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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
Felices Son los Tristes
Escritura: Mateo 5:4
Código: 2199
John MacArthur
Mateo capítulo 5, versículo 4 dice “bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán
consolación.” En uno de los grandes salmos de David, él recita en las profundidades de dolor
que el corazón conoce en los desánimos y tristezas de la vida; y después, este es el Salmo
55, él clama y dice: “Oh que tuviera alas como paloma, porque entonces volaría y estaría en
reposo. Entonces, me alejaría y permanecería en el desierto. Apresuraría mi escape de la
tempestad y la tormenta.” Fin de la cita.
Bueno, David hace eco de un clamor que ha salido de los labios de todos los hombres en un
momento u otro. Cuando enfrentan tristeza, cuando enfrentan desánimo, cuando enfrentan
tragedia. Cuando enfrentan desaliento dicen como David: ‘oh, si tan sólo pudiera escapar… si
tan sólo pudiera volar y estar en reposo.’ La vida hace eco del clamor de la humanidad caída,
un clamor por libertad, un clamor por una vida con alas para volar y alejarse del dolor y la
tristeza, la angustia.
Cualquier persona que en algún punto ha estado en medio de ese tipo de situaciones sabe lo
que es anhelar el consuelo en una vida de dolor, en una vida de tristeza o de desánimo o
amargura. Todos hemos deseado huir, el mirar hacia otro lado, el huir de la tristeza a un lugar
de consuelo que siempre está escondido y que nunca podemos alcanzar. Y entre más
profunda es la tristeza y más profundo es el desánimo y más profundo dolor, más lejos se
encuentra el lugar para el consuelo.
Y me imagino que esa es la paradoja de esta bienaventuranza porque aquí dice “felices son
los tristes” y nunca pensamos que eso era una verdad. Serán consolados todos los que lloran,
eso es opuesto a todo lo que conocemos la estructura entera de nuestra vida, la locura por el
placer, la mentalidad del parque de diversiones, la manía por el entretenimiento, la búsqueda
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constante por la emoción, el dinero y la energía del tiempo y el entusiasmo que gastamos por
disfrutar de la vida son expresiones del deseo del mundo de evitar el lloro y de evitar la
tristeza y de evitar el dolor. Pero Jesús dijo: “felices son los tristes, felices son los que lloran.”
De hecho, Jesús también dijo en Lucas 6:25: “Ay de vosotros que reís ahora, porque vuestra
risa se convertirá en lloro.” Ahora, eso es diferente ‘ay de vosotros que reís, porque lloraréis…
felices son los que lloran, porque recibirán consolación…’ simplemente lo opuesto de la
filosofía del mundo, un nuevo enfoque a la vida. Y eso es exactamente lo que Jesús está
haciendo, ¿no es cierto?, en el Sermón del Monte. Él está ofreciendo un nuevo enfoque a la
vida, Él condena la risa y felicidad aparentes del mundo. Pronuncia bendición, pronuncia
felicidad, pronuncia gozo, paz y consuelo para aquellos que lloran.
Usted pregunta qué es lo que esto quiere decir. Respondamos a esa pregunta en primer
lugar. Y vamos a cubrir cuatro preguntas en esta noche esperamos responderlas. En primer
lugar: ¿qué significa bienaventurados o felices – Makarios - los que lloran? ¿En qué sentido
es eso verdad? Hablemos de esto.
En el idioma griego hay nueve verbos diferentes que se usan en el Nuevo Testamento para
hablar de tristeza. Este es el más fuerte de los nueve, este es el más severo. Pero el hecho
mismo de que hay nueve verbos diferentes en un idioma para expresar el concepto de tristeza
es una buena indicación de que es un estilo de vida, que es parte y medula de simplemente
vivir. Y, de hecho, la historia entera del nombre es la historia de las lágrimas y es la historia de
la tristeza. Y, por cierto, hemos tenido mucho de ello, pero no hemos tenido nada de lo que
está por venir. En el capítulo 24 de Mateo, en el versículo 4, Jesús respondió y les dijo: “mirad
que nadie os engañe, porque muchos vendrán en Mi nombre diciendo ‘yo soy el Cristo’ y a
muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras, mirad que no os turbéis porque
todas estas cosas deben pasar, pero aún no es el fin porque se levantará nación contra
nación y reino contra reino y habrá hambres, pestilencias, terremotos en varios lugares.”
Ahora, si usted sabe algo acerca de Mateo 24, sabe que Jesús está hablando de un tiempo al
final de los tiempos y Él lo sigue en el siguiente versículo diciendo “todo esto sólo son
principios de dolores”. Todavía no han visto nada. La historia del hombre es la historia de la
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tristeza, es la historia de las lágrimas, en la historia de dolor y tristeza. Y el hombre solo ha
visto el comienzo.
Ahora, ¿de qué tipo de lloro está hablando Jesús? ¿Qué quiere decir cuando dice
‘bienaventurados los que lloran? ¿qué tipo de bienaventuranza está disponible para qué tipo
de lloro? Bueno, la Biblia habla de todo tipo de lloro, por cierto. Hay muchos tipos diferentes
de lloro. Permítame compartir algo de esto con usted.
En primer lugar, está lo que usted podría llamar ‘tristeza general’. Simplemente la tristeza de
la vida, un tipo de tristeza apropiada, por así decirlo; un tipo de tristeza que es aceptable, que
es muy normal. El lloro en este sentido es parte de la vida humana, de hecho, es un regalo de
Dios, ¿sabía usted eso? ¿Sabía usted que el dolor y la ansiedad que usted contiene en su
interior, sería veneno en su sistema emocional entero si no pudiera ser liberado en lágrimas,
si no pudiera ser liberado tristeza? Como puede ver, el llorar y la tristeza es como liberar una
válvula de presión que saca todo de su sistema para que no contamine su vida emocional. Es
un regalo de Dios, libera el dolor, permite que se lleva a cabo un proceso de curación. Y
cuando el dolor se mantiene adentro y cuando el remordimiento se mantiene dentro y cuando
la tristeza y el lloro se mantienen adentro, envenenan las emociones. Es muy natural llorar, es
muy natural hacer eso. Abraham lloró cuando su esposa murió. Él tuvo todo el derecho de
hacer eso. Así es como confrontó su tristeza, se manifestó en lloro y lágrimas.
En el Salmo 42:1-3, oímos a salmista llorando; y esto es lo que dice: “como el ciervo,” es un
pequeño venado, “como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así brama por Ti el
alma mía, oh, Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me
presentaré delante de Dios? Mis lágrimas han sido mi alimento día y noche, mientras que me
dicen continuamente ¿dónde está su Dios?”
En otras palabras, la tristeza por la ausencia de Dios fue liberada en el corazón del salmista
mediante las lágrimas que corrieron por sus mejillas. Y como puede ver, estaba sufriendo de
soledad. Y la soledad es una razón suficiente para llorar; es una razón suficiente para tener
algunas lágrimas; inclusive para un hijo de Dios, en algún punto en su vida pudo sentirse
alejado de Dios y solo. Las lágrimas son una manera muy normal enfrentar con dicha tristeza.
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En 2 Timoteo 1:3-4 Pablo le dijo Timoteo: “Doy gracias a Dios, a quien sirvo desde mis
ancestros con una conciencia limpia, de que sin cesar Timoteo me he acordado de ti en mis
oraciones noche y día,” escuche esto, “deseando grandemente verte recordando tus
lágrimas.” Timoteo estaba llorando debido al desánimo terrible y la derrota. He derramado
algunas lágrimas, a veces por soledad, a veces por desánimo y la derrota. Eso es normal.
