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Elaboración y Exposición del mensaje
(Homiletica)
Índice del tema.
Introducción.
Concepto de homiletica.
Recorrido histórico.
Fundamentos teológicos en la homiletica.
La homiletica y el arte de comunicar.
La homiletica exige preparación y conocimiento.
Como preparar una predicación.
Modelo del predicador.
Tipos de mensajes.
Partes de un mensaje.
Ejemplo de un mensaje.
Grandes predicadores de la época.
Conclusión.
Bibliografía.
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Introducción.
En la siguiente investigación tratamos un tema que esta entrelazado y además
constituye el énfasis del evangelio como es la elaboración y exposición de un
mensaje que Dios nos quiera transmitir, al nivel de comprensión de las personas.
Dios siempre será claro y discreto respecto a lo que quiere transmitirnos a través de
sus palabras en labios de hombres y mujeres ungidos por Dios para revelarnos su
voluntad y su propósito.
Dios siempre escogerá el canal o medio adecuado para transmitir un mensaje. Ya
que emplea su palabra escrita, una profecía, una visión, siempre lo hará de manera
tal que usted logre atrapar sin mayores dificultades lo que quiere enseñarnos.
Es expresión del pensamiento para hacerlo más claro y fácil de entender. El
predicador necesita conocer el proceso que lo llevara a realizar un bosquejo, es allí
donde la homiletica toma su importancia ya que es como el arte de organizar los
pensamientos para expresarlos en un orden lógico.
El apóstol Pablo aconseja a Timoteo: “Que prediques la palabra; Que instes a
tiempo y fuera de tiempo; Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y
enseñanza.
2da Timoteo 4:2
Concepto de homiletica.
Homiletica es el arte y ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la palabra
de Dios. Se estudia cómo organizar el material, preparar el bosquejo y predicar
efectivamente. Presenta a través del estudio de sermones ejemplares un modelo útil
para los que empiezan a lanzarse al difícil arte de la predicación, mostrando como
decir las cosas de un modo claro y concreto.
Recorrido histórico.
La predicación es uno de los puntos centrales del cristianismo, constituye uno de los
énfasis del evangelio. Somos embajadores de la Palabra de Dios. Nuestro más claro
ejemplo se remonta a Jesús, como el predicador itinerante por excelencia.
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Tras su muerte y su resurrección, en Pentecostés comenzará lo que constituyó la
prioridad en la vida y ministerio de los apóstoles, llevar el evangelio a las naciones.
Pablo fue un ejemplo de una vida dedicada a llevar el mensaje del evangelio con
pasión.
Los primeros padres de la iglesia también compartieron esta tarea junto
a obispos, diáconos maestros,…entre ellos, Justino Mártir en el s.II con sus escritos
apologéticos, también Tertuliano y el padre griego Ireneo, Obispo de Lyon.
Después del concilio de Nicea, en el siglo IV uno de los más relevantes fue Juan
Crisóstomo en Oriente, que defendía la enseñanza de la Palabra de Dios como la
única medicina que podía curar y ayudar al hombre, y Agustín en Occidente.
En el siglo IX se le dio otro impulso a la predicación gracias a las Órdenes
mendicantes, con frailes y predicadores como Francisco y Domingo. Tras ellos y
como precursor de la reforma John Wycliffe resurge con un nuevo énfasis en la
Biblia como única autoridad de fe y conducta, a este se le unió el humanista Erasmo
cuyas afirmaciones fueron respaldadas por Lutero el gran predicador y ejecutor de la
Reforma Protestante. Calvino fue otro de los reformadores importantes en la zona
continental. Esta línea continuó con los puritanos y evangélicos. Entre los puritanos
se destaca Baxter que comenzó a discipular familias y a predicar desde el púlpito.
A este le siguió unos años después Cotton Mather, y más tarde John Wesley. Otro
predicador reconocido de la época fueron Whitefield y Charles Simeon. Durante el
siglo XIX aparecieron predicadores como Robertson y Spurgeon que defendieron el
lugar preeminente del púlpito.
Nuestro siglo comenzó concediendo relevancia a la predicación pero con el estallido
de la Primera Guerra Mundial el panorama general se vio ensombrecido, aunque
teólogos como Kart Barth dieron un nuevo aire de realidad y relevancia a la Palabra.
Bonhoeffer fue otro de los teólogos que enfatizaron sobre la predicación.
