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LA COMUNIDAD TERESIANA
LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR EN SANTA TERESA DE JESUS,
SU RESPUESTA PERSONAL, COMUNITARIA Y CARMELITANA
CARMELITAS DESCALZAS, MONASTERIO DE LA
SANTÍSIMA TRINIDAD, DURANGO, MÉXICO.
DEL 26 AL 31 DE MAYO DE 2013
2
AGRADECIMIENTO
A nuestros Padres:
Maximiliano Herraiz García
Camilo Maccise M
Jesús J. Murillo
Jesús Castellano
Tomás Álvarez
Julio Rincón G
Y a todos nuestros Frailes que nos han acompañado con su experiencia
e iluminado con su sabiduría en el estudio y profundización de nuestro
carisma.
Agradecemos a la Federación “San José de Guadalupe” su esfuerzo de
ofrecer formación de calidad a todos las Monjas del Carmelo y a nuestras
hermanas por compartirnos sus experiencias
Gracias, Dios los bendiga
Comunidad de Carmelitas de Durango
Guadalupe de Cristo Crucificado María de Cristo
Bertha de la Inmaculada María de Jesús Julieta de Jesús
Margarita Rosa de la Cruz Martha Leticia del Carmen
Nancy María de Jesús Misericordioso María José de Jesús
Luz Elena del Espíritu Santo Fátima de Jesús Sacramentado
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INDICE
Introducción
I.- Elementos esenciales de la espiritualidad cristiana
II.- Fundamento Trinitario de la comunidad cristiana
La experiencia del Padre La experiencia de Jesús La experiencia del Espíritu Santo III.- La espiritualidad teresiana
IV.- Perfil de la comunidad teresiana
Características de la comunidad teresiana
1.- Perspectiva teologal del pequeño colegio de Cristo 2.- Soledad en compañía, monjas ermitañas 3.- Comunidades de grupo pequeño 4.- Gente escogida 5.- Ocupadas en oración por la Iglesia 6.- Unidas en un amor desprendido y oblativo
V.- La comunidad, escuela de formación en el amor
VI.- La oración teresiana y sus frutos
Frutos de la oración
VII.- La vivencia comunitaria en la práctica
VIII.- Respuesta carmelitana de Santa Teresa
1.- La tradición carmelitana 2.- Orientación contemplativa 3.- El tinte teresiano de los consejos evangélicos 4.- Un nuevo estilo de vida comunitaria
Conclusiones
Anexo I Síntesis de leyes psicosociológicas de grupo
Anexo II Experiencia teresiana de la oración
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LA COMUNIDAD TERESIANA
LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR EN SANTA TERESA DE JESÚS, SU RESPUESTA
PERSONAL, COMUNITARIA Y CARMELITANA
Introducción
A partir del don de las relaciones humanas que santa Teresa de Jesús cultiva a lo
largo de su vida y de la gracia de su encuentro con Jesús resucitado, ella presenta la
oración como trato de amistad con Dios. Este encuentro transformante marca su
existencia impulsándola a responder con su vida entera. Su respuesta inicial es personal:
vivir los consejos evangélicos con la mayor perfección posible. Su trato orante con el
Señor le hace buscar condiciones más favorables de recogimiento y soledad para vivir
mejor su vocación. Siguiendo las inspiraciones del Señor funda el monasterio de San
José, este es un paso más en su creciente respuesta de personal a comunitaria.
Posteriormente con el permiso de fundar otros monasterios la santa Madre a esas alturas
cuenta con fortaleza, madurez espiritual y experiencia de vida religiosa, comunitaria y
mística que le lleva a un tercer paso de compromiso y respuesta amorosa al Señor: la
renovación del Carmelo que sigue narrando las maravillas del Señor hasta nuestros días.
La santa desde su experiencia Cristocéntrica nos comparte un estilo de vivir la
consagración, que prepara a la par: para ser orantes que alcancemos la unión con Cristo y
al mismo tiempo formar personas integradas y comunitarias que viven conscientemente su
vocación en la Iglesia.
I.- Elementos esenciales de la espiritualidad cristiana
En el cristianismo la gracia siempre precede al mandamiento, como lo vemos en la
vocación de los patriarcas y los profetas, (especialmente Abraham (cf. Gn 12) Moisés (cf.
Ex 6,2) Isaías (cf. Is 6) Jeremías (cf. Jr 1,4) Pedro (cf. Jn 1,40)). Esta gracia, dones o
talentos que recibimos, Dios nos los regala para ser sus administradores y ponerlos al
servicio de los hermanos.
Si observamos la vida de Teresa de Jesús desde su niñez (V 1,4-5), en su juventud
(V 2.2-8) y aun en su vejez1; ella tiene la gracia de despertar amor en los demás y era
muy amada. Pero también se empeñaba en agradar a todos, ¡ahí está su trabajo!
Siempre buscó agradar, “aunque le hiciese pesar” (V 3, 4). En Fundaciones 5,2 dice
Teresa: “todas las almas son hábiles para amar”. A partir de la gracia de relaciones
amistosas, es como la santa Madre aprende a relacionarse con Dios, por eso presentará
1 Cta. 397 a Ma. De San José 8 de noviembre 1581
5
la oración en el libro de la Vida 8.5 como “trato de amistad” personal y en adelante, hasta
7 Moradas sigue con ese mismo empeño cuando dice: “queriendo agradar y dar contento
a Dios” (cf. 7M). Es decir que toda su vida practica y desarrolla esta gracia de amar,
poniéndola al servicio de Dios y los hermanos. A partir de su encuentro con Jesús no deja
de hablar de Él. Y no es para menos, el primer y más grande de todos los dones es el
amor como lo recuerda la 1Co 13, 13 y todos lo hemos recibido, pero hay que educarlo y
encausarlo a su plenitud: amar como Dios ama (cf. Mc 12, 30-31). “Ábreme los ojos Señor
y contemplaré las maravillas de tu voluntad” (Sal 118, 18). ¡Cuántas maravillas ha hecho
Dios en ti, en mí y en todos! Sólo descubriendo nuestros dones podremos cantar con
María el magníficat de tu gracia Señor en nuestras vidas. Dios nos da la gracia y los
dones, la libertad y la fuerza para dar fruto; pero es trabajo personal ponerlo por obra. Si
yo no aterrizo mi amor y servicio a Dios en las personas concretas de mi comunidad,
sencillamente no amo. La comunidad teresiana se distingue por el sello del amor al estilo
de Cristo: comprensivo, servicial, perdona, aguanta sin límites… (cf. 1 Co 13,4).
