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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
TESIS EN OPCIÓN AL TÍTULO DE MASTER EN PSICOLOGÍA
MÉDICA
Título: Validación de la versión abreviada de la Escala
Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños
(RCADS-30) en la ciudad de Holguín, Cuba.
Autora: Lic. Grethel Selva Batista
Tutor: Dr. Luis Felipe Herrera Jiménez
Asesor: MSc. Yuri A. Sanz Martínez
2013
AGRADECIMIENTOS
A Yuri, por permitir que este proyecto se materializara.
A Luis Felipe, mi tutor, y a Minerva, por ofrecerme una nueva oportunidad.
A mi equipo de trabajo
y en especial a todas las personas de mi gran familia por su apoyo
incondicional.
RESUMEN
La presente investigación se realizó con el objetivo de validar la Escala Revisada de Ansiedad y
Depresión para Niños, en su versión reducida de 30 ítems (RCADS-30), en la población infanto-
juvenil de la cuidad de Holguín. Se trabajó con una muestra no probabilística intencional de 696
niños y adolescentes. En este proceso ningún elemento formal ni conceptual requirió ser
modificado. La aplicación reveló una confiabilidad elevada, tanto la referida a la consistencia
interna del instrumento, como a su consistencia en el tiempo. Se obtuvieron resultados
favorables de validez de criterio concurrente y de constructo. Se adaptaron los baremos de la
RACDS-30 para la población infanto-juvenil holguinera en cuanto al sexo y grupos de grados.
Se elaboró el Manual Profesional para guiar a los profesionales en el uso de la escala y se
sometió a evaluación de los especialistas con resultados satisfactorios. Resulta útil, además de
lo realizado, hacer extensivo el estudio de validación a muestras de otras provincias del país,
valorar la posible aplicación de la RCADS-30 en la práctica clínica e investigativa así como
desarrollar talleres de preparación para profesionales de la Psicología sobre el empleo del
Manual Profesional de la escala.
Palabras claves: RCADS-30, validación, ansiedad, depresión, niños, adolescentes.
ABSTRAC
The present research was made with the main objective of to valid the Revised Child Anxiety
and Depression Scale reduced 30 items (RCADS-30), in the children and adolescents
population in Holguín city. The sample consisted of 696 children and adolescents. In this
process, it was not required of modify any formal or conceptual element, the application showed
a high reliability, not only referred to the internal consistency of the instrumental but also to the
consistency in time. Favorable results were got about concurrent and construct validity. The
percentils in the RACDS-30 in the children and adolescents population from Holguín was
adapted for differet sexs and children grades. The Professional Manual was elaborated in order
to guide the professionals in the use of the scale and this Manual was submitted to evaluation by
specialists with satisfactory results. It is useful to make extensive this study to samples from
another provinces in our country, to value the possible application of the RCADS-30 in the
clinical and investigative practice as well as to develop meetings to prepare Psychology
professionals about the use of the on the RACDS-30 instrument.
Key words: RCADS-30, validation, anxiety, depression, children, adolescents.
TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN ......................................................................................................1 CAPÍTULO 1: FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
1.1- Trastornos psicológicos en edades tempranas, una problemática actual……..6
1.1.2- Particularidades del trabajo psicológico con niños y adolescentes……………..8
1.1.3- Abordaje de los trastornos infanto-juveniles en el Manual Diagnóstico y
Estadístico de las Enfermedades Mentales (DSM)……………………………….11
1.2- La Depresión en niños y adolescentes…………………………………………….15
1.2.1- Breve reseña histórica…………………………………………………………….....15
1.2.2- Epidemiología de la depresión infantil……………………………………………...17
1.2.3- Definición de la depresión infantil…………………………………………………...19
1.2.4- Descripción clínica de la depresión infantil………………………………………...20
1.2.5- Pronóstico de la depresión infantil…………………………………………………..23
1.3- La Ansiedad en niños y adolescentes……………………………………………....25
1.3.1- Breve reseña histórica……………………………………………………………….25
1.3.2- Epidemiología de la ansiedad infantil……………………………………………....26
1.3.3- Definición de los trastornos de ansiedad…………………………………………..29
1.3.4- Descripción clínica de la ansiedad infantil…………………………………………33
1.3.5- Pronóstico de los trastornos de ansiedad………………………………………….34
1.4- Comorbilidad de la depresión y la ansiedad infantil……………………………….36
1.5- Instrumentos de evaluación de trastornos psicológicos en etapas
infanto-juveniles……………………………………………………………………….37
1.5.1- Instrumentos diagnósticos para la ansiedad y depresión empleados en
nuestro contexto………………………………………………………………………..38
1.6- La Escala Breve Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños (RCADS-30) ..40
1.6.1- Descripción de la RCADS-30………………………………………………………...40
1.6.2- Confiabilidad y validez de la RCADS-30…………………………………………….41
1.6.3- Ventajas y desventajas de la RCADS-30…………………………………………...44
CAPÍTULO 2: ASPECTOS METODOLÓGICOS
2.1- Diseño Metodológico……………………………………………………….................47
2.2- Selección de la muestra……………………………………………………………….53
2.3- Instrumentos empleados……………………………………………………………....54
2.4- Análisis de datos………………………………………………………………………..55
CAPÍTULO 3: ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS 3.1- Juicio de especialistas…………………………………………………………….........61
3.2- Estudio Piloto…………………………………………………………………………….62
3.3 - Confiabilidad y Validez del instrumento……………………………………………....62
3.4- Adaptación de baremos…………………………………………………………………83
3.5- Elaboración y evaluación del manual……………………………………………….....85
CONCLUSIONES……………………………………………………………………………...87
RECOMENDACIONES………………………………………………………………….........88
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………………………………..89
ANEXOS………………………………………………………………………………………100
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
1
INTRODUCCIÓN
La niñez y la adolescencia son etapas tempranas de la vida en las que por muchos años, se
pensó que estaban ajenas a problemas de salud mental, desafortunadamente esta idea fue
modificándose a partir del descubrimiento de algunos trastornos que se pueden presentar en
etapas tan tempranas. Actualmente el abordaje de la salud mental en la infancia y la
adolescencia es una preocupación primordial pues las estadísticas demuestran que una parte
no despreciable de esta población presenta trastornos psicológicos.
La prevalencia de los trastornos de salud mental en la etapa infanto-juvenil varía en
dependencia del país que se estudie y el trastorno como tal, pero de manera general se plantea
que uno de cada cuatro niños europeos padece alguna de estas dolencias (Berdullas, De
Vicente y Magán, 2010) y que un 20% de los adolescentes de todo el mundo presenta algún
problema de salud mental o del comportamiento. Ante las estadísticas en aumento, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayó la necesidad de que cada país desarrollara
políticas de carácter específico e integral para la prevención y la promoción de la salud mental
infanto juvenil, así como para la detección precoz e intervención temprana sobre los problemas
psicológicos que tienen lugar en ese momento del ciclo vital (Sáez, 2012).
En Cuba, donde la salud integral de los infantes es un tema prioritario, la prevalencia de
trastornos mentales no es comparable a las cifras que manifiesta el resto del mundo, está muy
por debajo. Sin embargo son escasos los trabajos publicados referidos a datos epidemiológicos
en este tema. Hoy en día se reconoce que entre los problemas más prevalentes en los niños y
adolescentes se encuentran los trastornos de ansiedad y depresión (Rodríguez, 2005).
Específicamente en la provincia Holguín se conoce que existe elevado índice de suicidio, uno
de los mayores del país, sobre todo en la adolescencia. Además la agresividad, la ira, la
hostilidad son conductas que manifiestan muchos niños holguineros, manifestaciones propias
de la depresión en etapas tempranas (Puig y Sanz, 2013). En cuanto a la ansiedad no se
referencian estudios publicados, aunque la experiencia clínica arroja que una parte importante
de los niños y adolescentes que acude a consulta lo hace por el deseo de “liberarse” de muchas
de las manifestaciones propias de los trastornos de ansiedad (Rodríguez y Sanz, 2013).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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En el contexto internacional se enfatiza en la importancia de la evaluación temprana de los
trastornos psicológicos en población infantil, pues se considera que mientras menos tardía sea
la detección de dichas alteraciones, más favorable es el pronóstico de estas (Lorenzo, Grau,
Fumero, Vizcaíno, Martín y Prado, 2003). Esta realidad puede ser una de las causas por las
que se introducen en los diferentes contextos poblacionales, cada vez más diversidad de
instrumentos diagnósticos para los trastornos en general donde la ansiedad y la depresión
ocupan una posición central.
De manera general los instrumentos diagnósticos que existen para evaluar trastornos infantiles
se basan en las dos clasificaciones más utilizadas: la clasificación dimensional de Achenbach y
la clasificación categorial del Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales
(DSM). La clasificación dimensional ha propiciado diversidad de inventarios, éstos evalúan
alteraciones psicopatológicas en dos dimensiones básicas: comportamientos internalizados, que
hacen referencia a las alteraciones emocionales, y los comportamientos externalizados que son
las alteraciones del ámbito conductual (Maganto y Garaigordobil, 2010).
La estrategia de evaluación que se sigue para arribar a un diagnóstico acorde al DSM y por
tanto a la clasificación categorial, es la entrevista, aunque en el DSM no se especifica como
evaluar la presencia de los síntomas a través de esta (Del Barrio, 1995 citado en Lacalle et al.,
2009). Estas entrevistas permiten obtener un diagnóstico fiable y preciso de trastornos infantiles
pero todas ellas requieren tiempo largo de evaluación, personal especializado y entrenamiento
profesional, por eso los profesionales de la infancia no las utilizan en su trabajo habitual, siendo
necesario otro tipo de instrumentos más breves y de menor dificultad de aprendizaje (Maganto y
Garaigordobil, 2010).
Actualmente se reconoce que los instrumentos breves que miden síntomas psicopatológicos y
pueden ser empleados como instrumentos de autorreporte y para aplicaciones clínicas, tienen
una alta demanda. En coherencia con esto recientemente se han hecho varios intentos para
crear instrumentos de autorreporte que aborden los síntomas de trastornos de ansiedad en
niños y adolescentes descritos en el DSM-IV (Sandín, Chorot, Valiente y Chorpita, 2010).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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Internacionalmente existe una amplia y difundida diversidad de instrumentos diagnósticos para
explorar la ansiedad y depresión en niños y adolescentes. Muchos de ellos proceden de países
anglosajones y se han adaptado a otras latitudes. En Cuba las técnicas más empleadas y que
han sido validadas son el Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado para Niños (IDAREN), el
Inventario de Autoevaluación de Depresión como Rasgo-Estado Infantil (IDEREN) y la
autoescala de Depresión de Zung y Conde. En ocasiones también se emplean instrumentos que
no están validados en el contexto cubano, lo cual hace cuestionable la veracidad de los
resultados. En este sentido se hace necesaria la validación de instrumentos diagnósticos acorde
a las características que presentan las niñas, niños y adolescentes de nuestro país. También
resulta útil la validación de instrumentos no solo en el ámbito clínico sino también en el
investigativo, donde se requiere aportar evidencias de confiabilidad y validez de instrumentos
psicológicos, propiedades psicométricas que debe poseer cualquier instrumento que desee
validarse, para eso deben existir otros instrumentos validados que permitan comparar
resultados derivados de la aplicación.
En este sentido se considera pertinente validar uno de los instrumentos breves de autorreporte,
más empleado en la mayoría de las naciones en la actualidad, se hace referencia a la Escala
Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión reducida de 30 ítems (RCADS-
30). Esta escala se usa en el contexto norteamericano y español desde hace algunos años con
resultados favorables, fue creada y adaptada en España por los especialistas Sandín, Chorot,
Valiente y Chorpita (2010). Permite determinar la presencia de síntomas propios de los
trastornos de ansiedad siguientes: Fobia social, Trastorno de pánico, Trastorno de ansiedad de
separación, Trastorno de ansiedad generalizada, Trastorno obsesivo-compulsivo y en cuanto a
la depresión, del Trastorno de depresión mayor, por tanto permite evaluar la comorbilidad de la
ansiedad y la depresión, un fenómeno que ocurre con elevada frecuencia. Consta de 6
subescalas para el abordaje de los trastornos mencionados, de 5 ítems cada una, además
requiere respuestas que valoran la frecuencia de ocurrencia de cada una de las propuestas. Las
opciones de respuesta van del 0 al 3, y se corresponden con nunca, a veces, a menudo y
siempre (Sandín et al., 2010).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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La RCADS-30, en su adaptación española, demostró propiedades psicométricas satisfactorias
en las pruebas que se le aplicaron; para determinar la confiabilidad se tuvo en cuenta la
consistencia interna a través del cálculo del alfa de Cronbach, también se analizó la correlación
total de ítems y las alfas cuando ítem es borrado. En cuanto a la validez se realizó un análisis
factorial confirmatorio y se evaluó la validez de constructo convergente y divergente, para ello
se aplicaron otros instrumentos que también tienen una alta demanda en el contexto
internacional, entre ellos el Cuestionario de Depresión Infantil (CDI) y la Escala Revisada de
Ansiedad Manifiesta en Niños (RCMAS). Los resultados de todas las pruebas fueron
satisfactorios (Sandín, et al., 2010).
Esta escala que se emplea en el contexto internacional y que responde a las demandas
diagnósticas que se presentan en la actualidad, con propiedades psicométricas demostradas en
países como Estados Unidos y España, pudiera comenzar a emplearse en nuestro país. Todo lo
antes explicado conllevó a la autora de la presente investigación a considerar la posibilidad de
validación de la RCADS-30 en la población infanto-juvenil holguinera.
De esa situación problémica antes abordada se deriva la siguiente interrogante científica:
¿Qué elementos conceptuales, formales, psicométricos y rangos percentilares de la escala
RCADS-30 requieren ser modificados como resultado de un proceso de validación de esta
técnica para la población infanto-juvenil holguinera?
La anterior interrogante incluye la formulación de otros cuestionamientos de carácter científico,
que han quedado formulados de la siguiente manera:
¿Qué elementos formales y conceptuales de la escala RCADS-30 requieren modificarse
para la adaptación a la población infanto-juvenil en la ciudad de Holguín?
¿Cuáles son las propiedades psicométricas de la escala RCADS-30?
¿Cómo adaptar los baremos de la escala RCADS-30 para la población infanto-juvenil de
la ciudad de Holguín, Cuba?
¿Cómo los profesionales holguineros pueden trabajar con la escala RCADS-30?
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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Para dar respuesta a la interrogante científica se formuló el siguiente objetivo general: Validar
la escala RCADS-30 en la población infanto-juvenil holguinera.
Como objetivos específicos de la investigación se plantean los siguientes:
Identificar los elementos formales y conceptuales de la escala RCADS-30 que requieren
ser modificados para su adaptación a la población infanto-juvenil de la ciudad de
Holguín, Cuba.
Evaluar la confiabilidad y validez de la escala RCADS-30 en la población infanto - juvenil
de la ciudad de Holguín, Cuba.
Adaptar los baremos de la escala RCADS-30 en la muestra seleccionada.
Elaborar el Manual Profesional de la escala RCADS-30 acorde a la muestra
seleccionada para su empleo en el contexto sociocultural holguinero.
Evaluar el manual considerando el criterio aportado por profesionales de la provincia de
Holguín sobre la escala RCADS -30.
Como en el contexto nacional ni en la provincia Holguín se dispone aún de un instrumento
psicométrico para la población infanto-juvenil que permita diagnosticar síntomas de los
trastornos de ansiedad y, simultáneamente, del Trastorno depresivo mayor, la introducción de la
RCADS-30 se considera un aporte novedoso, pues es una herramienta psicodiagnóstica más
que puede contribuir a realizar una mejor evaluación de estos trastornos.
También para las investigaciones clínicas, la RCADS-30 puede ser útil porque se puede
emplear como una herramienta de valoración de resultados (evaluar cambios), con aplicaciones
previas y posteriores a algún tratamiento aplicado a los niños y adolescentes.
Además en el ámbito investigativo los estudios de adaptación de técnicas requieren de otros
instrumentos validados en el contexto de aplicación para que los resultados puedan
compararse, ese es otro aporte de la validación de la RCADS-30.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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CAPÍTULO 1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS
1.1- Trastornos psicológicos en edades tempranas, una problemática actual
La salud mental en la infancia y la adolescencia es una preocupación primordial en la
actualidad. El tema ha cobrado interés debido a las alarmantes cifras que demuestran que una
parte no despreciable de la población infanto-juvenil mundial, presenta trastornos psicológicos.
Desde hace algunos años se plantea esta problemática, de hecho diversos trabajos han
señalado la existencia de trastornos psicológicos en la infancia con altas tasas de continuidad
en la adolescencia y a lo largo de la vida adulta (Achenbach, Dumenci y Rescorla, 2002 citado
en López, L., Alcántara, Fernández, Castro y López, J., 2010).
En el 2003 la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que alrededor del 20% de la
población infanto-juvenil sufría algún problema de este tipo y se reconoce que ha habido un
aumento en los últimos años, se ha constatado una tendencia creciente y constante. En el año
2009, la Unión Europea (UE) señaló que uno de cada cuatro niños europeos (25%) padecía
alguno de estos trastornos (Berdullas, de Vicente y Magán, 2010). Esta situación también se
reflejó en el Informe Anual de la UNICEF sobre el Estado Mundial de la Infancia, presentado en
el mes de marzo de 2012, en el que se refirió que un 20% de los adolescentes de todo el mundo
presentan algún problema de salud mental o del comportamiento (Sáez, 2012).
Esta realidad se ha impuesto a la fantasía de la infancia idealizada como sana. Durante mucho
tiempo se minimizó, o incluso se cuestionó, la existencia de los trastornos en los niños. Hoy en
día, con estos datos estadísticos, nadie duda de la presencia de los mismos, incluso en edades
muy tempranas.
Una de las especialidades encargadas del abordaje de los trastornos de salud mental de niños y
adolescentes es la Psicopatología infantil, la cual tiene una breve historia que se remonta a
inicios del siglo XIX, antes de esa época el niño no era reconocido como tal, esperándose de él
una conducta similar a la del adulto pero sin sus derechos, y considerándose propiedad de los
padres a todos los efectos (Ollendick y Hersen, 1986 citado en González, Calvo, Benavides y
Sifre, 1998).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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En 1976, un Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud, revisó los
conocimientos previos sobre salud mental y desarrollo psicosocial de la infancia y reconoció que
hasta entonces se había prestado una escasa atención a los trastornos psíquicos de niños y
adolescentes, a pesar de su prevalencia y severidad. Sólo es a partir de 1980, con la
publicación del DSM-III, que los trastornos infantiles aparecieron seriamente abordados (Del
Barrio, 2010).
En Cuba hay muchos profesionales que se han dedicado a la atención de niños y adolescentes.
García, A. es una de las psicólogas que se destaca en el tema y respecto a la Psicopatología
infantil expresó:
“¿Podemos afirmar que existe mayoritariamente patología en la clínica
infantil? Me atrevo a afirmar que no, ya que estamos hablando de un sujeto
en pleno desarrollo de su personalidad…” (García, 1997, p. 1).
También expresó que los trastornos psicológicos infantiles se manifiestan a través de síntomas,
los cuales son indicadores de dificultades en su correcta educación social, escolar, familiar, etc.
Estos síntomas generalmente no aparecen aislados sino como cuadros sindrómicos que varían
en dependencia de las características del niño y de su medio familiar (García, 1983).
En las expresiones anteriores se manifiesta que la autora citada no niega la existencia de los
trastornos psicológicos infantiles pero defiende el criterio que los niños que acuden a consulta,
en su mayoría, no presentan trastornos. La autora de la presente investigación no posee
discrepancia con este criterio, se reconoce que en el trabajo clínico infantil las demandas de
atención son muy frecuentes, pero esto, afortunadamente, no siempre resulta indicador de que
el niño es portador de un trastorno. No obstante algunos especialistas en Psiquiatría infantil de
nuestro país consideran que el predominio de estos desórdenes aún es incierto, pero resulta un
problema muy serio en este tipo de población. Además se afirma que muchas de las entidades
de mayor frecuencia en los adultos pueden surgir durante la infancia como es el caso de la
depresión, identificada cada vez más en la niñez (Rodríguez, 2005).
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La preocupación que emerge de los especialistas por la presencia de los trastornos psicológicos
en las primeras etapas de la vida no es en vano. La repercusión sociopsicológica de este tipo de
alteraciones en las fases tempranas de la vida, cuando no se atienden a tiempo ni con eficacia,
puede ser muy perjudicial. A corto plazo, las consecuencias negativas se manifiestan en el
desarrollo del propio niño o joven en todas las áreas de su vida, lo cual influye en su bienestar y
calidad de vida. El ejemplo más extremo es el suicidio, que constituye una de las primeras
causas de mortalidad entre adolescentes (Berdullas, De Vicente y Magán, 2010).
Así mismo, el impacto de los trastornos psicológicos infanto-juveniles puede no tener una
repercusión únicamente en el momento en el que se presenta sino más a largo plazo. Padecer
un problema psicológico en las primeras fases de la vida de una persona constituye uno de los
principales factores de riesgo para la salud física y psicológica futura, ya sea porque el
problema tiende a cronificarse al no recibir tratamiento, (según planteó la OMS en el 2004, un
tercio de los adultos que presentan un diagnóstico de depresión mayor sufrieron el primer
episodio de esta patología antes de los 21 años), porque puede suponer la aparición de otros
trastornos diferentes o porque predice una desadaptación psicosocial en todas las áreas lo que
puede manifestarse en futuras relaciones conflictivas, consumo de drogas, disfuncionalidad
familiar, etc (Berdullas, De Vicente y Magán, 2010).
La innegable presencia de los trastornos psicológicos en etapas tempranas de la vida y su
repercusión en el futuro de estos niños y jóvenes, orienta a los profesionales de la salud mental
infanto-juvenil a realizar con esmero su actividad diaria. La labor que se despliegue debe tener
presente las particularidades del trabajo con niños y adolescentes.
1.1.2- Particularidades del trabajo psicológico con niños y adolescentes
Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta en el trabajo con la población infanto-juvenil, es
que la personalidad del niño y del adolescente no ha terminado de desarrollarse, por eso está
sometida a cambios y a la influencia de los adultos. Toda condición presente en estas etapas
puede ser reversible (García, A. 2006). Por esta misma característica es difícil definir límites
claros entre fenómenos que son parte de la evolución normal y otros que no lo son, lo cual
obliga a realizar con rigor la evaluación y diagnóstico en estas etapas.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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Otra de las particularidades es que el niño psíquicamente alterado no es conciente de que
posee cierta problemática o alteración psicológica (aunque sí puede vivenciar que las cosas no
marchan bien) y en consecuencia no demanda ser atendido de manera voluntaria, como ocurre
con los adultos (Zaldivar, Vega y Roca, 2004) por eso el profesional que atiende los niños y
adolescentes debe establecer una buena relación para lograr que su paciente se mantenga
estable en la asistencia a las consultas y alcanzar el objetivo propuesto en función de la
problemática.
Del adecuado rapport también depende el acceso que pueda tener el especialista a la
información que necesita conocer, la información debe ser lo más verídica posible. Para lograrlo
el profesional debe poseer cualidades especiales a través de las cuales penetre en el mundo
infantil y debe tener dominio de los métodos y técnicas que son apropiados para su trabajo
(García, A. 2006).
El vínculo que se establece cuando el paciente es un niño, es una relación triangulada. El niño
que llega a consulta puede presentar un “conflicto de lealtad” hacia sus padres que puede
limitar su participación en consulta cuando concientemente oculta o distorsiona información que
podría lacerar la imagen de sus padres. El infante puede sentir la necesidad de “proteger” a sus
padres, ofreciendo así una imagen favorable de ellos. Puede experimentar una gran
culpabilidad si revela los secretos e intimidades de lo que sucede en el hogar ante el profesional
y multiplicar más aún sus resistencias. El hecho de que el pequeño paciente se mueva en el
centro de esta contradicción, lleva a que el proceso deba ser manejado con extrema cautela,
pues la alta sensibilidad del niño en torno a esta temática puede conducir a detenciones y
retrocesos en el trabajo clínico infantil (Zaldivar, Vega y Roca, 2004).
Todas estas particularidades que presenta la atención a niños y adolescentes reflejan el trabajo
especial que debe realizarse con ellos para ser certeros en la emisión de un diagnóstico el cual
no debe centrarse solamente en los síntomas que manifiesta nuestro consultado y el tiempo que
hace que se presentan los mismos sino que debe prestar especial atención a otros aspectos
como la edad del niño o adolescente, conocer en profundidad al niño o adolescente, con quién
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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vive, analizar la influencia de los adultos que conviven con él en la posible alteración o trastorno,
etc. es decir, realizar un estudio personalizado.
Acorde a lo anterior resultan muy prácticos y útiles los criterios propuestos por M. Roca, los
cuales se dividen en criterios normativos y fenomenológicos. Los primeros incluyen la
adecuación de la conducta del niño a lo esperado para su desarrollo cronológico y género
particular, la persistencia del comportamiento, las normas valorativas del comportamiento, el
alcance de la alteración, el tipo y aparente grado de severidad del síntoma, la frecuencia de
aparición del síntoma y la intensidad de sus manifestaciones, los cambios en el comportamiento
habitual, la especificidad de la situación y las circunstancias vitales. Los criterios
fenomenológicos abarcan el sufrimiento o estado de displacer, la interferencia con el desarrollo,
el grado de restricción social y los efectos sobre los demás (Zaldivar, Vega y Roca, 2004).
Para el adecuado diagnóstico de un trastorno psicológico en etapas tempranas también es
necesaria la elección adecuada de los instrumentos de evaluación y diagnóstico, los cuales
difieren de los empleados en el caso del trabajo con los adultos. Para los niños y adolescentes
se emplean recursos auxiliares como el dibujo, el uso de la plastilina, los títeres, la música, el
juego y las pruebas psicológicas.
Tampoco debe arribarse a un diagnóstico con el empleo de un solo instrumento sino que se
recomienda una valoración de varios métodos aplicados. Además se deben tener en cuenta
varias fuentes informativas (niños, padres, de ser posible los maestros) a la hora de realizar la
evaluación infantil. Esto no está exento de problemas ya que la información que se obtiene a
través de distintas fuentes no suele ser concordante. En general, los niños informan mejor que
los adultos en cuanto a los trastornos de ansiedad y depresión. Si se evalúan emociones, es
especialmente conveniente su reevaluación, por la versatilidad del niño en este campo (Del
Barrio, 2010).
Una vez que se haya recopilado toda la información el profesional debe emitir un diagnóstico. Si
el diagnóstico hace alusión a un trastorno psicopatológico debe estar respaldado y
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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fundamentado por alguna de las clasificaciones que existen para los trastornos y que se
emplean en el trabajo con la población infanto-juvenil.
1.1.3- Abordaje de los trastornos infanto-juveniles en el Manual Diagnóstico y Estadístico
de las Enfermedades Mentales (DSM)
En consonancia a que la Psicopatología infantil tiene una historia relativamente joven, la
clasificación de los trastornos infantiles es también un tema reciente. Las primeras
clasificaciones psiquiátricas se diseñaron esencialmente para los adultos, propiciado por los
escasos conocimientos que se tenían sobre la población infantil, (González, Calvo, Benavides y
Sifre, 1998) y aún hoy, la clasificación en la Psicopatología infantil continua siendo muy
dependiente de las descripciones formuladas para los adultos (Lacalle, et al., 2009).
Según los autores antes citados, las taxonomías para los trastornos infantiles pueden dividirse
en:
Sistemas de clasificación derivados de las nosologías de adultos.
