Transcript of Historia de la revolucion rusa
- 1. HISTORIA DE LA REVOLUCIN RUSA
- 2. LEN TROTSKI HISTORIA DE LA REVOLUCIN RUSAExisten versiones
de esta obra dividida en 2 y 3 tomos.Esta es la obra completa en un
nico volumen que se basa enla edicin en 2 tomos.Tomo I,
Digitalizado por Julagaray en julio de 1997, para laactualmente
desaparecida Red Vasca Roja.Ha sido revisado para la ocasin
aadindole algn fragmentoque le faltaba.Tomo II, digitalizado por
Clula2 en diciembre de 2000.Ediciones digitales Izquierda
RevolucionariaVersin: Mayo 2008 por Clula2.Puedes descargar otras
obras enwww.marxismo.org
- 3. PRLOGOEn los dos primeros meses del ao 1917 reinaba todava
en Rusia la dinasta de losRomanov. Ocho meses despus estaban ya en
el timn los bolcheviques, un partidoignorado por casi todo el mundo
a principios de ao y cuyos jefes, en el momento mismode subir al
poder, se hallaban an acusados de alta traicin. La historia no
registra otrocambio de frente tan radical, sobre todo si se tiene
en cuenta que estamos ante una nacinde ciento cincuenta millones de
habitantes. Es evidente que los acontecimientos de 1917,sea cual
fuere el juicio que merezcan, son dignos de ser investigados.La
historia de la revolucin, como toda historia, debe, ante todo,
relatar los hechos ysu desarrollo. Mas esto no basta. Es menester
que del relato se desprenda con claridad porqu las cosas sucedieron
de ese modo y no de otro. Los sucesos histricos no
puedenconsiderarse como una cadena de aventuras ocurridas al azar
ni engarzarse en el hilo deuna moral preconcebida, sino que deben
someterse al criterio de las leyes que losgobiernan. El autor del
presente libro entiende que su misin consiste precisamente ensacar
a la luz esas leyes.El rasgo caracterstico ms indiscutible de las
revoluciones es la intervencin directade las masas en los
acontecimientos histricos. En tiempos normales, el Estado,
seamonrquico o democrtico, est por encima de la nacin; la historia
corre a cargo de losespecialistas de este oficio: los monarcas, los
ministros, los burcratas, los parlamentarios,los periodistas. Pero
en los momentos decisivos, cuando el orden establecido se
haceinsoportable para las masas, stas rompen las barreras que las
separan de la palestrapoltica, derriban a sus representantes
tradicionales y, con su intervencin, crean un puntode partida para
el nuevo rgimen. Dejemos a los moralistas juzgar si esto est bien o
mal.A nosotros nos basta con tomar los hechos tal como nos los
brinda su desarrollo objetivo.La historia de las revoluciones es
para nosotros, por encima de todo, la historia de lairrupcin
violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos.Cuando
en una sociedad estalla la revolucin, luchan unas clases contra
otras, y, sinembargo, es de una innegable evidencia que las
modificaciones por las bases econmicasde la sociedad y el sustrato
social de las clases desde que comienza hasta que acaba nobastan,
ni mucho menos, para explicar el curso de una revolucin que en unos
pocosmeses derriba instituciones seculares y crea otras nuevas,
para volver en seguida aderrumbarlas. La dinmica de los
acontecimientos revolucionarios se halla directamente -4-
- 4. informada por los rpidos tensos y violentos cambios que
sufre la sicologa de las clasesformadas antes de la revolucin. La
sociedad no cambia nunca sus instituciones a medida que lo
necesita, como unoperario cambia sus herramientas. Por el
contrario, acepta prcticamente como algodefinitivo las
instituciones a que se encuentra sometida. Pasan largos aos durante
loscuales la obra de crtica de la oposicin no es ms que una vlvula
de seguridad para darsalida al descontento de las masas y una
condicin que garantiza la estabilidad del rgimensocial dominante;
es, por ejemplo, la significacin que tiene hoy la
oposicinsocialdemcrata en ciertos pases. Han de sobrevenir
condiciones completamenteexcepcionales, independientes de la
voluntad de los hombres o de los partidos, paraarrancar al
descontento las cadenas del conservadurismo y llevar a las masas a
lainsurreccin. Por tanto, esos cambios rpidos que experimentan las
ideas y el estado de espritu delas masas en las pocas
revolucionarias no son producto de la elasticidad y movilidad de
lapsiquis humana, sino al revs, de su profundo conservadurismo. El
rezagamiento crnicoen que se hallan las ideas y relaciones humanas
con respecto a las nuevas condicionesobjetivas, hasta el momento
mismo en que stas se desploman catastrficamente, pordecirlo as,
sobre los hombres, es lo que en los perodos revolucionarios
engendra esemovimiento exaltado de las ideas y las pasiones que a
las mentalidades policiacas se lesantoja fruto puro y simple de la
actuacin de los demagogos. Las masas no van a larevolucin con un
plan preconcebido de la sociedad nueva, sino con un sentimiento
clarode la imposibilidad de seguir soportando la sociedad vieja.
Slo el sector dirigente de cadaclase tiene un programa poltico,
programa que, sin embargo, necesita todava ser sometidoa la prueba
de los acontecimientos y a la aprobacin de las masas. El proceso
polticofundamental de una revolucin consiste precisamente en que
esa clase perciba losobjetivos que se desprenden de la crisis
social en que las masas se orientan de un modoactivo por el mtodo
de las aproximaciones sucesivas. Las distintas etapas del
procesorevolucionario, consolidadas pro el desplazamiento de unos
partidos por otros cada vezms extremos, sealan la presin creciente
de las masas hacia la izquierda, hasta que elimpulso adquirido por
el movimiento tropieza con obstculos objetivos. Entoncescomienza la
reaccin: decepcin de ciertos sectores de la clase revolucionaria,
difusin delindeferentismo y consiguiente consolidacin de las
posiciones adquiridas por las fuerzascontrarrevolucionarias. Tal
es, al menos, el esquema de las revoluciones tradicionales.
-5-
- 5. Slo estudiando los procesos polticos sobre las propias masas
se alcanza acomprender el papel de los partidos y los caudillos que
en modo alguno queremos negar.Son un elemento, si no independiente,
s muy importante, de este proceso. Sin unaorganizacin dirigente, la
energa de las masas se disipara, como se disipa el vapor
nocontenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el
movimiento no es lacaldera ni el pistn, sino el vapor.Son evidentes
las dificultades con que tropieza quien quiere estudiar los
cambiosexperimentados por la conciencia de las masas en pocas de
revolucin. Las clasesoprimidas crean la historia en las fbricas, en
los cuarteles, en los campos, en las calles de laciudad. Mas no
acostumbran a ponerla por escrito. Los perodos de tensin mxima de
laspasiones sociales dejan, en general, poco margen par ala
contemplacin y el relato.Mientras dura la revolucin, todas las
musas, incluso esa musa plebeya del periodismo, tanrobusta, lo
pasan mal. A pesar de esto, la situacin del historiador no es
desesperada, nimucho menos. Los apuntes escritos son incompletos,
andan sueltos y desperdigados. Pero,puestos a la luz de los
acontecimientos, estos testimonios fragmentarios permiten
muchasveces adivinar la direccin y el ritmo del proceso histrico.
Mal o bien, los partidosrevolucionarios fundan su tcnica en la
observacin de los cambios experimentados por laconciencia de las
masas. La senda histrica del bolchevismo demuestra que
estaobservacin, al menos en sus rasgos ms salientes, es
perfectamente factible. Por qu loaccesible al poltico
revolucionario en el torbellino de la lucha no ha de serlo
tambinretrospectivamente al historiador?Sin embargo, los procesos
que se desarrollan en la conciencia de las masas no sonnunca
autctonos ni independientes. Pese a los idealistas y a los
eclcticos, la conciencia sehalla determinada por la existencia. Los
supuestos sobre los que surgen la Revolucin deFebrero y su
suplantacin por la de Octubre tienen necesariamente que estar
informadospor las condiciones histricas en que se form Rusia, por
su economa, sus clases, suEstado, por las influencias ejercidas
sobre ella por otros pases. Y cuanto ms enigmticonos parezca el
hecho de que un pas atrasado fuera el primero en exaltar al poder
alproletariado, ms tenemos que buscar la explicacin de este hecho
en las caractersticas deese pas, o sea en lo que le diferencia de
los dems.En los primeros captulos del presente libro esbozamos
rpidamente la evolucin dela sociedad rusa y de sus fuerzas
intrnsecas, acusando de este modo las peculiaridadeshistricas de
Rusia y su peso especfico. Confiamos en que el esquematismo de
esas-6-
- 6. pginas no asustar al lector. Ms adelante, conforme siga
leyendo, ver a esas mismasfuerzas sociales vivir y actuar.Este
trabajo no est basado precisamente en los recuerdos personales de
su autor. Elhecho de que ste participara en los acontecimientos no
le exime del deber de basar suestudio en documentos rigurosamente
comprobados. El autor habla de s mismo alldonde la marcha de los
acontecimientos le obliga a hacerlo, pero siempre en
tercerapersona. Y no por razones de estilo simplemente, sino porque
el tono subjetivo que en lasautobiografas y en las memorias es
inevitable sera inadmisible en un trabajo de ndolehistrica.Sin
embargo, la circunstancia de haber intervenido personalmente en la
luchapermite al autor, naturalmente, penetrar mejor, no slo en la
sicologa de las fuerzasactuantes, las individuales y las
colectivas, sino tambin en la concatenacin interna de
losacontecimientos. Mas para que esta ventaja d resultados
positivos, precisa observar unacondicin, a saber: no fiarse a los
datos de la propia memoria, y esto no slo en losdetalles, sino
tambin en lo que respecta a los motivos y a los estados de espritu.
El autorcree haber guardado este requisito en cuanto de l dependa.
