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ISSN 1887-4606
Vol. 7(3) 490-521
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Artículo
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La representatividad en disputa: estrategias
conversacionales de dos líderes juveniles en
una interacción política televisada
Representation in dispute: conversational strategies
of youth leaders in a televised political interaction
Camila Cárdenas Neira Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje
Grupo de Estudios del Discurso (GED)
Universitat Pompeu Fabra
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 491
Camila Cárdenas Neira, La representatividad en disputa: estrategias conversacionales de dos
líderes juveniles en una interacción política televisada
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Resumen
Este artículo analiza cómo es representada la acción política juvenil por dos líderes de
agrupaciones confrontadas a partir de un incidente: la ocupación de estudiantes secundarios
del Instituto Nacional de la Juventud en Santiago de Chile. La interacción televisada en la que
se exponen las principales ideas en torno a la representatividad, la participación y la
democracia de parte de una dirigente estudiantil y el director del INJUV es abordada en base a
la descripción y explicación de tres componentes: fondo de conocimientos compartidos,
estrategias conversacionales con efectos de descortesía y gestión de las imágenes y roles
sociales. Se concluye que, dadas las dimensiones discursiva, socio-cognitiva y socio-política
que funcionan simultánea y complementariamente en la comunicación situada, los líderes
negocian una comprensión disímil de la acción juvenil: una normativa, que busca supeditar la
práctica política a los marcos ya dispuestos por el sistema institucional, y otra transformadora,
que asocia la actuación política a la modificación de los esquemas representacionales
cuestionados.
Palabras clave: análisis conversacional, interacción televisada, acción política juvenil.
Abstract
This paper analyzes how political action is represented by two leaders of youth groups
confronted by an incident: the occupation of the National Youth Institute in Santiago de Chile
performed by high-school students. The televised interaction sets out the main ideas expressed
by a student leader and the director of INJUV about representation, participation and
democracy. The argument is based on the description and explanation of three components:
shared knowledge background, conversational strategies with impoliteness effects, and
management of images and social roles. I conclude that, given the discursive, socio-cognitive
and socio-political dimensions that functioning simultaneously and complementarily in situated
communication, leaders negotiate a dissimilar understanding of youth action: a normative one,
which seeks to subordinate the political practice to the frames already arranged by the
institutional system; and a transformative one, which associates the political action with the
modification of the representational schemes questioned.
Keywords: conversation analysis, televised interaction, political youth action.
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líderes juveniles en una interacción política televisada
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0. Introducción
La interacción comunicativa que planteo como objeto de análisis se enmarca en
el actual escenario de movilizaciones estudiantiles que desde el año 2011
buscan evidenciar las falencias del modelo neoliberal que soporta las
estructuras socio-políticas de la sociedad chilena. “Discusión entre secundarios
y director del INJUV” (4 min. 57 seg.) corresponde a una transmisión en vivo
efectuada por la televisión pública (Canal TVN) el día 16 de octubre del 2012,
subida posteriormente a Youtube por un usuario de la red. A grandes rasgos, la
situación comunicativa da cuenta del enfrentamiento verbal que tiene Eloísa
González, vocera de la Asociación Coordinadora de Estudiantes Secundarios de
Chile (ACES) y Luis Felipe San Martín, Director del Instituto Nacional de la
Juventud (INJUV), cuando miembros de la agrupación de estudiantes decide
“tomarse” la sede del Instituto en Santiago, con el fin de expresar un llamado a
“no votar” en las elecciones de municipio a realizarse el 28 de octubre de 2012.
Comprender una interacción de estas características implica situarse
desde una perspectiva socio-histórica que asume la acción juvenil como parte
de un proceso político complejo dentro de la historia reciente; la inconformidad
expresada por el movimiento estudiantil recoge sucesivos focos de protesta que
vienen sucediéndose de manera intermitente en los últimos doce años. Dicha
protesta deja entrever la relevancia del componente generacional que articula el
movimiento sobre la base de una acción conjunta que toma distancia del pasado
traumático encarnado en la última dictadura militar (1973-1990), y dispone un
conjunto de prácticas sociales y discursivas que visibilizan la crítica de la
juventud actual hacia las estructuras socio-políticas heredadas por el régimen
autoritario. En este contexto surge un fuerte cuestionamiento al sistema
representativo y democrático chileno, que pone en tela de juicio decisiones
gubernamentales que profundizan la desigualdad social y reclaman una nueva
institucionalidad. Tal disputa es comunicada y resignificada por los líderes que
protagonizan la interacción seleccionada.
El problema que analizo a continuación recoge las siguientes
características: es contingente, de conocimiento público y representativo de
múltiples “cara a cara” (orales y escritos) llevados a cabo por distintos líderes
juveniles con funcionarios de gobierno y políticos de oposición, respecto de una
amplia gama de demandas que van desde educación pública y gratuita hasta
asamblea constituyente, ampliamente expresadas a través de los medios de
prensa, televisión y redes sociales; es polémico y controversial, ya que da
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cuenta de puntos de vista contrarios sobre temas que han sido sistemáticamente
vinculados a la acción juvenil como el desinterés por la política y la negativa a
votar, lo que ha colaborado a reforzar distintos estereotipos en torno a una
juventud “apática”, “descomprometida”, “indiferente”, etc.; y es novedosa y
susceptible de abordar desde una perspectiva crítica que recoge las voces de sus
propios actores. De este modo, se privilegia una aproximación que pone foco en
los discursos juveniles articulados a partir de acciones y creencias colectivas,
aludiendo directamente a conflictos de poder que ponen en juego su
representación y legitimación grupal.
Dicho esto intento responder cómo es representada la acción política
juvenil por los líderes en conflicto, en base a la descripción y explicación de
tres componentes interrelacionados: fondo de conocimientos compartidos,
estrategias conversacionales con efectos de descortesía y gestión de las
imágenes y roles sociales. De manera general, el análisis conversacional ayuda
a identificar las realizaciones lingüísticas que buscan, por un lado, mostrar,
satisfacer o reclamar diferentes necesidades de representación y, por otro,
evidenciar un campo de conocimientos comunes sobre el contexto socio-
político y socio-cognitivo que enmarca la interacción y modela las expectativas
en torno a las formas de participación de los interlocutores. Espero conseguir,
de manera específica: a) una interpretación del conjunto de conocimientos que
ofician de base común para la construcción de modelos de contexto que regulan
la participación de los hablantes y modelan su comportamiento comunicativo,
b) una caracterización de las estrategias conversacionales tendientes a la
negociación de representaciones que causan efectos de descortesía, y c) una
descripción de las imágenes y roles sociales cuya manifestación activa un juego
de poder político.
1. Marco teórico
Es posible caracterizar la interacción conversacional propuesta como una
discusión, es decir, un tipo especial de conversación en la que predomina un
componente argumentativo que expresa la oposición de las opiniones entre los
participantes. Dicha oposición implica la puesta en marcha de una serie de
estrategias discursivas que pretenden “igualar las fuerzas” en disputa. Por una
parte, de acuerdo a Tusón (1997), la desigualdad social se expresa
simbólicamente cuando las personas interactúan verbalmente, y bien pueden
convertir esas relaciones en un “juego de poder”, en el que ambas partes actúan
como fuerzas capaces de reaccionar ante la jugada de la otra y, por lo tanto,
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reforzar su posición y mejorarla, o bien, en un “estado de dominación” en el
que la parte más fuerte somete a la más débil sin que ésta tenga la posibilidad
de actuar en su beneficio.
Por otra parte, según Bolívar (2003, 2005a, 2005b, 2005c), en ciertos
discursos la finalidad consiste en resaltar la diferencia, contrario a lo propuesto
por Brown y Levinson ([1987] 1992), quienes suponen que toda sociedad
tiende a controlar la agresividad de sus miembros y a hacer posibles buenas
relaciones entre los sujetos. Para estos autores, la cortesía es el comportamiento
intencional y estratégico de un individuo cuyo objetivo es satisfacer las
necesidades de imagen positiva (deseo de ser apreciado y aprobado por los
demás) y negativa (deseo de tener libertad de acción y no sufrir imposiciones).