Estos sistemas de clasificación, derivados clínicamente, se basan en las opiniones y
observaciones de diferentes profesionales en su práctica clínica. Provienen de la tradición
médica de clasificación de las enfermedades, y tienen un enfoque categorial y descriptivo de los
síndromes clínicos. Los sistemas de clasificación derivados clínicamente más conocidos son el
Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales (DSM) y la Clasificación
Internacional de Enfermedades (CIE), en sus diferentes versiones.
Sistemas de clasificación creados específicamente para la infancia.
Surgieron a partir del reconocimiento de que los trastornos infantiles pueden requerir sistemas
de clasificación distintos de los de los adultos. Se dividen, a su vez, en clasificaciones
categoriales, dimensionales y evolutivas. En las clasificaciones dimensionales se destaca la
aportada por Achenbach y Quay (Del Barrio, 2010).
A pesar de la aportación que supone cada una de estas clasificaciones creadas
específicamente para la infancia, ninguna de ellas cuenta con el reconocimiento que en la
actualidad tienen los dos sistemas de clasificación editados por las dos instituciones
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
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internacionales más importantes en este sentido: la American Psychiatric Association y la
Organización Mundial de la Salud. Los manuales de clasificación publicados por estas
instituciones son el DSM y la CIE respectivamente (del Barrio, 2010). En la presente
investigación se trabajó principalmente con los criterios diagnósticos del DSM-IV pues las
subescalas elaboradas en la técnica que se validó, hacen alusión a síntomas de algunos de los
trastornos descritos en este manual.
Los sistemas DSM son sistemas de clasificación cuyo objetivo consiste en ofrecer descripciones
claras de las categorías diagnósticas para facilitar a los clínicos e investigadores el diagnóstico,
la comunicación, el estudio y la atención a las personas con diversos trastornos mentales
(American Psychiatric Association, 1995). Los manuales editados han sufrido diversos cambios
para intentar mejorar la calidad del manual en cuanto al diagnóstico de los trastornos y por
tanto, su utilidad clínica.
La versión actual del DSM ha estado precedida por seis ediciones: el DSM I (1952), DSM-II
(1968), DSM-III (1980), DSM-III-R (1987), DSM-IV (1995) y DSM-IV-R (2002). La Psicopatología
infantil y de la adolescencia ha ido aumentando su representatividad en el manual, pues en la
primera de sus ediciones se presentó una única categoría, el Trastorno de la Personalidad
Situacional Transitorio, y en la última edición del manual hay más de 40 categorías diagnósticas
que hacen referencia a la infancia y adolescencia (Lacalle et al., 2009). Esto ha constituido un
paso de avance pues ha habido un reconocimiento a la existencia de los trastornos infantiles y
de la adolescencia.
Aunque de esta forma el panorama de la clasificación infantil ha mejorado sustancialmente, se
plantea que la Psicopatología infantil continua siendo muy dependiente de las descripciones
formuladas para los adultos. Esto encuentra su fundamento en que en el DSM no existe una
diferencia clara entre trastornos infantiles y trastornos adultos, esta es una de las críticas más
contundentes que ha recibido el manual. Lo anterior se evidencia en algunos trastornos que se
presentan con frecuencia en la infancia y la adolescencia y en el DSM-IV no aparecen dentro de
esta sección, por tanto han de diagnosticarse con los mismos criterios que se utilizan para
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
13
personas adultas, en este caso se encuentra el trastorno depresivo mayor y los trastornos de
ansiedad (González, et al., 1998).
Según la American Psychiatric Association (1980, 1987, 1995, 2002), esto se debe al hecho de
que, aunque la mayor parte de estos trastornos pueden presentarse en la clínica durante la
infancia o la adolescencia, a veces no se diagnostican hasta la etapa adulta.
Otras críticas importantes respecto al abordaje de los trastornos infantiles que han realizado del
manual son las siguientes: (Doménech y Ezpeleta, 1995 citado en González et al., 1998).
El espacio reservado a los niños y adolescentes es muy reducido en comparación con el
dispensado a los adultos
La información sobre la edad de comienzo, curso y pronóstico de los trastornos infantiles
sigue siendo escasa
La posibilidad de que se produzcan efectos iatrogénicos y de estigmatización del niño
son consecuencias negativas tanto en relación a la percepción que los demás tienen del
niño como a la que el niño tiene de sí mismo.
Los apartados que tratan los trastornos en la infancia tienen poco en cuenta el factor
evolutivo, es decir la expresión de los síntomas según la edad. Debido a los rápidos
cambios que se producen durante este período, puede ser difícil hacer encajar un
trastorno dentro de una unidad sindrómica rígidamente organizada según la forma que
tiene el síndrome en la adultez
Existe un alto índice de comorbilidad en los trastornos infantiles lo cual puede dificultar el
emitir el diagnóstico de un trastorno. En la práctica se observa que algunos niños
presentan problemas que no pueden identificarse con una categoría concreta porque
presentan características que corresponden a varias categorías.
A pesar de estas limitaciones ha de destacarse que el DSM-IV-R ofrece más subcategorías
específicas para los niños y adolescentes que las anteriores versiones. De manera general
también es importante destacar las ventajas del empleo del DSM en el abordaje de los
trastornos infantiles:
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
14
El manual goza de la aceptación desde distintas posiciones teóricas y ello se traduce en
un uso más amplio y generalizado que las restantes clasificaciones (Del Barrio, 2010).
Favorece la comunicación entre profesionales tanto de la misma como de distintas
tendencias. Dar un nombre común a los trastornos infantiles supone un nexo de unión
para intercambiar opiniones y juicios clínicos.
Proporciona al profesional un conjunto de datos relevantes desde el punto de vista clínico
y de investigación.
Es de gran ayuda en la realización de estudios epidemiológicos, etiológicos y relativos a
los resultados de la intervención. Es necesaria una taxonomía fiable y diferenciada para
realizar investigaciones sobre cuántos niños tienen un determinado trastorno, cuál es su
origen y cuál es la forma más adecuada de tratamiento.
Aunque en la actualidad algunos clínicos consideran que la clasificación de los trastornos
infantiles y adolescentes es contraproducente por la iatrogenia y estigmatización que puede
generar, es necesario resaltar la importancia que las clasificaciones tienen para emitir un
diagnóstico certero cuando el niño o adolescente posee un trastorno determinado.
De manera general el abordaje de los trastornos en niños y adolescentes es un tema reciente,
complejo, se pueden encontrar divergencias de criterios entre los especialistas en dependencia
de las posturas teóricas que asuman pero estas características no deben constituir limitantes
para su abordaje porque los datos estadísticos refieren un aumento en la aparición de los
trastornos en los niños y adolescentes. Diagnosticarlos y tratarlos es un reto y una necesidad de
la práctica clínica infantil actual.
En la presente investigación se trabajó con más profundidad los diferentes trastornos de
ansiedad y la depresión en las etapas infanto juveniles, los cuales se encuentran dentro de los
diagnósticos más prevalentes en estas etapas (Rodríguez, 2005).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
15
1.2- La Depresión en niños y adolescentes
1.2.1- Breve reseña histórica
El abordaje que se ha hecho de la depresión a lo largo de la historia, desde la Antigüedad y
hasta nuestros días, muestra su existencia y manifestación en los adultos, sin embargo, no
ocurrió de igual manera en la población infantil pues lo estudios acerca de esta problemática,
son relativamente recientes (Del Barrio, Frías y Mestre, 1994).
El pediatra Charles West (1816-1898) fue el primero en describir un caso clínico de depresión
en una niña de 10 años pero este hallazgo no tuvo relevancia en la temprana época en que lo
hizo (Mardomingo, 2011). La depresión infantil es admitida, por primera vez como desorden
mental en el IV Congreso Europeo de Paidopsiquiatría, celebrado en 1971, lo cual da inicio a la
progresiva aceptación de esta entidad (Ramírez, 2009) y en 1977, con la publicación de las
actas del Congreso Nacional del Institute of Mental Health (NIMH) y con la publicación del
DSM III en 1980, se aceptó la existencia de la depresión infantil, con la posibilidad de ser
diagnosticada con los mismos criterios de la del adulto (Del Barrio, 2000 citada en Herrera,
Núñez, Tobón y Arias, 2009).
En el abordaje de este trastorno se han planteado por lo menos cuatro concepciones. La
primera, a partir de la década de 1930, perteneciente al psicoanálisis ortodoxo, negaba su
existencia pues consideraba que el niño no tenía la madurez intrapsíquica para experimentar
una depresión (Herrera, et al., 2009). Esta postura influyó de modo negativo en el avance de la
investigación de la depresión infantil, sin embargo, dentro del mismo psicoanálisis había
teóricos que no compartían esta postura y muchos de ellos como Klein, Spitz y Bowlby, Wolf,
Ackerson, se interesaron y se anticiparon al estudio de la depresión infantil (Del Barrio, 2005
citado en Ramírez, 2009).
Aproximadamente en la década de 1960, surge la postura teórica que sostenía que la depresión
infantil se mostraba enmascarada por otros síntomas conductuales, tales como la irritabilidad o
la indisciplina escolar, manifestaciones que tenían poco que ver con los síntomas comunes
atribuidos a la depresión (Kaslow, 1999; Rodríguez, 2000 citado en Ramírez, 2009). Como
investigadores defensores de esta segunda concepción aparecen Glaser en 1968 y Malmquist
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
16
en 1977, quienes proponen la existencia de la depresión infantil de manera interna,
inobservable, adoptando manifestaciones externas diferentes a las de los adultos (Herrera, et
al., 2009).
Como tercera orientación, está la conceptualización de Rutter (1995), quien propuso que la
depresión infantil es transitoria, postula que el trastorno puede surgir en cualquier momento del
desarrollo, pero la sintomatología se dispersa en función de la edad. Los síntomas pueden
variar a través de distintos estadíos y, por lo tanto, no se deben confundir los que son comunes
en el desarrollo, con los que son específicos de un desorden depresivo (Herrera, et al., 2009).
Por último, la concepción que afirma que la depresión infantil es paralela a la del adulto y, por lo
tanto, propone que es un desorden no encubierto, similar al del adulto. Así, Beck señaló que las
cuatro categorías de síntomas depresivos en el adulto también se presentan en el niño, éstas
son: afectiva, cognitiva, motivacionales y vegetativas/psicosomáticas (Matson, 1989 citado en
Herrera, et al., 2009). Aún hay diferencias de criterios en cuanto a la manifestación de esos
síntomas depresivos descritos por Beck. Algunos autores consideran que los síntomas de los
niños y adolescentes pueden ser equiparables a los del adulto, mientras que otros piensan que
es necesaria una evaluación de los síntomas considerando los diferentes niveles del desarrollo
de acuerdo a la etapa en que se encuentra el niño y adolescente (Ramírez, 2009).
Desde el año 2001 hasta la actualidad se denota que el abordaje de la depresión infantil ha
ganado auge, así lo demuestran el número de publicaciones efectuadas en este periodo,
superior a los años anteriores. Estudios realizados por Losada y Rojas (2004) y Herrera (2007)
muestran que la fortaleza empírica y teórica reciente del tema está en la comunidad científica de
España y Estados Unidos, principalmente (Herrera, et al., 2009).
El interés que ha suscitado el asunto de la depresión infantil está basado, entre otros aspectos,
en las consecuencias secundarias que pueden desarrollarse. Entre estas se describen el
alcoholismo, abuso de sustancias, personalidad antisocial, bajo rendimiento académico,
suicidio, además del curso crónico. Otra causa que ha hecho resaltar la atención en este
trastorno es la prevalencia actual, tanto en países desarrollados como los de menos desarrollo
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
17
(Solloa, 2001 citado en Herrera, et al., 2009). A continuación se reflejan algunos datos
estadísticos que reflejan la prevalencia actual de la depresión infantil.
1.2.2- Epidemiología de la depresión infantil
Para el abordaje de este aspecto hay que tener en cuenta que las cifras varían según la
población estudiada y los métodos utilizados. De manera general se plantea que la frecuencia
de casos diagnosticados con Trastorno depresivo mayor en niños y adolescentes ha aumentado
dramáticamente en los últimos cincuenta años y la edad de inicio ha disminuido (Ulloa, De la
Peña y Nogales, 2011).
Actualmente algunos estudios reportados en España afirman que la depresión mayor afecta
entre un 2 y un 4% de la población infantil, (Del Barrio, 2008), sin embargo, hay autores que han
encontrado cifras superiores en adolescentes (Costello, 2003 citado en Del Barrio y Carrasco,
2009). Estos datos son similares a los de otros países del primer mundo.
En Hispanoamérica se encuentran cifras alarmantes que indican una incidencia del 35 al 43%,
que si se comparan con las obtenidos en España muestran un gran desequilibrio (Del Barrio,
2007 citado en Herrera, et al, 2009). Sin embargo, hay países que adolecen aún de tratar el
tema con la seriedad requerida como es el caso de Colombia donde la investigación de la
depresión infantil apenas comienza a cobrar auge (Herrera, et al., 2009). En Brasil,
específicamente en Sao Paulo, el investigador Curatolo (2001) halló el 21% de prevalencia de la
depresión en la población infantil. En estudios realizados en el Perú, en el año 2003, también se
encontró una elevada prevalencia de la depresión en población infanto-juvenil, constituyendo
uno de los problemas más frecuentes de salud mental (Ramírez, 2009). Estudios realizados en
Argentina afirman que del 30 al 40% de los adolescentes muestra signos de depresión (Wagner,
2007).
Desafortunadamente estos por cientos hacen que el Trastorno depresivo mayor se considere la
segunda patología más frecuente en Psiquiatría infantil con una elevada prevalencia (Aláez,
Martínez y Rodríguez, 2000). Además, se ha reportado que más del 50% de los pacientes que
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
18
padecen un episodio depresivo eventualmente presentarán otro y en 20 a 35% de los casos se
observan síntomas residuales persistentes y deterioro escolar o social (Ulloa, et al., 2011).
En cuanto a la relación existente entre la depresión infantil y el sexo, hay estudios que declaran
que no se producen diferencias significativas en muestras de niños (Blumerg y Izard, 1985;
Wierzbicki, 1987 citado en Del Barrio et al., 1994) sin embargo estudios más recientes afirman
que se evidencia una mayor prevalencia de síntomas depresivos en niños que en niñas de
edades comprendidas entre los 6 y 12 años y que a partir de los 12 años la incidencia es mayor
en el sexo femenino (Angold, Silberz, Eaves y Costello, 2002 citado en Bernaras, Jaureguizar,
Soroa, Ibabe y De las Cuevas, 2013).
Una de las complicaciones más severas de la depresión en la niñez y la adolescencia es la
conducta suicida (Ulloa, et al., 2011). El Dr. Sergio Pérez Barrero, Presidente de la Sección de
Suicidiología de la Sociedad Cubana de Psiquiatría, asegura que es de suma importancia el
reconocimiento de la depresión en el adolescente porque estos son más proclives que los
adultos a realizar intentos de suicidio, de ahí una de las importancias de diagnosticar la
depresión en el adolescente (Lomba, et al., 2009).
En Cuba las cifras de prevalencia del Trastorno depresivo mayor y de suicidio en niños y
adolescentes no son comparables a las del resto de los países latinoamericanos, están muy por
debajo, lo cual se debe al trabajo intenso de muchos especialistas en la rama de la Medicina,
Psiquiatría, Psicología, etc. A pesar de esto actualmente son muy pocos los trabajos que se
publican referidos a datos epidemiológicos de estas problemáticas de salud. Específicamente
en la provincia Holguín, aunque tampoco se referencian en esta investigación datos numéricos,
se sabe que esta provincia tiene un elevado índice de suicidio, sobre todo en la adolescencia.
Además, por trabajos de curso realizados por estudiantes de la carrera de Psicología en
diferentes centros escolares, se conoce que la agresividad, la ira, la hostilidad son
manifestaciones que tienden a referenciarse directamente por los estudiantes y también por los
maestros (Puig y Sanz, 2013) y la conducta agresiva en niños y adolescentes suelen ser
síntomas de depresión.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
19
1.2.3- Definición de la depresión infantil
En el ámbito psicológico, cuando un investigador se acerca al abordaje de un tema, se
encuentra con diversas definiciones que otros autores han aportado, la depresión infantil no
está exenta de esto. Existen múltiples conceptualizaciones construidas a partir de la experiencia
de reconocidos científicos del tema. Como se explicitó antes, en esta investigación se trabajó
con criterios del clasificatorio internacional DSM-IV porque los autores originales de la RCADS-
30 trabajaron con estos criterios, por tanto la definición asumida es la que aparece en este
manual. En esta definición se enfatiza en la sintomatología porque la escala que se pretende
validar así lo pauta pero también se hace alusión a otros criterios que aparecen en el
clasificador. A pesar de respetar el criterio de los autores originales de la escala, la autora de la
presente tesis también consultó el manual más actualizado y en este se evidencia que ni los
síntomas principales del diagnóstico de la depresión mayor ni el tiempo en que deben
presentarse estos síntomas han cambiado en el DSM-V, por tanto no existe incongruencia entre
los clasificadores (American Psychiatric Associaton, 2013).
El Trastorno depresivo mayor se ubica dentro de los trastornos del estado de ánimo. Las
características esenciales de este es que presenta un curso clínico caracterizado por uno o más
episodios depresivos mayores, cuyas características fundamentales son las siguientes: pasar
un período de al menos dos semanas durante el que hay un estado de ánimo deprimido, triste,
desesperanzado, desanimado, una pérdida de interés o placer en casi todas las actividades. En
los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable en lugar de triste. Se pueden
experimentar al menos otros cuatro síntomas, que pueden ser: cambios del apetito o el peso,
del sueño y de la actividad psicomotora; falta de energía; sentimientos de infravaloración o
culpa; dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de
muerte o ideación, planes o intentos suicidas. Para indicar la existencia de un episodio
depresivo mayor, un síntoma debe ser de nueva presentación o haber empeorado claramente si
se compara con el estado del sujeto antes del episodio. Los síntomas han de mantenerse la
mayor parte del día, casi cada día, durante al menos dos semanas consecutivas. El episodio
debe acompañarse de un malestar clínico significativo o de deterioro social, laboral o de otras
áreas importantes de la actividad del individuo. No debe tener historia de episodios maníacos,
mixtos o hipomaníacos (American Psychiatric Association, 1995).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
20
Estos criterios aparecen en el DSM-IV para diagnosticar el trastorno tanto en los adultos como
en los niños y adolescentes. Como se abordó antes, el trastorno depresivo mayor es uno de los
que se presenta con frecuencia en la infancia, y en el DSM no aparece dentro de esta sección
sino que ha de diagnosticarse con los mismos criterios que se utilizan para personas adultas
(Del Barrio, 1998). Esto también ha sido un aspecto debatido entre los profesionales que
trabajan con niños y adolescentes, a continuación se referencian dos posturas que se han
erigido a partir del tema.
1.2.4- Descripción clínica de la depresión infantil
Algunos autores consideran que los síntomas de los niños y adolescentes pueden ser
equiparables a los del adulto, mientras que otros piensan que es necesaria una evaluación de
los mismos considerando los diferentes niveles del desarrollo de acuerdo a la etapa en que se
encuentra el niño y adolescente (Ramírez, 2009). Esto está en concordancia con que las
clasificaciones para los trastornos infantiles se han dividido en sistemas de clasificación
derivados de las nosologías de adultos y sistemas de clasificación creados específicamente
para la infancia. Estas dos posiciones establecen diferencias para el abordaje de los trastornos
por tanto se debe hacer una descripción clínica de la depresión infantil en función de las dos
posturas planteadas.
En la línea teórica que considera que la depresión infantil presenta características equiparables
con la depresión en adultos, se encuentran las clasificaciones internacionales de trastornos
mentales como el DSM-IV y la CIE-10. Desde esta visión no se propone un enfoque evolutivo.
En el DSM-IV-TR (American Psychiatric Asociation, 2002) se considera para niños y adultos los
mismos criterios diagnósticos pero se tienen en cuenta dos características que lo diferencian: la
aceptación de que, en niños y adolescentes, la irritabilidad puede reemplazar el estado de
ánimo depresivo y que los niños o adolescentes no solo subirán o bajarán de peso; sino que, al
estar en proceso de crecimiento, se considera que la inapetencia y la falta de un peso adecuado
para su edad, es un indicador importante a tomar en cuenta (Ramírez, 2009).
La segunda línea teórica considera que la depresión infantil debe describirse y conceptualizarse
a partir de un criterio o perspectiva evolutiva. Plantea que es necesaria una evaluación de los
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
21
síntomas a través de los niveles del desarrollo, afirma que a pesar de que la depresión infantil
posee similitud con la depresión adulta, tiene características que las diferencian, las cuales
están originadas, básicamente, en la naturaleza evolutiva del niño y del adolescente.
Defensores de esta postura son del Barrio (2005) y Kowatch, Emslie y Kennard (1996), entre
otros muchos, quienes afirman que el comienzo de los trastornos depresivos suele producirse
entre los 11 y los 12 años aunque el inicio de la sintomatología depresiva se observa
principalemente hacia los 7 u 8 años (Del Barrio, 2000 citada en Bernaras, et al., 2013). Ellos
critican el hecho de que las clasificaciones internacionales no toman en cuenta, con la
especificidad necesaria, las características propias de la niñez y la adolescencia (Ramírez,
2009).
Desde hace unos años se ha llegado a un acuerdo entre los expertos de esta segunda línea
teórica en cuanto a los síntomas de dicha alteración. Del Barrio en el 2005 (citada en Ramírez,
2009) hizo una recopilación de lo que varios autores refieren como síntomas habituales de la
depresión infantil y los clasifica en seis categorías:
Emocionales: se plantea la presencia de tristeza, pérdida de disfrute de las cosas,
ausencia de interés, cambios bruscos de humor, falta de sentido del humor,
desesperanza, irritabilidad, llanto frecuente y ausencia de interés por las cosas,
autocompasión, sentimientos de no ser querido.
Motores: se hace referencia por un lado a la hipoactividad, letargo, enlentecimiento
motor, inmovilidad, torpeza, estupor y atonía; y, por el contrario, también encontramos la
hiperactividad e inquietud.
Cognitivos: la autora cita la falta de concentración, pérdida de memoria y descenso en el
rendimiento académico; así como, pesimismo, desesperanza, indecisión, sentimientos de
culpa, baja autoestima, pensamientos morbosos (piensa en cosas tristes, malas como en
la muerte propia o de sus seres queridos) e ideas suicidas.
Sociales: entre ellos encontramos el aislamiento, soledad, retraimiento, evitación e
incompetencia social.
Conductuales: en esta categoría encontramos síntomas referidos exclusivamente a la
depresión infantil, en comparación a la adulta, se hace referencia a las protestas, peleas,
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
22
desobediencia, rabietas, indisciplina escolar, delincuencia, droga y piromanía.
Psicosomáticos: entre estos síntomas destacan la enuresis, pérdida de energía, fatiga,
variaciones en el peso, dolores múltiples que no tienen origen somático, pesadillas,
alteraciones en el sueño y el apetito, baja de las defensas inmunológicas, dermatitis y
alergias.
Los síntomas que se presentan de manera frecuente en función de la edad se describen a
continuación:
Desde bebés hasta la edad preescolar (0-2 años). En este periodo de edad, la depresión está
asociada a la ausencia de estímulos emocionales adecuados por situaciones como la
hospitalización, es decir que se presenta en niños institucionalizados. Hay presencia de llanto
constante, inexpresividad, disminución del peso, vulnerabilidad a las infecciones, retardo en el
desarrollo psicológico. En esta etapa, además, son evidentes los síntomas de tipo motor como
la inexpresión facial y los movimientos corporales que indican retraimiento y rechazo. Esto fue
aportado por Spitz y Wolf (Del Barrio, 2005 citado en Ramírez, 2009).
Preescolares (2-5 años). Los síntomas afectan el área social: no participa en actividades
propias de su edad (puede negarse a ir al colegio y participar en juegos con sus pares); puede
manifestar ciertas conductas desadaptativas: irritación y agresión (hacia si mismo, objetos y
personas); además de problemas físicos: enuresis, encopresis, dificultades alimenticias,
insomnio, dolores y molestias (Cuevas y Teva, 2006; Del Barrio, 2005; Tomás, 1996 citado en
Ramírez, 2009).
Escolares (6-12 años). Los síntomas se empiezan a mostrar sobre todo en la escuela y en su
relación con los iguales, que son las actividades que caracterizan esta edad. En este período,
se puede observar rechazo a las actividades escolares, irritación (peleas y discusiones
constantes con sus coetáneos), ansiedad, dificultades en el aprendizaje, entre otros.
Relacionado con su desarrollo cognitivo, se empiezan a presentar los primeros pensamientos
negativos, se muestra autocrítico e inseguro de sus capacidades, con poca motivación y con
temores nocturnos. Se puede evidenciar, desde este período, problemas de conducta
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
23
estrechamente relacionadas con la depresión infantil, como la crisis de llanto, gritos, peleas,
conductas autodestructivas, etc.; también se siguen manifestando problemas de encopresis,
enuresis y onicofagia (Cuevas y Teva, 2006; Del Barrio, 2005; Tomás, 1996 citado en Ramírez,
2009).
Adolescentes (12-18 años). En este período los episodios depresivos se muestran con mayor
frecuencia y más intensamente; asimismo, los aspectos cognitivos y afectivos se tornan más
importantes, mientras que los aspectos motores de las edades anteriores disminuyen (Cuevas y
Teva, 2006; Weiss, 1992 citado en del Barrio 2008). Relacionados con estos cambios,
encontramos que se hacen evidentes: el disgusto con la imagen corporal y con el desempeño,
sentimientos de inferioridad, pesimismo, ideación suicida, el comportamiento aislado, agresivo
(desafiante y oposicionista); así como los problemas de anorexia, bulimia e hipersomnia
(Cuevas y Teva, 2006; Del Barrio, 2005; Tomás, 1996 citado en Ramírez, 2009).
Aunque en la presente investigación se trabaja con la descripción del Trastorno depresivo
mayor por los criterios del DSM-IV, ya que la técnica que se pretende validar está
confeccionada a partir de este clasificador categorial, se reconoce que puede haber presencia
de síntomas en los niños y adolescentes que no están descritos en el clasificador, por eso es
importante tener en cuenta también la postura que aborda el criterio evolutivo del trastorno
depresivo. Esta última puede enriquecer y explicar los resultados investigativos que arroje esta
tesis.
1.2.5- Pronóstico de la depresión infantil
Otro de los temas en los cuales existen divergencias de criterios entre los especialistas de la
Psicopatología infantil se refiere a la permanencia o transitoriedad de los trastornos. De manera
general, este aspecto depende de muchos factores que intervienen: la edad de comienzo, el
grado de vulnerabilidad del sujeto por las características personales, los factores ambientales,
los elementos que actúan como protectores, el tipo de perturbación y el tratamiento aplicado, la
precocidad de comienzo, etc (Del Barrio, 1998).
De manera general, con un tratamiento adecuado y precoz, las alteraciones infantiles tienen un
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
24
buen pronóstico en su mayoría (Kolvin, 1981 citado en Del Barrio, 1998). En la depresión infantil
la permanencia o desaparición depende del cuadro depresivo, de la edad de comienzo, y, como
se ha referido antes, del tratamiento que se aplique.
La depresión que se presenta en edades tempranas es la de mejor pronóstico. Los
adolescentes que padecen una depresión mayor tienen una probabilidad alta de desarrollar una
depresión bipolar en el plazo de 18 meses desde el comienzo (Brockington, 1982 citado en Del
Barrio, 1998), lo que representa un peor pronóstico comparado con la depresión en edades más
tempranas. La depresión mayor en adolescentes tiene una duración media de seis meses, pero
suele provocar recaídas cada cinco años (Del Barrio, 1998).
