Post on 11-Oct-2020
58 José María QUINTANA CABANAS
CAMPO, S. del (1994): Tendencias Sociales en España ( 1960-1990). Madrid:
Fundación BBV. CAPODIECI, S. (1998): La edad de los sentimientos. Barcelona: Herder.
CARSTENSEN, L.L.; EDELSTEIN, A.A. (1989): Gerontología Clínica.
Intervención y psicología social. Barcelona: Martínez Roca.
CASTRO, A. de (1990): La Tercera Edad, tiempo de ocio y de cultura.
Madrid: N arcea. FERMOSO, P. (1994): Pedagogía Social. Barcelona: Herder.
FOESSA (1994): Informe sociológico sobre la situación social de España.
Sociedad para todos en el año 2000. Madrid: Fundación FOESSA.
GARCÍA MÍNGUEZ, J.; SÁNCHEZ GARCÍA, A. (1998): Un modelo de
educación en los Mayores: la interactividad. Madrid: Dykinson.
LlMÓN MENDlZÁBAL, M.R. (1996): <<Espacios profesionales del educador
social ante el desarrollo de las políticas dirigidas a las personas mayoreS>>.
En J. A. López Herrenas (Coord.), El educador social: lfneas de forma
ción y de actuación. Madrid: Guillermo Mirecki, pp. 50-64.
LlMÓN MENDlZÁBAL, M.R. (1997): <<La educación de las personas
mayores>>. En A. Petruso (Coord.), Pedagogía Social. Barcelona: Ariel,
pp. 292-329. LÓPEZ HERRERÍAS, J.A.; V ALERO IGLESIAS, L. F. (1995): Cómo hacer
proyectos pedagógicos panicipativos. Manresa: Angle.
MAÑÓS, Q. (1998): Animación estimulativa para personas mayores disca
pacitadas. Madrid: Narcea. MEIER, R.; SEEMANN, J. (1982): Die Grauen Panther. Rebellion der Alten
(Las Panteras Grises. La rebelión de los ancianos). Beltz, Weinheim und
Base!. MORAGAS, R. (1989): La jubilación. Un enfoque positivo. Barcelona: Gri
jalbo. MORAGAS, R. (1998): Gerontología Social. Barcelona: Herder.
QUINTANA CABANAS, J.M. (1988): Pedagogía Social. Madrid: Dykinson
(2' edic.). SEPÚLVEDA BARRIOS, F. (1996): <<Prensa y Tercera Edad. Utilización de
la prensa en la educación no formal>>. En S. Yubero y E. Larrañaga
(Coords.), El desafío de la educación social. Cuenca: Universidad de Cas
tilla-La Mancha, pp. 191-212. VARIOS (1991): El jubilado ante su futuro. Plan de Preparación a la Jubi
lación. Madrid: Endesa-Narcea.
LA IMAGEN SOCIAL DEL ANCIANO
Santiago Yubero y Elisa Larrañaga
INTRODUCCIÓN
No es común comenzar algo con un epílogo, pero en este caso lo vamos a
hacer con el que Sirnone de Beauvoir (1983) utiliza como reflexión en su libro
sobre «La vejez» y que Alberto Moneada (1998) recoge en su reciente publi
cación <<Años dorados. Entender a los mayores y prepararse para serlo>>. Dice
Simone de Beauvoir:
<<La vejez denuncia el fracaso de nuestra civilización. La sociedad sólo
se preocupa del individuo en la medida en que produce. Los jóvenes lo
saben. Su ansiedad, cuando abordan la vida social, es simétrica a la
angustia de los viejos en el momento en que quedan excluidos. Entre
tanto la rutina enmascara los problemas mientras la máquina gira, tri
turadora de hombres que se dejan triturar porque no imaginan siquiera
que puedan escapar. Cuando se ha comprendido lo que es la condición
de los viejos no es posible conformarse con reclamar una política de la
vejez más generosa, un aumento de las pensiones, alojamientos sanos,
ocios organizados. Todo el sistema es lo que está en juego y la reivin
dicación no puede ser sino radical, cambiar la vida>>.
Pues bien, tal vez nos sea muy difícil conseguir una propuesta tan radical
como cambiar la vida y cambiar, en parte, la sociedad, pero al menos creemos
60 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
que merece la pena intentarlo. Y lo debemos hacer a través del conocimiento,
del esmdio, de la experimentación, de la investigación desde el análisis de la
propia realidad, con una visión multidisciplinar que nos permita avanzar sobre
este tema tan importante y apasionante como es el envejecimiento y la vejez.
Además, a diario somos <<bombardeados» con conceptos y términos que
hacen referencia a la tercera edad, a los ancianos, a los viejos, a los jubilados
o a los mayores, como bien se quiera llamar a ese grupo de personas que se
han apartado o, en muchos casos, han sido apartados de su trabajo <<oficial» y
separados del resto de la sociedad. En cuanto a la terminología parece más
conveniente utilizar el término «personas mayores» .y desestimar totalmente
el término <<viejos>>, por tener un carácter claramente peyorativo de desgaste
e inutilidad que, además, las propias personas mayores desprecian (Bandera,
1993, p.l03); también sería adecuado el término <<anciano», ya que podría
tener su justificación al tratarse del cuarto período o edad de la existencia
humana después de la infancia, la adolescencia y la madurez; o el término
<<tercera edad>>, que ha tenido bastante aceptación -por tratarse de un térmi
no que se ha asumido como no peyorativo- pero de dificil explicación, ya
que no existen una primera y segunda edad y, por otro lado, es necesario resis
tirse a pensar que pueda existir -como aparece en algún texto- una posible
sirnilimd en cuanto al concepto numérico marginal de <<tercer o tercero>> con
otro término que se acuñó, aproximadamente, al mismo tiempo como es el de
Tercer Mundo y nos lleve a pensar que «la tercera edad sea valorada como
una edad de tercera» (Pinillos, 1994). Habimalmente llegan a nosotros términos y conceptos sobre temas muy
variados, pero que directa o indirectamente tienen que ver con las personas
mayores, como gerontología o gerontofobia, edadismo, productividad y
exclusión, renta vitalicia o hipoteca pensión, lobby de la tercera edad o el
<<Voto gris>>, etc.; todo esto no hace sino ratificar la importancia que en la
acmalidad han cobrado las personas mayores al constituir un importante y,
según las previsiones, influyente núcleo de población.
