reformulacióncompleta de la disciplina desde abajo, en elsentido de recuperar su vocación subya-cente originaria de herramienta al serviciode los ciudadanos, fagocitada por su fun-ción de mecanismo de regulación de losintereses contrapuestos de los diferentessectores dominantes con respecto al terri-torio y la ciudad.
De acuerdo con esta formulación, yhaciendo converger la idea de crisis delurbanismo con la de crisis de la democra-cia representativa, la tarea que se imponees la de invertir por completo el sistemaactual de toma de decisiones sobre laconstrucción de la ciudad, contribuyendoa crear las condiciones para que sean lospropios ciudadanos los que tomen las
Los propios ciudadanos deben decidir losprocesos de transformación de su ciudad.
La planificación y la participación ciudadanason claves para acercarse a la sostenibilidad urbana
Ecologismo urbano y urbanismoecológico: convergencia necesaria
Carlos Verdaguer
17El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
riendas de todos los procesos de transfor-mación urbana. En aras de este objetivo,el de generar procesos de planificaciónverdaderamente democrática, hay quereinventar el urbanismo para convertirlorealmente en un lenguaje de uso común alservicio de todos los ciudadanos. Aunquedespués de una década de aplicación se lapuede calificar de fallida como experien-cia práctica en términos generales, la pro-puesta formulada en Río 92 para la reali-zación de Agendas 21 Locales puede ex-ponerse como uno de los ejemplos másavanzados desde el punto de vista con-ceptual de este intento de inversión delproceso de planificación, otorgando elprotagonismo a los ciudadanos.
En resumen, si un principio ecológicobásico en el ámbito del urbanismo sería elde planificación, sólo cumpliría tal condi-ción asociado estrechamente al que po-dríamos denominar principio de participa-ción, según el cual son los propios habitan-tes del territorio los que mayor conoci-miento dinámico acumulan y, por tanto,mayor capacidad propositiva y de acciónposeen con respecto a su hábitat. Según lainsuperable formulación de Mariano Váz-quez: “No hay otro conocer urbano que laacción de la ciudadanía”. Si hubiera quellegar a una síntesis máxima de lo queentendemos por urbanismo ecológico enun solo principio, sería sin lugar a dudaséste el elegido.
Dentro de este marco básico irrenuncia-ble, son muy diversos los recorridos que sepodrían emprender para dilucidar y expo-ner los elementos básicos de un urbanismoecológico a las diferentes escalas (planeta,territorio, ciudad, barrio, edificación, espa-cio interior...) o en relación, por ejemplo,con los diferentes sectores del denomina-do metabolismo urbano (energía, agua,residuos, movilidad...), con los diferentesprocesos implicados (planificación, dise-ño, promoción, construcción, uso...) o conlas diferentes funciones del espacio urbano(espacios públicos, naturaleza en la ciu-dad, equipamientos y dotaciones, vivien-da, industria, comercio...). Sin embargo,dado que, al margen de las limitaciones deespacio, no es el objetivo de la presentecontribución llevar a cabo una imposibleexposición académica exhaustiva ni ela-borar un hipotético programa detalladopara uso del movimiento ecologista, cabríaentresacar ahora entre todo este abanicode temas aquellas vías de reflexión mássusceptibles de enriquecer el debate.
Crecer o no crecer
Uno de estos temas fundamentales es,claro está, el del crecimiento urbano. Paraabordarlo, hay que huir de las simplifica-ciones. El caso del territorio español, ca-racterizado por la macrocefalia de unadepredadora capital en continuo crecimien-
to en mancha de aceite; plagado de pue-blos abandonados; y sometido simultá-neamente a un brutal boom constructivodominado por la vivienda especulativa y lasegunda residencia, resulta paradigmáticoen este sentido. Una estrategia global dereequilibrio territorial desde el punto devista ecológico conllevaría necesariamen-te y de forma simultánea las tres posiblesalternativas con respecto al conjunto denúcleos urbanos: incremento, descenso opermanencia de la población en términosnuméricos. Y ninguna de estas tres alterna-tivas, a su vez, tendría por qué estar asocia-da automáticamente con un incrementode la edificación existente o, en un casohipotético, la demolición o sustitución detoda la edificación ‘sobrante’. En cualquiercaso, no tiene sentido formular como prin-cipio ecológico general el que los núcleosurbanos deben dejar de crecer sin hacerreferencia expresa a qué núcleo urbano,en qué territorio concreto y en qué plazotemporal, sin distinguir claramente entre elnúmero de habitantes, los metros cuadra-dos edificados y los usos urbanos y, sobretodo sin explicitar el modelo territorial glo-bal propuesto, es decir, la relación de esenúcleo con todos los demás del territorio.
Un elemento conceptual básico dentrode este campo de reflexión es la considera-ción del suelo por su valor de uso, es decir,por sus cualidades específicas y no transfe-ribles y por su grado de idoneidad para losdiversos usos posibles, y no por su valor decambio, como es lo habitual dentro delmodelo dominante, para el cual el sueloconstituye una sustancia homogénea, isó-tropa e inagotable cuya única función esaportar la materia prima básica para man-tener en marcha y bien lubricada la máqui-
na inmobiliaria.A este respecto, resulta paradigmática
de esta visión dominante la recién aproba-da Ley del Suelo de la Comunidad Madri-leña, que, al margen de su estructura con-fusa y repleta de incongruencias desde elpunto de vista técnico y a pesar de estarsalpicada de continuas advocaciones a la
protección del medio ambiente, entre otrascosas hace desaparecer de un plumazo elsuelo no urbanizable común, mantenien-do sólo la categoría del suelo no urbaniza-ble especialmente protegido, haciendo asíexplícita esta visión del suelo como suelourbanizable por ‘vocación intrínseca’ mien-tras no se demuestre lo contrario y dificul-tando enormemente a los profesionalesmás conscientes la tarea de sustraer sueloal proceso de urbanización con los meca-nismos de planeamiento actualmente exis-tentes. Al margen de la lucha necesaria delos ecologistas madrileños contra esta leyde consecuencias desastrosas para el te-rritorio, otra tarea imprescindible para elmovimiento ecologista es reflexionar so-bre cuáles deberían ser los elementos bá-sicos de una reglamentación del sueloverdaderamente ecológica que contribu-yera a la inversión del proceso, de maneraque fuera la necesidad de urbanizar la queexigiera ser demostrada de manera estric-ta en cada caso.
Este tema fundamental del crecimientourbano introduce a su vez otras cuestio-nes básicas como son las referidas a lacapacidad de carga del territorio, a ladensidad urbana y al mantenimiento y lareutilización del patrimonio construido.De nuevo, ninguna de ellas admite lassimplificaciones.
La cuestión de la capacidad de cargadel territorio es la que, a partir de la idea de
Las densidades urbanas muy altas y lasmuy bajas son las más insostenibles.
Arriba: Hong-Kong, una de las ciudadesmás densas del mundo; derecha:
autopistas de acceso a Los Ángeles, unejemplo de ciudad dispersa.
18 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
la ciudad como ecosistema y como artefac-to generador de residuos y sumidero derecursos energéticos y materiales, nos pue-de permitir establecer entre qué límites yumbrales razonables puede concebirse elcrecimiento de un núcleo urbano e intro-duce a su vez el debate de la autosuficien-cia, uno de los principios básicos del eco-logismo, según el cual hay que tender acerrar los ciclos de producción y consumo,reconvirtiendo los residuos en recursos,como hace la naturaleza. El debate en estecaso está en cómo se eligen los contornosde los sistemas urbanos por debajo delámbito planetario. La idea de huella ecoló-gica de una ciudad, en cualquier caso, haconstituido una aportación fundamental aeste debate.
La segunda cuestión, referente a la den-sidad urbana, lleva directamente al debatesobre la habitabilidad del espacio urbano yde nuevo permite definir límites y umbralesflexibles: como regla general, sólo nos per-mite establecer que las densidades urba-nas muy bajas (el modelo Los Ángeles) omuy altas (el modelo Hong Kong) son lasmás insostenibles, pero deja un ampliomargen intermedio donde intervienen todotipo de factores espaciales, culturales, cli-máticos, etc. En cualquier caso, son estasdensidades intermedias las que, unidas aotros valores fundamentales como son lamezcla de usos, la diversidad urbana, laconsideración del espacio público como
elemento básico de la vida ciudadana, lapresencia de la vegetación, y el predomi-nio de los desplazamientos peatonales porencima de cualquier otro tipo de movili-dad, ofrecen las mayores oportunidadespara el desarrollo de los valores de sociabi-lidad, mestizaje y comunicación que hacende la ciudad el ámbito privilegiado. La ideade la ciudad como artefacto acumuladorde información ofrece valiosas perspecti-vas en este sentido. Dentro de este ámbitode reflexión se situaría también la conside-ración de la ciudad como un conjunto depiezas urbanas con un alto grado de iden-tidad y autosuficiencia convenientementearticuladas entre sí: propuestas como losdenominados ecobarrios o la idea de ba-
rrios-ciudad van en este sentido.
Construir o mantenery reutilizar
La tercera de las cuestiones, que hacereferencia al mantenimiento y la reutiliza-ción del patrimonio construido, abre laspuertas a una de las formulaciones máspolémicas del urbanismo sostenible en suversión más coherente. En referencia a laarquitectura, el arquitecto alemán Frei Ottolo expresó de forma contundente: “La úni-ca arquitectura verdaderamente ecológicaes la que no se hace”. De nuevo, no sonaconsejable las simplificaciones, pero estaformulación permite entender de formamuy clara el que, junto con el de participa-ción expuesto anteriormente, podríamosconsiderar el segundo principio fundamen-tal del urbanismo ecológico, que exigiríacuestionarse la necesidad real de cualquierintervención, cualquiera que sea la escala,antes de llevarla a cabo, como la formamás adecuada de evitar el despilfarro aso-ciado a la misma en cuanto a energía,materiales y territorio. De alguna forma, setrata de la aplicación al campo del urbanis-mo de las famosas tres ‘R’ (reducción,reutilización, reciclaje) ya consagradas enel campo de los residuos.
Dentro de un paisaje planetario funda-mentalmente antropizado en el que lo cons-
truido se erige en segunda naturaleza, seabre paso cada vez con más contundenciaentre los sectores más conscientes, sobretodo en la hiperurbanizada Europa, la ideade que la estrategia fundamental desde elpunto de vista de la sostenibilidad urbanapasa por la rehabilitación, la transforma-ción y, en su caso, la sustitución del tejidoconstruido antes que por la ocupación denuevo suelo y la extracción de nuevosrecursos para la construcción. No es difícilimaginar el rechazo que causa esta ideaentre todos aquellos sectores económicosy profesionales cuya supervivencia depen-de precisamente de que la máquina inmo-biliaria siga funcionando a pleno rendi-miento; no hace falta volver a extendersesobre el caso del territorio español. Y locierto es que tampoco despierta las simpa-tías de todos aquellos que están haciendode la denominada arquitectura eco-tecno-
lógica y otras variantes de moda su campoprivilegiado de actuación, desde arquitec-tos y urbanistas hasta empresas e institu-ciones deseosas de ofrecer una resplande-ciente imagen verde.
Profundizando en cada una de estascuestiones que se acabamos de recorrer avuelapluma, podríamos ir desgranando asu vez nuevos temas y debates, en unproceso continuo que nos permitiría enúltimo extremo aproximarnos a la totali-dad del fenómeno urbano en toda su com-plejidad, planteando nuevas cuestiones ydudas. No era éste, sin embargo, como yase ha dicho, el objetivo de la presentecontribución, sino sobre todo el de darcuenta de dicha complejidad y de la nece-sidad de abordarla con herramientas ade-cuadas. Es de señalar que, de forma cons-ciente, se han dejado prácticamente fuerade esta exposición otros temas íntima-mente ligados al ámbito del urbanismo,como son el de la movilidad, el del agua,el de la energía, el de los residuos o el dela agricultura, entre otros, en los cualesrealmente se ha forjado verdaderamenteel movimiento ecologista y en los cualeséste ha generado un sólido cuerpo deteoría y práctica. Sin embargo, en aras deenriquecer el imprescindible proceso dereflexión y debate, sería necesario pro-fundizar también en esa íntima relaciónentre todos estos temas sectoriales desdela perspectiva del fenómeno urbano, tra-tando de superar las carencias que, eneste sentido, ha mostrado en ocasiones elmovimiento ecologista. En cualquier caso,si algo debe caracterizar el pensamientoecológico, al margen del objeto de re-flexión que adopte, es la necesidad de noaceptar las respuestas fáciles ni los mode-los cerrados. Sólo de esta forma se puedeenriquecer un debate cada vez más nece-sario en un mundo aquejado por unaprofunda crisis urbana.
En nuestro territorio conviven ciudades enconstante crecimiento con pueblosabandonados.FOTO ARRIBA: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN; IZDA: QUINO MIGUÉLEZ.
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Consecuencias sociales y ambientalesde la desregulación
Evoluciónde la regulación
urbanísticaAgustín Hernández Aja
Los cambios que ha ido sufriendo la legislación urbanística en el Estado
español a lo largo de los últimos años han provocado una progresiva
desregulación de la actividad urbanizadora, con nefastas consecuencias para
nuestro medio ambiente y para la calidad de vida de los ciudadanos.
El urbanismo que conocemos, elque día a día se aplica, es frutode una visión reduccionista alservicio del despliegue del sis-tema industrial, para el que tra-
ta de hacer óptimo el funcionamientourbano, y en el que los espacios sóloadquieren valor en función de las rentasmonetarias que pueden generar. Si asu-mimos que el proyecto de la sociedadindustrial es incompatible con la conser-vación del capital natural y por tanto conel paradigma de sostenibilidad, el urba-nismo que lo desarrolla también lo será.La sociedad industrial no contempla que
las consideraciones ambientales o socia-les sean prioritarias frente al desarrolloilimitado, y sólo las tiene en cuenta cuan-do las contradicciones –o la presión so-cial– son suficientemente importantescomo para hacer peligrar las bases de suproyecto. No es lo mismo el urbanismoentendido como ciencia o práctica social(que cuenta con estupendos ejemplosteóricos y prácticos de interpretación delterritorio y generación de propuestas equi-libradas) que el urbanismo institucional yla legislación que lo sustenta, legislaciónque en el caso español tiene sus propiaspeculiaridades y que se han ido acomo-dando, como iremos viendo, a las nece-sidades de la ciudad industrial y de ladesregulación.
El marco legislativo en España
La legislación urbanística española supo-ne una rareza en nuestro entorno. Se tratade la única legislación que vincula laordenación con el derecho a la ejecuciónde ésta. Somos el único país europeo enel que, una vez aprobado el planeamien-to, lo que en él está reflejado se convierteen un derecho. Los propietarios del suelo,o en su defecto los adjudicatarios de laurbanización, adquieren el derecho aconstruir lo previsto en el plan, con talgrado de respaldo jurídico que, a partir dela aprobación del planeamiento, los apro-vechamientos futuros son ya una garan-tía financiera. De hecho, los propietariosdel suelo a los que se les privase de susderechos urbanísticos en una revisión delplaneamiento deberían de ser indemni-zados por ello (como tendrá que hacersecon los suelos turísticos que se van a verdesclasificados en Canarias).
La primera ley española de 1956 sobreRégimen del Suelo y Ordenación Urba-na, inicia la vinculación entre el planea-miento y el derecho del propietario a losaprovechamientos señalados en su suelo.Esta ley dividió el territorio en tres clasesde suelo (que son las que hoy perduran):el urbano, que es el suelo que ya estáurbanizado (o que lo estará sin grandescostos); el suelo no urbanizable (rústico),definido como aquel que no es necesariopara el desarrollo urbano; y el suelo urba-nizable, definido como el necesario paradesarrollar la ciudad diseñada por el pla-neamiento. Creaba un modelo en el quela ciudad se determinaba como el espaciode la burguesía y de las clases afectas alrégimen, a partir de la que se desarrolla-ban los ensanches industriales y de vi-vienda obrera (que la dictadura franquis-ta, basada en la corrupción y estraperlo,no consideró necesario dotar de la míni-ma calidad), quedando el resto del terri-torio como rústico.
La ley del suelo de 1975
La ley del 56 demostró amplias carenciasen la determinación de las obligacionesde los propietarios e incoherencia con lasnecesidades del desarrollo industrial, porlo que se aprobó la Ley 19/1975, de 2 demayo, de Reforma de la Ley sobre Régi-men de Suelo y Ordenación Urbana. Larevisión aportaba los instrumentos nece-sarios para la consolidación del modeloindustrial, que demandaba que el Estadotuviese la capacidad de acelerar la urba-
Agustín Hernández Aja,Profesor titular de urbanismo, UPM.
19El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Una rareza de nuestra legislaciónurbanística es que los propietarios delsuelo adquieren derecho a construir loprevisto en los planes.FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
20 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
nización, y fijaba los mecanismos paraque los nuevos crecimientos asumiesenlos costos de la urbanización y la provi-sión de los suelos necesarios para lasinfraestructuras. La ley se aprobó en laspostrimerías del franquismo (en el mismoaño de la muerte del dictador), y pudo serutilizada (gracias a los reglamentos apro-bados en 1976 y 1978) por los ayunta-mientos democráticos como instrumentode la acción restauradora de la calidad devida de las ciudades españolas.
La ley del 75 incluía la definición delsuelo no urbanizable protegido, estable-ciendo que estarían incluidos en esta ca-tegoría “los espacios que el plan determi-ne para otorgarles una especial protec-ción [...] en razón de su excepcional valoragrícola, forestal o ganadero, de las posi-bilidades de explotación de sus recursosnaturales, de sus valores paisajísticos, his-tóricos o culturales o para la defensa de lafauna, la flora o el equilibrio ecológico”.Reconoce la existencia de territorios quedeben de ser preservados por sus valores,pero consolida alguno de los aspectosmás contradictorios de la clasificación delsuelo anterior.
Primero fija que cada una de las clasesde suelo tiene, a partir de la aprobación delPlan General de Ordenación Urbana Mu-nicipal (PGOUM), valores distintos. El sue-lo urbano alcanza un alto valor, ya que notiene costos de producción y puede serutilizado inmediatamente. El suelo no ur-banizable queda excluido de los beneficiosde la urbanización y su valor queda redu-cido al de la producción agrícola que sus-tenta. Mientras que el suelo urbanizable esel que alcanza no el mayor valor sino elmayor incremento, al pasar del valor agrí-cola al valor de la repercusión de la cons-trucción que se puede realizar sobre él.
En segundo lugar, la propia definiciónda preferencia al suelo urbanizable sobretodos los demás, convirtiéndolo en labase del modelo urbano propuesto alconsiderarlo como el centro de la ordena-ción del territorio municipal, que crecesobre una ciudad considerada una anti-gualla funcional y sobre un territorio quesólo se protege si no compite con elmodelo urbano propuesto.
En cualquier caso, los efectos perver-sos que el modelo producía sobre el terri-torio y la ciudad dieron lugar a la apari-ción de grupos conservacionistas y ecolo-gistas, que obligaron a asumir la reflexiónsobre las repercusiones que el desarrollourbano producía sobre el territorio y lacalidad de vida. Pero lo que debería dehaber conducido a la transformación dela práctica del urbanismo y a la redacciónde una nueva legislación que fundieseplaneamiento, protección ambiental ydefensa de la calidad de vida de losciudadanos, acabó institucionalizado enforma de servicios administrativos y legis-laciones que se superponen y compiten sincoordinación alguna. Quedaba el PGOUMreducido a un plan de vivienda, subsidia-rio de otros documentos que a menudo sehurtan de la participación pública, produ-cidos con metodologías ajenas a la escalade la ejecución real y de las necesidades delas poblaciones afectadas.
El urbanismo en el marco
de las autonomías
En 1990 se aprobó la Ley 8/90, sobreReforma del Régimen Urbanístico y Valo-raciones del Suelo, que fue denunciadapor las comunidades autónomas por en-tender que invadía sus competencias (ple-nas en materia urbanística). El TribunalConstitucional se tomó seis largos años,
para en 1996 (coincidiendo con la ascen-sión al poder del Partido Popular) decla-rar inconstitucional (no por sus conteni-dos, sino por no ser competencia estatal)gran parte de la ley. Tras la sentencia, lasautonomías inician un proceso de ruptu-ra semántica de la unidad legislativa, enun proceso de modificaciones singularesy cambios de nomenclatura, que no va-rían la vinculación entre el planeamientoy el derecho a edificar, ni la división enclases de suelo que mantiene (dentro delas competencias estatales) la Ley 6/1998,sobre Régimen del Suelo y Valoraciones.
La ley del 98 incluye una innovaciónfundamental en la determinación del sue-lo no urbanizable al definirlo como aque-llos terrenos: “1. Que deban de incluirseen esta clase por estar sometidos a algúnrégimen de protección incompatible consu transformación de acuerdo con losplanes de ordenación territorial o la legis-lación sectorial, en razón de sus valorespaisajísticos, históricos, arqueológicos,ambientales o culturales, de riesgos natu-rales contemplados en el planeamientosectorial, o en función de su sujeción alimitaciones o servidumbres para la pro-tección del dominio público. 2. Que elplaneamiento general considere necesa-rio preservar por los valores a que se hahecho referencia en el punto anterior, porsu valor agrícola, forestal, ganadero o porsus riquezas naturales, así como aquellosotros que considere inadecuados para undesarrollo urbano”.
La filosofía de la ley modifica el marcoanterior, al determinar que todo el sueloque no sea justificadamente protegiblepodrá ser urbanizado. Hurta a los muni-cipios la capacidad de decidir su propiomodelo de desarrollo, obligando a quecaiga en ellos la carga de la prueba de laprotección, lo que puede conducir a laconfrontación jurídica con los propieta-rios no conformes con la justificación dela protección de sus suelos y deja abiertala urbanización de todo el territorio noprotegible.
Hay que recordar que esta ley fuepresentada por el partido popular comouna ley que iba a romper el “monopoliodel suelo” y la “discrecionalidad munici-pal”, que declaraba que todo lo que nofuese estrictamente protegible sería urba-nizable. Se trata de una ley que buscaabrir el campo inmobiliario a fuerzas aje-nas a los agentes locales, aún a costa delimitar la capacidad de los ciudadanos ysus ayuntamientos a definir el modelo dela ciudad en la que quieren vivir. Hay quedecir que en 1998 el PP no tenía mayoríaabsoluta y tuvo que limitar su voluntadaceptando, a instancias de CiU, que pue-
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Según la nueva ley, el suelo que no sea justificadamente protegible puede serurbanizado. FOTO: QUINO MIGUÉLEZ.
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den existir suelos no urbanizables por suinadecuación al desarrollo urbano, con-dición que sería eliminada en el año 2000(mayoría absoluta del PP), aunque elmarco de las sentencias del Tribunal Cons-titucional parecen dejar claro que las con-diciones que marca la ley son mínimas,por lo que las Comunidades Autónomaspodrían aumentar las causas por las queun suelo sería sustraído a la urbanización.
Otras innovaciones legislativas
y administrativas
La nueva definición del suelo no urbani-zable no es la única innovación desarro-llada al objeto de acelerar los procesos deurbanización y desregular el control y laprotección del territorio y el medio am-biente, sino que a esta novedad se unenotras entre las que cabe destacar:- La creación del agente urbanizador.Procedente de la ley del suelo valencianase extiende a la mayoría de las leyesautonómicas la figura del urbanizador,definido como un adjudicatario (privado)de los derechos urbanísticos de los pro-pietarios del suelo que no sepan, o noquieran, desarrollar las promociones pre-vistas sobre sus propiedades. El urbaniza-dor ha sido presentado como un elemen-to modernizador con el objetivo de rom-per el monopolio que pueden ejercer lospropietarios, pero en realidad surge comouna oportunidad financiera para las gran-des empresas que garantizarían la urbani-zación pero no la construcción de lossolares resultantes. Podemos encontrar-nos, pues, con un urbanizador que ejecu-te la urbanización, venda los solares conlos que esta operación le sea rentable ydeje, como pago a los propietarios delsuelo, unos solares que estos mantengansin edificar. Podemos encontrarnos conun territorio salpicado de urbanizacionessemi-ocupadas que no llegan a confor-mar una verdadera ciudad.- La separación entre ordenación delterritorio y urbanismo. La novedad másreciente es la división de los serviciosadministrativos que controlan la ordena-ción del territorio y el urbanismo (enten-dido como planeamiento municipal), queacaban no ya en edificios separados sinoen consejerías distintas y que se refleja enla aprobación de leyes de ordenación delterritorio y del suelo o urbanismo diferen-tes. Esta división refleja la falta de interésde las comunidades autónomas en redac-tar planes territoriales que merezcan talnombre, reduciéndolos a directrices oestrategias de carácter indefinido (perovinculantes para los municipios que seven obligados a recogerlas). Lejos designificar una protección del territorio aje-
21El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
na a las presiones locales, se configura ala inversa imponiendo sobre lo local ladiscrecionalidad de estrategias ajenas ycambiantes.- La destrucción del planeamiento comodocumento de síntesis. El planeamientoestá siendo reducido a un documentosectorial más, despojado de su carácter dedocumento complejo capaz de sintetizardistintos problemas e intereses y reflejar lasnecesidades de la sociedad que lo desarro-lla. En estos momentos depende de otrosdocumentos elaborados de espaldas a losproblemas de la gestión urbanística y quedemuestran sus carencias al llevarse a laescala de la aplicación real. La redaccióndel planeamiento se convierte en una ca-rrera de obstáculos en la que es más impor-tante rellenar todas las casillas administra-tivas que garantizar la calidad de vida y laprotección del medio ambiente.
El futuro
de la regulación urbanística
En estos momentos se ha consolidadouna visión desregulada de la planifica-ción, bajo la forma de la superposición delegislaciones sectoriales y la división delcontrol del territorio en distintas conseje-rías y servicios administrativos (urbanis-
mo, ordenación del territorio, medioambiente, protección de vías pecuarias, yun largo etcétera), no sabemos cuáles sonlos límites de la desregulación pero sí quesu correlato será la degradación del me-dio ambiente y de la calidad de vida de losciudadanos.
Resulta necesario recuperar la iniciati-va de un planeamiento que fusione en unúnico documento la ordenación urbanís-tica, la protección del medio ambiente yel derecho a la calidad de vida de losciudadanos. Una legislación de ese tipomantendría las garantías de transparen-cia e información pública propias de lacultura urbanística, con la necesaria in-clusión de la visión del valor ambientaldel territorio y la relación de la ciudad conéste. Obligando a que los documentos(hasta ahora sectoriales) de protecciónambiental se redacten en la escala propiade la ejecución urbana, recogiendo lacomplejidad social, física y jurídica de lasociedad en la que se desarrolla, de formacoherente con la consecución de los prin-cipios de protección del territorio y elmedio ambiente que demanda el para-digma de la sostenibilidad y que se reco-gen en los compromisos internacionalesde la Unión Europea.
La desregulación de la planificación favorece las aberraciones urbanísticas como las queya hace tiempo ocurren en EE UU. Urbanizaciones dispersas en Iowa, en una zona desuelos muy fértiles. FOTO: USDA NRCS.
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Óscar Carpintero, Profesor de EconomíaAplicada en la Universidad de Valladolid
La historia reciente ha mostradoque la práctica de comprar hec-táreas de suelo o inmuebles,para venderlos conveniente-mente revalorizados, se ha con-
vertido en uno de los negocios más renta-bles de los últimos quince años en nuestropaís. Naturalmente, los dos booms inmo-biliario-financieros (1) que han recorridonuestra economía desde mediados de ladécada de los ochenta hasta la actualidadhan sido un favorable caldo de cultivopara que tal actividad proliferase. Al mis-mo tiempo, las plusvalías generadas (di-ferencia entre el precio de compra y elprecio de venta) han servido para confor-mar auténticas fortunas al calor de unapráctica que, las más de las veces, ibaacompañada de oscuras recalificacionesde terrenos, información privilegiada, yabusos de poder.
Dos caminos complementarios
hacia el boom inmobiliario
Haciendo balance, parece claro que laespeculación urbanística en nuestro terri-torio se ha alimentado de dos fuentescomplementarias. Por un lado, el creci-miento del patrimonio inmobiliario urba-no en España se ha logrado, en buenaparte, a costa de terreno rústico que ha
transformado su uso, tradicionalmenteagrícola, para servir como soporte a laexpansión de las ciudades. Como es sabi-do, las expectativas de recalificación amedida que la ciudad se iba extendiendoen forma de mancha de aceite fueron, ycontinúan siendo, un determinante fun-damental en la trayectoria creciente delprecio de la tierra desde los años ochenta,haciéndolo evolucionar de espaldas a losbeneficios, muy moderados, proporcio-nados por el propio negocio agrario.
No en vano, se ha llegado a unosniveles en los cuales, actualmente, el metro
cuadrado de suelo residencial rústico ennuestro país presenta un valor similar almetro cuadrado urbano en el resto deEuropa, con la circunstancia agravantede que España ofrece una menor densi-dad de población que esos territorios yuna renta per cápita veinte puntos pordebajo de la media comunitaria (2). Secomprende entonces que tales presioneshayan constituido un poderoso incentivotanto para el abandono de la actividadagraria como para el auge de la especula-ción por los propietarios de ese suelo.Sólo así se explica que, ya a mediados de
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Flujo neto de hogares Crecimiento demográfico Viviendas iniciadas
BOOM DE LOS SETENTA
BOOM DE LOS OCHENTA
BOOM DE LOS NOVENTA
La legislación vigente, la actitud de la administración y la coyuntura económica han convertido a la vivienda en un
mero objeto especulativo. Los precios de las casas aumentan mucho más que la renta de las familias, al tiempo que
se construyen muchas más viviendas que las necesarias para los nuevos hogares que se forman, con los consiguientes
impactos sobre el territorio y sobre las clases sociales más humildes.
