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Estilos Parentales y Rendimiento Académico en estudiantes de 9 a 12 años residentes del
Municipio de Itagüí
Artículo
Trabajo de grado III
Itagüí, 2020-II
Deyci Liliana Gallego Granados
Lizeth Carolina Morales Carmona
Sandra Yuliana Gallego Granados
Yancelly Cardona Benavides
Docente
Jaime Pareja
La investigación estilos parentales y rendimiento académico, es llevada a cabo en el
Municipio de Itagüí, con 14 estudiantes de 9 a 12 años y 15 de sus padres o cuidadores,
quienes aceptaron de manera voluntaria por medio de consentimiento informado participar
en el proceso, dicha investigación es desarrollada por estudiantes de Psicología de la
Institución Universitaria Tecnológico de Antioquia en al año 2020; cuenta con el objetivo
de identificar la relación existente entre las variables mencionadas y en el marco de los
objetivos secundarios, se abordan aspectos como el alto y bajo rendimiento académico con
relación a los estilos parentales, la motivación de los estudiantes en este ámbito y la
dinámica de las familias frente a las tareas de carácter educativo y el acompañamiento en
las mismas, teniendo este como un aspecto relevante y significativo en algunos tipos de
estilos educativos.
Esta investigación es de corte mixto, de tipo no experimental y utiliza un diseño de
triangulación DITRIAC. Se basa en la teoría fundamentada y toma una muestra no
probabilística, pues no se pretende generalizar sus resultados. Utiliza la técnica de muestreo
conocida como bola de nieve y no tiene participación de menores con problemas
psiquiátricos. Se utilizó una encuesta para los padres o cuidadores y una entrevista
semiestructurada para los menores.
De este modo, la educación es comprendida como un proceso fundamental en donde
el ser humano se forma adquiriendo conocimientos y herramientas con el fin de desarrollar
habilidades, destrezas e intereses necesarios para el comportamiento social. Hoy en día las
instituciones utilizan diversos métodos para evaluar el aprendizaje de sus estudiantes,
generalmente realizan exámenes o pruebas, con el fin de validar estos conocimientos y
posteriormente obtener un resultado para identificar el rendimiento académico, (Ortiz &
Moreno, 2016). Tal como lo evidenciamos en nuestra investigación, las Instituciones
Educativas de los participantes utilizan métodos cuantitativos, para la evaluación del
conocimiento adquirido durante los procesos de enseñanza, estos se encuentran regidos por
el Decreto 1290 de 2009 del ministerio de educación colombiano, contando con una escala
de valoración a nivel nacional, para educación básica y media, clasificando el desempeño
obtenido por los estudiantes en: desempeño superior, desempeño alto, desempeño básico y
desempeño bajo.
Se puede decir que una de las variables con mayor influencia en el rendimiento
académico es la de los estilos parentales, donde los padres o cuidadores juegan un papel
muy importante, especialmente en los primeros años de vida inculcando comportamientos y
normas ciudadanas (Ortiz Zavaleta, M. & Moreno, Almazán, O. 2016). Así mismo, en
sentido del acompañamiento que puedan ofrecerles a sus hijos frente a la crianza, ligada a
estrategias de desarrollo de compromisos educativos. De acuerdo con lo anterior y en
relación con los resultados de nuestra investigación, consideramos pertinentes los patrones
de crianza que han tenido nuestros participantes en edad escolar, donde han tenido el
acompañamiento de sus padres desde la infancia, lo que puede significar que han tenido un
mejor acompañamiento por parte de ellos para cumplir con las responsabilidades
académicas. es así, como se puede entender que el comportamiento de los niños, se deriva
principalmente de la influencia familiar, teniendo implicación en diferentes aspectos
incluido los resultados académicos.
En esta investigación se toman los estilos parentales desde la perspectiva propuesta
por Schaefer, 1959 (citado en Veintimilla, 2015). Está el estilo democrático donde los
padres tienen alto grado de exigencia, establecen reglas y son firmes en ellas, hacen uso de
sanciones adecuadas, pero están dispuestos a escuchar a sus hijos y llegar a acuerdos, los
ayudan a ser independientes y les ofrecen orientación. Dicho estilo predominó en nuestra
investigación, muy coherente con aspectos evidenciados en la dinámica familiar como la
comunicación, la independencia para toma de decisiones y acciones, respetando los límites
y reglas del hogar, así mismo, se observó el afecto, la supervisión y guía de conductas que
según los cuidadores se brindan para el bienestar de los niños.
