La Virtud En Las Sagradas Escrituras

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La virtud tiene una enorme importancia en la moral y en la espiritualidad cristiana.

La virtud no es un privilegio de almas selectas.

Las virtudes morales son patrimonio y tarea de toda persona.

Cuando van acompañadas de las virtudes teologales, marcan el itinerario de la vida cristiana.

Se proponen a continuación cuatro momentos históricos de la vivencia cristiana de la virtud previos al Vaticano II.

OBJETIVO

Que el estudiante conozca a nivel general el desarrollo progresivo de la

virtud desde el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Una vista panorámica sobre el Antiguo Testamento nos permitirá ver la importancia de la fe en el Dios de las promesas, la esperanza prometida, el amor a los semejantes, la fidelidad a la Ley, la búsqueda de la justicia.

El libro de Tobías es un elogio a la caridad hacia el prójimo, a la piedad hacia Dios, la aceptación de su designios (Tob 3, 1-6. 12-23).

Jonás predica la penitencia y Sofonías alaba la humildad de los pobres de Yahweh.

En los Salmos se alaba al hombre piadoso, que con manos limpias, promueve la justicia y puede subir al templo del Señor.

Los Libros Sapienciales abordan el ideal moral en términos de virtud y sabiduría.

Los diversos personajes bíblicos son modelos de virtud :

› Abraham = Ejemplo de fe. (Gn 15, 6)› Enós = Modelo de esperanza. (Gen 4,

26)› Lot y Rahab = Representan la Hospitalidad.› Moisés y David= Mansedumbre› Elías = Modelo de Recogimiento y

austeridad.

En el Nuevo Testamento éncontramos más la palabra griega “dynamis” (fuerza o poder) que luego se tradujo al latín por “virtus”.

Cfr. Hech 3, 12; 6, 8

En los Evangelios sinópticos se encuentra un rico contenido de la virtud libre de todo legalismo y exterioridad que se pudiese relacionar con una interpretación farisaica de la ley.

Ejemplo de ello son las Bienaventuranzas en Mt 5, el Sermón de la Montaña en Mt 7, 7-20

Virtudes en general: La fe (Mt 5, 8-13); el amor a Dios y al prójimo (Mt 22, 34-40 y

Mc 12, 29-31; la penitencia (Mt 3, 1-6); la veracidad y fidelidad a la palabra dada (Mt 5, 33-37); la austeridad y la renuncia (Mt 16, 24-25); la humildad (Mt 18, 1-6); la vigilancia y la oración; la misericordia que se antepone a los sacrificios rituales (Mt 9, 13).

En el esquema moral de los escritos paulinos las virtudes teologales tienen un puesto especial.

Pablo, desde su primera carta, presenta algunas exigencias positivas de la vida de la comunidad (I Tes 5, 13-16).

Recuérdense sus exhortaciones a la caridad (Rm 12, 9-13; I Cor 13, 4-7)

Nos ofrece también una lista de virtudes morales fruto del espíritu en Gal 5, 22-23.

En las Cartas Pastorales se evocan algunas virtudes griegas que son estimadas por la comunidad cristiana (justicia, piedad, fe, caridad, paciencia en el sufrimiento y la dulzura (I Tim 6, 11).

También se ofrece un ideal de vida virtuosa para las diversas situaciones de los fieles (Tit 2, 2-10)

La Teología Juánica resume el ejercicio de las virtudes en el cumplimiento del mandamiento del amor (Jn 15, 12-27), que debe conducir a la santificación de los discípulos (Jn 17, 9-26).

Un amor que enraizado en la fe (I Jn 5, 1-5) ha de guiar toda la vida moral de la comunidad (I Jn 4, 7-21; 2 Jn 6).

En las Cartas Católicas, en particular en I Pe 1, 21-23 se exhorta a la fe, la esperanza y el amor fraterno. Recuerda a los esposos la castidad y el respeto mutuo (3, 1-7) y a todos los fieles, la lealtad y la sinceridad (2, 1)

En la Carta de Santiago se encuentra una ferviente exhortación a la justicia, a la paz (3, 18; 5, 1-6), a la concordia (4, 1.11) y a la paciencia (5, 7- 11)