En el noveno capítulo de Jeremías, el profeta que había sido llamado por Dios a predicar a
Israel acerca del juicio venidero, vino y predicó con lágrimas. Esto es lo que dice en Jeremías
9:1. Simplemente escuche esto: “Oh, que mi cabeza fueran aguas y mis ojos una fuente de
lágrimas para que pudiera llorar día y noche por herida de la hija de mi pueblo.” El salmista
lloró porque estaba solo Timoteo lloró porque estaba desanimado Jeremías lloró porque vio el
juicio de Dios a punto de caer en el pueblo que amaba. Él estaba desanimado, desalentado,
trágicamente desanimado y él tenía tanto de ello dentro de él, que anhelaba que su cabeza
entera fuera como un río para que saliera de él.
En Hechos, capítulo 20, el apóstol Pablo se reunió con los ancianos efesios y habló de sus
lágrimas. En el versículo 31: “por tanto velad y acordaos que durante tres años no he dejado
de amonestar a cada uno día y noche con lágrimas.” El salmista tuvo lágrimas de soledad.
Timoteo tuvo lágrimas de desánimo. Jeremías tuvo lágrimas de decepción. Pablo tuvo
lágrimas de preocupación, lágrimas de cuidado, lágrimas de ansiedad.
En Marcos, capítulo 9, un padre trajo a su hijo poseído por demonios a Jesús y las lágrimas
corrían por las mejillas del padre conforme decía: “si puedes creer, todas las cosas son
posibles al que cree.” Y el padre del hijo clamó y dijo con lágrimas ‘Señor, creo, ayuda mi
incredulidad.’ Usted pregunta ¿Qué tipo de lágrimas fueron esas? Fueron las lágrimas de
amor ardiente por un hijo, que quería ver a un hijo liberado de un demonio.
Supongo que algo como el Salmo 126:5: “los que siembran en lágrimas cosecharon en gozo.
El que sale y llora llevando la semilla preciada, sin duda alguna, regresará regocijándose.” En
el Salmo 126 está el amor ardiente por los perdidos que lo hace llorar a usted.
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En Lucas capítulo 7, versículo 37, una mujer vino a la casa del fariseo donde Jesús estaba
reclinándose y descansando. Y trajo un contenedor de perfumes, usted se acuerda de la
historia, y registra que la mujer estuvo a Sus pies llorando. Y ella lloró y derramó sus lágrimas
en los pies del Señor. Y después lavó los pies del Señor con el propio cabello de ella. ¿Por
qué Jesús permitirías a una mujer tan pecaminosa como ésta, que te hiciera esto? Y Jesús
dio una pequeña lección de cómo la gente que ha sido perdonada están muy agradecidas.
¿Qué tipo de lágrimas son esas? Son las lágrimas de devoción. Son las lágrimas de
adoración. Fueron lágrimas de gratitud profunda.
Algunas veces, la gente llora cuando está agradecida. Algunas veces, llora por amor ardiente.
Algunas veces, lloran por preocupación. Algunas veces, lloran por decepción. Algunas veces,
lloran por desánimo. Algunas veces por soledad y algunas veces, simplemente por amor. El
amor hace que la gente llore.
Nuestro Señor lloró en la tumba de Lázaro porque lo amó y tuvo compasión. Él lloró por la
ciudad de Jerusalén, porque los amaba y tuvo compasión. María Magdalena lloró porque
Jesús estaba muerto y esas eran las lágrimas de tristeza de la muerte. Y eso es muy normal.
Es una manera dada por Dios para liberar ese dolor terrible que está en su corazón. No hay
nada de malo con eso.
Entonces, hay un sentido en el que llorar de una manera muy normal humana puede ser una
bendición porque usted libera ese tipo de cosas. Es como si las lágrimas son un regalo de
Dios para liberar el dolor y hay un tiempo por eso: Eclesiastés, capítulo 3, “tiempo de nacer,
tiempo de morir, tiempo de reír, tiempo de llorar.”
Pero encima de eso hay otro tipo de lloro humano que es diferente, que no es apropiado, es
impropio, es ilícito. Esto es cuando un hombre llora porque no puede satisfacer su deseo
pecaminoso. Es cuando tiene las lágrimas de un deseo malo insatisfecho. Estas son las
lágrimas de Amón. Usted se acuerda que Amón en 2 Samuel 13 lloró y lloró hasta que se
enfermó queriendo contaminar a su propia hermana Tamar sexualmente.
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También Acab lloró; él quería la viña de Nabot. Él la codició tanto que dice en 1 Reyes 21:4:
“que se acostó en su cama volvió su rostro y ni siquiera comió pan alguno.” Él lloró porque
quería lo que no era de él. Ese es un tipo de lloro ilícito, equivocado.
Y después, también algunas veces está el lloro, el lloro extendido, necio de personas que no
pueden dejar algo. Lo ve con mucha frecuencia cuando alguien muere y una persona se
convierte literalmente en un problema de emociones. Sucede inclusive en el caso de
cristianos. Recientemente, escuché de un individuo así, quien de manera coloquial ha perdido
su mente, debido la pérdida de un cónyuge que se fue a estar con el Señor Jesucristo. Eso es
egoísmo puro. La tristeza de depresión de alguien que es tan egoísta que no puede
regocijarse en la exaltación del que ama con tanta profundidad.
Ahora, hay otro tipo de tristeza ilícita. Y es la tristeza que es excesiva debido a la culpabilidad.
Algunas personas simplemente están en un estado de súper lamento y súper lloro como una
manera de expiar su propio pecado. Una buena ilustración bíblica de esto es David. Absalón,
recordará usted, había tratado derrocar a su padre. Lo puede leer en 2 Samuel capítulos 15 al
20 y tener la historia entera.
Pero se la voy a dar rápidamente aquí de manera resumida. Absalón trató derrocar a su
padre. Absalón era orgulloso, egoísta le gustaba de manera particular su cabello. Y Absalón
tramó derrocar a David. Y él tramó derrocarlo y él expulsó a David de la ciudad. Expulsó a su
propio padre de Jerusalén. Él se apoderó del palacio y planeó un golpe de estado que
aplastaría las fuerzas de David y se desató la batalla. Desafortunadamente para Absalón, su
lado perdió y fue matado. David les había dicho a sus soldados que cuando la batalla
comenzara, David dijo entre en el 18:5 de 2 Samuel, ‘trátenlo gentilmente por causa de mi al
joven Absalón, trátenlo bien. Usted pregunta: ¿tratar bien a un hombre vil, pecaminoso, malo,
rebelde? ‘Trátenlo bien’ y cuando se le dijo a David que estaba muerto, él dijo ‘oh hijo mío.
Absalón, Absalón, hijo mío. Mi hijo Absalón quisiera que hubiera conseguido morir por ti. Oh
Absalón mi hijo.’
Ahora, su amor era admirable; su idea era torpe. ¿Quién quiere que Absalón esté a cargo de
Israel? La nación necesitaba a David. No al Absalón orgulloso, egoísta. ¿por qué estaba
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llorando David así? Porque David estaba lleno de culpabilidad porque había sido un padre tan
terrible y su tristeza era una especie de catarsis para lavar su propia alma de sus fracasos
propios. No hay duda en mi mente que la muerte de Absalón fue parte del pago del pecado
personal con Betsabé.
Usted recuerda si regresa a 2 Samuel 12, Dios le dijo a David “pagarás cuatro veces por este
pecado. Vive Jehová,” dijo él, “que el hombre que ha hecho esto ciertamente morirá.” Va tener
que hacer restitución cuádruple. Hubo cuatro grandes tragedias que vinieron a David y el bebé
murió que le dio a luz Betsabé. Su hija Tamar fue violada pecaminosamente; su hijo Abnol fue
asesinado y Absalón fue asesinado. Y el lloro por Absalón fue una especie de expiración de
su pecado.
Y el versículo 19 nos dice que los soldados de hecho estaban avergonzados porque David
estaba tan triste. Y Joab dice: ‘percibo que, si Absalón hubiera vivido y todo nosotros
hubiéramos muerto, te hubiera agradado.’ Como puede ver, entonces ahí hay un tipo impropio
de lloro.
