Post on 27-Jul-2020
EL PITAL:
UN TORRENTE FLUVIAL SUBTERRANEO
DE ANTAÑO
POR: WILFRIDO MENDOZA ROMERO LICENCIADO EN FILOSOFÍA Y LETRAS MIEMBRO DE LA ACADEMIA DE HISTORIA DE CÓRDOBA
Era víspera de Semana Santa. “Baja por toda la veinte hasta encontrarse con la variante – Troncal Nacional -, la veinte fue la calle más popular y una de las primeras en ser pavimentada en Planeta Rica, suba una cuadra, gira hacia la izquierda entrando por el parque de las patillas por allí mismo dobla y coja derecho, por una calle bien larga, sin mirar para otro lado porque se pierde y pasa por el Cementerio donde está enterrado el viejo Alejo Durán, siga caminando que allá en lo último en el fondo está El Pital”. Así son los mapas de rutas con las direcciones y nomenclaturas orales y la demosofía casera que nos entregan nuestras gentes del Caribe, como lo hizo la familia Ballesteros Romero. El Pital, es el Corazón de agua de Planeta Rica. Planeta Rica es un pueblo del San Jorge Cordobés de gentes laboriosas y emprendedoras, de toros bravos, de reinas y especialmente Cosmopolita. En ella se hizo famosa La Aguada de El Pital, hoy conocido como el Pozo de El Pital. Es el sabor con que se despierta Planeta Rica y los devotos acuosos en medio de la diacronía de una fe de un pueblo de raigambres nativas. El Pozo de El Pital se encuentra recostado sobre una falda arenosa y erosionada por el paso del tiempo donde se levantan grandes árboles frondosos e inmortalizados por aquellos usuarios acuáticos. A orillas de Planeta Rica está el Pozo Mayor, ese premio otorgado por la sabia y misteriosa naturaleza. El Pital es el nombre prístino según las narraciones orales es el que orienta y conduce el alma de los Planetarricenses en una tradición urbana y por cierto algunos consideran este longevo pozo como el progenitor de varias generaciones; fue descubierto hace mucho tiempo en un paraje montañoso y entre una espesa vegetación por la trashumancia y los vaqueros que trasladaban grandes lotes de ganado hacia las veredas circunvecinas como el Reparo, Pamplonita, Corea y para Medellín, estaba rodeado por muchas creencias sobre espantos. Los descubridores de la Aguada andaban en corredurías. Este lugar llamase por el hecho de tener una tupida zona de Maguey que es una planta silvestre que de su hoja se obtiene pita, la cual se usaba para coser y hacer amarres, de ahí lo llamativo y curioso de su toponimia: El Pital. Desde entonces día tras día los Planetarricenses fueron interiorizando este nuevo vocablo. Un importante descubrimiento en Planeta Rica, después de la Raicilla es El Pital, quien se ha convertido en tradición y ente emblemático de la región Sanjorgina. Lo real y maravilloso de El Pital está en sus entrañas. Es una fuente viva y constantes de aguas diáfanas que brotan desde los catorce metros de profundidad de donde se surten los ciento cincuenta Coches independientes por varias veces al día de un cargamento acuoso ventiao. El agua parece que jugara con los Cocheros porque conoce su idiosincrasia y sus formas de vida. El Pital es una de las maravillas que tiene Planeta Rica es un complejo de Pozos Integrados de aguas dulces
que corresponden al mismo número de los discípulos de Jesús, llamados apóstoles, es decir, son doce Pozos Abiertos, ubicados aproximadamente en una hectárea de terreno. Cuenta la historia oral que desde un manantial de lecho pedregoso que es la Madre de EL Pital y en lo más espeso de sus alrededores reinaba el misterio, las creencias fantásticas y sobrenaturales que atemorizaban a los pobladores, y luego con el pasar del tiempo se van construyendo en Leyendas de espantos y apariciones; como el pescadito brillante o dorado de esa fuente que le saltaba a todas las personas que llegaban en busca de sus aguas como protegiendo un enorme tesoro. Una creencia cuenta de las apariciones de una mujer vestida de blanco y despeinada que llamaba a los