Post on 12-Aug-2015
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Fruto de la
Desgracia
Agroquímicos y esclavos para un mundo con arándano argentino
Por Patricio Eleisegui
Editorial Panza Verde (EPV), Entre Ríos, Argentina
1
A Fabián Tomasi
2
Yo comí arándano envenenado
“Yo comí arándano envenenado ¿vio? Desde el año 2009, cuando entré a
trabajar, comí siempre. En el 2012 fui y comí de vuelta. Había caído piedra
y, para no perder la fruta, la empresa le echó químicos. Querían que la
fruta haga cáscara otra vez. Eso es lo que me contaminó a mí. Ahora tengo
todo el cuerpo tomado con linfomas. Ahí mismo, en la empresa, murió un
muchacho de Concordia por la misma causa y hay diez más complicados
en la misma situación. Esos son de distintas partes de país. Los dolores
que siento son insoportables. Estoy con quimioterapia”.
Es finales de abril de 2014 y, desde el otro lado de la línea telefónica,
Edgardo Ferreyra, de 48 años, comienza a relatarle a este autor los
primeros detalles de su tragedia.
3
Empleado desde 2009 de la compañía Blueberries SA1, este también
remisero y albañil de Federación, Entre Ríos, trabajó durante años en
temporada de cosecha, esto es de octubre a diciembre, para una de las
mayores productoras de arándanos de la Argentina.
La labor de Ferreyra, según su propio testimonio, era sencilla: “Trabajaba
adentro del galpón, manejando los botones de las máquinas, nada más.
Máquinas que elevan la fruta para la envasadora. Que no venga la fruta
muy rápido, esas cosas. Yo no estaba en el campo ni nada. Estaba en
blanco y todo”.
En ese diálogo de abril, el empleado de Blueberries SA asegurará que “los
primeros síntomas de la intoxicación los empecé a sentir a fines de ese
2012 que yo comí. Después estuve todo el 2013 enfermo, imposibilitado.
Los de la mutual OSPRERA (la obra social de los trabajadores rurales) me
rechazaron todos los papeles. Y la empresa, como hace cada año, terminó
la zafra y cerró la oficina. Todos desaparecieron”.
A principios de 2014, el diagnóstico de los médicos de Federación y sus
colegas del hospital Masvernat de Concordia, siempre en Entre Ríos,
1 http://goo.gl/sWwXOy
4
resulta contundente: Ferreyra tiene linfomas por todo el cuerpo y la única
opción disponible es la quimioterapia.
“En el Masvernat me atiende una doctora (Mónica Murtagh) que
directamente me encuentra cáncer en la sangre. Al mes de los primeros
estudios ya tenía la mitad de los glóbulos rojos que debería tener. Todos
los bultos en el cuerpo me empezaron a aparecer a partir de enero de este
año”, precisó.
Fechas y eventos resultarán ratificados desde Federación por el abogado
de Ferreyra, Andrés Pessolani.
“Ferreyra manejaba la cinta en la empresa. Pero los empleados, parece, no
sólo comían ahí el arándano: la misma empresa les daba la fruta para que
coman en el horario de almuerzo. Y esa fruta venía con químicos. El
problema es que no hay precisiones sobre lo que hizo el primer abogado
de Ferreyra. Supuestamente debió elevar la denuncia, pero parece que no
hizo nada porque ART, sindicato, y empresa están desentendidos del
tema”, expuso.
Pessolani aseguró que hay varias personas en un estado similar al del
empleado de Blueberries SA, y que buena parte vive en la localidad de San
José de Feliciano, distante 250 kilómetros de Federación. “El principal
5
problema ahí no es tanto ubicar a estos afectados sino, en todo caso,
lograr que hablen. Lo más probable es que nunca lo hagan”, confesó el
abogado.
El intercambio con Ferreyra y Pessolani obliga, casi de forma
irremediable, a ahondar en el perfil de la empresa acusada: Blueberries
SA. La compañía en cuestión cultiva arándanos en Colonia Ayuí, una
localidad de casi 3.000 habitantes ubicada a poco más de 25 kilómetros
de la ciudad de Concordia.
Para llevar a cabo esta tarea la firma explota la quinta 9 de Julio, un
establecimiento que hasta principios de los años 90 fue propiedad de la
productora de cítricos Pindapoy.
Su titular es Ulises Sábato, un empresario considerado entre los líderes
del negocio del arándano en la Argentina. De bajo perfil en Entre Ríos, su
desempeño comercial es bien conocido en Mendoza, donde es titular de la
bodega Sabaquin. Desde esa provincia, la periodista Clarisa Ercolano2
acercó detalles del perfil de Sábato.
“Es casado, nacido en 1956, médico de profesión, y con domicilio en
Nueva Jersey, Estados Unidos. Su primera firma fue ‘Arándanos de la
2 http://linkd.in/1wnoT9a
6
Patagonia’, en 2005. Sabaquin la inició un año después. En Entre Ríos, con
el apoyo de Sergio Urribarri, actual gobernador y precanditado a
presidente por el kirchnerismo, Ulises Sábato se hizo fuerte”, destacó.
Para luego agregar: “Según información difundida por el propio
empresario, el ex presidente estadounidense George W. Bush desayunaba
con los arándanos que produce Blueberries”.
El tono del empresariado detrás de la producción de esta fruta en Entre
Ríos invita, en principio, a repasar cómo es la evolución de un cultivo que
resulta casi desconocido para la mayoría de los argentinos y cuyos
resultados, salvos contadas excepciones, no tienen presencia en la dieta
local.
7
El arbusto millonario
La aparición del arándano en Entre Ríos se remonta al año 1997, y su área
de cultivo se concentra hasta hoy en las estancias y granjas que rodean a
la ciudad de Concordia. El circuito de producción del fruto a nivel nacional
se completa con áreas sembradas en Tucumán y la provincia de Buenos
Aires.
De acuerdo a un informe3 del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA) al que tuvo acceso este autor, precisamente “en la
zona de Concordia las primeras plantaciones se realizaron entre los años
1997 y 1998, alcanzando una superficie de aproximadamente 6
hectáreas”.
3 http://goo.gl/MVFod5
8
“En cambio, a partir de 2002, y en particular en los años 2003 y 2004, el
aumento de las plantaciones fue significativo. Este incremento se empieza
a percibir en diciembre de 2002, ya que entonces se estimaba en 120
hectáreas la superficie plantada”, señala el texto.
En 2003, la actividad recibirá un espaldarazo del gobierno nacional,
entonces comandado por Néstor Kirchner, con la visita que Roberto
Lavagna, por entonces ministro de Economía, concretará a la zona para
discutir estrategias que acerquen más inversiones al sector.
La evolución sumó velocidad en breve: “En base a estimaciones realizadas
en 2004, se consideraban plantadas 400 hectáreas, que ascenderían
aproximadamente a 700 hectáreas en función de los planes de corto
plazo. A comienzos de 2005, según referencias de firmas exportadoras, se
estimaban entre 700 y 900 hectáreas la superficie plantada o próxima a
plantar en Entre Ríos y, en particular, en la zona de Concordia”.
En 2008 llegaría el pico: 2.000 hectáreas ocupadas con este arbusto.
Según fuentes de la Asociación de Productores de Arándanos de la
Mesopotamia Argentina4 (APAMA) con las que dialogó este autor, los
vaivenes del mercado externo poco a poco comenzaron a minar lo que
4 http://goo.gl/hakjjJ
9
hasta ese año fue un auténtico “boom” productivo, hasta llegar al
escenario actual de 1.000 hectáreas sembradas con esta fruta.
Cada una de estas etapas estuvo marcada, también, por sucesivos cambios
en el tipo de producto que se planta en ese espacio de Entre Ríos.
Así, desde APAMA destacaron que, mientras que en el comienzo el cultivo
correspondió únicamente a arándanos de la variedad O’Neal, en este
momento predominan en la zona cultivos de genética mejorada y que
aseguran mayores rindes como Emerald, Jeweld o Star.
En la mayoría de los casos, aseguraron desde la entidad, corresponden a
variedades desarrolladas en los Estados Unidos.
Por estos días, más de 60 empresas, con plantaciones que van de las 2 a
las 100 hectáreas por establecimiento, generan hasta 8 millones de kilos
de arándanos por temporada. El 95 por ciento de la producción que se
realiza en cercanías de Concordia tiene como destinos Estados Unidos y
Europa.
“Es un negocio que en la Argentina lo iniciaron empresas chilenas, que
vieron en ciertos lugares de acá la posibilidad de extender los cultivos que
ya tenían del otro lado de la cordillera”, comentó a este autor un ex
10
empleado de Sun Belle5, una de las mayores exportadoras del fruto en
América latina.
“En Estados Unidos la demanda está concentrada principalmente en el
Día de Acción de Gracias. El arándano tiene que estar sí o sí en cada mesa
para acompañar al pavo a través de diferentes salsas. Los chilenos usaron
a la Argentina como plataforma para proveer a Estados Unidos pensando
sobre todo en esa tradición en particular”, añadió.
En sus destinos comerciales, el fruto es celebrado por su valor nutritivo.
Se destaca al arándano como un poderoso antioxidante rico en vitamina C
y E, magnesio, potasio, fósforo y calcio. Sus cultores lo recomiendan para
el tratamiento de enfermedades urinarias, problemas circulatorios,
diabetes, anemia, e, incluso, trastornos del aparato digestivo.6
De vuelta en Concordia, entre las compañías que lideran la exportación
hacia esos destinos, indicaron a este autor desde APAMA, se destacan
Agroberries SA, Citrícola Ayuí SA y, por supuesto, la señalada Blueberries
SA.
5 http://goo.gl/4rsRvQ
6 http://goo.gl/kjAa6q
11
La industria del arándano en Entre Ríos demanda en época de cosecha –
entre octubre y diciembre– la labor de hasta 15.000 personas que, en su
gran mayoría, son acercadas tanto de la zona de Concordia como desde
provincias como Chaco, Santiago del Estero, Misiones o Tucumán, o de
países como Bolivia y Paraguay, por diferentes empresas contratistas.
Todo esto, en el marco de un régimen plagado de irregularidades que este
autor detallará en capítulos posteriores.
Y que hacen de Edgardo Ferreyra un auténtico símbolo de cómo la
maquinaria económica funciona merced a un esquema de trabajo basado
en la explotación inhumana de la mano de obra disponible.
Como anticipo de este aspecto, un comparativo: mientras que cada
empresa abona a cada empleado unos 10 pesos por kilo cosechado, la
bandeja de medio kilo cotiza en los supermercados de Europa por encima
de los 100 euros.
12
Del vinagre al agroquímico
“Usamos mucho orgánico, mucho derivado de productos naturales.
Insecticidas prácticamente no se usan. Se usan otro tipo de medidas. Por
ejemplo, se ponen trampas (para los insectos). Casi todo es preventivo.
