Post on 05-Nov-2015
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LECCIONES DE FILOSOFALUIS JOS DE LA PEA
1827
Retrato
Luis Jos de la Pea
Archivo general de la Nacin, Departamento documentos fotogrficos, Argentina.
LECCIONES DE FILOSOFALUIS JOS DE LA PEA
1827
Lecciones de filosofa
redactadas para el uso
de los alumnos de la
Universidad de Buenos Aires
por L. J. P.
Primera edicin
y prlogo por
Clara Alicia Jalif de Bertranou
Instituto de filosofaargentina y americana
Facultad de Filosofa y LetrasUniversidad Nacional de Cuyo
2005
LECCIONES DE FILOSOFA
LUIS JOS DE LA PEA
1827
Ttulo original del manuscrito:
Lecciones de filosofa redactadas para el uso
de los alumnos de la
Universidad de Buenos Aires
por L. J. P. 1827
Derechos de la propedad intelectual
Instituto de filosofa argentina y americana
Facultad de Filosofa y Letras
Universidad Nacional de Cuyo
Mendoza
isbn 987-9441-18-4
Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723
1 edicin 400 ejemplares
Diseo de la edicin
Mara Eugenia Sicilia & Gerardo Tovar
Editorial Qellqasqa
Impresin
Editorial Qellqasqa & Arte Impreso
Libro de edicin argentina
Pea, Luis Jos de la
Lecciones de filosofa : Luis Jos de la Pea 1827 / con prlogo de:
Clara Alicia Jalif de Bertranou - 1a ed. - Guaymalln : Qellqasqa, 2006.
320 p. ; 16x23 cm.
ISBN 987-9441-20-6
1. Filosofa Argentina . I. Clara Alicia Jalif de Bertranou, prolog. II. Ttulo
CDD 199.82
Fecha de catalogacin: 06/01/2006
AGRADECIMIENTOS
Hace ya dcadas el Dr. Arturo Ardao, en distintos escritos, se refi-
ri a la labor de Luis Jos de la Pea, especialmente por el papel que
le cupo en la Universidad de Montevideo al momento de su fundacin.
Fue inquietud de Ardao la transcripcin de las Lecciones que hoy
damos a conocer y para ello, hace muchos aos, le hizo entrega de un
microfilm que las contenan a Juan Carlos Torchia Estrada. De este co-
lega recib el microfilm y la inquietud para que se concretase la publi-
cacin.
La primera transcripcin la hice a partir de ese material, pero lue-
go, en tres viajes de consulta al Archivo General de la Nacin, en Mon-
tevideo, donde se halla depositado el manuscrito, pude comparar y co-
rregir, con la ayuda de Rosa Licata, entraable amiga y compaera de
la Universidad Nacional de Cuyo, la versin lograda. Fueron das de
lectura paciente, al trmino de los cuales el director del Archivo me fa-
cilit una fotocopia del original que ha servido para resolver mltiples
dudas que se han presentado en revisiones sucesivas. A l y su perso-
nal entrego mi agradecimiento, lo mismo que a Rosa.
La especialista en estudios greco-latinos, Liliana Sardi de Estrella, ha
colaborado con la correcta transcripcin de citas en latn y sus corres-
pondientes traducciones. Le debo mi reconocimiento por su diligente
ayuda.
Finalmente, pero no menos importante, quiero agradecer a Torchia
Estrada la revisin completa del texto, sus mltiples observaciones y su-
gerencias en una labor que asumi como propia. Ni l, ni el resto de
las mencionadas personas, son responsables de las equivocaciones en
las que pueda haber incurrido. A todos les cabe mi reiterada gratitud.
La editora
PRLOGO DE LA EDITORANoticia del texto
EL MANUSCRITO
DEDICATORIACONFERENCIA SOBRE LA GRAMTICA GENERALConferencia primera
Descomposicin del discurso, o razonamiento.
Conferencia segundaElementos de la proposicin en las lenguas
habladas y especialmente en la lengua espaola.
Conferencia terceraConstruccin de las proposiciones. Sintaxis.
Conferencia cuartaDe los signos durables de nuestras ideas.
LECCIONES DE FILOSOFAREDACTADAS PARA EL USO DE LOS ALUMNOS DE LAUNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES POR L. J. P. 1827
LECCIONES DE FILOSOFAIntroduccin
PARTE PRIMERADe las Facultades del alma
considerada en su naturalezaLeccin PrimeraNecesidad de examinar estas facultades en s mismas.
Leccin SegundaSistema de Condillac sobre las facultades del alma.
Leccin Tercera
Sistema de Laromiguire. Se resuelve segn l
la cuestin sobre las facultades del alma.
Leccin Cuarta
Continuacin de la precedente
NDICE
15
49
53
55
57
57
59
63
67
71
73
73
77
77
81
82
90
Leccin Quinta
Observaciones sobre el sistema de Condillac
Leccin SextaOpiniones de los Filsofos sobre las facultades del alma
PARTE SEGUNDADe las Facultades del alma
consideradas en sus efectos, o de las ideasLeccin SptimaDe la naturaleza de las ideas
Leccin OctavaDel origen y causa de nuestras ideas
Leccin Novena
Se confirma la doctrina de la anterior, demostrando la
imposibilidad de referir todas las ideas a un solo origen
Leccin Dcima
De las ideas consideradas con relacin
a las imgenes, los juicios y los recuerdos
Leccin Undcima
Impugnacin de la doctrina de Descartes y
de Locke sobre el origen de nuestras ideas
Leccin Duodcima
Reflexiones sobre las causas de las ideas
Leccin 13Distribucin de las ideas sensibles, intelectuales,
y morales, en varias clases
Leccin 14Cmo nacen del sentimiento las ideas de los cuerpos,
del alma, de Dios, y algunas otras particulares
Leccin 15De las ideas que son la base de nuestras acciones morales
PARTE TERCERADe las facultades del alma
consideradas en sus medios, o de la LgicaLeccin 16Objeto de la Lgica
Leccin 17De los signos naturales de nuestras ideas
94
97
105
105
109
117
120
129
132
135
147
159
165
165
169
Leccin 18De los orgenes convencionales de nuestras ideas
Leccin 19De la deduccin de nuestras ideas
Leccin 20
De los diversos grados de certidumbre y del mtodo
PARTE CUARTA
De la RetricaLeccin 21Objeto de la Retrica; importancia de este estudio
Leccin 22Del estilo, su claridad y precisin
Leccin 23
De la estructura de las sentencias
Leccin 24Del origen y naturaleza del lenguaje figurado
Leccin 25De la metfora
Leccin 26
De la hiprbole, personificacin y apstrofe
Leccin 27De la comparacin, anttesis, interrogacin y varias otras figuras
Leccin 28De los caracteres generales del estilo difuso, conciso,
dbil, nervioso, rido, llano, limpio, elegante, y florido
Leccin 29Del estilo sencillo, afectado, vehemente:
reglas para adquirir un estilo propio
Leccin 30De los diferentes grados de elocucin pblica; y
en particular de la elocucin de las populares
Leccin 31De la elocuencia del foro
Leccin 32
De la conducta de un discurso en todas sus partes
Leccin 33De la recitacin
171
180
183
189
189
191
195
203
215
221
226
236
238
245
253
255
267
EXTRACTO ANALTICO DEL CURSO DE FILOSOFAIntroduccin
PRIMERA PARTEDe las Facultades del alma considerada en su naturaleza
Leccin 1Necesidad de examinar nuestras facultades en s mismas
Leccin 2
Sistema de Condilllac sobre las facultades del alma
Leccin 3Sistema de Laromiguire
Se resuelve segn l la cuestin sobre las facultades del alma
Leccin 4Continuacin de la precedente
Leccin 5Observaciones sobre el sistema de Condillac
Leccin 6
Opiniones de los Filsofos sobre las facultades del alma
PARTE SEGUNDA
De las facultades del alma consideradasen sus efectos o de las IdeasLeccin 7
De la naturaleza de las ideas
Leccin 8Origen y causa de nuestras ideas
Leccin 9Se confirma la doctrina de la anterior; demostrando la
imposibilidad de referir todas las ideas a un solo origen
Leccin 10De las ideas consideradas en relacin a las imgenes, los juicios, y
los recuerdos
Leccin 11Impugnacin de la doctrina de Descartes y de Locke sobre el origen
de nuestras ideas
Leccin 12Reflexiones sobre las causas de las ideas
Leccin 13
Distribucin de las ideas sensibles, intelectuales,
y morales en varias clases
279
279
281
281
281
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291
291
292
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296
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299
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Leccin 14Cmo nacen del sentimiento las ideas de los cuerpos,
del alma, de Dios, y algunas otras ideas particulares
Leccin 15De las ideas que son la base de nuestras acciones morales
PARTE TERCERADe las facultades del alma consideradas
en sus medios, o de la lgicaLeccin 16Objeto de la Lgica
[fin del manuscrito]
303
306
309
309
309
PRLOGO
por
Clara Alicia Jalif de Bertranou
17
El pasado, que es toda la Experiencia,
contiene tiles enseanzas; educa a
pensar ms conscientemente
los Ideales que se anticipan al porvenir.
Jos Ingenieros 1
La historia de las ideas filosficas se halla inserta en la historiageneral del momento en el que aletea su vida. Ese marco ms amplio
nos ayuda a comprender un momento determinado en su significacin
dentro del proceso de la cultura. Es lo que acontece con el llamado
perodo de la Ideologa en el Ro de la Plata, cuyo florecimiento no
puede desprenderse de los acontecimientos independentistas, la con-
siguiente ruptura con el largo perodo colonial, y la exclusiva ensean-
za de la escolstica. Atinadamente pudo decir el maestro uruguayo
Arturo Ardao que la Ideologa fue as nuestra primera filosofa, con
todas las limitaciones que pudiera tener su adopcin, sometida en
muchos casos a la letra de los representantes franceses de la misma.
Leemos en Ardao:
Desplazada la enseanza tradicional, la Ideologa lleg a domi-
nar de un modo absoluto, durante un cuarto de siglo, en la
ctedra universitaria de Buenos Aires. Generaciones enteras se
modelaron en sus principios. Bien ha podido decirse que fue ella
la primera filosofa argentina. 2
Dos razones nos parecen ser importantes en la tarea de rescatar el
texto indito de Luis Jos de la Pea (1796-1871), titulado Lecciones
de filosofa redactadas para el uso de los alumnos de la Universidad
de Buenos Aires por LJP, 1827: 1) Pertenece, como bien se ve, al pe-
rodo mencionado como ruptura con una tradicin asentada en tres
siglos, que da inicio a los intentos de pensar bajo un mdulo de ideas
1 Jos Ingenieros, La evolucin de las ideas argentinas. Buenos Aires, Talleres Gr-
ficos Argentinos de L. J. Rosso y Ca., 1918, Libro I, La Revolucin, p. 7.