Trascrito por Clula II.Todava hemos de decir dos palabras acerca de
la posicin poltica del autor, que enfuncin de historiador, sigue
adoptando el mismo punto de vista que adoptaba en funcinde
militante ante los acontecimientos que relata. El lector no est
obligado, naturalmente, acompartir las opiniones polticas del
autor, que ste, por su parte, no tiene tampoco porqu ocultar. Pero
s tiene derecho a exigir de un trabajo histrico que no sea
precisamentela apologa de una posicin poltica determinada, sino una
exposicin, internamenterazonada, del proceso real y verdadero de la
revolucin. Un trabajo histrico slo cumpledel todo con su misin
cuando en sus pginas los acontecimientos se desarrollan con todasu
forzosa naturalidad.Mas tiene esto algo que ver con la que llaman
imparcialidad histrica? Nadie nosha explicado todava claramente en
qu consiste esa imparcialidad. El tan citado dicho deClemenceau de
que las revoluciones hay que tomarlas o desecharlas en bloc es, en
el mejorde los casos, un ingenioso subterfugio: cmo es posible
abrazar o repudiar como un todoorgnico aquello que tiene su esencia
en la escisin? Ese aforismo se lo dicta aClemenceau, por una parte,
la perplejidad producida en ste por el excesivo arrojo de
susantepasados, y, por otra, la confusin en que se halla el
descendiente ante sus sombras.Uno de los historiadores
reaccionarios, y, por tanto, ms de moda en la Franciacontempornea,
L. Madelein, que ha calumniado con palabras tan elegantes a la
Gran-7-
- 7. Revolucin, que vale tanto como decir a la progenitora de la
nacin francesa, afirma queel historiador debe colocarse en lo alto
de las murallas de la ciudad sitiada, abrazando consu mirada a
sitiados y sitiadores; es, segn l, la nica manera de conseguir una
justiciaconmutativa. Sin embargo, los trabajos de este historiador
demuestran que si l se subi alo alto de las murallas que separan a
los dos bandos, fue, pura y simplemente, para servirde espa a la
reaccin. Y menos mal que en este caso se trata de batallas pasadas,
pues enpocas de revolucin es un poco peligroso asomar la cabeza
sobre las murallas. Claro estque, en los momentos peligrosos, estos
sacerdotes de la justicia conmutativa suelenquedarse sentados en
casa esperando a ver de qu parte se inclina la victoria.El lector
serio y dotado de espritu crtico no necesita de esa solapada
imparcialidadque le brinda la copa de la conciliacin llena de posos
de veneno reaccionario, sino de lametdica escrupulosidad que va a
buscar en los hechos honradamente investigados, apoyomanifiesto
para sus simpatas o antipatas disfrazadas, a la contrastacin de sus
nexosreales, al descubrimiento de las leyes por que se rigen. sta
es la nica objetividad histricaque cabe, y con ella basta, pues se
halla contrastada y confirmada, no por las buenasintenciones del
historiador de que l mismo responde, sino por las leyes que rigen
elproceso histrico y que l se limita a revelar.Para escribir este
libro nos han servido de fuentes numerosas publicacionesperidicas,
diarios y revistas, memorias, actas y otros materiales, en parte
manuscritos y,principalmente, los trabajos editados por el
Instituto para la Historia de la Revolucin enMosc y Leningrado. Nos
ha parecido superfluo indicar en el texto las diversas fuentes,
yaque con ello no haramos ms que estorbar la lectura. Entre las
antologas de trabajoshistricos hemos manejado muy en particular los
dos tomos de los Apuntes para la Historiade la Revolucin de Octubre
(Mosc-Leningrado, 1927). Escritos por distintos autores,
lostrabajos monogrficos que forman estos dos tomos no tienen todos
el mismo valor, perocontienen, desde luego, abundante material de
hechos.Cronolgicamente nos guiamos en todas las fechas por el viejo
calendario, rezagadoen trece fechas, como se sabe, respecto al que
rega en el resto del mundo y hoy rigetambin en los Soviets. El
autor no tena ms remedio que atenerse al calendario queestaba en
vigor durante la revolucin. Ningn trabajo le hubiera costado,
naturalmente,trasponer las fechas segn el cmputo moderno. Pero esta
operacin, eliminando unasdificultades, habra creado otras de ms
monta. El derrumbamiento de la monarqua pas ala historia con el
nombre de Revolucin de Febrero. Sin embargo, computando la fechapor
el calendario occidental, ocurri en marzo. La manifestacin armada
que se organiz-8-
- 8. contra la poltica imperialista del gobierno provisional
figura en la historia con el nombrede jornadas de abril, siendo as
que, segn el cmputo europeo, tuvo lugar en mayo. Sindetenernos en
otros acontecimientos y fechas intermedios, haremos notar,
finalmente, quela Revolucin de Octubre se produjo, segn el
calendario europeo, en noviembre. Comovemos, ni el propio
calendario se puede librar del sello que estampan en l
losacontecimientos de la Historia, y al historiador no le es dado
corregir las fechas histricascon ayuda de simples operaciones
aritmticas. Tenga en cuenta el lector que antes dederrocar el
calendario bizantino, la revolucin hubo de derrocar las
instituciones que a l seaferraban. www.marxismo.org L. TROTSKI
Prinkipo -9-
- 9. CAPITULO I LAS CARACTERSTICAS DEL DESARROLLO DE RUSIAEl
rasgo fundamental y ms constante de la historia de Rusia es el
carcter rezagadode su desarrollo, con el atraso econmico, el
primitivismo de las formas sociales y el bajonivel de cultura que
son su obligada consecuencia.La poblacin de aquellas estepas
gigantescas, abiertas a los vientos inclementes delOriente y a los
invasores asiticos, naci condenada por la naturaleza misma a un
granrezagamiento. La lucha con los pueblos nmadas se prolonga hasta
fines del siglo XVII. Lalucha con los vientos que arrastran en
invierno los hielos y en verano la sequa an se siguelibrando hoy en
da. La agricultura -base de todo el desarrollo del pas- progresaba
de unmodo extensivo: en el norte eran talados y quemados los
bosques, en el sur se roturaban lasestepas vrgenes; Rusia fue
tomando posesin de la naturaleza no en profundidad, sino
enextensin.Mientras que los pueblos brbaros de Occidente se
instalaban sobre las ruinas de lacultura romana, muchas de cuyas
viejas piedras pudieron utilizar como material deconstruccin, los
eslavos de Oriente se encontraron en aquellas inhspitas latitudes
de laestepa hurfanos de toda herencia: su antecesores vivan en un
nivel todava ms bajo queel suyo. Los pueblos de la Europa
occidental, encerrados en seguida dentro de sus fronterasnaturales,
crearon los ncleos econmicos y de cultura de las sociedades
industriales. Lapoblacin de la llanura oriental, tan pronto vio
asomar los primeros signos de penuria,penetr en los bosques o se
fue a las estepas. En Occidente, los elementos msemprendedores y de
mayor iniciativa de la poblacin campesina vinieron a la ciudad,
seconvirtieron en artesanos, en comerciantes. Algunos de los
elementos activos y audaces deOriente se dedicaron tambin al
comercio, pero la mayora se convirtieron en cosacos,
encolonizadores.El proceso de diferenciacin social tan intensivo en
Occidente, en Oriente veasecontenido y esfumado por el proceso de
expansin. El zar de los moscovitas, aunquecristiano, reina sobre
gente de inteligencia perezosa, escriba Vico, contemporneo dePedro
I. Aquella inteligencia perezosa de los moscovitas reflejaba la
lentitud del ritmoeconmico, la vaguedad informe de las relaciones
de clase, la indigencia de la historiainterior.Las antiguas
civilizaciones de Egipto, India y la China tenan caractersticas
propiasque se bastaban a s mismas y disponan de tiempo suficiente
para llevar sus relaciones- 10 -
- 10. sociales, a pesar del bajo nivel de sus fuerzas
productivas, casi hasta esa misma minuciosaperfeccin que daban a
sus productos los artesanos de dichos pases. Rusia
hallbaseenclavada entre Europa y Asia, no slo geogrficamente, sino
tambin desde un punto devista social e histrico. Se diferenciaba en
la Europa occidental, sin confundirse tampococon el Oriente
asitico, aunque se acercase a uno u otro continente en los
distintosmomentos de su historia, en uno u otro respecto. El
Oriente aport el yugo trtaro,elemento importantsimo en la formacin
y estructura del Estado ruso. El Occidente era unenemigo mucho ms
temible; pero al mismo tiempo un maestro. Rusia no poda asimilarsea
las formas de Oriente, compelida como se hallaba a plegarse
constantemente a la presineconmica y militar de Occidente.La
existencia en Rusia de un rgimen feudal, negada por los
historiadorestradicionales, puede considerarse hoy
indiscutiblemente demostrada por las modernasinvestigaciones. Es
ms: los elementos fundamentales del feudalismo ruso eran los
mismosque los de Occidente. Pero el solo hecho de que la existencia
en Rusia de una poca feudalhaya tenido que demostrarse mediante
largas polmicas cientficas, es ya claro indicio delcarcter
imperfecto del feudalismo ruso, de sus formas indefinidas, de la
pobreza de susmonumentos culturales.Los pases atrasados se asimilan
las conquistas materiales e ideolgicas de las nacionesavanzadas.
Pero esto no significa que sigan a estas ltimas servilmente,
reproduciendotodas las etapas de su pasado. La teora de la
reiteracin de los ciclos histricos -procedentede Vico y sus
secuaces- se apoya en la observacin de los ciclos de las viejas
culturasprecapitalistas y, en parte tambin, en las primeras
experiencias del capitalismo. El carcterprovincial y episdico de
todo el proceso hacia que, efectivamente, se repitiesen hastacierto
punto las distintas fases de cultura en los nuevos ncleos humanos.
Sin embargo, elcapitalismo implica la superacin de estas
condiciones. El capitalismo prepara y, hastacierto punto, realiza
la universalidad y permanencia en la evolucin de la humanidad.
Conesto se excluye ya la posibilidad de que se repitan las formas
evolutivas en las distintasnaciones. Obligado a seguir a los pases
avanzados, el pas atrasado no se ajusta en sudesarrollo a la
concatenacin de las etapas sucesivas. El privilegio de los
paseshistricamente rezagados -que lo es realmente- est en poder
asimilarse las cosas o, mejordicho, en obligarse a asimilrselas
antes del plazo previsto, saltando por alto toda una seriede etapas
intermedias. Los salvajes pasan de la flecha al fusil de golpe, sin
recorrer la sendaque separa en el pasado esas dos armas. Los
colonizadores europeos de Amrica notuvieron necesidad de volver a
empezar la historia por el principio. Si Alemania o los - 11 -
- 11. Estados Unidos pudieron dejar atrs econmicamente a
Inglaterra fue, precisamente,porque ambos pases venan rezagados en
la marcha del capitalismo. Y la anarquaconservadora que hoy reina
en la industria hullera britnica y en la mentalidad deMacDonald y
de sus amigos es la venganza por ese pasado en que Inglaterra se
demorms tiempo del debido empuando el cetro de la hegemona
capitalista. El desarrollo deuna nacin histricamente atrasada hace,
forzosamente, que se confundan en ella, de unamanera caracterstica,
las distintas fases del proceso histrico. Aqu el ciclo
presenta,enfocado en su totalidad, un carcter confuso, embrollado,
mixto. Claro est que la posibilidad de pasar por alto las fases
intermedias no es nuncaabsoluta; hllase siempre condicionada en
ltima instancia por la capacidad de asimilacineconmica y cultural
del pas. Adems, los pases atrasados rebajan siempre el valor de
lasconquistas tomadas del extranjero al asimilarlas a su cultura ms
primitiva. De este modo,el proceso de asimilacin cobra un carcter
contradictorio. As por ejemplo, la introduccinde los elementos de
la tcnica occidental, sobre todo la militar y manufacturera, bajo
PedroI se tradujo en la agravacin del rgimen servil como forma
fundamental de la organizacindel trabajo. El armamento y los
emprstitos a la europea -productos, indudablemente, deuna cultura
ms elevada- determinaron el robustecimiento del zarismo, que, a su
vez, seinterpuso como un obstculo ante el desarrollo del pas.
