Post on 22-Jul-2015
PREPARACIÓN DE LA LECCIÓN
Esta sección es para usted, el maestro.
Los pasajes de la columna “Versículos de referencia” son para su estudio
personal en la preparación de esta lección. La decisión de compartirlos o
no con sus estudiantes queda a su criterio personal.
PASAJES: Éxodo 12:3, 5-7, 13, 46; 14:13-14, 29-31; 15:1-4; 16:13-15, 35; 17:6; 19:3-6.
OBJETIVOS DE LA LECCIÓN:
Presentar los retratos de Cristo en la Pascua, en la provisión de Dios
para Israel en el desierto y en la Ley.
Mostrar la plenitud de nuestra liberación en Cristo.
Mostrar que en Cristo no sólo tenemos salvación sino también
completa provisión para cada necesidad de la vida.
Mostrar que Jesucristo hizo por nosotros lo que nunca hubiéramos
podido hacer por nosotros mismos bajo la Ley.
ESTA LECCIÓN DEBERÁ AYUDAR A LOS ESTUDIANTES A:
Ver la soberanía de Dios en los eventos que prefiguraban la venida
de Cristo.
Apreciar la salvación en Cristo.
Continuar creciendo en la dependencia de Cristo para todo.
Retratos de Cristo en el Antiguo Testamento: En la Pascua, en la provisión de Dios para Israel y en la Ley
Lección
8
PERSPECTIVA PARA EL MAESTRO:
Los egipcios habían sido devastados con nueve plagas, pero éstas no
dañaron en ninguna forma a sus vecinos, los israelitas esclavizados. La
décima plaga trajo muerte a cada familia egipcia pero ningún israelita murió.
Huyendo en la noche, los israelitas primero enfrentaron el mar y luego al
ejército de Faraón. Dios abrió las aguas para que su pueblo pudiera caminar
por tierra seca. Después cerró el mar sobre el ejército de Faraón, pero no
antes que todo israelita hubiera llegado a salvo hasta la orilla.
Puede que nosotros estemos familiarizados con el relato bíblico de estos
eventos, pero, ¿podemos realmente identificarnos con el terror que
experimentó el pueblo? ¿Podemos apreciar en alguna medida la magnitud
de la liberación de Dios?
Ocurre lo mismo con nuestra salvación. Aunque leemos sobre el destino
de los perdidos y lo que Jesús ha hecho para salvarnos, ¿comprendemos
realmente lo que ha sucedido?
Jesucristo nos ha redimido por completo del castigo eterno en el infierno.
Y lo ha hecho al supremo costo de su propia vida. Antes de llegar al cielo
apenas podemos comenzar a apreciar lo que Él ha hecho por nosotros.
La vida aquí en la tierra es a menudo un enredo de problemas. Sin
embargo, cuando nos detenemos para pensar en todo lo que Cristo ha
logrado por nosotros, podemos regocijarnos. Nuestro mensaje es
demasiado bueno como para guardarlo, una salvación demasiado grandiosa
como para olvidarla. Hemos pasado de castigo eterno a vida eterna.
Regocijémonos continuamente y digámosle a otras personas lo que nuestro
Salvador ha hecho por nosotros. Los creyentes necesitamos que se nos
recuerde de ello y también ¡hay que proclamarlo a los perdidos!
ILUSTRACIONES GRÁFICAS*:
Lámina cronológica No. 27, “La sangre de la Pascua aplicada en los
postes de las puertas”
Lámina cronológica No. 87, “La crucifixión”
Lámina cronológica No. 29, “El cruce del Mar Rojo”
Lámina cronológica No. 30, “El maná en el desierto”
Lámina cronológica No. 32, “El monte santo de Dios”
BOSQUEJO DE LA LECCIÓN:
Repase las preguntas de la Lección 7.
A. Introducción
Hemos venido conociendo los retratos de Cristo en el Antiguo
Testamento.
Comenzaremos esta lección mirando uno de los más importantes
retratos de Cristo en el Antiguo Testamento: La Pascua.
B. Los israelitas tuvieron que sacrificar un cordero pascual para
salvarse de la muerte.
Jesucristo llegó a ser nuestro Cordero Pascual, para salvarnos de la
muerte.
Dios envió terribles plagas sobre Egipto.