Todos tenemos en la mente una imagen de las personas mayores o de la
vejez o, tal vez, podríamos decir que lo que tenemos es una imagen global de
la vejez, compuesta a su vez por otras muchas imágenes que la completan.
Gráficamente, podríamos entender que nuestra imagen de la personas mayo
res es como un gran puzzle (rompecabezas) formado por numerosas piezas
encajadas unas con otras. Lo que ocurre, realmente, es que nuestras percep
ciones tienen un carácter <<multidimensional>> debido, por un lado, a las carac-
La imagen social del anciano 61
!erísticas propias del concepto de <<vejez>> que, como sabemos, puede ser
definido en términos cronológicos (persona que ha cumplido los 65 años), en
térrrunos funcionales (disminución de las capacidades funcionales que con
lleva la discapacidad y la pérdida de independencia), en términos de roles
sociales (jubilación) o como una etapa vital (la ancianidad como una etapa
diferente a las vividas anteriormente) y, por otro, a los conocimientos que
poseemos a partir de las informaciones e imágenes externas que nos llegan y
que nosotros después procesamos, de nuestras propias experiencias y viven
cias e, incluso, de los componentes sociohistóricos en los que nuestra cultura
se ha desarrollado y cuyas creencias han pasado de generación en generación.
Al hablar de esta imagen de la vejez lo hacemos en una doble dirección,
tanto de la imagen que los demás tienen de las personas mayores, como de la
imagen que ellos tienen de sí mismos. Porque ambas imágenes están estre
chamente relacionadas, hasta el punto de llegar a ser dependientes entre sí.
Pinillos (1994), con respecto a la imagen que las personas mayores tienen de
sí mismos, afirma: <<Uno acaba por ser lo que cree que es, y lo que cree que
es depende muchas veces de lo que dicen que es, de lo que están diciendo que
es>> (p.l3). Esta afirmación, señala la importancia que tiene para la propia per
sonalidad del anciano la imagen de la vejez que la sociedad, de forma gené
rica, y las personas que le rodean, de forma particular, proyectan sobre él.
Pero no es sólo eso, sino que la imagen social creada sobre la vejez tendrá una
influencia determinante sobre las actitudes y comportamientos de todos aque
llos que, de una forma u otra, van a intervenir con ancianos.
Esta imagen que tenemos de las personas mayores tiene una profunda car
ga de subjetividad, pero está ligada al momento y al contexto en el que vivi
mos. Es por lo que la imagen de la vejez, igual que ha variado de tiempo en
tiempo, lo hace de lugar en lugar y, por supuesto, de cultura en culmra. No
existe una concepción única, ni definitiva de la vejez, sino que se trata de imá
genes variadas que evolucionan y se modifican en función de los factores y
creencias que manejarnos en su formación. La vejez más que entenderse
como un fenómeno fisiológico, debe entenderse como un producto social.
El sistema social será, por tanto, el que prescriba de manera más o menos
estricta las pautas de comportamiento asociadas al papel que representan las
personas en una determinada categoría o grupo social y junto a estas pautas de
comportamiento están también sus significados (Berger y Luckman, 1986). De
manera que la imagen que una persona se forma de sí misma tendrá mucho que
ver con los significados extraídos de la estructura de relaciones en la que se
62 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
encuentra inmerso. La aplicación de esto a la categoría o grupo denominado ancianos, tendrá que ver con los roles que la sociedad les atribuye y les permite desempeñar y la forma como se organiza el comportamiento con respecto a las personas mayores. Todo ello, dependerá sin duda de la representación
0 imagen social que se haga de la vejez (ancianidad), que a su vez configura la situación de los ancianos como grupo en nuestra sociedad. Esta categoría o grupo, normalmente es descrito a partir de parámetros cronológicos, dándose la paradoja de que además todos entendemos que, con frecuen~1a, la edad
social de una persona no tiene mucho que ver con su edad cronolog:¡ca. El problema no es tanto el hecho de que se tenga una imagen social del
grupo de personas mayores que al no detenerse en las individualidades sea susceptible de importantes sesgos, como el que esa rmagen soc1al sea negallva y se corresponda con un cliché fijo que no se ajuste en nada ala realidad:
La imagen social del anciano no es, por tanto, un concepto mocente, ru
simple, ni fortnito, sino un elemento clave del o:_atarniento que l~s ~ersonas Y la propia sociedad dan a lo ancianos, de las pohucas soc1ales d1senadas para
la tercera edad y lo que es más importante, del comportarruento y de las
expectativas que los ancianos proyectan para sí mismos .. Este es nuestro objetivo, analizar una parte de la real1dad para mostrar la
imagen que proyecta de las personas mayores y lo haremos a partir de las actitudes que sobre la vejez tienen los estudiantes umvemtanos de la Umvem
dad de Castilla-La Mancha en el Campus de Cuenca.
LAS ACTITUDES Y LA FORMACIÓN DE ESTEREOTIPOS
Al hablar de imágenes sociales hemos de hacer referencia a las actitudes,
entendiéndolas como una predisposición que orienta nuestros propios comportamientos como respuesta a determinados hechos, personas, grupos, etc. La formación de las actitudes guarda estrecha relación con el proceso de socialización, con el de aprendizaje de una cultura y con la pertenencia a
determinados grupos. El hecho de pertenecer a un grupo y no a otros, de estar integrado en una determinada cultura, compartir creencias, lenguaje: c~stumbres, valores, etc., desde luego guarda relación directa con las 1magenes
sociales que vamos construyendo. En el camino de la formación de las actitudes nos encontramos con los
estereotipos. La necesidad que tenemos las personas de percibir un cierto control y conocimiento de la realidad con la que convivimos, nos hace simplifi-
La imagen social del anciano 63
carla de tal manera que unas cuantas características nos sirven para identificar Y describir cualquier persona o grupo de personas que nos rodea. Se trata de simplificar el entorno, de reducir su complejidad y por derivación, de poder _identificar a una persona a partir de la simplificación de unas cuantas características del grupo al que pertenece. Así se construye un estereotipo, sobre la generalización de las características que entendemos describen a un grupo y, por extensión, a todos sus miembros.
