Post on 29-Jun-2015
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Introducción
En la ciencia conocida como Estudios Religiosos, la parte
teológica dentro de la historia de la religión a estudiar, no es de
relevancia, a menos que tengan significación histórica. Algunos
tópicos de esta disciplina son la historicidad de figuras religiosas,
eventos y la evolución de las cuestiones doctrinales. Bajo esta
perspectiva, se tratarán muchos capítulos, que nos darán luces a
los religiosos sobre como se forjaron nuestros legados y los
cambios a los que tuvo que someterse. En otras palabras, no lo
veremos solo con ojos de religiosos, sino que también lo veremos
como un fenómeno Sociocultural y a la luz de otras ciencias, para
obtener la verdad.
No pretendemos bajo ninguna circunstancia, desmeritar a ninguna
de nuestras tradiciones, ya que todas ellas forman parte de nuestro
legado. Solo veremos las verdades que muchos de nosotros
desconocemos, dando un vistazo a la historia y tratando de utilizar
herramientas más profesionales, para que en la medida de lo
posible, tengamos el mayor apego a la verdad y que estos
principios nos sirvan para la reconstrucción de los pedazos que
quedan de nuestras tradiciones.
Típicamente las religiones se dividen en etapas de progresión, que
van desde lo más simple a lo más complejo, especial, pero no
únicamente, cuando trata de pasar de religiones extemporáneas a
organizadas como es nuestro caso. Esta es la fase en la que
precisamente se encontraba nuestra religión a principios del siglo
pasado, ya que la tardía libertad de muchos de los esclavos,
sumado a las muchas etnias que llegaron a Cuba, causaron
divisiones que muchas veces se tornan agresivas y donde cada
parte involucrada, contesta una retórica con otra, lo que en muchos
casos, termina en divisiones mucho más grandes y la formación de
culturas “fóbicas” las unas con las otras. Hoy hemos llegado a ese
nivel.
El punto de partida para el estudio de una religión como la nuestra,
debe ser analizado desde la banda tribal, ya que se trata de una
religión Politeísta/animista y que involucra algún tipo de sacerdote,
chamán y los tótems o representaciones de deidades que van con
estos. Como cada grupo es de cierta forma tribal, no hay un
santuario ni un panteón permanente. Los ritos de culto a menudo se
centran en el apaciguamiento o halago a los espíritus o deidades,
que de ninguna forma, son absolutas o pertenecientes a un panteón
fijo.
Una sociedad como la yoruba se desarrolló en jefaturas o pequeños
reinos y los ritos religiosos comienzan a servir diferentes funciones
y propósitos, que de ninguna forma están alejados de la política y el
control de masas. Por ejemplo, la agricultura se hizo importante y
de esta forma se introdujeron los dioses de la fertilidad (a menudo
femeninos, ya que es la mujer la que tiene el poder de producir la
vida). El estatus del “Hombre Grande” (o jefe), era sustentado con
historias míticas de héroes y semidioses, de los cuales, estos eran
descendientes. Cuando estos pequeños reinos se funden en
grupos, más a menudo debido a conquistas, sus diferentes cultos
se funden también, tal como pasó en Cuba (Esto se llama
Aculturación). La conquista de un grupo por otro, se registra
entonces como una historia épica donde la del Dios del grupo
conquistado, cae ante el dios del grupo conquistador (Ejemplo de
esto, es como Changó en Ifé, vence a Aramfé). Otra solución fue
sincretizar diferentes tradiciones religiosas, como por ejemplo
hicieron los romanos con sus dioses identificándolos con los de los
griegos. Este ejemplo muchas veces lo vemos en nuestra tradición,
con Babalú Ayé/Asowano. Utilizando estas dos deidades
mencionadas como ejemplo, podemos ver que Changó, prominente
dios de Oyó, llevó al Dahomey y allí lo hizo rey a quien llamaron
Ason. Esto explica místicamente, un hecho político y nos dice como
Oyó conquistó al Dahomey y lo hizo su vasallo, instaurando su
propio rey y la razón por la cual Dahomey debía pagar tributo a
Oyó.