II.- Fundamento Trinitario de la comunidad cristiana
El seguimiento de Cristo tiene su iniciativa en Dios Padre, manifestando el
dinamismo del carácter Trinitario, que anticipa la realización escatológica de la Iglesia. La
Transfiguración no sólo revela la gloria de Cristo, sino también prepara para afrontar la
cruz (cf. VC 14)2. La comunidad religiosa participa íntima y profundamente del misterio
Trinitario de la Iglesia (VFC 2)3.
La persona por naturaleza es un ser sociable con apertura hacia los demás. El
hombre es imagen y semejanza de Dios uno y Trino. En la persona la dimensión relacional
con Dios se da en tres direcciones: primero hacia el Padre como origen y principio,
segundo hacia los hermanos en una mutua sacramentalidad que revela y oculta el misterio
del Verbo, tal como nos recuerda Gaudium et spes 22: “el misterio del hombre se revela
en el misterio de Dios”, es experiencia que integra a la persona y tercero relación hacia
dentro de sí mismo, en el misterio del Espíritu Santo4.
La experiencia del Padre
La experiencia íntima y fuerte del amor gratuito de Dios, hace a la persona confiar
su vida a su servicio exclusivo y se consagra totalmente a Él y a su designio de salvación
(cf. 1 Co 7,34). A partir de la revelación de Jesús como rostro del Padre; la comunidad
cristiana experimenta su presencia paternal-maternal en el misterio de la existencia
2 “Vita Consecrata” Exhortación apostólica postsinodal Juan Pablo II
3 Vida Fraterna en Comunidad, Congregación para los institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica.
4Boff L. La Trinidad, la sociedad y la liberación, Ed. Paulinas, Madrid, 1987
6
recibida como don gratuito. Esta experiencia de ser todos hijos de un Padre común, exige
la manifestación filial de la comunidad, en un trato de auténtica hermandad.
La experiencia de Jesús
Es Jesús el don absoluto del Padre que nos trae y atrae a su seguimiento, a la
maravillosa aventura de la vocación contemplativa. En Cristo “imagen de Dios invisible”
(Col 1,15) y resplandor de la gloria del Padre, se percibe un amor eterno e infinito que
toca las raíces más profundas del ser. La persona que se deja seducir por Él (Cf. Jr 20, 7),
abandona todo para seguirlo, ante la sublimidad del conocimiento de Cristo. La
consagración bautismal alcanza su plenitud de entrega radical al seguimiento de Cristo
mediante la profesión de los consejos evangélicos que manifiestan el deseo explícito de
una total conformación con Él desde una especial vocación, gracia y don del Espíritu. Es
Cristo con su presencia viva y operante quien suscita, crea y forma la comunidad. Su
presencia real y pluriforme se manifiesta en cada hermano, que desde la Encarnación y la
Resurrección, se ha unido a todo hombre (Cf. GS 22) transformándolo en cierto modo
en “sacramento de Cristo”, que lo revela y oculta en diferentes grados. En las cualidades
y dones de los demás, descubrimos al Señor Jesús presente en cada hermano como
signo e instrumento de su amor que une a la comunidad. El paso de Jesús por la vida del
consagrado es un encuentro que lo abraza con Él, como expresión de su relación de Hijo
unigénito con el Padre y con el Espíritu Santo. Es Cristo quien debe emerger con fuerza
en la vida personal y comunitaria, como fruto de nuestra amistad con Él y nuestras
hermanas.
La experiencia del Espíritu Santo
Tras la mirada de Jesús, después de haber sido seducido por Él, es el Espíritu Santo
quien suscita el deseo de responder plenamente. La vida consagrada es expresión de la
Iglesia Esposa conducida por el Espíritu, llamada a reproducir en ella misma los rasgos del
Esposo, para presentarse ante Él resplandeciente, sin mancha ni arruga, sino santa e
inmaculada (cf. Ef 5,27, LG 6). Al Espíritu se le experimenta en la aparición de la
comunidad que se funda en el primer fruto de su presencia “el amor”(Gal 5,22) que suscita
los diferentes dones y sostiene a la comunidad para hacerla madurar como su buen guía
(1 Co 12, 4 - 13).
7
III.- La espiritualidad teresiana
Lo más original en Sta. Teresa, es su doctrina acerca de la persona y ser de
Jesucristo, de su intensa experiencia de Cristo se deriva su vivencia y enseñanza sobre la
oración. En Vida 4,7 nos dice: “procuraba lo más que podía traer a Jesucristo nuestro bien
y Señor dentro de mí presente…” y más adelante en Vida 9,1: “ante el Cristo muy llagado”
surge desde lo más hondo de su ser una renovación total, una recreación de su persona,
en adelante “el nuevo yo de Teresa” se verá redimensionado por la hermosura
resplandeciente del Resucitado que no volverá a dejarla (V 28.3; 6M 8,2 y 3). La Santa
pasa de la adoración de la divinidad de Jesús, a la humanidad de Jesús. La aceptación
plena de la corporeidad de Jesús verdadero Dios y Hombre con todo lo que implica.5 Esto
nos muestra las características de la espiritualidad en santa Teresa, es Cristocéntrica,
evangélica, anclada en fe pura y ansiosa de relación con la persona de Cristo, que la
alimenta en su oración revelándose a ella, con su palabra y su encuentro en los
sacramentos especialmente en la Eucaristía. Es una experiencia integradora la
comprensión humana y divina de Jesucristo, un Dios que personaliza y hace desplegar a
la persona todas sus cualidades humanas.