El origen de los estereotipos se encuentra en la ordenación y agrupación de las personas en categorías (grupos sociales), a partir de un proceso de evaluación de las características que asemejan y diferencian a unas personas de otras. La categorización es, por tanto, un proceso cognitivo de carácter perceptivo que trata de estructurar y simplificar el contexto que nos rodea.
Los estereotipos son muy resistentes al cambio y se fijan dentro del componente cognitivo de las actitudes. Se trata de creencias que comparten un número elevado de personas sobre las características que, según ellos, mejor describen a los miembros de un grupo. Pueden ser desde características físicas, a conductas relacionadas con sus roles sociales, rasgos de personalidad o algún atributo que supuestamente los identifique como miembros de ese grupo.
Y si hablamos de estereotipos, también podemos hablar de prejuicios cuando las actitudes son negativas, desfavorables y como las define Oskamp (1991), además de negativas, injustas e irracionales hacia los miembros de otro grupo de personas. Al igual que a los estereotipos se les sitúa en el plano cognitivo de las actitudes, a los prejuicios se les define como un sentimiento negativo y se les sitúa dentro del campo afectivo de las actitudes (Morales, 1996). El prejuicio es una actitud de orientación negativa que implica conductas agresivas o de evitación, que se produce dentro de las relaciones entre grupos y que, debido a que siempre supone una generalización
excesiva, suele ser fuente de creencias erróneas e injustas. La imagen social de la categoría o grupo denominado ancianos es un este
reotipo que generaliza erróneamente unas características comunes para una amplia y variada gama de personas que, supuestamente, forman parte de ese grupo. La definición de la categoría suele hacerse en función de criterios contextuales que en numerosas ocasiones no se ajustan a la realidad, pero que
poseen una indudable carga cultural. Precisamente, los ancianos, al igual que ocurre con otros grupos de edad, comparten ciertas características que les son propias, pero también existe una gran variabilidad entre las personas mayores con respecto a sus cualidades, experiencias, creencias, roles y sentimientos,
64 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
además de tratarse de un grupo de edad en el que sus miembros son inmensamente diferentes entre sí (Bleda, 1997).
Si es cierto que a lo largo de la historia la categoría ancianos y sus fronteras ha sido frecuentemente redefinida y con ello la imagen estereotípica se ha adaptado al momento histórico, no es menos cierto que las actitudes hacia las personas mayores se han tornado, en muchos momentos, negativas y prejuiciosas, derivándose de ello comportamientos de evitación y desprecio hacia los ancianos.
Hoy en día en España, la imagen del anciano se construye sobre una confusión de mitos y realidades, aunque bien es cierto que poco a poco y debido, seguramente, a una coyuntura económica favorable para este colectivo y la mejora de los avances científicos, existe un mayor y mejor conocimiento de la realidad de las personas mayores, lo que ha provocado una mejor atención, al tiempo que se les ha permitido más participación y protagonismo en la sociedad. Todo ello, ha hecho que progresivamente la imagen de los ancianos haya ido mejorando. Aún así, todavía persiste para una gran mayoría de la población -con una indudable carga histórica-, una concepción errónea de la vejez que provoca actitudes negativas hacia los ancianos y que, todavía, margina y menosprecia a este colectivo.
IMÁGENES DEL ANCIANO: MITO Y REALIDAD
Es evidente que existen creencias, actitudes y estereotipos negativos en torno a la vejez y a las personas mayores. Sabemos que no siempre la imagen de la vejez fue negativa y que es en la época de las sociedades industrializadas cuando el grupo de personas mayores de 65 años es considerado como personas de segundo orden, independientemente de sea cual fuere su estado físico y psíquico; al tiempo que son, aunque no siempre de forma explícita, apartados del resto de la sociedad. En estas sociedades en las que el trabajo es el elemento canalizador del prestigio social y de la propia identidad personal, el anciano es relegado a un papel marginal y se espera de él que «moleste lo menos posible>> (Sánchez, 1993).
El hecho de que la condición de anciano dependa del contexto social, independientemente de sus propias características personales, hace que el factor de <<improductividad>> --elegida mayoritariamente de manera involuntariasirva como elemento de marginación y exclusión. Por ello, la mejora de la situación económica y de las condiciones de vida de este colectivo, favorece
La imagen socíal del anciano 65
el cambio progresivo del rol social del anciano y un cambio paulatino de su imagen social.
Aunque aún hoy, las afmnaciones negativas que se hacen sobre las personas mayores abarcan desde la salud, la actividad que realizan o pueden realizar, sobre su funcionamiento intelectual y su motivación vital, el trabajo y sus habilidades para las relaciones sociales, hasta afmnaciones sobre su propia personalidad. Es indudable, que algunas de estas afirmaciones pueden tener una base de realidad, pero otras son erróneas y carecen de todo fundamento científico (Fernández Ballesteros, 1992).
Como señalamos anteriormente, la imagen negativa y falsa que se confecciona del anciano no es inocente, ya que daña y perjudica seriamente a este colectivo. Esto se verá reflejado negativamente no sólo en la autoimagen de las personas mayores y su nivel de expectativas, sino también en las personas que les rodean, los profesionales que intervienen y, del mismo modo, tendrá su influencia en el diseño de programas y políticas de atención a las personas mayores. De ahí la importancia de analizar, desenmascarar y modificar los estereotipos, sobre todo, aquellos que acarrean actitudes y conductas prejuiciosas.
Lo primero que nos encontramos a la hora de intentar describir un estereotipo de las personas mayores es que las fronteras diferenciadoras del grupo permanecen difusas. Aunque se conoce que tanto la edad, como el trabajo son a nivel social importantes elementos diferenciadores, nos encontramos con que los supuestos miembros del grupo de personas mayores utilizan otros criterios diferenciadores que los establecidos socialmente. Así, Bazo (1990), afirma que las personas ancianas no se identifican con la imagen de la vejez ofrecida por la sociedad. Esto, según el análisis de esta autora, se debe al estereotipo negativo ligado al calificativo de <<personas viejas>>, percibidas como personas en un inevitable período de declive y decadencia, donde se sufre enfermedad, soledad, tristeza y abandono. Las personas mayores al no autopercibirse de este modo, consideran que <<las personas viejas son las otras>>. Esta misma autora encuentra en una encuesta realizada a las personas mayores que éstas consideran que una persona puede considerarse anciana cuando <<ya no se vale para nada>> (34%), «cuando se tienen muchos años>> (25%), <<cuando ya no se tiene ilusión por nada>> (24%) y, únicamente, un 5% considera que el umbral de la vejez se da <<a partir de los 65 años>>, mientras que sólo un 3% encuentra que es la <<jubilación>>, un 8% de los encuestados piensa que no se es anciano «nunca>>. La conclusión resulta evidente, se da un
rechazo a los <<factores oficiales>> que categorizan la vejez, mientras que se
66 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
atiende a características de orden psicosocial como «la motivación» o la <<actividad práctica>> para establecer las fronteras del grupo.