hombres que transitaban por dicho lugar, algunos comentan que los hombres quedaban encantados y que la aparición era una mujer foránea. Otra leyenda más palpitante y que tomó mayor fuerza entre los moradores es la que habla de un perro negro que perseguía a los hombres que caminaban por las noches. Dicha leyenda fue inmortalizada por el cantautor vallenato ya desaparecido Alejandro Durán Díaz, que en cuyos versos decía: Hay en Planeta un perro negro Tiene a la gente asustada El camina todo el pueblo Se esconde en la inmaculada. Hoy esta riqueza Popular y Literaria que recorre el mundo de la fantasía ha sido contada de una generación a otra y que ha llegado hasta nosotros por voces de los Mayores de todos: Manuel Pertúz, Carmen Soto, Ramiro Fuentes y Pedro Pablo Pérez; estas narraciones se han convertido en las más importantes del Pueblo Planetarricense y hacen parte de la tradición oral. El Pital es un punto abierto al Agua, al Crecimiento Poblacional y de tradición común. En la actualidad el sector de El Pital forma parte del Barrio La Inmaculada. Es Planeta de Agua. El cual se encuentra rodeado de la Hacienda La Abastecedora por todos los lados, menos por donde se prolonga el pueblo y a la vuelta de un recodo o Camino Real que comunica con la zona rural que va desde la esquina de La Inmaculada hasta los predios de la Hacienda con una mediana Cerca en mampostería que cubre todo su frente en una extensión de Cien metros y la pavimentación de su calle o camino principal, allí se encuentra El sector de El Pital. Es un Barrio oculto por lo espeso de la copa de los árboles, por encima se observan algunos techos envejecidos de zinc y eternit. El Pital tiene veinte casas como la Aldea de Macondo de Cien Años de Soledad no son de barro sino de ladrillos, las viviendas se ubican hacía abajo en las hondonadas que dividen el sector y allá en el fondo donde nació el Pozo juegan y se bañan los niños. El sector no tiene calles que se comuniquen internamente, su cartografía se limita a dos calles y entre el almohadón de hojas secas se levanta una vegetación de Guarumos, Mangos, Laureles, Caracolíes, Níspero Montañero, Guásimos, Majaguas, Corozos de lata y arroyero. En su población tradición encontramos las siguientes familias Pitaleras: Pertúz, Madrid, Pérez, Barrios, Saénz, Calderón, Naranjo, Arroyo, Oliveros, Brún y Ortega. Desde el sitio de nacimiento de esta pita mágica que es el cordón umbilical que une a los Planetarricenses brota torrencialmente como lágrimas de los dioses subterráneos la Mercancía de todos los Coche-Hídricos para ser transportados en trajinados tanques de plástico o hierro, y así, de manera ceremonial se da inicio a la diáspora cotidiana del agua. Todas las calles llevan a El Pital. Es el símbolo del líquido. A la hora del Alba se ve un desfile o caravana de humanos y equinos: Son los Cocheros, esas personas de gran sentido de convivencia que ruedan el sustento de sus núcleos familiares y halan los sueños y las esperanzas por las calles del pueblo, además, son expertos creadores de estribillos, muletillas y dichos de cocheros: “Aguaaaa Pitaleraaaa, la que fuerza en la Caderaaaa”. “Forastero que tome agua pitalera… en Planeta se queda”. Los dichos hacen historia.
A ellos que transitan con una herencia genérica y acuática las autoridades competentes les adeudan socialmente su reconocimiento: El Monumento al Cochero. Cada cultura tiene su ícono y sus creencias. El Pital es un lugar para vivir en el tiempo. Lo de la Cadera no sabemos, pero, si hay entre sus habitantes muchos hijos adoptivos y que representan o representaron dignamente a Planeta Rica, entre ellos: Carlos Alberto Jiménez Serna Fabio Eliécer Londoño Narváez
Petronio Rentería Mosquera
Gilberto Alejandro Durán Díaz Enrique díaz Miguel Emiro
Miguel Emiro Naranjo Montes
Enrique Díaz Tovar
Elvira Piña Valderrama
Narciso Pineda Palencia
Virginia Buendía León….
