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El término "aríbalo" en la Arqueología Andina
Duccio Bonavia
La finalidad de este escrito es aclarar el término aríbalo (aryba/los) que se usa en la Arqueología Andina para nombrar a una de las formas clásicas de la alfarería incaica. La intención es, en primer lugar, dilucidar a quien se debe la introducción de esta palabra griega en la tipología cerámica peruana y luego, ver si la acepción es correcta.
Con respecto al primer punto hay diversas versiones y es importante establecer cual es la verdadera. Cuando Uhle ([1903] 2003: 113) trató el asunto, escribió: "A un tipo especial de cerámica, un vaso o frasco de gollete largo y delgado a base cónica (lámina 18, figura 1 [se trata de un aríbalo]) Hamy le dio el nombre de 'aríbalo' por su semejanza con ciertos antiguos tipos griegos.". Allí Uhle se refiere a su Nota 5 que dice: "Hamy, Galérie américaine texto hasta Nos 112 y 113 ". La referencia en su bibliografía es Hamy ( 1897). Como se verá más adelante, con esto Uhle demuestra no haber leído el trabajo de Hamy. Rojas Ponce (1948 :77) sefialó lo mismo al escribir que "[e]l nombre de aríbalo fue dado por el Director del Museo del Trocadero Dr. Hamy fundador de la sección Peruana, por su semejanza con los ceramios griegos de la misma forma.". El autor no sefiala su fuente de información, pero es probable que haya sido el escrito de Uhle.
Muelle (1938:32) trató también el asunto y apuntó al respecto: "Bingham, auxiliado por el Prof. Baur, adoptó para clasificar las formas incaicas, por su semejanza con las griegas, los términos de la arqueología clásica.". Sin embargo cuando se refiere concretamente a la vasija en cuestión, anotó: " ... arybá/lus, recipiente cerrado (conocido desde antes por este nombre) con cuello abocinado, panza dilatada, base cónica y dos asas verticales cerca de la base ... " (Muelle, Op.Cit.:32,34; el subrayado es nuestro). En primer lu-
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gar hay que decir que la forma correcta del término original es aryballos (Giovanna Bag- · nasco Gianni, in litteris 12.3.2006) pero lo más importante es que Muelle, sin citar la fuente, deja entender claramente que el nombre fue empleado antes de que lo usara Bingham, lo cual como veremos luego es correcto. Además al mencionar a Baur demuestra haber leído a Bingham.
El que nos da una información muy importante es lmbelloni (1963: 180) quien al tratar sobre el aríbalo escribió: "Se dio este nombre al mencionado modelo de cerámica por el conservador de la sala americana del Louvre hace más de un siglo, porque debió parecerle semejante al aryballos de fabricación griega. Recientemente el senador Bingham quiso seguir el ejemplo y propuso toda una nomenclatura helenística para distinguir las formas incaicas, a base de nombres como 'diota', 'phitos', 'pelike', etc ., que no tuvieron acog ida entre los arqueólogos y es un bien, dada la naturaleza artificiosa de la aplicación de estos nombres clásicos y la inevitable discordancia entre la serie helénica y la peruana." (el subrayado es nuestro). En efecto, Imbelloni se refiere sin duda a Longpérier, quien efectivamente fue Conservador del Museo del Louvre y que es , como lo demostraremos más adelante, el primero que emplea el término aríbalo para la forma inca.
Cuando Julien ( 1987-1989:7) trata el asunto, para su "Forma I a Botella [ Cuzco bottle]" es decir el aríbalo , anotó: "Bingham puso el nombre de aríbalo a esta forma (Bingham 1915, p.258 la-d; J.Rowe, 1944, p.48 Shape A)" . En primer lugar hay que decir que Julien demuestra referirse so lo a las ilustraciones de Bingham sin haber le ído el texto y en el caso de Rowe la cita es incorrecta, pues si bien en la página 48 está la ilustración del aríbalo, la descripción corresponde a la página 47. Además hay que señalar que el término "botella" es inapropiado, pues la primera acepción de la palabra, que es la única aplicable en nuestro caso, que da la Real Academia Española (2001,Tomo 2: 234) dice: "Yasija de cristal, vidrio o barro cocido u otro material con cuello estrecho, que sirve para contener líquidos .".
