Post on 05-Oct-2015
description
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
1/43
Hispania,LXI/1,num. 207 2001)
LAS TRADICIONES IDEOLGICAS
E
LA EXTREMA DERECHA ESPAOLA
por
PEDRO CARLOS GONZLEZ CUEVAS
U N E D
RESUMEN:
El
concepto d e extrema derecha abarca, tanto
a
nivel de pensamiento como de prctica
poltica,un
conjunto
d e
tradiciones coincidentes
ensu
rechazo
de l
pluralismo
poltico,
en
la
defensa de sistemas d e carcter autoritario ototalitario, en una perspectiva antro
polgica pesimista
y en una
accin social antirrevolucionaria
y, a la vez, reformista.
Pero separadas entre
s en
n o pocos aspectos. Podemos distinguir,
as,
entre diversas
tradiciones
de
extrema derecha:
la
teolgico poltica
o tradicionalista , basa
da en la preeminencia del factor religioso;
la
radical, que asume los supuestos secu
lares
de la
modernidad
e
intenta fundamentar
su
discurso
en
factores
no
religiosos:
raza, nacin, etc.,
y la
revolucionaria o fascista , cuyo proyecto poltico tiene
por baseuna sntesis de
elementos
socialistas,
nacionalistas
y populistas, elaborada
desde un a perspectiva antiliberal
y
antimarxista. Estas tradiciones pueden ser cla
sificadas,
segn
su
vigencia social,
enhegemnicas,
residuales
y emergentes. A
juicio
del
autor,
lo
caracterstico
de la
situacin espaola es
el
m antenimiento
de la
tradicin teolgico-poltica como hegemnica
hasta bien entrado el
siglo
XX; y la
situacin subordinadad e
la
radical y de
la
revolucionaria.
P A L A B R A S
CLAVE: Espaa Historia Contemp ornea Extrema Dere cha
ABSTRACT:
The term extreme right
encompasses
a range of traditions which have in
common
a
rejection
of political pluralism , a
defence
of authoritarian or totalitarian
systems,apessimistic view ofman and an anti-revolutionary
social policy.
But
these traditions
are
distinguished from each other
in
several aspects.
We can
separate
several traditionson theextreme right: political theology, based onthe
religious
factor; the radical tradition, which
emphasises secular factors
such as
race
and nation,and the
revolutionary
or fascist tradition, based on a synthesis
of socialistic, nationalistic
and
populist elements
and an
anti-liberal
and
anti-
Marxist
perspective.
These traditions can be classified, according to their prevalence
in
society,
as hegemonic, residual or emerging.In the authors view, the
characteristic
feature of the Spanish situation is the maintenance of political
Hispania,LXI/1,num. 207 2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
2/43
IQ Q PEDRO CAR LOS GONZLEZ CUEVAS
theology
as a
h egemo nic tradition well into
the
twentieth century,
and the
subordinate importance of the radicaland revolutionary positions.
K E Y WORDS:
Spain Mode rn History Extreme Right
INTRODUCCIN
El concepto
de
extrema derecha designa, tanto
a
nivel
de
praxis como
de
pensam iento poltico, una pluralidad de tradiciones unidas por temas, obje
tivosy,sobre todo,porenemigos comunes; pero igualm ente hostiles entres en
no pocos aspectos. Entendemos
por
tradicin
un
razonamiento extendido
a
lo largo
del
t iempo
en el que
ciertos acuerdos
se
definen
y
redefinen
en
trmi
no sde dostiposdeconflictos:los que t ienen lugar con crticosy enemigosex
ternos a la tradicin, que rechazan todos o casi todos los elementos clavesde
los acuerdos findamentales
y
aquellos otros debates internos
e
interpelativos
por medio
de los
cuales
se
llegan
a
expresar
el
sentido
y el
motivo
de
esos
acuerdos findamentales y en elprogreso de los cuales se constituye la tradi
cin. Cada una de estas tradiciones posee sus propias pautas internas para
calibrar
y dar
respuesta
a la
problemtica
de su
poca. Pero,
en un
momento
dado,
pueden entrar
en un
perodo
de
crisis
que las
lleve
a
desaparecer,
al
serle
imposible renovarse y reducir el nmero deproblemas que t ienen planteados.
C u a n d o una tradicin se inclina en este sentido cuando est afectada por
conflictos estriles
y se
limita
a
repetir
las
viejas frmulas
se
halla
en una
crisis epistemolgica,
y
solo podr superarla elaborando
una
serie
de
concep
to s
o una
nueva sntesis
de
doctrinas
e
ideas,
un
marco
de
referencia
que
rena
estos tres requisitos:
que
permita
a la
tradicin resolver
sus
problemas pen
dientes,
que
explique como
se
plantearon
y por qu no se
haban resuelto hasta
ahora,
y que
haga ambas cosas destacando
la
continuidad bsica existente entre
la sntesis anterior y la nueva. Nunca est garantizado que pueda llevarse a
cabo
esa
innovacin conceptual dentro
de la
tradicin.
Por
ello,
una
tradi
cin
no
slo puede entrar
en un
perodo
de
decadencia, sino incluso desapare
cer como consecuencia
de esa
crisis ^
C ada crisis corresponde al impacto de los acontecimientos polticos, socia
les, econmicos, culturales e ideolgicosque, por su repercusin, obligan a las
distintas tradiciones
a una
redefnicin.
Y en ese
sentido, resulta til distin
guir,
por
emplear
la
terminologa
de
R aymond W illiams, entre tradiciones
dominantes, emergentes
y
residuales^.
Por dominantes entendemos aquellas tradiciones
que,
durante largo
t iempo, soncapaces deconfigurar elpensamiento y elproyecto polticode los
sectores ubicados en la extrema derecha; y de adaptar sus contenidosa las
1 MaclNTYRE,
K\2>s.\v. Justicia
yracionalidad. Barcelona, 1994, pginas
394 y ss.
2
WILLIAMS,
R aymond:
Marxismo
yliteratura, Barcelona, 1980, pginas143 y ss.
Hispania, L X I / I ,nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
3/43
LAS
TRADICIONES IDEOLGICAS DE LA EXTREMA DERECHA ESPAOLA
]^
Q 1
nuevas formas econmicas, sectores sociales e incluso a los nuevos valores, sin
perder por ello sus caractersticas esenciales. Emergente sirve aqu para de
signar la gnesis y configuracin de nuevos estilos de pensamiento que llevan
consigo proyectos, significaciones, valores y prcticas polticas de extrema
derecha, que entran en conflicto con la tradicin hasta entonces dominante,
consiguiendo convertirla en residual, es decir, en anacrnica y disfuncional,
incapaz de superar los nuevos retos sociales, sumindose en una irreversible
crisis epistemolgica. En ese sentido, podemos distinguir, tanto a nivel europeo
como especficamente espaol, tres tradiciones de extrema derecha. La teo
lgico poltica o tradicionalista, a secas, cuyo proyecto ideolgico intenta
la sistematizacin del hecho religioso como legitimador de la prctica poltica.
La radical, que, frente a la anterior, asume los supuestos seculares de la mo
dernidad e intenta legitimar su discurso en valores no religiosos como la nacin
o la raza, y en nociones cientficas extradas de la biologa, la etnologa, la so
ciologa o la jurisprudencia. Y , por ltim o, la revolucionaria o fascista,
cuyo proyecto poltico, producto de una poca caracterizada por la moviliza
cin de las masas, se presenta como una sntesis de elementos nacionalistas,
populistas y socialistas, elaborada en un sentido abiertamente antiliberal y an
timarxista. Por supuesto, la vigencia y el carcter de estas tradiciones se en
cuentra determinado por las caractersticas culturales de sus sociedades nacio
nales.
No existe extrema derecha en s; slo existen sociedades nacionales,
cada una de las cuales potencia determinadas tradiciones y otras no. En el caso
espaol, la tradicin dominante ha sido la teolgico-poltica, a lo largo de
todo el siglo XIX y buena parte del XX. La perspectiva catlica dot a la ex
trema derecha espaola de unos esquemas de interpretacin cargados de sm
bolos,
mitos, imgenes, de todo un repertorio de significados sobre causalida
des y acontecimientos del mundo: el providencialismo, la lucha del Bien contra
el Mal com o moto r de la Historia, la causalidad diablica o la E dad de Or o
perdida, e tc. A dem s, la Iglesia catlica consigui presentarse como p ortad ora
de una ideologa nacional, es decir, de una orientacin hegemnica, que du
rante mucho tiempo apenas fue conmovida por tendencias contrarias e hizo
pasar por hertico, por no-nacional cualquier otro pensamiento que le fuera
inasimilable. Ello fue causa y, al mismo tiempo, efecto de la debilidad del na
cionalismo espaol. E l E stado liberal espaol fue, dad o el atraso social y eco
nmico del pas, un Estado muy dbil, incapaz de lograr una efectiva naciona
lizacin de las masas y de crear un ritual, una serie de smbolos capaces de
estimular un se ntimie nto nacional fuerte al ma rgen de la identid ad religiosa. A
ello se uni el papel secundario de la nacin espaola en la sociedad inter
nacional contempornea; y la consiguiente ausencia de un enemigo exterior.
Por todo ello, la tradicin radical, nacionalista y laica, fue no slo ms
tarda que en la mayora de los pases europeos, sino mucho ms dbil. En rea
lidad, sus primeras manifestaciones de envergadura fueron los nacionalismos
perifricos cataln y vasco, nacidos al socaire de la crisis finisecular. E n el resto
Hispania,
LXI /1 ,
nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
4/43
]^02 PEDRO CAR LOS GONZLEZ CUEVA S
de Espaa, slo comenz sus primeros balbuceos a lo largo de la crisis del sis
tema de la R estauracin, para luego adquirir una mayor, aunq ue muy peque
a, difusin, en sus perfiles m enos extrem os du ran te la II R epblica. Y lo mis
mo ocurri, en consecuencia, con la revolucionaria, cuya principal caracters
tica fie su marginalidad social y poltica hasta el estallido de la guerra civil.
Fueron, pues, dos tradiciones emergentes incapaces de desplazar a la domi
nante, que slo a partir de los aos sesenta entr en una irreversible crisis
epistemolgica, al socaire de las transformaciones sociales y las consecuencias
del C oncilio V aticano II .
En ese sentido, el pensamiento poltico de la extrema derecha espaola se
caracteriza por una continuidad que no se da en el resto de los pases europeos.
