Ensayo Del Vuelo, Muestrario Poetico ELTL

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muestrario poético del escritor Elidio La Torre Lagares, desde Embudo (1994), Cuerpos sin sombra (1998), /cáliz/ (2004) y Vicios de construcción(2008)

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El id io La Torre LagaresDd

Ensayo del vuelom u e s t r a r i o a n t o l ó g i c o

EstE libro sE distribuyE gratuitamEntE con finEs promocionalEs

prohibida la rEproducción comErcial dE EstE libro.

todos los dErEchos son dEl autor:

Embudo: poEmas dE fin dE siglo

©1994 Elidio la torrE lagarEs

cuErpos sin sombras

©1998 Elidio la torrE lagarEs

cáliz

©2004 Elidio la torrE lagarEs

Vicios dE construcción

©2008 Elidio la torrE lagarEs

Ensayo dEl VuElo

prEmio dE poEsía Julia dE burgos 1998 Elidio la torrE lagarEs

Dedicado a los ángulos de mi pirámíde A Ana Ivelísse, gradas por existir. A RoshellyJoan, casi mi hija. A Rosa Maria, pesa la cruz, madre.

Embudo: poemas de fin de siglo1994

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apocalipsis

Y los hombres dijeron Seamos diosesY su ambición les llevó a límites Jamás pensados.Y su codicia desembocóEn torrentes de sangre:Y llevó la guerra a sus contornos:Y así, a sus hogares:Y ya no había familias;Y ya no cargaba el air epalbrasSólo la estática de la tele;Y la fe en la vida se hizo material,Y ese material, dinero,Y el dinero se fundió en plásticoY ese plástico se hizo plegariaY sus letanías se escucharon En los centros comercialesCapilla de neo-devoción.

Entonces, la existencia comenzó a decolorarseY el alma se quedó despintadaY el corazón de aquellos hombres Se hizo vulnerable y débil y fríoY de pronto las horas fueron insípidasY los días cobraron una espantosa uniformidadY los hijos de los hombres ya no fueron sus hijosSino hijos de la adicción;Hijos del palcer, del escapismo y del homocentrismo;

Hijos de la comodidad; del no pensar;

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Hijos de la Era Personal Y de todo lo que provea felicidad instantánea.Y aquellos hijos de los hombresheredaron el trono usurpadoy el presente no fue mejor que el pasado,y ya no hubo más progresióny ya nada se creaba:tantas mentes y tanta nada;y tuvieron que expiar las culpasde la mortal estupidez humana;heredando así el caos,hicieron monolitos de basuraplasmados sobre el cemento,respirando atmósfera contaminada,cenando comida recalentada con radiación,y sin agua para saciar la sed;y sin árboles que cobijen con su sombra;y sin capa de ozono que filtre el fuego,se quemaron en vidaaferrándose al falso cetromuriendo de grandezaporque en el epicentro de su caja torácicasólo queda vacíosólo queda hastío,y todo perdió sentidotodo careció de esenciay vivieron más bien por acción biológica y automáticainhalando y exhalandocomo péndulo

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y el Tiempo se hizo juezy condena y prisióny de pronto, las llamasconsumieron la faz de la Tierra.Y todo fue nada;Y la nada fue nada.Sin embrago,Entre las grietas de la tierra secaÁrida y quemada,Apareció un serDe suaves pétalos blancosY alegre brillante centro amarillo.

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espejo

Mirate. Desnúdate.Coloca tu orgullo sobre la mesa.Rebana el furor de tu coraje.Fragméntalo. lnténtalo.Imagínate que llegas hasta aguas diáfanas; y sosegadas.Hoy no existe nada, excepto tú y tu reflejo.Enfréntate. Mírate.Déjate caer por tus córneascomo suaves cascadas.St tú mismo.Deja a un lado, aunque sea por un instante,tu coraje social tu disfraz de a1guien.Deslígate de toda aflicción material:después de todo, y al final,todo lo que queda eres tú.Bate el miedo que te provoca la soledad.lrónico: nunca has estado solo,sólo contigo, mismo.A eso le temes.Dices que te conoces y, sin embargo,te huyes.¿Distingues esa cara al otro lado?Eres tú.Imperfecto. Descomponiéndote día a día.Comenzaste a agonizar desde que naciste.Tu came se putrefacta y se degenera.Tan sólo mírate.Ya no eres un niño.Creces. Envejeces.Recorre tu vida y escúrrela en el embudo de tu mente;

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drena todos esos recuerdos y pensamientos y sueñosy succiónalos a tu vado.¿Qué ha sido tu vida?Tu risa has reventado en templos de oroque brillan ante tus ojos y viven en tu came.Pero su frialdad es siempre fría.Te has colmado el intelecto de cifras y cálculos,te has vestido en hilo y seda;Has bebido entre copas la aspereza de la envidiay tu debilidad te impulsa a flagelar al prójimo.¿Acaso eso te infla de grandeza?Posiblemente, en este momento,alguien se apreste a mutilarte.Cuantas veces habrás fingido,ya sea una sonrisa, o amistad. o simpatía, o deseo, o sexo.Depositado en la flaqueza de tu plel,te entregas inerte a otro cuerpo en muerte.Copulas como bestia salvaje.¿Acaso no has conocido la pasión?Dudas su signifIcado y desconoces su fuego.Sí.Te has columplado muchas veces en el borde de algunacamacomo quien perfila. un precipicio.mientras consumes un intenso cigarrilloacompañado de la cadencia Iluviosa de una ducha.Todo se reduce al mismo principlo genéricoque rige tu vidaIgual que tu ropa, tu corte de cabello,tu casa , tu trabajo, tus zapatos, tu auto,tu corbata, tu comida, tus tragos, tus diversiones,tu respiro, tu aliento

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y hasta tus pensamientos:siempre algo que alguien pensó, quiso y dijo;nunca tú.Y lo único que ahora sientesestá muy, muy en tu adentro,en ese lugar especial frágll y vital,pero negado,donde hay un eco que bosteza como una vorágineen espiralque resuelve en tu alma y sale por tu boca y te deja una desabrida desolación que hace tu corazón redoblar lentamente, lentamente... y tus párpados cayendo suavemente, suavemente...final de una escena que culmina y que nadie ve.

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prozac blues

El silencio se derrite en los infernales adoquines: San Juan hierve a 90 grados Farenheit,a 90 grados prueba. Sali a buscar no-sé-qué como un cuerpo a su sombra. Me detuve a hablarle a las mudas murallas sumisas hace 300 años. Hoy desangran de tristeza. En un instante, deseé detener las olas y su infinito pendular cual somnifera nana: yo cuelgo de sus pestañas.