Pues bien, veamos lo que escribió Bingham. "Tanta de la alfarería Inca muestra una sorprendente semejanza con la de Grecia, Micenas, y Troya, que con la generosa ayuda y asistencia del Profesor Baur de la Universidad de Yate, he creído que es justificado tomar prestado y adaptar una cantidad de términos de la arqueología clásica. Me parece que ello sea claramente en nuestra ventaja en la Arqueología americana si nosotros usamos adondequiera que sea posible términos ya adoptados y convenidos por los estudiosos de la arqueología clásica. Al tomar una medida de esta naturaleza nadie comprende mejor que yo qué cantidad de errores pueden ocurrir y qué cantidad de oportunidades existen para mejoras ." (Bingham 1915:260). Pero inmediatamente añadió: " ... [l]a palabra aríbalo ha sido adoptada por algún tiempo sin objec ión como término descriptivo aplicado a la bien conocida vasija Inca en forma de botella [Sic. bottle] con labios, asas bajas, y base puntiaguda. Los nuevos términos que se proponen son ... " (Bingham Op.Cit.:271 ; el subrayado es nuestro). Esta última frase de Bingham es importante , pues si bien señaló que Baur lo ayudó para el empleo de la terminología griega, él sabía que la palabra aríbalo había sido adoptada antes "por algún tiempo" y que su propuesta fue para otros recip ientes .
Es lógico que Paul Víctor Christopher Baur fuera el que sugirió la terminolog ía griega a Bingham, pues él obtuvo su doctorado en la Universidad de Heidelberg en 1900 y
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enseñó Arqueología Clásica en la Universidad de Yale desde 1902 hasta 1940. Además ha sido Conservador en la Art Gallery de las colecciones de Arqueología Clásica en la mencionada institución desde 1913 hasta 1940 (Richard Burger, in litteris, 9.3.2006). Se desprende de la lectura del texto de Bingham que las sugerencias de Baur no incluyeron el término aríbalo, sino que fueron las referidas a las otras formas cerámicas incaicas . Lo que no hemos podido saber es si Baur leyó los trabajos de Hamy y Longpérier o hizo la sugerencia a Bingham por su propia iniciativa. Lo primero es más probable. De todos modos cuando posteriormente Bingham (1930: 122) usa la palabra aríbalo, se refiere a su trabajo de 1915 (Bingham Op. Cit.).
Los otros términos griegos que adoptó Bingham para la cerámica incaica han sido el de pélike, diota, pithos, hydrya, lebes, patera (vide Bingham, 1915: 263, Fig.47, 48 ; 270). Muelle ( 1938:34) se refiere a algunos de estos tipos.
Antes de demostrar que no fue Hamy el que usó por primera vez la denominación aríbalo, como bien lo ha señalado 1mbelloni (loco citato), hay que recordar que en su tiempo él fue un hombre que sobresalió y que entre otros cargos fue Director del Museo de Etnografía del Trocadero. Sobre su vida se puede consultar el escrito de Cordier ( 1913) y sobre su obra el Anónimo ( 1901 ). Hamy no vino nunca al Perú , pero estuvo en contacto con los exploradores y misioneros que depositaron colecciones sudamericanas en el Museo de Etnografía del Trocadero entre 1878 y 1908 (Días, 1991 : especialmente pp. 151, 163-164 y 207) y, como explica Pascal Riviale (in litteris, 27.3.2006), él " ... tuvo un conocimiento profundo de los campos de estudio de cada uno de estos exploradores que [además] conocía muy bien .". No hay que olvidar que Hamy ( 1882) revisó y publicó sobre la Co lección Macedo que fue llevada a Francia en 1881 y que fue el primero en publicar información (Hamy, 1898) sobre los ceramios de Nasca (Rowe 1960:30-31 ).