Algunas personas dicen ‘bueno, en general esta bienaventuranza es simplemente verdad,
¿sabes?, cuando lloras te sientes mucho mejor. La tristeza tiene una especie de crecer en ti y
fortalecerte. E inclusive escribimos poemas acerca de esto. ¿Se acuerda usted de ese poema
antiguo, “caminé durante una milla por el placer, ella platicó conmigo, pero no me dejó más
sabio por todo lo que tuvo que decir? Caminé una milla con la tristeza y nunca dijo una
palabra, pero oh, las cosas que aprendí de ella cuando la tristeza caminó conmigo.” Es un
poema muy bonito.
Los árabes solían decir “todo el sol produce un desierto.” La tristeza nos enseña mucho. Es un
sentimiento agradable, pero esto no está hablando de eso. No está hablando de la tristeza del
mundo sea lícito o ilícito en absoluto. Está hablando de una tristeza piadosa que es muy
diferente.
Quiero que vaya a 2 Corintios 7 y vea la diferencia. En 2 Corintios 7, versículo 10, el apóstol
Pablo nos ayuda a entender. Él dice esto: “porque la tristeza según Dios,” ahora, no es la
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tristeza del mundo, “la tristeza que según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo
cual no hay de qué arrepentirse. Pero, la tristeza que es según el mundo produce muerte.”
Escuche, usted puede llorar hasta que se le caigan los ojos por sus problemas y puede llorar
todo lo que quiera por la soledad y por el desánimo y por la decepción y por amor ardiente; y
puede llorar lo que quiera por todas esas cosas; y puede llorar hasta que no pueda llorar más
por sus deseos pecaminosos insatisfechos. Y cuando termine, toda esta tristeza mundana no
le va a producir vida.
Sólo hay un tipo de tristeza que trae vida y esa es la tristeza piadosa que lo lleva ¿a qué? Al
arrepentimiento. Por lo tanto, concluimos tristeza ¿por qué? Por el pecado. Eso es lo
importante. Ese es el fondo. Es tristeza piadosa, tristeza por el pecado, la tristeza del mundo
es inútil. Produce muerte. Mientras que la tristeza piadosa produce arrepentimiento, lo cual
produce salvación, lo cual produce consuelo. Esa es la idea. Esa es la clave. La tristeza
piadosa está ligada al arrepentimiento. Y el arrepentimiento está ligado al pecado.
El punto, amados, regrese ahí, Mateo 5:4, el punto aquí es no estar triste porque usted está
sólo. No estar triste porque está desanimado o decepcionado. No porque tenga un amor
ardiente o porque alguien haya muerto, no es estar triste por no tener lo que quiera, no es
estar triste por sentirse tan culpable. Es estar triste porque usted es un pecador. Ese es el
punto. Y usted aquí no está llorando por la circunstancia, circunstancias humanas. Usted está
llorando por el pecado.
¿Se acuerda del versículo 3? En donde comenzaron las bienaventuranzas, “bienaventurados
los pobres en espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos.” ¿Qué significa ser pobre en
espíritu? Le dije, es un sentido de estar en bancarrota espiritual. Es lo que dice “en mi carne
no mora el bien”. Eso es lo que es. Y esa es la parte intelectual.
El versículo 4 es la parte emocional. Porque su mente está convencida de que usted está en
bancarrota espiritual y su emoción se apodera de usted y usted llora por ese estado de
bancarrota espiritual. Así es la gente del Reino. Pobre en espíritu es un reconocimiento de
que no tenemos nada, de que no somos nada y que no podemos hacer nada. Y esto resulta
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en ser un mendigo que se acobarda y se encoge, que no tiene recurso ni capacidad de
ayudarse a sí mismo. Y lo que Él está diciendo, lo que nuestro Señor está diciendo en el
versículo 3 es “feliz es el hombre que está privado de manera absoluta espiritualmente, quien
no es nada más que un mendigo, quien tiene que rogar misericordia y gracia. Porque ese tipo
de hombre es el hombre que entra al Reino de Dios, dueño de los cielos.”
Entonces, ¿qué estamos diciendo? Escuche. La entrada a Su Reino comienza con un
sentimiento abrumador de inutilidad, de pobreza espiritual. Comienza con un sentido de la
bancarrota del alma. Ahí comienza. Mientras que usted viva en esta tierra, usted nunca
entrará al Reino de Dios a menos de que tenga un sentido de bancarrota espiritual. Y si usted
es un hijo del Reino, usted nunca perderá este sentido. Pero en su carne, continuamente no
mora nada bueno. Mientras que vivamos, tenemos el mismo sentido de pobreza espiritual.
Sino estuvo ahí desde el comienzo, usted no es un cristiano. Si no está ahora, es cuestionable
si usted es cristiano, porque es parte del pueblo del Reino
George McDonald se refiere a este principio en su exposición del Sermón del Monte. Él dice lo
siguiente: “los pobres, los mendigos en espíritu, los hombres humildes de corazón, los no
ambiciosos, los abnegados, los que nunca menosprecian a los hombres y nunca buscan sus
alabanzas, los bajos que no buscan admirar nada en sí mismos, por lo tanto, no pueden
buscar el ser admirados por otros, los hombres que se entregan a sí mismos, estos son los
hombres libres del Reino. Estos son los ciudadanos de la nueva Jerusalén, los hombres que
están conscientes de su propia pobreza esencial, no los hombres que son pobres en amigos o
pobres en influencia o pobres en requisitos o pobres en dinero; sino aquellos que son pobres
en espíritu, que se sienten a sí mismos criaturas pobres, que no conocen nada que los pueda
agradar en sí mismos y no desean nada para hacernos pensar bien de sí mismos, que saben
que necesitan mucho para que su vida valga la pena vivir. Para que la existencia sea algo
bueno, para que los haga aptos para vivir. Estos humildes son los pobres a quienes el Señor
llama bienaventurados” dice McDonald: “cuando un hombre dice hoy bajo e indigno, entonces
la puerta del Reino comienza a abrirse ante él.”
Dicha pobreza en espíritu, amados, en el versículo 3 llevará al lloro en el versículo 4. El
verdadero lloro por el pecado. Sólo el mendigo puede decir ‘ay de mí, que soy muerto.’ Sólo el
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mendigo puede decir ‘apártate de mí porque soy pecador, oh Señor’. Observe a David,
después de su terrible pecado con Betsabé, después de que él se aseguró de que Urías, su
marido, fuera asesinado, él no sólo vio lo pobre que era. Él no sólo vio que era un hombre
totalmente sin esperanza que en su pecado lo madre concibió en el Salmo 51, sino que él
lloró con tanta profundidad que llevó su alma a las peores profundidades de un estado
miserable.
Observe a Job. Job tenía todo. ¿Sabe cuán rico era Job? Era tan rico que en el 29:6 dice que
él lavaba la entrada de su puerta con mantequilla. Eso es ser rico. Eso también hace que su
puerta fuera bastante resbalosa. Él tenía todo. Pero el hombre realmente nunca fue hecho un
hombre hasta que llega hasta el capítulo 42, después de que Dios lo llevó al piso, hasta que él
reconoció que no era nada. Y él dice: “de oídas Te había oído, pero ahora mis ojos Te ven.” Y
su respuesta “me aborrezco y me arrepiento en polvo y cenizas.” Cualquier persona que tiene
un verdadero retrato de quién es con relación a Dios, tiene la misma reacción. Esa es la única
manera de entrar al Reino. Tiene que arrastrarse.
La palabra “lloran” aquí en este versículo es la palabra más fuerte de todas las palabras
griegas. Se reserva para llorar por los muertos. El lamento apasionado por el amado
profundamente perdido. En la Septuaginta, es usada acerca de la tristeza de Jacob cuando él
creyó que su hijo estaba muerto, Génesis 37; es usada en los evangelios en Marcos. Por
ejemplo, en el 16:10. “Y ella fue,” y esto, claro, después de la muerte de Cristo, “y le dijo a
aquellos que habían estado con Él conforme lloraban y se lamentaban.” Es la misma palabra.