Después de la Segunda Guerra Mundial, y a partir de las décadas de los 60-70-80
cada vez más el escepticismo fue ganando terreno y la predicación fue quedándose
en algo obsoleto de extraño lenguaje. A pesar de todos los episodios de ataques,
críticas, y censuras a la predicación de la Palabra a lo largo de dos mil años de
historia, hemos visto como se ha mantenido en pie, como han surgido personas que
han aportado nuevos impulsos a esta importante tarea. Es bueno mirar al pasado
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para ayudarnos a evaluar nuestro presente para poder modificar y mejorar nuestro
mañana.
Fundamentos teológicos en la homiletica.
Una verdadera predicación es aquella fundamentada en una correcta teología, la
metodología debe ser el segundo paso pero nunca puede sustituir al primero, este
capítulo nos da cinco motivos.
Convicción acerca de Dios.
Su presencia real como la luz que ilumina a toda persona en todo lugar, como aquel
que dio el primer pasó de reconciliación y como aquel que habla y se revela al
hombre.
Convicción acerca de las Escrituras.
La Biblia es la Palabra de Dios escrita, mediante la cual Diso sigue comunicándose y
hablando a su pueblo hoy. Las Escrituras tienen poder de transformar y salvar vidas,
la Palabra de Dios sigue impactando en el que la escucha.
Convicción acerca de la Iglesia.
Existe una relación de dependencia directa entre la iglesia (como creación de Dios) y
la Palabra misma de Dios. La vida de la Iglesia, su avivamiento está ligado
completamente a la vida de la Palabra de Dios en ella, a un avivamiento de la
predicación.
Convicción de la labor pastoral.
Es tarea del pastor alimentar al rebaño. El ministro o pastor tiene la tarea de
enseñar, es por tanto básicamente maestro en la iglesia. Este anuncio de la Palabra
se lleva a cabo de distintas formas.
Convicción acerca de la predicación.
Al leer la Palabra de Dios y exponerla para dar claridad a lo que parece oscuro,
ayudamos a entender para que el mensaje de Dios adquiera sentido real al que lo
escucha. Este es el mensaje expositivo que nos propone este capítulo para la
predicación.
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Hablar con fidelidad e integridad de lo que dice textualmente Dios e vitando mis
propios argumentos sobre las cosas.
Si tenemos estas convicciones claras será posible recuperar la pasión por la tarea
de exponer y anunciar la Palabra de Dios.
La homiletica y el arte de comunicar.
La predicación va más allá de la mera exposición de las Escrituras. Intenta ofrecer
una aplicación actual al hombre y a la mujer de hoy. Busca establecer puentes de
comunicación. Los dos mil años de distancia entre el texto Bíblico y nosotros como
lectores hoy forman un verdadero abismo cultural. Por ello es importante exponer y
aplicar lo expuesto.
Debemos evitar caer en ser demasiados conservadores, debemos ser
contemporáneos a la vez que fieles a las verdades Bíblicas para no caer en el
liberalismo extremo. Para integrar lo Bíblico con lo contemporáneo debemos
sumergirnos en el mundo de hace dos mil años, para poder dialogar con él, y
realizar una exégesis acertada.
Al predicar nos movemos en unos precedentes históricos y Bíblicos, para llegar a
una realidad ultramoderna de hoy.
En Cristo tenemos una muestra de plenitud. La predicación sobre Jesús sigue
siendo atractiva, impactante y transformadora. Cristo irrumpe en la historia antigua,
nació, vivió y murió, sin embargo es contemporáneo porque ha día de hoy sigue
vivo, dando sentido a nuestra fe y esperanza.
En nuestra predicación sobre temas éticos, tanto personales como familiares o de la
comunidad cristiana (la iglesia) es importante establecer como punto de inflexión
unas máximas dadas por Jesús y no todo un sistema legalista de mínimas. Tampoco
deberíamos olvidar abordar temas sociales y políticos que nos atañen a todos y que
están presentes en nuestro día a día.
Debemos capacitar y preparar a las personas a poder enfrentarse a toda esta
infinidad de cuestiones de carácter sumamente cotidiano e importante y muchas
veces por ello controvertido. Desde el púlpito al exponer y aplicar lo que la Palabra
de Dios dice (no mis propias opiniones)
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Se busca capacitar a las personas dándole herramientas basadas en verdades
bíblicas para que por medio de un análisis crítico cada uno pueda llegar a sus
propias conclusiones desde una mente abierta y a su vez madura en el conocimiento
real de Cristo frente a un mundo que trata de manipular nuestra voluntad y llevar al
límite nuestras creencias y argumentos.