Ante un ataque de roya, usamos vinagre. En algunas plantas se utilizan
químicos tremendamente supervisados por los ingenieros agrónomos.
Algunos se usan solamente cuando estamos muy lejos de la cosecha”.
El textual pertenece de Graciela M. de Taylor, secretaria y vocera de la
Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia Argentina
(APAMA). Como ya expuso este autor, se trata de la entidad que aglutina a
casi la totalidad de las compañías productoras de arándanos de la zona de
Concordia.
13
Consultada respecto de la situación de Edgardo Ferreyra y las
acusaciones sobre Blueberries SA, esta empresaria –quien, precisó,
también cultiva citrus en la misma área– no sólo afirmó que “es la
primera vez que escucho un caso así” sino que, además, defendió a la
empresa señalada por “contar con todas las certificaciones (de calidad y
seguridad) más difíciles por lo que llega a Inglaterra y Estados Unidos”.
“Los controles, en esos aspectos, son rigurosísimos. Todas las empresas
tenemos que certificar todas estas normas internacionales con
inspecciones sumamente rigurosas”, aseguró.
Pero el argumento de la utilización de vinagre para combatir ciertas
plagas del arándano enarbolado por Taylor choca de frente con lo
expuesto ante este autor por ex empleados de plantaciones de arándanos
en Concordia, encargados de campos e, incluso, despachantes de aduana.
En todos los casos, y en sintonía con las consecuencias visibles en la salud
del mismo Ferreyra, la conclusión fue una sola: la producción de
arándanos está atada a la utilización masificada de un amplio abanico de
agroquímicos.
14
Y, muchos de ellos, ni siquiera son declarados por las compañías que los
aplican por tratarse de productos ingresados a Entre Ríos a través del
contrabando.
Según resoluciones vigentes establecidas por el Servicio Nacional de
Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) –replicadas también por el
Comité Argentino de Blueberries7, la organización que nuclea a los
exportadores de la fruta–, en la producción de arándanos puede
utilizarse:
Glifosato: un herbicida de uso masificado para el cultivo de soja,
señalado por investigaciones como las desarrolladas por el
científico argentino Andrés Carrasco como un compuesto que
produce malformaciones en vertebrados e induce el cáncer8. En los
emprendimientos frutales se lo utiliza para erradicar malezas
alrededor de las plantas. La marca más demanda en la Argentina:
“Sulfosato Touchdown”, propiedad de la multinacional Syngenta.
Detrás, las etiquetas “Roundup Ultramax” y “Roundup Full II” de
Monsanto. Envases de estos dos últimos productos fueron
reportados a este autor por ex empleados de las productoras de
7 http://goo.gl/bzVzDm
8 http://goo.gl/JJBq6x
15
Concordia Blueberries SA y La Granja Azul SRL.
Sethoxidim: otro herbicida, una de sus marcas con mayor
visibilidad comercial en el país es “Poast”, promocionada por la
alemana BASF. En su fórmula incluye solventes de nafta. Entre sus
efectos sanitarios, el fabricante expone “posibles efectos
cancerígenos”, “nocivo: si se ingiere puede causar daño pulmonar”,
“inhalación de vapores puede provocar somnolencia y vértigo”,
“tóxico para los organismos acuáticos”, por citar algunas
consecuencias.9
Los fungicidas –químicos desarrollados para exterminar hongos–
azoxistrobina, bacillus subtilis (una bacteria), boscalid (se presume
cancerígeno, detectado a fines de 2010 en Chile, en partidas de
espinaca para consumo infantil10), cyprodinil, fludioxonil (también
utilizado en el cultivo de cereza, tóxico para peces, invertebrados
acuáticos y algas), pyraclostrobin (en la hoja de seguridad de su
producto “Comet” la firma BASF, uno de sus principales fabricantes,
destaca que el agroquímico posee “posibles efectos cancerígenos”,
9 http://goo.gl/R7rwRN
10 http://goo.gl/5dNWrZ
16
es “nocivo por ingestión”, “irrita la piel”, y resulta “muy tóxico para
los organismos acuáticos, puede provocar a largo plazo efectos
negativos en el medioambiente acuático”11), sulfato cuprico
pentahidratado (el mero contacto genera dermatitis, la
sobreexposición a esta sustancia puede afectar riñones, hígado y
tracto gastrointestinal, su ingestión por lo general provoca la
muerte. En la Argentina, se lo puede adquirir incluso por portales
de comercio electrónico como MercadoLibre.com12), tebuconazole
(en “Nativo”, producto que la alemana Bayer comercializa en la
Argentina, se reconoce “posible riesgo durante el embarazo de
efectos adversos para el feto”, “sensibilización en contacto con la
piel” y “muy tóxico para los organismos acuáticos”13) y
trifloxistrobin (también integra la fórmula de “Nativo”). La
azoxistrobina, por exponer un caso más al detalle, está catalogada
por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como sustancia
nociva y coloca al principio activo en la categoría II (producto
peligroso, de banda amarilla). La versión comercial más utilizada en
el arándano: “Amistar Xtra”, el fungicida de Syngenta. En la hoja de
11
http://goo.gl/guxmNf 12
http://goo.gl/IiCmBH 13
file:///C:/Users/user/Downloads/Hoja%20de%20Seguridad.pdf
17
seguridad14 correspondiente a este agroquímico el fabricante
recomienda no ingerir, “no comer, beber, ni fumar durante el
manipuleo del producto”, “evitar el contacto con el pulverizado”,
“evitar que el producto entre en contacto con ambientes acuáticos”,
y “cubrir los derrames con material absorbente (tierra o arena)”. En
la información para el transporte agrega: “sustancia peligrosa para
el medioambiente”.
Spinosad: insecticida, entre sus etiquetas comerciales más
demandadas en la Argentina vale mencionar a “Flipper” y “Tracer”,
ambas propiedad de la estadounidense Dow. Letal para las abejas,
es de toxicidad moderada para roedores y peces. En humanos, el
peligro está en la ingesta en cantidades elevadas. El spinosad
integra la fórmula de pulguicidas de venta libre para mascotas.
“Comfortis” es una de las marcas que lo incluye.
A modo de nómina, el Comité Argentino de Blueberries exhibe de esta
14
file:///C:/Users/user/Downloads/Amistar%20Xtra%20-%20Hoja%20de%20Seguridad.pdf
18
forma, en su sitio Web15, los químicos permitidos para la fruta
referenciada:
Pero, por fuera de lo declarado por SENASA como legal y vigente, lo cierto
es que las empresas del arándano hacen uso de hasta medio centenar de
compuestos químicos y formulaciones durante el cultivo de la fruta.
De hecho, este autor dio con el detalle del programa fitosanitario de la
exportadora Sun Belle para el período 2012-2013 y no sólo ubicó las
15
http://goo.gl/5He4aN
19
sustancias avaladas por el organismo oficial sino que, además, dio con una
treintena de plaguicidas de distinto calibre.16
Por ejemplo, la compañía en cuestión utiliza “Furadan”, un agroquímico
basado en carbofurán y asociado a muertes y malformaciones en
Misiones, principalmente en las zonas en las que se cultiva tabaco. El uso
de “Furadan” está prohibido en provincias como Santa Fe desde hace más
de cuarenta años, y su aplicación se encuentra vetada en Europa y
Canadá. La ingestión del producto es fatal para humanos y animales.
Tal es el grado de toxicidad que posee el “Furadan” que el Servicio
Agrícola y Ganadero de Chile –la versión trasandina de nuestro SENASA–
recomienda “no aplicar en áreas ocupadas por seres humanos o
animales”. El organismo lo destaca como “tóxico a animales y aves,
organismos acuáticos, peces y abejas”.17
Un trabajo de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de
América Latina (RAP-AL) expone que, en nuestro país, el principio activo
del “Furadan” –el mencionado carbofurán, también conocido como
16
http://goo.gl/Kj8aRd 17
http://goo.gl/85z9zN
20
carbofurano– “ha sido utilizado para eliminar loros que se alimentan de
cultivos anuales y perennes, aplicándolo en sus nidos”.18
“La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica al carbofurano en el
grupo identificado como 1b, lo que significa ‘altamente peligroso’. Sin
embargo, en el caso de ingestión en forma directa o de residuos existentes
en alimentos, es ‘extremadamente tóxico’”, indica el informe en cuestión.
“Este plaguicida puede producir irritaciones en la piel y, según la vía por
la cual ingresa en el organismo humano, afecta el sistema respiratorio
(asfixia), el aparato digestivo (náuseas, vómitos, salivación, sudor frío,
dolor abdominal, diarrea) y ojos (lagrimeo, visión doble, miosis o
contracción de la pupila). A niveles más altos de exposición puede causar
espasmos musculares, pérdida de coordinación y paro respiratorio. Los
problemas respiratorios son característicos del edema pulmonar”, añade.
Otros productos de comprobada toxicidad que se aplican sobre el
arándano son los insecticidas metil azinfos y clorpirifos. En el caso del
primero, una de las etiquetas más demandadas es el “Gusathion” de la
alemana Bayer en sus alternativas “M 35” y “36 SC”. La firma europea
destaca, en el apartado “Identificación de los riesgos” de su producto “M
18
http://goo.gl/tDAH4x
21
35”, que el agroquímico es nocivo19 y encierra los siguientes peligros para
la salud de las personas:
Efectos de una sobreexposición aguda (por una vez): malestar
general, mareos, dolor de cabeza, vómitos, espasmos musculares,
diarrea.
Inhalación: dolor de cabeza, dolor en el pecho, aumento de
secreciones nasales y bronquiales, bronco espasmos, jadeo.
Contacto con la piel: dermatitis e irritación.
Contacto con los ojos: miosis (pupila chica), lagrimeo, visión
borrosa.
Ingestión: malestar general, espasmos, vómitos, diarrea y
debilidad.
Efectos de una sobreexposición crónica (largo plazo): debilidad y
problemas neurológicos.
El insecticida “Gusathion M 35”, siempre según su fabricante, también es
nocivo para animales y peces. Su par “36 SC” comparte prácticamente los
19
http://goo.gl/M5nVTc
22
mismos atributos tóxicos, y en la hoja de seguridad del producto Bayer
expone:
Síntomas de envenenamiento: en casos de intoxicación ligera, dolor
de cabeza, molestias de visión, debilidad, sudoración, ligero dolor
en el pecho, náuseas y vómitos. En casos de intoxicación grave,
cianosis, espasmos musculares, calambres, miosis y parálisis
respiratoria.
De uso prohibido en Europa desde el año 2006, y restringido en algunas
zonas de Estados Unidos, el metil azinfos está habilitado en la Argentina y,
además del arándano, también se lo aplica para controlar plagas sobre
cultivos de ciruela, cereza, durazno, manzana, pera, alfalfa, ajo, algodón,
apio, arroz, avena, batata, cebada, damasco, espinaca, cítricos en general,
guinda, lechuga, maíz, melón, membrillo, nuez, papa, pepino, pimiento,
sandía, soja, tabaco, tomate, trigo, zanahoria, zapallo y zapallito de tronco.