2 Arturo Ardao, Filosofa pre-universitaria en el Uruguay. De la escolstica al so-
cialismo utpico. 1787-1842. 2 Edicin. Montevideo, Fundacin de Cultura
Universitaria /Biblioteca de Marcha, 1994, p. 49.
18
acordes con los tiempos nuevos que se vivan. 2) Es parte del acervo
filosfico de la Argentina que viene a completar la clsica triloga de
los idelogos Juan Crisstomo Lafinur, Juan Manuel Fernndez de
Agero y Diego Alcorta. Creemos justificada la tarea por motivos que
el mismo Ardao expuso cuando en 1946 expresaba:
...la historia de la filosofa en Amrica cobra para nosotros, los
americanos, un inters fundamental. Si no lo tiene como revela-
cin de doctrinas o sistemas originales, y menos como fuente de
eventuales conquistas de validez intemporal, lo adquiere, en cam-
bio, como expresin de nuestro espritu en su historicidad
personalsima: en las ideas y en las circunstancias que han pro-
tagonizado su desenvolvimiento. Ni importa que como frmulas
conceptuales esas ideas resulten ser copia, no todas las veces fiel,
de ideas ajenas. Quedarn siempre nuestras las circunstancias en
que su adopcin fue hecha en cada caso; por tales circunstancias
es, precisamente, que dichas ideas descienden de su abstraccin
para penetrarse de vida y de sentido en la experiencia histrica.
Y reafirmando la idea, contina:
La recapitulacin, as de nuestro pasado espiritual, se convierte
en un elemento decisivo de nuestro destino como cultura. La his-
toria bien entendida de la filosofa es siempre una vuelta a la
tradicin filosfica para hacerla participar en la meditacin del
presente. Para Amrica no pierde de ningn modo esa significa-
cin la historia de la filosofa universal. Pero se le suma la de la
suya propia, que la tiene igualmente, aunque de manera especia-
lsima. 3
La Ideologa en FranciaCondillac, Destutt de Tracy y Laromiguire
La Ideologa hunde sus races mediatas en el pensamiento ingls,
concretamente en John Locke y su inters por el origen de las ideas.
Mas el linaje inmediato debe situarse al calor del movimiento filos-
3 Arturo Ardao, El historicismo y la filosofa americana, en Cuadernos Ameri-
canos, ao V, v. XXVIII, n 4, julio-agosto, 1946, p. 109-118. La cita en p. 117.
19
fico a que dio lugar Etienne Bonnot de Condillac (1715-1780), tributa-
rio de la Enciclopedia dentro mismo de la filosofa iluminista y
exponente sistemtico de los principios de Locke en Francia, que
Voltaire haba puesto de moda. Con todo, habra que decir con
Franois Picavet4, que en el trasfondo lejano est la insoslayable figu-
ra de Descartes y el cartesianismo que contribuy a crear la figura de
Locke para preparar el progreso de las ciencias, hecho que nutri a su
vez el pensamiento filosfico en el siglo XVIII. Dice Picavet:
En matire philosophique et scientifique, Descartes inaugure, par
la premire rgle de la mthode, la libert dexamen que le XVIIIe
sicle portera dans le domaine de la religion et de la politique. Il
accorde une importance considrable la mthode et fait du
Cogito, ergo sum, le fondement de la science ; il distingue
profondment le monde intellectuel du monde physique, et
explique par le mcanisme les phnomnes matriels et vitaux.
Il cherche enfin dans la mdecine le moyen de rendre les
hommes plus sages et plus habiles, parce que lesprit dpend du
temprament et de la disposition des organes du corps.5
En materia filosfica y cientfica, Descartes inaugura, con la pri-
mera regla del mtodo, la libertad de examen que el siglo XVIII
llevar a los dominios de la religin y de la poltica. Concede una
importancia considerable al mtodo y hace del Cogito, ergo sum,
el fundamento de la ciencia; distingue profundamente el mundo
intelectual del mundo fsico, y explica por el mecanismo los fe-
nmenos materiales y vitales. Busca, en fin, en la medicina el
medio para hacer a los hombres ms sabios y ms hbiles, por-
que el espritu depende del temperamento y de la disposicin de
los rganos de los cuerpos.
El siglo XVIII heredero del cartesianismo, en apenas quince aos,
entre 1740 y 1755, desarrolla las ideas fundamentales que le darn su
4 Franois Picavet, Les Idologues. Essai sur lhistoire des ides et des thories
scientifiques, philosophiques, religieuses, etc. en France depuis 1789. Paris,
Ancienne Librarie Germer Baillire et C., Flix Alcan diteur, 1894,
Introduction, p. 9. Las traducciones de las citas de los textos en francs nos
pertenecen. Agradecemos a Mara Ins Decarr su revisin.
5 Ibid., p. 9.
20
impronta, perodo en el que publican sus principales obras el elen-
co de filsofos de la Ilustracin: Montesquieu, Hume, Condillac,
DAlambert, Diderot, Rousseau, Adam Smith y Buffon, por citar los
ms notables.6
Contra los prejuicios que acechan la mente de los hombres, se
desea para ellos un estado de luces que contribuya a su avance y
felicidad. La educacin, mediante el uso de la razn, ser el medio
para lograr ese fin, dado que si la mente es bien dirigida puede pene-
trar todos los temas concernientes a los misterios del alma y de la
naturaleza. Miembros de la burguesa, los filsofos se alejarn de toda
metafsica y especulacin pura, descartarn la existencia de ideas in-
natas, para acercarse a resultados prcticos y tangibles. En su clsica
Historia de la filosofa, dice mile Brehier:
Los rasgos en que se reconocan los lectores innumerables de es-
tas obras y que determinaron su xito, eran: su pasin por ser
tiles a los hombres, el cuidado de su propia reputacin, el tra-
bajo constante y metdico que se imponen (ejemplo Diderot y
Voltaire) para propagar sus ideas, su verdadera fobia para todo
sistema y todo lenguaje demasiado tcnicos, y su deseo de trasla-
dar a la filosofa el espritu de las ciencias y de las tcnicas. 7
Es preciso vincular el pensamiento y la accin de los idelogos con
la irrupcin de la Revolucin Francesa en 1789 y la Declaracin de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano. Ligados por lazos de amistad,
pero tambin de voluntad hacedora, su labor constituye una comple-
ja trama de actividades polticas, educativas y cientficas de las que
emergen nuevos saberes o la fijacin de parmetros cientficos no es-
tablecidos hasta el momento. En la turbulencia y excesos de los
hechos, con honestidad intelectual, buscan la verdad que puede pro-
porcionar el conocimiento para una mejor comprensin del hombre y
su mundo. Su tarea es echar luz donde reina la oscuridad.
Desde el punto de vista poltico su apogeo se inscribe dentro de
la poca del Directorio y pasan a la oposicin bajo el Consulado y
el Imperio, para resurgir en el liberalismo del siglo XIX. Constitu-
yen la avanzada dentro de las tendencias progresistas con su proclama
6 mile Brehier, Historia de la filosofa. Buenos Aires, Sudamericana, 1962, t. III,
p. 67 y ss.
7 Ibid., p. 68.
21
de igualdad ante las leyes, la afirmacin del Estado laico, y la impor-
tancia de la instruccin pblica. Como ha mostrado George Gusdorf,8
son una escuela de pensamiento, sin constituirse en partido poltico,
pero conocieron las persecuciones, el ostracismo y hasta la condena
a muerte. No fueron parte de ninguno de los extremos, ni de la dere-
cha, ni de la izquierda, por ello, para los socialistas radicales y comu-
nistas representaron el individualismo liberal, pequeo burgus, de la
inteligencia. En la escena pblica no se distinguieron por la elocuen-
cia, dado que el mejor desempeo lo lograron desde el plano de la es-
critura como hombres de estudio. Gran parte de sus conocimientos
es volcada a la enseanza, con lo cual aparece en la cultura france-
sa la figura moderna del profesor que gua al alumno en la adquisi-
cin de nuevos conocimientos y ejercita su razn.9 Como hombres
de gabinete, se sienten y son parte de una elite esclarecida que pre-
tende cambiar el orden social y regenerar instituciones. Creen en el
perfeccionamiento indefinido de los seres humanos y en el adveni-
miento de las luces. Por ello se les har necesario crear una serie de
instituciones en las que pueda apoyarse el nuevo espritu. El rgano
oficial de los idelogos ser la Dcade philosophique, politique et
littraire, cuya vida se extiende entre abril de 1794 y septiembre de
1807, a lo largo de cincuenta y cuatro volmenes. Mientras, el 25 de
octubre de 1795, se crea el Instituto, que fue por excelencia, el alto
lugar de la cultura ideolgica, al decir de George Gusdorf. El mismo
autor indica que reagrup y articul las academias del Antiguo Rgi-
men, sistematizado en tres clases, subdivididas en secciones especia-
lizadas. La primera clase estaba destinada a ciencias fsicas y
matemticas, la tercera a literatura y bellas artes. Como lazo entre una
y otra se hallaba la de ciencias morales y polticas. Destinado a la in-
vestigacin, componan el Instituto ciento cuarenta y cuatro miembros
dedicados a la totalidad del saber humano.10 Constitua una reunin
de disciplinas que no tena precedente en la historia de Francia y una
verdadera muestra del saber enciclopdico, cuya novedad mayor eran
los estudios de ciencias morales y polticas, lugar donde se concen-
traron los idelogos. Esta clase comprenda seis secciones con seis
miembros, donde la primera estaba destinada al anlisis de las sen-
8 George Gusdorf, La conscience rvolutionnaire. Les Idologues. Paris, Payot,
1978, p. 291 y ss.
9 Ibid., p. 295.
10 Ibid., p. 307.
22
saciones y de las ideas, segn el plan de los idelogos. Volney,
Cabanis, Garat, Le Breton y, luego, Destutt de Tracy, Laromiguire y
Degrando fueron parte de ella. Las otras secciones estaban destina-
das a ciencias sociales y legislacin, economa poltica, historia, geo-
grafa, y moral. Gusdorf indica que la originalidad est aqu en la
creacin de un nuevo horizonte por el reagrupamiento de campos
epistemolgicos hasta el momento independientes, una suerte de
interdisciplina como ciencia del hombre para asegurar su felicidad. El
anlisis del entendimiento ser el centro ms destacado de sus pre-
ocupaciones. La labor reformista en materia de instruccin abarc
todos los niveles de la enseanza, lo cual lleva a afirmar a este autor
que la educacin nacional fue la obra mayor de la escuela ideolgi-
ca, cuyos hombres no fueron filsofos solamente, sino tambin hom-
bres de accin, segn las exigencias del espritu. Una accin que en
el terreno poltico los acercara a Napolen en un primer momento,
pero luego los arrinconara en la izquierda liberal, fiel a los valores
revolucionarios de 1789, cuando, dueo del poder, sea coronado em-
perador en 1804, quien ya en 1803 haba suprimido el Instituto. So-
bre el trabajo que llevaron a cabo en toda su amplitud, se ha dicho:
Louverture de lespace mental sur la ralit globale est une
caractristique de lcole idologique. Il serait difficile chaque
idologiste de possder un savoir encyclopdique. Lcole sest
dveloppe sous le rgime de la division du travail intellectuel.11
La apertura del espacio mental sobre la realidad global es una
caracterstica de la escuela ideolgica. Sera difcil a cada idelo-
go poseer un saber enciclopdico. La escuela se desarroll bajo el
rgimen de la divisin del trabajo intelectual.