Claves económicas de la insostenible e injusta dinámica inmobiliariaen el Estado español
‘Boom’ inmobiliario yespeculación urbanística
Óscar Carpintero
Claves económicas de la insostenible e injusta dinámica inmobiliariaen el Estado español
‘Boom’ inmobiliario yespeculación urbanística
Óscar Carpintero
Nota: El valor de 2002 es una previsión.Fuente: (7) p. 73, con datos de INE, Ministerio de Fomento y (6).
GRÁFICO 1: BOOM INMOBILIARIO Y DECLIVE DEMOGRÁFICO 1970-2002FO
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los noventa, el 30% del suelo rústico (nourbanizable) del municipio de Madrid re-cayera en manos de empresas inmobilia-rias ajenas por completo a la actividadagraria, y que incluso el 27% fuera propie-dad solamente de 40 sociedades a la espe-ra del cambio de uso correspondiente (3).
Es cierto que esta especulación cre-ciente con el terreno rústico ha sido tam-bién general en el resto de países, pero loque ya no pasa por ser tan usual es elsegundo camino elegido por la economíaespañola para acrecentar su parque deviviendas y que ha alcanzado extremosdifícilmente superables a finales de losnoventa. En efecto, la política de expan-sión territorial descrita se ha visto comple-mentada –desde hace décadas y dentrode las propias ciudades– con una estrate-gia de demolición de viviendas preexis-tentes y de nueva construcción de inmue-bles más caros, haciendo caso omiso a larehabilitación y el acondicionamiento deviviendas antiguas. Esta pauta ha llevadoa España a ser el país europeo más des-tructor de su propio patrimonio inmobi-liario urbano (4). Una tendencia que lla-ma aún más la atención cuando conside-ramos los antecedentes históricos de nues-tro país en relación con otros territorios dela Unión Europea (UE). España aparececomo el lugar cuyo parque inmobiliarioconserva una menor proporción de vi-viendas anteriores a 1940-1945 sobre eltotal (20%); hecho que podría ser expli-cado por razones de la contienda civil de1936-1939, pero que casa mal con elporcentaje de viviendas con esas caracte-rísticas en países como Alemania, muchomás castigados que el nuestro como con-secuencia de la Segunda Guerra Mundialy que mantienen porcentajes más eleva-dos de viviendas antiguas (33%) (4).
El doble divorcio entre precios
inmobiliarios-renta de los hogares
y viviendas construidas-
crecimiento demográfico
A partir de la segunda mitad de los ochen-ta, el avance de esta estrategia llevó consi-go un doble divorcio. Por un lado, las dosúltimas escaladas de precios inmobiliariosy construcción de viviendas han evolucio-nado de espaldas al declive demográficoiniciado a partir de mediados de los seten-ta y que aparece reflejado en el Gráfico 1.A diferencia del boom de comienzos de lossetenta –prolongación de la fase de los“años de desarrollo” anteriores– cuandose iniciaban 555.000 viviendas como me-dia entre 1971-1974, con crecimientospoblacionales de casi 400.000 personas/año; desde mediados de los ochenta se haproducido una divergencia importante
entre viviendas nuevas y aumento de lapoblación, alcanzando cotas despropor-cionadas a finales de los noventa: con uncrecimiento demográfico prácticamentenulo se han iniciado casi 600.000 vivien-das, un número incluso superior al decomienzos de los setenta, pero con 400.000nacimientos menos cada año. Un panora-ma que tampoco mejora cuando se tieneen cuenta la evolución del número dehogares que anualmente se incorporan almercado como demandantes potencialesde vivienda.
El mismo Gráfico 1 revela un desfasesimilar entre, por ejemplo, los 120.000nuevos hogares de 1999 y las 561.000viviendas registradas para ese año (5) o,globalmente, entre un stock estimado deviviendas en 2000 de 20 millones y unnúmero de hogares total que en ese añoascendía a 13,1 millones, esto es, un 35%menos (6). Lo que avala el hecho de que,desde hace tiempo, nuestro país ostenteel récord europeo de viviendas desocu-padas y secundarias en una muestra másdel sesgo especulativo –que no atiende arazones de uso– alcanzado por el merca-do en nuestro territorio. No en vano, elPadrón Municipal de Madrid en 1996registraba que el 85% del aumento de lasviviendas ocurrido entre 1991 y 1996engrosaba el colectivo de viviendas se-cundarias y desocupadas (7).
Por otro lado, es sabido que los booms
inmobiliarios precedentes han acarreadoun incremento en el precio de la viviendaconsiderable, que tiene el efecto de revalo-rizar el patrimonio de los propietarios dedichas viviendas, a la vez que empobrecey dificulta el acceso de los no propietariosa las mismas. En la medida en que laevolución del precio de los inmuebles hasido superior a la tasa de crecimiento de lossalarios o la renta familiar, se produce uncreciente divorcio y desigualdad entre elprimer y el segundo grupo de personas(Gráfico 2). Y aquí España también hapresentado la mejor marca de la UE encuanto a revalorizaciones urbanas con al-zas de precios muy intensas del 24 y el 10%anual acumulativo respectivamente enambos ciclos expansivos, doblando en losdos casos el crecimiento anual de la rentadisponible de los hogares y cuadruplican-
do la evolución del Índice de Precios alConsumo (IPC).
Es cierto que en un escenario de tiposde interés hipotecarios bajos el efecto dela subida de precios de cara al acceso ala vivienda se atenúa; sin embargo, cuan-do el coste de los créditos remonta al alzael esfuerzo salarial aumenta exponen-cialmente. Si a esto añadimos que elcrecimiento de los precios de la vivienda
1. España es el Estado europeo másdestructor de su patrimonio inmobiliariourbano. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN. 2. El fuertecrecimiento en el parque de viviendas noguarda relación con el escaso aumentodemográfico. FOTO: BIBLIOTECA AUDIOVISUAL, COMISIÓN
EUROPEA. 3. Las grúas caracterizan nuestrospaisajes urbanos. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
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supera siempre en los momentos deboom inmobiliario al incremento de lossalarios (Gráfico 2), se comprende, porejemplo, que en 1999, cuando comien-zan a repuntar los tipos de interés, elprecio medio de una vivienda fuera equi-valente a 4 veces el salario medio, peroen 2000 ya supusiera 5 veces y a media-dos de 2002 alcanzase casi las 6 vecesese salario. La otra cara de la monedaviene dada por los propietarios del patri-monio inmobiliario que en sendos augesvieron multiplicar su valor por 3,7 vecesentre 1985-1991 y por 1,5 sólo entre1997 y 2000, incrementando, de paso, yde manera importante, sus posibilidadesde consumo y endeudamiento (7).
Política de vivienda
y escalada de precios
Sin embargo, un aumento en la construc-ción de viviendas no tiene por qué conlle-var un incremento desmesurado de losprecios y una espiral especulativa. El re-sultado final va a depender del marcoinstitucional que regule el funcionamien-to del mercado inmobiliario, dado queexisten escenarios legales que favorecenla escalada de precios y otros que ladificultan. Los primeros parten del axio-ma de que los mejores mercados son losmercados menos intervenidos, propug-nando la desregulación y flexibilizaciónen todos los ámbitos (suelo, financia-ción…), y fomentando la creación demercados competitivos y libres como for-ma de bajar los precios y garantizar elacceso a la vivienda. En cambio, los se-gundos reivindican intervenciones acti-vas del sector público que empujen losprecios a la baja a través de ofertas deviviendas a precios asequibles, o favore-ciendo alquileres públicos baratos.
Para demostrar esto no hace falta ape-lar a las diferencias entre países de lapropia UE donde conviven ambos mode-los y se constata que aquellos en los quedomina el segundo enfoque (países nór-
dicos, Francia o Austria) presentan mo-derados crecimientos de los precios de lavivienda, mientras que los que han opta-do por el segundo modelo (España, Bél-gica o Irlanda) han experimentado eleva-ciones considerables de precios y situa-ciones de exclusión social importantes.Pero basta comparar las característicasdel boom de comienzos de los setenta enEspaña con los acaecidos en la segundamitad de los ochenta y finales de losnoventa para percibir las diferencias. Enlos primeros años de la década de lossetenta el fuerte ritmo de construcción deviviendas no provocó una escalada exa-gerada de precios (aunque sí otro tipo decostes ambientales y sociales) debido a laactiva intervención del sector público, nosólo porque más del 50% de esas vivien-das eran de protección oficial –mostran-do la estrecha relación del mercado in-
mobiliario y los planes de vivienda de laadministración–, sino también porque lasdisposiciones legales fijaban condicionesestables y topes al coste de los créditoshipotecarios en una situación que se pro-longó hasta 1985.
A partir de esta fecha, el marco institu-cional cambió radicalmente: se elimina-ron las restricciones a la expansión delcrédito hipotecario, con lo que la liberali-zación de los tipos de interés y los plazosllevaron a un aumento de los créditos ainterés variable, eludiendo así las entida-des financieras el riesgo asociado al tipode interés al trasladarlo del prestamista alprestatario, es decir, desde los bancoshacia los hogares. Esta desregulación,unida a medidas como la desgravaciónfiscal por la compra de la segunda resi-dencia hasta 1991, y la pasividad delsector público que dejó hundir el alquilery la construcción de viviendas de protec-ción oficial (8) espolearon el aumento dela vivienda libre en propiedad, sobre todoen zonas del litoral donde la demanda depoblación extranjera muy solvente em-pujó los precios con fuerza.
A este boom no ha sido ajena la pecu-liar estructura de las compañías inmobi-liarias en nuestro país que vienen fomen-tando conscientemente este proceso aldominar en su negocio la promoción deviviendas libres como forma de obten-ción de beneficios, en contraposición alresto de compañías de la UE donde pre-valece el alquiler de distintos tipos deinmuebles y una mayor diversificación de
Gráfico 2Fuente: Ministerio de Fomento e INE.
Urbanización del litoralEl auge del turismo y la demanda interna producida a finales de los noventa, llevaron aque de los casi 2 millones de viviendas iniciadas entre 1997 y 2000, más de un millón, esdecir, el 50% estuvieran situadas en zonas costeras, mostrando una vez más la desco-nexión entre compra de vivienda y uso ordinario de la misma (9). Estas zonas, fruto de lafuerte especulación con el suelo, presentaban incrementos de precios de la viviendasuperiores a la media estatal que ya mostraba un aumento del 52% entre 1997 y 2001–de 113.000 a 174.000 ptas/m2–. El caso de Baleares, con un crecimiento del 112% –de106.000 a 226.000 ptas/m2–, sobresale del resto, pero le siguen en crecimiento el PaísVasco –que tiene el m2 de vivienda más caro del territorio, ascendiendo a 274.000 pesetasen 2001– con un incremento del 77% desde 1997, Canarias (70%) o Cataluña (64%).
GRÁFICO 2:TASAS DE CRECIMIENTO MEDIAS DE LOS PRECIOS
DE LA VIVIENDA Y DE LOS SALARIOS, 1986-2001
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Notas y referencias
1. Al margen del boom de comienzos de
los setenta, el primero al que nos
referimos abarcó los años 1985-1991,
mientras que el segundo comenzó en
1995 y estamos aún inmersos en él,
aunque ya se atisban signos de declive.
2. CALZADA TORRES, J.P.: “El sector
inmobiliario en España y en Europa”,
Bolsa de Madrid, nº 110, p. 30, 2002.
3. GALLEGO MORA-ESPERANZA, J.: “La oferta
de suelo en el municipio de Madrid”,
Catastro, 24. 1995. Cfr. NAREDO, J.M.,
(1996): La burbuja inmobiliario-
financiera en la coyuntura económica
reciente (1985-1995), Madrid, Siglo XXI,
p. 63.
4. MINISTERIO DE FOMENTO: Composición y
valor del patrimonio inmobiliario en
España, 1990-1997. Madrid, 2000.
5. Aunque en el gráfico no se aprecie con
claridad, la propia evolución del número
de hogares también ha sido decreciente,
menguando un 23% entre 1991 y 2001.
6. RODRÍGUEZ, J. “La vivienda en España.
Datos básicos y coyuntura reciente”,
Cuadernos de Información Económica,
163, p. 5. 2001.
7. J.M. NAREDO Y O. CARPINTERO: El Balance
Nacional de la Economía Española
(1984-2000), Madrid, FUNCAS, 2002.
8. En 2000 apenas el 7% del total de
viviendas iniciadas eran de protección
oficial.
9. Véase: BBVA: Situación inmobiliaria,
Marzo, p. 6. 2002.
10. Por ejemplo, en 1990 las propiedades
japonesas valían 5 veces más que las de
EE UU a pesar de que la extensión de
este último país es 25 veces superior a la
del primero. De hecho, la venta del
palacio imperial japonés hubiera bastado
para comprar toda California. Véase. A.
TORRERO: “El final de la burbuja
especulativa y la crisis económica de
Japón”, Ekonomiaz, 48, p. 108. 2001.
11. BBVA: Situación Inmobiliaria, Julio
2002, p. 10.
12. En un reciente artículo (J.M. NAREDO,
O. CARPINTERO Y CARMEN MARCOS: “La
burbuja inmobiliario-financiera en la
actual coyuntura económica: nuevos
datos e instrumentos de análisis”,
Cuadernos de Información Económica,
Noviembre 2002) hemos actualizado con
detalle la reflexión del libro citado (7),
analizando los efectos financieros e
inmobiliarios sobre los hogares y las
empresas del final de la actual burbuja
especulativa.
servicios. Además, refuerza este argumen-to un ejemplo como el de Japón, con unaestructura del sector inmobiliario muyparecida a la de España, ya que presentatambién alzas de precios y revalorizacio-nes patrimoniales por encima de la mediadesde mediados de los ochenta (10).
Con todo, el actual boom inmobiliario,que ya está tocando a su fin, presentaalguna diferencia respecto al acaecidoentre 1985 y 1991. Al margen de la fuerteexpansión del Producto Interior Bruto(PIB) en ambos casos, cabe subrayar lasinterrelaciones entre la esfera financiera yla inmobiliaria, poniendo sobre el tapeteno sólo la importancia de la financiaciónadecuada, sino la de los motivos de inver-sión especulativa que hay detrás de mu-chas adquisiciones. En ambos casos hayque señalar como detonante la fuertereducción de los tipos de interés hipoteca-rios que se dividieron por más de dosentre 1995 y 1998, rebajando considera-blemente el coste de endeudamiento yampliando así la accesibilidad y la de-manda con cargo al crédito. Ahora bien,mientras el boom inmobiliario corrió pa-rejo al alza de las cotizaciones bursátiles,se mantuvo una cierta distribución entrela inversión en bolsa y la inversión inmo-biliaria hasta finales de 2000. Sin embar-
El Balance Nacional de laEconomía Española (1984-2000)
En este libro de J.M.Naredo y O. Carpin-tero (Madrid, FUN-CAS, 2002) se reco-ge la serie completade datos que permi-ten conectar las re-flexiones sobre losdos últimos boomsinmobiliario-finan-
cieros protagonizados por la economíaespañola, destacando en ambos casos laimportancia de las revalorizaciones in-mobiliarias y bursátiles, así como su es-trecha relación con los sucesivos auges ydeclives económicos experimentadosdesde mediados de los años ochenta.
go, cuando la burbuja financiera se des-plomó, una parte importante de las posi-ciones deshechas en los mercados decapitales acudieron a la compra de in-muebles, que con rentabilidades superio-res al 10%, empujaron al alza el cicloinmobiliario cuando ya comenzaba adecaer, ayudado durante 2001 por elafloramiento de dinero negro que busca-ba colocarse en buena posición de cara ala entrada del euro en 2002.
Un declive anunciado
Sin embargo, ya existen indicios que apun-tan a una ralentización importante en laconstrucción de nuevas viviendas. Losdatos adelantados de actividad como sonlas viviendas proyectadas y las iniciadasrevelan que en 2001 ha comenzado elcambio de ciclo al iniciarse 34.000 vivien-das menos que en 2000, esto es, unacaída del 6%; si bien afectando desigual-mente a los tipos de edificaciones e inci-diendo más en el declive en las viviendasde protección oficial (-12,5%) y menos enlas de promoción libre (-5,4%). Dado elempeoramiento general de la actividadeconómica y la caída en los proyectosdurante 2002, es probable que el númerofinal de viviendas iniciadas en este añodecaiga un 20% hasta las 450.000, segúnalgunas estimaciones disponibles (11).Por otro lado, las posibilidades de expan-dir el crédito hipotecario con reduccionesadicionales de tipos de interés parecenhaber tocado fondo, a lo que cabe añadirque el esfuerzo financiero de las familias–medido como el porcentaje de sus ingre-sos netos de impuestos respecto del costede la vivienda– se ha situado en torno al35%, que es el umbral de viabilidad parano incurrir en altos riesgos de morosidad.De modo que parece probable que elajuste incluya una reducción de la nuevaconstrucción, siendo previsible, además,que una parte de las ya construidas que-den sin vender y que se produzca undescenso en las tasas de crecimiento delos precios a medida que se supere eldesfase entre inicio y finalización de lavivienda, como parecen apuntar las últi-mas estimaciones disponibles (12).
El crecimiento de la urbanización amenazaa los espacios naturales. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
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El debate sobre la Moratoria y las Directrices de Ordenación Generaly del Turismo
Canarias está al límite:¡Ni una cama más!
Heriberto Dávila Ojeda
En Canarias, un archipiélago donde más del 80% del PIB es generado por el negocio turístico, se ha empezado a decir “basta”.
Es un punto y aparte que viene motivado por una creciente conciencia social de la necesidad de frenar un modelo de desarrollo
altamente consumidor de los dos recursos más preciados y escasos con que cuentan las islas: el agua dulce y el suelo.
Heriberto Dávila, historiador y miembrode Ecologistas en Acción de Canarias
La percepción de que no es posi-ble un desarrollo ilimitado enun territorio tan limitado comoel que conforma un archipiéla-go de siete islas ha acabado por
ser mayoritaria en el seno de la población(hasta un 86% de la población se declaraa favor de la moratoria), fruto sin duda deltrabajo que desde hace décadas vienendesarrollando organizaciones y personashoy mayoritariamente integradas en laFederación Ben Magec–Ecologistas enAcción.
Sin embargo, para el lector o lectorapoco familiarizado con la realidad socialcanaria hará falta exponer algunos ele-mentos que quizá sirvan para compren-der la complejidad de la actual situaciónque se vive en las islas. En primer lugar, y
como se ha escrito más arriba, Canariases hoy por hoy un archipiélago depen-diente casi en exclusiva del monocultivoturístico, que hace que sus principalessubsectores económicos sean aquellostradicionalmente encuadrados en el bi-nomio construcción-servicios. Y esto,además, animado por un carácter emi-nentemente especulativo en un contextoprecedente de ausencia de herramientaseficaces de ordenación del suelo, excesi-vo poder municipal en la calificación delsuelo (vinculado a sonoros casos de co-rrupción), carácter rentista del negocioturístico, baja incorporación de valor aña-dido en calidad y diversidad de servicios,escaso interés en la adopción de medidasde carácter ambiental, poca preocupa-ción institucional por la preservación delmedio ambiente, etc.
Merece la pena también comentar aquíalgunos de los daños colaterales provoca-dos por el actual modelo de desarrollo
que se lleva a cabo en las islas: la deserti-ficación, degradación de paisajes natura-les, irracional política de residuos –Cana-rias fue la segunda comunidad autóno-ma, por detrás de Baleares, donde mayorcantidad de residuos mezclados se reco-gieron durante el año 2000, con un totalde 740 kilos por habitante, más de 2 kgpor persona y día–, erosión de suelos,agotamiento y salinización de acuíferos,demografía explosiva en algunas islas,además de un modelo suicida de cons-trucción de grandes infraestructuras quenos aboca a dedicar nuestros mejoressuelos para el transporte privado indivi-dual y nuestras mejores franjas de litoralpara la construcción de nuevos muellesdeportivos.
Primeras iniciativas
En medio de este panorama, y sin quealgunas crisis de carácter cíclico parezcanreducir el ansia constructora especulati-
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27El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
va, se empieza a legislar so-bre la cosa ambiental dandolugar así a iniciativas como laprimera Ley de Espacios Na-turales (de mediados de los80) así como el Pacto por elTerritorio. La publicación en1998 del Libro Blanco delTurismo Canario ya definede una manera casi institu-cional el turismo de masascomo un consumidor de grancantidad y diversidad de re-cursos naturales y que sitúa alArchipiélago entre las áreas con mayorsensibilidad y riesgo ecológico del mun-do. No obstante, esta retórica oficial noencuentra una respuesta coherente en larealidad. Así se llega a la actual situaciónde alrededor de 350.000 camas turísticas(sobre esto, aunque parezca increíble, noexisten estadísticas fiables puesto que lasdistintas administraciones no acaban decoincidir en sus respectivos censos) y almenos otras 400.000 en planeamiento a laespera de ejecución. Todo ello dispuestopara recibir a los 12.000.000 de turistasque por año visitan Canarias en una pro-porción de casi 7 turistas por habitante.
El Gobierno de Canarias, incapaz deseguir haciendo oídos sordos a la crecien-te demanda de un parón en el negocioturístico y animado por el ejemplo balear,mediante un decreto de 6 de septiembrede 2001 encarga a las consejerías dePolítica Territorial y de Turismo un docu-mento de avance de Directrices de Orde-nación General y del Turismo para laparticipación ciudadana. Tras un procesono exento de críticas de muy distinto tipopor parte de hoteleros, touroperadores, ysectores conservadores de toda clase en-cabezados por el Partido Popular, nosencontramos a la espera de conocer eltexto final que se discutirá definitivamen-te en el Parlamento canario, probable-mente en febrero de 2003.
En todo momento, la postura de BenMagec–Ecologistas en Acción ha sido lade pedir verdaderas muestras de cambiopor parte del Gobierno que, por ahora,no han llegado. La redacción de estasDirectrices llega tarde y mal, en la medi-da que no representan el crecimientocero pedido desde el movimiento ecolo-gista y no suponen freno alguno para las400.000 camas en planeamiento, aun-que innegablemente abren una coyun-tura mejor en el debate social desde laque poder seguir avanzando en el dis-curso de la necesidad de poner límites aldesbocado negocio turístico. En pocaspalabras, la Federación considera lasDirectrices como insuficientes para la
gravedad de los problemas que acechanahora mismo a Canarias.
Y, sin embargo, si algo positivo hatraído el debate sobre las Directrices es elde haber abierto al gran público determi-nados temas que hasta ahora parecíantabú. Uno de ellos es, sin duda, el autén-tico oligopolio que supone el control casiúnico y exclusivo del suelo ejercido porlas administraciones municipales, que seconvierten así en creadores de suelo y dederechos urbano-turísticos, y que hansido los principales culpables de la autén-tica orgía urbanística que ha representa-do la calificación y puesta en mercado delsuelo. Queda meridianamente claro des-de este momento lo que ya se habíaanticipado desde el movimiento ecolo-gista: sólo al Gobierno canario debe co-rresponder esa competencia y máximeen territorios insulares donde cualquierintervención urbanística de cierta entidad(no hablemos ya de grandes infraestruc-turas o complejos turísticos o de cualquiertipo) repercute en toda la isla como uni-dad territorial.
Es todavía pronto para hacer una va-loración del proceso de estas directrices,que tienen un carácter provisional hastasu ratificación definitiva antes del 31 dediciembre de 2005 y que permiten, entreotras cosas, el crecimiento de entre el 1 yel 2% según la isla y que, junto con laparalela Ley de las Islas Menores Occi-dentales, posibilita un crecimiento en ca-mas de 1.100, 1.500 y 200 para las islasde La Gomera, La Palma y El Hierro,
respectivamente (son islasmenos desarrolladas turís-ticamente y que no pade-cen la alta demografía pro-vocada por la inmigraciónlaboral del resto del Esta-do y UE). Y es pronto por-que todavía quedan de-masiados cabos sueltos enla negociación políticaque pueden hacer retro-ceder aún más los conte-nidos de la ley y orientarel espíritu de la misma
hacia la desregulación antes que hacia laintervención.
Asimismo, se echa en falta una volun-tad política de reorientación de la fiscali-dad en términos de sostenibilidad: ecota-sas, reforma de los tipos del IGIC quemantengan el diferencial con el IVA peroque graven el consumo de aquellos bie-nes más contaminantes, la modificacióndel funcionamiento de la Reserva de In-versiones, etc. Son debates que aún estánpor abrir en Canarias y que parece que enel nuevo contexto pueden encontrar víaspara aflorar, si la presión del movimientoecologista sigue en aumento.
En conclusión, resulta evidente que apartir de ahora el movimiento ecologista,y Ben Magec-Ecologistas en Acción enparticular, deberá redoblar esfuerzos parano perder los avances que puedan haber-se logrado fruto de la movilización social.Hay que seguir trabajando en la línea delograr una reconversión hacia la sosteni-bilidad del negocio turístico que impliqueuna mejora sustancial en la calidad devida de los canarios y canarias actuales yfuturos. Se debe conseguir una distribu-ción igualitaria de la renta, que no perpe-túe un modelo en el que tres cuartaspartes del volumen de negocio se vanfuera de las islas. Y hay que impulsaravances reales y permanentes en la cali-dad democrática de la vida pública cana-ria. Sólo la perspectiva temporal y elanálisis sosegado de nuestra realidadpermitirán responder a las inquietantespreguntas del presente.
Puerto de la Cruz, Tenerife. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
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Las ciudades y la vivienda en datosMUNDO
- El número de habitantes en las ciudades se ha multiplicadopor 4 desde 1950.- 2002:
- los suburbios urbanos acogen a más de 1.000 millones depersonas sin condiciones dignas de vida.- En América Latina, América del Norte, Europa y Oce-anía, la proporción de población urbana se ha estabili-zado cerca del 76%.- En Africa y Asia, la proporción es más baja: 37,9% y 36,7%respectivamente.
- 2007: el número de residentes en zonas urbanas superará porprimera vez en la historia a los que habitan en zonas rurales.- 2030: Las ciudades acogerán al 60% de la población mundial.
ESPAÑAEn España, en comparación con el resto de países de la UE, conviven una desaforada actividad urbanizadora con los aumentos deprecios de vivienda más altos, con el parque de alquiler más pequeño y con una política de vivienda social ínfima.
Desaforada actividad urbanizadora Altos precios de la vivienda Escasas ayudas sociales- El precio de la vivienda subió un 14,7% en2002. La subida desde 1997 es de un 66%,frente a un 18% del IPC y un 9,1% de losingresos familiares.
- España es el país desarrollado donde máshan aumentado los precios de la viviendaen el período 1980-2001.
- El porcentaje de ingresos que debe des-tinar una familia para adquirir una vivien-da ha pasado del 32,2% en 1998 al 48%en 2002.
- El precio medio de una vivienda nueva encapitales de provincia es de 1.667 €/m2,siendo los mayores Barcelona (2.508 €),San Sebastián (2.475 €) y Madrid (2.448€). Las capitales de provincia más baratasson: Badajoz (803 €), Huesca (871 €) yLugo (874 €).
- El Estado español es el único país euro-peo que no subvenciona el alquiler
- La oferta de vivienda pública en alquileres del 1% del parque inmobiliario, frente aporcentajes del 10-30% en la mayor partede países de la UE.
- España es el estado de la UE que consu-me más cemento en términos absolutos.
- En 2001 se iniciaron 540.000 viviendas,de las que sólo el 9,1% contaba con algúntipo de protección pública.
- El 33,5% de las viviendas construidasentre 1980-2000 eran segundas residen-cias o parque vacante (4,1% en la UE).
- Sólo el 5% de los residuos de demolición(escombros) se reciclan (países como Ho-landa, Bélgica o Dinamarca tienen por-centajes del 80-90%)
La costa, paraíso inmobiliario:- Alicante es la provincia con mayor núme-ro de viviendas en construcción: 34.048,seguida de Málaga (32.353). Madrid tiene29.511 y Barcelona 17.400.(Datos sobre el primer semestre de 2002).
- Benidorm tiene 37.000 camas de hotel y159.000 en apartamentos turísticos, másque países enteros como Bélgica, Finlan-dia o Egipto.
Fuente:World Urbanization Prospects,División de Población de las Naciones Unidas.
Las 15 mayores ciudades(millones de habitantes en 2000)
1. Tokio 26,42. México, D.F. 18,13. Bombay 18,14. Sao Paulo 17,85. Nueva York 16,66. Lagos 13,47. Los Ángeles 13,18. Calcuta 12,9
9. Shanghai 12,910. Buenos Aires 12,611. Dhaka 12,312. Karachi 11,813. Delhi 11,714. Yakarta 11,015. Osaka 11,0
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LAS 7 PRINCIPALES ÁREAS METROPOLITANAS CONCENTRAN EL 37% DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA
Área metrop. Población (1998) Superficie (km2) Densidad (hab/km2) Nº de municipiosMadrid 5.079.844 7.392 687,21 167Barcelona 4.390.025 4.592 956,02 217Valencia 1.466.421 2.831 517,99 86Sevilla 1.349.325 6.672 202,24 56Bilbao 1.031.214 1.780 579,33 77Málaga 700.416 1.654 423,47 26Zaragoza 652.593 2.548 256,12 25
TOTAL 14.669.838 27.469Fuente. ROCA CLADERA, J., BURNS, M. C., GARCÍA ALMIRALL, P. (2002): “Caracterización territorial y funcional de las áreas metropolitanasespañolas”, X Congreso Iberoamericano de Urbanismo, Zaragoza 2002.
