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HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO EN COLOMBIA
La clase obrera es hacedora de su propia historia, sus formas
organizativas, sus luchas, sus conquistas y el propio desarrollo
que ha aportado al país hacen parte de ese historial.
Si bien no se puede confundir el movimiento obrero con el
movimiento sindical, este hace parte de una de sus formas
organizativas y tiene estrecha relación con su desarrollo.
Las luchas del pueblo Colombiano por su liberación se remontan a
1492 cuando fue invadido el país por los Españoles, pero la clase
obrera como tal surge con la aparición de la industria.
A medida que la explotación se iba acentuando, los
obreros igualmente se ingeniaban las formas
organizativas para oponerse a esos niveles de
explotación.
Es así como los artesanos en Bogotá que en 1847 eran
la parte industrial más desarrollada, conforman la
primera organización sindical de que se tenga noticia
en el país, pero desde ese entonces los partidos
tradicionales (liberal y conservador) que tanto mal le
han hecho al país, influenciaban sectores de la
población y es el partido liberal quien influencia esta
primera organización sindical creada por los artesanos.
En 1918 los sastres que le confeccionaban los
uniformes al ejercito, también crearon su organización
sindical, en Bogotá
Uno de los sectores de la industria más antiguos del
país es el transporte y precisamente los ferroviarios del
pacífico son los primeros en desarrollar una huelga en
Colombia, la cual inicia en Buenaventura el 2 de
noviembre de 1878.
Los trabajadores portuarios también eran un sector
importantísimo en el desarrollo del país y realizan en el
Atlántico una de las huelgas más importantes de la
época en 1910. Y los trabajadores ferroviarios repiten
su huelga en 1919.
Hasta este momento tanto los sindicatos como las huelgas
fueron organizadas y realizadas autónomamente por los
trabajadores, pues no existía ninguna regulación solo existía el
arrojo y beligerancia de los trabajadores para confrontar el
estado y los patronos y eso era suficiente para conquistar
mejores condiciones de vida y de trabajo.
Como los enemigos de la clase obrera no duermen y no estaban
nada contentos con las huelgas como se venían desarrollando,
el Gobierno se vio obligado a regularlas expidiendo el 18 de
noviembre de 1919 la ley 78, en la cual regula la huelga, la
contratación colectiva, sometiéndolas al pacifismo y
limitándolas única y exclusivamente a factores económicos
además se le prohíbe a los sindicatos hablar de política,
aunque los trabajadores si eran utilizados por la oligarquía para
que les dieran los votos en periodos electorales.
Como para el régimen la anterior ley no era suficiente,
en 1920 expide la ley 21 por la cual perfecciona el
régimen de la huelga, prohíbe la huelga en los servicios
públicos y crea el arbitraje obligatorio.
Estas medidas gubernamentales obedecían a que la clase
obrera además de que se organizaba, libraba luchas de
mucha importancia, la solidaridad era un verdadero
principio de la clase obrera, la cual no se limitaba a lo
económico, sino que en apoyo a una huelga, se desataban
en cadena las huelgas de solidaridad, lo que se constituía
sin lugar a dudas en una presión que no resistía ningún
patrón ni gobierno y por eso los conflictos tenían que ser
resueltos por los patronos.
Producto de este desarrollo y de la necesidad de
estrechar lazos de unión y hacer de las luchas tareas
más unificadas, surge la necesidad de agrupar los
sindicatos y el 20 de julio de 1925 se crea la primera
central obrera en el país denominada
CONFEDERACION OBRERA NACIONAL (C.O.N).
Entre octubre de 1924 y enero de 1927 se
desarrollaron un sin número de jornadas de lucha y
movilizaciones, en exigencia del descanso dominical
obligatorio y la jornada laboral de 8 horas, todas estas
jornadas rebasaron cualquier tipo de legalidad.
Es en este marco de confrontación de clases que
los obreros de la unión de trabajadores del
Magdalena en 1928 realizan una combativa
huelga a la United Fruit Company, la que es
reprimida violentamente por el ejercito
Colombiano que es fiel guardián de los intereses
extranjeros, asesinando una gran cantidad de
obreros y con ellos a los niños y las esposas que
los apoyaban en el Campamento huelguístico,
esta incursión del ejercito apoyada por el
gobierno es la que tradicionalmente conocemos
como la Masacre de las Bananeras.
Desde 1847 hasta 1931 fueron muchos los sindicatos
que se crearon, para que el gobierno expidiera la ley 83
de 1931 mediante la cual reconoce el libre derecho de
asociación, pero a la vez regula a los sindicatos
fijándoles los parámetros que deben contener los
estatutos, quitándoles de hecho la autonomía. Así
mismo los clasifican en sindicatos de base, gremio e
industria. De lo anterior se deduce que la legislación
laboral o código sustantivo del trabajo no contiene las
conquistas de los trabajadores, sino el recorte de las
conquistas, pues desde 1847 existían sindicatos, pero
casi un siglo después el Estado los reconoce.
Lo importante para la clase obrera no son los
reconocimientos de cualquier conquista ni de que
estén escritos, sino que existan de hecho, por ello las
acciones de hecho trascienden sobre el derecho.