Los cambios a partir de la Revolucin requieren crear un cuerpo de
saberes adecuados a las nuevas circunstancias polticas y sociales. Al
mismo tiempo la Revolucin es obra del espacio que abre la Ilustra-
cin y la tarea de los enciclopedistas. Los antiguos conocimientos
adquieren nuevos rumbos y surgen disciplinas que abren espacios no
explorados hasta el momento.
Condillac, destacado antecedente de la Ideologa, segn decimos,
se distingui como psiclogo, lgico y economista. Destinado al sacer-
11 Ibid., p. 364.
23
docio, hacia 1740 lo abandona para vivir en Pars, desde donde man-
tuvo trato frecuente con Diderot, Fontenelle, Rousseau y los enciclo-
pedistas. La publicacin de sus Essai sur lorigine des connaissances
humaines (1746) y el Trait des systmes (1749) le permiti, en el tr-
mino de pocos aos, ser reconocido e inclusive ser miembro de la
Academia de Berln (1752). Dos aos ms tarde (1754) publica el Trait
des sensation, y en 1755 el Trait des animaux, fruto de una polmica
con Buffon. Durante nueve aos (1758-1767) se desempe como pre-
ceptor del hijo del duque de Parma, el joven Ferdinand. De regreso en
Francia, fue elegido miembro de la Academia, en 1768, y, aos ms
tarde, publica su Cours dtudes (1775) en trece volmenes, y Du
comerce et du gouvernement consideres relativement lun lautre
(1776), obra de economa poltica en la que argumenta que el valor no
depende del trabajo, sino de la utilidad con relacin a las necesidades.
Tanto La Logique (1780), como La Langue des calculs (1798) aparecie-
ron pstumamente. Ambas obras se complementan, pues en la prime-
ra destac la dependencia del razonamiento con relacin al lenguaje,
cuyo origen es un sistema de signos derivados de los sonidos natura-
les y de los gestos, acorde, una vez ms, con las necesidades. En la
segunda, sostuvo que una ciencia no es sino una lengua bien hecha y
en ese sentido el clculo matemtico es el paradigma de todo lengua-
je. Naturalmente el clculo se inicia con el uso de los dedos y todos
los otros mtodos son refinamientos y transformaciones de ste al
sustituir los dedos por signos. Locke y Newton son las dos fuentes en
las que abreva la inspiracin de su pensamiento. Del primero toma el
mtodo analtico y las tesis ms importantes de su gnoseologa; del
segundo la necesidad de reducir a unidad el mundo espiritual del
hombre, al modo como Newton haba reducido el mundo fsico a la
ley de la gravitacin.
Para la posteridad, y para nuestros fines, diremos que la obra ms
importante de Condillac es el Tratado de las sensaciones , donde cues-
tiona la tesis de Locke, segn la cual los sentidos nos brindan el co-
nocimiento intuitivo de los objetos. El eje central es que toda
operacin del alma es una sensacin transformada, con exclusin de
cualquier otro principio, tal como la reflexin. Esto en franca diferen-
cia con Locke, para quien el origen del conocimiento se funda en dos
fuentes: la sensacin y la reflexin. Condillac se aboca al estudio de
los sentidos en forma separada con el fin de analizar qu ideas debe-
mos a cada sentido, cmo funcionan y de qu modo se sostienen o
ayudan unos a otros. En tal direccin, el anlisis de cualquier sensa-
24
cin le basta. A modo de hiptesis imagina una estatua cuya organi-
zacin interna semeja la de un hombre o ser humano, en posesin de
un alma que es una tabula rasa porque no ha recibido idea ni impre-
sin alguna. A la estatua le confiere sus sentidos, uno por uno, comen-
zando por el considerado inferior, el olfato, en el sentido de que sera
el que contribuye en menor medida al conocimiento. En su primera
experiencia olfativa la conciencia de la estatua est completamente
ocupada por ella. Esa primera ocupacin es la atencin. Brehier sin-
tetiza los pasos de Condillac:
El olor no deja de ser sentido cuando el cuerpo oloroso ha cesa-
do de actuar sobre el rgano; supongamos que, persistiendo una
sensacin, se produce un nuevo olor: la impresin persistente ser
la memoria. Si la estatua atiende simultneamente a la impre-
sin presente y a la sensacin pasada, esta doble atencin es la
comparacin; si percibe semejanzas y diferencias, nace el juicio;
si la comparacin y el juicio se repiten varias veces, ser la re-
flexin; si la estatua, al sentir una sensacin desagradable, acude
a una sensacin agradable, este recuerdo tendr ms fuerza y ser
la imaginacin. El conjunto de facultades as engendradas cons-
tituye el entendimiento.12
Cabra agregar a esta sntesis de la primera seccin del Tratado que
de la comparacin de experiencias pasadas y presentes en relacin al
placer que dan surge el deseo y es el deseo el que determina la accin
de nuestras facultades, estimula la memoria y la imaginacin, y da
paso a la pasin. En fin, las pasiones son sensaciones transformadas.
Podr observarse ms tarde que nuestro De la Pea se inspira en bue-
na parte en estas ideas, aunque, como Laromiguire, no coincide
totalmente con Condillac.
En la segunda seccin del libro Condillac inviste a la estatua con
el sentido del tacto, por el cual conocemos la existencia de los obje-
tos externos. El pormenorizado anlisis lo lleva a la distincin de los
variados elementos en nuestras experiencias tctiles a travs de las
cuales se llega a tener percepciones de extensin, distancia y forma.
En la tercera seccin analiza la combinacin del tacto con otros sen-
tidos. En la cuarta seccin se ocupa de los deseos, actividades e ideas
de un hombre aislado que goza de la posesin de todos los sentidos.
12 Ibid., p. 74-75.
25
El artificio de recurrir a la estatua le permite llegar al aspecto ms
destacado de su pensamiento: la sensacin posee un dinamismo y
equilibrio del cual surgen todos sus desarrollos sucesivos. As nos dice:
Si el hombre no tuviera ningn inters en ocuparse de sus sen-
saciones, las impresiones que los objetos causan en l, pasaran
como sombras sin dejar traza. Despus de muchos aos estara
como en el primer instante, sin haber adquirido ningn conoci-
miento y sin tener otra facultad que el sentimiento. Pero la
naturaleza de sus sensaciones no le permite permanecer sumido
en este letargo. Por ser necesariamente agradables o desagrada-
bles, le interesa buscar unas y librarse de las otras; y cuanto ms
vivo es el contraste de los placeres y de las penas, tanto ms sir-
ve de acicate para la actividad del alma. Por esto, la privacin de
un objeto, que juzgamos necesario para nuestra felicidad, nos
ocasiona ese malestar, esa inquietud que llamamos necesidad, de
la que se originan los deseos. Estas necesidades se repiten segn
las circunstancias, crean a menudo nuevas necesidades, y esto es
lo que desarrolla nuestros conocimientos y nuestras facultades.13
La conclusin, que habra de tener tanta importancia en su poca,
es que la sensacin contiene todas nuestras facultades, que no hay
facultades ni ideas innatas y que el hombre es lo que ha adquirido.
Si bien la Ideologa es una escuela ligada directamente a estas ideas
de Condillac, ella es tributaria tambin de toda la constelacin de fi-
lsofos que trabajan ligados al modelo de las ciencias naturales. Dice
Picavet al respecto:
Plus encore quau XVIIe sicle, les philosophes sont des savants
qui distinguent la science de la mtaphysique et saccordent pour
accepter tout systme qui apporte une explication nouvelle et
satisfaisante des phnomnes, pour labandonner quand les faits
le dmentent ou quand apparat un systme plus fcond, plus
simple et plus prs de la vrit phnomnale.14
Ms que nunca en el siglo XVII, los filsofos son los sabios que
distinguen la ciencia de la metafsica y acuerdan aceptar todo sis-
13 Cfr. Condillac, Trait, I, 3, 1; I, 7, 3.
14 Picavet, ob. cit., p. 13.
26
tema que aporta una explicacin nueva y satisfactoria de los fe-
nmenos, para abandonarla cuando los hechos la desmienten o
cuando aparece un sistema ms fecundo, ms simple y ms cer-
ca de la verdad fenomnica.
Este es el marco que rodea la discusin del origen de las ideas que,
en palabras del mismo Picavet, nunca fue ms vivamente discutido.
Tres generaciones de idelogos distingui este autor: 1. Una prime-
ra, con los nombres de Volney, Dupuis, Garat, Laplace y Pinel, entre
otros. 2. Una segunda generacin llamada Ideologa fisiolgica, inte-
grada por Cabanis; formada por el pensamiento de Destutt de Tracy,
y la Ideologa psicolgica y racional comparada y aplicada, entre los
que indicamos los ms conocidos: Daunou, Benjamn Constant, Say,
Lerminier, Thierry y Sainte-Beuve. 3. La tercera generacin, llamada
Ideologa espiritualista y cristiana, con los nombres ms prominen-
tes de Degrando, Laromigure, Taine, Renan, Littr y Ribot. Podra
decirse que en la primera generacin se hallan los precursores de la
escuela, constituida propiamente por la segunda generacin, siendo la
tercera una prolongacin con elementos que marcan su declinacin y
trnsito hacia el eclecticismo, del que Vctor Cousin sera su mayor
representante.
Preocupados por la educacin pblica, a ellos se deben los planes
de enseanza en todos los estamentos para elevar el nivel educativo de
las clases ms pobres. Delfina Varela Domnguez de Ghioldi expresa:
La ciencia de la educacin, en los Idelogos, es la consecuencia
lgica de su sistema filosfico: rastrear en los dominios de la na-
turaleza, para que el hombre se conozca a s, en la naturaleza.
Son planes docentes encaminados a sustraer al hombre de los
dominios transhumanos.15
La Ideologa debe su nombre a su fundador, Destutt de Tracy (1754-
1836), quien lo us para indicar, como bien se sabe, el anlisis del
origen de las ideas, ms exactamente, la ciencia de las ideas, con el fin
de distinguirla de la vieja metafsica. El neologismo fue adoptado por
Cabanis, Daunou, Pinel y otros, y empleado por la Dcade. De all pas
a denominar una disciplina, pero tambin la doctrina comn de es-
15 Delfina Varela Domnguez de Ghioldi, Filosofa argentina. Los Idelogos. Bue-
nos Aires, s/e, 1938, p. 53.