Blum-Kulka recalca de esta propuesta que el mantenimiento de la imagen
depende “del riesgo de desprestigio en juego, el cual se calcula haciendo una
estimación combinada de tres variables: la distancia social (D) entre el hablante
y el oyente, es decir, el grado de familiaridad entre ellos; el poder relativo (P)
de ambos; y la jerarquía (J) absoluta de las diversas coerciones en una cultura
dada” ([1997] 2000: 85).
A esta precisión en torno a la variación cultural subyace un repertorio de
lecturas críticas que interrogan el criterio de universalidad del modelo de
Brown y Levinson ([1987] 1992). Entre ellas sobresale la postura de Bravo
(2003), para quien las dimensiones positiva y negativa de la imagen no pueden
ser estudiadas prescindiendo del conocimiento contextual del usuario de la
lengua, de allí que esta autora prefiera hablar de “compromiso de imagen” por
cuanto “el hablante está presentando una imagen de sí mismo a su interlocutor
o auditorio en un escenario de habla. Esta presentación es única, temporal,
interaccional y está circunstancialmente acotada” (2003: 101).
En esta línea, Bravo propone una categoría teórica subordinada como la
de “imagen básica”, a saber, una “imagen consensuada y extendida a la
sociedad de pertenencia que estaría ‘supuestamente’ en conocimiento de los
hablantes de una lengua, ya sea que la asuman o no” (2004: 28). Esta autora
sostiene que muchos de los contenidos de la imagen pertenecen a una
“personalidad social ideal” con la cual el hablante se identifica, es decir, asume
su existencia bien para confirmarla, bien para contraponerse a ella. A esta
definición Bravo (2004) añade la de “imagen de rol” para hacer alusión a los
contenidos socioculturales que la integran, en virtud de la multiplicidad de
papeles o posiciones que los individuos desempeñan en el marco de situaciones
funcionales de la vida social.
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En esta dirección, Bravo (2004) propone ampliar las nociones “positiva” y
“negativa” a las de afiliación y autonomía. Así, la imagen de autonomía es
aquella mediante la cual un integrante de un grupo adquiere un contorno propio
dentro del mismo, y la de afiliación se plasma en comportamientos tendientes a
resaltar los aspectos que hacen a una persona identificarse con las cualidades
del grupo. Al pensar en el individuo en relación a un colectivo social, también
resulta apropiado considerar la noción de “imagen de grupo” en tanto los
sujetos tienden a orientarse hacia la afiliación interna (dirigida hacia el propio
grupo) y la desafiliación externa (dirigida al grupo ajeno) (Bravo, 2004). En
último término, esta perspectiva ayuda a “observar la relación entre
comportamiento comunicativo y las creencias y la visión del mundo de los
hablantes, visión que se supone capaz de proyectarse hacia la comunidad de
pertenencia, al mismo tiempo que es influenciada por esa misma comunidad”
(Bravo, 2004: 33).
Esta comprensión ampliada de la cortesía concita y dirige un mayor
interés por la descortesía, definida no como un “negativo” de la primera,
inclinada como contrapartida al “desequilibrio social”, sino en términos de las
consecuencias derivadas del manejo de distintos marcos de participación
(Goffman, [1975] 2006) por parte de los interlocutores. Se vuelve necesario,
entonces, determinar qué clase de objetivos persiguen los hablantes durante la
comunicación, pues éstos no siempre se orientan hacia la persecución de un
propósito común y, además, porque “la reconstrucción de posibles
intencionalidades no descansa sobre los interlocutores en sí, sino sobre las
condiciones contextuales afectadas por la interacción” (Duranti, [1997] 2000:
426, cursiva mía).
En esta línea, la noción de efecto de descortesía resulta útil si se
considera que ciertos comportamientos pueden ser percibidos como
descorteses, independientemente de las motivaciones iniciales de los
interlocutores (Cordisco, 2005a), de allí que la relación entre estrategias
conversacionales e intenciones dependa más bien de la interpretación que los
participantes realizan acerca de las expectativas “no esperadas” y/o “no
satisfechas” que se consideran relevantes dentro de los marcos que se aplican
para comprender la interacción (Goffman, [1975] 2006). Esta posición teórica
asume una relación interna y dialógica entre contexto e interacción, y releva la
idea de que los participantes de un encuentro “interaccionan a partir de ciertos
‘lugares’ sociales, culturales, políticos, institucionales, ideológicos, etc., con
diferenciales en cuanto a simetrías, privilegios, derechos, prerrogativas,
afiliaciones, etc.” (Cordisco, 2005a: 331). De este modo, “la imagen social
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como herramienta analítica de estudio no debe describirse a partir de un listado
sobre los “deseos” de los interlocutores para el encuentro” (Cordisco, 2005b:
183), sino que se hace necesario investigar acerca de las convenciones sociales,
políticas y culturales que llevan a la conformación y confirmación de una
imagen social dada. Estos factores del contexto hacen que los hablantes adopten
distintos papeles a través de los cuales actualizan dichas pautas como formas de
comportamiento dentro de la interacción, entendidas como “imágenes de rol”
(Cordisco, 2005b: 184) según las posiciones relativas y dinámicas que un
interlocutor adquiere respecto a los demás.
Hechos estos alcances, se reconocen situaciones sociales donde la
construcción de imágenes y roles no está supeditada a deseos altruistas, sino
que, explícitamente, se liga a prácticas denigrantes o deteriorantes por medio de
actos descorteses (Zimmerman, 2003, 2005). De acuerdo a este autor, este tipo
de actos son teóricamente importantes porque nos demuestran que la cortesía no
es una constante social sino una opción entre otras. Así, por ejemplo, “una
comunidad de práctica institucional puede predisponer a los miembros
investidos de poder a ejercer descortesía; sin embargo, no los obliga a ello”
(Kaul, 2008: 77-78). Para esta autora la descortesía corresponde a un uso
estratégico que ocurre cuando el hablante “ofende deliberadamente al oyente,
con un propósito lesivo de su imagen o defensivo de la imagen del hablante, y
cuando el oyente interpreta el comportamiento del hablante como un ataque
intencional a su imagen, que le induce a la aceptación del ataque o a su rechazo,
bajo la forma de defensa o contraataque” (Kaul, 2008: 259).
A partir de esta definición, Kaul (2008) caracteriza la descortesía
estratégica en cuanto a dos criterios nucleares: 1) la relación entre los
interactuantes, que puede ser: 1a) individual-grupal (dentro de la misma
comunidad de práctica cuando se enfrenta un individuo a su grupo, o bien, en la
relación entre dos individuos de grupos distintos), 1b) grupal (entre dos grupos
diferentes), y en conexión con 2) los modos de ejercer la descortesía, pudiendo
ser: 2a) bilateral o bidireccional (implica la réplica recíproca de los
participantes, con fuerte propensión al crescendo como consecuencia de las
sucesivas y alternativas asimetrías de poder que plantean los interactuantes);
2b) sincrónica (en presencia del destinatario de la descortesía); 2c) ad hoc
(situacional, en una circunstancia dada), 2d) real (no fingida), 2e) ideológica y
2f) singular. Sobre la base de este modelo, Kaul (2005a, 2005b) reformula las
nociones de afiliación y autonomía de Bravo (2004) para el caso de la
descortesía, llamándolas afiliación exacerbada y refractariedad,
respectivamente, donde la primera consiste en verse y ser visto como adepto al
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grupo, al punto de escoger la descortesía en su defensa, y la segunda es
entendida como la autonomía exacerbada de verse y ser visto como opositor al
grupo, en una actitud rebelde respecto de aquello que suscita su oposición.