La plaga final fue la muerte del primogénito de cada hombre y animal en
Egipto.
Con esta plaga también hubieran muerto los israelitas, pero Dios les
proveyó una salida.
Miremos algunas de las figuras de Cristo en la Pascua.
1. Los israelitas debían escoger un sacrificio aceptable, un
cordero perfecto.
Jesús es nuestro sacrificio perfecto, totalmente aceptable
para Dios.
Los israelitas debían escoger un cordero perfecto como sacrificio
por su familia.
Lea Éxodo 12:3,5.
Jesucristo es nuestro sacrificio perfecto, santo y sin pecado,
totalmente aceptable para Dios.
Él es el Hijo de Dios nacido sin pecado, y es el único en la tierra
que vivió una vida sin pecado.
Sólo Él podía ser un sacrificio aceptable por nuestros pecados.
2. Los israelitas debían observar al cordero para confirmar que
era aceptable.
Dios observó la vida de Jesucristo y confirmó que era
completamente aceptable.
Dios les mandó a los israelitas escoger el cordero para el sacrificio
el décimo día del mes.
Ellos debían observarlo por cuatro días para confirmar que
efectivamente era un sacrificio apropiado.
Jesucristo vivió aquí en la tierra por treinta y tres años. Él agradó
completamente al Padre en todo lo que hizo y dijo.
3. El cordero debía morir.
El Señor Jesús debía morir.
¿Podrían los israelitas haber guardado el cordero y no matarlo?
¡No! El cordero debía morir, y su sangre debía correr, para que el
primogénito fuera salvo de la plaga de muerte.
Lea Éxodo 12:6.
Igualmente, Jesucristo tenía que morir para que nosotros fuéramos
salvos de la muerte.
Su vida perfecta no podía salvarnos.
Sólo su muerte y su sangre derramada podían pagar nuestros
pecados.
4. La sangre del cordero tenía que colocarse en los postes de las
puertas y en el dintel.
Sólo son salvos aquéllos que han confiado personalmente en
la muerte y la sangre derramada del Señor Jesucristo.
Lea Éxodo 12:7,13.
Ilustración gráfica sugerida:
LÁMINA CRONOLÓGICA No. 27, “LA SANGRE DE LA PASCUA
APLICADA EN LOS POSTES DE LAS PUERTAS”
Luego de matar el cordero, los israelitas debían manchar los
postes de sus casas con esta sangre.
Al ver la sangre del sacrificio en las puertas, el Señor pasaría de
largo sobre esa casa.
No moriría ninguno en esa casa.
Considere:
¿Qué habría sucedido si un israelita hubiera matado el
cordero, pero se hubiera rehusado a colocar la sangre en los
postes de su puerta? ¿Habrían estado a salvo los que
estaban dentro de esa casa?
¡No! Cada familia debía aplicar la sangre para salvar a su
primogénito.
De la misma forma, cada uno de nosotros debe confiar
personalmente en la muerte de Jesús y en su sangre
derramada por nuestros pecados.
Ilustración gráfica sugerida:
LÁMINA CRONOLÓGICA No. 87, “LA CRUCIFIXION”
Compare:
¿Murió Jesús por todas las personas en todo lugar? Sí.
¿Significa esto que ahora todas las personas son
perdonadas?
No. Sólo serán salvos del juicio de Dios quienes que se
hayan puesto de acuerdo con Dios en que son pecadores y
quienes confíen personalmente en Jesús como su Salvador.
5. Ninguno de los huesos del cordero pascual debía ser
quebrado.
Ninguno de los huesos del Señor Jesús fue quebrado cuando
Él murió.
Lea Éxodo 12:46.
Este requisito era otra figura importante que anticipaba a
Jesucristo y su muerte por nosotros.
Los huesos del cordero no debían ser quebrados.
Tampoco fueron quebrados los huesos del Señor Jesús cuando él
fue crucificado.
Lea Juan 19:31-36.
C. Dios liberó a los israelitas de Faraón y de los egipcios en el Mar
Rojo.
En Cristo, Dios nos ha librado del poder del pecado, de Satanás y
de la muerte.
Luego de que la décima plaga devastara a Egipto, Faraón dejó ir a los
israelitas.
Dios había librado a su pueblo de sus crueles opresores.
Dios mismo los guió:
Por medio de una nube durante el día
y una columna de fuego en la noche.