27
tos pensadores. Con la intencin pedaggica propia de este grupo,
Destutt escribe sus lementes dIdologie, de los que aparecieron suce-
sivamente los siguientes textos: Idologie (1801), Grammaire genrale
(1803), Logique (1805), Trait sur la volont (1815), y el Commentaire
de lEsprit des Lois des Montesquieu (publicado primero en EEUU, en
1811, en una traduccin al ingls revisada por Jefferson, y luego, en
1819, en Francia).
Las partes de los Elementos de Ideologa obedecen a un plan rigu-
roso: la Ideologa se ocupa de las facultades del alma y su distincin;
la Gramtica es el estudio de los signos cuyo objeto es el discurso; la
Lgica se ocupa de los medios para llegar a la certeza en el juicio; el
Tratado de la voluntad y sus efectos discurre sobre la moral y la eco-
noma; y, por ltimo, la quinta parte estudia los elementos de todas
las ciencias fsicas y abstractas. Dice Destutt:
Cette science,...., peut sappeler Idologie, si lon ne fait
attention quau sujet ; Grammaire gnrale, si lon na gard
quau moyen, et Logique si lon ne considre que le but. Quelque
nom quon lui donne, elle renferme ncessairement ces trois
parties ; car on ne peut en traiter une raisonnablement sans
traiter les deux autres. Idologie me parat le terme gnrique,
parce que la science des ides renferme celle de leur expression
et celle de leur dduction.16
Esta ciencia puede llamarse Ideologa si se atiende al sujeto; Gra-
mtica general, si se mira al medio, y Lgica si se considera el
objeto. Cualquiera sea el nombre que se le d, encierra necesaria-
mente estas tres partes; pues no se puede tratar una razonable-
mente sin tratar las otras dos. Ideologa me parece el trmino
genrico, porque la ciencia de las ideas encierra la de su expre-
sin y la de su deduccin.
Al modo de las ciencias fsico-naturales busca, como Condillac, un
principio nico: todas nuestras ideas vienen de nuestras sensaciones,
pero apartndose de l, pues no ser el tacto el origen de la sensacin
de los cuerpos externos, sino el movimiento:
16 Destutt de Tracy, lments dIdologie. 1 parte : Idologie proprement dite. 3
ed., 1817, p. 4-5. Citado por Gusdorf, ob. cit., p. 364-365.
28
Cette facult ou motilit, portion de la facult gnrale appele
sensibilit, n`a pas plus rapport un sens qu un autre, mais les
embrasse tous et est le seul lien entre notre moi et le reste des
tres.17
Esta facultad o movilidad, porcin de la facultad general llama-
da sensibilidad, no tiene relacin con ningn sentido ms que con
otro, pero los abraza a todos y es el nico lazo entre nuestro yo y
el resto de los seres.
El movimiento es el que, encontrndonos con un obstculo exter-
no, nos muestra la existencia de objetos externos. Quien estuviese
privado de movimiento podra conocerse a s mismo, pero no el mun-
do material. Por esta facultad se obtienen las nociones de espacio,
lugar, cuerpos, extensin, duracin y tiempo.
Las facultades espirituales dependen de la diversidad de las impre-
siones sensibles, que Destutt distingue en cuatro clases: 1 La facultad
de sentir que es resultado de la accin de los objetos presentes so-
bre los rganos de los sentidos. 2 Las que resultan de la accin pasada
de los objetos que han dejado un rastro en los rganos, en ese caso
recordamos. 3 Las de los objetos que estn en relacin entre s y
pueden ser comparados; relacin de la que surge el acto de juzgar. 4
Las que nacen de las necesidades y nos conducen a satisfacerlas. En
este caso hablamos del desear o querer, es decir, de la voluntad.
Tenemos as las cuatro operaciones del espritu: percepcin, memoria,
juicio y voluntad; todas ellas reductibles a la sensibilidad. En forma
concluyente, el pensamiento es una elaboracin de las sensaciones y,
como en el caso de su amigo Cabanis, una actividad del sistema ner-
vioso.
Para Destutt la facultad de pensar se descompone en cinco faculta-
des distintas y primordiales: la facultad de sentir, la de recordar, la de
juzgar, la de querer, y la de moverse, que le parece tan esencial como
las otras, teniendo en cuenta, como nos dice Picavet, que la sensacin
de movimiento, por oposicin a la de resistencia, permite el ejercicio
de nuestra facultad de comparar o de juzgar. Es como un sexto senti-
do que no ha sido advertido porque no tiene un rgano en particular.
Al examinar las relaciones de estas facultades con la voluntad, en-
cuentra que en parte son dependientes y en parte son independientes.
17 Picavet, ob. cit., p. 306.
29
Por un lado se halla la formacin de nuestras ideas en tanto conoci-
miento; por otro, de nuestras ideas en tanto sentimientos y pasiones.
Picavet nos dice que para Destutt la libertad es la facultad de obrar
segn la voluntad; ella, la libertad, y la felicidad, son una misma idea,
considerada segn el medio y segn el fin.18
Ya como expresin temporalmente ms avanzada de la Ideologa,
que algunos estudiosos consideran precursor del espiritualismo
eclctico, debe mencionarse el nombre de Pierre Laromiguire (1756-
1837)19 , quien se educa con los Padres de la Doctrina Cristiana o
Doctrinarios, que en el Medioda de Francia posean distintos estable-
cimientos educacionales con buena reputacin. En el noviciado de
Toulouse de esta Orden recibe los hbitos sacerdotales en 1785. Lee
tempranamente a Condillac, que busca asimilar y se inspira en sus
enseanzas. En las clases que imparte no lo hace en latn, sino en un
francs claro, alerta y sabroso, segn indica Alfaric.
En 1790 la Asamblea Constituyente suprime las Ordenes religiosas
por incompatibles con el respeto de las libertades individuales, segn
lo establecido por la Declaracin de los Derechos del Hombre. Hacia
1792 la secularizacin de Laromiguire es un hecho. Dice Alfaric:
Elle avait d soprer tout naturellement. Laromiguire navait
pris, semble-t-il, la soutane quafin de pouvoir se consacrer
ltude et lenseignement. Du jour o cette raison nexista plus
pour lui, rien ne le retenait dans lEglise. Depuis longtemps dj
il stait fait par ses lectures une mentalit laque, 20
Ella haba debido operarse naturalmente. Parece que Laromiguire
no haba tomado la sotana sino con el fin de poder consagrarse
al estudio y a la enseanza. Desde el da en que esta razn no
existi ms para l, nada le retena en la Iglesia. Desde hace lar-
go tiempo se haba hecho por sus lecturas una mentalidad laica,
dedicada a los estudios especulativos. Desde los primeros escritos,
como su Projet dlments de mtaphysique (1794), expuso sus temas
preferidos, mantenidos a lo largo de su vida: el anlisis del pensamien-
18 Ibid., p. 307.
19 Cfr. Prosper Alfaric, Laromiguire et son cole. tude biographique avec quatre
portraits. Paris, Les Belles Lettres, 1929.
20 Ibid., p. 26.
30
to y el origen de las ideas, las sensaciones, el origen del alma, los ani-
males, Dios, y el arte de razonar para hallar la verdad y evitar el error,
as como el estudio de las distintas doctrinas metafsicas.
Si bien como los otros idelogos no guarda entera fidelidad a
Condillac, s adopta su mtodo de anlisis para tratar el origen de las
ideas. El mtodo consiste en la descomposicin de un todo en sus
partes para conocer cada una de ellas, compararlas para descubrir sus
relaciones y remontarse, de este modo, a su origen o principio. En la
senda de Locke y el mismo Condillac, rechaza la teora de las ideas
innatas, dado que toda idea supone la sensacin, pero en su caso
particular ellas provienen de la aplicacin de facultades activas del
espritu a nuestras distintas maneras de sentir. Hay un principio acti-
vo del entendimiento que les da origen: la atencin, de la que surge
a su vez la comparacin, la relacin, el juicio, el razonamiento, la re-
flexin, la imaginacin y, finalmente, el entendimiento. Del mismo
modo, de un conjunto secuencial de hechos, ordenados entre s y que
remiten a un primer hecho, surge un sistema: un hecho, una idea, una
palabra son el germen de una ciencia.21
El hombre, situado en medio de la naturaleza y los otros seres,
es un ser independiente que posee movimiento, inquiere, atiende a
objetos con el fin de satisfacer sus necesidades por su organizacin
superior, dado que est dotado de razn. Sus movimientos, los de
los rganos y los sentidos, estn acompaados de una sensacin
agradable o desagradable. Estas varan infinitamente segn su edad,
sexo, lugar, tiempo y manera de vivir. Pero su objeto no es, para
Laromiguire, reconstruir el universo entero de las mismas ni el de los
fenmenos resultantes de la sensibilidad, sino el origen de toda cien-
cia y de toda fuerza humana. Su verdadero inters est en responder
cmo la sensacin se transforma en inteligencia, en moralidad, en
razn. Su afn est centrado en buscar el origen de las ideas desde un
punto de vista filosfico, distinto de las ciencias, ms concretamente,
metafsico. Por esta razn colocar la atencin, la reflexin y el anli-
sis como los medios por los cuales descubrimos en los objetos una
multiplicidad de puntos de vista que distinguen al hombre esclareci-
do del ignorante. Refiere Picavet:
Lactivit, distingue de la passivit, lattention indique comme
le principe de lentendement, apparaissaient comme des modifi-
21 Cfr. Picavet, ob. cit., p.526 y ss.
31
cations et des additions que Laromiguire tendait introduire
dans le condillacisme.22
La actividad, distinguida de la pasividad, la atencin indicada
como el principio del entendimiento, aparecan como las modi-
ficaciones y adiciones que Laromiguire tenda a introducir en el
condillacismo.
Y agrega, explicando al autor, que aclarando las sensaciones el
hombre puede pasar del estado de ser sentiente al estado de ser inte-
ligente, es decir, de las sensaciones a las ideas. Ahora bien, toda idea
es una sensacin o parte de ella, pero no toda sensacin es una idea.
Para que se convierta en tal es preciso una relacin de distincin o
apercepcin, una operacin del entendimiento de la cual resultar,
pero la idea misma no es una operacin.
Del conjunto de ideas de Condillac, Laromiguire tomar la impor-
tancia de la lengua en la doble dimensin de comunicar y retener el
pensamiento, pero tambin como va para la construccin de nuevas
ideas. Llega a decir que el arte de pensar es el arte de ordenar las
sensaciones.