Considerar estas categorías permite una mejor comprensión de cómo la
descortesía implica una participación estratégica para responder a objetivos de
representación que entran en conflicto, lo que generalmente opone a grupos (o a
alguno de sus miembros) confrontados ideológicamente (van Dijk, 1999, 2003).
Estas precisiones permiten plantear, según Bolívar (2003, 2005a, 2005b,
2005c), que la descortesía merece una atención especial porque dicho valor
ideológico puede usarse con diferentes funciones estratégicas en interacciones
determinadas, como sucede con aquellas de carácter político. En este marco, la
descortesía colabora a reproducir o retar realidades que afectan la vida de las
personas de cierta cultura o sociedad, ya que se crean/refuerzan patrones de
comportamiento que dan cuenta de momentos histórico-políticos particulares.
Para Bolívar (2005b), la descortesía en la dinámica sociopolítica puede tener
funciones orientadas hacia metas que: a) marcan la diferencia con los oponentes
(autorepresentación positiva del endogrupo y representación negativa del
exogrupo); b) transforman la situación política existente (modifica aspectos
problemáticos en las instituciones), y; c) desmantela/destruye el statu quo para
imponer otro modelo político. Desde esta perspectiva, la autora retoma a
Fairclough (1992) para recalcar la necesidad de considerar un análisis crítico de
la descortesía, en relación a la forma en que interactúan las prácticas
discursivas, la acción social y el abuso de poder entre los grupos.
Finalmente, una aproximación a la confrontación ideológica “también
plantea el problema de la identidad cultural, la preocupación sobre cómo nos
vemos a nosotros mismos y cómo nos ven los otros” (Bolívar, 2003: 223). En
este sentido, para Bolívar, un acto descortés debe examinarse “en relación con
las acciones políticas de todos los actores que participan en los eventos
políticos, desde una perspectiva histórica, porque los significados se interpretan
en el tiempo e intertextualmente; cognitiva, porque nos enfrentamos a
diferentes representaciones del mundo; interaccional, porque los significados se
construyen en la interacción social, y crítica, porque el analista toma una
posición” (2005a: 280-281).
Una indagación de estas características considera, por un lado, los actos
de habla que producen efectos que amenazan la imagen de las personas, a saber:
descalificar, ridiculizar, humillar, amedrentar e ignorar (Bolívar, 2005b), y del
otro, las funciones estratégicas que éstos conducen tales como la coerción, la
resistencia, la oposición y la protesta, el encubrimiento, la legitimación y la
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deslegitimación (Chilton y Schäffner, [1997] 2000). Dentro del análisis
propuesto, estas categorías facilitan la comprensión de las estrategias
conversacionales activadas en el juego político como práctica social, y se
enfocan críticamente sobre la dominación ideológica que intenta, por una parte,
mitigar la visibilización de la protesta juvenil desmitificadora de diversos
prejuicios y normativas sociales que condicionan su participación cívica, y, por
otra, normalizar la participación democrática mediante dispositivos públicos o
gubernamentales que intentan ceñir su acción a moldes hegemónicos y
naturalizadores del orden social.
2. Marco metodológico
La publicación fundacional de Sacks, Schegloff y Jefferson (1974) sobre
conversaciones telefónicas provee el primer marco teórico-metodológico para el
estudio de la conversación en base a la estructura de turnos, cuyo énfasis está
puesto en las consecuencias interactivas e inferenciales de la comunicación
(Levinson, [1983] 1989). A esta preocupación por el modo en que se organiza
la conversación espontánea subyace su carácter socialmente construido, por
cuanto constituye “la forma primera más característica en que las personas se
relacionan y llevan a cabo sus actividades cotidianas como seres sociales; como
una forma de acción social; como protogénero o prototipo del que derivan todas
las demás formas de realización discursiva” (Calsamiglia y Tusón, [1999] 2007:
20). De allí que el objeto central y definitorio del Análisis Conversacional (AC)
sea “la organización de la conducta significativa de las personas en la sociedad,
es decir, el modo como los sujetos sociales realizan sus actividades y le dan
sentido al mundo que los rodea” (Pomerantz y Fehr, [1997] 2000: 102). En este
sentido, el AC se preocupa principalmente por esclarecer cómo se producen y
se comprenden las interacciones, antes que explicar cómo se organizan el
lenguaje y el habla como fenómenos analíticamente separables.
De esta manera, en lugar de considerar las identidades de los
participantes, el lugar, la ocasión, etc., como cuestiones predeterminadas, los
analistas de la conversación reconocen que esta identificación depende de lo
que puede ser considerado relevante por los participantes. Para abarcar las
posibles dimensiones que definen dicha relevancia propongo un modelo de
análisis que recoge:
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a) las prácticas socio-cognitivas: negociación de representaciones que
reconstruyen el contexto en tanto modelos mentales subjetivos ad hoc
de los interactuantes;
b) las prácticas discursivas: uso de estrategias conversacionales con
efectos de descortesía, y;
c) las prácticas socio-políticas: co-construcción de imágenes y roles que
activan un juego de poder.
De acuerdo a Pomerantz y Fehr, para observar la conducta comunicativa “el
investigador puede o no actuar como un participante/observador en la situación,
y puede o no utilizar los aparatos de grabación” ([1997] 2000: 109). En este
trabajo he recurrido a una grabación ya ofrecida por los medios de
comunicación y las redes sociales, por lo que el énfasis está dado en el evento
mediatizado tal como se ofreció en televisión a los espectadores del telediario.
El análisis conversacional se organiza del siguiente modo: en primer
lugar, empleo el Modelo SPEAKING de Hymes (1972) para describir el evento
comunicativo, y considero la reconstrucción de los Modelos de Contexto de la
interacción televisada según las estructuras esquemáticas propuestas por van
Dijk (2011, 2012); en segundo lugar, caracterizo las secuencias relevantes de la
interacción en base a su prominencia temática; en tercer lugar, describo las
estrategias conversacionales recurrentes de acuerdo a sus efectos de descortesía
en la interacción, y; en cuarto lugar, identifico los actos discursivos y las
funciones estratégicas que amenazan las imágenes y roles sociales en la
discusión.
3. Análisis de corpus oral y discusión de resultados
3.1 Evento comunicativo y modelo de contexto
He discutido con anterioridad la importancia de realizar un análisis
conversacional situado, que proponga conexiones significativas entre el uso del
lenguaje y el contexto de la interacción. En virtud de estos alcances, describo el
evento comunicativo desde dos perspectivas complementarias. En primer lugar,
muestro la reconstrucción del contexto de la situación mediante el Modelo
SPEAKING (Tabla 1), que consigna características comunes a la situación tal y
como pudo ser vista por cualquier persona a través de la televisión.
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Situation:
situación
La localización espacial corresponde al Frontis del Instituto Nacional
de la Juventud (INJUV) en Santiago de Chile. La interacción ocurre el
16 de octubre de 2012, una semana antes de las elecciones municipales.
Lo que sucede es la “toma” de la sede del INJUV por parte de la
ACES. Se trata de una situación transmitida en directo por un canal de
televisión abierta. El carácter mediático incide en que la explicación
del evento (qué sucede, por qué, etc.) se convierta en un bien simbólico
que debe disputársele al oponente político.
Participants:
participantes
Los participantes centrales son: F (Director INJUV), E (Dirigente
ACES), M (estudiantes manifestantes), P (periodistas) y A (audiencia).
Aunque F y E son jóvenes, sus edades dan cuenta de una diferencia
generacional. Esto enfatiza tanto la distancia psicosocial con la que
cada uno explica el evento, como la diferencia de estatus de poder que
cada uno ostenta en la interacción. A ello se suma que el participante
mayor F (30 años) y con mayor estatus político (funcionario de
gobierno) es también hombre, mientras que la otra de menor edad E
(17 años) y estatus (dirigente estudiantil) es mujer.
