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Lección 4 para el 24 de
octubre de 2009
DIOS MURIÓ POR TI
DIOS MURIÓ POR TI
Desde el mismo día en
que se levantó el
Santuario, la nube cubrió
el Tabernáculo de día y la
apariencia de fuego lo
cubrió de noche.
El pueblo veía la
manifestación de
Dios entre ellos y
obedecía a su
mandato.
Si la nube permanecía alzada durante un día, un mes o un año, los
israelitas seguían marchando por el desierto hasta que descendía.
Si la nube permanecía sobre el Tabernáculo un día, un mes o un
año, los israelitas seguían acampados hasta que se alzaba.
Si estás dispuesto a obedecerle, ocurra lo que ocurra a tu
alrededor o a ti mismo, Dios está contigo.
Puede ser una nube que te proteja del sol abrasador o un
fuego que te de luz y calor en la noche fría.
No lo dudes nunca: Dios está contigo.
En el Desierto
Sonido de alarma
Primer sonido: Marchaba el
campamento de Judá
Segundo sonido:
marchaba el campamento de
Rubén
Sonido continuado
Una trompeta: Reunión de los
dirigentes
Dos trompetas: Reunión de todo
el pueblo
En Canaán
Sonido de alarma
Guerra. Dios les oía y les
salvaba de su enemigos
Sonido continuado
Cuando hacían sacrificios, Dios los escuchaba y
los aceptaba
DISTINGUE LA VOZ DE DIOS
¿Para qué servían las dos trompetas de plata que
Dios le ordenó hacer a Moisés?
Dios habla Dios oyeAprende a escuchar la voz de Dios para distinguir los
distintos sonidos (mensajes) con los que te hable.
Números 10:11-28
Al igual que ocurría con el pueblo
de Israel, Dios dirige tu camino
hacia la Canaán celestial. No
importan los peligros del camino,
Dios está contigo. ¡SÍGUELO!
APRENDE DE TUS HERMANOS
Moisés invitó a su cuñado para que
compartiera con el pueblo de Israel su
experiencia en el camino hacia Canaán.
Hobab se estableció en
Canaán y fue padre de
una consagrada familia
hermanada con Israel.
De él surgieron los
recabitas, familia que
fue reconocida por
Jeremías como ejemplo
fiel para los dirigentes
de Israel (Jeremías 35)
“Cuando el arca se movía, Moisés decía: Levántate, oh Señor, y sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te
aborrecen”
“Y cuando ella se detenía, decía: Vuelve, oh Señor, a los millares de millares de Israel”
Números 10:35-36
Cada mañana debo elevar una oración a Dios
pidiéndole su protección especial para ese día.
Durante el día debo dejar que sea la nube
divina la que me dirija y no mis propios
pensamientos.
En cada momento Jesús
[simbolizado en cada parte del
santuario] debe habitar en el
centro mismo de mi vida.
Al acabar el día elevaré una
oración rogándole al
Señor que siga
acampando en mi corazón.