IV.- Perfil de la comunidad teresiana
Cuando santa Teresa se decide a fundar el monasterio de San José, quiere una
experiencia semejante a la de los apóstoles formando un “pequeño colegio de Cristo”(CE
20,1) para vivir dos valores primordiales: “el estilo que pretendemos llevar es no sólo ser
monjas, sino ermitañas” (C 13,6), contemplación que enriquece el espíritu como
ermitañas en soledad y hermandad, comunidad de monjas que viven en alabanza y acción
de gracias, armoniosa conjugación de soledad-comunidad. Imitar a Jesús en su actitud
fundamental de modelo y maestro de oración. En torno a la Eucaristía, rezo coral, oración
mental y recreación en un clima familiar de alegría y gozo en el Señor, la Santa quiere
formar comunidades de grupo pequeño: 13 hermanas, de gente escogida, ocupadas en
oración por la iglesia, unidas en un amor desprendido y oblativo.
Vamos a describir cada una de estas seis características de la comunidad
teresiana:
1.- Perspectiva Teologal del pequeño colegio de Cristo
El pequeño colegio de Cristo no es realización humana. Teresa de Jesús lo sitúa en
una perspectiva de gracia, quiere ofrecerle a Jesús desde el sentido evangélico una casa
5 Considere que en este tiempo la mentalidad religiosa era despreciar el cuerpo, tratándolo con duras penitencias como
enemigo del espíritu, producto de la ideología neoplatónica propia de la época.
8
como la de Betania. La vocación es un don, cada hermana es un don, la comunidad
pertenece al Señor, no es obra suya. La realiza, sostiene y guía el Espíritu Santo. Se los
recuerda a sus monjas en tres postulados:
o El Señor nos ha reunido, nos dice Teresa en Camino 8,1:“alabémosle mucho,
hermanas, gracias al Señor que nos juntó aquí”.
o El Señor mora en nosotras, leemos en Vida 35,12: esta casa es “rinconcito de
Dios y morada en que su Majestad se deleita”.
o La santa Madre en Camino 2,1 nos recuerda: el Señor cuidará de vosotras, “los
ojos en vuestro Esposo, El os ha de sustentar”.
2.- Soledad en compañía, monjas ermitañas
Teresa enamorada del Carmelo trata de revitalizar el carisma y entiende que el vino
nuevo, difícilmente podrá circular por las estructuras de la Encarnación6. Por una parte
valora la soledad, por otra, las oportunidades de relación. Por eso quiere la regla primitiva
“meditando día y noche la ley del Señor” (Regla 7) y nos recuerda en Fundaciones 29,
33“la casta de los santos padres de los que venimos”(cf. C 11, 4) silencio lleno de sentido
poblado de la Palabra, que es el núcleo central de la Regla, no sólo a través de los actos
litúrgicos; quiere además la vida comunitaria, momentos de recreación, de compartir
espíritu y vida, liturgia y fiesta. Feliz encuentro que equilibra la vida comunitaria. El
condimento de la alegría es un distintivo de la comunidad teresiana.
3.- Comunidades de grupo pequeño
La santa Madre hace un cálculo muy preciso del número de hermanas desde el
primer esbozo de la comunidad. Huye de la comunidad-masa que vivió en la
Encarnación7, después de pensar y consultar, fija el número en 13 hermanas. Dice en
Fundaciones 2,1: “Porque donde hay pocas, hay más conformidad y quietud”. Este es un
cálculo muy preciso para su época, actualmente estudios psicosociológicos de grupo, han
determinado algunas reglas que se deben observar para crecer en: integración, crear
vínculos profundos de amistad y conocimiento mutuo. La propuesta de comunidad
teresiana cubre la mayoría de estas reglas. Posteriormente, por otras razones y
necesidades, el número fue elevado a 21 hermanas en la comunidad.
(Ver síntesis de leyes psicosociológicas de grupo, en anexo 1)
6 J.J. Murillo La Comunidad en Teresa de Jesús Ed. El Carmen 1982
7Ib
9
4.- Gente escogida
“Adonde son tan pocas, de razón habían de ser escogidas”8, “que sean personas
de oración y para nuestro modo”9. “No importa que no tengan bienes de fortuna si los
tienen de virtudes”10 (F 27,12). Las cualidades que consideraban de mayor peso en ese
tiempo, es el buen entendimiento (C 14.2) y el equilibrio psíquico para convivir (F 7). En
este sentido la comunidad puede mantenerse unida, en crecimiento y es libre de admitir
solo aquellos miembros que puedan adherirse a todo su ideal.
5.- Ocupadas en oración por la Iglesia
El sentido eclesial es una línea vigorosa y original del carisma, así como la razón de
la oración del Carmelo teresiano, no es sólo la propia santificación. Para ella “ser tal”
conlleva sentir el latir de la Iglesia y de la humanidad. En su tiempo la ruptura dela Iglesia
con Lutero “oración por los defensores de la Iglesia predicadores y letrados… lloraba con
el Señor y le suplicaba remediase tanto mal”. Su deseo de salvación de todo hombre,
inicio de evangelización en nuestro continente parecíame que mil vidas pusiera yo para
remedio de un alma de las muchas que ahí se perdían”(C 1,2). “¡Oh hermanas mías en
Cristo!, ayudadme a suplicar esto al Señor, que para eso os junto aquí; este es vuestro
llamamiento, estos vuestros negocios, estos vuestros deseos, aquí vuestras lágrimas,
vuestras peticiones”(C 1,5). Teresa nos invita a servir a la iglesia con la oración y vida de
intercesión ardiente, en torno a la Eucaristía mediante una irradiación silenciosa, de
testimonio y vida comprometida.