Es la palabra más fuerte que usted usa cuando alguien está llorando por la muerte de alguien
que era grandemente amado. La encuentra en Apocalipsis 18, conforme el sistema maligno
llora por la muerte de su comercio. En la destrucción de la gran Babilonia en el tiempo de la
tribulación.
Ahora, permítame decir algo más acerca de este concepto de esta palabra en sí misma. La
palabra expresa la idea de una agonía interna, no sólo un lloro externo. Hay una palabra
griega que tiene que ver no sólo con gritar un lamento. Éste es un dolor profundo interno. La
vemos con David si usted regresa al Salmo 32. Permítame tan sólo leerle unos cuantos
versículos.
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Salmo 32:3: “cuando guardé silencio, mis huesos envejecían mediante mi gemir todo el día.” Y
usted sabe, cuando David no confesó su pecado a Dios, simplemente lo despedazó.
Simplemente lo comió desde adentro. “Día y noche Tu mano estuvo sobre mí. Mi humedad o
mis jugos vitales, la sangre, los jugos linfáticos y todas estas cosas, la saliva y todo lo demás
en el cuerpo se volvió en sequedad de verano.” Dice que su persona entera fue simplemente
aplastada. Y después, dice “reconocí mi pecado, mi iniquidad no Te escondí.” Dije: “confesaré
mis trasgresiones al Señor y Tú perdonaste la iniquidad de mi pecado.” En el Salmo 51,
reflexionando en el mismo pecado con Betsabé, él dijo ‘ten misericordia de mí, oh Dios, según
Tu misericordia. Según la multitud de tus misericordias, borra mis trasgresiones, lava mi
iniquidad, límpiame de mi pecado porque yo reconozco mis trasgresiones y mi pecado está
siempre delante de mí. No lo puedo quitar de mi vista. No lo puedo sacar de mi mente.’
Versículo 10 ‘crea en mí, oh Dios, un corazón limpio. Renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de Tu presencia y no quites Tu Espíritu Santo de mí. Restáurame el gozo de Tu
salvación y Tu Espíritu bueno me sustente.’ Escuche, cuando él lloró su pecado y confesó su
pecado, él fue limpiado. Esta fue una actitud totalmente diferente. ¿Y sabe lo que él dijo en el
Salmo 32 cuando sacó todo? Dijo ‘bienaventurado, feliz, feliz es el hombre que llora porque
feliz es aquel cuya transgresión ha sido perdonada, cuyo pecado es cubierto. Feliz es el
hombre a quien el Señor no acusa de iniquidad.’
¿Sabe por qué los que lloran están felices? Porque los que lloran por el pecado son los únicos
que son perdonados. El resto del mundo tiene que vivir con esa culpabilidad de manera
interminable, sin alivio.
Amados, permítanme decirles esto: la felicidad no viene en el lloro; viene en lo que Dios hace
en respuesta al lloro. Así como usted trata de mantener como cristiano en su vida el pecado y
lo acumula, y simplemente va a ver cómo lo arruina. Y usted lo confiesa y ve la libertad y el
gozo que viene en del perdón.
Escuche: David había experimentado las lágrimas de la soledad. David había experimentado
las lágrimas del rechazo. Él había experimentado las lágrimas de la frustración. Las lágrimas
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del desánimo y la decepción. Él había experimentado las lágrimas de la derrota. Él inclusive
había experimentado las lágrimas ilícitas de su propia culpabilidad cuando él trató de expiar
por su propio pecado. Pero nada jamás rompió el corazón de David y lo llevó a lágrimas como
su propio pecado. Y después, Dios lo consoló y le dijo: “feliz es el hombre cuya transgresión
es perdonada.”
Felices son los tristes. ¿Sabe lo que el mundo dice? Olvídate de tus problemas y sonríe,
sonríe, sonríe. Y la Biblia dice: “llora, llora, llora.” Observe Santiago, capítulo 4. No hay
suficiente de esto en nuestras vidas, no hay suficiente. Santiago 4:8, dice esto: y quiero que lo
escuche: “Acercaos a Dios y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos y
vosotros, los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.”
Ahora escuche, el versículo 9: “afligíos y lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro y
vuestro gozo en tristeza. Humillaos en la presencia del Señor y Él os exaltará.” Escuche, no
hay una palabra más importante que le pueda dar al cristianismo de nuestro día que comience
a llorar en lugar de reírse. Entristece mi corazón ver la frivolidad y la necedad y la torpeza que
se lleva a cabo en nombre del cristianismo. Tengo una palabra para esas personas. Mi
palabra para esas personas es esta: afligíos y lamentad y llorad. Que su risa se convierta en
lloro y su gozo en tristeza. Escuche: nadie jamás entró al Reino de Dios quien no lloró por su
propia pecaminosidad. Y usted no puede verificarme que usted es un cristiano verdadero, o a
nadie más, a menos de que a lo largo de su vida exista el mismo sentido de tristeza por el
pecado de su propia vida.
Ahora, no me importa estar feliz porque estoy perdonado. Pero no puedo disfrutar esa
felicidad hasta que haya enfrentado mi pecado. Un hijo de Dios es alguien quien está
quebrantado permanentemente por la pecaminosidad. ¿Sabe una cosa? Para mí es difícil
estar contento como antes. Realmente lo es. Solía estar mucho más feliz antes que ahora. Sé
demasiado como para estar feliz. Ezequiel dijo esto. Ezequiel 21: “una espada, una espada ha
sido afilada. ¿Debemos entonces hacer mirra?” Él dijo: “¿debemos estar riendo y bromeando?
Una espada ha sido afilada y está desenvainada.” En otras palabras, Dios está listo para
implementar un juicio eterno. ¿De qué nos estamos riendo? No es una broma.
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En Isaías 22:12, vemos una palabra adicional que habla de lo mismo. “Y en ese día, Jehová,
Dios de los ejércitos, llamó a lloro y al lamento y a vestirnos de cilicio.” Él estaba presentando
un retrato del juicio que estaba por venir en Jerusalén. Él dice ‘ustedes deberían estar
llorando’. Y el versículo 13: “he aquí, ¿qué es lo que él vio? Gozo, felicidad, matando bueyes,
matando ovejas.” En otras palabras, tuvieron un festín, estaban tomando vino. Comamos y
bebamos porque mañana moriremos. Y fue revelado en mis oídos por Jehová de los ejércitos,
ciertamente esta iniquidad no será limpiada de ustedes hasta que mueran.” ¿Por qué? Porque
mientras que usted esté riéndose acerca de esto, nunca conocerá su limpieza. ¿Se da
cuenta? ¿Usted se ríe cuando ve algo malo? ¿Usted se ríe cuando la maldad es presentada
en su televisión? ¿Usted se ríe cuando oye algo acerca de alguien haciendo algo malo? ¿Se
ríe de bromas que hablan de impiedad? ¿Acaso son cosas dignas de reírse?
Proverbios 21:14 dice que algunos se deleitan en la perversidad de la maldad. Segunda de
Tesalonicenses 2:12 utiliza la pequeña frase ‘se regocijan en la iniquidad’. ¿Hace usted eso?
Realmente creo que la Iglesia en la actualidad tiene un sentido defectuoso del pecado. Tiene
una doctrina defectuosa del pecado. Pensamos, cuántas personas creen, que la vida cristiana
es una broma, que la Iglesia es algo de lo que usted se burla, que usted se ríe de ello.
Y hay personas que se han presentado a sí mismas como críticos de la Iglesia, quienes hacen
una sátira de la Iglesia como si fuera una broma, como si fuera algo de lo que hay que reírse.
Ellos pasan todo el tiempo pensando en maneras chistosas de comentar acerca del
cristianismo. Nos vestimos de nuestra frivolidad cristiana. No estoy en contra de divertirme,
usted sabe esto. Creo que el Antiguo Testamento es muy claro cuando dice: “un corazón
alegre hace bien como una medicina.” Pero sabe una cosa, estamos tan desequilibrados que
hemos perdido todo sentido de esto, ¿no es cierto?