Ends:
finalidades
La finalidad de F es reclamar el desalojo del espacio que ha sido
tomado por E y M, mientras que éstos reivindican la ocupación como
expresión legítima de su protesta política.
Acts sequences:
secuencia de actos
La interacción televisada se divide en tres secuencias: de inicio
(intercambios preparatorios para la transmisión televisiva), desarrollo y
cierre forzado o pseudo-cierre (término del enlace en directo), cuyo
cuerpo a su vez se divide en seis sub-secuencias temáticas (disputa en
torno al voto, la violencia, la representatividad institucional, la
representatividad juvenil, cambios de la estructura política, caducidad
de los espacios democráticos y de participación) de las cuales las dos
primeras son recurrentemente retomadas a lo largo de la discusión.
Key:
clave
La comunicación emplea un lenguaje informal, en ocasiones coloquial,
posiblemente explicado por la condición juvenil de los participantes.
No obstante, el diálogo utiliza un léxico propio del campo político que
es explotado a lo largo de la discusión, y enmarca el sentido de
“representatividad” que cada líder persigue.
Instrumentalities:
instrumentos
El canal empleado por F y E es fundamentalmente oral, aunque resalta
la utilización de mensajes escritos como pancartas y lienzos de parte de
los manifestantes, quienes también expresan gritos, abucheos y risas
que acompañan y proveen mayor dinamismo a la interacción. La
disposición de los interlocutores hacia las cámaras hace que exista
mayor proximidad corporal. Tanto el contacto visual como la
gesticulación aumentan a medida que avanza la discusión.
Norms:
normas
Las normas de interacción que organizan la conversación son
frecuentemente transgredidas, en especial por F quien reclama su
posición de poder mediante la interrupción y la autoselección de
turnos. E equipara este comportamiento, aunque logrando turnos más
largos pese a los solapamientos de F. Los marcos para la interpretación
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se desprenden, por un lado, de un amplio consenso político sobre la
apatía juvenil que asume como únicas vías de participación aquellas
provistas por el sistema electoral y partidista, y por otro, la expresión
pública de las demandas juveniles que han acusado la obsolescencia
del sistema político heredado de la dictadura y su perpetuación por la
clase gobernante actual.
Genre:
género
Se ha definido la interacción como una discusión, específicamente se
trata de una confrontación de carácter político producto de una
coyuntura crítica como es la toma de una institución pública. Esto
explica que no conforma un diálogo político convencional,
previamente pactado y organizado al estilo debate televisivo. La
mediatización de la interacción, no obstante, establece cierta estructura
para la adecuada participación de los líderes, sin que por ello se elimine
la espontaneidad y la tensión.
Tabla 1: Descripción del evento comunicativo según Modelo SPEAKING
De acuerdo a Van Dijk (2011, 2012) una teoría del discurso que relacione las
estructuras discursivas con las situaciones y la estructura social debe exhibir
varios componentes cognitivos en términos de cogniciones sociales
compartidas (conocimiento, ideologías, normas y valores) en general, y
modelos mentales únicos de los miembros sociales, en particular. Siguiendo a
este autor, los procesos de producción y comprensión del discurso son
controlados por el contexto, entendido éste ya no como la situación objetiva,
externa a la comunicación, sino más bien como la definición subjetiva de los
participantes que se representan las propiedades situacionales que modelan esta
influencia mutua. En base a estas precisiones, se presenta una interpretación de
los modelos que comprenden el procesamiento del contexto en tanto esquemas
personales (Tabla 2), como pudieron haber sido construidos por los
participantes de la interacción.
Procesamiento de las estructuras esquemáticas del contexto
Interpretación del procesamiento de F Interpretación del procesamiento de E
Escenario
- El escenario es el territorio propio que
representa como director y gestor político.
- El escenario es el territorio ajeno, que
representa el espacio simbólico que se quiere
apropiar como expresión de protesta política.
Participantes
- F es autorepresentado como el
representante de la institucionalidad juvenil
y quien vela por la protección del espacio
“tomado” (infraestructura material y
humana).
- E es autopresentada como líder de la
agrupación juvenil que busca, mediante su
acción política, la visibilización de los
cuestionamientos grupales al sistema socio-
político actual.
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- E es representada como líder de una
agrupación disidente conformada por M
(oponentes) cuya acción (la toma como
medida de presión política) debe ser
confrontada y disuelta (lograr el cese de la
toma y la retirada de los manifestantes).
- P conforman los mediadores encargados
de comunicar el evento comunicativo (la
toma) a A, a quien debe transmitírsele el
carácter ilegal de la medida llevada a cabo
por E y M.
- F es representado como la cara visible de la
institucionalidad que se cuestiona. Ésta, en
lugar de oponerse a la protesta estudiantil,
debiese alinearse a sus demandas e intereses.
- P conforman parte de la elite hegemónica
que, junto con la clase política en general, se
encargan de reproducir miradas estereotipadas
sobre el movimiento estudiantil hacia A. No
obstante, en esta ocasión pueden funcionar
como canales estratégicos para la
comunicación de la protesta a A, a quien
intenta persuadirse de la validez de las
demandas expresadas.
Roles comunicativos
- F es el primero en tomar la palabra y, en
general, es quien cambia los temas en la
conversación y se autoselecciona para la
toma de turnos. Su rol comunicativo
intenta traducir su estatus de mayor poder
político y dominio en la interacción.
- E toma una posición comunicativa más
receptiva a las intervenciones de F, aunque
logra una mejor gestión de los turnos en cuanto
al desarrollo de ideas pese a las interrupciones
y solapamientos propiciados por F. Dicha
receptividad ayuda a E a perfilar un
comportamiento discursivo más estratégico,
por lo que contrarresta la falta de poder con un
mayor despliegue argumentativo.
Roles sociales
- En calidad de director de una entidad
gubernamental F ostenta un rol social de
autoridad, enfatizado por su ubicación en
el territorio que resguarda. Su membresía
adhiere a la coalición política de derecha
que gobierna y su identidad de grupo es
coherente con los valores ideológicos que
asume como representante de la
institucionalidad juvenil.
- El rol subordinado que se le asigna a E es
reforzado por la necesidad de minimizar su
liderazgo pues éste amenaza la imagen
social de F como “falso representante”.
- El rol social de E reside en la
representatividad otorgada por las bases
estudiantiles. Aunque dentro de la estructura
social el director de una institución del Estado
posea mayor poder efectivo, según el sistema
de creencias compartido por la asociación
juvenil la elección hecha “con el dedo” (por
decisión popular) resulta más representativa
que aquella designada.
- El rol de “falso representante” otorgado a F
implica que se le reclame un posicionamiento
realmente alineado a las demandas que los
estudiantes expresan.
Conocimientos y creencias compartidas
- El conocimiento de fondo compartido por F y E tiene que ver con: hechos recientes
vinculados a la promulgación de una ley que permite la inscripción automática y el voto
voluntario a los mayores de 18 años, y hechos futuros que dicen relación con las próximas
elecciones municipales. Esto implica que comparten conocimientos sociales más generales
sobre el funcionamiento del sistema político y electoral chileno, así como conocimiento
específico acerca de polémicas recientes vinculadas al cuestionamiento de dicho sistema,
expuesto principalmente por el movimiento estudiantil.
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 503
Camila Cárdenas Neira, La representatividad en disputa: estrategias conversacionales de dos
líderes juveniles en una interacción política televisada
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- A grandes rasgos, las creencias de F se
agrupan en torno al valor democrático de la
votación como única vía legítima de
participación política.
- Se suma una serie de creencias que E sintetiza
en la obsolescencia del sistema socio-político
vigente, razón por la cual argumenta la
posición de “no prestar el voto” como forma de
disidencia política que rechaza las vías
hegemónicas de participación democrática
impuestas.
