Post on 03-May-2018
La Doctrina Social
de la Iglesia y
la Inmigración
PASTORAL MIGRATORIA
4. Los refugiados y solicitantes de asilo deben ser
protegidos.
Las personas que son víctimas de persecución en sus
países tienen el derecho a encontrar protección y
santuario en otro país. Los conflictos y las situacio-
nes sociales en muchas partes del mundo obliga a
que millones de personas abandonen sus casas por
temor a muerte y daños físicos. Los Estados Unidos
deben utilizar un sistema adecuado que proteja a
refugiados y personas que buscan asilo político o
humanitario.
5. Los Derechos Humanos y la Dignindad
Humana de los migrantes indocumentados deben
ser respetados.
Las personas que entran a una nación sin la autoriza-
ción o que se quedan mas tiempo que el permitido,
deben ser tratadas con respecto y dignidad. No de-
ben ser detenidos en situaciones inhumanas y por
tiempo indefinido. No deben ser atados de manos y/
o pies ni abusados de ninguna manera. Deben reci-
bir procesos legales adecuados y cuando haya moti-
vos de temor en regresar a su país, deben ser escu-
chados por las instancias correspondientes. Estas
personas no deben ser culpadas por los problemas
Padre de amor y misericordia, proveíste a tu pueblo Israel en su éxodo de la esclavitud la tierra prometida que estableciste para ellos, y en Jesucristo provees un acogedor refugio para todos los necesitados. Te pedimos tu protección divina para todos los migrantes que han abandonado sus casas en busca de nuevas oportu-nidades en otro país. Te imploramos que otorgues a todos los migrantes tu pro-tección y los guíes hacia un lugar seguro. Acompaña a todos los que necesitan tu poder salvador. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina con-tigo en la unidad del Espíritu Santo. Amen
Oficina de Asuntos para Inmigrantes y de Educación sobre Migración WWW.CATHOLICSANDIMMIGRANTS.ORG
Si desea participar en la Pastoral Migratoria, por favor, comuníquese
con:
WILLIAM BECERRA
Tel: 312-534-8111
wbecerra@archchicago.org
ACTUALIAZDO: 08/28/14
La información en este folleto es tan solo para educación y guía general. No intenta remplazar la
consulta legal con una persona profesional y acreditada. Cualquier uso de esta información,
incluyendo pero no limitado al uso de proveedores de servicio mencionados, es con la condición
de que la Oficina de Asuntos para Inmigrantes no tendrá responsabilidad u obligación legal
alguna por daños u otras consecuencias derivadas de su uso, incluyendo pero no limitándose a
heridas personales o aun muerte.
“Nuestra fidelidad al Evangelio nos exige proclamar… la verdad
sobre el ser humano y la dignidad de toda persona humana.”
- Aparecida, 390
Historia Al promover los derechos humanos de inmigran-
tes y refugiados, es necesario tener como base la
Doctrina Social Cristiana que tienen sus fuentes
en el Evangelio y las palabras de Cristo, así como
en la Tradición transmitida en Cartas y Encíclicas
a nivel local contamos con las cartas pastorales de
los Obispos de Estados Unidos así como las ense-
ñanzas de Obispos provenientes de todo el mundo
y ofrecen una perspectiva muy enriquecedora al
encontrar unidad en las enseñanzas de la iglesia
con respecto a inmigración
Uno no necesita ir más allá de la vida y las palabras
de Jesucristo para entender que los inmigrantes y los
refugiados son especiales a los ojos de Dios.
El niño Jesús fue un refugiado que, junto con la Sa-
grada Familia, huyó del terror de Herodes a Egipto
(Mt. 2, 14-15).
En su ministerio, Jesús fue un inmigrante, movién-
dose de un lugar a otro, "sin ningún lugar donde
reclinar la cabeza ..." (Mt. 8:20).
En el Evangelio de Mateo, Jesús nos enseña a acoger
al extranjero: "Porque tuve hambre, y me diste de
comer, tuve sed y me diste de beber, fui forastero y
me acogiste" (Mt. 25-35).