Seguido está el estilo autoritario donde los padres por su alto nivel de exigencia
valoran la obediencia estricta y prestan poca atención a las necesidades de sus hijos,
imponen reglas y órdenes, las cuales no pueden ser cuestionadas ni negociadas. Los
resultados indican que el autoritario es el estilo que le sigue al principal por lo que se puede
hablar de una relación efectiva entre ambos estilos para generar un vínculo parental que
permita el control entre los límites y dependencia de los niños y niñas.
En el estilo permisivo los padres tienen poco control a la hora de guiar a sus hijos y
exigen poca madurez, evitan en mayor medida la posición de autoridad y la imposición de
restricciones; no tienen la capacidad de establecer normas, tareas u horarios. Gracia, García
& Lila (2008), hacen referencia en este estilo a los padres que exigen un comportamiento
responsable, fomentando la independencia y la individualidad. Que una pequeña parte de la
muestra se ubique en este estilo, se apoya con lo evidenciado en el proceso de las
entrevistas donde algunos menores parecían necesitar aprobación por parte de sus padres al
momento de dar respuestas, lo que indica una posición de proximidad en la relación la cual
brinda seguridad a los menores que de cierta manera tienen en cuenta a los cuidadores y a
su vez, los cuidadores están al pendiente de ellos.
Finalmente está el estilo negligente, conformado por padres con pobre o nula
implicación afectiva hacia sus hijos y un alto nivel de rechazo y hostilidad; no son
exigentes y no ponen normas; por el contrario, son muy permisivos, puede ser por falta de
tiempo, poco interés y por comodidad. De acuerdo con lo anterior, nuestra investigación
encuentra que algunos de los padres, cuentan con normas de crianza basadas en todos los
estilos parentales, lo que puede indicar una mayor flexibilidad al actuar y afrontar diversas
situaciones que se presenten con sus hijos, tal como lo explicaban al momento de responder
el cuestionario o de acuerdo con lo comentado por los niños, durante la entrevista; sin
embargo, los resultados arrojaron el estilo democrático como el estilo predominante de los
participantes, seguido del estilo autoritario.
Con la información recolectada durante el proceso investigativo, el estilo
democrático de Schaefer (1959, según Veintimilla 2015) es el estilo en que el padre tiene
un papel de autoridad claro, pero también de carácter sensible, lo cual facilita la autonomía
por medio de la comunicación y reglas flexibles sin dejar de lado la fortaleza de su carácter
al momento de ejercer el castigo, el cual está fundamentado en la claridad de este y en el
objetivo al que se pretende llegar. En este sentido, la investigación también arroja que la
totalidad de los padres y cuidadores participantes, considera que demostrar afecto a sus
hijos no significa perder la autoridad frente a ellos y que esto posibilita un mejor
desempeño en diferentes ámbitos, incluido el escolar. A su vez, la mayoría de los
encuestados considera que mantiene un equilibrio entre el cuidado, el afecto, el control y
los límites que los hijos deben tener, además de considerar que escuchan a sus hijos,
dialogan con ellos y son flexibles cuando lo consideran apropiado.