Todos somos Pitaleros. En el fondo las aguas de El Pital son un poema telúrico que emanan y se
mecen con la brisa fresca de los árboles de la montañita y son un canto húmedo por el rocío de la
naturaleza, de ahí que haya sido fuente de inspiración para muchos de sus hijos que conocen la
historia del Pozo Padre; los cuales rinden homenaje eterno con versos asonánticos:
“De la tierra en sus entrañas De entre rocas diamantinas Un fuente cristalina Cruza valles y montañas O blancas arenas bañas Ese hermoso manantial Aguas cual fuera el cristal Que encanta a todo poeta Es un castalia en planeta De esas aguas de El Pital”.
El decimero Rafael Pérez López, anuncia con su aliento poético el lugar geográfico y el embrujo de
las aguas de esas fuentes.
“El Pital…
Con su corazón inasible
Patrimonio común vivificante
De fluidez humanitaria”
El doctor José Manuel Vergara Contreras con su “Canto a mi Pueblo” que es un mensaje axiológico
a la añoranza de la Planeta Rica de ayer, saborea sus aguas puras con una lírica prosopopeya.
“Poblada por gentes de toda la Patria
Que ansiosas bebieron tu agua Pitalera”.
Dice la letra del Himno de Planeta Rica escrita por el Licenciado Fabio Eliécer Londoño Narváez,
ratificando la magia épica de lo pitalógico.
“El que a Planeta Rica llega
Lo más seguro es que se quede
La demora es que pruebe
Un vaso de agua Pitalera”.
La sentencia musical en esta cuarteta de la tradicional canción “Aguas Pitaleras” es permanente y
contundente para todos los visitantes, según el hijo de Centro Alegre el compositor Remberto
Martínez Suárez quien hizo la grabación en el año de 1986 con su grupo Grancombo, hoy este
pitalero es Director de Estudio y Grabación de Sayco-Montería.
El Pital debe quedar guardado en los resquicios de la memoria colectiva, ya que en Planeta Rica, en
cada casa y en un lugar especial está escrito su temático nombre; no debe permanecer solo en la
esquina donde nació sino afincarse también en la historia como las Cabelleras Medicinales de las
Raicillas que en épocas anteriores fueron destacadas o ser como la Luz del Poema de Luis Roberto
Mercado “La Luz Fluye Por La Casa” y también por la vecindad. Hoy sus aguas, líquido pital o vital
hacen parte de los aderezos semánticos Planetarricenses, al igual que el Quijotesco jumento
llamado por antonomasia El Yilé, ese Platero salta alambre del que habla Fernando Buelvas que
irrespetó a los cuatro vientos todos los códigos morales asnales. También cabe mencionar la
existencia física dentro de la cultura popular urbana unos personajes reconocidos y tradicionales
hoy legendarios por su dedicación y empeño dentro de la población flotante, entre los que se
encuentran: El Calilla, un avezado chofer de plaza, el Ché y su fritanga estacionaria y los famosos
y catedráticos petos de Jairo.
El Pital, es ícono de aquella antigua Planeta Rica de las costumbres, de las tradiciones, de los usos,
de aquel remanso de paz, de un significante que hizo resonancia y le dio reconocimiento a nivel
Nacional: LA BELLA Y CORDIAL o de esta moderna Planeta Rica con todos sus avances, desarrollo
y sus conductas sociales, pero El Pital no será relegado al olvido, es el nombre que los
Planetarricenses quieren con Letras Mayúsculas, entonces, es la ocasión que la trompeta de Miguel
Emiro Naranjo, la prosa de Fernando Buelvas David, la poesía de Luis Roberto Mercado, los versos
de José Manuel Vergara Contreras, las décimas de Víctor Zamora, los lampazos históricos de Fabio
Eliécer Londoño, los cuentos de Carlos Jiménez Serna, la voz tenor de Eder Burgos y la Corona de
Lucía Margarita Brún Brango nos contagien de alegría patrimonial de todas las riquezas tangibles e
intangibles del mosaico de roca o minúsculo paraíso de las aguas dulces.