A jena a plantea mien tos de carcter racista o imperialista, su originalidad hist
rica radica en su inquebrantable y permanente voluntad restauradora de los
valores catlicos y en su oposicin a los principios configuradores del proyecto
de la m odernidad.
1 L A REACCIN A LO DIVIN O
Como ha sealado Franois Furet, el momento clave de lo que podemos
llamar revolucin liberal-democrtica ha de ubicarse en la R evolucin france
sa, ya que fue a nivel del imaginario social que surgi algo verdaderamente
nuevo con la afirmacin del poder popular. Es all, segn l, donde se sita la
verdadera discontinuidad: en el establecimiento de una nueva legitimidad, en
la invencin de una cultura democrtica^. Esta mutacin significa el cuestio-
namiento de un tipo de sociedad jerrquica y desigualitaria, regida por una
lgica teolgico-poltica, en la que el orden social se encontraba fundamentado
en la voluntad divina y en la que el cuerpo social era concebido como un todo
en el que los individuos aparecan fijados en posiciones diferenciadas.
Sin este reto poltico-ideolgico resulta imposible comprender la emergen
cia del conservadurismo o del tradicionalismo como estilos de pensamiento,
nacidos de la experiencia de discontinuid ad entre el presen ta y el pasado . B si
camente, se trata, como seal Mannheim, de la expresin de una tradicin
feudal que se ha vuelto consciente''.
En el caso espaol, la discontinuidad en el imaginario social tiene su ms
directo origen en la agresin napolenica de 1808, que produjo la reaccin
nacional conocida como Guerra de la Independencia; y cuya primera conse
cuencia fue el hun dim iento , a nivel poltico e institucional, del A ntig uo R gi
men, que de inmediato sustituido, a veces mediante las mismas personas, por
5 FURET,Franois:
Pensarla
Revolucin
francesa,
B arcelona, 1980, pginas, 109 y ss.
''
MANNHEIM,
Kar l :
Ideologa
y
utopa,
Mxico, 1987, pginas, 107 y ss. El pensamiento con
servador, enEnsayos sohre sociologaypsicologasocial, Mxico, 1 963, pginas 70 y 84.
Hispania, LXI /1 , nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
5/43
LAS TRADICIONES IDEOLGICAS DE LA EXTREMA DEREC HA ESPA OLA ]^Q3
n u ev as in s t i tu c ion es d e s ob e r an a pop u la r las J u n t a s , q u e pos te r io r men te
dar an luga r a las C or tes de C diz , las pr im eras C or tes cons t i tu yent es de la
h is tor ia de E spaa . E n las C or tes cons t i tuy entes , se conf igu raron los grup os
pol t icos que , en c ier ta forma, es taban ya pref igurados desde la poca de la
I lus t rac in : real is tas y l ibera les . E l sec tor rea l is ta no fue un sector homog
neo;
en l conviv ieron los defensores rad icales del A nt i gu o R gim en y los sec
tores conservadores reformis tas de inspirac in jovel lan is ta . E l pr imero de es tos
sectores se caracter iz por la defensa de los pr iv i leg ios es tamenta les de la no
b leza , de l c lero y de la Monarqua ; y por la cr t ica del despot ismo i lus t rado,
con v is tas a la res tauracin de la E spaa de los A us t r as . M ientra s q ue e l se
gundo se mos traba par t idar io de l levar a cabo c ier tas reformas l ibera l izadoras
en la economa y en la sociedad, as como de reforzar las prerrogativas del rey^.
A efectos de nues t ro t rabajo, nos in teresa , an te todo, e l pr imer grupo; e l se
gundo es un c laro precedente del l ibera l ismo conservador pos ter ior , cuyas tes is
pol t icas l legar an a ser hegemnicas a lo largo de todo e l s ig lo XIX^.
E n t r e los d ipu tad o s r eal is ta s d est aca P ed r o d e I n g u an z o y R iv e r o , d ipu
t ad o po r A s tu r ia s y lu eg o ob i s po d e Zamo r a . F r en te a la s ob e r an a d e l pu eb lo ,
defendi la tes is tomis ta del or igen d iv ino del poder . Neg, adems , la ef icacia
h is tr ica de aquel pr incipio, germen fecundo de males y desgracias para e l
pueblo, n icamente ha serv ido de pre tex to en las naciones para encender la tea
d e l a d i s cor d ia . Se opu s o ig u a lmen te a l a au tod e te r min ac i n in s t i tu c ion a l , e s
deci r , a la pos ib i l idad de que los e lec tores mudaran la forma de gobierno, s is
te m a qu e desquicia los f indamentos de la sociedad y est en contra diccin con
los verdaderos y esencia les pr incipios del Dere cho P bl ico . E n ten da la M ona r
q u a como u n a in s ti tu ci n pe r ma n en te e in mu tab le . C om b a t i e l u n icamer a l is -
m o dem ocrt ico e h izo una defensa a u l t ranza de las C or tes es tamenta les con sus
brazos nobiliar io y eclesistico. Defendi la ar is tocracia de sangre y al clero de los
a taques igual i tarios y la ic is tas . V ot con tra la abol ic in del S anto Of ic io, c on tra
las medidas desamor t izadoras ; y , en genera l , contra la f i losof a l ibera l y las co
rr ientes i lustradas^.
Fuera d e las C or tes gadi ta nas , e l ms c lebre cr t ico t rad ic ion al de las refor
mas l ibera les fue e l P adre Francisco de A lvarado , ms conocido po r e l sobre
n omb r e d e E l F i l s of o R an c io , maes t r o en e l con v en to d omin ican o d e San
Pablo de Sevi l la y au tor de unas c lebres Cartas crticas, en las que expone su
s is tema de gobierno y su opos ic in a los plan teamientos l ibera les . F rente a la
C ons t i tuc in pol t ica , A lvarad o reaf i rma la cons t i tuc in t rad ic iona l , que cons i
d e r a recog id a en la s P a r t id as , con s i s t en te en u n a M on a r q u a t em pla d a por C or
tes es tamen ta les , qu e voten las leyes y cons ie n tan los im pu es to s . E n ese rg i-
5 VRELA,Joaqun;L a
teora
del
Estado
en los
orgenes
de l
constitucionalismo hispnico
(Las
Cortes
de
Cdiz),Madrid, 1983, pginas, 19-20 y ss.
6 Ibidem, pginas 425-426.
7 V id. CUENCA TORIBIO, Juan Manuel: Don Pedro de Inguanzo yRivero (1764-1836). ltimo
primado
del
Antiguo
Rgimen, Pamplona, 1965, pginas 77-78, 80-81 y ss.
Hispania, LXI /1 , nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
6/43
IQ/^ PEDRO CAR LOS GONZLEZ CUEVAS
men, la facultad de dictar leyes descansa en el monarca; pero con las limitacio
nes de la representacin e stam ental, de los fueros y de la religin catlica. A l-
varado hizo igualmente una defensa sin fisuras de la Inquisicin, atacando to
dos los argumentos en su contra defendidos por los liberales e ilustrados, con
especial referencia a los planteam ientos de A rguelles . M uerto en 1814 , A lva-
rado disfrut de una longeva fama postuma entre los defensores del tradiciona
lismo ideolgico: Francisco Javier C aminero , Menndez P elayo, los padres G e-
tino y Gafo, e incluso conservadores liberales como Silvela le consideraron un
gran filsofo y doctrinario poltico. La redaccin de ElSiglo Futuro, rgano del
P artido Integrista de No cedal, estaba presidida por el retrato del dominico. E n
1934,
Jos Mara Pem n le hizo protagonista de su obra teatralCuando las
Cor
tes deCdiz^ y en 1941 se hizo una antologa de sus escritos^ .
Tan importante o ms que esta labor crtica fue la tarea propagandstica y
socializadora llevada a cabo por el clero a lo largo de la guerra de la Indepen
dencia. El hecho no era nuevo. El clero haba participado decisivamente en la
legitimacin de la guer ra contra la C onvencin. E jemplo arquetpico de esta
posicin fue el opsculo de Fray Diego de Cdiz,
E l
soldado catlico
en
guerras
de
religin
(1794). Esta tendencia se agudiz a lo largo de la guerra contra Napo
len. Son innumerables los textos de sacerdotes que incitan a la lucha contra el
francs por la Religin. Se actualiz el santiaguismo y la apelacin a las ad
vocaciones espaolas a la V irgen, co mo la del P ilar. Son con stantes los paralelos
veterotestamentarios: los espaoles eran los macabeos, mientras que los franceses
estn representados por las figuras ms aborrecidas de la historia de Israel. La
reaccin de los clrigos ante las doctrinas liberales fije tan virulenta como inequ
voca. El liberalismo era espritu de libertinaje y disolucin. Se ataca a las sec
tas francmasonas, atesta y materialista. E igualmente a la prensa liberalizante,
peste de la sociedad, polilla del E stado y escndalo de nuestra S anta R eligin1.
No es extrao, pues, que la inmensa mayora de los clrigos recibiera con
inusitado alborozo la restauracin del rgimen a bsoluto por Fernan do V IL P a
ra algunos sacerdotes, signific nada menos que el retorno de la Monarqua
hebrea ^ E n la legitimacin del absolutismo fernandino tuvo singular impo r
tancia el clebre
Manifiesto
de los Persas, de 1814, suscrito por sesenta y nueve
diputados realistas, encabezados por el Marqus de Mataflorida; y en el que se
criticaba la obra de las C ortes de C diz, su convocatoria y la C onstitucin de
1812,
cuya declaracin de sobera na nacional era calificada com o despojo de
8
L as Cartas inditas
del
FilsofoRancio,
Madrid, 1915, pginas 82,
120-121,
42 5-426 y ss.
9 V id. DiZ-LoiS , Mara C ristina: Fray Francisco de A lvarado y sus C artas C rticas, en Estu
dios sobre
la s
Cortes
de Cdiz, P amplona, 1967, pginas 123-199- HERRERO, Javier: Lo s
orgenes
del
pensamiento reaccionarioespaol,
Madrid, 1971 , pginas, 267 y ss.
10 V id. MARTNEZ ALBIACH, A lfredo: Religiosidad hispana y sociedadborbnica, Burgos, 1969,
pginas 81-98, 112-129 y ss. PORTERO, Jos A ntonio:Pulpito eideologa en la Espaa del siglo XIX,
Zaragoza, 1978, pginas, 62-73 y ss.
11
Ibidem,
pginas 465 y ss.
