Post on 31-Mar-2020
ensentidofigurado
CONSEJO EDITORIAL
Editores
José Antonio Álvarez Di Stasio
Inmaculada Barranco
Juan Barroso
José Antonio Durand
Ángel González González
José Gutiérrez-Llama
Pedro Herrero
Carlos Hidalgo Villalba
Elisa Luengo
Emilia Oliva
Cony Pedraza
Juan Pablo Varela
Asistencia Editorial
Víctor Cáceres A.
PORTADA
“Sin título”
Ángel GONZÁLEZ G.
España
EDITADA EN
Alemania - Andorra
Argentina - España
EEUU - Francia
México - Puerto Rico -
Uruguay
Contenido
1.- Especiales 11.- Introducción – José GUTIÉRREZ-LLAMA (5) 12.- Convocatoria para el Premio Literario “Sor Juana Inés de la Cruz 2019” – Comité Organizador de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (7) 13.- Colaboración de Matías Escalera Cordero en “Turia” – José GUTIÉRREZ-LLAMA (9) 14.- Convocatoria y Bases para el 3er. Premio Literario Internacional “Letras de Iberoamérica 2019” – EN SENTIDO FIGURADO (12) 15.- Entrevista a Fernando Sorrentino – Rolando REVAGLIATTI (14) 16.- Selección de textos – Fernando SORRENTINO (43) 17.- Selección de poemas – Eliana LUCIÁN VARGHA (49)
2.- En pocas palabras 21.- Esmeralda – Tanya Mónica GAMEZ ORNELAS (53) 22.- El día de la entrega – Gonzalo PRIETO BARRERA (54)
3.- Entre cuentos 31.- 20/07/69 – José Luis DÍAZ MARCOS (56) 32.- Día de fiesta – Jesús QUINTANILLA OSORIO (61) 33.- Pies – Cony PEDRAZA (63) 34.
4.- Entre ensayos y tanteos 41.- La obsolescencia programada del Ser virtual – Héctor Iván GIL CURRY (65) 42.- El budismo zen en “Salvo el crepúsculo” – Rosa Leticia ORCHUELO (72)
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53
56
65
ensentidofigurado
EN SENTIDO FIGURADO
Año 12 Número 2
Enero/Febrero
2019
Es una publicación de:
José Gutiérrez-Llama
Es una revista literaria de
publicación bimestral de
difusión vía red de cómputo.
Blvd. Adolfo López Mateos
314, Colonia Tlacopac.
C.P. 01049 México, D. F.
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Tel: (52.55) 54.81.55.61.
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2011–082909412300-
203. ISSN: 2007-0071. Esta
publicación se terminó de
editar el 11 de febrero
de 2019.
Las opiniones expresadas
por los autores no
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con recursos propios.
PROHIBIDA SU VENTA.
5.- Palabra en verso 51.- Introducción – Ángel GONZÁLEZ GONZÁLEZ (80) 52.- Make up – Reinier DEL PINO CEJAS (82) 53.- Ambos estábamos un poco borrachos – Santiago LOUSTAUNAU (83) 54.- No pasarán – Ernesto Marcos TANCOVICH (85) 55.- Prefiguraciones caribeñas – Benito PASTORIZA IYODO (87) 56.- Manual de supervivencia – Marcos COHEN (89)
6.- Academia Literaria de la Ciudad de México 61.- Te dijo el perrito que no lo patearas – Guillermo TORRES (91)
62.- Atracción inexorable – Esther TIRADO (95) 63.- Selección de textos cortos – Eduardo Alejandro ESCOTTO CÓRDOVA (98) 64.- Desaparecido – José Antonio DURAND (102)
7.- Desde el taller 71.- Introducción – José Antonio ÁLVAREZ DI STASIO (105)
72.- Yo estuve aquí – Nedy VARELA (107) 73.- Ahora – Soledad ARBÓN (109) 74.- El pañuelo del tiempo – Lauro MARAUDA (111) 75.- El viudo – Nelson GUERRA (113)
76.- El corazón en “RE” menor – Washington BENAVIDES (114)
77.- Tomás tiene un tesoro – Susana LOZA ESPÍNDOLA (116) 78.- El debut – Miriam ARÉVALO SANTANA (118)
8.- Entremés 81.- Cine desde el diván – Carlos HIDALGO VILLALBA (120)
9.- Galerías 91.- Poesía Visual – Angel GONZÁLEZ GONZÁLEZ - Muestra de toni PRAT (124)
80
91
105
120
124
GRACIAS POR COMPARTIR ESTOS AÑOS
DIRECTORIO
Editor Responsable: José Gutiérrez-Llama
en-corto@ensentidofigurado.com
Suscripciones:
suscripciones@ensentidofigurado.com
PARA ENVIAR COLABORACIONES
Micros: Pedro Herrero
Inmaculada Barranco
micros@ensentidofigurado.com
Cuentos: Cony Pedraza
cuentos@ensentidofigurado.com
Ensayos: Judy García Allende
Juan Pablo Varela
ensayos@ensentidofigurado.com
Poesía: Emilia Oliva
Ángel González.
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Letras pequeñas: Judy Garcia Allende
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Academia Lit. CDMX: José Antonio Durand
en-corto@ensentidofigurado.com
Traducciones: Elisa Luengo
elisa-luengo@ensentidofigurado.com
Fotografía: Ángel González González.
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Ilustraciones: Ángel González González
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Video: José Gutiérrez-Llama
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Artes plásticas/audio: ESF
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BLOG
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 5
josé gutiérrez-llama
INTRODUCCIÓN
Nunca, como a tu lado, fui de piedra.
Y yo que me soñaba nube, agua,
aire sobre la hoja,
fuego de mil cambiantes llamaradas,
sólo supe yacer,
pesar, que es lo que sabe hacer la piedra
alrededor del cuello del ahogado.
–“Elegía”, de Rosario Castellanos–
Esta edición, los “Especiales” guardan el carácter festivo e intenso con
que se inicia un año al calor de un abrazo de ojos bien abiertos que
esperan la correspondencia. El beso y la sonrisa que se atrapa y
guarda en la cartera para mirarla en abril, en julio, en septiembre,
cuando el tiempo pasó y parece que nunca fue, que nunca estuvo
ahí, a salvo de nuestra errática memoria que ignora tantas veces que
vivimos, qué vivimos.
Abrimos atendiendo gustosos la petición del Comité Organizador
de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, de difundir y
hacernos eco de la Convocatoria al Premio de Literatura “Sor Juana
Inés de la Cruz 2019” para obra escrita y publicada por mujeres, y
para ello incluimos las bases y pormenores de dicho evento.
Seguimos con el ánimo gozoso que nos produce la incorporación
de nuestro buen amigo, Matías Escalera Cordero, como colaborador
de la prestigiosa revista Turia.
6 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
Luego, lo que desde mi punto de vista representa un gran aconteci-
miento para todos los que formamos parte de este proyecto: La
convocatoria para participar en la Tercera Edición del Premio
Literario Internacional “Letras de Iberoamérica”. Debo reconocer y
reiterar que gracias a la participación de un gran número de
nuestros amigos, las ediciones previas fueron por demás exitosas, lo
que sin duda nos alienta a lanzarnos nuevamente al vacío a la espera
de que la red de complicidades que hemos tratado de tejer con
ustedes, evite darnos de cabeza contra la acera. Qué así sea…
Seguimos con la ya tradicional y no menos espléndida entrevista
que nos obsequia Rolando Revagliatti, esta vez al connotado escritor
bonaerense, Fernando Sorrentino, quien acompaña esta conversa-
ción con una magnífica selección de sus textos.
Finalizamos con una breve y fascinante selección de poemas que
nos ha hecho llegar la talentosa escritora montevideana Eliana
Lucián Vargha.
Por lo demás, el número transcurre, como de costumbre, con las
secciones habituales repletas de arte y buena literatura.
En fin, esperamos que disfrutes tanto como nosotros.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 7
Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2019 Con el propósito de contribuir a la difusión de la literatura escrita por mujeres, la
Feria Internacional del Libro de Guadalajara convoca al Premio de Literatura Sor
Juana Inés de la Cruz 2019.
De conformidad con las siguientes bases:
Podrán participar escritoras de cualquier nacionalidad, con una novela publicada
originalmente en español, cuya primera edición haya sido impresa entre enero de
2018 y abril de 2019, con una extensión mínima de 120 páginas, y un tiraje
mínimo de mil ejemplares.
Las obras deberán ser presentadas por cualquier institución cultural, educativa y
editorial, o por la propia escritora interesada. No podrán participar las obras que
hayan concursado en ediciones anteriores del Premio.
Se deberán enviar seis ejemplares impresos de la obra a la Feria Internacional del
Libro de Guadalajara, con sede en Av. Alemania 1370, Guadalajara, Jalisco, CP
44190, y anexar en un sobre aparte el currículo de la autora y una memoria USB
con una fotografía tamaño postal en alta resolución en formato JPG, así como una
hoja impresa con los datos personales que permitan su localización. Es
imprescindible incluir el número de teléfono celular de la autora. No se
recomienda mandar los ejemplares por correo ordinario.
8 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
Se aconseja a los remitentes que indiquen un valor cero (0) pesos o dólares para la
mercancía enviada. La FIL no se responsabiliza de los paquetes retenidos en
aduanas, devueltos o extraviados; cualquier gasto de envío o relacionado con su
tramitación correrá por cuenta del remitente.
El Premio consistirá en:
• Premio único e indivisible de diez mil dólares estadounidenses
• Presentación de la ganadora en una ceremonia en el marco de la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara, el 4 de diciembre de 2019
El jurado:
Estará integrado por tres reconocidos escritores o críticos literarios del continente
americano, quienes en reunión especial elegirán la obra ganadora. El fallo será
inapelable, y se dará a conocer el día 28 de octubre de 2019.
Los ejemplares no premiados no serán devueltos.
La recepción de las candidaturas se abre con la publicación de esta convocatoria, y
cierra el día 30 de abril de 2019. Sólo participarán las obras recibidas hasta esta
fecha y aquellas cuyo sello postal sea de fecha anterior al 13 de abril y que lleguen
antes del 10 de mayo de 2019.
Cualquier situación no prevista en la presente convocatoria será resuelta por el
Comité Organizador.
Guadalajara, Jalisco, México, 15 de enero de 2019
Más información: laura.niembro@fil.com.mx
Ganadoras de las ediciones previas: Clara Usón (2018), Nona Fernández (2017), Marina Perezagua (2016), Perla Suez (2015),
Inés Fernández Moreno (2014), Ana García Bergua (2013), Lina Meruane (2012), Almudena
Grandes (2011), Claudia Piñeiro (2010), Cristina Rivera Garza (2009), Gioconda Beli (2008),
Tununa Mercado (2007), Claudia Amengual (2006), Paloma Villegas (2205), Cristina
Sánchez-Andrade (2004), Margo Glantz (2003), Ana Gloria Moya (2002), Cristina Rivera
Garza (2001), Silvia Iparraguirre (1999), Silvia Molina (1998), Laura Restrepo (1997), Elena
Garro (1996), Tatina Lobo Wiehoff (1995), Marcela Serrano (1994), Angelina Muñiz-
Huberman (1993) .
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 9
COLABORACIÓN
DE MATÍAS
ESCALERA
CORDERO
EN “TURIA”
José GUTIÉRREZ-LLAMA
México
2019
Hablar de la revista Turia es hablar de la publicación cultural y
literaria aragonesa de más dilatada trayectoria y una de las más
prestigiadas revistas culturales españolas a lo largo de sus 30 años
de vida.
Fundada en Teruel en 1983, Turia ha pretendido, desde sus
comienzos, ejercer el mestizaje cultural e integrar diversas
corrientes creativas y de pensamiento. Por otra parte, Turia ha
priorizado siempre la calidad de sus contenidos evitando cualquier
otro tipo de condicionamiento. Su espíritu integracionista y abierto,
y una línea de trabajo independiente y rigurosa, han guiado la
buena salud de esta publicación de alcances nacionales e
internacionales.
A pesar de solo publicar textos inéditos, su preocupación por la
literatura contemporánea ha atraído a sus páginas la colaboración
de más de 1000 autores, dentro de los que se encuentran, sin lugar
a duda, las plumas más reconocidas de nuestra literatura.
Dados estos antecedentes, para todos los que integramos En
sentido figurado, es motivo de una enorme alegría, conocer de la
participación, como colaborador de Turia, de nuestro buen amigo y
eventual acompañante en estas páginas, Matías Escalera Cordero.
A cargo de la nueva sección La importancia del final, Matías repasa
10 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
los grandes relatos del canon occidental y castellano, y nos
propone un final alternativo para cada uno de ellos. Algo que
resulta, incuestionablemente, un experimento, un reto a la altura,
únicamente, de un escritor con la habilidad y el talento de Matías.
La primera entrega, que considera estos finales alternos para La
Odisea (uno de los relatos fundadores de nuestro imaginario
simbólico y literario), La fuerza de la sangre (la enigmática e
inquietante novela ejemplar de Cervantes) y Las olas (la afamada
novela de Virginia Woolf), resulta, desde mi punto de vista, una
auténtica delicia.
Sin adelantar nada más (en verdad bien merece la pena darse una
vuelta por el enlace que encontrarán al calce de este texto), aquí les
dejo lo que a mi juicio funciona como el prólogo de…
LA IMPORTANCIA DEL FINAL*
«En el prefacio que Shelley escribe en nombre de su mujer Mary
Wollstonecraft para Frankenstein, señala los modelos de la poesía
épica y dramática antigua y moderna, desde la Ilíada de Homero al
Paraíso perdido de Milton, pasando por La tempestad y El sueño de
una noche de verano de Shakespeare, que considera no solo los
moldes primigenios de “la verdad de los principios de la naturaleza
humana”, sino también los insoslayables patrones que deben guiar
al “humilde novelista” en sus “creaciones en prosa”.
Amén del concepto ancilar y esencialmente lúdico que para los
románticos como Shelley tienen el relato y la novela, frente a la
grandeza trágica y filosófica de la Poesía, en esas afirmaciones,
tanto la poesía épica, como la dramática, se consideran fenómenos
y entidades narrativas previas y superiores, es verdad, pero, al final,
análogas al relato en prosa que es la novela.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 11
Por eso, no se extrañe, el lector, de que en este –tal vez insensato–
experimento, que ahora comienza, que hemos titulado “La
Importancia del Final”, se dote de nuevos finales tanto a grandes
relatos épicos de la antigüedad clásica, como a algunas conocidas
tragedias y comedias –e incluso romances–, junto a un buen
ramillete de novelas modernas, pues todas ellas son historias que
han pasado al acervo del lector curioso y obstinado; y algunas de
ellas –bastantes– han terminado por convertirse incluso en lugares
comunes de la cultura popular, para los que leen y para los que no
leen, ni piensan leer ya nunca.
Serán tres los finales nuevos e inesperados que ofreceremos en
cada entrega, de tres historias, cada una de tiempos diversos y de
naturalezas distintas. Es nuestro deseo que disfruten del
experimento, ideado, finalmente, para lectores de publicaciones tan
sólidas como esta, en tiempos tan líquidos –e incluso gaseosos–
como estos.»
Matías Escalera Cordero
¡Felicitaciones Matías!
Enlace directo a : «La importancia del final»:
http://www.ieturolenses.org/revista_turia/index.php/actualidad_turia/l
a-importacia-del-final
*Publicado en Turia solo digital©
Imagen:
Revista cultural y literaria “TURIA” y fotografía de Matías Escalera
Cordero.
12 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
La revista literaria, “En sentido figurado”:
CONVOCA
Al 3er. PREMIO LITERARIO INTERNACIONAL “Letras de Iberoamérica”,
EN LOS GÉNEROS DE POESÍA, MICRORRELATO, CUENTO Y ENSAYO LITERARIO.
Bases y Premios
1. La participación al certamen es gratuita.
2. Independientemente de su nacionalidad o lugar de residencia, podrán participar
todos aquellos escritores, mayores de edad, que cumplan con las bases de esta
convocatoria.
3. Las obras presentadas deberán estar escritas en castellano y no haber sido premiadas
en ningún otro concurso literario al momento del fallo (el carácter inédito de las obras
presentadas no es requisito indispensable).
4. La temática de las obras será libre y deberá apegarse en extensión a lo siguiente:
- Poesía: Extensión máxima de 30 versos.
- Microrrelato: Extensión máxima de 20 líneas.
- Cuento: Extensión máxima de 70 líneas.
- Ensayo Literario: Extensión máxima de 150 líneas.
5. Todas las obras deberán estar escritas con letra Times New Roman de 12 puntos e
interlineado de 1.5, y ser enviadas en archivo de WORD bajo un pseudónimo (no se
admitirá ninguna obra en otro tipo de archivo).
6. Cada participante deberá enviar, en otro archivo de WORD, sus datos personales
(nombre, apellidos completos, domicilio, código postal y dirección electrónica (email, es
indispensable) y número telefónico de contacto, este último es optativo), que
correspondan al pseudónimo bajo el cual participa.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 13
7. Los participantes podrán presentar un máximo de 2 obras por género y podrán
concursar en todos los géneros literarios de su elección.
8. El envío antes descrito deberá de ser realizado a través de un solo correo electrónico a
la siguiente dirección:
en-corto@ensentidofigurado.com
9. Por el simple hecho de presentar alguna obra a concurso, el participante afirma que la
obra es original y de su propiedad, y en consecuencia se hace responsable respecto a su
propiedad intelectual y patrimonial por cualquier acción por reivindicación o cualquier
otra reclamación que en ese sentido pudiere sobrevenir.
10. La fecha de recepción de las obras cerrará el martes 30 de abril de 2019.
11. El jurado será integrado por miembros del Consejo Editorial de la revista “En sentido
figurado” y otras personas relacionadas con el mundo de la literatura y el arte.
12. El jurado actuará con la máxima libertad y discreción y tendrá además de las
facultades normales de discernir el ganador y emitir el fallo otorgándolo o declarándolo
desierto, la de interpretar las presentes bases. El jurado no mantendrá ningún tipo de
comunicación, ni escrita ni verbal con los participantes y su fallo será INAPELABLE.
13. El fallo será comunicado a través de la revista “En sentido figurado” en su edición de
Julio/Agosto de 2019 y difundido a través de su página de Facebook.
14. Se nombrarán 3 ganadores por género (primero, segundo y tercer lugar), cuyo
premio consistirá en la entrega de un Diploma de Reconocimiento por parte del
Consejo Editorial de la revista “En sentido figurado”, y la publicación de la obra premiada
en la edición de Julio/Agosto de 2019, en la sección de Especiales.
15. Las obras que se publiquen conservarán la propiedad intelectual de su autor.
16. El Diploma de Reconocimiento será enviado a cada ganador por correo postal y/o
electrónico (en formato de alta calidad listo para impresión).
17. Todas las obras presentadas quedarán en poder del Consejo Editorial de la revista
“En sentido figurado”, la cual se reserva el derecho a publicarlas en ediciones futuras de
la revista, notificando a su autor por correo electrónico y otorgándole el crédito y
derechos de autor correspondientes.
18. La presentación de obras a este certamen supone por parte de los autores la plena e
íntegra aceptación de las presentes bases, así como la decisión del jurado ante cualquier
imprevisto, no recogido en las mismas.
19. Ni el jurado, ni los organizadores del presente certamen se hacen responsables de
las opiniones vertidas por los autores en sus obras.
20. Ninguno de los organizadores de este evento podrán participar en el mismo.
Consejo Editorial
“En sentido figurado”
Febrero, 2019
14 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
Gioconda Belli
ENTREVISTA
A FERNANDO
SORRENTINO
Rolando
REVAGLIATTI
Argentina 2019
“Las modalidades de narrativa insólita o fantástica me
interesan infinitamente más que las del realismo o de la
protesta social”
Fernando Sorrentino nació el 8 de noviembre de 1942 en la ciudad de
Buenos Aires, la Argentina, y reside desde 2011 en la ciudad de Martínez,
provincia de Buenos Aires. En 1968 obtuvo el título de Profesor de Castellano,
Literatura y Latín en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta. Ha
colaborado en la sección literaria de los diarios “La Nación”, “La Opinión”,
“Clarín” y “La Prensa” y en las revistas “Letras de Buenos Aires” y “Proa”. Libros,
cuentos, ensayos y artículos de su autoría se han divulgado traducidos al inglés,
húngaro, portugués, persa, alemán, rumano, italiano, tamil, búlgaro, chino,
francés y serbio. Textos suyos fueron incluidos en antologías nacionales y
extranjeras y ha sido el compilador de numerosos volúmenes: “Treinta y cinco
cuentos breves argentinos. Siglo XX”, “Treinta cuentos hispanoamericanos (1875-
1975)”, “Cuentos argentinos de imaginación”, “Treinta y seis cuentos argentinos
con humor”, “Diecisiete cuentos fantásticos argentinos”, “Historias improbables.