La integridad ante la Palabra de Dios nos debe llevar a examinar nuestra realidad
hoy por compleja que parezca a veces buscando formar en la iglesia hombres y
mujeres que conocen e intentan vivir diariamente en nuestro mundo real pero bajo
las enseñanzas del Maestro, bajo los valores del reino de Dios.
La homiletica exige preparación y conocimiento.
La construcción de puentes entre estos dos mundos nos lleva sin duda a la
necesidad de explorar ambas realidades. El estudio serio de las Escrituras es la
herramienta más valiosa e imprescindible que tenemos a la hora de explorar nuestra
realidad espiritual. Este estudio de la Biblia tiene muchos matices, en este capítulo
se señalan 3 aspectos importantes a tener en cuenta: debe ser un estudio completo,
abierto y expectante.
En cuanto a nuestro estudio contemporáneo de los avances y realidades que se
viven a nuestro alrededor es vital a la hora de comprender la realidad a la que nos
enfrentamos diariamente, además significa dar vida, actualidad, relevancia práctica e
impacto a nuestra predicación. Penetrar en el mundo real y cotidiano de las
personas que forman nuestro auditorio debe ser una tarea imprescindible.
Como preparar una predicación.
Existen distintos métodos a la hora de preparar un sermón, la exposición de la
Palabra puede estructurarse siguiendo diferentes opciones, lo realmente importante
es que toda predicación debe constar de una preparación previa.
De una u otra forma señalar la conveniencia de pasar por 6 puntos en la preparación
del mensaje a exponer.
1. Escoger el texto. Siguiendo el calendario anual litúrgico se nos proponen
distintos temas y textos relacionados. Según factores externos como
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acontecimientos sociales del momento, noticias de actualidad, temas de
discusión popular,…
También podemos guiarnos por factores pastorales, haciendo frente a las
necesidades que se identifican en la vida de la iglesia. Otro factor sería el
personal, aquellas enseñanzas que nos hemos aplicado personalmente y que
estamos viviendo.
2. Meditar al respecto. Sumergirnos en la reflexión y maduración de las ideas que
nos evoca el texto escogido. Profundizar en su significado en el pasado y su
mensaje para hoy.
¿Qué significó para el redactor del texto? ¿Y para los lectores contemporáneos?
¿Qué dice?¿Cuál es su mensaje para hoy?
Anotando todas las ideas extraídas de la meditación mediante la oración y
estudio del texto.
3. Determinar la idea central. Continuar meditando para discriminar cual es el
énfasis, el tema principal, la idea central. Es conveniente que la predicación
tenga un solo objetivo.
4. Distribuir el material de modo que refuerce la idea principal. Dar forma a todas
las ideas recogidas para que el resto de detalles que ofrezcamos en la
predicación, ayuden a fijar esta idea principal. Existen distintas formas de
establecer el esqueleto o estructura. También es vital el uso que hagamos del
vocabulario. Las palabras deben aportar simplicidad y claridad al mensaje,
siendo sinceras, y sin exageraciones. Será útil usar ilustraciones.
5. Agregar la introducción y la conclusión. Anunciar lo que se va a exponer de
forma que captemos el interés del auditorio y recapitular lo expuesto incluyendo
aplicación y persuasión que interpele y exija respuesta, cambio y renovación real.
6. Redactar el mensaje y orar al respecto. Para no caer en una improvisación
excesiva es importante poner por escrito el mensaje, pero evitando caer en una
lectura palabra por palabra. La oración debe estar presente
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Modelo de predicador.
Tanto el predicador como la predicación deben sujetarse a un modelo de sinceridad
y seriedad. En la predicación no solo es importante lo que se dice con palabras y el
cómo se expone el mensaje, sino que hay una parte del sermón que se predica
antes de comenzar a hablar y es como hemos comentado en clase la propia vida del
que habla. No solo predicamos con palabras sino que nuestra vida habla, y de esa
parte ya predicada antes de comenzar nuestro sermón, lo que somos, es sobre lo
que nos hace reflexionar este capítulo.
En concreto trata dos aspectos vitales que conforman la persona del predicador, la
sinceridad y la seriedad.