Aunque se conoce que la transición de una edad a otra es de forma ITadual, una de las características del estereotipo de las personas mayores r:lacwnada con la salud es la idea de que a partir de una detenninada edad se produce un deterioro brusco de salud, de manera que se considera que en ese momento se recorre un camino «cuesta abajo», en el que en cualquier momento la persona cae enferma.
Otras creencias que, siguiendo el trabajo de Fernández-Ballesteros (1992), forman parte del estereotipo de las personas mayores serian: las personas a partrr de Cierta edad sufren incapacidades que les hacen depender de los demás, existe un deterioro mental progresivo y una incapacidad para aprender cosas nuevas y resolver problemas, las personas mayores agudizan sus defectos y se vuelven más rígidos e inflexibles, el aumento de la edad conlleva dificultades para realizar trabajos correctamente y una pérdida apreciable de responsabilidad, se da un desinterés por las cuestiones relacionadas con el sexo Y un aumento de las dificultades para relacionarse con otras personas, las personas mayores reducen su actividad y no es demasiado positivo el ejercicio físico, es muy frecuente que en las personas mayores se produzca una regresión hacia el infantilismo y se <<ablande» su carácter, etc.
Del análisis de todas estas características que pueden formar parte del estereotipo de las personas mayores, se deduce una cierta incompatibilidad y rechazo entre el mundo actual y la idea de vejez que, además, puede tener cierto fundamento. Nos encontrarnos en una sociedad en donde prima lo novedoso, lo joven, la belleza externa, la rapidez, la competencia, la produc-1lvidad, el consumo, el bienestar entendido en ténninos de consumo, etc., factores todos ellos que, en cierta medida, potencian una imagen negativa de la veJez por contraposición a los factores de éxito.
. De todas maneras, la realidad de las personas mayores parece ser muy dist~ta al papel que la sociedad oficialmente les asigna y se corresponde, más bien, con un cliché de ideas fijas que parecen de otras épocas. Existen muchas maneras de envejecer y la idea negativa que se tiene de las personas mayores, como personas pasivas, inútiles e incapaces de ejercer responsabilidades no se sustenta en ningún fundamento científico, como ocurre con ciertas capacidades mtelectuales o sus habilidades de relación con los demás.
Acercarse a la realidad, analizar los estereotipos negativos y ciertamente falsos que sobre las personas mayores se han creado, y conocerles más a fondo
La imagen social del anciano 67
para ir modificando las actitudes y comportamientos que se tienen hacia este colectivo es una obligación de todos y, más aún, de aquellos profesionales que de forma directa o indirecta realizan su intervención con las personas mayores.
Desde el área de Psicología de la E. U. de Trabajo Social de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha, se ha realizado una investigación para tratar de conocer la imagen social que los alumnos universitarios de distintas carreras del Campus de Cuenca tienen de los ancianos, tratando de contrastar los datos con otras investigaciones publicadas anteriormente.
LA IMAGEN DEL ANCIANO EN ALUMNOS UNIVERSITARIOS
Ya hemos comentado que la actitud ante las personas mayores en un aspecto crucial detenninante de la conducta que desarrollarnos ante ellos, y configura su propia imagen social. Todos tenemos una imagen de los ancianos, y de la vejez, influida por variables socioculturales de nuestro entorno. No se trata de una imagen simple, sino que está compuesta por diversas variables que nos sirven para categorizar a las personas: salud, aspecto físico, personalidad, adaptación al contexto, ... Esta imagen social sobre la vejez influye de un modo detenninante sobre las actitudes y comportamientos que llevamos a cabo y, a su vez, configura la situación de los ancianos como grupo en nuestra sociedad.
Nuestro objetivo es analizar la imagen de las personas mayores en el entorno universitario, y lo haremos a partir del estudio de las actitudes que sobre la vejez tienen los estudiantes de nuestra universidad (Universidad de Castilla-La Mancha), estudiando el estereotipo medio de los estudiantes de diversas carreras, algunas de marcado carácter social.
Metodología
Emplearnos una adaptación del Cuestionario de Estereotipos sobre la vejez de Montorio e Iza!, 1991 (publicado en Fernández Ballesteros, 1991). Realizamos modificaciones en dos direcciones: por una parte eliminarnos de los enunciados la referencia a la edad, realizando afirmaciones más generales sobre la vejez; por otra parte, añadimos una nueva categoría de respuesta, incluyendo como alternativa de opinión <<Indiferente».
El cuestionario consta de veinte enunciados negativas sobre características de las personas mayores que analizan los estereotipos en función de seis variables: salud, competencia intelectual, carácter y personalidad, relaciones
68 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
interpersonales, funcionamiento motor, trabajo y jubilación. El sujeto debe
~esponder ante cada ítem en función del grado de acuerdo con el enunciado
2 o~espondiente, con cmco grados de respuesta: l. Totalmente en desacuerdo
. n desacuerdo, 3. Indiferente, 4. De acuerdo y 5. Totalmente de acuerdo. ,
La prueba fue co?'pletada con la siguiente pregunta, ¿Cuál debe ser la fór
mula para la atencwn de_ las personas mayores cuando necesitan cuidados?·
con respuesta de alternauva múltiple de cuatro opciones: ingresarlos en u~~
residencia, llevarlos a VIvrr con sus hijos u otros familiares· prestar! parte d 1 f ·li ¡ . . ' es, por
e os anu ares, os serviCIOS necesarios en el domicilio habitual de las
pderso~as may?res; que el Estado les preste los servicios necesarios en su
onucilio habitual.