Hspanla,
LXI/1,nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
7/43
LAS TRADICIONES IDEOLGICA S DE LA EXTREMA DERE CHA E SPAOLA
]^
Q 5
la autoridad real sobre que la Monarqua espaola est fimdada, y cuyos reli
giosos vasallos haban jurado; y lo mismo caba decir de la libertad de prensa,
perjudicial para u na nacin pundoros a, y, adems, subversiva en las A me ri
cas. P ara los firmantes, la C onstitucin de 1812 era revolucionaria; una m era
copia de la firancesa, sin ten er en cuenta la constitucin tradicional, suscepti
ble de reforma. E n el fondo, lo que se peda era la restauracin d el A ntig uo
R gimen, con algunas reformas en los mb itos de la adm inistracin, la justicia
y las rentas del Estado^^.
N o hay que olvidar que a todo ello contest F ernand o V II con el famoso
decreto del 4 de mayo, aceptando sus proposiciones.
A nivel ideolgico, la reaccin fernandina tu vo sus represen tantes en figuras
como A tilano Dehaxo S olrzano, Jos C lemente C arnicero, Francisco P uigserver
y, sobre todo, en R afael V lez, autor, entre otras obras, dePreservativo contra la
irreligin yApologade lTronoy
del
Altar. A mbas obras suponen u na crtica radical
de la Ilustracin y del liberalismo, unidos en su lucha contra el catolicismo.
V lez atribuye al filosofismo remotos orgenes qu e van desde S imn el M ago
hasta Napo len. E n ese sentido, la obra de las C ortes de C diz supuso una trai
cin a la lucha del pueblo espaol contra el francs; pues llevaba consigo sus
ideas de ilustracin y sus plane s de reforma . V lez defiende la soberana real y
consideraba como germen de discordia la de los pueblos. El nico derecho de
stos es represen tar, ped ir y suplicar, a travs de las C ortes . Los reyes ejercen
un poder pate rno , como los sucesores de los primeros padres^^.
Con todo, la empresa doctrinal ms importante de la poca fernandina fue
la publicacin, entre 1826 y 1829, de La Biblioteca de Religin, en cuya organi
zacin intervino el C ardenal Ingua nzo, aho ra arzobispo de Toledo. S u objetivo
era, ante todo, cooperar del modo posible al desempeo del cargo pastoral
con el desengao de los seducidos por los impos y la lectura de los malos li
bros, como un preservativo para los dbiles y como una obra que comunicando
nuevas luces a los sabios las emplearan en beneficio de sus semejantes. La reli
gin catlica era, en fin, el norte fijo de las sociedades morigeradas, y el verda
dero barmetro de su grandeza y elevacin
^ .
A lo largo de sus tres aos de exis
tencia, laBibliotecatradujo obras de Lamennais, Feller, B onald, Maistre, etc.
No obstante, la reaccin fernandina y su posterior desarrollo, en particular
los continuos equilibrios que el monarca hubo de establecer a lo largo de su
12 DiZ-LoiS , Mara C ristina:
El Manifiesto
de
1814,
Pamplona, 1967, pginas
66
y ss. MURILLO
FERROL, Francisco: El Manifiesto de los Persas y los orgenes del liberalismo espaol, en
Ensayos
sobresociedad y poltica. I, Barcelona, 1987, pginas 195 y ss.
'5
DE VELEZ,
Rafael:Preservativo contra la irreligin olos planes de la filosofa contra la Religiny el
Estado realizadas
por la
Francia para subyugar
la
Europa seguido
por
Napolen
en la
conquista
de
Espaa
y
dadoa la luz por algunos de nuestros sabios enperjuicio de nuestra Patria,C diz, 181 2, pginas, 10 y ss.
Apologa
de l
Trono
y del Altar,Madrid, 1818, tomo I, pginas 48, 328-330 y 475.
'"* Discurso Preliminar, en
Biblioteca
de Religin, o sea
coleccin
de
obras contra
la
incredulidad
y
errores deestos ltimostiempos,Madrid, 1826, tomo I, pginas V I y IX.
Hispania,
LXI /1 ,
nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
8/43
10 6 P E D R O C A R LOS G ON ZA LE Z C U E V A S
reinado,
no
dejaron satisfechos
a
todos
los
sectores antiliberales. Durante
el
llamado Trienio Liberal las conspiraciones absolutistas proliferaron. Y sus
xitosmsnotablesseprodujeron en Catalua, dondeen elveranode 1822 los
absolutistas controlaron la zona norte, e instalaron una Regenciaen Seo de Ur-
gel, integradapor elMarqus de Mataflorida, Jaime Creusy elbarn deE rles.
La R egencia public tres manifiestos,
en los que se
criticaba
la
labor
de los
libera
les y se propugnaba el rgimen tradicional, catlico, monrquico y foral^^ No
muy diferente fie
el
pensamiento
de los
llamados A graviados, cuya sublevacin
cuatro aos despus tuvo tanta amplitud que el propio Fernando VII hubo de
trasladarse a C atalua para dominarla: V iva la R eligin, viva el Rey absoluto,
viva
la
Inquisicin, muera
la
P olica, m uera
el
M asonismo
y
tod a secta ocu lta ' .
El fracaso de estas insurrecciones lleva los sectores absolutistas a la estra
tegia
de
intimidacin
a
Fernando, mediante
la
conspiracin
en la
C o r te . Pe ro
la
nueva reina, Mara C ristina, tuvo unaheredera; y el gobierno hizo publicar la
Pragmtica Sancinde 1789, que restablecilos viejos usos sucesoriosydesva
neci
las
esperanzas
de que el
hermano
de
Fernando, Carlos, dolo
de los
abso
lutistas, subieraalt rono. Pocoapoco,se fuepreparandolo quevinoen l lamar
se carlismo,y que llegara aconv ertirseen uno de losejesde la vida poltica
espaolade lapoca.
2. LAE S P A A IS A B E L IN A : T R A D IC I ON A L I S M O C A R L IS T A YC O N S E R V A D U R IS M O
AUTORITARIO
C on frecuencia, tiend e
a
identificarse
al
carlismo
con el
conjunto
del
pen
samiento antiliberal de la poca isabelina. No obstante , la realidad histrica
resulta distinta.Elcarlismono fue, en esesentido,ms que uno de losantilibe
ralismos posibles, cuya concrecin ideolgica posterior estuvo,
de
hecho,
muy
influida por pensadores afines al partido moderado oprximos a ste.No en
vano,
pued e hablarse
de un
tradicionalismo isabelino igualmente denomi
nado conservadurismo autoritario o neocatolicismo, en el que estaran
agrupadas figuras como Donoso C orts, Jaim e B almes, Jua n B ravo Murillo,
etc.; y que
unan
su
profundo antiliberalismo
al
reconocimiento
de la
legitimi
dad dinstica encarnadaenIsabelIP^.
15 V id.MARRERO,V icente: E lTradionalismoE spaol delsigloXIX,Madrid,1955 ,pginas 6 9yss.
'6Vid.TORRAS ,Jaime: L aguerra de losAgraviados, B arcelona, 1967, pginas15 y 199-
>7Vid.CNOVA S S NCHEZ, Francisco: ElPartido Moderado, Madrid, 1982,pginas 125 y ss.
MarqusdeROZALEJO:Cheste otodoun siglo. ElIsabelino Tradicionalista, Madrid, 1935.ALSINARO
CA, Jos Mara:
Eltradicionalismo ilosfico
en
Espaa,
Barcelona, 1985. URIGEN, Begoa:
Orgenesy
evolucinde laderecha espaola: elneocatolicismo,
Madrid, 1988.MARC UELLO, Juan Ignacio: Sistema
constitucional, prctica parlamentaria
y
alternativas conservadoras
en el
liberalismo isabelino,
en
H upania, n183,1993, pginas237 y ss.
Hspanla,
LXI /1 ,
num. 207
(2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
9/43
LAS TRADICIONES IDEOLGICA S DE LA EXTREMA DEREC HA E SPA OLA
107
El carlismo carecide toda relevancia intelectual.En unprincipio,lospar
tidariosde DonC arlos,en cuyas bases sociales existaun claro predominiode
los sectores agrarios, campesinosy comunales, pudieron sostenerse atravsde
tradiciones consuetudinarias, en cierto modo preconscientes;y en suseno,por
lo tanto, la reflexin ideolgicay terica tuvounaimportancia muysecunda-
ria^^.En esesentido, el carlismo puede serencarnado en un estilo de pensa
miento tradicionalistaque seaproximaa lo que Mannheim llama natural,es
decir, adherido a normas vegetativas y a viejos modos de vida ligados a ele
mentos mgicos de conciencia^9.De 1833 a 1845,el carlismo, bajo ladirec
cin de Carlos V, semovi, por ello, dentro de unos principios sumamente
vagos, genricos y abstractos, herederos, al menos en par te , de los plantea
mientos realistas gaditanos
y de los
apostlicos
y
agraviados
del
reinado
de
Fernando V ipo.
CarlosV nocont,en esesentido,conningn intelectual de talla. Dentro
de esta comn mediocridad, destacan Fray Magn Ferrer yV icentePou,cuyo
modelo poltico-institucional segua siendoel delA nt iguo R gimen : M onar
qua absoluta y hereditaria. C onsejo R eal, C ortes estamenta les, sistema foral,
confesionalidad catlica, etc^^
Sin embargo, el carlismo, como fuerza social y poltica de envergadura,
tendi lgicamente acontrarrestar lasrealizaciones del liberalismo, suponien
do,
dehecho,un importante freno a la consolidacinde susreformas; lo que,
en gran medida, determin laasuncinporpar tede un Estado liberal dirigido
por los conservadoresdeciertos postulados insertosen lossupuestoscon que se
identificaba su antagonista. Ello se tradujo, durante la dcada moderada, en
una poltica
de
ennoblecimiento
de las
lites,
el
aumento
y el
fortalecimiento
de lasprerrogativas regiasy de la influencia delestame nto eclesisticoatravs
del C oncordato de 185 P^. Y es que la guerra civil finaliz,dehecho, con un
pacto,el deV ergara,que fue algoms que un pacto militar entre las fuerzas
contendientes. Tras esepacto agracias alcual el par tido moderado se incre
ment con muchosde los carlistasde la faccin transigente de M a r o t o ,y
'8 WiLHELMSEN, A lexan dra: La formacin de lpensamiento poltico de lcarlismo (1810-1873), Ma
drid, 1995 , pginas 184y ss.
