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25 de enero de 2014 HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y LA CIUDAD I
L o s m a y a s
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LUIS MAURICIO DORANTES C.
ARQ. LUIS ARMANDO
MARTINEZ PÉREZ
25 DE ENERO DE 2014
UNIVERSIDAD IFES
HISTORIA DE LA ARQUITECTURA
Y LA CIUDAD I
LOS MAYAS
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INDICE:
La arquitectura del mundo Maya................................3
Religión: Sus dioses…………………………………………………5
Palenque………………………………………………………………….7
El estilo palencano……………………………………………………8
Los edificios…………………………………………………………….9
Dos estilos peninsulares: el Río Bec y el Puuc…………..10
El estilo Río Bec……………………………………………………..10
La región del Puuz………………………………………………….12
Uxamal…………………………………………………………………..14
Chichén Itzá…………………………………………………………..14
Glosario…………………………………………………………………16
Referencias…………………………………………………………….16
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LA ARQUITECTURA DEL MUNDO MAYA
Habitante centenario de la porción sureste de la República
Mexicana, la península de Yucatán, Guatemala, parte de
Honduras y República de El Salvador (Fig. 1), el pueblo maya
desarrolló desde tiempos anteriores a nuestra era, una vasta
cultura que alcanzó niveles de grandeza en todas sus expresiones.
Constituida por una multitud de ciudades independientes
políticamente entre sí, pero con identidad étnica, tecnológica y
artística, la cultura de este conglomerado humano sigue
asombrando al mundo moderno no sólo por el misterio que
envuelve todavía a muchas de sus manifestaciones sociales, sino
por el extraordinario esfuerzo humano que significó el dominio de
las condiciones naturales del hábitat en que se desarrolló, y por la
magnificencia de su arte que en la escultura y la arquitectura,
dominó lo mismo la sutileza del detalle plástico, que la
grandiosidad de las escalas que enaltecieron el triunfo del
hombre sobre la selva.
Una etapa de gran fuerza artística se dio entre el
año 625 y el 800 a.C., dentro del horizonte
temporal denominado “clásico floreciente” y
abarcando fundamentalmente dos regiones
territoriales: la sur, caracterizada por la gran
espesura selvática de la cuenca del Usumacinta (en
los actuales estados de Chiapas y Tabasco, incluido
el Petén Guatemalteco) y la peninsular,
desarrollada al sur de la península de Yucatán.
Algunas de las ciudades características del período
son: Palenque, Yaxchilán y Bonampak en México,
Tikal y Piedras Negras en Guatemala y Copán en
Honduras (auténtica joya urbana en la cual la escultura se concatenó a todos los elementos físicos de la
ciudad).1 El maya sobresalió en la arquitectura, escultura, pintura y cerámica, así como en las artes menores,
teniendo como denominador común el sentido del ornato, la delicadeza técnica y el hieratismo. Igualmente
se distinguió la astronomía, las matemáticas y otros conocimientos científicos (Fig. 2).2
La arquitectura maya utilizó estructuras semejantes a las que construyeron los demás pueblos de
Mesoamérica: pirámides, templos, adoratorios, palacios, juegos de pelota, etc., pero supieron imprimir en
todas ellas un sello particular que las hace inconfundibles.3
1 De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995. 2 Enciclopedia metódica Larousse (Tomo 1), 3ra Edición. Ediciones Larousse, México, D.F., 1990, pp. 239 y 240.
3 Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989.
Fig. 2: Cultura Maya
Fig. 1: Regiones de la cultura maya
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En especial, consideramos su propósito de tomar la choza campesina como modelo de sus templos, que los
llevó a inventar la forma de techar conocida como bóveda maya o arco falso. ´Los primeros templos mayas
fueron verdaderas chozas de postes y enramadas con techos de palma o paja, pero, al descubrir la manera
de obtener el mortero de cal, las paredes vegetales fueron sustituidas por muros de mampostería de piedra
aunque conservando los techos de choza. Finalmente, los mayas construyeron el techo imitando la
inclinación de los anteriores e inventando lo que pueblos del Viejo Mundo habían utilizado milenios antes: la
bóveda salediza.4
En las artes plásticas alcanzaron los mayas un grado de perfección del que se hallaron lejos otras
civilizaciones americanas. La arquitectura, eminentemente religiosa, poseyó, sin embargo, una gran
variedad. Los templos, de forma rectangular, se edificaron en la cima de una pirámide truncada a la que se
accedía por medio de escaleras laterales; en el interior había una o varias salas y en la principal de ellas se
encontraba el santuario propiamente dicho. Existieron también juegos de pelota, palacios, residencias de
jefes y sacerdotes, patios con columnas, esbeltas torres, acueductos, puentes, arcos de triunfo en ciudades
como Uxmal, Palenque, Chichén Itzá, Tikal y en otras muchas más.5
La pirámide maya (Fig. 3), como la mesoamericana en
general, es en realidad la superposición de
plataformas troncopiramidales, y se origina
posiblemente en el propósito de imitar la forma del
cerro en que se suponía moraban las deidades. Su
función fue fundamentalmente servir de basamento al
templo, pero también llegó a cumplir fines funerarios.