Él los estaba guiando de nuevo a la tierra de Canaán, la tierra que
Dios le había prometido a Abraham y sus descendientes.
Hoy en día la nación de Israel está localizada en la Canaán del
Antiguo Testamento.
Pero muy pronto Faraón cambió de parecer.
Persiguió a los israelitas con su ejército.
El pueblo de Dios se encontraba en una situación muy difícil:
Ellos habían acampado en el desierto. Tenían el mar enfrente y las
montañas a su alrededor.
Y el ejército de Faraón los atacaba por la espalda.
El pueblo estaba asustado y desanimado y comenzó a quejarse.
No había forma de salvarse a sí mismos.
¡Pero fíjese en lo que Dios les dijo!
Lea Éxodo 14:13-14.
¿Quién los había librado de la esclavitud? ¡Dios!
Y ¿quién los liberaría ahora? ¡Dios!
Ilustración gráfica sugerida:
LÁMINA CRONOLÓGICA No. 29, “EL CRUCE DEL MAR ROJO”
Dios abrió el mar para que los israelitas caminaran por tierra seca.
Pero cuando los egipcios trataron de seguirles, volvieron las aguas y
los cubrieron, y fue totalmente eliminado el ejército egipcio.
Lea Éxodo 14:29-31.
Antes de que nosotros pusiéramos nuestra fe en Jesucristo, nuestra
situación era muy similar a la de los israelitas.
Estábamos perdidos, presionados por todos los costados por el
enemigo de nuestra alma.
¿Qué teníamos por delante?
Lamuerte y el castigo en el infierno.
Satanás tenía toda la intención de destruirnos.
Pero Jesucristo intervino.
Él abrió el camino de salvación al morir en nuestro lugar.
Gracias a su muerte:
Hemos sido liberados de la esclavitud al pecado.
Hemos escapado de la muerte y nunca estaremos separados de
Dios.
Ya no estamos bajo el poder de Satanás.
D. Los israelitas alabaron a Dios por su liberación.
Nosotros, también, alabamos a nuestro Señor por habernos
liberado.
Inspirados por su gran liberación, Israel entonó cantos de alabanza a
Dios.
Lea Éxodo 15:1-4.
Esta canción continúa por casi todo el resto del capítulo, y describe en
detalle cómo el Señor rescató a los israelitas, y el efecto que esto tuvo
en sus vidas y las de otras personas.
¡Cuánto más deberíamos nosotros adorar al Señor por la libertad que
nos ha dado en Cristo!
En Cristo, Dios nos ha rescatado del pecado, de Satanás y de la
muerte.
En Cristo, nos ha dado la vida eterna.
Y en Cristo, nos ha dado el poder para vivir nuestra nueva vida.
La adoración agrada a Dios y nos fortalece a nosotros.
Podemos adorarle juntos, como lo hicieron los israelitas con su canto de
adoración.
Y le podemos adorar individualmente.
Dios quiere que la adoración y el agradecimiento sean una parte
constante de nuestra vida, día en día y momento a momento.
E. Dios les dio a los israelitas comida del cielo y agua de la roca.
Jesucristo es el pan de vida y Él es la roca que nos da agua viva.
Luego de que los israelitas hubieran pasado a salvo por el mar al
desierto, se enfrentaron con un nuevo problema.
Se les acabó la comida.
En lugar de recordar todas las grandes obras que Dios había hecho
para ellos, se quejaron.
Culparon a sus líderes, Moisés y Aarón.
Pero Dios en su gracia proveyó para ellos.
Lea Éxodo 16:13-15,35.
Primero envió una milagrosa provisión de codornices.
Luego envió maná, el cual llovía del cielo para que ellos lo recogieran
y comieran.
Ilustración gráfica sugerida:
LÁMINA CRONOLÓGICA No. 30, “EL MANÁ EN EL DESIERTO”
Dios proveyó maná para los israelitas durante todos los 40 años que
vagaron por el desierto.
Cuando se les acabó el agua, de nuevo se quejaron contra sus líderes.
Y de nuevo, en una forma benigna y milagrosa, Dios les proveyó toda el
agua que ellos y sus animales necesitaban:
No fue sólo un poco de agua,
sino, como dice en el Salmo 78:16, Dios “hizo que brotaran arroyos
de la peña y que las aguas fluyeran como ríos”. (NVI)
¿Recuerda usted cómo le dio Dios agua a los israelitas?
