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Ana Mara Alonso
Comillas, Julio 2015.
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EN BUSCA DE LA LITERATURA
El texto literario
El criado del rico mercader
El criado del rico mercader
rase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que serva a un rico mercader. Un da, muy de maana, el criado se dirigi al mercado para hacer la compra. Pero esa maana no fue como todas las dems, porque esa maana vio all a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto. Aterrado, el criado volvi a la casa del mercader. Amo le dijo, djame el caballo ms veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahn. Pero por qu quieres huir? Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza. El mercader se compadeci de l y le dej el caballo y el criado parti con la esperanza de estar por la noche en Ispahn. Por la tarde, el propio mercader fue al mercado, y, como le haba sucedido antes al criado, tambin l vio a la Muerte. Muerte le dijo acercndose a ella, por qu le has hecho un gesto de amenaza a mi criado? Un gesto de amenaza? contest la Muerte. No, no ha sido un gesto de amenaza, sino de asombro. Me ha sorprendido verlo aqu, tan lejos de Ispahn, porque esta noche debo llevarme en Ispahn a tu criado.
Bernardo Axtaga: Obabakoak (1993)
Literatura y msica. Jarcha
Ben aindi habibi Si te bais mesture Trair samaya lmchi ad-unione. Amanu ya habibi Al-wajs no me fers Non, besa ma bokelya Awsak to no irs.
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Actividades con textos literarios (Albadalejo, 2007)
Diagrama de estrella:
Comparar comienzos:
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LOS GNEROS LITERARIOS. ACTIVIDADES EN EL AULA DE ELE
Textos narrativos
Continuidad en los parques
Haba empezado a leer la novela unos das antes. La abandon por negocios urgentes, volvi a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, despus de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestin de aparceras, volvi al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su silln favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dej que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los ltimos captulos. Su memoria retena sin esfuerzo los nombres y las imgenes de los protagonistas; la ilusin novelesca lo gan casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando lnea a lnea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cmodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguan al alcance de la mano, que ms all de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la srdida disyuntiva de los hroes, dejndose ir hacia las imgenes que se concertaban y adquiran color y movimiento, fue testigo del ltimo encuentro en la cabaa del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restaaba ella la sangre con sus besos, pero l rechazaba las caricias, no haba venido para repetir las ceremonias de una pasin secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El pual se entibiaba contra su pecho, y debajo lata la libertad agazapada. Un dilogo anhelante corra por las pginas como un arroyo de serpientes, y se senta que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que
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Benzodiazepina
He quedado conmigo mismo dentro de dos horas. No me conozco personalmente pero hemos
hablado mucho por chat y, en una ocasin para desearnos feliz ao 2008, por telfono. No
me gust mi voz: ligeramente nasal y con cierta presuncin de locutor nocturno. Siento
curiosidad por saber si, cara a cara, seremos capaces de mantener las largas conversaciones
que solemos compartir de madrugada. En la pantalla del ordenador, el dilogo avanza sin
obstculos, mezclando cuestiones profundas y banales, inventadas y reales, combinando
recuerdos y proyectos. No me hago ilusiones: en el ciberespacio abundan las falsedades y los
que te hacen creer que son de una manera y, a la hora de la verdad, te decepcionan. Podra
pensar lo mismo de m, por supuesto, pero, desde el principio, he procurado ser franco, no por
rectitud moral sino porque no tengo memoria suficiente para inventarme cosas que me
dejaran, seguro, en evidencia. Hemos tardado mucho en dar el paso de vernos. Eso nos ha
permitido conocernos de un modo que no suele darse en el universo presencial. En el mundo
real, cuando te presentan a alguien casi nunca sabes nada de l y prevalece una primera
impresin basada en la mirada, la apariencia y el cctel neurolgico que establece las
afinidades y las incompatibilidades. En el chat, en cambio, ocurre justo lo contrario. Primero
hablas, te cuentas la vida, aclaras y creas malentendidos, combates los adictivos peligros del
vnculo y de la mentira hasta que, un da, uno de los dos propone cruzar la frontera. En este
caso fui yo, y yo mismo acept, encantado y algo sorprendido, porque me haba resignado al
hbito de coincidir en el ciberespacio sin ninguna obligatoriedad pero con una frecuencia
tcita. A veces tambin me envo mensajes a m mismo y me los respondo, pero son dilogos
excesivamente breves y el teclado del telfono mvil no me permite extenderme como me
gustara. Ahora, mientras me dirijo hacia la cafetera en la que nos hemos citado, intento
contener mi nerviosismo. Igual que cuando he tenido compromisos importantes, me he
tomado un comprimido de benzodiazepina. Me ayuda a aplacar la inquietud y parece que la
enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada haba sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tena su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpa apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rgidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaa. Ella deba seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta l se volvi un instante para verla correr con el pelo suelto. Corri a su vez, parapetndose en los rboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no deban ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estara a esa hora, y no estaba. Subi los tres peldaos del porche y entr. Desde la sangre galopando en sus odos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, despus una galera, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitacin, nadie en la segunda. La puerta del saln, y entonces el pual en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un silln de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el silln leyendo una novela. (Julio Cortzar)
https://www.youtube.com/watch?v=OJLdY0pVo4o
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sangre fluya ms despacio por mis venas. No lo he comprobado con una bscula, pero estoy
convencido de que soy ms ligero y de que, si me tomara dos comprimidos en lugar de uno,
incluso podra llegar a volar. No ha hecho falta que nos preguntemos cmo somos. A veces,
cuando concertaba una cita con alguien del chat, daba descripciones falsas de m mismo para
poder evaluar al otro a distancia y, casi siempre, acababa marchndome sin manifestarme, ya
fuera porque la otra persona me decepcionaba o, por el contrario, para no decepcionarla yo a
ella. En la terraza, me sito en una mesa desde la cual puedo observar toda la cafetera y
espero (dentro de m, siento el combate encarnizado entre curiosidad y benzodiazepina).