Izquierda Revolucionaria. Las leyes de la historia no tienen nada
de comn con el esquematismo pedantesco. Eldesarrollo desigual, que
es la ley ms general del proceso histrico, no se nos revela,
enparte alguna, con la evidencia y la complejidad con que la
patentiza el destino de los pasesatrasados. Azotados por el ltigo
de las necesidades materiales, los pases atrasados venseobligados a
avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo desigual de
la cultura sederiva otra que, a falta de nombre ms adecuado,
calificaremos de ley del desarrollocombinado, aludiendo a la
aproximacin de las distinta etapas del camino y a la confusin
dedistintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin
acudir a esta ley,enfocada, naturalmente, en la integridad de su
contenido material, sera imposiblecomprender la historia de Rusia
ni la de ningn otro pas de avance cultural rezagado,cualquiera que
sea su grado. Bajo la presin de Europa, ms rica, el Estado ruso
absorba una parte proporcionalmucho mayor de la riqueza nacional
que los Estados occidentales, con lo cual no slocondenaba a las
masas del pueblo a una doble miseria, sino que atentaba tambin
contra lasbases de las clases pudientes. Pero, al propio tiempo,
necesitado del apoyo de estas ltimas,forzaba y reglamentaba su
formacin. Resultado de esto era que las clases privilegiadas, que-
12 -
- 12. se haban ido burocratizando, no pudiesen llegar a
desarrollarse nunca en toda su pujanza,razn por la cual el Estado
iba acercndose cada vez ms al despotismo asitico.La autocracia
bizantina, adoptada oficialmente por los zares moscovitas
desdeprincipios del siglo XVI, dome a los boyardos feudales con
ayuda de la nobleza ysometi a sta a su voluntad, entregndole los
campesinos como siervos para erigirse sobreestas bases en el
absolutismo imperial petersburgus. Para comprender el retraso con
quese desarrolla este proceso histrico, baste decir que la
servidumbre de la gleba, que surge enel transcurso del siglo XVI,
se perfecciona en el XVII y florece en el XVIII, para noabolirse
jurdicamente hasta 1861.El clero desempea, despus de la nobleza, un
papel bastante importante, perocompletamente mediatizado, en el
proceso de formacin de la autocracia zarista. La Iglesiano se
remonta nunca en Rusia a las alturas del poder que llega a ocupar
en el Occidentecatlico, y se contenta con llenar las funciones de
servidora espiritual cerca de la autocracia,apuntndose esto como un
mrito de su humildad. Los obispos y metropolitanos slodisponan de
poder en cuanto mandatarios del brazo secular. Los patriarcas
cambiaban alcambiar los zares. En el perodo petersburgus, la
sujecin de la Iglesia al Estado hzosetodava ms servil. Los
doscientos mil curas y frailes integraban en el fondo la
burocraciadel pas, eran una especie de cuerpo policiaco de la fe:
en justa reciprocidad, la policasecular amparaba el monopolio del
clero ortodoxo en materia de fe y protega sus tierras ysus
rentas.La eslavofilia, este mesianismo del atraso, razonaba su
filosofa diciendo que elpueblo ruso y su Iglesia eran
fundamentalmente democrticos, en tanto que la Rusia oficialno era
otra cosa que la burocracia alemana implantada por Pedro el Grande.
Marxobservaba, a este propsito: Exactamente lo mismo que los asnos
teutnicos desplazaronel despotismo de Federico II, etc., a los
franceses, como si los esclavos atrasados nonecesitaran siempre de
esclavos civilizados para amaestrarlos. Esta breve
observacinrefleja perfectamente no slo la vieja filosofa de los
eslavfilos, sino tambin el evangeliomoderno de los racistas.La
incidencia del feudalismo ruso y de toda la historia rusa antigua
cobraba su mstriste expresin en la ausencia de autnticas ciudades
medievales como centros de artesana,de comercio. En Rusia el
artesanado no tuvo tiempo de desglosarse por entero de
laagricultura y conserv siempre el carcter del trabajo a domicilio.
Las viejas ciudades rusaseran centros comerciales, administrativos,
militares y de la nobleza; centros, porconsiguiente, consumidores y
no productores. La misma ciudad de Novgorod, tan cercana - 13
-
- 13. a la Hansa y que no lleg a conocer el yugo trtaro, era una
ciudad comercial sin industria.Cierto es que la dispersin de los
oficios campesinos, repartidos por las distintas comarcas,creaba la
necesidad de una red comercial extensa. Pero los mercaderes nmadas
no podanocupar, en modo alguno, el puesto que en Occidente ocupaba
la pequea y mediaburguesa de los gremios de artesanos en el
comercio y la industria, indisolublemente unidaa su periferia
campesina. Adems, las principales vas de comunicacin del comercio
rusoconducan al extranjero, asegurando as al capital extranjero,
desde los tiempos msremotos, el puesto directivo y dando un carcter
semicolonial a todas las operaciones, enque el comerciante ruso
quedaba reducido al papel de intermediario entre las
ciudadesoccidentales y la aldea rusa. Este gnero de relaciones
econmicas experiment un ciertoavance en la poca del capitalismo
ruso y tuvo su apogeo y suprema expresin en la
guerraimperialista.La insignificancia de las ciudades rusas, que es
lo que ms contribuy a formar enRusia el tipo de Estado asitico,
exclua, en particular, la posibilidad de un movimiento deReforma
encaminada a sustituir la Iglesia ortodoxa burocrtico-feudal por
una variantecualquiera moderna del cristianismo adaptada a las
necesidades de la sociedad burguesa. Lalucha contra la Iglesia del
Estado no trascenda de los estrechos lmites de las
sectascampesinas, sin excluir la ms poderosa de todas, el cisma de
los creyentes viejos.Quince aos antes de que estallase la gran
Revolucin francesa se desencaden enRusia el movimiento de los
cosacos, labriegos y obreros serviles de los montes
Urales,acaudillado por Pugachev. Qu le falt a aquella furiosa
insurreccin popular paraconvertirse en verdadera revolucin? Le falt
el tercer estado. Sin la democracia industrialde las ciudades, era
imposible que la guerra campesina se transformase en revolucin,
delmismo modo que las sectas aldeanas no podan llevar a cabo una
Reforma. Lejos deprovocar una revolucin, el alzamiento de Pugachev
sirvi para consolidar el absolutismoburocrtico como servidor fiel
de los intereses de la nobleza, y volvi a demostrar sueficacia en
una hora difcil.La europeizacin del pas, que comenz formalmente
bajo Pedro el Grande, fueconvirtindose cada vez ms, en el
transcurso del siglo siguiente, en una necesidad de lapropia clase
gobernante, es decir, de la nobleza. En 1825, la intelectualidad
aristocrtica,dando expresin poltica a esta necesidad, se lanz a una
conspiracin militar, con el fin deponer freno a la autocracia.
Presionada por el desarrollo de la burguesa europea, la
noblezaavanzada intentaba, de este modo, suplir la ausencia del
tercer estado. Pero no se resignaba,a pesar de todo, a renunciar a
sus privilegios de casta; aspiraba a combinarlos con el- 14 -
- 14. rgimen liberal por el que luchaba; por eso, lo que ms tema
era que se levantaran loscampesinos. No tiene nada de extrao que
aquella conspiracin no pasara de ser la hazaade unos cuantos
oficiales brillantes, pero aislados, que sucumbieron casi sin
lucha. Esesentido tuvo la sublevacin de los decembristas 1 .Los
terratenientes que posean fbricas fueron los primeros de su
estamento que seiniciaron hacia la sustitucin del trabajo servil
por el trabajo libre. Otro de los factores queimpulsaban esta
medida era la exportacin, cada da mayor, de cereales rusos al
extranjero.En 1861, la burocracia noble, apoyndose en los
terratenientes liberales, implanta lareforma campesina. El
impotente liberalismo burgus, reducido a su papel de comparsa,
notuvo ms remedio que contemplar el cambio pasivamente. No hace
falta decir que elzarismo resolvi el problema fundamental de Rusia,
esto es, la cuestin agraria, de unmodo todava ms mezquino y rapaz
de como la monarqua prusiana haba de resolver, a lavuelta de pocos
aos, el problema capital de Alemania: su unidad nacional. La
solucin delos problemas que incumben a una clase por obra de otra
es una de las combinaciones aque aludamos, propias de los pases
atrasados.Pero donde se revela de un modo ms indiscutible la ley
del desarrollo combinado esen la historia y el carcter de la
industria rusa. Nacida tarde, no repite la evolucin de lospases
avanzados, sino que se incorpora a stos, adaptando a su atraso
propio las conquistasms modernas. Si la evolucin econmica general
de Rusia salt sobre los perodos delartesanado gremial y de la
manufactura, algunas ramas de su industria pasaron por alto todauna
serie de etapas tcnico-industriales que en Occidente llenaron
varias dcadas. Gracias aesto, la industria rusa pudo desarrollarse
en algunos momentos con una rapidezextraordinaria. Entre la
revolucin de 1905 y la guerra, Rusia dobl, aproximadamente,
suproduccin industrial. A algunos historiadores rusos esto les
parece una razn bastanteconcluyente para deducir que hay que
abandonar la leyenda del atraso y del progresolento. En rigor la
posibilidad de un tan rpido progreso se hallaba
condicionadaprecisamente por el atraso del pas, que no slo persiste
hasta el momento de la liquidacinde la vieja Rusia, sino que an
perdura como herencia de ese pasado hasta el da de hoy.El termmetro
fundamental para medir el nivel econmico de una nacin es
elrendimiento del trabajo, que, a su vez, depende del peso
especfico de la industria en laeconoma general del pas. En vsperas
de la guerra, cuando la Rusia zarista haba alcanzadoel punto
culminante de su bienestar, la parte alcuota de riqueza nacional
que correspondaa cada habitante era ocho o diez veces inferior a la
de los Estados Unidos, lo cual no tiene1 Decembristas o dekabristas
por el mes de diciembre, en que tuvo lugar- 15 -
- 15. nada de sorprendente si se tiene en cuenta que las cuatro
quintas partes de la poblacinobrera de Rusia se concentraban en la
agricultura, mientras que en los Estados Unidos, porcada persona
ocupada en las labores agrcolas haba 2,5 obreros industriales.
Adase a estoque en vsperas de la guerra Rusia tena 0,4 kilmetros de
lneas frreas por cada 100kilmetros cuadrados, mientras que en
Alemania la proporcin era de 1,7 y de 7 en Austria-Hungra, y por el
estilo, todos los dems coeficientes comparativos que
pudiramosmencionar.Como ya hemos dicho, es precisamente en el campo
de la economa donde semanifiesta con su mximo relieve la ley del
desarrollo combinado. Y as, mientras que hastael momento mismo de
estallar la revolucin, la agricultura se mantena, con
pequeasexcepciones, casi en el mismo nivel del siglo XVII, la
industria, en lo que a su tcnica y a suestructura capitalista se
refera, estaba al nivel de los pases ms avanzados, y, en
algunosrespectos, los sobrepasaba. En el ao 1914 las pequeas
industrias con menos de cienobreros representaban en los Estados
Unidos un 35 por 100 del censo total de obrerosindustriales,
mientras que en Rusia este porcentaje era tan slo de 17,8. La
mediana y lagran industria, con una nmina de 100 a 1.000 obreros,
representaban un peso especficoaproximadamente igual; los centros
fabriles gigantescos que daban empleo a ms de milobreros cada uno y
que en los Estados Unidos sumaban el 17,8 por 100 del censo total
dela poblacin obrera, en Rusia representaban el 41,4 por 100. En
las regiones industrialesms importantes este porcentaje era todava
ms elevado: en la zona de Petrogrado era de44,4 por 100; en la de
Mosc, de 57,3 por 100. A idnticos resultados llegamoscomparando la
industria rusa con la inglesa o alemana. Este hecho, que nosotros
fuimos losprimeros en registrar en el ao 1908, se aviene mal con la
idea que vulgarmente se tiene delatraso econmico de Rusia. Y, sin
embargo, no excluye este atraso, sino que locomplementa
dialcticamente.Tambin la fusin del capital industrial con el
bancario se efectu en Rusia enproporciones que tal vez no haya
conocido ningn otro pas. Pero la mediatizacin de laindustria por
los Bancos equivala a su mediatizacin por el mercado financiero de
laEuropa occidental. La industria pesada (metal, carbn, petrleo) se
hallaba sometida casipor entero al control del capital financiero
internacional, que se haba creado una redauxiliar y mediadora de
Bancos en Rusia. La industria ligera sigui las mismas huellas.