Pero no como cosas que puedan añadirse de forma artificial al currículo del
predicador sino que son características que surgen de la misma esencia de lo que
somos, y que por tanto condicionan y afectan a lo que decimos, hacemos y
transmitimos. No hay cosa peor y que se critique más en los evangelios que la
hipocresía. La sinceridad de un predicador consta de dos aspectos: habla en serio al
estar en el púlpito y practica lo que dice cuando no está allí.
Ser auténticos y transparentes con nosotros mismos, con Dios y con nuestros
hermanos es vital a la hora de evitar caer en una vida, un ministerio o una
predicación que se reduzca a la mera interpretación de un papel o una caricatura.
La seriedad va un paso más allá que la sinceridad. Es un nivel todavía más profundo
que afecta a nuestros sentimientos. Que nos lleva a expresarnos según nuestro
temperamento con una mayor o menor intensidad, poniendo al descubierto que lo
que decimos nos afecta hasta llegar a lo más íntimo de nuestro corazón.
Concediéndole a las palabras un valor de solemnidad, y emotividad que les aporte
trascendencia.
La pasión al tratar temas serios desde el púlpito no está reñida necesariamente con
el humor. El humor puede tener cabida en el mensaje, hay un tiempo para todo pero
debemos ser cuidadosos en no caer en el sarcasmo o la frivolidad.
En cuanto a la duración de la predicación. Hay multitud de opiniones y costumbres
dependiendo de la cultura, el nivel de madurez del auditorio, la ocasión y tema a
tratar, etc. por ello es importante saber a qué auditorio nos dirigimos y sobre todo
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que nuestra predicación no sea pesada, que siempre deje la sensación del que
escucha de querer oír más.
Tipos de mensajes.
Mensaje: Es un discurso sistemático, basado en verdades bíblicas, pronunciado por
un predicador y dirigido a un auditorio o publico.
Objetivos o propósitos de un mensaje.
Enseñar las verdades bíblicas.
Convencer al incrédulo.
Fortalecer al débil en la fe.
Corregir al extraviado.
Estimular al creyente en la práctica de las virtudes cristianas etc.
Tipos de mensajes.
Los especialistas en homiletica mencionan diversos tipos de sermones.
Simplificando, cualquier sermón podrían incluirse dentro de algunos de los tres
principales siguientes y sus divisiones.
1) Temático:
Temático Doctrinal
Temático de Estudio Bíblico
Temático de Testimonio
Según el enfoque del predicador y por el texto utilizado, algunos sermones de
carácter doctrinal, profético, histórico, biográfico, de testimonio, etc. podrían
clasificarse indistintamente dentro de los Temáticos o dentro de los Expositivos.
2) Textual:
Textual Ilativo
Textual Analítico
Textual Analítico Invertido
Textual Analítico Expositivo
Textual Sintético
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3) Expositivo:
Expositivo Narrativo
Expositivo Analítico
Expositivo Sintético
1) Temático: El predicador presenta un tema bíblico, sin seguir las pautas de un
versículo específico, sino el conjunto de enseñanzas bíblicas sobre el tema, tópico
o asunto a tratar. En sermones temáticos, un versículo puede servir de base, pero
no de armazón para todo el conjunto.
Temático Doctrinal: Se toma una idea o doctrina bíblica y se extracta. Servirán de
apoyo varios versículos claves que hablen del asunto. Este sermón es apropiado
para presentar argumentos a posteriori, o de efecto a causa.
Temático de Estudio Bíblico: Igual que el anterior, pero en este caso, el
discurso se estructura planteando y respondiendo preguntas en torno a un tópico
bíblico.
Temático de Testimonio: El predicador explica el testimonio personal de su
conversión o de alguien conocido por él. Puede ser también el relato de un
episodio significativo de su vida cristiana. Con los testimonios personales se
honra al Señor, se reconoce su poder, misericordia, etc. y se estimula a los
creyentes en la práctica de la fe, la esperanza, el amor y la obediencia.
2) Mensaje textual: Consiste en escoger un versículo, unos pocos, o parte de un
versículo. El texto es presentado y comentado a la luz del contexto, y también de
otros pasajes bíblicos.
Textual Ilativo: Se comenta el texto por ilación. Es decir: se relacionan y enlazan
las ideas.
Textual Analítico: Cada palabra del texto es analizada como un pequeño tema.