Producto de innumerables jornadas de lucha que se
habían iniciado desde octubre de 1924 casi 10 años
después, el 26 de abril de 1934, el gobierno se ve
obligado a expedir un decreto ejecutivo, reconociendo
las cesantías, la jornada laboral de 8 horas, el descanso
dominical y el reconocimiento económico de las horas
extras.
Como para la burguesía no era fácil confrontar a los
trabajadores organizados, definió que lo mejor era
controlar sus organizaciones, por ello el partido liberal
influenciando algunos líderes sindicales crea en agosto
de 1936 la central obrera que se denominó,
CONFEDERACION SINDICAL DE COLOMBIA
(C.S.C), la que luego tomó el nombre de
CONFEDERACIÓN DE TRABAJADORES DE
COLOMBIA (C.T.C.) la cual es reconocida
jurídicamente mediante resolución 281 el 21 de
diciembre de 1937.
Con una central penetrada y en alguna medida
controlada por el partido liberal, en el gobierno de
Eduardo Santos 1938 – 1942, se lanza toda una
campaña de aniquilamiento el movimiento sindical, lo
cual lo adentra en una crisis de inmovilismo, e incluso
falta de conducción política.
En el período de gobierno siguiente, el de López
Pumarejo 1942 – 1946 se expide el decreto ley 2350 de
1944 y luego la ley 6 de 1946 donde se institucional el
sindicalismo de base por empresa, dándole vía libre al
paralelismo sindical y legitimando los pactos
colectivos.
Como se puede observar, cada gobierno bien sea liberal o
conservador, va legislando en detrimento de las conquistas
obreras con el fin de proteger sus propios intereses, pues
ellos han sido los dueños de la mayoría de las empresas y de
grandes extensiones de tierra.
Como el partido liberal controlaba la C.T.C. y además le era
útil en las campañas electorales el partido conservados no
podía dejar que su opositor controlara buena parte de los
trabajadores, y además como quien divide reina, en 1946 el
conservatismo crea con otro sector de dirigentes la central
obrera que se llamó ACCION CATOLICA (A.C.C), la que
en el gobierno de Alberto Lleras tomo el nombre de UNION
de TRABAJADORES de COLOMBIA (U.T.C), reconocida
jurídicamente el 26 de noviembre de 1949 por resolución
número 248.
El primer código laboral léase recorte de derechos de
los trabajadores lo expide Laureano Gómez mediante
el decreto ley 905 de 1951, que no era otra cosa que la
recopilación de una serie de leyes y decretos como el
2663 y 3743 de 1950 y las normas que estaban
condensadas en el libro luchas obreras y política
laboral en Colombia. Así mismo el decreto 904 de
1951 precisa que no puede existir más de una
convención colectiva por empresa.
Rojas Pinilla en su perspectiva corporacionista
propuso agrupar a los asalariados en una sola central
obrera que se llamaría CENTRAL NACIONAL del
TRABAJO (C.N.T), para afiliarla a la central latino
americana peronista ATLAS.
Ante el adormecimiento en que cayeron las centrales
obreras por el control bipartidista que de ellas había, en
la década de los años 60, comienzan a gestarse algunos
movimientos independientes de las centrales y al
interior de la C.T.C. se genera una discusión interna
protagonizada por el partido comunista de Colombia, lo
que concluye con una división que se materializa con la
creación de la CONFEDERACION SINDICAL de
TRABAJADORES de COLOMBIA (C.S.T.C) después
de un evento realizado en Bogotá el primero de mayo
de 1964 con representación de varios sindicatos y
federaciones de varias regiones del país. Esta central se
guía por la línea del partido comunista de Colombia.
En esa década del 60 las principales luchas obreras
fueron lideradas por la C.S.T.C y el SINDICALISMO
INDEPENDIENTE y CLASISTA (S.IC.) que era otra
expresión obrero sindical que se desarrollaba en el
país y que en lo fundamental la integraban en
Antioquia el BLOQUE SINDICAL
INDEPENDIENTE (B.S.I), EL COMITÉ de
ACCION CONJUNTA (COSACO).
El S.I.C poco a poco se fue constituyendo en una seria
amenaza para la oligarquía, el gobierno, los patronos y
el bipartidismo pues sus orientaciones políticas con
principios clasistas como los 5 antis a saber
(antipatronal – antiimperialista – antioligarquico –
antirevisionesta – antielectorero) y sus luchas
extrainstiucionales con unos niveles definidos en lo que
a la solidaridad de clase se refiere, férrea disciplina de
compromiso y liderando sindicatos de la talla de la
U.S.O hizo que el S.I.C fuera una muy buena
alternativa para la clase obrera Colombiana debido al
desprestigio que existía entre los trabajadores hacia
C.T.C y la U.T.C.
La crisis que ya había pasado la C.T.C se refleja en
1971 en la U.T.C cuando el sector liderado por la
SOCIAL DEMOCRACIA CRISTIANA. Se retira de
esa central y conforma la CONFEDERACION
GENERAL del TRABAJO (C.G.T).