Entrminos generales, cerca del 40 por 100 del capital acciones
invertido en Rusia perteneca aextranjeros, y la proporcin era
considerablemente mayor en las ramas principales de laindustria.
Sin exageracin, puede decirse que los paquetes de acciones que
controlaban los - 16 -
- 16. principales bancos, empresas y fbricas de Rusia estaban en
manos de extranjeros,debiendo advertirse que la participacin de los
capitales de Inglaterra, Francia y Blgicarepresentaba casi el doble
de la de Alemania.Las condiciones originarias de la industria rusa
y de su estructura informan el carctersocial de la burguesa de
Rusia y su fisonoma poltica. La intensa concentracin
industrialsupona, ya de suyo, que entre las altas esferas
capitalistas y las masas del pueblo no hubiesesito para una
jerarqua de capas intermedias. Adase a esto que los propietarios de
las msimportantes empresas industriales, bancarias y de transportes
eran extranjeros quecotizaban los beneficios obtenidos en Rusia y
su influencia poltica en los parlamentosextranjeros, razn por la
cual no slo no les interesaba fomentar la lucha por
elparlamentarismo ruso, sino que muchas veces le hacan frente: bate
recordar el vergonzosopapel que desempeaba en Rusia la Francia
oficial. Tales eran las causas elementales einsuperables del
aislamiento poltico y del odio al pueblo de la burguesa rusa. Y si
sta, enlos albores de su historia, no haba alcanzado el grado
necesario de madurez para acometerla reforma del Estado, cuando las
circunstancias le depararon la ocasin de ponerse alfrente de la
revolucin demostr que llegaba ya tarde.En consonancia con el
desarrollo general del pas, la base sobre la que se form laclase
obrera rusa no fue el artesanado gremial, sino la agricultura; no
fue la ciudad, sino elcampo. Adems, el proletariado de Rusia no fue
formndose paulatinamente a lo largo delos siglos, arrastrando tras
s el peso del pasado, como en Inglaterra, sino a saltos, por
unatransformacin sbita de las condiciones de vida, de las
relaciones sociales, rompiendobruscamente con el ayer. Esto fue,
precisamente, lo que, unido al yugo concentrado elzarismo, hizo que
los obreros rusos se asimilaran las conclusiones ms avanzadas
delpensamiento revolucionario, del mismo modo que la industria
rusa, llegada al mundo conretraso, se asimil las ltimas conquistas
de la organizacin capitalista.El proletariado ruso tornaba a
producir, una y otra vez, la breve historia de susorgenes. Al
tiempo que en la industria metalrgica, sobre todo en Petersburgo,
cristalizabay surga una categora de proletarios depurados que haban
roto completamente con laaldea, en los Urales segua predominando el
tipo obrero de semiproletario, semicampesino.La afluencia de nuevas
hornadas de mano de obra del campo a las regiones
industrialesrenovaba todos los aos los lazos que unan al
proletariado con su cantera social.La incapacidad de accin poltica
de la burguesa se hallaba directamente formada porel carcter de sus
relaciones con el proletariado y la clase campesina. La burguesa no
podaarrastrar consigo a los obreros a quienes la vida de todos los
das enfrentaba con ella y que,- 17 -
- 17. adems, aprendieron en seguida a generalizar sus problemas.
Y la misma incapacidaddemostraba para atraerse a los campesinos,
atada como estaba a los terratenientes por unared de intereses
comunes y temerosa de que el rgimen de propiedad, en cualquiera de
susformas, se viniese a tierra. El retraso de la revolucin rusa no
era tan slo, como se ve, unproblema de cronologa, sino que afectaba
tambin a la estructura social del pas. Inglaterra hizo su revolucin
puritana en una poca en que su poblacin total nopasaba de los cinco
millones y medio de habitantes, de los cuales medio
millncorresponda a Londres. En la poca de la Revolucin francesa
Pars no contaba tampococon ms de medio milln de almas de los
veinticinco que formaban el censo total del pas.A principios del
siglo XX Rusia tena cerca de ciento cincuenta millones de
habitantes, msde tres millones de los cuales se concentraban en
Petrogrado y Mosc. Detrs de estascifras comparativas laten grandes
diferencias sociales. La Inglaterra del siglo XVII, como laFrancia
del siglo XVIII, no conocan an el proletariado moderno. En cambio,
en Rusia laclase obrera contaba, en 1905, incluyendo la ciudad y el
campo, no menos de diez millonesde almas, que, con sus familias,
venan a representar ms de veinticinco millones de almas,cifra que
superaba la de la poblacin total de Francia en la poca de la Gran
Revolucin.Desde los artesanos acomodados y los campesinos
independientes que formaban en elejrcito de Cromwell hasta los
proletarios industriales de Petersburgo, pasando por
lossansculottes 2 de Pars, la revolucin hubo de modificar
profundamente su mecnica social,sus mtodos, y con stos tambin,
naturalmente, sus fines. 2 La expresin sans-culottes significa
literalmente sin calzones. El trmino est relacionado con lasmodas y
costumbres de la poca, el siglo XVIII, ya que los sectores sociales
ms acomodados vestan conunas calzas cortas y ajustadas (los
culottes), mientras que muchos miembros del Tercer Estado
llevabanpantalones largos. Bajo este mote, usado al principio de
forma despectiva y exhibido posteriormente porellos mismos con
orgullo, se inclua a un grupo heterogneo de personas: trabajadores
independientes,pequeos comerciantes y artesanos (carpinteros,
sastres, etc.). No se incluan entre ellos ni a los ms pobresni a la
burguesa acomodada. Los sans-culottes constituan, por su elevado
nmero, una parte importante delTercer Estado de la capital
francesa. Durante generaciones se hallaron expuestos a numerosas
injusticias ycontinuas vejaciones por parte de los estamentos
privilegiados. El inicio de la Revolucin Francesa signific,para
muchos de ellos, el momento de su venganza. Al estallar aquella,
los sans-culottes se convirtieron en lafuerza de choque popular que
asalt la Bastilla y el palacio de las Tulleras. Tambin
constituyeron la basefundamental del ejrcito francs que se enfrent
a las potencias absolutistas europeas. Entre 1792 y 1795, los
sans-culottes fueron los protagonistas de la escena poltica
revolucionaria.Asistan a los debates de la Asamblea Nacional,
Asamblea Constituyente y la Asamblea Legislativa y allalentaban a
los representantes radicales que con mayor ardor defendan los duros
castigos para losacaparadores de alimentos, la fijacin de un precio
mximo para los productos de primera necesidad o lacondena a muerte
de Luis XVI. [Nota de la edicin digital]- 18 -
- 18. Los acontecimientos de 1905 fueron el prologo de las dos
revoluciones de 1917: la deFebrero y la de Octubre. El prlogo
contena ya todos los elementos del drama, aunquestos no se
desarrollasen hasta el fin. La guerra ruso-japonesa hizo
tambalearse al zarismo.La burguesa liberal se vali del movimiento
de las masas para infundir un poco de miedodesde la oposicin a la
monarqua. Pero los obreros se emanciparon de la
burguesa,organizndose aparte de ella y frente a ella en los
soviets, creados entonces por vezprimera. Los campesinos s
levantaron, al grito de tierra!, en toda la gigantesca extensindel
pas. Los elementos revolucionarios del ejrcito sentanse atrados,
tanto como loscampesinos, por los soviets, que, en el momento lgido
de la revolucin, disputaronabiertamente el poder a la monarqua. Fue
entonces cuando actuaron pro primera vez en lahistoria de Rusia
todas las fuerzas revolucionarias: carecan de experiencia y les
faltaba laconfianza en s mismas. Los liberales retrocedieron
ostentosamente ante la revolucin en elpreciso momento en que se
demostraba que no bastaba con hostilizar al zarismo, sino queera
preciso derribarlo. La brusca ruptura de la burguesa con el pueblo,
que hizo que yaentonces se desprendiese de aqulla una parte
considerable de la intelectualidaddemocrtica, facilit a la monarqua
la obra de seleccin dentro del ejrcito, le permitiseleccionar las
fuerzas fieles al rgimen y organizar una sangrienta represin contra
losobreros y campesinos. Y, aunque con algunas costillas rotas, el
zarismo sali vivo yrelativamente fuerte de la prueba de 1905. Qu
alteraciones introdujo en el panorama de las fuerzas sociales el
desarrollohistrico que llena los once aos que median entre el
prlogo y el drama? Durante esteperodo se acenta todava ms la
contradiccin entre el zarismo y las exigencias de lahistoria. La
burguesa se fortific econmicamente, pero ya hemos visto que su
fuerza sebasaba en la intensa concentracin de la industria y en la
importancia creciente del capitalextranjero. Adoctrinada por las
enseanzas de 1905, la burguesa se hizo an msconservadora y
suspicaz. El peso especfico dentro del pas de la pequea burguesa y
de laclase media, que ya antes era insignificante, disminuy ms an.
La intelectualidaddemocrtica no dispona del menor punto consistente
de apoyo social. Poda gozar de unainfluencia poltica transitoria,
pero nunca desempear un papel propio: hallbase cada vezms
mediatizada por el liberalismo burgus. En estas condiciones no haba
ms que unpartido que pudiera brindar un programa, una bandera y una
direccin a los campesinos: elproletariado. La misin grandiosa que
le estaba reservada engendr la necesidad inaplazablede crear una
organizacin revolucionaria propia, capaz de reclutar a las masas
del pueblo yponerlas al servicio de la revolucin, bajo la
iniciativa de los obreros. As fue como los - 19 -
- 19. soviets de 1905 tomaron en 1917 un gigantesco desarrollo.
Que los soviets -dicho sea depaso- no son, sencillamente, producto
del atraso histrico de Rusia, sino fruto de la ley deldesarrollo
social combinado, lo demuestra por s solo el hecho de que el
proletariado delpas ms industrial del mundo, Alemania, no hallase
durante la marejada revolucionaria de1918-1919 ms forma de
organizacin que los soviets.La Revolucin de 1917 persegua como fin
inmediato el derrumbamiento de lamonarqua burocrtica. Pero, a
diferencia de las revoluciones burguesas tradicionales, dabaentrada
en la accin, en calidad de fuerza decisiva, a una nueva clase, hija
de los grandescentros industriales y equipada con una nueva
organizacin y nuevos mtodos de lucha. Laley del desarrollo social
combinado se nos presenta aqu en su expresin ltima: larevolucin,
que comienza derrumbando toda la podredumbre medieval, a la vuelta
depocos meses lleva al poder al proletariado acaudillado por el
partido comunista.El punto de partida de la revolucin rusa fue la
revolucin democrtica. Pero planteen trminos nuevos el problema de
la democracia poltica. Mientras los obreros llenaban elpas de
soviets, dando entrada en ellos a los soldados y, en algunos
sitios, a los campesinos,la burguesa segua entretenindose en
discutir si deba o no convocarse la Asambleaconstituyente. Conforme
vayamos exponiendo los acontecimientos, veremos dibujarse
estacuestin de un modo perfectamente concreto. Por ahora queremos
limitarnos a sealar elpuesto que corresponde a los soviets en la
concatenacin histrica de las ideas y las formasrevolucionarias.La
revolucin burguesa de Inglaterra, planteada a mediados del siglo
XVIII, sedesarroll bajo el manto de la Reforma religiosa. El sbdito
ingls, luchando por suderecho a rezar con el devocionario que mejor
le pareciese, luchaba contra el rey, contra laaristocracia, contra
los prncipes de la Iglesia y contra Roma. Los presbiterianos y
lospuritanos de Inglaterra estaban profundamente convencidos de que
colocaban sus interesesterrenales bajo la suprema proteccin de la
providencia divina. Las aspiraciones por queluchaban las nuevas
clases confundanse inseparablemente en sus conciencias con
lostextos de la Biblia y los ritos del culto religioso. Los
emigrantes del Mayflower llevaronconsigo al otro lado del ocano
esta tradicin mezclada con su sangre. A esto se debe lafuerza
excepcional de resistencia de la interpretacin anglosajona del
cristianismo. Ytodava es hoy el da en que los ministros socialistas
de la Gran Bretaa encubren sucobarda con aquellos mismos textos
mgicos en que los hombres del siglo XVII buscabanuna justificacin
para su bravura.- 20 -
- 20. En Francia, donde no prendi la Reforma, la Iglesia catlica
perdur como Iglesia delEstado hasta la revolucin, que haba de ir a
buscar no a los textos de la Biblia, sino a lasabstracciones de la
democracia, la expresin y justificacin para los fines de la
sociedadburguesa. Y por grande que sea el odio que los actuales
directores de Francia sientan haciael jacobinismo, el hecho es que,
gracias a la mano dura de Robespierre, pueden permitirseellos hoy
el lujo de seguir disfrazando su rgimen conservador bajo frmulas
por medio delas cuales se hizo saltar en otro tiempo a la vieja
sociedad. www.marxismo.orgTodas las grandes revoluciones han
marcado a la sociedad burguesa una nueva etapay nuevas formas de
conciencia de sus clases. Del mismo modo que en Francia no prendila
Reforma, en Rusia no prendi tampoco la democracia formal. El
partido revolucionarioruso a quien incumbi la misin de dejar
estampado su sello en toda una poca, no acudia buscar la expresin
de los problemas de la revolucin a la Biblia, ni a esa
democraciapura que no es ms que el cristianismo secularizado, sino
a las condiciones materiales delas clases que integran la sociedad.