La arquitectura funeraria varía mucho, y abarca desde
simples fosas de piedras toscas hasta cámaras con
muros y techos de mampostería, a veces ricamente
decoradas con pintura o relieves.6
Las construcciones mayas fueron primeramente de madera y los principales elementos eran el basamento
escalonado para sostener los templos, los muros y el sistema de cobertura. Hubo dos tipos de cubiertas:
planas y abovedadas. La famosa bóveda maya fue en realidad una falsa bóveda con la que se techaron
espacios alargados y estrechos. Los muros y dinteles de las puertas, los paramentos de las pirámides de los
templos y las superficies de las estelas conmemorativas estaban decorados con bajorrelieves modelados en
estuco y bloques de piedra esculpidos. Estas edificaciones estaban rematadas en algunas ocasiones, por
hermosas cresterías.7
Caracteriza al templo maya un elemento situado sobre el techo llamado “crestería”, que añade altura al
edificio y que recibía gran parte de la decoración; podía ser maciza o consistir en un muro o dos adosados.
4 Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989.
5 Enciclopedia metódica Larousse (Tomo 1), 3ra Edición. Ediciones Larousse, México, D.F., 1990, pp. 239 y 240.
6 Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989.
7 Enciclopedia metódica Larousse (Tomo 1), 3ra Edición. Ediciones Larousse, México, D.F., 1990, pp. 239 y 240.
Fig. 3: Pirámide Maya
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Acostumbramos denominar “palacios” a edificios de numerosos cuartos, que debieron ser residencia de los
miembros de la jerarquía dirigente y que pudieron también funcionar como locales administrativos y de
almacenamiento.8
RELIGIÓN: Sus dioses
Los mayas tenían un dios creador, Hunab-ku, hacedor del Mundo, de la Humanidad y del Maíz; su hijo era
Itzamná. Había además varias otras divinidades:9
Itzamná: Dios de la Sabiduría, inventor de las ciencias y conocimientos. Es una viva representación
del Padre que está en secreto, del real Ser que cada uno lleva en su interior, Dios como padre es
sabiduría y como madre es amor.
AkKin: Dios del Sol. Los mayas, egipcios, incas, aztecas, etc. fueron adoradores del Sol,
tomando a este como símbolo del Cristo cósmico, de esa fuera que hace que vivan los
mundos, los soles, las estrellas, el átomo. Es esa fuerza que deberemos encarnar todos a
través de vivir el precepto Amor a la humanidad.
Ix U: Diosa de la luna. Es obvio que si está representado el principio eterno masculino, también
debe estar indudablemente el principio eterno femenino, Dios Madre, ella siempre estuvo
asociada a la luna, símbolo de la feminidad, del Amor, de la ternura, de la no violencia.
Kauil: Dios del fuego. Los mayas conocedores de la anatomía oculta del ser humano, asociaban
el elemento fuego con variadas cosas, entre ellas, El fuego sagrado interno, la fuerza espiritual
que debemos adquirir antítesis de la ira.
Chaac: Dios del Agua. Los mayas no desconocían que la naturaleza no es algo meramente
mecánico, sino que estaba regido por principios inteligentes superiores, el elemento agua es
obvio que se encuentra regido por inteligencias como Tlaloc entre los aztecas, Chaac entre los
mayas.10
8 Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989.
9 Enciclopedia metódica Larousse (Tomo 1), 3ra Edición. Ediciones Larousse, México, D.F., 1990, pp. 239 y 240.
10
Baudez, Claude/Picasso, Sydney. “Las ciudades perdidas de los mayas”, Aguilar Universal, Arqueología, Aguilar, SA de Ediciones. Madrid, 1990.
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XamanEk: La Estrella Polar. Cada astro, cada planeta, cada estrella, tiene su dirigente que
mantiene su órbita, curso, etc. en orden para que exista una armonía y equilibrio en el
cosmos, por ello los mayas consideraban cada estrella como un ser viviente, veían en la
misma naturaleza a la Divinidad.