Lea Éxodo 17:6.
Jesucristo es nuestro pan de vida y Él es la roca que nos da agua viva.
Cuando estaba aquí en la tierra como hombre, la gente le pidió que les
diera pruebas de que era el Libertador.
Le pidieron que enviara maná del cielo como lo había hecho Moisés.
Pero note cómo les contestó Jesús.
Lea Juan 6:32-35.
Al poner nuestra fe en Él, hemos “comido” el único alimento que nos
dará vida por siempre.
Esa vida comienza cuando depositamos nuestra confianza en Él.
Y como miembros de la familia de Dios, nuestro Padre quiere que
descansemos diariamente en Jesucristo, nuestra fuente de vida.
Jesucristo es nuestra fuente de agua viva.
Antes de que fuéramos salvos, estábamos muriéndonos de sed, la cual
sólo Jesús puede saciar.
Cuando la mujer samaritana habló con Jesús, Él le habló acerca del
agua de vida que Él le da a todos los que crean en Él.
Lea Juan 4:13-14.
Moisés golpeó la roca y el agua fluyó para calmar la sed del pueblo de
Israel.
De la misma forma, Dios golpeó en la cruz a nuestra roca, Jesucristo.
Sobre Jesús recayó todo el castigo por nuestros pecados.
De su vida fluyó el agua de la verdadera vida eterna para todos los que
la beban, o sea, para todos los que crean en Él.
Jesús dijo que aquéllos que confíen en Él jamás tendrán ni hambre ni
sed.
Nunca más tenemos que buscar:
Una forma para que nuestros pecados sean perdonados,
ser aceptados por Dios,
paz con Él,
vida eterna.
Todo lo que necesitamos se nos ha dado abundantemente en Jesucristo.
F. La bendición de Dios sobre Israel dependía de su obediencia a la
Ley de Dios.
Las bendiciones de Dios para los creyentes dependen de la
obediencia del Señor Jesucristo al Padre.
Cuando Dios le dio la Ley a Israel, fue en forma de pacto, un acuerdo,
que dependía de la perfecta obediencia de ellos a Él.
Lea Éxodo 19:3-6.
Si le obedecían, Él los bendeciría.
Pero si lo desobedecían, les castigaría.
En el monte Sinaí, Dios se les manifestó en una gran demostración de su
santidad.
Ilustración gráfica sugerida:
LÁMINA CRONOLÓGICA No. 32, “EL MONTE SANTO DE DIOS”
Hubo fuego, humo, terremotos, una voz fuerte y el sonido de una
trompeta.
Los israelitas estaban atemorizados.
Pero aun así ellos pensaban que podían guardar sus mandamientos.
No veían su propia pecaminosidad.
No pensaban en el hecho de que el acuerdo de la Ley dependía
totalmente de su perfecta obediencia.
¿Es igual para nosotros?
¿Dependen las bendiciones del perdón, la aceptación, la paz con
Dios y la vida eterna de nuestra obediencia a la Ley de Dios?
¿Nos quitará Dios estas bendiciones si le desobedecemos?
¡No!
Las bendiciones de Dios son un regalo que Él nos ha dado gracias a la
obediencia de su Hijo Jesucristo.
La justicia del Señor Jesús se le ha dado a todo verdadero creyente en
Jesucristo, y esta justicia nunca se le quitará.
Considere:
¿Significa esto que a Dios no le interesa si desobedecemos o no?
¡No! Dios se duele cuando le desobedecemos.
Así como un hijo desobediente debe ser disciplinado, también Dios
nos disciplina por nuestro bien.
Pero nunca nos echará fuera de su familia.
Dios nunca retirará su gracia y misericordia de nosotros.
¿Por qué? Porque nuestro Señor Jesucristo sufrió toda la ira de Dios por
nuestro pecado.
Compare:
¿Qué haría usted si lo rodeara un incendio de monte? Una buena
solución sería comenzar otro incendio y luego pararse en el sitio que
usted quemó. El fuego a su alrededor no pasaría de nuevo por donde
el sitio ya quemado.