El sistema sovitico dio a estas condiciones su expresinms sencilla,
ms difana y ms franca. El rgimen de e los trabajadores se realiza
por vezprimera en la historia bajo los soviets que, cualesquiera
que sean las vicisitudes histricasque les estn reservadas, ha
echado races tan profundas e indestructibles en la concienciade las
masas como, en su tiempo, la Reforma o la democracia pura.- 21
-
- 21. CAPITULO II LA RUSIA ZARISTA Y LA GUERRALa intervencin de
Rusia en la guerra era contradictoria por los motivos y los
finesque persegua. En el fondo, la sangrienta lucha entablada
giraba en torno a la supremacamundial. En este sentido, exceda de
las fuerzas de Rusia. Los objetivos de guerra de sta(los estrechos
turcos, Galicia, Armenia) tenan un carcter provincial y slo podan
seralcanzados de pasada en la medida en que se armonizasen con los
intereses de las potenciasbeligerantes decisivas.Pero, al mismo
tiempo, Rusia, como gran potencia que era, no poda permanecer
almargen en aquellas disputas de los pases capitalistas ms
avanzados, del mismo modo que,en la poca anterior, no haba podido
abstenerse de introducir en su pas fbricas,ferrocarriles, fusiles
de tiro rpido y aeroplanos. Los frecuentes debates entablados entre
loshistoriadores rusos de la moderna escuela acerca de si la Rusia
zarista estaba o no madurapara tomar parte en la poltica
imperialista contempornea, degeneran constantemente
enescolasticismo, pues enfocan a Rusia aisladamente, como factor
suelto en la palestrainternacional, cuando, en realidad, no era ms
que el eslabn de un sistema.La India tom parte en la guerra
formalmente y de hecho como colonia de Inglaterra.La intervencin de
China, aparentemente voluntaria, fue, en realidad, la intervencin
delesclavo en las reyertas de los seores. La beligerancia de Rusia
vena a ocupar un lugarintermedio entre la de Francia y la de China.
Rusia pagaba en esta moneda el derecho aestar aliada con los pases
progresivos, importar sus capitales y abonar intereses por
losmismos; es decir, pagaba, en el fondo, el derecho a ser una
colonia privilegiada de susaliados, al propio tiempo que a ejercer
su presin sobre Turqua, Persia, Galicia, pases msdbiles y atrasados
que ella, y a saquearlos. En el fondo, el imperialismo de la
burguesarusa, con su doble faz, no era ms que un agente mediador de
otras potencias mundialesms poderosas.Los compradores chinos 3 son
el tipo clsico de una burguesa nacional creadasobre el papel de
agente intermedio entre el capital financiero extranjero y la
economainterior del pas. En la jerarqua de los Estados del mundo,
Rusia ocupaba antes de laguerra un lugar considerablemente ms alto
que China. Problema aparte es ya saber el lugarque hubiera ocupado
despus de la guerra, suponiendo que no hubiese estallado la3 Se
llama comprador al comerciante indgena que sirve de intermediario
entre el capital extranjero yel mercado chino. [NDT.] - 22 -
- 22. revolucin. Sin embargo, la autocracia rusa, de una parte, y
de otra la burguesa,presentaban los rasgos caractersticos marcados
del tipo de los compradores: tanto unacomo otra vivan y se nutran
de los vnculos que les unan al imperialismo extranjero, acuyo
servicio estaban, y de no apoyarse en l, no hubiera podido tenerse
en pie. Y ya se vioque, a ltima hora, ni con este apoyo pudieron
salir adelante. La burguesa rusasemicompradora tena intereses
mundiales imperialistas, a la manera como el agente quetrabaja en
comisin comparte los intereses de la empresa a quien sirve. El
instrumento de las guerras son los ejrcitos. Y como en las
mitologas nacionales,el propio Ejrcito se considera siempre
invencible, las clases gobernantes en Rusia no sevean obligadas a
hacer una excepcin para el ejrcito zarista. En realidad, ste
norepresentaba una fuerza sera ms que contra los pueblos
semibrbaros, los pequeospases limtrofes y los Estados en
descomposicin; en la palestra europea, este ejrcitopoda luchar
coaligado con los dems. En el aspecto defensivo, su eficacia estaba
enrelacin directa con la inmensa extensin del pas, la densidad
escasa de poblacin y lasmalas comunicaciones. El ejrcito de los
campesinos siervos de la gleba tuvo un virtuoso:Suvrov. La
Revolucin Francesa, abriendo de par en par las puertas de una
nuevasociedad y a una nueva estrategia, firm la sentencia de muerte
de los ejrcitossuvorovianos. La semiabolicin del rgimen servil y la
implantacin del servicio militar obligatoriomodernizaron el ejrcito
dentro de los mismos lmites que el pas: es decir, llevaron a ltodas
las contradicciones de una nacin que an no haba hecho su revolucin
burguesa.Cierto es que el ejrcito zarista fue organizado y equipado
a tono con el ejemplo de lospases occidentales pero esto afectaba
ms a la forma que al fondo. Haba una grandesproporcin entre el
nivel cultural del campesino-soldado y el de la tcnica militar. En
elmando cobraban expresin la ignorancia, la pereza y la venalidad
de las clases gobernantesrusas. La industria y los transportes
fallaban constantemente ante las exigenciasconcentradas de los
tiempos de guerra. Los soldados, que en los primeros das de la
guerradaban la impresin de estar bien equipados, carecieron en
seguida no slo de armas, sinode botas. En la guerra ruso-japonesa,
el ejrcito zarista demostr su nulidad. En la poca dela
contrarrevolucin, la monarqua, con la ayuda de la Duma, abasteci
los depsitos dematerial de guerra y remend como pudo el ejrcito,
echando tambin una pieza a sureputacin de invencible. Hasta que en
el ao 1914 sobrevino una prueba harto ms dura. En cuanto al
armamento y las finanzas, Rusia se nos revela, durante la
guerra,entregada servilmente a sus aliados. En realidad, esto no
haca ms que reproducir, en el- 23 -
- 23. aspecto militar, la subordinacin general en que se
encontraba respecto a los pasescapitalistas avanzados. Pero ni con
la ayuda de los aliados salv Rusia su situacin. Laescasez de
municiones, la falta de medios para fabricarlas, la ausencia de una
buena redferroviaria, con su consiguiente incapacidad para el
transporte, tradujeron el atraso de Rusiaal lenguaje de las
derrotas, accesible para todo el mundo, y esas derrotas recordaron
a loselementos liberales de la nacin que sus antecesores no se
haban cuidado de hacer larevolucin burguesa y que, por tanto, los
descendientes estaban en deuda con la Historia.Los primeros das de
la guerra fueron tambin los primeros das de la ignominia.Despus de
una serie de catstrofes parciales, en la primavera de 1915
sobrevino ladesbandada general. Los generales descargaban los
furores de su ineptitud criminal sobre lapoblacin pacfica. Los
inmensos territorios del pas eran devastados brutalmente.Verdaderas
nubes de langosta humana se vean empujadas a latigazos hacia el
interior delpas. El desastre de dentro vena a completar el
derrumbamiento de fuera.Contestando a las preguntas de sus colegas,
en que hablaba la inquietud respecto a lasituacin en el frente, el
ministro de la Guerra, general Polivanov, contest
textualmente:Confo en la dilatada extensin intransitable de nuestro
territorio, en los pantanosinacabables y en la misericordia de san
Nicols de Mirlik, protector de la santa Rusia.(Sesin del 4 de
agosto de 1915.) Unas semanas ms tarde, el general Ruski confesaba
aaquellos mismos ministros: Las modernas exigencias de la tcnica
militar exceden denuestras posibilidades. Desde luego, no podemos
entendrnoslas con los alemanes. Y enestas palabras no se reflejaba
una impresin pasajera. El oficial Stankievich reproduce
estaspalabras de un ingeniero militar: Es intil que queramos
guerrear contra los alemanes,pues no nos hallamos en condicin de
hacer nada. Hasta los nuevos mtodos de guerra setruecan para
nosotros en otras tantas causas de fracaso. Y an podramos citar
multitud deopiniones por el estilo.De lo nico que los generales
podan disponer en abundancia era de carne humana.Con la carne de
vaca y de cerdo se guardaba mucha ms economa. Aquellas
nulidadesgrises del Estado Mayor, aquel Yanuskievich de la escolta
de Nikolai Nikolaievich o aquelAlexeiev de la escolta del zar, no
saban ms que tapar las brechas con nuevasmovilizaciones, consolando
a los aliados y consolndose a s mismos con grandes columnasde
cifras, cuando lo que haca falta eran columnas de combatientes.
Fueron movilizadoscerca de quince millones de hombres que llenaban
las zonas de combate, los cuarteles, loscentros de etapa, se
estrujaban y se pisoteaban unos a otros furiosos y con la maldicin
enlos labios. Y estas masas humanas, que eran un valor nulo en el
frente, eran, en cambio, un- 24 -
- 24. valor muy efectivo de disgregacin en el interior del pas.