El cuestionario fue aplicado a 379 alumnos universitarios de diferentes
carreras del Can!pus de Cuenca.
Resultados
Los valores medios alcanzados en cada uno de los ítems, considerando la
muestra globalmente, fueron·
ÍTEM DESCRIPrOR MEDIA DES.TÍP.
1 Deterioro de la salud 3.02 2 Incapacidades
1.!5
3 Deterioro de memoria 3.01 1.!8
4 Dificultad para aprender 2.99 1.!2 2.24 1.!6
5 Rígidos - Inflexibles 6 Menos activos
2.95 1.20
7 Menos responsables 3.13 !.14
8 Jubilarse 60-65 años 2.08 0.95
9 Menos amigos 3.30 1.24
!O Menos interés sexo 1.85 0.99
11 Jubilación =Trastorno 2.76 1.08
12 No resuelven problemas 3.59 !.18
13 Son como niños 2.56 1.06
14 Menos interés por las cosas 3.67 1.14
15 Aumentan los defectos 2.32 1.04
16 Son cascarrabias 2.98 1.!7
17 Vejez = Descanso 2.94 1.14
18 No conviene ejercicio físico 3.60 1.35
19 Peor en el trabajo 1.53 0.89
20 Chochean 2.40 1.10 2.67 1.06
La imagen social del anciano 69
La puntuación más elevada (referida al mayor grado de acuerdo con el
enunciado negativo) se produce en el ítem 13, «Las personas mayores son, en
muchos casos, como niños>>, dando idea de las modificaciones que "1' produ
cen en la personalidad, pasando a ser caprichosos, vulnerables, etc.
Se acompaña de valoraciones elevadas en los ítems de deterioro de salud
y de memoria, junto con la creencia de que son menos activos. Esto podría
explicar las puntuaciones de los ítems 8, 11 y 17, referidos al trabajo y la jubi
lación; el deterioro, que supuestamente se produce, les lleva a tener que jubi
larse entre los 60-65 años, siendo una etapa para descansar y equiparada con
la aparición de trastornos. Por ello, enunciados que podrían parecer en un
principio no muy negativos, si los unimos con la información proporcionada
por los otros ítems, vemos que adquieren un carácter marcadamente negativo.
Y más en nuestra sociedad donde el prestigio social se adquiere en función
del trabajo desempeñado y del poder adquisitivo.
Los ítems que presentan mayor acuerdo entre los estudiantes son los refe
ridos a la responsabilidad y al ejercicio físico. Considerándoles todavía res
ponsables y recomendándoles el ejercicio físico; posiblemente pueda
explicarse por el papel que desempeñan los abuelos en la crianza de los nie
tos. Actualmente, en muchas familias, el papel de cuidador y educador le
corresponde desempeñarlo a los abuelos, haciendo frente a la tarea de modo
satisfactorio. Los resultados globales, por ítems, quedan claramente expresados en la
gráfica l, pudiendo observarse el valor alcanzado con mayor frecuencia en
cada uno de ellos. Los dos únicos ítems que obtienen como valor modal <<Totalmente desa
cuerdo>> son el 9 (Las personas mayores tienen menos amigos que las perso
nas más jóvenes) y el 18 (El ejercicio físico no es recomendable para las
personas mayores); el ítem del ejercicio físico refleja la idea actual del bene
ficio de la actividad en todas las edades, y el ítem 9 asume la importancia de
las vinculaciones y relaciones sociales en la tercera edad.
Estos valores de tendencia central proporcionan una visión rápida de la
situación, pero creemos que es importante reflejar los porcentajes de respues
ta en cada uno de los ítems para dar una información más completa y real de
los resultados obtenidos, por ello en la tabla 1 reflejamos estos datos.
Si segmentamos la muestra por grupos, en función de la carrera que estu
dian, y analizamos la respuesta a cada uno de los ítems, podemos apreciar las
siguientes diferencias entre ellos:
70 Santiago YUBERO y Elisa IARRAÑAGA
Gráfica I VALORES MODALES EN LOS ÍTEMS
Moda
- Ítem 6 (A medida que las persona se hacen mayores son menos acti
vas): sólo magisterio y derecho valoran en la franja de desacuerdo \derecho: 55.5% y magisterio: 44.7.
- Item 10 (Las personas mayores tienen menos interés por el sexo): en
derecho y enfermería predomina el desacuerdo, mientras que los alum
nos de arquitectura, magisterio, relaciones laborales y trabajo social no
~oman postura (39.2%, 35.1 %, 45.5% y 46.7% respectivamente en 3).
- Item 13 (Las personas mayores son, en muchas ocasiones como
niños): los estudiantes de derecho y relaciones laborales están :Uás frr
memente de acuerdo, en derecho el38.9% y en relaciones un 40.4% en el valor 5.
-Ítem 15 (Los defectos de la gente se agudizan con la edad): magisterio
presenta una tendencia positiva (33.3% en 2), relaciones laborales
neg~tiva (32.7% en 4), trabajo social no opina (32.4% en 3) y en enfer
mena se da una doble tendencia, distribuyéndose en parecido porcentaje entre 2 (30.7%) y 4 (34.1%).
' ·.,.
La imagen social del anciano 71
Tabla l PORCENTAJES DE RESPUESTA POR ÍTEM
Desacuerdo Indifer. Acuerdo ÍTEM IMAGEN POSITIVA IMAGEN NEGATIVA
1 2 3 4 S
l Deterioro de la salud 8.8 31.6 14.6 38.8 6.1
2 Incapacidades 9.3 32.6 14.1 35.8 8.2
3 Deterioro de la memoria 6.4 36.9 16.2 32.9 7.7
4 Dificultad para aprender 29.7 39.8 12.6 12.6 5.3
5 Rígidos e inflexibles 10.8 31.0 21.4 25.9 10.8
6 Menos activos 8.0 26.3 19.4 37.5 8.8
7 Menos responsables 27.6 47.5 16.4 6.1 2.4
8 Jubilarse 60- 65 años 8.5 19.0 28.3 22.8 21.2
9 Menos amigos 44.3 36.3 11.4 5.6 2.4
lO Menos interés sexo 14.2 25.1 37.2 17.9 5.6
11 Jubilación causa trastornos 6.1 18.8 14.2 40.6 22.2
12 No resuelven problemas 15.0 39.8 22.2 20.3 2.7
13 Son como niños 4.6 14.5 16.4 38.6 26.0
14 Menos interés por las cosas 20.7 45.4 18.3 12.4 3.2
15 Aumentan los defectos 11.3 26.4 23.5 30.2 8.6
16 Son cascarrabias 10.0 29.6 25.1 27.0 8.4
17 Vejez = Descanso 8.6 19.0 11.0 27.3 34.2
18 No conviene ejercicio físico 63.8 27.1 3.8 3.2 2.1
19 Peor en el trabajo 22.8 36.7 21.4 15.5 3.5
20 Chochean 13.7 31.7 32.5 17.5 4.6
- Ítem 16 (Las personas mayores se irritan con facilidad y son <<Casca
rrabias>>): en arquitectura, derecho y relaciones laborales predomina la
respuesta4 (con más de un 30%), en enfermería la 2 (45.6%), y de nue
vo trabajo social se acumula en 3 (31.4% ), distribuyéndose en exacto
porcentaje a ambos lados de este valor (28.6% en 2 y en 4).
