Post on 30-Sep-2018
Versículo clave: Salmo 66:18
NTRODUCCIÓN: El pecado oculto es muy frecuente en la vida de personas que, en apariencia,
son intachables. Gozan de reputación. Cuidan cada paso que dan; sin embargo, arrastrados por
sus pasiones, terminan cayendo en una situación irregular que buscan—a toda costa—guardar en
secreto. Pero la conciencia acusa. El asunto está ahí. Y las consecuencias son desastrosas.
Ahora, aterricemos el asunto en la parte práctica. El pecado oculto nace con un pensamiento.
Algo fugaz, a simple vista trivial. Es en este punto, cuando podemos desecharlo. Es tanto como
estar en medio del puente que marca la frontera entre dos países. Si usted da un paso más, estará
del otro lado, pero si retrocede, estará en la nación de la que es oriundo. Decisiones. Todo parte
de ahí.
Ahora, si avanza, habrá cruzado la frontera y el pensamiento de pecado, pasa a anidarse en el
corazón y de ahí a la materialización, hay un corto trecho. ¿Qué guardas en tu corazón?
DESARROLLO
1) Mida cada una de sus acciones: Toda persona, cristiana o no, está llamada a medir cuidadosamente cada una de sus acciones. Todo cuanto hagamos, desata consecuencias. Positivas o negativas. Todo depende de lo que hayamos hecho.
Para ilustrar este aspecto lo invito a considerar el momento trascendental para el pueblo de Israel cuando se encontraban a las puertas de conquistar a Jericó. Dios estaba guiando cada paso. Y fue precisamente el Señor quien a través de Josué les advirtió: "No vayan a tomar nada de lo que ha sido destinado al exterminio para que ni ustedes ni el campamento de Israel se pongan en peligro de exterminio y de desgracia." (Josué 6:18 NVI)
La Biblia nos advierte sobre muchas inclinaciones y comportamientos que resultan perjudiciales. La decisión es nuestra y nada más que nuestra, respecto del camino que debemos tomar. Dios no obliga a nadie. Nos da la opción, y nuestras elecciones deben ser responsables.
Frente a la posibilidad de apropiarse de algo valioso, que tal vez cambiaría su futuro, un israelita optó por guardarse algo del botín (Josué 7:1).
01
Tome nota del hecho: una sola persona terminó involucrando a los demás, generando perjuicio a quienes eran inocentes (cf. Ro 5:12). Es una realidad estrechamente ligada al pecado oculto. Un comportamiento inapropiado de su parte, afecta a su prójimo, a su cónyuge, a sus hijos, a su familia. ¿Lo ha pensado alguna vez? Si medita en el asunto seguramente coincidirá con la necesidad de aplicar correctivos, hoy, ahora mismo.
2) Consecuencia presentes y futuras: El pecado oculto produce consecuencias inmediatas,
pero también futuras. Un proceso. El hoy termina afectando el mañana. Mancha todos nuestros
días. Piénselo con detenimiento.
Sobre esta base, descubrimos el enorme perjuicio que la acción de Acán trajo sobre Israel. El
pueblo se aprestaba a conquistar la ciudad de Hai. Exploraron el territorio. Su informe fue
alentador (léase Josué 7:3-4).
¿Qué ocurrió? Los guerreros fueron derrotados. ¿La razón? El pecado oculto de Acán. Lo
afectaba directamente a él y a quienes le rodeaban. ¿Comprende la magnitud del problema?
El pasaje señala que "El ejército israelita sufrió treinta y seis bajas, y fue perseguido desde la
puerta de la ciudad hasta las canteras. Allí, en una pendiente, fueron vencidos. Como resultado,
todo el pueblo se acobardó y se llenó de miedo." (Josué 7:5 NVI)
La derrota fue la paga de obrar mal. Pregúntese ¿hay problemas en casa? ¿Crisis económica?
¿Proyectos que terminan en fracaso? Probablemente haya algo que guarda en su corazón y
contamina todo cuanto hace. Y la victoria sólo volverá cuando se ponga a cuentas con Dios y
decida asumir el cambio, tanto en su forma de pensar como de actuar.