Antología del cuento insólito argentino”, “Ficcionario argentino (1840-1940). Cien
años de narrativa: de Esteban Echeverría a Roberto Arlt”, “Cincuenta cuentos
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 15
clásicos argentinos. De Juan María Gutiérrez a Enrique González Tuñón”, etc.
Publicó la novela “Sanitarios centenarios” (tres ediciones: 1979, 2000 y 2008); la
nouvelle “Crónica costumbrista” (1992; reeditada en 1996 con el título
“Costumbres de los muertos”); el ensayo “El forajido sentimental. Incursiones por
los escritos de Jorge Luis Borges” (2011); los libros para niños y/o adolescentes
“Cuentos del Mentiroso” (Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores
1978), “El remedio para el rey ciego”, “El mentiroso entre guapos y compadritos”,
“La recompensa del príncipe”, “Historias de María Sapa y Fortunato”, “El
mentiroso contra las avispas imperiales”, “La venganza del muerto”, “El que se
enoja, pierde”, “Aventuras del capitán Bancalari”, “Cuentos de don Jorge
Sahlame”, “El viejo que todo lo sabe”, “Burladores burlados”, entre otros; los
volúmenes de entrevistas “Siete conversaciones con Jorge Luis Borges” y “Siete
conversaciones con Adolfo Bioy Casares” (ambos con varias ediciones); los libros
de cuentos “La regresión zoológica”, “Imperios y servidumbres”, “El mejor de los
mundos posibles”, “En defensa propia”, “El rigor de las desdichas”, “La corrección
de los corderos, y otros cuentos improbables”, “El regreso. Y otros cuentos
inquietantes”, “Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un
paraguas en la cabeza”, “Costumbres del alcaucil”, “El crimen de san Alberto”, “El
centro de la telaraña y otros cuentos de crimen y misterio”, “Paraguas,
supersticiones y cocodrilos”, “Problema resuelto / Problem gelöst”, “Los reyes de la
fiesta y otros cuentos con cierto humor”, etc.
1.- Tu infancia, como la de Evaristo Carriego y Jorge Luis
Borges, transcurrió en el barrio de Palermo. Con esta
referencia, Fernando, empecemos a conocerte.
FS.- Mi barrio fue el hoy llamado Palermo Hollywood, es decir el
cuadrilátero comprendido por las avenidas Santa Fe, Juan B. Justo,
Córdoba y Dorrego. Allí, y en escuelas del Estado, cursé mis
estudios primarios (1948-1955) y también los de segunda
enseñanza (1956-1960), en el Colegio Nacional Nicolás
Avellaneda.
Uno de mis primeros recuerdos corresponde a mi entrada en el
edificio de la Escuela Florencia G. de Peña (Obra de la
Conservación de la Fe), en la calle Bonpland, casi esquina
Nicaragua. Sería en marzo de 1948; yo tenía cinco años de edad y,
16 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
de la mano de mi madre y con mucho temor y ansiedad de mi
parte, había llegado a la escuela, donde cursaría el Jardín de
Infantes en el aula de la “señorita Ana María”.
Nosotros vivíamos en el número 5647 de la calle Costa Rica, de
manera que la escuela y nuestra casa se hallaban en la misma
“manzana pareja que persiste en mi barrio”: Costa Rica, Bonpland,
Nicaragua y Fitz Roy.
En esa escuela hice toda la primaria, excepto el último grado. Por
no sé qué cuestión, a principios de 1955 se modificó el estatus
legal del establecimiento y todos los alumnos fuimos reubicados
en otras escuelas. A mí me tocó cursar el último grado en la
Escuela Juan Crisóstomo Lafinur, ubicada en la calle Gorriti entre
Bonpland y Carranza.
No para que me eleven un monumento sino como simple
información, nada me cuesta declarar que yo fui siempre un
excelente alumno, y cada año era distinguido con el primer
premio.
Entre el llamado primero inferior (de aquellos años) y el cuarto
grado tuve siempre maestras “señoritas”. En quinto me tocó, por
vez primera, un maestro varón, terriblemente exigente y eficaz. Su
apellido era Pugliese y lamento no poder precisar su nombre de
pila, aunque puedo aportar otros datos: era alto, rubio, con pelo
ondeado, tendría unos veinticinco años, estaba a punto de
recibirse de médico, vivía en la calle Virrey Liniers y era hincha de
Huracán. Ciertos gestos y actitudes, y palabras pronunciadas entre
ellas por algunas de las maestras jóvenes, me hicieron
comprender que el señor Pugliese era, para estas damas, una
codiciada pieza de caza.
Entre otras cosas, recuerdo que, para enseñarnos cómo
funcionaba el correo, nos envió una carta —desde luego,
manuscrita— a cada uno de los alumnos, quienes, a su vez,
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 17
teníamos la obligación de contestarle con otra; por desdicha, he
perdido su carta y no tengo la menor idea de cuál habrá sido mi
respuesta.
Cuando pasé a la Escuela Juan Crisóstomo Lafinur, me tocó otro
maestro excepcional: el señor Jorge Cristino Bustos. Tendría unos
cuarenta y cinco años, había nacido en Campana, era profesor de
matemática en la Facultad de Ingeniería y, para colmo de sus
virtudes, era —como yo— hincha de Racing. De maneras menos
severas que el señor Pugliese, era igualmente eficaz, y recuerdo a
ambos con el máximo de mi afecto y de mi reconocimiento.
Todos mis años de la escuela primaria correspondieron al
gobierno peronista y tuvieron la mácula de pretender adoctrinar a
los niños en la hagiografía de Perón y de sus ideas. Como
corolario de estos despropósitos, en el último grado se impuso
como lectura obligatoria “La razón de mi vida”, que alguien había
escrito para que lo firmase Eva Perón. Además del evidente
atropello de obligar a leer páginas partidarias, el valor literario de
dicho libro era prácticamente nulo, y habría sido infinitamente
mejor haber dedicado esas horas a leer ¡tantas hermosas páginas
que nos prodigaba el mundo de la literatura!
Sé que muchos maestros cumplían con la orden emanada del
Ministerio de Educación porque no había otro camino, pero no
estaban de acuerdo con ella. Han transcurrido sesenta y tres años,
y aún conservo en mi biblioteca el ejemplar de “La razón de mi
vida”, publicado por la Editorial Peuser.
En esa época Costa Rica era una calle grisácea y muy humilde. En
ella los chicos pasábamos nuestra vida, jugando a las bolitas, a las
figuritas, al fútbol (en esta última actividad constituíamos una
suerte de plaga).
En septiembre de 1955 se produjo el estallido de la
18 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
autodenominada Revolución Libertadora y por esos mismos
meses cayó sobre nosotros la terrible epidemia de poliomielitis,
que afectó a tantos niños de más o menos mi edad.
2.- Al año siguiente, anticipaste, comenzó tu bachillerato.
FS.- En el colegio a menos de tres cuadras de mi casa. Cierta
señora impartía las materias de Castellano y de Historia. Como yo
ya no era tan ingenuo ni tan respetuoso de la autoridad, pensaba
que, en rigor, la mujer no dominaba ninguna de las dos disciplinas
y que, posiblemente, ni siquiera tuviera el título habilitante.
Como contrapartida de los desatinos del gobierno peronista, se
había instaurado una venganza de signo contrario: habían sido
“barridos” los profesores que tuviesen alguna afinidad con el
derrotado “régimen depuesto” y con su “tirano prófugo”, y veo
como muy posible que, llevados por la prisa y la necesidad, los
funcionarios del Ministerio de Educación llenasen los huecos
docentes de la manera que pudiesen.
Aquella profesora —hija y sobrina de políticos socialistas—
portaba el mismo nombre de pila de cierta criminal de guerra
británica; me limitaré a caracterizarla con la letra inicial de su
nombre: M. Era, sin duda, la mujer más horrible que conocí en mi
vida. Una extensa cara de caballo, con la piel reseca y hecha cuero
por la exagerada exposición al sol, y unos dientes enormes que
pugnaban por asomarse al exterior, los pelos erizados tipo
Gorgona… Tendría cuarenta años, no más, pero a mí me daba la
impresión de haber sido extraída, con toda la edad a cuestas, de
un cuento de terror del siglo XVI. En suma, parecía diseñada por
un pintor de esperpentos.
Y, por añadidura, M. era arbitraria e injusta. Un ejemplo: uno de los
alumnos se llamaba Félix Alfonso Marino. El nombre de pila era
Félix, y los apellidos, Alfonso Marino. De manera que, en la libreta
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 19
de calificaciones, el alumno estaba ordenado alfabéticamente en
la letra A. Pero, en la primera prueba escrita, Félix cometió el
sacrilegio de identificarse como “Félix A. Marino”. La profesora no
encontró ningún Marino en la letra M de su libreta (aunque una
mínima mirada le habría hecho leer un Alfonso Marino al principio
de la lista) y, al averiguar, por propia confesión del réprobo, que
había omitido consignar su primer apellido, no encontró mejor
expediente que calificar la prueba —sin siquiera leerla— con un
rotundo 1 (uno). Tal fue el duro castigo aplicado en represalia por
una falla, digamos, “administrativa”. Y nosotros, los alumnos, ¡cuán
sumisos éramos, cómo soportábamos esas iniquidades sin
atrevernos a protestar!
Pero también, según comprobé más tarde, la señora M. era “muy
blanda de corazón” (“Martín Fierro”, II:23). En cierta oportunidad
pasó al frente, a exponer oralmente la lección, un chico muy
aplomado, cuyo apellido italiano significa, en español, “alcalde”
(corriendo los años, fuimos amables colegas como profesores en
cierto colegio espeluznante, y, más tarde aún, me enteré de que
había fallecido). Dio una buena lección y M., encantada, lo calificó
con un merecido 10. Pero, según resultó palpable, la cuarentona
se había enamorado del adolescente Alberto. Unos días más tarde
volvió a convocarlo para que diera lección; como suele suceder a
todos los estudiantes que en el mundo hemos existido, Alberto
había dado por seguro que no iba a ser convocado para exponer
nuevamente y, por ende, ni siquiera había abierto el libro: no tenía
la menor idea del tema. Pero M. estaba derrumbada de amor y, a
su manera, fue ella misma dando la lección de Historia que
Alberto no podía enunciar sin merecer un rotundo cero. Y, al final,
la muchacha enamorada dijo: “¡Y le voy a poner un 10!”. Y, en
efecto, calificó al afortunado galán con un diez.
Ésta era la pedagoga “socialista” que nos tocó en primer año del
secundario. Castigó con un 1 a quien, en lugar de “Alfonso”,
escribió “A.”, y premió con un 10 a quien merecía un cero.
20 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
Hubo otras historias… Solía ufanarse de los consejos recibidos por
parte de un abogado amigo, para rehuir un pago que debía
aportar por un accidente de tránsito, practicaba equitación en la
“escuela alemana”, tenía auto (en una época en que pocos lo
poseían), jugaba al golf… En fin, una típica aristócrata del
socialismo.
Considero, en resumen, los cinco años que pasé como alumno en
el Avellaneda signados por profesores mediocres (en el mejor de
los casos) o ineptos (en el más frecuente).
Desde que aprendí a leer me había convertido en devoto de la
literatura y en un lector voraz (por ejemplo, antes de entrar en el
secundario había leído —sin captar muchas de sus sutilezas pero
con enorme placer— el “Quijote”, en la edición en dos tomos y a
dos columnas de la Biblioteca Mundial Sopena).
Y, sin embargo, y a pesar de este background, ni en las clases de
Castellano ni en las de Literatura encontré el menor estímulo:
profesores aburridos y aburridores, de escasas luces, de pocos
conocimientos, sin capacidad de discernimiento, sin ninguna
aptitud para hacernos gustar de algún texto valioso…
Terminé mi secundario en 1960 y, a continuación, perdí
estúpidamente dos años de mi vida.
3.- Y de qué modo los habrás perdido.
FS.- En 1961 me inscribí, insensatamente, en la Facultad de
Derecho de la UBA y, de entrada no más, padecí la tortura de
tener que leer un libro horripilante, “Teoría pura del derecho”, de
una autoridad llamada Hans Kelsen. Di el examen de Introducción
al Derecho, lo aprobé y me dije: “Nunca más. ¿Por qué voy a
estudiar algo que no sólo no me interesa sino que constituye una
suerte de suplicio atroz?”. A mí lo que me gustaba era la literatura;
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 21
entonces por qué, en lugar de deleitarme, por ejemplo, con las
novelas de Dickens, me veía obligado a recorrer esos galimatías
de Kelsen, que, por añadidura, se me antojaban meros juegos de
palabras huecos de contenido?
En ese mismo año 1961 empecé a trabajar como empleado de
oficina, primero en una empresa industrial, y luego en una
compañía de seguros. De la primera no tengo ningún recuerdo
digno de ser evocado.
Pero, en la compañía de seguros…
El diablo me puso bajo la égida de uno de los hombres más
estúpidos que en el mundo han sido: el señor B. Se presentaba a sí
mismo como “subdirector” de la sección, aunque ese cargo, según
creo, sólo existía en su imaginación. Uno de sus confesados
propósitos, con respecto a mí, consistía en “modelar” mi
personalidad (cosa, declaró con tristeza, que no había podido
lograr con “el señor H.”, cierto empleado díscolo, insensible a sus
elevados objetivos); claro que “el señor H.” tenía más de treinta
años y, en virtud de esta dureza vital, ya no era posible
“modelarlo”; puesto que yo ni siquiera había alcanzado las dos
décadas de vida, el señor B. me consideró un objeto ideal para
ejercer su labor de Pigmalión.
Por lo tanto, y en melancólico jolgorio íntimo, di en fingirme
humilde discípulo del señor B. para que este ejecutivo —acucioso
en su nadería, risible en su severidad— imaginase que yo aspiraba
a devenir en una persona parecida a él en un futuro venturoso.
Yo solía andar con libros bajo el brazo. Advertida esta perversidad,
el señor B. decidió edificarme: expuso la verídica parábola de un
escritor que había trabajado en la compañía y que ya no trabajaba
más.
22 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
—Figúrese —concluyó, atónito—, el hombre decía que este
trabajo lo aburría.
Y sonrió, indulgente ante las extravagancias de la conducta
humana.
Le pregunté quién había sido ese escritor.
—Estimado señor Sorrentino —me aleccionó—, se revela el
pecado pero no el pecador. Extraiga usted sus propias
conclusiones.
Más que extraer conclusiones, me interesaba satisfacer la
curiosidad: averigüé más tarde que el pecador tenía Augusto por
nombre y Roa Bastos por apellido.
A este señor B. no me privé de aludirlo en unos cuantos de mis
relatos. ¡Era tan colosal y cosmológica su imbecilidad! Por ejemplo,
pretendía hacerme creer que mis superiores jerárquicos
constituían una élite de semidioses, por los que yo debería sentir
no sólo un supersticioso respeto sino la veneración más profunda.
Y lo cierto es que todos en conjunto, y cada uno de ellos en
particular, me parecían una caterva de pelafustanes ignorantes y
vulgares.
Cada tanto —digamos una vez por semana— solía hacer “acto de
presencia” el hipotético director de nuestra sección, en compañía
de un hijo suyo, un papanatas de unos treinta años (en mi barrio
lo habríamos catalogado como un “boludo alegre”), de ojos algo
desorbitados: entre grandes risotadas, se ponía a bromear con los
semidioses menores, a quienes llamaba “fariseos”, siendo
respondido por los dichos semidioses con el mote de “filisteo”, o
cosa parecida, sin que alguno de ellos conociese el significado de
ninguno de los dos vocablos. En la siguiente semana se repetían
exactamente la escena, las bromas, las risotadas…
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 23
No es que a mí me molestaran en absoluto esas muestras de la
idiotez humana; más bien me causaban placer, ya que toda esa
parafernalia —los gritos, las carcajadas— entraban en colisión con
los principios de “aristocracia administrativa” que, para nuestra
sección, preconizaba el señor B. Y el señor B. asistía, impotente y
acobardado, a esa invasión festiva contra la cual él carecía del
menor poder represor.
El director de la sección tenía dos apellidos (españoles), vestía
siempre traje oscuro y ostentaba un aspecto “digno” y
“caballeresco”. Tendría unos cincuenta y cinco años de edad; sin
embargo este amplio medio siglo de vida no le había alcanzado
para aprender algún rudimento de ortografía, pues no puedo
olvidar que, en cierta ocasión, se dirigió a una de las empleadas en
busca de la resolución de un arduo enigma: “Dígame, señorita,
“realizado” ¿se escribe con zeta?”.
De esta manera desperdicié todo el año 1961: intentando estudiar
una materia que me repugnaba y “padeciendo bajo el poder de”
un imbécil presuntuoso.
Asimismo, y por razones ajenas a mi voluntad, perdí todo el año
1962, a causa del servicio militar. Entré en contacto con ciertas
clases de personas que nunca había conocido antes, y pude
verificar que algunas de ellas —de estilo cavernario— se hallaban
a medio camino entre el hombre y la bestia, y, si se quiere, más
tirando a ésta que a aquél.
4.- En 1963, entonces, habrás empezado a encaminarte.
FS.- En 1963 aprobé el examen de ingreso en la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en la sede de
la calle Viamonte. En el examen me explayé sobre un tema que
me interesaba y me gustaba: el cuento “Hombre de la esquina
rosada”. Sin embargo, la estructura de la Facultad me pareció
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engorrosa y, casi diría, kafkiana, con comisiones, horarios,
laberintos, carreras, subcarreras, orientaciones, centros de
estudiantes politizados, etc., etc., y me di cuenta también de que,
enemigo como soy de las situaciones barrocas, si cursaba allí, no
iba a poder trabajar y ganar un sueldo donde fuere.
De manera que —más limitado y menos complejo— decidí cursar
el profesorado en Castellano, Literatura y Latín, que se dictaba, en
horario vespertino, en la Escuela de Profesores Mariano Acosta.
Este horario me permitiría tener libre todo el resto del día para
poder trabajar y ganar algún dinerillo.
La estructura del Mariano Acosta era muy similar a la de un
colegio secundario: teníamos horarios y profesores que se
presentaban en nuestra aula e impartían su materia. Desde el
primer día me sentí muy cómodo en ese ámbito y —Dios sea
loado— tuve el honor, el placer y la gloria de ser alumno del
hombre más inteligente y más sabio que he conocido en mi vida:
don Julio Balderrama fue mi profesor de Castellano, y ¡cuánto les
debo a su rigor, a su generosidad, a su sapiencia! Si no aprendí
más de lo que realmente aprendí, es por culpa de mis alcances
intelectuales, que siempre corrieron muy por debajo de la
gigantesca capacidad de don Julio.
Tuve también otros excelentes profesores, tales como Rodolfo
Modern, Nicolás Verrastro, Lorenzo Mascialino, Ricardo Ayabar,
Germán Orduna, Ángel Mazzei, Osvaldo Guariglia… Asimismo,
hubo algunos profesores incompetentes. Tal quien dictaba
Literatura de Europa Meridional (un caballero calvo e histriónico,
somorgujado en una ciénaga de ignorancia troglodítica, cuyo
método de enseñanza se limitaba a leer, para nosotros, las
páginas del “Parnaso italiano”, de Gherardo Marone). Otro caso
notable era la dama que intentaba enseñar Griego y cuyo accionar
práctico se perdía en laberintos caóticos e incomprensibles…
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 25
En general, recuerdo mis años del Acosta como extremadamente
agradables y enriquecedores.
Simultáneamente, y por las mañanas, trabajaba como empleadillo
de oficina en la ahora extinta Compañía Ítalo-Argentina de
Electricidad, donde —no puedo negarlo— gozaba de un muy
consistente sueldo. La contrapartida era que, en general, me sentía
en ese ambiente como “sapo de otro pozo”. Es verdad que, con
algunos pocos compañeros, podía sostener una conversación
mínimamente entretenida. Pero allí predominaba el número de
personas cuyas vidas giraban en torno de los encantos del fútbol,
de la quiniela, de las carreras de caballo… A mí el fútbol me
interesaba bastante, pero no era el centro de mi vida; en cuanto a
las actividades lúdicas, jamás pude comprender en qué podía
consistir su atractivo.