YumCimil: Dios de la Muerte. La muerte reviste diferentes significados, entre los más
importantes es el de morir en sí mismo, sus defectos psicológicos, sus pasiones animales, el
orgullo, la pereza, la gula, la envidia, etc., además por supuesto de los estados post mortem.
YumKaax: Dios del Maíz.- La naturaleza no es algo muerto, está regida por principios
inteligentes superiores, cada planta, cada animal, cada mineral, tiene su propio elemental, y
este a su vez está regido por seres superiores.
EkChuac: Dios del Comercio. Cada actividad humana, es para los mayas dirigida por fuerzas
superiores. Es así para todos los pueblos del mundo, como los hebreos que dividen en 7 grupos
sus actividades y colocan un regente para cada grupo.
Ixtab: Diosa del Suicidio.- Es obvio que no hablan de una divinidad para los que escapan por la
puerta falsa, para los cobardes. Más bien se refieren a morir en sus pasiones, lujurias, orgullos,
miedos, etc., es pues esta representación de la divinidad que auxilia al aspirante al
conocimiento a desintegrar sus Yoes-defectos que carga en su interior.
Ixchel: Diosa de la Medicina.- Consorte de Itzamná (dios principal), era diosa del tejido, de los
partos, de la luna. Es el símbolo perfecto del eterno principio femenino divinal.
Dios serpiente: La Serpiente entre los mayas, así como los aztecas, era símbolo de la sabiduría
que debemos de adquirir a través del trabajo interior, solo cuando hayamos adquirido la
sabiduría podremos ser tragados por al águila del espíritu.11
11
Baudez, Claude/Picasso, Sydney. “Las ciudades perdidas de los mayas”, Aguilar Universal, Arqueología, Aguilar, SA de Ediciones. Madrid, 1990.
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El maya creía en la inmortalidad del alma, que iba a un lugar de
eterno placer o al Mitnal, equivalente al infierno y reino de
Hunhau, príncipe de los demonios.
El sacrificio humano, introducido por los aztecas, tomó forma
maya en el cenote (pozo natural) de Chichén Itzá. La sangre
constituía el elemento capital en el sacrificio efectuado y con
ella eran mojados los ídolos (Fig. 4). 12
PALENQUE
En la ciudad de Palenque se inventa una nueva escala para la arquitectura. Motivada por la omnipresencia
de la religión, la construcción monumental invierte los términos significantes: a partir de la imagen del
hombre como sublimación de la deidad en la Tierra se accede la veneración de los dioses. El conjunto
urbano representa el
triunfo del intelecto y del
esfuerzo físico de la
sociedad sobre la
naturaleza salvaje, que así
como propició la sociedad
sobre la naturaleza
salvaje, planteó también a
quien decidió vivir en ella,
la exigencia de un colosal
trabajo de dominio y
control físico para
garantizar la continuidad
de la existencia cotidiana.
La selva de Usumacinta
fue la fuerza
desencadenada de los
elementos al tiempo que
el marco singular para
cobijar la presencia de
edificios que si bien dedicados a los dioses, tocaron la emoción de los hombres no sólo
en el momento de su construcción, sino aún mil trescientos años después. 13
La voluntad de apropiación del territorio ejercida por el arquitecto maya dista de mucho de la que
caracterizó a las ciudades del altiplano; aquí, la regularidad del terreno dio origen a un trazo urbano regido
por visuales continua, grandes elementos de remate y masas de espacio abierto definidas por una geometría
12
Enciclopedia metódica Larousse (Tomo 1), 3ra Edición. Ediciones Larousse, México, D.F., 1990, pp. 239 y 240. 13
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995.
Fig. 4: Sacrificio Humano)
Fig. 5. Palenque
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de cortes nítidos y lineales. La selva maya con su topografía irregular motivó esquemas de distribución
espacial en íntima relación con las protuberancias naturales. La ciudad en estas condiciones, surge en
simbiosis con su contexto y no como artificio sobre el horizonte; los basamentos, las plazas, las conexiones y
andadores se presentan ante el espectador como parcialidades casi imposibles de relacionarse visualmente
unas a otras, ante ello demandan la necesaria penetración mediante el recorrido a fin de abrir
paulatinamente a la conciencia, la red de circunstancias que los vinculan entre sí (Fig. 5). Se cree que la
ciudad maya responde a un orden de organización calendárico, en donde el paso del tiempo se va asociando
con la vida que cobra cada uno de los espacios de la ciudad, a medida que transcurren los días y con ello la
celebración de una deidad o acontecimiento vinculado precisamente a cada una de las áreas de la urbe.