El sol en mi cénit y llegó Malena, melena suelta al viento y sobriedad en su cintura. Desfilamos por la navaja de fuego sin hablar, secos. En el camino encontramos unos amigos; fingir es un arte dorado. Sonreímos. Todo anda bien. ¿Acaso no lo leíste en El Nuevo Día? ¿O me perdí que lees el Star? Nos despedimos. Continuamos la marcha hasta la cápsula japonesa y una vez adentro, nos aislamos en la artificial atmósfera.

Recorrimos la avenida hasta Ilegar a Hato Rey.

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moderno. Entre la oleada encorbatada, vi tantas sonrisas torcidas, vi tanto simbolo de grandeza material: vi el Alpha de nuestra generación.

Conté los semáforos como cuentas en un rosario, como paradas en via-crucis hasta que en el horizonte como la promesa de un amanecer se levanta Plaza Las Américas.Y me pregunté si había vida más allá de estoMalena adora el dinero plástico que la hace des-comunal, sobre-humana, y le Ilena sus vacíos. Ella no me lo ha dicho. Pero me lo ha comunicado con sus ojos. Ella vive atormentada, pues no puede detener las olas. Su cara se va ajando. Cubre los surcos del tiempo, pomadas y polvos que la convierten en artificio de la vanidadYo sólo soy su compañía Sin perturbar su soledad Debe ser que somos dos soledades distintas. La mía vive en un albúm de fotoslas cuales miro, observo, y toco como si sostuviera el pasado en mis manos.

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Allí, Gustavo, Juan y Carlos aún batallan en una selva en Vietnam. De los que sobre-vivimos muchos no hemos regresado.Pero no importa..Mi nepente Ilega por correo cual aguas del Leteo-mi bálsamo en Gilead.

Y no me siento culpable. San Juan consume píldoras como si fuesen M & M’s.

Mientras surco la nave de esta gran estructura consurnista, entre tantas caras distintas, pero iguales desconocidas, y tan familiares, me queda una sensación insipida, pero conocida de una indómita aridez que tiene cualidades de infierno que conflagra en mi cabezaincinerando mi mente donde bailan mil demonios por todo mi cuerpo y por toda mi existencia.

Malena aprovecha y me recuerda que es hora de mi Prozac.

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minutos de piedra

Minutos de piedra columpiándose entre anillos de humo ondeando en mi mirada entre su centro buscando luz en mi adentro.

He visto todo: y no he visto nada visto de negro por los sueños fallidos: por lo que son y no han sido.

Cara de hiedra: solidificación del alma en hielo y sin embargo, aún fluye caliente entre mis venas. Decenas de veces he intentado atrapar las estrellas que caen del ciclo, y siempre caen en el mar... son lágrimas en el mar..

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Cuerpos sin sombras1998

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fundamentalmente

Un hombre es dos cosas:lo que hace y lo que sueña,no lo que dice.

Un poeta es cosa aparte,porque sueña lo que hace,dice lo que sueña . . . aunque uno que otro, hace que dice.En esto se parece al hombre,que a veces dice que hace.

Pero un hombre esun mero mortal que juega a ser Dios;el poetasimplemente es Dios.

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abriendo surcos

Antes de sembrarte luz por los poros, quiero desnudar los secretos bajo tu lengua, apretar tus pétalos de miel, prensar tu piel de agua,y embeber la calma inquieta de tu sonrisa.Cara a cara, pecho a pecho, beso el horizonte, sin penetrarte.En la cintura del tiempo, tú, de pie, y yo, sentado, con el sigilo de la espuma,mis labios de sol bañan la flor túrgida de tus pechos,y no te rehusas- no, no te rehusas.Inclinas sobre mí tu catedral para que mi enredaderase deslize por tus cúpulas de carne, mientras por tu paladar se desbocan las palabras que galopan entre los pliegues de tu voz.Le prendemos novas al rocío de prisma. Frotando nuestros seres en la oscuridad unificadora,sosegados suspiros de llamas en la sangre brotan en tu garganta.Te oprimo contra la ciega pared, presionando mi voluntad erecta contra tu oscura flor de fuego.Buscas besarme. Enlazas tus brazos alrededor de mi cuello de tallo,y te aferras a mi espalda ramificada, y te derramas,

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te cuelgas como una liana: mi pie izquierdo sobre tu pie derecho; tu pierna derecha haciéndome de cinturón, y me trepas, y nos hacemos enredadera; nos hacemos ajonjolí y arroz.Me impulso con firmeza entre tus paredes de azúcar.Te halo por la ónix caída de tu cabello- y te rasgo y te muerdo-y te abro el cielo en tus venas, soplo de viento inmóvil bajo el vientre-y atrapo tu aliento entre mis dientes- y te abro como un loto- y en la redondez de mis dedos esparzo las hojas de tu puerta al Cosmos.Aspiro este anhelo de agua y leche.Intento insertar mi labio entre tu boca, sin querer prenderme de ella. Te esquivas. Me buscas. Te esquivas. Tu labio inferior tiembla en ondas involuntarias.Con la noche bordada en tus córneas, te derramas en llanto de luna glaseada,nos succiona el delirio pélvico, una luz se prende en nuestras pupilas,y le abrimos surcos al Infinito.

Dios debe estar cerca.

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silencio

El silencio tiene un par de alas de cristalque bate con la parsimonia de las vacas.

Su multiplicidad es un vertederodonde se personalizan los desechos.

El silencio es una máscara,es un tintero.

El silencio transmuta,escucha los latidos,hace eco a las ideas secretas.

El silencio es camaleón-es higo-es serpiente-es árbol de la sabiduría.

El silencio es caracol.El silencio es mar.

Hay hombres bicéfalos- cabeza y televisor-que le temen-y le temen tanto como a la oscuridad,porque para ellos, el silencio es imagen de lo desconocido-es el reflejo negado-es la vozde sus miedos.

Desde entonces,existe el ruido.