Algunos autores sostienen que la proporción de niños deprimidos que se convierten en adultos
deprimidos alcanza un 84% (Zeitlin, 1987 citado en Doménech, Araneda, Xifró, y Riba, 2003),
aunque esta cifra es considerada muy alta por otros autores. En un trabajo de Keller, et al.
(1988) se estableció que sólo la cuarta parte (21%) de los sujetos infantiles diagnosticados de
depresión continuaban con ella al cabo de un año, y otra cuarta parte (24%) la seguía
padeciendo a los dos años. Pero no por eso hay que olvidar que la depresión sufrida en la niñez
es uno de los mejores predictores de su repetición en los años posteriores de la vida
(Harrington, et al., 1990 citado en del Barrio, 1998). Así también lo reconocen los resultados de
algunos estudios de seguimiento, iniciados ya hace más de una década por investigadores
como Kovacs, Feinberg, Crouse-Novak, Palauskas y Finkelstein en 1984, quienes han
manifestado que los síntomas depresivos de los niños no eran siempre transitorios, sino
alteraciones recurrentes que podían tener consecuencias más graves más adelante para el
sujeto que los padecía (Doménech, et al., 2003).
Acorde a lo anterior aparecen estudios más recientes que han reportado que desarrollar
depresión en la infancia o adolescencia incrementa significativamente el riesgo de sufrir
depresión en la edad adulta (Vinaccia, et al, 2006 citado en López, et al., 2010) y que más del
50% de los pacientes que padecen un episodio depresivo eventualmente presentarán otro y en
el 20 al 35% de los casos se observan síntomas residuales persistentes y deterioro escolar o
social (Ulloa, et al., 2011).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
25
1.3- La Ansiedad en niños y adolescentes
1.3.1- Breve reseña histórica
Desde hace algunos años se considera que los trastornos de ansiedad son una de las
categorías diagnósticas más prevalentes de todos los trastornos psicológicos en la infancia
(Bernstein y Borchardt, 1991; Bragado, Carrasco, Sánchez y Bersabé, 1996; Jalenques y
Coudert, 1993; Kashani y Orvaschel, 1988 citado en Tabeada, Ezpeleta y de la Osa, 1998) sin
embargo, no siempre se valoró de esta manera por la creencia de que en las etapas tempranas
de la vida no debían aparecer trastornos mentales. Fue el conocido psicólogo Freud quien hizo
que entrara en crisis la idea de la no existencia de dichos trastornos en las edades infanto-
juveniles (Kaplan, Freedman y Benjamín, 1983).
Freud consideró la ansiedad como “el fenómeno fundamental y central de la neurosis” (Lorenzo,
et al., 2003). En sus prácticas clínicas y elaboraciones teóricas, demostró la veracidad de que el
niño era un padre para el hombre y que el niño neurótico era padre del hombre neurótico. Él
encontró que casi todos los pacientes neuróticos adultos habían padecido un trastorno similar
en algún momento de su infancia. Afirmó que la neurosis clínica infantil era resultado de la
ponderación de un severo conflicto de desarrollo subyacente muy difícilmente discernible. Freud
llamó a este trastorno Complejo de Edipo y lo consideró como problema fundamental en el
desarrollo de la neurosis infantil y adulta. A partir de sus resultados clínicos llegó a describir
cuatro tipos de neurosis infantil, de las cuales, tres, prevalecían en la vida adulta de la persona
(Kaplan, et al., 1983).
Al igual que Freud, en estos años más recientes algunos especialistas son defensores de que
gran parte de los trastornos de ansiedad que han padecido los adultos, tuvieron su origen en la
infancia notándose una continuidad de los síntomas a lo largo de la vida (Guerra, 1998). Sin
embargo esta idea acerca del origen temprano de los trastornos de ansiedad en los adultos ha
suscitado criterios divergentes porque los resultados relativamente recientes de estudios clínico-
epidemiológicos demuestran que la mayoría de los niños con trastornos de las emociones
llegan a convertirse en adultos normales (sólo una minoría presenta trastornos neuróticos en la
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
26
vida adulta) y que lo contrario también es posible: trastornos neuróticos del adulto parecen tener
comienzo en la vida adulta, sin antecedentes significativos en la infancia (Rodríguez, 2005).
A pesar de las divergencias de criterios es válido reconocer que una vez que Freud hizo todos
sus aportes en el tema e incluso estableció una clasificación de las neurosis infantiles, fue que
aparecieron otros intentos de clasificación de los trastornos en etapas tempranas en los cuales
se incluían también las reacciones depresivas.
1.3.2- Epidemiología de la ansiedad infantil
Los estudios epidemiológicos sobre los trastornos de ansiedad en la infancia son relativamente
recientes. Entre los países que han tenido el protagonismo en este aspecto se destacan
Estados Unidos, Canadá y otros países desarrollados. En España por ejemplo, los trastornos de
ansiedad son muy frecuentes en niños, con una prevalencia estimada que oscila, según los
estudios, entre el 9 y el 21%, significando un problema de salud importante en la población
infanto-juvenil (Ruiz y Lago, 2005)
En el 2007, Rescorla, et al., realizó un estudio transcultural en 31 países sobre alteraciones
internalizantes y externalizantes en menores, de edades comprendidas entre los 6 y 16 años, se
obtuvo que aproximadamente el 10% de menores y adolescentes presentaban trastornos de
ansiedad y se encontraron diferencias en cuanto a la prevalencia en dependencia del tipo de
trastorno de ansiedad estudiado (Anderson, 1994; Benjamín, Costello y Warren, 1990;
Bragado, Costello y Angold, 1995; Costello, Mustillo, Erkanli, Keeler y Angold, 2003; Kashani y
Orvaschel, 1990 citado en López et al., 2010).
Como tendencia general los tipos de trastornos más prevalentes en las etapas tempranas de la
vida son el Trastorno de ansiedad por separación y la Fobia escolar que se relaciona con el
Trastorno de ansiedad de separación (Ollendick y King, 1994 citado en Santacruz, Orgilés,
Rosa, Sánchez, Méndez y Olivares, 2002). En España se describe que estadísticamente el
Trastorno de ansiedad por separación afecta del 3 al 5% de los niños y del 2 al 4% de los
adolescentes (Ruiz y Lago, 2005). En cuanto al Trastorno de ansiedad generalizada, se afirma
que es frecuente en la infancia, afectando al 4,6% de la población infantil, y también es el de
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
27
mayor prevalencia en niños mayores y adolescentes (Rosario, Leckman, Mercadante y Shavitt,
2005 citado en Ulloa, et al., 2011).
Del Trastorno obsesivo-compulsivo se ha planteado que es poco frecuente en niños (Toledo,
Ferrero y Barreto, 1998 citado en Guerra, 1998) y que suele iniciar en la adolescencia o a
principios de la edad adulta (American Psychiatric Association, 1995). A pesar de esto, en los
últimos años ha adquirido relevancia para la Psiquiatría infantil y de la adolescencia, debido a la
evidencia clínica de su presencia en niños y adolescentes y también al hecho de que del 30 al
50% de los adultos con este trastorno, reportan que sus síntomas se iniciaron durante la niñez
(Rosario, Leckman, Mercadante y Shavitt et al. citado en Ulloa, et al., 2011).
En cuanto al Trastorno de pánico, la edad en que se inicia varía considerablemente; aunque lo
más típico es que el inicio tenga lugar entre el final de la adolescencia y la mitad de la cuarta
década de la vida, un número reducido de casos puede iniciarse en edades más tempranas
(American Psychiatric Association, 1995). Hasta hace poco, se debatía la existencia o no de
este trastorno en niños y adolescentes. Actualmente, cada vez se reconocen más, existiendo
estudios españoles que indican que un 16% de los jóvenes entre 12 y 17 años podrían haber
sufrido alguna crisis de angustia.
De la Fobia social se conoce que ya en 1994 las investigaciones respecto al tema situaban la
edad media de inicio entre los 14 y los 16 años en los Estados Unidos pero estudios posteriores
realizados tanto en este país como en Europa ponen de manifiesto una edad de inicio más
temprana. Respecto a su prevalencia puntual en niños y adolescentes, las tasas en muestra
comunitaria que se han encontrado en algunas ciudades de España se sitúa en el 8,2%
(Olivares, 2009), dato similar a las tasas informadas por Beidel y Turner (2005), Chavira, Stein,
Bailey y Stein (2004), en los EEUU y que la prevalencia se incrementa con la edad (Olivares,
2009). En otros estudios las cifras encontradas han sido inferiores, no obstante, se piensa que
esto puede deberse a que la Fobia social es un trastorno que por su propia naturaleza tiende a
pasar desapercibido y diagnosticarse muchos años después de que aparezcan los primeros
síntomas. De los dos últimos trastornos abordados se plantea que la expresión de los mismos
es semejante a la del adulto (Ruiz y Lago, 2005).
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28
Lo anterior concuerda con los estudios realizados por Ollendick y King en 1994, donde se
describe que el Trastorno de ansiedad por separación es uno de los de mayor aparición en los
niños más pequeños, el Trastorno de ansiedad generalizada puede estar presente en todas las
edades, mientras que la Fobia social y el Trastorno de pánico son más comunes en
adolescentes. En cuanto al Trastorno obsesivo-compulsivo se plantea que suele iniciarse en la
adolescencia o a principios de la edad adulta aunque también puede hacerlo en la infancia
(Toledo, Ferrero y Barreto, 1998).
En Hispanoamérica aún se precisan estudios estadísticos acerca de los trastornos de ansiedad.
En países como Chile y Colombia actualmente se han comenzado a realizar estas
investigaciones porque no ha habido tradición de realizarlas en la población de niños y
adolescentes. En Puerto Rico se afirma que la prevalencia de trastornos psiquiátricos en la
población infanto- juvenil oscila entre el 17 y el 20% y en Brasil las cifras se comportan similares
(Vicente, et al., 2010).
En cuanto al sexo, el hallazgo más replicado por todos los estudios epidemiológicos es que los
trastornos de ansiedad son más prevalentes en las hembras que en los varones aunque
también otras investigaciones han planteado que los estudios clínicos de niños tratados no
generan diferencias significativas en cuanto al género hasta la adolescencia, momento en el
cual los trastornos de ansiedad predominan en las hembras (Rosario, et al., 2005 citado en
Ulloa, et al., 2011).
En Cuba la exploración de la ansiedad clínica en niños ha sido tema de investigación de varios
profesionales dedicados a la práctica profesional en el área infantil, como: Alonso, 1992; García,
1983; González, 1998; Martínez, 1996; Pérez, 1988; Roca, 1998 y Vega, 1988, entre otros. A
pesar de esto no existen muchas investigaciones publicadas que aporten datos estadísticos en
el tema. En el caso de La Habana, en el año 2004 se realizó una dispensarización de trastornos
mentales infanto-juveniles en el municipio Centro Habana, que es el más densamente poblado,
arrojando que entre niños y adolescentes con trastornos neuróticos habían 23 casos (Lomba, et
al., 2009). La cifra no es elevada pero solo se cuenta con la información de un municipio de la
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29
provincia cabecera del país. En Holguín no existen estudios estadísticos publicados aunque la
experiencia clínica arroja que una parte representativa de los niños y adolescentes que acude a
consulta lo hace por el deseo de “liberarse” de muchas de las manifestaciones propias de los
trastornos de ansiedad (Ramírez y Sanz, 2013).
1.3.3- Definición de los trastornos de ansiedad
En coherencia con que el instrumento que se pretende validar es construido a partir de criterios
basados en el DSM-IV, en la presente investigación las definiciones de los trastornos de
ansiedad fueron tomadas de ese manual, no obstante también se revisaron los criterios del
DSM-V y aunque ha habido algunas modificaciones, estas no se relacionan con los síntomas
que es el aspecto principal que se trabaja en esta investigación. En las definiciones que se
presentan se enfatiza en la descripción de la sintomatología de los trastornos pero también
aparecen otros aspectos que se pautan en el clasificador. Los trastornos de ansiedad que se
abordan son el Trastorno de pánico, la Fobia social, el Trastorno de ansiedad por separación,
Trastorno de ansiedad generalizada, y el Trastorno obsesivo-compulsivo.
La característica esencial del Trastorno de pánico es la presencia de crisis de angustia
recidivantes e inesperadas que se manifiestan a través de la aparición de miedo o malestar de
carácter intenso, síntomas somáticos y/o cognoscitivos como taquicardia, sudoración,
temblores, sensación de falta de aire o ahogo, miedo a perder el control. Luego de estas crisis
aparecen preocupaciones persistentes durante un período como mínimo de un mes, por la
posibilidad de padecer nuevas crisis de angustia y por sus posibles implicaciones o
consecuencias. Para efectuar el diagnóstico se requiere haber presentado, por lo menos, dos
crisis de angustia inesperadas, aunque la mayoría de los individuos refieren haber padecido un
número considerablemente mayor (American Psychiatric Association, 1995).
La característica esencial de la Fobia social es el miedo persistente y acusado a situaciones
sociales o actuaciones en público por temor a que resulten embarazosas. La exposición a estos
estímulos produce casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad. Cuando el
individuo se encuentra en las situaciones sociales o en las actuaciones en público que teme,
experimenta una preocupación constante por la posibilidad de que la actuación frente a los
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30
demás sea humillante y teme que lo vean como a un individuo ansioso, débil, loco o estúpido.
También aparece el miedo de hablar en público. Aunque los adolescentes y adultos que
padecen el trastorno reconocen que este temor resulta excesivo o irracional, puede que esto no
suceda en los niños. En la mayoría de las ocasiones las situaciones sociales o actuaciones en
público se evitan, si bien otras veces el individuo puede soportarlas aunque experimentando
sumo terror. El diagnóstico puede efectuarse sólo en los casos en los que el comportamiento de
evitación, el temor o la ansiedad de anticipación interfieren marcadamente con la rutina diaria
del individuo y su vida social, o bien genera un malestar clínicamente significativo (American
Psychiatric Association, 1995).
En los niños la Fobia social puede manifestarse a través de llantos, tartamudez, abrazos o
aferramiento a familiares cercanos y abstención de mantener relaciones con los demás hasta
llegar incluso al mutismo. Los niños mayores pueden mostrarse excesivamente tímidos cuando
se alejan de la familia, eludir los contactos con los demás, rehusar participar en juegos de
equipo y mantenerse alejados de las actividades sociales. A diferencia de los adultos, los niños
con fobia social no suelen tener la oportunidad de evitar la totalidad de situaciones temidas, y es
posible que se muestren incapaces de identificar la naturaleza de su ansiedad. También es
posible que exista una disminución de su participación en clase, rechazo escolar o evitación de
las actividades acordes a la edad. Para realizar el diagnóstico de fobia social en un niño, es
necesario haber demostrado que sus capacidades para relacionarse socialmente con sus
familiares son normales y han existido siempre, y que la ansiedad social aparece en las
reuniones con individuos de su misma edad y no sólo en cualquier interrelación con un adulto.
Cuando el trastorno se inicia en la adolescencia, puede conducir a un empeoramiento del
rendimiento social y académico (American Psychiatric Association, 1995).
Aunque en el DSM-IV, el Trastorno de ansiedad de separación se encontraba en la sección
Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia, ahora aparece como un trastorno
de ansiedad que puede presentarse también en los adultos. Los síntomas principales
permanecen iguales, aunque la redacción del criterio ha sido modificada para representar la
manifestación de síntomas de ansiedad de separación también para los adultos (American
Psychiatric Associaton, 2013).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
31
En el Trastorno de ansiedad por separación se plantea que la característica esencial es una
ansiedad excesiva respecto al alejamiento del hogar o de aquellas personas a quienes el sujeto
está vinculado. Una vez separados de éstas, suelen necesitar saber su paradero y estar en
contacto con ellas. Cuando están separados de las personas con quienes tienen mayor vínculo,
suelen preocuparse por miedos, accidentes o enfermedades que afectarán a dichas personas o
a ellos mismos. Pueden evitar ir solos a distintos sitios como la escuela. Estos niños pueden
manifestar un comportamiento de “aferramiento”, situándose muy cerca del padre o la madre y
convirtiéndose en su “sombra” a lo largo de toda la casa. La ansiedad manifiesta es superior a
la esperada en sujetos del mismo nivel de desarrollo. La alteración debe mantenerse durante un
período de por lo menos 4 semanas, empezar antes de los 18 años y provocar malestar
clínicamente significativo o deterioro social académico o de otras áreas importantes de la
actividad del individuo. Suelen tener problemas al acostarse y pueden insistir en que alguien
permanezca con ellos hasta conciliar el sueño. Durante la noche pueden trasladarse a la cama
de sus padres o hermanos, y si esto no les es permitido suelen dormir junto a la puerta del
dormitorio. Pueden tener pesadillas relacionadas con los temores del sujeto, aparecer quejas
físicas tales como dolores de estómago, cefaleas, náuseas y vómitos. Los niños más pequeños
pocas veces manifiestan síntomas cardiovasculares tales como palpitaciones, vértigos y
sensación de desmayo, síntomas que sí pueden observarse en sujetos de más edad (American
Psychiatric Association, 1995).
En cuanto al Trastorno de ansiedad generalizada se afirma que hay un predominio de ansiedad
y preocupación excesivas que se observan durante un período superior a 6 meses y que se
centran en una amplia gama de acontecimientos y situaciones. El individuo tiene dificultades
para controlar este estado de constante preocupación. En los niños la ansiedad y la
preocupación se acompañan de al menos un síntoma de los siguientes: inquietud, fatiga precoz,
dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y trastornos del sueño. Las
situaciones que originan ansiedad y preocupación no se limitan a las que son propias de otros
trastornos. Los individuos con este trastorno experimentan malestar subjetivo o deterioro social
o personal. La intensidad, duración o frecuencia de aparición de la ansiedad y de las
preocupaciones son claramente desproporcionadas con las posibles consecuencias que puedan
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
32
derivarse de la situación o el acontecimiento temidos. Los niños tienden a preocuparse por su
rendimiento o la calidad de sus actuaciones incluso cuando no son evaluados por los demás.
Durante el curso del trastorno el centro de las preocupaciones puede trasladarse de un objeto o
una situación a otros (American Psychiatric Association, 1995).
El DSM-V, en el capítulo de los Trastornos de ansiedad, ya no se incluye el Trastorno obsesivo-
compulsivo porque este se incluye en un capítulo de trastornos obsesivo-compulsivos, sin
embargo se reconoce la estrecha relación entre los trastornos mencionados y los de ansiedad
aunque estén en capítulos distintos (American Psychiatric Association, 2013).
El Trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por la presencia de obsesiones o
compulsiones de carácter recurrente lo suficientemente graves como para provocar pérdidas de
tiempo significativas o un acusado deterioro de la actividad general porque suelen reemplazar
comportamientos productivos y gratificantes para el individuo lo cual tiende a ocasionar un
malestar clínicamente significativo. Aunque los adultos pueden reconocer que estas obsesiones
o compulsiones son exageradas o irracionales, este requisito no se exige en el caso de los
niños debido a que, por su edad, no disponen todavía de la suficiente capacidad cognoscitiva
para llegar a conclusiones de este tipo. Este trastorno en los niños suele presentarse de forma
similar a los de los adultos. Los rituales de lavado, comprobación y puesta en orden de objetos
son particularmente frecuentes en los niños. Éstos no suelen pedir ayuda, y los síntomas
pueden o no ser de carácter egodistónico. La mayoría de las veces el problema es detectado
por los padres que llevan al niño a la consulta. También se han visto casos de empobrecimiento
gradual del rendimiento escolar secundario a una afectación de la capacidad para concentrarse.
Al igual que los adultos, los niños son más propensos a realizar los actos rituales en su casa
que cuando están con compañeros, profesores o personas desconocidas (American Psychiatric
Association, 1995).
En ninguno de los casos los trastornos se deben a los efectos fisiológicos directos de una
sustancia o a una enfermedad médica ni pueden explicarse mejor por la presencia de otro
trastorno mental.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
33
Actualmente en todos los trastornos descritos se toman iguales criterios para diagnosticarlos
tanto en adultos como en niños (American Psychiatric Association, 2013) aunque sí aparecen
algunas especificidades para establecer el diagnóstico pero estas son insuficientes. En el
abordaje de estos trastornos se ratifica la crítica realizada al manual respecto a este aspecto
tratado en uno de los epígrafes anteriores.
1.3.4- Descripción clínica de la ansiedad infantil
La existencia de los trastornos de ansiedad en la niñez ha sido ampliamente debatida, negada
por unos y defendida por otros (García, A. 1998). Algunos autores consideran que los trastornos
de ansiedad en los niños y adolescentes pueden ser equiparables a los del adulto, y muestra de
esto es la existencia y amplio empleo de los criterios que aparecen en los clasificadores
internacionales DSM y CIE para diagnosticarlos, sin embargo, otros piensan que es necesaria
una diferenciación en cuanto a la manifestación de los trastornos de ansiedad entre la población
adulta y los niños y adolescentes.
Según la opinión experta del profesor Martínez, C. resulta necesario enfatizar, que es evidente
que este cuadro (refiriéndose a los trastornos de ansiedad) no se presenta en el niño tal como
aparece en el adulto. Desde esta segunda posición se plantea que la caracterización de la
ansiedad en adultos y su diferenciación no es factible de extender a la clínica infantil (Guerra,
1998). Algunas investigaciones relacionadas con la búsqueda de las particularidades clínico-
psicológicas de los niños con ansiedad en la edad escolar, han podido constatar diferencias en
las manifestaciones del estado ansioso entre niños y adultos, y entre menores de diferentes
etapas de desarrollo (Gutiérrez y Nieblas, 1996; Pulgar y Vicente, 1994 citado en Guerra, 1998).
En el niño es común la manifestación de la ansiedad en el plano motor, a través de
hiperactividad, trastornos de los hábitos y del aprendizaje, secundarios al estado emocional,
mientras que el adulto es capaz de controlarse mejor y generalmente no exhibe una
hiperactividad tan marcada, asociándose al cuadro clínico las preocupaciones y angustias. En
niños mayores son frecuentes la fobia a la muerte, oscuridad, soledad, escuela y enfermedades
(Guerra, 1998).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
34
De manera general las manifestaciones o síntomas de la ansiedad en la etapa infanto-juvenil
han sido descritos por varios autores: Barbán y León, 1997; Bencomo y Rodríguez, 1996;
Bragado y García, 1998; Echeburrúa, 1993; Fragela y Fernández, 1996; Fumero, 1995;
González, 1998; Guerra, 1997; Gutiérrez y Nieblas, 1997; Rutter y Whitmore, 1970; Rodríguez y
Cárdenas, 1995; Sandler, Tein y West, 1994; Spence, 1998; Torres y Valdivia, 1995 (Guerra,
1998); estos coinciden que los más frecuentes son los siguientes:
Emocionales: miedo excesivo, expresión de vivencias negativas, preocupación por
eventos futuros, tristeza, necesidad insatisfecha de afecto.
Motores: sobre-intranquilidad o retraimiento social.
Cognitivos: distractibilidad, afectación dinámica de la actividad mnémica y afectación
e inestabilidad del rendimiento intelectual. En la expresión de la ansiedad clínica infantil en el
medio escolar, las dificultades específicas en el aprendizaje aparecen producto de la sobre-
intranquilidad y el déficit atencional que esta provoca.
Sociales o vinculares: agresividad, conflicto en las relaciones interpersonales con
padres, adultos y coetáneos.
Neurovegetativos: cefalea, dolor precordial, hiperhidrosis, cólicos, taquicardia,
dermatitis, alopecia y frialdad en la piel.
Trastornos del sueño: pesadillas e insomnio.
Manifestaciones en la formación de los hábitos: inapetencia y enuresis.
1.3.5- Pronóstico de los trastornos de ansiedad
Del pronóstico de los trastornos de ansiedad se plantea que cuando aparecen en la infancia
poseen un carácter crónico, es decir, los mismos sujetos, adultos, continúan presentando
alteraciones. Por ello, una intervención temprana cumple una doble función, a saber, paliar el
sufrimiento ocasionado durante la infancia y prevenir su continuidad en el futuro (Toledo,
Ferrero y Barreto, 1998).
En el caso del Trastorno de ansiedad por separación se plantea que tanto la ansiedad por una
posible separación como evitar las situaciones que impliquen separación, pueden persistir
durante varios años. De manera general hay pocos datos sobre el curso de este trastorno,
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
35
aunque parece que, sin intervención, puede aumentar y disminuir en la medida en que estén
presentes acontecimientos vitales y transiciones del desarrollo (Last, 1993 citado en Toledo,
Ferrero y Barreto, 1998).
En cuanto a la Fobia social algunos individuos manifiestan que disminuye la frecuencia de las
crisis de angustia, evitando exponerse a ciertas situaciones. Los estudios de seguimiento
efectuados en personas tratadas en centros de asistencia terciaria (en los que puede haber un
sesgo de selección de los casos con peor pronóstico) sugieren que, al cabo de 6 a 10 años de
tratamiento, cerca del 30 % de los individuos se encuentra bien, entre el 40 y el 50 % han
mejorado, pero siguen con algunos síntomas, y del 20 al 30 % restante sigue igual o incluso
peor (American Psychiatric Association, 1995). El curso suele ser de carácter crónico o
continuo. A menudo persiste durante toda la vida, si bien a veces remite total o parcialmente en
el transcurso de la edad adulta (Toledo, Ferrero y Barreto, 1998).
Del Trastorno de ansiedad generalizada se aborda que muchos individuos que lo presentan se
consideran ansiosos o nerviosos toda la vida. El curso es de carácter crónico que puede resultar
exacerbado durante períodos de estrés intensos o momentos de transición en el desarrollo
(Last, 1993 citado en Toledo, Ferrero y Barreto, 1998).
En el Trastorno de pánico el curso típico es de carácter crónico, con altas y bajas. Algunas
personas presentan brotes episódicos separados por años de remisión, mientras que otras pre-
sentan permanentemente un cuadro sintomático intenso (Toledo, Ferrero y Barreto, 1998).
Finalmente del Trastorno obsesivo-compulsivo se plantea que la mayoría de los individuos
presentan un curso crónico con altas y bajas, con exacerbaciones de los síntomas que podrían
estar relacionadas con acontecimientos estresantes. Alrededor del 15 % muestra un deterioro
progresivo de las relaciones sociales y ocupacionales (Toledo, Ferrero y Barreto, 1998). Los
síntomas persisten en la mayoría de los pacientes y cambian a lo largo del tiempo, es decir
tienen manifestaciones dinámicas. La detección oportuna es primordial, ya que, de acuerdo con
estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, el 57.3% de los individuos que sufren
Trastorno obsesivo-compulsivo no han recibido tratamiento (Ulloa, et al., 2011).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
36
1.4- Comorbilidad de la depresión y la ansiedad infantil
Otro elemento importante a tener en cuenta cuando se trabaja con niños y adolescentes que
presentan alteraciones psicológicas (y no se restringe a ellos solamente) es el tema de la
comorbilidad.
A lo largo de la historia se ha afirmado que la depresión y la ansiedad son entidades clínicas
independientes, aunque en la práctica profesional no es común diagnosticar un estado puro
pues es habitual que aparezcan de manera conjunta, en mayor o menor medida, en un mismo
paciente, por eso la coexistencia de la depresión y la ansiedad actualmente es comprendida
más como la norma que como la excepción (Zarragoitía, 2011).
Desde el principio de la investigación sobre el tema de la comorbilidad de la depresión infantil,
se percibió que esta aparece muy frecuentemente asociada a otras patologías y la ansiedad es
una con la que más se ha relacionado (Aláez, et al., 2000). En correspondencia con lo anterior,
la literatura especializada afirma que existe un alto grado de comorbilidad entre diversos
trastornos. Esta comorbilidad alcanza el del 20% al 60%, siendo las cifras más altas las
encontradas entre ansiedad y depresión (Del Barrio, 2010).