6.- Unidas en un amor desprendido y oblativo
La comunidad teresiana ha de ser como familia en casa… “todas han de ser
amigas, todas se han de amar, todas se han de querer, todas se han de ayudar” (C 4,7).
Surge en Teresa una conclusión: hay que educar en el amor. Es necesario el equilibrio
personal y comunitario, reeducar este don hacia un amor puro y oblativo de exquisito
ágape universal y sin exclusivismos (cf. C 4,5.8; 1M 2,17), así como también educar para
el perdón y la misericordia (cf. 5M 3,9). La máxima prueba de amor nos la da Cristo en la
cruz, dar la vida por los hermanos, vivir dando la vida por la comunidad. En C 8 la Santa
nos recuerda “darnos todas al todo sin hacernos partes…” ¿Qué podemos hacer sin
8 Cta. 14 a Doña María de Mendoza 7 de marzo 1572
9 Cta. 11 a Cristóbal Rodríguez Moya 28 de junio 1568
10 Cf. Const. Alcalá 21
10
hacernos partes? crear conciencia del sentido de comunidad y unirnos en armonía cada
quien dando lo suyo; ser su Betania en donde estamos pendientes de su palabra, un
grupito que le quiere y le acoge, donde encuentra amigos. Esta es la comunidad que
sueña Teresa: “todo sea servir al huésped divino que se viene a estar, comer y recrear en
este palomarcito” (C17,6). Lo más importante es agradar al Señor y a cada hermana que
es imagen y morada suya. Así que hermanas “procurad sed afables con todas las
personas que os traten, que amen vuestra conversación y deseen vuestra manera de vivir
y tratar… aunque sintáis mucha pena… si queréis aprovechar y ser amada… procura
agradar y dar contento… especialmente a las hermanas” (C 41,7). Solo así se construyen
los cielos nuevos y la tierra nueva… (Ap 21,1).
V.- La comunidad, escuela de formación en el amor
Teresa comprende la necesidad de formar a sus monjas y comienza por educar en
las grandes virtudes. Dice en Camino 4,4: “¿Qué tales hemos de ser?” Como base firme,
la práctica de tres virtudes: “importa mucho entendamos lo muy mucho que nos va en
guardarlas para tener paz interior y exteriormente: la una es amor de unas con otras; otra,
desasimiento de todo lo criado; la otra, verdadera humildad… que las abraza a todas”. El
amor de unas con otras orientado al mandamiento del amor y al servicio mutuo. El
desasimiento de todo lo creado apunta a la libertad total de la persona -liberación de las
ataduras-, en las cosas: “nuestro mundo cibernético sensorializado”; en las personas
“relaciones libres que impulsen la madurez” y finalmente liberación del “yo egoísta
alimentado del hedonismo de nuestra época”. Esta recreación de la persona es trabajo
duro que consiste en tomar la cruz y seguir a Cristo, porque en la vivencia real es viva
muerte en cruz, dejar al hombre viejo y a la antigua Eva para realmente amar a Dios
sobre todas las cosas, porque… “abrazándonos con solo el Criador, no se nos dará nada
por lo criado” (C8, 1). El camino de cruz no florece sin el rasgo de “perdón y misericordia”
que da sabor al Carmelo. Esta es la meta de la vida consagrada ir tras la perla preciosa: la
unión con Cristo.
Sobre las prioras y maestras de novicias recae la delicada misión de educar en el
amor, “criar almas para que more el Señor”, “insistir más en la virtud que en la penitencia”
(CP 40), instruir en la fe y la oración. Un servicio de amor pide a las prioras, sean
equilibradas y serenamente firmes, con capacidad de conducir al grupo hacia el plan de
Dios, orientando e iluminando, llevándolas con delicadeza, “cuidar que haya buenos libros”
(CP 8), permitir el dialogo (cf. CP 7, 8, 40, 41, 43). Actuar con amor de madre y “procure
ser amada para ser obedecida” (CP 34), es tarea de oración, paciente espera y acción del
Espíritu Santo.
11
VI.- La oración teresiana y sus frutos
La santa Madre en Camino 28,10 nos dice: “No nos imaginemos huecas en lo
interior” y cuando Teresa nos habla de su experiencia de Dios, su lenguaje es de carácter
existencial… un estilo de vivir. La oración como trato y encuentro con Dios es un viaje a lo
más íntimo del ser de la persona, que tiene su sede en el corazón humano. En 1 M 1,3
dice: “en el centro y mitad del alma, la morada principal…”. Hablando del Paternóster en
Camino 24.2 dice es el maestro “que nos enseñó esta oración” con tanto amor y deseo
que nos aprovechase. Jesús nos abre su interioridad y nos muestra los contenidos
existenciales de su oración, lo que vive, su experiencia ¡Padre Nuestro!
Cómo ha de ser la oración:
1º. A solas… que así lo hacía Él siempre que oraba… “¿pensáis que está callado?,
aunque no le oímos; bien habla al corazón, cuando le pedimos de corazón” (C
24,5).