De hecho, una historia similar en Cuba, nos es narrada en el
excelente trabajo llamado La División de La Habana, de Miguel
W. Ramos, donde Oba Tero vence las malas artes de Ikudaisí,
gracias a la intervención de Changó y como ello impedía que la
competencia y conocimiento de la gran Iyalosha fueran
cuestionados por nadie en Matanzas. Este tipo de historias, no
dejan de llevar consigo un mensaje implícito de supremacía, poder
y un claro: “No te metas conmigo”, con lo cual la prestigiosa
Iyalosha pudo vivir el resto de su vida en paz.
Este modelo se apega a lo que se conoce como Construcción
Social, donde una entidad institucionalizada en un sistema social,
es “inventada” o “construida” por los participantes de una
sociedad o cultura particular, debido a que las personas están de
acuerdo en comportarse y aceptar su existencia o para seguir
ciertas reglas convencionales, que parten de esta entidad. Al final
de esta construcción social, vemos que han quedado, básicamente,
dos Reglas en pugna: Regla de Ocha y Regla de Ocha/Ifá. Tal
como lo manifiesta el estudioso Gerbet Parvasini:
La coerción y resistencia, aculturación y apropiación que
tipifican la experiencia caribeña es la más evidente en la
“Criollización” de las creencias y prácticas religiosas con
bases africanas en las sociedades esclavas del nuevo mundo.
Las religiones africanas se fundieron en un proceso dinámico con
creencias cristianas europeas y amerindias para dar forma a
teologías sincréticas que suministran formas de ver al mundo en
cierta forma particular. Poderosos repositorios de fuerza interna y
reafirmación cultural, las religiones y prácticas de sanación
derivadas del África han penetrado el núcleo del desarrollo cultural
en el Caribe, dejando profundas huellas en cada manifestación
cultural de varias Islas (Paravisini-Gebert, 1997).
Hasta aquí podemos ver que nuestra religión en Cuba, ha seguido
estos mismos patrones y tenemos la creencia que ha llegado, en
este momento, a un punto muerto, tal como el que se ve en otras
religiones incluyendo el cristianismo, donde cada una tiene sus
marcos interpretativos de La Biblia y por ello se han divido, ya que
aún cuando sus creencias en general son las mismas, los marcos
doctrinales varían sustancialmente. Lo mismo pasa en casi todas
las religiones y estas mismas tendencias se pueden ver en el
Judaísmo y el Islamismo. Veamos en los siguientes capítulos, como
se dio nuestra Construcción Social y de esta forma podamos
aprender a comprender y respetar todo lo que en Cuba se nos ha
dejado como un Legado y un Patrimonio, en el que todas las partes
tienen el mismo derecho de defenderlo.
Los verdaderos legados que nuestros viejos nos dejaron, siempre
van a ser cuestionados por personas de oscuros intereses. Es cierto
que nuestra religión tiene algunas cosas que aun no comprendemos
en la totalidad. Lo que sí podemos investigar, es lo que tenemos y
comprarlo con los Odu de Ifá, que en todo caso fueron los que nos
dieron una estructura religiosa. Muchas cosas, aún no las
encontramos y debemos recordar que para los tiempos de nuestros
viejos, los cabildos eran realmente una emulación de las cortes
reales, de las que algunos de ellos fueron descendientes. Muchas
de las normas que se hicieron en nuestra religión, se construyeron
en base a esta mentalidad cortesana. Es más, esto es un hecho
histórico recogido por la Etnóloga Doña Lydia Cabrera, en su libro
El Monte, página 24, en una pequeña nota al pie:
“Eran los Cabildos – algunos se perpetuaron hasta principios de la
era republicana – congregaciones, siempre de carácter religioso, de
negros africanos y sus descendientes criollos, esclavos o libertos,
pertenecientes a una misma nación, tribu o localidad. Nombraban y
se sometían a la autoridad de un capataz y una Reina,
escogidos por el rango de jefes y príncipes que habían tenido
en sus tierras y en los cuales, entre ellos, seguían rindiendo
honores reales. Como hoy a las Iyalochas más viejas y
distinguidas, con quienes las jóvenes Iyalochas y babás observaban
una etiqueta en las que se perciben ciertas reminiscencias
cortesanas. Esto salta a la vista en la ceremonia más solemne de la
Regla Lucumí, el Asiento, de las que nos dice Oddedei: “hacer
Santo es hacer Rey y Kariocha es una ceremonia de reyes, como
las del palacio del Oba Lucumí. Esta observación es interesante, “el
Babalato, las Mamalochas formaron una corte como las de
allá”.