Se calcula que el nmero demuertos, heridos y prisioneros rusos fue
aproximadamente de cinco millones y medio dehombres. La cifra de
desertores aumentaba incesantemente. Ya en julio de 1915,
losministros se lamentaban: Pobre Rusia! Hasta su ejrcito, que en
otros tiempos llen elmundo con el clamor de sus victorias..., ha
venido a quedar reducido a un tropel decobardes y desertores.Los
propios ministros que hacan chistes macabros hablando de la
valentaevacuadora de los generales, perdan horas y horas en
discutir problemas como ste:Deban sacarse de Kiev las reliquias de
los santos o dejarlas estar? El zar entenda quepodan dejarse all,
pues los alemanes no se atrevern a tocarlas, y si se atreven, peor
paraellos. Sin embargo, el Snodo haba empezado ya a trasladarlas a
otro sitio: Cuando nosmarchemos, nos llevaremos con nosotros lo ms
preciado. Estos hechos no ocurran en lapoca de las Cruzadas, sino
en pleno siglo XX, mientras la radio transmita las noticias delas
derrotas rusas.Los triunfos alcanzados por Rusia sobre
Austria-Hungra no se deban tanto al pasvencedor como al vencido. La
putrefacta monarqua de los Habsburgo estaba pidiendo avoces desde
haca largo tiempo un sepulturero, el primero que llegase. No era la
primeravez que Rusia triunfaba de los Estados en descomposicin,
tales como Turqua, Polonia yPersia. El frente suroccidental del
ejrcito ruso, vuelto hacia Austria-Hungra, alcanz, adiferencias de
los otros, grandes victorias. En l se destacaron algunos generales
que, si adecir verdad no revelaron en nada grandes aptitudes
militares, por lo menos no estabancontagiados hasta el tutano de
ese fatalismo propio de los caudillos vencidosinvariablemente. De
este medio habran de salir, andando el tiempo, algunos de loshroes
blancos de las guerras civiles.Todo el mundo buscaba en quin
descargar sus culpas. No haba judo a quien no seacusara de
espionaje. Todo el que llevaba un apellido alemn vea su casa
saqueada. ElEstado Mayor del gran duque Nikolai Nikolaievich mand
fusilar como espa alemn alcoronel de gendarmes Miasoiedov, sin
prueba alguna fehaciente de lo que fuese.Sujomlinov, ministro de la
Guerra, hombre vacuo y poco escrupuloso, fue detenido yacusado,
acaso no sin motivos, de traicin. El ministro de Negocios
Extranjeros de la GranBretaa, Grey, dijo al presidente de la
delegacin parlamentaria rusa, comentando el hecho:Vuestro gobierno
da pruebas de una gran audacia al atreverse a procesar por traidor
enplena guerra al ministro del ramo. Los estados mayores y la Duma
acusaban degermanofilia a la Corte. Y tanto unos como otros sentan
envidia y odio contra los aliados.- 25 -
- 25. El alto mando francs economizaba sus tropas, echando mano
de soldados rusos.Inglaterra se desplazaba lentamente. En los
salones de Petrogrado y en los estados mayoresdel frente se decan
bromeando: Inglaterra ha jurado que guerreara hasta dar la
ltimagota de sangre... del soldado ruso. Estas bromas acabaron por
llegar a odos de lossoldados del frente. Todo para la guerra!,
exclamaban los ministros, los diputados, losgenerales y los
periodistas. S -gruan los soldados en las trincheras, empezando a
abrirlos ojos-; todos estn dispuestos a combatir hasta la ltima
gota... de mi sangre.El ejrcito ruso experiment en la guerra un
nmero de muertos superior al deninguna de las dems naciones que
tomaron parte en la matanza; sus vctimas ascendierona dos millones
y medio de muertos, o sea el 40 por 100 de las prdidas sufridas por
todoslos ejrcitos aliados juntos. En los primeros meses, los
soldados caan bajo los obuses sinreflexionar o reflexionando poco.
Pero cada da que pasaba iba dejando en ellos un nuevoposo de
experiencia, esa experiencia amarga de los soldados rasos, que no
tienen quinles sepa conducir. Los soldados tocaban las
consecuencias de aquel caos de marchas sinrumbo ni objetivo que
ordenaban sus generales en sus zapatos rotos y en un estmagovaco.Y
de aquella papilla sangrienta de hombres y cosas se alz una palabra
que fuetomando cuerpo y extendindose por todas partes: la palabra
locura. El rudo lenguaje delos soldados empleaba, naturalmente,
otra un poco ms fuerte. Trascrito por Clula II.El cuerpo que
primero se desmoraliz fue la Infantera, formada por campesinos.
LaArtillera, en cuyas filas suele haber un tanto por ciento
bastante grande de obrerosindustriales, denota, por lo general, una
capacidad mucho mayor de asimilacin de las ideasrevolucionarias,
como hubo de demostrarse bien claramente en 1905. El hecho de que
en1917 la Artillera revelara, por el contrario, tendencias ms
conservadoras que la Infantera,se explica teniendo en cuenta que
por los regimientos de Infantera pasaba como por uncedazo una
sucesin constante de masas humanas cada vez menos preparadas. La
Artillera,que haba sufrido muchas menos prdidas, segua conversando
los antiguos cuadros. Lomismo ocurra en otras armas especiales.
Pero, a ltima hora, tampoco la Artillera semantuvo fiel.Durante la
retirada de Galicia, el generalsimo transmiti la siguiente orden
secreta:Azotar a los soldados que deserten o cometan cualesquiera
otros delitos. Pireiko, unsoldado, cuenta: Comenzaron a azotar a
los soldados por la ms insignificante falta, comoera, por ejemplo,
el alejarse del regimiento por algunas horas sin permiso; otras
veces sevea que azotaban sencillamente para levantar la moral blica
a fuerza de latigazos. Ya el - 26 -
- 26. 17 de septiembre de 1915, apuntaba Kuropatkin invocando el
testimonio de Guchkov:Los soldados partieron a la guerra lleno de
entusiasmo; ahora estn cansados y lasconstantes retiradas les han
hecho perder la fe en la victoria. Era, sobre poco ms omenos, por
los mismos das en que el ministro del Interior, hablando de los
treintarevoltosos que no conocen la disciplina, escandalizan, se
pelean con los guardias (no hacemucho que un guardia fue muerto por
ellos), libertan por la fuerza a los detenidos, etctera.Es evidente
que si surgen desrdenes, estas hordas se sumarn a la multitud. El
soldadoPireiko, a quien citbamos ms arriba, escribe en sus
Recuerdos: Todo el mundo, sinexcepcin, concentraba su inters en la
paz: lo que menos le interesaba al ejrcito era saberquin saldra
vencedor y qu clase de paz se sellara. El ejrcito necesitaba, quera
la paz atoda costa, pues estaba cansado ya de la guerra.Una mujer
que posea espritu observador, S. Fedorchenko, tuvo ocasin de
escuchar,siendo enfermera, las conversaciones, casi diramos los
pensamientos, de los soldados, y lospuso por escrito con gran arte
en su carnet de notas. Fruto de este trabajo fue un libritotitulado
El pueblo en la guerra, que nos permite lanzar una ojeada a ese
laboratorio en que lasbombas, las alambradas, los gases asfixiantes
y la vileza de los jefes fueron trabajandodurante largos meses la
conciencia de unos cuantos millones de campesinos rusos y dondecon
los huesos humanos crujan los prejuicios de varios siglos de
tradicin. En muchos deaquellos aforismos primitivos, grabados por
la soldadesca, latan ya en potencia lasconsignas de la guerra civil
que se avecinaba.El general Ruski se lamentaba, en diciembre de
1916, de Riga, a la que llamaba ladesgracia del frente
septentrional. Era lo mismo que Pvinsk -deca el general-, un nido
depropaganda revolucionaria. El general Bruslov confirmaba que las
tropas procedentes deesa regin llegaban desmoralizadas que los
soldados se negaban a lanzarse al ataque, que elcapitn de una
compaa haba sido muerto a bayonetazos por sus hombres, que no
habahabido ms remedio que fusilar a unos cuantos y por ah adelante.
Los grmenes quehaba de producir la descomposicin definitiva del
ejrcito existan ya mucho antes de larevolucin, confiesa Rodzianko,
que mantena relaciones con la oficialidad y haba visitadorepetidas
veces el frente.Los elementos revolucionarios, al principio
dispersos, se haban hundido en la masadel ejrcito casi sin dejar
huella. Pero a medida que cunda el descontento iban saliendo
denuevo a la superficie. Los obreros huelguistas, enviados al
frente como castigo, reforzabanlas filas de los agitadores, y las
retiradas les brindaban auditorios propicios. En el interior,- 27
-
- 27. y sobre todo en el frente -denuncia la Ocrana 4 -, el
ejrcito est plagado de elementossubversivos, de los cuales unos
pueden convertirse, llegado el momento de unasublevacin, en una
fuerza activa, y otros negarse a ejecutar medidas represivas...
Lasautoridades superiores de la gendarmera de la provincia de
Petrogrado denuncian enoctubre de 1916, basndose en un informe del
delegado de la Unin de Zemstvos, que elestado de espritu que reina
en el ejrcito es inquietante, que las relaciones entre los
oficialesy soldados denotan una gran tirantez; por doquier pululan
a millares los desertores. Todoel que haya visto de cerca el
ejrcito saca la impresin y el convencimiento de que entre
lossoldados reina indiscutible descomposicin moral. Por medida de
prudencia, el informeaade que si bien mucho de lo que se cuenta en
las citas informaciones parece pocoverosmil, no hay ms remedio que
darle crdito, pues muchos de los mdicos que regresandel frente de
operaciones se expresan en idntico sentido. El estado de espritu
reinante en el interior del pas corresponda a la moral del
frente.En la reunin celebrada por el partido kadete 5 en octubre de
1916, la mayora de losdelegados haca notar la apata y la
desconfianza en el final victorioso de la guerra quedominaban en
todos los sectores de la poblacin, sobre todo en el campo y entre
loselementos pobres de las ciudades. El 30 de octubre de 1916, el
director del Departamentode Polica hablaba en sus informes de la
fatiga de la guerra y del anhelo de una pazpronta, sea cual sea,
que se observan por todas partes en todos los sectores de
lapoblacin. Meses ms tarde, todos estos seores, diputados y
policas, generales, mdicos y ex-gendarmes, afirmaban unnimemente
que la revolucin haba matado el patriotismo en elejrcito y que los
bolcheviques les haban quitado de entre las manos una victoria
segura. En este caos de patriotismo belicoso, los que llevaban la
batuta eran, sin duda, losdemcratas constitucionales (los kadetes).