GASTO PÚBLICO EN VIVIENDA
(PORCENTAJE DEL PIB)
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30 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/200330 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
las Federaciones de Ecologistas en Acción de Gali-cia y Cantabria, para realizarla de manera segura yeficaz. Las áreas en las que más se ha trabajado sonel Parque Nacional de las Islas Atlánticas, en variosmunicipios de la Costa de la Morte, como la playa deNemiña y los acantilados de Muxía, y en acantiladoscántabros de Ubiarco y Trasierra.
Ecologistas en Acción denuncia como falsos losllamamientos del Ministro de Medio Ambientepara que no acudan más voluntari@s, aduciendoque no hacen falta. El Gobierno central y la Xuntade Galicia pretenden convencer a los ciudadanosde que no hay marea negra, pero todos los que hanvivido de cerca esta catástrofe atestiguan lo contra-rio: el litoral gallego sigue muy afectado, hay milesde toneladas de chapapote sin recoger en lascostas y el fuel sigue llegando.
Si dejan de ir voluntari@s se terminará por echartierra –o chapapote– encima de esta catástrofe.Desde aquí hacemos un llamamiento a la sociedadpara sigan organizándose grupos de voluntarios atodas las zonas afectadas, grupos que deben ir bienorganizados y formados, asegurando siempre laexistencia de material de limpieza adecuado. Peroesta labor altruista no puede convertirse en unaestratagema de la naviera del Prestige o del Gobier-no para eludir sus responsabilidades de índolepenal y civil. Todo el trabajo del voluntariado debecontabilizarse a la hora de exigir indemnizacionespara que, como en el caso del Exxon Valdez enAlaska, se pague hasta el último euro en la recogidade fuel, en indemnizaciones a los afectados y en lostrabajos de regeneración del litoral. Las indemniza-ciones por el trabajo de los miles de voluntari@sdeben ir a un fondo solidario para campañas deprotección del litoral de todo el país.
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¿Nadie es responsable?
El Prestige era propiedad de una sociedad consede en Liberia, Mare Internacional, que,con el fin de limitar su responsabilidad,
poseía un solo barco, el Prestige. Esta actuación eshabitual en los buques controlados por las navie-ras europeas, que crean sociedades fantasma coneste fin. Las leyes liberianas no permiten conocercon seguridad la identidad de los dueños de Mare,pero, según fuentes vinculadas al transporte marí-timo, podrían ser parte de la familia real griega.
El Prestige se encontraba registrado en la Auto-ridad Marítima de las Bahamas. Este Estado, al igualque muchos otros (Liberia, Honduras,Panamá, Chipre, Malta...), ofrece pabe-
municaciones y los medios de comunicación. Elcofundador del grupo es el multimillonario rusoMikhail Fridman, que hizo su fortuna en laprivatización del patrimonio del Estado ruso(una denominación políticamente correcta delexpolio de bienes públicos que siguió a la caídade la URSS). El otro cofundador es Pyotr Aven, exministro de asuntos exteriores. Como es habi-tual en el negocio del petróleo en la antiguaURSS, existen relaciones mafiosas dentro dealguna empresa del grupo Alfa, como TyumenOil. Esta última empresa se encuentra en la listanegra del Banco Europeo de Reconstrucción yDesarrollo (lista de empresas que no puedenaspirar a un contrato de ese banco).
Esta historia manifiesta otra vez más el fracasode los gobiernos e instituciones internacionalespara asegurar la transparencia y la responsabili-dad de las empresas que actúan en la economíaglobal. El gallego es el último de una larga lista depueblos que, en todo el mundo, están pagandoun costoso tributo por culpa de estos fracasospolíticos.
Fuente www.transnationale.org
llones de conveniencia a los armadores de todos lospaíses, proporcionándoles ventajas fiscales y admi-nistrativas y un menor control sobre seguridad ycondiciones laborales de la tripulación. Estos paí-ses, muy a menudo, no cumplen las obligacionesderivadas de acuerdos internacionales.
El petróleo del Prestige pertenecía a la socie-dad comercial Crown Resources, registrada enGibraltar en 1996. Según su página web, las ofici-nas de Gibraltar siguen suministrando un apoyologístico a la sociedad y se supone que controlabanla navegación del Prestige en dirección a Singapur,aunque el Gobierno británico niega toda respon-sabilidad de Gibraltar en el accidente.
Crown Resources es propiedad del grupo AlfaGroup Consortium, cuyos intereses van desde elpetróleo al comercio, la agroindustria, las teleco-
Nunca másS
i hubiera que hacer un balance de lo que hasupuesto esta catástrofe ecológica y social,buscando algo positivo, no habría dudas en
señalar a las voluntarias y voluntarios como una delas mejores cosas que nos ha traído este malditopetrolero. La movilización de las decenas de milesde personas, en su mayoría jóvenes, que desdetoda Galicia, y del resto del Estado español hanacudido a las costas gallegas y cantábricas, a menu-do haciendo oídos sordos a la información oficialque minimizaba la catástrofe, está siendo todo unejemplo de solidaridad, conciencia cívica y altruis-mo. Desde luego, el otro aspecto positivo ha sidola adecuada respuesta de la sociedad civil gallega,ejemplar ante la inanición de los gobernantes.
En un primer momento muchas personas coin-cidían con los planteamientos del movimientoecologista francés: ha sido un desastre provocadopor una política de transporte marítimo nefasta ypor un insostenible modelo de consumo de com-bustibles fósiles, por lo que la gestión del hundi-miento del Prestige arrojaba toda la responsabili-dad sobre las empresas y las administracionesimplicadas, no era un problema a resolver por elvoluntariado. Sin embargo, aún teniendo presenteeste enfoque, no hay que olvidar que el movimientoecologista lucha por impulsar la participación so-cial, y no puede ser ajeno a un movimiento desolidaridad como el que ha generado la lucha contraesta marea negra.
Es por ello que, desde un principio, Ecologistasen Acción viene organizando el desplazamiento devoluntari@s y la recogida de fuel, coordinado por
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Marea negra:13 de noviembre 2002. A las 15:15h. se acude a una llamada de soco-rro del Prestige. El petrolero, con 27tripulantes, se encuentra a 50 kmde Fisterra. Se produjó el primervertido de fuel.
14 de noviembre. Se decide trasla-dar el buque lo más lejos posible dela costa. Una mancha de fuel denueve kilómetros lo rodea.
15 de noviembre. El Prestige es es-coltado por la Armada a 120 millas.Se le prohibe atracar en cualquierpuerto español. Una marea de 3.000toneladas de fuel está ya muy cercade la Costa da Morte. Manuel Fraga,Presidente de la Xunta de Galicia,declara: "Ya ha pasado el peligromás grave".
16 de noviembre. Primera mareanegra. Miguel A. Arias Cañete, Minis-tro de Agricultura, Pesca y Alimenta-ción, afirma: "Afortunadamente larápida intervención de las autorida-des españolas alejando el barco delas costas ha permitido que no te-mamos una catástrofe ecológica nigrandes problemas para los recur-sos pesqueros". La marea negra lle-ga a la Costa da Morte.
17 de noviembre. Los vertidos yaafectan a 190 km del litoral y alcan-zan la entrada de la ría de A Coruña.El Delegado del Gobierno en Gali-cia explica: "No se puede hablar demarea negra; son manchas negrasy dispersas".
18 de noviembre. La rotura de untanque del Prestige deja otra granmancha del fuel frente a Corrube-do. El ministro Cañete asegura: "Nohay marea negra, sino un vertidoque afecta de forma desigual a zo-nas de la costa".
19 de noviembre de 2002. El Pres-tige finalmente se hunde a 234 kmde Fisterra, a la altura de las IslasCíes. Vientos y olas empujan un ver-tido de 10.000 toneladas hacia lacosta.
El petróleo y sus derivados reducen drásticamente la producción de los ecosistemas
Efectos ecológicosde los vertidos de petróleo
Juan Carlos R. Murillo, científico titular del Centro de Ciencias Medioambientales del CSIC
El producto que transportaba el petrolero Prestigeera fuelóleo, un residuo pesado de la destilacióndel petróleo crudo. El hecho de ser un residuo
pesado hace que el vertido sea más dañino en compa-ración con los de crudo, ya que del orden de un 50% deestos últimos son compuestos ligeros (tipo gasolinas ogasóleos), que se evaporan en cuestión de horas tras elvertido. Este fuelóleo se usa como combustible encentrales térmicas –para producir electricidad– o encalderas industriales, y para alimentar motores dieselde gran potencia, como los de los buques. Este fuelóleoes una mezcla compleja de hidrocarburos saturados,hidrocarburos aromáticos, otros compuestos orgáni-cos con oxígeno, nitrógeno y azufre (un 2,58% en pesode azufre) conocidos como resinas y compuestos com-plejos de moléculas grandes, llamados asfaltenos. Loscompuestos aromáticos (aprox. el 40% de la masa total)son, en muchos casos, cancerígenos y mutagénicos.
Tras su vertido, el fuelóleo sufre una serie de proce-sos físicos, químicos y biológicos, que alteran su com-posición y propiedades. El fuelóleo vertido es muypoco soluble en agua, y, al tener menor densidad queésta, flota en ella. El carácter hidrófobo del combustiblehace que éste se extienda en una capa fina, contaminan-do grandes extensiones del océano. La dispersión esfacilitada por las corrientes y los vientos.
Los compuestos volátiles del fuelóleo se evaporanen unos días, salvo que el vertido esté atrapado en lasarenas costeras. El residuo es más denso y viscoso; loscomponentes pesados se unen en grumos o bolas dealquitrán que, en parte, se hunden y sedimentan, altiempo que la agitación de las olas mezcla el agua conel fuelóleo. Se forma así una emulsión de agua enfuelóleo, conocida como chapapote (en Galicia y Can-tabria, galipote en Asturias), con un 50% o más de agua,que dificulta la limpieza del vertido por los problemasde separación fuel-agua y por dificultarse la biodegra-dación del combustible.
En presencia de oxígeno y de luz solar, el vertidoexperimenta procesos químicos de fotooxidación quedegradan muchas moléculas a otras más sencillas, lascuales se disuelven mejor. Esto ayuda a que el vertidodesaparezca de la vista, pero las moléculas producto dela degradación son a menudo tóxicas, y, al ser mássolubles, más fácilmente asimilables por los seres vivos.
Los procesos que acaban por limpiar el vertido sonlos de biodegradación, un conjunto de complejas
reacciones, inducidas principalmente por bacterias,que degradan las moléculas de los compuestos del fuela otras más sencillas, acabando eventualmente convir-tiendo en agua, dióxido de carbono y compuestossimples de nitrógeno y azufre. Esta degradación seproduce de forma natural en un período de meses aaños. Los vertidos que llegan a la costa y se introducenen el subsuelo o en los sedimentos pueden persistirpor períodos mucho más largos.
Efectos ecológicos de los vertidos
El vertido reduce la producción primaria neta delfitoplancton, ya que, por una parte disminuye la inten-sidad de la luz que llega a éste, reduciendo la fotosín-tesis y, por otro lado, su carácter tóxico afecta a losorganismos. El zooplancton se ve perjudicado por lamenor cantidad de fitoplancton disponible como ali-mento y, además, al ingerir el fuelóleo sufre los efectostóxicos de éste. El zooplancton, comido por otrasespecies marinas, contamina a éstas y la contaminaciónse extiende por todas las cadenas tróficas presentes(moluscos, peces, aves marinas...). En los moluscosfiltrantes, como los mejillones, se produce una acumu-lación de hidrocarburos que alcanza rápidamente nive-les tóxicos.
El fuelóleo y su emulsión colmatan las branquias delos peces, provocando su asfixia. El fuel se adhieretambién a las plumas de las aves marinas, pegándolasentre sí –con lo que se dificulta o impide el vuelo–, yobstruyendo a la vez la salida de las glándulas queexcretan los productos impermeabilizantes que permi-ten a las aves flotar y resistir el frío del agua. El agua entraen contacto con la piel de las aves, y muchas mueren defrío. Al intentar limpiar su plumaje manchado, las avesingieren fuelóleo, y se intoxican, sufriendo daños rena-les, hepáticos, pulmonares e irritación intestinal.
Todos estos efectos se traducen en una reducciónde la biodiversidad en las aguas y costas afectadas porvertidos. Hay también un cambio en la flora y fauna, conuna sustitución de especies sensibles por otras másresistentes y/o oportunistas. Se produce, así, una regre-sión del ecosistema afectado a etapas menos maduras.
La marea negra del Prestige ha causado y seguirácausando graves daños a la sociedad y los ecosistemasgallegos. Está claro que la mejor protección contraestos desastres es la prevención de los mismos, y no ladifícil y costosa limpieza de las zonas afectadas.
32 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/200332 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Mega Borg
Sergo Zakariadze
Jessica
Prestige
Otra marea negra en la larga lista de las costas europeas
Prestige: Suma y sigue
La marea negra del Prestige es la última, porel momento, de una serie de grandesvertidos de petróleo que se vienen produ-
ciendo en el mundo desde el inicio de la explo-tación masiva de esta fuente de energía. Elpetróleo, y sus derivados, es la mercancía mástransportada en el mundo, y la mayor parte setransporta por mar, en enormes buques quellevan a menudo más de 200.000 toneladascada uno. En 1998 se transportaron por marmás de 2.000 millones de toneladas de petró-leo, lo que representó el 40% del tráfico maríti-mo de mercancías. Aunque la seguridad de lospetroleros es, comparativamente con el con-junto de buques mercantes, buena, el enormetráfico marítimo de este producto, asegura esta-dísticamente una gran cantidad de accidentes.En los últimos 40 años ha habido en el mundo39 grandes vertidos por accidentes de petrole-ros. Cada año llegan o salen de los puertos dela UE unos 800 millones de toneladas de petró-leo y derivados, y el comercio de estas mercan-cías se prevé que aumente en los próximosaños, debido a la mayor demanda originada porel crecimiento de una economía que se basa enel consumo de estos combustibles.
Un aspecto importante y poco conocido esque, de los entre 2 y 9 millones de toneladas decrudo y derivados que cada año se vierten en losmares del planeta, solo el 13% proviene de
accidentes de petroleros. Más del 80% de losvertidos se hacen de forma intencionada, enoperaciones como limpieza de fondos (tan-ques, etc.). Estos vertidos causan una contami-nación difusa que se puede observar comobolitas o restos de alquitrán en todas las playasdel mundo.
Desde el gran desastre del Torrey Canyonen 1967, se han producido cerca de las costas dela UE otros nueve grandes vertidos de hidrocar-buros. De ellos, tres han sucedido frente a lascostas gallegas (el Urquiola, el Mar Egeo yahora el Prestige). Esto no es sorprendente si seconsidera que el 70% del crudo y derivados queentran o salen de la UE pasan frente a las costasgallegas, con unas condiciones meteorológicasa menudo adversas (mal estado de la mar,costas peligrosas, etc.). Todo ello, desde luego,no quita ninguna responsabilidad a armadores,autoridades portuarias y mandos de los buques.
Es evidente que las timoratas medidas adop-tadas hasta ahora por la UE se han reveladoinsuficientes para la prevención de los grandesaccidentes de petroleros. Factores tales como eldesinterés de los gobiernos en aplicarlas (unavez olvidadas las catástrofes que empujaron asu adopción), la voluntad de no perjudicar elcomercio y la capacidad de presión de losarmadores y petroleras han colaborado, sinduda en su fracaso.
Principales vertidos marinos de crudo o derivados en aguas de la UE
Nombre Fecha Lugar Bandera Vertido (t) Tipo CausaTorrey Canyon 1967 Reino Unido Liberia 119.000 Crudo Error navegaciónUrquiola 1976 La Coruña España 100.000 Crudo Error navegaciónAmoco-Cádiz 1978 Bretaña Liberia 220.000 Crudo AveríaBetelgeuse 1979 Irlanda Francia 44.000 Crudo Corrosión tanquesHaven 1991 Génova Chipre 144.000 Crudo Incendio y explosiónMar Egeo 1992 La Coruña Grecia 74.000 Crudo Error humano y explosiónBraer 1993 Islas Shetland Liberia 84.700 Crudo Avería por error humanoSea Empress 1996 Gales Liberia 72.000 Crudo Error navegaciónErika 1999 Bretaña Malta Más de 10.000 Fuelóleo pesado Partido en dos (corrosión)Prestige 2002 Galicia Bahamas Más de 20.000 Fuelóleo pesado ¿Accidente?
Haven
33El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003 33
20 de noviembre. 300 km de costadañada. Imágenes captadas por sa-télite muestran que Galicia se en-cuentra ante la mayor catástrofeecológica de la historia. Para el Mi-nistro de Medio Ambiente, en suprimera visita a Galicia, "la mejoropción, dado el viento que había yque la filtración no era grande, erala de alejar el Prestige".
21 de noviembre. Aparecen las pri-meras bolsas de fuel en el lugar delhundimiento. El Delegado del Go-bierno en Galicia afirma: "Hay unacifra clara, y es que la cantidad quese ha vertido no se sabe".
23 de noviembre. Una mancha de50 km se sitúa frente a Fisterra. Co-mienza una gran avalancha de vo-luntarios que se queja de la falta deorganización y de medios. MarianoRajoy, Portavoz del Gobierno, ex-plica que "No puede hablarse demarea negra, sino de una situacióncompleja por la proliferación demanchas localizadas".
24 de noviembre. Se prohibe pes-car en la costa gallega. Fraga mien-te: "Son patrañas afirmar que estu-ve de cacería".
25 de noviembre. Llega la marea aAsturias. "Hemos actuado con pron-titud y máxima diligencia" JavierArenas, Secretario general del PP.
26 de noviembre. "Si no hubiéra-mos alejado el buque mar adentro,la mancha ya estaría en la costa"Enrique López Veiga, Consejero depesca de Galicia.
27 de noviembre. Científicos aler-tan de los efectos tóxicos del fuelpor contacto e inhalación.
28 de noviembre. 7 buques de suc-ción procedentes de Holanda, Fran-cia, Alemania, Bélgica y Reino Unidoforman una barrera para evitar lamarea negra que amenaza a la Ríade Arousa, la más rica de Europa.
Repercusión económicaChato Galante, responsable del finanzas de Ecologistas en Acción
El cálculo de las consecuencias económicas deuna marea negra debería incluir los costes dereposición (limpieza, indemnizaciones...), las
pérdidas estimadas por el cese de la producción y unavaloración monetarizada del impacto ambiental ysocial. Es decir, en sentido estricto esas pérdidas sonliteralmente incalculables, porque no se puede mediren dinero la catástrofe ecológica de la costa ni susrepercusiones sociales en pueblos donde la pescaemplea entre el 30 y el 50% de su población ocupada.En todo caso y aunque aún siga el vertido, empiezana aparecer las primeras estimaciones que sitúan laspérdidas alrededor de los 3.000 millones de euros.
Mucho más sencillo es el cálculo del gasto de lasempresas directamente implicadas porque no van apagar nada, en una demostración de que el capitalis-mo globalizado y la nueva sociedad del riesgo supo-nen entre otras cosas una vuelta a los inicios, a laépoca de los corsarios. Hoy la legislación internacio-nal del transporte marítimo permite escamotear elpago de impuestos, evitar todo tipo de inspección,eludir cualquier responsabilidad penal y limitar laeconómica a un máximo de 200 millones de euros. Enel caso del Prestige aparecen involucradas al menosdiez compañías de siete países (Grecia, Rusia, Suiza,Bahamas, Liberia, Reino Unido y EE UU) y ni elarmador (Mare Shipping) ni el fletador (Crown Re-sources) tendrán que pagar un euro; es más, cobraránsus respectivos seguros por el buque basura y el fuelque sigue contaminando desde la fosa atlántica. Comoresultado la compañía aseguradora (London ClubP&I ) pagará un máximo de 26 millones de euros y elFondo Internacional para la Compensación de laContaminación por Petróleo otros 154 millones. Con-viene apuntar que el total de la compensación cobra-da en el caso Erika fue de 156 millones de euros y enel Mar Egeo (del mismo armador que el Prestige) aúnno han terminado de cobrarse los 65 millones, que nosuponen ni el 10% de la ridícula evaluación realizadade los costos del desastre.
Otra forma de compensación consiste en recurrira las ayudas europeas. Para ello el Gobierno españolintentó la aplicación al Prestige del fondo de solidari-dad creado por las inundaciones en Alemania, pero laUE cerró esa puerta argumentando que ese fondo sólocubre catástrofes naturales. Es decir que el fondo desolidaridad europeo no cubre los desastres causadospor el servilismo, la incompetencia y la desidia de laUE. Porque hay una innegable responsabilidad enque, sin incumplir la normativa vigente, una bombacomo el Prestige pudiera navegar a 15 millas de una delas costas más bravas del mundo, mientras las directi-vas elaboradas y discutidas a raíz de la catástrofe delErika siguen durmiendo el sueño de los justos en lamesa del comisario de turno. Eso sí como forma deayuda se decidió utilizar algunos instrumentos finan-cieros comunitarios disponibles, como los 30 millo-nes de euros de la compensación a Marruecos por elacuerdo pesquero que no se firmó y 80 millones de losInstrumentos Financieros de Orientación Pesquerano utilizados en el ejercicio.
Por último queda la aportación económica del Go-bierno español, también directamente responsable dela tragedia. A 15 de enero, el Gobierno calcula que losgastos para hacer frente al vertido se situarán en 1.000millones de euros, sin incluir las ayudas a los afectadosni el coste del sellado del barco hundido para evitarnuevas fugas de combustible. La cifra parece sorpren-dentemente alta y tendrán que justificarla detallada-mente vista la increíble escasez de medios materiales enla lucha contra el chapapote.
La factura del 'Prestige' (en euros)
Limpieza del mar 500 millonesRecuperación del litoral 350 millonesIslas Atlánticas 75 millonesActividades complementarias 75 millones
Total 1.000 millones
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Arao
Alca
Centollo
Langosta
Pulpo
Lenguado
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Los graves problemas de índole so-cial y económica que la marea negradel Prestige está produciendo y los
que producirá en los próximos años–evidentes para todo el mundo menospara el Gobierno– hacen que no se habley analice suficientemente una catástrofeecológica sin precedentes en la historiade España.
Afectará directamente a todos los se-res vivos que colonizan las aguas gallegasy los que viven en las costas, que compo-nen un conjunto de excepcional valorbiológico: la propuesta gallega que defi-ne los espacios naturales que se incluyenen la Red Natura 2000 –recientementeaprobada por la Consellería de MedioAmbiente– comprende un total de 65entornos cuidadosamente seleccionados,57 de los cuales tienen la figura legal deLugares de Importancia Comunitaria(LIC) y los ocho restantes como Zonas deEspecial Protección para las Aves (ZEPA);en ellos, queda incorporada la mayorparte del litoral de Galicia. Diez añosdespués del desastre del Mar Egeo, lascostas del noroeste vuelven a sufrir unnuevo derrame de hidrocarburos de gra-vísimas repercusiones sobre las activida-des pesqueras y marisqueras y, por ende,de todas las especies marinas.
Para colmo de males, el fuel delPrestige está contaminando los fondosmarinos de las islas Cíes, el recién crea-do Parque Nacional de las Islas Atlánti-cas (13 de junio de 2002). El chapapotetambién está alcanzando numerosospuntos del litoral asturiano y cántabro,e incluso ha llegado al País Vasco, aun-que su incidencia no se puede llegar acomparar con el impacto producido enGalicia, donde se están alcanzando lí-mites sin parangón en cuanto a índicescualitativos y cuantitativos, producien-do una contaminación atroz de exten-sión generalizada.
En las siguientes líneas vamos a inten-tar concretar qué especies de la biotagallega están siendo las más afectadaspor los vertidos de crudo, distinguiendoentre las especies del litoral –aquellasque habitan los ecosistemas que forman
las playas y los acantilados–y las especiesmarinas propiamente dichas.
Como viene siendo habitual en estetipo de catástrofes, el mayor impactomedioambiental lo están padeciendo lasaves marinas, ya que necesitan de ambosbiotopos, pues nidifican en las costasrocosas pero se alimentan en el mar. Lasespecies más afectadas, según los datosque disponemos sobre las aves petrolea-das (SEO/BirdLife y comunicados a laprensa especializada), son el alca (Alcatorda), el alcatraz (Sula bassana) y elarao común, “arao dos cons” para losgallegos. Esta última especie, denomina-da científicamente Uria aalge, una de lasaves más amenazadas de nuestra fauna,es una especie muy torpe en tierra, casiexclusivamente marina, que se alimentade peces que atrapa buceando, cuyasúnicas colonias reproductoras ibéricasse encuentran en Galicia –Cabo Vilán ylas islas Sisargas– y en el norte de Portu-gal –islas Berlengas–. Las posiciones es-pañolas se encuentran entre las más afec-tadas por los vertidos de crudo.
De las demás aves, cabe destacar alcormorán moñudo (Phalacrocorax aris-totelis) –la mayor colonia española de laespecie cría en las Cíes–, cormorán gran-de (Phalacrocorax carbo), gaviota pa-tiamarilla (Larus cachinnans), ánadeazulón (Anas platyrhynchos), negrón(Melanitta nigra), frailecillo (Fratercu-la arctica) y colimbo grande (Gaviaimmer). No obstante, hay datos de avespetroleadas para especies tan disparescomo la garza real (Ardea cinerea), ga-viota reidora (Larus ridibundus) y ga-viota argéntea (Larus argentatus), par-dela pichoneta (Puffinus puffinus), ful-mar (Fulmarus glacialis), colimbo árti-co (Gavia arctica) y zampullín chico(Tachybaptus ruficollis), entre otras.
Hasta el momento de redactar estanota, gracias a la incansable labor de losmarineros gallegos y voluntarios de todoel país, los vertidos no han penetrado enlas rías gallegas, porque hay que recordarque en muchas de ellas existen impor-tantes enclaves de interés para la avifau-na palustre; decenas de especies de limí-
colas, anátidas y otras acuáticas se veríangravemente afectadas. Entre las zonasmás importantes desde este punto devista destacan las rías de Pontevedra,Arousa (sur) y Vigo, y las desembocadu-ras de los ríos Ulla (sur) y Miño, enPontevedra; las rías de Barquero, Orti-gueira, Cedeira, El Ferrol, A Coruña, Ares-Betanzos, Ponteceso, Camariñas, Noia,Arousa y Corrubedo, en A Coruña, y la ríade Vivero y las desembocaduras del Eo yel río Masma, en Lugo.
En cuanto a mamíferos, reseñar que enestas aguas no es infrecuente la foca gris(Halichoreus grypus), que se acerca des-de las colonias de cría irlandesas, británi-cas o francesas, aunque todavía apenas setienen datos sobre los daños producidosa este u otros mamíferos marinos.
Valor ecológicoy riqueza económica
Por otra parte, no hay que olvidar que enGalicia existe una interconexión, quizámás notable que en cualquier otro lugar,entre valor ecológico y medioambientaly riqueza económica y social, aspectosambos muy cuidados por la legislación.Entre las especies marinas más dañadasse cuentan aquellas que tienen aprove-chamiento económico. Enumeramos losmoluscos siguientes: almeja fina (Veneru-pis decussatus) y almeja babosa (Veneru-pis pullastra), navaja (Ensis ensis), ber-berecho (Cerastoderma edule), ostra pla-na (Ostrea edulis), vieira (Pecten maxi-mus), zamburiña (Chlamys varia) y me-jillón (Mytilus galloprovincialis, M. edu-lis), y entre los moluscos cefalópodos elpulpo (Octopus vulgaris), muy abun-dante en toda la costa gallega, el calamarcomún (Loligo vulgaris) y la sepia (Sepiaofficinalis); crustáceos como el buey(Cancer pagurus), centollo o centoia(Maja squinado), nécora (Macropiguspuber), langosta (Palinurus elephas),lubrigante o bogavante (Homarus gam-marus), cigala (Nephrops norvegicus) yel percebe (Pollicipes cornucopia); en-tre los peces hay incontables especies:por destacar, hablar de la lubina (Dicen-trarchus labrax), que habita en los are-
Afección sobre la fauna y fJosé Ignacio López-Colón, Ecologistas en Acción
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29 de noviembre. Se confirma queFraga y Cascos estuvieron de cace-ría y Matas descansando en Doña-na durante el fin de semana delhundimiento del Prestige.
30 de noviembre. El vertido de ma-yores dimensiones, 11.000 tonela-das, alcanza la costa. Los marine-ros de Arousa preparan una barre-ra que paralice la entrada de pe-tróleo a la ría.
1 de diciembre de 2002. 200.000personas se manifiestan en San-tiago de Compostela exigiendo‘Nunca máis’.
3 de diciembre. Segun-da marea negra. Losmarineros de Arousaconsiguen frenar laentrada del fuel consus propias manos. La mareanegra ya asola el Parque Na-cional del las Islas Atlánticas.
4 de diciembre. Más de 7.000personas participan en la pre-vención de la llegada de fuel a lasRías Baixas. 800 barcos consiguenevitar que la marea negra entre enla ría de Arousa.