2º. El maestro nos da el don de la oración y nos hace orantes
- “su Majestad es el que todo lo hace, es obra suya sobre nuestro natural”(C 25,3)
- El Señor oye al que le habla y Él habla su grandeza… “entiende que sin ruido de
palabras te está enseñando este Maestro Divino” (C 25,2)
-“no os lo negará si no quedáis en el camino, que os esforcéis hasta llegar al fin (C
25,4)
3º. La oración a de ser con consideración nos dice la santa en Camino 25,3
“pensar y entender qué hablamos y con quién hablamos”
“quién somos los que osamos hablar con tan gran Señor…”
“lo poco que le hemos servido y lo mucho que estamos obligados a
servir”
Así que ¡ánimo hermanos! en Camino 26,2 nos dice la santa: “¡acostumbraros,
acostumbraros!... no nos deja el Señor tan desiertos, si llegamos con humildad a
pedírselo…”
“No nos duela perder el tiempo en cosa que tan bien se gastada”
Teresa nos regala su experiencia orante en Camino 26 y todo Moradas (Ver anexo 2)
12
Frutos de la oración
La oración cuando es verdadera es amistad y vida, que se concreta en el trato
comunitario. Teresa en C 4, 15 nos dice: “…espero en el Señor no permitirá que personas
que han de tratar siempre de oración, puedan tener voluntad sino a quien sea muy siervo
de Dios…” Amistad y oración tienen esta dinámica de relación y semejanza. La amistad
larga y divinamente nos la ofrece Dios. No podemos ser especialistas en amistad con Dios
y no ser especialistas en amistad con las hermanas. Esto no evita pruebas y dificultades
pero… las potencia en amistad. Por nuestra consagración y viviendo en la verdad de
Cristo crecemos en libertad para amar y en relaciones de amistad con Dios y las
hermanas. El recogimiento en Dios produce enamoramiento que transforma porque el
amor es fecundo. Nuestra actitud orante fundamental como contemplativas es la escucha,
recibir la palabra y el amor de Dios. Escuchar la propuesta de Dios a mi vida, incorporarla
a mi ser y responder a Dios. La propuesta de Dios es infinita y gradualmente la voy
conociendo y creciendo en respuesta con mayor entrega cada vez. Es importante
reconocer la acción de Dios en nosotros, descubrir los atractivos que despierta en el
corazón… sobriedad de vida, atención a su palabra, etc. Y responder con amor y vida.
La vida de oración se coteja con la vida comunitaria, de la verdadera unión con
Dios nacen las obras y la mayor obra es el amor a Dios y a las hermanas, amor es acción
y ejercicio continuo, actuar con rectitud, obrar el bien, trato amable, con amor y calidez,
perdonar, acoger, comprender, servir, cuanto más orantes más comunitarias. Dios
siempre nos llama fuertemente en la oración para escucharle y responderle
dinámicamente con acciones, conocimiento propio, crecimiento espiritual y mejores
relaciones con los demás. Descubrir la propuesta de Dios no se logra con una mirada, la
realidad hay que perforarla con los ojos, despacio, constante y contemplativamente. Este
comportamiento da cimiento a la vida de oración: centrarnos en Dios, descubrir su obra en
nosotros y responder a eso que esta haciendo, buscar por donde quiere que yo le
responda. Por eso “los ojos en vuestro Esposo” (C 2,1). Esto es intimar con Él en una
relación de amistad. La oración da como fruto la transformación de la persona en una
criatura nueva. El amor hay que irradiarlo: ¿Quién no necesita amor? Hemos de contagiar
a todos esta excelsa vocación: la vida de amistad con Dios.
13
VII.- La vivencia comunitaria en práctica
Todas las comunidades tenemos altibajos, no hemos oído de comunidad perfecta
aquí en la tierra11. Consideramos que ha habido un crecimiento notable en los últimos
años en la toma de conciencia e iluminación para vivir nuestro carisma, la oración, los
consejos evangélicos, la vida fraterna, etc. Tenemos presente la realidad en las
comunidades de pobreza, enfermedad y necesidad de sustento que por momentos nos
rebasan. Aun así, nunca nos deja el Esposo Amado y de todo apuro nos saca. Para los
problemas comunitarios la Santa nos ofrece pistas; el P. Maximiliano lo llama “pequeño
catecismo teresiano”12, para encaminar a buena solución los problemas de casa. ¿Cómo
vivimos? Tropezando, cayendo y levantando con el Esposo, sin apartarnos de la cruz y
menos pensar dejarla… Porque pasar trabajos es gran bien de imitar en algo al
Señor…juntos andamos, por donde fuere tenemos que ir y por donde pasare tenemos que
pasar (cf. C 26,6-7). Bueno es recordar continuamente la magnitud de la empresa que
llevamos entre manos y relativizar nuestros problemas y volver a la trinchera de la oración
por las necesidades del mundo. Teresa nos invita a velar en oración “porque el enemigo
malo ronda buscando a quien devorar” (1Pe 5,8). Es para la Sta. Madre impensable vivir
juntas sin amarse, no hay peor desgracia para la comunidad que la ruptura del amor, “es
como echar de la casa al Señor” (C 7,10), porque cuando se rompe la comunión nos
quedamos sin Él, sin su presencia que nos identifica, ¡ya no somos comunidad! El Señor
vuelve hasta que se componga la ruptura. Hacer comunidad exige mucho amor, es
también muerte en cruz y camino ascético, entrega incondicional, no hacer caso de mí, ni
buscar lo propio en nada. Por encima de nuestras diferencias y problemas está la gracia y
el amor de Dios que en todo se ocupa de nosotros y es el momento de dar lo mejor, hay
que compartir cuanto recibimos de Él: sus gracias, sus enseñanzas, su presencia y
acompañamiento, así como las ataduras que nos detienen en su encuentro, nuestras
limitaciones e impotencias en el deseo de servirlo, etc. Que en todo momento sea Él,
centro de nuestras vidas, porque sólo hablando de Él que es nuestra mayor riqueza nos
fortalecemos, iluminamos y mejoramos nuestra vida ayudando a que cada una vaya
haciendo su propio camino. Solo así se hace de la comunidad un verdadero cielo y
paraíso que anticipa el otro cielo.
11
Vida Fraterna en Comunidad No 26 Congragación para los institutos de vida consagrada y sociedades de vida
apostólica. 12
Cta. 284 a M Isabel de San Jerónimo y a María de San José de Sevilla 3 de mayo 1579.
14
VIII.- Respuesta Carmelitana de santa Teresa
Teresa ama al Carmelo, asume, renueva y enriquecen el carisma con su
experiencia:
1.- La tradición carmelitana:
o Vuelve a los orígenes de contemplación en soledad de la vida ermitica primitiva y la
enriquece con el toque de vida comunitaria evangélica de hermandad fundada en
Jesucristo. Pide vivir la regla primitiva.
o Azume el carácter mariano de la Orden, con amor de hija y devoción tierna que
imita a su madre como modelo de virtudes con confianza filial, nos dice la santa en
3M1,3:“solo puedo presumir de la misericordia de Dios y confiar en ella y confiar en
los méritos de su Hijo y de la Virgen Madre suya, cuyo hábito indignamente traigo y
traéis vosotras, alabadle hijas mías que lo sois de esta gran Señora
verdaderamente, pues tenéis tan buena Madre, imitadla y considerad que tal debe
ser la grandeza de esta Señora y el bien de tenerla por patrona”. Pidámosle sea
nuestra Madre (cf. V 1,7).