Objetivos
- El objetivo central de F es oponerse a la
“toma” del INJUV y lograr el desalojo del
recinto de parte de los manifestantes. En el
curso de la interacción comunicativa F se
propone argumentar la ilegalidad de la
medida de presión, así como persuadir a E
con respecto a la importancia del voto
juvenil y su valor democrático.
- El objetivo central de E es llevar a cabo la
“toma” del INJUV como forma de protesta
política. En el curso de la interacción
comunicativa E se propone argumentar que la
ilegalidad reclamada por F es aquella
perpetrada por la clase gobernante de la que
forma parte, al vulnerar derechos sociales
fundamentales (como la educación) que
trastocan la vida democrática.
Acciones comunicativas
- La acción comunicativa principal que es
transversal a la interacción televisada
consiste en dotar de sentido la
participación política juvenil por cada uno
de los líderes. F construye e intenta
imponer un significado normativo
supeditado a marcos institucionales.
- E, por su parte, subvierte este significado
normativo y propone uno transgresor y
transformador: la resistencia a formar parte del
sistema socio-político establecido (no votar)
constituye una forma legítima de actuación que
renueva el sentido de lo “político” en base a
nuevos valores generacionales.
Tabla 2: Reconstrucción hipotética de los Modelos de Contexto
La caracterización de ambos modelos permite observar que la situación es
comprendida por los participantes en base a cogniciones sociales comunes en
torno a los parámetros comunicativos básicos (quiénes somos, qué hacemos,
cómo lo hacemos, con ajuste a cuáles propósitos, etc.), pero con significados
diferenciados provenientes de esquemas ideológicos confrontados. Así,
mientras que la toma es una medida ilegal para F, para E es una forma legítima
de disidencia política; mientras que la representatividad gubernamental que se
arroga F como “protector” del espacio usurpado justifica su derecho a exigir el
desalojo, para E dicha representatividad no es efectiva, su expresión real –la
autoridad- es un blanco que atacar y derrotar simbólicamente al ocupar el
espacio ajeno; mientras las representaciones sociales de democracia y
participación son protegidas por F como bienes que deben preservarse mediante
el voto y el respeto por la institucionalidad, para E constituyen categorías cuyo
sentido ha sido agotado por la clase política dominante, por lo que resistirlas y
rechazarlas mediante acciones de protesta es también una manera de actuar
políticamente para su transformación.
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 504
Camila Cárdenas Neira, La representatividad en disputa: estrategias conversacionales de dos
líderes juveniles en una interacción política televisada
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Aunque en notoria confrontación, dichos sistemas de creencias son
ampliamente conocidos por ambos líderes. Su activación en los modelos que
configuran el contexto compartido monitorea la actividad lingüística, la
autopresentación y la interpretación de las intenciones del otro, convirtiéndolos,
efectivamente, en oponentes políticos. Con esta base común de conocimientos,
F y E reaccionan estratégicamente a lo largo de la conversación con argumentos
que, por lo general, se anticipan a la formulación plena de sus interlocutores.
Así, las representaciones que son nucleares a la actividad comunicativa son
permanentemente referidas por F y E, aunque una y otra vez resignificadas con
orientaciones ideológicas identificables.
3.2 Secuencias, acciones y/o temas principales
El desglose de la interacción conversacional permite distinguir el despliegue
temático y las principales acciones y características discursivas presentes en su
desarrollo. Probablemente el aspecto más sobresaliente sea la “preparación” de
la “representación mediática” en la Secuencia de Apertura, que enlaza con la
propuesta dramática de Goffman ([1956] 1993) acerca de la actuación que
llevan a cabo los individuos en tanto personajes dentro de la escena social. Esta
precisión reafirma la relevancia de las cogniciones sociales que resultan
comunes a los participantes, pues sin estos saberes que establecen ciertas pautas
de comportamiento comunicativo ad hoc al diálogo político, resulta difícil
explicar la persistencia de una discusión que, a ratos, simula un “diálogo de
sordos”. De allí que el rol de la audiencia explique, en buena medida, los
esfuerzos de ambos líderes ya no de persuadirse entre sí, sino de ofrecer un
significado social adecuado con el cual explicar el evento a la opinión pública.
La Secuencia de Cuerpo está constituida por nueve sub-secuencias de
las cuales tres son de relanzamiento, es decir, retoman temas ya referidos en la
conversación. Esto permite visualizar que el flujo argumentativo desarrollado
por los líderes se sirve de ideas nucleares que son sistemáticamente recuperadas
para dar consistencia a sus planteamientos. Entre los temas principales
destacan, en orden:
a) Discusión sobre el llamado a “no votar” de parte de los estudiantes,
cuyo sentido general es cuestionar el significado del voto, ya sea como
medio de participación democrática (para el INJUV), o bien, autoritaria
(para la ACES);
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 505
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b) Discusión en torno a la violencia como forma de coerción política, la
cual se caracteriza por criticar el sentido de lo “democrático” y lo
“antidemocrático”, en relación a los valores y normas asociadas a la
ocupación –la “toma”- repudiada por F, y la imposición de otras formas
de violencia –una “democracia cada cuatro años”- resistida por E y M;
c) Interpelación por la representatividad institucional, donde los
estudiantes reclaman a F su rol de “representante de la juventud chilena”
y lo interpelan a alinearse con las bases juveniles que reivindican su
determinación de no participar de un sistema político obsoleto;
d) Interpelación por la “representatividad” juvenil, donde sobresale la
importancia otorgada por los estudiantes a la elección popular de parte
de sus pares (representación horizontal), más que a la designación
institucional que realiza el gobierno de turno hacia sus delegados
(representación vertical);
e) Discusión sobre generar cambios sociales desde la institucionalidad,
sub-secuencia en que F interpela a E a generar cambios sociales desde
las vías institucionales provistas constitucionalmente, ante lo cual E
argumenta respecto de las limitaciones del sistema y sus fallas
estructurales;
f) Discusión en torno a la caducidad de los espacios democráticos y el
sentido de la participación política, en la cual se asocia la democracia a
lugares (congreso, parlamento, ministerios) que tienen un valor
contrapuesto para los interactuantes; mientras E asegura la caducidad de
las instituciones como espacios de interacción democrática, F insiste en
la supremacía de las instituciones, incluso aquéllas derivadas de la
asociatividad estudiantil.
La Secuencia de “Cierre forzado” o pseudo-cierre no corresponde al término
efectivo de la interacción sino a su interrupción por parte del periodista que da
por concluida la transmisión en vivo. F y E siguen discutiendo sin que los
micrófonos capten sus voces y la cámara cambia de plano.
De esta caracterización destacan dos elementos centrales: por un lado, se
observa con claridad la circularidad que liga unos argumentos a otros, como si
ciertas representaciones (las nociones de participación política; democracia) no
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 506
Camila Cárdenas Neira, La representatividad en disputa: estrategias conversacionales de dos
líderes juveniles en una interacción política televisada
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pudieran ser explicadas sin la aparición de otras (votar/“no” votar; la
institucionalidad/los espacios o estructuras caducas). De este modo, el flujo
argumentativo se resuelve en pocas ideas-fuerza cuyo significado social reside
en la imposición o ruptura del marco que las explica; el dominio de dichos
marcos se convierte, en efecto, en el mayor objetivo en disputa. Asimismo, la
mediatización que refuerza el control por la palabra es clave para comprender
un estilo conversacional activo, a ratos caótico, dada la cantidad de
interrupciones y superposiciones que aumentan la tensión en el sentido
propuesto por Kaul (2008), con fuerte propensión al crescendo como
consecuencia de sucesivas asimetrías de poder planteadas por los líderes de los
grupos confrontados. Dicho carácter explica también la utilización de
estrategias conversacionales con evidentes efectos de descortesía, las cuales son
analizadas a continuación en relación a su forma lingüística e influencia en la
construcción de las representaciones en pugna.