'9 MANNHEIM, Kar l :Ideologayutopa, pgina107.
2 0 Vid.
M A D A R I A G A O R B E A ,
Juan y
T A M A Y O E R R A Z Q UI N,
Jos: Una lectura de la primera
guerra carlista:Loseditorialesde laGaceta Oficialy elBoletn de NavarrayProvincias Vascongadas,
en
Hspanla,
n 190,
1981, paginas 149
y ss.
21 WiLHELMSEN, A lexandra: Magn F errer, pensador carlista renovador olvidado, enEstudios
de H istoria
Moderna
y
Contempornea. Homenaje
a
Federico
Surez
Verdeguer,
Madrid, 1991, pginas
401-490. Pou, carlista temprano, enRazn Espaola,n 55,septiembre-octubre 1992,pginas
101 y ss.
2 2
ARSTEGUI,Julio: El carlismoen ladinmicade los movimientos liberales espaoles. For
macinde unmodelo, enActas de las Primeras Jomadas deMetodologa Aplicadasa la sCiencias Socia
les, Santiagode Compostela, 1975, tomoIV,pginas225 yss. CANAL,Jordi: El Carlismo. Madrid,
2000.
Hspanla,
L X I / 1 , n m .
207
(2001) 99-1 42
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
10/43
IQ g PE DRO CAR LOS GONZLEZ CUEVA S
despus de la fallida experiencia esparterista, el moderantismo se aprest a
construir el Estado y la sociedad a su medida, cuidndose de conciliar los nue
vos y los viejos interes es.
A la altura de los aos cuaren ta, la defensa cerrada e incondicional del A n
tiguo R gimen haba sido superada por la consolidacin del E stado liberal en
su versin conservadora. Y los tradicionalistas m s conscientes iban a dar u n
nuevo carcter a su programa poltico, aceptando las nuevas realidades sociales
y suministrando argumentos restauradores a los sectores sociales hegemnicos,
frente a los contenidos del liberalismo democrtico. Se trataba, en el fondo, de
recurrir a amasijos de elementos nuevos y viejos. No poda restablecerse ya in
toto el pasado: su proyecto iba a implicar ms bien un nuevo equilibrio entre las
nuevas y viejas fuerzas sociales. No era tanto una involucin como una restau
racin. A s, la tradicin teolgico-politica fue capaz de renovar sus contenidos y
adaptarse a las nuevas situaciones.
E n ese sentido, resulta esencial la figura de Ju an Don oso C orts, en quien
podemos ver al representante ms radical del conservadurismo autoritario es
paol. Pocas figuras de nuestra historia intelectual contempornea han suscita
do el inters de historiadores y pensadores polticos extranjeros como Donoso.
Es uno de los pensadores polticos a los que la historia actualiza peridicamen
te . S us discursos de 18 48 llegaron, en palabras de C ari S chmitt, a fascinar al
C ontin ente europeo^^.
Suele dividirse la vida y la obra de Donoso en dos grandes etapas: la prime
ra racionalista y liberal; fidesta y autoritaria la segunda. Sin embargo, en Do
noso las rupturas nunca son totales; y bajo la aparente discontinuidad fluyen
profundas continuidades, tanto en los temas como en los planteamientos. Su
espritu elitista y antidemocrtico, la bsqueda de elementos de cohesin para
una sociedad en crisis permanente, el recurso a la dictadura, el dilogo conti
nuo con los pensadores tradicionalistas son constantes de su pensamiento. El
permanente conservadurismo donosiano fue agudizndose tras el efecto que
produjeren en su mente los sucesos de 1848, en los que vio, como Tocquevile,
el prim er in ten to de revolucin socialista. A su mod o de ver, la nueva situacin
exiga medidas excepcionales. No era solo la dictadura del hombre fuerte e
inteligente, sino la disolucin de todos los partidos antiguos y la formacin
de un nuevo, capaz de aglutinar en su seno los intereses de la Monarqua, la
Iglesia, el Ejrcito y la propiedad. En aquellos momentos, el orden social des
cansaba sobre la accin conjunta de sacerdotes y militares, figuras tan necesa
rias como complementarias. La crisis contempornea no poda solventarse, a su
juicio, ms que con el retorno a las viejas certezas catlicas. Slo la autoridad
emanada de la religin poda esclarecer la dominacin establecida en el orden
social y, por ello, hacerla inmune a la crtica. Las posiciones polticas derivaban,
en el fondo, de las actitudes ante la figura de Dios, en las que se perfilaban las
23 SC HMITT, C ari :
Interpretacin
europea
de
Donoso
Corts,
M adr id , 1952 , pg inas 122 y ss .
Hispania, LXI/1,nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
11/43
LAS TRA DICIONES IDEOLGICAS DE LA EXTREMA DEREC HA ESPA OLA j 0 9
dos fases sucesivas de la civilizacin: la positiva y la negativa. En la fase positi
va, gobierna un Dios providente; en la negativa, se producen tres negaciones
sucesivas: el desmo, que equivale a liberalismo, al negar la providencia divina; el
pantesmo, que supone la democracia, que niega la existencia de un Dios trans
cendente al mundo; y el atesmo, que equivale a socialismo y anarquismo, al
negar la existencia de Dios. En el fondo, era la razn crtica la causa del caos so
cial. De la autonoma de la razn surga el liberalismo, cuyas doctrinas prepara
ban el camino al socialismo. El liberalismo careca de una estructura de carcter
teolgico, lo que le hacia vulnerable al socialismo, que era una teologa satni
ca;
y, en ese sentido, su influencia slo poda ser con trarresta da p or el catolicis-
mo " . A pesar de sus exageraciones fidestas. Don oso resu lt ser, en la prctica,
un agudo analista poltico y, en ocasiones, un sagaz crtico del proyecto de la
modernidad, cuyos principios iban a marcar durante mucho tiempo, no slo la
perspectiva ideolgica de los sectores polticos antiliberles, sino incluso los de la
derecha conservadora: su influencia en C novas, por ejemplo, pese a las apari
encias, resulta evidente. No en vano, Cari Schmitt le consider ms actual que
Joseph de Maistre, al romper, de hecho, con la legitimidad m onrquica y conver
tirse en heraldo de la dictadura y el decisionismo^^. Planteamiento ste, por cier
to,
mu y criticado por los donosianos espaoles, que siempre vieron en l a un
mon rquico y a un iusnaturalista
^6.
Ms sereno y menos radical, Jaim e B almes fue el otro gigante intelectual del
conservadurismo autoritario espaol del ochocientos. Pero, en realidad, Balmes
tiene una sola cosa en comn con Donoso: la causa catlica y antiliberal que de
fienden. Miembro del estamento ms castigado por la revolucin liberal, su pro
yecto poltico y
filosfico
uvo como objetivo la restauracin del papel hege m ni-
co de la Iglesia catlica en la sociedad espaola. En ese sentido, sus frmulas po
lticas se caracterizan por un intento de transaccin entre el tradicionalismo y el
liberalismo moderado; es decir, armonizar la sociedad nueva con la sociedad
vieja. Inspirador ideolgico de la faccin ms conservadora del partido mode
rado, la de los tradicionalistas isabelinos, capitanead a por el Ma rqus de V i-
lum a, B almes, que nun ca fue carlista, prete ndi atraerse a los partidarios del
Pretendiente, auspiciando la unin dinstica, a travs del matrimonio del here
dero de Do n C arlos con Isabel II . E n ese sentido, podemos considerar a B almes
un pensador poltico eclctico. Su punto de partida era el fracaso de la revolu
cin liberal espaola, mera copia de la francesa y, por lo tan to, incapaz de con s
tituirse en algo slido y duradero. Su victoria haba sido consecuencia de los
trastornos provocados por la agresin francesa, aprovechados por una minora
audaz qu e supo hacerse con los resortes del pode r. La labor de las C ortes gad i-
2'' DONOSO CORTS, Juan: Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo, en
Obras Completas,
M adrid, 1970, tomo II, pginas 643 y ss.
2 5 SCHMlTT,op. cit.,pgina 132.
2 6 V id .
GONZLEZ CUEVAS,
Pedro Carlos: Cari Schmitt en Espaa, en Dalmacio NEGRO
P A V N (dir.),
Estudios sobre CariSchmitt,
M adrid, 1995, pginas 231 y ss.
Hispania,
LXI /1 ,
nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
12/43
l i o PEDR O CAR LOS GONZLEZ CUEVA S
tanas fue una traicin a los principios por los que haba luchado el grueso de la
poblacin espaola a lo largo de la Guerra de la Independencia, es decir, el Rey
y la R eligin. A s pues, la sociedad espaola se encontraba en un claro perodo
de transicin. El carlismo segua siendo el depositario del antiguo espritu
nacional; mientras que el liberalismo contaba con la fuerza de la propiedad y la
del E jrcito. E l militarismo era, a ese respecto, un produ cto de la incapacidad de
las instituciones liberales para consolidar un poder civil efectivo^-'.
La unin dinstica implicaba una transformacin del sistema poltico en un
sentido tradicional. Deba ser la expresin del autntico pensamiento de la
Nacin, arraigado en lo profundo de la comunidad y configurado en su cato
licismo, en su monarqua y dems leyes fundamentales. La frmula balmesia-
na era un sistema bicameral, con una cmara alta en la que estuvieran repre
sentados los poderes estamentales: arzobispos y obispos natos, nombrados por
el rey; Grandes de Espaa, propietarios agrarios, alta burguesa. En la cmara
baja, no deba entrar nadie que no disfrutara de un renta en bienes races de
cuando menos doscientos mil reales. No obstante, la clave de su proyecto se
encontraba en la Monarqua y la Iglesia. La Monarqua balmesiana era una
autn tica autocracia, en la que el rey ejerce todos los poderes. A la Iglesia, por
su parte, le corresponda la funcin legitimadora del sistema social y poltico;
era la nica institucin espaola cuya voz poda orse en el conjunto de la na
cin; y, por ello, como contrapartida a los daos de la desamortizacin, deba
reconocrsele el derecho a disponer de bienes, la subvencin a sus organizacio
nes y a la enseanza confesional^^.