El liberalismo, que ya a fines de 1905 haba rotoel contacto muy
problemtico que le una a la revolucin, levant desde los
primerosmomentos de la contrarrevolucin la bandera del
imperialismo. Y la cosa era lgica: puestoque no haba manera de
limpiar al pas de la basura feudal para garantizar a la burguesa
unasituacin preeminente, no le quedaba ms recurso que pactar una
alianza con la monarquay la nobleza, con el fin de asegurar al
capital un puesto ms relevante en la palestra mundial. 4 La Ojrana,
Okranka u Okrana; (Departamento de Seguridad) fue el cuerpo de
polica secreta delrgimen zarista en Rusia desde mediados del siglo
XVIII. [Nota de la edicin digital] 5 Partido de los demcratas
constitucionales.K.D. son las iniciales rusas de donde viene el
nombrede kadetes. [NDT.] - 28 -
- 28. Y si bien es cierto que la catstrofe mundial se fue
preparando desde distintos puntos, locual hizo que hasta cierto
punto sorprendiese incluso a sus organizadores msresponsables, no
es menos indudable que los liberales rusos, en su calidad de
inspiradoresde la poltica exterior de la monarqua, ocupan un lugar
bastante destacado en lapreparacin de la guerra. Los caudillos de
la burguesa rusa hacan justicia a la verdad alsaludar como cosa
suya la guerra de 1914. En la sesin solemne celebrada por la
Dumanacional el 16 de julio de 1914, el representante de la fraccin
de los kadetes declara: Noposeemos condiciones ni formulamos
exigencias; nos limitamos a arrojar en la balanza lafirme decisin
de rechazar al enemigo. La unin sagrada fue sellada tambin en
Rusiacomo doctrina oficial. Durante las manifestaciones patriticas
de Mosc, el marqus deBenkerndorf, maestro mayor de ceremonias,
declar a los diplomticos: Ah tienenustedes la revolucin que nos
pronosticaban en Berln! Esta idea -comenta el embajadorfrancs
Paleologue- est manifiestamente en todas las cabezas. Aquella gente
considerabacomo su deber abrigar y sembrar ilusiones en una
situacin que paree que deba serincompatible con ellas.No haban de
hacerse esperar las fras enseanzas de la realidad. Poco despus
deestallar la guerra, uno de los kadetes ms expansivos, el abogado
y terrateniente Rodichevexclamaba en una sesin del comit central de
su partido: Pero es posible que creis quecon imbciles como stos
puede nadie vencer? Los acontecimientos demostraron que no,que con
imbciles como aqullos no haba manera de vencer. Cuando ya tena
perdida unabuena parte de su fe en el triunfo, el liberalismo
intent aprovecharse de la inercia de laguerra para introducir un
poco de limpieza en la camarilla palaciega y obligar a lamonarqua a
pactar. El arma principal de que se sirvi para estos fines fue la
acusacin degermanofilia y de preparacin de una paz por separado
lanzada contra el partido de lospalatinos.En la primavera de 1915,
cuando las tropas desarmadas se batan en retirada en todoel frente,
las esferas gubernamentales decidieron, no sin la presin de los
aliados, atraerhacia los trabajos de guerra la iniciativa de la
industria privada. A una reunin convocadaespecialmente para este
fin acudieron, adems de los burcratas, los industriales
msinfluyentes. Las uniones de zemstvos y municipios que haban
surgido al estallar laconflagracin, y los comits industriales de
guerra creados en la primavera de 1915 seconvirtieron en otros
tantos puntos de apoyo de la burguesa en su lucha por la victoria y
elpoder. Apoyada en dichas organizaciones, la Duma nacional poda
obrar con mayorseguridad como mediadora entre la clase burguesa y
la monarqua.- 29 -
- 29. Sin embargo, las vastas perspectiva polticas no distraan la
atencin de los interesecotidianos. De la comisin asesora especial,
formada con aquellos fines, fluan, como de unmanantial, cientos de
millones de rublos, que, ramificados por diversos canales,
regabancopiosamente la industria, saciando a su paso los apetitos
de muchos. En la Duma nacionaly en la prensa se dieron a conocer
algunos de los beneficios de guerra obtenidos durantelos aos 1915 y
1916: la empresa textil de Riabuschinski, un fabricante liberal de
Mosc,figuraba con un 75 por 100 de beneficios netos; la manufactura
de Tver con un 111 por100!; la fbrica de laminacin de cobres de
Kolichuguin, fundada con un capital de diezmillones, apareca
reportando ms de doce de utilidades. Como se ve aqu, la
virtudpatritica quedaba recompensada esplndidamente, y, adems,
bastante aprisa. La especulacin en todas sus formas y las jugadas
de Bolsa llegaron al paroxismo. Dela espuma sangrienta surgan
inmensas fortunas. El que en la capital no hubiese pan
nicombustible no impeda a Faberget, el joyero de la corte,
vanagloriarse de que nunca habahecho tan magnficos negocios. La
Wirubova, camarera de palacio, cuenta que jams sehaban encargado
trajes tan caros ni se haban comprado tantos brillantes como
durante elinvierno de 1915-1916. Los locales nocturnos de
diversiones estaban abarrotados de hroesemboscados, de desertores
legales y dems caballeros respetables, demasiados viejos
paraguerrear en el frente pero lo suficientemente jvenes todava
para gozar de la vida en laretaguardia. Los grandes duques no eran
los que menos participaban en aquellas orgas,mientras hacia
estragos la peste. Y no haba que preocuparse de lo que se
derrochaba, puesno cesaba de caer de lo alto una lluvia benfica de
oro. La buena sociedad no tena msque alargar la mano y abrir los
bolsillos; las damas aristocrticas alzaban las faldas; losbanqueros
e intendentes, industriales, bailarinas del zar y de los grandes
duques, jerarcasortodoxos, damas de la corte, diputados radicales,
generales del frente y de la retaguardia,abogados radicales,
tartufos augustos de ambos sexos, el tropel de sobrinos, y, sobre
todo,de sobrinas, todos chapoteaban en aquel cieno amasado con
sangre. Todos se daban prisa arobar y a comer a dos carrillos,
temerosos de que la benfica lluvia se acabara, y todosrechazaban
con indignacin la idea ignominiosa de una paz prematura. La
comunidad en las ganancias, las derrotas en el frente y los
peligros del interiorfueron acercando ms y ms a los partidos de las
clases poseedoras. En la Duma, desunidatodava en vsperas de la
guerra, se form en 1915 una mayora patritica de oposicin, queadopt
el nombre de bloque progresivo. Proclam, naturalmente, como su
finalidadoficial, la satisfaccin de las necesidades creadas por la
guerra. En la izquierda quedaron- 30 -
- 30. fuera del bloque los socialdemcratas y los trudoviki 6 ; en
la derecha, los grupos francamenteoscurantistas, los tres grupos de
octubristas 7 , el centro y una parte de los nacionalistas,entraron
en el bloque o se adhirieron a l, al igual que los grupos
nacionalistas, entraron enel bloque o se adhirieron a l, al igual
que los grupos nacionales: los polacos, los lituanos,los
musulmanes, los judos, etc. Para no asustar al zar lanzando la
frmula de un ministerioresponsable, el bloque exigi un gobierno de
coalicin, formado por personas quegozasen de la confianza del pas.
El ministro del Interior, prncipe Cherbarov, defina yaen aquel
entonces el bloque progresivo como una unin pasajera provocada por
elpeligros de la revolucin social. Para comprender esto no era
necesaria, naturalmente, unagran penetracin. Miliukov, que
capitaneaba a los kadetes, y desde ese puesto al bloque,deca en una
reunin de su partido: Estamos sobre un volcn... La tensin ha
llegado a sulmite extremo... Basta con que cualquier imprudente
arroje una cerilla al suelo para queestalle el voraz incendio...
Urge ms que nunca un poder fuerte, sea el que fuese, bueno omalo.
Tan grande era la esperanza de que el zar, intimidado por las
derrotas, se avendra ahacer concesiones, que, en agosto, la prensa
liberal public la lista de un proyectadoGabinete de confianza con
el presidente de la Duma, Rodzianko, de primer ministro(otra versin
indicaba para este cargo al presidente de la Unin de Zemstvos,
prncipeLvov); Guchkov de ministro del Interior; Miliukov, en
Negocios Extranjeros, etc. Ao ymedio despus, la mayora de estas
personas, que se haban nombrado a s mismas paraaliarse con el zar
contra la revolucin, obtenan carteras en el gobierno
revolucionarioprovisional. No era el primer caso en que la Historia
se permita bromas de stas. Menosmal que, por esta vez, la chanza
result de corta duracin. La mayora de los ministros del gabinete
presidido por Goremikin estaban tanaterrorizados como los kadetes
ante la marcha de los acontecimientos, razn por la cual
seinclinaban a pactar con el bloque progresivo. Un gobierno que no
cuente con la confianzadel titular del poder supremo, ni del
ejrcito, ni de los municipios, ni de los zemstvos, nide la nobleza,
ni de los comerciantes, ni de los obreros, no slo no puede actuar,
sino queni siquiera puede existir. Es un absurdo manifiesto. ste
era el juicio que le mereca, enagosto de 1915, al prncipe Cherbatov
el gobierno en que l mismo desempeaba la carteradel Interior. Si
las cosas se organizan de una manera decorosa y se deja una salida
-deca el 6 Literalmente, laboristas, bloque formado por los
diputados campesinos socialrevolucionarios eintelectuales
radicales. [NDT.] 7 Partido de la gran burguesa de derecha, formado
a fines de 1905. [NDT.] - 31 -
- 31. ministro de Negocios Extranjeros, Sazonov-, los kadetes
sern los primeros en aceptar elpacto; Miliukov es un gran burgus, y
a nada teme tanto como a la revolucin social.Adems, la mayora de
los kadetes tiemblan ante la perspectiva de perder sus capitales.
Porsu parte, el propio Miliukov entenda que el bloque tendra que
hacer ciertasconcesiones. Como se ve, ambas partes estaban
dispuestas a entenderse, y pareca asuntoconcluido. Pero el 29 de
agoto, Goremikin, el presidente del Consejo, un burcrata cargadode
aos y de honores, viejo cnico que se dedicaba a hacer poltica entre
partida y partida detresillo y se negaba a atender ninguna queja,
diciendo que la guerra no era cosa suya, sepresent al zar en el
cuartel general y volvi con la noticia de que todo el mundo
debapermanecer en su sitio y las cosas como estaban, excepto la
rebelde Duma, que seradisuelta el 3 de septiembre. La lectura del
ukase del zar disolviendo la Duma fue acogida sinuna sola palabra
de protesta; los diputados dieron un viva al zar y se fueron cada
cual porsu lado.Cmo este gobierno, que, segn su propia confesin, no
se apoyaba en nadie, pudosostenerse en el poder ms de ao y medio?
Los triunfos pasajeros de las tropas rusassurtieron,
indudablemente, su efecto, reforzando la benfica lluvia de oro.