Pues bien , cuando en su trabajo de 1897 Hamy describió una"[ v ]asija en forma ele aríbalo de la gruta funeraria de San Sebastián (cerca del Cuzco)." , apuntó ad litteras: "Longpérier no ha vacilado en calificar con el término clásico de aríbalo ( 1) una serie de vasijas con fondo cónico y con asas laterales, descubiertas por Angrand en Yucay, a cuatro leguas al nordeste del Cuzco, y ofrecidos por este arqueólogo al Museo del Louvre en 1850 (2). Estos aríbalos del Perú recuerdan , en efecto, de cierta manera, los vasos antiguos de Italia a los que se les da habitualmente este nombre. Uno de ellos le parece incluso a Longpérier poder 'ser fácilmente confundido' con los que se encuentran en Corneto y en algunas otras localidades al norte de Roma (3) . Las analogías son aún más sorprendentes , si se compara los ceram íos de Yucay con algunos de origen Corintio descubiertos en Cerveteri, la antigua Caere, y sobre todo a las piezas de estilo geométrico de Ática de tipo Dipylon." (Hamy 1897:73). La cita ( 1) corresponde a Longpérier ( 1851: 100), la (2) es una descripción del sitio de Yucay basada en la obra de Garcilaso de la Vega y la (3) a Longpérier (Op.Cit. : 102). Hay que aclarar que Cometo o más exactamente Tarquinia, es una de las ciudades de la vieja Etruria en la Provincia de Viterbo en el Lazio. Y el término Dipylon es una clase de vasos áticos que toma este nombre por haber s ido encontrados en lá necrópolis de Atenas que se extendía fuera de la antigua puerta (Dipylon). Este tipo de vaso recuerda algo a los aríbalos , aunque su base es plana (vide Ojetti et al. 1941 :62, ilustración 271 ).
Hamy, además, en su "planche XXXVI 1, nº 111" representa la pieza que entregó
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Charles Wiener al Museo del Trocadero (Hamy 1897:73), que es un aríbalo cuyo dibujo está en la obra del viajero francés (Wiener [ 1880] 1993 :392; es la ilustración inferior).
Con respecto a Henry Adrién llamado Adrién de Longpérier (1816-1882) él fue Conservador de Antigüedades griegas, egipcias y romanas en el Museo del Louvre. Ahora bien, en su trabajo de 1851 describió varios aríbalos y usa el término "Alryballe" (Longpérier 185 J: 86, 87, 100, 1 O l , 102). La vasija Nº870 es un aríbalo procedente de Ollantaitambo y allí anota: "Esta vasija podría ser fácilmente confundida con aquellas que se encuentran en Cometo y en algunas otras localidades al norte de Roma." (Longpérier Op. Cit.: 102). Hay que aclarar que Longpérier pudo haberse confundido con las piezas de Cometo, Cerveteri y Ática que son todas del tipo Dipylon pero que son formas muy diversas al aríbalo y tienen una sola asa (Giovanna Bagnasco Gianni, in litteris 12.3 .2006).
Cuando Bingham ( 1930: 117) escribió sobre la alfarería de Machu Picchu él anotó que " ... se caracteriza por líneas simples, elegantes como las de la antigua Grecia." . Luego hizo una serie de disquisiciones sin sentido para tratar de explicar las diferencias entre la cerámica costeña y la serrana y el porqué de la preferencia de la decoración geométrica en el estilo inca y concluyó: " Posiblemente todo eso puede explicar las pinturas usadas en la decoración de la alfarería Inca que se parecen a la cultura de los Árabes más que a la de los Griegos, aún cuando la forma de los vasos es elegante como la de Grecia." (Bingham Op. Cit.: 122). Al referirse a la Fig. 71, tipo II que corresponde a los platos inca (los ppucus según Pardo [ 1939: Lámina 8]) dice: " Ellos se parecen un poco en su forma a la patera griega ... " (Bingham Op.Cit. : 132).
Rowe (1944: 47) al referirse a este asunto, anotó: " ... los nombres griegos de Bingham no han sido nunca aceptados, con la excepción de 'Aryballos' (nuestra Forma A), que es mejor abandonar. Para cualquiera que ha visto un aryballo griego, la comparación es fantástica ( ... Bingham 1915b [Nota bene: corresponde en nuestra bibliografía a Bingham 1915])".