Textual Analítico Invertido: Se analiza invirtiendo o variando las frases del texto.
Textual Analítico Expositivo: Cuando el texto es largo, o hay porciones de
varios versículos, se toman para exponer especialmente las partes relacionadas
con el tema que se está tratando.
Textual Sintético: Un solo versículo o parte de él sirve de inspiración.
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El predicador no sigue las mismas palabras del texto, ni en forma ilativa, ni por
frases analíticas; pero sí por expresiones derivadas y relacionadas con éste.
3) Mensaje Expositivo: Es similar al sermón textual, pero en el sermón expositivo se
toma como base un largo pasaje bíblico. Pueden ser varios versículos consecutivos,
uno o más capítulos, e inclusive un libro. Generalmente se expone una historia, una
biografía, una parábola, etc. El predicador desarrolla el sermón valiéndose de los
siguientes recursos: narración, análisis y síntesis.
Expositivo Narrativo: Se relatan los hechos (historia, acontecimiento, episodio,
parábola, testimonio, etc.).
Expositivo Analítico: Se comenta y profundiza en cada versículo, y también se
comparan unos con otros.
Expositivo Sintético: Del largo texto que se expone, se toman los pensamientos
resaltantes y se resumen en un mensaje central.
Partes del Mensaje.
Las partes de un sermón son: 1) Título, 2) Texto, 3) Tema, 4) Introducción, 5)
Cuerpo, con sus correspondientes divisiones y subdivisiones, 6) Conclusión.
1) Título: Se suele confundir el título con el tema, y es que en el título se deja ver el
tema que se va a tratar. Generalmente el título y el tema son iguales, aunque
necesariamente no siempre tiene que ser así. El título ha de ser corto y llamativo
para que despierte el interés y la curiosidad en el auditorio.
2) Texto: Porción de la Biblia que ha escogido el predicador para su exposición, y
alrededor de la cual girará el sermón. Pueden ser varios versículos consecutivos, un
solo versículo, e inclusive parte de un versículo.
3) Tema: Es el enunciado del sermón; es decir: el sermón condensado en una frase
o corta oración que revela el contenido de lo que se va a exponer. Esto es
especialmente útil para el predicador, ya que en pocas palabras sabe lo que va a
presentar.
4) Introducción: También se denomina exordio. Es la antesala del sermón. El
propósito de la introducción es conducir al oyente en el tema que se va a exponer;
debe estimular el interés y la atención de los oyentes, para que el sermón sea bien
acogido.
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Como introducción suelen usarse párrafos del Espíritu de Profecía, anécdotas,
ilustraciones, alegorías, noticias de actualidad, etc., todo ello relacionado con el
tema. También el predicador puede confeccionar una serie de pensamientos
entrelazados que sirvan para este fin, o contar una experiencia personal, etc.
5) Cuerpo: El cuerpo, llamado también exposición, discusión, etc. es la parte más
importante del sermón, abarca entre el 80 y 90 por ciento del mismo.
Para mayor claridad, el cuerpo suele dividirse en varias secciones (señaladas
generalmente con números romanos), y éstas a su vez en subdivisiones (indicadas
casi siempre con números arábigos y letras).
En cada división se desarrolla un aspecto específico del tema. Las subdivisiones
refuerzan el argumento de cada división. Todo esto va formando una unidad, como
la raíz, el tronco y las ramas de un árbol; donde la raíz y el tronco forman el eje del
mensaje primordial, las ramas principales las divisiones, y las pequeñas las
subdivisiones.
6) Conclusión: Muchos predicadores acostumbran concluir con una recapitulación
de los principales aspectos que se desarrollaron en el sermón; eso está bien, pero
no debe tomarse como una regla fija. La conclusión debe ser corta; es el punto
culminante del sermón, donde el corazón de cada oyente debería ser conmovido por
el llamado, la exhortación, o la apelación. En todo caso, hay que dejar que el Espíritu
Santo haga la obra en los presentes.
Ejemplo de un mensaje.