2.- Orientación contemplativa.
Teresa ha enriquecido el sentido de la oración con su experiencia contemplativa y
mística. Tres valores de la oración teresiana:
o La oración como trato de amistad con Dios (cf. V 8,5; C 1, 2-3 y Moradas).
o Valor supremo y momento culminante de la vida personal y comunitaria que
jerarquiza, ordenando todos los demás aspectos de la comunidad (C 17,1-2; 18,4;
21,10; Const. 2y7).
o Sentido apostólico de servicio a la Iglesia (C 1 y 3).
3.- El tinte teresiano de los consejos evangélicos.
La Santa tiene una visión muy especial de los consejos evangélicos como camino
ascético de verdadera abnegación: “gran perfección con mucha suavidad”(C 36,39). La
verdadera ascesis se da cuando el hombre “se hace libre no para cerrar su corazón sino
para regalarlo a Dios y al mundo”13.
La santa nos muestra como ofrecer y vivir nuestro amor siguiendo al Esposo:
13
K. Rahner, Escritos de teología III, Taurus Madrid, 1961.
15
En la castidad: La santa no quiere ninguna atadura o asimiento que no sea a
Jesús, porque Él es el modelo soberanamente libre frente a todo. Su única
servidumbre es la voluntad a su Padre, es el siervo de Yahvé. Teresa llama al
verdadero orante a ser “siervo del amor”. Es la única servidumbre que engrandece
al hombre: “seguir a Jesús que tanto nos amo”. En Camino 4,4-7 dice: “el amor de
unas con otras… todas han de ser amigas, todas se han de amar, todas se han de
querer, todas se han de ayudar”. Ella promueve la madurez y libertad de corazón
de personas que han entregado su afectividad a Dios con un amor preferencial, sus
monjas son Esposas “bien casadas” con Cristo (cf. C 11,3; 22,7; 26,4), cuyo trato es
de amor puro y casto (cf. 3S 26,6 de San Juan de la Cruz).
Nos motiva en pobreza “Parezcámonos en algo a nuestro Rey, que no tuvo casa
sino el portal de Belén donde nació y cruz donde murió” (C 2,9). La pobreza que
hemos guardar sea en: “casa, vestidos, palabras y mucho más en pensamiento” (C
2,8). Pobreza material en sencillez de vida “trece pobrecitas cualquier rincón les
basta”, en vivienda la casa ha de ser “pobre en todo y chica” (C 2,9). Pobreza
absoluta es fiarse de la providencia concretada en el trabajo manual y la limosna,
que sus monjas “vivan del trabajo propio” (CP 9.24). Teresa presenta otro matiz de
la pobreza espiritual en el desasimiento de todo lo criado como liberación de todo
vínculo que ocupe el corazón de la persona, “abrazándonos con sólo el Criador no
se nos dará nada por lo criado”(C 8,1). Otro ángulo de la pobreza evangélica es la
solidaridad “todas iguales” en trato sin diferencia de clase o posición social, en
alimentos, en vivienda –no usual en su época-. En bienes humanos motiva la ayuda
de personal de una comunidad a otra en sus fundaciones14“nuestras armas son la
pobreza” (C 2,7).
Obediencia.- Por obediencia al Padre, Jesús vino a ser esclavo nuestro (cf. F
5,17). La obediencia a los superiores esta relacionada con la voluntad de Dios y es
camino de santidad “si no hay (obediencia) es no ser monjas” (C 18,7)… “quien
estuviere por voto debajo de obediencia y faltare no trayendo cuidado en como
cumplirla con mayor perfección… no sé para que está en el monasterio” (C 18,8),
“se contenta -Dios- más con la obediencia que con el sacrificio” (F 6,22; 1Sam 15,2)
todo camino ascético es liberación, cruz que nos une y asemeja a Cristo casto,
pobre y obediente: Maestro y modelo a seguir.
4.- Un nuevo estilo de vida comunitaria
La Santa propone un nuevo estilo de vida comunitaria en el que la observancia es la
“cordialidad en la vida fraterna” para hacer alegre la convivencia, cual familia de Dios.
14
Cta. 85 A María Bautista 28 de agosto de 1575
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Teresa promueve la dignidad de la persona humana, la amistad entre hermanas y la
“comunión entre los diversos monasterios” (Const. 8). Este estilo tiene una fuente:
o El profundo sentido de comunión espiritual que cita en Camino 7.10: “Cristo
Esposo” “Maestro” (V 32,11),“Señor de la casa” (C 17,5-6) y “Capitán del amor” (C
6,9).
o El humanismo de la alegría y sencillez evangélica de igualdad, llaneza, afabilidad y
suavidad en trato familiar (cf. C 41,7-8).
Conclusiones
Esta breve charla tiene el único propósito de animarnos mutuamente en el camino
teresiano del encuentro con Dios y mirar de cuando en cuando, nuestros indicadores
personales y comunitarios para verificar si el “Camino” que transitamos nos esta llevando
a la “Verdad” y si nuestra vida esta realmente dando “Vida al carisma al que Dios nos
llamo, para dar brillo a su Iglesia”.
1.- Agradezcamos y alabemos al Señor por el proceso de integración, maduración
humana y espiritual que nos ha concedido porque “cuanto nos ha sufrido y cuanto nos ha
esperado” y la repuesta personal que le hemos dado. Mirar los frutos de mi consagración
personal: mí vida de fe, esperanza y amor.