Rowe definitivamente tuvo la razón, pues la palabra aríbalo "(en griego: saco, bolsa] [e]s una vasija pequeña de cerámica usada para aceite o perfume. La forma es normalmente globular, casi esférica o piriforme, con cuello que se estrecha y una sola asa. Así como para Askos , el término quizá ha sido tomado de los artefactos de cuero más antiguos ." (Whitehouse 1983: 31 ). Y luego en el mismo diccionario se añade: " El término es aplicado también para ciertas formas de cerámica Inca por su similitud." (Whitehouse loco citato ) . En efecto, en la obra clásica de Beltrán Martínez (s/f [ 1949]: 446) se dice que " ... aryballos .. . [ es una] forma de vaso para aceite y ungüentos ... " y su Fig. 298/ J 7 muestra un aríbalo que corresponde a la descripción de Whitehouse (loco citato). Una explicación muy parecida la encontramos en Bahn (2004:35) aunque se añade " .. . con dos pequeñas asas ... " lo que es un error. Pero en este caso no se menciona para nada a las vasijas incaicas.
Giacomo Merlo (in litteris 17.2.2006) nos ha explicado que "[a],:yballos en griego se refiere a una vasija de cuello estrecho. La palabra se compone de Aryo o ary to que quiere decir tomar con una copa y Bailo que significa verter. Entonces es una vasija que puede servir para tomar y para verter. Hay que tener presente que el aríbalo griego ti ene sobre la abertura un ensanchamiento que se parece a una copa o a una taza para qu e sea más apto para las dos funciones mencionadas. El étimo es por lo tanto explicable .". Por
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Figura 1
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b
En la parte izquierda (a) se muestra en forma esquemática el aryballos protocorintio al que nos referimos en el texto, que mide 6,3 cm. de altura. A la derecha (b) se puede ver en forma esquemática también uno de los aríbalos encontrados por Bingham en Machu Picchu. Mide 38 cm de altura y lo hemos escogido por ser un término medio. El dibujo ha sido hecho a escala para que se pueda apreciar que entre las dos formas no hay ningún parecido y que el tamaño es muy diferente .
otro lado Giovanna Bagnasco Gianni (in litteris 9.3.2006; 12.3.2006) al observar a los aríbalos incaicos nos ha comentado que "[l]os aríbaloides protocorintios y corintios (del último cuarto del Vlll siglo y después) no tienen nunca dos asas en el cuerpo, sino solo una que une el borde con la parte superior del cuerpo." Y luego añadió: "Ningún aryballos (ni de importación de Grecia ni imitado en Italia) tiene asas en el cuerpo .". Para los efectos del cas<l> nos ha remitido una ilustración que reproducimos (Fig. 1 a) tomada de Cazzola (2002) y que corresponde a la Fig. 1, n.53 (363) (Pieza de Civiche Raccolte Archeologiche e Numismatiche, Museo Archeologico.Milano. Nº de inventario A.0 .9.21659). Y luego la misma Bagnasco Gianni (in litteris 11.4.2006) añade que "[l]a característica prin-
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cipal del aryballos (protocorintio, corintio , etrusco-corintio) es tener dimensiones redu~ cidas (aproximadamente I O cm. de altura como máximo)" .
Hay que señalar además , que los aryba/los griegos son diferentes a los protocorintios. Para los efectos del caso se puede comparar el que ilustramos en la Fig. la con el que muestra Beltrán Martínez (s/f [ 1949]:445) en su Fig. 298, 17. Los recipientes griegos eran utilizados por los atletas para llevar aceite al gimnasio y untarse antes de los ejercicios.