M ediante la constitucin de este sistema poltico, B almes pretend a crear
un rgimen poltico puramente espaol, que desembocara necesariamente
en la fusin en un solo partido de los autnticos defensores del catolicismo y la
monarqua; lo cual tendra como consecuencia el aniquilamiento de los parti
dos liberales: el progresismo sera declarado fuera de la ley, al igual que una
peq uea fraccin del moderado^^. C omo es sabido, los planes de B almes fraca
saron. La unin dinstica fue rechazada tanto por liberales como por la mayora
de los carlistas. Pero ello no significa que su proy ecto po ltico, lo mism o qu e el
conjunto de su obra, careciese de influencia. En gran medida, la prctica polti
ca cotidiana del sector ms influyente de los moderados, el capitaneado por
Narvez, estuvo ms conforme con las pautas del conservadurismo autoritario
balmesiano y donosiano que con los cnones del constitucionalismo liberaP^.
Y no faltaron en el seno del mo deran tismo intento s de reforma en sentido
autoritario d e la ya de por s escasamente liberal C onstitucin de 184 5. El ms
clebre fue el auspiciado por Ju an B ravo Murillo, represen tante del conserva-
2 7
BALMES, Jaime: Obras Completas, M adrid, 1950, tomo V I, pginas 33, 39, 224 y 71-72 y
tomo V II, pginas 568 y ss.
2 8
BALMES:ObrasCompletas, tomo V I, pginas 638 y ss.
2 9
Ibidem, pginas 735 y ss. .
.30 V id. MARCUELLO, Juan Ignacio: Sistema constitucional, prctica parlamentaria y alternati
vas conservadoras en el liberalismo isabelino, en Hispania, n 183, 199 3, pginas 237 y ss.
Hispania, LXI/1,nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
13/43
LAS TRADICIONES IDEOLGICA S DE LA EXTREMA DEREC HA ESP AOLA m
durism o auto ritario, amigo de Donoso C orts; y que llev a trm ino un a de las
reivindicaciones ms transcedentales de los sectores catlicos y tradicionalistas,
como fue el C oncordato de 18 51 , en el que se reconoca el catolicismo como
nica religin de la nacin espaola. No o bstan te, B ravo Murillo es conocido,
aparte de por su sobresaliente obra hacendstica, por su proyecto constitucional
nacido al calor del golpe de Estado francs de 1851. La justificacin doctrinal
ms explcita de ste parece encontrarse en su opsculo De la soberana, donde
defiende la soberana popular, pero entiende que por sus actos positivos no es
realizable. El mismo sufragio universal no pasa de ficcin. En realidad, el nico
origen de la soberana de derecho es el asentimiento tcito de los pueblos^^ El
proyecto constitucional era muy breve y no contemplaba los derechos ciudada
nos, que pasaban a una ley orgnica. Su objetivo era dejar ms libre y expedi
tiva la autoridad real. C onceda al R ey y a las C ortes, conjunta o separad a
mente, la iniciativa de proposicin de leyes, y a ambos elementos en conjunto
la posibilidad de hacerlas; pero en casos de urgencia el monarca, y en concreto
el gobierno, podra gobernar por decreto. Mayor importancia tena, sin embar
go, el carcter que se prete ndi dar al S enado, pieza esencial del proy ecto. S us
miem bros lo seran por derecho propio; unos por nobleza hereditaria, con vincu
lacin inalienable de los bienes races lo que supona la restauracin de los
mayorazgos; otros por mritos en el ejercicio de la funcin pblica, como ecle
sisticos, militares o m agistrados, cuyo nom bram iento corresponda al monarca.
E l C ongreso estara formado por diputados representantes de los distritos de la
nacin; su nmero sera de 171. Y las discusiones se haran a pu ert a cerrada^^.
B ravo Murillo busc apoyos para su proyecto en la reina, la C orte y la Igle
sia; pero cont con la oposicin de la mayora del partido moderado, de los
progresistas y de los militares, e incluso de su sector de la aristocracia. Lo cual
signific el final de su carrera poltica.
A l mism o tiem po, el tradicionalismo ideolgico tuvo, a lo largo del perodo
isabelino, un amplio desarrollo, sobre todo en C atalua y Mallorca, donde desta
c un grupo perfectamente definido de apologistas catlicos reunidos por Joa
qun R oca y C ornet, a partir de 1837, en la revista barcelonesa
La Religin.
Roca
y C ornet tradujo losAnalesde la FilosofaCristiana, de B onnety; y en sus artculos
es muy paten te la influencia de B onald. Y Jos Ferrer y Subirana, an tiguo con
discpulo de B almes, traduce y prologa a B onald^^. C on R oca y C ornet colaboran
Man uel de C abanyes y los mallorquines Toms A guil, y, sobre todo, Jos M ara
Quadrado, el ms interesante, sin duda, de todos ellos; competente historiador y
5' BRAVO MURILLO,Juan;PolticayAdministracin en la Espaa isabelina, Madrid, 1972, pgi
nas 84 y ss.
32 P REZ SERR ANO, Nicolas: Bravo Murillo, hombre poltico, en Primer
Centenario
de Don
JuanBravoM urillo, Madrid, 1952, pginas 25 y ss.
" ALSINA ROCA Jos Mara: El
tradicionalismoilosfico
en
Espaa.
Su
gnesis
en la
generacin
ro
mnticacatalana, Barcelona, 1985, pginas 149 y ss.
Hispania, LXI /1 , ni i rn. 207 (2001) 99 -142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
14/43
11 2 P E D R O C A R LOS G ON Z LE Z C U E V A S
apologista, colabor con B almes en sus camp aas de
ElConciliadory El Pensa
miento d e la Nacin, favorables al proyecto de unin dinstica^^.
Herederos de los planteamientos polticos de Donoso y Balmes fueron
igualmente los llamados neocatlicos de Madrid. Pero se trata de pensadores
de menor talla intelectual que sus maestros. La obra de estos escritores catli
cos se reduce a organizar un influyente frente polmico contra los krausistas; y
tienen rganos de expresin propios, como E lPensamiento
Espaol,
fundado en
1 8 6 0 .
A pologtica y poltica se renen en ellos estrech am ente. S u accin se
extiende, sobre todo, al P arlamento y a la prensa; menos en la Universidad. E n
el P arlamento estn representados por C ndido Nocedal y A ntonio A parisi y
Guijarro; en la prensa por Gabino Tejado amigo personal y discpulo de
Donoso, Eduardo Gonzlez Pedroso director del clebre peridico El Pa
dre Cobos
y Francisco Navarro Ledesma; y en la Universidad por Ort y Lara.
Objeto preferido de sus campaas fueron los krausistas, a los que acusaron de
pantestas y anticatlicos. E specialmente significativa fue, en ese sentido, su
campaa de los textos vivos desde las columnas de E l
Pensamiento
Espaol.
Los textos vivos eran los profesores universitarios no catlicos, preferente
mente krausistas, as como sus obras los textos muertos. La campaa tuvo su
resultado apetecido; pues por decreto del gobierno moderado el profesorado se
vio obligado a prestar un doble juramento de fidelidad al catolicismo y a la
monarqua^^
E n el campo carlista, durante el perodo de C arlos V I cambiaron algunos
principios ideolgicos y la orientacin poltica, todo ello a nivel de lite dirigen
t e ; pero en modo algun o se consigui articular una doctrina precisa y coheren
t e .
Los documentos del Pretendiente, bajo la inspiracin balmesiana, intenta
ron un a ap roximac in a las bases sociales del E stado isabelino^*^. La p ro nt a
mu erte del C onde de Montemoln frustr aquellas pretensiones. Y la extraa
proclividad liberal de Don Juan, su heredero, erigi en guardiana de las esen
cias carlistas a la viuda de C arlos V , la Princesa de B eira, cuya Carta a l o s
espa
oles, publicada en 1864, bajo la influencia del obispo Caixal y de Pedro de la
Hoz^^, insisti en la tajante oposicin al liberalismo, la defensa del catolicismo
y de una Mo narqua de derecho divino limitada por las leyes fundam entales del
reino. La Carta defina como elem ento axial de la Mona rqua el principio de las
dos legitimidades, la de origen y la de ejercicio. Era la respuesta a la actitud
proliberal de Don Juan. La legitimidad de origen no quera decir legitimidad
sin ms. Legalidad y legitimidad deban coincidir; pero a veces lo legal por ser
5 ^
IS E R N D a m i n :
Q u a d r a d o y s u s o b r a s ,
M a d r i d 1 8 9 6 .
S A B A T E R
G ^ S ^ Z X :
J o s M a r a Q u a d r a d o ,
Palma de Mallorca, 1967.
3 5 U R I G E N
B e g o a : O r g e n e s y e v o l u c i n de la d e r e c h a e s p a o l a : el n e o c a t o l ic i s m o , M a d r i d 1 9 8 8
pginas 291 y ss.
36 W i L H E L M S E N A l e x a n d r a : L a f o r m a c i n . . . , p g i n a s 3 5 3 y s s .
3^ WiLHELMSEN, A lexandra: P edro de la Ho z, crtico del parlam entarism o, en Razonalismo.
Homenajea Fernndez
d e
la Mora,
Madrid, 1995, pginas 301 y ss.
Hispania, LXI /1 , nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
15/43
LAS TRADICIONES IDEOLGICAS DE LA EXTREMA DEREC HA ESPA OLA j j 3
injusto no era legtimo. La legitimidad de ejercicio supona la fidelidad a las
exigencias institucionales, la lealtad a todo lo que esencialm ente su pone la legi
timidad de origen, de tal forma que si la legitimidad de ejercicio fallaba, se
borra la de origen^^.
3 D E L SEXENIO A LA RESTAURACIN
El estallido de la Gloriosa en septiembre de 1868 supuso, de facto, un re
fuerzo para las tendencias polticas de extrema derecha, sobre todo a las agru
padas en torno al tradicionalismo carlista. La cada de Isabel II tuvo importan
tes consecuencias a nivel poltico y a nivel simblico. No fue solamente la ins
tauracin del sufragio universal, adelantndose a la mayora de los pases euro
peos, o la aparicin de la I Internacional, o la renovada influencia de los
krausistas en la Universidad; fueron, sobre todo, las innovaciones de carcter
religioso, como la promulgacin de la libertad de cultos, o la expulsin de los
jesutas, las que ms transcendencia tuvieron en el conjunto de la opinin p
blica de la poca. La ofensiva anticlerical coincidi, adems, con un endureci
miento de las posiciones polticas y doctrinales de la Iglesia catlica, que tuvo
su mximo exponente en el clebreSyllabus y luego en el C oncilio V aticano I.