Es así, como todo lo mencionado anteriormente frente a los estilos, corrobora lo
encontrado respecto a las bases de crianza de los padres de nuestra investigación. Así
mismo, la revisión de estudios previos nos muestra diversos resultados en cuanto a las
variables que se relacionan con los estilos parentales y el rendimiento académico. Por
ejemplo (Sánchez y Valdés, 2011), indican que no hay relación entre la composición de la
familia y el desempeño académico, pero si entre la dinámica familiar y el rendimiento. En
este aspecto, que se decidió dentro la investigación indagar la variable de estado civil y se
encontró relacionada de la siguiente manera: 36% de los padres son casados, 29% son
solteros, 21% se encuentran en unión libre, y los padres separados o divorciados
comprenden el 14%; igualmente, se reconoce la variable número de hijos por hogar, así:
hijo único, 7 hogares; 2 hijos, 4 hogares; 3 hijos o más, 3 hogares
Ahora bien, dado que los resultandos de esta investigación, muestran mayor
predominio del estilo democrático en los participantes, así mismo un rendimiento
académico satisfactorio, podemos decir respecto a las variables estado civil y número de
hijos, que no hay influencia de las mismas en los estilos de crianza, ni en el rendimiento
académico concordando con (Sánchez y Valdés, 2011) lo que nos lleva a una contradicción
frente a lo expuesto por Torío-López et al. (2008, citado en Jorge y González, 2017)
quienes indicaron que los estilos están enmarcados por factores como la cantidad de hijos
que se tienen y el género de cada uno.
Así, tomando en cuenta la tipología de familia, la investigación no encuentra datos
en otros estudios que permitan hacer conclusiones acerca de esta variable, sin embargo,
desde los resultados, podemos indicar que no existe relación entre estas tipologías y el
rendimiento académico de los niños y niñas; puesto que el 43% hace parte de una familia
nuclear, el 36% de una familia extensa, el 14% de una familia monoparental y el 7% de una
familia de acogida y como se mencionó anteriormente, todos están ubicados en el estilo
parental democrático.
En la variable nivel educativo de los padres o cuidadores, nuestros resultados
muestran que solo el 40% tiene estudios superiores, el 33,33% estudios de nivel medio y el
26,66% se encuentra en un nivel de formación bajo. Garbanzo (2007), citado en Heredia y
Camacho (s.f), señalan que el nivel de escolaridad de los padres ejerce una alta influencia
en el rendimiento académico de los hijos lo cual concuerda con Meza, Salazar & Berrío
(2017), quienes indican que el nivel educativo de los padres tiene especial importancia para
el acompañamiento, debido al nivel de comprensión que se necesita para la realización de
las actividades. También (Estebaranz y Mingorance 1995, citados en (De Miguel, 2001,
p.89), el cual fue también citado en Meza, Salazar, & Berrío (2017) manifiestan que los
códigos lingüísticos que usa la familia, se relacionan con su nivel educativo y permiten
tener conversaciones que concuerden con los de la escuela.
Basados en lo anterior, la investigación en este aspecto muestra que no hay relación
entre el nivel educativo de los padres o cuidadores, con el rendimiento académico de los
menores, considerando que en la muestra incluida hay diferentes niveles educacionales en
los adultos y en términos generales, buen rendimiento académico en los niños y niñas
participantes. Es importante aclarar que, el nivel educativo del 43% de los menores
participantes, es básica primaria y esto podría sugerir un menor nivel de dificultad para los
padres; sin embargo, a medida que incrementan los grados escolares también aumenta la
dificultad en los contenidos y actividades académicas y en estas etapas no se podría
desestimar dificultades por parte de los padres para apoyar a los hijos.
Por otra parte, Pérez-Díaz y cols. (2009) citado en Alcaina (2017), han
mencionado que “el porcentaje de padres que muestra una mayor implicación y ejerce una
participación más efectiva se incrementa a medida que lo hace su nivel de estudios”. En
este punto podemos tener en cuenta la variable del acompañamiento, donde el 93% de los
padres encuestados en esta investigación refiere estar pendiente de las actividades
curriculares de su hijo, lo cual puede contradecir lo anterior si recordamos que la mayoría
cumple con el acompañamiento, pero los niveles de estudio no son todos superiores.
De esta manera, podemos coincidir con Heredia & Cannon (2017) en su estudio
factores familiares que afectan el desempeño escolar de los alumnos de secundaria en San
Luis Potosí en México, quienes concluyen que estudiantes con madres con mayor tiempo
disponible para acompañarlos, obtuvieron mejor rendimiento académico, incluso cuando
las madres tenían un bajo nivel educativo.