El cuerpo bsico de ideas de Laromiguire que llevamos comenta-
do se mantendr en su labor posterior. En 1815 da a conocer el primer
extenso tomo de sus Leons de Philosophie sur les principes de
lintelligence ou sur les causes et sur les origines des ides. Tres aos
despus, en 1818, publica el segundo tomo, no menos extenso. La obra
estaba destinada a la instruccin pblica, de modo que tena carcter
de manual para estudiantes. Hasta donde sabemos, recibi seis
reimpresiones, dos de ellas pstumas.23 Las Leons sirvieron de base
para el curso de Luis Jos de la Pea, por lo que conviene detenernos
en sus contenidos esenciales.
Los dos tomos dividen el tratamiento en dos partes. La primera se
ocupa de las actividades del alma, o de las facultades del alma, parti-
cularmente de las facultades relativas al conocimiento. La segunda, de
22 Ibid., p. 529.
23 Ellas tienen fecha de 1820, 1822, 1826, 1833, 1844 y 1858. Utilizamos esta l-
tima: Pierre Laromiguire, Leons de Philosophie sur les Principes de
lintelligence ou sur les causes et sur les origines des ides. Pars, Librairie de
LHachette et Co., 1858. La edicin de 1833 es la ltima realizada con las
modificaciones introducidas por el autor. Cfr. Picavet, ob. cit.; Alfaric, ob. cit.
32
la sensibilidad y de la inteligencia. Dado que nuestro primer inters
como seres humanos es conocernos a nosotros mismos, dos son las
cuestiones que indaga: el origen y la generacin de las facultades del
alma, y el origen y la generacin de las ideas. Ambas como objeto
principal de sus enseanzas.24
En la primera parte demuestra que las facultades del alma no tie-
nen su origen en la sensacin y en la segunda aporta la solucin, en
su parecer no hallada hasta el momento, sobre el origen de nuestros
conocimientos. Se propone fundar en la observacin su aporte, que
apunta, adems, a descartar dos opiniones antiguas y clebres: que
las ideas provienen de los sentidos, y que las ideas son innatas. Lo
har en la lengua o el lenguaje de los grandes filsofos, como
Descartes, Locke, Leibnitz o Malebranche, entre otros, partiendo de lo
ms cercano y familiar, para llegar a lo ms lejano y desconocido.
Las facultades se hallan unas ligadas a otras: la libertad deviene de
la preferencia; la preferencia del deseo; el deseo surge de la accin de
las facultades del entendimiento, que son la atencin, la comparacin
y el razonamiento. El razonamiento, nos dice, consiste de una doble
comparacin; la comparacin es una doble atencin. La atencin es la
facultad primera y principio generador de todas las facultades (p. XIV).
De la atencin no es posible dar explicacin o definicin en pala-
bras. Escapa a esta operacin. Es una luz que esclarece todas las
definiciones, las demostraciones y se proyecta sobre todos los desarro-
llos de la ciencia. Es, en realidad, una fuerza que, en el alma, modifica
las sensaciones, las ideas, y que en el cuerpo produce los movimien-
tos voluntarios. Es decir, que se deja sentir por su ejercicio o sus
efectos, como el hambre y la sed (p. XIV-XVI).
Laromiguire aade que para formar un sistema o concebirlo cuan-
do se ha formado, se necesitan tres condiciones: ideas exactas y
precisas de todas las partes, percepcin distinta de sus relaciones, y el
conocimiento del principio generador.
Segn se lo considere, el pensamiento es, al mismo tiempo, indi-
visible y divisible. Como principio de accin o facultad, es indivisible
y activo. Como reunin de operaciones e ideas es divisible y pasivo.
Laromiguire da un ejemplo: el juicio es un acto o una simple percep-
24 Para esta sntesis utilizamos el Extracto de las mismas, que precede la edi-
cin que tenemos a la vista. La traduccin nos pertenece. En el comentario
ponemos a continuacin el nmero de pgina de acuerdo con la edicin men-
cionada.
33
cin de relacin; un acto cuando se lo confunde con la comparacin
que le precede, o con la afirmacin que lo pronuncia; una simple per-
cepcin, o, como se ha dicho, un descanso del alma cuando se lo toma
como resultado de la comparacin. Con el fin de erradicar toda con-
fusin al respecto es que procede a dividir su obra en dos partes: en
la primera aborda las facultades del alma consideradas en s mismas.
En la segunda, hace el estudio de sus efectos que se obtienen por el
ejercicio de las facultades. Cree, en fin, que la separacin de las facul-
tades del alma de sus productos nos alejar de los errores interpreta-
tivos que se han presentado hasta ese momento.
De las distintas definiciones que se han dado de la filosofa,
Laromiguire desliza la suya propia: es una ciencia que nos muestra
los efectos de sus causas, y las causas en sus efectos (p. XXII). Por su
parte, la metafsica es el anlisis que se remonta al origen de las ideas;
la lgica es el anlisis que tiene por objeto la deduccin de las ideas.
De este modo dir que la metafsica es la ciencia de los principios; y
la lgica la ciencia de las consecuencias (p. XXIX).
Las facultades del alma no derivan ni tienen su principio en la
sensacin, tampoco guardan algo en comn con la sensacin. Entre la
sensacin y las operaciones del alma hay una relacin de accin, pero
no de naturaleza. Las facultades del alma y las operaciones, nos dice,
son poderes del obrar y maneras de obrar: ellas son otra cosa que
capacidades o maneras de sentir (p. XXXII).
Si se observa la actividad del alma se comprueba que ella concen-
tra sus fuerzas en un solo objeto; se distribuye en muchos; olvida,
retiene, aclara, etc. En esta madeja de actividades, Laromiguire res-
ponde que la atencin, la comparacin y el razonamiento son
suficientes para todo conocimiento. El deseo, la preferencia y la liber-
tad son, por otro lado, los rbitros de nuestro destino (p. XXXIII).
La atencin es la primera facultad del alma y merced a ella exis-
ten las otras facultades. Se encuentra en todas las operaciones que
realizamos: en la comparacin, en el razonamiento, en el deseo, en la
preferencia, en la libertad. Todos modos de estar atentos. Su anulacin
implicara la desaparicin de todas las otras facultades, tanto de las
intelectuales, como de las morales (p. XXXIV).
En cuanto a las ideas, cualquiera sea la clasificacin que establez-
camos (simples y compuestas, individuales y generales, sensibles e
intelectuales, concretas y abstractas, claras y oscuras, verdaderas y fal-
sas, etc.), todas, nos dice, son necesariamente absolutas o relativas y
las adquirimos inmediatamente o por la reflexin. En el primer caso
34
son producto directo de la atencin; en el segundo, son resultado de
la comparacin, y si las obtenemos de ideas ya adquiridas, podemos
decir que son fruto del razonamiento (p. XXXIV).
Mas no basta con lo expuesto. Laromiguire nos explica que si la
atencin se encuentra en todas las facultades, todas remiten a ella y
en ese remitirse o refluir se aproximan, se mezclan y se comunican
recprocamente sus caracteres. Precisamente, el entendimiento recibe
el movimiento de la voluntad; la voluntad requiere sus motivos al en-
tendimiento; la atencin, la comparacin y el razonamiento devienen
voluntarios y libres; la libertad se alumbra de las luces de la compa-
racin y del razonamiento. De esta manera todas las facultades se
interpenetran y terminan por ser inseparables (p. XXXVIII).
A continuacin y volviendo sobre sus pasos, Laromiguire nos
explicita las partes de un (su) tratado de filosofa (metafsica, lgica y
moral) y el propsito de sus Leons: volcar la atencin sobre las facul-
tades a las cuales debemos nuestras ideas, determinar la naturaleza de
esas ideas, mostrar sus orgenes, asignar sus causas, distribuirlas en
diferentes clases y explicar el modo como se forma la inteligencia del
hombre: jai voulu rendre raison de lintelligence de lhomme (p.
XL). Y lo hace con espritu crtico sobre los metafsicos precedentes. Ya
respecto de la sensacin, nos dir que es un resultado de la accin de
los objetos exteriores, de la conformacin de nuestros rganos y de la
sensibilidad del alma. Por su naturaleza son independientes de nues-
tra voluntad, pero podemos fortalecerlas o debilitarlas, mirarlas,
compararlas y combinarlas de diversas maneras (p. XLIV). De este tra-
bajo sobre las sensaciones, hecho al comienzo sin reglas, pero
iluminado por la experiencia, nacen las ideas sensibles. Estas ideas
conducen a nuevas maneras de sentir y a nuevas ideas que se multi-
plican hasta poder llegar a constituirse en un campo cientfico (p.
XLIV). Ilustrativamente dir que las sensaciones son datos de la natu-
raleza. La metafsica, como obra del hombre, parte de esos datos, pero
no son su objeto, como las piedras no son el objeto de la arquitectura
(p. XLV). En el instante en el que el metafsico se ocupa de ellas, de-
jan de ser sensaciones para convertirse en ideas (p. XLV), y puesto que
todas las ideas son fruto de la accin de nuestras facultades comen-
zar por el estudio de estas ltimas en la Segunda Parte de sus Leons.
Las sensaciones y los sentimientos de relacin son las primeras
condiciones del conocimiento del mundo fsico. Este conocimiento
requiere tambin el empleo de dos facultades del entendimiento: la
atencin y la comparacin. Estas dos facultades son el punto de apo-
35
yo o las palancas con las que el alma se eleva a las ideas de relacin
y a las ideas sensibles. Sin ellas no conocera el orden que reina entre
los objetos exteriores, ni ningn objeto exterior. El alma existira soli-
taria en medio de mundos que llenan el espacio (p. XLVI).
Por lo que al origen de la idea de alma se refiere una sustancia
inmaterial, inextensa, simple y espiritual, Laromiguire dice que est
en el sentimiento de la accin de las facultades del alma, y su causa
en el razonamiento. Sentimos la accin del principio pensante y po-
demos probar su simplicidad y espiritualidad. Del mismo modo
podemos elevarnos a la idea de Dios. Tres ideas, que en verdad son
una sola, nos conducen a ella: 1. Del sentimiento de su debilidad y de
su dependencia, el hombre, por un razonamiento inevitable, se eleva
a la idea de la soberana independencia y fuerza. 2. Del sentimiento
que producen la regularidad de las leyes de la naturaleza y la marcha
calculada de los astros, se eleva a la idea de un ordenador supremo.