El estilo palencano
La arquitectura a que dan lugar los pueblos mayas de la cuenca del
Usumacinta hacia el periodo clásico floreciente ( años 625 a 800 a.C.),
ofrece características de gran afinidad a pesar de que el desarrollo
particular de las ciudades originó programas estilísticos con acentos
regionales: la construcción con fines litúrgicos utiliza el basamento
piramidal con templo en la cima, el coronamiento de este mismo se
resuelve con una crestería que cumple el propósito de ampliar la
elevación del conjunto (Fig. 6); la estructuración de los locales
internos se resuelve mediante el uso de la bóveda falsa o en saledizo,
lograda al enfrentar dos muros corvelados que por sí mismos son
poco capaces de soportar un peso adicional encima de ellos, de ahí el
término de bóveda falsa. El espacio interno, es de proporción lineal y
de muy reducida amplitud a causa de las limitaciones impuestas por
bóvedas en saledizo; la decoración externa se logra amalgamando
labrados escultóricos a los elementos constructivos que como
características plásticas generales, muestran el abandono de la
continuidad lineal y el predominio de los ritmos cortos con
saturación de movimiento virtual y profusión de claroscuros. 14
En el Petén, las pirámides son muy altas y se accede al templo por una escalera de pendiente sumamente
pronunciada; el templo se caracteriza por el reducido espacio interior destinado al santuario, debido al gran
espesor de los muros que tienen que sostener la pesada crestería maciza. Los palacios te Tikal llegaron a
tener más de 50 cuartos y algunos son de varios pisos.15
La atención del arquitecto quedó centrada en el modelado del templo que remata el basamento; en él se
concentró el propósito local de aproximar la escala del hombre a la permanencia histórica de la
arquitectura. Resulta tan importante el dimensionamiento del edificio y su proximidad al palpitar de la
colectividad, que en algunos casos como en los templos del Sol y el de las Inscripciones, la altura del templo
mismo viene a ser más importante que la escala del basamento. Integrado por dos crujías internas y un
subespacio central que aloja el tablero que le da el nombre a cada edificio, el templo resuelve un sistema de
soporte, combinando el muro perimetral de carga y las pilastras sobre la fachada frontal.
14
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995. 15
Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989.
Fig. 6: Pirámide con crestería en la cima del templo
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Los edificios
El templo de las inscripciones ocupa un sitio de
primera importancia dentro de la historia del pueblo
maya (Fig. 7). Cerca del año 683 d.C. K´in Pacal
“Escudo del Sol”, importante señor de Palenque fue
sepultado en una cripta alojada dentro de este
edificio, convirtiéndolo en uno de los pocos
basamentos-tumba de Mesoamérica. El sueño
fúnebre que duró trece siglos vino a ser interrumpido
cuando en 1952, el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier
descubre en el piso del templo el acceso a la cripta
milenaria; los Bolón-Tikú “los nueve señores de la
noche” labrados en las paredes del sepulcro, claudicaron en su empeño de vigilancia eterna y el hombre
volvió a acceder a uno de los recintos más extraordinarios construidos por el arte de todos los tiempos. Bajo
una losa de piedra cuya tapa fue esculpida con la notable maestría del arte palencano, descansaban dentro
de un pétreo recinto, los restos del príncipe maya. El delicado relieve que aparece en la tapa de la sepultura
representa con extraordinario realismo anatómico a la figura humana, el tema primordial del arte maya en
estas tierras, arte que invariablemente destaca la proporción y medida de las cosas y que, mediante la
actitud virtual con la que se expresa canta más que simboliza, la jerarquía del ritmo no sólo como patrón de
la ejecución artística, sino como la esencia eterna de la
vida.
De los templos ubicados al oriente de la ciudad el que
con mayor garbo ha superado el paso del tiempo es el
del Sol (Fig. 8); conjunta la elegancia de sus formas con
el característico blanco-marfil que distingue a la
arquitectura de la ciudad. En su interior se conserva un
tablero con la representación del Sol flanqueado por dos
mayas que asumen con su actitud todo el concepto del
ser humano de la época: dignidad ante el dios,
perfección estética frente al mundo terrenal. El Palacio
debe su nombre a lo singular de su composición: sobre
un basamento se desplantan una serie de crujías con cuatro patios internos y una torre con escalera interior
(la torre es ejemplar único dentro de la arquitectura maya), elementos todos ellos que dieron pie a
considerar que el destino original del edificio pudo haber estado más vinculado con la administración de
asuntos mundanos que a tareas religiosas. 16
Sobre la fachada poniente de El Palacio se despliega una dilatada escalinata cuya monumentalidad desborda
la presencia del basamento mismo; una terraza antecede al pórtico perimetral integrado por una ritmada
16
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995.
