Post on 25-May-2022
“Esta vez todo había terminado. Los hombres no realizaban ya ningún trabajo; las
sustituían por completo. Vivían retirados en sus refugios anti
sin fuerza siquiera para procrear. Pero esto no les importaba, puesto que los robots les proveían de todo
lo que podían necesitar. Así, los últimos hombres terminaron muy pronto por atrofiarse completamente.
Entonces, los autómatas los eliminaron tranquilamente
los creara, esperaban con ansia este momento. Después, pensaron que al fin podrían descansar. Pero
muy pronto se dieron cuenta de que para ello necesitaban servidores…
En este relato corto, llamado “Los s
Bernard Pechberty, se nos presenta uno de los pilares narrativos más celebres del género de la ciencia
ficción, el de la vida artificial y nuestro miedo natural a ser sus
Frankenstein). He querido transcribirlo, querida
en donde pretendo hacerte pensar
demás incontrolada y suicida, que nos está llevando a una especie de enajenación absur
podemos afirmar que somos esclavos de las máquinas, tales como la
celular. La llamada “cultura icónica”, que es la cultura basada en símbolos, en la que nos movemos
actualmente, está transformando nuestros gustos, nuestros hábitos perceptivos e incluso nuestros
procesos mentales, convirtiendo en obsoletas e ineficaces
comunicarnos. Simplemente pensemos en el lenguaje q
correos o mensajes, totalmente simplificado y simbolizado
tiempo. En los años 90 del siglo pasado, Jeremy
trabajo”, en donde plantea el riesgo tecnológico para el mundo del trabajo, y el desplazamiento del
hombre que trabaja por las máquinas. Y esto también
de nuestro tiempo.
He tenido la oportunidad, a propósito del tema, de leer a Hans Moravec en su libro “Los niños de la
mente” (Mind Children), y me he encontrado con la realidad de la inteligencia humana y robótica,
verdaderamente asombrosa pero tamb
que dentro de los próximos diez años
alto los límites actuales de la inteligencia artificial y la movilidad robótica, hasta el pun
podremos “bajar a diskette” todo el contenido de nues
de robots móviles, otorgándonos a “nosotros” la inmortalidad por medio de estas máquinas. Pero
además estas máquinas evolucionarán según su propio
todos los grandes pensadores del planeta, sin limitaciones y sin la
ideas y acciones que superarán enormemente los logros humanos hasta entonces obtenidos. “Tales
LA REVOLUCIÓN DE LA ESPERANZA
Por Jorge Jiménez Alonso
“Esta vez todo había terminado. Los hombres no realizaban ya ningún trabajo; las
retirados en sus refugios antiradiactivos y lentamente iban paralizándose,
sin fuerza siquiera para procrear. Pero esto no les importaba, puesto que los robots les proveían de todo
lo que podían necesitar. Así, los últimos hombres terminaron muy pronto por atrofiarse completamente.
autómatas los eliminaron tranquilamente. Después de tantos siglos desde que el hombre
los creara, esperaban con ansia este momento. Después, pensaron que al fin podrían descansar. Pero
muy pronto se dieron cuenta de que para ello necesitaban servidores… Así, inventaron a los hombres
Los sustitutos”, escrito en la década de los sesenta del siglo pasado por
se nos presenta uno de los pilares narrativos más celebres del género de la ciencia
el de la vida artificial y nuestro miedo natural a ser sustituidos por ella (complejo de
e querido transcribirlo, querida Latinoamérica, como preámbulo de estas
en donde pretendo hacerte pensar en torno a la realidad tecnológica que estamos viviendo en forma por
demás incontrolada y suicida, que nos está llevando a una especie de enajenación absur
somos esclavos de las máquinas, tales como la televisión
tura icónica”, que es la cultura basada en símbolos, en la que nos movemos
actualmente, está transformando nuestros gustos, nuestros hábitos perceptivos e incluso nuestros
iendo en obsoletas e ineficaces nuestras
. Simplemente pensemos en el lenguaje que los jóvenes y no tan jóvenes
correos o mensajes, totalmente simplificado y simbolizado. Esto es ya una ominosa realidad
tiempo. En los años 90 del siglo pasado, Jeremy Rifkin escribió un libro revelador llamado “el fin del
trabajo”, en donde plantea el riesgo tecnológico para el mundo del trabajo, y el desplazamiento del
hombre que trabaja por las máquinas. Y esto también desafortunadamente,
He tenido la oportunidad, a propósito del tema, de leer a Hans Moravec en su libro “Los niños de la
y me he encontrado con la realidad de la inteligencia humana y robótica,
pero también ominosa, dos caras de una misma moneda. El autor nos dice
que dentro de los próximos diez años (cuando lo escribió hablaba de treinta años), vamos a pasar por
alto los límites actuales de la inteligencia artificial y la movilidad robótica, hasta el pun
podremos “bajar a diskette” todo el contenido de nuestros cerebros a computadoras albergadas dentro
de robots móviles, otorgándonos a “nosotros” la inmortalidad por medio de estas máquinas. Pero
emás estas máquinas evolucionarán según su propio diseño y al recibir el conocimiento colectivo de
todos los grandes pensadores del planeta, sin limitaciones y sin la fragilidad de su carne, generará
ideas y acciones que superarán enormemente los logros humanos hasta entonces obtenidos. “Tales
LA REVOLUCIÓN DE LA ESPERANZA
Jorge Jiménez Alonso/soylider.lat/noviembre 2016
“Esta vez todo había terminado. Los hombres no realizaban ya ningún trabajo; las máquinas los
y lentamente iban paralizándose,
sin fuerza siquiera para procrear. Pero esto no les importaba, puesto que los robots les proveían de todo
lo que podían necesitar. Así, los últimos hombres terminaron muy pronto por atrofiarse completamente.
