Post on 13-Feb-2020
LA HISTORIA DE LOS AZARES Y LAS PARADOJAS EN LA DIFUSiÓN DE SU OBRA
NOS PERMITEN ACERCARNOS AL JESUITA R. J . BOSCOVICH (DUBROVNIK, 171 1-
MILÁN, 1787), FIGURA DE LA CIENCIA DE LA COMPAÑíA DE JESÚS DURANTE EL
SIGLO DE LAS LUCES. ESTAS PÁGINAS, QUE ABREN LA INVESTIGACiÓN QUE UGO
BALDINI LE HA CONSAGRADO, NOS OFRECEN UN ACCESO PRIVILEGIADO A LA DISCU-
SIÓN CONTEMPORÁNEA EN TORNO A UNA OBRA QUE ENCARNA TODAS LAS RIQUEZAS
y COMPLEJIDADES DE UNA ACTIVIDAD CIENTíFICA QUE ASPIRABA A AFRONTAR CON
IGUAL ENTUSIASMO LOS ENIGMAS DE LA FE Y LOS DE LA RAZÓN CIENTíFICA, Y A
CONECTAR CIENCIA, METAFíSICA Y TEOLOGíA.
Ugo Baldini
L a teoda de una fuma de at .. cdón-<epul- vich abrió el camino para la teoría de los
campos de Faraday y sus sucesores. Así, ese
producto colateral de la ciencia newtoniana
ofreció un marco conceptual alternativo al
marco mecanicista prevaleciente, que se
consideraba el único heredero legítimo de
esa ciencia.
~----.~~~~~~
Estas páginas:
LlÍIIlÚ¡aS del libro de R. J Boscovich
De Lunae Atmosphaera ...
Impreso ell Roma en 1753.
Pondo reservado.
Biblio/eca Nacional, F.HU.
sión producida en todos los fenómenos fí-
sicos fue apareciendo progresivamente en
ciertas obras de Rogelio José Boscovich,
S.J. (1711-1787): De viribus vivis (1745), De
lumine (1748), De continuatis lege (1754),
De lege virium in natura existentium (1755),
las notas a la Philosophia recentior de B.
Stay, De materiae divisibilitate et princi
piis corporum (1757) y Philosophiae natu
ralis theoria (1758) , que llevan títulos algo
distintos en ediciones posteriores. La teo-
ría de Boscovich se puede observar de dos
maneras: una "técnica" y la otra "institu
cional" y "fIlosófIca", es decir, con un enfo
que en la metafísica y los objetivos "ideoló
gicos" del cuerpo del que Boscovich era
miembro: la Compañía de Jesús.
lHs La teoría asumía que las diversas fuer
zas naturales se deben a una sola fuerza
general, y que las leyes que las gobiernan
se derivan -dadas ciertas restricciones es
peciales- de la ley general, como se asienta
en el título de la principal obra de Bosco
vich, Naturalis philosophiae theoria... re
dacta ad unicam legem virium in natura
existentium. Boscovich generalizó la ley
de Newton sobre la atracción gravitacional
y la hizo capaz de dar cuenta de hechos
aparentemente no mecánicos. Al tiempo
que utilizaba un lenguaje materia-espacio
(mecanicista), introdujo la noción de pun-
tos-fuerza infmitesimales que se atraen o
se repelen como función de distancias.
Hay quienes dicen que la teoría de Bosco-
lHs De acuerdo con el primer punto de vista,
la teoría fue obra de un científico que era
jesuita. Respecto al segundo, fue el intento
de un jesuita, que era científIco, de estable
cer un acuerdo entre la ciencia contempo
ránea y la teología natural. Los escritos de
científICOS jesuitas posteriores también pre
sentan estos dos aspectos (consideremos la
paleontología de Teilhard de Chardin y su
"teoría del punto omega"). Sin embargo,
Boscovich los combinó en una teoría unifI
cada, de manera que el segundo elemento (a
menudo descalifIcado como anticientífIco
o no científICO) influyó sobre el primero.
Mantuvo la idea escolástica de un conoci
miento "total" que incluye la teología, la
metafísica y la física, mediante el intento
de probar que el progreso de la tercera no
excluye la legitimidad de la primera y la
segunda. La matriz conceptual que ofrece
conserva, sin duda, ciertos aspectos de la
cosmología escolástica y también de la on
tología física (que había sido abandonada
por las nuevas ciencias al ser considerada
como no científICa o incluso carente de sig
nifIcado), con lo que los "extiende" en la
misma forma en que lo hacen actualmente
ciertos físicos teóricos y cosmólogos.
Microscopios y objelos
microscópicos.
Lá"'úlll de la Uni\'crsal
~Iagazine, ¡7¡iO,
();;{ord StienteA rthirp.