Fig. 7: Templo de las inscripciones
Fig. 8: Templo del Sol
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serie de vanos y pilastros en cuyas caras externas se conservan los restos de los más extraordinarios relieves
en estuco del mundo maya. 17
Las estructuras de Palenque muestran el propósito de aprovechar al máximo el espacio interior, sin
separarlos del exterior; de allí la presencia del pórtico abierto mediante pilares y los muros de reducido
grosor que no soportan más que las esbeltas cresterías caladas. Peculiar del sitio es el santuario, como
unidad independiente dentro del cuarto posterior. Los arquitectos palencanos buscaron, además de la
ligereza de volúmenes, aminorar el peso de las bóvedas con aberturas de distintas formas.
Dos estilos peninsulares del período clásico: el Rio Bec y el Puuc
En el caso de las ciudades del sur de la península de Yucatán, que siendo contemporáneas de los prodigiosos
desarrollos urbanos de la región del Usumacinta, tuvieron estilos arquitectónicos que como el Rio Bec, el
Chenes y el Puuc, están integrados por sistemas compositivos, repertorios formales y códigos expresivos,
sustancialmente diferentes pero de gran categoría plástica dentro de la historia de la cultura maya.
Conscientes de que la multiplicación de las relaciones culturales entre una ciudad y la otra provocaron al
paso del tiempo la asimilación y ulterior combinación de recursos plásticos, hemos tratado con apoyo en las
clasificaciones que los estudiosos de la materia han hecho, de seleccionar algunos ejemplos sobresalientes
en base a los cuales haremos mención de los conceptos más interesantes que distinguen a estos dos estilos
peninsulares.
La región de Usumacinta parece haber sido incluida en su arquitectura por el Petén y por Palenque; el perfil
de las pirámides y las cresterías macizas de Piedras Negras procedían del primero, mientras que el pórtico
de tres entradas y las ligeras cresterías caladas de Yaxchilán hacen pensar en un origen palencano.18
El estilo Rio Bec
Simbólicamente se presenta un prototipo que por sí mismo tiene un significado arquitectónico distinto al
resto del área maya. En el Petén y la cuenca del Usumacinta, el templo que coronaba el basamento
piramidal aparece como un producto racional que enlaza al intelecto humano con la esencia divina a través
de la universalidad de la geometría; en el Río Bec, le confiere al templo la fisionomía misma del dios, quien
se integra formalmente al cuerpo de la fachada. La deidad recibe al hombre tras cruzar el vano traducido en
boca que opera generalmente como centro físico y compositivo del edificio; esta condición de fachada
antropo y zoomorfa, es también la característica predominante de los edificios del estilo Chenes, que
desarrolla una arquitectura con estructuras horizontales y escasa elevación del piso del templo respecto del
nivel de la plaza frontal.19
17
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995. 18
Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989. 19
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995.
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A Río Bec llega la concepción de las altas y escarpadas pirámides de Tikal, pero transformadas en meras
estructuras ornamentales; también la fachada en que predomina el gran mascarón del dios de la lluvia es
característica de la región de los Chenes (Fig. 9). 20
La presencia de un elemento orgánico tan poderoso simbólicamente como es el rostro zoomorfo del
“Itzamná” (el dios creador) en la fachada frontal de los templos, establece un principio de frontalidad que si
bien en el resto de la arquitectura prehispánica se da por medio de la preponderancia de la escalinata, en
este caso reviste una condición diferente, animada por la presencia tangible del dios que aparece disperso
en el mosaico que integra la fachada, haciendo trascender su presencia no sólo por la imagen misma
reconocible en la representación de fauces, colmillos, ojos orejas y otros atributos, sino de manera más
amplia, siendo parte constituyente y sublimándose a través de la geometría en todas partes del volumen.21
Su arquitectura tiende a hacer un inversión de
términos simbólicos, el templo ya no aparece en la
cúspide del basamento sino a nivel de tierra
separado apenas de ésta mediante una plataforma
de poca altura; el dios emerge del subsuelo
caracterizado con formas animales tendientes a su
vez a humanizar el rostro, por ello la pirámide con
sustento de la casa ritual y de comunicación divina
tenderá a desaparecer en algunas de las ciudades
de la península, dejando su sitio a estructuras horizontales que en el estilo Bec, se presentaron flanqueadas
por pilones o pirámides simuladas cuya función compositiva fue la de delimitar y contener formalmente el
20
Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989. 21
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995.
Fig. 9: Estilo arquitectónico de los Chenes
Fig. 10: Xpuhil (Estado de Campeche)
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despliegue del templo. Estas torres con aspecto piramidal, presentan además el labrado de peldaños y
coronamiento del templo con crestería, recordando a la grandilocuencia de los basamentos que por la
misma época se construían en Tikal.