5 de diciembre. El batiscafo Nauti-le localiza fugas en el casco delPrestige. Rajoy lo explica: "Son unospequeños hilillos que se han vistoen la proa del Prestige, 4 reguerosque se han solidificado con aspec-to de plastilina en estiramientovertical". Aznar, Presidente del Go-bierno lo explica mejor aún: "Hayhilos que salen del barco, pero quequedan inmediatamente solidifi-cados. No se puede decir técnica-mente, sin faltar a la verdad, queesos hilos que salen vayan hasta lasuperficie". Los hilillos son 125.000kilos de fuel diarios.
6 de diciembre. 20.000 voluntarioscolaboran en las tareas de limpie-za. Son ya 30.000 las toneladas ver-tidas por el petrolero.
13 de diciembre. Galicia espera lallegada de la peor avalancha de fuel.Más de 4.000 embarcaciones se en-cuentran en alerta en las Rías Baixasante una tercera marea negra.
Parque Nacional de las Islas Atlánticas
El Parque Nacional de las Islas Atlánticas, declarado en junio de 2002,incluye los archipiélagos de Cíes, Ons y Sálvora, situados respectivamente
en la entrada de las rías de Vigo, Pontevedra y Arousa. Se trata de un conjuntode islotes de costas recortadas, con abruptos acantilados, arenales y unosfondos marinos que han sido considerados privilegiados por su riquezanatural.
En las últimas semanas, el chapapote ha tapizado playas y rocas y se haacumulado en los fondos costeros en cantidades variables, aunque muyimportantes. Se estima que Ons y Sálvora han sido afectadas en un 100% desu perímetro, mientras que Cíes en un 90%. Sólo se ha librado la pequeña islade Cortegada, en el fondo de la ría de Arousa y a sólo 100 m de la costa,precisamente porque las islas han servido de obstáculo que ha impedido laentrada de la marea negra en las rías.
Los efectos del desastre provocado por el Prestige y por la sucesión deomisiones (no se tomó ninguna medida preventiva para proteger el ParqueNacional, pese a que las previsiones apuntaban a una importante afección),son difíciles de conocer, máxime cuando la crónica de la catástrofe parece notener fin. Las costas del Parque estaban entre las más productivas y ricas delAtlántico europeo y los expertos coinciden en que las perdidas ecológicas,económicas y sociales serán inmensas y su recuperación lenta, afectando atodos los ecosistemas marinos de esta costa.
Se han realizado inmersiones para revisar los fondos de Cíes en las que sehan detectado zonas con bolas de 1 a 5 cm de diámetro, rulos, trampas dealgas, otras con formaciones nodulares o almohadillas y hasta placas tapizan-tes de fuel de entre 20 y 60 cm de diámetro y 10 cm de espesor. La afecciónno parece masiva, pero sí muy importante sobre todo en zonas dondedisminuye el hidrodinamismo. Los fondos de Ons aún están más afectados.
Cada zona se recuperará según sus características propias, más tarde lasáreas con menor hidrodinamismo. La capacidad de recuperación de lasdiferentes especies también es muy variable (10 años después del Mar Egeo,aún no hay erizos de mar en la ría de La Coruña). Lo que sí está claro es quehay que sacar el fuel, la limpieza es fundamental pues su degradación naturales lentísima.
En dos o tres años la regeneración ambiental, sólo parcialmente posible ya largo plazo, tendrá unas perspectivas aceptables al menos para los sectoresproductivos, pero es muy difícil saber cuándo un ecosistema marino se harecuperado, ya que se estiman periodos de diez hasta veinticinco años paradeterminadas especies.
Lo que también parece imprescindible tanto en el Parque como en el restodel litoral, es proteger aquellas zonas no afectadas directamente por el fuel,que en un tiempo actuarán como semillero y serán áreas de dispersión de losorganismos que en ellas han sobrevivido.
floranales de las zonas rocosas y es especial-mente abundante en las costas del nortede Galicia, el lenguado (Solea vulgaris),que vive en los fondos arenosos, y elrodaballo (Psetta maxima), que coloni-za asimismo los fondos arenosos hastalos 80 o 90 metros de profundidad.
También existen miles de especiesanimales sin interés comercial, pero im-prescindibles en la compleja cadena tró-fica marina: el conjunto de seres quecomponen el plancton –base de dichacadena alimenticia– e incontables inver-tebrados como esponjas, medusas, ané-monas, coral blando, gorgonias, poli-quetos, cirrípedos, cangrejos ermitaños,moluscos bivalvos y lamelibranquios, pe-pinos de mar, erizos y estrellas de mar.Entre los vertebrados, destacar a pecescomo los caballitos de mar (Hypocam-pus ramulosus).
Por finalizar, indicar que según hanpodido comprobar miembros de la Fe-deración Gallega de Submarinismo y degrupos ecologistas, están siendo grave-mente dañadas las praderas submarinasy las comunidades de algas –rodofíceas,feofíceas y clorofíceas– que viven en lasaguas someras, todas ellas de importan-cia ecológica excepcional, ya que dancobijo y alimento a las especies de inver-tebrados y peces antes mencionados.Por las características propias del fuel–especialmente su flotabilidad–, estánsiendo particularmente afectadas las al-gas y líquenes que viven directamentesobre las rocas en la zona supralitoral, entorno a las marcas húmedas de la plea-mar. Entre todas ellas, destacar una fane-rógama, la zostera (Zostera marina) o“golfe, xebe, xebra” para los gallegos,que forma praderas en aguas de pocaprofundidad, los líquenes Ramalina si-liquosa y Lichia pygmaea, que vivensobre las rocas húmedas, y múltiplesalgas como Laminaria digitata y L. sac-charina, Padina pavonia, Fucus vesicu-losus, Pelvetia canaliculata, Himantha-lia elongata, Cystoseira baccata, Hali-drys siliquosa, Bifurcaria bifurcata, En-teromorpha linza y E. compresa, Ulvalactuca y Codium tomentosum.
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Este queso ha recorrido 3.333 km
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Petróleo y transporteElena Díaz, responsable del Área de Transporte de Ecologistas en Acción
El hundimiento del buque petrolero Pres-tige y la marea negra que está provocan-do en las costas gallega y cantábrica, no
sólo ennegrece el mar y sus orillas dejando unaestela de muerte y destrucción allí donde llega,sino que con su largo brazo alcanza a políticosincapaces de hacer frente a la catástrofe, acompañías petroleras y armadores dispuestos alo que haga falta con tal de conseguir el máximobeneficio, y a las instituciones políticas españo-las y de la UE, que anteponen los grandesnegocios a la defensa del patrimonio natural, lasalud y las necesidades de la población. El chapa-pote tiñe de negro también un sistema económi-co basado en un imposible crecimiento continuoque consume más y más recursos y energía, a lavez que aumenta sus necesidades de transportea mayores distancias y a una sociedad, opulentay miserable a la vez, que se lanza a un consumodesaforado e irresponsable sin preguntarse dedónde vienen los productos que dilapida ni aqué precio –ambiental, humano y social– sepagan, arribando así a la puerta de nuestra casadonde aparcamos ese gran depredador ambien-tal que es nuestro automóvil.
No habría tantos petroleros surcando losmares si el consumo de derivados del petróleono se incrementara de forma alarmante. Eltransporte absorbe la mitad del petróleo mun-dial y crece a un ritmo más rápido que otrossectores económicos. En la UE el consumo deenergía por parte del sector de los transportesha aumentado un 47% entre 1985 y 2000, frentea una subida del 4,2% del resto de los sectores(1), siendo la carretera el modo que asume losprincipales tráficos (el 44% de las mercancías yel 79% de los viajeros), pero además sus previ-siones de crecimiento, de continuar las tenden-cias actuales, son totalmente insostenibles. Se-gún el Libro Blanco de Transporte de la UE eltráfico por carretera se incrementará en un 43%para los viajeros y en un 50% para las mercan-cías de aquí a 2010. El tráfico marítimo demercancías, que actualmente supone el 41%del total, también se incrementará en un 50%para 2010 (2).
Este crecimiento espectacular del transpor-
te está ligado íntimamente a los procesos deinternacionalización y globalización de la eco-nomía, que provoca el aumento del tráfico demercancías de una a otra parte del globo. Losprocesos de deslocalización industrial de em-presas a países de la periferia en busca de manode obra barata o menores controles ambienta-les también han contribuido a este proceso, asícomo las nuevas formas de producción y distri-bución puestas en práctica por las grandestransnacionales, que han racionalizado la pro-ducción concentrándola en un menor númerode centros, con la consiguiente destrucción deempleos, y con redes de distribución comercialque cubren áreas muy amplias (3).
Estos procesos los podemos constatar sim-plemente echando un vistazo a la procedenciade los objetos que utilizamos y consumimoscotidianamente, cuyo origen se encuentra enpuntos situados a miles de kilómetros de nues-tras casas. Pero no todo el transporte realizadopor muchos de estos productos viene impresoen la etiqueta de “made in”. Un ejemplo clarode la irracionalidad del transporte innecesariocreado por la globalización capitalista lo encon-tramos en un estudio realizado por el Wupper-tal Institute de Alemania, destinado a rastrearlos kilómetros recorridos por los ingredientesde un yogur de fresa desde su lugar de produc-ción hasta el consumidor. La conclusión fueque los diferentes productos que lo componenhabían recorrido nada menos que 11.000 kiló-metros, antes de llegar a las manos de su desti-natario, cuando los ingredientes necesarios parafabricarlo se encontraban en un radio de menosde 50 millas (4).
Referencias:
1. AGENCIA EUROPEA DE MEDIO AMBIENTE:Informe Term 20012. COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS:Libro Blanco. Política europea de transportepara el 2010: hora de decidir. Bruselas, 2001.3. FERNÁNDEZ DURÁN, RAMÓN: El Futuro de lascomunicaciones: Transporte versussostenibilidad. 20004. NORBER-HODGE, HELENA. Memo to Membersof IFG. Inédito, Bristol 1996.
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14 de diciembre. Aznar se digna avisitar, en un viaje relámpago ypor sorpresa, Galicia. Se marchasin poner un pie en la costa.
15 de diciembre. Los marinerosimpiden la entrada del fuel enVigo, en medio de un fuerte tem-poral.
17 de diciembre. Algunos afecta-dos empiezan a cobrar las ayu-das. Se espera una tercera mareanegra.
19 de diciembre. Miles de perso-nas en todo el país se manifiestanexigiendo responsabilidades.
24 de diciembre. El Ministro deDefensa, Trillo, asegura que lasplayas de la Costa da Morte "estánlimpias y esplendorosas".
30 de diciembre. El grupo de gran-des manchas de fuel se desplazapor las aguas del Cantábrico y al-canza el espacio de SalvamentoMarítimo francés.
3 de enero. Matas explica a lascomunidades que ya no hacenfalta voluntarios.
5 de enero. Una mancha de 1.500m de largo, entra en la laguna deArcachon (Francia), se prohibe larecogida de ostras.
6 de enero. 100.000 personas exi-gen en Vigo la dimisión de Aznary Fraga.
Impactos globalesCristina Rois, responsable del Área de Energía de Ecologistas en Acción
Los impactos ambientales del petróleo van más alládel desastre ambiental, social y económico queestá provocando en la costa gallega la marea negra
del Prestige, o cualquier otro vertido de un petrolero.El mayor problema relacionado con el petróleo es que suuso como combustible es el causante de la mayor partede las emisiones de CO
2 a la atmósfera en todo el mundo.
Durante 2001 el petróleo originó el 44% de lasemisiones de CO
2 de origen fósil, notablemente por
delante de las debidas al carbón, que supusieron el35%. El carbón se considera el combustible más conta-minante porque produce más emisiones de dióxido decarbono por unidad de masa, además de que tienemayor contenido en azufre, e incluso de metales pesa-dos como el mercurio. Sin embargo, es el petróleo elprincipal causante del que muchos consideran el ma-yor problema medioambiental de nuestra época: elcambio climático. Desde 1750 la concentración de CO
2
en la atmósfera ha aumentado un 30% y esto haintensificado el proceso natural de retención de calor,también llamado efecto invernadero, hasta el punto dealterar el clima a escala planetaria.
El papel predominante del petróleo en este proce-so, especialmente en la segunda mitad del siglo XX, sedebe a que ha llegado a ser la primera fuente de energíadel mundo, el 38,5% de la energía primaria del añopasado, 14 puntos por encima de la contribución delcarbón según el anuario estadístico de British Petro-leum 2002. Hay pocos países que se escapen de estaregla, las excepciones más notables son China, India ySudáfrica. Parte de este predominio se debe a su usopara el transporte, que es una actividad en preocupan-te crecimiento espoleada por trasiego de mercancíasque exige el libre comercio.
Una cuarta parte del petróleo mundial es para EEUU, el siguiente gran consumidor es la Unión Europea,con un 18%, y otro tanto el resto de países de la OCDE.El petróleo proviene sobre todo de Oriente Medio,pero también de Rusia y Sudamérica. La nítida separa-ción entre países productores y consumidores es ori-gen de tensiones internacionales, y convierte la dispo-nibilidad de petróleo a bajo precio es uno de losprincipales motores de la política mundial, y motivo enmúltiples ocasiones de guerras como la que está prepa-rando EE UU contra Irak. No puede olvidarse que enIrak está casi el 11% de las reservas conocidas, que en2001 se cifran en 143.000 millones de toneladas.
Durante mucho tiempo se ha especulado sobre elagotamiento del petróleo como un grave problemapara el futuro de la sociedad actual pero a estas alturashay que reconocer que el cambio climático ha relegadoesta preocupación a los últimos puestos de la lista,porque si queremos evitar efectos catastróficos por lasalteraciones del clima no puede quemarse toda esacantidad de petróleo en la primera mitad del siglo. Loscientíficos han advertido de la necesidad de reducirhacia 2050 las emisiones de CO
2 al 50-70% de lo que se
emitía en 1990, y esto implica drásticos recortes en eluso de combustibles fósiles.
Las tendencias energéticas en curso son de creci-miento en el consumo de energía, y por tanto de produc-tos petrolíferos con sus problemas de transporte y deemisiones. Cuanto más se demore la corrección de estasituación mayor será el coste económico y la probabili-dad de desastres medioambientales. La energía del sigloXXI no puede ya ser el petróleo, sino el ahorro y laeficiencia, verdaderos yacimientos energéticos muy pocoexplotados, junto con las energías renovables.
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Métodos de lucha contra los vertidos
Podemos dividirlos en físicos, químicos y biológicos. No deberían usarse sin unaconsideración cuidadosa de sus efectos ambientales que, a veces, pueden ser peoresque los del propio vertido. En efecto, en zonas remotas de rápida recuperación naturalo en áreas ecológicamente sensibles, puede ser preferible que el vertido, una vez queha llegado a las costas, se limpie por mecanismos naturales.Los medios físicos pueden ser:- Recogida del fuel en el mar por aspiración, centrifugación o usando fibras absorben-tes, desde barcos llamados raseras o espumaderas. Este método es el más inocuoambientalmente, pero no elimina más que una parte pequeña del vertido.- Recogida en tierra por medios mecánicos.- Lavado con agua a presión.- Mezcla y dispersión del fuel con la arena de la costa.Estos tres últimos métodos pueden causar problemas de erosión y de contaminaciónde capas profundas del suelo, además de perjudicar a la fauna y la flora costeras.
Los medios químicos consisten principalmente en el uso de agentes dispersantes,similares a los detergentes, que, como indica su nombre, facilitan la dispersión del fuelantes de que llegue a la costa, al fraccionarlo en pequeñas gotas. De este modo, sefacilita su degradación química y biológica y, en cualquier caso, la reducción de suconcentración y, por ello, sus efectos tóxicos. Están recomendados para vertidospequeños, con dispersantes de baja toxicidad.
El método más efectivo para la limpieza de vertidos parece ser el de biorremedia-ción, que no es sino favorecer los procesos naturales de biodegradación antes mencio-nados. Esto se puede hacer, básicamente, aumentando las poblaciones de bacteriasdegradadoras en las costas afectadas por adición de bacterias (bioincremento), oestimulando la proliferación de las bacterias nativas proporcionándoles nutrientes y/o mejores condiciones ambientales para su acción (bioestimulación).
La biorremediación es un método barato y generalmente efectivo, aunque eslento (de meses a años), al basarse en la biodegradación natural, y no exento deposibles impactos ambientales, como la eutrofización por el incremento de nutrienteso los efectos tóxicos de algunos productos secundarios de degradación.�
Rivas Vaciamadrid
El Ayuntamiento de Rivas Vaciama-drid ha entregado a Ecoloxistas enAcción de Galiza cuatro kilóme-tros de redes para los pescadoresde Baiona y Cangas de Morrazo,con ellas se construirán barreraspara evitar la entrada de fuel.
La barrera que se colocará en laensenada de Baiona protege dosLugares de Interés Comunitario(LIC) que forman parte de la redNatura 2.000: Ramallosa e Islas Es-telas Monteferro.
La de Cangas contribuirá a laprotección del norte de la Ría deVigo.�
Marea blanca y verde
Según Alfonso Perales, consejerode Gobernación de la Junta deAndalucía, Cádiz ha sido la pro-vincia andaluza de la que másvoluntarios han partido a Galiciacon 650, seguida de Málaga con560 y Granada con 495. La Juntade Andalucía ha sufragado casi el65% del viaje de estos volunta-rios, así como una campaña defomento del consumo de produc-tos gallegos, en la que se ha inver-tido medio millón de euros, y unapartida de un millón de eurospara apoyar iniciativas de ayuda.�
Cantabria
El 9 de diciembre, Ecologistas enAcción y ARCA pudieron disponerdel primer material entregado porla ERC e iniciaron la limpieza de laplaya de Santa Justa y de la cala deEl Higuero en Ubiarco. A partir deentonces han conseguido organi-zar a 750 voluntarios, de los cuales150 han venido de otras comuni-dades coordinados por la Confe-deración Estatal de Ecologistas enAcción.
La actividad se ha desarrolladoen zonas de acantilado, ensenadasy calas, lugares que en un princi-pio quedaron desatendidos porlos servicios de limpieza contrata-dos por el Gobierno de Cantabria.En concreto se ha trabajado enzonas de Ubiarco y de Trasierra, dedonde se han extraído toneladasde fuel, quedando muchas otraspegadas a rocas y en cuevas o reco-vecos.
Todo este trabajo ha sido favo-recido por la comunicación esta-blecida con la Consejería de Me-dio Ambiente, que, de una actitudrecelosa y distante en un primermomento, ha pasado a propor-cionar los medios demandadospara el trabajo. La lista completade colaboradores sería intermi-nable, pero hay que hacer men-ción especial al Ayuntamiento deSantoña, que ha facilitado la ocu-pación del albergue municipalpara acoger a los grupos de vo-luntarios de fuera de Cantabria, alextraordinario acogimiento de losvecinos de Trasierra, y a la periciade Joaquín, vecino de Suances,que cada fin de semana con supala excavadora está facilitandode muchas maneras el trabajo delos voluntarios.�
Cefalópodos afectados
Los cefalópodos verán sensible-mente mermadas sus poblacionespor la marea negra. Esta conclu-sión se recoge en un informe delInstituto de Investigacións Mari-ñas de Vigo, del CSIC.
El fuel incrementará la mortan-dad en la fase embrionaria, dañan-do a las especies que realizan laspuestas en los sedimentos mari-nos, y produciendo un descensoen la supervivencia de la fase larva-ria.El pulpo común y el calamarserán los más perjudicados, segui-dos del choco, el pulpo cabezón y,a un nivel sensiblemente inferior,las potas y voladores.�
Ecologistas en Acción deSalamanca ha enviadomaterial y voluntarios a OGrove para colaborar con laCofradía de Pescadores.
Ecologistas en Acción en unaacción de denuncia en Madrid.
39El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
10 de enero. La marea negra al-canza a la reserva de Urdaibai yGuipúzcoa.
11 de enero. El Gobierno calculaque los gastos de recogida de fueldel Prestige en el mar y en tierra sesituarán "entre los 950 y los 1.000millones de euros, sin contar lasayudas a los afectados ni los cos-tes de los trabajos".
13 de enero. El número de playasen Galicia, Asturias, Cantabria yPaís Vasco afectadas por el chapa-pote son 409, frente a las 327 dehace diez días. El total de residuosretirados de las playas y costassupera las 38.747 toneladas.
GLOSARIO
Chapapote. Palabra gallega reco-gida, en el siglo XVI, de los indíge-nas de Venezuela que denomina-ban “chapopoctli” al petróleo queemergía en ciertos sitios y forma-ba una especie de alquitrán.
Dimisión. Palabra desconocidapara el Partido Popular.
Galleta. La forma de las manchasde fuel más pequeñas.
Hilillos. Nueva unidad de medidaadoptada para explicar que el fuelque salía por las grietas del Presti-ge no era preocupante.
Marea negra. Gobierno y Xuntaprohibieron su uso a los mediosde comunicación públicos.
Marea blanca. Se popularizó parahacer referencia a los voluntariosque llevan trajes blancos.
Milla náutica. Equivale a 1,852 ki-lómetros.
Vertido en Algeciras
Un nuevo vertido de tres tonela-das de fuel ligero ha causado unamancha de casi 2 km de longitudpor 200 m de ancho en la bahía deAlgeciras, debido a un fallo huma-no, desde la barriada de La Colo-nia y la playa de Guadarranque, enSan Roque (Cádiz).
La mancha de combustible seocasionó el 23 de diciembre, mien-tras la gabarra de bandera británi-ca Eileen cargaba fuel en la refine-ría Gibraltar de Cepsa, en San Ro-que. La tripulación del barco co-nectó la manguera de abasteci-miento de combustible a uno delos tanques que ya se encontrabancargados, lo que provocó el derra-mamiento del fuel, según fuentesde la factoría petrolera.
Unas 50 personas, apoyadas pordos excavadoras y un helicópterode Salvamento Marítimo, limpia-ron el combustible, que afectó a800 metros del litoral. Éste ha sidoel cuarto vertido en aguas gadita-nas en diciembre, además de lasdos colisiones de buques que noocasionaron daños ambientales.�
Gibraltar
Ecologistas en Acción del Campode Gibraltar ha pedido a Gibraltary al Reino Unido que prohiban laentrada en los puertos de petrole-ros monocasco que transportenfuel pesado, alquitrán, betún asfál-tico, petróleo y crudo pesado.
En España esta medida fue apro-bada por un Real Decreto, que fuepublicado en el BOE el pasado 14de diciembre, y entró en vigor el 1de enero de 2003. Francia y Portu-gal también han adoptado la medi-da, que ha supuesto el incrementode inspecciones a los buques mo-nocasco que transportaban fuel ocrudo pesado y que se dedican
sobre todo al suministro o avitua-llamiento de barcos, pero sin queles sea prohibido el acceso.
Desde que ha entrado en vigorla normativa se está produciendoel desvío de estos peligrosos bu-ques al puerto de Gibraltar, que noaplica ninguna restricción.�
Ecuador: OCP
Ecologistas en Acción y organiza-ciones de Ecuador han denuncia-do la participación de las empre-sas españolas BBVA, Caja Madrid yRepsol-YPF en el proyecto de Oleo-ducto de Crudos Pesados del Ecua-dor (OCP). La construcción deloleoducto se está llevando a cabocon la violación de los DerechosHumanos y ocasionando un desas-tre medioambiental en la selvaamazónica ecuatoriana.
El OCP, es un polémico oleo-ducto de 503 km, que unirá lasconcesiones petrolíferas de la Ama-zonia ecuatoriana con el puerto at-lántico de Esmeraldas.
El consorcio OCP está formadopor siete empresas entre ellas lamultinacional española Repsol-YPFque participa con un 25,7%. Elproyecto, con un presupuesto de1.300 millones de dólares, está fi-nanciado por los bancos WestLB(Alemania), BNL y Unicrédito (Ita-lia), Banco Spiritu Santo (Portu-gal), Bank of Scotland (Gran Breta-ña), BBVA y Caja de Madrid(España).�
Lección aprendida
El petrolero turco Vicky quedó va-rado, el pasado 1 de enero, en elcanal de la Mancha, frente a Osten-de, tras chocar contra el cargueroTricolor semihundido a 28 kiló-metros de Ostende (Bélgica) con70.000 toneladas de gasóleo y3.500 de fuel pesado y, en contrade las medidas tomadas en Galicia,las autoridades se han apresuradoa forzar la extracción de parte delcombustible para evitar una nuevamarea negra.
“De la crisis del Prestige he-mos aprendido dos cosas: que esnecesario gestionar el problemadesde la zona del desastre y quehay que forzar a los puertos cerca-nos para que acojan al petrolerocuanto antes”, explicó la portavozdel Ministerio belga de Transpor-tes, Isabelle Valentiny.�
Plataformas petrolíferas
La multinacional española REPSOLfue autorizada por el Gobiernopara llevar a cabo investigacionesde hidrocarburos frente a las costasde Lanzarote y Fuerteventura, conel objetivo de instalar plataformaspetrolíferas para su explotación.
El Guincho-Ecologistas en Ac-ción, tras la catástrofe del Prestige,ha mostrado nuevamente su re-chazo a la construcción de plata-formas petrolíferas que supondríanun enorme riesgo para los recur-sos pesqueros, la biodiversidad, lasalud humana y la industriaturística.�
La guerra del petróleo
Una guerra contra Irak provocaríauna catástrofe ecológica de conse-cuencias imprevisibles, debido a lacantidad de pozos de petróleo quehay junto a ecosistemas frágiles.
El desastre, además, tendríaunas terribles consecuencias hu-manitarias. Una tragedia que llega-ría en el peor momento, pues ladesnutrición infantil se ha reduci-do a la mitad desde 1996. De he-cho Irak continúa dedicando a co-mida la mayor parte del dineroque recibe por el petróleo, aunquedesde el inicio del bloqueo hanfallecido 510.000 niños.
En relación con los daños eco-lógicos, baste de ejemplo lo suce-dido en 1991, durante la retiradade las tropas iraquíes de Kuwait,cuando se incendiaron 732 pozosde petróleo, que durante mesesestuvieron lanzando al aire conta-minación, sin contar los vertidosproducidos al mar. El sur de Iraktiene uno de los más antiguos yricos ecosistemas del planeta, unaregión de pantanos bañada por elChatt-el-Arab, en la confluencia delTigris y el Eufrates, más conocidacomo Creciente Fértil.
La guerra está al borde del esta-llido y cada vez son más las vocesque se oponen a la intervenciónmilitar.�
40 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
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41El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Ramón Fernández Durány Paco Segura, Ecologistas en Acción
En los últimos tiempos se configu-
ra aún más un entorno econó-
mico, financiero e institucional
que favorece una mayor expan-
sión del capitalismo global. Esta
situación tiene, como no podría ser de otro
modo, una influencia determinante en la
reestructuración del aparato productivo
mundial, originando la reconfiguración del
sistema territorial y urbano que lo acompa-
ña, modificando las estructuras sociales y
poblacionales en las que se asienta, y agu-
dizando los impactos sobre el entorno.
El hilo conductor de estos procesos ca-
bría buscarlo en la progresiva hegemonía
que adquiere la producción y distribución
a gran escala que opera en los mercados
globales, así como el cada día más mani-
fiesto poder que desarrollan los mercados
financieros, que determinan la actividad
económica planetaria, continental y esta-
tal, con el creciente predominio de la eco-
nomía financiera sobre la economía real.
Tendencias europeas y mundiales
A resultas de la globalización económica y
financiera, los procesos de urbanización se
están acelerando en todo el mundo. Hoy
en día el 50% de la población mundial
(unos 3.000 millones de personas) habita
en ciudades (1). Este crecimiento es espe-
cialmente importante, en términos cuanti-
tativos, en los países de la Periferia Sur,
donde mucha población está vinculada a
la actividad agraria tradicional o de peque-
ña escala: la globalización económica, y
especialmente la expansión del agrobusi-
ness en la actividad agrícola, con el desa-
rrollo de la agricultura de exportación en
gran escala, está provocando enormes
migraciones campo-ciudad en estos terri-
torios periféricos. En algunas zonas (sudes-
te asiático, determinadas áreas de América
Latina...) se suma a este proceso la deslo-
calización de la actividad manufacturera,
que incide en el mismo sentido. Así, las
proyecciones de Naciones Unidas apuntan
a que para 2025 más del 60% de la pobla-
ción mundial (del orden de 5.000 millones
de personas de una población global que se
situará en el entorno de los 8.000 millones)
habitará en áreas urbanas (1).
En los países del Norte la concentración
de la población en zonas o regiones urba-
nas también continuará incrementándose,
si bien a un menor ritmo debido al elevado
grado de urbanización ya existente. En el
espacio más urbanizado del planeta, la UE,
se prevé alcanzar el 83% de población
urbana para 2005 (2).
El hecho a destacar es la importante
reestructuración territorial y urbana que
implicarán los procesos económico-mone-
tarios en marcha. Las dinámicas de espe-
cialización espacial económica y producti-
va se acentuarán, incrementando la duali-
dad del territorio, con regiones que evolu-
cionan hacia una alta densidad y otras
hacia unas densidades bajas o muy bajas
(3). Así, “es probable que las áreas metro-
politanas ubicadas en nudos estratégicos y
bien equipados adquieran una influencia
considerable a expensas de los centros
urbanos más periféricos y peor equipados”
(4). La dinámica actual en la UE, con la
moneda única, es de una competencia
incrementada, donde “las regiones, ciuda-
des y territorios compiten entre sí para
atraer actividades económicas, empleo,
infraestructuras [...] Y esta competición
puede generar una polarización entre ciu-
dades perdedoras y ciudades ganadoras”
(5). La enorme ampliación de la UE que se
va a desarrollar durante los próximos años
no hará sino incrementar estas tendencias.