3.3 Estrategias conversacionales y efectos de descortesía
3.3.1 Solapamientos y autoselección de turnos
De un total de 104 intervenciones, 50 son realizadas por F y 54 por E y M. A
ello se suma que el mayor capital verbal le corresponde a E con la emisión de
más palabras por turno. Así, F basa su participación en la autoselección y es
quien más interrumpe y genera solapamientos para arrebatar los turnos,
demostrando mayor imposición en virtud del estatus de poder que reclama,
como se observa en la línea 34:
32. E =dónde está la educación gratuita\=
33. F =y-y=
34. E dónde está/ la educación gratuita\| dónde están nuestros derechos\| =dónde
35. está la dignidad del pueblo chileno\=
E, por su parte, logra intervenir por más tiempo cada vez que no cede su turno a
F. La agresividad con que F participa, no obstante, no consigue otorgarle mayor
poder relativo, sino que, por el contrario, deteriora su propia imagen como
opositor político. Cuando quita el piso de la conversación lo hace para
introducir vocalizaciones o palabras sueltas muy poco persuasivas:
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 507
Camila Cárdenas Neira, La representatividad en disputa: estrategias conversacionales de dos
líderes juveniles en una interacción política televisada
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46. M =(XXXX)= queremos que tú nos des una respuesta a las demandas
estudiantiles/
47. como:: director del Injuv\| queremos que tú respondas =a los jóvenes\=
48. F =m::i respuesta a lo que ustedes- mi respuesta= yo le di-
49. M =queremos que respondas/ también a los jóvenes\| = que hoy día dicen que
50. no queremos =prestar el voto\=
51. F =es que no estoy de acuerdo con ustedes/!|= yo no estoy de acuerdo\!|
52. =NO ESTOY DE ACUERDO\!=
53. M =pero entonces=
54. E =es una actitud de los jóvenes en sus casas\=
55. F =yo quiero que- yo quiero que los jóvenes voten\=
En este ejemplo F interviene en 48, 51, 52 y 55 mediante repeticiones lo que,
junto con mostrar una escasa habilidad argumentativa, deja entrever cómo va
enquistándose en su posición. Si bien estas repeticiones le ayudan a imponerse
a cada una de las interpelaciones de E y M, comportan un notorio efecto de
descortesía que no logra ser estratégico, en el sentido de que no explota las
razones por las cuales se opone a la posición de los estudiantes de “no prestar el
voto”, subsumiéndose sus intervenciones en impulsos poco racionales e
irreflexivos.
56. M =pero no es la forma/| NO ES LA FORMA/=
57. F =yo quiero que LOS JÓVENES VOTEN/| yo quiero que los jóvenes=
58. M =pero no es la forma/=
59. F =CÓMO NO VA A SER LA FORMA/!=
60. M no es la forma democrática\
61. F SÍ ES DEMOCRÁTICA/!
62. M no es democrática\| =cada cuatro años- cuando nosotros (XXXX)=
63. E =dime\| a ver/| dime\=
64. M cuando nosotros (XXXX)
65. E dime\| dime\| tú a quién/| a quién representas\|
66. F yo quiero que los =jóvenes votan\=
67. E =pero a quién/ representas\=
68. F yo soy un funcionario/ público\
En la continuación del diálogo resalta el uso del nosotros inclusivo de parte M
en las líneas 62 y 64, mientras que F persiste en la identificación individual en
la totalidad de sus intervenciones. Esta característica, constante a lo largo de la
interacción, revela, por un lado, la concepción grupal con que operan los
estudiantes manifestantes y, por otro, la preocupación de F de salvaguardar su
prestigio como el más alto cargo de un organismo público. El modo como F
interpreta las intervenciones de E y M como ataques a su imagen positiva
implica que permanentemente busque resguardar sus deseos de aprobación, en
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 508
Camila Cárdenas Neira, La representatividad en disputa: estrategias conversacionales de dos
líderes juveniles en una interacción política televisada
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lugar de echar mano de la representación institucional de la cual se inviste, pero
que no aprovecha en términos argumentativos.
3.3.2 Respuestas despreferidas
Una de las características más interesantes de la interacción es la frecuencia con
la que se producen respuestas despreferidas (Levinson, [1983] 1989),
generalmente en la forma de pregunta-pregunta. Esto construye la impresión de
“diálogo de sordos”, donde pareciera que el objetivo central de los participantes
no es persuadir al otro respecto del sistema de creencias de su grupo, sino de
conformar y confirmar su imagen social de “representante de la juventud”, y su
rol interactivo de iniciador o conductor del diálogo político:
36. F =y cómo se logra eso | tomándose el Injuv/?=
37. E dónde está la salud para todos =los chilenos\=
38. F =pero cómo- y cómo= y cómo se logra eso tomándose el Injuv/?
39. E qué es más violento/? que maten a un estudiante secundario en protesta
40. estudiantil el año pasado\| Manuel Gutiérrez/| qué es más violento\ que |
41. un gendarme dispare/ y ese disparo le llegue a un cabro que estaba viendo una
manifestación
42. que se estaba realizando en contra de la ley Hinzpeter\| qué es más violento
que eso\|
En este ejemplo se observa la negativa sistemática a satisfacer la demanda de
información requerida puesto que, tanto para E como para F, responder
constituye una amenaza a la propia imagen, por lo que cuestionar al otro
desplaza dicho riesgo al oponente. Para E contestar equivale a aceptar que la
“toma” propiciada por su grupo es una medida de presión que no resuelve el
problema de fondo que motiva la protesta, al tiempo que obliga a F a aceptar
que el gobierno al que representa ha incurrido, efectivamente, en actos tan o
más violentos que la ocupación de un espacio público. Ésta es, precisamente, la
línea argumentativa que E busca explotar:
107. qué es más violento que día a día nosotros los
108. estudiantes estamos siendo violentados por parte de =sus instituciones/=
109. F =pero cuál/ es la autocrítica/ de ustedes\= tú dices que- tú crees que es
110. legítimo lo que están haciendo/? tú crees que esto es =democrático/?=
111. M =es muy legítimo=
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 509
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Dado que el uso de respuestas despreferidas es frecuente a lo largo de la
interacción, conviene destacar aquellos intercambios en que se opta por una
respuesta preferida, como se ve en las líneas 109-111. El enunciado de M es
relevador en la medida en que elige dar un sentido de legitimidad a la
ocupación en lugar referirse a su carácter democrático. Esta reacción no sólo
busca desviar el carácter rupturista de la medida de protesta, a ella también
subyace una resignificación de la noción de democracia. Líneas anteriores dan
indicios de esta dirección:
43. F pero cómo lo solucionai/?| cómo- todo lo que tú quieres\ cómo lo
solucionas/
44. tomándote el Injuv\| qué- qué sentido tiene\|
45. E =haciendo un llamado a no votar\=
En este caso, contestar involucra una movida estratégica que tiene como
objetivo visibilizar el cuestionamiento estudiantil sobre la representatividad
impuesta: los secundarios acusan el desgaste del sistema socio-político y
reivindican su negativa a participar del sistema electoral dispuesto por la
institucionalidad, toda vez que éste reproduce una falsa democracia cuyos fallos
deben mostrarse a la opinión pública.