-Ítem 19 (Casi ninguna persona mayor de 65 años realiza un trabajo tan
bien como lo haría otra más joven): franja positiva, de manera signifi
cativamente diferencial con los otros grupos, en enfermería (73%) y
trabajo social (63.8%).
72 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
En los demás ítems no se aprecian diferencias entre los estudiantes de las distintas carreras.
Ante estos resultados nos preguntamos si las diferencias provendrían realmente por el origen académico (estudios cursados) o si podría estar encubriendo la diferente formación por sexos de los grupos (es evidente para todos el predominio absoluto de mujeres estudiantes en algunas de estas carreras). Para determinar esta cuestión procedimos a segmentar de nuevo la muestra global, pero en este caso en función de la variable sexo, disponemos así de dos grupos: mujeres -un total de 264-- y hombres -110--, el resto de los sujetos (5) no declararon su sexo en la referencia de la encuesta. Los resultados obtenidos (en porcentajes, para poder comparar directamente los resultados) nos llevan a afrrmar que existen diferencias entre hombres y mujeres, pero no en los mismos ítems que aparecían en el caso de las carreras. Pasamos a exponer estas diferencias:
- Ítem 5 (A medida que las personas se hacen mayores, se vuelven más rígidas e inflexibles): las mujeres presentan el valor modal en 2 -en desacuerdo- frente a los hombres que alcanzan la máxima frecuencia en 4 ---<le acuerdo-.
- Ítem 7 (En general, las personas mayores son menos responsables que los adultos jóvenes): un 54.% en desacuerdo de las mujeres, frente a un 32.7% de hombres, dándose además es éstos un 17.3% en la franja de acuerdo (mujeres sólo un 5.3%).
- Ítem 8 (Es conveniente para las personas jubilarse entre los 60 y 65 años de edad): el 34.5% de los hombres están totalmente de acuerdo, las mujeres se distribuyen en 23.5% desacuerdo y 29.2% en indiferente. Posiblemente refleje la diferente situación laboral de las personas actualmente mayores en función de sexo, la mayoría de las mujeres mayores de hoy eran amas de casa y los siguen siendo, no hay jubilación.
- Ítem 1 O (Las personas mayores tienen menos interés por el sexo): el 40.6% de las mujeres no opina (valor 3) y sólo ellO.?% está totalmente desacuerdo, en los hombres el totalmente desacuerdo alcanza un 23%.
-Ítem 12 (A medida que nos hacemos mayores perdemos la capacidad de resolver los problemas a los que nos enfrentamos): las mujeres se muestran en desacuerdo en un 43.7% y sólo el 25% valora con 4 y 5;
La imagen social del anciano 73
los hombres sólo un 17% está en la franja de acuerdo, pero casi el 30% se situa en la respuesta 3 (no opina).
-Ítem 14 (A medida que nos hacemos mayores perdemos el interés por las cosas): el48.8% de las mujeres están desacuerdo, y sólo un 11.5% en la franja de acuerdo frente al 25% de los hombres.
-Ítem 18 (El ejercicio físico no es recomendable para las personas mayores): en ambos casos el mayor porcentaje se presenta en la franja de desacuerdo, pero con mayor firmeza en el caso de los hombres (73.4% totalmente desacuerdo).
Queremos comprobar la hipótesis de que el estereotipo sobre la vejez ha ido mejorando y que actualmente es más positiva la imagen qu~ los jó~enes tienen de las personas mayores, más en nuestro grupo de estudiO que tienen una formación universitaria. Para ello comparamos los resultados de nuestros sujetos con los resultados obtenidos por Fernández-Ballesteros en 1991, en el tramo de población de nivel de educación medio-superior. Para poder realizar adecuadamente la comparación trasformamos la escala de respuesta Simplificándola en dos valores: acuerdo-desacuerdo. Presentamos los datos de los porcentajes de acuerdo, por ítems, en la gráfica II. .
Si analizamos estos resultados observamos que efectJ.vamente se ha producido una evolución en cuanto a la imagen de los ancianos, los porcentajes
Gráfica II COMPARACIÓN PORCENTAJES DE ACUERDO 1991-1998
74 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
de acuerdo son más bajos en el año 1997 (se tratan de enunciados negativos), excepto en los ítems correspondientes a «Son como niños» que sube ligeramente (del 63 al65%) y <<dificultad aprendeD>, que se mantiene en el mismo nivel (18% en ambos años). Los demás ítems disminuyen todos en cuanto al grado de acuerdo, siendo muy superior el descenso en los ítems que se refieren al .interés por el sexo (disminuye en un 39%, pasa de un 62% a 23%) y el interés por las cosas (diferencia de 30 puntos). A pesar de una cierta mejoría, sigue produciéndose una descripción basada en términos funcionales y de desempeño de rol social.