Por el lado del clorpirifos, uno de los productos con mayor aceptación en
la actividad frutihortícola es la gama “Lorsban” que produce la
estadounidense Dow. Al igual que el mencionado metil azinfos, este
23
insecticida es un derivado de gases neurotóxicos desarrollados en
tiempos de la Segunda Guerra Mundial como armas químicas.
Dow reconoce, en el detalle de su producto “Lorsban”, que la ingestión del
agroquímico “puede causar serios daños, incluso la muerte” y que, en caso
de apenas ser aspirado, puede provocar daño en los pulmones “e incluso
la muerte por neumonitis química”.20
“Una sola exposición a altas concentraciones de vapores puede ser
peligrosa. Puede causar irritación de las vías respiratorias y depresión del
sistema nervioso central. Los signos y síntomas de depresión del sistema
nervioso central son, en orden de concentración creciente: dolores de
cabeza, vértigo/mareos, somnolencia, falta de coordinación”, precisa el
fabricante.
En su libro “Envenenados” (Wu Wei, 2013)21, este autor ya expuso que “a
partir de 2001, y por presión de la agencia ambiental estadounidense
EPA, Dow dejó de ofrecer sus marcas Dursban y Lorsban para el control
de plagas hogareñas y sólo continúo comercializándolo en el ámbito
agropecuario.”
20
http://goo.gl/VRpQrL 21
http://goo.gl/yA70Z1
24
Y que, “según reportes de diversas asociaciones ambientalistas, la
compañía fue multada en 1995 y 2003 por ocultar casi 250 casos de
intoxicación con clorpirifos sólo en los Estados Unidos y continuar
publicitando al insecticida como producto ‘seguro’.”
En la Argentina, la manipulación del compuesto sólo está prohibida para
uso domiciliario a excepción de ciertos cebos matacucarachas. De hecho,
al igual que como sucede con el sulfato cuprico pentahidratado o el
glifosato, se lo puede adquirir incluso a través de portales como
MercadoLibre.com.22
Fuera del arándano, el clorpirifos también es aplicado sobre avena,
cebada, centeno, harina, maíz, sorgo, tomate, trigo, aceituna, ajo, alcaucil,
alfalfa, algodón, banana (cáscara), cereza, ciruela, damasco, durazno,
cítricos, girasol, guinda, haba, lino, manzana, papa, legumbres, pera,
pimiento, repollo, soja y tabaco.
Hay más: este autor dio con planillas pertenecientes a La Granja Azul SRL,
firma sobre la que se explayará en el capítulo siguiente, que revelan el uso
ilegal en el período 2011-2012 de plaguicidas mortíferos como el
paraquat –asentado como “Portaquat dicloruro”–, los herbicidas “Galigan”
22
http://goo.gl/Bxn6dj
25
–ingrediente activo oxifluorfen, no incluido en el listado de SENASA– y
“Magan Clin 33 CE” –ingrediente activo pendimetalin, tampoco avalado
por el organismo–, o el insecticida “Rhino”, cuyo componente principal, el
clorantraniliprol, no tiene lugar en la grilla de lo permitido de forma
oficial.
Una imagen de lo almacenado por La Granja Azul SRL para ser utilizado
en el arándano:
26
Basta un análisis breve de las características del paraquat para desnudar
la naturaleza de un producto que, como en otros casos, carece de
habilitación para su uso en este tipo de fruta.
Su condición de herbicida no selectivo permite un uso casi ilimitado en
momentos en que se prepara la tierra para la posterior siembra. El
inconveniente, otra vez, está en su alta toxicidad para los humanos.
Al respecto, un documento23 traducido al español de la antes mencionada
Agencia de Protección Ambiental estadounidense EPA revela las
particularidades nocivas del químico.
“Aunque en los Estados Unidos, el paraquat es un pesticida de uso
restringido en la mayor parte de sus formas y usos, su uso generalizado
conlleva un gran potencial para el mal uso y para los envenenamientos
accidentales e intencionales. Durante las últimas décadas, el paraquat ha
sido un químico popular utilizado en suicidios…”, destaca el trabajo.
“Cuando se ingiere en una dosificación adecuada, el paraquat afecta el
tracto gastrointestinal, riñón, hígado, corazón y otros órganos, poniendo a
riesgo la vida. Los pulmones son el primer blanco del paraquat, y los
23
http://goo.gl/9cUkZd
27
efectos pulmonares representan la manifestación más letal y menos
tratable de la toxicidad”, sigue.
El reporte enumera los inconvenientes derivados del contacto del
herbicida con la piel.
“El daño dérmico local incluye dermatitis por contacto. El contacto
prolongado producirá eritema, aparición de ampollas, abrasión y
ulceración, además de cambios en las uñas de las manos. Aunque la
absorción a través de la piel intacta es lenta, cuando ésta se encuentra
lacerada o erosionada la absorción es muy eficiente”, manifiesta.
“Las señales dérmicas son comunes entre los trabajadores agrícolas con
toxicidad aguda de paraquat. El paraquat, en forma concentrada, causa
lesiones localizadas a los tejidos con los que entra en contacto. Se han
informado envenenamientos con fatalidad como resultado de
contaminación dérmica extensa por paraquat, pero lo más probable es
que una absorción sistémica eficiente ocurra cuando la piel está
lesionada, corroída, o enferma. Cuando el paraquat encuentra una barrera
dérmica intacta, deja la piel de las manos seca y agrietada, y puede causar
ondas horizontales en las uñas e incluso, algunas veces, provoca la caída
28
de las mismas. El contacto prolongado con la piel puede causar suficiente
ulceración y abrasión como para permitir la absorción sistémica”, amplía.
Para luego enfatizar: “En adición, algunos trabajadores agrícolas podrían
exponerse a través de la inhalación prolongada de gotitas de aerosol y
desarrollar hemorragia nasal debido al daño local.”
En “Envenenados” (Wu Wei, 2013), este autor consignó que “en la
Argentina se vierten de forma anual más de 1,5 millones de litros de
paraquat, con epicentro en aquellas zonas en las que se cultiva soja.”
29
Hormonas y lipomas
“Fui encargado hasta hace poco. Trabajaba con productos químicos y,
además, me tocaba controlar al personal de cosecha. Donde yo me
desempeñaba era un campo relativamente chico, de 9 hectáreas. La
empresa se llama La Granja Azul y usábamos muchos productos que se
traían de contrabando”.
Mario Lovatto, de 31 años, tiene el cuerpo repleto de lipomas de grasa y
una lesión permanente en el brazo que, desde hace un año, lo mantiene
alejado de las plantaciones de arándano. El desprendimiento de la
clavícula derecha –consecuencia de un accidente en moto mientras
recorría el cultivo en La Granja Azul SRL– derivó en una discapacidad que,
meses después, terminó con su despido.
30
“Cuando me dieron el alta de la rehabilitación me echaron del trabajo.
Además, me pagaron sólo la mitad de la indemnización, alegando que ya
no puedo hacer ningún trabajo adentro del campo. Yo era encargado,
cumplía con esas funciones, pero en el recibo figuraba como peón
calificado”, contó a este autor desde Concordia.
“Me echaron porque ya no puedo aplicar más herbicida. Porque ya no
puedo sostener la mochila en el hombro. En el arándano apliqué de todo:
insecticidas, fungicidas, fertilizantes, herbicidas. Glifosato, ‘Amistar Xtra’
(fungicida fabricado por Syngenta, azoxistrobin + ciproconazol), ‘Amistar
Top’ (fungicida, también de Syngenta, más concentrado que la línea
‘Xtra’), úrea, fosfatos, y todo tipo de hormonas. También clorpirifos y
endosulfan”, detalló.
Lovatto destacó, además, que su trabajo también consistía “en hacer
aplicaciones que no estaban registradas, porque si no directamente no se
podría exportar, de productos que está prohibido utilizar sobre estos
vegetales pero que nosotros igual se lo aplicábamos a las plantas”. El
agroquímico que destacó el entrevistado: “Ethrel”, basado en el
ingrediente activo etefón.
31
“Se lo usa para hacer que la fruta se desarrolle más rápido en el campo. El
arándano viene con un ritmo determinado, le aplicás eso y a los tres días
ya lo tenés maduro. Listo para exportar”, indicó.
El producto “Ethrel” es fabricado por la alemana Bayer, quien en la
etiqueta de una de sus formulaciones lo define como, precisamente,
“regulador de crecimiento”. En lo que hace a los riesgos de su uso, la
compañía europea alerta que es “peligroso si es ingerido, inhalado o
absorbido a través de la piel”. Además, en contacto con los ojos, “causa
daño irreversible con riesgo a lesiones oculares graves”.24
“En la zona de Concordia lo usan muchas productoras de arándanos. En la
mayoría de los casos se lo aplica cuando se está atrasado con la
producción. Hay contratos, plazos, que se fijan para mandar la fruta a los
supermercados en Estados Unidos. Como se trata de una fruta que
depende mucho del clima, con el ‘Ethrel’ se trata de cambiar los tiempos”,
comentó Lovatto.
“Lo que hacíamos, insisto, era aplicar el producto para acelerar la
maduración. Tengo entendido, y yo hice varios cursos en el INTA
(Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), que no se debe usar
24
http://goo.gl/6zQDk6
32
para el arándano y que en algunas provincias el ‘Ethrel’ está directamente
prohibido”, aseguró.
A la par de este químico, el ex empleado de La Granja Azul SRL expuso la
utilización de todo tipo de hormonas con el fin de regular el crecimiento y
el rinde del cultivo. “Se usa mucho ‘Dormex’, que es un producto que lo
que hace es dormir a la planta. Actúa dándole más horas de frío al
arándano, que necesita inviernos largos para producir más y eso acá no lo
tiene”, dijo.
Fabricado por la alemana BASF, “Dormex” –según su comercializador–
“suple las horas de frío en zonas cálidas, para mejorar la brotación y
uniformar el crecimiento de los frutos…”. 25
El producto en cuestión tiene como principio activo la cianamida
hidrogenada estabilizada, un químico cuyo uso está restringido en Europa
desde 2010. Entre los argumentos que establecieron las limitaciones en el
Viejo Continente, hay que destacar los graves problemas de salud
ocasionados a quienes aplicaban “Dormex”.
25
http://goo.gl/LNGW3j
33
Definido por su fabricante como “nocivo”, la sobreexposición aguda al
compuesto puede provocar desde náuseas y caída de la tensión arterial
hasta pérdida de conocimiento.26
“Cuando se usa ‘Dormex’ no se puede ingerir alcohol. Ni antes ni después,
y por muchas horas. Es un producto que, recuerdo, era traído desde
Uruguay. Se lo traía de contrabando”, aseguró Lovatto.