Los otros términos propuestos por Bingham y que por suerte no han sido aceptados por los arqueólogos peruanistas, no tienen tampoco ningún sentido . No es el caso de entrar en detalles , pero consideramos importante indicar al lector algunas referencias, para que pueda darse cuenta de cuanto afirmamos. Con respecto a la formapé/ike de Bingham (1915:263 , Fig.47, 270) comparar con la Fig. 297, 1 de Beltrán Martínez (s/f [1949]) . En lo que se refiere a la forma diota (Bingham Op. Cit. :263,Fig.48), la aplicación de este término tampoco tiene sentido. Pues se trata de un jarro con dos asas , más conocido como ánfora (Conte et al. 2001 :320). El término es poco usado en latín y viene del griego diwtos (Funari 2000 : 109). En el caso de hydria bastará comparar la Fig. 48 (9a) de Bingham ( Op. Cit.: 263) con la que se ilustra en la página 213 de Bahn (2004) y se verá que no hay punto de comparación. Con relación a la forma Jebes de Bingham (Op.Cit.:264, Fig.47) e l parecido con la forma original no existe . l ebes o /ebete es un vaso griego de la Magna Grecia y corresponde a una palangana o un bacín de forma troncocónica con tapa y dos asas verticales (Conte et al. 2001 :683). Finalmente la patera (Bingham Op.Cit. : 270, Fig.47) es romana y el término corresponde a una copa poco profunda que sobre el fondo presenta una pequeña elevación en forma de ombligo. Ha sido usada por los romanos en las libaciones sacrificiales y corresponde a la phi ale de los griegos. (Vide Conte et al.2001 :864; Bahn 2004: 376).
Llama mucho la atención que Uhle, que tuvo una preparación europea en la que no pudo no tener cierta familiaridad con la arqueología clásica, en la conferencia que dictara el 16 de mayo de 1923 en la Universidad Central de Quito, al tratar de las convergencias entre " ... numerosos tipos de cultura, pero en materia de detalle más que de tipo de cada civilización particular como un todo." , haya podido afirmar que "[u]na de las más sorprendentes convergencias es la de la forma, técnica de manufactura, carácter, y detalle que se presentan en ciertas vasijas grandes de cerámica hechas en Ática en Grecia en la octava centuria a.c. las cuales a pesar de la peculiaridad del estilo y de infinitas complicaciones de los detalles de la decoración, son tan similares a las correspondientes vasijas Inca que sería muy fácil tomar una por otra." (Uhle, 1924, 1954:69). Este concepto ha sido seguido por muchos arqueólogos, por ejemplo por Kauffmann ( 1978:726) aunque es verdad que él indica una " .. . lejana remembranza al aryballos griego.". Pero es interesante notar cuán profunda ha sido esta influencia, que hasta estudiosos como Pardo (1938: 19) que trató más bien de imponer una terminología indígena, no se pudo librar de ella y al describir las makas , es decir el término que como veremos él le atribuye al aríbalo, haya escrito que " .. . son de una esbeltez ática" .
Pocos especialistas se han pronunciado en contra del uso del término aríbalo . lnbelloni (1963 : 180) escribió que "[t]ambién el bautizo del aríbalo no fue del todo feliz, pero ahora este nombre se ha impuesto en el uso y conviene conservarlo porque nos ayuda a entendernos exactamente y con brevedad.". Morris y Thompson (1985 :76) por su parte
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señalaron que "[e]I uso del término 'aríbaloide' para estas vasijas es inapropiado, dado que ellas difieren sustancialmente de las vasijas griegas que llevan este nombre.". Estos autores tienen toda la razón y la diferencia se puede apreciar en nuestra Fig. l comparando a con b. Efectivamente, como bien lo señalara lmbelloni, el término se ha impuesto y será difícil desterrarlo y es usado por casi todos los especialistas (v.g. Kauffmann [1978 :726), Masan [1962:Lámina 30), Muelle [1938:34)).
Entre los que se han resistido al uso de este helenismo, tenemos a Schmidt ( 1929:349) que al describir dos aríbalos dijo : "Grandes jarras de cerámica ... " y "Vasija cerámica" . Y luego cuando señaló el origen y definió las piezas, al referirse a una de las ilustraciones mencionadas, apuntó "jarra de agua" (Schmidt Op.Cit.:592). Por su parte Rowe ( 1946:243) prefirió usar el término "jar" es decir cántaro, aunque el editor al describir un aríbalo en la Lámina 77a del Handbook of South American lndians no siguió sus indicaciones y empleó el término "[c]ántaro aryballoide policromo" . Hemos visto que Julien ( 1987-1989:7) tampoco acepta el termino griego y para su Forma I a usa la palabra "Cuzco bottle", es decir botella que, como ya lo hemos señalado es inapropiado. Disselhoffy Linné (1961:242) al describir la Fig. 51 que es un aríbalo, la definieron como "[á]nfora inca" y al referirse a la cerámica incaica indicaron que " ... la más típica es ciertamente el ánfora en punta". (Disselhoff y Linné, Op. Cit. : 250).