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mi soledad

Mi soledad, la que lleva fuegos en su cabello,lleva el sol pintado en su frente.Ella tiene el cielo por paladar.Sus dientes separan los horizontes.Su lengua sabe a estrellas,y su aliento huele a constelación.Mi soledad tiene bosques en sus cejas,y sus ojos son de nubes.Mi soledad tiene mejillas de arena,y su cuerpo es un violín de mar-su cuerpo es un sueño de verano-su cuerpo tiene el movimiento delicado de un reloj-su cuerpo es silencioso como una piedra.Sus hombros sostienen la noche-sus brazos son puentes de lunas-sus muñecas son puertas de luz-sus dedos son pensamientos.Mi soledad tiene páramos en su espalda.Ella tiene salinas en sus caderas-y ríos de azúcar en su sexo de mangle.Mi soledad tiene muslos de alga,rodillas de coraly tobillos de espuma.Sus pies son ciudades iluminadas.Mi soledad es sangre y gemido,reflejo y voz. Mi soledad es mi soledad,y ella es fiel,aunque duerma contigo esta noche

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el último gran poeta

¡Venid, venid, venid!— el correr del tiempo jadea— La hoz es una media luna de hostia— Venid, señoras y señores, que el último gran poeta, en su famélica insatisfacción, produce el terciopelo de los sueños— El último gran poeta es viejo aunque es joven— Pasen, pasen amigas y amigos y vean al último hombre que le habla a otros hombres— El traductor del mundo— Sus labios son de agua— Su sangre es de arena— Su corazón es un eclipse— Pasen, pasen y admiren al hombre que pinta marineras con el verbo— El de emociones undecasilábicas — El amigo de los amaneceres— El que no vio al hormigón comerle sus ojos— El que prefirió limitarse a sus fracasos sentimentales y a su agobiante melancolía— Pasen, y admiren al hombre que le cantaba a una patria 50 años más joven— Ideal— Pasada— y sin regreso— Venid, venid y apreciad al último gran poeta, cuya obra es su distintivo de clase, su Rolls Royce de las letras, su Dom Perignon de las artes, el Mont Blanc de las ideas— El último gran poeta— El del lirismo etéreo y estéril— El que se negó a los relojes— El Peter Pan de los signos— El de la ultracorrección— No se lo pierdan— Tal vez mañana sea tarde— Tal vez mañana ni siquiera habrá un mañana— Ésta puede ser la última vez que usted vea y escuche al hombre que caminaba con los dioses— El de los paseos por el Parnaso— El ángel de la palabra— El que definió una sola manera de hacer poesía— El que evitaba el lenguaje vulgar, común, y prosaico— El escultor de imágenes— Solamente imágenes— Puramente imágenes— El que quería hablar como los querubines en plena decadencia terrenal— El que se preguntaba porque nadie lee poesía— Venid y entended vosotros mismos porque las generaciones venideras no tienen voz y no se conectan con lo que leen, si leen, cuando leen— Venid que la ciudad se convierte en un

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gran arrabal— Venid, que las balas aran el espacio y abren surcos que sangran la tierra santa— Venid, que la violencia es polilla en nuestros caballitos de madera— Venid, que cuando se le acaben los sueños bonitos a nuestro último gran poeta la tierra temblará de soledad, porque pronto no habrá arbolitos ni ríos ni coquíes ni casitas en el campo; porque ya no habrá más campo para respirarnos la evasión de la realidad— Venid, venid y ver a un hombre que por vivir en el pasado castró al futuro— Venid a ver a un hombre que simplemente retó a la ley natural de la sobrevivencia: la evolución— Venid y llevad como obsequio un frasco de la última imaginación del mundo— Venid, venid que el correr de los tiempos jadea, y el lenguaje en constante cambio nos sorprenderá con su nueva propuesta.

Cáliz2004

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[continuidad]

La calma sin freno caía desde la montaña,la mañana se encendía, pero no calentaba;el café entorchaba el aire denso,el naranjo pintaba la suave brisa.Golondrinas de agua al borde del tejado trinaban lonjas de música quieta;en la mesa recurrían las raíces de sutiles enredaderas de recuerdos—la nana frágil endulzaba en la casami madre tejía el pasado trasquiladomi sangre en sus brazos se mecía tiernacomo una extensión de la memoria.

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Luz

I

Luz por la montaña.Oro que matiza los verdes.que se hunden en la silueta de mi mirada

II

¿Quién tornea la luz?Nada más veloz que su verbo.Nada más amplio que su voz.Cóncavo y convexoen una misma forma y esencia.

III

La luz se consume—brasa, estrella, despertar—,y se abre como un huevo—fuego, sol, sueño—.

IV

Padece de ceguera la luz.Se asienta en las cuencas,ciega de tanto ver.Padece de ceguera la luz.

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cambio de piel

Se han agotado las palabras como cuando se le cierra el pasoa la lluvia que rema hacia el vientre del sol.El mundo se ha hecho distante y paralelomientras mi corazón, que es un horno,come leña de las memorias.Las últimas brasas de unos besosse extingueny entonces me percato de que todavía tengo labios.

La lluvia cae lentamente como el vuelo de un velomientras las nubes tejen perezosamentecada escuálida gota de agua.La luna se prende como un talismány el sol la corteja y se posa sobre ellaen celebración del solsticio.En algunos libros,es una cópula aciaga;en otros,un evento circunstancial del aparato cósmico;pero en todosse fija la pruebade que nada es acíclico.

Desde mi ventana Veo los estambres de una florbailar como ninfas en celoy el viento se une al ágape.

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En el cáliz, el pedúnculo espiracriptogramas de nebulosas que se repiten como las estrellas mismas.Es un poema que está en constante construcción.Es el lenguaje de las estaciones.El idioma consubstancial de todas las cosas.Es la frágil música de los espiralesque revuelve en su curso—la soledad muda de la eternidad—la espera inmortal por la ascensiónde todos los silencios—la calma de los sueñosdonde se criban las palabrasy se beben los poemascomo desde un río.

De orilla a orilla,suele tenderseuna gran sinalefaque los humanoshemos denominado tiempo,que sólo hace de sufijo cuando se sueñay de prefijo cuando se recuerda.De lo contrario,es un signo en presente participio,el dinamo que riegalas huertas de esperanzadonde quiera que existeun corazón a medias.

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Huertas de esperanza, pido,a lo largo del caminoque la voz enclavija el alientopara hacer brotar vergelesdesde las tierras más sequizas del alma.

Ya llegará el momento de la vendimia.No será hoy.Tal vez no sea mañana,pero llegará.Y todo será nuevo.

Yo estaré en las esporas de los helechos.Yo estaré en la brisa que seduce las palmeras.Yo estaré en la lluvia de los días grises.O simplemente seré hombre de arena.

Prendido de un sueño,me he sentado a escucharal cielo crujir como el aceroque se debilita en el fuego,mientras los poemas caen como dioses de aguaen su ínsito nacery con mi mirada de agujapersigo el final del cielo.