Recordemos que este cuestionario anal.iza los estereotipos en función de seis variables: salud, competencia intelectual, carácter y personal.idad, relaciones interpersonales, funcionamiento motor, trabajo y jubilación. Agrupando los ítems en estas variables y las respuestas en las tres franjas alternativas (desacuerdo - de acuerdo - indiferente) obtenemos la siguiente representación:
Gráfica ill PORCENTAJES DE RESPUESTA EN LAS VARIABLES
V.COG V.MOT V.PER V.SAL V.SOC V.TRA
· Indiferente •oeAcuerdo • Desacuerdo
En la gráfica aparece un fenómeno descrito por todos los investigadores de los prejuicios; ya no resulta socialmente deseable mostrar un estereotipo públicamente, pero los prejuicios siguen existiendo. Se produce una paradoja social que los alumnos han resuelto contestando en un porcentaje elevado con la puntuación 3 (Indiferente), no muestran una actitud positiva -representada en gris-, pero tampoco abiertamente negativa -zona más oscura-. Se puede ver claramente que el porcentaje de acuerdo, en cada una de las varia-
.-La imagen social del anciano 75
bies, es el más bajo. Si sumáramos los porcentajes de desacuerdo e indiferencia encontraríamos valores más próximos a los esperados. Sin embargo, debemos confirmar lo comentado anteriormente, la imagen del anciano es más positiva pero tenemos que seguir trabajando para facilitar el paso de la indiferencia al desacuerdo y favorecer el desarrollo de actitudes positivas hacia las personas mayores.
Si calculamos los valores medios de cada una de las variables encontramos que la variable valorada más negativamente es el trabajo (M=3.21), seguida de la variable salud (M=3.01) que es además en la que se produce el menor acuerdo entre los sujetos (desviación típica de 0.89). Las variables con las puntuaciones más bajas, mejor valoradas, son los aspectos motores (M=2.33) y la variable de las relaciones interpersonales (M=2.85).
Gráfica IV VALORES MEDIOS GLOBALES DE LAS VARIABLES
76 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
A continuación pasamos a presentar los resultados de cada una de las vanables en cada uno de los grupos de estudio:
Variable Salud:
CARRERA
Trabajo Social Magisterio Enfenneria
Derecho Relaciones Laborales
Arquitectura
Variable Competencia Intelectual:
CARRERA
Trabajo Social Magisterio Enfermeria
Derecho Relaciones Laborales
Arquitectura
Variable Carácter y Personalidad:
CARRERA
Trabajo Social Magisterio Enfermería
Derecho Relaciones Laborales
Arquitectura
Media
3.03 3.10 2.92 2.78 2.92 3.22
Media
2.63 2.81 2.68 2.58 2.66 2.76
Media
2.82 2.87 2.65 2.85 3.10 2.98
Desv. Típ.
0.96 0.81 0.90 1.19 0.77 0.81
Desv. Tip.
0.71 0.67 0.75 1.02 0.75 0.82
Desv. Típ.
0.67 0.61 0.64 0.97 0.75 0.75
p
0.30
p
0.712
p
0.00 (ítem 13 y 20)
La imagen social del anciano
Variable Relación Interpersonal:
CARRERA Trabajo Social
Magisterio Enfennería
Derecho Relaciones Laborales
Arquitectura
Variable Funcionamiento Motor:
CARRERA
Trabajo Social Magisterio Enfermeria
Derecho Relaciones Laborales
Arquitectura
Variable Trabajo y Jubilación:
CARRERA
Trabajo Social Magisterio Enfermería
Derecho Relaciones Laborales
Arquitectura
Media
2.47 2.49 2.32 2.42 2.68 2.50
Media
2.30 2.19 2.39 2.19 2.40 2.39
Media
3.21 3.30 3.05 3.26 3.34 3.26
Desv. Típ.
0.57 0.68 0.60 0.78 0.78 0.70
Desv. Típ.
0.74 0.66 0.81 0.89 0.67 0.78
Desv. Típ.
0.63 0.68 0.60 0.91 0.62 0.78
77
p
0.06
p
0.525
p
0.15
Como puede apreciarse en la única variable donde aparecen diferencias significativas, al nivel del 95%, es en la variable carácter y personalidad, concretamente en los ítems 13 y 20. La dirección de estas diferencias se produce respecto a los alumnos de relaciones laborales con los de enfermería y trabajo social, siendo más negativa la imagen que presentan los alumnos de reJa-
78 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
ciones laborales. Esto confirma. en parte, nuestra hipótesis de que los alumnos de las carreras con marcado carácter social tendrían una imagen social más positiva. En este caso sólo se produce la diferencia con relaciones laborales y no con los demás grupos, y únicamente en esta variable. Seria preciso ampliar las muestras de las carreras de derecho y arquitectura, e incluso introducir nuevas carreras para confirmar con mayor solidez la hipótesis. Nosotros simplemente apuntamos los resultados obtenidos.
En cuanto al estereotipo obtenido de la globalidad del cuestionario debemos comentar que se refleja de nuevo la mayor frecuencia de la valoración 3 frente a las demás, resultado claramente apreciable en la siguiente gráfica:
Gráfica V SECTORES DE DISTRIBUCIÓN DEL ESTEREOTIPO GLOBAL
Sólo el 7% tendria un estereotipo marcadamente positivo, el 0.5% total
mente negativo, el28.5% con alguna característica negativa y el 58% se mantendría en un nivel de no mostrar claramente la dirección. Resultados que vuelven a confmnar la necesidad de seguir trabajando en la !mea de modificación de la imagen social del anciano para acabar de dotarla de significados positivos. Debemos resaltar, que a nivel de estereotipo global, no se producen diferencias significativas entre los alumnos de las diferentes carreras.
1 -
La imagen social del anciano 79
Nosotros ejercemos nuestra docencia en la E. U. de Trabajo Social, lo que nos llevó a incluir una cuestión sobre la fórmula que consideraban más adecuada para atender a las personas mayores cuando necesitan cuidados. Los resultados globales aparecen reflejados a continuación:
SALIR DE SU CASA 92 Residencia
Hijos
EN SU CASA 253 Fanúlia
Estado
NO CONTESTA 32
Gráfica VI FRECUENCIA DE REPUESTA ÍTEM ATENCIÓN
z -o 13 z w ~
o 100
Frecuercia
11
81
190
83
1
1
80 Santiago YUBERO y Elisa LARRAÑAGA
No aparecen diferencias significativas en esta cuestión ni en cuanto a los grupos de estudios ni relativas al sexo. La mayoría de los sujetos consideran que deben ser los familiares los que atiendan a las personas mayores que precisan cuidados, pero permaneciendo el anciano en su propio domicilio, sin desvincularle de su entorno habitual.