Específicamente entre el Trastorno de depresión mayor y algunos de los trastornos de ansiedad
se plantea la elevada comorbilidad. Así, se afirma que el Trastorno depresivo mayor se asocia
al Trastorno obsesivo-compulsivo, de hecho en la etapa evolutiva de la depresión las
manifestaciones obsesivo-compulsivas pueden ser los síntomas más llamativos. Además se
plantea que independientemente de la edad, los síntomas obsesivo-compulsivos pueden ser la
forma de expresión de un trastorno depresivo (Otero, et al., 1999)
En cuanto a la depresión y el Trastorno de pánico se plantea que los individuos con Trastorno
de pánico muestran una notable incidencia (50-65%) de Trastorno depresivo mayor. En un
tercio de las personas que presentan ambos trastornos, el de pánico coincide o precede la
aparición del Trastorno depresivo mayor (American Psychiatric Association, 1995). Otro
planteamiento de la teoría es que una de las características comúnmente asociadas a la Fobia
social es la baja autoestima y los sentimientos de inferioridad. Los niños que tienen dificultades
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
37
en sus relaciones sociales o no son aceptados socialmente por sus iguales son más propensos
a sufrir la soledad y a manifestar un estado de ánimo depresivo. Respecto a esto, estudios
recientes han verificado que los problemas de relación entre iguales en la infancia predice la
sintomatología depresiva en esta etapa y en la adolescencia (Bernaras, et al., 2013). Esto
demuestra que el Trastorno depresivo y la Fobia social tienen manifestaciones comunes lo cual
favorece la comorbilidad.
1.5- Instrumentos de evaluación de trastornos psicológicos en etapas infanto-juveniles
En la misma época en que la Psicopatología infantil logró su florecimiento, se inició una
actividad frenética en la generación de instrumentos de evaluación pensados para los niños, por
eso, excepto los de evaluación de la inteligencia, se denota que en un porcentaje
importantísimo, los test aparecen entre 1970 y 1990 (Del Barrio, 2010).
Los instrumentos diagnósticos que existen para evaluar trastornos infantiles se basan en las dos
clasificaciones más utilizadas: la clasificación dimensional de Achenbach y la clasificación
categorial del DSM-IV-TR. La clasificación dimensional ha propiciado diversidad de escalas que
evalúan alteraciones psicopatológicas en dos dimensiones básicas: comportamientos
internalizados, que hacen referencia a las alteraciones emocionales y los comportamientos
externalizados que son las alteraciones del ámbito conductual (Maganto y Garaigordobil, 2010).
Muchos de estos inventarios están dirigidos a padres, maestros y también a niños y
adolescentes.
La estrategia de evaluación que se sigue para arribar a un diagnóstico acorde al DSM y por
tanto a la clasificación categorial, es la entrevista, aunque en el DSM no se especifica como
evaluar la presencia de los síntomas a través de esta (del Barrio, 1995 citado en Lacalle, et al.,
2009). Estas entrevistas permiten obtener un diagnóstico fiable y preciso de trastornos infantiles
pero todas ellas requieren tiempo largo de evaluación, personal especializado y entrenamiento
profesional, por eso no es habitual que los profesionales de la infancia las utilicen en su trabajo
diario, por eso se hace necesario otro tipo de instrumentos breves y de menor dificultad de
aprendizaje (Maganto y Garaigordobil, 2010).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
38
Actualmente se reconoce que los instrumentos breves que miden síntomas psicopatológicos y
que son empleados como instrumentos de autorreporte y para aplicaciones clínicas, tienen una
alta demanda (Frías, Carrasco, Fernández & García, 2009; Gallego, Botella, Quero, Baños, &
García P., 2007; Montero, García C. y Andrés, 2009; Sandín, Chorot, Valiente y Lostao, 2009
citado en Sandín, Chorot, Valiente y Chorpita 2010). En coherencia con esto recientemente se
han hecho varios intentos para crear instrumentos multidimensionales de autorreporte que
aborden los síntomas de trastornos de ansiedad en niños y adolescentes descritos en el DSM-
IV (Sandín, et al., 2010).
En el caso de la ansiedad se ha construido una amplia multiplicidad de instrumentos para su
diagnóstico. Para la depresión no se cuenta con la misma cantidad de instrumentos
diagnósticos en comparación con la ansiedad. Los investigadores Del Barrio, Roa, Olmedo y
Colodrón, 2002 afirman que en 1975 no existían instrumentos para la evaluación de la
depresión, pero ya a partir de los años 80 los datos sobre depresión infantil, que eran en sus
inicios considerablemente dispersos e incluso contradictorios, se fueron aproximando y
coincidiendo a medida que los investigadores comenzaron la evaluación con instrumentos
adecuados (Herrera, et al., 2009).
Países como Estados Unidos y España han jugado un papel fundamental en la elaboración de
instrumentos diagnósticos para la evaluación temprana de los trastornos psicológicos en
población infantil. España, además de aportar tests, se ha destacado en adaptar los
instrumentos norteamericanos para la población europea. En nuestros días existe una amplia
variedad de instrumentos con una elevada demanda en el empleo tanto para la práctica clínica
como para las investigaciones en el contexto internacional.
1.5.1- Instrumentos diagnósticos para la ansiedad y depresión empleados en nuestro
contexto
A pesar de la diversidad de instrumentos que existen en el ámbito internacional, los psicólogos
cubanos se encuentran constantemente ante el problema de la insuficiente validación de sus
instrumentos psicodiagnósticos (Lorenzo, et al., 2003).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
39
Por esta razón, profesionales de la salud de La Habana, como Alexis Lorenzo, Jorge Grau,
Angelina Fumero, María de los A. Vizcaíno, Martha Martín, introdujeron, de forma preliminar, el
IDAREN como un instrumento más de psicodiagnóstico infantil y juvenil para la ansiedad. Esta
versión cubana del IDAREN se ha incorporado y utilizado en diferentes servicios de psicología
infantil y juvenil, también ha sido empleada para diagnosticar la ansiedad con pacientes
asmáticos severos, se aplicó a una población de diabéticos insulino-dependientes, se evaluó la
prevalencia de los valores de la ansiedad en pacientes atendidos por los Servicios de
Gastroenterología, Cirugía, Psiquiatría y Psicología del Hospital Docente Pediátrico “William
Soler”, portadores de un dolor abdominal recurrente. Por estos y otros estudios hoy en día la
utilidad del IDAREN se generaliza y constata en la práctica asistencial cotidiana de Cuba
(Lorenzo, et al., 2003).
Para el diagnóstico de la depresión infantil las escalas que han sido validadas en nuestro país
son el IDEREN, aporte realizado por los investigadores y psicólogos cubanos Alexis Lorenzo
Ruiz, Jorge Grau Abalo, Martha Martín y resulta una variante del test IDAREN y también se
emplea, por estar validada, la autoescala de Depresión de Zung y Conde (Sáez, 2012).
El IDEREN es un inventario auto-descriptivo y subdividido en dos partes. La primera pretende
medir la depresión como estado, con veinte proposiciones y tres posibles respuestas. En la
segunda parte se pretende medir la depresión como rasgo, también incluye veinte
proposiciones y las tres posibles respuestas de la primera parte. En el proceso de validación del
IDEREN (e igual sucede con el IDAREN) se confirma el carácter imprescindible de este
instrumento de evaluación psicológica, se destaca su fácil aplicación, interpretación y
versatilidad para los diferentes problemas de la salud mental infantil y juvenil (Franco, Guridi y
Cobo, 2012).
El otro instrumento que está validado en Cuba y se emplea para el diagnóstico de la depresión
es la Autoescala de Depresión de Zung y Conde, cuestionario de 20 ítems, los cuales investigan
la frecuencia de aparición en un sujeto de tristeza, desesperanza, llantos, autocastigo,
insatisfacción, rumiación suicida, irritabilidad, indecisión, sueño, fatiga física, pérdida de peso,
de apetito, estreñimiento, taquicardia, sexo, variación diurna, ralentización (Sáez, 2012).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
40
En los países desarrollados hay diversidad de instrumentos diagnósticos para evaluar la
presencia de los trastornos de ansiedad y depresión en etapas infanto-juveniles, sin embargo en
Cuba muchos de estos instrumentos no se conocen ni pueden ser empleados en la práctica
clínica sin antes ser validados. Esto coloca a los profesionales cubanos en una posición
desventajosa con respecto al resto de la comunidad científica, por lo cual es una necesidad
actual la validación de instrumentos diagnósticos. Esta necesidad y las ventajas clínicas e
investigativas que posee la RCADS-30, hace que cobre importancia validar para la población
holguinera la Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión abreviada
(RCADS-30).
1.6- La Escala Breve Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños (RCADS-30)
1.6.1- Descripción de la RCADS-30
Recientemente se han hecho varios intentos por crear instrumentos multidimensionales de
autorreporte para diagnosticar síntomas de trastornos de ansiedad y depresión en niños y
adolescentes. Con este objetivo fue confeccionada la Escala Revisada de Ansiedad y Depresión
para Niños (RCADS) en el año 2000 por los norteamericanos Chorpita, Yim, Moffitt, Umemoto y
Francis, específicamente para el diagnóstico del Trastorno depresivo mayor, el Trastorno de
pánico, la Fobia social, el Trastorno de ansiedad por separación, el Trastorno de ansiedad
generalizada y el Trastorno obsesivo-compulsivo. A su vez, este instrumento es una revisión de
la Escala de Ansiedad Infantil (SCAS) de Spence, 1997.
La RCADS quedó conformada por 47 ítems y la ventaja de la misma, en comparación con otras
escalas existentes, es que esta fue diseñada para proporcionar información acerca de los
trastornos del DSM-IV y así facilitar el diagnóstico de estos trastornos que incluye, además de
permitir el diagnóstico de la comorbilidad entre ansiedad y depresión. Las propiedades
psicométricas del instrumento quedaron demostradas a partir de investigaciones de los propios
autores. Recientemente un grupo de investigación de la Universidad Nacional de Educación a
Distancia en Madrid, España, reportó evidencias preliminares de validación de una versión
española de la RCADS basada en una muestra de niños y adolescentes españoles. A pesar de
que la escala es un instrumento excelente de autorreporte y permite diagnosticar síntomas de
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
41
los trastornos de ansiedad y depresión según lo descrito en el DSM-IV, es una escala
relativamente larga (Sandín, et al., 2010).
Por la demanda actual de los instrumentos multidimensionales breves que miden síntomas
propios de los trastornos y que se emplean como instrumentos de autorreporte, se consideró
que la utilidad de la RCADS podría realzarse a partir de la existencia de una versión más breve,
de ahí surgió la idea de crear la RCADS-30 (Sandín, et al., 2010). (Anexo 1)
Los autores de La Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión
abreviada (RCADS-30) fueron Sandín, Chorot, Valiente, investigadores españoles que radican
en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, de España y Chorpita, de la Universidad
de California, Estados Unidos. La escala fue confeccionada en el año 2010. Para desarrollarla
se tuvieron en cuenta los siguientes objetivos: preservar las mismas propiedades de la escala
original (de la RCADS), mantener igual número de ítems por subescala y que la cantidad de
ítems por subescala contara con un número suficiente que garantizara una adecuada y
confiable subescala. Siguiendo estos objetivos quedó conformada una escala de autorreporte
de 30 ítems con subescalas correspondientes al Trastorno depresivo mayor, el Trastorno de
pánico, la Fobia social, el Trastorno de ansiedad por separación, el Trastorno de ansiedad
generalizada y el Trastorno obsesivo-compulsivo. Cada una tiene 5 ítems. Esta técnica requiere
respuestas que valoran la frecuencia de ocurrencia de cada una de las propuestas. Las
opciones de respuesta van del 0 al 3, y se corresponden con nunca, a veces, a menudo y
siempre (Sandín, et al., 2010).
1.6.2- Confiabilidad y validez de la RCADS-30
Aunque el largo de la RCADS-30 fue sustancialmente reducido, pues 17 de los ítems de la
escala original fueron eliminados, esta nueva versión abreviada mostró propiedades
psicométricas satisfactorias. Así lo demostraron los estudios de confiabilidad y validez
realizados por sus autores.
La confiabilidad de un instrumento de medición se refiere al grado en que este produce
resultados consistentes y coherentes. Un instrumento de medición puede ser consistente
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
42
consigo mismo cuando muestra confiabilidad interna o consistencia interna. (Hernández, et al.,
2006). Esto es un indicador tradicional de confiabilidad o fiabilidad. La consistencia interna se
refiere al grado en el cual cada ítem dentro de una misma escala o subescala mide el mismo
constructo, por lo tanto se basa en la intercorrelación entre los ítems de un cuestionario, de
manera que afirmar que un cuestionario posee consistencia interna equivale, en gran medida, a
decir que los ítems que lo conforman son diferentes maneras de preguntar lo mismo (Gutiérrez,
Raich, Sánchez y Deus, 2003 citado en Sanz y Molerio, 2011).
Una de las medidas para evaluar la consistencia interna es el cálculo del coeficiente alfa de
Cronbach. Para la RCADS-30, el alfa fue de .89, también se calcularon las alfas de las
subescalas que conforman la técnica. El rango de estas alfas fue de .68, que la obtuvo el
Trastorno obsesivo-compulsivo, a .78 correspondiente al Trastorno de ansiedad generalizada.
Los autores de la RCADS-30 consideraron estos valores como satisfactorios (Anexo 2).
Para apoyar los resultados de consistencia interna también se analizó la correlación total de
ítem en cada subescala. La correlación total de ítems es la relación recíproca que existe entre la
puntuación de un ítem y la puntuación del resto de los ítems que conforman la subescala en la
cual está contenido el mismo. Si cada ítem correlaciona con la puntuación de los restantes,
entonces se está apuntando a una misma característica (Sanz y Molerio, 2011). Según revisión
de múltiples investigaciones referidas a la validación de instrumentos diagnósticos, los valores
aceptables en esta y otras pruebas estadísticas deben ser mayores a .30, incluso hay artículos
en los que se afirma que los valores deben estar por encima de .20.
Esta prueba también arrojó resultados satisfactorios, porque todos los valores estuvieron por
encima de .30 excepto en el caso del ítem 12 “Tengo que seguir comprobando que he hecho las
cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)” que obtuvo un valor de
.29 (Sandín, et al., 2010). (Anexo 2)
La validez se refiere a si el instrumento mismo mide lo que realmente pretende medir. Es un
concepto del cual pueden tenerse diferentes tipos de evidencia: validez de contenido, de criterio
y de constructo. Los autores de la RCADS-30 evaluaron la validez de constructo.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
43
La validez de constructo es probablemente la más importante sobre todo desde una perspectiva
científica. Se refiere a qué tan exitosamente un instrumento representa y mide un concepto
teórico (Bostwick y Kyte, 2005 citado en Hernández et al., 2006). Existe una evidencia empírica
que se recoge con el instrumento que se aplica a la muestra. La validez de constructo evalúa si
en esa evidencia empírica se aprecia la presencia de los conceptos teóricos (constructos) que
se pretenden medir con el instrumento, es decir, si en la práctica se refleja la teoría que
sustenta la elaboración del instrumento.
La validez de constructo se puede comprobar a través de diferentes vías: análisis factorial,
intercorrelaciones entre las subescalas que conforman el instrumento y la validez convergente y
discriminante. Todas estas vías se emplearon para comprobar la validez de la RCADS-30 por
sus autores originales pues se realizó un análisis factorial confirmatorio, se analizaron las
intercorrelaciones entre las escalas RCADS-30 y RCADS, así como entre las subescalas
análogas correspondientes y se evaluó la validez convergente y discriminante al comparar los
resultados de la RCADS-30 con otros instrumentos.
De las intercorrelaciones se obtuvo que la RCADS-30 total mostró una alta correlación con la
RCADS total, el valor fue r=0.98 y se analizaron las intercorrelaciones entre las subescalas
análogas de los dos instrumentos, los valores oscilaron entre .89 a .98 lo cual sugirió que
ambos instrumentos tienen constructos idénticos. Todas las correlaciones abordadas son
estadísticamente significativas (p<0.001) (Sandín, et al., 2010). (Anexo 3)
La validez convergente y discriminante fue analizada a través de las correlaciones. La validez
convergente puede justificarse cuando la técnica RCADS-30 correlaciona con otras escalas que
poseen constructos teóricos que estén relacionados entre sí, la validez discriminante puede
demostrarse cuando la RCADS-30 no correlaciona positivamente con otras medidas que
poseen constructos teóricos distintos o no relacionados (Sandín, et al., 2010). Para evaluar la
validez convergente y discriminante se aplicó la Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en
Niños (RCMAS), la Childhood Anxiety Sensitivity Index (CASI), la Social Anxiety Scale for
Children Revised (SASC-R), el Inventario de Depresión Infantil (CDI), el Fear Survey Schedule
for Children - 25 (FSSCE-25), la Children Affect Schedule-Positive and Negative Affect
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
44
(PANASN) y el Children Depression Questionnaire (CDN). Estos tres últimos también fueron
aportados por Sandín.
Los resultados evidenciaron que todas las subescalas de la RCADS-30 manifestaron
correlaciones positivas con la ansiedad que miden el CASI y la RCMAS, también con la
afectividad negativa, evaluado por la PANASN. Además también emergieron las siguientes
especificidades: la subescala del Trastorno de pánico correlacionó, con valores elevados, con la
ansiedad lo cual evidencia las relaciones que se pueden establecer entre estos tipos de
constructos (Sandín, Chorot & McNally, 1996; Sandín, Valiente, Chorot & Santed, 2007; Taylor
et al., 2007 citado en Sandín, et al., 2010). La Fobia social correlacionó positivamente con
elevados valores con la ansiedad social que evalúa la SASC-R y los miedos sociales que evalúa
la FSSCE-25, el Trastorno de ansiedad de separación correlacionó positivamente con elevados
valores con los miedos, que también lo evalúa la FSSCE-25. La subescala del Trastorno de
depresión mayor correlacionó positivamente con altos valores con el CDI y el CDN y también
mostró correlacionar positivamente con la ansiedad evaluada por la RCMAS y el CASI lo cual
denota la estrecha interrelación entre la depresión y la ansiedad (Anexo 4).
1.6.3- Ventajas y desventajas de la RCADS-30
Como desventajas se plantean que los estudios que demuestran las propiedades psicométricas
de la RCADS-30 se han realizado en poblaciones infanto-juvenil supuestamente sanas, no se
han extendido aún a muestras clínicas lo cual constituye una línea de trabajo futura. Se dificulta
la capacidad de discriminar entre los diferentes síntomas y trastornos que conforman la
RCADS-30 lo cual se evidencia en el análisis factorial que se realizó de la técnica en su
validación original, donde se mezclaron los síntomas de los trastornos. Otro aspecto que puede
continuar estudiándose es que la selección de los ítems que conforman la escala reducida se
basó solamente en pruebas estadísticas como el análisis factorial confirmatorio, esto puede
también valorarse con estudios teóricos (Sandín, et al., 2010).
Es importante señalar que se requieren nuevos estudios donde se evalúen las propiedades
psicométricas en diferentes poblaciones porque la escala es relativamente joven (Sandín et al.,
2010). Por último hay que reconocer que la RCADS-30 es un instrumento categorial, que
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
45
permite el diagnóstico de los síntomas más característicos de seis trastornos, pero en
Psicopatología, para arribar a un diagnóstico, no es suficiente la presencia de los síntomas sino
que cobra igual importancia el tiempo que el paciente ha estado con las manifestaciones, la
frecuencia de aparición de las mismas, los antecedentes patológicos personales y familiares, la
personalidad pre-mórbida, esto ha de explorarse con rigurosidad a través de otros instrumentos
como la entrevista clínica y otros test psicológicos. Es decir la aplicación de la RCADS-30 debe
acompañarse de otros instrumentos que permitan recopilar más información para poder
determinar si el paciente presenta o no un trastorno.
También es importante enfatizar que entre las ventajas o elementos positivos de la escala
RCADS-30 se destacan las siguientes: la RCADS-30, al ser un instrumento breve, consume
menos tiempo de aplicación (Sandín, et al., 2010) lo cual contribuye a disminuir la
desmotivación y fatiga de quien la contesta. Es importante tener en cuenta que los niños y
adolescentes centran su atención en aquello que los motiva, e ir a una consulta de Psicología
puede no ser de su agrado y por tanto este tipo de pacientes puede mostrar una posición poco
colaboradora, mostrar rechazo, falsear información. Ante estas situaciones, para la evaluación
es más factible un instrumento breve y de fácil aplicación. Además en consulta de Psicología
Clínica son atendidos pacientes que pueden presentar enfermedades como lupus, cáncer,
enfermedades renales, etc. y un instrumento breve contribuye a que se agoten menos.
Resulta útil también porque esta escala constituye una herramienta más para diagnosticar la
presencia de síntomas de los trastornos de ansiedad y depresión mayor derivados del DSM-IV y
comparar diagnósticos arrojados por otros instrumentos. Permite valorar y diagnosticar la
comorbilidad entre estos dos trastornos, que si bien aparecen en la literatura separados, suelen
presentarse juntos.
Para las investigaciones clínicas, la RCADS-30 puede ser útil porque se puede emplear como
una herramienta de valoración de resultados (evaluar cambios), con aplicaciones previas y
posteriores a algún tratamiento aplicado a los niños, también para estudios que requieren
medidas o comprobaciones de cambio cada cierto tiempo, buscando y analizando
modificaciones (Sandín, et al., 2010).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
46
En nuestro país, en la práctica clínica infanto-juvenil, se han utilizado instrumentos de
evaluación aportados por otros países lo cual resulta favorable porque se pueden comparar
nuestros resultados clínicos e investigativos con los del resto de la comunidad científica,
además nos permite beneficiarnos de los avances realizados por otros investigadores que están
trabajando en otros contextos culturales y contribuir con los nuestros al acervo común, sin
embargo, para poder lograrlo es imprescindible la validación de esos instrumentos, pues la
mayoría no está adaptado al contexto cubano y esto hace cuestionable los resultados obtenidos
con las aplicaciones realizadas. Esta situación, unida a la demanda del empleo de instrumentos
breves, de autorreporte que plantea la práctica clínica en etapas tempranas, constituye una
premisa importante para la validación de la escala RCADS-30 en la población infanto-juvenil
holguinera.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
47
CAPÍTULO 2: ASPECTOS METODOLÓGICOS
2.1- Diseño metodológico
La presente investigación se basó en el paradigma cuantitativo. Para lograr cumplir con los
objetivos se siguió un algoritmo de trabajo que contiene las siguientes acciones:
Tabla 1. Objetivos específicos de la investigación y las correspondientes acciones para darle
cumplimiento a los mismos:
Objetivos Acciones
Identificar los elementos formales
y conceptuales de la RCADS-30
que requieren modificarse para su
adaptación a la población infanto-
juvenil holguinera
1. Aplicación de la Encuesta sobre Juicio de
Especialistas.
2. Realización de un estudio piloto.
Evaluar la confiabilidad y validez
de la RCADS-30 en la población
infanto - juvenil de la ciudad de
Holguín.
1. Aplicación de la técnica a la muestra
seleccionada.
2. Cálculo de la consistencia interna, confiabilidad
test-retest, validez de constructo y validez
concurrente.
Adaptar los baremos de la
RCADS-30 para la muestra
seleccionada.
1. Determinación de los diferentes grupos
muestrales para el cálculo de baremos.
2. Cálculo de los baremos por grupos.
Elaborar y evaluar el Manual
Profesional del RCADS-30 para
su empleo en el contexto
sociocultural holguinero.
1. Integración de la información, datos y criterios de
calificación e interpretación del RCADS-30, para
elaboración del Manual.
2. Aplicación de la Encuesta sobre Juicio de
Especialistas.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
48
Para identificar los elementos formales y conceptuales de la RCADS-30 que requerían
modificarse para adaptar el instrumento a la población infanto-juvenil holguinera, fue necesario
recurrir a un equipo de profesionales con experiencia en el tema de la presente investigación
(especialistas). Para ellos se construyó y aplicó una encuesta (Anexo 5), similar a la empleada
por Sanz, 2011 en su investigación para la adaptación del STAXI-II C/A para la población infantil
cubana.
El lugar de selección de los especialistas se restringió a la provincia Holguín pues fue donde se
validó la escala. Los requisitos que debían cumplir para integrarse al presente estudio fueron los
siguientes: profesionales de la Psicología, Psiquiatría o Psicometría que son especialidades
relacionadas con el tema investigado, experiencia profesional en el trabajo con niños y
adolescentes referido al diagnóstico de alteraciones psicológicas, específicamente la ansiedad y
la depresión en estas etapas.
Los especialistas seleccionados fueron 10 en total. De ellos 3 trabajan en el Hospital Pediátrico
Universitario “Octavio de la Concepción y de la Pedraja”, 4 trabajan en policlínicos y los tres
restantes en la Universidad de Holguín “Celia Sánchez Manduley”, en la especialidad de clínica.
Con el mismo propósito de identificar los elementos formales y conceptuales de la RCADS-30
que requerían modificarse para adaptar la escala a la población infanto-juvenil holguinera
también se aplicó un estudio piloto. Este permitió además evaluar los primeros indicadores de
confiabilidad y validez del instrumento.
El estudio o prueba piloto, como también se le conoce, consiste en administrar el instrumento
que se desea validar a personas con características semejantes a las de la muestra objeto de la
investigación, de esta forma se somete a prueba no solo el instrumento sino también las
condiciones y procedimientos de aplicación. Se analiza si las instrucciones y la prueba se
comprenden. Los resultados se utilizan para calcular la confiabilidad inicial y de ser posible, la
validez del instrumento. El estudio piloto se realiza con una pequeña muestra (inferior a la
muestra definitiva). Hay investigadores que aconsejan que cuando la investigación se realiza
con 300 o más participantes, se escojan de 30 a 60 personas (Hernández et al., 2006).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
49
Acorde a lo planteado, para realizar el estudio piloto en la presente investigación se seleccionó
una muestra no probabilística intencional compuesta por 91 niños de enseñanza primaria (dos
grupos) de cuarto y sexto grado en el Seminternado Ronald Léster Andalia.
A estos niños se les aplicó la técnica RCADS-30 para identificar los elementos formales y
conceptuales que requerían modificarse, para eso se exploraron los términos que necesitaban
modificación por no ser adecuadamente comprendidos para los representantes menores de la
muestra y que fueran equivalentes a los que se presentan en la técnica original, con ese
objetivo se hicieron preguntas de compresión de cada término y se les advirtió, al comienzo de
la aplicación, la importancia de aclarar sus dudas en relación a palabras o frases de difícil
comprensión o que no fuesen las más empleadas por los niños en sus interacciones y
experiencias cotidianas, se trabajó ítem por ítem.
El estudio piloto también permitió estudiar las condiciones y procedimientos de aplicación. Para
garantizar la objetividad de la misma, se trató de homogeneizar al máximo en ambos grupos las
condiciones ambientales de la aplicación (iluminación, ventilación), el horario del día (la sesión
de la tarde), los niveles de ayuda y el rapport. Además se describieron detalladamente las
instrucciones. Se explicó que no había respuestas buenas ni malas con el objetivo de que las
mismas fueran lo más real a lo que sintieran en el momento de contestar la técnica sin temor a
que las modificaran para evitar cuestionamientos. Se les comunicó la importancia de la
sinceridad al contestar, el objetivo del estudio, el anonimato en que se mantendrían sus
respuestas y la importancia de su participación, pero también se expuso la no obligatoriedad de
la participación. A pesar de ello, el total de los niños presentes en las aulas decidió participar en
el estudio. Los resultados del estudio piloto también permitieron calcular los primeros
indicadores de confiabilidad y validez.