Cuando Pardo en los años 30 del siglo pasado intentó hacer una tipología de la cerámica incaica, aplicando una terminología quechua, opinó que " ... existe una marcada confusión acerca de los verdaderos nombres con que se denominan a los diversos objetos de cerámica de la época incaica.". Y él consideró haberles atribuido " ... su verdadero nombre." (Pardo 1939: 25). En el trabajo de Pardo hay sin embargo una grave contradicción, pues indica que para la decoración de las vasijas él siguió a Philip Means y para la forma a Bingham. En el mencionado estudio no hay bibliografía, de modo que no tenemos la seguridad a cuales trabajos de estos autores se quiso referir Pardo, pero podemos suponer que en el caso de Means ha sido su escrito de 1917 y en el de Bingham las obras ya mencionadas de 1915 y 1930. Basándose en estos autores, él reunió a la cerámica incaica en dos grandes grupos, pues consideró que su clasificación es "bastante satisfactoria" y por eso la adoptó pero " ... introduciendo nuevos aportes". (Pardo 1938:3).
En lo que se refiere a los aríbalos, los subdividió en cuatro sub-categorías: grandes (96 cm . de altura), medianos (59 cm. de altura), pequeños (50 cm. de altura) y diminutos ( 45 cm. de altura) señalando que las medidas son "por término medio" . Si bien no hemos podido hacer un estudio de esta naturaleza para controlar los datos de Pardo, tenemos la impresión que ellos son imprecisos. De todos modos para que el lector pueda tener una idea, recordaremos que los aríbalos procedentes de Sacsahuaman, que estudió Julien (1987-1989:18) miden 18,7 cm. y 18,3 cm. de altura. Los que encontró Bingham en Machu Picchu, miden respectivamente 21 cm., 38 cm ., 25 cm. y ca. 65 cm. de altura (Bingham, 1930: Fig. 73a, 121; Fig.74, 121 ; Fig.81a, 126; Fig.81 b, 126).
John Rowe, sin ninguna duda uno de los más grandes especialistas en la cultura incaica, era de la opinión que "{/}as definiciones de Pardo son inservibles ... ". (Rowe 1944:47). Además él revisó los nombres quechuas propuestos por este (Pardo 1937, 1939) y consideró que el problema era tan complicado, que necesitaba un estudio especial que desafortunadamente nunca se hizo. Sólo indicó que "[l]as únicas formas para las que los
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antiguos nombres son definitivamente conocidos son para el plato, Forma G [Fig. 18, 48], llamada Pucu (P'oko), y una copa alta, Kero (Qiro), Forma I [Fig. 18, 48] ... " (Rowe loco citato).
A pesar que la única finalidad de este estudio ha sido la de aclarar a quien en verdad se debe el empleo de la palabra griega aríbalo para definir a la forma más típica de la cerámica incaica, queremos señalar brevemente cuales son los términos inc:iígenas que se ha propuesto. En este sentido consideramos que no estamos en condiciones de seña lar cual es el más apropiado, pues ello escapa de nuestra especialidad y sobre esto deberán pronunciarse los lingüistas .
Para el aríbalo, Pardo (1938:4) propuso el término makas, pues según é l esa fue " ... su denominación en la época incaica y que supervive hasta el presente.". Añadió qu e esta palabra se aplica "[ d]e un modo general a todo recipiente de gran tamaño hecho en arcilla. Los aborígenes del Departamento del Cuzco, los llaman así i en este caso con más propiedad a los arríbalos.". Hay que señalar que para González Holguin ([ 1608] 1989:220), maceas significa "cántaro mediano" . Sin embargo en este caso hay una contradicción pues en el mismo diccionario bajo el término "Cántaro mayor" se dice "Macas" (González Holguin Op.Cit.: 446).