No obstante, acorde a la información anterior, Pérez (2016) encontraron que
efectivamente “el rendimiento de los estudiantes está relacionado con el nivel educativo de
la familia en todos los países más desarrollados del mundo”, esto según evaluaciones del
informe PISA de la organización para la cooperación y el desarrollo económico. Es
importante tener en cuenta que esta afirmación se estableció para países con más desarrollo,
posiblemente por eso los resultados difieren a los nuestros, en vista de que somos un país
subdesarrollado.
Otros como, (Haager et al. 1995, citado en Robledo y García 2009) hacen referencia
al éxito o fracaso académico. La revisión muestra que aspectos como la percepción que
tienen los padres frente a los hijos tiene un papel importante e influye directamente en su
rendimiento. Peregrina, García y Casanova s.f. (citado en Murillo 2013) comentan que el
rendimiento académico se establece en función de la percepción que los niños y niñas
tienen sobre su capacidad, pero también de la competencia cognitiva y la influencia de la
familia por medio del afecto. Esto apoya lo que encontramos en los resultados, los cuales
muestran que los padres o acudientes de 13 de los 14 niños participantes perciben en los
niños nivel de rendimiento académico entre los niveles alto y superior.
Añadido a la variable percepción, está la motivación respecto a la cual se encuentra
en las entrevistas que al 85,71% de los menores les gusta estudiar y este interés se origina
en expectativas direccionadas a su futuro, donde la mayoría de los estudiantes manifiestan
que este será mejor si tienen buenos resultados a nivel académico. En investigaciones
previas como la de Calero, Choi y Waisgrais (2010, citado en Suárez, et. al 2011) se
encuentra que el fracaso escolar conlleva consecuencias a futuro como dificultades para la
inserción laboral, menor estabilidad y trabajos menos remunerados, teniendo como
resultado, el riesgo de exclusión económica y social.
Referente a la competencia cognitiva, la totalidad de los niños y niñas entrevistados
indica comprender las explicaciones de sus profesores acerca de actividades académicas y
quienes presentan dificultades en este aspecto, usan estrategias como pedir una nueva
explicación, solicitar ayuda a sus compañeros o enfocar de nuevo su atención para una
mayor comprensión y mejores resultados.
Frente al rendimiento académico, del total de las notas recolectadas el 57% de los
estudiantes se encuentra en un rango de desempeño alto, 28% desempeño básico y 15%
superior. Este es un indicador de que el estilo parental democrático está efectivamente
relacionado con el buen rendimiento académico, coincidiendo también con la percepción
que los padres o acudientes tienen de los niños y niñas frente a esta variable.
Por otra parte, según Pelegrina, Linares y Casanova 2002 citado en Urrutia (2019),
se ha demostrado que los hijos y las hijas de los padres y madres con estilos parentales
democráticos son quienes tienden a obtener mejores resultados académicos. Los resultados
concuerdan con esta investigación, ya que la totalidad de participantes se sitúa en este estilo
y su rendimiento académico es el siguiente: 57% de los estudiantes se encuentra en un
rango de desempeño alto, 28% desempeño básico y 15% superior.
Beneyto (2015), en su investigación entorno familiar y rendimiento académico
muestra la incidencia de aspectos familiares como las características socioeconómicas y
culturales de las familias en el rendimiento escolar de los alumnos. En el caso de esta
investigación, no es posible dar información acerca de las características socioeconómicas o
culturales de las familias, porque estas variables no fueron incluidas en el estudio, por lo
cual no es adecuado hacer una aproximación en relación a estos aspectos desde los
resultados obtenidos.
Factores como el tamaño de la muestra toman relevancia en el análisis si tenemos en
cuenta que Melo, Patricia, Paredes & Concha (2013). en el estudio factores familiares y su
relación con el rendimiento académico en estudiantes de psicología, tomaron una muestra
de 289 personas y manifiestan que, aunque fue una muestra representativa, sus resultados
no pueden generalizarse a otras ciudades que presentan diferencias en condiciones de
carácter social, cultural y familiar. Frente a esta limitación en este estudio, podemos decir
que si una muestra de 289 personas es pequeña para generalizar resultados, es totalmente
coherente indicar que esta investigación que incluyó a 14 niños y niñas y 15 padres o
cuidadores, se encuentra en el mismo sentido, no es una muestra representativa, aunque la
información resultante permitirá trabajar en las pautas relacionadas con la dinámica
familiar y mejoramiento de resultados académicos, si se aplican las estrategias de
intervención a las familias incluidas en es te estudio.