Ya antes yo habíacalzado los amaneceresy había vestido los crepúsculos;y hasta pretendí envasar los recuerdos

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como luciérnagas en un frasco de cristal,pero la vida fluye—un torrente eléctrico—incontenible, siempre cambiante—y su estela se imprimecomo un tatuaje de historias,evocacióna lo que deja de ser.

Yo recuerdo cuando mis manoseran quirománticos mapasde maravillas inconmensurables.Con ellas, yo convertía los minutosen flecos de paz—pilotaba las nubes—retallaba los árboles—tendía los mares—y cada gran respiro parecía poblarel mundo de silfos,hasta que llegó el día en que tuve que cruzar la fronterade la ciudad de los espejos resquebrajados—y el alma, como una flecha, voló disparada a ciegassin la posibilidad del retornoo del arrepentimiento—simplemente el cumplimiento de un orden constanteque gravita de la maneraque el mar esculpe los arrecifes.

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De aquel mundo,sólo queda la favila—las nubes secas como pasas—los árboles yertos como columnas—los mares reducidos a lama.

De lo centrípetoa lo centrífugo,han pasado días en que me he arropado de profundas tinieblasy noches en que me han sobrado las estrellas.

Hoy mi sangre se ha vuelto fríacomo la de los reptiles.Pronto dejaré atrásesta piel que llevoque ya, en algunas partes,cuelga como el telónde un teatro abandonado,o como el lienzo asesinadode una pintura que nadie verá.Dormiré sobre una rocahasta que la luz del febose canse de entibiarme.

Inevitablemente,me haré de crucescon mi transparenciapreguntándome sobre la forma de las cosas,hasta que descienda

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el camino diamantinocon la única respuesta.

Hoy, de alguna manera,sé que me transfiguro.

Venga la muerte.

Hágase la luz de nuevo.

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Orión

We could plan a murder, or start a religion -Jim Morrison

Preparemos mi muerte,tierna como la pulpa de las frutas::la sangre espesa sobre la piedra,el acero truena en mis huesos,el vuelo de las palomas, sobre las heridas::bajo la sombra del escorpiónque duerme sobre mi frente,mal vino que humedece mis labios.

Cuando el sol se siembre en su cenit,mis ojos se ahogaránen la espuma del mar.

Yo me adheriré a la concavidad del cielo.Me devolveré en lluvia.

Y comenzaremos una religión.

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mabón

flamboyán de ceniza, eco del fuego,leso misterio de la despedida::flama boyante del viento que es viejo::simetría inválida de mi cuerpo::lacra mutuante del agua pasada::la impedancia entre el entorno y el alma::el fuego encrestado encora el cantoy en mi piel se apagan viejos luceros::aquí se acaba la carne; se acaba,pero la voz se criba entre los versosavejigada en las grutas del tiempo::el maná falaz desecho en mi bocacomo mentiras de azúcar y hojaldrese imposibilita entre las estrellas//

las constelaciones son jedas vacas::las constelaciones, mi verbo en gueto::piedra de sílice, alúmina y flúor;amarillo alfeñique del mismo sol::baile ritualista por los desiertosde las palabras pronunciadas muertasy arrojadas con estolidez fatalpara estiomenar el centro del pechocomo un responso clavado al aliento::los días se ensanchan hasta reventarcomo muertos solos a la intemperie,el bilioso amargo de la imperfección::el tiempo geminado en noche y día,su gas desgastado en el largo viaje//

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La caída del cielo

I

Acudamos a la caída del cielo,allá, donde los bardos clavaron sus almas.Veamos a la noche Mozambique perder sus plumas;allá, donde desembocan todas las lágrimasy la nostalgia rima y reina::efluvio de musas endémicas::misas famélicas::mortecinos ángeles de maravillosa ternuraque se deshuesan en el rojo horizonte de este pálido planeta.

Caminemos lentos y desnudosque el tiempo se encarga de acortar los pasos. Nuestros cuerpos visten todos la misma tristezade la materia que se queda a medio sueño.Celebremos la majestuosidad humanaporque en su nombre hemos sacrificado a nuestros hijos y a los hijos de esos hijos.

Acudamos a la caída del cielo, ¿por qué no?Hagamos hogueras con sus pedazosy escuchemos los poemas crispar en el fuego::un verso por cada beso perdido::un verso para cada madre desdichada::que la sangre es el vínculo, el misterio únicodesde el primer sol de donde partieron los espejos.Vayamos prendados de oraciones,

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y el recorrido será menos solitarioporque hasta tal vez le encontremos uso a las palabras.

II

Traga la noche hundida en mi boca::oculta en la arena perlada en mi lenguadonde el tiempo desgrana estrellasque nunca colman el fondo de la oscuridad.

Alguien podría llamarle maldición;otros le llamarían castigo.Mis labios sólo sangran.

Mi voz se descarrila a tu oídocayendo sedosa en blancos suspiros,secretos guardados en mis ojos de azoguey que se conforman con las fauces de tu silencio.

Observa como se queman los bosques.Observa como se secan las montañasmientras tocamos la lira.

Es un maleficio no saber olvidarcuando el dolor es un sabor con oficio en la memoria.

Tus besos han de entibiar mi piel moraday podrás escribir tu nombre en mi sangrey bajo las miradas de los ángeles y arcángeles,serafines y querubines,

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me levantarás de entre los muertos.

El tiempo de los bueyes de oro ha pasado.En el lagar de la esperanza,tal vez queden los remanentes del vinagreque saciará nuestra sedantes que el velo del templose parta en dos como un talismán de barromientras rotamos sobre el caparazón de una tortugaque se hunde en el infinito.

III

Un día caminaba yo por las magras costas de la oscuridad,cuando una doncella destelló ante mis ojos,se despojó de sus vestidurasy me sonrió como una luna,pero me trago como una serpiente.

Su nombre era Falsedad.

Dormité en su vientrehasta que ella, aburrida,me expelió como algo indeseable.

Vagué aturdidohasta que llegué a un hostal,en donde declamé la flaqueza de mi alma,la hambruna de mi carne,

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la necesidad de mi deseo.

Y una mujer desnuda, cubierta tras el cuerpo de una guitarraa la que ella acariciaba y hacía gemir con musicalidad,me cantó acerca de la más ardiente hembraque jamás haya dado fuego a un hombre,a quien todos buscaban y nadie encontraba,y que respondía al nombre de Verdad.

Ilusionado, preguntédónde podría encontrar a tan maravillosa creación.

La mujer me sirvió vino de una ánforaen cuya superficie titilaban imágenes de mi vida pasada,y me dijo que Verdad vendría escoltando la falda del sol.