3) Nada permanece oculto para siempre: Probablemente se siente relativamente tranquilo
porque hasta la fecha, nada de cuanto hace o ha hecho, es evidente. Pero ¡cuidado! Nada
permanece oculto para siempre. Temprano o tarde, saldrá a la luz. Por esa razón hoy es el día para
volver la mirada a Dios, pedir perdón por su pecado y aplicar correctivos. Evítese momentos
futuros desagradables, cuando quedará al descubierto lo que ha hecho y en lo que sigue
afincado, por orgullo, por temor o simplemente, porque le gusta andar envuelto en una vida
licenciosa de pecaminosidad.
Ante la derrota, Josué y los líderes de Israel hicieron lo que debían: buscaron el rostro de Dios.
Clamaron a Él en procura de respuestas. Y su búsqueda tuvo eco (Josué 7:10-12).
Dios les advirtió que en tanto persistiera esa situación, iban a experimentar derrota. No podrían
enfrentar exitosamente a sus enemigos (Vs. 13). Tome esa palabra para su vida. Aprópiese de ella
y obre en consonancia. Sométase a Dios y traiga cambios a sus actitudes y comportamiento. ¡Su
vida será diferente!
4) Su decisión: proseguir o corregir: Recuerde siempre que nuestro Dios, nos brinda la
oportunidad de corregir los errores. Eso no implica que las consecuencias se eliminen (Gá 6:7),
pero sí nos evitan una crisis futura. Algo más: si pedimos la intervención del Señor, Él sacará a la
luz aquello que no está de acuerdo con Su voluntad. El pecado oculto aflorará. Así ocurrió en el
caso de Acán. Dios reveló quién era el culpable. Acán, al verse descubierto, reveló cuáles fueron
sus motivaciones (Josué 7:20-21).
Obedecer muchas veces al corazón no es buen consejo (Jer 17:9). Nuestras emociones son
volubles y pueden conducirnos al error. Motivados por el momento, actuamos, y luego—con
cabeza fría—descubrimos lo que hicimos y tal vez es muy tarde.
APLICACIÓN:
Hoy es tiempo de corregir y cambiar. Si confesamos el pecado oculto delante de Dios,
alcanzaremos perdón. Pero debemos ser honestos. No permitir que la maldad siga anidando en
el corazón, trayendo perjuicios a nuestro presente y al mañana. ¡Tome la decisión! Vuélvase de
pecar y comience a caminar con el Señor, de acuerdo con Su voluntad. ¡Su vida será diferente!
Aceptar a Jesucristo en el corazón es el paso más importante que podemos dar. Es el comienzo
a una vida renovada y de victoria. Es muy sencillo. Dígale, allí donde se encuentre: "Señor
Jesucristo, reconozco en tu presencia que he pecado. Gracias por morir en la cruz por mis
errores. Hoy te recibo en el corazón como mi único y suficiente Salvador. Haz de mí la persona
que tú quieres que yo sea. Amén"
¿Hay Pecado Oculto en tu Corazón?
Versículo clave: Salmo 66:18
NTRODUCCIÓN: El pecado oculto es muy frecuente en la vida de personas que, en apariencia,
son intachables. Gozan de reputación. Cuidan cada paso que dan; sin embargo, arrastrados por
sus pasiones, terminan cayendo en una situación irregular que buscan—a toda costa—guardar en
secreto. Pero la conciencia acusa. El asunto está ahí. Y las consecuencias son desastrosas.
Ahora, aterricemos el asunto en la parte práctica. El pecado oculto nace con un pensamiento.
Algo fugaz, a simple vista trivial. Es en este punto, cuando podemos desecharlo. Es tanto como
estar en medio del puente que marca la frontera entre dos países. Si usted da un paso más, estará
del otro lado, pero si retrocede, estará en la nación de la que es oriundo. Decisiones. Todo parte
de ahí.
Ahora, si avanza, habrá cruzado la frontera y el pensamiento de pecado, pasa a anidarse en el
corazón y de ahí a la materialización, hay un corto trecho. ¿Qué guardas en tu corazón?
DESARROLLO
1) Mida cada una de sus acciones: Toda persona, cristiana o no, está llamada a medir cuidadosamente cada una de sus acciones. Todo cuanto hagamos, desata consecuencias. Positivas o negativas. Todo depende de lo que hayamos hecho.