La gente dice ‘Oh, este movimiento carismático es el avivamiento más grande que jamás he
visto.’ Escuche. Nunca he visto tanta frivolidad y torpeza en mi vida; y eso está muy lejos de
llorar. La convicción del pecado debe preceder a la conversión y debe seguirla. Ése es el
camino a la bienaventuranza.
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Y me sorprende que algunos cristianos pasan su vida entera tratando de encontrar felicidad y
buscan alguna consejería y lo leen en algún libro, ‘el secreto cristiano de una vida feliz’. Y
realmente tratan de encontrar todo esto. Y lo que realmente necesitan hacer es llorar, porque
ése es el camino a la felicidad.
Ahora, cuando usted está en bancarrota espiritual y cuando usted es un pecador, usted puede
responder de varias maneras. En primer lugar, puede negarlo como los fariseos. Y
simplemente vivir con una vida de fachada y vivir una vida de engaño y hacer que todo mundo
crea que usted realmente es perfecto. O, cuando usted enfrenta su bancarrota espiritual,
usted puede admitirlo y después, trata de cambiarse a sí mismo diciendo ‘hombre, voy a
cambiar por mí mismo. Voy a ser una mejor persona.’ Reforma moral. O, puede admitirlo y
después estar tan triste que usted sale y se cuelga como Judas. Simplemente, no puede
hacerlo. Usted es un pecador, lo sabe y no puede enfrentarlo.
Un joven en nuestra Iglesia, ha estado aquí desde que yo llegué aquí, hace dos días atrás,
ayer, tomó una pistola y se mató; encontraron su cuerpo. Él sabía que era un pecador, claro,
no pudo enfrentarlo. Su desánimo fue tan profundo que se quitó la vida. Entonces, puede
negarlo, puede vivir con una vida de farsa, puede admitirlo y tratar de cambiarlo por sí mismo,
y puede admitirlo y hundirse en el desánimo o puede admitirlo y volverse a Dios para
encontrar gracia y misericordia. Y la última alternativa es la correcta.
¿Qué hizo el hijo pródigo cuando estaba ahí comiendo con los cerdos? ¿Negó sus
circunstancias? Yo estoy bien, esto realmente no está mal, voy a salir adelante. O lo admitió y
dijo ‘bueno, voy a trabajar duro y apoderarme de la granja, voy a mostrarles que puedo
trabajar.’ ¿O lo admitió y el desánimo simplemente lo ahogó? No. Él hizo lo correcto. Él lo
admitió y después, regresó al padre, en donde la fuente de gracia y misericordia se
encontraba. Él lloró.
La salvación viene por arrepentimiento, viene por llorar y Dios lo demanda. Realmente, creo
que hay muchas personas en este mundo que cree que son cristianas, pero no vinieron a
Cristo con un espíritu de bancarrota, llorando por su pecado. Y ésa es la única manera en la
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que usted entra. Y si no es verdad en su vida en este momento, cuestiono si jamás llegó a ser
salvo.
Sabe una cosa, es sorprendente cuando alguien le dice en círculos cristianos en la mayoría
de los casos “¿eres cristiano?” Eso es dirán ‘sí’. ¿Y cómo lo sabes? Y la mayoría de las veces
dirán ‘bueno, me acuerdo cuando pasé al frente.’ O, me acuerdo cuando, en otras palabras, la
base de la seguridad de que son cristianos está basada en el pasado. No. El Nuevo
Testamento nunca habla de eso. Nuevo Testamento nunca habla de una decisión. Un Nuevo
Testamento nunca habla de caminar por un pasillo. Nunca habla de firmar una tarjeta. Nunca
habla de que un consejero le diga “usted es cristiano”. De lo único que habla es que usted es
cristianos si hay una evidencia actual. Ese es el punto siempre.
Y en 2 Corintios 12:21, “no sea que cuando venga de nuevo, mi Dios me humille entre
vosotros y llore por aquellos que ya pecaron y no se han arrepentido de su inmundicia y
fornicación y lascivia que han cometido.” El querido Pablo dice: “si ustedes no van a llorar,
entonces lo único que me queda es llorar por ello.”
Dios demanda arrepentimiento. Él demanda un reconocimiento del pecado. No estoy
hablando de revolcarse en la autocompasión. Estoy hablando de arrepentimiento genuino y si
usted no conoce la diferencia, usted tiene un problema.
Por cierto, en 2 Corintios 2:7 dice que no debemos dejar que alguien se ahogue en la tristeza.
Hay demasiado de esto. Y también tiende algunas veces a llevar a sentido de superioridad
espiritual, ‘yo soy más santo que tú’. ¿Sabe una cosa?, como la niña pequeña que vio a la
persona con la cara triste y dijo ‘debe ser un cristiano muy espiritual’. La felicidad viene en el
lloro verdadero. “Un espíritu contrito y humillado no despreciarás, oh Dios,” Salmo 51.
Y quiero avanzar. Yo creo esto: Que hemos llorado en pobreza espiritual sobre nuestro
pecado cuando venimos al Reino y continuamos haciéndolo toda nuestra vida. Romanos,
capítulo 7, e hice alusión a esto esta mañana y quiero que lo vean, Romanos 7. La gente cree
que esto fue lo que le pasó a Pablo una vez en su vida y una vez que llegó a Romanos 8
nunca tuvo problema ya con esto. Esto no es verdad.
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En Romanos 7:15 dice: “porque lo que quiero hacer, no lo hago; sino lo que aborrezco, esto
hago, y él dice en el versículo 17: “es el pecado que mora en mí.” Y él procede a hablar de
esto. “En mi carne no mora el bien porque el desearlo está conmigo,” versículo 18, “el cómo
hacerlo y eso es bueno y no lo hallo.” Y él procede en el versículo 20, “el pecado mora en mí,”
dice, “y hay una ley que cuando quiero hacer el bien, pero la maldad está presente. Según el
hombre interior, me deleito en la ley de Dios, pero veo otra ley en mis miembros que se revela
en contra de la ley de mi mente que me lleva en cautiverio a la ley del pecado, en el cual
están mis miembros.”
En otras palabras, la justicia y el pecado están luchando. “Oh miserable de mí, ¿quién me
librará de este cuerpo de muerte?” En otras palabras, este es un modo de vida para él. Esta
no es una situación en la vida que superó. Bueno, dice en el versículo 25, “doy gracias a Dios
mediante Jesucristo nuestro Señor.” La gente dice ‘ahí está la victoria’, pero no leen el resto
del versículo. ‘Entonces, con la mente, yo sirvo a la ley de Dios, pero con la carne, la ley del
pecado.’ Sólo porque él sabía dónde estaba la victoria, no es que acabó con ello de una vez
por todas. Él peleó cada día de su vida hasta que se encontró con Jesús cara a cara. Es un
estilo de vida el enfrentar el pecado. Nunca cambia.
Escuche. Observe el versículo 23 del capítulo 8. Dice: “y no sólo de ellos, no sólo la creación
gime, sino nosotros mismos, los que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos esperando
la adopción que es la redención de nuestro cuerpo.” Escuche. No es sólo que la creación está
gimiendo. Estoy cansado de esta lucha yo mismo. Estoy cansado de este pecado. Quiero
alivio.
No es sorprendente que él dijera: “mucho mejor es partir y estar con Cristo.” No es
sorprendente que él dijera en 2 Corintios 5: “porque nosotros gemimos deseando ser
revestidos con nuestra casa, la cual es el cielo.” Escuchen amados, ustedes son salvos al
estar en bancarrota espiritual en su espíritu y llorar por su pecado y así es como debe ser el
resto de su vida. Debe estar realmente molesto por su pecado.
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Sabe una cosa, Juan, en 1 Juan, da las evidencias de un cristiano y una de ellas es esta: “si
estamos confesando nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados.” Y
lo que esto realmente significan en el contexto es esto: si somos los que continuamente
estamos confesando nuestros pecados, damos evidencia de ser los que estamos siendo
perdonados. En otras palabras, los perdonados, los súbditos del Rey, los hijos del Rey, los
hijos de Dios, se caracterizan por una confesión constante de pecado.