Para fmalizar, a modo de conclusión, esquematizamos el cliché del anciano; en función de los resultados obtenidos a través del cuestionario:
1.- JUBILACIÓN= Fin de la actividad productiva - Deterioro de salud - Trastornos - Pérdida de memoria - Disminución del interés por las cosas -Dedicación al descanso - Peor rendimiento en el trabajo Consideración social negativa
2.- LABILIDAD EMOCIONAL - Caprichosos -Chochean - Mal carácter - Inestables
3.- PROBLEMAS DE CONVIVENCIA - Deterioro de la salud - Dependencia -Trastornos - Labilidad emocional
4.- ASPECTOS POSITIVOS - Responsables -Amistosos - Capacidad de actividad física - Resolutivos - Buena cognición
5.- ASPECTOS VARIABLES - Flexibilidad -Actividad -Sexo
La imagen social del anciano 81
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BANDERA, J. (1993): «Interacción y elaboración de la identidad en la Tercera Edad», en P. Sánchez-Vera (editor), Sociedad y población anciana, Universidad de Murcia.
BAZO, M. T. (1990): La sociedad anciana, Madrid, Siglo XXI. BERGER, P.L. y LUCKMANN, T. (1968), La construcción social de la rea
lidad, Buenos Aires, Amorrortu. BEAUVOIR, S. (1983): La vejez, Barcelona, Edbasa. BLEDA, J.M. (1997), Sociedad y vejez. Las políticas sociales para la vejez:
percepción, tendencias y líneas de desarrollo. El caso de la región de Cas-. tilla-La Mancha, Tesis, Servicio de Publicaciones de la UCLM.
FERNÁNDEZ BALLESTEROS, R. (1992): Mitos y realidades sobre la vejez y la salud, Fundación Caja de Madrid.
FERNÁNDEZ BALLESTEROS, R. y otros (1992): Evaluación e Intervención Psicológica en la Vejez, Barcelona, Martínez Roca.
. MONCADA, A. (1998): Años dorados. Entender a los mayores y preparane para serlo, Madrid, Libertarias.
MORALES, J.F. (1996): «El prejuicio racial como actitud negativa», en J.F. Morales y S. Yubero, Del prejuicio al racismo: perspectivas psicosociales, Cuenca, Servicio de Publicaciones de la UCLM.
OSK.AMP, S. (1991): Altitudes and Opinions, Englewood Cliff, Prentice hall, 2• Edición.
PINILLOS, J.L. y otros (1994): Una aproximación pluridisciplinar al entorno de la vejez, Madrid, Fundación Caja Madrid.
SÁNCHEZ-VERA, P. (1993): Sociedad y población anciana, Universidad de Murcia.
ENVEJECIMIENTO, SOCIEDAD Y SALUD
Antonio V. Martín, José M' Quintana, Santiago Yubero, Elisa Larrañaga, José M. Latorre, Juan Montañés,
Enrique Be¡jano, Sacramento Pinazo, Francisco Be¡jano, M' José Navarro, José M' Bleda, José L. Martínez,
Encamación Pérez, M' Carmen Sánchez, M' Anastasia Tsackos, Vicente Merce, Pilar Guirado, Virgilia Antón, Teresa Pineda, M' Carmen Valdivieso,
Silvestre Jiménez, M' Isabel Sánchez
Coordinadores:
Santiago Yubero, José M. Latorre Juan Montañés y Elisa Larrañaga
., ___:E::..:d:c..:ic::..:io::..:ne::..:s:...:d::..:e-"la::..:U::..:n::..:ivc..:.e::..:rs.c:id.c:.ad'---rll de Castilla-La Mancha
Cuenca, 1999
1
1
ENVEJECIMIENTO, sociedad y salud 1 Antonio V. Martín ___ [et al.] ; coordi-nadores, Santiago Yubero ... (et al.].- Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1999
326 p. ; 22 cm. -(Humanidades ; 38) ISBN 84-89958-83-1 l. Geriatría 2. Ancianos - Aspectos sociales 3. Ancianos - Cuidados e
. higiene 4. Asistencia social I. Martín García, Antonio Víctor ll. Yubero Jiménez, Santiago, coord. ID. Universidad de Castilla-La Mancha, ed. N. Título V. Serie
613.98 316.346.3-053.9 616-053.9 364.65-053.9
Esta publicación es propiedad de EDICIONES DE LA UNIVERSIDAD DE CASTILLA-LA MANCHA y no se puede copiar, fotocopiar, reproducir, traducir o convertir a cualquier medio impreso, electrónico o legible por máquina, enteramente o en parte, sin su previo consentimiento.
Esta publicación ha contado con la ayuda económica de la Consejería de Sanidad de la
Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha
© de los textos: sus autores. © de la edición: Universidad de Castilla-La Mancha.
Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. Director: Pedro C. Cerrillo. Colección HUMANIDADES no 38. l. • edición: diciembre de 1999. Tirada: 1.000 ejemplares.
Diseño de la colección: García Jiménez. Diseño de la cubierta: C.I.D.!. (Universidad de Castilla-La Mancha).
I.S.B.N.: 84-89958-83-1 Depósito Legal: CU-442-1999 Fotocomposición e impresión: COMPOBELL, S.L.
Impreso en España - Printed in Spain.
Presentación
ÍNDICE
........... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Educación y vejez: aproximación y justificación conceptual ... · ... Antonio Víctor Martín García
Socialización y Tercera Edad ................... · · · · · · · · · · · José María Quintana Cabanas
La imagen social del anciano ................ · · · · · · · · · · · · · · Santiago Yubero y Elisa Larrañaga
Desarrollo cognitivo durante el envejecimiento normal Y patológico Juan Montañés y José Miguel Latorre Postigo
Evaluación funcional en personas de edad avanzada ....... · · · · · · Enrique Berjano, Sacramento Pinaza y Francisco Berjano
El tabú de la vejez ...................... · · ... · · · · · · · · · · · · M" José Navarro García
Las políticas de vejez en la Unión Europea y en España José María Bleda García
Plan de atención a mayores de la comunidad de Castilla-La Mancha José Luis Martínez Guijarro
9
11
43
59
83
105
149
183
207