5.- ¿Y si nos retrotraemos, en cuanto a lecturas, a muchísimo
antes de “Hombre de la esquina rosada”?
FS.- Mis primeras experiencias, no diré con la literatura, pero sí con
las letras, se remontan a cuando yo era analfabeto. Sin embargo,
me las ingenié para pegar en el álbum mis figuritas de futbolistas
que, por alguna aberración incomprensible, en lugar de estar
racionalmente numeradas, se identificaban por el apellido del
jugador. Imaginemos que la primera página del álbum estaba
dedicada al Club Atlético Atlanta, de camiseta a bastones
verticales azules y amarillos. Una vez determinado el redil, mi
método consistía en encontrar identidad entre las leyendas de las
figuritas y las del álbum. De ese modo, logré —por ejemplo—
pegar la figurita con la estampa del delantero Héctor Ingunza en
el preciso círculo del álbum donde debía adherirse al citado
Héctor Ingunza.
Pero, apenas aprendí algunas letras, una especie de magnetismo
irresistible me llevaba a tratar de leer cualquier texto escrito, y
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puedo contabilizar como mi primer éxito, a los seis años de edad,
el desciframiento de la palabra ÚNICO, que esplendía, en letras
blancas sobre fondo negro, en una botella de ese aceite de
aquella época (según creo, ya no existe).
Escuela primaria. A diferencia de los libros modernos —pletóricos
de dibujitos, flechitas, triangulitos y firuletes que no sirven para
nada—, el llamado “libro de lectura” escolar de entonces
enseñaba realmente a leer, y las lecturas, aunque sencillas, eran
textos que guardaban elogiable e imprescindible coherencia
narrativa. Y, cada tanto, se intercalaban algunas páginas de
“iniciación literaria”: fábulas de Iriarte o de Samaniego; fragmentos
del “Martín Fierro” o del “Fausto” de Estanislao del Campo; poesías
de Campoamor; pasajes de “Recuerdos de provincia”… Bueno, yo
disfrutaba de esos pasajes de literatura, ignorando, por supuesto,
que pertenecían a un entidad llamada “literatura”.
Y, paralelamente, fueron llegando a mis manos los primeros libros,
muchas veces regalos de cumpleaños: “El Sombrerito”, “Cabeza de
Fierro”, “El imán de Teodorico”, “El mono relojero”…, todos de
Constancio C. Vigil, en aquellos amados tomos de tapa dura y de
intenso color naranja. Yo me los devoraba y, al igual que los “ojos
hidrópicos” de Segismundo ante Rosaura, siempre quería leer más
y más.
En fin, seguí el camino habitual en estos casos. A cada libro lo
seguía otro, y a éste, otro más… Mientras tanto, al tiempo que yo
crecía en edad, iba también formándose mi gusto personal y así
fui aprendiendo a discernir valores literarios, a elegir lo que me
agradaba, a desechar lo que me aburría… Tarea de ensayo y error.
Por ejemplo…
Las tres historias de Chateaubriand (“Atala”, “René”, “El último
abencerraje”), que suelen compartir el mismo volumen, me
parecieron tres monumentos a la evanescencia y al tedio, y nunca
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 27
más quise reincidir en el malhadado vizconde. En cambio, ¡qué
inmenso placer, qué pasión despertó en mí la lectura de “David
Copperfield”! Dickens me hizo vivir adentro del libro y me hizo
simpatizar con Peggotty y con Traddles y con Micawber, y me
obligó a espeluznarme con el siniestro Uriah Heep, e infundió en
mi espíritu la idea de asesinar al señor Creakle y al señor
Murdstone, y a, por lo menos, darle a la señorita Murdstone una
fortísima y vengativa patada en su trasero de bruja malvada.
De esta manera, fui familiarizándome con parte de la narrativa del
siglo XIX, o de los siglos anteriores, que estaban muy bien
representados en la colección de la Biblioteca Mundial Sopena,
libros de bajo precio que yo compraba en la librería que describo
en mi cuento “La biblioteca de Mabel”. En esta colección leí por
vez primera el “Quijote”, en una edición en dos columnas y
“pelada”, es decir, sin ningún aparato filológico que me explicara
ciertos términos arduos para mis doce o trece años de entonces.
Pero poco me importó, pues, aunque se me escaparan muchas
sutilezas textuales, me divertí muchísimo con las aventuras y,
sobre todo, con los graciosísimos diálogos del caballero y su
escudero.
Ahora, y a la distancia de tantos años, no deja de asombrarme la
ineptitud de todos los profesores de Castellano y Literatura que
me tocaron en suerte, o en desgracia, en mi colegio secundario.
Nunca lograron trasmitirme el menor amor por ningún libro ni por
ningún autor: yo era mucho más entusiasta que ellos, y también,
más razonable. Recuerdo que la profesora de Castellano de
primer año —a la que yo veía, ya entonces, como una de las
mujeres más desatinadas y estrafalarias que he conocido— nos
impuso como libro de lectura “La guerra gaucha”, de Leopoldo
Lugones, texto cuya lectura, hasta el día de hoy —a pesar del
entrenamiento literario que me han conferido los años, los
estudios, el sentido común…—, no he logrado, vencido por su
lenguaje maléfico, de tropezada sintaxis, con vocabulario de
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cementerio, jamás pude concluir.
Pero en casa yo leía a Poe, a Oscar Wilde, a Dickens, a
Dostoievski…, con infinito más provecho literario que el que me
otorgaban aquellos desdichados docentes del Colegio Nacional
nº 4.
Y aquí me detengo en estas evocaciones. Pues luego vinieron mis
estudios regulares de letras, y ése es otro cantar, pues yo ya no era
niño ni adolescente, y estos nuevos contactos dejaron de ser mis
“primeras experiencias”.
6.- Tus estudios regulares de letras más la oficina.
FS.- El ambiente de la oficina se me hacía cada vez más asfixiante,
y no veía la hora de tener mi título docente y emprender
actividades más afines con mi personalidad y con mi vocación.
En el segundo semestre de 1968 —y siendo aún empleado, por
las tardes, en la Ítalo— pisé, muerto de miedo, por primera vez un
aula en carácter de profesor. Allí había unos treinta adolescentes,
de rostros curiosos y reacciones imprevisibles. Sin embargo, y por
las razones que fueren, los chicos me recibieron con simpatía y, en
suma, como suele decirse, les “caí bien”.
Éste era un colegio privado —ya no existe— ubicado en una zona
muy linda de la localidad de Olivos. Como buen colegio privado,
funcionaba al modo de cualquier empresa comercial, y estaba
regido por el afán de lucro. Los propietarios eran un matrimonio
de gran codicia y voracidad económica. Andando los años, y por
analogía con la voraz bocaza de los cocodrilos, se me ocurrió
colocar el apellido del propietario varón en cierto cuento que
escribí sobre una albufera del sudeste de la provincia de Buenos
Aires.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 29
Sin entrar en recuerdos que aún hoy me resultan dolorosos, el
hecho fue que, entre 1968 y 1971, me desempeñé, como pude, en
dos colegios privados de estructura delincuencial. Por quién sabe
qué complicidades con gente del Ministerio, no pagaban los
sueldos, o los pagaban retaceados. Yo me había casado, teníamos
un hijo nacido en 1970, pasábamos todo tipo de aprietos y
necesidades.
Y no voy a seguir con este tema, ya que su rememoración me
entristece. Sólo diré que a cierta mujer malvada y maléfica —
propietaria y rectora de un colegio ubicado en el muy bonito
suburbio de Martín Coronado— le asigné papel cuasi protagónico
en mi cuento “Terapia exitosa”.
En 1972 empecé a trabajar en el Colegio Lange Ley, de la calle
Canning, dirigido a la sazón por una excelentísima persona: el
doctor Enrique Ruchelli. Y allí me sentí comodísimo, rodeado de
colegas muy agradables y teniendo como alumnos a chicos —
como suele decirse— de la “mejor onda”. Tampoco quiero
olvidarme del simpático colegio Ceferino Namuncurá, de Florida,
con muy queribles alumnos y profesores, aunque con un rector
más bien no querible ni querido.
En resumen, y para no abundar en aburrimientos, diré que,
durante cuarenta años, di clases de Lengua y Literatura en varios
colegios, eso sí, con interés siempre decreciente, hasta el punto de
que, hacia el final, la docencia ya no revestía para mí el menor
interés.
7.- Así que cuatro décadas, en varios colegios, tanto en
nuestra ciudad natal como en el conurbano bonaerense, y de
unos prevaleciendo la satisfacción, y de otros, en cambio…
FS.- Teniendo yo más de cincuenta años, y con muchísima
experiencia docente, me ofrecieron las cátedras de los terceros
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años de un colegio plutocrático que llamaré —a falta de mejor
nombre— Colegio Champiñón. El rector —baja estatura, panza
prominente, calva generosa, cerebro de pocas luces— me explicó
que el llamado, insólito a esa avanzada altura del curso escolar
(creo que era septiembre u octubre), se debía que los “chicos eran
un poco traviesos” y que, por ese motivo, los dos profesores que
me habían precedido habían preferido renunciar a sus labores.
Puesto que yo me sabía a mí mismo, por la experiencia de
veinticinco años de docencia, no sólo querido sino casi adorado
por las sucesivas promociones de alumnos que había tenido,
esbocé internamente una sonrisita sobradora y me dije: “Ningún
problema. A estos ‘traviesos’ me los meto en el bolsillo y, sin duda,
terminarán amándome”.
Atrozmente, me equivoqué. El Colegio Champiñón resultó una
usina de perversidad, un caos falsamente endulzado por la
hipocresía y por la “piedad” católica. Me asignaron, como dije, tres
divisiones de tercer año; en cada una había cuarenta alumnos; de
ellos diez —podría decir— eran buenos pibes, chicos normales;
los otros treinta eran seres cobardes y despreciables, movidos por
la necesidad interior de causar daño al prójimo.
Con total impunidad y con la anuencia y el estímulo que recibían
de la inacción de las autoridades, se dedicaron, tal como era la
tradición y el “perfil” del colegio con respecto a sus docentes, a
molestarme de mil maneras, a provocar desórdenes, a humillarme,
a, en suma, hacerme la vida literalmente imposible. Sin duda, esa
vida terminaría por enfermarme y posiblemente conducirme a la
muerte, de manera que —tras pasar por más de cuatro conflictos
con las autoridades champiñonianas— pude desvincularme de
esa cámara de suplicios.
Ahora, a la distancia, creo comprender a los “chicos traviesos”…
Casi todos provenían de hogares con padres separados o
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 31
divorciados. El padre odia a la madre y la madre odia al padre, y
ambos, el padre y la madre, odian a sus hijos. Estas desdichadas
criaturas —odiadas por sus padres— necesitan odiar a alguien y
descargar sus depresiones y tristezas contra quienes tienen más a
mano: sus profesores.
Yo —como tantos otros de mis colegas— fui víctima de estos
niñitos, y ahora hasta los compadezco por su destino atroz, y sólo
me queda lamentar que hayan nacido.
También merece algunos elogios el director general del
establecimiento delictivo. Un fraile “gaita” portador de una
inteligencia inferior a la de un adoquín, pero, eso sí, un adoquín
de cierto coeficiente intelectual. Ocupaba ese cargo por
pertenecer a la congregación religiosa; en la vida laica lo habrían
enviado a lavar los mingitorios de alguna estación de la línea
ferroviaria del Belgrano Sur, y sin duda lo habrían despedido en
seguida por no saber lavarlos.
8.- Te propongo ahora que nos guíes —y reflexiones— desde
tu “debut” como escritor.
FS.- En 1969, además de casarme (añado, y así comparto con vos
un apunte familiar: en 1970 nació mi hijo Juan Manuel y, en 1978,
mis hijas, las mellizas María Angélica y María Victoria), pude ver, en
julio, por vez primera, un texto mío en “letras de molde”. Mi
cuento “Cosas de vieja” obtuvo una mención en un concurso
organizado por la revista “Nuestros Hijos”, y por lo tanto fue
publicado en ella.
Mientras tanto, de vez en cuando yo escribía y acumulaba
papeles, pero no conocía a nadie en el mundillo literario o
editorial, y no veía la publicación como una posibilidad cercana ni
tampoco necesaria.
Aunque parezca rarísimo, alguien que acababa de fundar una
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editorial, de diminuto tamaño y efímera duración, y que era
profesor en el mismo colegio secundario donde yo había
debutado como docente, me dijo algo así como “Si tenés alguna
novela o algunos cuentos, dámelos, que, si me gustan, a lo mejor
los publico en un libro”. Y, en efecto, se publicó el libro, titulado “La
regresión zoológica”, en 1969. Y, si bien agradezco la publicación,
lo cierto es que no fue necesario más de un año para que yo me
arrepintiese de haberlo publicado. Literariamente, maduré tarde y
vi que ese primer libro adolece de demasiados defectos; a lo
sumo, logré salvar, mediante reescritura completa, dos cuentos
para el futuro, pero me pareció sensato no reproducir jamás el
resto de esos cuentos más bien pueriles.
Mi bibliografía me dice que publiqué (sin tener en cuenta
prólogos, ediciones de clásicos, ni inclusiones en libros o revistas)
unos ochenta y seis libros, suma que puede parecer astronómica
pero que no lo es tanto si consideramos que corresponden a la
labor de casi cincuenta años.
Para mi sorpresa, y sin que yo lo buscara especialmente, tuve la
fortuna de ir más allá de las fronteras patrias, y libros míos se
publicaron también en Brasil, México, Estados Unidos, Portugal,
España, Reino Unido, Italia, Alemania, Rumania, Bulgaria, Hungría,
Irán, India, China…
Frívolamente, nunca busqué otra cosa en la literatura que no fuera
mi mero placer como lector. Insensible a los bien o mal ganados
prestigios, abandoné de inmediato la lectura de libros aburridores
o desagradables, sin que me importaran los laureles de sus
autores. Andando el tiempo, pude saber, sin necesidad de leer una
línea, que, por ejemplo, nada de lo que escribiera Émile Zola
podría interesarme.
En algunos casos, y yendo más lejos, no quise emprender la
lectura de libros cuyos autores tuvieran un rostro que no me
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 33
gustase: por ejemplo, estoy seguro de que personas con las caras
de Jean-Paul Sartre y/o Simone de Beauvoir no podrían escribir
nada que me causara el menor placer.
Me atraen las literaturas con peripecias humanas y no con
razonamientos “inteligentes”, que sólo sirven para aburrirme y
distraerme de la lectura. En mi niñez y adolescencia he sentido
devoción hacia Dickens, y, sin perderla, ahora tengo otros amores:
Cervantes, Kafka, Borges, Denevi…
Cuando redacto, trato de satisfacerme a mí mismo: es decir,
procuro escribir los textos que a mí me gustaría leer. Si, además,
gustan a otros lectores, tanto mejor: me sentiré muy contento y
agradecido; si no, mala suerte: el rechazo no me hará prorrumpir
en llanto ni me empujará al suicidio.
Las modalidades de narrativa insólita o fantástica me interesan
infinitamente más que las del realismo o de la protesta social. Y, en
fin, a ellas me he dedicado con alegría y sin disciplina ni método
alguno: simplemente, me he dejado llevar por las circunstancias,
cuando éstas me provocaban placer, y he abandonado la
redacción cuando ésta se me rebelaba y convertía el placer en un
trabajo.
9.- El placer en un trabajo.
FS.- Todo trabajo impuesto causa incomodidades y malhumor, e
indefectiblemente esas incomodidades y ese malhumor van a
trasmitirse al lector (que ninguna culpa del estado de ánimo del
autor).
A estas pautas de absoluta libertad me he ceñido desde siempre
y, en caso de estar equivocado, como tengo setenta y seis años,
considero que ya es muy tarde para cambiar, de manera que
prefiero empecinarme en el error.
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Al fin y al cabo, tan mal no me fue…
Yo puedo gustar, y mucho, de cierto tipo de poemas: los prefiero
—aunque no excluyentemente— “a sílabas cunctadas” y con
ritmo, con música y, si es posible, con rima consonante. Pero
carezco de la menor aptitud poética para la creación; cuando
joven, intenté, más de una vez, componer poesías, pero mis
esfuerzos desembocaban en el mamarracho hecho y derecho.
Puesto que soy un ser racional, no insistí en algo que no sabía
hacer y, además, me pareció nocivo agregar nuevas fealdades al
mundo.
En cambio, estoy bastante conforme con mis cuentos, y el ejercicio
de la narrativa me ha servido también para reflexionar sobre sus
problemas. Por ejemplo, ¿cuáles son errores graves?
Voy a hablar de defectos de construcción, no de defectos
estilísticos. Son, al menos, dos, y están relacionados entre sí: la
inverosimilitud y la falta de anécdota.
Sobre el primer defecto diré que, si alguien, apelando a la
“petición de principios”, intenta hacerme creer cualquier situación
narrativa, a mí, como lector, no me basta con su palabra: me tiene
que presentar las “pruebas” de lo que pretende trasmitirme, y esas
pruebas tienen que mostrarse como hechos que yo pueda ver,
sopesar y ponderar. Un ejemplo ilustre: si Charles Dickens hubiera
escrito que el señor Murdstone era un malvado y un sádico, tal
declaración no habría servido para nada, y, en efecto, Dickens no
la expresó. Lo que sí sirvió, y con eficacia total, fue relatar y
describir las maldades y los sadismos del señor Murdstone.
El segundo defecto consiste en relatar diversos hechos
minúsculos, grisáceos y, a menudo, ricos en aburrimiento… Tales
anécdotas responden al error de imaginar que “todo” es
interesante y digno de narrarse. Como no es así, esas unidades
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 35
narrativas mueren cuando se termina de relatarlas ya que no
tienen la menor vinculación con ningún otro punto del relato
general: resultan huecas, ociosas y antifuncionales, y equivalen a lo
que podríamos denominar “la no anécdota”, análoga a la muy
inteligente “aneda” cómica que solía narrar el gran Carlitos Balá.
Creo que el ejemplo cabal de este tipo de desatinos es la narrativa
de Eduardo Mallea, una suerte de monumento a la inverosimilitud
(y también al engreimiento).
No puedo dejar de referirme a quien quizá sea mi máximo ídolo
literario: Franz Kafka. ¿Qué es lo que “no” me maravilla de Kafka?
Me permito afirmar que es lo que más se parece a la perfección
narrativa. Y no dentro de una narración de mero “realismo”
(modalidad, dicho sea de paso, tan convencional como todas las
demás del universo literario), que resultaría bastante más fácil de
realizar. No: lo maravilloso de Kafka es que nos presenta
situaciones absolutamente extravagantes, sorprendentes e
increíbles de una manera tan hábil, que creemos en todas ellas sin
la menor violencia: oh, aquel juicio en el granero, aquel diálogo en
la habitación del pintor Tittorelli, la ejecución final de K. en esa
ceremonia espeluznante… Mientras las leo, “veo” y “oigo” esas
escenas, y creo en la “verdad” de todas ellas. ¡Cuántas veces leí “El
proceso”, “La metamorfosis”, “En la colonia penitenciaria”…! Y
siempre con el mayor de los placeres.
Otro de mis maestros es Marco Denevi. En primer lugar debo
elogiar la fluidez de su prosa. Nunca es necesario volver atrás para
reelaborar algún párrafo intrincado o tropezado. A diferencia de
otros narradores, que, por impotencia narrativa, se regodean en
no relatar nada, y que siembran el camino con escollos o tropiezos
sintácticos, los relatos de Denevi abundan en peripecias, en
sorpresas, en humoradas… Y, además, hay una cuestión personal:
Denevi resuelve los problemas de escritura narrativa exactamente
como me habría gustado resolverlos a mí, llegado el caso. Y, lo
más importante de todo: Denevi jamás me ha aburrido, siempre
36 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
me ha causado placer. Y es lo único que yo busco en la lectura:
soy un irresponsable y frívolo lector hedonista.
Allá por la década de 1960 me deslumbraron algunos cuentos de
Cortázar: “Casa tomada”, “Continuidad de los parques”, “Circe” y,
sobre todo, el genial “Final del juego”. Pero a su producción
posterior no la considero demasiado meritoria. En cuanto a sus
novelas… “Los premios” me pareció mediocre… Y “Rayuela”, con
todos sus artificios y firuletes, una especie de ladrillo presuntuoso
cuyo fin consistía en embelesar a la gilada literaria, objetivo que sin
duda logró. Respecto a “Los autonautas de la cosmopista” me
resultó una especie de efusión de vanidad… ¿Por qué, es un
ejemplo, el autor habrá imaginado que los lectores no podríamos
conciliar el sueño si no sabíamos qué habían almorzado Julio y
Carol…?