El entrevistado también mencionó el uso de giberelina, una hormona que,
entre otros aspectos, alienta el incremento de altura en las plantas de
arándano. Un trabajo27 de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia
expone que “las giberelinas son determinantes en el control de la
elongación del tallo, también modifican sustancialmente los procesos
reproductivos de los vegetales…” y aclara que su acción sustituye “los
requerimientos de luz o frío que precisan muchas de las semillas para
germinar”.
La manipulación de compuestos a base de giberelina –que en la
Argentina, en sus versiones de menor potencia, se ofrece incluso en
viveros a valores que parten de los 40 pesos– puede causar irritación en
26
http://goo.gl/cSv6Bc 27
http://goo.gl/963siQ
34
ojos y piel, problemas respiratorios y, en caso de ingestión, irritación
gástrica, náuseas, vómitos y diarrea.
“Para la aplicación de casi todos los productos que se le echan al arándano
a veces se usa protección, pero esta siempre es endeble. No es la que
debería ser. Se usan guantes de látex como los de las amas de casa y unos
trajes chinos que son de un uso, descartables, pero que te los hacen poner
varias veces. Lo mismo las máscaras: no son completas”, precisó Lovatto.
“Los dueños de los campos entre comprar un aceite de 75 pesos o uno de
250, sabiendo que el más caro le va a hacer la vida útil más larga a la
máquina o el tractor, no dudan en pagar los 250 pesos. Pero nunca van a
comprar algo mejor para la salud del empleado”, añadió.
Mario Lovatto sobrevive hoy con hasta 100 lipomas de grasa formados en
todo su cuerpo en los últimos cuatro años. “Trabajé toda la vida
cosechando y fumigando. Desde los 8 años. De mis cuatro hijos, tengo un
nene de 6 años nacido con trastorno en el desarrollo y problemas
psicológicos. Otro, más chiquito, de año y medio, que nació con un riñón
afectado. Los médicos me dijeron que puede ser por los agroquímicos con
los que yo trabajé, pero que eso es muy difícil de comprobar”, contó.
35
“Mi abogado, por el tema del accidente que tuve, dice que no puede
reclamarle nada a la ART porque para poder hacer eso tiene que haber
varios como yo, en este estado, en la zona. Escuché lo que le pasa a
Edgardo Ferreyra, la persona que trabajó en Blueberries SA y estoy
tratando de averiguar cómo fue su tema, cómo se le inició. Quiero saber
por mi salud”, dijo.
Antes de concluir la comunicación con este autor, el ex empleado de La
Granja Azul SRL dejará certezas que abrirán más interrogantes. Tanto en
lo que hace a su estado de salud, las potenciales causas de los problemas
que lo aquejan, como en lo referente al modo en que se produce el
arándano y la forma en que la fruta llega a la mesa.
“Yo siempre comí arándano. En las quintas, incluso después de que se le
aplicaban productos. Si había un cuadro abandonado, en el que no había
muchas plantas, yo entraba y comía. El tema es que es una fruta que no se
lava”, enfatizó.
Para luego concluir: “Cuando vos, por ejemplo, comés un helado de frutos
del bosque, viene con ese arándano. Y para el mercado interno no hay
controles estrictos en el tema de la inocuidad de los productos. Cuando
íbamos a curar un lote, muchas veces nos frenaban porque esa fruta se iba
36
a cosechar pronto para mandar afuera. Otras veces nos decían que no
importaba si aplicábamos porque era para mercado interno”.
37
La fruta no se lava
Pese a que todo el proceso de cultivo del arándano hasta, incluso, el
momento previo a la exportación de la fruta, está atado a la aplicación de
un nutrido combo de agroquímicos, lo concreto es que tanto trabajadores
de la actividad como despachantes de aduana, o la misma cámara que
nuclea a las empresas productoras de Concordia, reconocen y destacan
que la fruta no se limpia o lava en ningún momento.
“La fruta va así. Se pasa nada más que por una clasificación para sacar el
arándano que está deteriorado. A la fruta no se le hace nada posterior. Así
como se saca de la planta, así mismo llega a la boca del consumidor en el
exterior”, reconoció ante este autor Graciela M. de Taylor, secretaria y
38
vocera de la Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia
Argentina (APAMA).
Pero ¿qué sucede con los residuos de los pesticidas? “El arándano se
manda a analizar a uno de los laboratorios de mayor precisión en la
Argentina, que está en la provincia de Neuquén. Mandamos muestras ahí.
Eso nos avala y nos da la tranquilidad de que el producto sale para ser
consumido afuera con total inocuidad”, destacó.
¿No puede pasar que, por ejemplo, queden restos de fungicidas en la
fruta? “No debería”, contestó Taylor, quien luego minimizó la posibilidad
real de que el consumidor termine comiendo remanentes de plaguicidas
en caso de fallar las pruebas de inocuidad.
“Si hay una falla, es como todo. Te puede pasar con cualquier producto
que te llevás a la boca”, dijo.
Consultada respecto de las alternativas del consumidor para percibir o
controlar la seguridad del arándano fuera de lo que transmite la
compañía productora, la empresaria negó que exista esa opción.
“No hay forma de controlarlo todo. Pero eso que usted me dice es así con
cualquier producto que uno vaya a comer. Pasa con la carne como con
39
cualquier verdura o fruta”, sostuvo ante este autor. “Un problema de
contaminación con algún producto o un residuo de fumigación te puede
pasar con cualquier fruta”, aseveró.
O sea que si hay un error de seguridad, el agroquímico queda en el
arándano y así llega a quien lo consume, insistió quien aquí escribe.
Taylor no titubeó: “Es una cuestión lógica. Mi contestación a eso es que
cualquier fruta u hortaliza puede llegar a correr ese riesgo. Puede pasar
con cualquiera, hasta con una ciruela o un durazno”.
“Hoy no existe producción que no lleve agroquímicos. Yo soy productora
de cítricos también, y de variedades de frambuesa y nueces. Toda la
producción frutihortícola, absolutamente toda, a no ser que venga con
una certificación de orgánico, lleva agroquímico”, destacó.
Pero al menos a la naranja se la puede pelar, algo que no ocurre con el
arándano, expuso este autor ante la entrevistada. La empresaria replicó
con un argumento cuanto menos alarmante: “Claro. Pero yo, ama de casa,
es probable que ralle la cáscara para ponerla en algo. O tal vez a la fruta la
cortás al medio para que la coma tu chico y resulta que él sin querer
chupó la cáscara. Hay que tener cuidado”.
40
Contactado por este autor, otro ex empleado de La Granja Azul SRL,
productora de arándanos ya mencionada, aportó un ejemplo escalofriante
de cómo es que algunas compañías obtienen la mentada inocuidad de
laboratorio.
“En Concordia se usa mucho glifosato. No se le aplica a la planta del
arándano, pero si al suelo, alrededor del tronco, para matar a los yuyos. Al
momento del análisis, los productores tienen mucho cuidado de dónde
toman las muestras. Así, no se saca fruta de la parte de abajo de la planta”,
explicó.
Para luego añadir: “Se sabe que el glifosato aplicado por lo general al
mediodía, cuando aumenta la temperatura, se evapora y va a la hoja o a la
fruta. Por eso, cuando se manda la partida, siempre es de frutas de bien
arriba de la planta. Es lógico que de bien la inocuidad. En análisis que se
han hecho de las hojas de abajo han aparecido todo tipo de herbicidas.
Todo lo que se aplica al suelo se evapora porque es soluble al agua. Los
restos, entonces, van directo a la fruta”.
En estricto off the record, un despachante de aduana con pasado en la
exportadora Sun Belle, aportó más detalles sobre el modo en que se
comercializa la fruta. “Por supuesto que el arándano no se lava. El
41
inconveniente está sobre todo en el producto que queda para el consumo
interno, porque es el descarte y directamente no se controla qué tiene y
qué no”, comentó a este autor.
Pero la aplicación de todo tipo de sustancias no se agota únicamente en el
proceso de producción del arándano. Así, la fruta que tiene como destino
el mercado de los Estados Unidos antes de su envío resulta empacada en
pallets que luego son fumigados con bromuro de metilo.
Al respecto, un trabajo28 de Melisa Defagot, ingeniera agrónoma y docente
de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Rosario, detalla
que “para poder comercializar la fruta fresca, la misma debe estar libre de
la mosca del Mediterráneo (ceratitis capitata), ya sean huevos, larvas o
adultos”.
“Por tal motivo, las empresas de empaque autorizadas realizan la
fumigación de los pallets con bromuro de metilo según establece el
reglamento”, expresa, para luego aclarar que “en el caso de la exportación
a Europa las condiciones de empaque y temperatura son las mismas, no
así la fumigación contra ceratitis capitata”.
28
http://goo.gl/jVF4Li
42
Otro especialista en exportación consultado brindó precisiones de cómo
se lleva a cabo este proceso y, en simultáneo, aclaró el por qué de esta
fumigación extra que sólo se hace para los Estados Unidos.
“El bromuro de metilo viene en garrafas selladas que se importan desde
Estados Unidos. La fumigación se hace en cámaras herméticas habilitadas
por SENASA. La fruta entra a temperatura ambiente, luego alcanza hasta
23 grados, y se inicia una fumigación por dos o tres horas. Después ese
gas, mezclado con aire, es ventilado hacia la atmósfera a través de caños
de 15 a 20 metros de altura”, indicó.
“Esa ventilación se hace durante una hora. Es el tiempo suficiente para
que no queden residuos en la fruta. Después de eso, el arándano pasa a un
túnel de enfriado rápido y luego a la cámara de mantención. Así como a la
Argentina, a la fruta de Chile y Perú que va a los Estados Unidos también
se le piden fumigaciones con bromuro de metilo”, dijo.
La fuente agregó un comentario a tener en cuenta: “En el sector, en los
pasillos, todavía se dice que los norteamericanos prohibieron el bromuro
en su país, pero igual exigen que se siga haciendo ese tratamiento por un
tema de conveniencia comercial. Con la prohibición, ellos se quedaron con
un stock enorme de garrafas y, por supuesto, nos lo terminaron
43
vendiendo a nosotros. Al exigir la fumigación a sus proveedores,
obligaron a comprar eso que ellos ya no iban a usar”.
44
Cultivar con esclavos
Por fuera de una práctica de producción basada en la utilización
sistemática de agroquímicos, el cultivo de arándanos en la zona de
Concordia también se destaca por concentrar las peores prácticas en lo
que hace a las condiciones laborales de los peones que demanda cada
cosecha.
En ese sentido, tanto ex empleados de productoras como representantes
de los gremios del sector coincidieron ante este autor al momento de
definir cómo es el trabajo en los campos: una lisa y llana esclavitud.
Hacinados en casas alquiladas en la periferia de la ciudad por punteros
que, al servicio de las compañías que producen y exportan en esa área de
Entre Ríos, reclutan mano de obra barata en provincias o países
45
limítrofes, o recluidos en casillas de madera improvisadas en las mismas
granjas o estancias, miles de personas sobrellevan de octubre a enero más
de 12 horas diarias de trabajo con pagos sujetos a la cantidad de fruta
cosechada.