Se comenta que es una condición del visitante conocer el Pozo de El Pital, saborear sus cristalinas
aguas y enterarse que Planeta Rica es Capital mundial de los Coches con cargamentos de aguas
Pitaleras. “En las madrugadas aquí el reloj son los Cocheros”, dicen los Celadores Pello el Pitalero
o Pedro Pérez Arroyo, Daniel Bedoya y Carlos Madrid mientras levantan las mangueras que
succionan el agua de las entrañas de la fuente. “Esto permanece cuidado, aseado y en completo
orden” manifiesta Manuel Miranda atizando el fogón de su fritanga.
Por otro lado, anotamos que si existe el rey del despecho, el rey del sentimiento y el rey de los
pueblos, también existe el rey de las aguas: El Pital. Y si el Pozo de Jacob estaba en Samaria el
Pozo de El Pital está en Planeta Rica. Dentro de las curiosidades de la taxonomía cultural regional
encontramos el Padre Nuestro Pitalero, que reza de la siguiente manera:
Pital nuestro
Que estás en Planeta
Saboreado sea tu nombre
Tenga para nosotros tu líquido
Aguase tu voluntad
En Planeta como en las entrañas.
Danos hoy nuestra agua cada día
Perdona las otras empresas
Como también nosotros refrescamos
A los que nos venden
No nos dejes padecer de la degustación
Y libamos del Pital
A miel.
Además hace presencia la Belleza Pitalera, no es casualidad que la naturaleza del Olímpo haya
salpicado a la Bella y Cordial sino que las aguas Pitaleras son benditas y sagradas, luego entonces,
tonifican, moldean y serpentean los rostros de las mujeres Planetarricenses haciéndolas más
hermosas, hasta convertirlas en verdaderas reinas de belleza, como sucede con la cétrica Familia
Brango que a sus mujeres les derramó Carisma y Encanto; habrán de recordar a: Lucía Margarita
Brún Brango, reina departamental de la Ganadería, del Turismo y Primera Princesa en el reinado de
Cartagena; Marcia Jones Brango, candidata departamental al reinado de Cartagena, abogada,
modelo y actriz; Adriana Brango Petro reina intercolegial de Planeta Rica y Blanca Brango Amaya,
reina de la Institución Educativa María Inmaculada de Planeta Rica y reina de la Simpatía en la
Institución Educativa Andrés Rodríguez de Sahagún. Por otro lado, Planeta Rica parece que
estuviera destinada a la institucionalización, a la apropiación y a la vocalización de varios léxicos
endógenos y representativos de grupos humanos a través de instancias locativas y empresariales
propias y foráneas, como se demuestra a continuación:
Rifa La Pitalera
Casa de Empeño El Pital
Abastos El Pital. En ese mismo rango tiene su Macondo, su Tairona, su Bochica, su Barú……
Pero, las curiosidades no cesan, estando en el amanuense de esta nota recibí una llamada para
darme la noticia que ha Planeta Rica había llegado el pescado más grande del mundo, que lo dijo un
transeúnte mientras se tomaba una fotografía con el ictíneo. ¡Ah! ahora recuerdo que en esos días
santos saboreamos las comidas y las bebidas típicas de la época y cumpliendo los sagrados
deberes religiosos yendo a misa a la Parroquia San Pedro Claver; pero, debemos recordar y
reconocer la urdimbre de la magia cultural de Planeta Rica, su majestad: El Pital.
La Fortuna Planeta Rica, Mayo de 2012