Actualmente, el éxito o fracaso escolar no puede ser asociado a un solo factor, como
dicen Gázquez, Molero, Pérez, Simón y Barragán (2016), este se considera un proceso
complejo en el que intervienen diversos factores. Los estilos parentales, la dinámica
familiar, la competencia cognitiva, el nivel socioeconómico, entre otros, tienen su parte en
el proceso de aprendizaje y los resultados del mismo, por lo cual es necesario ahondar en
estas variables para crear un mayor acercamiento.
En los planteamientos analizados se menciona cómo la familia es importante e
indispensable en todo lo relacionado con el proceso de crianza, adquisición de normas,
valores, costumbres y otros aspectos que influyen a lo largo de la vida y proceso formativo.
(Olivier Reboul, 2012, citado en León, Ochoa & Quintero. 2015), enfatiza en la
importancia de la crianza, mencionándola como el despertar del humano y la salida de su
estado inicial. Para Savater, 1997 también citado en León, Ochoa & Quintero. 2015, la
crianza también imprime una marca en los niños, la cual se prolonga y se hace evidente en
el carácter y en los buenos hábitos reflejados en las conductas.
Otros autores como López (1998) en su artículo la familia, nuevo contexto
educativo ante el conflicto y la esperanza, plantea cómo la familia se rige hoy como una de
las protagonistas decisivas de la sociedad, mostrandola como el lugar donde suele
plantearse lo que constituirá las grandes necesidades sociales: educación de los hijos,
mantenimiento de las personas mayores y salud de sus miembros, enfatizando que en
ninguna institución estatal, de ningún país, ni sistema político se suplirá por completo la
acción familiar, pues esta brinda bienestar a sus miembros, adaptándose a las necesidades
cambiantes de la sociedad.
Lo anterior concuerda con el planteamiento de esta investigación, donde se
encuentra que la familia tiene gran influencia en la vida del estudiante por ser el primer
grupo social al que llega el individuo al nacer e influye inicialmente no solo en su
desarrollo físico, psicológico y social, sino que contribuye en la formación de sus
características personales. Debido a que es el primer núcleo social al que pertenece la
persona en la vida, en él se aprende lo que es bueno y malo, así como lo que es aceptado o
rechazado socialmente (Meza, Salazar y Berrío, 2018).
Los estilos de crianza describen, básicamente, el conjunto de técnicas que utilizan
los padres y madres en la educación de los hijos. De ahí también es posible identificar si los
comportamientos presentes en los padres refieren más o menos a alguno de los cuatro tipos
de crianza y las posibles consecuencias de cada estilo en los procesos de crianza y
educación de los hijos. (León, Ochoa, & Quintero, 2015). De ahí que, Torío-López et al.
(2008 citado en Jorge y González 2017) indiquen que los padres desarrollan su propio estilo
de crianza respecto al ámbito educativo para cada uno de sus hijos y que estos estilos están
enmarcados por diversos factores que incluyen por ejemplo, la cantidad de hijos que se
tienen, el género de cada uno, si es hijo mayor o menor, el estado de salud y también la
apariencia física, y agregan que dichos estilos de crianza repercuten en las diversas esferas
de relacionamiento de los hijos, se ven influenciados por el contexto social, cultural y
religioso del que la familia hace parte.
Actualmente los estilos de crianza o estilos parentales, se han asociado al
rendimiento académico. Pienda y Núñez (s.f.), tratan sobre la implicación de los padres en
la educación de los hijos, indicando que, existe una correlación positiva entre dicha
implicación y el nivel de logro alcanzado en el colegio, de manera que son numerosos los
estudios que subrayan la influencia de esta implicación familiar en el rendimiento de los
alumnos, llegando a ser superior a la del propio contexto sociocultural.