Cierto es que lostriunfos en el frente se acabaron pronto, pero en
el interior del pas los beneficios seguanviento en popa. Sin
embargo, la causa principal de que se consolidase la monarqua por
unatemporada, doce meses antes de sobrevenir su derrumbamiento,
resida en la agudadiferenciacin del descontento popular. El jefe de
la Ocrana de Mosc daba cuenta decmo la burguesa evolucionaba hacia
la derecha empujada por el miedo ante laposibilidad de que despus
de la guerra se produjesen revueltas revolucionarias. Comovemos, la
posibilidad de una revolucin en plena guerra se daba por
descartada. Losindustriales andaban, adems, inquietos por los
coqueteos de algunos de los directores delos comits industriales de
guerra con el proletariado. El coronel de gendarmes Martnov,que,
por lo visto, no haba perdido el tiempo leyendo por deber
profesional las obrasmarxistas, llegaba a la conclusin de que la
mejora relativa experimentada por la situacinpoltica del pas se
deba a la diferenciacin cada vez ms acentuada de las clases
sociales,en la que se ponen al descubierto de un modo vivo y cada
vez ms insensible, en lostiempos que corren, los conflictos
planteados entre sus intereses.La disolucin de la Duma en
septiembre de 1915 fue un reto lanzado a la burguesa yno a los
obreros. Y sin embargo, mientras los liberales se volvan a sus
casas vitoreando alzar, aunque, a decir verdad, sin gran
entusiasmo, los obreros de Petrogrado y Mosccontestaban al reto con
huelgas de protesta. Esto acab de desalentar a los liberales, que
a- 32 -
- 32. los ms que teman era a que un tercero en discordia se
entrometiera en su pleito familiarcon la monarqua. Qu posicin deban
adoptar? Los liberales, con unos cuantos gruidostmidos del ala
izquierda, optaron por la solucin acreditada: no salirse de la
legalidad yrevelar la inutilidad de la burocracia cumpliendo
estrictamente con sus deberes patriticos.Desde luego, no haba ms
remedio que dejar a un lado, por el momento, la lista de
unministerio liberal.Entretanto, la situacin iba empeorando
automticamente. En mayo de 1916 fueconvocada a otra vez la Duma,
aunque, a decir verdad, nadie saba para qu. No entraba ensus
intenciones, ni por asomo, hacer un llamamiento a la revolucin. Y
no siendo as, nopintaba ningn papel. Durante este perodo -recuerda
Rodzianko- las sesiones sedesarrollaban perezosamente, los
diputados asistan a ellas con irregularidad... La eternalucha
pareca no tener ningn sentido, el gobierno no quera or nada, el
desorden creca yel pas caminaba hacia el precipicio. En el
transcurso de 1916 la monarqua hall un pocode apoyo social en el
miedo de la burguesa a la revolucin, unido a la impotencia de
laburguesa sin revolucin.En otoo, la situacin se agrav ms an. Ahora
todo el mundo estaba convencidode que era intil proseguir la
guerra, y la indignacin de las masas populares amenazaba
condesbordarse a cada momento. Los liberales, al mismo tiempo que
atacaban al partidopalatino por su germanofilia, crean necesario
tantear las posibilidades de paz,preparando as su porvenir. Slo de
este modo se explican las negociaciones celebradas enEstocolmo, en
el otoo de 1916, por uno de los jefes del bloque progresivo, el
diputadoProtopopov, con el diplomtico alemn Warburg. La delegacin
de la Duma, que hizosendas visitas de amistad a los franceses y a
los ingleses, pudo convencerse sin esfuerzo, lomismo en Pars que en
Londres, de que los queridos aliados estaban dispuestos a sacar
aRusia, mientras durase la guerra, el mayor jugo vital posible,
para despus de la victoriaconvertir a este pas atrasado en terreno
propicio para su explotacin econmica. La viejaRusia, deshecha y a
remolque de los aliados victoriosos, hubiera vivido una
existenciacolonial. A las clases poseedoras rusas no les quedaba ms
recurso que pugnar pordesprenderse de aquellos abrazos
excesivamente apretados de la Entente y buscar por sucuenta un
camino que les llevase a la paz, aprovechndose del antagonismo que
reinabaentre los dos bandos ms poderosos. La entrevista del
presidente de la delegacin de laDuma con el diplomtico alemn,
primer paso dado en este sentido, quera ser, adems,una amenaza para
los aliados, con el fin de coaccionarlos a hacer concesiones, y un
tanteode la posibilidad de establecer una inteligencia con
Alemania. Protopopov no slo obraba- 33 -
- 33. de acuerdo con la diplomacia zarista -la entrevista se
celebr en presencia del embajadorruso en Suiza-, sino que su gestin
iba avalada por toda la delegacin de la Duma nacional.De paso, los
liberales perseguan un objetivo interior no menos importante: Confa
ennosotros -daban a entender al zar- y le conseguiremos una paz por
separado, mejor y msfirme que Sturmer. Segn los planes de
Protopopov, es decir, de sus mandantes, elgobierno ruso debera
notificar a los aliados, con algunos meses de anticipacin, que
sevea obligado a poner fin a la guerra, y que si ellos se negaban a
entablar negociaciones depaz, Rusia tendra que firmar un armisticio
por separado con Alemania. En una confesinescrita ya despus de la
revolucin, Protopopov dice, como si hablase de una cosa muynatural:
Toda la gente razonable del pas, incluyendo a casi todos los lderes
del partido dela libertad del pueblo 8 , estaban persuadidos de que
Rusia no se hallaba en condiciones decontinuar la guerra.El zar, a
quien Protopopov, a su regreso, dio cuenta del viaje y del
resultado de susnegociaciones, se mostr en absoluto conforme con la
idea de una paz por separado. Loque no vea era que hubiese ningn
motivo para asociar a los liberales a la empresa. El queProtopopov,
rompiendo -dicho sea de paso- con el bloque progresivo, entrase de
pronto aformar parte de la camarilla palaciega, tena su explicacin
en el carcter personal de esenecio vanidoso, enamorado, segn propia
declaracin, del zar, de la zarina, y, al mismotiempo, de la cartera
de ministro de Hacienda, que se le caa del cielo cuando menos
laesperaba. Pero este episodio de la traicin cometida por
Protopopov contra el liberalismono hizo variar en un pice el
sentido general que informaba la poltica exterior de losliberales,
mezcla de codicia, cobarda y felona.El 1 de noviembre volvi a
reunirse la Duma. La tensin reinante en el pas era yainsoportable;
todo el mundo esperaba que la Duma tomase alguna resolucin
decisiva. Erapreciso hacer o, por lo menos, decir algo. El bloque
progresivo se vio obligado a recurrirnuevamente a los ritos
parlamentarios. Miliukov, enumerando desde la tribuna
losprincipales actos del gobierno, los glosaba una y otra vez con
esta pregunta: Esimbecilidad o es traicin? Hubo tambin otros
diputados que dieron la nota alta. Elgobierno no encontr apenas
defensores, pero contest a su modo: prohibiendo que losdiscursos
pronunciados en la Duma fueran publicados por la prensa. Por esta
raznhubieron de imprimirse en tiradas aparte, distribuyndose por
millones de ejemplares.Apenas haba oficina pblica, lo mismo en el
interior del pas que en el frente, donde no secopiasen estos
discursos, muchas veces con interpolaciones y aadidos, a tono con
el8 Partido de los demcratas constitucionales o kadetes. [NDT.]
www.marxismo.org- 34 -
- 34. temperamento del copista. La resonancia de los debates del
1 de noviembre en todo el pasfue tal que asust a los propios
acusadores. Un grupo de elementos de la extrema derecha, burcratas
de raza, inspirados porDurnovo, el pacificador de Mosc en la
revolucin de 1905, dio al zar una nota que era enaquellos momentos
todo un programa. El ojo avezado de aquellos funcionarios
expertosque haban cursado en una escuela policiaca seria, no dej de
percibir el peligro, y si sureceta no dio resultado, fue nicamente
porque para la dolencia que sufra el viejo rgimenno haba cura. Los
autores de la nota se pronunciaban en contra de toda concesin a
laoposicin burguesa, no porque los liberales quisieran ir demasiado
lejos, como pensaban lasvulgares centenas negras, a los que miraban
por encima del hombro los reaccionarios delas altas esferas
gubernamentales; no, sino porque los liberales son tan dbiles, se
hallantan divididos y, digmoslo francamente, son tan ineptos, que
su triunfo sera tan efmerocomo inconsistente. La debilidad del
partido principal de la oposicin, el demcrataconstitucional
(kadetes) -segua diciendo la nota-, se revelaba ya en su mismo
nombre: setitulaba demcrata, siendo como era burgus por esencia;
hallndose como se hallaba enbuena parte integrado por
terratenientes liberales, inscriba en su programa el
rescateobligatorio de las tierras. Si se les quitan esas cartas
tomadas de las barajas de otro-escriban los consejeros secretos del
zar, usando las imgenes que les eran habituales-, loskadetes quedan
reducidos a una asociacin numerosa de abogados, profesores
yfuncionarios liberales de los distintos departamentos del Estado.
Los revolucionarios eranya otra cosa. La nota reconoce, aunque
rechinando los dientes, la importancia de lospartidos
revolucionarios: El peligro y la fuerza de estos partidos consiste
en que tienenuna idea, dinero[!], y masas bien dispuestas y
organizadas. Los partidos revolucionariospueden contar con las
simpatas de una mayora aplastante de campesinos, que seguirn
alproletariado tan pronto como los caudillos revolucionarios
apunten a las tierras de losseores. Qu se conseguira, en estas
condiciones, con instaurar un ministerioresponsable? La desaparicin
completa y definitiva del partido de las derechas, laabsorcin
paulatina de los partidos intermedios: centro, conservadores,
liberales,octubristas y progresistas, por el partido de los
kadetes, que, de este modo, adquirira, porfin, una importancia
decisiva dentro del plan. Pero pronto los kadetes se
veranamenazados por la misma suerte... Y luego, qu? Pues luego
entraran en accin las masasrevolucionarias, sera llegado el momento
de la Comuna, caera la dinasta, se derrumbaranlas clases poseedoras
y, por fin, entrara en escena el bandido campesino. No se puede -
35 -
- 35. negar que, en estas lneas, el rcord reaccionario policiaco
se remonta hasta alturas desingular sagacidad.En cuanto a las
medias propuestas, el programa de la nota no es nuevo pero
sconsecuente: un gobierno integrado de partidarios implacables de
la autocracia; supresinde la Duma; declaracin del estado de sitio
en las dos capitales; aprontamiento de fuerzaspara sofocar la
rebelin. En el fondo, no fue otro el programa que sirvi de base a
lapoltica del gobierno durante los ltimos meses que precedieron a
la revolucin. Mas laeficacia de este programa presupona una fuerza
que Durnovo haba tenido en sus manosen el invierno de 1905 pero que
ya no exista en el otoo de 1917. Por eso, la monarqua notena ms
remedio que hacer todo lo posible por estrangular al pas por debajo
de cuerda yhacerlo pedazos. El ministerio fue renovado, dndose
entrada a hombres de confianzaincondicionalmente adictos al zar y a
la zarina. Pero estos hombres de confianza, y elprimero de todos el
trnsfuga Protopopov, era nulidades lamentables. La Duma no
fuedisuelta, sino que volvieron a suspenderse sus sesiones. Las
declaraciones del estado desitio en Petrogrado se aplaz hasta el
instante en que ya la revolucin se vieron arrastradasautomticamente
al campo rebelde. Todo esto se puso de manifiesto ya a los dos o
tresmeses.Entretanto, el liberalismo haca los ltimos esfuerzos
desesperados por salvar lasituacin. Todas las organizaciones de la
gran burguesa apoyaron los discursospronunciados en noviembre por
la oposicin desde la tribuna de la Duma con una serie
dedeclaraciones. La ms insolente fue la resolucin votada el 9 de
diciembre por la Unin deMunicipios Urbanos: Unos cuantos criminales
irresponsables, unos cuantos fanticos,quieren llevar a Rusia al
desastre, a la ignominia y a la esclavitud. En este mensaje
seinvitaba a la Duma nacional a que no se disolviese sin antes
conseguir la formacin de ungobierno responsable. Hasta el propio
Consejo de Estado, rgano de la alta burocracia yde la gran
propiedad, se mostr partidario de que fueran llamados al poder
hombres quegozaran de la confianza del pas. En el mismo sentido se
pronunci el Congreso de lanobleza: las piedras venerables cubiertas
de musgo rompieron a hablar. Pero todo siguiigual. La monarqua se
resista a soltar los restos del poder que an tena en las manos.La
ltima legislatura de la ltima Duma fue convocada, tras muchas
vacilaciones yaplazamientos, para el 14 de febrero de 1917.
Faltaban menos de dos meses para estallar larevolucin. Todo el
mundo esperaba manifestaciones en las calles. En el Reich, rgano
delos kadetes, apareca junto al bando del gobernador militar de la
regin de Petrogrado,general Jabalov, declarando prohibido todo
gnero de manifestaciones, una carta de - 36 -
- 36. Miliukov en que se pona en guardia a los obreros contra los
consejos malvolos ypeligrosos, de origen turbio. A pesar de las
huelgas, las sesiones de la Duma se abrieroncon relativa
tranquilidad. Simulando que la cuestin del poder haba dejado de
interesarle,la Duma se consagr a un problema muy grave en verdad,
pero puramente prctico: lassubsistencias. El estado de espritu de
los diputados era de abatimiento, haba de decidirms tarde
Rodzianko: se notaba la impotencia de la Duma, el cansancio
producido poraquella lucha estril. Y Miliukov repeta que el bloque
progresivo actuara con la palabra yslo con la palabra. En estas
condiciones fue como la Duma se vio arrastrada por eltorbellino de
la Revolucin de Febrero.- 37 -