Y, por supuesto, previa quita de una parte del monto en concepto del
alojamiento y la comida que cada empresa dice garantizar a sus
empleados.
Alcides Camejo es el actual secretario general del Sindicato de la Fruta de
Entre Ríos. Enfrentado con el gremio más relevante del sector, la Unión
Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) que lidera
Gerónimo “Momo” Venegas, no dudó en brindar detalles de una
explotación laboral ya naturalizada e, incluso, aportó material fotográfico
que agrega otro matiz a sus apreciaciones.
“El trabajo en el arándano está armado en torno a un régimen de
esclavitud en la recolección y condiciones de vida inhumanas para los
peones ‘golondrina’ que llegan de todo el país. UATRE hizo que nos
revocaran la personería jurídica por lo que los empleados de esa fruta
dependen de ese sindicato. Por supuesto, la representación es nula
porque UATRE es amigo de las empresas”, expuso.
46
En charla con este autor, Camejo detalló cómo funciona una estructura
que cada año le asegura a las productoras y exportadoras de Concordia
hasta 15.000 trabajadores.
“En la zona operan lo que se conoce como empresas o agencias de
servicio. Esas compañías son de una sola persona y cada año cambian de
nombre. Por ejemplo, la que hasta hace poco se llamaba ‘Juan Trufa’ este
año pasó a ser ‘Cristian Ríos’. ‘Juan Trufa’, para seguir con el ejemplo,
tiene gente en otras provincias que le consigue empleados baratos.
Cuando se acerca la cosecha, la empresa manda colectivos a esos lugares y
hace traer a todos estos trabajadores con la promesa de buen trabajo,
buena plata, comida y alojamiento”, comentó.
“Una vez en Concordia o la zona, la gente va a parar a casas en la ciudad o
los pueblos en las que viven amontonados, casillas en los mismos campos,
o los hacen dormir en carpas en las plantaciones. Los que están adentro
de las mismas empresas la pasan peor porque no los dejan salir de esas
propiedades. Que casi todo esté tercerizado favorece a las empresas, que
así no se responsabilizan de los abusos”, agregó.
Camejo insistió con que la situación más inhumana la sufren quienes son
alojados dentro de los campos de producción de las mismas compañías.
47
“En las pocas inspecciones que pudimos llegar a hacer, me he encontrado
con trabajadores comiendo lagartos o palomas cazados por ellos mismos.
Los empresarios les quitan los documentos a todos los que vienen de
afuera de Entre Ríos y, por supuesto, ni siquiera cumplen con darles la
comida que le prometieron a cada empleado antes de que empiece el
trabajo”, aseguró.
El representante gremial acercó imágenes tomadas durante 2013 en las
que quedan en evidencia las duras condiciones de vida a las que son
sometidos los trabajadores del arándano de la zona de Concordia. Según
el caso, dio cuenta de la identidad de las firmas creadas para captar y
proveer mano de obra y, también, develó graves irregularidades
cometidas por las productoras de la fruta.
A continuación, cosecheros de arándanos contratados por la firma “Pedro
Miranda”, una de las empresas a las que, precisó Camejo, recurre
Blueberries SA cada año en tiempos de recolección del arándano:
48
Así se los traslada a las granjas y lotes:
49
Los contratados por la firma “Quique Medina” viven de esta manera:
50
Otro registro de las condiciones en “Quique Medina”:
A la par de este trato, en esa zona de Entre Ríos sobrevive una de las
formas de explotación más indigna: el trabajo infantil. Cada año, de
acuerdo al Sindicato de la Fruta, se multiplican los casos de menores que
son encontrados cosechando en las plantaciones.
51
La contratación de menores de 16 años está prohibida por ley, pero nunca
faltan las denuncias que dan cuenta de niños trabajando en las
plantaciones en torno a Concordia.29
Luciano Álvarez, ex empleado de Blueberries SA oriundo de Concordia,
aportó a este autor detalles de explotación infantil dentro de la compañía
en cuestión. “Trabajé apenas dos meses en las plantaciones de esa
empresa pero en tan poco tiempo vi muchas cosas que no me gustaron.
Una de esas fue encontrarme con muchos menores trabajando con el
documento de otra persona, hermanos o parientes, por si caía alguna
inspección”, graficó.
“Había muchos chicos que estaban con el documento de identidad del
hermano mayor. Eso vi que pasaba en la mayoría de los casos. Un día cayó
una inspección de sorpresa y a todos esos chicos los mandaron a que se
escondan en el monte”, agregó.
En tanto, otro ex empleado de Blueberries SA también confirmó a quien
aquí escribe la presencia de menores en las plantaciones aunque, en su
caso, justificó esta contratación ilegal.
29
http://goo.gl/pWP0pD
52
“Los chicos que trabajan lo hacen porque no estudian y es mejor eso a que
anden en cosas raras. Eso sí, Blueberries no es el mejor lugar porque ahí
te hacen jornadas de 16 horas y te pagan miserias. Me tuvieron dos años
en negro para no hacerme aportes. Con permisos del juzgado de menores
los chicos pueden trabajar, pero acá casi no les dan porque parece que les
gusta que anden de vagos”, expresó desde Concordia.
Casi como al pasar, la fuente consultada destacó ante este autor que “yo
uso (crema) Dermaglós recetada porque, por el veneno, en las manos me
salen granitos de agua. Esto es porque no se pueden usar guantes en la
cosecha. También me llevo fruta a casa para comer y le saco el veneno con
agua. Cuando está fumigado al arándano lo ves blanco, pero yo lo enjuago
hasta que queda negrito”.
Alcides Camejo, del Sindicato de la Fruta, expuso fotografías registradas
en 2013 de menores que, aportados por la proveedora de mano de obra
“Juan Trufa”, pueden verse recolectando arándanos en campos de la
compañía Agroberries SA.
Una muestra:
53
Una explotación que no distingue sexos:
54
Consultados por el trato para con los peones que cada año son
contratados para trabajar en la recolección de arándanos, y la vigencia de
la explotación infantil en la actividad, desde la Asociación de Productores
de Arándanos de la Mesopotamia Argentina relativizaron la gravedad del
escenario.
“La situación laboral va mejorando de a poco, porque se controla mucho.
Hay campos grandes que tienen lugares habilitados para que la gente
pueda estar. Hay secciones zonales que supervisan que todo se haga como
55
se tiene que hacer”, aseguró a este autor Graciela M. de Taylor, secretaria
y vocera de la entidad.
“Por supuesto que siempre se escapa algo. Pero sobre 15.000 personas
que se contratan cada año apenas si han encontrado a 8 o 12 en un estado
que no es el correspondiente”, justificó.
En la vereda de enfrente, Camejo, del Sindicato de la Fruta de Entre Ríos,
destacó la imposibilidad de hacer controles permanentes por “la veda al
ingreso en los campos que nos imponen las empresas”.
“Cuando logramos entrar, lo más común es encontrar a la gente
trabajando al rayo del sol y aspirando todos los químicos que se le echan
al arándano. En feriados, que es cuando menos se controla, hemos llegado
a ubicar familias enteras juntando la fruta. Acá ni la AFIP (Administración
Federal de Ingresos Públicos) se molesta en intervenir. Me he dedicado
por meses a mandar emails en los que denuncio irregularidades, con
pruebas, documentación, y nadie actúa”, dijo.
Camejo sostuvo que “al trato inhumano que sufre la mano de obra
contratada, y también a la persistencia del trabajo infantil, hay que
sumarle que ninguna empresa se responsabiliza por los daños en la salud
que se llevan quienes vienen de otras provincias para la cosecha”.
56
“Sabemos de casos de personas que han muerto en Jujuy, Santiago del
Estero o, incluso, en Bolivia, por haber usado agroquímicos. Ni hablar de
los que fallecen por desnutrición. También tengo conocimiento de
muertos fuera de Concordia por haber consumido comida en mal estado
mientras estaban en las chacras del arándano”, finalizó.
Casi en simultáneo a lo expuesto por el representante sindical, el 25
octubre del vigente 2014 una serie de operativos concretados en
Concordia por diferentes organismos estatales dio con hasta 150
cosecheros que, provenientes del Norte de la Argentina, sobrevivían
hacinados en instalaciones de empresas que la misma Justicia local evitó
mencionar.
De las irregularidades perpetradas por estos privados sin identidad
trascendió muy poco: que los trabajadores fueron hallados producto de
un allanamiento realizado a tres galpones instalados en la zona noreste de
la ciudad entrerriana.
Según el local Diario Junio, la requisa incluyó “una inspección ocular y un
relevamiento fotográfico y planimétrico del lugar y de las condiciones en
que estaban viviendo”.
57
“Al respecto, el fiscal (Fabio Zabaleta) indicó que unas 150 personas
vivían en los tres galpones en condiciones muy precarias, durmiendo en
camas cuchetas. ‘Muy amontonados, poca higiene, había hombres y
mujeres en el mismo lugar sin poder distinguir lugares según el sexo y las
edades porque se constató algunos menores, si bien no trabajando pero si
ahí’, dijo”, siempre según el medio citado.
Apenas unos días antes del 25, una acción del Registro Nacional de
Trabajadores y Empleadores Agrarios (RENATEA) arrojó un resultado de
120 jujeños hallados trabajando en condiciones de esclavitud en
plantaciones de arándano, siempre en Concordia.
De acuerdo a información divulgada por el mismo RENATEA, los
cosecheros actuaban “en condiciones de extrema precariedad, sin
registración, ni libreta de trabajo”.
Una curiosidad detectada por este autor: buena parte de los portales de
noticias de Concordia o su área de influencia que han divulgado el trato
aberrante para con los empleados de las compañías que explotan la fruta
cuentan, desde que trascendió la inminente publicación de la presente
investigación, con fuertes auspicios de APAMA, la asociación que reúne a
los productores de arándanos de esa parte del país.
58
Una muestra30:
Otro ejemplo31:
Hasta el momento, se desconoce el nombre de las productoras y
contratistas denunciados en el segundo semestre del año por mantener
en situación de esclavitud a cientos de personas.
30
http://goo.gl/gHRXrE 31
http://goo.gl/mWFlI0
59
La Justicia y las dependencias de gobierno, en lo que debe leerse como
una constante, se destacan por mantener prácticamente en cero el
número de condenados por estos ilícitos.
Ex trabajadores e, incluso, periodistas locales contactados por este autor,
no dudaron en afirmar que allanamientos y denuncias no son más que
acciones en muchos casos consensuadas con los privados, que cada año
reconocen un determinado número de casos en situación de irregularidad
con el fin de ahogar cualquier crítica social a los organismos de control.
Y que, en lo concreto, la explotación laboral ya tiene la forma de una
tradición entre los productores de arándanos.
60
Gobierno y trabajo infantil: no hay, pero hay
Guillermo Satalía Méndez es el delegado del Ministerio de Trabajo de la
Nación en Concordia.