El bosquejo del sermón: Es la estructuración ordenada y resumida de todo el
sermón. Representa una guía muy valiosa para que el predicador desarrolle en
público su presentación de forma lógica, entrelazada, coherente, y pueda lograr sus
objetivos. Veamos esto con un ejemplo práctico y simplificado. Supongamos que en
este caso, el Título y el Tema son iguales:
Ejemplo: “LA NUEVA CREACIÓN”
Texto: Sal. 51:10 “Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu
recto dentro de mí”
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Introducción: Leer y comentar 2 S. 12:1-9
I) ¿Por qué debía efectuarse en David la nueva creación?:
1) Había cometido un grave pecado:
a) Reconoció su pecado: 2 S. 12:13
b) Sufriría las consecuencias de su pecado: 2 S. 12:10-12
2) Arrepentimiento, confesión del pecado y purificación:
a) Se arrepintió y confesó su pecado: Sal. 51:3, 4
b) Pidió al Señor que lo restaurara: Sal. 51: 2, 7-12
II) En cada ser humano ha de efectuarse la nueva creación:
1) Todos hemos pecado: Ro. 3:23
a) Por lo tanto, necesitamos nacer de nuevo: Jn. 3:3
2) ¿Cuándo se efectúa el renacimiento?:
a) Cuando reconocemos nuestra condición: Ro. 7:24
b) Cuando acudimos a Cristo: 2 Co. 5:17
c) Cuando permanecemos en Cristo: Jn. 15:4
[En la III división, además de la pregunta que sirve de título o subtítulo, vamos a
colocar también como título y subtítulo (entre paréntesis) lo que sugiera cada
pregunta. Como una pregunta se puede responder de diferentes maneras,
igualmente cada cual puede colocar como títulos o subtítulos, los que le parezcan
más convenientes según el tema]:
III) ¿Qué es lo que debe ser renovado? (“El hombre completo”): 1 Tes. 5:23
1) ¿En dónde comienza la renovación? (“El hombre interior”): 2 Co. 4:16
a) Se efectúa en la mente: Ro. 12:2
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b) Se realiza en el corazón: Ez. 36:26
2) ¿Se efectúa la renovación en el cuerpo? (“El hombre exterior”): Ro. 12:1; 1 Co.
6:19, 20
IV) ¿En qué se evidencia la renovación? (“Frutos del Espíritu”): Mt. 7:16; Ga. 5:22-25
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V) ¿Quién efectúa la renovación? (“La obra de la Divinidad”):
1) Dios Padre: 1 P. 1:3
2) Cristo: 1 Jn. 2:24, 29
3) El Espíritu Santo: Tit. 3:5
Conclusión: Hacer un llamado, basado en Ef. 4:22-24
Amor Inconmensurable
Texto: Jn. 3:16
Tema: El amor de Dios el Padre y de su Hijo Jesucristo, por el hombre caído.
Introducción: Existió en Londres, a cargo de una institución cristiana, un refugio
para niños callejeros, que los acogía por las noches.
El niño de la presente historia era un pilluelo de unos 9 años. Había sufrido mucho,
sobre todo por las noches durante el crudo invierno londinense. Uno de los tantos
días en que el niño deambulaba por las calles, se encontró con una misionera del
refugio que le dio la dirección del albergue y le dijo: cuando llames a la puerta y
pregunten ¿quién es?, tu responderás: “Juan tres dieciséis”. Allí te darán una sopa
caliente y cama limpia cada noche.
El niño hizo tal como se lo indicó la misionera, y pasó su primera noche en el lugar
de 22 acogidas. A la mañana siguiente salió a la calle muy contento de la
experiencia y particularmente de lo que él pensaba que era su nombre nuevo (“Juan
tres dieciséis”).
Habían transcurrido sólo una pocas horas cuando lo atropelló un coche, quedó mal
herido y fue llevado al hospital. Allí lo atendieron y lo pusieron en una sala con otros
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enfermos.Durante la noche, en el delirio de la fiebre, no cesó de repetir su nombre
nuevo. En la cama contigua se encontraba un anciano muy enfermo que se
impresionó por las palabras que repetía el pequeño. El anciano alguna vez había
leído las Sagradas Escrituras, y pensó que sin duda se trataba de un versículo
bíblico. Le pidió a una enfermera que le facilitara un ejemplar de la Biblia y leyó la
cita. Quedó tan conmovido que decidió entregarse al Señor. De esta manera
contribuyó el niño a la conversión del moribundo. Para aquel niño fue el comienzo de
una larga vida dedicada al servicio de Cristo, pues llegó a ser un gran misionero.
I) “Porque de tal manera amó Dios al mundo”
1) Dios es amor: 1 Jn. 4:8.
2) Por amor, nos llama sus hijos: 1 Jn. 3:1.