La mujer me dijo que su nombre era Ilusióny que esa noche, si quería,ella sería mía.

Y lo fue.

Al otro día, esperé por Verdad,pero Ilusión me dijo: —Te dije que vendría mañana. —¿Cuándo es mañana?— pregunté. —Mañana es mañana— contestó.

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Esa noche volví a dormir con Ilusión.

Y la noche después.Y la noche después de esa.Y la noche después de la después de esa.

IV

Bajo la sombra de un cuervoque volaba sobre mi cabeza,llegué a una ciudad en ruinas::la profundidad de la desolacióncongelaba el aire,mientras mi corazón trepidabaen las calles y callejonesen un perfecto compás.

Osamentas de acerocallaban como evanescentes columnassupuestas alguna veza sostener la carpa del cielo.

Entré a una antigua catedral, donde un grupo de viejos adoraba, ante un altar dorado,una cruz que alguna vez debió sostener algún Cristo crucificado. Pregunté si alguien había visto a la mujer que daba el más placentero calor a los hombresy a quien llamaban Verdad.

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—Todos esperamos por Verdad—dijeron.Y se sumergieron de nuevo en su oración muda.

Entonces, me senté al pie de una fuente secaa mirar como se ponía el sol por la sangre del mar.Los ríos eran manos que rasgaban la tierraen búsqueda de soporte para sostener el universo.

Yo miraba el silencioel espino de voces que no dicen nada;yo miraba la multitud y en ausencia de luz, muy bien sobraban los ojos.

En las riberas coaguladas, un olor a óxido bailaba al anochecer.Era un olor sólido.Era un olor singular.Era el olor de una virgen perdida.Era la sangre de la Verdad asesinada.

La tarde se fundía en el crisol de la nochey la tristeza llegócomo un mándala plomizo.

V

Entreténgannos, dije entonces. Diviértannos. La hora de los comediantes está aquí.Recibamos a los malabaristas del tedio

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Queremos comer carne. Celebrar la carne.Reírnos de la carne. Aborrecer la carne. Queremos sacrificios humanosde desgracia y fatalidad.

Que entren los payasos del dharma-los ilusionistas de la vanidad-necesitamos fantasíasque engorden la libido::hosannas de sexo::pasión en las tinieblas::libélulas en pasarela::queremos morir en la carneen un orgasmo asesinoy de delirio amnésico.

Entreténgannos, dije.Que nos bailen las ganas de ser algo:: que las florestas vaginales se abriránen su fértil humedadpara dejarnos clavarel cetro inmanente::la soberanía totémica::de la espada de fuego.

Atontémonos, claro,con el redoble de los cuentos de hadas::la maravilla de un vacuo ensueñocon el alma muerta a contratiempo::que nos queda la mortalidad de la piel::fino acontecer de momentos cáusticos::que apesadumbran al tiempo en un tatuaje.

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Entreténgannos, digo,que la noche es larga y los rosarios son cortos.

Entreténgannos, repito.Todo pareceinmaculadamenteespectacular.

VI

La noche giraba como un vasto domosobre mi cabezadonde la luna irradiaba comoun osario de platino.Sombras poblaban las calles cual fantasmas viajerospor esta ciudadde caricatura en carboncillo.

Al final, de todos modos,mi cáliz esperaba una vaga lepra del alma.

Una mujer pasó por mi ladopero sus ojos estaban perdidosen la enajenación de la soledad.Su traje parecía flotar sobre la acera.Llevaba flores en las manosque no despedían aroma.

Ella no me miró.O no me vio.

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No supe quién era el muerto.

VII

Extrañé el rumor incesante y cristalino del viajero río,las ramas pretenciosas y las hojas sibilantes del árbol,el peine dorado del sol acariciaba la mañanael canto de los pitirres después de la lluvia::la lluvia cayendo en mi rostro mientras mis brazos reciben su precipitación::y supe que ya había perdido todas esas cosas.

Ruge con el océano, mon frere,que las conchas son los oídos del mar y te escuchan.

Lástima que no hablen.Nos dirían tantas historias disueltas en sal y agua.

Hasta podrían acertar a decir: —Esta es una lágrima tuya. —Y esta también. —Y ésta. —Y esta otra.

Cuerpo de agua que del agua provinistey en el agua amniótica de un vientre viviste,hoy quieres volver a todo lo que fue tuyotodo lo que te compuso; todo lo que te hizo,pero nunca hubo un todo.

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La memoria nada en cardúmenes.Siempre vuelve a su océano,como la memoria del tiempo.

VIII

Madre, ¿quién tiró los corazones al azufre?¿Quién trazó latitudes desde mis costillas?Hoy vengo a cantar visiones en un mar sordomientras el silencio nos unge los labios.

Madre, ¿quién dejó el pan en la lluvia?¿Quién bebió la leche de las estrellas?Hoy vengo a fingir una fe,una gran infusión de poder,un resquicio de catecismo,un postulado de orden.

Y las piedras siguen siendo piedras, madre,pero yo te daré copias de copias de peces.

Oh, Madre, ¿quién se robó el vino del futuro?¿Quién malogró la carne del cordero?Hoy llego beato y beodoa la puesta de este sol negroen el resplandor de otra muerte,a quemar mi corazón en las mentiras.

Madre, dejaste una nana inconclusa::Madre, compusiste un incompleto::

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madre, dejaste besos sin llegar::y yo, la espuma de mi padre,el escupitajo de una fiebre,la sucesión de la sangre,inconcluso,y peor aún,consciente.

IX

Hoy no viniste a cenar, padre,cuando todos los niños llorabande hambre y de terrornos volviste a dejar solos, padre::hoy nos quedamos nuevamente en el umbral de la grandezavasta y extensa como el final de la luz::hoy sólo nos consuela el mar::nos quedamos esperándote, cuando estábamos descalzos y teníamos frío.

Qué largo el caminode regreso a casa, ¿eh, padre?Nos quedamos con el corazón purulentolatidos en mano::nos quedamos con la oración podrida en la boca::nos quedamos con la brújula rota::nos quedamos sin pan y sin vino::nos quedamos vacíos:: no llegaste, padre::

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maldita sea tu promesa,no llegaste a reparar nuestras alas:: y todo este tiempo te esperamoscon un vaso y plato limpios para ti, padre:: y la mesa se quedó servida::te esperamos a través de los soles::te esperamos a través de las lunas::te esperamos todos los lunes::hasta que poco a poco nos empezamos a deshojary tuvimos que racionar nuestra angustiaatenazando la espera al corazón,para no desvanecernos en un suspiro.