3.3.3 AHI: preguntas como amenazas
Del uso anterior se desprende que los actos de habla cuya forma lingüística
corresponde a la de una interrogación, son en su mayoría actos de habla
indirectos que buscan denigrar y deteriorar la imagen del oponente por medio
del cuestionamiento de su liderazgo y los valores grupales que protegen:
75. E: chiquillos/! | chiquillos/! [gritando] a ver esto es bien simple\|
76. los que se alteran son ellos/ no nosotros\| tú | a quién representas\
77. F yo soy funcionario de gobierno\
78. E pero | a quién representas\
Este ejemplo es decidor en varios sentidos. Por un lado, las líneas 75 y 76
confirman el carácter de confrontación ideológica entre un endogrupo y un
exogrupo pues, al tiempo en que se hace manifiesta la afiliación exacerbada
(“nosotros”) se demuestra refractariedad respecto de los otros (“ellos”). Por otro
lado, el cuestionamiento sobre la representatividad en 76 y 78 refuerza un
sentido amenazante que, en efecto, no está orientado a la búsqueda de una
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 510
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respuesta; E sabe que F “no representa” a los jóvenes cómo él lo arroga, por lo
que su intención no es obtener cierta información, sino dejar de manifiesto la
invalidez de su argumento. Esta movida estratégica se satisface al constatarse la
humillación hacia F en 82, quien replica la misma jugada en 88:
82. E no pero- dime\ dime\ a quién represent- representas a la juventud/? se
supone\| o no\
83. F yo soy un funcionario público/ que vela por políticas públicas/ de la
juventud\| y la
84. más importante\| que me ha encomendado | el gobierno/| es que =los jóvenes
voten\ y
85. participen\=
86. E =y si la juventud= y si la juventud te está diciendo\| que no queremos votar/
por qué
87. =no nos representas/?=
88. F a quién- a quiénes representas tú\| a cuántos/?
En las líneas siguientes, las preguntas de F no sólo cuestionan el liderazgo de E
sino también la representatividad de las bases estudiantiles en su conjunto:
89. E =nosotros representamos a una asamblea/=
90. F =a quiénes\=
91. E a nivel nacional\| =a nivel=
92. F =ya | pero\= son mayoría/ o minoría\
F deslegitima la capacidad política juvenil con el objetivo de mostrar que la
protesta constituye un hecho aislado perpetrado por un grupo violento y
minoritario. Omitiendo que las estructuras organizativas estudiantiles
contemplan procesos que requieren de la participación colectiva y consensos
mayoritarios, F no pretende conseguir una respuesta efectiva sino invalidar el
posicionamiento político de sus oponentes, cuyo poder grupal desconoce
explícita y reiteradamente.
3.3.4 Modalidad
Un último rasgo a destacar es la construcción de modalidad para la expresión de
significados contrapuestos sobre representaciones que son nucleares dentro del
despliegue temático, como la representatividad, la democracia y la participación
política. Algunos usos pueden observarse en:
24. F si son mayoría/| demuéstrenlo\| votando el 28 de octubre\|
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 511
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25. E =no\=
26. F =y si son mayoría/| ustedes=
27. E =por qué se tiene que solucionar mediante el voto/?=
28. F =su opción va a ganar/| punto\|| así de simple/?=
[risas y murmullos de fondo de parte de los estudiantes que protestan]
29. E =sabemos perfectamente= que la democracia no es un voto cada cuatro
años\|
30. nosotros hemos- hay gente que ha votado durante todos estos años/ =cada
cuatro años/=
31. F =pero esto es democracia/| tomarse un instituto es democracia/?=
En la línea 27 el finito modal tiene es empleado por E para resaltar la
obligatoriedad impuesta por la institucionalidad imperante, mientras que en la
línea 29 el adjunto modal perfectamente comporta un significado epistémico
que pretende subvertir la naturalización del sistema político que es blanco del
cuestionamiento juvenil. En el ejemplo siguiente, F persiste en el valor de lo
democrático para mancillar las metas políticas de E:
104. F pero no impidan\| pero no impidan\| que la gente siga su vida normal/|| no
impidan
105. que la gente trabaje\| no:: encierren con candado a la gente/| porque eso
106. =no soluciona nada/!=
107. E =pero a ver= a ver\| qué es más violento/ qué es más violento/ que desalojen
108. nuestros colegios\| que nos hayan cancelado las matrículas\| que hayan
109. golpeado a los chiquillos\| yo misma fui golpeada en el desalojo del Servel
por parte de un carabinero
El uso de polaridad negativa en conexión con los conectores de
contraexpectativa es el más prominente en estas líneas para expresar oposición
y fustigar al otro. A esto se suma el uso de procesos materiales con connotación
negativa como impedir, encerrar, violentar, golpear, etc. Estos elementos en su
conjunto construyen confrontación respecto a los valores grupales a partir de un
eje agresor/victimario en que, por un lado, F acusa a E de coartar libertades
personales y aterrorizar a la gente, mientras que, por otro, E denuncia los
abusos y vejaciones perpetradas continuamente por las instituciones
gubernamentales y públicas que F representa. La disputa evidencia la
imposición del marco a partir del cual se significa lo “legítimo” y lo
“democrático” para un grupo y otro.
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 512
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líderes juveniles en una interacción política televisada
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3.4 Actos y funciones que co-construyen imágenes y roles
Para finalizar el análisis he empleado las categorías ofrecidas por Bolívar
(2005b) y Chilton y Schäffner ([1997] 2000) a fin de explicar cómo los usos
conversacionales con efectos de descortesía adquieren un sentido estratégico
dentro del juego político, en la medida en que los actos discursivos articulan
funciones específicas con las que se pugna por el resguardo de la imagen propia
y el deterioro de la imagen del oponente. Se ilustra en las Tablas 3 y 4 los usos
realizados por F y E y M, respectivamente.
Actos discursivos
que ponen en
juego la imagen
del otro en el
diálogo político
Funciones estratégicas dentro del juego político
Legitimación/
Deslegitimación
Coerción Resistencia,
oposición y
protesta
Encubrimiento
Descalificar
24. F si son
mayoría/|
demuéstrenlo\|
votando el 28 de
octubre\|
Legitima la
participación
política como la
elección de las
mayorías.
Deslegitima la
representatividad
política de la
ACES por
minoritaria.
Restringe la
acción política
de la ACES al
voto, a la vez
que lo
naturaliza
como única
opción
democrática.
Niega la
demanda juvenil
y evade la
responsabilidad
gubernamental
de transformar el
sistema socio-
político
cuestionado.
31. F =pero esto es
democracia/|
tomarse un
instituto es
democracia/?=
Legitima la
legalidad del
marco
democrático.
Deslegitima la
medida de presión
política de la
ACES.
Determina
como ilegal
cualquier
expresión
política no
normativa.
Encubre otras
formas de ruptura
democrática
ligadas a la toma
del poder
efectuadas en el
pasado por su
coalición
política.
Ridiculizar
118. F =pero por
qué= por qué tú
eris/ por qué tú no
eris candidata/| y
toda la gente
119. te apoya/| =y
sales\=
Asume una escasa
representatividad
política de E por
lo que interpelarla
a ser candidata es
una estrategia que
merma su
Restringe la
acción
democrática al
sistema
político
binominal que
asocia la
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 513
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líderes juveniles en una interacción política televisada
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integridad como
líder.
representativi-
dad a formas
de elección
emanadas de
la afiliación
partidista y el
voto de las
mayorías.
Humillar
88. F a quién- a
quiénes
representas tú\| a
cuántos/?
La pregunta
deslegitima la
representatividad
de E como
dirigente de una
asociación que se
asume marginal y
políticamente
inmadura.
Encubre que él
no ha sido electo
por ninguna
mayoría.
Amedrentar
9. F =quieren
salir/
pacíficamente o
no\=
Amenaza
implícita que
supone el
desalojo de los
manifestantes
por parte de
fuerzas
policiales.
Ignorar
18. F =lo principal
son los dirigentes
estudiantiles/=
Legitima la
representatividad
política en virtud
del liderazgo.
Deslegitima a las
“bases
estudiantiles”.
Determina que
la
representativi-
dad reside en
los líderes del
movimiento y
desconoce el
asambleísmo
como una
forma válida
de
participación
política.
Omite que él no
ha generado
diálogos con
ninguna
organización
juvenil.