Esto es lo que sucede con nosotros los que hemos confiado en el
Señor Jesús. El monte Sinaí fue cubierto con fuego para mostrar la ira
de Dios y su odio por el pecado. De la misma forma, el fuego o la ira
de Dios nos iba a destruir debido a nuestro pecado.
Pero entonces el Señor Jesús se entregó a sí mismo por nosotros. Él
sufrió por nosotros el fuego de la ira de Dios contra nuestro pecado.
La ira del Padre por nuestro pecado cayó sobre el Señor Jesús
cuando murió por nosotros en la cruz.
Por medio de la fe en Él, ahora estamos parados en un lugar por
donde el fuego de Dios ya ha pasado. El Señor Jesús, nuestro
Libertador, llevo el juicio por nuestros pecados: los del pasado,
presente y futuro.
Por consiguiente, Dios nunca castigará a sus hijos por sus pecados,
ni retirará ninguna de las bendiciones que nos ha dado en el Señor
Jesucristo, aunque seamos desobedientes.
Cuando Dios mira a los que hemos puesto nuestra fe en Él, siempre
nos ve en su Hijo.
Puede que en ocasiones seamos hijos desobedientes, y eso
entristece a nuestro Padre.
Pero Él nunca nos repudiará.
¿Acaso nos da la gracia de Dios una excusa para seguir pecando?
Por el contrario, debería llenar nuestro corazón de gratitud y darnos un
profundo deseo de permitirle que nos enseñe a crecer en Él.
A diferencia de los israelitas, nosotros tenemos el poder para obedecer a
Dios.
Jesucristo, el pan de vida y la roca que nos da agua viva, vive dentro de
nosotros.
Dios sabe que nosotros aún pecaremos, porque seguimos siendo
seres humanos.
Pero en Cristo, Dios nos ha dado la fortaleza para escoger permitirle
a Jesucristo vivir su vida a través de nosotros.
G. Conclusión.
¡Qué tremenda liberación nos ha dado Dios por medio de Jesucristo!
Estas historias del Antiguo Testamento nos recuerdan:
Cuán perdidos estábamos sin Cristo.
Y la gran salvación que hemos recibido por medio de su muerte.
Dios no sólo nos ha salvado por medio de Jesucristo, sino que
también nos provee por medio de Él todo cuanto necesitamos.
Jesús en verdad es nuestro pan de vida y nuestra roca, nuestra
fuente de agua viva.
Démosle gracias al Señor por nuestra salvación y la nueva vida que
compartimos en Cristo.
PREGUNTAS:
1. La Pascua está llena de elementos que prefiguran al Señor
Jesucristo. Por ejemplo, los israelitas tuvieron que escoger un
cordero perfecto. ¿Cómo nos recuerda esto a Jesús? Jesucristo
nació sin pecado, y vivió una vida sin pecado, perfectamente
aceptable delante de Dios.
2. Si los israelitas no hubieran matado al cordero y colocado su
sangre en los postes de las puertas de sus casas, ¿se habrían
salvado sus primogénitos? No, ellos habrían muerto.
3. ¿Fue suficiente la vida sin mancha de Jesucristo para salvarnos
de nuestro pecado? No, Jesús tenía que morir por nuestros
pecados.
4. Para ser salvos del castigo que merecemos por nuestros
pecados, ¿es suficiente simplemente saber acerca de Jesucristo?
No, debemos colocar nuestra confianza en Él y en su sangre
derramada por nuestros pecados.
5. Cuando el sacrificio de la Pascua fue ofrecido, ninguno de los
huesos del cordero debía ser quebrado. ¿Cómo nos recuerda
esto al Señor Jesús? Cuando el Señor Jesús murió, ninguno de
sus huesos fue quebrado.
6. Los israelitas no pudieron liberarse a sí mismos. El ejército de
Faraón los perseguía, y tenían el mar por delante. Pero Dios abrió
las aguas. ¿Cómo nos recuerda esto nuestra situación antes de
que pusiéramos nuestra fe en Jesucristo? Antes de ser salvos,
éramos incapaces de salvarnos por nuestra propia cuenta.
Satanás estaba en contra de nosotros. Pero Dios abrió un camino
por medio de Jesucristo para que escapáramos.
7. A la mañana siguiente, luego de que Dios liberara a los israelitas
a través del Mar Rojo, el pueblo alabó y adoró a Dios. ¿Cómo
podemos nosotros seguir este ejemplo en nuestra vida? Podemos
alabar y adorar a Dios por la gran liberación que nos ha dado en
Jesucristo.