Antes de recolectar estos datos en la prueba piloto fue necesario gestionar varias
autorizaciones como las de los representantes del Ministerio de Educación (MINED) en el
municipio así como el consentimiento de los maestros y de los propios participantes. Se obtuvo
la aprobación y consentimiento de todos. (Anexo 6, 7 y 8)
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
50
Una vez realizado el estudio piloto se procedió a la aplicación de la escala a la muestra total
seleccionada de niños y adolescentes para evaluar la confiabilidad y validez del instrumento.
Con esta muestra también se trató de homogenizar las condiciones de aplicación antes
referidas.
Uno de los procedimientos más utilizados internacionalmente para calcular la confiabilidad y que
se empleó en la presente investigación es el análisis de la consistencia interna a través del
cálculo del coeficiente alfa de Cronbach. Para comprobar la consistencia interna de la RCADS-
30 se calculó el coeficiente alfa de Cronbach de la escala total (los 30 ítems) y de las diferentes
subescalas. Para apoyar la consistencia interna y por tanto la confiabilidad del instrumento, se
calculó la correlación total de ítems y las alfas cuando cada ítem es borrado para cada
subescala. La correlación total de ítems se explicó en el capítulo anterior.
El valor del alfa cuando ítem es borrado permite evaluar si un ítem está afectando la
confiabilidad de la escala. Si al borrar un ítem se eleva el valor alfa de la subescala significa que
dicho ítem afecta la confiabilidad y por el contrario, si al borrar un ítem disminuye el valor alfa,
significa que ese ítem no afecta la confiabilidad (Sanz y Molerio, 2011).
También se evaluó la confiabilidad en el tiempo a través de la aplicación test-retest, que es otro
procedimiento para evaluar la confiabilidad. La medida de estabilidad o confiabilidad por test-
retest se refiere al grado en que la aplicación de un instrumento repetida al mismo sujeto (grupo
de sujetos en este caso), produce resultados iguales. Un mismo instrumento se aplica dos o
más veces a un mismo grupo de personas después de cierto periodo. Si la correlación entre los
resultados de las diferentes aplicaciones es altamente positiva, el instrumento se considera
confiable (Hernández, et al., 2006).
Para obtener este tipo de confiabilidad hay que tener en cuenta que, a diferencia de la
aplicación de instrumentos estandarizados en muestras hospitalarias (donde las personas están
muy interesadas en completarlos, pues de alguna forma asocian la evolución exitosa de su
enfermedad con facilitar información sincera sobre sí mismos), la aplicación de este tipo de
técnicas en las escuelas es más compleja, sobre todo si se incorporan muestras adolescentes,
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
51
pues en muchos casos, se percibe el instrumento como una forma de evaluación escolar,
situación que afecta considerablemente la confiabilidad. En este sentido, una forma adecuada
para lograr un mayor nivel de sinceridad en las respuestas de los participantes, es garantizando
el anonimato de la aplicación, y este es muy difícil de lograr si se aplica un retest. Por esta
razón se determinó no aplicar el retest a toda la muestra, un proceder que se ha encontrado
apoyado en múltiples investigaciones (Del Barrio, 2004 citado en Sanz y Molerio, 2011).
Para mantener el aparente anonimato de las respuestas de los escolares a los que se les aplicó
el retest, fue necesario numerar las técnicas, cada número se correspondió con un nombre.
Esta distribución de números y nombres fue elaborada gracias a la colaboración de las
maestras y profesores de los niños y adolescentes respectivamente. Los resultados arrojados
en cuanto a la evaluación de la confiabilidad se presentan en el próximo capítulo.
La validez de un instrumento puede evaluarse por diferentes vías: validez de contenido, de
criterio y de constructo, cuanta mayor evidencia de validez tenga un instrumento de medición,
éste se acercará más a representar los conceptos teóricos que pretende medir (Hernández, et
al., 2006). En la presente investigación se trabajó con la validez de criterio y de constructo.
La validez de criterio se establece al comparar el resultado de la aplicación del instrumento con
algún otro instrumento o criterio externo que se aplique y que pretende medir el mismo
constructo o concepto teórico. Se espera que ambas aplicaciones arrojen resultados similares
porque los instrumentos aplicados miden el mismo concepto. Si el instrumento mencionado se
aplica en el presente se habla de validez concurrente, esta última fue la que se analizó en esta
investigación. En la validez concurrente se aplican a la muestra, además del instrumento con el
que se trabaja, otros, luego se comparan los resultados en función de correlaciones. Si las
correlaciones entre las puntuaciones son significativamente elevadas, se obtiene validez
concurrente (Hernández, et al., 2006).
En el presente estudio fue posible demostrar la validez concurrente a través de la aplicación y
comparación de resultados de otros instrumentos que miden los mismos constructos que la
RCADS-30. Estos fueron el Inventario de Depresión Infantil, versión breve (CDI-S) (Anexo 9) y
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
52
la Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños (RCMAS) (Anexo 10). En el caso de la
ansiedad se establecieron las comparaciones entre las subescalas de la RCADS-30 que
evalúan síntomas de ansiedad con la RCMAS, para la depresión se analizó la subescala del
Trastorno depresivo mayor con el CDI-S. Los instrumentos mencionados están en proceso de
validación en la provincia Holguín y se les han aplicado, con rigurosidad, los procedimientos
estadísticos para evaluar la confiabilidad y validez, se obtuvieron resultados satisfactorios, por
eso se consideró que se utilizaran para analizar la validez concurrente que requiere el presente
estudio.
El empleo de estos dos instrumentos diagnósticos en proceso de validación se debe a la
escasez de técnicas diagnósticas validadas para los trastornos de ansiedad y depresión en los
niños y adolescentes. Otra razón es que estas fueron técnicas empleadas por Sandín y
colaboradores en la creación de la escala RCADS-30 para evaluar la validez convergente.
La validez de constructo se evaluó a partir del análisis factorial exploratorio, las
intercorrelaciones entre las diferentes subescalas y la validez convergente. En muchas
investigaciones internacionales se evidencia que para determinar la validez de constructo se
utiliza el análisis factorial que es una técnica estadística que desconoce en absoluto la teoría
que sustenta la construcción del instrumento, pero que trabaja a partir de correlaciones, agrupa
los ítems que se relacionan entre sí en factores, factores que están indicando dimensiones,
subescalas o facetas de la teoría (Grau, 1996 citado Sanz y Molerio, 2011). Las
intercorrelaciones permiten analizar las relaciones recíprocas que se establecen entre las
diferentes subescalas del propio instrumento, si este mide constructos similares existirán
correlaciones positivas aceptables.
Para la validez convergente se emplearon los mismos instrumentos mencionados anteriormente
(CDI-S y RCMAS) pero esta vez la correlación se estableció entre las subescalas de ansiedad
de la RCADS-30 y la depresión que evalúa el CDI-S, estos constructos (ansiedad y depresión)
se relacionan debido a la comorbilidad que se describe a partir de la experiencia clínica y en las
investigaciones referidas al tema.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
53
En la aplicación de la técnica, además de la autora y el asesor de la investigación, participaron
tres estudiantes de quinto año de la carrera de Psicología del grupo científico estudiantil
“Evaluación y Tratamiento de las Emociones (ETE)” de la Universidad de Holguín.
Una vez que se evaluó la confiabilidad y validez se procedió a adaptar los baremos para los
diferentes grupos muestrales. Para el cumplimiento de este objetivo fue necesario determinar si
existían diferencias significativas entre los grupos muestrales atendiendo al sexo y grado. Para
esto se utilizaron algunas de las pruebas estadísticas paramétricas que se explican en el
epígrafe correspondiente a análisis de datos. Los resultados de estas pruebas se presentan en
el próximo capítulo.
Toda la información recopilada en la investigación fue resumida e integrada para la elaboración
del Manual Profesional, el cual fue sometido a Juicio de Especialistas por medio de una
encuesta. (Anexo 11)
2.2- Selección de la muestra
La muestra estuvo constituida por 696 niños y adolescentes supuestamente sanos, de ellos 375
de la educación primara y 321 de la educación secundaria. El rango de edad estuvo
comprendido entre los 9 y los 14 años por ser las edades en las que se puede aplicar el
instrumento según el autor de la técnica original. La distribución por grados aparece en la tabla
siguiente:
Tabla 2: Distribución por grados de los niños y adolescentes que conformaron la
muestra
Grados de los estudiantes que conformaron la muestra
4to % 6to % 8vo % 9no % Total
182 26 193 27,7 189 27,1 132 18,9 696
De los estudiantes que conformaron la muestra 334 son del sexo femenino lo cual representa
un 48 (%) y 362 del sexo masculino, un 52 % aproximadamente. Esta muestra fue seleccionada
de manera no probabilística intencional. Las escuelas donde se trabajó fueron la primara Ronald
Léster, María Antonia Bolmey, Seremos como el Ché y la Secundaria Básica Oscar Ortiz. Todas
son escuelas urbanas, seminternas y se sitúan en diferentes repartos de Holguín.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
54
2.3- Instrumentos empleados
Los instrumentos empleados fueron los siguientes:
La Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión abreviada de 30
ítems RCADS-30 (Anexo 1), aportada por Sandín, Chorot, Valiente y Chorpita en el 2010, es
un instrumento de autorreporte que consta de 6 subescalas correspondientes al Trastorno
de Ansiedad General, Fobia Social, Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno de
Pánico, Trastorno Obsesivo-Compulsivo y Trastorno de Depresión Mayor, cada una tiene 5
ítems. Esta técnica requiere respuestas que valoran la frecuencia de ocurrencia de cada una
de las propuestas. Las opciones de respuesta van del 0 al 3, y se corresponden con nunca,
a veces, a menudo y siempre. Este es el instrumento que se pretende validar en la presente
investigación y se aplicó con ese objetivo.
Encuesta sobre Juicio de Especialistas (Anexo 5) se empleó con el objetivo de que los
especialistas en el tema de diagnóstico e/o intervención en población infanto-juvenil,
identificaran los elementos formales y conceptuales de la técnica RCADS-30 que debían
modificarse para adaptar esta escala al contexto holguinero. Consta de cuatro preguntas que
permiten explorar la necesidad de validación de la escala RCADS-30 y el criterio acerca de
si los ítems de cada una de las subescalas evalúan realmente el constructo para el cual
fueron concebidos. Para lograr esto último se pidió una evaluación por cada ítem a través de
una escala de 1 a 5 donde 1 es el nivel más bajo (en nada) y 5 es el nivel más alto
(completamente). Además recoge las ideas acerca de la modificación de términos y la
posibilidad de incorporación de otros ítems en la escala.
Entrevista semistructurada grupal (Anexo 12) se empleó con los niños que conformaron la
muestra para realizar el estudio piloto. Estuvo compuesta por 4 preguntas para recopilar
información acerca de la incomprensión de los términos empleados en la escala y para
obtener propuestas en función de la modificación de términos. Su aplicación se efectuó para
evaluar los elementos formales y conceptuales de la RCADS-30 que debían modificarse.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
55
Inventario de Depresión Infantil, CDI-S, versión breve (Anexo 9) fue creado por M. Kovacks
en 1992, su versión original fue aportada por el mismo autor en 1979 y es el instrumento
más ampliamente empleado en todo el mundo para el diagnóstico de la depresión infantil. La
ventaja de esta prueba (CDI-S) es su mayor brevedad, pues está compuesta por 10 ítems y
la conservación de sus adecuadas características psicométricas. Del Barrio (2002) elaboró la
adaptación española de esta versión abreviada, que arrojó mejores propiedades
psicométricas que las de la técnica completa. Se empleó para evaluar la validez concurrente
y convergente, antes de emplearla se evaluó la confiabilidad de la escala, la cual fue
aceptable (.74) y los valores por las diferentes escalas arrojaron una confiabilidad media o
regular.
Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños, RCMAS, (Anexo 10), su versión original
se debe a los autores Reynolds y Richmond en el año 1978. Es una revisión de la Escala de
Ansiedad Manifiesta Infantil (CMAS, Castaneda, McCandless, y Palermo 1956). La RCMAS
es una técnica de autorreporte que permite medir la ansiedad en niños y consta de 37 ítems.
La respuesta que se puede ofrecer es dicotómica (sí/no). Ha demostrado fuertes
propiedades psicométricas en múltiples culturas, corroborándose su validez de constructo y
confiabilidad. Existe una versión española del instrumento que fue aportada por Sosa et al.,
1993 aunque en esta investigación se empleó la escala original. La RCMAS se empleó en la
presente investigación para analizar la validez concurrente y convergente, antes de
emplearla se evaluó la confiabilidad de la escala, la cual fue aceptable (.72) y los valores por
las diferentes escalas arrojaron una confiabilidad media y aceptable.
Encuesta sobre Juicio de Especialistas acerca del Manual para los profesionales (Anexo 11).
El objetivo fue evaluar la calidad del Manual Profesional para lo cual se diseñó una encuesta
compuesta por 5 preguntas.
2.4 - Análisis de datos
Para realizar el análisis de los datos se utilizó el programa SPSS 13.0 para Windows. Una vez
que se introdujeron los resultados de la aplicación al programa, se procedió a realizar los
diferentes cálculos estadísticos, empleando las estadísticas paramétricas.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
56
Se decidió trabajar con este tipo de estadísticas porque se apreció, a través de la revisión
bibliográfica, que son las que se utilizan en las investigaciones relacionadas con la validación de
instrumentos, tanto a nivel nacional como internacional. Otra importante razón es que para la
validación de la escala RCADS-30 en niños y adolescentes españoles por sus autores
originales, fueron empleadas las estadísticas paramétricas. No obstante, existe alguna
reticencia por parte de algunos investigadores de utilizar este tipo de estadísticas cuando los
niveles de medición no son por intervalo, como en este caso. Sin embargo, ya es una práctica
común suponer la escala de intervalo para numerosas mediciones psicológicas (Hernández, et
al., 2006). En las siguientes tablas se presentan cuáles fueron los cálculos estadísticos
empleados y los objetivos de dichas pruebas.
Tabla 3. Análisis estadístico para identificar los elementos formales y conceptuales de la
RCADS-30 que requieren modificarse para la adaptación a la población infanto-juvenil
holguinera.
Objetivo Acciones Estadística
descriptiva
Objetivo de las
estadísticas
descriptivas
Identificar los
elementos formales y
conceptuales de la
RCADS-30
Aplicación de la
Encuesta sobre el
Juicio de
especialistas
Análisis de
frecuencias y
porcientos
Comprobar si
realmente los ítems
miden los constructos
que pretenden medir
Aplicación de la
entrevista
semiestructurada
grupal
Recopilar información
escrita sobre los
términos
incomprensibles por los
niños
Se realizó un análisis descriptivo que permitió obtener las frecuencias y porcientos de las
respuestas emitidas por los especialistas en su valoración acerca de la RCADS-30.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
57
Tabla 4. Análisis estadístico para evaluar la confiabilidad y validez de la RCADS-30 en la
muestra seleccionada
Objetivo Acciones Pruebas estadísticas
paramétricas
Objetivos de las pruebas
estadísticas paramétricas
Evaluar la
confiabilidad
y validez de
la RCADS-
30
Calcular la
confiabilidad:
consistencia
interna.
1. Alfa de Cronbach
2. Correlación total de ítem
3. Alfa cuando ítem es borrado
Evaluar las correlaciones
entre los ítems de las
diferentes subescalas.
Calcular la
confiabilidad
por test-retest
Coeficiente de correlación de
Pearson (r).
Permite correlacionar las
puntuaciones entre la
primera y la segunda
aplicación.
Analizar la
validez de
criterio
concurrente
Coeficiente de correlación de
Pearson (r).
Permite correlacionar las
puntuaciones de diferentes
instrumentos.
Analizar la
validez de
constructo
1. Análisis factorial
exploratorio (Análisis de los
componentes principales con
el método rotación Varimax)
Permite discriminar factores
atendiendo al nivel de
correlación entre sus ítems
2. Intercorrelaciones
Coeficiente de Correlación de
Pearson (r)
Permite correlacionar las
diferentes subescalas. (De
dos en dos)
3. Validez convergente.
Coeficiente de Correlación de
Pearson (r)
Permite correlacionar las
puntuaciones entre los
diferentes instrumentos.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
58
Existen diferentes maneras de evaluar la confiabilidad, en esta investigación se calculó el alfa
de Cronbach, desarrollado por J. L. Cronbach. El resultado de este coeficiente oscila entre 0 y
1, donde 1 representa la máxima confiabilidad y 0, ninguna. Cuanto más se acerque el
coeficiente a 1 mayor confiabilidad tiene el instrumento y menos grado de error hay en la
medición (Hernández, et al., 2006). También se calculó la correlación total de ítems, la cual a
partir de .30 es considerada valiosa (Ugarriza y Escurra, 2002) y el valor del alfa cuando ítem es
borrado. Estos cálculos requieren de una sola aplicación del instrumento a la muestra.
Otro procedimiento para calcular la confiabilidad de la escala fue la medida de estabilidad o
confiabilidad por test-retest. En esta investigación la escala fue aplicada una primera vez y
aproximadamente al mes se repitió la aplicación a una muestra de 91 niños de 4to y 6to grados.
La correlación entre las dos aplicaciones se obtuvo a través del cálculo del coeficiente de
correlación de Pearson. Esta es una prueba estadística paramétrica que permite analizar la
relación entre dos variables, en este caso entre los resultados de una primera y segunda
aplicación, se simboliza “r”. El coeficiente r de Pearson puede variar de -1.00 a +1.00, donde -
1.00 indica una correlación negativa perfecta y +1.00 es una correlación positiva perfecta. El
signo del valor significa si la correlación es positiva o negativa y el valor, la magnitud de la
correlación. También se describen los siguientes valores -0.90 correlación negativa muy fuerte, -
0.75 correlación negativa considerable, -0.50 correlación negativa media, -0.25 correlación
negativa débil, -0.10 correlación negativa muy débil, 0: no existe correlación, +0.10 muy débil,
+0,25 positiva débil, +0,50 positiva media, +0,75 positiva considerable y +0.90 positiva muy
fuerte (Hernández, et al., 2006 citado en Sanz y Molerio, 2011).
Para evaluar la validez de criterio concurrente también se empleó el coeficiente de correlación
de Pearson. La validez concurrente puede determinarse a partir de correlaciones que se
establecen entre los resultados de los instrumentos aplicados. Se espera que estas
correlaciones sean positivas y arrojen valores satisfactorios en cuanto a la magnitud porque se
está midiendo el mismo constructo.
Para el análisis de la validez de constructo se realizó un análisis factorial exploratorio que
permitió obtener los componentes principales de la escala mediante rotación Varimax. Este
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
59
método permite agrupar determinados ítems en un mismo factor, si los ítems agrupados
coinciden con los que conforman las subescalas de la técnica original, entonces se corrobora la
teoría que sustentó la elaboración de cada subescala y además se demuestra que en los niños
y adolescentes que conformaron la muestra de estudio, se evidencia la presencia de síntomas
de los trastornos que aparecen descritos en la RCADS-30.
También para la validez de constructo se analizaron las intercorrelaciones entre las subescalas
contenidas en el instrumento RCADS-30 a través del coeficiente de correlación de Pearson, así
como también se valoró la validez convergente con la misma prueba estadística.
Tabla 5. Análisis estadístico para adaptar los baremos de la escala RCADS-30 en la
muestra seleccionada
Objetivo Acciones Pruebas
estadísticas
paramétricas
Objetivos de las pruebas
estadísticas paramétricas
Adaptar los
baremos de la
escala
RCADS-30
Cálculo de
baremos de
acuerdo al sexo
Prueba t.
Permite evaluar si dos grupos
difieren entre sí respecto a sus
medias, en este caso los
grupos están determinados de
acuerdo al sexo.
Prueba Anova-one
way. (Comparaciones
múltiples post hoc,
prueba de Tukey).
Permite analizar si más de dos
grupos difieren en cuanto a sus
medias y varianzas, en este
caso los grupos están
determinados por el grado de
escolaridad.
Cálculo de
baremos por
grupos
muestrales.
Uso de medidas
percentiles.
Permiten ubicar una puntuación
de un sujeto en relación al
grupo normativo.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
60
Con el objetivo de conocer los diferentes grupos muestrales para poder calcular los baremos
para los mismos, se utilizaron dos pruebas estadísticas paramétricas, la prueba t y la prueba
ANOVA One-Way. La prueba t permite evaluar si dos grupos muestrales difieren entre sí de
manera significativa respecto a sus medias (Hernández, et al., 2006), se empleó para
determinar si existían diferencias significativas entre varones y hembras en cuanto a la
manifestación de los síntomas de los trastornos. La prueba ANOVA One-Way permite evaluar si
entre más de dos grupos muestrales existen diferencias respecto a las medias y varianzas
(Hernández, et al., 2006), se utilizó para determinar si existían diferencias significativas entre los
diferentes grupos de grados (4to, 6to, 8vo y 9no) en cuanto a la manifestación de los síntomas
de los trastornos.
Tabla 6. Análisis estadístico para elaborar y evaluar el Manual Profesional
Objetivo Acción Estadística
descriptiva
Objetivo de la estadística
descriptiva empleada
Elaboración y
Evaluación del
Manual
Profesional.
Encuesta Juicio
Profesionales.
Análisis de
frecuencias y
porcientos
(Estadística
descriptiva).
Describir la frecuencia
de aceptación de los
distintos indicadores
relativos a la evaluación del
Manual.
Se elaboró un Manual Profesional para guiar a los profesionales que trabajan con niños y
adolescentes en el diagnóstico de la ansiedad y la depresión, en el uso de la RCADS-30. La
elaboración del Manual fue evaluada por especialistas a través de una encuesta y para ello se
empleó la estadística descriptiva.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
61
CAPÍTULO 3: ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS
3.1- Juicio de especialistas
Los 10 profesionales seleccionados como especialistas laboran vinculados a la práctica clínica,
la mayoría se dedica a trabajar con niños y adolescentes, ya sea en la parte diagnóstica y/o en
la intervención. Actualmente de estos 10 profesionales, 7 poseen la categoría científica de
Asistentes, (70%), y 3 la de Profesor Auxiliar, (30%). En relación al grado académico o
científico, este grupo se compone de 2 Máster en Ciencias Psicológicas y los restantes son
licenciados.
Como resultado de la aplicación de la Encuesta sobre Juicio de Profesionales (Anexo 5), se
obtuvieron criterios favorables con relación a la prueba en cuanto a las posibilidades
diagnósticas de la misma. El total de encuestados consideró, “Muy Necesario”, la validación en
Holguín de un instrumento para evaluar, en conjunto, las emociones ansiedad y depresión en
etapas infanto-juveniles.
En relación a los criterios emitidos por los especialistas sobre la relación de correspondencia
entre cada ítem con el constructo que pretende evaluar, se obtuvieron resultados satisfactorios
pues 9 ítems, (39%), fueron considerados, “Completamente”, correspondientes al constructo
específico que mide la técnica en cada caso, 17 ítems, (56,6%), fueron seleccionados por
algunos especialistas como, “En parte Considerable”, y otros los consideraron como, “En parte”.
De los restantes ítems, 3, (10%), se ubicaron en, “En parte”, y el ítem número 11 fue ubicado en
la categoría, “En nada”, por una de las especialistas. Cuando se preguntó si se consideraba
necesario modificar algunos ítems, por no ser completamente conocidos o apropiados a nuestro
medio, la mayoría de los encuestados, (99%), coincidió que no era necesario.
Por último, la opinión de la mayoría de los especialistas, (99%), acerca de la cantidad de ítems
que contiene la RCADS-30 por subescala, fue que estos eran suficientes para medir los
diferentes constructos relacionados con la ansiedad y la depresión. En cuanto a la subescala
del Trastorno depresivo mayor una de las especialistas sugirió incorporar nuevos ítems
referidos a otras manifestaciones típicas de la niñez que no aparecen referidas, las sugerencias
fueron “Me siento irritado o molesto sin saber por qué” y “Siento deseos de llorar”.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
62
3.2- Estudio Piloto
Durante la realización del pilotaje con los niños seleccionados se encontró que los mismos
comprendieron los términos empleados en el instrumento; ofrecieron sinónimos o explicaron lo
que significaban las palabras o frases que se le preguntaron, por eso se decidió que ningún
elemento conceptual debía modificarse. Como este instrumento está concebido para niños a
partir de 9 años y hasta la adolescencia, se trabajó, detalladamente, la comprensión de términos
con los niños de 4to grado (9 años), ya que estos serían también comprendidos por los
mayores, no así a la inversa.
También se obtuvo, mediante el estudio piloto, la confiabilidad y validez inicial del instrumento.
Para realizar el análisis de confiabilidad se calculó el valor del alfa de Cronbach para la escala
en general y también por cada una de las subescalas. El alfa de la técnica total fue de .91 lo
cual denota que la confiabilidad fue elevada. Los valores alfa de las subescalas fueron medio-
altos, el valor más bajo le correspondió a la subescala del Trastorno depresivo mayor (α =0.48)
y el más alto a la Fobia social y con igual resultado al Trastorno de ansiedad generalizada (α
=0.73). (Anexo 13)
En relación a la validez, se realizó un análisis factorial que arrojó la existencia de 10 factores de
6 que tiene la técnica original. Se mezclaron y segregaron ítems de las diferentes subescalas.
De las combinaciones de ítems en cada factor estuvo más clara la estructura correspondiente a
la subescala del Trastorno de ansiedad generalizada y el factor más segregado fue el Trastorno
depresivo mayor, lo cual corroboró los resultados obtenidos en el análisis de confiabilidad, esto
puede ser indicador de la escasa manifestación en la muestra de este trastorno (Anexo 14).
Este resultado de la validez inicial puede deberse a que la muestra seleccionada para realizar el
estudio piloto es pequeña.
3.3 - Confiabilidad y Validez del instrumento
Una vez aplicada la RCADS-30 a la muestra de 696 niños y adolescentes se calculó el alfa de
Cronbach para la escala total, se obtuvo una puntuación de .90 lo cual se interpreta como una
confiabilidad elevada. También fueron calculadas las alfas de las subescalas para analizar la
consistencia interna de cada una de ellas; los valores se muestran en la tabla siguiente:
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
63
Tabla 7. Confiabilidad (consistencia interna). Subescalas y el correspondiente
coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach.
Subescalas Coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach
Trastorno depresivo mayor 0.64
Trastorno de pánico 0.72
Fobia social 0.73
Trastorno de ansiedad de separación 0.70
Trastorno de ansiedad generalizada 0.73
Trastorno obsesivo-compulsivo 0.65
Como se aprecia los valores oscilaron en un rango desde .64, que fue el menor valor y le
correspondió a la subescala del Trastorno de depresión mayor hasta .73 de la subescala de
Fobia social y con el mismo valor a la del Trastorno de ansiedad generalizada. Estos resultados
arrojaron una confiabilidad medio alta.
Otras evidencias tenidas en cuenta para analizar la consistencia interna fueron los valores de la
correlación total de ítems y los valores alfas cuando ítem es borrado, estos se muestran a
continuación.
Tabla 8. Correlación total de ítem y el alfa si ítem es borrado. Subescala: Trastorno
de depresión mayor.
Subescala correspondiente al Trastorno de depresión mayor (α =0.64)
Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem
Alfa si ítem es borrado
1. Me siento triste o decaído/a .35 .61
7. Me cuesta divertirme o pasarlo bien .35 .62
13. Me siento con muy poca energía
para hacer las cosas
.43 .58
19. Me resulta muy difícil pensar con
claridad
.40 .59
25. Siento que no valgo para nada .47 .55
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
64
Se aprecia que los valores más bajos fueron obtenidos por los dos primeros ítems de la
subescala, aunque las puntuaciones se encuentran por encima de .30 por tanto son válidas.