3. Del sentimiento de aquello que l mismo hace, cuando dispone sus
acciones hacia un objeto, tiene la idea de una inteligencia infinita. As,
esta idea de Dios surge de tres sentimientos diversos que dan lugar a
tres puntos de vista y constituyen tres argumentos distintos y separa-
dos. El primero se extrae del fondo de nuestra naturaleza; el segundo
emerge dentro de la magnificencia del espectculo del universo; el
tercero nos viene con una fuerza irresistible de la consideracin de las
causas finales. Pero, tambin hallaremos la idea en el sentimiento de
lo justo y lo injusto, en la conciencia del bien y del mal y en el senti-
miento de donde proviene en nosotros la idea de causa. Para
Laromiguire la sensibilidad humana toda entera conduce a la divini-
dad (p. XLIX). Evidentemente las tres ideas tienen a la base la idea de
causa. Esta deriva del sentimiento de relacin entre una accin del
alma y un cambio del alma. Remontndonos de causa en causa surge
la de causa primera, que en su universalidad comprende a toda la
naturaleza: la idea de Dios (p. LII). Esta, junto con la idea del alma y
la idea de cuerpos, tienen su origen en el sentimiento: la idea de los
cuerpos, en el sentimiento-sensacin; la idea del alma, en el senti-
miento de la accin de las facultades; la idea de Dios, en todos los
sentimientos (p. LIII).
Ya para concluir esta resea de las Leons, Laromiguire nos dice
que con los sentimientos y sus facultades el hombre hace una inteli-
gencia, su inteligencia: grosera y terrestre cuando toma sus materiales
de la sensacin; celeste y casi divina si la forma con los elementos ms
puros de la sensibilidad (p. LX).
36
Este fue el contenido de las Leons que dict en 1811 y 1812 en la
Academia de Pars, como hace constar en la Advertencia que precede
la quinta edicin. Se dice all que el olvido de estas nociones condu-
cira a las naciones a la barbarie. Y deseamos resaltar esta expresin
barbarie por la significacin que tuvieron estos idelogos en la en-
seanza de la filosofa dentro del nacimiento de la vida independiente
argentina. De ms est sealar que esa expresin adquiri luego el
carcter de verdadera categora, resemantizada por los romnticos,
especialmente en los textos sarmientinos, opuesta, como bien sabe-
mos, a la de civilizacin, aunque hunde sus races en el momento de
la Ideologa.
En Francia la Ideologa parece haber sido obliterada por la histo-
ria y la historiografa posterior en opinin de Gusdorf. Esto le lleva a
afirmar:
Sils ne furent pas prophtes en leur pays, les Idologues le furent
dans un certain nombre de pays trangers, o leur style de pense
voqua des chos en harmonie avec la situation locale. Dernire
expression des lumires, lIdologie a pour arrire-plan historique
le renouvellement radical de lordre humain par la Rvolution
franaise ; la doctrine prsuppose lespace mental des droits de
lhomme et du citoyen, dont elle reconnat lautorit de plein
exercice.25
Si no fueron profetas en su pas, los idelogos lo fueron en un cier-
to nmero de pases extranjeros, donde sus estilos de pensamiento
evocan los ecos en armona con la situacin local. Ultima expre-
sin de las luces, la Ideologa tiene por trasfondo la renovacin
radical del orden humano por la Revolucin francesa; la doctri-
na presupone el espacio mental de los derechos del hombre y del
ciudadano, del cual ella reconoce la autoridad de pleno ejercicio.
La Ideologa en la ArgentinaEl lugar de Luis Jos de la Pea
En aquellos tempranos tiempos de la naciente Argentina, desde el
escenario poltico Bernardino Rivadavia (1780-1845) consideraba que
la difusin de la educacin y la instruccin contribuira a la mejora
25 Gusdorf, ob. cit., p. 544.
37
social y al desarrollo. Con tal motivo solicit la venida al pas de pro-
fesores europeos y la creacin de un Establecimiento Literario,
anunciado en la Gaceta del 9 de agosto de 1812, cuyo texto transcri-
bimos, a pesar de su extensin, porque traza claramente el espritu del
momento. Deca ese comunicado oficial:
Basta ser hombre para amar la libertad, basta un momento de
coraje para sacudir la esclavitud, basta que un pueblo se arme de
clera para derribar a los tiranos; pero la fuerza, la intrepidez, y
el mismo amor de la independencia no bastan para asegurarla,
mientras el error y la ignorancia presidan el destino de los pue-
blos, y mientras se descuide el fomento de las ciencias, por entre-
garse a los desvelos que exige el arte necesario de la guerra. La
Amrica del Sud ha dicho que quiere ser libre, y lo ser sin duda;
el esfuerzo universal de un pueblo numeroso, la energa de sus
habitantes y el estado poltico de la Europa fundan la necesidad
de este suceso. Triunfaremos del ltimo resto de opresores, s,
triunfaremos, pero despus de haberlos vencido, an nos resta
triunfar de nosotros mismos. Nos resta destruir las tinieblas en
que hemos estado envueltos por ms de tres siglos; nos resta co-
nocer lo que somos, lo que poseemos y lo que debemos adquirir;
nos resta, en fin, sacudir el fardo de las preocupaciones y absur-
dos que hemos recibido en patrimonio.
De poco podra lisonjearse el celo del gobierno, si no previniese
con sus esfuerzos esta saludable regeneracin, proporcionando a
los pueblos de un nuevo establecimiento por cuyo medio se difun-
dan las luces y se propague la ilustracin en todos los ramos
concernientes a la prosperidad pblica. Este es el nico medio de
realizar las ventajas que se han anunciado tan repetidas veces:
sin l, las ms sublimes teoras no pasan de la esfera de bellas
quimeras, y nuestro inmenso territorio permanecer, como hasta
aqu, reducido a una estril soledad, propia slo para excitar la
compasin de un filsofo contemplativo.
Nada importara que nuestro frtil suelo encerrase tesoros in-
apreciables en los tres reinos de la naturaleza, si privados del
auxilio de las ciencias naturales ignorsemos lo mismo que po-
seemos.
Nada importara que por nuestra posicin geogrfica pudisemos
emular a las potencias ms respetables del globo, as para nues-
tras relaciones mercantiles, como para la defensa de nuestras
38
costas, si no cultivsemos los conocimientos que apoyan la per-
feccin de ambos ramos. Nada importara, en fin, que un genio
privilegiado, y un espritu fecundo predispusiesen a los america-
nos a investigar los misterios de la naturaleza, los orculos de la
moral y los profundos dogmas de la poltica, si la juventud no
empezase a ensayar esta brillante disposicin por medio de un
instituto literario en el que, concurriendo el genio con las venta-
jas de nuestra edad, desplegue (sic) la razn toda su fuerza; y
rompa el espritu humano las cadenas que ha arrastrado hasta
hoy en este suelo.
Al fin, ha llegado esa poca tan suspirada por la filosofa; los
pueblos bendecirn su destino, y el tierno padre que propenda a
hacer felices los renuevos de su ser no necesitar ya desprenderse
de ellos, ni afligir su ternura para ver perfeccionado su espritu
en las ciencias y artes, que sean propias de su genio. Cerca de s,
a su propio lado, ver formarse al qumico, al naturalista, al ge-
metra, al militar, al poltico, en fin, a todos los que deben ser con
el tiempo la columna de la sociedad y el honor de su familia. Este
doble objetivo en que tanto se interesa la humanidad, la patria
y el destino de todos los habitantes de la Amrica ha decidido al
gobierno a promover, en medio de sus graves y notorias atencio-
nes, un establecimiento literario en que ensee el derecho
pblico, la economa poltica, la agricultura, las ciencias exac-
tas, la geografa, la mineraloga, el dibujo, lenguas, etc. Con este
objeto ha determinado abrir una suscricin en todas las provin-
cias unidas para cimentar el instituto sobre el pie ms benfico
y estable, luego que lleguen los profesores de Europa, que se han
mandado venir con este intento. 26
Las ideas contenidas en este documento son una muestra cabal de
las aspiraciones del momento, compartidas por los patriotas. Son,
adems, un verdadero anticipo de las ideas que impulsaron la creacin
de la Universidad de Buenos Aires e indican los deseos de cambios
que seran fundacionales, ms all de los xitos y fracasos, como de
la lectura polmica efectuada por la historiografa posterior acerca de
Rivadavia. Las marchas y contramarchas de los hechos indican las
26 En Andrs Lamas, Rivadavia. Su obra poltica y cultural. Prlogo de lvaro
Melian Lafinur. Col. La Cultura Argentina. Buenos Aires, La Cultura Argenti-
na, 1915, p. 167-169.
39
dificultades que se fueron presentando. Jos Carlos Chiaramonte en
sus estudios sobre la Ilustracin argentina expresa:
Hay quienes reprochan a nuestros primeros polticos e intelec-
tuales por la utilizacin de doctrinas europeas, infecundas para
resolver los problemas locales. Pero ms acertado sera conside-
rar que la infecundidad que aparece dolorosamente al final de
muchas tentativas de organizacin poltica o econmica no es
consecuencia de otra cosa que de el no saber o no poder llevar
hasta el final la actitud adoptada. Es decir, la conciliacin o la
desercin ante las fuerzas del pasado.27
Esas vacilaciones no ocultan, sin embargo, los deseos de un cam-
bio que aspiraba, mediante las luces de la razn, a la prosperidad y
el bienestar general, del que la educacin deba ser pieza fundamen-
tal.
Rivadavia haba permanecido un perodo prolongado en Europa y
a su regreso al Ro de la Plata llegaba influido por el reformismo de
los ministros iluministas de Carlos III y de la Ideologa, especialmen-
te por la amistad que haba cultivado con Destutt. Determinado a
poner en prctica esas ideas, no habra de faltar ese reformismo en la
enseanza de la filosofa.
Controvertida figura para la historiografa nacional, segn decimos,
bajo su inspiracin se dispuso abolir los fueros de que gozaba el cle-
ro y el diezmo que reciba la Iglesia. En el plano social y educacional
fue creada la Sociedad de Beneficencia, se multiplicaron las escuelas
primarias y se aplic el mtodo lancasteriano. Para la enseanza me-
dia se moderniz el Colegio de la Unin del Sud mediante la inclusin
de disciplinas cientficas, cuyo cultivo se inici con la incorporacin de
nuevo instrumental trado desde el exterior y acorde con los avances
de la poca. Igualmente se fund un colegio de agricultura con su jar-
dn botnico y un museo de ciencias naturales, pero sin dudas la obra
de mayor trascendencia fue la creacin de la Universidad de Buenos
Aires.
La enseanza de la filosofa estara llamada a experimentar un
cambio abrupto con la creacin del Colegio de la Unin del Sud, efec-
27 Jos Carlos Chiaramonte, Ensayos sobre la Ilustracin argentina. Paran,
Universidad Nacional del Litoral, Facultad de Ciencias de la Educacin,
1962, p. 28.