10.- Sos también alguien que destaca por sus libros de
entrevistas y su condición de compilador.
FS.- Entrevistas: sólo realicé dos: “Siete conversaciones con Jorge
Luis Borges” (1974) y “Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares”
(1992). Sin faltar el debido respeto a este caballero tan simpático y
afable, debo decir que, en todo sentido, a Borges lo juzgo,
intelectualmente, de una solidez y de una estatura muy por
encima de las de Bioy.
En cuanto a las antologías… En mi época neolítica (digamos hacia
1970) se me ocurrió compilar un volumen de cuentos breves
(cuentos breves, no minificciones) argentinos. Me impuse dos
límites: a) que los textos alcanzaran un poco menos de mil
palabras; b) que se hubieran publicado por vez primera en el siglo
XX. Pude lograr el objetivo sin necesidad de salir de mi casa, pues
siempre he sido un gran comprador y lector de libros de cuentos
argentinos, por lo cual en gran medida ya tenía el índice dentro de
mi cabeza, sin necesidad de ponerlo en papel. Titulé el volumen,
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 37
muy ascéticamente, “Treinta y cinco cuentos breves argentinos.
Siglo XX”, pues el vocablo antología posee cierto sabor de
“conjunto de los mejores”, y lo cierto es que preferí privarme de
cualquier adjetivación explícita o implícita. Fue publicado, en 1973,
por la ahora extinta Editorial Plus Ultra, de Buenos Aires. No todos
los autores eran, ni podían ser, de primera línea, pero, en el
volumen, son vecinos autores tan renombrados como Enrique
Anderson Imbert, Roberto Arlt, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar,
Marco Denevi, Antonio Di Benedetto, Jorge Luis Borges,
Macedonio Fernández, Silvina Ocampo, Ricardo Güiraldes,
Leopoldo Marechal, Manuel Mujica Láinez, Conrado Nalé Roxlo,
Roberto J. Payró, Horacio Quiroga…
Como el éxito de aceptación del público fue considerable, la
editorial me exhortó a que compilara otros florilegios, a los que
tampoco les fue mal. Sin embargo, en mi bibliografía sólo incluyo
algunos de ellos; a otros no, pues el factor desencadenante de su
concreción no fue literario sino comercial.
Andando el tiempo (mucho tiempo: unos treinta años más tarde)
compilé otras (“Historias improbables. Antología del cuento insólito
argentino”, Alfaguara, y “Ficcionario argentino (1840-1940). Cien
años de narrativa: de Esteban Echeverría a Roberto Arlt”, Losada),
ahora sí conducido por mi placer personal, al que considero el
único impulso digno para realizar cualquier tarea de índole
literaria. En el caso de “Historias improbables”, lo hice por el interés
irresistible que siempre experimenté hacia los relatos fantásticos
y/o insólitos; en el del “Ficcionario…”, por cierta afición paleográfica
que me lleva a hurgar en las letras del pasado argentino.
También he redactado, para las secciones “El Trujamán” y
“Rinconete” del Centro Virtual Cervantes, decenas de artículos, que
podrían denominarse de “filología ligera”, sobre cuestiones
lingüísticas y literarias.
38 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
Entre los textos ensayísticos, me complace recordar el que
compuse para describir uno de los tantos y solemnes disparates
en que solía despeñarse Ezequiel Martínez Estrada: “‘En lecturas
no conozco…’ (Cuando el autor escribe una cosa y el crítico lee
otra)”.
11.- ¿Tu posición sobre quienes pretenden imponer un
“canon”?
FS.- Desde que tengo memoria, hubo “dioses” que extendieron su
mano derecha para glorificar a algunos escritores y para aniquilar
a otros. Recuerdo, en mi juventud, que el tándem integrado por el
diario “La Opinión” y el Centro Editor de América Latina solía
practicar, ante la indefensión pública, la vehemente apoteosis de
diversos autores de sus respectivas (y comunes) cofradías: sin
duda, tales beneficiarios eran maravillosos escritores, pero nunca
alcancé la suficiente altura intelectual que me permitiese disfrutar
de sus obras. Más aún, expresaré un sacrilegio: creo que era
suficiente ser (o fingir ser) “progre” para que ilustres
mamarracheros ingresaran en aquellos parnasos de la
mediocridad lucrativa.
Y, cada tanto, y mutatis mutandis, suelen renacer estos demiurgos
de la verdad irrefutable, que no necesitan, para su efímero
reinado, más armas que una columna en un medio periodístico
cualquiera.
En mis años de tragaldabas de literatura leí, por ejemplo, cuatro
novelas de David Viñas: “Los dueños de la tierra”, “Cayó sobre su
rostro”, “Dar la cara” y “Un dios cotidiano”. Y no recuerdo de ellas
una sola palabra, lo que significa que invertí una gran cantidad de
tiempo en algo que no tenía ninguna utilidad (más me habría
valido leer “Locuras de Isidoro” o “Andanzas de Patoruzú”).
También adquirí las dos series de “Capítulo” del Centro Editor de
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 39
América Latina, y leí tantas narraciones… Había unos cuantos
escritores con un poco más de edad que yo, y yo los leí…
Posiblemente, Héctor Tizón, Germán Rozenmacher, Haroldo
Conti, Juan José Saer y otros de la misma época constituían
cumbres literarias, pero, al leer sus historias, caían sobre mí
raudales de aburrimiento. Muchísimo tiempo más tarde —hará
diez años— quise cerciorarme de no estar equivocado y leí “El
entenado”, de Saer, y esa insulsez me ratificó que yo estaba en lo
cierto.
12.- Cuatro argentinos accedieron al Premio Cervantes:
Borges, Bioy Casares, Juan Gelman y Ernesto Sabato. ¿Te
resultaría demasiado odioso comparar a Sabato con Borges?
FS.- En cierta época, allá por las décadas de 1960 y 1970, algunos
críticos intentaron parangonar la obra de Ernesto Sabato con la de
Jorge Luis Borges. Yo me permito opinar que, entre la producción
de Borges y la de Sabato, media una distancia de calidad, en favor
de Borges, equiparable a las superficies sumadas de los océanos
Atlántico y Pacífico.
Pero, como puedo equivocarme, estoy dispuesto a aceptar
aquellas opiniones bajo las siguientes condiciones:
Por esos mismos años yo jugaba al fútbol en los potreros y lo
hacía en el puesto de puntero derecho. Pues bien, si los
admiradores del angustiado profeta de Santos Lugares admiten
que yo era un futbolista superior al racinguista Oreste Osmar
Corbatta, no tendré inconveniente en declarar que aquél es un
literato casi tan importante como el autor de “El Aleph”.
Además, Sabato pretende amedrentar al lector con esas cataratas
de adjetivos tremendistas (“tenebroso”, “terrible”, “siniestro”),
insertados, por otra parte, en una prosa de sintaxis más bien
infantil. Aunque —ya que nombré a Viñas— de todos modos los
40 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
hechos que narra Sabato son menos carentes de interés que los
que narra Viñas.
Por su personalidad histriónica, Sabato compuso un actor trágico,
que le fue muy útil, hasta el extremo de engatusar a los jurados
del Premio Cervantes. Pero yo no soy tan hipersensible y, en todo
caso, tengo de Sabato más la imagen de un actor cómico a su
pesar.
13.- No parece que hayas integrado grupos o cofradías.
FS.- He tenido altibajos, como todo el mundo. Pero, sin
proponerme metas colosales, puedo decir que, más o menos, he
logrado prácticamente todo lo que deseaba. Por algún elemento
maldito de mi personalidad, nunca quise formar parte de ningún
grupo literario de elogios mutuos, y tal vez esta circunstancia me
causó algunos perjuicios, compensados por el hecho positivo,
para mí, de no tener tratos con personas que me desagradan.
14.- ¿Qué le aconsejarías al que eras en tus inicios como
narrador?
FS.- Ahora tengo setenta y seis años, y he leído bastante, aunque
no lo suficiente, y he publicado mucho, acaso más de lo
recomendable.
Pero, si pudiera aconsejar a aquel Fernando Sorrentino de cinco
lustros de vida, que intentaba escribir narrativa, le diría que no sea
atolondrado, que no se apresure en llegar al punto final, que
vuelva atrás un millón de veces, que relea lo que escribió, que lo
reescriba sin cansarse, que no quiera hacerse el ingenioso, que no
apele a recursos fáciles ni demagógicos ni “simpáticos”…
Y, sobre todo, le aconsejaría al joven Fernando Sorrentino que
escriba únicamente lo que a Fernando Sorrentino le gustaría leer.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 41
Y este último consejo fue seguido religiosamente por mí desde
1972 hasta la fecha.
15.- Concluyendo este “documental”, ¿qué colofón urdirías
en lugar de epígrafe?
FS.- Después de escribir tanto como he escrito, me parece útil
reproducir —a modo de vaga disculpa por este deshilvanado
recorrido a través de los vericuetos de mi memoria—, el primer
cuarteto del soneto primero de mi amado Garcilaso de la Vega:
“Cuando me paro a contemplar mi estado,
y a ver los pasos por do me ha traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado.”
***
Jorge Luis Borges y Fernando Sorrentino
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Adolfo Bioy Casares y Fernando Sorrentino
Silvina Ocampo y Fernando Sorrentino
Entrevista realizada a través del correo electrónico: en las ciudades de Martínez y
Buenos Aires, distantes entre sí unos 23 kilómetros, Fernando Sorrentino y
Rolando Revagliatti, enero 2019.
www.revagliatti.com
Fotografías:
Cortesía de Fernando Sorrentino
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 43
SELECCIÓN
DE TEXTOS
Fernando
SORRENTINO
Argentina
EL RÉGIMEN ALIMENTICIO DE LOS CABALLOS
Tampoco es cierto que los caballos sean animales
excluyentemente herbívoros. El doctor Ludwig Boitus ha probado
que fueron los hombres de primitivas civilizaciones quienes los
acostumbraron a ese régimen: así lo aconsejaban razones de
economía y, sobre todo, de seguridad.
El hecho es que en todo caballo está latente un temible instinto
carnicero. Más aún, los caballos son los únicos animales
primigeniamente carniceros. En efecto, si se alimenta durante sólo
un mes con carne cruda a un caballo, el aspecto y los hábitos del
animal sufren una transformación: los inocentes ojos pardos
adquieren un maligno tinte ocre; los colmillos crecen y se arquean;
el andar se hace sinuoso y afelpado; los movimientos tienden a ser
furtivos; las uñas, liberándose de los cascos, se convierten en
garras. El caballo es ahora el más fuerte, el más grande, el más
veloz y el más ágil de todos los animales carniceros.
44 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
Aquellos hombres primitivos que encauzaron hacia tareas útiles la
fuerza del único animal feroz que asolaba sus poblaciones se
dieron cuenta, más tarde, de que necesitaban también matizar el
mundo con un tranquilo horror. Entonces, eligiendo a unos
inofensivos, hermosos e inservibles animales que solían devorar
sus cosechas, los acostumbraron al sabor de la carne: así surgieron
los tigres y los leones, las panteras y los jaguares.
(de “Imperios y servidumbres”)
CAUSAS DE LA EXTINCIÓN DE LOS BASILISCOS
La simple observación parece indicar, sin ningún género de dudas,
que la especie de los basiliscos está extinguiéndose. De los
estudios realizados se desprende que este hecho no se debe
tanto a la persecución que de ellos hacen los nativos —llevados
de sus supersticiones—, sino más bien a la lentitud con que estos
animales realizan su ciclo reproductivo y a los obstáculos que en él
encuentran.
En efecto, no es cierto que los basiliscos puedan matar con su sola
mirada. Suelen, en cambio, lanzar por los ojos sendos chorritos de
sangre. Esta sangre produce en la piel afectada una suerte de
úlceras o pústulas, en las que se forma una materia orgánica de la
que nace un gusano conocido científicamente como Vermis
basilisci (Boitus). Tales gusanos se desarrollan en el cuerpo
humano como parásitos y van lentamente devorando el sistema
nervioso, hasta que terminan, en su fase final, por vaciar la cavidad
craneana. Este proceso puede durar entre treinta y cinco y
cuarenta años. El enfermo gradualmente va perdiendo el dominio
de sus miembros y de sus sentidos, y puede, inclusive, morir
prematuramente. Pero el vermis no abandona el cuerpo hasta no
haber terminado por completo con la masa encefálica. Entonces,
convertido en una especie de pequeña culebra —nunca mayor de
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 45
veinte centímetros—, abandona el cadáver e inicia una lenta
migración hacia las zonas pantanosas. Pocas, en realidad, llegan a
destino, pues, en el frecuentemente largo trayecto, mueren de
hambre o son devoradas por cuervos o búhos, y también por
pequeños mamíferos carniceros, tales como la marta, el hurón y el
armiño. Las escasas culebras que logran sobrevivir completan su
metamorfosis entre el calor y la humedad de los pantanos, de
donde, al cabo de un período que oscila entre cinco y seis
semanas, salen transformadas ya en basiliscos. Pero no es cierto
que estos animales puedan matar con su sola mirada.
(de “Imperios y servidumbres”)
LA MÚSICA FAVORITA
Hace unos días salí de casa y doblé por Olazábal. Caminé unas
pocas cuadras y, antes de llegar a Cuba, vi a una viejecita de cara
simpática y alegre. De pronto, cayó de su bolso un sobre. La
viejecita no se dio cuenta. Yo corrí, tomé el sobre con disimulo y
comprobé que contenía un buen toco de plata.
Fui a casa y escondí el dinero dentro del libro de matemática.
Pensé que con esa plata podría comprarme unos cuantos discos
de mi música favorita, la más bárbara del mundo, y, mientras
pensaba en eso, puse mi equipo de audio a todo volumen, para
aclarar mis ideas.
Al día siguiente, me di cuenta de que no había procedido bien: en
lugar de los discos, decidí hacer un sacrificio y comprarle a mi
mamá una picadora de carne o un cuchillo eléctrico.
Me dirigí entonces a la avenida Cabildo, para hacer las
averiguaciones del precio de la picadora y del cuchillo. Fui por
Mendoza, pero volví por Olazábal, y allí estaba todavía la viejecita.
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Caminaba desde Arcos hasta Cuba y desde Cuba hasta Arcos, con
la vista fija en las baldosas, como si buscara vaya uno a saber qué.
Oí que el portero de una casa de departamentos le decía a una
señora:
—Es que perdió el sobre con la jubilación. Pasó toda la noche
buscándolo.
Yo entonces salí volando para casa y busqué la plata que había
escondido en el libro de matemática. Tiré el sobre a la basura y me
guardé los billetes en el bolsillo del pantalón. Y corrí, corrí, corrí
como una bala hasta la avenida Cabildo, donde me compré los
discos de la música más bárbara del mundo.
(de “Existe un hombre que tiene la costumbre de
pegarme con un paraguas en la cabeza”)
UNA BROMA PESADA
Esta mañana, cuando sonó el timbre del recreo largo, yo me
quedé en el aula, pues debía terminar una tarea que había dejado
incompleta.
Para tramar alguna maldad en secreto, también se quedaron
Beveretti y Campitelli, que se parecían en cuatro cosas: los dos
eran altos, despeinados, rubios y traviesos.
Jugueteaban con una cosa negra y desordenada. Era una araña
enorme, gorda y peluda, pero no verdadera, sino una araña de
goma, de esas que se venden para gastar bromas.
Con sonrisas de perfidia, Beveretti y Campitelli colocaron la araña
dentro del estuche de los anteojos de la señorita Mónica. La
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 47
maestra era una mujer muy flaca y muy angulosa, con aspecto de
desdichada. Yo le tenía mucha lástima, pues había oído contar que
no se había casado por cuidar a su mamá paralítica, quien pasaba
la vida en silla de ruedas. Aunque, de todos modos, ¿quién querría
casarse con una mujer tan fea y tan miope como la señorita
Mónica?
Pero, sea como fuere, yo no quería perderme el instante en que la
señorita Mónica tropezase con la falsa araña.
De regreso en el aula, la señorita Mónica se sentó frente a su
escritorio y, mirándonos a nosotros, extendió mecánicamente —
como siempre lo hacía— la mano izquierda para buscar sus
anteojos.
Al tocar, junto con los cristales, el cuerpo de la araña, tuvo que
girar la cabeza para ver qué diablos era aquello.
Su expresión fue de enorme sorpresa:
—¡Oh! ¡Una araña! —exclamó—. ¡Mi plato preferido!
Y, sin calarse los anteojos, se llevó la araña a la boca y se puso a
cortarle, con afiladas y exactas dentelladas, las patas, que fue
tragando con voracidad. Así comió las ocho extremidades, los
pedipalpos y los quelíceros. En seguida, aquellos afilados dientes
blancos, que cercenaban a modo de guillotinas, se hincaron con
precisión metálica en el abdomen y el cefalotórax.
En éxtasis de placer, con los ojos elevados hacia el cielo raso, la
señorita Mónica fue masticando y tragando ciegamente la goma
dura e indigesta. Y comía con tantas, con tantas ganas, que ni
Beveretti ni Campitelli ni yo, ni nadie, nos atrevimos a
desilusionarla, y por eso no le avisamos que, en lugar de una
48 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
deliciosa araña de verdad, sólo se había comido una insípida araña
de juguete.
(de “Existe un hombre que tiene la costumbre de
pegarme con un paraguas en la cabeza”)
Imágenes:
Portadas de algunos de las publicaciones de Fernando Sorrentino.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 49
SELECCIÓN DE
POEMAS
Eliana LUCIÁN
VARGHA
Uruguay
Eliana Lucián Vargha nació el 12 de junio de 1974, en
Montevideo. Estudió letras y profesorado de español, y se
especializó en sociolingüística y en lexicografía.
Escribió su primer poema a los 8 años, un dia lluvioso de agosto.
Desde entonces, lleva en sus manos el aroma húmedo del
invierno. Se sintió muy cerca de sí misma. Le gustó. Hizo de la
lectura y de la escritura su profesión. Publicó múltiples libros y
artículos relacionados con el lenguaje en sus dimensiones formal,
expresiva, lúdica y poética. También publicó libros infantiles y
poemas en revistas y ediciones colectivas. La sultil maquinaria del
vuelo (2016) es su primer poemario publicado.
«Escribo desde la oscuridad hacia la luz, desde la muerte a la vida,
desde el vacío hacia la plenitud. Escribo para saber quién soy y
para ser. Me busco en las palabras y en el otro, al otro que
necesita como necesito de la escritura para resistirlo».
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La sutil maquinaria del vuelo
un sentido.
La innata orientación del ave
una dirección.
La sed del viento en el cuerpo
un impulso.
La muerte desbordada hacia la vida
un destino.
*****
La mañana huele a caramelo quemado.
Hay niebla y humo.
En la vereda una madre juega con su hijo.
Lo corre y él se escapa.
El niño ríe.
Quiere ser atrapado
y ella lo sabe.
Lo alcanza, lo alza
y le hace dar vueltas en el aire.
Yo los dejo atrás, avanzo.
Ellos quedan entre la niebla y el caramelo.
Se escapan
se me escapan …
Yo río.
A veces también juego
a ser atrapada.
*****
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 51
Ay
es una cascada de pensamientos
inútiles y groseros
de encadenamientos
lógicos y lineales
ciegos
absurdos
desesperados
es un
pero, aunque
cuándo, cuánto
¡por favor!
es una y
filosa, amarilla, hiriente
una y
atravesada en la garganta
que impide el ah del grito
el ah del llanto …
Ay
*****
Soy un omnívoro de la vida…
–Pablo Neruda–
Cuando la vida me cachetea
no le pongo la otra mejilla
le doy la cara entera
con la boca abierta
hasta los pulmones del grito
del llanto
de la risa
52 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
con el corazón de pie
alerta al próximo movimiento
sin cuenta regresiva
ni pasión por la campana.
Acá estoy
--- quiero más
siempre más ---
acá estoy
hasta que ya no haya
caída
y todavía
más.