¡Qué grandiosa sonaba la promesa de tu regreso!Maldita sea tu boca de mentira.o maldito sea el que te la dibujo,cuando tú ni siquiera pareces tener lenguaje, padre::porque no me entiendes.nos hiciste vomitar el olvido a plazoshasta que teníamos más cosasque olvidar que cosas por las que vivir.

Tú, que le pusiste relojes a las metáforas,no llegaste, y punto:: te consumiste en la mínima posibilidad de tu yeso::tu silencio es la vozque ratifica tu ausencia::los timbres del pesaroso desconcierto.

47

Padre, que ya no nos queda cielo que mirarsólo mugimos heridos a tu luna de mierda.

X

Yo soy el eco del Lázaro, venido de los muertos,el lóbrego ciervo del claroscurohoy plasmado en la sombrilla de una voz.

Un río de almas me baña la gargantay mi corazónes un zarzal que arde con magníficas historiasy cansancio.

Yo soy la refracción de un sueño perdidoun código cuyo patrónha quedado sin espacio::la sinestesia sin signo::la prueba de que el sonidonunca sobrepasa la luz.

Yo soy la alusiónla elusión:: la ilusión::esta carne prestadase antoja de frotarse contra el tiempoque sangra en sus llagas.

Yo he cruzado el ríoy he tocado sus dos orillas.Yo conozco el fríode la sangre::

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y mi corazón habita en una caverna.Yo vengo del lugaral que nos dirigimos::yo vivo prisionero en este cuerpo::yo soy el eco del Lázaro,venido de los muertos.

XI

Tú y yo,que nos hemos topado miles de vecesel uno con el otro sin saber que existíamos,trazamos nuestra propia geografía. El mundo expele esta nochesulfúricas cenicientas que peregrinan en maravillosas carrozas de topacio y turmalina,pero tú y yo nos encontramos al otro lado del espejo.

Tú y yo hemos convivido en la soledadque maldice a los poetas en las entrañasde los sueños a oscuras:: y en la sal del sudor fosforece en la fronteraque cose nuestras pieleshasta que tu cuerpo, desnudo sobre mí,se amolda al míoy entonces somos dos mitades de una misma ostia,una luna de panque se deshace en la saliva cálidade nuestras inquietantes lenguas.

49

Tú y yo no necesitamos conformarnoscon la imperfección.

Tú y yo hemos tocado algo sagrado. XII

Hablemos bajo el ala del crepúsculode la densa presencia de los sueños a flor de palabrade la manera en que el corazón se cansahasta que enmudecen los latidos.Hablemos de todas las cosas que callamoscon la dulce hipocresía del silencio.Hablemos de los sentimientos despobladosde la sonrisa avejentada, del cauce seco de las lágrimas;hablemos de bellas ciudades distantesque no estén en otra parte que no sea la gruta del alma.Hablemos de altares inmaculadosdonde encendamos recuerdos como velas;hablemos del lado oscuro de la mirada,donde se desechan los besos desabridos.

A mí también se me ha muertoel amor en las manos.

XIII

Tomemos la dudacomo la única certeza que resplandece

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en la majestuosidad de la noche. Aullemos versosen la cripta lunarsi los pies no nos alcanzanpara caminar sobre el agua.

Cuervos de hoguerasvuelan por el velo del paladardonde el espacio se enranciacon el suero mordicantedel nunca-llegar.

Vistamos blancas túnicascamino del último altar,hacia nuestras nupcias con el olvido.

XIV

Quién diría que ésta es la hija del mar y el sol.Quién diría que este pudo ser principio del origen.Los peces se han vuelto panzas arriba.Las voces se quedan con las mamas secas.Escudo y cordero, ampáranos de la lluvia negra,que no cabe más pena en mi corazón preso.Mañana, a saber qué será el sol;a tomar de la hiedra de la tinta.Mañana, a saber a dónde llevarán los ríos;a saber que puerta nos dará la salida.El viejo de los candelabros seguirá en la esquinapidiendo limosnas para la carta del juicio.Las campanas repicaran con su péndulo.La conclusión de otra rotación del tiempo.

51

Los rosarios rodarán en su letanía feudaly la carne se secará como hojas caídas.¿Quién lamerá el rocío de los perdones?¿Quién le dirá a la muerte que nos han quitado la vida?

XV

La ciudad se enterróen un flujo mercúricocomo el aguijonazode un escorpión::todo fue oscuro::todo fue silencio::alguien liberó al tiempode su botellay los ángeles descendieron,carentes de sexo,entre jades y esmeraldas,para permutar agonías por glorias en desuso.

La ciudad que una vez fue níspero de añoranzasse despintócon la llegadaimponente de la madrugada::las flores quiméricas::arias lánguidasy melancólicas::añoranzas de un tiempovolcado en algún

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intersticio desérticodel recuerdola frágil memoria.

Y de pronto hubosed de amores::sed de obliterarlos recintos escondidosde la voz que clamapor tocar la eternidad::la sed de ahogarseen el dulce ardorde un besocomo en el principiodel primer latido.

Y de pronto hubo un deseo eterizado,como la calma de las praderas::y nuevos salmos brillaron bajo el neón misteriosopara iluminar la búsqueda anónima y silenciosade nuevas verdades::nuevos himnos::el vino prestado de la ilusión::el vino de sangre en una nueva comunión::un placer íntimo::como hacer el amorcon Dios ausente.

53

De pronto hubo lágrimasy de pronto hubo un vacío::de pronto añoramos algo puro y virgen::algo no tocado por la palabra::algo inmaculadamente divino.

Y supimos que ya nada sostendría el cielo. Todo fue tan crudo::todo fue tan cruel,que finalmentealguien gimió una elegíay todo fue inmaculadamentees-pec-ta-cu-lar.