En este marco cobra gran relevancia la
creación de las Redes Transeuropeas (de
transporte, energía y telecomunicaciones)
para favorecer el mercado interior y la
competitividad, siendo su objetivo “inte-
grar territorios en competencia recíproca
dentro de un espacio europeo globalmen-
te competitivo [...pero originarán también]
un reforzamiento las desigualdades territo-
riales” (3). La creación de estas redes,
junto con los procesos de liberalización y
privatización correspondientes, favorecen
en costes a las grandes empresas (6), refor-
41El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Los procesos de globalización económica e ‘integración europea’ están configurando un modelo productivo y
territorial en el espacio español con un creciente componente urbano-metropolitano. Este modelo es insostenible:
consume enormes cantidades de recursos, origina un creciente impacto ambiental y agudiza los desequilibrios
regionales y las desigualdades sociales de todo tipo. A la vez, su expansión desarticula otras formas productivas y
territoriales menos consumidoras de recursos, de menor impacto ambiental, más intensivas en actividad humana,
más acordes con las características de los espacios sobre los que se asientan y, por consiguiente, más autosuficientes.
Ramón Fernández Durán y Paco Segura
Efectos de la ‘europeización’- mundialización sobre el espacio españolEfectos de la ‘europeización’- mundialización sobre el espacio español
Globalización, Globalización, territorio y poblaciónterritorio y población
42 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
zando la concentración de actividades eco-
nómicas en las regiones más prósperas o
con ventajas competitivas. Por tanto, estas
redes incentivan la concentración adicio-
nal de la población en grandes regiones
urbanas, fenómeno que se produce junto
con una creciente dispersión espacial de
dichas conurbaciones, originando un enor-
me incremento de la superficie afectada
por el proceso urbanizador y por las nece-
sidades de transporte motorizado.
Estas dinámicas inciden cada vez más
en el ámbito de lo social: el crecimiento que
impulsan favorece a la gran producción y
distribución, cada vez más móvil, que des-
truye y precariza empleo; desarticulan las
economías locales; concentran a la pobla-
ción en espacios cada vez más urbaniza-
dos... Esta situación, unida al recorte en los
gastos sociales, hace crecer la población
vulnerable o directamente sobrante, ex-
cluida de un mercado de trabajo degrada-
do, que se concentra en las metrópolis,
donde se expande la exclusión, la vulnera-
bilidad y las diferencias sociales, lo que
fomenta la desestructuración social de las
regiones urbanas.
Ante este estado de cosas, sin embargo,
las propuestas que se perfilan no suponen
un cambio en las tendencias actuales para
hacer frente a la insostenibilidad, sino que
se insiste en una profundización de los
procesos de globalización económica que
no hacen sino agudizarlas.
Un futuro inquietantepara el territorio español
El impacto territorial en el espacio español
de los procesos de globalización e integra-
ción europea, y su repercusión sobre su
estructura productiva, están siendo, y van a
ser en el futuro, muy intensos. El abandono
de las áreas rurales y semirurales se agudi-
zará, especialmente en la España interior,
en el interior de la Cornisa Cantábrica y, en
general, en las áreas de montaña que no
sean destinos turísticos. Este amplio espacio
perderá poco a poco su fisonomía tradicio-
nal y sus pueblos quedarán probablemente
transformados en un simple decorado in-
animado del paisaje, muchos de ellos va-
cíos, sin vida propia de carácter permanen-
te, y con la amenaza de un deterioro irrever-
sible para su patrimonio edificado (7).
Pero este declive no alcanzará sólo a los
núcleos rurales o semirurales, sino que
probablemente afectará a muchas ciuda-
des medianas, que han absorbido pobla-
ción de su área de influencia, y que hasta
ahora se encontraban al margen de los
procesos de decadencia. Como ya se men-
cionó, en el nuevo contexto europeo alta-
mente competitivo que se perfila habrá
“ciudades ganadoras y perdedoras”, y
muchos núcleos urbanos medianos espa-
ñoles, zarandeados por la quiebra de su
base productiva, o que se ubican al mar-
gen de los principales ejes o corredores de
desarrollo, serán incapaces de mantener
su actividad propia y resistir durante mu-
cho tiempo la atracción de regiones metro-
politanas que disponen de una alta densi-
dad de equipamientos de telecomunica-
ciones, y de importantes infraestructuras
de comunicaciones terrestres o aéreas.
El resultado de todo ello será algo así
como una intensificación del crecimiento
en no más del 20% del territorio estatal, allí
donde se concentra la actividad económi-
ca más competitiva. Madrid y su área de
influencia, la costa de Cataluña, el resto del
arco mediterráneo, el valle del Guadalqui-
vir, Asturias central y costa, el triángulo
vasco, la costa gallega (o lo que quede de
ella tras el vertido del Prestige), el eje del
Ebro, y poco más (8). Y aún así, parte de
estas conurbaciones, o corredores, no tie-
nen garantizado a medio plazo la perma-
nencia de las actividades que les dotan de
impulso vitalizador dado su carácter ex-
céntrico respecto de las dinámicas centra-
les (económicas y espaciales) que impone
la fase actual de la construcción europea y
el capitalismo global.
Infraestructurasy especulación inmobiliaria
Las diferentes regiones y espacios metro-
politanos intentan posicionarse mejor con
miras a los nuevos escenarios, analizando
de qué forma pueden atraer a un capital
productivo crecientemente móvil y que
opera teniendo en cuenta los mercados
europeos y mundiales, y no los mercados
locales. En el planeamiento estratégico de
las principales conurbaciones españolas
destaca la importancia que se confiere a la
dotación de infraestructuras de transporte,
telecomunicaciones y de actividades logís-
ticas de distribución de productos de la
economía global. En los últimos tiempos
estos planes estratégicos incorporan siem-
pre la necesidad urgente de grandes am-
pliaciones aeroportuarias y portuarias. En
carreteras se plantea invertir 6,6 billones
de pesetas para incrementar los 10.300 km
actuales de alta capacidad hasta 13.000.
De esta forma nos situaríamos a la cabeza
de Europa en kilómetros de autovías y
autopistas, y se mejoraría el acceso de los
Conclusiones esquizofrénicas
La propia Comisión Europea (CE) reconoce que la “expansión urbana aumenta loscostes de las infraestructuras urbanas, el tráfico y el consumo de energía, y tiene
efectos negativos sobre la calidad del entorno natural y del medio ambiente”. Paracontinuar afirmando que este tipo de desarrollo “va totalmente en contra del desarrollosostenible” (5). O bien que “las grandes ciudades absorben cada vez más recursos yproducen cada vez más emisiones tóxicas y desechos que imponen una pesada cargamedioambiental en el entorno próximo y no tan próximo” (3). Pero al mismo tiempo laconcentración y el desarrollo urbano se considera, por parte de la CE, como un bien ensí mismo, y no se hace más que recalcar el papel fundamental que juegan las zonasurbanas para la competitividad de toda la UE en el mercado mundial (5).
42 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Tamaño municipio 1900 1950 1991 2001Hasta 2.000 hab. 5,1 4,7 3,1 3,02.001 a 10.000 7,5 8,8 6,6 6,610.001 a 50.000 3,5 6,0 9,2 10,550.001 a 100.000 0,9 1,9 3,6 4,2100.001 a 500.000 0,7 3,3 9,2 9,4Más de 500.000 1,1 3,4 7,2 7,1TOTAL 18,8 28,1 38,9 40,8Fuente: INE. Datos de población en millones de habitantes
Mill
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es d
e h
abit
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EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA
SEGÚN EL TAMAÑO DEL MUNICIPIO
Hasta 2.000 hab.
2.001 a 10.000 hab.
10.001 a 50.000 hab.
50.001 a 100.000 hab.
100.001 a 500.000 hab.Más de 500.000 hab.
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: EC
OLO
GIS
TAS
EN A
CC
IÓN
.
43El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
productos globales a todo el sistema de
ciudades español, donde está la capacidad
de compra principal, al tiempo que se
garantizaría la salida hacia los mercados
europeos y mundiales de nuestra produc-
ción más competitiva.
También se prevé invertir 6,8 billones
de pesetas hasta 2010 para crear una red
de alta velocidad ferroviaria que enlazaría
entre sí las mayores conurbaciones. Esta
red ferroviaria, segregada del ferrocarril
actual, acentuará el crecimiento de las prin-
cipales metrópolis, mientras que inducirá
el decaimiento de los núcleos pequeños y
medianos por los que pasará de largo sin
dar servicio.
Esta concentración de la inversión pú-
blica y privada en materia de infraestructu-
ra en los espacios altamente urbanizados
–y en las interconexiones entre ellos–, uni-
da a la inyección de una parte importante
de la riqueza monetaria especulativa (en
activos inmobiliarios por parte de los fon-
dos de pensiones y de inversión) para
dinamizar el crecimiento urbano, el efecto
riqueza para las clases medias altas urba-
nas que supone el actual modelo de creci-
miento (revalorizaciones de activos finan-
cieros), junto con el nuevo papel que se
quiere hacer cumplir a los espacios alta-
mente urbanizados, agrandará todavía más
las esferas funcionales y geográficas de
influencia de las principales conurbacio-
nes. En el caso de Madrid, p. e., se prevé
que la futura región metropolitana crezca
tan sólo un 10% de población, pero que
ocupe un 50% más de suelo (9).
Esta dispersión espacial del nuevo cre-
cimiento urbano puede llegar a ser todavía
más acusada como resultado de las recien-
tes modificaciones en la legislación del
suelo (10). De hecho, estudiosos de estos
procesos auguran que se “puede consumir
en los próximos 30 años tanto suelo como
el actualmente ocupado si se mantiene el
modelo urbanizador actual” (11). Y eso
que ya en las últimas 3 décadas se ha
duplicado el espacio afectado por el proce-
so urbanizador; aunque, eso sí, con un
crecimiento poblacional en las principales
concentraciones bastante mayor que el
previsto en el futuro.
De esta forma, la lengua de lava del
crecimiento metropolitano seguirá engu-
llendo el espacio rural cercano a las gran-
des conurbaciones, alterando su estructu-
ra, carácter e idiosincrasia, y generando un
territorio crecientemente anónimo, homo-
géneo y dependiente (12): lo urbano (como
antítesis de la ciudad), carente de identi-
dad visual y, por consiguiente, con una
gran dificultad para su apropiación cultu-
ral, al perder los referentes simbólicos pro-
pios. En su interior, los cascos urbanos
históricos seguirán sufriendo también una
profunda transformación, social y funcio-
nal, pues tanto la población tradicional
como las actividades que se localizaban en
los mismos experimentan intensos cam-
bios. Aparte de las funciones globales, en
ellos empiezan a desarrollarse minipar-
ques temáticos (13), o áreas monofuncio-
nales para la vida nocturna, espacios de
bares de copas, transformando las ciuda-
des cada día un poco más en una vasta
área de ocio y comercial (de franquicias),
donde prolifera el todo a cien.
Mientras tanto, más allá de este univer-
so urbano sin forma, progresivamente aná-
logo (14), donde el espacio público de la
calle va desapareciendo paulatinamente,
el espacio rural se va configurando, tam-
bién, como otro universo sin identidad,
cada vez más monofuncional, o en mu-
chos casos abandonado, salpicado de al-
gunas áreas de gran valor donde la natura-
leza queda reducida a simple escenario: los
espacios naturales protegidos. Este acota-
miento de las reservas naturales va a servir
en un futuro para mercantilizar igualmente
estos últimos lugares recónditos, para su
disfrute por la población de mayor nivel de
renta y el turismo de calidad. Ya
está en marcha en muchos ca-
sos su gestión por empresas
43El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
privadas, al tiempo que se contempla la
posibilidad de establecer tarifas para regu-
lar su acceso y goce, y proliferan urbaniza-
ciones de lujo en sus contornos. Los par-
ques naturales se van a convertir, a medio
plazo, en verdaderos parques de atraccio-
nes donde se venderá el valor de lo natural
en un mundo donde predominan los espa-
cios artificializados.
Barrios vulnerables
El porcentaje de población vulnerable, en
especial en las metrópolis, cada vez será
mayor. Hoy en día, aparte de la población
excluida de forma extrema, los sin techo,
proliferan en nuestro territorio los espacios
urbanizados los llamados barrios vulnera-
bles, al igual que ocurre en otras metrópolis
europeas y del Norte en general. En un
estudio realizado recientemente se han ca-
racterizado casi 400 barrios “desfavoreci-
dos” (como se les denomina oficialmente),
en poblaciones de más de 50.000 habitan-
tes donde viven más de cuatro millones de
habitantes, suponiendo el 20% de la
población total de dichos núcleos.
La fiebre de los Parques Temáticos
Un elemento territorial relevante de los últimos años es la proliferación de grandescomplejos de actividades de ocio en las periferias metropolitanas en forma de
parques temáticos, controlados por las multinacionales del entretenimiento. En la actua-lidad hay un disparatado número de parques temáticos en funcionamiento (WarnerBros. Park, en Madrid; Terra Mítica, Benidorm, Alicante; Faunia, Madrid; Port Aventura,Tarragona; Isla Mágica, Sevilla; L’Oceanogràfic, Valencia...) o bien en construcción o enproyecto (Ca n’Aymerich, Castelldefels; Lemoiz, aprovechando la nonata central nu-clear; Ciudad de la Luz, Alicante; El Reino de Don Quijote, Ciudad Real; Xanadú, Arroyo-molinos, Madrid, Nassica, Getafe, Madrid; Barakaldo, Vizcaya; Parc dels Pobles, Bétera,Valencia; Puerto de Málaga; Arguedas, Navarra; Mundo Ilusión, Castellón...), implicandoimportantes volúmenes de inversión pública y privada.
A modo de ejemplo, el recientemente inaugurado por Time Warner en la periferia metropo-litana madrileña, ha supuesto una inversión de casi de 50.000 millones de pesetas, de los queuna parte considerable es inversión pública, a fondo perdido, en preparación de suelo ycreación de infraestructuras, para garantizar su ubicación y el acceso a sus instalaciones.
Bancos, constructoras y grandes superficies están apostando claramente por estasiniciativas, por el negocio inmobiliario y comercial que se prevé en los entornos de losmismos. Su factor de atracción, para aquellos sectores con poder adquisitivo, es tratarde reproducir (falsamente) lo que ya no queda, y además cobrar por ello, al tiempo quese ofrece un espacio seguro y acotado, sin la presencia de indeseables. Estos espaciosson diseñados “con el fin de que cualquier pobreza o peligro quede fuera del campo devisión del visitante, que ha pagado para no ver nada de eso” (13).
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.
44 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
45El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003 45El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Notas y referencias
Este texto es un resumen actualizado del publicado en el libro NAREDO, J.M.
Y PARRA, F. (eds.). Situación diferencial de los recursos naturales españoles.
Fundación César Manrique, Lanzarote, 2002.
1. Este porcentaje era del 3% a principios del siglo XlX, 15% a comienzos
del XX y 33% en 1950. NACIONES UNIDAS: Plan de Acción Mundial. Habitat
96. New York, 1996.
2. COE (COUNCIL OF EUROPE): “Le Defis de la Societé Europeenne a l’Aube de
l’An 2000”. Amenagement du Territoire Europeenne nº 57. Strasbourg, 1994.
3. COMISIÓN EUROPEA: Europa 2000 Plus. Cooperación para la Ordenación
del Territorio Europeo. CE. Bruselas, 1994.
4. CE: Hacia una Política Urbana para la UE. COM (97). CE. Bruselas, 1997.
5. RMOTUE (Reunión de Ministros de Ordenación del Territorio de la UE):
Perspectiva Europea de Ordenación del Territorio. Nordwijk, junio, 1997.
6. Bajada de precios de transporte, energía y telecomunicaciones para los
grandes usuarios, que no para los pequeños...
7. En muchos pueblos la migración y envejecimiento de sus poblaciones
harán que, cuando desaparezcan las últimas personas que los habitan, acabe
la actividad que los caracteriza. En todo caso, algunos de ellos, aquellos
más o menos cercanos a los espacios metropolitanos (pero fuera de su área
de influencia directa), conservarán una cierta vitalidad (virtual) como lugar
de estancia de fin de semana, o de períodos de vacaciones, manteniendo
parte de su caserío tradicional y quizás incorporando nuevo patrimonio
para estos fines, pero prácticamente sin ningún tipo de relación productiva
(rural) con el entorno en el que se insertan. Paradójicamente, “lo sostenible
resulta ahora insostenible” (ARAUJO, J.: “Rural”. EL PAIS, 3-9-1997).
En 1900 el 27% de la población española vivía en pueblos de menos de
2.000 habitantes, y ahora (avance del censo de 2001) este porcentaje es del 7%.
8. Así, por ejemplo, comparando el avance del censo de 2001 con el de
1991, los mayores incrementos de población se dan en Baleares (18,7%) o
Murcia (14,5%); mientras que las mayores pérdidas porcentuales de
población ocurren en Castilla y León (-3,5%) y Asturias (-2,8%).
9. PRATS, Fernando: “La Nueva Cuadrícula Regional”. El País, 25-11-1996.
10. La nueva legislación urbanística reduce el suelo no urbanizable sólo al
especialmente protegido, alumbrando un crecimiento a saltos y discontinuo,
con graves perjuicios para la colectividad y el medio ambiente, y un alto
coste para la dotación de infraestructuras. Para muchos supone la “muerte
de la planificación urbana”, junto al triunfo del mercado.
11. ARIAS, F.: “La Política de Ciudades de los Gobiernos Nacionales”.
Cuadernos Económicos de Granada 5. Granada, 1996.
12. En muchos casos este crecimiento se está llevando a cabo sobre terrenos
fértiles de gran valor, lo que disminuye el grado de autosuficiencia alimentaria.
13. DAVIS, S.: “El Espacio Urbano Degradado por el Ocio”. Le Monde
Diplomatique (edición en castellano), enero, 1998.
14. VERDAGUER, C.: “El Paisaje Análogo, Un Sueño Urbano de la
Modernidad”. Revista de Occidente, nº 204, abril, 1998.
15. HERNÁNDEZ AJA, A.: “Análisis Urbanístico de Barrios Desfavorecidos.
Catálogo de Areas Vulnerables Españolas”. Cuadernos de Investigación
Urbanística nº 19 1997, y ARIAS, F.: Barrios Desfavorecidos en las Ciudades
Españolas. Seminario sobre Barrios Vulnerables. Ministerio de Trabajo,
CAVE y ETSAM. Madrid, 1998.
16. La tendencia es a un incremento de los precios de los servicios básicos
(locales) superior a las tasas de inflación. El precio de los transportes públicos
está progresando en los últimos años más que el índice del coste de la vida,
siendo mucho más acusado este incremento en el caso de la vivienda,
tanto en alquiler como en propiedad.
17. DAVIS, M.: Beyond Blade Runner. Urban Control and the Ecology of
Fear. Open Magazine. Pamphlet Series. New Jersey. 1992.
18. Libre tránsito para mercancías y capitales, que no personas, sobre todo
en lo referente a las relaciones Centro-Periferia.
19. VIRILIO, P.: Cibermundo, la Política de lo Peor. Cátedra. Madrid, 1997.
En ellos la tasa de paro alcanza un valor
medio del 31% (frente al 19% de la tasa
media de dichos municipios), superándo-
se en muchos el 50%. En estos barrios
perdedores se acumulan los procesos de
exclusión (15). Pero esta vulnerabilidad
tenderá a extenderse por la permanencia y
posible incremento del paro, por la genera-
lización de la precariedad en el trabajo, por
la reducción de los niveles salariales, por la
disminución de la protección social, por el
previsible incremento del coste de la vida
en los espacios urbanos y metropolitanos
(16), y por la creciente desintegración so-
cial en determinados barrios estigmatiza-
dos, donde es difícil encontrar redes de
apoyo social.
El progresivo envejecimiento de las po-
blaciones metropolitanas –más de un 15%
de su población supera los 65 años– (11),
hará también que barrios enteros donde se
almacena la población más envejecida pa-
sen a ser barrios en crisis. La vulnerabilidad
se acrecentará especialmente para las muje-
res: al mayor paro y a la menor remunera-
ción laboral que soportan, junto a las cargas
familiares a las que normalmente se ven
obligadas a hacer frente, y a su menor
movilidad (debido también a su protagonis-
mo en las tareas de cuidado familiar), se une
su mayor vulnerabilidad en los espacios
urbanos degradados, donde abundan los
comportamientos violentos, delictivos y pa-
tológicos o desviados, haciendo que sean
un sector social especialmente afectado por
la desintegración social creciente que se va
instalando en las metrópolis.
El espacio urbano, pues, se endurece.
El Centro se va convirtiendo en un territo-
rio protegido y excluido, salvo determina-
dos lugares muy específicos que se toleran
como islas de degradación vigilada. Y el
resto de enclaves donde habitan las clases
medias y los sectores dominantes, se van
transformando en espacios controlados y
vigilados, especialmente en las urbaniza-
ciones periféricas, que a menudo se con-
vierten en verdaderas fortalezas. Se confi-
gura poco a poco una segregación y dua-
lización espacial y social en las metrópolis,
al tiempo que se apodera de los diferentes
espacios, en especial donde se ubican las
rentas altas, una “ecología del miedo”
(miedo a las “clases peligrosas”) (17).
La desaparición de las fronteras exter-
nas inducida por la globalización económi-
ca y el proyecto europeo (18), está deri-
vando en una proliferación de fronteras
(materiales e inmateriales) en el interior de
nuestras sociedades, especialmente en los
territorios metropolitanos. En la actuali-
dad, en ciertos sectores, tienden a predo-
minar los contactos a distancia en detri-
mento de los contactos locales, con lo que
ello supone de deterioro de la vida urbana.
Se va imponiendo, para la población más
ligada a los procesos globales, el senti-
miento de estar más cerca del que está lejos
que del que se encuentra al lado. Esta
situación acentúa la pérdida del mundo
propio en beneficio de un mundo virtual,
en el que las relaciones se establecen de
forma cada vez más solitaria, y recluida, a
través de la pantalla de un ordenador.
“El espacio virtual desplaza a la ciudad
real” (19), lo que agrava la desintegración
social en los espacios urbanos e incremen-
ta la ingobernabilidad de los mismos. A la
vez, induce una creciente penetración de
los valores urbanos (o mejor dicho metro-
politanos) en los espacios rurales y semi-
rrurales, lo que provoca la minusvalora-
ción y marginación de sus propias formas
culturales, contribuyendo así a su desarti-
culación y colonización. De cualquier for-
ma, la vida urbana (mediterránea), aún en
nuestros espacios metropolitanos en crisis,
es todavía sustancialmente más rica, en
especial en lo que se considera la ciudad
tradicional, que en otras conurbaciones de
territorios más septentrionales.
La globalización económica aumenta elnúmero de excluidos en las ciudades.FOTO: QUINO MIGUÉLEZ.
46 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Ciudad difusa, urbanización discontinua o desurbanización creciente
La expansión de la ciudadIsabela Velázquez
El crecimiento urbano disperso, que de forma generalizada se viene produciendo en nuestro territorio, se ha convertido
en un problema ambiental y social de primera magnitud. Al enorme consumo de suelo y de recursos naturales que
supone, a la necesidad de cada vez más transporte motorizado y de más infraestructuras, se unen cambios sociales en
la línea de un mayor aislamiento y una menor interacción entre los diversos grupos socioeconómicos.
Isabela Velázquez,Colectivo de Mujeres Urbanistas
Tras años de reflexión sobre lainsostenibilidad de la ciudad,nos encontramos con un nuevoproblema más preocupante sicabe: la no ciudad, que se ha
convertido en el lugar de residencia pre-ferido de la mayoría de los europeos. Lahuida de la ciudad se ha convertido enuna opción muy común en las últimasdécadas en nuestro entorno. Por contras-te, en las regiones mundiales saqueadas,el fenómeno que se produce es el contra-rio: la atracción masiva hacia las grandesmetrópolis, rodeadas de otra no ciudad,esta vez densa y abigarrada. El resultado,desde la perspectiva del medio rural, esmuy parecido: el abandono de la culturaagrícola del territorio y la transformacióndel campo en un espacio heterónomo alservicio de las áreas urbanas. Por primeravez se produce una desvinculación gene-ralizada de los territorios y las personasque los pueblan.
En nuestro país, este proceso es relati-vamente nuevo. En los países centroeu-ropeos y en EE UU, el fenómeno simultá-neo de la generalización de pautas devida urbanas y la desurbanización exten-
siva ha ido ganando terreno progresiva-mente, sin apenas reacción del urbanis-mo, que consideraba este nuevo modode vida como el signo mismo del progresosocial. Pero, desde hace unos años se hapuesto en cuestión este modelo de urba-nización, planteando que no es posiblecontinuar con el despilfarro de recursosque supone urbanizar el campo y, almismo tiempo, debilitar o abandonar lasestructuras urbanas existentes. La críticainicial proviene del análisis más próximoa los planteamientos ecologistas: ¿Cómoes posible que la tasa de consumo desuelo se doble en la mayoría de los paíseseuropeos, sin presión demográfica que lojustifique? ¿Qué implica que la media dedesplazamientos diarios de los ciudada-nos europeos se duplique entre 1970 y1998? ¿Cómo puede un país como EEUU, con un 6% de la población mundial,consumir un tercio de los recursos norenovables mundiales cada año?
Nuevos nombres
Cuando surge un fenómeno social, lo pri-mero es nombrarlo: en este caso, las mu-taciones de lo urbano van coleccionandouna buena serie de nombres, que intentanacercarse a las diferentes caras del proce-so. En resumen, se trata de como, al decirde Françoise Choay, ‘lo urbano’ ya es
todo. Se habla de ciudad difusa, de ciudadextensa, de ciudad sin límites, de suburbiao de conurbación. Se asume y analizacómo la dicotomía ciudad-campo ha que-dado obsoleta. Franco Indovina destacaque el término de ‘ciudad difusa’ es contra-dictorio para describir un fenómeno espe-cífico de organización del espacio. Se tra-ta, efectivamente, de un espacio que con-trapone los elementos de la difusión (bajaintensidad, baja densidad, solución decontinuidad) con los de la ciudad (dota-ción de servicios urbanos y metropolita-nos, intensidad de relaciones, uso ‘urba-no’ del espacio territorial).
Esta nueva forma de colonización delterritorio se opone a las característicascomunes de las ciudades y pueblos queconocemos: la escala local, la variedad detipologías arquitectónicas, la estructuraurbana compleja y articulada, una red deespacios urbanos singulares y discretos,la continuidad entre sus partes, la diversi-dad de sus habitantes y, sobre todo, loslímites. El recinto es un elemento taninherente a la ciudad que aparece en casitodos los ritos de creación de ciudades. Ellímite, el surco o la línea que separa lo quees ciudad del campo y que, actualmente,se concreta en una línea virtual que deli-mita el suelo urbano, donde se puedeconstruir y donde la administración local
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se responsabiliza de proveer de serviciosnecesarios para la vida cotidiana.
Es el propio concepto de ciudad comoente discreto, como lugar de coexistenciay encuentro, el que desaparece en estasmutaciones de lo urbano. Las ciudadespermanecen como centros direccionales:concentran el control de la riqueza y de laactividad económica y la mayoría delempleo. Es la descripción de lo que deno-minamos metrópolis y área metropolita-na. Las metápolis se refieren a espaciosheterogéneos y no necesariamente conti-guos que funcionan como un nicho únicode empleo, hábitat y actividad: la mayo-ría de sus habitantes se integran cotidia-namente en el funcionamiento de unametrópolis.
La aparición del fenómeno de urbani-zación extensiva de baja densidad extra-muros surgió inicialmente asociado a laconstrucción de las redes ferroviarias decercanías alrededor de las grandes ciuda-des industriales. Conceptualmente, se ins-piran en la utopía de la Ciudad-jardín,que planteaba una alternativa a las durascondiciones urbanas de la ciudad indus-trial, a cambio del diario trayecto en tren.
En España y en otros países del sureuropeo, este fenómeno de huida de laciudad se ha producido mucho más tar-de: habrán influido, imagino, el apegopor lo urbano, por la vida pública, elencuentro... y también el escaso desarro-llo no sólo de las infraestructuras ferrovia-rias, sino de las redes viarias. De hecho, laciudad dispersa española crece en tornoa las redes viarias, dependiendo su acce-sibilidad de coches y, en menor grado,autobuses.
Hasta los años 80, la pauta residencialhabitual en las familias que podían permi-tírselo, era una vivienda urbana y unasegunda residencia en la sierra, en laplaya o en el pueblo de origen. El trasladoritual diario de los europeos desde elextrarradio al centro y viceversa se susti-tuía por la escapada de dos días semana-les a entornos más naturales.
Motorización y dispersión
El crecimiento de la motorización es loque permite plantearse la opción de viviren el campo y trabajar en la ciudad: losmensajes publicitarios hablan de las ven-tajas de la vida en la naturaleza, de lahuida de la contaminación, de la conges-tión, de la posibilidad de conseguir unentorno saludable para los hijos. Las ur-banizaciones de fin de semana comien-zan a convertirse en residencia perma-nente de muchos ciudadanos. La salidade la ciudad suele coincidir con la llegadade los hijos. La ciudad, tal y como ha ido
derivando, presenta un perfil muy duropara muchos de sus habitantes. En espe-cial, para los niños y mayores en las zonasmás densas, sin suficientes equipamien-tos ni zonas libres, con una red de espa-cios públicos ocupada por el tráfico. Lasolución a esta falta de adecuación urba-na se concreta para muchos hogares en elcambio a una vivienda adosada o a unchalet en las afueras.