Para ilustrar este aspecto lo invito a considerar el momento trascendental para el pueblo de Israel cuando se encontraban a las puertas de conquistar a Jericó. Dios estaba guiando cada paso. Y fue precisamente el Señor quien a través de Josué les advirtió: "No vayan a tomar nada de lo que ha sido destinado al exterminio para que ni ustedes ni el campamento de Israel se pongan en peligro de exterminio y de desgracia." (Josué 6:18 NVI)
La Biblia nos advierte sobre muchas inclinaciones y comportamientos que resultan perjudiciales. La decisión es nuestra y nada más que nuestra, respecto del camino que debemos tomar. Dios no obliga a nadie. Nos da la opción, y nuestras elecciones deben ser responsables.
Frente a la posibilidad de apropiarse de algo valioso, que tal vez cambiaría su futuro, un israelita optó por guardarse algo del botín (Josué 7:1).
Tome nota del hecho: una sola persona terminó involucrando a los demás, generando perjuicio a quienes eran inocentes (cf. Ro 5:12). Es una realidad estrechamente ligada al pecado oculto. Un comportamiento inapropiado de su parte, afecta a su prójimo, a su cónyuge, a sus hijos, a su familia. ¿Lo ha pensado alguna vez? Si medita en el asunto seguramente coincidirá con la necesidad de aplicar correctivos, hoy, ahora mismo.
2) Consecuencia presentes y futuras: El pecado oculto produce consecuencias inmediatas,
pero también futuras. Un proceso. El hoy termina afectando el mañana. Mancha todos nuestros
días. Piénselo con detenimiento.
Sobre esta base, descubrimos el enorme perjuicio que la acción de Acán trajo sobre Israel. El
pueblo se aprestaba a conquistar la ciudad de Hai. Exploraron el territorio. Su informe fue
alentador (léase Josué 7:3-4).
¿Qué ocurrió? Los guerreros fueron derrotados. ¿La razón? El pecado oculto de Acán. Lo
afectaba directamente a él y a quienes le rodeaban. ¿Comprende la magnitud del problema?
El pasaje señala que "El ejército israelita sufrió treinta y seis bajas, y fue perseguido desde la
puerta de la ciudad hasta las canteras. Allí, en una pendiente, fueron vencidos. Como resultado,
todo el pueblo se acobardó y se llenó de miedo." (Josué 7:5 NVI)
La derrota fue la paga de obrar mal. Pregúntese ¿hay problemas en casa? ¿Crisis económica?
¿Proyectos que terminan en fracaso? Probablemente haya algo que guarda en su corazón y
contamina todo cuanto hace. Y la victoria sólo volverá cuando se ponga a cuentas con Dios y
decida asumir el cambio, tanto en su forma de pensar como de actuar.
3) Nada permanece oculto para siempre: Probablemente se siente relativamente tranquilo
porque hasta la fecha, nada de cuanto hace o ha hecho, es evidente. Pero ¡cuidado! Nada
permanece oculto para siempre. Temprano o tarde, saldrá a la luz. Por esa razón hoy es el día para
volver la mirada a Dios, pedir perdón por su pecado y aplicar correctivos. Evítese momentos
futuros desagradables, cuando quedará al descubierto lo que ha hecho y en lo que sigue
02
afincado, por orgullo, por temor o simplemente, porque le gusta andar envuelto en una vida
licenciosa de pecaminosidad.
Ante la derrota, Josué y los líderes de Israel hicieron lo que debían: buscaron el rostro de Dios.
Clamaron a Él en procura de respuestas. Y su búsqueda tuvo eco (Josué 7:10-12).
Dios les advirtió que en tanto persistiera esa situación, iban a experimentar derrota. No podrían
enfrentar exitosamente a sus enemigos (Vs. 13). Tome esa palabra para su vida. Aprópiese de ella
y obre en consonancia. Sométase a Dios y traiga cambios a sus actitudes y comportamiento. ¡Su
vida será diferente!
4) Su decisión: proseguir o corregir: Recuerde siempre que nuestro Dios, nos brinda la
oportunidad de corregir los errores. Eso no implica que las consecuencias se eliminen (Gá 6:7),
pero sí nos evitan una crisis futura. Algo más: si pedimos la intervención del Señor, Él sacará a la
luz aquello que no está de acuerdo con Su voluntad. El pecado oculto aflorará. Así ocurrió en el
caso de Acán. Dios reveló quién era el culpable. Acán, al verse descubierto, reveló cuáles fueron
sus motivaciones (Josué 7:20-21).