La arquitectura trata de lograr la autonomía mediante la corporeidad del contraste de masas y la vitalidad
que por sí mismo posee el templo al ser la imagen del dios. El caso de la “estructura I” de Xpuhil resulta (Fig.
10), junto al templo B de Río Bec, un ejemplo claro de los propósitos estéticos del estilo: flanqueado por dos
torres masivas con aspecto piramidal, el templo intermedio se extiende horizontalmente estructurando en
tres cuerpos enlazados, portando cada uno de ellos la característica representación facial del dios. El
riguroso balance a que da lugar la coexistencia de torres y cuerpo central se ve señalado con la presencia de
un tercer pilón central adosado a la parte posterior, en coincidencia con el eje de simetría general de la
edificación. Otros recursos constantes y característicos son: los tableros ajedrezados, las cascadas de
mascarones integradas por una sucesión vertical de mascarones en bajo relieve que, en conjunto, producen
un abigarrado espectáculo pleno de movimiento virtual gracias a la multitud de líneas curvas de corta
extensión que los conforman; el claroscuro que se produce en ambos casos, contribuye a producir junto con
la organicidad de las fachadas, la visión de una arquitectura que parece asumir la estética como sustancia
propia de la deidad, al tomar cuerpo en la piedra para involucrarse en los asuntos del mundo.}
La región del Puuc
Estilo denominado Paul Cendro “abrumador, polifacético y sugestivo”. Geográficamente es el más
septentrional de las tres variantes peninsulares del horizonte clásico maya, se desarrolla en ciudades
localizadas en los estados de Campeche y Yucatán, y en las cuales tienen lugar el máximo florecimiento de
este estilo entre los siglos IX y X, Kabah, Uxmal, Labná, Sayil, Xlapak, son algunos de los focos de creación de
ésta modalidad, distinta a los estilos Chenes y Río Bec característicos en la arquitectura de la región en el
momento en que los grandes centros
ceremoniales del clásico floreciente han
ingresado en su ocaso artístico.22
En la serranía (Puuc) del sur de Yucatán y
norte de Campeche se desarrolló una
arquitectura muy propia, donde los planos
horizontales predominan, la decoración se
limita al friso y la columna se usa tanto
como elemento arquitectónico como
ornamental.23
Su arquitectura recoge de los otros dos
modelos peninsulares elementos con los
que elabora prototipos de una gran originalidad y perfección plástica, en los que se señala una notable
distancia respecto de las evanescencias y sensualidad plástica de las regiones selváticas del sur; el Puuc
busca a través de sus edificios de dominante horizontal concentrar, tal como lo hace el Bec, los acentos
22
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995. 23
Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989.
Fig. 11: Templo del Adivino
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plásticos en estructuras de geometría lineal perfectamente clara. A diferencia de Palenque que se deja
cautivar por la exuberancia de la selva, los edificios Puuc afirman la presencia racional del hombre a través
de extensos planos desnudos, en un propósito que busca la trascendencia por medio de la geometría del
ángulo recto, en la continuidad lineal de los edificios formados por crujías internas adosadas unas a otras
hasta integrar dilatados cuerpos de gran presencia tectónica, y en la sutileza con que se trabajan las
fachadas dejando generalmente un primer cuerpo inferior completamente desnudo y, sobre él, en una
segunda estructura decorada, el volumen que recibe todo el peso de la ornamentación.24
La pirámide del Adivino, también llamada del Hechicero o del Enano, nombre todos ellos provenientes de la
leyenda que le contaron al investigador estadounidense John Lloyd Stephens cuando visitó Uxmal, la
leyenda cuenta la historia de un enano que era hijo de una hechicera y que había nacido de un huevo. Este
personaje, con la intención de hacerse gobernador de la ciudad, apostó con el gobernador de entonces que
era capaz de construir una pirámide en una sola noche. La pirámide fue construida y el enano se proclamó
gobernador de las tres veces edificada ciudad de Uxmal. (Fig. 11)25
Los edificios, tanto los ofrecidos al culto como los dedicados en apariencia a tareas civiles, prefieren el
desarrollo horizontal más que el basamento piramidal, a su vez cada cuerpo así conformado, pese a que se
lo relaciona directamente con otras
estructuras vecinas, mantiene dentro
del espacio urbano una gran
independencia plásticas auxiliando no
sólo por su ubicación en el contexto
sino por la proporción particular del
edificio que pretenderá sublimar la
función interna desempeñada – en
recintos cubiertos con la característica
bóveda en saledizo- mediante el
adosamiento de caracteres
decorativos- simbólicos.