Imágenes:
Fotografía de Eliana Lucián Varghas y de su libro “La sutil mauinaria del vuelo”.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 53
pedro herrero
inmaculada barranco
ESMERALDA
Tanya Mónica
GAMEZ
ORNELAS
Ciudad de
México
Cuando tenía diez años Raymundo la arrastró para las milpas. Le
arrancó la blusa y se bajó los pantalones.
−¿Por qué lloras?
−Es que eres mi hermano.
Imagen:
www.google.com
54 en sentido figurado. revista literaria. Año 12 num. 2. ene/feb. 2019
EL DÍA DE LA
ENTREGA
Gonzalo
PRIETO
BARRERA
Bogotá,
Colombia
El día en que su padre se decidió a entregar a su pequeño hijo al
hospicio, lo despertó tarareándole su canción preferida
mermando de alguna manera, la dureza con que lo había criado
hasta el momento.
Estirándose el niño, miraba una y otra vez a su progenitor y le
causó curiosidad que era la primera vez en su corta vida que su
padre se esmerara tanto en atenderlo desde que despertó.
−…Seguramente habrá decidido llevarme al hospicio con que me
amenaza pero… no me he portado mal…−se dijo preocupado el
niño quien seguía recibiendo atenciones de su padre.
Sin perder más tiempo, el padre lo bañó con agua limpia, lo secó,
le subió a su cara una que otra gota de esencias olorosas, lo
introdujo en el estrecho atuendo bautismal, lo peinó, le dio
desayuno, oraron y cogiéndolo su padre de la mano partieron al
hospicio.
−¿Vamos allá...?- Preguntó el niño temeroso. –No me he portado
mal… −le reclamó.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 55
−No te has portado mal, hijo... lo sé. Pero francamente no puedo
contigo. No debí haber sido tu padre pero… lo soy. Entonces
vamos y pórtate bien. Allí tendrás ropita, juguetes, comidita,
crecerás sano y serás hombre de bien… ¿Me oyes? Hazlo por tu
bendita madre que en paz descanse... −le tembló la voz. −Yo debí
haber muerto en vez de ella, pero son cosas de Dios.
Estando a las puertas del hospicio, el padre alzó por última vez a
su hijo y al verlo tan pálido y sin olor a perfume, le regó el
frasquito por su cuerpito y con saliva, le frotó fuertemente su cara
para devolverle su color y al intentar peinarlo también, el niño le
interrumpió antes que golpeara.
−Padre, si me sigues dejando tan bonito, seguro que no me
recibirán…
El padre lo besó por primera vez en su vida y le replicó
−Por eso lo hago, hijito.
Imagen:
www.google.com
56 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
cony pedraza
20/07/69
José Luis DÍAZ
MARCOS
España
La viuda de Neil Armstrong encuentra
artefactos del paseo lunar en un
armario.
CNN 10/02/2015
En su dormitorio, espacio conyugal durante décadas, Carol
Armstrong temió desfallecer ante las puertas de un armario ya
solo suyo. ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde…? ¿Semanas,
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 57
meses…? No estaba segura. A pesar del generoso y unánime
apoyo recibido, todas sus certezas habían quedado difuminadas,
luces en la lluvia, bajo un oscuro derrame de dolorosa soledad.
Neil Armstrong, primer hombre en pisar la luna para el mundo y el
amor de su vida para ella, había marchado de nuevo hacia las
estrellas. Esta vez, para siempre. Su corazón, su enorme corazón,
se había detenido incapaz de seguir el ritmo frenético e incansable
de la vida. Qué desgracia para ambos.
Asumida su nueva condición, Carol, viuda del insigne astronauta,
acarició la misma madera que su difunta mitad había tocado
tantas veces y, por un instante,
« ¡Neil…!», creyó notar la amorosa piel de sus dedos. Ahogó un
gemido.
No estaba preparada. Nunca lo estaría. Pero debía hacerlo. Asió
ambos pomos con firmeza, inspiró profundamente, «Ayúdame…»,
y tiró, resignada, abriendo al presente el túnel del pasado. Y, tal
como sabía, allí estaba él sin estarlo, ausencia de cuerpo presente
en cada traje, en cada objeto, en cada fue y ya no es. «Neil…».
Por dónde empezar y qué hacer con sus pertenencias, con
aquellos recuerdos que, demasiado banales o dolorosos para ella,
decidiera no conservar. Respecto a lo segundo, «Acabarán
repartidas por museos de todo el estado, patriotas orgullosos de
difundir la leyenda de su héroe cósmico, de mi estrella», valoró.
Respecto a lo primero…
«Mejor ir poco a poco», convino. Así, paseó la vista, indecisa, hasta
descender a los zapatos, a las cajas, a… Estiró el brazo y tanteó el
rincón derecho del armario. Sí, allí estaba el familiar volumen.
Desde hacía, «Parece mentira…», casi cuarenta y cinco años, desde
que su esposo, comandante del Apolo 11, pasase a la historia en
58 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
compañía de los pilotos Buzz Aldrin y Michael Collins.
Se trataba de una bolsa de tela blanca semejante a un gran
neceser. Por lo que ella sabía, aquélla era conocida como bolsillo
McDivitt, en honor a James McDivitt, guía del Apolo 9, y estaba
destinada a contener clavijas e instrumentos utilizados durante las
misiones.
Y nunca la había abierto. Nunca. La despreocupada respuesta de
Neil, «Cosas de trabajo», a la conveniente pregunta bastó, en
aquella otra existencia ya perdida de 1969, para desanimarla.
Hasta hoy. De algún modo, era esa incógnita la que ahora, harta
de esperar, parecía salir a su paso.
Separó el cierre «de monedero» revelando el contenido. A simple
vista, un variopinto conjunto de objetos se amontonaba sin orden
ni concierto. Dispuesta a identificarlos, los vació en el suelo, sobre
la alfombra.
Una cámara de cine, dos correas, una red, una bolsita negra de
plástico, piezas diversas… Así hasta un total de veintiún elementos,
contó Carol antes de sacar una fotografía.
Escuchado el ya mítico relato de boca del propio Neal y vista su
grabación televisiva hasta la saciedad a lo largo del tiempo, la
asaltó la duda sopesando la cámara de cine, el más aparente de
los objetos contenidos en el bolsillo McDivitt: «¿Fue la que grabó
la pisada de Neal sobre el polvo lunar?». Seguramente. Imposible
saberlo con certeza.
«¿Y la bolsita?», reparó. «Pesa poco y su contenido es rígido…». La
abrió también. Contenía, según pudo ver, una larga tira de película
enrollada sobre sí misma. La puso al trasluz y contempló, uno a
uno, los respectivos fotogramas.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 59
…hueco rectangular en el firmamento, muy cerca de la Tierra,
muestra una posterior pared de hormigón; escalera de mano y
botes de pintura junto al Eagle alunizado; peones en mangas de
camisa trasladan tablones entre cráteres; Armstrong, Aldrin y
Collins, sin sus respectivos cascos, bromean con la supuesta
ingravidez espacial,…
Desplazado por un instante el desconsuelo de la pérdida, Carol
quedó conmocionada por el descubrimiento. «No es posible.
Quiere, quiso, gastarme una broma. Conociéndome, supuso que,
antes o después, acabaría cediendo y… Sin embargo, si lo
piensas…» Un montaje así no encajaba con la profesionalidad de
Neil, con su compromiso público, con su entrega absoluta a la
causa espacial y a su propio país. «¡Hay cosas que maldita la
gracia!», había soltado en alguna ocasión, molesto con
insinuaciones semejantes. «Nunca habría corrido el riesgo, estoy
convencida, de que una mofa parecida llegara a los
norteamericanos, al mundo. Ni siquiera conmigo».
«A menos…». Tuvo que sentarse en la cama, indispuesta de
repente. «A menos que creyese tener la seguridad absoluta,
protegido por alguien, o por algo, de que nunca vería la luz.
¿Protegido, quizá,… por un gobierno?». Si era así, en el turbador
caso de que fuese así, el alunizaje del Eagle, módulo del Apolo 11,
en el Mar de la Tranquilidad del satélite terrestre, con su marido y
otros dos hombres a bordo, habría sido… una invención, un
escandaloso paripé. Tan falso como el contenido del mensaje
grabado en una placa conmemorativa adjunta a una de las patas
del mismo Eagle1.
¡El pequeño paso para el hombre, gran salto para la humanidad,
dado por el pionero Neil Armstrong, su Neil, momento histórico
seguido en directo por seiscientos millones de personas en todo
el planeta, habría sido, increíble… una película de ciencia ficción!
60 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
¿Y por qué? ¿Para qué? «¿Para inclinar a nuestro favor la balanza
de la guerra psicológica contra el archienemigo soviético? ¿Para
dar una vuelta de tuerca, otra más, a la guerra fría?» ¿Por alguna
otra razón que ella no alcanzaba a vislumbrar?
Por lo que fuera. Poco importaban ya los motivos. Terminada la
metafórica emisión, el «The end» ya había salido. Hacía cuarenta y
cinco años. «Y, por lo que a mí respecta, no seré yo quien critique
a estas alturas el desarrollo de la historia ni la interpretación de los
actores. Sobre todo, la del protagonista, mi adorado
protagonista».
«¡Hace frío…!», se dijo de pronto frotándose los brazos.
«Encenderé la caldera. Tengo entendido que el celuloide arde
bien».
Referencias.
1.- «Aquí, unos hombres procedentes del planeta Tierra pisaron por primera
vez la Luna en julio de 1969 d.C. Vinimos en paz, en nombre de toda la
humanidad. - Presidente de Estados Unidos de América - Richard Nixon».
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DÍA DE
FIESTA
Jesús
QUINTANILLA
OSORIO
México
Estoy aquí, sentadito como niño bueno con mis mejores galas,
esperando a que me lleven los tamales. El olor se esparce por
todo el comedor, mientras escucho al pobre perro aullar
adolorido, por la humedad y la helada lluvia. No entiendo como
Mamita, mi bisabuela, lo deja empaparse en medio de esa
pertinaz llovizna. Arrebujada con esa ropa tan propia de su
personalidad, Mamita, en su expresión algo avinagrada, parece la
pintura de un pintor flamenco, como si fuera depositaria de un
arte olvidado.
Al fin, oigo a la criada que se acerca arrastrando los pies. Se le ve
con el rostro cansado, resignado, con los años pasándole las
sienes, como si la vida se le hubiera escapado por las manos. Me
observa y dibuja una breve sonrisa, dedicada a mí, y coloca ante
mí un plato con dos tamales untados y uno de bola, junto a una
62 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
taza con humeante atole de fresa. Con el hambre acuciándome,
como mientras observo mí alrededor, y a mis doce años, la casona
de la bisabuela se me antoja un panteón de temores guardados,
con una llave tan grande como un aldabón, atada a la cuerda del
destino.
El miedo se acerca de puntillas cuando, más tarde, luego de
comer velozmente, me aventuro a caminar por los obscuros
pasillos que huelen a nostalgia, fríos como una caverna y mal
iluminados, que desembocan en un patio, en donde la luz solar
hiere mis ojos.
La fiesta se desarrolla, pero me siento ajeno a ella. Los tamales y el
atole son mi merienda y veinte centavos de dulces logran
distraerme unas horas hasta que acabe el día, mientras paseo
entre los fantasmas de la vieja casa, con los adultos platicando en
las mesas, extasiado en mi propio mundo. Intento devorarme
cada sensación y paseo mi mirada por los muebles, las paredes,
las fotografías que penden de clavos, y entonces, reparo en la
mirada de mamá, tan vestida de amor como siempre, y en mi
alma, al verla, la fiesta realmente comienza.
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en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 63
PIES
Cony PEDRAZA
México
Ernesto nació por la tarde. Fue muy parecido a los cinco niños que
nacieron en el mismo hospital que él; ojos de miel, manitas de
agua tranquila, ombligo de montículo en medio del verde campo,
y pies, diminutos costales de dulces. De adolescente, semejante a
los cinco adolescentes aquéllos; ojos despistados… ¿dónde dejé la
mochila?, ¿y la tablet?... manos que a tientas exploraron la tierra,
ombligo de vasija y pies que dejaron a su paso una estela confusa
de porqués no resueltos. De adulto, ¡hay de adulto! Por fin con
vida propia, singular, única y precisa al cumplir los veinticinco años.
¿Por qué la gente será adulta tan joven?, era su interminable
pregunta.
¿Por qué seré adulto siendo tan joven? ¿Por qué seré adulto a los
veinticinco años? De adulto soy único pero debo ganar dinero
como ésos cinco, como todos los demás. De adulto tengo vida
propia que se parece a la de ésos cinco, de cualquier otro. De
adulto soy singular pero mis ojos, manos y pies son iguales a los
de miles, millones, cinco mil millones de adultos en el planeta. A
veces resulta que únicamente soy Ernesto cuando pido helado sin
crema o cerveza sin alcohol o cuando escucho música
experimental o uso mis calcetines rojos.
64 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
Ernesto abrió los cajones del clóset para sacar un par de calcetines
rojos. Deslizó el cajón superior y encontró en perfecto orden:
cinco, veinte, cuarenta pares. Abrió el cajón de en medio y
prosiguió la cuenta: cuarenta y cinco, sesenta, setenta y uno,
ochenta y tres. Abrió el cajón inferior y continuó: noventa y uno,
noventa y tres, noventa y… ¿cinco? No estaba completo el par,
hacía falta un calcetín rojo. Revisó pieza por pieza. Volvió a contar.
El reloj de alarma empezó a sonar. Era hora de llegar a la Estación
Balderas para ir al trabajo. Prosiguió el conteo en busca del
calcetín rojo faltante, justo el par que se iba a poner ese jueves.
Pasó media hora, cuarenta y cinco minutos, Ernesto te van a
despedir, cincuenta, cincuenta y seis largos minutos con cinco,
diez, veinte, cincuenta segundos. Ernesto, ¡estás despedido!
―Pero ¿dónde quedó mi calcetín rojo?
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juan pablo varela
LA
OBSOLESCEN-
CIA
PROGRAMADA
DEL SER
VIRTUAL
Héctor Iván
GIL CURRY
México
La primera vez que la obsolescencia programada vino a mi
ordenador, como un tema de referencia académica y asociada
con aquellos utensilios que empleamos en la cotidianeidad de
nuestras vidas y de cómo, supuestamente, son desde su origen
concebidos, diseñados y elaborados para deteriorarse, perecer o
simplemente dejar de ser útiles en un lapso preconcebido, me
resultó ampliamente cuestionable, tanto desde la perspectiva
social como ética, pues esto condujo mis pensamientos a sugerir
que aquellas creaciones e innovaciones que supuestamente
debieran contribuir a la mejora de la calidad del ser humano, a su
crecimiento integral como individuos, como sociedad y como
humanidad en su sentido más amplio, en el trasfondo su objeto
es, en realidad, acrecentar la riqueza de aquellos individuos
quienes ostentan y concentran la mayor de los recursos
económicos y de poder, a costa de explotar continua y
66 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
reiteradamente a una sociedad cada vez más numerosa y, dicho
sea de paso, también cada vez más limitada en su posibilidad de
aspirar a una mejora de vida, a la vez de conducir a un
consumismo cada vez más acelerado, sea por sustituir aquello que
ha dejado de ser útil o, quizá más interesante de análisis, por el
deseo, anhelo y aspiración a pretender acceder a algún bien más
reciente, aun cuando el que sustituirá sea aún funcional.
¿No es así como en nuestra sociedad moderna, los bienes se
tornan cada vez más en materia sujeta a ser desechada, para ser
sustituida a un ritmo acelerado, por otros bienes que prometen
mejoras y beneficios, cuando en realidad esos beneficios si los
comparamos contra el efecto real del individuo, le terminan
siendo de poca contribución, por no decir que, en algún
momento incluso perjudiciales, en detrimento de, entre otros
aspectos, de la dinámica de sus relaciones interpersonales?
Profundizaré en mi cuestionamiento anterior. En el creciente y
acelerado desarrollo y evolución tecnológica, comenzamos a
observar desde finales del milenio pasado, la popularización de
dos elementos que, en su momento y época, dieron nacimiento al
proceso de transformación de las relaciones interpersonales, y
modificación fundamental en la concepción de convivencia entre
individuos y sus interacciones sociales. Los teléfonos móviles (que
a alguien ocurrente vino a llamar “teléfonos inteligentes”)
trascendieron de representar un sueño inalcanzable salvo para la
élite de nuestra sociedad, y lograron convertirse, poco a poco y
casi sin percatarnos, en casi una extensión de nuestros propios
cuerpos y mentes, aunque en sentido pragmático, los existen ya
grandes cantidades de individuos quienes han depositado una
significativa cantidad de su objeto de placer en dichos dispositivos,
a muestra, basta observar el nivel de estrés causado por quien
olvida su teléfono, lo extravía, le es hurtado o, incluso, su batería se
agota; pareciese entrar en un estado de ansiedad digno de
proceso de duelo.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 67
Si bien en los noventas un teléfono móvil se concebía como una
aspiración para un individuo, hoy es para muchos, una terrible
pesadilla el imaginarse en salir de casa sin él; pareciese como si se
hubiese implantado como una prótesis vital para la vida en
sociedad.
Por otro lado, el internet, o “La Internet” como muchos prefieren
nombrarle, fue sigilosamente pasando a ser de un elemento
propio de oficinas, empresas, universidades y gobiernos, a ser un
miembro más de nuestras familias en nuestros hogares. Hoy es
una sombra y un espectro que se busca en todo lugar donde un
individuo se encuentre, como si fuere un aura que lo envuelve y le
brinda oxígeno vital para su existencia.
Ahora bien, cada uno de los elementos, por sí mismo, han logrado
infiltrarse como agentes necesarios para la vida en sociedad, pero
ha sido la fusión de ambos, aquello que forjado un ente poder de
interiorización en los individuos que, en la cotidianeidad de la
existencia, pareciese en muchos casos una fuente vital de
existencia, sin la cual, resultase inverosímil concebir una vida social
sin su presencia.
De forma paralela al desarrollo de teléfonos móviles e internet,
concebimos una figura que comenzó a gestionarse, a partir de
diversas formas, plataformas y propuestas, que prometían con
conducir a la humanidad a inconcebibles posibilidades de
interacción: las Redes Sociales; en inicio, partamos del principio
que las “Redes Sociales” han existido desde que la humanidad fue
erigiéndose como ente social, creando grupos cada vez más
numerosos que, si bien no es objeto del presente documento
realizar un estudio antropológico al respecto, sí lo es la acepción
de que el término en sí mismo, corresponde a un efecto existente.
Así entonces, en ámbito tecnológico, vislumbro a las “Redes
Sociales” como aquellos programas informáticos que promueven
68 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
la afiliación de los individuos quienes, atraídos por lo que en teoría
Maslowiana en su pirámide de necesidades, podríamos catalogar
en el nivel de Afiliación, toda vez que aquellos quienes se
suscriben, en su inconsciente, sienten la imperiosa necesidad por
formar parte de una comunidad, de un grupo quien le integre. En
este sentido, me atrevo a pensar, más allá del sentido de
pertenencia, en qué necesidades posee cada persona al pretender
entrar al grupo, ¿fines perversos, crear una identidad paralela a su
realidad frustrante como un universo paralelo que lo aleje de su
angustia, crear quizá una personalidad que satisfaga las
necesidades insatisfechas de todo aquello que en sus círculos
“reales” no se atreve, o no tiene los medios para consolidar, quizá
varias de las anteriores?
A quien ahora llamaré “el internauta”, es un ente ávido de
pertenecer a un grupo, o incluso varios, envestido de un velo de
anonimato quien oculta su ser más profundo; ahí puede crear la
personalidad, o personalidades que guste, puede sufrir
metamorfosis inmediata según el interlocutor con quien se
encuentre, puede vivir en su carne tantas realidades y
personalidades como sus deseos conscientes e inconscientes le
demanden, pero, en este mismo sentido, de igual forma, se ve
condenado a que, una vez que se aleje del ordenador, que cierre
sesión, dichas personalidades alternas, morirán en ese mismo
mundo virtual en que incursionó.