Vicios de construcción

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visitación de la Muerte

la Muerte llegase sientase sirve de mi whiskeyenciende un cigarrillo

te lo dije, Elidio La Torre Lagares, dice

para alcanzarte no hacen falta brazos

estás hecho de tierra, mary olvido

cansada de mí,ahora bebe del pozo de mi sangre

la Muerteme arroja un besoque dueley no puede ser desecho

mi piel prestadaabriga tormentasy humecta poemasde piedraque hacen la verdadmás llevaderala Muerte

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termina el tragotermina el cigarrillotermina conmigo

en efecto,para alcanzarmeno le hacen falta brazos

59

sábado en el Recinto Sur

ya qué:inventar otro veneno necio

para iniciarnos en el ritual—dormirnos a tientas

donde se fractura la aceral—decirnos otro insulto

con elegancia[la voz es un conductor térmico]

sentarnos sobre la ilusiónen esta ciudad, que es pequeña,

ignorar que entre tanta muerte

sea improbableque no tropecemos con algún fantasma

crear treguas de vinoen algún restaurant

y al final de la noche, permanecer anónimos

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inercia

sus ojos acatanel lenguaje interior

del cuerpo— la posibilidadse mueve en verbos

silentes— sonríea medias como si tentara

abrirse en mundo— sus pestañasabanican el retazo

de su mirada— me ahogo, me dice

y su rostro se ajacomo el papel

mojado— arrójate hacia mí,escucho— toma mi vacío

pero sólo puedomirarla desde la orilla

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pérdidas

Melancholy is useful. Use yours-Li Young Lee

admiro un remolino de hojasque barre la aceracual falda de bailarina

el árbol desnudopermanece impávidoinsufrible, indoloro

las hojas se alejan

el árbol, es obvio,no las extrañará: no tiene recuerdospese a que se hace en el tiempo

el árbol, he de decir,no sabe poesía

es condición del lenguajeevocar una ausencia:la poesía es la memoria de las palabras

el árbol, seguro,no tiene necesidadde reparar por sus pérdidas

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memoria

From pain you suffered, pain had set you free-Howard Moss

te he ahogado todas las noches,todas las noches menos una, cuando tú me ahogaste a míy ahora los peces comen de tu cuerpohenchido por el verde del ríotus ojos sin párpados le hacen de isla a los cangrejosy yo te observo, escupiendo mi silencio al vientoque arrastra hojas y memoriasperceptiblemente dolidaspor la forma que se entierranen la arena negra y mojada con la que una vez adosaríamos aquellos castillosde los cuales siempre hablábamos y nunca construíamos

qué me queda, si no una liviandad de concienciadesovando el misterio, ya no hay causalidad,sólo consecuencia

te he matado tantas veces, para que no te mueraspara que la vejez del arrepentimientono llegue a tu rostro ni al mío,manjar flotante para las garzasque llegan entre el manglar

por fortuna te reducirána lo irreconocible, pero no indefectible;

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a lo temporal, mas aun ininteligible contenida, mas aun continenteen la geografía de la memoria

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priceless

Bouquet de rosas rojas $45.00Cena para dos en restaurante caro $225.00Botella de Dom $150.00Un poema escrito enservilleta que no le cala no tiene precio

Desayuno al otro día $25.00Caja de cigarillos que fumas en silencio $4.25Café adicional para despertarel ánimo $1.50Descubrir una extraña al otrolado de la mesa no tiene precio

Viaje en taxi $25.00Maleta para libros y algo de ropa $95.00Renta de un cuarto de hotel $65.00Abrazar tu libertad mientras llorasel adiós de tu hijo no tiene precio

De veras que…hay cosas en la vidaque no sabemoscómo pagar

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my avatar

presumo que a ella le atrajomi manera de hacer sentido con el mundo

que llegué a ellade la forma que asciende un pensamiento

que se planteó la posibilidad de besar mis tenaces pectorales

que deliró con el sueño de sumergir sus dedos entre mi blonda cabellera

que mi rostro era un espejodonde refractaba su mundo

que por un momento blanquecería entre sus piernas

que mis palabras enlabiaban como dulces salmosque liberaban los sonidos aprisionados en su secreta voluntad, como el sol al claroscuromientras se mira al cielo hundirse en negro

y debió sentir el mundo disolverse a su alrededorcomo cuando uno encuentra el amor de su vida,todo esto, sin saber que esa no era mi foto

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vicios de (cons) tr[u] CC ión

salute. and having worshipped for my doompass ignorantly into sleep’s bright land

-e.e. cummings

duraante la época de lluvia,mi abuela y yonos sentábamos en la sal [A] (zul) paraguas en mano,a mirar las gotas colarsepor las grie tas en el techo de cemen to

—son vicios de (cons) tr[u] CC ión—decía mi padre—,hay que vivir con es o

después, nosabandonó,aun(que Re gresó

mi madre pasa bala tarde amasando buñuelos, sus ojos endulzados en el sirope de arce sobre las de formes

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:bo las: de /ha ri na/ du ra

las gotas integraban, mientras tan touna clepsidra(sad) icaque nunca llegaba a ahogarnos

a. (fuera) b. (dentro) la casa la pinturase empantanaba se descascaraba

treinta años van:el pasado lame el húmedo vien toy se acurruca al pie de la ven tana

la niebla, sedentaria, arropa la casa:mi A vuela no está, pero me dejó su paraguas

mi madre Ruth siente el río Jano y hace buñuelos en Re cuerdo/mi padre es rusiente riojano y bruñe soles que se astillan en sus manos y cuan Do llueve, toda

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vía caen go tas en La sa la

Si qué le vamos a ser ¡mesdifícildecirtodoesto! ¿mesdifícildecirtodoesto? mesdifícildecirtodoesto

pero, al fin, son [¿solo?] vicios de (cons) tr[u] CC ión

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Ensayo del vuelo2008

Premio Julia de Burgos

De la Fundación Nilita Vientós

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Los hombres vivimos colgados del lenguaje-Niels Bohr,

Premio Nóbel de Física

Todos los demás viajes y progresos no son sino el emblema y la contraseña del viaje de las almas

por las grandes rutas del universo-Walt Whitman, “Canto del camino abierto”

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I. El primer vuelo

el deseo precedió a la palabraantes que las cosas tuviesen nombre,en aquel tiempocuando éramos dos islas distantes,irrespectivamentede la consecuenciade una en la otra

previo al sonido,no podía existir el silencio,hasta que transigimosuna moneda de cambio,un lenguajepara entenderel suelo común:una metáforaque aunaratodo lo que somos,que siempre,de alguna manera,es lo que nunca fuimos

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II. Del origen del vuelo

hueco el huesoy liviano el cuerpo,las mandíbulas y dientesse convirtieron en picoy la colase afinóen timón

las extremidades anterioresfueronformando el ala

del origendel vuelo,se piensaque nacede una avidezpor la vida,esa condiciónde la muerte

me ha parecidoque un destino

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muy similarha superadoen míla poesía

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III. El vuelo al cuerpo muerto

I buried my father in my heart

-Li Young Lee

desenterré a mi padremoldeado en el cementodonde los nómadastransitan este mi suelo prestado,y me acosté a su lado

lo extraje de su tumbade olvido

desenterré a mi padrey vestí su chaquetay calcé sus zapatospara pasearpor la memoria

lo destilé desde la lejaníay de las palabrasno dichasme hice una excelente corbata

comí de su carnepesada y putrefactacomo si almorzaratiempo viejo

y bebí el café

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de la nochedulcorizado de estrellasy templé versosde otra imaginaciónvisto con otros ojos:un delirio frío que proclama la posesión de un cuerporeconocible, mutable,la forma perfectapara mi voz sin vida