Al tiempo que este modelo residencialse consolida, otras muchas actividadestambién se van ubicando fuera de laciudad. A los polígonos industriales, uni-dos umbilicalmente a la urbe central através de la carretera de acceso, siguenotras megaestructuras: hipermercados,centros mixtos de ocio y comercio, par-ques tecnológicos, centros de investiga-ción, grandes equipamientos... Algunosautores hablan de la ciudad ‘eviscerada’,incidiendo en el impacto intramuros de lasalida de todos estos centros de actividad,que se instalan en el territorio, que seempieza a considerar isótropo, comoobjetos autónomos, únicamente vincula-dos a la accesibilidad viaria. El uso masi-vo del coche privado hace mucho másatractivas las localizaciones situadas fue-ra de la congestión urbana que las anti-guas ubicaciones céntricas, muy idóneaspara el acceso a pie o en transporte públi-co e imposibles para el vehículo privado.La generalización del aparcamiento sub-terráneo en las nuevas zonas animan aoptar por desplazarse únicamente de un
aparcamiento a otro.Las pautas de vida cambian: se nece-
sita cada vez menos a la ciudad pararealizar muchas de las actividades de lavida cotidiana. Se pueden evitar los per-sistentes cuellos de botella en los accesosal centro. Y se sueña con el momento enel que no será necesario desplazarse parair a trabajar, ya que las nuevas tecnolo-gías permitirán el teletrabajo y la comuni-cación virtual universal. El argumento enfalso de este modelo se encuentra en elolvido de todos los flujos materiales yenergéticos que sustentan nuestra vidacotidiana. Se puede encargar la comprapor ordenador, pero los alimentos ten-drán que llegar a nuestra casa en algúnmodo. Como ejemplo, las conclusionesde los estudios realizados en Francia porel ADEME que confirman que es muchomenos costoso ambientalmente un mo-delo de distribución tradicional, con pe-queños centros comerciales a los quesurte una cadena logística organizada,que la suma del suministro a un grancentro comercial y la diáspora de viajesindividuales motorizados para retornar lamercancía a casa.
La realidad es que se van produciendocambios, más en el sentido de flexibilizartiempos y ritmos laborales que de sustituirtotalmente desplazamientos por comuni-caciones inmateriales. De hecho se cons-tatan los avisos que hace algunos años yaavanzaban que las telecomunicaciones,al ampliar el campo de relación personal
La expansión urbana va unida al desarrollo de grandes infraestructuras viarias. FOTO: JUAN BÁRCENA.
48 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
y laboral, podrían inducir a la realizaciónde más viajes y más largos. La ciudadsigue siendo el foco en lo que respecta alempleo, con mayor atractividad que haceunos años, ya que la bi-actividad de lamayoría de los hogares plantea unas ne-cesidades laborales que hacen difícil laflexibilidad residencial.
Otro factor que incita a vivir fuera de laciudad tradicional es la subida continuade los precios de la vivienda: la oferta ensituaciones céntricas tiene una valoracióntan desmedida que incita a los ciudada-nos a optar por la oferta de más superficiey mejor relación calidad-precio en zonasalejadas.
A estos factores se añaden otros temascomo la mala imagen urbana, apoyadapor campañas mediáticas (inseguridad,contaminación, insalubridad...). La con-clusión es la actual situación, donde lasgrandes ciudades se acompañan de una
nebulosa de urbanizaciones residencia-les, colgadas de una red viaria cada vezmás extendida y más densa. La ciudad,que deviene invisible como ente concretoy discreto, se materializa en el movimien-to: en el atasco, en la aglomeración delaeropuerto o en el movimiento constantea través de la tela de araña de vías yautopistas alrededor de los grandes nú-cleos urbanos.
La dependencia de los habitantes deesta urbanización periférica del vehículoprivado es prácticamente total: la bajadensidad impide la viabilidad económicade soluciones de transporte público. Lagran proporción de espacio destinado acalles lleva a los promotores a reducir enlo posible las secciones viarias, imposibi-litando en ocasiones físicamente el trans-porte colectivo. Los desplazamientos co-tidianos de un número creciente de hoga-res ubicados cada vez más lejos de la
ciudad central crean nuevas áreas con-gestivas, esta vez en las vías colectoras deeste tejido disperso. La solución habitualconsiste en ampliar el número y capaci-dad de estas infraestructuras, lo que man-tiene el círculo vicioso de crear nuevaaccesibilidad que se aprovechará pornuevas promociones.
Chalets y adosados
Los datos sobre construcción de vivien-das en España dejan ver la importanciade esta tendencia en los últimos años. Elpeso de estas tipologías varía mucho deciudad a ciudad. La mayoría de los pue-blos y núcleos urbanos situados en áreasmetropolitanas deben su crecimiento a ladispersión, con serios problemas de equi-librio fiscal, ya que tanto la urbanizacióncomo el mantenimiento de estas áreaspoco densas son muy costosas. La solu-ción a la crisis se confía a los ingresos queprovienen de las licencias de las nuevasviviendas, con lo que se cierra el círculodel riesgo de quiebra fiscal a medio plazo.
Según los datos del Observatorio de laVivienda del Ministerio de Fomento, laproporción de viviendas aisladas o ado-sadas en el conjunto de la nueva cons-trucción entre 1992 y 1998 llega al 22%de las 940.000 nuevas viviendas cons-truidas en este sexenio. En algunos casosde ciudades del sur, prácticamente lamitad de las nuevas construcciones adop-tan las tipologías de vivienda aislada o enhilera.
Cambios sociales
Desde el punto de vista social, retoma-mos la idea de que la salida de la ciudades una especie de protesta con los pies
según la expresión estadounidense. Envez de cambiar la ciudad y adaptarla a lasnecesidades de los habitantes, éstos seconvierten en exciudadanos y buscanuna alternativa en la oferta periurbana.
La urbanización sin ciudad anula unode los principios de la ciudad: ser el lugarde la coexistencia, de la diversidad, de lainteracción entre grupos sociales diver-sos. Se segregan de nuevo los espaciosdel trabajo de los espacios del ocio. Launiformidad de los moradores suele serimportante: familias con niños o jóvenesde clase media, con ingresos similares (lamedia de ingresos está en función de lahipoteca que se pueda pagar). RenéSchombrodt considera que una de lamayores ventajas de la ciudad estriba ensu facilidad para aportar el acceso directoe inmediato a la diversidad, sin costosastecnologías de información. Este nuevotejido residencial tiende a evitar la mezclade usos y, también, la mezcla de gente.
Problemas ambientales de la dispersión urbanaLos problemas ambientales que está generando la sustitución gradual de patronescompactos, como los que han venido siendo habituales en la ciudad tradicional, porpatrones de dispersión urbana son evidentes:- Consumo de suelo urbanizado: las densidades de este tipo de urbanización son muybajas. La escasez del suelo no urbanizado no es un tema asumido por la población en unpaís como el nuestro. Sin embargo, en zonas emergentes los datos son reveladores: enCataluña, según datos elaborados por Salvador Rueda, se ha consumido más suelo porusos urbanos desde 1972 hasta 1992 que en los 2.000 años anteriores (26.000 hectáreasfrente a 20.000 ha urbanizadas anteriormente).- Consumo de suelo por las infraestructuras viarias: la accesibilidad en vehículo propioes la forma universal de movilidad en este tipo de urbanización. De las consecuencias enproducción de gases de efecto invernadero, contaminación local o efecto desestructu-rador del territorio a causa del crecimiento desmedido de las mallas viarias y de losdesplazamientos motorizados se tiene suficiente constancia.- Repercusión de infraestructuras urbanas por vivienda: los sobrecostes de este tipo deurbanización se repercuten débilmente en el precio de la vivienda, con lo que seproducen paradojas como que la urbanización extensiva oferte viviendas aisladas máseconómicas que la urbanización compacta.- Mayor consumo de energía por vivienda: una vivienda aislada no cuenta con losfactores inerciales del edificio de viviendas en su conjunto. El modo de vida indepen-diente y aislado de la comunidad exige una serie de equipamientos privados, muyconsumidores de energía.- Mayor consumo de agua: el mantenimiento de la parcela ajardinada, con los patrones dejardinería actuales y la piscina individual, se traduce en unos consumos abusivos de agua.
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49El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Bibliografía
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http://habitat.aq.upm.es
El tributo no nombrado de este modode vida es el tiempo: los desplazamientoscotidianos ocupan no menos de una horadiaria en llegar desde la idílica ubicaciónen el campo a la ciudad. Se sustituyecongestión por mayores distancias y velo-cidades, pero el tiempo permanece cons-tante. Las medias de desplazamientoseuropeos hablan de un crecimiento cons-tante de las distancias recorridas cotidia-namente con mayor incidencia de reco-rridos periféricos y estancamiento de des-plazamientos en el centro.
No hay que olvidar que el vehículoprivado es un elemento socialmente des-equilibrador. El coche no es un medio detransporte universal: hay limitacionespara su uso por edad, idoneidad para laconducción, limitaciones económicaspara el modelo de varios coches porfamilia o de un coche por persona... Ladependencia del vehículo privado dejasin accesibilidad a parte de la sociedad yconvierte a los adultos en conductoresresponsables de los desplazamientos delos no motorizados.
Otro aspecto importante es la inexis-tencia de una red de espacios públicos ocomunitarios. A pequeña escala, las zo-nas de baja densidad se integran y apro-vechan las condiciones de su entorno,aportando un contraste y un aporte deverde, que es muy valioso en las ciudadesconsolidadas, muchas veces demasiadodensas. A gran escala o en situaciones deaislamiento, la ausencia de espacios parala convivencia tiene un impacto negativoen la creación de una comunidad y en lacalidad de vida de aquellos que tienenmás necesidad de relación. Hay ejemplos
de macro-urbanizaciones en las que elúnico espacio común, utilizado como talpor los grupos de adolescentes, es lamarquesina de la parada del autobús enuno de los extremos de la urbanización ola rotonda de desvío de tráfico en elacceso.
Algunas líneas de reflexión avanzansobre el hecho de que este modo de vidapuede ser el germen de otro tipo desistema urbano, que no respondería tan-to al concepto de ciudad, en el sentidohistórico del término, sino al de red deflujos, en un territorio universalmenteaccesible a través de la comunicaciónvirtual y de una serie de focos hiperespe-cializados en producción, en consumo oen ocio. El espacio perdería importanciay lo que habría que impulsar es el aspectotransaccional de la ciudad.
Recuperar la ciudadcompacta
La mayoría de los urbanistas se planteanla cuestión desde otra perspectiva: esnecesario recuperar el modelo de ciudadcompacta, mejorando las actuales es-tructuras de modo que ofrezcan unaalternativa atractiva a la mayoría de lapoblación.
Las estrategias son diversas, pero pa-rece necesario abrir a la participación delos ciudadanos el diseño de la ciudad, demodo que sean ellos los que expliquenqué demandan a la ciudad y equilibren elpeso de las expectativas especulativas delos grupos promotores, que actualmentetienen un peso excesivo en la construc-ción de la nueva ciudad.
Existen otro tipo de medidas destina-
das a cambiar las tendencias mediantemedidas fiscales, legislativas o regulato-rias. En Reino Unido, un impuesto espe-cífico grava cualquier nueva promociónen suelo virgen, destinando lo recauda-do a la mejora de los abandonados cen-tros urbanos. En Francia, la reciente Leyde Solidaridad y Renovación Urbanaexige que se analice la nueva implanta-ción verificando que tiene solucionadasu accesibilidad sin impacto excesivosobre la red de transportes existente. Ennuestro país, la integración de estudios oevaluaciones de impacto ambiental enlos procesos de planificación territorialpodría ser la vía para poner en cuestióndeterminados modelos de implantaciónterritorial.
El reto se sitúa no sólo en invertir latendencia a urbanizar caóticamente todoel territorio disponible, sino en cómo re-construir un espacio de socialización y devida urbana a partir de las zonas existen-tes que han sido concebidas desde esteplanteamiento de no ciudad. En este as-pecto, también empiezan a surgir ejem-plos en nuestro entorno: ideas para con-vertir urbanizaciones extensivas en nú-cleos de hábitat, véase algo parecido apueblos. O estudiar una nueva planifica-ción territorial que no permita el abando-no completo de la antigua red de ciuda-des y conecte los nuevos tejidos con elanterior patrón de asentamientos.
La diversidad e interacción social es grande en las ciudades tradicionales. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
50 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
El litoral mediterráneo concentra
la mayor parte de la actividad urbanizadora
El litoralen peligro
Carlos Arribas
La desidia de la Administración en la protección de los bienes naturales
públicos, unida a los grandes beneficios que genera la construcción en
el litoral mediterráneo, está acelerando el proceso de privatización y
destrucción de este territorio, a pesar de su enorme valor ambiental.
Carlos Arribas,Ecologistes en Acció del País Valencià
El masivo proceso constructi-
vo-urbanizador producido
en el litoral mediterráneo en
la última década ha sido
mucho mayor que el desa-
rrollado en los años 60-70, época del
boom turístico español (1). A pesar de
que la legislación protectora del litoral
(Ley 22/1988 de Costas) llegó tarde
para frenar los desaguisados ya pro-
ducidos, su torpe aplicación ha sido
incapaz de frenar el ascendente dete-
rioro de un espacio de gran valor am-
biental, que sufre presiones urbanísti-
cas sin límite, que obedecen a las ex-
pectativas de desorbitadas plusvalías,
fruto de las dinámicas especulativas.
La lista de los principales proble-
mas que afectan al litoral español es
larga: la presión humana por ocupar
la franja litoral con primeras y, sobre
todo, segundas viviendas (2) ligadas
al turismo residencial; la regresión de
playas y erosión de la línea de costa
debidas a la reducción de los aportes
sedimentarios de los ríos y al cambio
climático; la degradación del paisaje
por la antropización del litoral; la pér-
dida de calidad de las aguas marinas
por vertidos y una gestión insosteni-
ble de los recursos hídricos; la pérdi-
da de identidad cultural de los pue-
blos ribereños; la sobrepesca y el
agotamiento de los recursos pesque-
ros; las amenazas sobre los espacios
naturales asociados al litoral (marja-
les, deltas, albuferas, etc.) y su pérdi-
da de biodiversidad; y la construc-
ción de infraestructuras litorales (puer-
tos, paseos marítimos, diques, playas
artificiales o regeneraciones de pla-
yas naturales), configuran un rosario
de causas-efectos, donde es difícil
dilucidar un único origen.
Ante la magnitud y complejidad
de esa problemática y la multiplici-
dad de administraciones implicadas
en su gestión (3), la Unión Europea
ha formulado unas Recomendacio-
nes (4) sobre la Gestión Integrada de
las Zonas Costeras, después de deba-
tir durante años el borrador de una
Directiva sobre el litoral, que final-
mente fue rechazada. Esta Gestión
Integrada no deja de ser un cúmulo
de buenas intenciones con pocas obli-
gaciones concretas para los Estados
Miembros. En el caso español los in-
cumplimientos de esas Recomenda-
ciones son palpables.
La delimitación del dominio públi-
co es una de las tareas de las estrate-
gias nacionales que deben ponerse en
marcha para cumplir esas Recomen-
daciones. Pero la delimitación y des-
linde del dominio público marítimo-
terrestre es uno de los objetivos bási-
cos de la Ley 22/1988 de Costas que
todavía sigue pendiente de ejecutarse
en más del 50% de los cerca de 8.000
km de costas del Estado español. El
proceso administrativo de deslinde
sufre innumerables retrasos, debidos a
la desidia, a la falta de medios emplea-
dos por la Administración y a los innu-
merables problemas burocráticos con
los que se enfrenta (reclamaciones ju-
diciales de los propietarios, falta de
coordinación entre el Catastro y el
Registro de la Propiedad, etc.). Es nor-
mal que un deslinde provisional tarde
4 o 5 años en convertirse en acuerdo
firme de Consejo de Ministros.
Cambios en la Ley de Costas
Entre las Recomendaciones del Parla-
mento Europeo se encuentran las de
“elaborar planes estratégicos naciona-
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ILUSTRACIONES: Mª ÁNGELES VÁZQUEZ.
51El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
les para la costa a fin de fomentar la
gestión integrada, garantizando entre
otras cosas que se controle la urbaniza-
ción adicional y la explotación de zo-
nas no urbanas y que al mismo tiempo
se respeten las características naturales
del entorno costero”. Sin embargo, el
Gobierno español ha propuesto refor-
mas legislativas en la modificación de
la Ley de Costas que van justamente
en sentido contrario. Se ha aprobado
recientemente –mediante la polémica
figura de la Ley de Medidas Fiscales,
Administrativas y del Orden Social, la
llamada Ley de Acompañamiento de
los Presupuestos del Estado de 2003–
la modificación de varios artículos y
disposiciones transitorias de la Ley de
Costas, que permitirán, entre otras
cosas, la construcción de nuevas vi-
viendas en la zona de servidumbre del
dominio público, que en las zonas ur-
banas tiene una anchura de sólo 20
metros. En otras modificaciones se uti-
liza una terminología más propia de un
promotor urbanístico que de un Go-
bierno que quiera proteger un ecosiste-
ma complejo, como es la franja litoral.
Tampoco nos consta que el Gobier-
no español esté controlando la “urba-
nización adicional” del litoral, sino todo
lo contrario. Ahí está la aprobación y
desarrollo del Plan Hidrológico Nacio-
nal, en el que se destina casi el 50% de
los 1.000 hm3 que se quieren detraer
del río Ebro a abastecimientos urba-
nos. Esos caudales serán la garantía de
que las urbanizaciones que están cre-
ciendo como hongos a lo largo de toda
la costa mediterránea tengan suminis-
tro de agua, y ello a pesar de que
muchas veces se localizan en zonas
con bajas precipitaciones y escasos
recursos hídricos.
Las Recomendaciones también in-
dican que en la gestión integrada de
las costas se ha de contar con la parti-
cipación democrática. La modifica-
ción de la Ley de Costas en un buen
contraejemplo: se obvia el debate par-
lamentario y no se consulta a los agen-
tes sociales previamente a la redac-
ción de esas modificaciones (5). La
consulta con las organizaciones ecolo-
gistas ha sido nula, pues el Consejo
Asesor de Medio Ambiente no se re-
úne hace años. Además, nos encon-
tramos muchas veces con obstáculos a
esa participación en los proyectos de
actuación. Por ejemplo, las polémicas
regeneraciones artificiales de playas
no cuentan siempre con procesos de
información pública, e incluso en mu-
chas ocasiones no se efectúan los per-
tinentes Estudios de Impacto Ambien-
tal (EIA). En algún caso (6) el EIA era
obligatorio, pues afectaba a un Lugar
de Importancia Comunitaria y se in-
cumplía por tanto la Directiva Hábitats
92/43/CEE (art. 6.3).
Frente a esa situación las organiza-
ciones ecologistas han propuesto al
Gobierno español la adopción de 68
Medidas Urgentes para un Litoral Sos-
tenible (7). Entre otras actuaciones se
pide la realización urgente de todos los
deslindes pendientes del dominio pú-
blico marítimo-terrestre, o la existen-
cia de una normativa de suelo que
obligue a las CC.AA. a realizar Planes
de Ordenación del Medio Físico en los
cuales se establezcan criterios raciona-
les para el crecimiento urbanístico (te-
chos máximos, restricciones en zonas
de interés natural, ajustar la oferta a
criterios de crecimiento vegetativo, etc.)
y a los que se deban ajustar los planes
urbanísticos municipales.
El Mediterráneo español, ¿geriátrico europeo?
Cada vez hay más promociones urbanísticas dirigidas en exclusiva a determina-das capas de población europea. Se estima en más de 1 millón los jubilados
alemanes o de otros países nórdicos que en los próximos años podrían sercompradores de una residencia (temporal o definitiva) en la costa mediterráneaespañola. En muchos casos podrían ser jubilados o prejubilados, con edadesrelativamente bajas (50-60 años) y con un poder adquisitivo alto, que demandanun clima agradable y unas construcciones de baja densidad.
De hecho, actualmente ya hay urbanizaciones (especialmente en el sur del PaísValencià) ocupadas de forma mayoritaria por este sector de población. La ofertainmobiliaria ya se ha fijado en esa demanda potencial y empieza a presentar en elmercado un modelo de urbanización cerrada: las “ciudades residenciales”. Sonmodelos de ciudad sin serlo verdaderamente ni gozar de las ventajas y caracterís-ticas propias de las ciudades europeas. La entrada en esas ciudades está restringidasolamente a sus pobladores, la vigilancia y seguridad, las calles y los servicios quese ofrecen son todos privados: sanidad y servicios propios para la tercera edad(gimnasios, saunas, rehabilitación), centros comerciales, zonas deportivas con elinevitable campo de golf, etc. Es normal que se formen verdaderas comunidadesautárquicas con una nula integración en la dinámica de la población autóctona.
51El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
52 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Puertos Deportivos
Estamos asistiendo a una verdadera eclosión de proyectos deconstrucción de puertos deportivos en todo el litoral medite-
rráneo, que se intentan justificar en el crecimiento del número deembarcaciones (8). Concebidos en muchas ocasiones como uncomplemento de los proyectos urbanísticos (los promotores delpuerto o son los mismos o están relacionados con los promotoresurbanísticos, y se vende el apartamento y el punto de amarre enuna sola operación), los puertos deportivos intentan ofrecersecomo infraestructuras turístico-deportivas, que aseguran un tu-rismo de “calidad”. De alguna forma pasa lo mismo que con loscampos de golf, que suelen ser el señuelo de la promociónurbanística. Además de encarecer y revalorizar los apartamentos,especialmente los de primera línea del green y tees, es impensa-ble que se construyan tantos campos de golf como los que seproyectan pensando en los usuarios de ese deporte, con pocomás de 200.000 federados. La promoción del golf en el fondo esuna promoción de las urbanizaciones, que crecen como manchasde aceite, desintegrando el territorio.
Los impactos ambientales de la construcción de los puertosdeportivos son muchas veces críticos. Se modifica la dinámicalitoral, arrasando a menudo con decenas de hectáreas de fondosmarinos bien conservados y poblados con fanerógamas marinas(Posidonia oceanica, Cydomocea nodosa), que cumplen unas fun-ciones ecológicas de gran importancia (9), además de evitar laerosión de las playas y servir de hábitat de desove y reproducciónde especies de interés económico para su pesca comercial. Seocupan y destruyen las playas próximas, en perjuicio de losusuarios de las mismas. Se ocupan lugares de gran belleza pai-sajística, vertiendo enormes volúmenes de rocas y hormigón. Seprivatiza la fachada litoral, que es dominio público marítimo-terrestre, pues mediante una concesión pasa a ser gestionada yusada por agentes privados, impidiendo el disfrute de la pobla-ción de ese espacio público.
No hay que olvidar que en muchos casos el supuesto nego-cio de la construcción de un puerto deportivo no radica en lagestión de los amarres sino en el negocio inmobiliario queconlleva la construcción de viviendas, hoteles y centros comer-ciales, a veces en los mismos terrenos ganados al mar, enoperaciones urbanísticas multimillonarias con el beneplácitode la Administración local y autonómica, que se reparten jugo-sas plusvalías y comisiones.
Más grúas que mástiles. FOTO: AUTOR.Cerco urbanístico
a los espacios naturales
Una característica del modelo especulativo de crecimientourbanístico en el litoral mediterráneo español es la ocupa-
ción de suelos cercanos a los espacios naturales protegidos:zonas húmedas litorales, Parques Naturales, etc. La saturación enla primera línea de playa está llevando a situar las nuevas urbani-zaciones en las cercanías de los espacios naturales, que empiezana jugar el papel de espacios abiertos que ofrecen el paisajeamable y de calidad frente al hormigón concentrado. Muchaspromociones utilizan en su propaganda y publicidad la cercaníaa los espacios naturales como reclamo y garantía de calidad.
Los perímetros de protección de los espacios naturales (con-templados en el art. 18 de la Ley 4/89 de Conservación de losEspacios Naturales y en la legislación autonómica protectora delmedio ambiente) se conciben como espacios amortiguadores delos impactos producidos en el exterior del espacio protegido y delos que hay proteger al mismo. Sin embargo, en muchos casos seurbanizan y son fuente de deterioro para esos espacios. La ten-dencia ineludible es entonces a convertir el espacio natural en unparque urbano para uso y disfrute de esa población residente (10),y abriendo el camino a la pérdida de los valores naturales quejustificaron su régimen de protección.
Esos procesos se están dando no sólo en espacios protegidospor las autonomías sino en otros que tienen importancia interna-cional (humedales incluidos en el Convenio de Ramsar, zonasZEPA o LIC). Por eso es muy importante evitar la urbanización deesos perímetros de protección, y que mediante la elaboracióndemocrática de los Planes de Ordenación de los Recursos Natu-rales o los Planes Rectores de Uso y Gestión –que tienen prevalen-cia sobre las normas de ordenación del territorio y sobre losplanes urbanísticos– se limiten o prohiban los usos que puedandegradar o perjudicar a los espacios naturales, especialmente losde su urbanización o la edificación de nuevas viviendas. Lo ideales que tuvieran una clasificación urbanística de suelo no urbani-zable de especial protección.
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53El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
El caso valenciano: condiciones legales para una intensa urbanización
Notas y referencias
1. El consumo de cemento para la construcción de viviendas es uno de los
indicadores de este proceso. El Estado español ha sido en 2001 el primer
país europeo en consumo de cemento (por delante de otros países con
mayor población y PIB, como Alemania, Francia e Inglaterra) y el segundo
en consumo per cápita (sólo superado por Luxemburgo). El consumo
total fue de 42,15 millones toneladas (1.045 kg de cemento por persona).
Fuente: Oficemen.
2. Sólo en el País Valencià hay ya tres millones de camas en segundas
residencias, 0,75 camas por cada residente habitual.
3. Muchas Administraciones tienen competencia sobre alguna porción del
litoral: los Ayuntamientos gestionan las playas y la clasificación urbanística
de los suelos aledaños al litoral mediante los Planes Generales de
Ordenación Urbana; el Ministerio de Medio Ambiente, a través de la
Dirección General de Costas, es competente sobre la protección del
dominio público marítimo-terrestre y, a través de las Confederaciones
Hidrográficas, del buen estado ecológico de las aguas continentales que
desaguan en el mar; el Ministerio de Pesca y Alimentación tiene
competencia sobre las aguas marinas; las Comunidades Autónomas son
responsables de la zona de servidumbre del dominio público marítimo-
terrestre, del urbanismo y la ordenación del territorio, incluyendo la franja
litoral, de los usos del dominio público marítimo-terrestre, como por
ejemplo las autorizaciones de vertido al mar, de los puertos, de la calidad
de las aguas de baño así como del medio ambiente y, por tanto, de los
espacios naturales protegidos litorales.
4. Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo de 30 de mayo
de 2002 sobre la aplicación de una política de Gestión Integrada en las
Zonas Costeras (2002/413/CE). Se puede leer en: http://europa.eu.int/
comm/environment/iczm/home.htm
5. El Consejo Económico y Social ha manifestado su malestar con la
utilización de la Ley de Acompañamiento para modificar numerosas leyes
cada año. CC.OO. y UGT también se han pronunciado en contra de esa
modificación de la Ley de Costas, así como las organizaciones ecologistas.
6. Los EIA, según la Ley 6/2001 de modificación del RDL 1302/1986,
solamente son obligatorios para regeneraciones de playas con dragados
marinos de más de 3 millones de m3/año (Anexo I). Esos volúmenes son
muy grandes para las regeneraciones normales que se llevan a cabo.
Para un menor volumen (Anexo II) la autoridad ambiental decide en
cada caso si es pertinente la Evaluación de Impacto Ambiental. Sin
embargo, en el caso del LIC de Serra Gelada y Litoral de la Marina
Baixa (Alicante), durante el verano de 2002 se han extraído decenas de
miles de m3 sin proyecto ni EIA, afectando el dragado a praderas de
Posidonia oceanica.
7. El documento completo se puede encontrar en: http://
www.ecologistasenaccion.org/2002/documentos/litoral.pdf
8. En el País Valencià, se ha pasado de 769 matriculaciones/año en 1987
a 1.033 matriculaciones en 1998. Se han matriculado un total de 12.915
embarcaciones deportivas en esos 12 años, alcanzando la flota 20.269
unidades en 1998. El 50% de embarcaciones tienen menos de 7 m de
eslora y sólo el 25% tienen más de 10 metros. Datos de la Conselleria de
Obras Públicas, Urbanismo y Transportes en su Propuesta de Modificación
del Plan de Puertos Deportivos de la Comunidad Valenciana, enero 2001.
9. Forman un hábitat prioritario, estando en el Anexo I de la Directiva 92/
43/CEE de Hábitats.
10. El proyecto del PP valenciano de una nueva Ley de Ordenación del
Territorio (art. 61.4) contempla que excepcionalmente esos espacios
naturales puedan convertirse en “parque público natural” e incluirse en
la red primaria estructural, adscribirse a sectores de suelo urbanizable y
computarse a efectos de beneficios y cargas. Se abriría así el camino
para domesticar y desnaturalizar espacios naturales protegidos
convirtiéndolos en meros parques urbanos. Sería la segunda creación
notable de un concepto urbanístico, por parte del creativo urbanismo
valenciano de la última década, que se intenta exportar al resto del Estado.