Respecto a la composición de las
fachadas el arquitecto Puuc la divide en
dos partes, la inferior
permanentemente lisa y de una
regularidad ininterrumpida en todo el perímetro del edificio, el segundo cuerpo queda definido por gruesas
molduras de corte biselado que limitan el paño que recibe toda la fuerza de la decoración en alto relieve.26
24
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995. 25
Baudez, Claude/Picasso, Sydney. “Las ciudades perdidas de los mayas”, Aguilar Universal, Arqueología, Aguilar, SA de Ediciones. Madrid, 1990. 26
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995.
Fig. 12: Vista panorámica de Uxmal
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Uxmal
Esta ciudad ocupa u importante sitio dentro de la historia de la cultura Maya, tanto por las relaciones
políticas que prevalecieron durante los siglos del postclásico en la península de Yucatán como también por
abrigar algunos de los ejemplos más conocidos de la arquitectura Puuc. Fundada hacia mediados del primer
mileno d.C. es en el siglo IX cuando se inicia la importante fase constructiva de la que hoy en día subsisten
brillantes testimonios (Fig. 12).
Uxmal organiza sus estructuras horizontales formando grandes cuadrángulos con dilatadas explanas
interiores, dos pirámides contrapuntean el paisaje de la urbe y una multiplicación de perspectivas y enlaces
visuales dan lugar a las relaciones entre los conjuntos del centro ceremonial.
Sobre la amplia terraza se extiende la presencia sublime de uno de los edificios más espectaculares de toda
Mesoamérica: El Palacio del gobernador. Se trata de un cuerpo horizontal de 98 mts. De longitud, integrado
por crujías internas cubiertas con bóveda de saledizo. Exteriormente tal como se aprecia en nuestros días, la
forma se descubre en el horizonte de Uxmal con una extraordinaria fuerza plástica por la sólida rotundez
geométrica del volumen como por el acabado discurso decorativo acorde a los más clásicos argumentos del
Puuc.
Chichén-Itzá
Después del año 925 d.C. se introduce en
territorio maya una oleada de Toltecas
procedentes de Tula y cuya aparición en
tierras mayas coincide con el ocaso del
período cultural clásico. La presencia en la
península de la gramática plástica
característica del altiplano central
mexicano, da lugar al nacimiento de un
nuevo período histórico y artístico
denominado precisamente” mexicano”
toda vez que el vigor con el que se
presentan la cultura extranjera alcanza a
ocultar muchos de los principios vitales
que hasta ese momento habían regido en
la cosmogonía del pueblo maya. Chichén-
Izá, en medio de la planicie del norte de
Yucatán, será ocupada por grupo tolteca y convertida en el nuevo foco de irradiación del modelo de vida del
altiplano, tanto como del repertorio artístico que había madurado en la toltecayotl. 27
La llegada al área maya, en el curso del siglo X de nuestra era, grupos extraños – putunes o chontales y
toltecas, en el norte de Yucatán; pipiles y mexicas en las tierras altas de Guatemala -, dejó su marca en la
arquitecturas. En Chichén-Itzá, los toltecas añadieron a las pirámides amplios vestíbulos hipóstilos y la
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De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995.
Fig. 13: Vista panorámica de Chichén Itzá
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decoración a base de talud y tablero, utilizaron columnas y pilares en los templos; combinaron la bóveda
maya con los soportes columnares; modificaron la orientación de los edificios, y pusieron anillos en los
juegos de pelota, los cuales, además, quedaron cerrados en los extremos de la cancha.28
El juego de pelota, situado en un extremo de la gran plaza ceremonial, sintetiza en su configuración
monumental la herencia plástica del altiplano, aquella que estableció el dominio del espacio externo
confinado con dilatados volúmenes, y que en conjunto conformo esquemas plenos de armonía formal. 29
El
juego de la pelota maya consta de dos plataformas alargadas y paralelas, con especies de banquetas
adosadas en las fachadas interiores; carecían de anillos pero solían llevar esculturas como posibles
marcadores o metas por alcanzar con la pelota.30
Sobre la plaza central limitada por los dos grandes conjuntos mencionados “el templo de los guerreros y el
juego de pelota”, se eligieron basamentos de diferentes dimensiones; el más sobresaliente es el castillo o
templo de kukulkan, que comparte territorio con el conjunto del tzompantli, y las plataformas de Venus y las
águilas.