2.- Alumbrarnos mutuamente revisando el camino que llevamos en nuestras
comunidades ¿como anda la amistad, el conocimiento mutuo y la claridad del ideal que
abrazamos? “desengañarnos” diría la santa Madre: si efectivamente es Cristo centro de
nuestra vida individual y comunitaria, se debe notar en el trato y la vivencia porque
“Martha y María andan juntas” en la casa de Betania.
3.- Verificar si con nuestro testimonio de vida, estamos inyectando vida al carisma
teresiano del que somos corresponsables; si desde el silencio y la oración somos las
piedras vivas de la Iglesia de Cristo y estamos siendo cimiento de las generaciones
venideras que hacen resplandecer el Carmelo de hoy.
¡El camino esta hecho, corramos presurosos!
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Tarea para la casa:
1.- Entrar en combate por medio de la oración de intercesión, nos dice la santa en los
primeros capítulos de Camino: “estáse ardiendo el mundo…” (C 1,5). En el horizonte
mundial la pérdida de valores en la sociedad, consumismo y sensualidad en los medios de
comunicación, hambre y miseria en que se hayan sumergidas tres cuartas partes del
mundo; Teresa nos pide “hacer eso poquito que hay en nosotras” para que la sociedad
mejore “seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que podamos” (C 1,2). En
nuestro continente nos recuerda el documento de Aparecida15: “narcotráfico, violencia,
delincuencia impune, el problema de migrantes, explotación de menores”, etc., son
problemas serios que grita el mundo de hoy. Tenemos la responsabilidad de dar
testimonio ser signos vivos, transparentando a Cristo siendo “sal de la tierra y luz del
mundo” (Mt 5,13-14), ser signos de reconciliación y perdón para que la Iglesia viva y
signifique verdaderamente lo que es: “pueblo escogido de Dios, Iglesia que peregrina a la
Jerusalén celestial”.
2.- “todas ocupadas en oración por los defensores de la iglesia, predicadores y letrados”
los signos de los tiempos hoy nos muestran: una Iglesia que se merma con el crecimiento
de sectas, escándalos y ateísmo, nos apremia la nueva evangelización. Es menos sonora
que antes pero sigue existiendo la lucha de letrados y espirituales; es urgente la necesidad
de contar con buenos pastores “sacerdotes santos y sabios”. Es preciso darnos todas al
todo para pedir intensamente por nuestros sacerdotes para que los teólogos espiritualicen
su teología y los espirituales teologicen su experiencia, para que el pueblo de Dios pase
del viernes santo… al domingo de Resurrección… a la vida nueva de gracia, alegría y
salvación.
3.- Vayamos de bien en mejor, realizando nuestra misión evangelizadora mostrando a los
hermanos al Dios que vive en nosotros. Invitar al encuentro con Dios que nos llama a su
amistad, que “somos sus hijos muy amados en quienes se complace” y que “Él es el amor
pleno, único, verdadero estable, permanente y absoluto en nuestra vida”. Recordarles la fe
y la esperanza con nuestra caridad y amor que nace de la relación de amistad que se vive
con Jesús. En nuestras comunidades ha de fluir la caridad en el trato, mostrar esa
gratuidad del amor que Dios nos da a manos llenas, compartir con todo aquel que se
acerque a nuestras comunidades nuestra riqueza, pero especialmente con la gente
humilde, el necesitado, débil, pobre, enfermo…darles comprensión, ánimo, escucha,
acoger, alentar, mostrar cariño, ternura, afecto, compasión y solidaridad a todo aquél que
se acerque a nosotros y orar intensamente ofreciendo nuestra vida por ellos.
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V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Aparecida, 13-31 de mayo de 2007
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Anexo 1
Leyes psicosociológicas de grupo
En la vida consagrada ha sucedido que con frecuencia las comunidades han
olvidado que antes de ser comunidades religiosas son comunidades cristianas pero ante
todo son comunidades humanas. Existen leyes psicosociológicas de grupos humanos que
se han de observar para crecer en integración y crear vínculos profundos de amistad y
conocimiento mutuo. Entre esas leyes vamos a enumerar seis puntos principales:
1.- La primera exigencia para poder aspirar a crear un grupo humano integrado es
que este no sea muy numeroso. Ésta demostrado que mas de quince o veinte personas
difícilmente podrán conseguir este ideal. La razón es muy sencilla, solamente cuanto
todas pueden participar activamente y darse a conocer, discutir juntos, opinar, decidir
corresponsablemente se logra un ambiente que permite el mutuo conocimiento en
profundidad. De otro modo quienes guían al grupo y deciden por él son los más capaces o
los menos tímidos. Aquí aparece lo acertado de la institución teresiana en cuanto al
número de monjas en sus monasterios.
2.- No basta ser un número reducido, se requiere también un tiempo suficiente de
convivencia, que suele ser de dos o tres años. No es posible para el común de las
personas comunicar su interior y darse a conocer si no es poco a poco. Cada persona
actúa guiada por su conciencia psicológica que es como su casa. Esa casa no se abre
desde el primer día a un desconocido. Ordinariamente se requiere un espacio largo de
tiempo para adquirir confianza y manifestar lo que uno lleva en su interior. Si no se logra
este tipo de apertura se corre el peligro de juzgar a las personas simplemente por su
compartimiento, pero sin conocer lo que las motiva de esa manera. Lo que percibimos
externamente no nos revela los condicionamientos de la estructura interna de la persona:
su mentalidad, sus prejuicios, sus ideales, sus experiencias pasadas. Por eso fácilmente
nos equivocamos al emitir juicios basados exclusivamente en lo que percibimos
externamente.
3.- Junto con el tiempo suficiente de convivencia es necesario que el grupo tenga
estructuras de intercambio que le permitan la comunicación, la información, la vivencia de
amistad y las relaciones interpersonales. Sin un mínimo de ocasiones de encuentro y de
compartir los diversos aspectos de la vida humana resulta prácticamente imposible llegar a
una empatía, fruto de un muto conocimiento.