IHS Independientemente de su verdad, la teo
ría fue el intento más osado dentro de la fí
sica teórica en cuanto que buscaba explicar
toda la realidad física como producto de una
sola fuerza, regida por una ley representada
en forma gráfica. Fue lo bastante ajena a la
física académica y la philosophia naturalis
tradicional como para suscitar la reacción,
entre perpleja y hostil, de muchos represen
tantes de ambas disciplinas. Aquellos del
primer grupo que se oponían a la metafísica
y eran agnósticos o ateos la descalificaron
como no cientÍfica; los que pertenecían al
segundo grupo, que incluía a varios jesui
tas, percibían esa reconfiguración radical de
viejas doctrinas como una abdicación de sus
objetivos. Muchos consideraban absurda la
teoría porque ponía en tela de juicio ciertas
apariencias cotidianas (como el contacto de
los cuerpos). Hay que tomar en considera
ción estas fuentes de resistencia para expli
car las peculiaridades de la recepción de
esta teoría, que tiene pocos parangones, si es
que existe alguno, en la historia de la cien
cia. Baste aquí con describir brevemente las
características de dicha recepción:
I!<; A) El trabajo científico "normal" de Bos
covich tenía mucho prestigio; conocía a al-
gunos de los mejores cientÍficos de su época,
y sus escritos y protocolos eran aceptados y
publicados por importantes academias cientí
flCas. Sin embargo, en la Europa continental
no hubo científico prominente que dedicara
un estudio a lo que Boscovich consideraba
su mayor contribución; además, ésta no fue
discutida en trabajos científicos avanzados, ni
enseñada en universidad alguna (salvo unas
pocas universidades jesuitas), y ninguna aca
demia, incluso aquellas de las que Boscovich
formaba parte, promovió su discusión. Las
publicaciones eruditas como las Mémoires
de Trévoux y los Acta eruditorum reseñaron
parte de sus trabajos, pero no la Naturalis
philosophiae theoria; una reseña de ésta en el
Journal des savants no produjo debate públi
co. Ello no se debió a la falta de información,
pues Boscovich hizo todo lo posible por hacer
circular la obra y varios científicos y filósofos
ya la habían leído.
I!<; Bl En cambio, en Gran Bretaña su teoría
pronto fue discutida por los científlCos, al
gunos de los cuales la aceptaron de diversas
formas; incluso llegó a las universidades, so
bre todo en Escocia. Aún más: casi todos los
científicos que después la mencionarían co
mo fuente de inspiración fueron británicos.
Portada del libro de R. J. Boscomch
De Lunae A tmospbaera. ..
Fondo reservado.
Biblioteca Nacional, UNAN.
i,pt'llOIGBiUO JOSEPHO
g C) La difusión de la teoría no siguió el
patrón típico de la ciencia moderna. Duran
te cuarenta años no inspiró trabajos nota
bles; esto vendría después de 1800, dentro
de un panorama científico distinto. Ade
más, tal recuperación de su teoría no fue
resultado de una tradición duradera, pues
se dio cuando ya habían desaparecido sus
últimos defensores.
D) En términos estrictos, no existió una
"escuela de Boscovich", Sus partidarios no
controlaban cátedras importantes en los
principales colegios o universidades jesui
tas de Italia, ni había entre ellos algún
científico original o que hubiese agregado
algo realmente nuevo a sus ideas. A partir
de 1757 Boscovich no estuvo adscrito en
forma permanente en institución alguna,
por lo que sus seguidores carecieron de un
punto de referencia oficial, y no tuvo suce
sor. No existió una segunda generación de
seguidores, y el resultado fue que para 1800,
en Italia, el "boscovichianismo" era ya un
mero hecho histórico.
"" E) La teoría fue el producto científico
más refinado que haya sido logrado por
un sacerdote católico a mediados del si
glo XVIII y ofreció una nueva manera de
conectar la ciencia, la metafísica y la
teología. Sin embargo, no se convirtió en
moneda corriente entre los científicos y
filósofos católicos, ni fue adoptada como
paradigma en las principales escuelas de
la Europa católica.
¿Puede darse cuenta de estos hechos
simplemente afirmando que, dado que la
teoría era obraede un jesuita, su fracaso
fue consecuencia del derrumbe de la Com
pañía? Hay que establecer ciertos matices.
La teoría era ''jesuita'' en el sentido trivial
de que el propio autor lo era. Pero no fue
una. resultante directa del conocimiento de
la Compañía, y no fue generalmente acep
tada dentro de ella. Sin embargo, fuejesui
ta en más de un sentido:
1) Apareció en un espacio típico del discur
so jesuita: las disertaciones de los colegios,
"" 2) De 1750 a 1758 fue conocida y discu
tida principalmente en círculos jesuitas,
IHS 3) Encontró oposición en los dirigentes
35
de la Compañía en Roma y los viejos profe
sores, aunque fue defendida por algunos
de lós más jóvenes.
"" 4) De manera elaborada y a veces subrep
ticia, tiene resonancias de ciertos rasgos
conceptuales y terminológicos de la filoso
fía natural y la teología natural jesuitas.