3) No alcanzamos a comprender la grandeza de su amor: 1 Ti. 3:16; Col. 2:2, 3.
II) “que ha dado a su Hijo unigénito”
1) Por amor al hombre, el Padre Celestial se sacrifica al enviar a la tierra a su Hijo
unigénito: 1 Jn. 4:9, 10.
2) Por amor al hombre, el Hijo de Dios se hace Hijo del Hombre y muere para
redimirlo del pecado: Fil. 2:6-8; Ro. 5:8.
III) “para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”
1) Condición del hombre:
a) Ni un solo justo: Ro. 3:10.
b) Destituidos de la gloria de Dios: Ro. 3:23.
2) “Creer”, es lo que pide Dios para otorgar la vida eterna:
a) Redimidos del pecado por medio de la fe en Cristo: Hch. 10:43.
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b) Justificados por la fe: Hch. 13:39; Ro. 5:1; Ga. 2:16.
c) Santificados por la fe: Hch. 26:18.
d) Salvados por la fe: Mc. 16:16; Hch. 16:31.
Conclusión: 1 Jn. 4:16.
3) Modelo De Sermón Expositivo
Luz En Medio De Las Tinieblas
Texto a exponer: Hch. 16:16-34
Tema: Conversión de una pitonisa y del carcelero de Filipos con su familia 23
Introducción: Estudiaremos episodios que muestran cómo el fiel testimonio
cristiano, tiene un efecto similar a la luz en medio de las tinieblas.
I) Después de la noche oscura viene un claro amanecer para el que despierta, pero
no para el que continua durmiendo:
1) Satanás causa confusión: Hch. 16:16, 17.
2) ¿Qué ocurrió con la muchacha pitonisa?:
a) Liberación: Hch. 16:18.
b) Conversión: “Librada del mal espíritu y restaurada a su sano juicio, la mujer
escogió seguir a Cristo” Hechos de los Apóstoles pág. 173.
3) Ceguera voluntaria: Hch. 16:19-21.
a) Ciegos y guías de ciegos: Mt. 15:14.
II) Actuaciones:
1) Instrumentos de Satanás: Hch. 16:22-24; Is. 5:20.
2) Lucha contra las potestades de las tinieblas: Ef. 6:12.
3) ¿Perdieron la calma los apóstoles en su situación?: Hch. 16:25.
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Apelación: ¿Qué haces tú en circunstancias difíciles?
4) Dios responde a las oraciones y alabanzas de sus siervos: Hch. 16:26.
III) Fruto del fiel testimonio de Pablo y Silas:
1) Desesperación del carcelero de Filipos: Hch. 16:27, 28.
2) La luz que iluminó a los apóstoles, iluminó también al carcelero: Hch. 16:29,30.
3) Consejo e instrucción:
a) “Cree”: Hch. 16:31.
b) “Y le hablaron la palabra del Señor”: Hch. 16:32.
4) El carcelero de Filipos creyó y actuó, junto con sus familiares, y se gozaron en el
Señor: Hch. 16:33, 34.
Conclusión: Mt. 5:14-16. La confianza en Dios, demostrada en episodios de la vida
del cristiano, es uno de los argumentos más poderosos para convencer y mover a
muchos en favor de la verdad.
Historia de grandes predicadores de la época.
1. David Wilkerson (19 de mayo 1931 – 27 de abril 2011) fue un
reconocido pastor cristiano estadounidense, David Wilkerson fue el segundo
hijo de una familia de cristianos pentecostales, y fue criado en
Barnesboro, Pensilvania, en una casa "llena de Biblias", comenzando a
predicar a los 14 años. Después de la secundaria, Wilkerson ingresó
al Instituto Bíblico Central de las asambleas de Dios donde estudió durante
dos años. El miércoles 27 de abril del 2011 Wilkerson conducía en dirección
este en la carretera US Route 175 de Texas.
2. Kathryn Johanna Kuhlman nació el 9 de mayo de 1907, en Concordia,
Missouri, Estados Unidos. De padres alemanes, Joseph Adolph y Emma
Walkenhorst Kuhlman; ella fue la tercera de cuatro hijos: Myrtle, Earl, Kathryn
and Geneva.