4.- Las estructuras de intercambio están orientadas a favorecer el dialogo. Éste
permite la comunicación y se transforma el vehículo de encuentro. Requiere estar a la
escucha del otro y de todo lo que puede aportar. Implica superar la autosuficiencia y la
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tendencia a manipular y dominar a los demás. El diálogo permite tener una visión de la
realidad desde diversos ángulos o perspectivas y una visión más objetiva de la realidad.
5.- Las estructuras de intercambio no deben suprimir los espacios para que la
persona se encuentre a sí misma en el silencio, en la reflexión, en la valoración de las
experiencias. Sólo quien se encuentra consigo mismo es capas de encontrarse con los
demás.
6.- Por último esta también importante contar con un hábitat que permita y facilite
ambas cosas: la comunicación y los espacios personales mínimos. Los lugares donde se
vive no deben ser tan amplios que creen una dispersión e impidan el encuentro, ni tan
reducidos que no permitan un mínimo de respiro y privacidad.
Sobre estas bases humanas pude edificarse el edificio de la comunidad cristiana y
religiosa, que a su vez por exigencias evangélicas que va a ayudar a tener en cuenta
estas condiciones de la naturaleza humana sin las cuales no se puede verdaderamente
crear un grupo con cohesión y sólidamente unido en la vida, en la actividad y en la
búsqueda del sentido de la existencia humana.
Fuente: Proyecto de reflexión teológico espiritual de las monjas carmelitas descalzas VI.
Alabemos al Señor que nos junto aquí. Casa general Roma 2007
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Anexo 2
La experiencia oracional de santa Teresa de Jesús
Libro Camino de perfección (CV) capitulo 26
Primero.- Examen de conciencia, decir confesión y santiguaros.
Segundo.- Procurad luego hija pues estáis sola, tener compañía, que mejor que la del
mismo Maestro…representad al Señor junto a vos y mirad con que amor os esta
enseñando. Y creedme, no estéis sin tan buen amigo… has de tenerle en todas partes,
¿pensáis que es poco un tal amigo al lado?
Tercero.- No os pido ahora que penséis en El ni que saquéis muchos conceptos ni que
hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más
que le miréis. Si estáis alegre mírale resucitado…si estáis triste mírale camino del huerto,
o mírale atado en la columna lleno de dolores…sus carnes hechas pedazos, o cargado
con la cruz… mírale a El…unos ojos tan hermosos y piadosos llenos de lagrimas, ve a
consolarle…
Cuarto.- No solo queráis mirarle, sino que os holguéis de hablar con El, no oraciones
compuestas, sino de la pena de vuestro corazón, que las tiene El en muy mucho…juntos
andemos Señor. Por donde fuereis, tengo que ir. Por donde pasareis tengo que pasar…
tropezando, cayendo con vuestro Esposo, no os apartéis de la cruz ni la dejéis.
Quinto.- Y torno os a certificar que si con cuidado os acostumbráis a lo que he dicho, que
sacareis tan gran ganancia que, aunque yo os la quisiera decir, no sabré. Juntaos con
cabe este buen Maestro, muy determinadas a aprender lo que os enseña.
Nota.- La oración teresiana tiene características y efectos transformantes en la persona al
interior y externamente con el prójimo. No se puede ser muy amiga de Dios y no ser
amiga de las hermanas, porque lo que sale de la boca del Señor no vuelve a Él sin dar
fruto.
En el libro de Moradas o Castillo Interior la santa Madre Teresa describe cada una
de las siete moradas y ofrece claves para el orante que permite ubicar el grado y las
características de cada morada, los efectos que Dios imprime en el alma y el
aprovechamiento que causa en la persona.
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BIBILIOGRAFIA
Obras completas de Santa Teresa de Jesús 5ª Ed. Editorial de Espiritualidad, Madrid 2000 Obras de Santa Teresa de Jesús: SIGLAS Y ABREVIATURAS C = Camino de Perfección (Valladolid) CE = Camino de Perfección (Escorial) CP = Constituciones Primitivas F = Fundaciones M = Moradas V = Vida Cta = Carta Regla y Constituciones de las Monjas Descalzas de la bien aventurada Virgen María del Monte Carmelo Adaptadas según las disposiciones del Vaticano II y las normas canónicas vigentes, aprobadas por la Sede Apostólica Año 1991, Roma 1991 Const. = Constituciones de las Monjas Carmelitas 1991 Documentos Conciliares Vaticano II SC = Const. Sacrosantum Concilium DV = Const. Dei Verbum GS = Const. Gaudium et Spes LG = Const. Lumen Gentum PC = Perfectae Critatis VAT. II, Decreto sobre la adecuada renovación de la vida religiosa 1965 VC = Vita Consecrata Exhortación Apostólica Postsinodal Juan Pablo II 1996 VFC = Vida fraterna en comunidad Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica 1994 J.J. Murillo, La Comunidad en Teresa de Jesús Ed. El Carmen, Vitoria España 1982 Maximiliano Herraiz, La oración historia de amistad Ed. Espiritualidad Madrid 1981 Maximiliano Herraiz, Solo Dios basta Ed. Espiritualidad Madrid 1980 Fr. John Malley – Fr. Camilo Maccise Fraternidades orantes al servicio del pueblo Roma 1992 Severino M. Alonso La vida consagrada 9ª Ed. Pub. Claretianas Madrid 1988 Proyecto de reflexión Teológico-espiritual de las Monjas Carmelitas Descalzas, Casa General Roma “Alabemos al Señor que nos junto aquí” 2007 “Poner la propia voluntad en la de Dios” 2006
“Grandes muros son los de la Pobreza” 2005 “Consagradas a Cristo para el servicio del Reino” 2004 “Vivir en obsequio de Jesucristo” 2003 Cursos de la Federación de Carmelitas Descalzas en México
Julio Rincón OCD “Camino de Perfección” 2011 Maximiliano Herráiz “La comunidad Teresiana” 2003