40
tuada sobre la base del Colegio de San Carlos, en 1818. Le correspon-
di a Juan Crisstomo Lafinur, en 1819, obtener por oposicin pbli-
ca la ctedra (frente a Luis Jos de la Pea y Bernardo Vlez) y
emprender, con espritu innovador, bajo las doctrinas modernas, esa
enseanza impartida en castellano. Era el primer laico en ocupar una
ctedra de esta naturaleza y lo haca inspirado, fundamentalmente, en
los escritos de Condillac y Destutt de Tracy. Juan Mara Gutirrez
(1809-1878), en su clsico libro sobre los orgenes de la enseanza
pblica superior en Buenos Aires dice de l:
Lafinur no se propona en su curso formar filsofos meditativos
ni psiclogos que pasasen la vida leyendo, como faquires de la
ciencia, los fenmenos ntimos del yo. Quera formar ciudadanos
de accin, porque senta la necesidad de levantar diques al to-
rrente de los extravos sociales que presenciaba, y de preparar
obreros para la reconstruccin moral que exiga la Colonia eman-
cipada. Atacar preocupaciones, dignificar al hombre, inspirarle
aliento para refrenarse y corregirse; hacer notar la ntima relacin
que existe entre la felicidad individual y la pblica, tales eran las
tendencias manifiestas de las lecciones del joven profesor. 28
Testimonio escrito de esas lecciones es la edicin de su Curso fi-
losfico, editado por Delfina Varela Domnguez de Ghioldi, cuyo
prlogo, a pesar del tiempo, conserva su valor, y a la cual remitimos
para todo lector interesado.29 Lo cierto es que, como indica Gutirrez,
el joven profesor se propona amarrar en un solo ramillete las virtu-
des personales con las virtudes cvicas, de acuerdo a las necesidades
del momento, aunque las mentes ms conservadoras no comprendie-
ron el espritu que lo animaba y lo hicieron fracasar en sus intentos.
Sin embargo, ya en 1808, el mdico Cosme Argerich imparta sus cur-
sos de Fisiologa en la Escuela de Medicina apoyado en ideas de Pierre
Cabanis (1757-1808) y Destutt de Tracy. Con la misma actitud ruptu-
rista, el sacerdote revolucionario Francisco Jos Planes abandonaba
abruptamente la enseanza escolstica del Colegio de San Carlos, para
reemplazarla por las doctrinas iluministas, especialmente bajo el sen-
sismo de Condillac y el fisiologismo materialista de Cabanis. Hecho
que tuvo lugar entre 1809 y 1812. Precursores sern tambin Manuel
28 Juan Mara Gutirrez, Origen y desarrollo de la Enseanza Pblica Superior en
Buenos Aires. Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1915, p. 71.
41
Belgrano que haba recomendado la enseanza de la lgica de acuer-
do a Condillac y Felipe Senillosa, por lo que cabe decir que bajo el
clima de la Ideologa se produjeron las primeras manifestaciones re-
volucionarias de la naciente Argentina, aunque ya en Francia el
movimiento arrastraba tras de s dos dcadas, concretamente a partir
de 1789. Jorge Zamudio Silva nos dice sobre el tema:
Antes de 1810 todos los idelogos citados [Condorcet, Siyes,
Volney, Destutt de Tracy] son conocidos, directa o indirectamen-
te, por los futuros primeros gobernantes argentinos. As, por
ejemplo, Moreno y Belgrano demuestran una fuerte influencia de
Volney. Cabanis, idelogo fisiologista, era familiar a Argerich y lo
mismo Destutt.
Y agrega en prrafos ms adelante:
En todo caso, la Ideologa es inseparable del contenido intelec-
tual de la Revolucin de Mayo, en cuanto pudo influir para
orientar a sus gestores en la masa enorme de intereses que guar-
dar, consolidar y hacer evolucionar. 30
Puesta en funcionamiento la Universidad de Buenos Aires mediante
decreto del 9 de agosto de 1821, bajo el gobierno de Martn Rodrguez
con la colaboracin de Rivadavia, y de acuerdo al plan presentado por
29 Juan Crisstomo Lafinur, Curso filosfico. Dictado en el Colegio de la Unin
del Sud de Buenos Aires en 1819. Primera edicin, prlogo y notas de Delfina
Varela Domnguez de Ghioldi. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires,
Facultad de Filosofa y Letras, Instituto de Filosofa, 1938. El Curso consta de
una Advertencia al lector y dos partes: Lgica y Metafsica. Cfr. Juan Carlos
Torchia Estrada, La filosofa en la Argentina. Washington D. C., Unin Pana-
mericana, 1961, p. 72-82; Francisco Leocata, Las ideas filosficas en Argentina.
Etapas histricas. Buenos Aires, Centro de Estudios Salesianos, 1992, p. 128-
137. Informacin ms sucinta hallar el lector en la obra de este autor, Los
caminos de la filosofa en la Argentina. Buenos Aires, Centro de Estudios
Salesianos, 2004, p. 41-62.
30 Jorge R. Zamudio Silva, Juan Manuel Fernndez de Agero, primer profesor de
filosofa de la Universidad de Buenos Aires. Col. Monografas Universitarias.
Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofa y Letras, Ins-
tituto de Filosofa, 1940, p. 91-92.
42
el presbtero Dr. Antonio Senz, se establecieron cinco departamentos:
1. Estudios Preparatorios; 2. Matemticas; 3. Medicina; 4. Jurispruden-
cia; 5. Ciencias Sagradas. Senz fue su primer rector, hasta su muerte,
en 1825. Cargo que pas a ocupar, entre 1825 y 1830, Jos Valentn
Gmez.
La Universidad agrupaba bajo una sola direccin las instituciones
de enseanza existentes hasta el momento, desde las de primeras le-
tras hasta las de estudios superiores. Bajo su gida pasaron a funcionar
las aulas existentes en el momento. La enseanza de la filosofa se
hallaba dentro de los Estudios Preparatorios.
Esta obra intensa y variada, dice Jos Luis Romero, tena el
apoyo de un sector intelectual vigoroso aunque minoritario. Lo
encabezaba Julin Segundo de Agero y formaban parte de l,
adems del poeta Juan Cruz Varela, Esteban de Luca, Manuel
Moreno, Antonio Senz, Juan Crisstomo Lafinur, Diego Alcorta,
Cosme Argerich, todos miembros de la Sociedad Literaria, cuyo
pensamiento expresaron dos peridicos, El Argos y La Abeja Ar-
gentina. 31
Precisamente El Argos y a propsito de la nueva ctedra de filoso-
fa sealaba los progresos del espritu humano al desprenderse
de aquella multitud de principios ominosos, que nos haba con-
signado el fanatismo de los tiempos de las tinieblas y a los que
se nos crea vulgarmente obligados a prestar asenso como verda-
des emanadas del cielo y dictadas por la sana razn. 32
Por decreto del 8 de febrero de 1822 fue designado su primer pro-
fesor el sacerdote Juan Manuel Fernndez de Agero (1772-1840), hasta
1827, ao de su renuncia. Muchas fueron las dificultades que hall al
impartir sus clases de Lgica, Metafsica y Retrica, plasmadas en el
texto titulado Principios de Ideologa Elemental, Abstractiva y Oratoria.33
31 Jos Luis Romero, Breve historia de la Argentina. Buenos Aires, FCE, 1999, p. 69.
32 Citado por Luis Alberto Romero, La feliz experiencia. 1820-1824. Col. Memo-
rial de la Patria. Buenos Aires, La Bastilla, 1976, p. 223-224.
33 Juan Manuel Fernndez de Agero, Principios de Ideologa Elemental,
Abstractiva y Oratoria. Con un apndice de documentos referentes a la vida y
actuacin de Fernndez de Agero. Edicin y prlogo de Jorge R. Zamudio
43
Como en el caso de Lafinur, se podra decir, utilizando una expresin
histrica, que las brevas no estaban maduras, pese al entusiasmo con
el que dict sus cursos y ejerci, tambin, la tarea legislativa (1823 y
1824). El estudio preliminar de esas lecciones, debido a su editor, Jor-
ge R. Zamudio Silva, nos exime de mayores comentarios, como las
pginas que le dedica Juan Carlos Torchia Estrada en La filosofa en la
Argentina, cuando muestra las fuentes francesas de las que se sirvi el
heterodoxo profesor.34
El texto consta de tres partes: Lgica, Metafsica y Retrica. La
primera se public en 1824; la segunda en 1826; la tercera vio la luz
recin en la edicin completa de 1940, aunque su autor la dej incon-
clusa. Que circulara impreso ayud al clima de alarma e imprecaciones
de las mentes ms conservadoras con el que fue recibido, hasta que,
ya sin el apoyo de Rivadavia, debi abandonar los claustros.
En un artculo donde se traza el despuntar de aquel momento en
las figuras de Lafinur y Fernndez de Agero, Len Pomer expresa:
Ni Fernndez de Agero fue un gran pensador ni lo fue el joven
Lafinur. Pero ambos pertenecieron a esa legin de intelectuales
que se competen de la tarea de divulgar un nuevo pensamiento,
una manera nueva de observar el mundo, de estar en l. [....] A
ambos se les opuso palabras duras, insultantes, reveladoras de
una visin de[l] mundo absolutamente cerrada sobre s misma,
que si atada a poderosos intereses crudamente materiales o
crudamente simblicos, para muchas gentes simples y honestas
represent la nica manera imaginable de ser personas, de poseer
una identidad, de sentir un cierto confort en s mismos. Todo lo
que viniera a desestabilizar ese estado de complacencia con las
cosas de este mundo, y del otro, el imaginario e imaginado, de-
ba provocar entre escozores y virulencia verbales. 35
Silva. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofa y Le-
tras, Instituto de Filosofa, 1940, 2 tomos. Zamudio Silva public su tesis doc-
toral, titulada Juan Manuel Fernndez de Agero. Primer profesor de filosofa de
la Universidad de Buenos Aires, ed. cit., que sirve de prlogo para la edicin
de las Lecciones del catedrtico.
34 Juan Carlos Torchia Estrada, ob. cit, p. 83-98.
35 Len Pomer, Dos transgresores argentinos: Lafinur y Agero, en Desmemo-
ria. Revista de Historia. Buenos Aires, ao 8, n 28, abril 2001, p. 71-88. La cita
en p. 88.
44
Ms apacible fue el magisterio de Diego Alcorta (1801-1842), a
quien ya hemos mencionado dentro del creciente clima renovador.
Graduado en medicina, en 1827, ese mismo ao le sucedi a
Fernndez de Agero al ser designado profesor de Ideologa, cargo
que ocup hasta 1840. Con su muerte concluye la etapa ideolgica en
la Argentina.