Con sustento de la reflexión anterior, pensemos ahora, ¿qué
relación encontramos entre la obsolescencia programada, con los
teléfonos inteligentes, internet y redes sociales?, en la premisa de
que todo aquello que el hombre desarrolla, se concibe envestido
de forma secreta y silenciosa, quizá hasta sin premeditación
explícita, con una fecha de caducidad, en la cual habrá de perecer
y necesariamente ser renovado por algo nuevo que lo sustituya,
así igual aquellos dispositivos “teléfonos inteligentes”, lo mismo
vemos sucediendo con las Redes Sociales; el reiterado nacimiento
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 69
de una Red nueva que llega a un clímax en algún punto,
El individuo moderno, contemporáneo e informatizado, ha
logrado tal simbiosis con su mundo virtual, de teléfonos
inteligentes, internet y redes sociales, que se ha fusionado con
ellos, los internautas y afables adictos a Redes Sociales han, en su
colectividad, sufrido la alienación donde su personalidad básica y
fundamental, se ha extraviado en los confines de espacios
electrónicos, donde se pierden de sí mismos, de su yo
fundamental, de los aspectos caracterológicos que les otorgan su
identidad en el mundo de lo real, y se transforman
atemporalmente, en lugares que, en el plano de lo real, no existen.
Vale cobremos consciencia histórica de la evolución de Redes
Sociales, pues un error sería ignorar la constancia en el nacer y
morir de ellas, ¿pudiésemos aún recordar espacios como hi5,
MySpace, Metroflog, entre otras?, su nacimiento y existencia,
efímera, corta y breve, brindó y prometió enlazar vidas de
internautas (y por seguro así pudo haber sucedido para algunos);
empero, la obsolescencia programada acaeció por sobre ellas, y
las cubrió en un velo de extinción, y fueron sustituidas por otras
redes, al igual que todo en la tecnología sucede.
Pero, ¿y los internautas, y aquellos perfiles creados, con verdad,
falsedad, o quizá verdad a medias, donde invirtieron no sólo su
tiempo, sin volcaron su imaginación, pensamientos, deseos,
anhelos, incluso quizá sus frustraciones y añoranzas?, muy
probablemente se perdieron, se extraviaron y dejaron de existir, y
fue así como vino la extinción de seres virtuales quienes ocuparon
alguna vez ese espacio y, todos en su conjunto, perecieron, se
hicieron obsoletos.
Sin embargo, este fin súbito y no previsto por muchos, no es sino
parte de un plan, una tendencia, un destino orquestado por la
humanidad, por aquellos quienes, su mente, su visión, se
70 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
encuentra hacer perecer lo que alguna vez nació, se creó, con
previsión de hacerlo dejar de existir, para renovarlo con algo
distinto. Y aquellos quienes se aventuran a debilitar su sentido de
raciocinio, quienes observan con más atractivo la propuesta de un
nuevo “feature”, de una cámara más poderosa para las “selfies”, de
mayor capacidad de almacenamiento (probablemente para
saturar con fotografías, videos, canciones y memes), por sobre la
profunda incógnita de cuestionar el posible bienestar, o de
menos, la homeostasis que le brindaría, y con todo ello se
ensimisman y funden en los confines del espacio virtual, para
nuevamente alejarse de su mundo real, y renacer, más
“poderosos”, más “innovadores”, en aquellos espacios materiales y
virtuales que le son ofrecidos.
La humanidad, entre más poder enviste en sus artefactos
tecnológicos, mientras más “inteligencia artificial” (valga el
término) embebe en sus Redes Sociales, en sus “Apps”, mientras
más logra interconectar todo, a fin de “conocer más al usuario”
(por no decir, invadir más la intimidad de ellos), más logra la
alienación de ellos, indefensas por desconocimiento, por omisión
de pensamiento, o por mero sentido de aceptación, de
idealización, de sentirse pertenecientes y poseedores de “lo más
nuevo”, y así, se va despreciando en temporalidad cada vez más
corta, los bienes que, no hacía mucho, fueron objeto de deseo…
ya no lo son más, y los que ahora son la pasión en el deseo,
mañana lo dejarán de ser.
La espiral de vida y muerte, de nacimiento y de muerte de la
tecnología, de redes sociales, del ente quien se adentra y fusiona
en ellas, es cada vez más estrecha, ¿cuánto logrará la humanidad
sostener el ritmo, acelerarlo?, no me aventuro por ahora tratar de
vislumbrar y predecir este futuro, lo que es cierto, es que por
seguro no ha de ser eterno e infinito pues, el destino y naturaleza,
en su sabiduría de estabilidad y equilibrio, creo que por seguro en
algún momento habrá de hacer suceder una disrupción tal, que
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 71
debamos re-escribir este incierto camino.
Y es así como el ser virtual, atado y esclavo de su mundo virtual, se
mira condenado a perecer una y otra vez en su concepción
informatizada, ante cada instancia presente que, por
obsolescencia programada de su creadores, se vea extinto y para
ofrecer un nuevo mundo virtual donde ese ser virtual se vea
renacido, y de forma simbiótica, cada individuo en esa identidad
artificial y virtual creada para esa instancia presente determinada,
replicará su nacimiento y su posterior muerte virtual, y así una y
otra vez.
Imagen:
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72 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
EL BUDISMO
ZEN EN
“SALVO EL
CREPÚSCULO”
Rosa Leticia
ORCHUELO
Buenos Aires
Argentina
Múltiples son los temas o Universo del Discurso, que aborda Julio
Cortázar en SALVO EL CREPÚSCULO. En ella reflexiona sobre la
estructura de su obra, sobre la poesía, nos da datos
autobiográficos, aparece su pensamiento político, el tema del
amor, el tango, la literatura como juego, el lector cómplice, su
adhesión al budismo Zen, lo mitológico y lo histórico; y la
búsqueda. Búsqueda que se plantea el autor desde la estructura
misma de la obra; de esa necesidad de encontrar la forma de
realizar un texto dejando de lado los preceptos de la división de
los géneros. Por ese motivo alterna poesía y prosa.
El presente ensayo pretende realizar un aporte a los estudios de la
literatura de este autor argentino, desarrollando el tema del
Budismo Zen. Filosofía que influyó no sólo en la última etapa de la
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 73
vida, sino también en esta obra de Julio Cortázar, que publicó en
1984.
SALVO EL CREPÚSCULO está dividido en trece capítulos. En la
pág.58 nos aclara que no desea que el libro se torne una
antología, compara las antologías con “mariposas clavadas en un
cartón”. No acepta otro orden que el de “las afinidades”.
Rescatemos el término afinidades, y veremos que esta división en
capítulos la realiza teniendo en cuenta los distintos temas pero
también las distintas formas de escritura poética que escoge.
Si consideramos el cap.1 al 6 como una primera parte, y el cap.8 al
13 como una segunda parte, nos encontramos con el cap.7 EL
HOMBRE INNOMINABLE en el medio. Si tenemos en cuenta que
la filosofía budista1, divide en doce ciclos el círculo continuo que
llaman la Rueda de la Vida, EL HOMBRE INNOMINABLE, nos
remitiría a la “Realidad Innombrable” de los budistas, o sea la
“Asidad o Talidad” que es el término que se usa para expresar lo
indefinible último.
La primer parte la encabeza el cap. ARRIMOS, que nos remite a su
Búsqueda como autor y a la nuestra como lectores.
La segunda parte la encabeza el cap. SALVO EL CREPÚSCULO que
es precisamente el que da título al libro.
Poesía y Prosa se entremezclan en este texto; veamos la opinión
de un amigo de Cortázar sobre este tema; (Ver pág.57):
“Todo plan de alternar poemas con prosas es suicida, porque los
poemas exigen una actitud, una concentración, incluso un
enajenamiento por completo diferentes de la sintonía mental
frente a la prosa, y de ahí que tu lector va a estar obligado a
cambiar de voltaje a cada página y así es como se queman las
bombitas.”
74 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
Mientras que para Cortázar “...poesía y prosa se potencian
recíprocamente y que lecturas alternadas no las agreden ni
derogan...”. Para él, el punto de vista de su amigo revela esa
seriedad que coloca a la poesía en un pedestal privilegiado y por
esa causa la mayoría de los lectores se alejan de la poesía en verso,
y aceptan la que les llega en otros géneros o artes. Contundente
dice Cortázar: “… lo único que realmente cuenta hoy en América
Latina es nadar contra la corriente de los conformismos; las ideas
recibidas y los sacrosantos respetos, que aún en sus formas más
altas le hacen el juego al Gran Sistema...”
También llama la atención la reiteración de poemas en SALVO EL
CREPÚSCULO; como por ejemplo el poema “Doble Invención”
que aparece en la página 180 y se reitera en la 230 y “Resumen de
Otoño”, lo vemos en las páginas 247 y 257. Este procedimiento
podríamos considerarlo como un mero juego literario, pero creo
que está más bien, unido a su pensamiento budista y a la postura
Zen.
El poema “Doble Invención” incluido en el capítulo Salvo el
Crepúsculo y en el capítulo Preludios y Sonetos, desarrolla en su
temática el Principio de Causación de la Filosofía Budista.1. Según
dicho principio todas las cosas vivientes son auto-creadas o auto-
creadoras. El universo es una co-creación de todos los seres. Las
creaciones o devenires continúan en series de puntos temporales
(pasado, presente y futuro como una cadena). Esta cadena tiene
doce divisiones (los doce ciclos de causaciones y devenires). Es
imposible señalar cual es la causa primera, porque los doce hacen
un círculo continuo (Rueda de la Vida). El tiempo es un círculo sin
principio ni fin. El tiempo es relativo. La muerte no es el fin, en ese
mismo instante otra vida empieza.
Dice el poema: “Cuando la rosa que nos mueve/ cifre los términos
del viaje”, es decir cuando llegue el fin de la vida, “habrá un amor
que al fin nos lleve/ hasta la barca de pasaje”, o sea que estaremos
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 75
en un punto intermedio, en una zona de pasaje, de privilegio,
daremos nuevamente vida: “creo que soy porque te invento”
dicen los versos, y agrega “desde la arena y las penumbras,/ … /y
tú en esa vigilia alientas/ la sombra con la que me alumbras/ y el
murmurar con que me inventas.”
El poema “Resumen de Otoño” está reiterado en el Capítulo, de
Antes y Después. Allí dice el poeta: “Asombra a veces que el fervor
del tiempo/ vuelva, sin cuerpo vuelva, ya sin motivo vuelva; “este
es el retorno del pasado, el “Antes”, “...saber que esto que resta” o
sea el futuro, el “después”; “fue ganado a la sombra por obra de
silencio”, lo describe como pasado; para el Budismo sólo el
Presente es.
De los poemas antes mencionados, vamos a extraer los siguientes
vocablos: “penumbras”, “vigilia”, “sombra”, “alumbras” y “descenso
de la noche”; todos ellos están asociados a la palabra “crepúsculo”,
que integra el título mismo de la obra.
Salvo el Crepúsculo, proviene de un hai-kai, es decir una
composición poética de Matsuo Basho: “Este camino/ ya nadie lo
recorre/ salvo el crepúsculo”. (Ver pág.175). Matsuo Basho2, es un
poeta japonés (1644-1694) que elevó la calidad del hai-kai, hasta
entonces lleno de artificio y convencionalismo. Llevó una vida
errante, renunciando a todo signo de estabilidad o afianzamiento;
su única tarea persistente fue la poesía. Tuvo muchos discípulos y
ejerció notable influencia a través de su escuela denominada
Shofu, cuyos objetivos eran la sobriedad, la armonía y el estado
contemplativo. El texto del cual estamos extrayendo conceptos
agrega que: el misticismo y la disciplina del zen impregnaron sus
versos como orientaron su vida.
El crepúsculo, ese momento que precede a la luz solar (aurora) o a
la llegada de la noche, es el momento propicio para la creación.
En las páginas 18 y 19 de SALVO EL CREPÚSCULO, Cortázar nos
76 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
habla de su mandala. Este término equivale a círculo. Es una de
las razones del Principio de Totalidad del budismo: “...todas las
cosas en el mundo real deberían armonizar entre sí”, por “el hecho
de que todos los seres, del más alto al más bajo, son parte de uno
y el mismo mandala (círculo)...”1.
Para Cortázar el mandala es “una criatura de la noche”, “una
fábrica diferente”, “un hijo de mi enemiga y a la vez mío, un telón
musgoso entre las fiestas sepulcrales y su recurrente testigo”.
Nos habla también de la noche onírica como de la verdadera
noche. Dice: “...como el insomnio, nada puedo hacer para impedir
ese flujo que invade y somete, pero los sueños, sueños son, sin
que la conciencia pueda escogerlos, mientras que la parafernalia
del insomnio juega turbiamente con las culpabilidades de la
vigilia...”, “soy lo que sueño y sueño lo que soy...”, “...Despierto sólo
me conozco a medias...”, “...La vida aprovisiona los sueños pero los
sueños devuelven la moneda profunda de la vida...”
El poema “Estela en una encrucijada” (Ver pág.177), nos plantea el
tema de la eternidad del arte y como oposición el de la eternidad
precaria de la vida: “...los mármoles que tanto amamos siguen
ahí...”. El tema del tiempo encadenado, como parte de la Rueda de
la Vida, sin principio ni fin: “...Tú los verás acaso una vez más, / y yo
también acaso una vez más/ en tiempos diferentes… / siempre
nuevo y distintos...”. Y agrega: “...y sin hablar, perdidos en la
contemplación...”. Este verso se refiere a la contemplación del zen,
que es el ojo que sirve para dar visión profunda y al mismo
tiempo, pies para caminar debidamente: “...y rehacíamos/ en un
aire común, en un contacto de eternidad precaria,/ ya en la orilla
del sueño, una sonrisa del Angélico...”. Esa visión profunda nos
permite rehacer en la zona del sueño, “la moneda profunda de la
vida”.
El poema “Canción de Gautama” (Ver pág.226), sintetiza la Filosofía
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 77
Budista. Gautama es el fundador del Budismo y también, se lo
designa con ese nombre a Buda, el Iluminado, el Victorioso, el
Bendito, el Omnisciente.
La primera estrofa ejemplifica la Rueda de la Vida, donde no hay
principio ni fin: “...giran la rueda de la muerte: / el uno cesa, nace el
dos...”. En la estrofa cuatro: “...toda caricia es el espejo/ que nos
propone a tanta imagen, / toda pregunta es el pasaje/ de la
palabra a otro secreto...”; desarrolla el Principio de Totalidad1, en
otra de sus razones: “...por la reflexión mutua de todas las
actividades, así como en un cuarto rodeado de espejos el
movimiento de una imagen causa el movimiento de mil reflejos...”.
Veamos la estrofa siete:
El hombre que medita al pie
de un árbol que será su signo
sabe que el paso del mendigo
contiene ya el paso del rey
El hombre que medita es Gautama, el Buda, el mendigo y el Rey.
El padre de Gautama, (nos aclara la obra ya citada del Budismo),
era el rey Suddhodana, que no podía soportar que su hijo
mendigara por las calles de Kapilavastu. Entonces fue a visitar a
Buda, en el bosquecillo y lo instó a volver a palacio. Buda le
replicó: “si yo fuera todavía tu heredero, volvería al palacio a
compartir tu lujo; pero mi ascendencia ha cambiado. Ahora soy el
sucesor de los Budas del pasado, todos los cuales han ‘así ido’,
como lo hago al presente, viviendo en los bosques y
mendigando.” El rey comprendió estas palabras a la perfección y
al momento se convirtió en discípulo de Buda.1.
En la página 187, incluye un relato “La Noche de Lala”, que es un
capítulo breve desechado del LIBRO DE MANUEL; quien narra es
Andrés, el personaje de este libro. Andrés conoce a Lala, una
78 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
prostituta, y se transforma en un “mero tiempo” de sus “muchos
tiempos vespertinos o nocturnos”. En la ciudad “hay que buscarse
islas”, dice Andrés; y esa isla era una “pieza rara, con no sé qué”, “el
no sé qué estaba en que de la puerta se pasaba a un angosto
pasillo con espejos a los lados”. Esta puerta da entrada a la zona
de pasaje de una realidad a otra, de la realidad cotidiana, formal,
diurna a la realidad inventada, lúdica, creativa, nocturna. Al
comenzar el relato dice: “Anoche fui a dormir con Lala, a repetir la
fiesta que poco a poco hemos ido perfeccionando y perfilando y
puliendo, liviano juego en nuestra doble vida tan sin juegos”. Y
ese pasillo con espejos les permitía “jugar con los reflejos desde
todos los ángulos, para al fin llegar a la cama con todas las
incitaciones ya elegidas y deseadas, sin es multiplicación artificial
que acaso sustituye lo que a tantos les cuesta encontrar por su
cuenta”.
“Desvestir a Lala... era como desvestir el lenguaje diurno,... los usos
verbales como los usos de la corbata.” Estas palabras se
encuentran al final del relato, y nuevamente aparece la idea de la
doble realidad acompañada también por el lenguaje.
La obra de Cortázar, como vemos, requiere un lector que sea
“espejo” del autor. En otras palabras, un receptor que camine por
el texto buscando esa visión profunda.
En el principio de SALVO EL CREPÚSCULO dice Cortázar: “Discurso
del no método, método del no discurso” aplicado a su propia
obra. Y en el libro (ya citado) de Filosofía Budista se define al Zen
como “un método para pensar sin pensamiento ordinario,
trascendiendo todos los métodos de la argumentación lógica.
Pensar sin ningún método para pensar es dar la oportunidad a
que se despierte el intelecto intuitivo o sabiduría”.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 79
BIBLIOGRAFIA
1- Takakuso, Junjiro. El Budismo como Filosofía de “Asidad”. (En: Filosofía de
Oriente. México, Breviarios FCE, 1950; pp.128 -141).
2- NN. “La Literatura Japonesa Clásica”. (En: Historia de la Literatura Universal.
Nº 5, Buenos Aires, C.E.A.L., 1970; 236).
N de A.- Se trabajó con la obra de Cortázar, SALVO EL CREPÚSCULO, editada en
Avellaneda, por Artes Gráficas Delsur, 1987.
Imagen:
www.google.com
80 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
emilia oliva
ángel gonzález g.
INTRODUCCIÓN
No quiero ponerme serio. Sin embargo, últimamente, la vida se
agrieta y se cuartea con pasmosa celeridad. Me dicen que no es
para tanto, pero, por momentos, parece que se endurecen los
discursos, se emponzoñan las sendas del entendimiento, y se nos
exige, como masa, estar de un lado o del otro. Los que crecimos
con Sócrates intuimos a dónde quieren llevarnos. Asistimos al
tiempo en que los hombres totalitarios del mundo, de la vida, se
despedazan dialécticamente los unos a los otros, pendiendo así,
una vez más, el sintagma gran guerra de las fauces de estos
hombres ricos, necios y peligrosos. Vivimos (¿malvivimos?) en los
tiempos en los que los surcos de las cosechas dan a luz niños
desnudos y famélicos que no tienen un futuro porque el futuro les
pertenece a los hombres grises de la globalización. Y mientras
todo esto está pasando, (sí, está pasando ahora); mientras todo
esto que hemos construido se está pudriendo, explotando y
contaminando, los barcos no pueden ya ni llegar a buen puerto
(cargados como van de voces hambrientas). Es el tiempo, son los
tiempos en los que los machitos fálicos de nuestras avanzadas
polis-digitales se enfrentan entre ellos con enmiendas a la
totalidad y se patean y se golpean las testas, lo que ocasiona, he
de reconocer, queridos lectores, que por primera vez en mi vida
sienta de cerca, pisándome los talones, la palabra miedo. Tengo
miedo a las exposiciones de mis elementos químicos a la
testosterona del capitalismo más despiadado.
Sueño por las noches. Sueño que no desfallezco y sueño que la
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 81
tierra no me traga. Sueño que aplasto y constriño y meo y no
comprendo todo lo que me rodea. Y al despertar, sudando y azul,
respiro aliviado y retorno a mí mismo y justifico el color humano
de mi piel porque mi humanidad sigue intacta… Así las cosas,
llegamos a los poemas de este nuevo número, en los que
podemos leer cosas como que «El mundo llega a ser tan nocivo»,
«Ese siniestro instinto del orgullo» o «pasándose adoquines de
mano en mano», a las que añadir algo sobre «excesos / y
carencias» para finalmente recalar en el colofón «con todas las
fuerzas viriles al aire». Está claro que las experiencias y visiones de
los poetas, una vez más (jódete Platón) nos hacen más falta que
nunca en estos momentos en que el mundo está enfermo, y
tiembla.
Ángel González González
Editor
82 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
MAKE UP
Reinier
DEL PINO
CEJAS
Cuba
Una mujer inmensa calienta mi noche.
Tiene ojeras de madre dedicada.
Maquilla su cansancio
Para el goce animal de mi lujuria.
Ese siniestro instinto del orgullo
Disimula su luz
Tras la belleza breve.
Ilustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 83
AMBOS
ESTÁBAMOS
UN POCO
BORRACHOS
Santiago
LOUSTAUNAU
Argentina
Costumbres de este animal
mirarse a sí mismo
y comprender
– J. Spindola–
anoche hablé con mi sombra
nos encontramos donde somos uno:
miramos el cielo
sus dos o tres estrellas
su nube resplandeciente.
Hablamos del amor y de la falta del mismo
del final de las cosas,
de excesos
y carencias.
84 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
Me miró con sus ojos de baldosa
la miré con mis ojos azulejos
miramos el cielo
la ausencia nos hermana
a nosotros también.
Concluimos
no somos tan distintos
somos
las dos caras
de un eclipse.
Ilustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 85
NO PASARÁN
Ernesto
Marcos
TANCOVICH
Argentina
es en madrid
es el año treinta y seis
pasándose adoquines de mano en mano
arman una barricada
en la foto son cuatro
esa flaca y alta de la izquierda
avanza el rostro hacia mí
como si le hubiese preguntado algo
“no pasarán” advierte
la segunda parece resignada a lo que sea
me ignora
simplemente toma su adoquín y lo entrega
a la que sigue
la que sigue es pequeña y muy joven
dispone las manos para recibir un legado precioso o el mensaje
que deberá llevar a destino
86 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
la cuarta
los labios prietos, los carrillos inflados
prontos a resoplar, obstinada
agrega su adoquín a la barrera que crece
no pasarán
hoy acaso el impasible granito permanezca
en algún sendero
o bordeando un arriate de siemprevivas
olvidado de su rol en la historia
vuelto a la pura, materialidad
y en la foto, sepiadas por el tiempo
las cuatro
ya sin cuerpo son solamente Historia
lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
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PREFIGURA-
CIONES
CARIBEÑAS
Benito
PASTORIZA
IYODO
Estados
Unidos de
América
sonámbulo deambulas por las aguas del caribe macho
anclado en huracanados puertos de humedad y rabia
donde sueles hacer tus visitas de mañanas improntas
cuando los pájaros aún cantan susurros meridionales
cuando el café bruno de las islas se aroma en el viento
hermosamente en frenesí de animal rendido
sigues recostado perpetuo
desnudo entregado
con todas las fuerzas viriles al aire
como imponiendo un cerco de felicidad
de una dicha iluminante de placeres
que sólo tú conoces en insolencias
hombre de prefiguraciones carnales
cuando engendras visitas de mañana
y tomas tu tiempo
teorizando el amor
discurriendo la dilección
en cada roce de rosas
88 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
en cada palpitación
de mi cuerpo que es tu cuerpo
en invención extraviada
porque bien sabemos
que no existes
que solitario llegas con tus huellas
a imprimir en lo profundo solvente
sobre palmeras lejanas del olvido
a dejar tu sabor de piel rescatada
a pájaros
que aún cantan en la noche
lmagen:
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en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 89
MANUAL DE
SUPER-
VIVENCIA
Marcos
COHEN
Rio Negro
Argentina
No arrojar el corazón en la vía pública
no tensar las cuerdas que no saben vibrar
no esperar nada de nadie
para no ser la alfombra de los injustos
no autoflagelarse sin piedad por terceros
ni ser parte
de una unidad que no completa.
Imposible dar todo sin garantías
no ser carroña para alimentar cuervos
no escuchar más voces que latidos
ni gritar más lágrimas que carcajadas.
El mundo llega a ser tan nocivo
que hace méritos para figurar
en los atados de cigarrillos.
Queda terminantemente prohibido
estacionar amor frente a las piedras
90 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
y anota bien esto:
nada vale más que ser uno mismo
aunque el contexto
sea una fotocopiadora.
Los que saben
Dicen que sólo los jóvenes
pueden equivocarse
o cometer
el error de vivir
que nada resiste el paso
o el silencio del tiempo
que si nadie grita
no hay dolor.
Dicen que el amor se pudre
antes de ser comido
que la poesía sólo se escribe
con sangre o diccionarios
que los hombres no lloran
ni son fieles, que lo científico
es lo único probable
y lo religioso, lo único creíble
eso dicen
los que saben.
lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 91
Academia Literaria de
la Ciudad de México
josé antonio durand
TE DIJO EL
PERRITO QUE
NO LO
PATEARAS
Guillermo
TORRES
México
Tengo que pasar por el municipio de Ezequiel Montes para llegar
a la Peña de Bernal: una pequeña ciudad gris en donde abunda el
comercio. Lo más importante del lugar es que significa el paso
para el pueblo mágico de Bernal, si se viene de Tequisquiapan.
Al cruzar el centro de la ciudad dudo sobre el camino a seguir, así
que me detengo a revisar el “googlemaps”; efectivamente, tengo
que regresar dos cuadras o entrar por este lado. Odio las calles
pequeñas de doble sentido. ¡Ups!, un carro, freno, lo bueno es que
hoy no traigo mis zapatillas de plataforma: es que esta camioneta
que sobresale no permite ver los carros que vienen por la otra
calle. ¡Ouch!, ah cabrón. Pinche idiota. Ya me dieron por atrás,
seguro fue una vieja que viene hablando por el celular. Me bajo de
la camioneta, y no, no es una vieja, es un viejo, y sí, con celular en
92 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
la mano.
Me pide disculpas, no le hago caso y me concentro en la rayadura
de la facia, sobre todo en el círculo, que es como un sensor que
pita cuando el carro va en reversa. Él sigue pidiendo disculpas “me
distraje por un momento”, me dice; lo veo y mi mirada se dirige al
celular que trae en la mano “me distraje, me distraje, pendejo si
vienes jugando con el celular”, pienso. Yo creo que lee mi mente,
porque inmediatamente guarda el celular en el bolsillo trasero del
pantalón.
─No se preocupe, le pago el golpe.
─Mejor llame a su seguro.
─No tengo seguro.
─¿Cómo que no tiene seguro?
─Pero le ofrezco que vayamos al mecánico de aquí a la vuelta.
─No, no quiero ningún mecánico, él no me sabrá decir del daño a
este circulito, que está hundido y roto.
Sigo con la rabia contenida, no se me ocurre nada más que
mentarle su madre y darle un par de patadas en los huevos:
pinches hombres, quieren arreglarlo todo con una disculpa.
─Yo voy a llamar a mi seguro.
─Como usted quiera ─me dice─, pero el mecánico de aquí a la
vuelta es más rápido.
Lo miro con reprobación y me subo a la camioneta para buscar la
póliza. Después de muchos malabares logro comunicarme con la
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 93
oficina y luego de otros tantos: el número de la misma, las calles,
las placas, la vigencia y no sé cuántas cosas más; me dicen que en
cuarenta y cinco minutos están aquí. Cuarenta y cinco minutos,
repito, “así es”, me confirman. “Está bien”, hay que aguantar a este
imbécil casi una hora más. Ya me echó a perder mi día. Ojalá no
esté lloviendo en Bernal.
En lo que estoy distraída con la póliza, el tipo ya acomodó su carro
a un costado de la banqueta y también está haciendo llamadas.
¿Será que está llamando a su seguro y sólo me mintió? No
importa si mintió, pero que venga su seguro. Aunque haya
movido el carro es evidente que él me pegó y dicen que el que
pega por detrás paga. Ay Diosito, que no me vaya a salir con que
yo me eché de reversa y le pegué estando él estacionado o con
alguna otra artimaña. Todo es posible con estos hijos de Adán.
Si estacionó el carro al menos no piensa darse a la fuga, eso me
tranquiliza un poco. Espero que las llamadas hayan sido a su
seguro. Miro el reloj, no puede ser, no han pasado ni quince
minutos. ¿Llamo otra vez?, no, voy a esperar un ratito más. Me
pone nerviosa este cabrón, ha de ser de por aquí: las placas son de
Querétaro y él tiene cierto estilito de ranchero, o de cuatrero más
bien. Hijo de la chingada. Y esta pinche lluvia no para. No me
quiero subir a la camioneta. Prefiero quedarme aquí quietecita, no
me importa enfermarme. Se acerca, hago como que me están
llamando por teléfono y camino hacia otra parte, seguro me va a
repetir lo del mecánico. Pero no chiquito, te chingas. Que pague el
deducible o lo que tenga que pagar el cabrón.
Alargo la llamada ficticia lo más que puedo. En eso veo una
camioneta que se detiene delante de la mía. El “cuatrero”, con una
bolsa en la mano, me dice: “voy a dejar esto a mi casa, yo creo que
el ajustador va a tardar como dos horas”. Sólo atino a abrir la boca.
¿Qué hago?, me pregunto. Su carro sigue aquí, me tranquilizo.
Pero, pero, pero él ya no está. Miro mi camioneta y el circulito
94 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
hundido y roto. Veo el carro de él que sólo se le desprendió una
esquina del “porta-placas”. La furia que me sube desde el
estómago se transforma en unas iracundas ganas de patear el
pinche carro del cuatrero.
De pronto, un perro de mediana estatura, salido Dios sabe de
dónde, se acerca, es de esos perros mestizos que deambulan por
la calle. Tal vez el olor que tengo de mi perrita lo haya percibido y
me olfatea. Se restriega contra mi pantalón y se echa a mis pies.
Sonrío y me olvido un momento de mi furia. Se pone “panza
arriba”, como mi perrita, solicitando una caricia. Me enternece y le
rasco la cabeza y el cuello.
Se levanta y se marcha. Comprendo que no debo hacer daño al
“carro─ cuatrero”. Me llega esta reflexión como una llamada de
alerta, como un mensaje de Dios a través del perrito.
Me subo a la camioneta con tranquilidad. Ya se hizo tarde. Vuelvo
a llamar al seguro, me piden el número de siniestro. Cuál número
de siniestro, si no me dieron nada. No puede ser, siempre es lo
mismo con estos hijos de la chingada. Me dicen que van a
ingresar mis datos nuevamente. Cuelgo, no sin antes mentarles la
madre. Ese cuatrero cabrón no va a regresar, me digo. Bajo de la
camioneta y me dirijo al “carro─cuatrero”: ¡Pum!, una patada en la
puerta. No le hago ni cosquillas a la chingadera esta y siento un
inmenso dolor en el dedo gordo: mis zapatillas, chingao.
Regreso a mi camioneta cojeando. Me miro al espejo: mi peinado,
mi rímel; mi pie: ¡te dijo el perrito que no lo patearas!, me grito.
Imagen:
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en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 95
ATRACCIÓN
INEXORABLE
Esther
TIRADO
México
La vereda, iluminada con los destellos plateados del satélite, es
angosta, tortuosa y se interna en el bosque sorteando el río, cuyos
meandros se atraviesan por doquier. Siete jóvenes caminan
rumbo a la cabaña de caza, dispuestos a pasar una velada psíquica
en comunión con los espíritus. Esa noche es el perigeo lunar
esperado con ansiedad por ellos; esa noche, es la ideal para hacer
la reunión espiritista.
Selena y Dolores han mentido a sus padres diciendo que van a
dormir en casa de la amiga íntima. Norma, en cambio, enfrentó a
los progenitores contándoles la verdad. ¡Le prohibieron salir! No
se doblegó. Entre gritos y afrentas, los amenazó con ir de todos
modos si no lo permitían. Ahora, cuenta a sus amigos Sergio,
Ruperto, Miguel y Silverio la escena con ellos:
─La juventud es irrespetuosa y rebelde; por eso no tomamos en
cuenta lo que has dicho, ─me dijeron al escuchar mis reproches─
sin embargo, como padres, nos enoja que tú, que has sido nuestra
alegría y dolor, quieras independizarte, ser autónoma y rompas las
cadenas de nuestras decisiones. ¡Nos encabrona no hacerte
entender los peligros que corres alejada de la ciudad, de la
seguridad y la comunicación!…
96 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
A los chicos les fue fácil conseguir la anuencia, y Norma desahoga
su rabia con ellos al sentir la indeseada diferencia de trato entre
hombres y mujeres.
Al arribar a la cabaña, esta muestra un franco deterioro. Los años
han impreso su pátina de abandono y vejez. En la impertinente
oscuridad reinante en el interior, solo brilla un candil metálico.
Catorce ojos, atraídos por él, miran con fijeza la corona con las seis
enormes velas, que ha mucho tiempo desparramaron lágrimas de
cera cubriendo parte de su esplendor milenario. Pieza extraña,
rescatada o robada de alguna iglesia antigua o de un castillo
medieval, se aposenta en medio de la mesa colocada en el centro
del lugar. Una cuerda sale de él y una polea lo une a un
mecanismo que lo eleva cerca del techo para brindar mejor
iluminación. Es el único alumbrado con que cuenta el albergue.
Después de horas de trabajar con esmero todos los chicos, el
fuego chisporrotea alegre en la chimenea azuzado por el viento
que transita libre por las rendijas; todo está dispuesto para dar
comienzo a la ceremonia. Son las doce de la noche y los
muchachos están sentados alrededor de la mesa tomados de las
manos, con la espalda recta, los ojos cerrados, concentrados en su
pensamiento y lo que va a suceder…, el corazón de todos late con
fuerza. La fe los une. El miedo se agazapa en las entrañas de todos.
Invocan a los espíritus…, de las manos se desprende un sudor
helado…, varias veces tienen que llamarlos y esperar… Cuando la
impaciencia aflora y piensan que es infructuoso y vano el esfuerzo,
una voz siniestra se escucha casi imperceptible, como en la
lejanía… el temblor de las rodillas se percibe haciendo mover la
mesa. La voz ordena: “Norma, Silverio y Sergio no deben
permanecer aquí…”
Ellos saben que cuando se efectúan esas peticiones, los
nombrados tienen obligación de abandonar el lugar. Silenciosos,
los tres se retiran. Los amigos los miran partir con angustia.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 97
Quieren ofrecerles protección, pero no pueden permitirse
suspender la sesión tan esperada. Temen por las vidas de los
compañeros que deben partir… sin embargo, oprimido el
sentimiento y con tristeza, los ven alejarse…
Todos conocen los peligros que el bosque depara, y salir del
refugio de madrugada, sin protección ni abrigo, es arriesgado… el
río, el miedo, los animales, la fatiga, la ventisca… ¡No tienen
opción! El temor los agobia. Una angustia pegajosa los atrapa
aniquilando su intrepidez, caminan presurosos por el sendero que
los introduce a la sombría eternidad del peligro, cuidándose unos
a otros.
Días después, los padres de Dolores, Selene, Ruperto y Miguel,
alarmados por la tardanza de los hijos que no han llegado, salen
junto con la policía en su búsqueda… llegan al lugar donde se
encontraba la cabaña, guiados por Norma, Silverio y Sergio que
conocen el camino. Al llegar solo encuentran, en medio de un
montón de carbón y cenizas, el candelabro aún reluciente…
Imagen:
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98 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
SELECCIÓN DE
TEXTOS
CORTOS
Eduardo
Alejandro
ESCOTTO
CÓRDOVA
México
LA IGUALDAD DEL CIELO
Y después de crear a los hombres, Dios enfrentó su primer
conflicto social. Las mayorías protestaron por las desigualdades de
la creación. Exigían explicaciones al por qué la minoría era sana y
rica, mientras que la mayoría era pobre y débil. Tal fue el ascenso
de la primera confrontación clasista en el Cielo que Dios, con su
infinita ternura, decretó la primera reforma democrática, igualitaria
y justa: todos seríamos iguales al morir.
DESENFRENO
No podía contenerse. Su mujer lo abandonó por mujeriego. Sus
hijas le temieron y nunca más las volvió a ver. Sus hermanos jamás
volvieron a presentarse con sus esposas ni con sus hijas. Sus
compadres ocultaron a sus comadres. Sus amantes le hicieron la
vida de cuadritos porque cada nueva agregada limitaba sus
favores. En el trabajo lo corrieron cuando quince secretarias y dos
bonitas auxiliares armaron una zacapela por saber cuál era la
favorita.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 99
Todas lo abandonaron. Estaba solo en el mundo. Nadie lo quería,
y para colmo, cuando sintió que la muerte se le venía encima, ¡se
la echó!
EL NECIO
El que ama es un cínico con justificación moral. En su
desvergüenza, quiere la posesión absoluta de lo que solo puede
amar libremente. El que ama es un ignorante cuya ofuscación,
tenacidad y persistencia lo hacen habilidoso contumaz para
destruir lo que quiere. Un insolente cuya rebeldía por liberar a su
amante, la presume con petulancia de esclavo.
Cuanto más amado se siente, se vive como el más iracundo
profeta de las desventuras. Ve en su amada una mirada de santa
con deseos de concubina y se presenta como eterno cruzado
contra infieles; su deshonra es furia, martirio y cobardía que está
pronta a perdonar: verdadera indulgencia convertida en
contrición. Su desagravio es permanente retorno a la ofensa
resarcida; postración con ruegos y arrumacos implorando, una
última vez, por los contornos airosos y mórbidos de su amante:
alma y cuerpo a la par.
El que ama, es un necio obcecado por sufrir.
A VECES
A veces,
tu corazón se escucha con mis años,
y dehiscente,
se muestra canoro y satisfecho.
100 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
A veces,
suelo medir al corazón en años,
y el corazón me devuelve la medida.
A veces,
con amor,
veinte años se olvidan.
HACE UN AÑO
Te conocí al inicio de la primavera,
y tú y yo sabíamos que mayo no era eterno.
Te conocí al inicio de la primavera
y hoy,
hace un año,
fuiste verano.
Tú
la del célibe amasiato,
equilibrista de lo prohibido y lo deseado,
¿te acuerdas hace un año?
Tarde de lúbrico arrebato,
carnaval y cuaresma.
¿Te acuerdas hace un año?
ni cándida,
ni pía,
simplemente verano.
Heredera de antiguos embelesos,
¿no tendrá el devenir sus excepciones?
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 101
EXTRAÑAMENTE FIEL
Me descubrí extrañamente fiel al dormir con tu nombre entre mis
labios.
Sin promesas,
sin compromisos, sin palabras.
Extrañamente fiel con tu imagen madruguera
fiel al descubrir tu sonrisa en lontananzas de sombras,
con su liviano pundonor;
con sus negros y blancos.
Extrañamente fiel
entreverando poco a poco el pensamiento
Fiel al hacer de tus palabras mis palabras con la tonalidad de la frase
que acaricia,
la que adivina intenciones,
la que habla con la pausa y la mirada.
Extrañamente fiel en la búsqueda porfiada de tu mirar que arde,
con recato y honra,
con pudor de señora veleidosa.
Extrañamente fiel
y enamorado.
PERVERTIDA
Guardas en tú mirada mordaz, un pedazo de mi corazón tan
carcomido.
Imagen:
“Mercado del añil”. Sergio Hernández (México) www.google.com
102 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
DESAPARECIDO
José Antonio
DURAND
México
Nunca creí que el dolor de no verte, de no saber de ti, sería tanto
que resultara capaz de trastocar para siempre nuestras vidas en la
esencialidad del vivir, al hacer de la vida muerte.
Pena Inconmensurable que me ha suprimido el llanto. Mis
lágrimas fueron visibles durante los primeros meses de tu
ausencia, luego quedé infértil de expresión lagrimal o mi llanto se
volcó dentro de mí o mi lloro se volvió invisible.
El tiempo se alarga cuando la incertidumbre lacera la conciencia y
ahoga el llanto. Han sido seis años sin saber nada de tu persona,
de cómo estás, de dónde estás, de qué pasó, de por qué tenías
que ser tú el desaparecido, el secuestrado… Seis años en los que la
fe de encontrarte nos ha mantenido más que unidos a tu madre y
a mí. Sujeto el uno del otro como náufrago a su balsa.
Ella aún conserva las lágrimas y puede llorarte; en cada rezo suyo
aparece siempre tu nombre en la plegaria, tu recuerdo imborrable
en la memoria.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 103
El sufrimiento se ha multiplicado en este horrendo e inimaginable
ir y venir peregrinando por oficinas públicas, por resguardos
policíacos, por una interminable lista de instituciones y de
entrevistas más que morbosas… Y todo ello ha sido en vano.