La pirámide de kukulkán es sin duda uno de los monumentos más conocidos de la arquitectura
mesoamericana, amén de que por sus dimensiones resulta el de mayor presencia visual en el paisaje de
Chichén Itzá (Fig. 13).31
Mayapán imito el estilo maya-tolteca e incluso reprodujo en forma casi idéntica varios edificios de Chichén-
Itzá, los llamados Castillo y Caracol, pero la técnica de construcción es de calidad muy inferior. Aparte de los
edificios ceremoniales, numerosas casas provistas de pórticos y otras más modestas para la gente común
revelan el carácter urbano del sitio, rodeado por una muralla a consecuencia de las guerras que ocurrieron
en el posclásico tardío.
Tulum y otros numerosos sitios de la costa oriental de Yucatán, contemporáneos de Mayapán, presentan
ciertos elementos reminiscentes de lo tolteca, pero su arquitectura lleva un sello muy propio. Los edificios
son generalmente pequeños, los techos de bóveda o planos, los muros intencionalmente desplomados hacia
afuera. Como en Mayapán, se percibe que la cultura maya estaba entonces en decadencia y, por las causas
que mencionamos antes, Tulum y otros sitios estaban también circunscritos en una muralla.32
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Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989. 29
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995. 30
Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989. 31
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995. 32
Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989.
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GLOSARIO:
Basamento: Especie de gran zócalo, largo y continuo, que sirve de base a una construcción. En
Mesoamérica designa cualquier subestructura o plataforma , constituida generalmente por una
pirámide truncada u otro elemento.
Basamento escalonado: Sucesión de cuerpos escalonados, que sirve habitualmente para realzar un
templo u otra construcción Basamento: monumental.
Bóveda en saledizo: Aquella estructurada esencialmente de piedras saledizas.
Choza: Casa hecha de estacas y cubierta de ramas, paja o palma // 2. Motivvo ornamental,
inspirado en estas construcciones, utilizado en algunos edificios clásicos de la península de Yucatán.
Claroscuro: Disposición particular de las luces y sobras en una pintura, escultura o edificio
Crestería: Adorno de calados que corona y remata las partes altas de un edificio, ya sea de una
fachada o de un techo.
Crujía: Espacio comprendido entre dos muros de carga o conjunto de habitaciones alineadas sobre
un mismo eje provistas de una cubierta común, como ocurre en muchos edificios alargados mayas
del tipo “palacio”.//2. Corredor largo de algunos edificios que dan acceso a las piezas que se
encuentran a los lados. // 3. Habitación.
Deidad: Ser divino
Flanquear: Estar colocado al flanco o al lado de una cosa.
Hieratismo: Calidad hierática de los estilos y formas que afectan la solemnidad extrema.
Mampostería: Fábrica u obra cualquiera de piedras unidas entre sí por medio de algún aglomerante
o simplemente aparejadas las unas junto a las otras, pero siempre acomodadas individualmente.
Mascarón: Cara grande, grotesca o fantástica, que sirve como ornamento en ciertas obras
pictóricas, escultóricas y arquitectónicas. Se trata de un motivo frecuente de Mesoamérica,
particularmente en la arquitectura maya donde existen numerosas variantes frontales, de perfil o
de ángulo, hechas de barro, de piedra con o sin estuco, d estuco, etc.
Mortero de cal: Mezcla constituida por un conglomerante, agregados y agua, que se empleaba en
obras de albañilería. El de buena calidad es blanco y grisáceo, compacto y adhesivo, y se usaba
sobre todo en acabados de piso, muros y bóvedas, o con piedras aparentes. El de menor calidad,
empleado más bien en núcleos y rellenos interiores, va del amarillo medio al café ligero, y es menos
compacto y adhesivo.
Ornato: adorno, aparato.
Plataforma: Superficie elevada, plana y lisa, usualmente desgajada en todo su perímetro exterior,
que constituye la cara superior de un terraplén, ya sea que permanezca descubierta o sirva de
terraplenado elevado sobre el cual se desplantan una o varias construcciones.
Santuario: Sitio, poblado, adoratorio, edificio, recinto sagrado o conjunto de edificios y demás
espacios en que se practican actividades religiosas de diversa índole en torno a un determinado
culto u objeto de veneración central.
REFERENCIAS:
De Anda Enrique X. “Historia de la Arquitectura Mexicana”. Edit. G. Gili, SA de CV, México, 1995.
Enciclopedia metódica Larousse (Tomo 1), 3ra Edición. Ediciones Larousse, México, D.F., 1990, pp. 239 y 240.
Ruz Lhuillier Alberto, “Los antiguos Mayas”, Fondo de cultura económica, México, D.F. 1989.
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Baudez, Claude/Picasso, Sydney. “Las ciudades perdidas de los mayas”, Aguilar Universal, Arqueología, Aguilar, SA de Ediciones. Madrid, 1990.