Tabla 3: Algunos ejemplos de actos y funciones derivadas de las intervenciones de F
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 514
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Actos discursivos
que ponen en juego
la imagen del otro
en el diálogo
político
Funciones estratégicas dentro del juego político
Legitimación/
Deslegitimación
Coerción Resistencia,
oposición y
protesta
Encubrimiento
Descalificar
34. E dónde está/ la
educación gratuita\|
dónde están nuestros
derechos\| =dónde
está
35. la dignidad del
pueblo chileno\=
Supone que el
gobierno niega
derechos
fundamentales
y reclama sus
responsabili-
dades.
Protesta por la
incapacidad
política del
gobierno de
asumir las
demandas
estudiantiles y
se opone a las
medidas que
no modifican
el problema
estructural.
71. M tú no fuiste
elegido con el dedo\|
ningún joven te
eligió a ti\ =ningún
joven te eligió\=
Deslegitima la
representativi-
dad que es
derivada de
instituciones
públicas y no de
la elección
popular.
Asume que la
elección
popular es una
condición
democrática e
interpela que
se cumplan
para F las
mismas
premisas que
él reclama.
Ridiculizar
74. M a Piñera/! Se burla de la
incapacidad de
F de ofrecer
respuestas
alineadas a las
necesidades de
la juventud y
tener una actitud
servil al
Presidente.
Humillar
82. E no pero- dime\
dime\ a quién
represent-
representas a la
juventud/?
Al suponer de
antemano que
no representa a
la juventud la
pregunta socava
Reivindica la
representativi-
dad juvenil
emanada de
las bases
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Camila Cárdenas Neira, La representatividad en disputa: estrategias conversacionales de dos
líderes juveniles en una interacción política televisada
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se supone\| o no\ la integridad de
F y lo
deslegitima
como contendor
político.
estudiantiles,
en cuanto
frentes
efectivos de
oposición
política.
Amedrentar
99. M =por eso lo
vamos a demostrar
no votando\=
Advierte que
abstenerse de
votar
conforma una
forma de
expresión
política válida
y se demanda
su reconoci-
miento.
Constituye
una práctica
de resistencia
con la que se
rechaza el
sistema socio-
político que
ignora
derechos
fundamentales
pero prioriza
acciones
repudiables
como el abuso
de poder.
Ignorar
130. E estamos es
una crisis de la
educación | la
educación pública
está en crisis\| SE
ESTÁ
131. DESMORO-
NANDO\|| hoy los
estudiantes/ están
siendo:: educados\
132. en
establecimientos |
completamente
paupérrimos\| no
tienen las
condiciones
133. mínimas/ para
poder ser educados\|
no tienen =futuro/!=
Ignora la
interpelación
de F de asumir
el cambio
social
demandado
mediante vías
tradicionales
como
candidaturas y
votación y
responsabiliza
de la
precariedad de
la educación a
un modelo
socio-político
abusivo e
indiferente.
La denuncia
sobre la
desigualdad
social
funciona como
justificación
de la protesta
estudiantil,
direcciona e
intenciona su
oposición
hacia las
actuales
condiciones
del sistema
educativo y
social más
general.
Tabla 4: Algunos ejemplos de actos y funciones derivadas de las intervenciones de E y M
Discurso & Sociedad Vol. 7(3), 490-521 516
Camila Cárdenas Neira, La representatividad en disputa: estrategias conversacionales de dos
líderes juveniles en una interacción política televisada
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De la caracterización de los actos discursivos y las funciones estratégicas
vinculadas se sintetiza que el mayor uso tanto de F como de E y M reside en la
descalificación que pretende legitimar/deslegitimar al oponente político. F logra
efectos fundamentalmente coercitivos (imposición de la legalidad) mediante el
amedrentamiento (el desalojo) y la ridiculización (ACES vista como una
agrupación marginal), mientras que E y M tienden a la resistencia, la oposición
y la protesta (contra la autoridad) ignorando al otro (poniendo en primer plano
las creencias del grupo) y amedrentándolo (“no prestar el voto”).
4. Conclusiones
La figura 1 ilustra la aproximación teórico-metodológica con la cual se abordó
la interacción televisada de F y E en su condición de líderes juveniles; el
primero representante de una entidad de gobierno que acoge la elaboración y
gestión de políticas relativas a la juventud en Chile, y la segunda dirigente de
una asociación de estudiantes secundarios de carácter nacional.
Figura 1: Síntesis del análisis propuesto
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líderes juveniles en una interacción política televisada
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Se desprende que, dadas las dimensiones discursiva, socio-cognitiva y socio-
política que funcionan simultánea y complementariamente en la comunicación
situada, los líderes interactúan sobre la base de un repertorio de estrategias
conversacionales con notorios efectos de descortesía en el marco de un diálogo
político. Así, se busca proteger la imagen propia y deteriorar la del adversario,
mediante la imposición de argumentos que definen al grupo en relación a una
serie de representaciones nucleares en disputa: representatividad
(delegada/popular), democracia (legítima/autoritaria) y participación política
(institucional/violenta).
Dicha confrontación asume un carácter ideológico en la medida en que
los líderes comunican sistemas de creencias particulares de los grupos que
representan; aun cuando F y E asumen liderazgos juveniles, la gestión de
imágenes y roles sociales permite visualizar conjuntos de cogniciones a los que
subyace una comprensión disímil de la acción juvenil: una normativa referida
por F, quien busca supeditar la práctica política a los marcos ya dispuestos por
el sistema social; y otra transformadora expuesta por E, quien asocia la
actuación política a la modificación de los esquemas representacionales
cuestionados.
De esta manera, se sintetiza que F comunica creencias que entienden el
valor de la representatividad derivada de los organismos y entidades
gubernamentales, la legitimidad de la democracia sustentada por el voto
mayoritario y el reconocimiento de una participación política basada en las
estructuras sociales ya provistas por las vías institucionales. E, por su parte,
cuestiona dichas creencias por cuanto concibe la representatividad como la
expresión popular de las mayorías ciudadanas no expresadas en un sistema
binominal, acusa una democracia “cada cuatro años” como imposición
autoritaria que coarta otras formas de articular las estructuras políticas, y
reclama un tipo de participación que, junto con rechazar el modelo imperante,
exprese y ponga en práctica dicha resistencia, sistemáticamente expuesta por la
movilización estudiantil.
En este sentido, “no prestar el voto” para los/as jóvenes secundarios es
una reivindicación que, al tiempo que subvierte ciertos marcos hegemónicos
que modelan significados sociales atribuidos a la política, se perfila como una
acción performativa de la realidad social que critican, al anunciar y dejar de
manifiesto un cambio efectivo: un 60% de abstención en las últimas elecciones
municipales.
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líderes juveniles en una interacción política televisada
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Agradecimientos
Agradezco a Helena Calsamiglia sus iluminadores comentarios que permitieron
dar forma y sentido a este trabajo. También agradezco a Teun A. van Dijk la
confianza depositada en un análisis que intenta instalar las problemáticas
juveniles en el ámbito de los Estudios Críticos del Discurso, toda vez que las
movilizaciones estudiantiles suscitadas en Chile en los últimos años entrañan
conflictos de poder que merecen ser abordados, apoyándose en investigaciones
que den valor a estos procesos y los asuman con compromiso social.
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Nota biográfica
Camila Cárdenas Neira es Magíster en Comunicación
(2011) y Profesora de Lenguaje y Comunicación (2009)
por la Universidad Austral de Chile. Actualmente cursa el
Doctorado en Traducción y Ciencias del Lenguaje de la
Universitat Pompeu Fabra, como becaria del programa
Becas Chile de la Comisión Nacional de Investigación
Científica y Tecnológica (CONICYT). Ha realizado
investigación desde los Estudios Críticos del Discurso
participando como tesista y profesional asociada en
proyectos FONDECYT y FONDEF. Su trabajo se aboca
al análisis de la representación ideológica de la juventud
chilena en la historia reciente, con especial interés por la
acción política del movimiento estudiantil y la
comunicación online en redes sociales. E-mail:
camila.cardenas.neira@gmail.com