Este resultado puede estar indicando que de los síntomas que caracterizan la depresión y que
diagnostica la técnica, la tristeza (que es el síntoma que describe el ítem 1) y la anhedonia
(síntoma al que hace referencia el ítem 7) son los que menos se manifiestan en la muestra. Sin
embargo, al analizar el valor de alfa si alguno de estos dos ítems es borrado, se aprecia que
ninguno de los dos valores sobrepasa el alfa general de la subescala lo cual es un indicador de
que no afectan la confiabilidad general de la escala.
La siguiente subescala analizada fue la correspondiente al Trastorno de pánico. Los datos se
muestran a continuación:
Tabla 9. Correlación total de ítem y alfa si ítem es borrado. Subescala: Trastorno de
pánico.
Subescala correspondiente al Trastorno de pánico (α = 0.72)
Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem
Alfa si ítem es borrado
2. De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué
.39 .71
8. De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué
.48 .68
14. De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué
.54 .66
20. De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué
.51 .67
26. Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por lo que deba tener miedo
.50 .67
En la tabla anterior se manifiesta que el ítem de más baja correlación es el 2: “De repente siento
como si no pudiera respirar sin saber porqué”. Una hipótesis que pudiera explicar el que este
ítem alcanzara el valor más bajo en comparación al resto de los ítems es que los niños que
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
65
conformaron esta muestra no experimentan con frecuencia el síntoma al que hace referencia el
ítem 2. Sin embargo el valor de alfa cuando ítem es borrado no sobrepasa el alfa de la
subescala, aunque se acerca al mismo, esto indica que este ítem también pertenece a la
subescala.
Tabla 10. Correlación total de ítems y alfa cuando ítem es borrado. Subescala: Fobia
social.
Subescala correspondiente a la Fobia social (α = 0.73)
Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem
Alfa si ítem es borrado
3. Me preocupa parecer tonto/a ante la gente
.52 .68
9. Me da miedo hacer las cosas mal .48 .69
15. Me preocupa lo que otras personas piensen de mí
.54 .67
21. Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase
.35 .73
27. Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente
.58 .65
Como se evidencia en la tabla, el valor más bajo en la correlación total de ítems lo alcanzó el
número 21 “Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase”. La aplicación de la escala se
realizó en presencia de los maestros lo cual pudo influir en las respuestas del ítem 21 por el
temor de ser “evaluados” en alguna medida por sus maestros. Además, a modo de crear rapport
con los niños y adolescentes, se le hicieron varias preguntas relacionadas con las emociones,
se escucharon diversas respuestas, se les dio participación a todos los que quisieron responder
y de manera general los niños se mostraron participativos, colaboradores y desinhibidos. Esta
actitud en el momento de aplicación pudo incidir en las respuestas que emitieron en el ítem 21,
al sentirse seguros de sí mismos, con la confianza suficiente como para participar activamente
en la actividad que se realizó en cada una de las aulas. En este caso el valor de alfa si ítem es
borrado, iguala el alfa de la subescala, pero no lo sobrepasa por tanto no afecta la consistencia
interna de la subescala.
La siguiente subescala valorada fue la correspondiente al Trastorno de ansiedad de separación.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
66
Tabla 11. Correlación total de ítems y alfa si ítem es borrado. Subescala: Trastorno
de ansiedad de separación.
Subescala correspondiente al Trastorno de ansiedad de separación (α = 0.70)
Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem
Alfa si ítem es borrado
4. Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa
.49 .64
10. Estar lejos de mis padres me da miedo
.41 .68
16. Si tengo que dormir solo/a siento miedo
.48 .64
22. Por las mañanas al ir a la escuela me da miedo separarme de mis padres
.49 .67
28. Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa
.50 .64
Los resultados en esta subescala evidencian que fue la que mejor se comportó en estas
pruebas. Los valores de la correlación total de ítems se mantuvieron en los mismos rangos (de
.41 a .50), y ninguno de los valores de alfa si ítem es borrado excedió el alfa total de la
subescala.
Tabla 12. Correlación total de ítem y el alfa si ítem es borrado. Subescala del
Trastorno de ansiedad generalizada.
Subescala correspondiente al Trastorno de ansiedad generalizada (α = 0.73)
Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem
Alfa si ítem es borrado
5. Me preocupo mucho por las cosas .33 .74
11. Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares
.37 .73
17. Me preocupa que me ocurran cosas malas
.63 .63
23. Me preocupa que me ocurra algo malo
.59 .65
29. Me preocupa lo que vaya a ocurrir .56 .66
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
67
En la subescala del Trastorno de ansiedad generalizada se aprecia que los valores de las
correlaciones de los ítems son satisfactorios, aunque es necesario analizar los resultados
arrojados en algunos casos específicos. El valor más bajo fue de .33, correspondiente al ítem 5
“Me preocupo mucho por las cosas” lo cual puede significar que de los ítems que conforman la
subescala de este trastorno, el que menos se manifiesta es ese que se corresponde con el
síntoma de ansiedad o angustia ante varias situaciones. Lo antes explicado queda corroborado
con el valor de alfa si ítem es borrado pues, para el caso de este ítem, el valor que arrojó (.74),
satura el alfa de la escala que es .73, sin embargo la diferencia no es significativa.
El segundo valor más bajo fue el del ítem 11 “Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno
de mis familiares”, con un valor en la correlación total de ítem de .37 y el valor alfa si ítem es
borrado iguala el alfa de la subescala. En este caso la respuesta que la mayoría de los niños
eligió para definir la frecuencia con la que experimentan preocupación respecto a sus familiares
fue “siempre”. Se considera que estas contestaciones están matizadas por la idiosincrasia de
nuestra población.
La sobreprotección es una actitud potencialmente generadora de alteraciones psicológicas en el
ámbito familiar. En este caso la relación que se establece emite de manera constante señales
de ansiedad, se trata de un exceso de cuidados. El efecto nosógeno de esta actitud se produce
por la constante emisión de señales de ansiedad al niño que despiertan en este un “eco”,
pudiendo hacerlo sentir inseguro y temeroso (García, A. 2006). De igual manera hay un
aprendizaje por parte de los niños y adolescentes que se manifiesta hacia los propios padres o
adultos más cercanos, se evidencia así la sobre-preocupación aprendida de los hijos hacia los
padres. La elección de las respuestas en el caso del ítem 11 puede deberse a esta actitud de
sobreprotección tan frecuente en nuestra sociedad, pero en este caso una sobreprotección
aprendida y que se manifiesta de los hijos hacia los padres.
No obstante los valores de estos dos ítems en la correlación total de ítems son aceptables, no
están por debajo de .30.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
68
Tabla 13. Correlación total de ítem y el alfa si ítem es borrado. Subescala del
Trastorno obsesivo-compulsivo.
Subescala correspondiente al Trastorno de ansiedad generalizada (α = 0.73)
Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem
Alfa si ítem es borrado
6. Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi cabeza
.42 .59
12. Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)
.33 .64
18. Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza
.48 .57
24. Tengo que concentrarme en pensamientos especiales (como números o palabras) para que no ocurran cosas malas
.44 .59
30. Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos, limpiar o colocar cosas en un orden determinado)
.38 .62
En esta subescala, se pueden apreciar que los dos ítems con menores valores en la correlación
total de ítems fueron los correspondientes al 12 “Tengo que seguir comprobando que he hecho
las cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)” con .33 y el ítem 30
“Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos, limpiar o colocar
cosas en un orden determinado)” que alcanzó un valor de .38. Ambas afirmaciones se
corresponden con conductas compulsivas las cuales son difíciles de identificar por los niños si
es que estos no las han experimentado. En ninguno de los dos casos las alfas si ítem es
borrado sobrepasan el alfa de la subescala.
De manera general los resultados obtenidos aportan evidencia de la consistencia interna del
instrumento, tanto por el alfa de Cronbach de la escala total como por las correlaciones totales
de ítems y alfa cuando ítem es borrado. Los resultados obtenidos hasta este momento son
similares a los aportados por Sandín, 2010 al desarrollar la RCADS-30 los cuales aparecen
referenciados en el capítulo teórico de esta tesis.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
69
La confiabilidad test-retest se obtuvo a partir de la segunda aplicación de la escala después de
un periodo de intervalo aproximado a cuatro semanas. Se analizó la correlación entre la primera
y la segunda aplicación de la escala total así como las correlaciones entre las subescalas en
una primera y segunda aplicación. Los resultados se muestran en la tabla siguiente:
Tabla 14. Confiabilidad test-retest. Correlaciones por subescalas entre la primera y
segunda aplicación.
Escala y Subescalas Coeficiente r de Pearson
RCADS-30 .61**
TDM .55**
TP .45**
FS .54**
TAS .61**
TAG .55**
TOC .53**
**. La correlación es significativa al nivel de 0.01
Leyenda:
TDM: Trastorno depresivo mayor
TP: Trastorno de pánico
FS: Fobia social
TAS: Trastorno de ansiedad de separación
TAG: Trastorno de ansiedad generalizada
TOC: Trastorno obsesivo-compulsivo
La correlación entre la primera y segunda aplicación de la RCADS-30 fue de .61, valor que
indica una correlación positiva media alta. En el caso de las subescalas también se observan
correlaciones positivas medias (Hernández et al., 2006). Esto proporciona información referida a
la permanencia en el tiempo de los resultados de la escala RCADS-30 y con ello, de la
estabilidad de la manifestación de los síntomas de los trastornos de ansiedad y depresión en los
niños y adolescentes, por lo menos hasta el tiempo en que se hizo el retest, a pesar de la
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
70
versatilidad que pueden mostrar estos síntomas que se están evaluando en los niños y
adolescentes.
La subescala que arrojó el valor más elevado fue la referida al Trastorno de ansiedad de
separación, lo cual es coherente con los resultados obtenidos en las pruebas anteriores. El nivel
de significancia que se obtuvo en esta prueba fue de 0.01 por lo que se infiere que la
probabilidad de error es menor de 1% (p < 1.00) y las correlaciones son significativas.
Con los resultados obtenidos hasta el momento se ha demostrado que la RCADS-30 es una
escala confiable en términos de consistencia interna y estabilidad en el tiempo.
Validez concurrente
En el caso de la validez concurrente las siguientes tablas muestran los resultados que arrojaron
las comparaciones entre las subescalas de ansiedad de la RCADS-30 con la RCMAS (para la
ansiedad) así como la subescala de Trastorno depresivo mayor de la RCADS-30 con el CDI-S
(para la depresión). Estas correlaciones se obtuvieron con el empleo del coeficiente de
correlación de Pearson:
Tabla 15. Correlaciones entre las subescalas de ansiedad de la RCADS-30 y la
RCMAS
TP FS TAS TAG TOC
RCMAS .49** .39** .31** .34** .43**
**. La correlación es significativa al nivel de 0.01
En la tabla anterior se observa que las diferentes subescalas de ansiedad que conforman la
RCADS-30 y la RCMAS correlacionaron con puntuaciones positivas aceptables y significativas.
Estos valores manifiestan que entre la RCADS-30 y la RCMAS existe validez concurrente y con
ello se demuestra que la escala que se pretende validar mide la ansiedad como constructo
teórico. Los resultados también apuntan a que, independientemente de que la RCADS-30 es
una escala categorial, que diagnostica determinados síntomas de los trastornos de ansiedad,
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
71
también hay otras manifestaciones de la ansiedad que no se miden en la RCADS-30 y que son
vivenciadas por los niños y adolescentes de la muestra seleccionada. Estas manifestaciones de
la ansiedad aparecen reflejadas en el RCMAS y hacen referencia a las preocupaciones,
temores, hipersensibilidad, síntomas neurovegetativos, etc.
Tabla 16. Correlación entre la subescala de Trastorno de depresión mayor de la
RCADS-30 y el CDI-S
TDM
CDI-S .49**
**. La correlación es significativa al nivel de 0.01
La subescala del Trastorno depresivo mayor de la RCADS-30 y el CDI-S correlacionaron con
una puntuación positiva media de .49. Este resultado confirma que la escala que se pretende
validar mide la depresión como constructo teórico. También se corrobora que además de los
síntomas de la depresión que se miden con la RCADS-30, hay otras manifestaciones de este
trastorno como la desesperanza y la anhedonia, que los evalúa el CDI-S, que se expresan en la
muestra de niños y adolescentes con la que se trabajó. Esto es coherente con lo que los
expertos en depresión infantil plantean acerca de la sintomatología típica de este trastorno en
las edades tempranas, pues entre sus elementos constitutivos aseguran que, además de la baja
autoestima, se presenta anhedonia e ideación suicida que está relacionada con la
desesperanza (del Barrio et al., 1994). El nivel de significancia que se obtuvo en esta prueba fue
de 0.01 por lo que se infiere que la probabilidad de error es menor de 1% (p < 1.00). De manera
general con estos resultados se evidencia la existencia de validez concurrente.
Validez de constructo. Análisis factorial
Previo al análisis factorial y para comprobar la pertinencia del mismo se calculó el índice Kaiser-
Meyer-Olkin (KMO) y el test de esfericidad de Bartlett. El KMO arrojó una puntuación de .92 (se
obtuvo un valor por encima de .60) y en el test de Bartlett el valor obtenido fue de 5524.925, y la
prueba se mostró significativa (Sig.= .000), estos resultados indican la adecuación para realizar
el análisis factorial.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
72
El análisis factorial se hizo con la totalidad de ítems de la escala y arrojó la existencia de 6
factores.
Tabla 17. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación
Varimax. Factor 1.
Componentes
1 2 3 4 5 6
5. Me preocupo mucho por las cosas
.49
11. Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares
.47
17. Me preocupa que me ocurran cosas malas
.75
23. Me preocupa que me ocurra algo malo
.70
29. Me preocupa lo que vaya a ocurrir
.66
30. Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos, limpiar o colocar cosas en un orden determinado)
.47
En el factor 1 cargaron los ítems siguientes: 5, 11, 17, 23, 29 y 30. Los cinco primeros se
corresponden con los ítems de la subescala del Trastorno de ansiedad generalizada según la
composición original de la técnica. Esto corrobora lo que se analizó al explorar la confiabilidad
de la subescala: aunque los ítems 5 y 11 obtuvieron una puntuación más baja que los demás en
la correlación total de ítems, pertenecen a esta subescala. Sin embargo, el ítem 30 pertenece a
otra subescala, específicamente a la del Trastorno obsesivo-compulsivo y cargó en este primer
factor.
Una de las características de los niños que presentan el Trastorno de ansiedad generalizada es
que pueden mostrarse abiertamente perfeccionistas, inseguros de sí mismos e inclinados a
repetir sus trabajos por una excesiva insatisfacción a la vista de que los resultados no llegan a
la perfección, necesitan asegurarse de forma excesiva de la calidad de su rendimiento
(American Psychiatric Association, 1995), lo cual es típico en el Trastorno obsesivo-compulsivo
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
73
y es a lo que se hace referencia en el ítem 30 de la técnica. Esto puede explicar el por qué este
último ítem cargó en el factor 1.
Estos resultados también avalan el planteamiento teórico acerca de que el Trastorno de
ansiedad generalizada está presente en todas las edades, porque fue una de las subescalas
que mejores resultados obtuvo en confiabilidad y validez lo cual apunta a la presencia de
síntomas de este trastorno en la muestra con que se trabajó.
Tabla 18. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación
Varimax. Factor 2.
Componentes
1 2 3 4 5 6
3. Me preocupa parecer tonto/a ante la gente
.71
9. Me da miedo hacer las cosas mal
.46
15. Me preocupa lo que otras personas piensen de mí
.56
21. Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase
.54
25. Siento que no valgo para nada
.58
27. Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente
.64
En el factor 2 cargaron los ítems 3, 9, 15, 21, 27 y 25. Los cinco primeros se corresponden con
la subescala de la Fobia social en la técnica original, sin embargo el número 25 pertenece a la
subescala del Trastorno de depresión mayor y hace referencia a la baja autoestima.
En el clasificatorio DSM-IV, cuando se aborda la Fobia social, específicamente en los síntomas
y trastorno asociados a esta, se refiere a que una de las características comúnmente asociadas
a este trastorno es la baja autoestima y los sentimientos de inferioridad. Sucede que cuando un
niño o adulto con Fobia social se encuentra en las situaciones sociales o en las actuaciones en
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
74
público temidas, experimenta una preocupación constante por la posibilidad de que resulten
difíciles de enfrentar para él y teme que los demás lo vean como a un niño o adulto ansioso,
débil, loco o estúpido, (American Psychiatric Association, 1995), es decir que hay una marcada
sobre-preocupación por la evaluación que los demás hagan de él, y siempre referido a una
evaluación “negativa”. Esto es característico de las personas que tienen baja autoestima. Estas
razones permiten hipotetizar el por qué el ítem 25 cargó en este factor.
Otra conclusión que resultó de este segundo factor es que se corroboró que el ítem número 21
pertenece a la subescala de Fobia social, aunque en el resultado de confiabilidad de esta
subescala, este ítem arrojara un puntaje inferior a los restantes.
Tabla 19. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación
Varimax. Factor 3.
Componentes
1 2 3 4 5 6
6. Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi cabeza
.40
8. De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué
.71
14. De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué
.54
18. Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza
.50
19. Me resulta muy difícil pensar con claridad
.58
20. De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué
.64
26. Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por lo que deba tener miedo
.45
En el factor 3 cargaron los ítems 6, 8, 14, 18, 19, 20 y 26. Fue el factor que más ítems agrupó
sin embargo solo 4 de ellos (8, 14, 20 y 26) pertenecen a una misma subescala, que es la
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
75
referida al Trastorno de pánico, aunque se segregó para otro factor el ítem 2 “De repente siento
como si no pudiera respirar sin saber porqué” que también le corresponde. Este resultado es
coherente con el análisis de confiabilidad de la subescala donde el ítem 2 mostró el valor más
bajo en la correlación total de ítems (.39).
Los ítems restantes (6 “Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos o imágenes en mi
cabeza” y 18 “Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza”)
pertenecen a la subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo. Según lo referenciado en el
DSM, el Trastorno de pánico puede asociarse a otros trastornos de ansiedad, entre ellos el
obsesivo-compulsivo. La interrelación entre ambos puede haber incidido en que los niños y
adolescentes identificaran ítems de la subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo en el factor
de la subescala correspondiente al Trastorno de pánico.
El otro ítem que cargó en este factor fue el 19 “Me resulta muy difícil pensar con claridad”, que
se corresponde con la subescala del Trastorno depresivo mayor y hace alusión a la falta de
concentración. Este síntoma, aunque es característico de la depresión, no es privativo de esta,
porque también se afirma que en los niños que presentan el Trastorno obsesivo-compulsivo se
han visto casos de empobrecimiento gradual del rendimiento escolar secundario a una
afectación de la capacidad para concentrarse (American Psychiatric Association, 1995), por eso
también puede ser que los niños y adolescentes identificaran los ítems 6, 18 y 19 relacionados.
De manera general los ítems 6, 18 y 19, que cargaron en el tercer factor correspondiente a la
subescala Trastorno de Pánico, aunque no pertenecen a la misma según la composición
original de la técnica, están relacionados con este trastorno.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
76
Tabla 20. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación
Varimax. Factor 4.
Componentes
1 2 3 4 5 6
4. Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa
.67
10. Estar lejos de mis padres me da miedo
.55
16. Si tengo que dormir solo/a siento miedo
.66
22. Por las mañanas al ir al colegio me da miedo separarme de mis padres
.56
28. Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa
.64
En el factor 4 cargaron los ítems 4, 10, 16, 22 y 28, fue el que más ítems agrupó en
correspondencia a los síntomas del trastorno que describe la teoría porque se obtuvo un factor
que se correspondió con una de las subescalas de la técnica RCADS-30, la del Trastorno de
ansiedad de separación. Este resultado es coherente con los obtenidos en cuanto a la
confiabilidad de esta subescala y apunta a que el trastorno que más claramente se aprecia en la
muestra de estudio es el de ansiedad de separación. Esto corrobora la teoría que plantea que el
Trastorno de ansiedad de separación es frecuente en edades tempranas de la vida.
Tabla 21. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación
Varimax. Factor 5.
Componentes
1 2 3 4 5 6
1. Me siento triste o decaído/a
.61
2. De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué
.51
12. Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)
.44
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
77
En el factor 5 saturaron los ítems 1, 2 y 12, ninguno de los tres pertenece al mismo factor sino
que el 1 se corresponde con la subescala del Trastorno de depresión mayor, el 2 con la
subescala relacionada con el Trastorno de pánico y el 12 a la subescala del Trastorno obsesivo-
compulsivo. La relación entre los tres trastornos ya se explicó anteriormente.
Tabla 22. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación
Varimax. Factor 6.
Componentes
1 2 3 4 5 6
7. Me cuesta divertirme o pasarlo bien
.65
13. Me siento con muy poca energía para hacer las cosas
.38
En el factor 6 saturaron solamente los ítems 7 y 13, ambos se corresponden con la subescala
del Trastorno depresivo mayor.
El análisis factorial arrojó que estuvo más clara la estructura del factor 4, correspondiente a la
subescala del Trastorno de ansiedad de separación, el 1, correspondiente al Trastorno de
ansiedad generalizada y el 2, de la subescala de la Fobia social. Las subescalas más
segregadas fueron la del Trastorno obsesivo-compulsivo y la del Trastorno depresivo mayor.
Estos resultados coinciden con los obtenidos en cuanto a la confiabilidad de las subescalas.
Los resultados de este análisis factorial pueden deberse a múltiples causas, una de ellas es la
estrecha interrelación que existe entre todos los síntomas de los trastornos de ansiedad que se
abordan en la RCADS-30, incluso los propios autores de la escala admiten como desventaja del
instrumento la dificultad de discriminar entre los diferentes síntomas y trastornos que la
conforman. Otro aspecto que pudo incidir en los resultados es que la muestra de niños y
adolescentes que se seleccionó para trabajar es supuestamente sana, solo una parte de ella
presenta síntomas de los trastornos.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
78
Si se hace un análisis por subescalas se evidencia que algunas han obtenido resultados de
validez menos favorables en comparación con otras, como es el caso de la del Trastorno
obsesivo-compulsivo y el Trastorno de depresión mayor. En el caso de la primera, además de lo
explicado en párrafos anteriores, confluye que la prevalencia de este trastorno es de 1.9 a 3.5%
en la población general, (Ulloa et al., 2011), cifras que están por debajo de los datos
estadísticos de la prevalencia de los restantes trastornos. También se afirma que aunque el
trastorno puede presentarse en la infancia, suele iniciar en la adolescencia o a principios de la
edad adulta, incluso la edad de inicio es menor en los varones que en las hembras: entre los 6 y
15 años para los varones, y entre los 20 y 29 años para las mujeres (American Psychiatric
Association, 1995). Estos datos también significan que la muestra para identificar síntomas del
Trastorno obsesivo-compulsivo se reduce aún más. Para próximas aplicaciones se sugiere que
los ítems que conforman esta subescala sean explicados detalladamente a los niños y
adolescentes porque ellos, al no experimentar la sintomatología, pueden no comprenderla y
esto puede influir en la mezcla o contaminación de las respuestas que seleccionan.
En cuanto a la subescala del Trastorno de depresión mayor el análisis factorial exploratorio
corroboró los resultados obtenidos en la confiabilidad: el coeficiente de confiabilidad alfa de
Cronbach más bajo que se obtuvo le perteneció a la subescala del Trastorno depresivo mayor.
Una hipótesis que puede explicar lo que pudo haber incidido en los resultados de esta
subescala es que en la muestra seleccionada para la investigación, puede ser que no se
manifiesten algunos de los síntomas del Trastorno de depresión mayor que la escala RCADS-
30 pretende diagnosticar.
Relacionada con esa hipótesis, y de acuerdo a la teoría que defiende las diferencias evolutivas
en el abordaje de la depresión, algo que quizás pudo influir en los resultados es que los ítems
que conforman la subescala del Trastorno depresivo mayor no abordan las características que
tiene la depresión según la etapa evolutiva con que se está trabajando. Se plantea que en la
etapa escolar se puede evidenciar rechazo a las actividades escolares, irritación manifestada a
través de peleas y discusiones constantes con sus coetáneos, dificultades en el aprendizaje,
crisis de llanto. Relacionado con el desarrollo cognitivo, se empiezan a presentar los primeros
pensamientos negativos, inseguridad en las capacidades, poca motivación, etc. Además en los
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
79
adolescentes se manifiesta el disgusto con la imagen corporal y con el desempeño, ideación
suicida, el comportamiento aislado, agresividad, problemas de anorexia, bulimia, etc. Esta
distinción de los síntomas de la depresión según las etapas de desarrollo, no se evidencia en la
subescala del Trastorno depresivo mayor porque el instrumento que se pretende validar se
confeccionó según los criterios del DSM-IV que no distingue diferencias de expresión de la
depresión entre los niños y los adultos. Sin embargo es importante señalar que la validez
concurrente arrojó que la escala RCADS-30 mide la depresión como constructo teórico.
Del análisis factorial también se obtuvo que los ítems que mejor cargaron por factores fueron los
siguientes: del factor 1, correspondiente a la subescala Trastorno de ansiedad generalizada, el
ítem 17 “Me preocupa que me ocurran cosas malas” y el ítem 23 “Me preocupa que me ocurra
algo malo”; del factor 2, referido a la subescala Fobia social, el ítem 3 “Me preocupa parecer
tonto(a) ante la gente” y el 27 “Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente”; en el factor
3, que hace referencia al Trastorno de pánico, el ítem 8 “De repente empiezo a temblar o
agitarme sin saber porqué” y el ítem 20 “De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber
porqué”; en el factor 4, correspondiente a la subescala Trastorno de ansiedad de separación,
cargaron con valores superiores los ítems 4 “Sentiría miedo si estuviera solo en casa” y el 16 “Si
tengo que dormir solo siento miedo”. En los dos factores restantes cargaron con altos valores el
ítem 1 “Me siento triste o decaído” y el 7 “Me cuesta divertirme o pasarla bien”, estos ítems
pertenecen a la subescala Trastorno de depresión mayor. En el caso del factor correspondiente
a la subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo, cuyos ítems se segregaron en otros factores,
el ítem que mejor cargó fue el número 30 “Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez
(como lavarme las manos, limpiar o colocar cosas en un orden determinado)”. Estos ítems con
mayor carga que los restantes coinciden con los síntomas patognomónicos de los trastornos
respectivos.
Validez de constructo. Análisis de las intercorrelaciones
Para la validez de constructo también se exploraron las intercorrelaciones existentes entre las
diferentes subescalas de la técnica. La siguiente tabla muestra los resultados.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
80
Tabla 23. Intercorrelaciones entre las subescalas
TDM TP FS TAS TAG TOC
TDM .53 ** .53** .34** .29** .51**
TP .50** .47** .37** .57**
FS .39** .51** .54**
TAS .39** .49**
TAG .50**
TOC
**. La correlación es significativa al nivel de 0.01
Los resultados de la prueba del coeficiente de correlación de Pearson, demuestran que existen
correlaciones positivas y significativas entre todas las subescalas. En cuanto a la magnitud de
las correlaciones (que se obtiene por el valor de r) se aprecia que la mayoría de las subescalas
mostraron correlaciones medias pues los valores se aproximan a .50. Estos resultados son
satisfactorios y avalan la comorbilidad entre la ansiedad y la depresión.