8. Cuando los israelitas estaban en el desierto, Dios les proveyó
maná cada día. ¿Cómo nos recuerda esto al Señor Jesucristo?
Jesucristo es el verdadero y vivo pan de vida. Dios lo envió desde
el cielo para que “comiéramos” de Él y viviéramos para siempre.
9. Moisés golpeó la roca en el desierto, y Dios hizo que el agua
fluyera de ella para satisfacer las necesidades de los israelitas.
¿Cómo nos recuerda esto a Jesús? Jesús, nuestra Roca, fue
golpeado por nuestros pecados y murió en la cruz. De Él,
podemos beber libremente del agua de vida.
10. Las bendiciones de Dios para Israel dependían de su obediencia
a la Ley. ¿De qué dependen las bendiciones de Dios para
nosotros? Nuestras bendiciones dependen de Jesucristo y su
obediencia a Dios cuando Él estuvo aquí como hombre.
Las notas para los discípulos:
1) Considere los “retratos” de Cristo que usted ha estudiado en esta
lección. Jesucristo es su Cordero de sacrificio, su roca, su fuente de
agua viva y su pan de vida. Él lo ha liberado por siempre de la ira de
Dios contra aquéllos que han quebrantado su Ley.
Medite en estas verdades. Considere las áreas de “hambre” y “sed”
en su vida y considere cómo puede Cristo satisfacer esos anhelos.
Ore y pídale a Él que llene su vida como Él desee.
2) Lea el canto de Éxodo 15. Note la descripción del carácter de Dios.
También fíjese en la respuesta personal a lo que Dios ha hecho.
3) Anote palabras de adoración personal al Señor. Puede que usted
quiera escribir su propia canción de alabanza a Él.
Notas del maestro
RESUMEN
Esta lección presenta más retratos de Cristo: en la Pascua, en la provisión
de Dios para Israel en el desierto y en la Ley.
En la Pascua, Cristo es el cordero de sacrificio. En la provisión de Dios para
Israel, Cristo es el pan de vida. Y Él es la roca que provee agua viva.
Cristo ha obedecido plenamente la Ley, incluso llevando sobre sí mismo el
castigo completo por el pecado, para que ninguno que crea en Él pruebe
jamás la ira de Dios contra los pecadores.
* Puede que usted quiera utilizar los cuadros cronológicos (ver página ii)
para ilustrar esta lección.
Las notas para los discípulos son actividades opcionales que les puede
ofrecer a sus estudiantes para que las realicen en su propio tiempo fuera de
clase. No se pretende que sean asignadas como tareas, sino presentadas a
aquéllos que deseen crecer.
Anime a los estudiantes a hacerlas, pero no los presione.
Si hay tiempo libre al final de la clase, es posible que algunos de los alumnos
quieran compartir algo de estos estudios personales.
Versículos de referencia
Hebreos 7:25-27; 10:10-14
Mateo 3:17
Juan 5:30
Hebreos 9:22
Mateo 26:28
Hebreos 9:22
Juan 3:16
Hechos 20:21
Éxodo 13:22
Éxodo 14:26-28
Efesios 2:1-3
Romanos 5:8
Romanos 6:1-14
Romanos 8:37-39
Romanos 6:1-14
1 Corintios 15:56-57
Hebreos 2:14-18
Efesios 5:19-20
1 Tesalonicenses 5:17-18
Éxodo 16:2-12
Éxodo 17:1-3
Juan 3:16
Juan 5:24
Juan 15
Isaías 53:4-5, 10
1 Corintios 10:4
2 Corintios 5:21
1 Pedro 2:24
Colosenses 1:14
Romanos 5:1-2; 8:1
1 Juan 5:11-13
Efesios 1
2 Pedro 1:3-4
Éxodo 19:9-24; 20:18-19
Gálatas 2:15-21; 3:11
Efesios 2:4, 8-9, 14
Romanos 3:20-24; 5:19; 6:23
Efesios 1:2-8
Efesios 4:30
Hebreos 12:5-12
Romanos 8:28-39
Romanos 6:1-2, 11-14
Gálatas 2:20
Colosenses 1:27
Filipenses 4:13