Tras acumular testimonios, material fotográfico, y denuncias de diversa
índole respecto de prácticas de explotación infantil en la cosecha de
arándanos, este autor contactó al funcionario a fin de obtener una
declaración oficial sobre la presencia de menores en los cultivos.
Para sorpresa de quien aquí escribe, Satalía Méndez aseguró no haber
encontrado ningún caso de trabajo infantil en los tres años que lleva al
frente del principal organismo de control laboral en esa zona de Entre
Ríos. Y sostuvo que, en todo caso, las denuncias e irregularidades
comprobadas en ese aspecto son previas a su gestión.
61
Por supuesto, los conceptos del funcionario –emitidos a principios del
mes de octubre, y que este autor reproducirá de forma completa más
abajo– pierden todo sustento ante situaciones como el hallazgo, en
diciembre de 2012, de 18 menores trabajando en quintas precisamente
de Concordia, en una inspección32 de la que también tomó parte el mismo
Ministerio de Trabajo de la Nación.
Pero adquieren un tono cercano a la falta de respeto si se toma en cuenta
que, en agosto último, la Municipalidad de Concordia y el mencionado
Ministerio de Trabajo de la Nación –cartera de la que Satalía Méndez es su
principal autoridad a nivel local– cerraron un acuerdo para poner en
marcha el primer “Jardín de Cosecha” con el fin de “erradicar
definitivamente el trabajo infantil en las cosechas de citrus y arándano”.
La propuesta en cuestión, que se concretará en próximos meses,
contempla el desarrollo de un espacio en el que los trabajadores podrán,
en una determinada franja horaria, dejar a sus hijos mientras cosechan.
El inconveniente está en que el lugar destinado para hacer efectivo el
“Jardín de Cosecha” –un área del Centro de Desarrollo Infantil (CDI)
Néstor Kirchner, siempre de Concordia– apenas tendrá capacidad para
32
http://bit.ly/1EKWRIF
62
contener a 50 chicos siendo que la recolección de la fruta emplea a unas
15.000 personas.
Para conocer más detalles de esta iniciativa basta ingresar en el sitio
online de la Dirección de Prensa de la Municipalidad de Concordia.33
En dicho espacio, un comunicado reconoce que los menores de hasta 5
años suelen acompañar a sus familiares en los campos, aunque remarca
que “el trabajo infantil se ve en la franja que abarca desde los 12 años
hasta los 16 y 17”.
El texto en cuestión, que refleja la posición de organismos de gobierno
como el que lidera Satalía Méndez en esa parte de Entre Ríos, destaca que
en 2013 se detectaron hasta “120 niños menores trabajando en el citrus,
pero en más cantidades en cosechas de arándano”.
Contrario a este reconocimiento del problema que la cartera que
representa sí ejerce en la práctica, el funcionario aportó los siguientes
conceptos en la charla que mantuvo con este autor hace escasas semanas.
Patricio Eleisegui (PE): Lo contacto por las denuncias que me han
llegado en torno al trabajo infantil en Concordia. Los casos que se dan 33
http://bit.ly/1EKYeY2
63
en el arándano. Me interesaría saber cómo observa el Ministerio de
Trabajo este problema y de qué forma enfrenta a las empresas que
ejercen esta explotación.
Guillermo Satalía Méndez (GSM): La información que le puedo dar se la
tiene dar el secretario de fiscalizaciones (Guillermo Alonso Navone), que
es quien maneja a todos los inspectores del país y el que tiene el
conocimiento. Lo que puedo hacer es darle el teléfono de él.
PE: Me interesa, claro. Pero el representante local es usted…
GSM: Bueno, acá está en vigencia una ley, la 26.940, que habla de la
promoción del trabajo registrado y el fraude a la ley laboral. Con
beneficios impositivos a la seguridad social que otorga esta ley a las
empresas si incluyen (en blanco) a cierta cantidad de trabajadores.
Es una ley vigente, se está haciendo mucha promoción.
PE: ¿Cuánto hace que está usted en el cargo?
GSM: Yo en la delegación estoy desde el año 2006. Entré como abogado.
Hace 8 años que estoy. Y como delegado llevo 3 años.
64
PE: ¿Y cómo es el trabajo que se viene dando ahí, en Concordia, de
parte del Ministerio de Trabajo de la Nación?
GSM: En el Ministerio, desde que está a cargo (Carlos) Tomada, contamos
con informática de avanzada. Los inspectores van con sus netbooks y
saben al momento si un trabajador está o no dado de alta.
El Ministerio busca un objetivo social: que el empresario tome conciencia
de que es más beneficioso tener al trabajador registrado.
Y hemos tenido resultados muy buenos. Hoy encontramos que ya no es
así. Que la no registración se daba en los primeros años (de la actual
gestión).
Obviamente que se impusieron multas, que son elevadas. He firmado
resoluciones por 100.000, 200, 300 y hasta 600.000 pesos.
PE: ¿Cuáles han sido las empresas más multadas?
GSM: Es variado. No puedo dar un rubro porque abarcamos todas las
actividades comerciales de la región. Todo lo que sea cosecha de
65
arándanos, fruta, la madera, el comercio, la gastronomía, todo. Todo lo
que sea actividad comercial en la costa del (río) Uruguay se inspecciona.
En el arándano no hay tantas irregularidades. Hubo en alguna
oportunidad, sí en los primeros tiempos. Pero el empresario del arándano
ya no se juega a que lo encuentren y agarren con trabajadores no
registrados.
PE: Me han acercado denuncias e información sobre el trabajo infantil
en el arándano…
GSM: El tema de los menores, fíjese usted que yo escuché menores no
específicamente en la actividad de la cosecha. Encontré menores en otras
actividades.
Obviamente se hizo la denuncia como corresponde, intervino la Justicia
Federal. Encontré menores en comercios.
La denuncia que hizo esta delegación Concordia fue específicamente en
otra actividad y no en el arándano.
PE: ¿Usted dice que no hay trabajo infantil en el arándano?
66
GSM: No, yo no digo que no hay trabajo infantil en el arándano. No estoy
diciendo que no hay. Estoy diciendo que yo encontré menores en otras
actividades comerciales.
No significa que no pueda haber: yo no encontré. Capaz que ahora cuando
hacemos la inspección de la cosecha, capaz que encontramos. Pero no me
puedo adelantar a algo que no ha sucedido.
PE: En los tres años que usted lleva como delegado ¿nunca encontró
trabajo infantil?
GSM: Yo en la cosecha hasta ahora no tengo ninguna denuncia hecha. Que
puede haber, puede haber, cómo no. Pero eso queda a criterio de quien lo
dice.
La realidad, hasta ahora no. Trabajo no registrado sí… pero después
menores… las denuncias que he radicado fueron por otras actividades, no
en el arándano.
PE: ¿Y antes de su gestión ubicaron casos?
67
GSM: Antes de nuestra gestión, calculo que han encontrado. Pasa que
después de la ley nueva que se sancionó, que (dice que) cualquier persona
que tenga trabajando a menores tiene una pena de 1 a 4 años, que se
modificó el código penal…
Imagínese que cualquier empresario no es tonto tampoco. Sabe que se le
viene una causa penal aparte de la sanción que impone el Ministerio de
Trabajo, la AFIP, Trabajo de Entre Ríos. Nosotros trabajamos de forma
conjunta.
PE: ¿Cómo se hacen las inspecciones?
GSM: Se hacen todo el año. Acá no hay descanso. Tenemos una
planificación, de acuerdo a gente que tenemos trabajando en la calle. Y,
aparte, la denuncia anónima.
Estamos muy informatizados, para que se de una idea tenemos ISO 9001
en control de calidad.
Para este año teníamos pautadas 3.200 inspecciones, de las cuales ya
cumplimos la mayoría en toda la costa del (río) Uruguay. Nos quedan 400
por hacer.
68
PE: El Ministerio de Trabajo de la Nación ¿controla las condiciones a
las que se ven sometidos los trabajadores en el arándano? Me refiero,
por ejemplo, al contacto permanente con agroquímicos o productos
similares.
GSM: No, eso no nos corresponde. Nación se ocupa de constatar que el
empleado esté debidamente registrado. Nada más.
El tema de los químicos lo controla (el gobierno de) la provincia de Entre
Ríos. Por supuesto, si nosotros lo detectamos lo que hacemos es notificar
a Provincia.
69
Un país irregular
En sintonía con lo que ocurre en Concordia, los abusos e irregularidades
en torno a la producción del arándano también se multiplican en buena
parte de los distritos que siembran y cosechan la fruta dentro de la
geografía argentina.
Además del polo de producción concerniente a esa ciudad de Entre Ríos,
el cultivo dice presente en municipios de la provincia de Buenos Aires
como Zárate, San Pedro o Baradero, en los departamentos tucumanos de
Monteros, Chicligasta, Famaillá, Alberdi o La Cocha y, también, en un área
creciente del departamento de Metán, en la provincia de Salta.
70
El territorio bonaerense, según el Comité Argentino de Blueberries –
organización que nuclea a los exportadores locales del arándano–34,
totaliza alrededor de 600 hectáreas destinadas a la fruta e, incluso, ha
dado vida a una suerte de recorrido temático orientado al turismo bajo el
nombre de “Ruta del Arándano”.
Esta alternativa comprende visitas y degustaciones a fincas ubicadas en
torno a la ruta nacional 9 como Guadalupe, San José, Berry Well, Indigo
Star o Tango Berries.
Precisamente estos dos últimos establecimientos gozan de antecedentes
que, de seguro, son poco promocionados ante los turistas. En el caso de
Indigo Star, la compañía fue noticia a principios de 2014 por una serie de
denuncias en su contra por explotación laboral.
Con cultivos instalados en el camino de acceso a la localidad de Lima –
partido de Zárate–, la firma en cuestión recibió reclamos por sueldos
impagos, condiciones de trabajo insalubres, y hasta acusaciones de
ejercer la trata de personas35 para con trabajadores “golondrina”
provenientes de la provincia de Santiago del Estero. Julio Sandoval, uno
34
http://goo.gl/j6va76 35
http://goo.gl/5JKAYn
71
de los afectados, no tuvo reparo en declarar ante medios bonaerenses que
el total de peones perjudicados por Indigo Star alcanzó los 120.
Por el lado de Tango Berries, la empresa también tuvo su momento
mediático a principios de 2014, cuando uno de sus gerentes entabló una
serie de acciones legales contra Graciela Gómez Vizcay, abogada
ambientalista que tomó a su cargo la representación legal de los
perjudicados por Indigo Star.
Tango Berries es una de las cinco productoras que, también con
operaciones muy cerca de Lima, integra la empacadora Berries del Plata.