Todo lo cual hizo renacer al carlismo como movimiento poltico de enver
gad ura, bajo la direccin de C arlos V II, Duq ue de Ma drid. A raz de la cada
de Isabel II, el Pretendiente recibi nuevas e importantes adhesiones prove
nientes no slo del campesinado, sino de sectores burgueses urbanos, del clero
y, sobre todo, de los neocatlicos, cuyos lderes ms significativos. Nocedal,
A parisi, Na varro V illoslada, Tejado, e tc., se pasaron, con armas y bagajes, a las
filas carlistas.
Este nuevo auge del carlismo tuvo su manifestacin ms elocuente en la
proliferacin de la publicstica contrarrevolucionaria, de la que fueron testimo
nio El hombre que se necesita, de Navarro V illoslada; Don Carlos o elpetrleo, de
V icente Manterola; o El Rey de Espaa,de A parisi y Guijarro. Igua lmen te, la
prensa carlista conoci un apreciable incremento: unos ciento sesenta peridi
cos y revistas; y el nmero de folletos rebasaba los sesenta^^ .
No obstante, la innovacin ideolgica fue mnima. La crisis espaola no
gener, a diferencia de lo ocurrido en Francia, una renovacin del tradiciona
lismo y del conservadurismo en un sentido positivista y secularizado. Espaa
no tuvo, ni, por otra parte, pudo tener su R enan, su Taine o su Fustel de C ou-
langes. La razones de ello fueron, sobre todo, religiosas. R enan, po r ejemplo,
fue ledo por los sectores liberales e izquierdistas de la poca. Pero a los ojos de
38 Insert a en MARRERO,V icente:E l Tradicionalismo..., pginas 240 y ss.
59 EXTRAMIANA, Jos :
Historia
de las
guerras carlistas,.
San Sebastin, 1979, tomo I, pginas
200 y ss.
Hispania,
LXI/1, nm. 207
2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
16/43
1
]^
4 PEDR O CAR LOS GONZLEZ CUEVAS
tradicionalistas y catlicos era, ante todo, un apstata, cuya Vida
de
Jessno
poda ser vista ms que como una blasfemia'^^. En ese sentido, no existi poste
riormente mencin alguna a L areforma intelectual y
moral,
que tanto influy en
Charles Maurras y L Action
Franaise.
Por otra parte, el positivismo se contem
pl por parte de catlicos, conservadores y tradicionalistas como una filosofa
inmanentista, atea e incluso revolucionaria; y no se tuvo en cuenta para nada
sus indudables posibilidades contrarrevolucionarias' '^
E l pensad or poltico afn al carlismo m s reseable fue el neocatlico A nto
nio A parisi y Guijarro, quien du ran te el perodo isabelino se distingui como
un consumado orador y un sagaz e implacable crtico de las contradicciones del
rgimen liberal. En ese sentido, critic el caciquismo, la ley de quintas, los pro
yectos desamortizadores de Madoz, etc. Previendo el estallido revolucionario,
A parisi calific a Isabel II, en frase q ue lleg a hacerse clebre , reina de los
tristes destinos' ^. Y a en el carlismo , a l se debe n casi nt eg ram en te los dis tin
tos manifiestos publicados por C arlos V IL D e su produccin ideolgica, lo ms
reseable es el proyecto de C onstitucin elaborado en julio de 1 871 para que
sirviera a la fusin entre alfonsinos y carlistas. En el proyecto, se establecan dos
leyes fundame ntales: la confesionalidad catlica del E stado y la soberana real.
Y conte mp laba la existencia de unas cortes corporativas y de un C onsejo real
que asesorara al monarca'^^.
P or su parte, C arlos V II prometi u na Ley Fundam ental, en la que se ga
rantizaba la unidad catlica, smbolo de nuestras glorias, espritu de nuestras
leyes, bendito lazo de unin entre espaoles; concordato con la Santa Sede,
cortes corporativas, descentralizacin, foralismo, proteccin de la industria na
cional. E intent dejar claro que no se restauraran antiguas instituciones,
como la Inquisicin'^''.
No obstante, el carlismo estuvo dividido en tendencias radicalmente dis
conformes a lo largo del Sexenio: legalistas e insurreccionalistas. Los primeros
estaban representados, sobre todo, por los neocatlicos; los segundos por los
viejos carlistas. Los neocatlicos pudieron mostrar lo acertado de su posicin en
las elecciones de 1869 y de 1 87 1; pero tras la mue rte de A parisi al ao siguien
te y el fracaso electoral, la insurreccin militar pareci a Don Carlos la nica
solucin viable. La insurreccin triunf en B eram endi y A lpens, lo que pe rmi
ti al Preten diente retornar a E spaa en julio de 1873 , tomar E stella y hacer de
'O V id. PREZ GUTIRR EZ, Francisco:
Renan
en
Espaa
(Religin,
tica
y poltica),Madrid, 1988,
pginas 113 y ss.
^ ^ NuEZ Ruiz, Diego: La mentalidad
positiva
en
Espaa:desarrollo
y crisis, Madrid, 1975, pgi
nas 59 y ss.
^ ^ A P A R IS I Y GUIJARR O, A ntonio: El Rey de E spaa, en En defensa de la
libertad,
Madrid,
1957, pginas 268 y 338.
^ ^ APAR ISI Y GUIJARR O, Antonio:Obras Completas, Madrid, 1874, tomo III, pginas 373 y ss.
^ ^ Inserto enM A R R E R O ,V icente : E l Tradicionalismo..., pginas 391 y ss
Hispanta,
L X I / 1 ,
nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
17/43
LAS TRADICIONES IDEOLGICA S DE LA EXTREMA DERE CHA ESPA OLA H^
ella su capital. Ello le permiti forjar un embrin de Estado y poner en prctica
sus p roy ecto s polticos' ^ .
Los moderados autoritarios que, como Bravo Murillo, permanecieron feles
a Isabel II, fundaron en 1872, con el apoyo de importantes miembros de la
aristocracia tradicional y de la alta burguesa de negocios. La
Defensa
de la So
ciedad, revista que intent aglutinar al conjunto de la derecha y de la extrema
derecha frente a la amenaza encarnada en los proyectos del liberalismo radical,
de la democracia y de la I Internacional. E ntre sus colaboradores, hub o carlis
tas, como A parisi y Nocedal; moderados, como B arzanallana y Pidal; conser
vadores liberales, como C novas del C astillo o el M arqus de Molins; y tam
bin fue significativa la presencia del clero: Zeferino Gonzlez, A ntoln Mo nes-
cillo,
Francisco Javier C aminero o el P adre C oloma. Los principios ideolgicos
de la revista fueron los de Religin, Familia, Trabajo, Patria y Propiedad. En
ese sentido, Joaqun Snchez de Toca defendi, en una lnea muy prxima a
B onald, la propiedad a graria como fuente de estabilidad poltica y sociaP ^. Ze
ferino Gon zlez y C aminero criticaron el positivismo y el krausismo como filo
sofas ateas, revolucionarias y antinacionales"^^. Ignacio Mara de Ferrn se mos
tr partidario de una Monarqua tradicional basada en el catolicismo y en el
principio del honor, e incompatible, por tanto, con la libertad de cultos, el
sufragio universal y el liberalismo"^^. C arlos Mara P erier c ritic el princip io
electivo y el sufragio universal, proponiendo en su lugar el familiar''^
C on respecto a la cuestin social, la revista defendi de sde posturas abierta
mente paternalistas, como las de Padre Coloma, hasta proyectos corporativos y
reformistas, com o los de algunos empresarios como S allares P a y Mu oz C eri-
sola, afnes a la perspectiva de Balmes^o.
4 . E L L A R G O V E R A N O L IB E R A L . .. Y TR A D I C I O N A L
La Restauracin de 1874, aunque no fue propiamente hablando una con
trarrevolucin, s fue una reaccin conservadora que, en sus primeros momen-
"5 V id. MONTERODA Z, Julio: E l Estado carlista (1872-1876), Madrid, 1992.
'*
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
18/43
1 1 5 P E D R O C A R LOS G ON Z LE Z C U E V A S
tos,
anul m uchos de los logros sociales y polticos obtenidos du ran te el S exe
nio. Su mximo artfice, A ntonio C novas del C astillo, no perteneci a ninguna
de las tradiciones de extrema derecha; era un conservador liberal, pero tampo
co fue inmune a la influencia del tradicionalismo ideolgico y de la neoescols-
tica. E l conservadurismo liberal de C novas adm ita de modo pragm tico aque
llas transformaciones polticas y sociales que parecan irreversibles; pero intent
conservar, al mismo tiempo, determinadas concepciones polticas y sociales
tradicionales. Cnovas trat de conciliar historia y razn, pasado y presente,
sociedad estamental y sociedad burguesa, A ntiguo R gimen y liberalismo; y,
en ese sentido, en la ideologa de la R estauracin hay algo que dir Jess
P ab n doctrinal e histricamente pertenece al Tradicionalismo^^
Cnovas tuvo graves problemas con los sectores de extrema derecha, a cau
sa de su proyecto de unin liberal y su iniciativa de tolerancia de cultos, plas
ma da, au nqu e de forma muy restringida, en el articulo 11 de la C onstitucin
de 1876. Sin embargo, logr la integracin de la Iglesia catlica en el rgimen,
e hizo muchas concesiones a los catlicos en materia social y de enseanza.
Gracias a ello, logr neutralizar durante algn tiempo a los sectores ms agre
sivos de la extrema derecha. Pero estas concesiones contribuyeron a configurar
un E stado dual. El E stado de la R estauracin fue u na mezcla de E stado consti
tucional, con amplias libertades de expresin y de asociacin; y de Estado tra
dicional, donde la soberana era comp artida p or el R ey y las C ortes, y en el que
la influencia del E jrcito, la Iglesia y la C orona resultaba dete rm inan te.
De esta forma, la R estauracin supuso el comienzo, por emplear la expre
sin de George Steiner, de un largo verano liberal, pero tambin tradicional,
un largo periodo de reaccin y calma^^. La estrategia canovista contribuy a
dividir a los sectores polticos de extrema derecha, entre un sector posibilista,
favorable al reconocimiento d e la legitimida d del rgimen y de colaborar en sus
instituciones, cuya genealoga era fundamentalmente balmesiana; y un sector
radical, irreductible, de ascendencia carlista, que posteriormente se fragmenta
ria an m s con la escisin in tegrista.