Tanto la C.S.T.C como la C.G.T son reconocidas
jurídicamente en 1975, es decir que la C.S.T.C durante
11 años sin personería jurídica lidero muchas de las
luchas obreras que se realizaron en el país, lo que
reafirma que la lucha no puede estar sujeta a
reconocimientos jurídicos burgueses.
En el mandato de Guillermo León Valencia se
expide el decreto 2351 de 1965 conocido en esa
oportunidad como la gran reforma laboral, que
entre otras cosas contenia los artículos séptimo y
octavo por los cuales con justa o sin justa causa el
patrón podía despedir al trabajador y una serie de
normas más que como todos los otros decretos y
leyes lo único que contenían eran recortes y
recortes de las conquistas obreras.
Ante tantas medidas represivas de los gobiernos contra
el pueblo, las centrales obreras a través del recién
conformado Consejo Nacional Sindical convocan a la
preparación y realización de un paro nacional el cual se
materializa el 14 de septiembre de 1977, contando con
muy buen respaldo obrero y de otros sectores como los
campesinos, populares e incluso el estudiantado. Fue
una gran jornada de combatividad, hubo serios
enfrentamientos con la fuerza pública, no podían faltar
los muertos a manos de las balas asesinas del régimen y
las medidas gubernamentales como el toque de queda la
ley seca amparados en el estado de sitio que nos rigió
por más de 40 años consecutivos y que después de la
reforma constitucional de 1991 cambio de nombre por
el estado de excepción que son la misma cosa
Como se había expresado las centrales obreras amarillas
como eran conocidas, entran en crisis, el sindicalismo
independiente se constituye en una alternativa para los
trabajadores, lidera con la C.S.T.C las principales
luchas obreras.
Al interior del S.I.C se presentan diferencias que llevan
a su disolución como sindicalismo independiente y
clasista.
En la practica las direcciones han sido las causantes de
las divisiones y casi en todos los casos los trabajadores
que propugnan por una real unidad, no saben a que
obedece tanta división.
Así las cosas y ante la necesidad de aunar esfuerzos, en
febrero de 1981 se convoca un encuentro nacional de
solidaridad para realizarse en Zipaquira y de ese encuentro
sale la constitución de la COORDINADORA de
SOLIDARIDAD y PROTESTA (C.S.P), creando un
organismo coordinador de las diferentes tareas. Al evento
asistieron representantes de sindicatos que pertenecían a
centrales obreras y al S.I.
Como al referido encuentro de Zipaquira, por diversas
razones no asistieron algunas expresiones político
sindicales que estaban de acuerdo con ese proceso
unitario, se hizo necesario la convocatoria de otro evento
el cual se realizo en Bogotá en julio de 1981, creándose el
COMITÉ SINDICAL NACIONAL UNITARIO
(C.S.N.U).
Estos eventos del 81 fueron la base para que a nivel
nacional se generara una serie de discusiones y
propuestas sobre la creación de una nueva central.
Surgió la propuesta de central revolucionaria, la de
central única, central unitaria y todas las propuestas que
se puedan imaginar, pues cada sector hacia su propia
propuesta.
En ese orden de ideas los sectores acordaron discutir la
plataforma de lucha, la declaración de principios y los
estatutos, cuando hubo consenso en el contenido de
ellos, acordaron el nombre de CENTRAL UNITARIA
DE TRABAJADORES (CUT), citándose el congreso
constitutivo para los días 15-16-17 de noviembre de
1986 en la ciudad de Bogotá.
A la C.U.T se adhirió toda la C.S.T.C., la gran
mayoría del S.I., el P.S.T y un sector de la U.T.C
liderando por Jorge Carrillo, quien recientemente
había salido como Ministro de Trabajo.
La C.U.T creo muchas expectativas en todas las esferas del
país, es decir, en el gobierno, los partidos tradicionales, los
patronos, en las otras centrales y en los propios trabajadores
integrantes de la C.U.T. Con el tiempo, la U.S.O que no
había ingresado a la C.U.T aprueba su afiliación, debido a
que la CUT había liderado casi todas las luchas en esos
primeros años, incluso logro una gran coordinación con
otros sectores como el cívico que se había agrupado en la
COORDINADORA NACIONAL DE MOVIMIENTOS
CIVICOS (C.N.M.C), al igual que con la A.N.U.C y con las
formas organizativas de los estudiantes, pero la dicha no
duro mucho tiempo, pues los aliados del gobierno y el
bipartidismo al interior de la C.U.T formaron un bloque
denominado FRENTE UNITARIO DE TRABAJADORES
DEMOCRATAS (F.U.T.D).
quienes incluso violando los estatutos y los principios
de la central se afilian internacionalmente a la
C.I.O.L.S y de paso hacen acuerdos con sus jefes
políticos de impedir que prosperen en la central las
propuestas de confrontación al régimen y a los
patronos y por eso fracasaron los paros nacionales
convocados en 1987, 1989 y 1991, pues mientras
algunos sectores se dedicaban a prepararlos, el
presidente de la central y sus amigos dialogaban con el
gobierno para impedirlos desmovilizando a los
trabajadores.