A pesar de los turbulentos aos polticos que le toc vivir, su ca-
rcter afable, con fuerte ascendiente sobre los alumnos, permiti que
dictara sus clases sin sobresaltos durante trece aos. Es elocuente Juan
Mara Gutirrez con su gil narracin:
Aquella palabra, as aislada como fue, tuvo un gran influjo so-
bre los numerosos auditores, de entre los cuales no hay uno solo
que al recordar al profesor no experimente los sentimientos que
inspira la memoria de un padre. La alta moralidad del doctor
Alcorta, su caridad conocida de toda la poblacin, impona un
respetuoso cario a sus discpulos, quienes, en demostracin de
gratitud costearon la publicacin litogrfica de un retrato del
maestro predilecto, conservndonos as las facciones de la fisono-
ma melanclica y bondadosa de aquel excelente ciudadano. 36
Que Alcorta no encontrara oposicin se debe, quiz, a dos motivos
en opinin de Torchia Estrada: el tono sobrio de la exposicin y la
oportuna omisin de cuestiones religiosas y al afianzamiento de la
orientacin en la enseanza de la filosofa. 37
Las clases impartidas por Alcorta fueron editadas por Paul
Groussac con una introduccin y notas en 1902.38 El Curso de filoso-
fa consta de tres partes seguidas de una conclusin: I. Estudio del
entendimiento humano o Metafsica; II. Estudio de los procederes del
entendimiento humano (Lgica); III. Retrica. Cabanis, Condillac y
Destutt de Tracy son sus fuentes, muchas veces literales, especialmente
Condillac. Con su perspicacia dice Alejandro Korn:
Las sensaciones son la fuente nica de nuestro conocimiento y
para nada le preocupan las consecuencias realistas o idealistas de
36 Juan Mara Gutirrez , ob. cit., p. 76.
37 Juan Carlos Torchia Estrada, ob. cit., p. 101.
38 Diego Alcorta, Curso de filosofa. Edicin y notas de Paul Groussac, en Ana-
les de la Biblioteca, Buenos Aires, tomo II, 1902
45
este modo de ver. Desarrolla las fases del proceso psicolgico, aje-
no a todo propsito que no sea la observacin prctica de un
hecho natural. 39
Nacido en Buenos Aires en 1796, Luis Jos de la Pea falleci en la
misma ciudad en 1871, despus de una agitada vida pblica que al-
tern entre las tareas acadmicas y las gubernamentales, pues fue
Ministro de Relaciones Exteriores del Presidente Urquiza, llevando a
cabo importantes misiones de paz. Realiz sus estudios en el Real
Colegio de San Carlos, donde curs filosofa y teologa, luego comple-
tados en la Universidad de Crdoba al obtener el ttulo de doctor, en
1818. Ordenado sacerdote, no tard en abandonar los hbitos.40 Un
ao ms tarde particip del concurso para optar a la ctedra de filo-
sofa en el Colegio de la Unin del Sud, que obtuvo Lafinur, como
dijimos. Siete aos ms tarde, en 1826, al dividir Rivadavia el curso en
dos en el Colegio de Ciencias Morales, fue nombrado para desempe-
arse en el primero, hasta 1830, siendo asimismo vicerrector. Tarea
docente que cumpli al mismo tiempo que Fernndez de Agero al
frente del segundo curso durante 1827, y con Alcorta despus. Si
Fernndez de Agero fue el inaugural profesor de filosofa en la Uni-
versidad, De la Pea fue el segundo, como puede apreciarse.
Por otra parte, quiso la historia y sus hacedores que Luis Jos de
la Pea fuera el primer profesor de filosofa de la Universidad de Mon-
tevideo, llamada luego Universidad de la Repblica. Haba llegado al
suelo Oriental durante el rosismo, en 1830, cuando ya haba pasado
por los claustros superiores en Buenos Aires. Instalado inmediatamente
en Mercedes, Uruguay, se dedic a la enseanza primaria. En 1837
debi marchar en un segundo destierro al Brasil, junto con Bernardino
39 Alejandro Korn, Influencias filosficas en la evolucin nacional, en Obras com-
pletas. La Plata, Universidad Nacional de La Plata, 1940, tomo 3, p. 164.
40 Vicente Fidel Lpez tiene juicios adversos sobre De la Pea en su Autobio-
grafa: Deb decir antes que, al regresar de Mercedes, pude haberme incor-
porado al curso de filosofa que dictaba en la Universidad el clrigo (si es que
se le puede llamar clrigo) don Luis Jos de la Pea. Pero mi padre prefiri
que esperase a la apertura del segundo bienio correspondiente al doctor
Alcorta; y tuvo razn. Ese doctor Pea, hbil explotador de favores, no era con-
siderado como hombre de buenas costumbres, y su competencia no tena
nada de seguro para hombres como mi padre. Evocaciones histricas. Col.
Grandes Escritores Argentinos. Buenos Aires, El Ateneo, 1929, p. 32.
46
Rivadavia y un grupo de unitarios argentinos, de donde regres a
Montevideo en 1839. Convertido en estrecho colaborador del Ministro
de Gobierno, Manuel Herrera y Obes, intervino en la redaccin del
reglamento orgnico de 1849 que dio lugar a la Universidad. Fue in-
tegrante de su primer Consejo Universitario con otros dos argentinos:
Esteban Echeverra y Alejo Villegas.
Arturo Ardao, al trazar la evolucin histrica de la Universidad de
Montevideo escribi que
De la Pea fue adems la figura central del movimiento educa-
cional que del 47 al 49 llev al establecimiento definitivo de la
Universidad, y cuando en 1852 regres a la Argentina para ocu-
par el Ministerio de Relaciones Exteriores en el gobierno de
Urquiza, era Vicerrector de la institucin y profesor de filosofa y
matemtica. 41
La creacin de la Universidad de Montevideo vena precedida por
la fundacin del Gimnasio Nacional, oficializado luego con el nombre
de Colegio Nacional, del que haba sido De la Pea fundador y direc-
tor, con apoyo gubernamental. Tuvo all en sus manos, a partir de abril
de 1848, la enseanza de la filosofa. El dictado de sus clases lo hizo
siguiendo el Cours de Philosophie de Eugenio Geruzez, que responda
a lo que conocemos como espiritualismo eclctico, cuyo mentor era
Vctor Cousin. Al ao siguiente, con la creacin de la Universidad, el
Colegio Nacional constituy su base y con el decreto de su inaugura-
cin del 14 de julio de 1849, De la Pea fue nombrado en la naciente
institucin su primer profesor de filosofa. Desempe el magisterio
hasta el ao 1851, siguiendo los lineamientos con los que lo haba
iniciado. Con el comienzo de 1852, depuesto Rosas, renunci a sus
obligaciones en el Uruguay y regres a la Argentina, donde pas a
desempearse como Ministro de Relaciones Exteriores de la Confede-
racin a partir del 7 de abril de ese mismo ao. Lo haca despus de
haber anudado fuertes lazos con la nacin Oriental, a cuya Universi-
dad don, el 24 de septiembre de 1850, el extenso manuscrito no
editado hasta hoy que contiene sus clases dadas, en dcadas anterio-
res, en la Universidad de Buenos Aires, al que vamos a referirnos
ahora.
41 Arturo Ardao, La Universidad de Montevideo. Su evolucin histrica. Montevi-
deo, Universidad de la Repblica, 1950, p. 45.
47
El manuscrito se abre con una bella dedicatoria dirigida a amigos
y discpulos que firma vuestro maestro y amigo, datada el 3 de oc-
tubre de 1848. Dice guiarlo el amor a la patria; el amor a la
humanidad, el deseo vehemente de que la nueva generacin se pre-
sente digna de la alta misin que le est confiada, y que ella vuelva
una mirada de amistad, y de aprecio hacia aquellos que se han esfor-
zado para disponerla a que la llene fielmente. 42
A continuacin encontramos una Conferencia sobra la Gramtica
general, elaborada desde el Colegio Nacional en Montevideo, con fe-
cha final del 14 de mayo de 1850. Est desbrozada en cuatro conferen-
cias, la primera de las cuales tiene fecha del 22 de septiembre de 1848.
Dos observaciones nos parecen oportunas: 1. La importancia otorga-
da al lenguaje para penetrar los arcanos de la inteligencia, segn nos
dice, pues como afirma en sus Lecciones, el espritu humano se en-
cuentra todo entero en el artificio del lenguaje( 372). Hay que recor-
dar aqu que el estudio del lenguaje, o de la lengua, como decan, era
un hecho importante porque, como lo haba afirmado Condillac, en-
cierra las claves del pensamiento. 2. Sigue en buena medida, a veces
literalmente, la Grammaire de Destutt de Tracy, en el Extrait Raisonn
del tomo II de sus lments dIdologie.
Se suceden luego en el manuscrito las extensas pginas de las Lec-
ciones propiamente dichas, dictadas en 1827, que abarcan 796
pargrafos, divididas en cuatro partes: Metafsica ( 1-129), Moral (
130-394), Lgica ( 395-500) y Retrica ( 501-796). Todo ello a lo lar-
go de treinta y tres lecciones, a las que se aade un Extracto Analtico
del curso, incompleto, dado que se interrumpe en la Lgica. Es preci-
so aclarar, sin embargo, que la Retrica parece haberla escrito varios
aos despus por fechas intercaladas al final de ciertos pargrafos,
cuya datacin final es el 12 de septiembre de 1849.
El objeto de sus Lecciones, y con l el de la filosofa misma, es
el estudio de nuestra inteligencia, o el anlisis de nuestro pensamien-
to. Lo que l llama el estudio de lo que se da en el interior del
hombre, por contraposicin al estudio de los objetos exteriores, que
son materia de la fsica. Parte de un interrogante bsico: cules son las
operaciones que elevan a un ser a la dignidad de ser racional ( 1).
El estudio de nuestras facultades se le presenta desde tres aspec-
tos: 1. En su naturaleza; 2. En sus efectos; y 3. En sus medios. Los dos
primeros darn lugar a la Metafsica y la Moral; el tercero ser objeto
42 Lecciones, Introduccin.
48
de la Lgica y la Retrica, con lo cual nos da las cuatro partes de sus
Lecciones que hemos mencionado. Contra lo que era tradicin, la
Lgica no inaugura el texto porque prefiere partir de los hechos, de la
observacin de nosotros mismos, antes que optar por una precepti-
va. Tres son los filsofos fundamentales que tendr en cuenta para
situar sus ideas: Condillac, Destutt de Tracy y Laromiguire.43 El an-
lisis de cada uno de ellos en sus ejes esenciales le lleva a disentir en
algunos puntos con los dos primeros y acordar con lo afirmado por
Laromiguire en sus Leons de Philosophie. Aqullos reducen todo el
proceso a sensaciones, donde el alma se comporta en forma pasiva,
mas hay un principio activo que reacciona a las impresiones obrando
sobre ellas, y eso es la atencin, principio del conocimiento y origen
de las ideas. Ahora bien, cuando dos o ms ideas se relacionan surge
la comparacin. Si el espritu se eleva de relacin en relacin hasta el
principio de todas nos hallamos ante el razonamiento. En sntesis,
Atencin, comparacin y razonamiento son todas las nicas facultades
que forman nuestra inteligencia; El alma obra por medio de la aten-