. Después de tantos siglos desde que el hombre
los creara, esperaban con ansia este momento. Después, pensaron que al fin podrían descansar. Pero
í, inventaron a los hombres.”
sesenta del siglo pasado por
se nos presenta uno de los pilares narrativos más celebres del género de la ciencia-
tituidos por ella (complejo de
, como preámbulo de estas conversaciones
e estamos viviendo en forma por
demás incontrolada y suicida, que nos está llevando a una especie de enajenación absurda, en donde ya
televisión, la computadora y el
tura icónica”, que es la cultura basada en símbolos, en la que nos movemos
actualmente, está transformando nuestros gustos, nuestros hábitos perceptivos e incluso nuestros
tradicionales formas de
ue los jóvenes y no tan jóvenes utilizan en sus
ominosa realidad de nuestro
Rifkin escribió un libro revelador llamado “el fin del
trabajo”, en donde plantea el riesgo tecnológico para el mundo del trabajo, y el desplazamiento del
es ya, una ominosa realidad
He tenido la oportunidad, a propósito del tema, de leer a Hans Moravec en su libro “Los niños de la
y me he encontrado con la realidad de la inteligencia humana y robótica, que es
ién ominosa, dos caras de una misma moneda. El autor nos dice
lo escribió hablaba de treinta años), vamos a pasar por
alto los límites actuales de la inteligencia artificial y la movilidad robótica, hasta el punto en que
a computadoras albergadas dentro
de robots móviles, otorgándonos a “nosotros” la inmortalidad por medio de estas máquinas. Pero
al recibir el conocimiento colectivo de
fragilidad de su carne, generarán
ideas y acciones que superarán enormemente los logros humanos hasta entonces obtenidos. “Tales
máquinas podrían llevar adelante nuestra evolución cultural, incluida su propia construcción y
mejoramiento cada vez más veloz, sin nuestra participación y sin los genes que nos construyeron.
Cuando esto ocurra, nuestro ADN se encontrará sin trabajo, ya que habrá perdido la carrera evolutiva
ante una nueva clase de competencia… la nueva toma de poder genética será total. Nuestra cultura
entonces podrá evolucionar independientemente de la biología humana y sus limitaciones, pasando
directamente de generación en generación a maquinaria cada vez más capacitada”. Y estas predicciones
de Moravec están basadas sobre los cálculos de que el cerebro humano es capaz “de realizar 10 billones
de cálculos por segundo, lo que significa, que es un millón de veces más rápido que las máquinas de
tamaño medio que ahora accionan los robots, y 1000 veces más rápido que cualquier
supercomputadora. En otras palabras, según este autor, todo lo que se requiere para igualar la
capacidad humana para realizar cálculos es un ordenador que opere a solo 1000 veces la velocidad de
las supercomputadoras de hoy.
“Esta vez, todo había terminado. Los hombres no realizaban ya ningún trabajo; las máquinas los
sustituían por completo…” Creo que el relato de Bernard Pechberty está muy cerca de una realidad
deslumbrante y al mismo tiempo ominosa, con todo lo bueno y lo malo que tú, querida Latinoamérica,
puedas imaginar. Por ello, a esta “conversación” he querido llamarla “La revolución de la Esperanza”,
parafraseando el término del libro de Erich Fromm, en donde estudia los rasgos esenciales de nuestra
sociedad tecnológica completamente mecanizada, dedicada a la máxima producción y al máximo
consumo y dirigida por máquinas computadoras. Al advertir el peligro que conlleva la mecanización de la
sociedad, Fromm afirma que “El hombre solo podrá liberarse si privilegia la vida, entendida desde una
perspectiva humanista radical, señalando que solo percatándonos plenamente del peligro que corremos
podrá el amor a la vida que todavía existe en muchos de nosotros, ser puesto en marcha y llevar así a
cabo modificaciones drásticas en nuestra forma de organizar la sociedad… la vida debe triunfar.”
Gracias Latinoamérica, no se te olvide que “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”