El Rendimiento Académico, es entendido como el sistema que mide los logros y la
construcción de conocimientos en los estudiantes, los cuales se crean por la intervención de
didácticas educativas que son evaluadas a través de métodos cualitativos y cuantitativos en
una o varias materias (Jiménez, 2000; citado por Navarro, 2003; y Paba, 2008; citado por
Zapata, De Los Reyes, Lewis & Barceló, 2009 citado en Erazo, 2012). Según estos autores
la objetividad de estos métodos evaluativos, está en el hecho de valorar el conocimiento,
expresado en notas. (Tilano, Henao & Restrepo 2009) relacionan el desempeño académico
como la manifestación de lo que una persona ha aprendido como consecuencia de un
proceso de instrucción y formación en los centros oficiales de enseñanza, donde
normalmente se expresa a través de las calificaciones.
Son varias de las investigaciones del rendimiento escolar que concuerdan en dos
aspectos básicos a través del tiempo: la escuela como sistema educativo y las características
que los alumnos presentan a partir de su contexto social (Gil Flores, 2011; Riggio y Weiser,
2010 & White, 1982, citados en Alcaina, 2017). En relación a este podemos enfatizar en
que la familia, es considerada como una institución fundamental en el desarrollo del
individuo y en su socialización. Es por esto que, las familias, al participar e implicarse con
los centros educativos, pueden adherirse desde diferentes posiciones, para la mejora de la
relación y el aprendizaje, promoviendo en los hijos el éxito académico, la buena autoestima
y la adquisición de responsabilidades.
En cuanto a la revisión de la metodología, indicamos que esta investigación cuenta
con un enfoque mixto, donde se contemplan características de datos tanto cualitativos como
cuantitativos, que permiten responder al planteamiento presentado y de esta manera tener
un acercamiento a la problemática. Dentro de este enfoque presentado predomina el
enfoque cualitativo, dada la necesidad de profundizar en las características de los estilos
parentales y la perspectiva de los estudiantes frente al acompañamiento de sus padres en el
ámbito académico, con un diseño metodológico de tipo no experimental y su vez de
triangulación concurrente (DITRIAC), el cual se utiliza cuando el investigador pretende
confirmar o corroborar resultados y efectuar validación entre datos cuantitativos y
cualitativos, además recolectar datos y describir la relación entre las variables, estilo de
crianza parental y rendimiento académico. Es de aclarar que al inicio de la investigación se
preveía realizar con una metodología correlacional, causal con el fin de encontrar la
relación entre las variables estilos parentales y rendimiento académico, pero esto no fue
posible realizarlo debido la pandemia Covid 19 la cual nos generó tener un menor tamaño
de la muestra lo que nos llevó a seleccionar una metodología que se adaptara más a la
muestra y las técnicas aplicadas.
Frente a lo anterior, encontramos que algunas de las fuentes consultadas, cuentan
con investigaciones de diseño cuantitativo expost-facto o también llamado diseño
cuantitativo no experimental; de la misma manera, de tipo transversal, descriptivo y
correlacional. La idea que se tuvo en estas investigaciones con el tipo de enfoque y de
metodología, como la planteada por Heredia, & Cannon, 2017; fue establecer el desempeño
escolar por cada alumno, por medio de datos numéricos, que se podían analizar fácilmente
con de una matriz de información, proporcionando la respuesta a las preguntas planteadas
en su investigación.
En el caso de Vital & Cannon y Zabala & Camacho, s.f., ambas investigaciones
concuerdan en la elección de la metodología, porque no se produce ningún tipo de
manipulación, aparte de ayudar a formar la correlación entre las dos variables establecidas
y un sentido de entendimiento en la relación, permitiendo indagar, describir y analizar las
variables seleccionadas en su trabajo. A su vez, Alemany, González-Gijón, Ruíz & Ortiz
(2019), también señalan que, gracias a este tipo de estudio, lograron identificar las
características y estudiar la relación entre sus variables propuestas, rendimiento académico
y estructura familiar.
Si bien esta investigación también está basada en la teoría fundamentada y
predomina lo cualitativo sobre lo cuantitativo, hay una concordancia con el tipo de
metodología no experimental y la justificación del porqué escoger el tipo de diseño.
Primero, el hecho de no querer manipular la información y las variables y segundo, suponer
una selección orientada en características más que en criterios estadísticos y finalmente,
contar con los elementos necesarios para el análisis y relación entre las variables
previamente elegidas.