Me acuerdo cuando un hombre me dijo en una ocasión: “hombre, he sido liberado.” Un
alumno de la Universidad de California. “He sido liberado. Alguien acaba de reinterpretar 1
Juan 1:9 y ahora sé que no tengo que confesar mi pecado. Es maravilloso.” Yo le pregunté
cuándo descubrió eso. ‘Oh, hace unos meses atrás. Maravilloso.’ Y le dije que quería hacerle
una pregunta, si confesaba su pecado. Y él respondió que acababa de decir que no tenía que
hacerlo.
Y le dije ‘sabes que lo haces. ¿Confiesas tu pecado?’ Y él dijo ‘sí, y eso es lo que me
molesta.’ Y le dije eso es algo bueno. Lo que tu aprendiste es superado por tu propia nueva
naturaleza, es característico de cualquier creyente, va a confesar su pecado.
Por cierto, regresando a Mateo, capítulo 5, el verbo aquí es un tiempo presente,
penthountes, una acción continúa, “los que continuamente están llorando son los que
continuamente están siendo confortados. Lutero, en sus noventa y cinco tesis dijo que nuestra
vida entera es un acto continuo de arrepentimiento y contrición. David clamó, en el Salmo 38,
“porque mis iniquidades están sobre mi cabeza como una carga pesada, son demasiado
pesada para mí.” Era un estilo de vida. Él simplemente enfrentó su pecado como una realidad
a lo largo de su vida.
¿Quiere saber algo? En todo el Nuevo Testamento encontramos tanto acerca de Jesús, pero
una cosa que nunca vemos a Jesús haciendo en todo el Nuevo Testamento es reírse. Él
nunca se río. O, no sé si Él se rió o no, pero no está registrado. Es difícil para mí imaginar que
Él tuviera mucho tuviera mucho de que reírse. Él tuvo hambre. Él se enojó. Él estuvo sediento,
pero nunca dicen que se rió. Y eso es algo que es parte de la emoción humana. Pero dice que
lloró. Él fue un varón de dolores, experimentado en quebranto.
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Creo que hemos dejado eso. Creo que vivimos cautivados por el entretenimiento, buscando la
emoción, locos por el placer, en un mundo lleno de bufones y necios y comediantes; algunos
de ellos inclusive están tratando de vender su mercancía en la Iglesia. ¿Sabe que la otra
noche vi en un programa de televisión cristiana a un hombre que fue presentado como el
comediante cristiano más importante? ¿Quién necesita eso? Eso es lo que significa. Usted
entiende ahora, ¿no es cierto? Lo que significa llorar por su pecado.
¿Cuál es el resultado de esto? Segunda pregunta. Está será más breve. Y no he dicho
tampoco todo lo que quería decir acerca de esto. ¿Se da cuenta de que usted escucha la
punta del iceberg semana tras semana? Vivir con esa frustración es muy difícil. ¿Cuál es el
resultado de llorar? Usted pregunta qué recibe. ‘Yo oro, estoy triste por mi pecado, ¿qué
recibo?’ Consuelo. Consuelo.
Por cierto, como dije antes, los que lloran no son bienaventurados por que lloran. Los que
lloran son bienaventurados porque son confortados. Usted no llora, usted no es consolado.
Usted simplemente trata de esconder su culpabilidad y lo consume. No hay felicidad en la
tristeza del mundo porque no puede ser consolado. Y, por cierto, usan el pronombre enfático
autoi aquí, lo cual significa bienaventurados los que continúan llorando porque sólo ellos serán
consolados. Sólo los que lloran conocen el consuelo de Dios. Únicamente son sólo aquellos
que lloran por el pecado que saben lo que es Jesús. Lágrimas sean secadas por la mano
amorosa de Jesucristo. Ellos recibirán consolación, parakaleō, de la cual obtenemos
paraclēte, el que es llamado al lado para ayudar, al que Jesús se refirió, el consolador.
Por cierto, la Biblia nos dice que Dios es un consolador, Salmo 30:5, Salmo 50:15, Isaías
55:6-7, Miqueas 7:18 al 20 y más y más, habla del consuelo que Dios nos da. Él nos ayuda, Él
nos socorre, Él oye nuestro clamor, Él satisface nuestra necesidad, Él está ahí rogando
siempre, Él estaba amonestando y consolando y mostrando empatía y alentando y
fortaleciendo perdonando y restaurando; y eso añade al consuelo.
Conforme nuestro lloro llega al trono de Dios, Su consuelo sin paralelos desciende de Él por
Cristo a nosotros. “Dios es un Dios de toda consolación”, dice la Biblia. ¿Y sabe usted quién
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fue el primer consolador? El primer consolador por Jesús por que Él dijo: “cuando Yo me
vaya, Yo enviaré otro consolador.” Él fue el primero. Dios, el Dios de todo consuelo, Cristo, el
primer paraclēte, llamado ayudar al lado y el Espíritu Santo siguió con la obra. Dios es un Dios
de consuelo. Cristo es un Cristo del consuelo. El Espíritu Santo es un Espíritu de consuelo.
Y amados, yo no creo que esto sea algo futuro en su totalidad. Yo no creo que nada más esté
diciendo: “bueno, adelante señores porque en el Reino serán consolados.” No creo que eso
sea lo que dijo. Cuando yo pienso la conexión aquí, y usted puede hacer algún estudio en el
versículo en sí mismo a detalle en el griego y la implicación aquí, es que el consuelo va de la
mano con el lloro. Conforme usted continúa llorando, usted continuará siendo consolado. Es el
concepto del ahora.
Oh, hay un aspecto final. Claro que está este aspecto final cuando todos vayamos al Reino
eterno, en Apocalipsis 21:4 dice: “y Dios quitará toda lágrima de sus ojos y no habrá más
tristeza, no más lloro, ni habrá más dolor porque las cosas pasadas han pasado.” Pero eso es
futuro.
Pero hay un tiempo presente. El Espíritu es el consolador. Cuando Cristo estuvo en la tierra,
Él fue el consolador. Por cierto, la Palabra de Dios, es un consolador. ¿Sabía eso? La Biblia
es un consolador. Dice en Romanos 15:4: “porque las cosas que se escribieron antes para
nuestra enseñanza se escribieron a fin de que, por la paciencia,” escuche esta frase, “a fin de
que por la paciencia de la consolación de las Escrituras.” ¿Por qué fue escrita? Para
consolarnos. Porque nos habla del amor de Dios y nos habla de Su perdón y nos habla de Su
ayuda y nos habla acerca de Su aliento en Su presencia y todas esas cosas.
Entonces, diríamos que está a la obra subjetiva del Espíritu Santo que nos consuela y las
Escrituras nos consuelan. Y le voy a decir algo más, nos consolamos unos a otros, ¿no es
cierto? Me encanta oír al apóstol Pablo cuando dice: “fui consolado en la venida de tal y tal.”
Conforme enfrentamos nuestro pecado, Dios nos consuela mediante la obra interna del
Espíritu, mediante la obra de la Palabra, mediante el ministerio de otros creyentes.
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Y cuando somos consolados, entonces estamos felices. La felicidad le viene a personas
tristes, no porque están tristes, sino porque su tristeza lleva al consuelo. Me encanta lo que
Jesús dijo en Mateo 11:28: “venid a Mí todos los que estáis trabajados y cansados y Yo os
daré descanso.”
¿Sabe una cosa? Usted no va a venir buscando descanso a menos de que usted tenga una
carga, ¿verdad? A menos de que usted esté cargado, a menos de que sienta su pecado, a
menos de que esté doblando su espalda llevándolo al suelo, y entonces, usted llega y
encuentra reposo. Él quita su carga pesada y le da Su yugo, el cual es fácil de llevar y su
carga, que es ligera.