Completan este emprendimiento las firmas Cultivo Arándanos SA, Berries
Argentinos SA, FAAS, y la compañía D&U SA. Según declara en su sitio
institucional, además de lo que ejecuta en Lima, Berries del Plata también
explota arándanos en Concordia y Tucumán.36
A principios de año, y tras estallar el escándalo por las acusaciones sobre
Indigo Star, desde la cúpula de Tango Berries se emitieron una serie de
cartas documento contra la mencionada Gómez y Daniel Vogel, director
del diario zarateño El Debate, por la publicación de un artículo titulado
36
http://goo.gl/VXWer3
72
“Los esclavos del arándano en Zárate” en el que se detallaron
irregularidades en la operatoria de Berries del Plata.
En dicha nota, Gómez expuso que, de 2010 a la fecha, cerca de 190
personas oriundas de Bolivia habían llegado a uno de los establecimientos
que integran la empacadora con documentación falsa. “El fraude fue
utilizar documentos argentinos que se alquilan por monedas o han sido
extraviados para darles ‘el alta temprana’ y luego rotarlos cada dos o tres
días. Se hablaba de casas donde se alojaban más de 30 trabajadores en
condiciones precarias”, declaró la abogada.37
¿Cómo concluyó el cruce entre empresas y actores legales? A fines de
enero pasado, una inspección de GlobalGap –organización internacional
que evalúa la calidad de las prácticas agrícolas–38 certificó la producción
de Indigo Star. Es más: la compañía recibió una aprobación cercana a la
excelencia.
Algunos fragmentos de lo constatado por GlobalGap, y que dio origen a un
documento divulgado durante el primer trimestre de 2014 por diferentes
medios de Zárate:
37
http://goo.gl/nyo75M 38
http://goo.gl/7aGbdE
73
“Durante el pico de la temporada de cosecha, los trabajadores de
temporada son alojados en tiendas de campaña. Estas son grandes carpas
con pisos sólidos y literas que se alquilan a tal efecto. También se ofrecen
colchones. El Ministerio de Trabajo realizó una inspección durante la
cosecha, el 12 de noviembre de 2013, y no hubo inconformidades en el
informe en relación con el uso (de) carpas”.
“Las mujeres tienen alojamiento independiente, aseos y duchas. La
evaluación se llevó a cabo en la oficina central de la granja de la empresa,
en las instalaciones de embalaje, en el lugar de producción y en las
viviendas de los trabajadores. El día de la evaluación, la temporada de
cosecha ya había terminado”.
“Hay suficientes instalaciones sanitarias: baños, lavamanos, duchas e
higiene. Disponen de agua caliente para las duchas, aseos en el área de
empaque, se ofrece agua potable para los trabajadores y la calidad del
agua se puso a prueba recientemente utilizando análisis de laboratorio de
la Municipalidad de Zárate. En esta inspección se enumeran todos los
trabajadores de la cosecha en la granja”.
Por su parte, la abogada Graciela Gómez dio por cerrado el reclamo a
Indigo Star tras el monitoreo de GlobalGap y, en lo que representó un
74
inaudito cambio de posición, abandonó la polémica destacando, respecto
de la firma acusada, “excelente predisposición”, además de ofrecer
disculpas y enarbolar “el diálogo y el consenso entre las partes”.39
Fuera de la “Ruta del Arándano” que promueve la visita a estancias y
comercios en San Pedro, Baradero o Zárate, el producto también tiene
presencia en otros puntos de la provincia de Buenos Aires.
San Andrés de Giles y Suipacha son localidades en las que la cosecha de la
fruta también genera un importante rédito económico. Por supuesto, el
cambio de geografía lejos está de implicar la erradicación de los abusos.
Así, la firma Berry Argentina SA de, justamente, San Andrés de Giles,
resultó acusada en noviembre de 2012 de mantener a 102 cosecheros
provenientes de Misiones bajo “condiciones rayanas con las esclavitud”.
Estas personas –hombres y mujeres oriundos de Andresito y Oberá a
quienes la compañía descontaba la comida diaria, además del valor del
pasaje mediante el cual arribaron desde el noreste del país–, lograron ser
rescatadas en un operativo comandado por el mismísimo Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos.40
39
http://goo.gl/YuCEEW 40
http://goo.gl/WBUq1c
75
“Estas personas estaban reducidas a la condición de esclavas, porque,
según les contaron a los profesionales de nuestra Oficina de Rescate, las
hacían dormir en carpas, las alimentaban muy precariamente, con lo cual
pasaban hambre, y estaban privadas de su libertad, porque no les
permitían salir del establecimiento por ninguna razón”, declaró41 en ese
momento Julio Alak, titular de la cartera nacional.
“Es aberrante que empresas importantes aumenten sus ganancias
sometiendo a las personas a la humillación y a la degradación más
escandalosas, pero para eso está el Estado: para no tolerar estas prácticas
dignas de señores feudales y castigar a sus responsables con todo el peso
de la ley”, añadió.
Entrevistados por agentes del ministerio antes mencionado, los
cosecheros relataron en ese tramo final de 2012 que la remuneración
diaria que percibían alcanzaba los 200 pesos diarios por persona sólo si
cada uno lograba llenar 17 cajas con arándanos.
Según lo declarado por estos empleados de Berry Argentina SA, tamaño
volumen resultaba imposible de alcanzar y apenas si se lograba completar
41
http://goo.gl/4isTuA
76
la mitad de lo exigido al final de cada jornada. Esto daba como resultado
un pago que la empresa definía de forma arbitraria.
Por su parte, la provincia de Tucumán aparece como la gran rival de
Concordia en lo que hace a hectáreas sembradas con arándanos y
volumen de cosecha. Y, entre otras particularidades que tienden a
favorecer la actividad en ese territorio, la explotación de la fruta incluso
ha sido celebrada por la misma presidenta de la Nación.
Una muestra: en octubre de 2013 y a través de su sitio Web42, Cristina
Fernández de Kirchner destacó la entrada en funcionamiento de una
nueva terminal de carga para la exportación de arándanos desde el
aeropuerto Benjamín Matienzo de la capital tucumana.
“Fíjense ustedes lo que es también algún tipo de cultivos cómo generan
mano de obra: 1.200 hectáreas generan 30.000 puestos de trabajo. Hoy
estamos con capacidad de cosechar el arándano a la mañana y colocarlo
en el vuelo a la noche para que salga directamente a Estados Unidos. Eso
se llama logística y hoy podemos decir que estamos alcanzando la mejor
logística, por ejemplo, en materia de arándanos”, expone un textual
publicado por la primera mandataria.
42
http://goo.gl/HF8o2m
77
El impulso oficial resultó de tal magnitud en ese momento que, pocos días
después, en San Miguel de Tucumán fue noticia el arribo de un Boeing
777 –considerado uno de los aviones más grandes jamás construido– que
tocó suelo local para luego retomar vuelo con sus bodegas abarrotadas de
arándano argentino.43
Lo nunca dicho por Cristina Fernández, como es usual cada vez que apela
al sesgo patriótico en sus intervenciones, es de qué forma está
estructurada la exportación de la fruta desde esa provincia. Así, la salida
del producto de Tucumán corre por cuenta de compañías internacionales
con la chilena LAN a la cabeza.
Mientras que Aerolíneas Argentinas no participa del negocio de mover la
fruta por las características de sus aeronaves –con foco en el traslado de
pasajeros en detrimento del movimiento de carga–, el traslado del
arándano corre por cuenta de las firmas Tampa –una alianza entre la
colombiana Avianca y la peruana Taca–, la estadounidense Centurión –
con base en Miami– y la aerolínea trasandina antes nombrada.
Sólo la concreción de este transporte aéreo le asegura a las firmas
mencionadas ganancias anuales cercanas a los 6 millones de dólares.
43
http://goo.gl/yyTpNh
78
Por último, resta mencionar el caso de otro territorio que viene sumando
hectáreas de arándano a la producción total de la Argentina: la provincia
de Salta.
En dicho distrito, el liderazgo en términos de explotación corre por
cuenta de la firma Extraberries SA44, con operaciones en el departamento
de Metán. El emprendimiento cuenta con 197 hectáreas plantadas con la
fruta, superficie mediante la cual la empresa en cuestión apuesta a
promediar las 2.000 toneladas de arándanos cosechados al final de cada
año.
Según el Comité Argentino de Blueberries, la sumatoria de las
producciones en las distintas provincias, con la inclusión de áreas de
escaso volumen o directamente marginales, expone que la explotación del
arándano –con hectáreas que siempre pueden variar– se distribuye de
esta manera en la Argentina:
44
http://goo.gl/dcJ2As
79
80
El dilema de comer
El calibre de los agroquímicos que se utilizan para producir arándanos en
Concordia, Entre Ríos, enciende los interrogantes respecto de qué efectos
generan estos si permanecen en frutas que luego resultan ingeridas.
En ese aspecto, este autor contactó a una serie de especialistas en salud
que no sólo remarcaron la ilegalidad de utilizar compuestos no
habilitados por el SENASA como ya develó esta investigación sino que,
además, destacaron la supervivencia de los pesticidas en el cuerpo, en
muchos casos, por tiempo prolongado.
Una coincidencia casi generalizada entre los expertos consiste en la
acción de los plaguicidas como disruptores endocrinos, esto es, sustancias
artificiales que alteran distintas funciones al, por ejemplo, imitar la acción
de hormonas naturales.
Sólo este aspecto, que se activa al consumir alimentos contaminados con
ciertas formulaciones de agroquímicos, puede derivar en una batería de
81
problemas que van desde diversos tipos de cáncer hasta enfermedades
reproductivas en la mujer, pasando por problemas de fertilidad
masculina, complicaciones de tiroides, alteraciones neurológicas y
trastornos en menores en edad de pubertad.
Por supuesto, hay consecuencias adversas que por la naturaleza novedosa
de muchos de los químicos que hoy se pulverizan sobre la fruta todavía se
mantienen desconocidas.
“Hay certezas de que los químicos quedan en el cuerpo, pero no de la
totalidad de los efectos negativos que pueden generar. Campañas como
‘Mala Sangre’ –llevada a cabo en 2013 por la organización BIOS de Mar del
Plata, que lidera la reconocida Silvana Buján– ubicaron restos de
pesticidas en prácticamente todas las personas evaluadas. Y eso se da por
la alimentación”, sostuvo ante este autor Miryam Gorban, nutricionista y
titular de la cátedra de Soberanía Alimentaria en la Facultad de Medicina
de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En tanto, Medardo Ávila Vázquez, médico pediatra, neonatólogo, y
docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba, aportó
un primer acercamiento respecto de qué sucede si se consumen
arándanos tratados con determinadas sustancias.
82
“Los plaguicidas se incorporan, pero las consecuencias varían según su
tipo. Los organofosforados como el clorpirifos o el metil azinfos se
acumulan en el cuerpo. Esto pasa principalmente con los insecticidas que
se usan en todas las frutas finas y el arándano. Depende del organismo, la
interacción de estos químicos es diferente y lo mismo puede decirse de
sus efectos como disruptores. Pueden desembocar en cáncer o cualquier
problema de fertilidad, siempre según cada cuerpo”, explicó a este autor.