Jesús mismo no fue bien recibido por su propio
pueblo: "Vino a los suyos, pero los suyos no le reci-
bieron" (Jn 1,11).
Al dar la bienvenida al forastero entre nosotros, le
recibimos a Cristo mismo, porque hay que ver el ros-
tro de Cristo en el inmigrante y refugiado. En el
Evangelio de Lucas, esto queda claro en la experi-
encia de los discípulos en el camino a Emaús (Lc 24,
13-15.), Ya que se convierten en testigos de la
Verdad, dando la bienvenida al forastero, que es
Cristo.
Fuentes del Evangelio
Enseñanzas de los Papas
La primera encíclica social, Rerum Novarum,
(Sobre las Condiciones Laborales, 1891) se men-
ciona que toda persona tiene derecho a trabajar para
vivir dignamente y sostener a su familia (Papa Leo
XIII). Años más tarde, el Papa Pio XII reafirma
que los migrantes tienen el derecho una vida digna
y tienen el derecho a emigrar para conseguirla: “
De acuerdo a las enseñanzas de Rerum Novarum, la
familia tienen el derecho a emigrar para asegurar
una vida digna y humana. Cuando esto pasa, el fin
natural de la migración es cumplido…”
Posiciones de los Obispos de Estados Unidos
En Enero de 2003, los Obispos de Estados Unidos
escribieron una Carta Pastoral llamada, “Ya no so-
mos extranjeros, nuestro camino es la esperanza”.
Este documento menciona 5 principios que respon-
den a las propuestas de políticas publicas relaciona-
das con inmigración
1. Las Personas tienen el derecho a encontrar
oportunidades en sus países
Este principio afirma que las personas tienen dere-
cho a no emigrar. En otras palabras, las condiciones
sociales, económicas, políticas de sus países deben
permitir que haya trabajo y que los salarios sean su-
ficientes para que las personas vivan en paz, justicia
y dignidad.
En términos de políticas publicas, los gobiernos de-
ben dar respuesta a las desigualdades económicas
globales por medio de desarrollo económico y prác-
ticas de comercio justo, y perdón de deudas. Los
esfuerzos para conseguir la Paz deben tener como fin
principal el permitir que las personas no tengan que
ser obligadas a dejar sus hogares.
2. Las personas tienen el derecho a emigrar para
ofrecer una vida digna para ellas y sus familias
Cuando las personas no encuentran un trabajo digno
para sostenerse a si mismo y a sus familias, las perso-
nas tienen el derecho a emigrar a otros países en bús-
queda de un buen trabajo. Dicho derecho no es abso-
luto como lo indica el Papa Juan XXIII, se aplica so-
lo cuando, “hay razones justas para emigrar”. Las
condiciones actuales en la que hay pobreza global,
guerras, crimen, y persecuciones, las personas
(incluyendo niños sin compañía) se ven obligados a
abandonar sus casas motivados por la necesidad de
sobrevivir y sostener a sus familias. Dichas personas
y familias deben recibir consideraciones especiales.
3. Las naciones soberanas tienen derecho a sobe-
ranos poseen el derecho de controlar sus fronteras
La Iglesia reconoce el derecho a que las naciones
soberanas protejan y cuiden sus fronteras para asegu-
rar el bien común de sus ciudadanos. Sin embargo,
este derecho no es absoluto. Las naciones tienen la
obligación a garantizar el bien común universal como
lo afirma el Papa Juan XXIII en su encíclica, Pacem
in Terris. Por lo tanto, las naciones deben responder
a los flujos migratorios en la mejor manera posible.
Las naciones poderosas y ricas como los Estados
Unidos tienen una obligación aun mayor de buscar el
bien común universal de acuerdo a las Enseñanzas
Sociales de la Iglesia. Estados Unidos necesitan tra-
bajadores extranjeros debido a la economía global y
por lo tanto debe asegurar un sistema migratorio que
permita el ingreso legal a nuestra nación. De esta
manera habrá orden, seguridad, y una manera digna
de encontrar trabajo y reunificación familiar.