La subescala que obtuvo los valores superiores fue la del Trastorno obsesivo-compulsivo. Las
más altas puntuaciones fueron con la subescala del Trastorno de pánico (.57) y con la de la
Fobia social (.54). Estos datos corroboran la teoría en la cual se plantea que el Trastorno
obsesivo-compulsivo puede asociarse al Trastorno de pánico y avala además el resultado del
análisis factorial, en el que se obtuvo que en el factor 3, correspondiente a la subescala del
Trastorno de pánico, cargaron 2 ítems del Trastorno obsesivo-compulsivo (6 y 18). En cuanto a
la Fobia social, esta suele asociarse al Trastorno obsesivo-compulsivo, precediendo
habitualmente su aparición a la de este (American Psychiatric Association, 1995). La correlación
establecida entre la subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo y la del Trastorno depresivo
mayor también corrobora la teoría que plantea que ambos trastornos pueden estar asociados.
En la muestra, al realizar el análisis factorial, se evidenció esta interrelación pues se mezclaron
ítems de ambas subescalas en los factores 3 y 5.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
81
La subescala del Trastorno depresivo mayor correlacionó con un valor por encima de la
correlación media (.53) con la del Trastorno de pánico. Esto corroboró lo planteado en la teoría
la cual asegura que los individuos con Trastorno de pánico muestran una notable incidencia de
síntomas del Trastorno depresivo mayor. En el análisis factorial también se demostró la
estrecha relación pues en los factores 3 y 5, se mezclaron ítems de ambos trastornos. La
subescala del Trastorno depresivo mayor correlacionó en .53 con la de la Fobia social. Esto
también corrobora la teoría y se evidenció en el factor 2, correspondiente a la subescala de la
Fobia social en el que cargó uno de los ítems del Trastorno depresivo mayor.
De manera general se manifestó correlación entre la subescala del Trastorno depresivo mayor
con las del Trastorno de ansiedad de separación y generalizada pues los valores, aunque
fueron los más bajos respecto a los restantes trastornos de ansiedad, se acercan a .30 y se
consideran aceptables.
En la tabla 17, se aprecia que la subescala del Trastorno de pánico correlacionó con la de Fobia
social en .50 lo cual es coherente con lo descrito en la literatura científica, donde aparece que
en el Trastorno de pánico es frecuente la comorbilidad con otros trastornos de ansiedad, hecho
éste especialmente constatable en los centros asistenciales, entre ellos se destaca la Fobia
social. En la literatura se hace alusión a diversidad de estudios que revelan que entre un 15 y un
30 % de las personas con Trastorno de pánico presenta Fobia social. Esto se debe al temor que
genera en el paciente con Trastorno de pánico, las consecuencias de los ataques, la vergüenza,
desorganizarse en público, sufrir un accidente, etc. lo cual limita seriamente su nivel de
relaciones sociales, hasta llegar a confinarlo en la casa (Otero, et al., 1999). Además al padecer
el Trastorno de pánico, hay sujetos que se vuelven excesivamente aprensivos en relación a la
separación de seres queridos y por eso se plantea que hay estrecha relación con el Trastorno
de ansiedad de separación, ambas subescalas correlacionaron en .47.
En cuanto a la subescala de la Fobia social también hay una interrelación media (.51) con la
subescala del Trastorno de ansiedad generalizada lo cual se debe a que las personas que la
padecen experimentan casi siempre síntomas típicos de ansiedad como las taquicardias,
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
82
temblores, sudoración, molestias gastrointestinales, diarrea, tensión muscular, enrojecimiento,
confusión en las situaciones sociales temidas (American Psychiatric Association, 1995).
Estas intercorrelaciones permiten explicar las contaminaciones factoriales obtenidas en el
análisis factorial pues se manifestó la estrecha interrelación que existe entre todas las
subescalas que representan los trastornos de ansiedad y también la comorbilidad entre estos y
la depresión. Se evidencia que determinados síntomas de algunos trastornos también aparecen
en otros y esto está avalado por la teoría.
Las intercorrelaciones y el análisis factorial avalan la validez de constructo de la RCADS-30. Es
importante reconocer que el nivel de significancia que se obtuvo en esta prueba fue de 0.01 por
lo que se infiere que la probabilidad de error es menor de 1% (p < 1.00).
Validez de constructo convergente
Otro tipo de validez explorada fue la validez convergente con los mismos instrumentos RCMAS
y CDI-S. La convergencia de las subescalas de ansiedad de la RCADS-30 fue analizada con la
depresión que explora el CDI-S, mientras que la convergencia de la subescala del Trastorno de
depresión mayor de la RCADS-30 fue analizada con la ansiedad que diagnostica el RCMAS.
Las tablas que se muestran a continuación reflejan los resultados de la prueba:
Tabla 24. Validez convergente evaluada entre las subescalas de ansiedad de la
RCADS-30 con el CDI-S
TP FS TAS TAG TOC
CDI-S .35** .43** .12** .21** .29**
**. La correlación es significativa al nivel de 0.01
Tabla 25. Validez convergente evaluada entre el Trastorno depresivo mayor de la
RCADS-30 con la RCMAS
TDM
RCMAS .43**
**. La correlación es significativa al nivel de 0.01
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
83
El nivel de significancia que se obtuvo en ambos casos fue de 0.01 por lo que se infiere que la
probabilidad de error es menor de 1% (p < 1.00).
En todos los casos se evidencian correlaciones positivas, por lo cual se demuestra una vez
más, la comorbilidad que hay entre la ansiedad y la depresión. En cuanto a la magnitud se
aprecia que la subescala del Trastorno de ansiedad de separación correlacionó con la
depresión con el valor más bajo (.12). Esto puede deberse a la edad de inicio de estos
trastornos. Se plantea que uno de los trastornos más prevalentes en las etapas más tempranas
de la vida es el de ansiedad por separación y en cuanto al trastorno depresivo se afirma que
aunque el inicio de la sintomatología se puede observar principalmente a partir de los 8 años, el
comienzo de trastornos depresivos suele producirse entre los 11 y los 12 años (Del Barrio, 2000
citada en Bernaras, et al., 2013).
Los resultados obtenidos en esta prueba son semejantes a los arrojados por las
intercorrelaciones entre subescalas de la RCADS-30, en las que la subescala del Trastorno
depresivo mayor correlacionó con un valor bajo (comparado con los valores restantes) con la de
ansiedad de separación. Estas correlaciones también son análogas a las obtenidas por los
autores originales de la RCADS-30. (Ver anexo 4)
La correlación entre el Trastorno depresivo mayor y la ansiedad que evalúa el RCMAS fue de
.43, valor satisfactorio que ratifica comorbilidad.
Los resultados anteriores muestran la validez convergente; los resultados presentados de la
validez concurrente y de constructo avalan la validez de la escala RCADS-30 y de manera
general los resultados de confiabilidad y validez obtenidos son satisfactorios.
3.4- Adaptación de baremos
Para determinar cuántas tablas de baremos se necesariaban, se precisó calcular si existían
diferencias entre los diferentes grupos muestrales según el género (dos grupos) y el grado (4
grupos), de manera que la cantidad de tablas de baremos estuvo determinada por la existencia
de diferencias estadísticamente significativas entre los grupos mencionados.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
84
La prueba t arrojó que los valores t para las 6 subescalas que representan los trastornos
resultaron superiores a sus valores correspondientes en el nivel de confianza de 0.05 e incluso
son superiores a los valores correspondientes en el nivel de confianza de 0.01. A partir de esto
se acepta la idea que existen diferencias en la manifestación de los síntomas de los trastornos
de acuerdo al género. Cuando el valor t se calcula a través del SPSS también aparece en la
tabla, la significancia y este valor debe ser menor a los valores correspondientes en los niveles
de confianza de 0.05 si existen diferencias entre los grupos. Así se comportó en el caso de los 6
trastornos. La siguiente tabla muestra los resultados.
Tabla 26: Resultados de la prueba t
t Sig.bilateral 95 % intervalo de confianza para la
diferencia
Inferior Superior
TDM 3,550 ,000 ,3122 1,0854
3,547 ,000 ,3119 1,0857
TP 4,580 ,000 ,5616 1,4043
4,579 ,000 ,5614 1,4045
FS 3,686 ,000 ,4774 1,5657
3,686 ,000 ,4773 1,5658
TAS 2,809 ,005 ,2140 1,2084
2,808 ,005 ,2139 1,2085
TAG 4,389 ,000 ,6720 1,7602
4,398 ,000 ,6731 1,7592
TOC 3,053 ,002 ,2746 1,2642
3,059 ,002 ,2754 1,2634
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
85
Como la prueba t para las muestras de varones y hembras demostró que existen diferencias
entre ambos grupos en toda la muestra se calcularon baremos diferentes para hembras y
varones. (Anexo 15)
La prueba Anova One Way permitió calcular si existían diferencias entre los grupos de grados.
En esta prueba el valor alfa o probabilidad a elegir una vez más es 0.05 o 0.01. Si la
significancia (Sig.) es menor que 0.05 es significativo en este nivel y por tanto los grupos
difieren entre sí, lo mismo sucede para el valor 0.01.
Tabla 27. Resultados de la prueba Anova One Way
Subescalas F Sig.
TDM 1,552 ,200
TP 2,265 ,080
FS 1,213 ,304
TAS 31,285 ,000
TAG 6,888 ,000
TOC 7,019 ,000
En la tabla se puede observar que entre las subescalas de los trastornos de ansiedad de
separación, ansiedad generalizada y obsesivo-compulsivo, los grupos de grados difieren entre
sí. Hubo que determinar entre qué grupos de grados específicamente hay diferencias y para eso
se aplicó otra prueba llamada Post Hoc Tukey que permite establecer múltiples comparaciones.
(Anexo 16) Para estos grupos que presentaron diferencias se calcularon baremos. (Anexo 17)
3.5- Elaboración y evaluación del manual
Para la confección del Manual Profesional se seleccionó parte de la información plasmada en
esta investigación para guiar al profesional en la comprensión de la teoría esencial que
fundamenta la técnica y también aparece la calificación de la escala e interpretación de la
misma. (Anexo 18)
También fue necesario elaborar una encuesta a profesionales (Anexo 12) con el objetivo de
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
86
evaluar la calidad del Manual Profesional. Los profesionales que valoraron el Manual fueron los
mismos especialistas que opinaron sobre la escala RCADS-30.
Los resultados de la misma demostraron que la información teórica incluida en el Manual es
suficiente (100%). Un 92% calificó de “Completamente” la pregunta relacionada con la
posibilidad de comprensión del Manual por parte del lector. El 100% de los profesionales
consultados consideró suficiente las propiedades psicométricas incluidas en el Manual.
Para el 100% de los encuestados la descripción de la estructura interna de la técnica
(subescalas, ítems y aspectos que son medidos por estos), para facilitar su interpretación fue
calificada como “Suficiente”. Finalmente un 65% opinó que la información referida a la forma de
calificación era “Suficiente” mientras que un 35% la reportó como “Más Suficiente que
Insuficiente”, sugiriendo que podía especificarse más esta información.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
87
CONCLUSIONES
Se obtuvo un criterio favorable con relación a las posibilidades diagnósticas
de la escala RCADS-30 y respecto a su adaptabilidad a las condiciones de la
población infanto-juvenil de la cuidad de Holguín por parte de los
profesionales participantes en la investigación.
Los datos obtenidos en el estudio piloto, donde fue empleada la versión
original de la escala RCADS-30, confirmaron que no existió la necesidad de
modificar ningún elemento formal ni conceptual del instrumento.
Los resultados de la aplicación de la escala RCADS-30 a una muestra no
probabilística intencional de 696 niños y adolescentes de nuestro medio,
revelaron una confiabilidad elevada, tanto la referida a la consistencia interna
del instrumento, como a su consistencia en el tiempo.
La información obtenida en la aplicación de la escala RCADS-30 en la
muestra expresó resultados favorables de validez de criterio concurrente y de
constructo.
Los baremos de la RCADS-30 fueron adaptados para la muestra estudiada
en relación al sexo y grupos de grados escolares.
Se elaboró el Manual Profesional de la RACDS-30 para su uso por parte de
los profesionales interesados en evaluar síntomas de los trastornos de
ansiedad y el Trastorno de depresión mayor y se sometió a evaluación de los
especialistas con resultados satisfactorios.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
88
RECOMENDACIONES
Continuar la presente línea investigativa haciendo extensivo el estudio de
validación a muestras de otras provincias del país.
Ofrecer los resultados alcanzados en la presente investigación a
profesionales del área de la salud de la ciudad de Holguín con vistas a
valorar la posible aplicación de la RCADS-30 válida en la práctica clínica e
investigativa.
Desarrollar talleres de preparación para profesionales de la Psicología
sobre el empleo del Manual Profesional de la RCADS-30.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
89
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Anexo 1. Escala RCADS-30
Las siguientes frases se relacionan con cosas que pueden ocurrirle a los niños y niñas. Por favor
contesta a todas las frases y marca en cada una de ellas el número que refleje mejor la frecuencia
con que te ocurre lo que se dice en cada frase. Para ello, en cada frase debes rodear con un círculo
uno de los números (0, 1, 2, 3). No hay respuestas buenas ni malas.
0 1 2 3
Nunca A veces A menudo Siempre
1. Me siento triste o decaído/a 0 1 2 3
2. De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué 0 1 2 3
3. Me preocupa parecer tonto/a ante la gente 0 1 2 3
4. Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa 0 1 2 3
5. Me preocupo mucho por las cosas 0 1 2 3
6. Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi
cabeza
0 1 2 3
7. Me cuesta divertirme o pasarlo bien 0 1 2 3
8. De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué 0 1 2 3
9. Me da miedo hacer las cosas mal 0 1 2 3
10. Estar lejos de mis padres me da miedo 0 1 2 3
11. Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares 0 1 2 3
12. Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el
interruptor está apagado o la puerta cerrada)
0 1 2 3
13. Me siento con muy poca energía para hacer las cosas 0 1 2 3
14. De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué 0 1 2 3
15. Me preocupa lo que otras personas piensen de mí 0 1 2 3
16. Si tengo que dormir solo/a siento miedo 0 1 2 3
17. Me preocupa que me ocurran cosas malas 0 1 2 3
18. Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza 0 1 2 3
19. Me resulta muy difícil pensar con claridad 0 1 2 3
20. De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué 0 1 2 3
21. Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase 0 1 2 3
22. Por las mañanas al ir al colegio me da miedo separarme de mis padres 0 1 2 3
23. Me preocupa que me ocurra algo malo 0 1 2 3
24. Tengo que concentrarme en pensamientos especiales (como números o
palabras) para que no ocurran cosas malas
0 1 2 3
25. Siento que no valgo para nada 0 1 2 3
26. Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por
lo que deba tener miedo
0 1 2 3
27. Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente 0 1 2 3
28. Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa 0 1 2 3
29. Me preocupa lo que vaya a ocurrir 0 1 2 3
30. Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos,
limpiar o colocar cosas en un orden determinado)
0 1 2 3
© B.Sandín, P.Chorot y R.M.Valiente (Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, España) y B.
Chorpita (University of California, Los Angeles, USA).
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 2. Resultado del cálculo de la consistencia interna por subescalas y de la
correlación total de ítems en la conformación de la RCADS-30.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 3. Intercorrelaciones entre las subescalas de la RCADS-30 y la escala original
RCADS
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 4. Correlaciones entre la RCADS-30 y otras escalas.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 5. Encuesta sobre Juicio de Especialistas. Profesión: ____________ Años de experiencia: _______ Ocupación: _______ Grado científico de Doctor_______ Título académico de Máster: _______ Categoría Docente: ____________
1- ¿Considera Ud. necesaria la validación, en nuestra provincia, de un instrumento
novedoso, breve, que evalúa en conjunto las emociones ansiedad y depresión en
etapas infanto-juveniles, presentes en algunos de los trastornos que aparecen en
los clasificatorios internacionales?
No ______ Relativamente necesario_____ Muy necesario ____
2- Evalúe en una escala de 1 a 5 ¿en qué medida considera usted que los ítems de
cada una de las subescalas evalúan realmente el constructo para el cual fueron
concebidos? Acote su evaluación en la siguiente tabla marcando con una x según
la escala de 1 a 5 que aparece al final de la tabla, donde 1 es: En nada; 2: En una
mínima parte; 3: En parte; 4: En parte considerable y 5: Completamente.
Escala
Subescalas
Descripción
Ítems
1 2 3 4 5
DEPRESIÓN Trastorno
depresivo mayor
Mide la frecuencia de aparición de la tristeza
y/o hipoabulia ante situaciones inespecíficas 1
7
13
19
25
ANSIEDAD Trastorno de
pánico
Mide la frecuencia de aparición de crisis de
angustia y de preocupaciones por la
posibilidad de padecer nuevas crisis de
angustia
2
8
14
20
26
Fobia social Mide la frecuencia de aparición de la
ansiedad ante ciertas situaciones sociales o
actuaciones en público
3
9
15
21
27
Trastorno de
ansiedad de
separación
Mide la frecuencia de aparición de la
ansiedad ante la separación respecto del
hogar o de las personas con quienes el niño o
adolescente está vinculado
4
10
16
22
28
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Trastorno de
ansiedad
generalizada
Mide la frecuencia de aparición de la
ansiedad y preocupaciones ante situaciones
inespecíficas
5
11
17
23
29
Trastorno
obsesivo-
compulsivo
Mide la frecuencia de aparición de ideas
obsesivas y/o compulsiones 6
12
18
24
30
3- ¿Considera necesario modificar algunos de los términos empleados en los ítems
por no ser conocidos o apropiados a nuestro medio?
No ____ Si _____
En caso afirmativo señale: Ítems_______ Palabra a modificar: ______________________ Ítems_______ Palabra a modificar: ______________________ Ítems_______ Palabra a modificar: ______________________
4- Considera Ud. que sería necesario incorporar otros ítems a algunos de las sub-escalas?
Subescala: ________________________
Propuesta de ítems ____________________________________________ _________________________________________________________
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Anexo 6. Consentimiento informado de los padres
El estudio de la ansiedad y la depresión en etapas infanto-juveniles resulta de gran
importancia para realizar un diagnóstico temprano y con ello diseñar estrategias de
intervención efectivas también a tiempo. Es por ello, que la UCLV en coordinación con el
Departamento de Psicología de la Universidad de Holguín, realizará una investigación en
la escuela: _______________________________________.
Para efectuarla, se hace necesario que los niños y adolescentes sean sometidos a la
aplicación de algunas técnicas psicológicas que permitan obtener la información
necesaria.
El presente documento de consentimiento informado, entregado por la investigadora
principal, previa consulta oral, forma parte del protocolo de investigación que ha sido
aprobado por el Comité de Ética correspondiente.
Yo___________________________, ejerciendo mi libre poder de elección y mi voluntad
expresa doy mi consentimiento para que mi hijo(a), responda los instrumentos del estudio.
He tenido tiempo suficiente para decidir su participación, sin sufrir presión alguna y sin
temor a represalias en caso de rechazar la propuesta.
También se me ha explicado que la información que brindemos es de carácter
confidencial, no serán divulgados ni publicados, ni nuestra identidad, ni los detalles
personales.
Para que así conste firmo el presente consentimiento a los ______ días del mes
___________ de 20____.
_____________________
Firma.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 7. Consentimiento informado de la escuela
El estudio de la ansiedad y la depresión en etapas infanto-juveniles resulta de gran
importancia para realizar un diagnóstico temprano y con ello diseñar estrategias de
intervención efectivas también a tiempo. Es por ello, que la UCLV en coordinación con el
Departamento de Psicología de la Universidad de Holguín, realizará una investigación en
la escuela: _____________________________________________. Para ello, se hace
necesario que los niños y adolescentes sean sometidos a la aplicación de algunas
técnicas psicológicas que permitan obtener la información necesaria.
El presente documento de consentimiento informado, entregado por la investigadora
principal, previa consulta oral, forma parte del protocolo de investigación que ha sido
aprobado por el Comité de Ética correspondiente.
Yo_________________________________, como director(a) de la escuela:
_________________________________, doy mi consentimiento para que en las aulas
seleccionadas sean aplicadas las técnicas psicológicas correspondientes con la presente
investigación.
Para que así conste firmo el presente consentimiento a los ______ días del mes
___________ de 20____.
_____________________
Firma.
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Anexo 8. Autorización del MINED
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Anexo 9. Inventario de Depresión Infantil, versión breve (CDI-S)
Inventario de Depresión Infantil Abreviado (CDI-S) Nombre: ................................................................................... Edad: ................. Escuela: .............................................................................................................. Fecha:.................................. Curso:.................................... Las personas tienen diferentes sentimientos e ideas. En este cuestionario recogemos
estos sentimientos e ideas agrupados. De cada grupo, tienes que señalar una frase que
sea la que mejor describa cómo te has sentido durante estas dos últimas semanas.
Una vez que hayas terminado con un grupo de frases, pasa al siguiente.
No hay respuestas correctas o incorrectas. Únicamente tienes que señalar la frase que
describa mejor cómo te has encontrado últimamente. Pon una cruz (X) en el guión que
hay junto a tu respuesta.
Hagamos un ejemplo. Pon una cruz junto a la frase que MEJOR te describa:
EJEMPLO:
_ Leo libros muy a menudo.
_ Leo libros de vez en cuando.
_ Nunca leo libros.
Recuerda que debes señalar las frases que mejor describan tus sentimientos o tus ideas
en las dos últimas semanas.
Pasa a la página siguiente.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
1. _ Estoy triste de vez en cuando. _ Estoy triste muchas veces. _ Estoy triste siempre. 2. _ Nunca me saldrá nada bien. _ No estoy seguro de que las cosas me salgan bien. _ Las cosas me saldrán bien. 3. _ Hago bien la mayoría de las cosas. _ Hago mal muchas cosas. _ Todo lo hago mal. 4. _ Me odio. _ No me gusta cómo soy. _ Me gusta cómo soy. 5. _ Tengo ganas de llorar todos los días. _ Tengo ganas de llorar muchos días. _ Tengo ganas de llorar de vez en cuando. 6. _ Las cosas me preocupan siempre. _ Las cosas me preocupan muchas veces. _ Las cosas me preocupan de vez en cuando. 7. _ Tengo buen aspecto. _ Hay algunas cosas de mi aspecto que no me gustan. _ Soy feo/a. 8. _ Nunca me siento solo. _ Me siendo solo muchas veces. _ Me siento solo siempre. 9. _ Tengo muchos amigos. _ Tengo algunos amigos, pero me gustaría tener más. _ No tengo amigos. 10. _ Nadie me quiere. _ No estoy seguro de que alguien me quiera. _ Estoy seguro de que alguien me quiere.
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Anexo 10. Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños (RCMAS)
Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños (RCMAS)
Nombre: ................................................................................... Edad: ................. Escuela: .............................................................................................................. Fecha:.................................. Curso:.................................... Las personas tienen diferentes sentimientos e ideas. En este cuestionario recogemos
algunos de estos sentimientos e ideas en varias oraciones. En cada frase debes señalar
si ella describe o no cómo te has sentido últimamente. Para ello debes marcar con una X
en las casillas de Sí o No respectivamente
Una vez que hayas terminado con una oración o frase, pasa al siguiente.
No hay respuestas correctas o incorrectas. Únicamente tienes que señalar la frase que
describa mejor cómo te has encontrado últimamente.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Sí No
1- Tengo problemas para tomar decisiones.
2- Estoy nervioso (a) cuando las cosas no van bien.
3- Los demás parecen hacer las cosas con mayor facilidad.
4- Me agradan todas las personas que conozco.
5- Me cuesta respirar.
6- Me preocupo mucho por el tiempo.
7- Le temo a muchas cosas.
8- Siempre soy amable.
9- Me molesto con facilidad.
10- Me preocupa lo que dirán mis padres.
11- A los demás no les gusta el modo en que hago las cosas.
12- Siempre tengo buenos modales.
13- En la noche, me resulta difícil conciliar el sueño.
14- Me preocupa lo que piensan otras personas.
15- Me siento solo (a), incluso si estoy rodeado (a) de personas.
16- Siempre soy bueno (a).
17- A menudo tengo náuseas.
18- Se puede herir mis sentimientos fácilmente.
19- Mis manos me sudan.
20- Siempre soy agradable con todo el mundo.
21- Con frecuencia estoy cansado (a).
22- Me preocupo por lo que irá a pasar.
23- Otras personas son más felices que yo.
24- Digo la verdad todo el tiempo.
25- Tengo pesadillas.
26- Me siento herido (a) cuando me mortifican.
27- Me dirán que hago mal las cosas.
28- Nunca me enfado.
29- A veces despierto asustado (a)
30- De noche, me preocupo cuando me voy a dormir.
31- Es difícil concentrarse en las cosas de la escuela.
32- Nunca digo cosas que no debería.
33- Me muevo mucho en la silla.
34- Soy nervioso (a).
35- Hay mucha gente en mi contra.
36- Nunca miento.
37- Me preocupa que algo malo vaya a suceder.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 11. Encuesta sobre Juicio de Especialistas acerca del Manual Profesional de la
escala RCADS-30.
Profesión: ____________ Años de experiencia: _______ Ocupación: _______ Grado científico de Doctor_______ Título académico de Máster: _______ Categoría Docente: ____________
1- Considera Ud. que la información teórica que aparece en el Manual para los
profesionales acerca de la RCADS-30 es:
Suficiente______ Más suficiente que insuficiente______
Más insuficiente que suficiente_____ Insuficiente _____
2- Acerca de la información que se plasma en el Manual Ud. considera que se
comprende por el lector:
Completamente_____ Parcialmente_____ No se comprende______
3- Considera Ud. que la información que aparece en el Manual acerca de las
propiedades psicométricas de la RCADS-30 es:
Suficiente______ Más suficiente que insuficiente______
Más insuficiente que suficiente_____ Insuficiente _____
4- Según su opinión, la descripción de la técnica (en cuanto a subescalas que la
conforman e ítems pertinentes a estas) que aparece en el Manual para facilitar su
interpretación es:
Suficiente______ Más suficiente que insuficiente______
Más insuficiente que suficiente_____ Insuficiente _____
5- Considera Ud. que la información referida a la forma en que debe calificarse la
RCADS-30 que aparece en el Manual es:
Suficiente______ Más suficiente que insuficiente______
Más insuficiente que suficiente_____ Insuficiente _____
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 12. Entrevista semistructurada grupal
1. ¿Consideras que existen oraciones que contienen palabras de difícil comprensión, que tienden a confundir o que simplemente no las entiendes? Sí____ No____ 2. ¿Cuáles son esas oraciones? Indique el o los números: ___________________________________________________________ 3. De esas oraciones ¿cuáles son las palabras de difícil comprensión, que tienden a confundir o que simplemente no las entiendes? Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ 4. ¿Por qué otras palabras las cambiarías? Palabras sustitutas:
Palabras sustitutas:
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Anexo 13. Resultados de la confiabilidad. Estudio piloto.
Escalas de la RCADS-30 Alfas
Trastorno depresivo mayor .48
Trastorno de pánico .69
Fobia social .73
Trastorno de ansiedad de separación .62
Trastorno de ansiedad generalizada .73
Trastorno obsesivo-compulsivo .61
Escala total .91
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Anexo 14. Resultados del análisis factorial. Estudio piloto.