Obedecer muchas veces al corazón no es buen consejo (Jer 17:9). Nuestras emociones son
volubles y pueden conducirnos al error. Motivados por el momento, actuamos, y luego—con
cabeza fría—descubrimos lo que hicimos y tal vez es muy tarde.
APLICACIÓN:
Hoy es tiempo de corregir y cambiar. Si confesamos el pecado oculto delante de Dios,
alcanzaremos perdón. Pero debemos ser honestos. No permitir que la maldad siga anidando en
el corazón, trayendo perjuicios a nuestro presente y al mañana. ¡Tome la decisión! Vuélvase de
pecar y comience a caminar con el Señor, de acuerdo con Su voluntad. ¡Su vida será diferente!
Aceptar a Jesucristo en el corazón es el paso más importante que podemos dar. Es el comienzo
a una vida renovada y de victoria. Es muy sencillo. Dígale, allí donde se encuentre: "Señor
Jesucristo, reconozco en tu presencia que he pecado. Gracias por morir en la cruz por mis
errores. Hoy te recibo en el corazón como mi único y suficiente Salvador. Haz de mí la persona
que tú quieres que yo sea. Amén"
¿Hay Pecado Oculto en tu Corazón?
Versículo clave: Salmo 66:18
NTRODUCCIÓN: El pecado oculto es muy frecuente en la vida de personas que, en apariencia,
son intachables. Gozan de reputación. Cuidan cada paso que dan; sin embargo, arrastrados por
sus pasiones, terminan cayendo en una situación irregular que buscan—a toda costa—guardar en
secreto. Pero la conciencia acusa. El asunto está ahí. Y las consecuencias son desastrosas.
Ahora, aterricemos el asunto en la parte práctica. El pecado oculto nace con un pensamiento.
Algo fugaz, a simple vista trivial. Es en este punto, cuando podemos desecharlo. Es tanto como
estar en medio del puente que marca la frontera entre dos países. Si usted da un paso más, estará
del otro lado, pero si retrocede, estará en la nación de la que es oriundo. Decisiones. Todo parte
de ahí.
Ahora, si avanza, habrá cruzado la frontera y el pensamiento de pecado, pasa a anidarse en el
corazón y de ahí a la materialización, hay un corto trecho. ¿Qué guardas en tu corazón?
DESARROLLO
1) Mida cada una de sus acciones: Toda persona, cristiana o no, está llamada a medir cuidadosamente cada una de sus acciones. Todo cuanto hagamos, desata consecuencias. Positivas o negativas. Todo depende de lo que hayamos hecho.
Para ilustrar este aspecto lo invito a considerar el momento trascendental para el pueblo de Israel cuando se encontraban a las puertas de conquistar a Jericó. Dios estaba guiando cada paso. Y fue precisamente el Señor quien a través de Josué les advirtió: "No vayan a tomar nada de lo que ha sido destinado al exterminio para que ni ustedes ni el campamento de Israel se pongan en peligro de exterminio y de desgracia." (Josué 6:18 NVI)
La Biblia nos advierte sobre muchas inclinaciones y comportamientos que resultan perjudiciales. La decisión es nuestra y nada más que nuestra, respecto del camino que debemos tomar. Dios no obliga a nadie. Nos da la opción, y nuestras elecciones deben ser responsables.
Frente a la posibilidad de apropiarse de algo valioso, que tal vez cambiaría su futuro, un israelita optó por guardarse algo del botín (Josué 7:1).
Tome nota del hecho: una sola persona terminó involucrando a los demás, generando perjuicio a quienes eran inocentes (cf. Ro 5:12). Es una realidad estrechamente ligada al pecado oculto. Un comportamiento inapropiado de su parte, afecta a su prójimo, a su cónyuge, a sus hijos, a su familia. ¿Lo ha pensado alguna vez? Si medita en el asunto seguramente coincidirá con la necesidad de aplicar correctivos, hoy, ahora mismo.
2) Consecuencia presentes y futuras: El pecado oculto produce consecuencias inmediatas,
pero también futuras. Un proceso. El hoy termina afectando el mañana. Mancha todos nuestros
días. Piénselo con detenimiento.