En ninguna parte nos dan esperanza de encontrarte, de saberte
vivo, de recuperar tu cuerpo o al menos trozos de tu cuerpo… La
crudeza con la que nos atienden los diversos funcionarios resulta
indignante, no existe pudor ni respeto ni el mínimo decoro para
exponer las crueles hipótesis: que si vendías droga; que si
pertenecías a tal o cual banda; que si eras miembro del crimen
organizado. Si tu cuerpo ha sido desmembrado y tu cabeza
cercenada; si tus restos han sido quemados y las cenizas
esparcidas al viento; si tus despojos yacen en el fondo de un río o
de una de tantas fosas clandestinas…
Cada cadáver sin identificar es una remota posibilidad de llegar a
tu encuentro. Cada muerto en el Servicio Forense podrías ser tú. A
lo largo de estos seis años de mortal pesadilla hemos visto
veintenas o quizás cientos de cuerpos de jóvenes fallecidos que se
ignora quiénes fueron. La ausencia de datos los aproximan a ti.
Pero no, no eres tú quien yace en la plancha fría de concreto del
SEMEFO esperando identidad. Son otros ojos y no los nuestros los
que lloran su partida y esperan el encuentro de quien un día
formó parte de la familia hoy mutilada, destruida.
Hoy se iluminó el rostro de tu madre ante la remota posibilidad,
una leve ilusión, de que tu cuerpo yazga entre los cientos de
muertos encontrados en el fondo de la fosa común, que en la
oscuridad y el silencio sirvió para el eterno descanso de personas
hasta ayer desconocidas.
El vendedor de periódicos nos dijo que hallaron no solo
osamentas y cuerpos putrefactos sino también ropa y zapatos y
104 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
objetos. Aun con solo un girón de tela nosotros sabríamos que es
tuyo el suéter, la camisa, el pantalón de donde proviene el hilacho.
Acudiremos a Chiapas llevando encima la paradoja de querer y no
querer encontrarte en esa fosa. Deseamos hallarte, sí, para tener
despojos que enterrar, lápida que colocar, tumba para rezar, un
lugar al que inundaríamos de flores y fotos y más y más flores y
cartas y velas… Un sepulcro donde visitáramos al hijo finado. Pero
también queremos no encontrarte para suponerte vivo, vivo,
vivo…
El poeta Javier Sicilia sufre el dolor de haber perdido a su hijo en
un crimen de narcos; pero el escritor al menos tuvo el cuerpo de
su vástago para llorarle, para enterrarlo, para dejar de buscarlo…
Nosotros en cambio no tenemos nada, nada de ti… solo la
esperanza de encontrarte… de saberte muerto, muerto como
nosotros.
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 105
josé álvarez di stasio
INTRODUCCIÓN
José Antonio
ÁLVAREZ
DI STASIO
Uruguay
Mil gracias …
En esta edición cerramos el ciclo del primer año de la Sección
Uruguay, “Desde el taller”.
En el transcurso de las cinco ediciones anteriores hemos publicado
trabajos de los talleres literarios: “El árbol de los búhos”, “Pan de
Palabras”, “Rubén D´Alba”, “Poeitai” y “Taller Literario Permanente
de la Facultad de Humanidades “.
Han sido cinco talleres que nos han regalado sus trabajos.
Nosotros nos hemos deleitado con tan buena literatura, producto
del trabajo de talentosas y talentosos creadores.
106 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
Esta edición la destinamos a conocer cinco trabajos cuyos autores
son precisamente los cinco coordinadores de los Talleres Literarios
que hemos conocido. En reconocimiento a la importante labor
que llevan a cabo en la orientación de sus grupos, es que
compartimos hoy algunos de los trabajos de su vasta producción
literaria, que generosamente nos han cedido.
También invitamos a nuestras dos colaboradoras, Susana Loza
Espíndola y Miriam Arévalo Santana, quienes nos obsequiaron,
cada una, un trabajo de su autoría, y a quienes agradecemos su
labor en apoyo a la Sección Uruguay.
Y ahora es momento de los agradecimientos:
En primer término, a nuestros compañeros del Consejo Editorial
quienes con su gran generosidad hicieron posible que esta “Loca
aventura” sea la realidad pujante que es hoy.
Y en especial a nuestra querida amiga Cony Pedraza, quien fue y
es la luz del camino y el camino también, y que alentó este sueño
desde el primer momento.
Mil gracias a los talentosos escritores y escritoras, autores de esas
“joyitas literarias” que hemos ido publicando a lo largo del año.
Mil gracias también a los coordinadores y coordinadoras, que
demostraron gran entusiasmo en el proyecto y colaboraron
desinteresadamente.
Y mil gracias a los miles de lectores de todo el mundo, a quienes
dedicamos todo nuestro esfuerzo y entrega.
Imagen:
Fotografía de la cima del cerro de Montevideo, Uruguay.
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YO ESTUVE
AQUÍ
Nedy
VARELA*
Uruguay
Yo estuve aquí una vez.
He olvidado el nombre de estas flores
los pétalos caídos.
Siento un polvo de siglos posado
en mi memoria.
Pero yo estuve aquí.
Con pies pequeños de voz y de mirada.
Fue en mi niñez
Reconozco este cielo y el verdor de los árboles
las piedras en la orilla y la espuma.
Esa raíz que emerge,
cadera enorme y áspera
de madre ancestral
bañándose en lujuria apenas escurrida.
Quizás busco un camino
donde apoyar mi sombra
desterrada de trinos.
Sí, estuve aquí.
Aún siguen las ranas ebrias de resolanas
108 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
croando estribillos escondidos en charcos.
Hubo un sol igual.
Una siesta recostado en un tronco
bajo un pino de mar
deshojando su piel y su perfume.
Estoy casi seguro
que si muerdo esas uvas que penden deliciosas
me dirán que conozco la humedad de
sus besos turgentes de frescura.
Yo estuve aquí.
Aunque no tenga ahora las vocales tan diáfanas
como auroras que cantan.
Yo estuve aquí.
Junto a un frescor de agua.
Entre las rocas aún brota esa maraña clara
donde sacié mi sed
arrullado en el susurro vago
del viento en el follaje.
Sí, estuve aquí.
Puedo ver las huellas de mis pasos.
*Coordinadora del Taller Literario Pan de palabras
Imagen:
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AHORA
Soledad
ARBON*
Uruguay
Asomada como Alicia, en tu reflejo ciego
caí sin red al inframundo temido
y ya no hubo conejos, ni sombreros que
me hicieran de guías
Sólo mi instinto
y esas ganas locas de que sucediera
corrí los velos, abrí mil puertas
me cegaron los rayos violetas, amarillos,
plateados
Me embarré
me mojé
me sacudieron los vientos
avancé sin ver y confié en el terreno
Abracé aquel sentimiento que creía perdido
y desaté los nudos que me tenían seca
abrí por fin los ojos y ya no quedaban duendes, ni hadas
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ni flores
solamente el camino
reflejado en el espejo.
*Coordinadora del Taller Literario El árbol de los búhos
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 111
EL PAÑUELO
DEL TIEMPO
Lauro
MARAUDA*
Uruguay
Lo encontró sobre el banco de una plaza. Al principio no lo
reconoció.
Celeste, de tamaño mediano, con un nudo en la punta, el pañuelo
del Tiempo pareció hacerle una guiñada imperceptible a Aurora, la
señora de avanzada edad. Ella finalmente comprendió.
Llegó a su casa, se miró en el espejo, desanudó el pañuelo y se
quitó el vestido negro. Se puso una falda corta.
Sus hermosas piernas le hicieron acordar la admiración de los
empleados de su empresa y sus clientes. No sólo concitaba
miradas masculinas. Era una veterana elegante y culta. Sonrió.
Se dirigió en su Jaguar al edificio de la compañía y sorprendió al
portero. Su socio tomó un sorbo de agua para recuperarse, tosió y
la hizo sentarse en su propio sillón de cuero, de elevado respaldo.
−¡Aurora! ¡Te sacaste treinta años de encima! –exclamó el
112 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
ingeniero. Ella hizo tamborilear los dedos sobre el escritorio de
caoba.
Inauguró una agenda nueva, marcó los días de fitness y gimnasia
aeróbica y le dio un beso en la mejilla del Gerente.
Cuando avanzó trotando por el pasillo hacia la salida, la turbación
del personal la siguió unos metros.
Su hija la esperaba abajo. Recién había inscripto a su nieta en el
Colegio. Fueron a tomar aquel helado de sambayón y crema
postergado más de treinta años.
Aurora comenzó a vivir amores imposibles, fue a los bailes y tocó
de nuevo la guitarra, que había abandonado por las clases de
computación.
Perdió el tiempo alegremente, a manos vacías, como quien lanza
hacia arriba una lluvia de monedas. Sus acciones cayeron en la
Bolsa. Se volvió irreflexiva, ineficiente y dichosa.
Con una íntima sensación de vaporoso placer, se probó vestidos y
novios. Dragones. Ninguno le venía bien.
Hasta que un mañana de abril, la hija de su socio, de seis años,
entra al a oficina. Tras mutuo acuerdo, se puso a contar con los
ojos cerrados, un brazo en la pared;
−1 … 2 … 3 …
Todavía se puede ver a Aurora, con su inseparable pañuelo
celeste, escondida bajo el escritorio color caoba.
*Coordinador del Taller Literario Rubén D’Alba
Imagen:
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EL VIUDO
Nelson
GUERRA*
Uruguay
En la neblinosa, carmesí, bellísima aurora misionera, cantaba un ave jamás vista ni escuchada. Un silbido largo que terminaba en un gorjeo tierno, como la carcajada de un bebé. Aquel canto tuvo la virtud de despertar a Pedro Ñaguajú en el fondo del pozo. Le habían dicho que no iba a poder. Que la gravilla, a cuatro metros, se desmoronaba por nada. Que agua, no. Pero el agua estaba, y con su fluir el pozo comenzó a derrumbarse. En instantes sus pies quedaron encadenados al barro rojo, pesado. Luego un bloque de piedra le cayó en la nuca y todo perdió importancia. El canto resonaba dentro del tubo de tierra que seguía desmoronándose, y de pronto se convirtió en voz familiar, que le dijo: −Bueno, mi viejo terco. Dame la mano. −Él se dejó llevar, asido a la mano pequeña y conocida. Las dos siluetas se fundieron en la neblina y en el naciente sol. La excavación desapareció. Hoy sólo queda una pequeña depresión pelada que toda bestia de la selva esquiva. *Coordinador del Taller Literario Poeitai Imagen: www.google.com
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EL CORAZÓN
EN “RE”
MENOR
Washington BENAVIDES*
Uruguay
Pensando en vos,
amigo-amigo, tengo
el corazón en re-menor…
Y guitarras se vuelven,
cables, antenas, ramas,
en el mundo exterior…
Una milonga suena
en tu voz tenebrosa
y le nace una rosa
a la mísera antena…
Canta una vidalita
la medianoche tensa
y el mundo entero grita
por esa voz inmensa…
Pensando en vos,
amigo-amigo, tengo
el corazón en re-menor…
Las hojas de los plátanos
susurran tus canciones
en el mundo exterior…
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 115
Un candombe entristece
lonjas de la Cuareim…
Un “lundu” lastimero
pregunta por “meu bem”…
Un pajarito ciego
canta hacia donde nace
el sol, el sol de todos,
cantando se deshace…
Pensando en vos,
hermano-hermano, tengo
el corazón en re-menor…
Y guitarras antiguas
trabajan en mis venas
en el mundo interior…
Pensando en vos…
*Coordinador-Fundador del Taller Literario Permanente de la Facultad
de Humanidades de Montevideo.
Imagen: www.google.com
116 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
TOMÁS TIENE
UN TESORO
Susana LOZA
ESPÍNDOLA
Uruguay
En la escuela, Tomás le decía a sus compañeros que tenía un
tesoro.
—¿Es verdad Tomás? —le preguntaron.
—¡Si, tengo un tesoro! —insistía él.
Y todos intrigados:
—¿Y qué tiene tu tesoro?
—Muchas, muchas cosas – respondía con orgullo.
—Tengo preciosos castillos encantados, hadas, aviadores, barcos,
astronautas, circos con animales, hojas de otoño, gotas de
invierno, lágrimas de princesas, hermosas playas y también ríos y
arroyos.
—Este está medio chiflado —decían al oírlo. Y Tomás seguía
hablando de sus tesoros:
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 117
—Tengo también estrellas muy brillantes, una luna de plata, brujas
reyes y gladiadores.
Los compañeros se reían a carcajadas de él. Y Tomás repetía y
volvía a repetir:
—Es verdad, es verdad.
El maestro lo escuchó y preguntó:
—¿Qué está pasando?
—Los chicos no creen que yo tengo un tesoro—dijo Tomás— Sí,
es cierto, es un tesoro con grillos, sapos, caballos con alas, botas
bien grandes para ogros, y lobos y leones buenos. Un tesoro con
tantas cosas que no me alcanzaría un cuaderno para escribir todo
lo que tiene.
—Faltar a la verdad no está bien —le dijo el maestro.
—No miento, es cierto que yo tengo un tesoro. Si quieren puedo
mostrárselo a todos.
Tomás sacó de abajo del pupitre un libro muy gordo.
—Este es mi tesoro, es mi libro de aventuras.
El maestro y sus amigos se quedaron sin palabras.
—Perdónanos Tomás —dijo el maestro—, tú tienes toda la razón,
un libro es verdaderamente un tesoro.
Sus compañeros le dieron un gran abrazo y lo aplaudieron.
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118 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
EL DEBUT
Miriam
ARÉVALO
SANTANA
Uruguay
Cada mañana Antonio y Luis, primos por parte de madre,
recorrían el pueblo con su carro de verduras. Ya cerca del
mediodía, trepando la última calle, roja y polvorienta, llegaban
hasta sus últimas clientas de la jornada, las del quilombo del
pueblo. Allí, unas Venus legañosas, envueltas en batas, acudían a
aprovisionarse, proponiendo trueques que, a sus catorce años, les
hacían arder la cara, ya no sabían si por vergüenza o por el hervor
que en la sangre les provocaban semejantes indecencias.
Hasta que un sábado a la noche tomaron la decisión.
Bañados, perfumados, impecables desde la punta de sus zapatos
domingueros hasta la corbatita anudada con esmero, así
rumbearon hacia la calle alta.
El susto feroz de entonces les trastornó la memoria a tal punto,
que hasta el día de hoy no pueden recordar si realmente
sucumbieron a la pavorosa necesidad de tomarse de la mano,
como lo hicieran pocos años atrás, camino a su primer día de
escuela. Guardan un único recuerdo nítido: el terrible temblor de
las piernas que convirtió en proeza la subida de esa cuesta, en
tanto, tripas y corazón se fundían en una única masa palpitante.
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019 119
En la puerta del rancho, una pobre lamparita, agitada de bichos en
loco vuelo circular, apenas si alumbraba una fila de pacientes
amantes. Y allí se apostaron, ellos sí, en impaciente espera.
Primero pasó Luis.
Luego llegó el turno de Antonio. Una sabia y vieja amadora, por
encima del susto, supo despertar y luego saciar el deseo urgente
del gurí que quería convertirse en hombre.
Recompuesto ya, Antonio salió a la noche, buscando al primo Luis
para emprender el retorno.
Ayudado por la escasa luz de la pobre lamparita agitada de
bichos, ahí lo encontró...
…en el penúltimo lugar de la paciente fila de espera, frente a la
puerta del rancho.
Imagen:
†Héctor ARÉVALO RAMONDE (1921–1998).
Padre de la autora del texto.
120 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
carlos hidalgo Villalba
ROMA
Carlos
HIDALGO
VILLALBA
España.
2019
Mientras Cleo y su novio están en el cine
viendo una película, esta le dice:
-No me ha llegado el mes…
es que creo que estoy con encargo.
-Ah, pues… está bien ¿no?
-¿Sí?
-Tengo que ir al baño
en sentido figurado. revista literaria. Año 12 num. 2 ene/feb. 2019 121
- Pero ya va terminar la película
-Tengo que ir ahorita,
no tardo nada.
¿Quieres un helado?
-No
Alfonso Cuarón Orozco es uno de los directores con mayor
reconocimiento en el panorama cinematográfico mundial. No en
vano ha firmado obras como “Y tu mamá también”, “Hijos de los
hombres” o “Gravity”, por la que obtuvo 7 premios Oscar de
Hollywood entre los que se incluía al mejor director.
Ahora, con su película “Roma”, suma 10 nominaciones a los
próximos premios Oscar mientras hasta el momento ha obtenido
152 premios entre los que se incluyen el “León de Oro” del festival
de Venecia y dos “Globos de Oro”.
Según palabras del propio director la historia transcurre en su
propio pasado, en su vuelta a Roma (el barrio de la capital
mexicana donde se crio) a principios de los años 70, entre los
pasillos, patios y habitaciones de un hogar acomodado, de una
familia privilegiada.
Nos encontramos ante una película bellísima que narra
contemplativamente la vida cotidiana de una familia bien
posicionada, frente a la de la empleada doméstica (asistenta),
mostrándonos la percepción del tiempo, la cotidianeidad y la
rutina de la gente.
Cuarón mencionó que la cinta busca homenajear a las dos
mujeres de su vida: Sofía (Marina de Tavira) matriarca de una
familia de clase alta y Cleo (Yalitza Aparicio) su asistenta, dos
pilares en su educación.
Las dos actrices están enormes en su interpretación, encontrán-
122 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2 ene/feb. 2019
dose ambas al mismo nivel y llevando entre las dos el peso de la
película.
A pesar de pertenecer a clases sociales opuestas, ambas mujeres
sufrirán el abandono y la humillación por parte de sus respectivas
parejas.
El comentario inicial hace referencia al momento en que Cleo le
comunica a su novio que está embarazada. Él sale al baño, pero
no vuelve nunca más.
La época en la que transcurre la película hace referencia a la
“Masacre de Corpus Christi”, también llamada El Halconazo, por la
participación de un grupo paramilitar identificado con el nombre
de Halcones.
El 10 de junio de 1971 (Jueves de Corpus Christi) una
manifestación estudiantil en la capital, en apoyo a los estudiantes
de Monterrey, fue reprimida violentamente por un grupo
paramilitar (Los Halcones) al servicio del Estado.
La policía no intervino y permaneció como espectadora
permitiendo la matanza. Los heridos fueron llevados al Hospital
pero fue inútil la lucha por su vida, pues los Halcones fueron
también allí rematando a los jóvenes incluso en el quirófano,
mientras amenazaban e intimidaban a los internos y al personal
médico. El número de muertos fue de 118.
El presidente del país, Luis Echeverría Álvarez, se desligó de los
hechos, no aclarando nunca la situación, que siempre fue negada
oficialmente, y por el que nadie fue llevado a un tribunal.
Los inocentes ojos de Cleo, la mujer indígena que trabaja de
asistenta, sirven de testigo para retratar la miseria, la angustia y la
injusticia de la sociedad, mientras vemos como se levanta para
en sentido figurado. revista literaria. Año 12 num. 2 ene/feb. 2019 123
despertar a los niños, como recoge la mesa, como realiza las
tareas del hogar, limpia las heces del perro y mira aviones en el
cielo, encarnando el punto de equilibrio de una inestable familia
burguesa que se desmorona.
Se nota enseguida la conexión que existe entre los hijos y la
cuidadora. No hay ninguna duda de que las personas que cuidan
de los hijos acaban sabiendo más de los niños que los propios
padres, al pasar con ellos la mayor parte del tiempo.
A pesar de que se pueda tener una persona que ayude en el
cuidado, es responsabilidad de los padres no delegar la crianza, la
educación y el afecto de los menores.
Sin embargo, es frecuente que lo anteriormente comentado
ocurra, debido a la ausencia de los padres que ocupan la mayor
parte del tiempo trabajando, siendo la cuidadora la que se
convierte en el referente afectivo de los pequeños.
La vinculación con los hijos hay que nutrirla en tiempo afectivo, y
unos padres que no comparten tiempo con sus hijos acaban
generando en ellos problemas emocionales y de autoestima.
“Roma”, con su portentosa fotografía, su atmósfera en blanco y
negro, su sonido, más que una película, es un trozo de vida, un
pedazo del corazón del director.
Nostalgia en estado puro.
Imagen:
www.google.com
124 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
ángel gonzález gonzález
GALERIA DE
POESÍA VISUAL
Muestra de:
toni prat
©Derechos Reservados
Sin título
en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019 125
Sin título
Sin título
126 en sentido figurado. revista literaria. año 12 num. 2. ene/feb. 2019
Sin título
“La poesía visual para mí no es más que poesía… y poesía para mí es
aquello que tiene la capacidad de conmover el consciente y el
inconsciente de las personas, que remueve las emociones y las
convicciones y que sorprende con su elocuencia abstracta y exquisita;
todo ello recogido en una metáfora…”
toni prat
(Barcelona, 1952)