El primer concepto es el de “agente urbanizador” contemplado en la
Ley Reguladora de la Actividad Urbanística de 1994.
11. Los propulsores de la LRAU todavía la defienden a machamartillo.
Sus defensores ubican los antecedentes en Ildelfonso Cerdá, el gran
urbanista catalán del XIX promotor del Ensanche de Barcelona, pero
hay muchas dudas de que el agente urbanizador actúe como un agente
delegado por los poderes públicos, por las prerrogativas y las desorbitadas
ganancias que obtiene. Además, muchos piensan que las exigencias que
se le imponen por parte de la Administración no son equivalentes a las
que se exigen a las mercantiles a la luz de la Ley de Contratos del Estado.
53El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Hay que hacer referencia al marco le-gislativo existente en el País Valencià
que ha condicionado la intensa actividadurbanizadora actual: la Ley Reguladora de laActividad Urbanística de 1994. Se aprobócuando todavía gobernaba el PSOE y sopla-ban vientos liberales, con la sensata idea dedinamizar las bolsas de suelo urbanizable enmanos de especuladores que retrasaban suurbanización para aumentar sus gananciasdejando pasar el tiempo (11). En manos delPP (que no ha modificado ni una sola comade esta norma, pues le ha venido comoanillo al dedo), esta Ley se ha con-vertido en el motor imprescindiblepara urbanizar el territorio valen-ciano y realizar grandes recalifica-ciones de suelo, pasando por enci-ma de la voluntad de los propieta-rios de los suelos, campos de culti-vo y pequeñas viviendas que legal-mente se habían construido, si dis-ponían de una parcela mínima.
Un promotor urbanístico puedeadquirir la condición de agente ur-banizador sin ser dueño de los sue-los que proyecta urbanizar. Para losafectados sólo caben dos caminos:o asumir las cargas inasumibles de
los costos de la urbanización de esos terre-nos, con precios medios de 100 euros/m2 desuelo, para quedarse con la propiedad demenos del 25% del suelo original (eso sí, conla calificación de suelo urbano y por tantocon más valor en el mercado, en el caso deque la urbanización tenga éxito) o someter-se a un proceso de expropiación a precio demercado. En cualquiera de los dos casoshabría de abandonar los campos y vivien-das. Esa Ley ha sido considerada inconstitu-cional por muchos abogados y ha dado lu-gar a muchos recursos y quejas por parte de
los afectados. Muchos residentes europeoshan presionado a sus cónsules y embajado-res para que presenten sus quejas al Gobier-no español y se modifique la misma. Es pro-bable que a corto plazo sea declarada in-constitucional por el Tribunal Constitucio-nal, que hasta ahora no se ha pronunciadosobre el fondo de la cuestión.
La figura del “agente urbanizador” seestá exportando a otras partes del Estado,de la mano de la derecha política, dada laexitosa aplicación que ha tenido en el casovalenciano. Hay que reconocer que sin ese
marco legal serían difíciles de eje-cutar los centenares de Progra-mas de Desarrollo Urbanístico quese han llevado a cabo y ahora mis-mo se proponen en el litoral va-lenciano. Sus resultados ya se co-nocen: destrucción acelerada delmedio ambiente, intensa desor-denación del territorio, deseca-ción de humedales, pérdida debiodiversidad, agotamiento de re-cursos, despilfarro hídrico, desa-rrollo de impactantes infraestruc-turas, y una creciente pérdida dehabitabilidad y calidad de vida enlas ciudades litorales.
Edificios de 26 plantas cerca de Benidorm, construidos en lazona de influencia definida por la Ley de Costas. FOTO: AUTOR.
54 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
La sostenibilidad urbana aporta muchos
elementos de justicia social
Urbanismo yderechos humanosRosario del Caz, Pablo Gigosos y Manuel Saravia
Rosario del Caz, Pablo Gigososy Manuel Saravia, autores del libro
La ciudad y los derechos humanos
Como sabemos, la aportaciónde la sostenibilidad es clave enel urbanismo de hoy. Está con-tribuyendo a su renovación,en un proceso que ya comen-
zó con el denominado urbanismo de laausteridad de finales de los años 1970(1), y ha llegado a afirmarse tanto quehablar hoy de urbanismo es hablar desostenibilidad. Hasta tal punto que lasostenibilidad es el argumento principalde las memorias de los planes urbanísti-cos y está incluso consagrado oficialmen-te en las nuevas leyes del suelo.
Un raro consenso, que choca con unarealidad que no es precisamente una bal-sa de aceite, sino bastante conflictiva. Lasostenibilidad es objeto de un tratamien-to vacuo en los textos oficiales, y, por otrolado, se ha convertido en un mito queapunta hacia una nueva forma de creci-miento: el desarrollo sostenible. Cuandoes evidente que de lo que se trata esprecisamente de poner límites a ese mis-mo crecimiento, el que ciertas actuacio-
nes, y con frecuencia en determinadospaíses adalides de estos planteamientosde la sostenibilidad, sigan uniendo am-bos términos, desarrollo y sostenible, re-sulta contradictorio y confuso.
Poner en primer plano la sostenibili-dad mal entendida puede entenderse,incluso, como una cortapisa sólo para lospaíses pobres. Hacer ecologistas a la fuer-za a estos países. También, la idea desostenibilidad, según denunciaba S. AgaKhan (2), “ha sido pervertida por la deutilización sostenible”; un despropósitoque se esconde bajo lo que se llama el“uso racional de los medios”. Es decir,que bajo el ropaje de la sostenibilidad seesconden con frecuencia operaciones,propias del “realismo de empresa”, con-tra esa misma sostenibilidad. Pero, pese atodo ello, la sostenibilidad y la ecologíaurbana se han instalado de pleno en lacultura urbanística, como disciplina fun-damental de nuestro tiempo.
Aspectos sociales
de la sostenibilidad urbana
También hay un amplio consenso en lasbenéficas consecuencias sociales de lasostenibilidad. Hay tres tipos de enuncia-dos que tratan de la relación directa entre
urbanismo sostenible y urbanismo social.Uno, que pone el énfasis en que el medioambiente no distingue a las personas yafecta a todas por igual, y que por lo tantosu defensa es de orden democrático, nojerárquico, pues beneficia a todos. Enconsecuencia, la defensa del medio am-biente es, en sí misma, de interés social.
Un segundo grupo se centra en cues-tiones concretas, en analizar las repercu-siones que una política decidida de soste-nibilidad urbana puede traer consigo enel ámbito de la política social. En el infor-me sobre las Ciudades europeas sosteni-
bles se dedicaba un capítulo completo aesta cuestión. Desde luego, no se analiza-ban todos los temas sociales afectados,pero sí algunos de los más significativos,que condicionan aspectos importantespara la calidad de vida social: el bienes-tar, la incidencia en la salud y la vivienda.Ciertamente las conclusiones no estabandel todo claras, más allá del enunciado debuenas intenciones.
Hay, además, otro campo de conside-ración de las implicaciones sociales deuna política ambiental por la sostenibili-dad. Nos referimos a otras consecuenciasdirectas que las posiciones del urbanismosostenible tienen en el ámbito social. Porejemplo, como es conocido, la movilidadmás ecológica es la menos discriminato-ria; la compacidad urbana facilita el desa-rrollo de los transportes públicos; la insis-tencia en la rehabilitación urbana ecoló-gica es coherente con la defensa del patri-monio; y tantas más. De manera quepuede decirse, en principio, que las pro-puestas de la ecología urbana tienen uncomponente social importante. El argu-mento aquí sería: el modo de vida soste-nible que se trata de defender debe sergeneralizable; las manifestaciones de otrosmodos son incompatibles con la sosteni-bilidad y, en consecuencia, la defensa dela sostenibilidad urbana trae consigo ine-vitablemente, por sí misma, una posiciónde justicia social (3).
Riesgos de cierre del sentido
Ciertamente la sostenibilidad está en elcentro del debate urbanístico y, además,trae consigo elementos de justicia socialurbana. El problema es que, a pesar deesta convicción, hay que mantener laguardia para evitar, también aquí, per-versiones que la desvirtúen. Pues nadaautoriza a pensar que no puedan darsecasos de crecimiento de la injusticia social
El miedo a una excesiva inmigraciónpuede encontrar justificaciones engañosasen la necesidad de limitar el crecimientode las ciudades. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
55El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
desde posiciones ecologistas. Y si es lasostenibilidad la que está en primer pla-no, siempre cabe que pueda ser utilizadacomo coartada para fines antisociales.
La defensa de la sostenibilidad condu-ce, en último extremo, a remitir cualquiervaloración a la de la capacidad de cargade los territorios, amplitud de la huellaecológica, etc. Unas medidas que permi-tirían establecer límites, juzgar actuacio-nes. Sin embargo, este proceder puedellevarnos a callejones sin salida, a la posi-bilidad de adoptar decisiones injustas y aperder de vista el sentido social de lasmismas. Cuando hablamos de pensarglobalmente y actuar localmente, si nosmantenemos en términos fundamental-mente ecológicos corremos el riesgo dedejar de lado múltiples aspectos con fuer-tes implicaciones sociales, que deberíanpasar a primer plano.
Un ejemplo candente lo da la polémi-ca sobre los aparcamientos. Así, es habi-tual plantear su contención con más insis-tencia en las partes viejas que en lasnuevas de la ciudad. Cierto es que se hapropuesto en determinados momentos lacreación de barrios nuevos sin coches,pero generalmente los esfuerzos de losecologistas se orientan a reducir la im-plantación de nuevos aparcamientos enlas áreas centrales de la ciudad, a menu-do infraequipadas en comparación conlas nuevas áreas. En términos de justiciasocial habría que aspirar a mantener losmismos estándares de plazas de aparca-miento, sean éstas muchas o pocas (unosestándares urbanísticos que también de-berían ser objeto de discusión), en ambaspartes de la ciudad. Podemos estar ha-blando de plazas para residentes, pen-sando que el equilibrio en este ámbito es,en la mayor parte de los casos, la únicaposibilidad de evitar el abandono de cier-tos barrios populares céntricos o de laprimera periferia. Pero quizá habrá queincluir también aquí el problema de losaparcamientos rotatorios –la bestia ne-gra– para los visitantes.
Otro caso, éste crucial, el de los límitesde la ciudad. Sobre todo si lo relaciona-mos con la vocación de acogida que hayque suponer, en principio, a cualquierciudad respecto a la población que deci-de formar parte de la misma. El miedo ala excesiva inmigración que hoy se ex-tiende por doquier puede encontrar unajustificación engañosa en los viejos argu-mentos de la conveniencia de limitar elcrecimiento de las ciudades. Con dema-siada frecuencia se están trayendo a pri-mer plano las presiones sobre los recursosfísicos –suelo, alimentos, agua–, sobre lacapacidad del medio ambiente de elimi-
nar y reciclar los residuos producidos, asícomo sobre la capacidad de prestaciónde servicios de la sociedad –educación,asistencia médica, justicia–. ¿Cómo noadivinar en estos argumentos de ecologíaurbana una llamada al supuesto realismofrente a las exigencias de la inmigración?
Un tercer ejemplo: aunque existe undiscurso reiterado en contra de los pro-yectos megalómanos, con frecuencia cier-tas actuaciones importantes de revitaliza-ción urbana o de reequilibrio (grandescontenedores culturales, frentes maríti-mos, las mismas propuestas de soterra-miento del ferrocarril a su paso por lasciudades, etc.) no suscitan entre los gru-pos ecologistas, sorprendentemente, elinterés que debieran. En cierto modo sebaja la guardia, no sólo frente a sus impli-caciones ambientales, sino también fren-te a sus efectos de índole social (expulsióninducida de la población con menos re-cursos) o de utilización no equilibrada delos recursos: todas estas actuaciones su-ponen, a la postre, una detracción derecursos inevitable, un despilfarro que sepaga en términos de reparto equitativo.
Y qué decir de las propuestas de orga-nización de la administración pública quereclaman una mayor preeminencia de losentes metropolitanos y regionales sobrelos locales, y “superar caducos enfoquessectoriales y la presente compartimenta-ción de la administración” en beneficiode una transversalidad dirigida desde undepartamento de medio ambiente conmando sobre el resto de los departamen-tos de la administración autonómica (4).
Del paradigma de la sostenibilidad
al de los derechos humanos
En un texto reciente (5) hemos planteadola necesidad de cambiar de paradigma.No habría por qué insistir en un asuntoque debería ser obvio: la sostenibilidadsólo se justifica por su incidencia en lohumano. En lo futuro, pero sobre todo enlo que se vive hoy.
Importa, en este sentido, considerar lasostenibilidad como relativa a un grupo dederechos de 3ª generación, que se incor-poran a los definidos en las generacionesanteriores: los derechos de la libertad (de-rechos civiles y políticos), y los derechos dela igualdad (económicos y sociales). Supo-nen un avance en el reconocimiento de ladignidad humana, y se integran en unconjunto interdependiente: son los dere-chos denominados de la solidaridad (soli-daridad con la naturaleza, entre culturas ygeneraciones, entre países, etc.) (6). En elurbanismo de los derechos humanos hayque observar el cumplimiento de las tresgeneraciones de derechos.
1. La movilidad más ecológica es tambiénla menos discriminatoria: la basada en eltransporte público. 2. Los proyectosmegalómanos detraen recursos denecesidades sociales más perentorias.Protesta contra la construcción de la M-40en Madrid. FOTO: GUADALUPE CASTRO. 3. Protestapor la construcción de un aparcamientoen Sevilla. FOTO: ALAMEDA VIVA.
3
2
1
56 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
El urbanismo de los derechos huma-nos que proponemos se articula, así, enfunción de la sostenibilidad, pero tam-bién de las implicaciones urbanísticas delos derechos a la seguridad, a la librecirculación, a la seguridad social, a lavivienda, al trabajo, a la cultura, etc. Elurbanismo de los derechos humanos exi-ge trabajar por la igualdad urbanística.También por la igualdad entre culturas ypueblos, y entre generaciones actuales yfuturas, en las condiciones vinculadas a laidea de dignidad humana. Uno de susobjetivos primeros es, por tanto, evitarcualquier forma de segregación.
Lo que estamos planteando es recupe-rar de algún modo el espíritu implícitotanto en el urbanismo moderno como enel que antes hemos citado de la austeri-dad. Al amparo del urbanismo de la aus-teridad, por ejemplo, se reclamó duranteaños la recuperación del patrimonio edi-ficado. Recuperación que se entendíajustificada no sólo por razones de mante-nimiento de una herencia cultural, sinotambién por sus posibilidades de reutili-zación social: en este urbanismo la políti-ca de centros históricos de los años 1970y 80 se planteó, en primer lugar, comopolítica de mantenimiento de la pobla-ción residente en estos ámbitos. Y, sinembargo, en la actualidad las exigenciasde conservación del patrimonio pocasveces tienen algún contenido social. Vanpor libre. Lo que en principio fue un logrodel urbanismo social se convirtió mástarde en una industria selectiva (el turis-mo ecológico que viene) y un elementode distinción.
Contra el antirrelativismo
ecológico y urbanístico
Proponemos un planteamiento que obli-gue a modificar la forma de trabajo, habi-tual en el ámbito urbanístico. Por decirlode una forma un tanto abrupta, se trataría
Notas y referencias
1. G. CAMPOS VENUTI, Urbanistica e austerità.
Milán, Feltrinelli, 1978; hay trad. esp.
2. S. AGA KHAN: “El desarrollo sostenible, una
idea pervertida”. Le Monde Diplomatique,
ed. esp., noviembre 2002.
3. CLARA H. GREED (ed.), Social Town
Planning. Londres, Routledge, 1999.
4. Para lo primero, V. BETTINI, Elementos de
ecología urbana. Madrid, Trotta, 1998; orig.
de 1996, p. 392. Para lo segundo,
intervención de J. ALLENDE en las Jornadas
técnicas Ciudades sostenibles... ¿cómo?
(Vitoria, 9-11 de octubre de 2002).
5. R. DEL CAZ, P. GIGOSOS Y M. SARAVIA, La
ciudad y los derechos humanos. Madrid,
Talasa, 2002.
6. E. GARCÍA GARCÍA, “Derechos humanos y
calidad de vida”, en G. GONZÁLEZ R. ARNÁIZ
(coord.), Derechos humanos. Madrid,
Tecnos, 1999.
7. C. GEERTZ, Conocimiento local. Barcelona,
Paidós, 1994; orig. de 1983.
8. Entendido como el derecho de todos a
instalarse en el lugar de la tierra que
decidan, un derecho efectivamente
reconocido sólo a los ricos, lo que supone,
obviamente, abrir fronteras. Sobre esta
cuestión, su defensa y justificación, ver cap.
12 de (5)
9. Frase que solía repetir Francisco Tomás y
Valiente con relación a los principios del
derecho.
de incorporar en primer plano, de plantearcomo primera referencia en cualquier ac-tuación, los derechos sociales. Los quepodemos entender como derechos uni-versales, de ahora y de futuro. Pensar en laincidencia sobre los derechos de todos ycada uno de los ciudadanos de la tierra,hoy, y de los de las generaciones futurascada vez que se valore o decida una polí-tica o actuación urbanística.
La pregunta, ante cualquier opciónurbanística, debería ser: ¿cómo afectará alos derechos de todos? Y responder te-niendo en cuenta que la dignidad, “comola navegación, la jardinería, la política y lapoesía” (7), es también un arte del lugar,que se define también a la luz del conoci-miento local. Por eso creemos que debeaplicarse un principio de cautela en lasdecisiones ecológicas y urbanísticas (tam-bién oficios del lugar), que denomina-mos, pomposamente y con un punto dehumor, contra-anti-relativista. Decimos,parafraseando a Geertz, contra-anti-relati-
vismo porque no estamos a favor del rela-tivismo, sino en contra del antirrelativis-mo; porque pretendemos atacar un puntode vista, el antirrelativista, y no tanto de-fender el punto de vista contrario. Parailustrar este principio, volvamos a algunode los ejemplos comentados antes.
La necesidad de reequilibrar los apar-camientos en la ciudad, planteada así,obliga a contemplar un escenario máscomplejo que el que podría derivarse deun rechazo sumario de cualquier nuevaconstrucción destinada a este uso. No esmuy congruente aceptar que pueden re-servarse plazas de aparcamiento en elsuelo público para los nuevos residentesen los nuevos barrios (pues se supone queel estándar de los residentes se cubre aquícon las plazas construidas en el interior delas parcelas), y rechazarse en las viejasáreas centrales. O dicho de otra forma,puede que hoy una política equilibradatenga que pasar necesariamente por con-templar a la vez una limitación del apar-camiento en las áreas de nueva creacióny una cierta apertura para este fin en lasáreas viejas. Lo planteamos (con miedo aequivocarnos, sin duda) como ejemplode contra-anti-relativismo.
Segundo, un asunto crucial de esteurbanismo de los derechos, el de la gene-ralización del derecho de asentamiento(8). Las implicaciones de la emigraciónque suponen el rechazo a los límites aprio-rísticos del crecimiento. La obsesión porponer límites urbanos, que puede verseavalada ahora por consideraciones sobrela sostenibilidad, puede resultar a la largauna cortapisa a la emigración que siempreha fundado las ciudades. O dicho de otraforma, no es lo mismo crecer con hoteles
que hacerlo con inmigrantes. La capaci-dad de carga del territorio no es un valorabsoluto, separado de toda consideraciónsocial, sino que hay que ponerla en rela-ción con el posible destino de los terrenos.No existe el derecho al turismo, pero debe-ría reconocerse, como extensión del artí-culo 13 de la Declaración de 1948, elderecho de asentamiento para todos.
Es esto lo que queremos decir. Despuésde defender y de apoyar nuestra propiapráctica como urbanistas en la defensa dela sostenibilidad, de trabajar por una ciu-dad sostenible (volvemos a decirlo: nos haproporcionado herramientas muy útiles)hemos visto la necesidad de recuperar unmarco más global que ya estaba en lapráctica urbanística. Recuperar y ampliarel viejo urbanismo social ya pensado orelacionado más directamente con la de-fensa de los derechos humanos. Y elloporque, además de ser tan rico en suge-rencias como la preocupación por la soste-nibilidad, nos permite evitar el peligro de launilateralidad. Es cierto que lleva en nopocos casos a situaciones de difícil equili-brio, problemáticas. Pero también ayudaa defender ciertos principios con mayorcontundencia. Cuando hablamos, porejemplo, del derecho de asentamiento, o(un asunto que hasta ahora no ha salido)de la radical necesidad de huir de losbarrios fortaleza, atrincherados, las gated
communities. Con contundencia, pues enestos casos “si dudas, estás perdido” (9).
El aire limpio es un derecho de losciudadanos. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
57El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Emilio Ganado Abad,especialista en arquitectura bioclimática
y miembro de Ecologistas en Acción
Para la comprensión de los efec-tos que una ciudad causa so-bre el medio que la rodea ne-cesitamos hacer uso de imá-genes o abstracciones. Pode-
mos pensar en ella como en un ecosiste-ma complejo atravesado por flujos demateria y energía que la relacionan conespacios cercanos o lejanos. O podemospensar en la ciudad, empleando una ima-gen más dramática, como en una gigan-tesca máquina devoradora de ingentesrecursos de todo tipo, para cuya satisfac-ción es necesario afectar a más y másterritorios, bien para obtener materiasprimas o bien para recibir sus residuos,ampliando su huella ecológica. Y la únicaforma de estabilizar o aminorar la huellaecológica de una ciudad es reducir elvolumen de los recursos necesarios parasu funcionamiento, procurando que és-tos procedan de entornos cercanos, ydisminuir el volumen de los residuos.
A continuación se van a presentar dis-tintas posibilidades para reducir esos flujosen una de las actividades más importantesque encontramos en una ciudad: la cons-
trucción de viviendas. Evidentemente eneste campo el consumo de recursos natu-rales será mucho menor si se dejan deconstruir viviendas y se ocupan las milesde viviendas vacías disponibles. Pero noqueremos centrar el artículo en esta cues-tión, sino en el modo en que se consumeenergía, agua y materiales de construcciónen la vivienda y en los recursos disponiblespara reducir esos consumos.
Consumo de energía
La energía consumida en una vivienda seemplea en: acondicionamiento climáti-co, producción de agua caliente sanitaria,iluminación, cocina y electrodomésticos.Sobre todo en acondicionamiento climá-tico, con el que se trata de conseguir en suinterior unas condiciones de humedad ytemperatura estables que procuren el con-fort térmico de sus ocupantes, haciendofrente a unas condiciones exteriores va-riables a lo largo del día y del año. Paraello, en invierno ha de reponer las pérdi-das de calor que se producen a través desus envolventes (fachadas, cubierta y sue-lo), y en verano ha de evacuar el excesode calor.
La energía consumida en acondicio-namiento climático va a depender demuchos factores. Por un lado, de “facto-res exógenos” que no podemos contro-
lar: unas condiciones climáticas determi-nadas; y por otro, de “factores endóge-nos” que sí podemos manejar: la formadel edificio, su organización espacial, lacalidad térmica de sus envolventes, lasinstalaciones de acondicionamiento y lascondiciones de uso de sus ocupantes. Encuanto a los consumos energéticos eniluminación, en aparatos eléctricos, encocina y en la producción de agua calien-te sanitaria, éstos van a depender funda-mentalmente del número de ocupantesdel edificio y de sus hábitos de uso.
Los recursos de que disponemos parareducir el consumo de energía en lasviviendas son los siguientes:1. Un diseño urbano que permita:
- Una densidad urbana alta, para redu-cir las pérdidas de calor en invierno y laganancia de calor indeseado en verano.
- El acceso al sol en invierno, paramaximizar las ganancias solares y facilitarla iluminación natural, primando la orien-tación Este-Oeste de calles y edificios yevitando las sombras arrojadas de unosedificios sobre otros.
- La ventilación natural en verano, enfunción de los vientos locales.2. Un diseño del espacio público que enverano favorezca la refrigeración y reduz-ca la absorción de la radiación, medianteel empleo de vegetación, de agua y de
Ahorro energético y demateriales en la ciudad
Recursos disponibles en la construcción de viviendas
Ahorro energético y demateriales en la ciudad
Emilio Ganado Abad
Un diseño adecuado y el empleo de criterios de eficiencia permite reducir enormemente las necesidades de energía
y materiales en las viviendas.
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materiales con acabados superficiales encolores claros.3. Un diseño de la forma y de la organi-zación espacial del edificio que busque:
- Una alta compacidad, es decir unarelación baja entre la superficie de susenvolventes y el volumen que encierra,como forma de reducir las pérdidas decalor en invierno.
- Una mayor exposición al sol, maxi-mizando las fachadas orientadas al Sur.
- Y unas buenas condiciones de venti-lación, para facilitar la refrigeración natu-ral en las condiciones de verano.
La tipología de vivienda que mejorgarantiza estos parámetros, la más efi-ciente energéticamente, es la viviendacolectiva; y la configuración más adecua-da para ella es la de la vivienda pasante,abierta a 2 fachadas, Norte y Sur, con losespacios de día en la fachada sur y lashabitaciones en la fachada norte.4. El empleo en las envolventes del edifi-cio (fachadas, cubierta y suelo) de mate-riales y soluciones constructivas que con-juguen una mayor resistencia térmica,con materiales aislantes de mayor calidady espesor, y una mayor inercia térmica,con soluciones pesadas que permitan laacumulación y regulación del calor inte-rior y exterior.5. Empleando en el edificio sistemas decaptación solar pasiva que, a pesar de lasmúltiples configuraciones que puedenadoptar, tienen en común los mismoselementos básicos: de captación, de al-macenamiento, de distribución y de regu-lación. Necesitan de una superficie acris-talada de captación que mediante el fe-nómeno físico del “efecto invernadero”sea capaz de atrapar la radiación solar enforma de energía térmica; de elementosde acumulación (elementos constructi-
vos o estructurales del propio edificio)para almacenar la energía atrapada, paraque no sobrecaliente el ambiente y paraque pueda ser aprovechada cuando yano llega la radiación solar; de mecanis-mos de distribución de la energía captaday almacenada desde los espacios directa-mente vinculados a los elementos capta-dores a los que no tienen acceso a laradiación solar; y finalmente de elemen-tos de regulación, sistemas móviles deaislamiento que eviten las pérdidas decalor a través de las superficies acristala-das cuando ya no reciben radiación solar,y sistemas de protección solar que evitenla llegada de radiación solar a los elemen-tos de captación cuando no se necesita,en verano. Las distintas configuracionesposibles de estos 4 elementos básicos seagrupan en:
- Sistemas de ganancia directa, comouna simple ventana, en los que la radia-ción solar penetra directamente en el espa-cio habitado y se acumula en forma decalor en la masa constructiva del edificio.
- Sistemas de ganancia indirecta, comoel “muro Trombe”, en los que la radia-ción solar incide directamente sobre lamasa térmica que cierra el espacio acalefactar, la calienta y ésta reemite sucalor hacia el interior del edificio.
- Sistemas de ganancia separada, en losque la captación se realiza en un espacio oelemento aislado de la zona habitable deledificio, realizándose la transferencia deenergía captada mediante aire.6. Integrando en el edificio sistemas decaptación solar activa, sobre todo los co-lectores planos de energía solar térmica debaja temperatura, que se emplean funda-mentalmente para la producción de aguacaliente sanitaria y que pueden ser aplica-dos en cualquier tipo de vivienda, siempre
que ésta cuente con un nivel de asoleosuficiente y carezca de obstrucciones.7. Empleando tecnologías eficientes enla producción de calor para calefacción opara agua caliente sanitaria: calderas dealto rendimiento, sistemas centralizadoscon contador y regulación individual,suelos radiantes...
Consumo de agua
En España el consumo de agua potableestimado para una vivienda con un nivelde equipamiento estándar en electrodo-mésticos y aparatos sanitarios (con coci-na, baño y aseo), y sin estimar el consu-mo en el riego de jardines privados, es de150 litros por persona y día, según datosde la Organización de Consumidores yUsuarios. La reducción de estos nivelesde consumo es posible por la aplicaciónde los siguientes recursos:1. Tecnologías ahorradoras de agua, am-pliamente extendidas en los países delnorte de Europa y ya disponibles enEspaña:
- Griferías economizadoras: griferíasmonomando con apertura en frío, perliza-dores de bajo consumo adaptables a cual-quier grifería... Se estima que el ahorromedio posible con estos sistemas es del50% respecto a los sistemas tradicionales.
- Cabezales de ducha economizado-ras, cuyo empleo supone un ahorro del50%, para agua caliente y fría.
- Inodoros, en los que se produce latercera parte del consumo de agua en lavivienda. Se puede reducir este consumocon el empleo de modelos que incorpo-ren cisternas de pequeña capacidad (6litros), o la doble descarga. Se estima un
58 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Aislamiento térmico de una vivienda. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
Cartel de la campaña “Cataluña ahorraagua” de Ecologistes en Acció de Catalunya.
59El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
ahorro del 50%.2. Sistemas para la reutilización de “aguasgrises” y para el aprovechamiento deaguas pluviales. Las aguas grises, las aguasresiduales generadas en lavadoras y du-chas (o la fracción libre de grasas genera-da en fregaderos, lavabos y bidés), pre-sentan una baja concentración de ele-mentos contaminantes; mientras que lasaguas pluviales recogidas por las cubier-tas de los edificios no presentan cargacontaminante alguna. Unas y otras pue-den ser empleadas en aquellos usos do-mésticos que no necesitan de agua pota-ble, como el llenado de las cisternas de losinodoros o el riego de los jardines priva-dos. Estos sistemas están ya muy difundi-dos en otros países europeos y sólo ahoracomienzan a implantarse en España.