Sobre esta base, descubrimos el enorme perjuicio que la acción de Acán trajo sobre Israel. El
pueblo se aprestaba a conquistar la ciudad de Hai. Exploraron el territorio. Su informe fue
alentador (léase Josué 7:3-4).
¿Qué ocurrió? Los guerreros fueron derrotados. ¿La razón? El pecado oculto de Acán. Lo
afectaba directamente a él y a quienes le rodeaban. ¿Comprende la magnitud del problema?
El pasaje señala que "El ejército israelita sufrió treinta y seis bajas, y fue perseguido desde la
puerta de la ciudad hasta las canteras. Allí, en una pendiente, fueron vencidos. Como resultado,
todo el pueblo se acobardó y se llenó de miedo." (Josué 7:5 NVI)
La derrota fue la paga de obrar mal. Pregúntese ¿hay problemas en casa? ¿Crisis económica?
¿Proyectos que terminan en fracaso? Probablemente haya algo que guarda en su corazón y
contamina todo cuanto hace. Y la victoria sólo volverá cuando se ponga a cuentas con Dios y
decida asumir el cambio, tanto en su forma de pensar como de actuar.
3) Nada permanece oculto para siempre: Probablemente se siente relativamente tranquilo
porque hasta la fecha, nada de cuanto hace o ha hecho, es evidente. Pero ¡cuidado! Nada
permanece oculto para siempre. Temprano o tarde, saldrá a la luz. Por esa razón hoy es el día para
volver la mirada a Dios, pedir perdón por su pecado y aplicar correctivos. Evítese momentos
futuros desagradables, cuando quedará al descubierto lo que ha hecho y en lo que sigue
afincado, por orgullo, por temor o simplemente, porque le gusta andar envuelto en una vida
licenciosa de pecaminosidad.
Ante la derrota, Josué y los líderes de Israel hicieron lo que debían: buscaron el rostro de Dios.
Clamaron a Él en procura de respuestas. Y su búsqueda tuvo eco (Josué 7:10-12).
Dios les advirtió que en tanto persistiera esa situación, iban a experimentar derrota. No podrían
enfrentar exitosamente a sus enemigos (Vs. 13). Tome esa palabra para su vida. Aprópiese de ella
y obre en consonancia. Sométase a Dios y traiga cambios a sus actitudes y comportamiento. ¡Su
vida será diferente!
4) Su decisión: proseguir o corregir: Recuerde siempre que nuestro Dios, nos brinda la
oportunidad de corregir los errores. Eso no implica que las consecuencias se eliminen (Gá 6:7),
pero sí nos evitan una crisis futura. Algo más: si pedimos la intervención del Señor, Él sacará a la
luz aquello que no está de acuerdo con Su voluntad. El pecado oculto aflorará. Así ocurrió en el
caso de Acán. Dios reveló quién era el culpable. Acán, al verse descubierto, reveló cuáles fueron
sus motivaciones (Josué 7:20-21).
Obedecer muchas veces al corazón no es buen consejo (Jer 17:9). Nuestras emociones son
volubles y pueden conducirnos al error. Motivados por el momento, actuamos, y luego—con
cabeza fría—descubrimos lo que hicimos y tal vez es muy tarde.
APLICACIÓN:
Hoy es tiempo de corregir y cambiar. Si confesamos el pecado oculto delante de Dios,
alcanzaremos perdón. Pero debemos ser honestos. No permitir que la maldad siga anidando en
el corazón, trayendo perjuicios a nuestro presente y al mañana. ¡Tome la decisión! Vuélvase de
pecar y comience a caminar con el Señor, de acuerdo con Su voluntad. ¡Su vida será diferente!
Aceptar a Jesucristo en el corazón es el paso más importante que podemos dar. Es el comienzo
a una vida renovada y de victoria. Es muy sencillo. Dígale, allí donde se encuentre: "Señor
Jesucristo, reconozco en tu presencia que he pecado. Gracias por morir en la cruz por mis
errores. Hoy te recibo en el corazón como mi único y suficiente Salvador. Haz de mí la persona
que tú quieres que yo sea. Amén"
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¿Hay Pecado Oculto en tu Corazón?