“Ahora en las frutas se están usando muchos productos de la gama de los
neonicotinoides qué prácticamente no se degradan. Hay que empezar a
prestar atención porque es lo que está apareciendo. Sobre estos químicos
se desarrollan insecticidas que son echados a los plantines y estos lo
absorben y lo mantienen dentro. Los plaguicidas luego van a las flores,
matan a los insectos, pero el otro tema está en que muchas de esas flores
se hacen fruto. Y ahí es cuando comemos el veneno”, aseguró.
Con el objetivo de sumarle otra potencia a estos dichos, quien aquí
escribe contactó a Sandra Medici, bióloga y directora de la División de
Análisis de Alimentos del Instituto Fares Taie45 de Mar del Plata quien,
45
http://goo.gl/dxJV6
83
ante preguntas sobre la residualidad de algunos de los agroquímicos que
se utilizan en el arándano de Concordia, aportó nuevas precisiones.
“Los diferentes agroquímicos, dependiendo de su estructura química
tienen distintos tiempos de vida media (es el tiempo en que tarda en
degradarse el 50 por ciento del plaguicida en condiciones normales). Así,
cada producto tiene especificado cuantos días antes de la cosecha deben
ser aplicados para que no queden residuos”, dijo.
“En general, los principios activos de los productos permitidos para su
uso en arándanos tienen una baja residualidad y bajo tiempo de vida
media. Esto no quiere decir que si lo aplican fuera de tiempo, es decir
antes de cosecharlos, este producto no llegue a nuestro organismo cuando
lo consumimos”, aclaró.
Para graficar lo que sucede con la fruta si se respetan los compuestos que
sí habilita SENASA y los tiempos de aplicación, Medici apeló a un ejemplo.
“La mezcla de boscalid y trifloxystrobin es utilizada en floración y cuaje
de los frutos a fin de prevenir y tratar diversas enfermedades causadas
por hongos. Inmediatamente después del tratamiento con el plaguicida,
queda sobre el vegetal una cantidad determinada del mismo y ésta puede
ser variable en función de factores como: dosis de plaguicida aplicado,
84
naturaleza química del plaguicida, características de la aplicación,
naturaleza de la superficie vegetal”, comentó.
Para enseguida indicar: “La cantidad de residuo presente en el momento
del consumo del producto tratado depende del depósito inicial y del
tiempo transcurrido entre el tratamiento, la recolección y el consumo
(período de carencia). Esto, teniendo en cuenta la acción de los factores
que influyen en su disipación y los tratamientos a los que se somete el
producto después de la recolección”.
En otras palabras, la naturaleza tóxica de los productos legalmente fijados
por SENASA debería atenuarse si se utilizan dosis bajas y se respeta un
determinado lapso antes de su ingesta. La mera utilización de químicos no
habilitados para el arándano –además, mediante aplicaciones irregulares
y sin criterio en términos de cantidades o tiempos de espera para el
consumo–, como expone este trabajo, da por tierra con toda la posibilidad
anterior.
Ahora, y por fuera de lo establecido y el método que debería seguirse y
muchas compañías no respetan, ¿qué sucede con los agroquímicos que
pueden quedar en la fruta? ¿Existe alguna manera hogareña de
eliminarlos?
85
Medici contestó de manera positiva: “Si el producto es sometido a hervor,
los plaguicidas (permitidos) se degradan en un lapso de 10 a 15 minutos a
100 grados centígrados. Por esta razón, es improbable que queden
residuos después del procesamiento para dulces. Por lo general, el
proceso de hervir los vegetales elimina a los plaguicidas”.
Ya en el último tramo de la consulta, la especialista expuso un riesgo:
“Desconozco la forma de producción del jugo de arándanos, pero asumo
que debe llevar pasteurización lo que eliminaría el residuo de plaguicida.
Pero, si el jugo no es pasteurizado, el agroquímico queda…”.
86
El arándano estaba con químico
“Me hicieron una biopsia, pero parece que no está bien hecha. El
problema es que como me la hicieron mal, se atrasó la medicación que yo
tendría que haber empezado a tomar ¿vio? Me atendieron en el hospital
Masvernat de Concordia. Ya tomo unas cuantas pastillas por los dolores,
pero no me hacen ningún efecto”.
A mediados de mayo, Edgardo Ferreyra, el ex empleado de Blueberries SA
que disparó la concreción de este trabajo, accedió a mantener una
segunda –aunque muy breve– charla telefónica con este autor. Lo que
sigue, prácticamente sin intervención de quien aquí escribe, son algunos
de sus dichos:
87
“Me tengo que hacer una quimioterapia cada 20 días. Cada una me sale
como 23.000 pesos. Los de LALCEC (Liga Argentina de Lucha contra el
Cáncer) me dijeron que me pueden cubrir dos nada más. El tema es que
yo me tengo que hacer seis”.
“Tengo que hacerme más rayos y me los voy a hacer en Concepción del
Uruguay. Eso no sería un costo muy caro, parece. Por lo que sé son rayos
nomás…”.
“Está comprobado, eso me dijo mi médica, que no había que comer
arándanos porque estaba con químico”.
La profesional a quien hizo referencia Ferreyra es Mónica Murtagh, jefa
en el servicio de Hematología del hospital Masvernat, y una de las
principales especialistas en enfermedades de la sangre en el noreste de
Entre Ríos.
Contactada también de manera telefónica, la doctora en cuestión hizo gala
de contradicciones hasta concluir el diálogo de manera intempestiva.
En todo momento, su intención fue la de no referirse a la situación del ex
empleado del arándano, incluso adujo desconocer su dolencia, para
88
enseguida aportar comentarios de alguien que está bien al tanto de
aquello que se le consulta.
“Voy a averiguar si lo que pasó puede tener que ver con los agroquímicos.
Déjeme que averigüe en unos días. No tengo idea de qué productos se
usan en los arándanos. Pero los organofosforados no son la bomba de
Hiroshima. No he recibido información en la que se haga hincapié en que
los factores ambientales fueron los desencadenantes del problema”,
sostuvo Murtagh, siempre respecto de la situación sanitaria de Edgardo
Ferreyra.
Pese a que en todo momento remarcó su desconocimiento respecto de los
plaguicidas que se aplican sobre la fruta, la especialista insistió con que
“no se puede decir que hay una relación directa con los organofosforados”
–palabra que jamás pronunció este autor en todo el diálogo–, además de
repetir una apreciación que fija una postura frente al problema de la
contaminación con agroquímicos: “Los organofosforados no son la bomba
de Hiroshima”.
En lo concreto, y tal como expuso este autor en su libro “Envenenados”
(Wu Wei, 2013), los organofosforados no resultaron aplicados sobre la
ciudad japonesa de Hiroshima pero bien se los podría haber utilizado:
89
fueron descubiertos durante la primera mitad del siglo XIX, pero su
principal desarrollo se dio en tiempos de la Segunda Guerra Mundial
como gases neurotóxicos.
La evolución de estos compuestos como armas químicas corrió por
cuenta de la Interessen-Gemeinschaft Farbenindustrie AG (IG Farben), un
conglomerado alemán conformado en 1925 por compañías como Bayer o
BASF. Durante la contienda, dicho grupo de empresas llegó a sintetizar
más de 300 organofosforados para uso militar.
El grupo de empresas que integraron Bayer y BASF también inventó,
entre otros, el Tabún, un gas nervioso que mata por paralización del
sistema cardiorrespiratorio en menos de 15 minutos.
Los organofosforados fueron pilar fundamental para el desarrollo de
gases letales como el Sarin, que apareció en escena en la guerra Irak-Irán
de los años 80 y los atentados terroristas que tuvieron lugar en Japón en
1994 y 1995.
Entre los pesticidas basados en organofosforados que se aplican sobre el
arándano en Concordia –pese a que Murtagh dijo no estar al tanto de los
químicos que demanda la actividad–, se destacan los insecticidas metil
azinfos y clorpirifos que tanto la germana Bayer como la estadounidense
90
Dow comercializan bajo las etiquetas “Gusathion M 35”, “Gusathion 36
SC” y “Lorsban”.
Edgardo Ferreyra protagoniza la fotografía que sigue; registro tomado
este año por el sitio Federación 24 para una noticia46 luego dada de baja
por el mismo portal.
Oriundo de, precisamente, Federación, y conocido en su localidad como
“Burrito”, Ferreyra falleció el martes 10 de junio de 2014 en el hospital
Delicia Masvernat de Concordia. Tenía 48 años.
46
http://goo.gl/6rK13g
91
92
Sobre el autor:
Patricio Eleisegui (10 de abril de 1978) se crió en Sierra de la Ventana,
provincia de Buenos Aires. Trabaja en medios de comunicación desde
2002. Fue productor de televisión en el canal América. En prensa gráfica
publicó notas en diversos medios argentinos y del exterior (Revista
93
Noticias, revista Mercado, revista Users, Diario Z de Buenos Aires, y
publicaciones de Uruguay, México, Colombia y Chile).
En 2007 integró la sección Tecnología de Infobae Profesional que ganó el
Premio Sadosky a la Innovación Periodística. En diciembre de 2008 fue
consagrado ganador de la categoría Prensa Digital del premio ESET
Latinoamérica.
En la actualidad, se desempeña como editor de la sección Negocios del
diario económico iProfesional.com (ex Infobae Profesional). Integra el
Foro de Periodismo Argentino (FOPEA).
A fines de noviembre de 2013, su crónica "Una bomba química mata en
Entre Ríos" fue consagrada finalista del premio La Voluntad organizado
por la fundación de periodismo Tomás Eloy Martínez.
En diciembre de 2013 publicó “Envenenados” (Wu Wei), una
investigación periodística en la que aborda el proceso histórico que
culminó en el uso indiscriminado, en la Argentina, de semillas
modificadas genéticamente y pesticidas de diversa índole.
94
En marzo de 2014, participó como entrevistado y productor en un
documental llevado a cabo por Canal+ de Francia acerca de los
transgénicos que se desarrollan en la Argentina.
Como escritor de ficción publicó el volumen de cuentos “Nubes de polvo
sopladas a cañonazos” (Milena Caserola/Octavo Loco, 2013), y textos de
su autoría integran las antologías “12 Rounds” (Lea, 2012), “Cuento Raro”
(Outsider, 2012), “Charco Negro” (Wu Wei, 2013), y “Paganos” (Alto Pogo,
2014). Su primera novela fue finalista dos veces de forma consecutiva del
Premio Clarín Alfaguara de Novela (2011 y 2012).
95
Índice
Yo comí arándano envenenado 2
El arbusto millonario 7
Del vinagre al agroquímico 12
Hormonas y lipomas 29
La fruta no se lava 37
Cultivar con esclavos 44
Gobierno y trabajo infantil: no hay, pero hay 60
Un país irregular 69
El dilema de comer 80
El arándano estaba con químico 86