Ítems 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
14.De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué .59
16.Si tengo que dormir solo/a siento miedo .58
18.Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza
.69
19.Me resulta muy difícil pensar con claridad .75
21.Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase .79
25.Siento que no valgo para nada .75
26.Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por lo que deba tener miedo
.69
1.Me siento triste o decaído/a .34
18.Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza
.50
19.Me resulta muy difícil pensar con claridad .72
21.Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase .64
6.Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi cabeza
.65
11.Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares
.50
17.Me preocupa que me ocurran cosas malas .70
23.Me preocupa que me ocurra algo malo .34
27.Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente .50
29.Me preocupa lo que vaya a ocurrir .72
4.Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa .57
12.Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)
.79
28.Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa
.71
8.De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué
.64
20.De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué
.61
24.Tengo que concentrarme en pensamientos especiales (como números o palabras) para que no ocurran cosas malas
.73
7.Me cuesta divertirme o pasarlo bien .83
22.Por las mañanas al ir al colegio me da miedo separarme de mis padres
.65
5.Me preocupo mucho por las cosas .90
13.Me siento con muy poca energía para hacer las cosas .48
15.Me preocupa lo que otras personas piensen de mí .49
3.Me preocupa parecer tonto/a ante la gente .83
9.Me da miedo hacer las cosas mal .45
10.Estar lejos de mis padres me da miedo .82
2.De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué
.90
30.Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos o colocar cosas en orden)
.79
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 15. Baremos diferentes para hembras y varones
Hembras
Varones
%CENTIL TDM TP FS TAS TAG TOC %CENTIL
10 1 0 1 0 5 1 10
20 2 1 2 1 6 2 20
25 2 1 3 1 6 3 25
30 2 2 3 2 7 3 30
40 3 2 4 2 7 4 40
50 3 3 5 3 8 5 50
60 4 4 7 4 9 6 60
70 5 5 8 5 11 7 70
75 5 5 8 6 11 7 75
80 6 6 9 7 12 8 80
90 7 7 11 9 13 10 90
%CENTIL TDM TP FS TAS TAG TOC %CENTIL
10 1 0 1 0 5 1 10
20 2 1 2 1 6 2 20
25 2 1 3 1 6 3 25
30 2 2 3 2 7 3 30
40 3 2 4 2 7 4 40
50 3 3 5 3 8 5 50
60 4 4 7 4 9 6 60
70 5 5 8 5 11 7 70
75 5 5 8 6 11 7 75
80 6 6 9 7 12 8 80
90 7 7 11 9 13 10 90
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 16. Resultado de la prueba Post Hoc Tukey
Multiple Comparisons Tukey HSD
Variable dependiente
(I) Grado del niño
(J) Grado del niño
Sig.
TAS 4to 6to ,007
8vo ,000
9no ,000
6to 4to ,007
8vo ,000
9no ,000
8vo 4to ,000
6to ,000
9no 1,000
9no 4to ,000
6to ,000
8vo 1,000
TAG 4to 6to ,026
8vo ,009
9no ,000
6to 4to ,026
8vo ,985
9no ,273
8vo 4to ,009
6to ,985
9no ,449
9no 4to ,000
6to ,273
8vo ,449
TOC 4to 6to ,146
8vo ,001
9no ,001
6to 4to ,146
8vo ,265
9no ,217
8vo 4to ,001
6to ,265
9no ,993
9no 4to ,001
6to ,217
8vo ,993
* The mean difference is significant at the .05 level.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 17. Baremos para los diferentes grupos de grados que mostraron diferencias de
acuerdo a la expresión de los síntomas de los trastornos.
Cuarto grado Sexto grado
Octavo grado Noveno grado
%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL
10 0 3 1 10
20 1 5 2 20
25 1 5 2 25
30 2 6 3 30
40 2 7 4 40
50 3 8 4 50
60 4 9 5 60
70 5 10 7 70
75 6 11 8 75
80 7 11 8 80
90 9 13 10 90
%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL
10 0 5 1 10
20 1 6 3 20
25 2 6 3 25
30 2 6 4 30
40 4 8 5 40
50 5 9 6 50
60 6 10 7 60
70 7 12 8 70
75 7 12 8 75
80 8 13 9 80
90 10 14 10 90
%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL
10 0 4 1 10
20 0 5 2 20
25 0 5 2 25
30 1 6 2 30
40 1 7 3 40
50 2 7 4 50
60 2 8 5 60
70 3 10 6 70
75 3 10 7 75
80 4 11 7 80
90 6 13 9 90
%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL
10 0 3 1 10
20 0 4 2 20
25 0 5 2 25
30 1 5 3 30
40 1 6 3 40
50 2 7 4 50
60 3 8 5 60
70 3 9 5 70
75 4 10 6 75
80 4 11 6 80
90 5 13 9 90
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
Anexo 18. Manual Profesional de la escala RCADS-30.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad la salud mental en la infancia y la adolescencia constituye una preocupación
primordial. El tema ha cobrado interés debido a las alarmantes cifras que demuestran que una
parte no despreciable de dicha población presenta trastornos psicológicos, entre los más
prevalentes se encuentran los trastornos de ansiedad y la depresión (Rodríguez, 2005). La
comorbilidad entre ellos es elevada. Aunque existen múltiples instrumentos diagnósticos,
fundamentalmente para la ansiedad, los investigadores y clínicos han expresado la necesidad e
importancia de continuar desarrollando instrumentos psicológicos eficaces para el diagnóstico
de estos trastornos (Lorenzo, 2003). Los instrumentos breves, de autorreporte, que diagnostican
síntomas, tienen una alta demanda y en coherencia con lo anterior, recientemente se han hecho
varios intentos para crear técnicas de este tipo que aborden los síntomas de trastornos de
ansiedad y depresión en niños y adolescentes descritos en el DSM-IV (Sandín, Chorot, Valiente,
Chorpita, 2010).
Los psicólogos cubanos se encuentran constantemente ante el problema de la insuficiente
validación de instrumentos psicodiagnósticos. En nuestro país hay muy pocas técnicas
adaptadas que evalúan síntomas de los trastornos de ansiedad, de depresión o ambos en
etapas infanto-juveniles. Es por eso que la validación de un instrumento para ese tipo de
población que haya demostrado elevadas propiedades psicométricas a través de diferentes
estudios, puede contribuir a resolver esta necesidad.
Para lograr lo anterior un grupo de investigadores de la Universidad de Holguín se propuso
validar la Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión reducida de 30
ítems (RCADS-30) que es un instrumento de autorreporte que permite diagnosticar diferentes
síntomas de los trastornos de ansiedad y depresión, simultáneamente, de acuerdo al
clasificatorio DSM-IV. La escala es una adaptación española, aportada por Sandín, Chorot,
Valiente y Chorpita, en el 2010 que se realizó de un instrumento más extenso, la RCADS.
A continuación se presenta el Manual Profesional de la Adaptación de la RCADS-30, que se ha
elaborado como resultado del riguroso proceso de validación de la escala en la cuidad de
Holguín.
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
FICHA TÉCNICA
Nombre: Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión
reducida de 30 ítems (RCADS-30)
Autor: Bonifacio Sandín, Paloma Chorot, Rosa M. Valiente y Bruce F. Chorpita
(2010)
Procedencia: Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, España.
Autores de la validación en la cuidad de Holguín, Cuba: Grethel Selva Batista, Yuri
Arsenio Sanz Martínez y Luis Felipe Herrera.
Administración: Individual
Duración: de 15 a 20 minutos
Aplicación: Niños (9 años en adelante) y Adolescentes.
OBJETIVO
La RCADS-30 es la Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión
reducida de 30 ítems, la misma ha sido creada para diagnosticar diferentes síntomas de los
trastornos de ansiedad y depresión, simultáneamente, en la población infanto-juvenil, de
acuerdo a los síntomas que aparecen descritos en el DSM-IV.
ESTRUCTURA CONCEPTUAL DE LA RCADS-30
El abordaje que se hace de las distintas subescalas que representan los trastornos parte del
clasificador internacional DSM-IV porque la escala RCADS-30 se elaboró a partir de los
síntomas que se describen en el mismo. A continuación se presenta la descripción de la
sintomatología:
Trastorno de depresión mayor.
El trastorno depresivo mayor se ubica dentro de los trastornos del estado de ánimo y los
síntomas fundamentales que lo caracterizan son los siguientes: estado de ánimo deprimido,
tristeza, desesperanza, desánimo, una pérdida de interés o placer en casi todas las
actividades. En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable en lugar de
triste y se pueden experimentar al menos otros cuatro síntomas que pueden ser cambios de
apetito o peso, del sueño y de la actividad psicomotora, falta de energía, sentimientos de
infravaloración o culpa, dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones, y
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
pensamientos recurrentes de muerte o ideación, planes o intentos suicidas. En la RCADS-30
la subescala que lo evalúa hace alusión a la frecuencia de aparición de algunos de los
síntomas depresivos mencionados ante situaciones inespecíficas.
Trastorno de pánico
El Trastorno de pánico o angustia se caracteriza por la presencia de crisis de angustia
recidivantes e inesperadas que se manifiestan a través de la aparición de miedo o malestar
de carácter intenso, síntomas somáticos y/o cognoscitivos como taquicardia, sudoración,
temblores, sensación de falta de aire o ahogo, miedo a perder el control. Luego de estas
crisis aparecen preocupaciones persistentes por la posibilidad de padecer nuevas crisis de
angustia y por sus posibles implicaciones o consecuencias. En la RCADS-30 la subescala
que lo evalúa hace alusión a la frecuencia de aparición de algunos de los síntomas que
describen las crisis de angustia y de preocupaciones por la posibilidad de padecer nuevas
crisis.
Fobia social
La Fobia social es el miedo persistente y acusado a situaciones sociales o actuaciones en
público por temor a que resulten embarazosas. La exposición a estos estímulos produce casi
invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad. Cuando el individuo se encuentra en
las situaciones sociales o en las actuaciones en público que teme, experimenta una
preocupación constante por la posibilidad de que la actuación frente a los demás sea
humillante y teme que lo vean como a un individuo ansioso, débil, loco o estúpido. También
aparece el miedo de hablar en público. En la RCADS-30 la subescala que lo evalúa hace
alusión a la frecuencia de aparición de alguno de los síntomas antes referidos que suelen
aparecer ante ciertas situaciones sociales o actuaciones en público.
Trastorno de ansiedad por separación
Se plantea que la característica esencial de este trastorno es una ansiedad excesiva
respecto al alejamiento del hogar o de aquellas personas a quienes el sujeto está vinculado.
Los niños/adolescentes que lo padecen pueden evitar ir solos a distintos sitios como la
escuela, pueden manifestar un comportamiento de “aferramiento”, situándose muy cerca del
padre o la madre. La ansiedad manifiesta es superior a la esperada en sujetos del mismo
Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera
nivel de desarrollo y puede provocar deterioro académico o de otras áreas importantes de la
actividad del individuo. Suelen tener problemas al acostarse y pueden insistir en que alguien
permanezca con ellos hasta conciliar el sueño. Durante la noche pueden trasladarse a la
cama de sus padres o hermano, y si esto no les es permitido pueden dormir junto a la puerta
del dormitorio. Pueden aparecer quejas físicas tales como dolores de estómago, cefaleas,
náuseas y vómitos. En la RCADS-30 la subescala que lo evalúa hace alusión a la frecuencia
de aparición de algunos de los síntomas antes referidos.
Trastorno de ansiedad generalizada
Se afirma que en este trastorno hay un predominio de ansiedad y preocupación excesiva
que se centran en una amplia gama de acontecimientos y situaciones. En los niños la
ansiedad y la preocupación se acompañan de al menos un síntoma de los siguientes:
inquietud, fatiga precoz, dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y
trastornos del sueño. La frecuencia de aparición de la ansiedad y de las preocupaciones es
claramente desproporcionada con las posibles consecuencias que puedan derivarse de la
situación o acontecimiento temidos. Los niños tienden a preocuparse por su rendimiento o la
calidad de sus actuaciones incluso cuando no son evaluados por los demás. Durante el
curso del trastorno el centro de las preocupaciones puede trasladarse de un objeto o una
situación a otros. En la RCADS-30 la subescala que lo evalúa hace alusión a la frecuencia
de aparición de la ansiedad y preocupaciones ante situaciones inespecíficas.
Trastorno obsesivo-compulsivo
Este trastorno se caracteriza por la presencia de obsesiones y/o compulsiones de carácter
recurrente. Este trastorno en los niños suele presentarse de forma similar a los adultos. Los
rituales de lavado, comprobación y puesta en orden de objetos son particularmente
frecuentes en los niños. Los síntomas pueden o no ser de carácter egodistónico. También se
han visto casos de empobrecimiento gradual del rendimiento escolar secundario a una
afectación de la capacidad para concentrarse. En la RCADS-30 la subescala que lo evalúa
hace alusión a la frecuencia de aparición de ideas obsesivas y/o compulsiones.
Una breve descripción de cada una de las subescalas con los ítems que las conforman se
puede consultar en la Tabla 1.
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DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO
La RCADS-30 consta de 30 ítems distribuidos en 6 subescalas. El niño/adolescente debe
leer las instrucciones que aparecen y responder 1 de las 4 alternativas de respuesta donde:
0) Nunca 1) A veces 2) A menudo 3) Siempre
Cada uno de los trastornos que se evalúan en la RCADS-30 son abordados a través de
diferentes síntomas; cada ítem representa un síntoma y los ítems se organizan en distintas
subescalas. En la tabla 1 se describe lo que evalúa cada una de las respectivas subescalas
así como la cantidad de ítems que la conforman y los números de los mismos dentro de la
técnica. Una versión completa de la RCADS-30 se puede encontrar en el Apéndice A, al final
de este Manual Profesional.
Tabla 1. Descripción de las subescalas de la RCADS-30
Subescala Total Ítems
Número de ítems
Descripción de lo que mide la subescala
Trastorno depresivo mayor
(TDM)
5
1,7,13,19,25
Mide la frecuencia de aparición de síntomas depresivos como la tristeza, pérdida de interés en las actividades, el desánimo o hipoabulia, dificultad para pensar y sentimientos de baja autoestima
Trastorno de pánico
(TP)
5
2,8,14, 20, 26
Mide la frecuencia de aparición de síntomas típicos de las crisis de angustia como taquicardia, temblores, falta de aire, agitación
Fobia social
(FS)
5
3,9,15,21, 27
Mide la frecuencia de aparición de la ansiedad ante ciertas situaciones sociales o actuaciones en público
Trastorno de ansiedad de
separación (TAS)
5
4,10,16,22,
28
Mide la frecuencia de aparición de la ansiedad producto al alejamiento del hogar o de los padres, el temor a dormir solo (a), la ansiedad que aparece debido a permanecer solos en diferentes lugares
Trastorno de ansiedad
generalizada (TAG)
5
5,11,17,23,
29
Mide la frecuencia de aparición de la ansiedad y preocupaciones excesivas ante una amplia gama de situaciones inespecíficas
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
5
6,12,18,24,
30
Mide la frecuencia de aparición de síntomas como las ideas obsesivas y compulsiones referidas a rituales de lavado, comprobación y puesta en orden de objetos
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CONFIABILIDAD Y VALIDEZ
Para llevar a cabo el análisis de confiabilidad se realizaron varias pruebas estadísticas. Uno
de los procedimientos que se aplicó para calcular la confiabilidad es el análisis de la
consistencia interna a través del cálculo del coeficiente alfa de Cronbach, este se obtuvo
para la escala total y para las diferentes subescalas. La Tabla 2 muestra los valores alfas.
Tabla 2. Confiabilidad (consistencia interna). Subescalas y el correspondiente
coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach.
Subescalas Coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach
Trastorno depresivo mayor 0.64
Trastorno de pánico 0.72
Fobia social 0.73
Trastorno de ansiedad de separación 0.70
Trastorno de ansiedad generalizada 0.73
Trastorno obsesivo-compulsivo 0.65
Como se aprecia las alfas arrojaron valores moderadamente altos para la mayoría de las
subescalas de la técnica. Los valores más bajos fueron los correspondientes al Trastorno
obsesivo-compulsivo y al Trastorno depresivo mayor, lo cual es coherente con los resultados
obtenidos por los autores originales de la escala. Estos resultados arrojan una confiabilidad
medio-alta de la RCADS-30.
También se evaluó la confiabilidad en el tiempo a través de la aplicación test-retest. A
continuación, en la tabla 3, se muestran estas correlaciones entre las dos aplicaciones de la
técnica, al cabo de cuatro semanas de la primera aplicación.
Tabla 3. Confiabilidad test-retest. Correlaciones por subescalas entre la primera y
segunda aplicación.
Escala y Subescalas Coeficiente r de Pearson
RCADS-30 .61**
TDM .55**
TP .45**
FS .54**
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TAS .61**
TAG .55**
TOC .53**
**. La correlación es significativa al nivel de 0.01
La correlación entre la primera y segunda aplicación de la RCADS-30 fue de .61, valor que
indica una correlación positiva media. En el caso de las subescalas se observan correlaciones
positivas considerables. Esto proporciona información referida a la permanencia en el tiempo
de los resultados de la escala RCADS-30.
Con estos resultados se demuestra la confiabilidad de la escala RCADS-30.
También se evaluó la validez. La validez de un instrumento puede abordarse por diferentes
vías en este caso se analizó la validez de criterio, específicamente la concurrente y la validez
de constructo.
Para la validez de criterio concurrente se compararon las subescalas de ansiedad de la
RCADS-30 con la RCMAS (Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños) así como la
subescala de Trastorno depresivo mayor de la RCADS-30 con el CDI-S (Inventario de
Depresión Infantil Breve). La siguiente tabla muestra estos resultados.
Tabla 4. Correlaciones entre la RCADS-30 y otras escalas
TDM TP FS TAS TAG TOC
RCMAS
.49** .39** .31** .34** .43**
CDI-S
.49**
**. La correlación es significativa al nivel de 0.01
Se evidencia que las subescalas de ansiedad de la RCADS-30 y la RCMAS correlacionaron
con puntuaciones positivas, satisfactorias y significativas lo cual demuestra que la escala
mide la ansiedad como constructo teórico. Del mismo modo la subescala del Trastorno de
depresión mayor de la RCADS-30 y el CDI-S correlacionaron con una puntuación positiva
media lo cual confirmó que la escala que se pretende validar mide la depresión como
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constructo teórico. De manera general con estos resultados se evidencia la existencia de
validez concurrente.
Para la validez de constructo se realizó un análisis factorial exploratorio que arrojó 6 factores
correspondientes a las seis subescalas igual que en la técnica original, sin embargo en la
mayoría cargaron ítems de otros factores. Los factores que mejor discriminaron ítems de
acuerdo a los criterios que se tuvieron en cuenta para la elaboración de la RCADS-30 fueron
los correspondientes a la subescala Trastorno de ansiedad de separación seguido por el
Trastorno de ansiedad generalizada y Fobia social lo cual es coherente con la teoría.
El hecho de que en algunos factores cargaran ítems de otros se debe a la estrecha
interrelación que existe entre todos los trastornos de ansiedad y también la comorbilidad
entre estos y la depresión. Se evidencia que determinados síntomas de algunos trastornos
también aparecen en otros y esto está avalado por la teoría.
Los resultados de confiabilidad y validez obtenidos son satisfactorios.
CALIFICACIÓN DE LA RCADS-30
La calificación de la prueba se realiza sumando los puntos de cada uno de los ítems que
integran las subescalas.
Subscala Trastorno de depresión mayor: ∑ (1 + 7 + 13 + 19 + 25)
Subescala Trastorno de pánico: ∑ (2 + 8 + 14 + 20 + 26)
Subescala Fobia social: ∑ (3 + 9 + 15 + 21 + 27)
Subescala Trastorno de ansiedad de separación: ∑ (4 + 10 + 16 + 22 + 28)
Subescala Trastorno de ansiedad generalizada: ∑ (5 + 11 + 17 + 23 + 29)
Subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo: ∑ (6 + 12 + 18 + 24 + 30)
Los ítems que componen las subescalas de la técnica los puede consultar en la propia
técnica (Ver Apéndice A), a partir de la descripción de ítems por cada subescala descritos
arriba. Estas puntuaciones directas obtenidas son llevadas a las tablas de baremos que se
ofrecen para obtener los percentiles de cada una de las subescalas. La técnica contiene 2
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tablas de baremos de acuerdo al género (Apéndice B) y 4 tablas de baremos de acuerdo a
los grupos de grados (Apéndices C).
Para convertir la puntuación directa de cada subescala de acuerdo a los rangos percentiles
diríjase al Apéndice B, C y D de este Manual. El apéndice B le permite establecer las
comparaciones de acuerdo al sexo mientras que los restantes apéndices mencionados
establecen las comparaciones de acuerdo al grado. Localice la puntuación directa y
busque el percentil asociado para cada subescala. Después que las puntuaciones directas
se han convertido en puntuaciones percentiles se debe consultar el Apéndice D que
contiene la descripción cualitativa apropiada. Cada descripción cualitativa está asociada
con la puntuación percentil (Baja <25; Media entre 25 y 75; Elevada >76). La guía para la
interpretación de las puntuaciones percentiles altas y bajas una vez realizada la
descripción cualitativa, se encuentra en el mismo Apéndice D.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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investigación. (4. ed.) México: McGraw-Hill.
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Validación del Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado para Niños en
adolescentes cubanos. Psicología y Salud, 13 (2), 203-214.
López, C., Alcántara, M., Fernández, V., Castro, M., López, J. (2010).
Características y prevalencia de los problemas de ansiedad, depresión y
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Rodríguez, O. (2005). Salud Mental Infanto-Juvenil. La Habana: Editorial:
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Remedios, G. (1998). Psicopatología del niño y del adolescente. Madrid:
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Sandín, B., Chorot, P., Valiente, R., Chorpita, B. (2010) Development of a 30-
item version of the Revised Child Anxiety and Depression Scale. Revista
de Psicopatología y Psicología Clínica, 15(3), 165-178
Sociedad Americana de Psiquiatría (1994). Manual Diagnóstico y Estadístico
de las Enfermedades Mentales. (4 ed.), Washintong: Autor.
Ramírez, R. J. (2009) Adaptación del inventario de depresión infantil de Kovacs
en escolares de la ciudad de Cajamarca. Tesis de doctorado. Lima, Perú.
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APÉNDICE A
RCADS-30
Las siguientes frases se relacionan con cosas que pueden ocurrirle a los niños y niñas. Por favor
contesta a todas las frases y marca en cada una de ellas el número que refleje mejor la frecuencia
con que te ocurre lo que se dice en cada frase. Para ello, en cada frase debes rodear con un círculo
uno de los números (0, 1, 2, 3). No hay respuestas buenas ni malas.
0 1 2 3
Nunca A veces A menudo Siempre
1. Me siento triste o decaído/a 0 1 2 3
2. De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué 0 1 2 3
3. Me preocupa parecer tonto/a ante la gente 0 1 2 3
4. Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa 0 1 2 3
5. Me preocupo mucho por las cosas 0 1 2 3
6. Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi cabeza 0 1 2 3
7. Me cuesta divertirme o pasarlo bien 0 1 2 3
8. De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué 0 1 2 3
9. Me da miedo hacer las cosas mal 0 1 2 3
10. Estar lejos de mis padres me da miedo 0 1 2 3
11. Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares 0 1 2 3
12. Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el interruptor
está apagado o la puerta cerrada)
0 1 2 3
13. Me siento con muy poca energía para hacer las cosas 0 1 2 3
14. De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué 0 1 2 3
15. Me preocupa lo que otras personas piensen de mí 0 1 2 3
16. Si tengo que dormir solo/a siento miedo 0 1 2 3
17. Me preocupa que me ocurran cosas malas 0 1 2 3
18. Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza 0 1 2 3
19. Me resulta muy difícil pensar con claridad 0 1 2 3
20. De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué 0 1 2 3
21. Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase 0 1 2 3
22. Por las mañanas al ir al colegio me da miedo separarme de mis padres 0 1 2 3
23. Me preocupa que me ocurra algo malo 0 1 2 3
24. Tengo que concentrarme en pensamientos especiales (como números o palabras)
para que no ocurran cosas malas
0 1 2 3
25. Siento que no valgo para nada 0 1 2 3
26. Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por lo que
deba tener miedo
0 1 2 3
27. Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente 0 1 2 3
28. Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa 0 1 2 3
29. Me preocupa lo que vaya a ocurrir 0 1 2 3
30. Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos, limpiar o
colocar cosas en un orden determinado)
0 1 2 3
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APÉNDICE B
Baremos de las subescalas de la RCADS-30. Género Femenino y Masculino.
Rango edad: 9-14 años
Género: Femenino
%CENTIL TDM TP FS TAS TAG TOC %CENTIL
10 1 0 1 0 5 1 10
20 2 1 2 1 6 2 20
25 2 1 3 1 6 3 25
30 2 2 3 2 7 3 30
40 3 2 4 2 7 4 40
50 3 3 5 3 8 5 50
60 4 4 7 4 9 6 60
70 5 5 8 5 11 7 70
75 5 5 8 6 11 7 75
80 6 6 9 7 12 8 80
90 7 7 11 9 13 10 90
Género Masculino:
%CENTIL TDM TP FS TAS TAG TOC %CENTIL
10 0 0 1 0 3 1 10
20 1 0 2 0 5 2 20
25 1 0 2 1 5 2 25
30 1 1 3 1 5 2 30
40 2 1 3 1 6 3 40
50 3 2 4 2 7 4 50
60 3 2 5 3 8 5 60
70 4 4 6 4 9 6 70
75 4 4 7 5 10 7 75
80 5 5 8 6 11 8 80
90 6 6 10 8 13 9 90
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APÉNDICE C
Baremos de las subescalas de la RCADS-30 según grupos de grados. Trastornos:
ansiedad de separación, ansiedad generalizada y obsesivo-compulsivo.
Cuarto grado Sexto grado
Octavo grado Noveno grado
%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL
10 0 3 1 10
20 1 5 2 20
25 1 5 2 25
30 2 6 3 30
40 2 7 4 40
50 3 8 4 50
60 4 9 5 60
70 5 10 7 70
75 6 11 8 75
80 7 11 8 80
90 9 13 10 90
%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL
10 0 5 1 10
20 1 6 3 20
25 2 6 3 25
30 2 6 4 30
40 4 8 5 40
50 5 9 6 50
60 6 10 7 60
70 7 12 8 70
75 7 12 8 75
80 8 13 9 80
90 10 14 10 90
%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL
10 0 4 1 10
20 0 5 2 20
25 0 5 2 25
30 1 6 2 30
40 1 7 3 40
50 2 7 4 50
60 2 8 5 60
70 3 10 6 70
75 3 10 7 75
80 4 11 7 80
90 6 13 9 90
%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL
10 0 3 1 10
20 0 4 2 20
25 0 5 2 25
30 1 5 3 30
40 1 6 3 40
50 2 7 4 50
60 3 8 5 60
70 3 9 5 70
75 4 10 6 75
80 4 11 6 80
90 5 13 9 90
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APÉNDICE D
Guía de interpretación para los rangos percentiles de la RCADS-30.
Rangos percentiles
Descriptor cualitativo
<25 Baja
25-75 Media
>76 Elevada
Guía para la interpretación de las puntuaciones percentiles de la RCADS-30
Cada subescala de la RCADS-30 se interpreta de acuerdo a los rangos percentiles antes
expuestos, de modo que <25 significa escasa presencia de los síntomas de trastorno, de 25-
75 la manifestación de los síntomas de los trastornos está acorde a la norma sana de niños
y adolescentes y >76 significa presencia de la sintomatología de los trastornos. Si de
acuerdo a los rangos percentiles la puntuación que se obtiene por subescala es bajo o
medio también hay que tener en cuenta los ítems que más puntean porque, aunque los
rangos indican que no hay presencia de trastorno, se debe valorar cualitativamente la
posible presencia de síntomas patognomónicos de los trastornos que pudieran estar
afectando la salud mental de niños y adolescentes. Estos ítems son los siguientes: en el
caso de la subescala del Trastorno depresivo mayor los ítems 1 y 7, de la subescala de
Fobia social los ítems 3 y 27, de la subescala del Trastorno de pánico los ítems 8 y 20, de la
subescala del Trastorno de ansiedad de separación los ítems 4 y 16, de la subescala del
Trastorno de ansiedad generalizada el ítem 17 y el 23 y de la subescala del Trastorno
obsesivo-compulsivo el ítem 30.