Ramiro Matos (Comunicación personal 29.4.2006) por su parte , nos ha informado que en la actua lidad los indígenas de la zona del Cuzco para fines comerciales con los turistas, han adoptado el término aríbalo e incluso pretenden que es de origen quechua o aymara.
Muelle (1938:34) trató también e l asunto y apuntó que "[e]n función de la forma , los ceramios se llaman en quechua .. . " con diferentes nombres y dijo que " ... urpu, [es] e l aríbalo de cuello estrecho ... ". Stone-Miller ( 1995:Fig.180, 125) al describir un aríbalo señaló "[u]n urpu Inca ( ... previamente llamado aríbalo por su semejanza a un tipo de vasija griega)" . Según González Holguin (Op.Cit. :357) "Urppu" es un "Cantara muy grande mayor que ttico" .
Hemos conversado sobre el particular con Jorge Flores Ochoa (Comunicación personal 13.10.2006 y 8.8.2007) y é l es de la opinión que aríbalo en quechua es púyñu, término que es usado también para vasijas parecidas con base simi lar a la del aríbalo. Es interesante que Manuel Chávez Bailón, que fue uno de los mayores conocedores de la cul tura incaica, al decir de Kauffmann ( 1978:726) pensaba lo mismo. En efecto él escribió que al referirse al aríbalo: "M . Chávez B. lo sindica con mayor precisión [con respecto a l término griego] como el Inca p'uyñun". Para González Holguin (Op.Cit.:299) e l término "Ppuyñu" es simplemente "Cántaro mediano".
Finalmente queremos llamar la atención sobre un hecho muy concreto, nos referimos a las palabras que junta González Holguin ( Op. Cit. :446) en su diccionario y que nos sugiere que en la terminología quechua más que la forma tenía significado el tamaño de los recipientes . En efecto él escribió que "Cantaro generalm ente Puyñu" . "Cantaro mayor, Macas" , "Cantaro mayor que este . Tteco", "Cantaro mayor que este . Urpu" , "Tinajon mayor que todos , macma". Sin embargo, como señalé, en este diccíonario hay algunas contradicciones, pues para la palabra "Maceas" se dice que es "Cantaro mediano" (González Holguin , Op. Cit. :220) y para "Ppuyñu" "Cantaro mediano" también (González Holguin Op.Cit. :299). "Macma" es "Tinajon grande de chicha" (González Holguin Op.Cit. :224) pero cuando se refiere a "Tinajón grande" se dice simplemente "Makma" (González Holguin Op.Cit. 680).
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Para concluir, creemos que no hay ninguna duda que es Longpérier el que en 1851 utilizó por primera vez el término griego aríbalo para una de las formas más típicas de la cerámica incaica, el cual luego fue difundido por Hamy. Definitivamente la palabra ha sido mal empleada, pues el parecido en forma y tamaño del tipo incaico, como se ha visto, no corresponde al griego ni a las copias de este que han sido adoptadas en la península italiana. Pero como bien lo ha dicho Imbelloni (loco citato), la palabra ha entrado no solo en el habla especializada sino también en la común y tratar de eliminarla y sustituirla sería prácticamente imposible.
Nota. Todos los textos en idiomas extranjeros han sido traducidos por el autor, con la sola excepción del alemán que lo ha sido por Elmo León.
Agradecimientos. Un agradecimiento muy especial le debemos a Veronique Wright que tuvo la gentileza de ayudarnos en conseguir los escritos de Longpérier y Hamy. Además sin la colaboración de Antonio Aimi, Giacomo Merlo, Giovanna Bagnasco Gianni, Jorge Flores Ochoa, Ramiro Matos Mendieta, Anne-Marie Brougere, Pascal Riviale, Jean-Pierre Chaumeil y Richard Burger, este artículo no pudiera haberse escrito. A todos ellos expresamos nuestra gratitud.
El dibujo de la Figura Nº 1 es obra de Caroline Aguirre a la que expresamos nuestro reconocimiento.
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Duccio Bonavia Academia Nacional ,le la Historia
dbonavia@erra.compe
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Obras citadas Anónimo
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