Como la Compañía de Jesús fue expulsa
da de la mayoría de los países europeos en
tre 1759 y 1768, el principal público para la
teoría muy pronto se vio limitado a algunas
partes de Italia y de lo que fuera el Imperio
Romano y, después de la supresión qe la or
den en 1773, desapareció por completo. Las
vicisitudes de Boscovich, las personales o
aquellas relacionadas con su identidad co
mo jesuita, no sirvieron para conferir a su
teoría una presencia sólida en las discusio
nes científicas. De hecho, la supresión de la
Compañía redujo el apoyo a las tradiciona
les tesis que proponían una integración ra
cional entre la ciencia y la teología, pers
pectiva que Boscovich había conservado, y
que lo colocaba al margen de las discusio
nes científicas, en cuyo centro estaban en
tonces las interpretaciones mecanicistas-la
placianas de una ciencia newtoniana. El
destino inmediato de sus ideas fue determi
nado, pues, por una mezcla de factores
científicos, ideológicos e institucionales.
Aunque estas ideas hubiesen sido verdade
ras e independientes de los asuntos metafí
sicos, dichos factores habrían sido determi
nantes, como también lo hubiera sido el
apoyo de la orden, Pero, como las cosas fue
ron distintas, la teoría de Boscovich llegó al
siglo XIX como algo complicado, esotérico y
diferente de la ciencia "normal". Traducción de
María Palomar . •••
UGO BALDINI. Historiador italiano que fue convo
cado por el Vaticano para encabezar una investiga
ción sobre los archivos de la Santa Sede hasta el si
glo XIX. SU trabajo más conocido es una colección de
ensayos sobre diversos aspectos de ciencia jesuita:
Legem impone subactis. Studi su filosofia e scienza
dei Gesuiti in Italia, 1540-1632. Ha participado en
numerosas publicaciones, entre las que destacan Je
suit Science and the Republic 01 Letters y The Jesuits
JI: Cultures, Sciences and the Arts.
elarmino y Galileo
l ° Me parece que V. R. y el señor. Galileo obran
con prudencia al hablar ex suppositione y
no absolute, como yo siempre he creído que
hablaba Copérnico. Porque al decir que la
tierra se mueve y el sol está quieto, se salvan
las apariencias mejor que con las excéntricas
y los epiciclos, no hay nada que objetar. Yesto
basta al matemático. Pero afirmar que el sol
est á realmente en el centro del mundo y sólo
gira sobre sí mismo sin moverse de oriente
a occidente y que la tierra está en el tercer
cielo y gira con gran velocidad en torno a l
sol, es cosa muy peligrosa por irritar a todos
los filósofos y teólogos escolásticos y también
por ir contra la Santa Fe , haciendo fal sas
las Sagradas Escrituras. Porq ue V. R. ha
expuesto bien los muchos modos de explicar
las E scrituras, pero no los ha aplicado en
todos los casos.
2° Como usted sabe, el Concilio prohíbe
interpretarlas contra el común sentir de los
Sa.ntos Padres; y, si lee no sólo a los padres sino
a los comentaristas modernos, encontrará que
todos convienen en exponer ad litteram que el
sol está en el cielo y gira en torno a la tierra y
que la tierra está lejos del cielo y en el centro
del mundo e inmóvil. Considere usted con su
prudencia todo esto ... Ni se puede responder
que esto no sea materia de fe; lo que es ex parte
Dos de los seis diagramas
de los sistemas del universo:
a la izqu ¡erdll, el planteado
por Ptolomeo y a la derecha,
el propuesto por Copémico.
Lánl'ir/(ls tomadas del I ter
Extaticum Coeleste . . .
Fondo reservado.
Biblioteca Nacional, USA.lt.
Páginllllnterior:
Re/rato del ClIrdenal Roberto
Belannino, por Andrell Pozzo, S.J
Iglesill de Scm Ignacio, [lonZ{¡.
dicentis: sería hereje quien dijese que Abraham
no había tenido dos hijos ...
3° Cuando hubiese demostración verdadera
de que el sol está en el centro del mundo y
la tierra en el tercer cielo , que el sol no gira
en torno a la tierra sino la tierra en torno al
sol, entonces habría que andar con mucho
cuidado al explicar las E scrituras, que
parecen contrarias, y decir más bien que
no las entendemos, que decir que es fal so
aquello que se demuestra . Pero no creeré
qu e exista la tal demostración hasta que
se me muestre. No es lo mismo salvar las
apari encias que dar una demostración .
Porque de lo primero no t engo duda, pero de
lo segundo la tengo gra ndísima. Y en caso
de duda no se debe deja r la interpretación,
dada por los Padres, de la Escritura Santa . . .
Todos corregimos el error cuando creemos
que una playa se a leja de nosotros. Pero
ningún sabio corrige el error de la tierra y
el sol, porque experimenta que el ojo no se
engaña ... y esto basta por ahora.
Fragmento de la carta del cardenal Roberto
Belarmino, S. J.) al carmelita Paolo Foscarini)
tomado del texto ({Galileo científico y procesado ):
de Carmelo Oñate Guillén) publicado en la
revista Letras de Deusto) en 1997.