E l sector posibilista estuvo polticame nte capitane ado por A lejandro P idal y
M on, lder de la llamada Un in C atlica, que inte nt renovar el proyecto bal-
mesiano de unin dinstica y alianza con el carlismo, cuya ejecucin se sald
finalmente en un rotundo fracaso^^ Finalmente, Pidal y sus partidarios, al cho
car con la absoluta enemistad de los carlistas, terminaron integrndose en el
partid o liberal-conservador de C novas. E ste fracaso a nivel poltico no debe
ocultar la importancia de este sector, donde se encuentran las figuras mas see-
51 P A B N,Jess: Camb, 1876-1918, Barcelona, 1952, pgina 128.
52 STEINER, George: En elcastillo deBarbazul.Aproximacin a un nuevo concepto decultura, Barce
lona, 1992, pginas 22 y ss.
53
V id . MAGAZ,Jos Mara: L a
Unin Catlica
(1881-1883),Roma,' 1990.
Hispania, L X I / 1 , nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
19/43
LAS
TRADICIONES IDEOLGICAS DE LA EXTREMA DEREC HA ESPA OLA J
]^
y
ras de la cultura catlica del momento. Pidal fue discpulo de Fray Zeferino
Gonzlez y Daz Tun, principal representante espaol de la neoescolastica^'^.
El cardenal Gonzlez no fie un reaccionario integral; y de acuerdo con los
supuestos de la neoescolstica triun fante en el C oncilio V aticano 1 som eti a
ierte crtica los pun tos ms radicales del tradicionalismo filosfico, en p articu
lar el fidesmo, el pesimismo o la enemiga de la razn natural . A unq ue mu y
critico con los contenidos del proyecto de la modernidad, consideraba imposi
ble un retorn o a la etapa pre-m odern a; com o en el caso de B almes, su posicin
fie eclctica. Su programa poltico consista en la restauracin de la Monar
qua templada, muy lejos de nuestras monarquas constitucionales, en que el
rey reina y no gobierna, y en la crtica de la economa poltica liberal, cen trada
exclusivamente en el individuo, a la que contrapona la economa poltica cris
tiana, basada en el bienestar moral de la comunidad^^
P idal tuv o ocasin d e asistir a las lecciones de filosofa del dom inico en el ma
drileo convento de la Pasin, junto a E duardo H inojosa y a O rt y Lara. P idal vio
en Zeferino G onzlez al sucesor de B almes y Donoso C orts en el campo de la
filosofa catlica espaola^^ . P ara el logro de su planes polticos, P idal consigui el
apoyo de numerosos intelectuales catlicos, como el Ma rqus de V adillo, Dam in
Isern, Francisco Javier C aminero, Joaqu n S nchez de Toca, E duardo Hinojosa, la
condesa de P ardo B azn, Marcelino Menndez P elayo, etc. Y ofreci a la R estau
racin alfonsina la neoescolstica como filosofa legitimadora. El neotomismo es
tableca la razn soberana de Dios y los lmites de la razn humana, mediante la
restauracin de la metafsica. De esta forma, se superaba, a nivel especulativo, la
crisis inaugurada por el racionalismo, cuyo principal efecto haba sido la seculari
zacin de la filosofa y, por ende, de las sociedades. La metafsica tomista ofreca,
en ese sentido, la imagen de un mundo acabado y perfecto, sin contradicciones,
como fruto y consecuencia de la voluntad suprem a de Dios^^.
N o ob stan te, la principal figura intelectual de la Un in C atlica fue el his
toriador Marcelino Menndez Pelayo, en cuya voluminosa obra el conjunto de
la derecha y de la extrema derecha espaola encontr la crtica ms sistemtica
a los lugares comunes de la historiografa liberal. Lo que Taine y Fustel de
C oulanges supuso para el nacionalismo integra l maurras iano lo fue M enndez
Pelayo para el conjunto de la derecha espaola. Formado en el tradicionalismo
balmesiano, Menndez Pelayo interpret la historia de Espaa como la actuali
zacin y autodespliegue del espritu catlico a lo largo de tiempo. La historia
de Espaa vena a ser una disputa permanente en favor del catolicismo frente a
5* DA ZDE C E R IO,Franco: UCardenalilsofo dela Historia, Roma, 1968.
" GONZLEZ, Zeferino:Historia de la Filosofa, M adrid, 1884, tomo IV , pginas 372 y ss. Estu
dios sobrelaFilosofa deSantoToms, Madrid, 1887, tomo III, pginas 405 y ss. La economa poltica y
el cristianismo, enEstudios cientficos, ilosficos y sociales,Madrid, 1873, tomo II, pginas 9-10 y ss.
56 PIDAL,A lejandro: E l Padre Zeferino, enDiscursosyartculos literarios, Madrid, 1887, pgi
nas 287-288.
" PlDAL, A lejandro: De la
metafisica contra
elnaturalismo, Madrid, 1887, pginas 46 y ss.
Hispania, LXI/1,
nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
20/43
1 18 P E D R O C A R LOS G ON Z LE Z C U E V A S
la heterodoxia, que se iba repitiendo en ciclos de ascenso y decadencia, segn
fuese o no la Iglesia catlica quien dirigiera ideolgicamente a la sociedad es
paola. Y es que, en el fondo, espaol era sinnimo de catlico. E llo le llev a
privilegiar los mom entos histricos de unida d catlica, como el de los A ustrias;
y, en consecuencia, a rechazar ta nto el de los B orbones com o el liberal. E n ese
sentido, ex alt a la Inquisicin, al Filosofo R ancio, a B almes y Don oso y a to
dos los apologistas catlicos, como autnticos representantes del espritu nacio
nal,
frente a los heterodoxos^^.
Frente a este sector posibilista, iba a surgir una tendencia mucho ms radi
cal,
que, con el tiemp o, llegar a enemistarse con el propio C arlos V II, al que
acus de liberal. Fue lo que posteriormente vino en llamarse integrismo; y
cuyo doctrinario ms coherente fue el clebre presbtero Flix Sarda y Salvany,
autor de
Elliberalismo es pecado,
cuyo principal destinatario fue, en un principio,
A lejandro P idal. Desde la perspectiva teolgico-poltica de este tradicionalista ra
dical, liberalismo era sinnimo, en la prctica, de ladrn, blasfemo, adlte
ro y criminal. Liberalismo era, en fin, racionalismo, capitalismo, espritu bur
gu s y anticatlico^^.
La aparicin del Partido Integrista, tras la escisin carlista de 1888, dio un
tinte an ms radical al tradicionalismo. E l programa del Integrismo se apoya
ba, segn la clebre Manifestacin de B urgos de junio de 18 89, obra de R amn
Nocedal, en los siguientes puntos: absoluto imperio de la fe catlica ntegra;
condena del liberalismo como pecado; negacin de los horrendos delirios que
con el nombre de libertad de conciencia, de culto, de pensamiento y de im
prenta, abrieron las puertas a todas las herejas y a todos los absurdos extranje
ros; descentralizacin regional y un cierto indiferentismo en materia de forma
de gobierno*^. El Integrismo no pudo competir intelectualmente con los miem
bros de la Unin Catlica, ni polticamente con el carlismo; pero su espritu im
pregn durante mucho tiempo a un importante sector del clero y de la poblacin
catlica espaola.
El conservadurismo autoritario y el tradicionalismo carlista recibieron un
nuevo apoyo de la Iglesia catlica, con la aparicin de la encclica Rerum No-
varum, sobre todo por su condena del pensamiento poltico y social moderno
liberalismo , democracia y socialismo y su rehabilitacin de la concepcin
jerrquica de la sociedad y de los gremios*^^.
A l socaire de esta nueva coyu ntura ideolgica, el tradicionalismo carlista, li
bre de la rmora integrista, pudo renovar su proyecto poltico y su concepcin
5 8
MENNDEZ PELAYO,Marcelino: La Ciencia Espaola, Madrid, 1956 eHistoria de los hetero
doxosespaoles, Madrid, 1968.
5 9
SARDA Y SALVANY, Felix: E l
liberalismo
es pecado,Madrid, s/f, pginas 8-9, 29-30 y ss.
0 NOCE DAL, Ramn: Manifestacin de la Prensa Tradicionalista, en Obras.
Discursos,
Ma
drid, 1907, tomo II, pginas, 1-62.
6' V id. MONTERO GARCA , Feliciano: E lprimer catolicismo socialy la Rerum Novarum en Espaa
Madrid, 1983.
Hispania, LXI /1 , nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
21/43
I^S TRADICIONES IDEOLGICA S DE LA E XTREMA DER ECHA E SPA OLA
119
de la sociedad, gracias a las aportaciones de E nrique Gil y R obles, tradu ctor de
S tahl y crtico del positivismo jurdico y del krausismo . P ara G il y R obles, la
sociedad era un entidad orgnica, dividida en clases, a cada una de las cuales
corresponda una funcin determinada en el conjunto social; y tambin lo esta
ba en un a serie de cuerpos interme dios e ntre el E stado y el individuo: la fami
lia, la regin, el gremio, el municipio, todos los cuales tienen derecho de au
tarqua es decir, derecho de propio e inmediato gobierno frente al inter
vencionismo y el centralismo caracterstico del E stado liberal . C onsecuencia
de ello es la doctrina de la democracia cristiana, es decir, la atribucin y el
reconocimiento al pueblo, jerrquicamente organizado en clases y cuerpos, de
la posicin qu e le corresponde en el conjunto social. A travs de unas C ortes
corporativas, el pueblo comparte la soberana social con el Rey, a quien corres
po nd e la so berana especficamente poltica' ^ .
No obstante, el idelogo por antonomasia del carlismo en aquella poca fue
Ju an V zquez de Mella y Fanjul, cuya plum a se dio a conocer en una serie de
artculos do nde criticaba a los integristas. A fines de 189 6, particip en las con
ferencias de Loredn, convocadas por C arlos V II para actualizar el pen sam iento
tradicionalista, al socaire de los nuevos vientos social-catlicos, reivindicando la
restauracin de los gremios y la extensin de las sociedades corporativas de
produccin y consumo^^ A partir de las premisas social-catlicas. Mella es es
forz en construir su propia variante de corporativismo, que llam sociedalis-
mo jerrquico. C omo en el caso de la construccin de Gil y R obles, el socie-
dalismo mellista es radicalmente antiestatista y haca radicar la soberana so
cial en los cuerpos intermedios y en las ciases sociales, a las que corresponde la
representacin en las C ortes y en los ayun tam ientos , a travs de los cuales
comparte la soberana con el Rey. Esta concepcin organicista llevaba a Mella a
planteamientos regionalistas. Espaa era una federacin de regiones, con la que
el R ey comp arte la soberana nacional. Y , por ello, la Mona rqua deba ser fe
derativa ^^ .