Escuche, llevar en mis hombros los estándares de Dios y los mandatos de Cristo es una carga
fácil comparada con llevar la carga de mi pecaminosidad.
Consuelo. Consuelo porque mientras que lloremos, mientras que confesemos nuestro pecado.
Amados, se reduce a eso. Escuche ahora. Conforme usted confiese su pecado día tras día,
día tras día, delante del Señor, Él le da a usted consuelo, Él le da a usted consuelo. Y en ese
consuelo viene la felicidad y entonces usted puede reír; y usted puede sonreír y se puede
regocijar.
Usted dice ‘bueno, ahora sé lo que es llorar por el pecado. Conozco el resultado. Seré
consolado y en el consuelo, viene la felicidad.’ Permítame darle una tercera pregunta. ¿Cómo
puedo volverme en alguien que llora? ¿Cómo puedo volverme en alguien que llora? Ahora,
estas son nuestras últimas dos preguntas y quiero que piense en ellas.
¿Cómo puede volverme en alguien que llora? En primer lugar, elimine los estorbos. Elimine
los estorbos. Usted pregunta qué quiero decir. Digo, la mayoría de nosotros tenemos estorbos
para reconocer el pecado. Usted dice ‘bueno, éstas son las cosas que hacen que nuestro
corazón se endurezca.’ Esas son las cosas que nos hacen insensibles. Estas son las cosas
que nos hacen resistir al Espíritu, un corazón de piedra simplemente no llora. Está ausente de
gracia. La herramienta de Dios no puede romperlo. Simplemente, atesora ira para el día de la
ira. Deshágase de los estorbos. Tiene que deshacerse de la parte de piedra. Usted pregunta
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cuáles son esas cosas que hacen que el corazón se endurezca. Permítame darle una lista
rápidamente.
Aquí están los estorbos para el lloro. Estas son las cosas que hacen que el corazón se
endurezca. Primero: el amor al pecado. Escuche. Si usted ama su pecado, usted va a
congelar su corazón para llevarlo a la impenitencia. Usted va a petrificar su corazón si ama al
pecado.
En segundo lugar, el desánimo. El desánimo. ¿Sabe lo que el desánimo dice? Dios no puede
perdonar esto. Subestima el poder de Dios. Minimiza la sangre de Cristo. Denigra la gracia de
Dios. Es denigrar a Dios de la realidad de quienes Él. Jeremías 18:2, dijeron no hay
esperanza, entonces haremos lo que nosotros queremos y todos haremos lo que quiera
nuestro corazón. En otras palabras, Dios de cualquier manera no puede hacer nada por
nosotros. Estamos más allá de la esperanza. Entonces, disfrutemos.
Este es el lenguaje del desánimo y el desánimo esconde la misericordia detrás de la
ignorancia. Esconde la gracia detrás de la duda. Escuche. No me importa qué tan malo sea.
No me importa qué tan malo usted sea. La gracia de Dios es capaz de alcanzarlo a usted, de
cambiarlo. Uno de los estorbos para el lloro es el amor al pecado y el otro es el desánimo que
quiere esconder la misericordia de Dios detrás de la nube de la muerte.
En tercer lugar, el orgullo. Otro estorbo para el lloro es el orgullo. Y eso dice: “bueno, no estoy
tan mal. No me conoces si crees que debo estar triste. Estoy bien. De hecho, soy bastante
soy bastante bueno.” Este es un doctor necio tratando una enfermedad mortal como si fuera
un resfriado. Escuche, si Jesús tuvo que derramar Su sangre y morir en una cruz por su
pecado, usted es malo, usted realmente es malo. Yo también.
Y, por cierto, si usted cree que no es malo, está peor que el resto de la gente, porque ése es
el peor pecado de todos. Entonces, el amor al pecado, el desánimo y orgullo son estorbos. Y
también, la presunción, es el número cuatro. ¿Sabe lo que es la presunción? Es la gracia
barata.
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Bueno, usted sabe, yo en una ocasión dije que quería a Jesús en mi corazón y caminé por el
pasillo y me bauticé. ¿De qué me tengo que preocupar? Simplemente, voy a seguir haciendo
lo que yo quiero y estaré bien. No necesito confesar mi pecado. Me molesto por esto como el
hombre del que le conté esta mañana que el otro día dijo “no tienes que cambiar nada en tu
vida, simplemente recibe a Jesús y vas a estar bien. Él lo va a guiar.”
Isaías 55:7 dice “deje el impío su camino y vuélvanse a Jehová y Él tendrá de él misericordia y
al Dios nuestro que será amplio perdonar. Y si el impío deja su camino no hay razón para
creer que no ha recibido el perdón.” Usted nunca presuma. No hay algo así como la gracia
barata. No hay licencia. Entonces, el amor al pecado, el desánimo, el orgullo, la presunción.
Número cinco: otra cosa que estorba en ser alguien que llora es la espera negligente. ‘Bueno,
voy a llegar a hacer eso. Uno de estos días, voy a ver mi pecado y realmente voy a
corregirme.’ ¿Quiere saber algo? Podría ser muy tarde. Dice Santiago 4:14: “¿no sabéis que
vuestra vida es como un foco de neblina que aparece por un poco de tiempo y luego se
desvanece?” Y antes de que comience a hablar acerca de mañana, es mejor que reconozca
que puede no haber un mañana. No sea necio. Escuche. Cuanto antes trate con la
enfermedad, más pronto viene el consuelo y con él, la bienaventuranza. Y si usted nunca lo
enfrenta, usted pasará una eternidad sin Dios. No se espere.
Bueno, ¿cuáles son los estorbos? El amor al pecado, el desánimo, el orgullo, la presunción, el
esperar de manera negligente. Voy a añadir una más: la risa, la risa. Usted pregunta qué
quiero decir con eso. Quiero decir que hay algunas personas que simplemente no quieren
enfrentar de manera realista la vida. Simplemente quieren reírse todo el tiempo. Simplemente
una fiesta grande, siempre y cuando la fiesta pueda continuar, nunca van a tener que
enfrentar el asunto, el problema.
Escuche esto, Amós 6:5. Él habla acerca de estos injustos, él dice, realmente es “ay, ay de
aquellos que cantan al canto del arpa e inventan para sí mismos instrumentos de música
como David, beben vino en contenedores, en otras palabras, una copa no es suficiente.
Tienen que tomar un contenedor, un plato hondo y se ungen a sí mismos con los principales
ungüentos, pero no llorarán por la aflicción de José. Serán llevados cautivos con los primeros
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que sean capturados.” Los necios que se ríen cuando no hay causa de risa. No hay lugar para
la risa, no hay razón para ella. Deberían estar en tristeza.
En Job 30:31, nuevamente, indica este estorbo: “mi arpa se ha convertido en lloro y mi flauta
en la voz de aquellos que lloran.” En otras palabras, a nuestro mundo le encantan las fiestas y
la música. Y sabe una cosa, una de las primeras cosas que Dios hará cuando todo esto sea
derribado y la tribulación venga, será apagar toda la música. ¿Sabía usted que en Apocalipsis
18 toda la música se va detener? La gente va tener que enfrentar la realidad. Apague la radio
de vez en cuando. Esto le va a ayudar a reconocer lo que realmente está pasando en su
interior.
Bueno, amor al pecado, desánimo, orgullo, presunción, espera negligente, risa. Estos son los
estorbos. Usted dice: “bueno John, ¿cómo te deshaces del estorbo?” Bueno, una manera es
ver la cruz. Si usted está jugando con todas estas cosas y no entiende la importancia de la
cruz, usted no entiende lo que Cristo hizo. Usted ve a Cristo muriendo por usted, si eso no
quebranta su corazón de piedra, no sé qué lo romperá.