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Kathryn se convirtió al cristianismo en 1921, en una reunión de avivamiento
celebrada en una Iglesia Metodista, en la que predicó un evangelista bautista,
el Reverendo Hummel. En 1923, Kathryn terminó el décimo grado de
bachillerato, que era el grado de educación pública disponible en la ciudad de
Concordia. Su hermana Myrtle se había casado con un evangelista itinerante
del Instituto Bíblico Moody, Everette B. Parrott., y les pidió a sus padres que
permitieran a Kathryn acompañarlos durante el verano. Kathryn ayudaba en
los servicios compartiendo su testimonio en las reuniones de avivamiento.
Ella continuó con los Evangelistas Parrots por cinco años, durante los cuales
fueron influenciados por el Dr. Price, evangelista canadiense, quien les
enseñó acerca del bautismo del Espíritu Santo, y como resultado iniciaron un
ministerio de sanidad.
3. John Wesley (17 de junio de 1703 - 2 de marzo de 1791), fue un
pastor anglicano y teólogo cristiano británico. Nacido
en Epworth, Lincolnshire, Inglaterra. A Juan Wesley junto con su hermano
Carlos se les acredita principalmente la fundación del Movimiento
Metodista inglés, el cual comenzó cuando adoptó la costumbre de realizar
predicas al aire libre de una manera similar a George Whitefield. Se
distinguen, en cuanto a dicha fundación tres etapas: la primera, cuando junto
con su hermano Charles funda el Holy Club (Santo Club); la segunda, cuando
realiza su viaje a Savannah, Georgia (EE. UU.); y la tercera cuando regresa
a Inglaterra.
4. Charles Haddon Spurgeon (Kelvedon, 19 de junio de 1834 - Alpes
Marítimos, 31 de enero de 1892) fue un pastor bautista británico. Aún es
conocido por la gente como el "Príncipe de los Predicadores".2 Además, a lo
largo de su vida, Spurgeon evangelizó alrededor de 10 millones de
personas3 y a menudo predicaba 10 veces a la semana en distintos lugares.
Sus sermones han sido traducidos a varios idiomas y actualmente, existen
más libros y escritos de Spurgeon que de cualquier otro escritor Cristiano.
Tanto su padre, como su abuelo fueron pastores puritanos, quienes lo criaron
en un hogar de principios Cristianos. Fue sólo hasta enero de 1850 cuando
hizo profesión de fe en una Iglesia Metodista.
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Conclusión.
Luego de concluir esta interesante investigación hemos establecido que la
predicación es una verdad divina expresada verbalmente por una persona
escogida para satisfacer una necesidad humana. Se da como principal razón de
este hecho el que el hombre es un ser por naturaleza curioso, por lo general,
insatisfecho; siempre espera algo nuevo que venga a favorecerlo o a mejorar su
condición. Lo primero que se necesita para un buen sermón es tener un mensaje
definido. Durante el desarrollo del mensaje, el predicador debe permitir que el
espíritu santo el que traiga convicción al corazón y sea este el que haga sentir la
necesidad espiritual. La predicación de la palabra de Dios se encuentra entre los
privilegios más grandes confiados al hombre.
Este conocimiento divino, comunicado a través de la predicación, puede concluir
a los hombres a la salvación eterna a través de la fe en Cristo. Una característica
común entre los hombres que Dios escogió para que comuniquen su mensaje
esta sería la preparación. La biblia nos enseña que dios conoce el corazón de los
hombres y los prepara para qué son portavoces de su mensaje.
Bibliografía.
Versión de la Santa Biblia utilizada en este trabajo: Reina-Valera 1977.
CLIE, 1984.
Samuel Vila: Manual de Homilética. CLIE, 1984.
Manual para la Obra Misionera: Sociedad Misionera Internacional de los
Adventistas del Séptimo
Día Movimiento de Reforma, Departamento de Evangelismo.
A. P. Symes: Auxilios para Predicadores Laicos. Centros de Literatura
Cristiana, 1984.
Martha Saint de Berberián: Cómo Escribir y Predicar con Eficacia. CLIE,
1988.
Antonio Alberto González: Retórica Medieval Cristiana. Universidad de
Málaga (Internet).
Oratoria: Apuntes, tesis, monografías, etc. con contenido de temas de
Relaciones Públicas.
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(Argentina. Internet).
Roberto G. Carbonell: Todos pueden hablar bien. EDAF, 1985.
Diccionario Enciclopédico Salvat. Salvat Editores, S. A., 1989.
http://www.teologia.com.es/index.php/Homil%C3%A9tica