5. E L D E S A S TR E D E L 9 8 Y LO S O R G E N E S D E LA DE R E C H A R A D I C A L : P E R S I S T E N -
C LA .S Y C A M B I O S .
El Desastre espaol de 1898 no puede ser considerado como un hecho
esencialmente castizo de la historia nacional. C omo es sabido, existi ig ualm en
te un 98 francs, italiano y portugus, que puso de relieve la fragilidad del
62 GIL Y ROBLES, Enrique: Tratado de Derecho Poltico segn los principiosd el Derechoy la Filosofa
cristianos, Madrid, I960, tomo I, pginas 251 y ss.
6
FERRER,
Melchor: Historia del
Tradicionalismo
Espaol, S evilla, 1957, tomo XX V II, vol. II,
pginas 102 y ss.
^ ^ V id.
GAMBRA,
Rafael: La Monarqua socialy representativa en
el
pensamiento tradicional, Ma
drid, 1973.GARCA Y GARCA DE CAS TRO, Rafael: Vzquez deMella, Granada, 1940.
Hispania,
LXI/1,nm. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
22/43
12 0 P E D R O C A R LOS G ON Z LE Z C U E V A S
sistema poltico y que tuvo como consecuencia el replanteamiento intelectual
de la identidad nacional y de los valores sociales que hasta entonces haban
configurado el imaginario colectivo. En estrecha coincidencia con ello, las so
ciedades europeas finiseculares experimentaron un perodo de profindos cam
bios psicolgicos, de revuelta contra los principios del positivismo y la Ilustra-
cin^5 E sta crisis tuv o como consecuencia el deca imie nto de las ideologas tra
dicionales -^liberalismo y conservadurismo, y la emergencia de una gran va
riedad de reacciones, desde la extrema derecha a la extrema izquierda. En el
campo de la derecha, la crisis trajo consigo la formulacin ideolgica de un con
servadurismo radical, muy distinto del antiguo, forjado en las premisas de una
perspectiva a veces cientificista, a veces vitalista, o irracionalista, en cuya ptica
el engrandecimiento de la nacin, entendida como un organismo colectivo, ocu
paba un lugar prioritario, por encima del individuo y de los valores religiosos.
E ste nuevo conservadurismo radical tuvo sus adalides indiscutibles en C harles
Mau rras y L'A ction Franaise, as como en M aurice B arres, en cuya produccin
ideolgica, distinta, aunque convergente, pueden percibirse las caractersticas de
este nuevo nacionalismo integral: la exaltacin de la nacin y de las comuni
dades regionales, la crtica al proyecto de la modernidad desde instancias secula
res,
el odio al liberalismo y la democra cia, el llam am ien to al activism o, etc.*"
Este nuevo conservadurismo tuvo una importante influencia en Italia, Por
tugal y R umania, e incluso en Hispanoamrica. E n A lemania tendra un desa
rrollo distinto, basado sobre todo en el factor racial, que apenas tuvo repercu
sin en E spaa, salvo en el nacionalismo vasco.
La derrota ante Estados Unidos sumi a las fuerzas de extrema derecha es
paola en una sensacin de perplejidad, que dio paso posteriormente a una
actitud de interrogacin. En un principio, para los carlistas supuso la reafrma-
cin de sus profund as convicciones antilibera les. Gil y R obles vio en el Desas
tre la lgica consecuencia de la revolucin burguesa llevada a cabo por los
liberales, y que haba instaurado la hegemona social de una mesocracia irreli
giosa e hipcritamente pietista. La solucin no era otra que una dictadura a
cargo de C arlos V II, que llevara a cabo un a autn tica labor de deseuropeiza
cin. Ort y Lara se limit a decir que todo ello era fruto del concepto de libre
examen^^ Menndez Pelayo, por su parte, se sumi en un profundo silencio,
au nq ue sigui ex altand o a B alme s en sus conferencias y escritos*"^.
65
S T U A R T
H U G H E S H . ; C o n c i e n c i a y s o c i e d a d . La r e o r i e n t a c i n d e l p e n s a m i e n t o s o c i a l e u r o p e o , 1 8 9 0 -
1930,
Madrid, 1972. MOSSE, George L.:
L acultura europead el siglo XX ,
Barcelona, 1997.
66 BOUTANG, Pierre: Maurras,Par s, 1994. NGUY E N, V ictor , Aux origines de VAction Fran
aise. Intelligence etpolitique taube du XX sicle, Par is , 1991- WEBER, Eugen : L Action Franaise,
Paris,
1985.STEILNHELL, Zeev:Maurice Barrse t lenationalisme franais, Paris, 1973.
67 COSTA,Joaquin: Oligarqua y caciquismo. Urgencia ymodod e cambiarla, Madrid, 1975, tomo
II, pginas 157 y ss y 209 y ss.
68 MENNDEZ PELAYO, Marcelino: Dos palabras en el C entenario de B almes, en
Escritos
de
crtica ilosfica,Madrid, 1948, pginas 155 y ss.
Hispania, L X I / 1 , num. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
23/43
LAS TRADICIONES IDEOLGICA S DE LA EXTREMA DER ECHA ESPA OLA ] 2 1
P oco hub o de innovador en los manifiestos del general C amilo Garca P ola-
vieja, quien, en un primer momento, recibi el apoyo de los integristas y otros
sectores catlicos. Polavieja no lleg a ser, desde luego, ni tampoco se lo plan
te, el B oulanger espaol.
En realidad, las primeras manifestaciones del nacionalismo integral y/o de
derecha radical es preciso buscarlas, en Espaa, no en el conservadurismo tra
dicional, ni en el carlismo, ni en el integrismo, sino en los nacionalismos perif
ricos cataln y vasco; y posterio rme nte en los plan team ientos crticos de lo qu e
podemos llamar espritu del 98.
5 1
Catalanismo
y
bizkaitarrismo
Tanto el catalanismo como elbizkaitarrismo tuvieron, en sus orgenes, un
rasgo en comn: la afirmacin de las diferencias culturales, lingsticas y lega
les, frente a un E stado liberal dbil, pero unitario, centralista y unificador en la
medida de sus fuerzas. Sin embargo, estos movimientos no son equiparables, ya
que se caracterizan por su heterogeneidad y su diversidad. Si bien el naciona
lismo conservador espaol, e incluso el fascista, recibi la influencia del catala
nismo, a travs de la figura de Eugenio D'Ors, el bizkaitarrismo careci de
transcendencia en el desarrollo ulterior de la extrema derecha espaola.
La iniciativa correspondi a los catalanistas, cuyo movimiento poltico sur
ge, ante todo , como crtica al E stado liberal, crtica pu ntu al y transce nde nte,
no circunscrita a sus deficiencias, y que tena sus antecedentes, no solo en la
R enaixena, sino en la escuela tradicionalista de los apologistas catalanes y po s
teriormente en la obra del obispo Torras y Bags. De hecho, las primeras re
cepciones de Maurras y Barres en Espaa estuvieron circunscritas al mbito
cataln y a los sectores catalanistas, que, durante el affaire Dreyfus, tuvieron
una postura abiertamente pro-nacionalista y antidreyfusard^^.
Su principal terico, Enric Prat de la Riba, tuvo una formacin cultural e ideo
lgica muy semejante a la de Maurras: Joseph de M aistre, A uguste C omte, Fustel
de C oulanges, R enan, Taine, etc. De acuerdo con su perspectiva organicista-
positivista-tradicionalista, P rat, com o M aurras, asimilaba sociedad a n aturaleza; y,
en consecuencia, conceba a la nacin como una comunidad natural, necesaria,
anterior y superior a la voluntad de los hombres, que no pueden ni deshacerla ni
mudarla. No deja de ser significativo que Prat denominara a su alternativa polti
ca nacionalismo integral. Igualmente, Prat fiae contrario al sistema parlamen
tario, que, para l, era sinnimo de desorden, fragmentacin e incoherencia. Su
alternativa era la representacin corporativa por gremios y profesiones^.
69 V id. C OLL I
AMARGOS,
Joaquim: El catalanisme conservadordavant tafer Dreyfus, Barcelona,
1994, pginas 69 y ss.
7 0
PRA T DE LA RIBA , Enric: L anacii
testt.
Escrits
dejoventut,
Barcelona, 1987, pginas 103 y
ss. La nacionalitatcatalana, B arcelona, 1906, pginas 8 1 y ss .
Hispania,
LXI /1 ,
ni i rn. 207 (2001) 99-142
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://hispania.revistas.csic.es
5/19/2018 Las Tradiciones Ideolgicas de La Extrema Derecha Espaola
24/43
12 2 P E D R O C A R LOS G O NZ A LE Z C U E V A S
La movilizacin catalan ista tena su fin ltim o en la consecucin de un E sta
do propio; pero P rat no era separatista. S u alternativa era un E stado federal en el
interior; y el imperialismo de sde Lisboa hasta el R da no en el exterior''^ .
Prat encontr en Eugenio D'Ors a un lcido y dotado colaborador intelec
tual. A dmirador de Maurras, S orel y Moras, D'Ors fie uno de los primeros
intelectuales espaoles que entr en contac to con L'A ction Franaise, y de esa
experiencia sali a la luz el movimiento Noucentista, definido como un
nuevo intelectualismo, basado en los valores clsicos de jerarqua, continui
dad y c ultura fi:ente al individualismo romntico''2. C omo en el caso de P rat, el
Noucentisme culminaba en la idea de Imperio; y, sobre todo, en una crtica
radical del liberalismo y de la democracia como representantes del individua
lismo atomstico. Por contra, el Imperio representaba la socializacin, el Es
tatism o, el E stado educacional, la C iudad, la idea de expansin de los pueb los,
la Justicia Social, la lucha por la tica y la Cultura^^. Ideas todas ellas que
despus seran recogidas por el fascisrio espaol. A su marcha de C atalua ,
D'Ors, que dej all un buen nmero de discpulos, lleg a convertirse, sin
cambiar de perspectiva ideolgica, en uno de los grandes tericos de la derecha
radical espaola.
Poco hay que decir, en cambio, del nacionalismo vasco, en cier