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VI. Sabotear el aire

un eco detona sin remedioentre la vejez del vientoy viaja con violenta calma

ante la ausencia de alas,mi oído se conformacon escuchar,capacidad que, como el volar,sucede al aire

la palabra es respirar el sonidosabotear el airetrizarlo,romperlo,para luegohacer suturas de poemas,esos insistentes y fútilesintentospor levantar el vuelo

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VIII. Vuelo gris

a veces sueño que vuelopor espacios grisesdonde un viento barreel pasto amarillo

nunca hay nubes en el cieloque siempre parece de plomo

una voz modula y se imponecomo el insomnio

me templa como un arpa

en mi cuerpo, soy la nulifacióndel cuerpo

aquí, en el hueco del pecho.puedo adentrar mi manoy tocar el cieno del corazón

entonces,cuando despierto,tiemblo en el espantode un frío nido

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X. El vuelo imposible

there is silence instead of a name -Mark Strand

la luna de invierno,en cuya blancurase rompe tu silueta,ha ascendido entre migajasde cielo, donde prendamoslos ojos buscando el titilarde la memoria, ese remanenteintangible del cuerpo,que intentamos superarcon las palabras abortadasal filo de nuestras pupilas,en los momentos suspicacessalpicados de odio y polvo,entre archipiélagos de humosque salen de nuestras bocas,un lenguaje silenciosoque toma el lugarde las palabras ahogadas en la distancia

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XI. Charles Lindbergh alza vuelo

una densaoscuridadlo recibíaentre la nieblaalgodonadadel Atlánticosobre Cape Cody Nueva Escocia

el rumorde lasestrellasse confundíacon el motorde la nave

la nadadeglutíala luna

como si se deshilara el viento,los fantasmastraspasabanel fuselajede la navecon sus voceshumanas,

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familiares,espectrales,

eran voces venidasdesde el vacío,de lo intocadoe inalcanzadoa punto de ceder

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XII. Venidos en vuelo

en la oscuridad no había otro caminoque tocarnos

su cuerpo tibioasechabaentre sombrasy derrumbabael silenciocon sus vaporososrespiros

un tajo de luzmarcaba su rostro

se condensaba el sudor en sus pechos

luego se vertiósobre mícomo condición inefablede espacio

soltó un gemido blanco

transformamos dos sangresequívocas

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en un mismo movimientoy fuimos menosvenidos a más

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XIII. Apolo 8

a falta de técnicasde mediciónmás precisas,el astronautalevantó su dedo pulgary lo fijo en la ventana

la nave, en su elíptica,emergíaentre la totalidad sordadel lado oscurode la luna

en el horizonte,una canica azulamanecía

frágilsolitaria

danzaba en tornoa su propio centro

a su alrededor,cantaba el silencioy tras el dedo pulgar,un botón de planeta

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le revelaba al astronautatoda la grandezade nuestra minucia

una espantosasoledad de Dios lejanoenmudecióel cosmos

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XVIII. Movimiento del vuelo

Vemos la luz del atardecer anaranjada y violeta porque llega cansada de luchar contra el espacio

y el tiempo. -Albert Einstein

el atardecer, cansado, llega con su rostro tangerino y violeta y frío

pasa un cardumen de estrellas nadando entre estelas de ciudades preñadasde luz y movimientoentre edificios doblegados por flores de salitrey el tránsito de cuerpos que comercia las horas

las erratas en el pavimentoalucinan una discontinuidadevidente e imperfectaentre árboles eléctricossediciosos y llenos de temerosos pájaros

entre las mallas del ruido,vuelan condicionesque la noche va devorando

si todo, triunfalmente,

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acata el paso del aire en un éxtasisque nos brinde el sosiego,hasta que llega nuevamente la luzpenetrando suavementeel espacio y el tiempo

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XX. La promesa del vuelo

la lámparadesmembrael último vahídoradianteen este cuartoarrendadoa la muerte

la pieltranscribela vozcalmada de los huesos

toco tuslunarescomo unbraillesecreto

es lo indisolublelo que quedade tu cuerpo:un alfabeto fugaz,la materia del lenguajeque poetizatodo lo que falta,al marcharte,

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recoges las alas,y arrastras contigola promesade tu cielo

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XXII. El último vuelo de Amelia Earhart

We must be on you, but cannot see you. Gas is running low. —Amelia Earhart, última comunicación radiotelefónica

abordo del Electra,el cielo es una rosaen la arquitectura de la eternidad

ya cruza el abismoentre quien conocey lo que se conoce

—esto nunca lo apartaran de mí: ni mi sonrisa, ni mi sombrero, ni la memoria de todo esto

después del verbo,lo que resta esla tenacidad

y ahora la navese adentraen una densa ceguera

el vuelo desentonaen la nada

—estabas en lo correcto, Bob —puedo sentirlo

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ya en caída irreversible,se acerca al entendimientode la última Verdad

la nochese hace el día vistodesde el otro lado

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XXIII. Vuelo nocturno

caminar la ciudadmientras enciendo el acuartelado aire,sin poseer fuego perturbar la oscuridad con la friccióndel cuerpo necioentre el leso vacío

carecer de otra soledadque no seael satori fugazde la constante brevedad querer elevarse sobre los billboardsy combustionarlentamente con las estrellas añorar la esperanzaen una esquinadespobladaen una oscura avenida

abrir la jaula del sufrimiento para caducar en algún deleite

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borrarme en el silencioque queda al despojarmede mi memoria, y en la ausencia, envejecer

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XXV. Vuelo final

…sabe el hombre donde nace y no dónde va a morir… -Juan Antonio Corretjer

agotado por la vida, de sobra densa y palpableenfrento el enigma de las cosas por conocer

en esta tarde donde los rascacieloshan tomado la silueta de las montañas, el vértigo y el éxtasisse asientan como alas tras el vuelo del alma

en este momento solitario, anónimo y circunstancial, me alcanza la eternidad y la paz

y soy tan nada dentro de todo,y soy todo dentro de nada

ya vivido, ya balanceado,en caótica armonía,sumado por la experienciay sustraído por el tiempo,mudo el plumaje de la memoria

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y me preparo para mi último vuelo:

cobijaréaquello que tenga que aprender de la muerte