Es claro entonces que nuestra religión fue estructurada en base a
los Odu de Ifá en estos cabildos y siguiendo las normas que se
imponían en el palacio de Oyó y siguiendo una dinámica Cortesana.
Muchas de las estructuras como las tenemos hoy, se nos
imposibilita llegar al fondo de las mismas, ya que nuestra historia
nunca fue recogida debidamente por ningún historiador cubano. A
fechas tan recientes como 1954, fecha en que Doña Lydia publicó
su famoso trabajo. En la misma nota al pie podemos leer:
“Un estudio a fondo de estas agrupaciones de esclavos en el
periodo colonial, no ha tentado todavía a ninguno de nuestros
historiadores”.
De esta debilidad de nuestra religión, es que elementos sin ningún
escrúpulo, quieren formar arengas y otros desórdenes, solo para
mantener sus bajos intereses o peor aún solo formar discordias
entre los religiosos, ya que estos últimos quieren desquitar sus
frustraciones religiosas y llegan hasta el extremo de gritar
profanaciones y herejías que alcanzan hasta nuestros ancestros,
llamándolos con todo tipo de epítetos y llenándolos de falsas
acusaciones, como si se tratara de un deporte. Una cosa es
cuestionar profesionalmente y con mesura el porqué de ciertos
legados incomprensibles y otra muy diferente es llenar de insultos y
acusaciones a nuestros ancestros, profanando y manchando de
mala manera su memoria y su legado. A estos elementos, no se les
puede dar entrada en nuestra religión y hay que decirles
claramente: Tú no pasarás.
Mucho es lo que nos falta por aprender y estudiar, pero poco a poco
hay quienes trabajamos en la reconstrucción de los hechos y ver de
dónde salen tantas cosas de nuestro legado, que aún son
incomprensibles. Para ello, solo pedimos paciencia, este es un
trabajo bastante difícil de lograr, tanto en el campo, como en el
análisis de la información y tal como dijimos, minimizamos nuestros
márgenes de error, para no dar informaciones que no estén
debidamente investigadas. Sabemos que quedarán algunas dudas,
pero trataremos de cubrirlas lo mejor que nos sea posible y estamos
recabando más información de temas que se consideran
neurálgicos y poder aclararlos en libros futuros.
Esperamos, sinceramente, que lo escrito no se tome para profanar
la memoria de nuestros viejos, armar más polémicas y buscar más
argumentos para desacreditar unos a otros y aprendamos a convivir
en paz y en Pro de una mejor práctica religiosa, donde no tengan
cabida los disociadores, estafadores, perezosos y delincuentes.
Luchemos juntos por conservar estos patrimonios, sin importar
nuestras ideologías o doctrinas. Al fin y al cabo, nuestros viejos
lucharon por dejarnos una herencia para enriquecernos como seres
humanos y no para que estemos todos los días peleando como
perros y gatos. También queremos dejar claro que las críticas
duras, tanto a Babalawos como a Olorishas, es para aquellos
DESHONESTOS, que han querido hacer pasar cuentos de camino,
para poder tener apoyo en sus atrocidades y peor aún, las hacen.
De hecho, este libro es dedicado a los Olorishas y Babalawos
HONESTOS, no a los que una y otra vez, quieren sembrar
divisiones que no existen, ya que aún cuando Ocha e Ifá son
“tierras separadas”, son de una misma RELIGIÓN. NUNCA fueron
dos religiones separadas… eso simplemente es MENTIRA.
Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la
elegancia déjasela al sastre
Albert Einstein