Christina Rosetti escribió esto: “soy una piedra y no una oveja que puede estar de pie, oh
Cristo, debajo de Tu cruz, contar gota a gota Tu pérdida lenta de sangre y sin embargo no
llorar. No para esas mujeres que Te amaron con una tristeza excesiva, que se lamentaron por
Ti, no como Pedro que cayó y lloró amargamente, no como el ladrón que fue conmovido, no
como el sol y la luna que escondieron sus rostros en un cielo oscuro, un horror de gran
oscuridad a mediodía, yo, sólo yo. Sin embargo, busco Tu ayuda, verdadero pastor del
rebaño. Más grande que Moisés, vuélvete y ve una vez más y golpea una roca.”
Escuche, si usted tiene estorbos en el camino, vea la cruz, véala de cerca y vea cuánto
necesita a Jesucristo, cuánto necesita enfrentar su pecado. Vea lo que le costó. Entonces, en
primer lugar, quite los estorbos. En segundo lugar, estudie el pecado en las Escrituras.
Estúdielo. David dijo ‘mi pecado esta siempre delante de mí’. Estudie a David, estudie a Isaías
que dijo ‘ay de mí, porque soy hombre inmundo y vivo en medio de un pueblo de labios
inmundos.’ Estudie a Jeremías, quien lloró por el pecado. Estudie a Pedro quien dijo ‘apártate
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de mí que soy pecador’. Estudie a Pablo quien dijo ‘yo soy el primero de los pecadores’. Y
escúchelos hablar acerca de su pecaminosidad.
Y después, cuando haya comparado su vida con el Hombre más grande que jamás vivió, trate
de convencer de a sí mismo que usted no es pecador. El pecado pisa las leyes de Dios, el
pecado se burla de Su amor, entristece a Su Espíritu, se burla de Su bendición. El pecado nos
afecta drásticamente, nos desnuda, nos hace impuros, nos roba en nuestra túnica y nuestra
corona. Echa a perder nuestra gloria, nos deja en harapos y ropa inmunda, hechos a imagen
de Dios, nos volvemos como bestias que perecen. Elimine el estorbo y estudie el pecado.
En tercer lugar, ore por un corazón contrito. Después de todo, sólo Dios puede hacer esto. Y
Él no va a desechar, a aquel que realmente pide. Entonces, ¿qué significa? Significa llorar por
el pecado. ¿Cuáles son los resultados? Consuelo y felicidad. ¿Cómo puedo ser alguien que
llora? Quite los estorbos, estudie las Escrituras y ore.
En conclusión, ¿cómo puedo saber si soy alguien que llora? ¿Cómo puedo saber si estoy ahí?
Muy simple. ¿Está listo? Pregúntese si usted es sensible al pecado. ¿Lo es? ¿Cómo
reacciona al pecado? ¿Se ríe? ¿Lo deja pasar? ¿Se deleita en él? Algunos de ustedes lo
están haciendo. Algunos de ustedes están viviendo en él, todo tipo de pecado. Y nunca han
enfrentado su pecado. Quizás es el pecado en un área inmoral. Quizás es el pecado en su
negocio. Quizás es deshonestidad. Quizás es no orar. Quizás es no tener buenos
pensamientos. No ser amoroso. Quizás es quién sabe.
¿Cómo reacciona al pecado? ¿Llora ante su pecado? Permítame profundizar. Creo que, si
usted realmente llora, usted no solamente llorará sobre su pecado, sino que va llorar por los
pecados del mundo. ¿Sabe lo que veo en Jeremías?, Jeremías clamó y dijo ‘oh, que mi
cabeza fuera fuente de aguas y que pudiera llorar y llorar’. Usted pregunta por qué Jeremías
quiere llorar. ‘Quiero llorar por este pueblo. Este pueblo es un pueblo pecaminoso y están
condenados. Estas personas serán juzgadas.’
¿Se siente así por el pecado de otras personas? Jesús se sienta en la cima del monte y ve a
Jerusalén y dice que lloró. Y Él dijo: “oh Jerusalén, ¡cuántas veces quise reunirte como una
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gallina reúne a sus polluelos y no quisisteis!” Él no estaba llorando por sí mismo, Él estaba
llorando por ellos. Usted ve a Ezequiel llorando en el capítulo 9, todo el capítulo 9 y 10 y
puede ver eso, pero en el 9:4, Jehová le dijo “ve por el medio de la ciudad, por el medio de
Jerusalén y coloca una marca en las mentes de los hombres que suspiran y claman por todas
las abominaciones que son hechas en medio de ella.” Ve a encontrar a los que lloran. Ve a
encontrar a aquellas personas que lloran por sus hermanas y hermanos.
En el gran Salmo 119, el largo Salmo, en el versículo 136: “Ríos de agua corren de mis ojos
por que no guardaron Tu ley”, dice el salmista. ¿Usted llora así? ¿Su corazón está
literalmente quebrantado cuando el corazón de Dios es quebrantado? ¿Dice con David en el
Salmo 69: “el celo por Tu casa me ha consumido”? Y los vituperios de aquellos que Te
vituperaban han caído sobre mí. Yo lloro cuando Tú lloras.
Lamentaciones 1:16, Jeremías dice: “por estas cosas lloro. Mi ojo está lleno de agua, cuando
veo al pueblo de Dios volviéndose de Él.” Digo, ¿usted realmente llora por su pecado y los
pecados de los que le rodean a usted? Si usted llora, va a llorar así. Y no estoy hablando de
desfigurar externamente su rostro como los fariseos farsantes en Mateo 6, que arreglaban lo
de afuera y no lloraban por dentro.
No estoy hablando acerca del lloro falso de Saúl en 1 Samuel 15, quien dice “he pecado” y
después le dice a Samuel: “pero hónrame ante el pueblo para que no eche a perder mi
reputación.” No estoy hablando de eso.
¿Es usted sensible al pecado? Y la segunda manera en la que sé que usted llora es si usted
tiene un sentido del perdón de Dios. ¿Conoce usted el gozo en su vida? ¿Conoce usted la paz
real, la felicidad real, el consuelo real que viene a una vida perdonada, limpiada, purificada?
Espero que usted llore, porque quiero que usted sea consolado, porque quiero que usted sea
feliz. Y también Dios. Oremos.
Padre, simplemente Te damos gracias por un gran tiempo en Tu Palabra en esta noche. ¡Qué
rico, qué profundo! ¡Qué satisfactorias son estas grandes verdades! Bendice a toda vida aquí.
Señor, ayúdame a ser alguien que llora. Quiero ser el tipo de persona que quieres que sea.
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Quiero llorar cuando Tú lloras. Quiero ser sensible a mi propio pecado. Y oh, Dios, quiero
tener Tu corazón por el pecado que está en el mundo, los pecados entre los hombres, los
pecados entre los hermanos, pecados de aquellos que no nombran Tu nombre inclusive. Que
yo me entristezca por el pecado. Nunca dejes que me enfríe. Nunca dejes que me vuelva
insensible. Ayúdame a pelear por Tu honra con gran celo. A defender Tu estándar justo. Y
cuando yo lo viole, o alguien más lo viole, que mi corazón esté en angustia porque entonces, y
sólo entonces, conoceré el gran consuelo y felicidad que Tú quieres dar.
Y Señor, si hay alguien aquí en esta noche que nunca ha ido quebrantado por su pecado, que
nunca ha llegado a la bancarrota de espíritu que da lugar al lloro, oramos en esta noche que
sea esta noche. Y así, al llorar, venga a lo único que puede consolar: el Señor Jesucristo que
murió pagando el castigo por su pecado.
Y por aquellos de nosotros que somos cristianos, Padre, que quizás hemos olvidado cómo
debemos ser hacia del pecado. Nos hemos vuelto algo insensibles y el mundo nos ha
influenciado y nos hemos conformado a sus propios patrones y hemos olvidado lo malo que
realmente es el pecado, y ya no nos duele más el pecado, Dios, renueva un espíritu recto en
nosotros para que podamos percibir lo que Tú percibes.
Satisface toda necesidad, Padre, sea cual sea. Que sea cual fuera ese lugar en el que
estamos en una relación contigo, llévanos a ese lugar en donde quieres que estemos. En el
nombre de Cristo oramos. Amén.
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