En lo que refiere a la muestra, utilizamos la técnica definida como bola de nieve, la
cual consiste en la identificación de casos que son de interés para la investigación y de
alguien que conozca a personas que puedan ser candidatos para participar en el estudio
(Salamanca y Crespo, s.f.), haciendo que el grupo de estudio fuera más delimitado. Pese a
esto, analizamos que las investigaciones consultadas, en su mayoría, se enfocaron en
Instituciones Educativas, con una población más amplia, aunque en algún momento
también se tuvo que delimitar y se tuvieron en cuenta criterios como la edad, grados de
escolaridad, puntaje de calificaciones del último año escolar, estudiantes presentes para
diligenciar encuestas previas y permisos de los colegios.
Respecto a las técnicas e instrumentos de recolección, utilizamos la encuesta, la
entrevista semiestructurada y utilizamos las notas académicas de algunos estudiantes. La
primera, se seleccionó teniendo en cuenta que hace parte de las investigaciones no
experimentales. Se realizó con una adaptación de diferentes preguntas que hacen énfasis a
la descripción de cada uno de los estilos parentales, consta de 5 preguntas que ayudaron a
clasificar la información y 20 ítems, con dos opciones de respuesta “de acuerdo” o “en
desacuerdo”; sin embargo, aunque los cuestionarios son prácticos y nos ayudaron a
identificar aspectos de cada estilo, es probable que en esta encuesta se haya podido
presentar el efecto de deseabilidad social por parte de los progenitores y cuidadores que
realizaron el cuestionario, ya que, pudieron escoger las respuestas consideradas
políticamente correctas dejando un poco de lado la realidad frente a este aspecto,
demostrando una de las desventajas de este tipo de instrumento, como la posible falta de
sinceridad y las diferencias entre la interpretación y percepción de cada pregunta.
No obstante, con lo anterior, el segundo instrumento se seleccionó con la intención
de realizar preguntas abiertas, en las cuales el entrevistado expresara sus opiniones y nos
brindara apertura a construir nuevas preguntas vinculadas con los temas, así como enlazar
la información registrada por los padres en los cuestionarios, más la percepción de cada
niño, frente a lo que ha evidenciado en su proceso de crianza.; por último se tuvieron en
cuenta las notas académicas las cuales sirvieron como evidencia del desempeño académico
real de los estudiantes, para realizar una comparación entre la información recolectada en
los instrumentos anteriores y la valoración de las instituciones educativas de cada niño y
niña.
En las investigaciones consultadas, evidenciamos la aplicación de cuestionarios
sociodemográficos, test, o pruebas validadas en países como España y México, las cuales se
calificaban fácilmente a través de estadísticas ya planteadas en el país o algunas fuentes
informáticas previamente diseñadas; sin embargo, en Colombia no se cuenta con
información de estas pruebas, para validar tipos de estilos de crianza o rendimiento escolar,
por lo que optamos en diseñar las preguntas y construir el cuestionario, como
mencionamos anteriormente. Por ejemplo, en la investigación estilos parentales y calidad
de vida familiar en padres y madres de adolescentes de un establecimiento educacional de
la ciudad de Chillán- Chile de Ossa, Navarrete & Jiménez 2014, se aplicó el “Parenting
Styles and Dimensions Questionnaire (PSDQ) un cuestionario diseñado con el propósito
de medir 3 niveles de estilos parentales según la tipología Baumrind y se aplicó la encuesta
de Calidad de Vida Familiar (ECVF), que pretende conocer la satisfacción que la familia
tiene en relación con diferentes aspectos de su vida familiar.
Aunque, otras investigaciones como la de Zabala & Camacho, s.f, acerca del
aprendizaje autónomo y rendimiento académico en alumnos de bachillerato, en una de las
ciudades de México, para determinar el rendimiento académico utilizó el promedio de las
notas académicas de los estudiantes y establecieron las categorías del rendimiento en bajo,
promedio y sobresaliente, tal como lo implementamos en este estudio, basados en el
Decreto 1290 del ministerio de educación colombiano, quien clasifica el desempeño en:
desempeño superior, alto, básico y bajo.
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