Con la aplicación simultánea de estossistemas es posible ahorrar las 2/3 partesdel agua que se consume en la actualidad.
Consumo de materiales
de construcción
La ciudad es devoradora de todo tipo demateriales, entre los que ocupan un lugardestacado los de construcción. Aunque lamayor parte de estos materiales son iner-tes, una fracción de los mismos presentanserios problemas de toxicidad en su fabri-cación o en su uso: algunos plásticoscomo el PVC, el poliuretano o los polies-tirenos, maderas tratadas con biocidas,pinturas con disolventes orgánicos... Altiempo, la energía consumida a lo largodel ciclo de vida del material es en algu-nos casos altísima, como ocurre con elaluminio. Por otro lado, el crecimientoincontrolado de la producción de resi-
duos de construcción y demolición se haconvertido en un problema ambientalmuy importante en muchas ciudades.Para una gestión sostenible de los mate-riales de construcción es necesario:1. El empleo de criterios de preferenciamedioambiental en su selección:
- Han de ser renovables y abundantes,teniendo su origen en fuentes naturales.Su proceso de producción ha de repercu-tir lo menos posible sobre el entorno.
- No han de contaminar ni emitir vapo-res, partículas o sustancias tóxicas al en-torno. Este principio es aplicable a todoslos estadios de la intervención: produc-ción, proceso de construcción y perma-nencia como envolvente del espacio de lavivienda.
- Alta eficiencia energética: los mate-riales han de proceder de la propia re-gión, el proceso de transformación y trans-porte debe ser el menor posible y han depresentar un adecuado comportamientotérmico tanto durante el invierno comodurante el verano, a lo largo de toda lavida útil de la construcción.
- Durabilidad. Los sistemas constructi-vos elegidos deben ser fáciles de mante-ner y reparar, y haber sido probados yelegidos durante generaciones, como esel caso de los materiales naturales.
- Recuperabilidad. Deben desperdi-ciarse poco y poder reutilizarse y reciclar-se, ahorrando así grandes cantidades deenergía gastadas en el proceso de trans-formación de las materias primas. El reci-clado y la reutilización son una opción decontrol ambiental aplicable tanto a mate-riales elaborados y sin elaborar (puertas,vigas, piedra, ladrillo, tejas, pizarras...)2. La reutilización y el reciclado de losmateriales de construcción. Prácticamen-
te todos los componentes no peligrosospueden ser reutilizados y reciclados en elpropio sector de la construcción: los resi-duos asfálticos en los firmes de nuevascarreteras; los escombros de estructuras,para fabricar de nuevo hormigones obovedillas, o bases de carreteras; los res-tos de ladrillos para fabricar aislantes; losmateriales pétreos en general, para laobtención de áridos o, en última instan-cia, para rellenar canteras y graveras aban-donadas y restaurar el terreno a su estadooriginal.
Los sistemas de reutilización y recicla-do de los residuos de construcción ydemolición se basan en la demoliciónselectiva o deconstrucción de las edifica-ciones. Ésta consiste en el desmontado yretirada selectiva de elementos reutiliza-bles y fácilmente clasificables como: tejas,piedras labradas, elementos ornamenta-les restaurables, canalizaciones metáli-cas, piezas de madera, elementos estruc-turales de acero, aparatos sanitarios,mobiliario, componentes peligrosos... Losmateriales recuperados pueden ser incor-porados a los mercados de materiales desegunda mano, o bien reintroducidos enlos procesos de fabricación de materialesde construcción.
En este sistema, es necesario planificary dirigir los trabajos de demolición de unamanera completamente diferente a losmétodos habituales. La demolición selec-tiva se realiza de manera contraria al pro-ceso de construcción e implica los siguien-tes pasos: sacar los desechos y las moldu-ras no fijas, desmantelar, comprendiendolimpiezas internas, quitar las puertas, ven-tanas, tejados, instalaciones de agua, elec-tricidad y calefacción, etc., y la demoliciónde la estructura del edificio.
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Los residuos de demolición puedenreutilizarse. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
Las energías renovables permiten reducir el impacto de las viviendas. FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
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Permiten conocer la evolución de los aspectos ambientales,sociales y económicos de la ciudad
Indicadores desostenibilidad urbana
Roberto Ibáñez
Los indicadores de sostenibilidad comienzan a ser habituales en la política de las ciudades. Su presencia se ha vuelto
imprescindible en la elaboración y puesta en marcha de las Agendas Locales 21. Utilizados de una manera correcta
son un instrumento valioso en la toma de decisiones, en el establecimiento de prioridades, en la información al
ciudadano de la política ambiental y en el fortalecimiento del compromiso social con el objetivo de la sostenibilidad.
La nuestra es una sociedad mayoritariamente urbana y,como se ha dicho repetidamente, es en las ciudadesdonde se librará la batalla más dura contra la insoste-nibilidad. Definida la sostenibilidad como un objetivopolítico coherente debería ser posible medir en qué
medida nos acercamos o nos alejamos de ella. Un instrumentopara evaluar el comportamiento de las ciudades son los indica-dores urbanos de sostenibilidad.
Un indicador es una variable o estimación que provee unainformación agregada, sintética, de un fenómeno más allá de sucapacidad de representación propia (1). No es, por tanto, unmero dato estadístico. El indicador se establece a partir de unapreocupación social, sobre la que existe suficiente consenso (elinsostenible desarrollo de nuestras ciudades), y sirve a unobjetivo político concreto. A menudo no nos informan de todaslas variables presentes en un proceso, pero nos permiten sacarconclusiones sobre el comportamiento del conjunto. La tempe-ratura corporal es un ejemplo: puede indicarnos si nuestrocuerpo se encuentra enfermo o no. Este ejemplo nos indica laimportancia de interpretar los indicadores en la forma correcta:si la temperatura es normal, no indica necesariamente que nosencontremos sanos, pero si la temperatura es elevada podemosestar seguros de que algo marcha mal.
Establecidos los principios que pueden definir la sostenibili-dad de una sociedad surgen cantidad de preguntas a las cualeshay que dar respuesta. Una vez identificados los problemas sehace necesario desentrañar las causas y su alcance. Pero losprocesos de los sistemas urbanos y sus interacciones con elmedio ambiental y social son habitualmente demasiado com-plejos y no suficientemente conocidos. Al analizar la ciudad ensus dimensiones ambientales, sociales y económicas nos enfren-
tamos a una cantidad de información, en ocasiones, difícil deinterpretar. La función de los indicadores urbanos de sostenibi-lidad es la de simplificar esa información, a menudo compleja,y comunicarla de forma digerible.
Los indicadores deben de reunir una serie de características:ser parámetros claramente cuantificables y representativos delaspecto que se quiere evaluar; basarse en datos fáciles derecoger y, en la medida de lo posible, baratos. Además, lainterpretación de los resultados tiene que ser posible de unaforma clara y sin ambigüedades.
Los indicadores de sostenibilidad local deben ser más ex-haustivos que los meros indicadores ambientales tradicionalese ir más allá de una aproximación sectorial en la que seentienden los indicadores organizados separadamente en temasindividuales (medio ambiente, economía, sociología) sin reflejarlas relaciones existentes entre ellos. Los llamados indicadores
integrados pretenden reflejar la interacción y complejidad deestos procesos (2). Ejemplo de ello sería el indicador que atiendeal modo de desplazamiento de los niños entre su casa y laescuela. No nos da información concreta del consumo deenergía debida al transporte, el ruido emitido, los accidentes detráfico, la ocupación del espacio urbano, el desarrollo espacialde la ciudad, la segregación social o la seguridad ciudadana,pero integra todos ellos.
Para qué sirven los indicadores
La utilidad de los indicadores es múltiple. En primer lugar debenproveernos de información objetiva y cuantitativa sobre elcomportamiento ambiental de las ciudades en diversos aspectosy mostrar su evolución en el tiempo. Poderse medir de manerahomogénea a lo largo del tiempo mostrando una tendencia es
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61El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
Notas:
1. MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE: Indicadores ambientales. Una
propuesta para España. Ministerio de Medio Ambiente. Madrid, 1996.
2. COMISIÓN EUROPEA: Hacia un perfil de la sostenibilidad local.
Indicadores comunes europeos. 2000
3. ICLEI: Guía Europea para la Planificación de las Agendas 21
Locales. Bakeaz. Bilbao, 1995.
4. Apartado C.8 de la Declaración de Hannover 2000.
5. EUROPEAN FOUNDATION FOR THE IMPROVEMENT OF LIVING AND WORKING
CONDITIONS: Urban sustainability Indicators. Oficina de publicaciones
de las Comunidades Europeas. Luxemburgo, 1998.
Referencias:
- Toda la información referente al proyecto de Indicadores Comunes
Europeos puede consultarse en www.sustainable-cities.org/indicators
- Los manuales para elaboración de indicadores elaborados por la
Asociación RESPECT (Referencias de evaluación y seguimiento de
las políticas ambientales de las comunidades territoriales) se
encuentran en: www.respect.asso.fr/
Algunas iniciativas locales:
- Sistema municipal de indicadores de sostenibilidad de la Xarxa de
Ciutats i Pobles cap a la Sostenibilitat (Diputación de Barcelona) en
www.diba.es/xarxasost/cat/index.htm
- Observatorio municipal sobre sostenibilidad y calidad de vida.
Agenda Local 21 de Calviá en www.calvia.com
- Indicadores de la Agenda 21 de Vitoria-Gasteiz en
www.vitoria-gasteiz.org/ceac
- Indicadores de sostenibilidad del Foro Cívico Barcelona Sostenible
www.globaldrome.org/FCBS
- Sistema de indicadores Ayuntamiento de Burgos
www.aytoburgos.es/MEDIOAMBIENTE/AGENDA21/indicado.htm
- Proyecto Sustainable Seattle en www.sustainableseattle.org
fundamental en un indicador para que permita la comparacióncon los objetivos de sostenibilidad. Es más, en ocasiones lasituación de partida es mucho menos relevante que la tendenciaobservada, sobre todo cuando se pretende comparar el compor-tamiento de varias ciudades en un aspecto determinado sobreel que las especificidades locales imponen situaciones de partidadiferentes.
Otra utilidad evidente de los indicadores es la de facilitar latoma de decisiones y el establecimiento de objetivos concretos,sin los cuales carecerían de sentido. Por último, y no menosimportante, un diseño adecuado de los indicadores permiteinformar a los ciudadanos, de forma compresible, del estado delmedio ambiente urbano y de los resultados de los planes deacción y desatar las alertas cuando se han excedido los límitesque se consideran admisibles.
Los límites de los indicadores
El proceso de selección, elaboración y seguimiento no es tareafácil. En principio un indicador representativo en una ciudad notiene porqué serlo en otra. El simple hecho de la selección de ungrupo reducido de indicadores que sea abordable implica ladecisión subjetiva de primar unos aspectos frente a otros. Eldiseño y seguimiento tiene que ser transparente y participativo. Esnecesario un control social de lo que se mide y cómo se mide. Esprobable que las mediciones competan a técnicos y expertos,pero los objetivos competen a toda la ciudadanía. Pero cuandolos indicadores se muestran totalmente inútiles es cuando se
adoptan sin un compromiso socialy político serio y cuando formanparte de un proceso tan opaco ypoco participativo como en oca-siones lo es la elaboración de lapropia Agenda Local 21.
Iniciativas en marcha
La metodología para la planifica-ción de una Agenda Local 21incluye la adopción de un sistemade indicadores de sostenibilidad(3). En los últimos tiempos, y apesar del retraso respecto a losobjetivos iniciales de la Agenda21, ya son muchas las ciudadesque han puesto en marcha indi-cadores dentro de su Agenda Local 21. La declaración deHannnover 2000 (Tercera Conferencia Europea sobre Ciuda-des y Municipios Sostenibles) también incluye el compromiso delos firmantes para desarrollar sistemas de indicadores (4).
De la experiencia de las ciudades pioneras se han alimentadolas posteriores y algunas se han convertido en modelos a seguir.Algunos ejemplos son el proyecto Sustainable Seattle, uno delos primeros (1990), o el Termómetro ambiental de La Haya. EnEspaña destacan por su influencia, entre otros, la experienciadel Foro Cívico Barcelona Sostenible, una iniciativa surgidadesde las asociaciones ciudadanas que han demostrado ir pordelante de las administraciones, o el sistema de indicadores dela Xarxa de Ciutats i Pobles cap a la Sostenibilitat que incluyemás de 180 localidades catalanas, muchas de ellas de tamañomediano y pequeño.
En el ámbito europeo se están dando varias iniciativas paraestablecer sistemas de indicadores comunes que permitan sumi-nistrar información objetiva y comparable sobre los procesos dedistintas ciudades en materia de sostenibilidad. Una de las quese desarrollan con más fuerza es el proyecto Indicadores Comu-nes Europeos auspiciado por la Unión Europea. Ofrece unaselección de indicadores, metodologías y apoyo técnico a lasciudades que quieran formar parte de la red. Un sistemaparecido de indicadores, que incluye un índice único de soste-nibilidad para la ciudad, ha sido desarrollado por la FundaciónEuropea para la Mejora de las Condiciones de Vida y el Empleo(5). La asociación RESPECT que aglutina a 26 colectivos delentorno europeo, con sede en Futuroscope, edita manualespara la selección y elaboración de indicadores.
1 y 2: El estado de conservación de los parques urbanos es unposible indicador. FOTO 1: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN; 2: BIBLIOTECA AUDIOVISUAL CENTRAL,
COMISIÓN EUROPEA. 3: El peso de residuos domésticos por habitante y díaes uno de los indicadores usados en la Agenda 21 de Vizcaya. FOTO:
ECOLOGISTAS EN ACCIÓN. 4: Los indicadores de sostenibilidad deben serfácilmente interpretables por los ciudadanos.
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Los huertos urbanos mejoran la sostenibilidad de
las ciudades y son una fuente de recursos para
los más pobres
Agricultura urbanaJ. Gregorio Ballesteros
La agricultura urbana, entendidacomo la que se practica en pe-queñas superficies (solares,huertos, márgenes, terrazas, re-cipientes) situadas dentro de los
límites de la ciudad y dedicada al cultivoy/o cría de ganado menor o vacas leche-ras, para su autoconsumo o para la ventaen los mercados locales (FAO, 1999), esun fenómeno tan antiguo como las ciuda-des mismas, que en la actualidad estácreciendo de forma significativa en lamayoría de las zonas urbanas del planeta.
Este nuevo impulso de la agriculturaurbana tiene sus raíces en el crecimientotanto de la población urbana como de lapobreza. Los informes de Naciones Uni-das señalan que más del 50% de lospobres del mundo sobreviven en zonasurbanas, sufriendo una situación de inse-guridad alimentaria que, lógicamente, tie-ne una mayor incidencia en aquellos paí-ses en los que la población tiene quededicar la mayoría de sus ingresos a laadquisición de alimentos.
La agricultura urbana, al igual que lapobreza, se extiende por todas partes:desde los suburbios de Nairobi, hasta laszonas residenciales de Berlín o Montreal, ohasta las bolsas de pobreza de la reina delas metrópolis, Nueva York. En la actuali-dad, según un informe realizado por elPNUD, entre el 25 y el 75% de las familias
J. Gregorio Ballesteros, sociólogoy promotor de huertos urbanos
urbanas del mundo dedican parte de sutiempo a producir alimentos. En Rusiacerca del 30% de los alimentos se produ-cen en terrenos agrícolas urbanos. En Cuba,la agricultura urbana produce actualmen-te cerca de 300 gramos por habitante y díade hortalizas y productos frescos y empleaa más de 100.000 personas.
La agricultura urbana no sólo contri-buye a mejorar la seguridad alimentariamediante el aumento de los alimentosdisponibles, principalmente entre quie-nes tienen menos recursos económicos,sino que también mejora el valor nutricio-nal de los alimentos perecederos dada sumayor frescura. La FAO ha señaladorecientemente que tanto la disponibilidadde alimentos como de recursos económi-cos mejoran sensiblemente en los hoga-res que cuentan con un huerto urbano.
Huertos en países desarrollados
En los países ricos, donde el porcentajede ingresos dedicado a la adquisición dealimentos es bajo, la función de la agricul-tura urbana como herramienta para me-jorar la inseguridad alimentaria se ve re-ducida a los casos en los que los huertosurbanos están destinados a sectores depoblación desfavorecidos económica-mente. Normalmente los huertos urba-nos juegan un papel más relacionado conel ocio y las actividades al aire libre.
En muchas ciudades europeas los huer-tos urbanos (Berlín dispone de más de80.000) mejoran sensiblemente la ecolo-gía y sostenibilidad de las ciudades, ayu-
dan a recuperar y reverdecer espaciosdegradados y favorecen la disponibilidadde alimentos más sanos por la tendenciaa cultivar de manera ecológica en estaspequeñas parcelas.
A pesar de las significativas funcionesque cumple la agricultura urbana, ésta esuna actividad ignorada, incluso prohibi-da en algunas ciudades, por los técnicosy profesionales de la agricultura, la plani-ficación y la política. En el Estado españolla ignorancia de la agricultura urbana porparte de los poderes públicos ha dadolugar al desarrollo de huertos urbanos en
precario, creados a partir de la ocupaciónde pequeñas parcelas situadas preferen-temente en suelo público. Ciudades comoVitoria, Barcelona, Bilbao o Madrid dis-ponen de miles de huertos urbanos, crea-dos de forma espontánea al margen delos poderes públicos. Huertos que, a pe-sar de no contar con la buena imagen queofrecen las actuaciones debidamente pla-nificadas, reflejan la importante deman-da que este tipo de actuaciones tieneentre amplios sectores de la poblaciónurbana.
Las actuaciones de promoción de laagricultura urbana llevadas a cabo ennuestro país, con mayor o menor apoyoinstitucional, se reducen a tres o cuatroentre las que destacan los Huertos deOcio de la Comunidad de Madrid y de laDiputación Foral de Guipúzcoa y los huer-tos urbanos del parque de Miraflores deSevilla. Estas actuaciones, creadas a fina-les de los 80 y principios de los 90, apenasrepresentan unos pocos centenares dehuertos y reflejan el carácter testimonialde las mismas si las comparamos con lasde otros países de nuestro entorno (Ale-mania, más de 1.250.000 huertos; Ho-landa, más de 200.000).
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Libros y revistas
La delincuencia urbanística.Aspectos penales prácticos sobre
urbanismo y ordenación del territorioAntonio Vercher Noguera.Madrid: Colex, 2002, 253 p.
El Código Penal de 1995 introdujo dos delitos so-bre la ordenación del territorio: el 319, que castigaa los que lleven a cabo una construcción no auto-rizada o una edificación no autorizable en determi-nados tipos de suelos (delito urbanístico), y el 320,que castiga a los funcionarios o autoridades que, asabiendas de su injusticia, informen o concedanlicencias contrarias a las normas urbanísticas (pre-varicación urbanística).
A pesar de su proliferación, se trata de un tipode delincuencia difícil de atajar debido, entre otrasrazones, a la connivencia que muestran con ella lasautoridades urbanísticas, a la especial compleji-dad que reviste la normativa administrativa urba-nística y a la notable debilidad que muestra unaparte de la administración de justicia con la delin-cuencia de guante blanco.
Este libro viene a llenar un importante vacío enla literatura jurídica. Puede ser de extraordinariautilidad, no sólo para abogados especializados enmedio ambiente y urbanismo, sino también paraquienes abordan desde grupos sociales los proble-mas de las infracciones urbanísticas.
Su contenido no se centra solamente en los as-pectos penales de la ordenación del territorio, sinoque también se extiende por los vericuetos de suprofusa normativa administrativa. No podría ser deotra manera si tenemos en cuenta que estos delitosse configuran y explican con relación a la normativaurbanística administrativa, es decir, se exige que laconstrucción o edificación vulnere la legalidad ur-banística. Son, pues, tipos penales “en blanco”.
Su autor, Antonio Vercher, es el fiscal del Tribu-nal Supremo dedicado a los asuntos de medioambiente, tiene una amplia trayectoria como ex-perto en derecho ambiental desde una perspecti-va progresista. En la primera parte analiza el deso-lador panorama que ofrece el cumplimiento de lalegalidad urbanística. Según la Memoria de la Fis-calía General del Estado de 2000 se ha producidoun importante aumento de las actuaciones porsupuestos delictivos con relación a la ordenacióndel territorio, pero los resultados de la persecuciónpenal de los mismos son muy escasos: es significa-tivo que sólo haya llegado al Tribunal Supremo uncaso de delito urbanístico (Sentencia de 26 dejunio de 2001).
Carlos Martínez Camarero
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En Ecologistas en Acción intentamosrecoger todas las iniciativas que selleven a cabo contra el Plan Hidroló-gico Nacional que pretende impo-nernos este Gobierno. Por eso desta-camos este disco editado por Disc-medi Blau, que, además de buenamúsica –once villancicos tradiciona-les interpretados en catalán–, ofreceen su interior una tarjeta postal paraenviar al Ministro de Medio Ambien-te “Por un futuro más racional deten-ga este Plan Hidrológico Nacional.Feliz Navidad”.
Guías para una edificaciónresponsable con el medio
ambiente en un entorno natural.Soluziona, Madrid: Aenor, 2002. 85 p.
La guía se centra en la correcta ges-tión y aprovechamiento de los resi-duos de construcción y demolición.
La ciudad y los derechoshumanos. Una modesta
proposición sobre derechoshumanos y práctica urbanística.Rosario del Caz, Pablo Gigosos yManuel Saravia. Madrid: Talasa,
2002. 133 p.
En el mismo sentido que el artículoque se incluye en la página 54 de estarevista (escrito por los autores de estelibro) el texto se plantea recuperaruna visión más global del urbanismosostenible, recuperando el urbanis-mo social, ahora que la desigualdadde nuestro mundo global se agudizaen nuestras ciudades.
Arquitectura y entorno.El diseño de la construcción
bioclimática.David Lloyd Jones. Blume
Rehabitar. Bioconstrucción,Permacultura, Vida Sostenible.
Revista trimestral, editada por la fun-dación Gea, con el objetivo de divul-gar técnicas de sostenibilidad para unasociedad más justa y ética. Reproduci-mos el número 5, correspondiente aotoño de 2002.
Desplazarse mejor en la ciudad.Problemas, soluciones,
realizaciones ejemplares.Unión Internacional de los
Transportes Públicos (UITP).Madrid: Consorcio Regional
de Transportes, 2001
Un folleto que, a partir de sencillasfichas, da muchos consejos e ideaspara una movilidad más sostenible enlas ciudades.
64 El Ecologista, nº 34, invierno 2002/2003
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I N F O R M E S
AGUA• Incidencia ambiental del Plan Hidrológico Nacionalsobre los Humedales, Repercusión sobre laConvenciónde Ramsar. 2002, 5,00€
• Plan Hidrológico: análisis y propuestas. 2000, 6,00€
• Uso sostenible del agua en la Cuenca del Mediterráneo:una alternativa al trasvase del Ebro. 2000. p. 24, 2,40€
• Jardinería con menos agua. 1999, 3,00€
• Datos y reflexiones para un debate necesario en tornoal agua en Madrid. 1998. p. 24, 1,80€
CAMBIO CLIMÁTICO Y ENERGÍA• Energías renovables en la educación. 2001. p. 96, 3,00€
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(versiones en castellano y catalán)• Residuos Nucleares: problemática almacenamiento ytransporte. 1996. p. 26, 3,00€
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CONTAMINACIÓN Y RESIDUOS• La recuperación de la materia orgánica de la basura enla Comunidad de Madrid. 1999. p.10, 1,20€
• Las diferentes instalaciones para el tratamiento y lagestión de los Residuos Urbanos. 1998. p.12, 1,20€
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• La incineración de residuos. 1996., p. 52. 3,00€
• Propuesta alternativa para los RSU en Madrid. 1996.p.28, 1,80€
• Los residuos sanitarios. 1994. p.98, 6,00€
ESPACIOS NATURALES Y ESPECIES• Agresiones a las vías pecuarias de la Comunidad deMadrid. 2002. p.15, 3,00€
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• Manual del árbol en la ciudad. 2001. p.40, 3,00€
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• Incidencia social y económica de Espacios NaturalesProtegidos sobre poblaciones y entorno. 1999, p.58, 4,80€
• Una propuesta para la limitación del crecimientourbanístico en la Sierra de Madrid. 1999. p.20, 1,80€
• Introducción de especies y consecuencias ambientales.1998. p.20, 1,80€
• Incendios por propiedad: 1961-1995. 1996, p.32, 2,40€
• Situación de los Parques Nacionales. 1998. p.24, 3,00€
• Manual del Plantabosques. 1996. p.14, 1,20€
• Red de Parques Nacionales. 1994. p.62, 3,00€
• Incidencia Pistas Forestales. 1991. p.20, 1,20€
VARIOS• Los delitos ecológicos. Guía Práctica. 2002, 3,00€
• Cuadernillos: Transporte y medio ambiente. 2001. p.40,3,00€
• Conclusiones Cumbre Ecologista Ibérica. 2000, 4,80€
• La OTAN y la limpieza étnica en los Balcanes: efectosambientales guerra de Yugoslavia. 1999. p. 20, 1,80€
L I B R O S
AGUA• El Plan Hidrológico a debate. P. Arrojo. Bakeaz 2001,24,04€
• Gestión alternativa del agua en la cuenca del Segura.Julia Martínez Fernández, 2000, 9,02€
• La eficiencia del agua en las ciudades. A. Estevan y V.Viñuales. Bakeaz, 2000, 15,03€
• Delta Ebro, sistema amenazado. Bakeaz,1999, 7,21€
• Aguas amenazadas, futuro empobrecido. J.N.Abramovitz. 1998, 5,41€
• De la noria a la bomba. J. Cruces, J.M. Hernández, G.López Sanz y J. Rosell. Ed Bakeaz, 1998, 15,03€
• El embalse de Itoiz, la razón o el poder. Mª J.y J.L.Beaumont, P. Arrojo y E. Bernal. Bakeaz, 1997, 13,82€
• El Genal Apresado; Agua y Planificación. Mª LuisaGómez. Bakeaz, 12,62€
• La nueva cultura del agua. F.J.Martinez. Bakeaz, 1997,7,21€
• Gestión del Agua en España y California. P. Arrojo y J.M.
Naredo 1997, 10,82€
• Reparto del agua: seguridad alimentaria, salud de losecosistemas y nueva política de la escasez. S. Postel.Bakeaz, 1997, 5,41€
• El abandono de los océanos: políticas para surecuperación. Peter Weber. Bakeaz, 1996, 5,41€
• Pérdidas netas: pesca, empleo y medio ambientemarino. P. Weber. Bakeaz, 1995, 5,41€
ANTIMILITARISMO• Presupuestos para el desarme. M. Renner. Bakeaz,1996, 5,41€
• Comida, no bombas: combatir hambre, crear comunidad.C. T. Lawewnce y K. McHenry. Talasa, 1992, 7,81€
CONTAMINACIÓN y RESIDUOS• Instrumentos económicos para la prevención y elreciclaje de los residuos urbanos. Dolores Romano y PabloBarrenechea. Bakeaz, 2001. 13,22€
• Reciclar los residuos orgánicos: de los contaminantesurbanos al recurso agrícola. Gary Gardner. Bakeaz, 5,41€
ESPACIOS Y ESPECIES• Deporte y naturaleza. Talasa, 2001, 11,87€
• Manual para defensa de los caminos tradicionales. H.Villalvilla. Talasa, 2000, 11,87€
• La Casa de Campo, Parque Histórico. L. de Vicente.Ecologistas en Acción, 2000, 9,02€
• Propagación de especies autóctonas y restauración dela vegetación natural, 1988, 2,40€
• Aves Carroñeras: actas II Congreso Internac. 1997, 9,02€
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MONTAÑAS• Pirineo Aragonés. Montaña de los hombres 29,50€
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• Cuentos de las montañas de cuento. Rosa Fernández-Arroyo, Desnivel, 2002, 11,00€
• Mujeres y montañas. Nacimiento del Pirineísmofemenino. Marta Iturralde. Desnivel, 2002, 11,50€
• El sentimiento de la montaña. Doscientos años de soledad.E. Martínez de Pisón y S. Álvaro. Desnivel, 2002, 31€
• La conservación de los ecosistemas y culturas demontaña. D. Denniston. Bakeaz, 1996, 5,41€
ÉTICA• El bulevar del Zope. J. Zabalza. Ekologistak Martxan,2000, 9,02€
• Red global: los ordenadores en una sociedad sostenible.John E. Young. Bakeaz, 1996, 5,41€
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• La hora de la partida. Halkane. Bakeaz, 1995, 5,41€
• Discriminación de género: un obstáculo para eldesarrollo sostenible. J.L. Jacobson. Bakeaz, 1994, 5,41€
GLOBALIZACIÓN• Informe Lúgano. Susan George. Icaria. 2001, 15,03€
• Globalización capitalista: luchas y resistencias. Virus,2001, 9,02€
• El mundo no es una mercancía. J. Bové y F. Dufour.2000, 12,02€
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VARIOS• La ciudad y los derechos humanos. Rosario del Caz,Pablo Gigosos, Manuel Saravia. Talasa, 2002. 9€
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Los ingresos obtenidos por su venta se dedicaníntegramente a la recuperación de las riberasdel río Jarama.