Desde lejos, me veo llegar: me reconozco enseguida. Llevo la misma ropa y, en apariencia,
tengo las mismas expectativas. La primera mirada es de desconfianza. Nos damos la mano.
Rompemos el hielo con banalidades y sonrisas nerviosas. Lentamente, sin embargo, perdemos
la batalla contra el silencio. Sin atrevernos a mirarnos, paladeamos el fracaso con la
resignacin de un rumiante, como si ya estuviramos echando de menos la locuacidad
nocturna y las conversaciones que, ilustradas con el sonido de los dedos recorriendo el
teclado, nunca terminaban. Inc- modos, no sabemos cmo reaccionar hasta que, como un
solo hombre y activados por la misma vergenza, nos levantamos y, sin despedirnos, nos
marchamos en direcciones opuestas.
(Sergi Pamis, La bicicleta esttica)
Ortografa
Al fin, su marido se cans de quedar bien con ella y se fue a quedar bien con alguien ms. Los
primeros das Ofelia sinti la soledad como un cuchillo y se tuvo tanta pena que andaba por la
casa a ratos ruborizada y a ratos plida. Luego se hizo al nimo de aceptar que el hombre de
toda su vida se hubiera sentido con tiempo para iniciar otra vida en otra parte y hasta le
pareci conmovedor haberse casado con alguien a quien los aos le alcanzaban para tanto.
Pensando en eso anduvo por la casa poniendo en orden el desorden, buscando otro modo de
ver el mundo, para empezar, por desde dnde iba a verlo. Un da cambi los cuadros de pared,
otro regal sillas del comedor que de tanto ser modernas pasaron de moda. Luego mand su
colchn grande a un asilo en el que dormiran dos viejitos an enamorados y se compr una
cama sobria y en paz como su nueva vida. Al ltimo arremeti contra su sala, segura de que
urga cambiar la tela de los sillones.
El tapicero lleg al mismo tiempo en que a ella le entregaron por escrito la peticin formal de
divorcio. La puso a un lado para pensar en cosas ms tangibles que el desamor en ocho letras.
Trajin en un muestrario buscando un color nuevo y cuando se decidi por el verde plido el
tapicero llam a dos ayudantes que levantaron los muebles rumbo al taller.
Junto con ese ajuar se iba el paisaje que haba reinado en su casa los pasados diez aos. Ofelia
los vio irse y sigui con la mirada el rastro de cositas que iban saliendo de entre los cojines: un
botn, dos alfileres, una pluma que ya no pintaba, unas llaves de quin sabe dnde, un boleto
de Bellas Artes que nunca encontraron a tiempo para llegar a la funcin, el rabo de unos
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anteojos, dos almendras que fueron botana y un papelito color de rosa, doblado en cuatro,
que Ofelia recogi con el mismo sosiego con que haba ido recogiendo los dems triques.
Lo desdobl. Tena escrito un recado con letras grandes e imprecisas que deca:
Corazn: has lo que lo que tu quieras, lo que mas quieras, has lo que tu decidas, has lo que
mas te convenga, has lo que sientas mejor para todos. Has? dijo Ofelia en voz alta. Su
marido se haba ido con una mujer que escriba haz de hacer con has de haber?, con una que
no le pona el acento a t el pronombre y lo volva tu el adjetivo?, con alguien capaz de
confundir el ms de cantidad con el mas de no obstante?
La ortografa es una forma sutil de la elegancia de alma, quien no la tiene puede vivir en donde
se le d la gana. Segn el pliego que deba firmar, la causa del divorcio era incompatibilidad de
caracteres. Nada ms cierto, pens ella. La ortografa es carcter. Firm.
ngeles Mastretta
LOS DOS REYES Y LOS DOS LABERINTOS
CUENTAN LOS HOMBRES dignos de fe (pero Al sabe ms) que en los primeros das hubo un
rey de las islas de Babilonia que congreg a sus arquitectos y magos y les mand construir un
laberinto tan complejo y sutil que los varones ms prudentes no se aventuraban a entrar, y los
que entraban se perdan. Esa obra era un escndalo, porque la confusin y la maravilla son
operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un
rey de los rabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su husped) lo
hizo penetrar en el laberinto, donde vag afrentado y confundido hasta la declinacin de la
tarde. Entonces implor socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja
ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que l en Arabia tena otro laberinto y que, si Dios era
servido, se lo dara a conocer algn da. Luego regres a Arabia, junt sus capitanes y sus
alcaides y estrag los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derrib sus castillos,
rompi sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarr encima de un camello veloz y lo llev
al desierto. Cabalgaron tres das, y le dijo: Oh, rey del tiempo y sustancia y cifra del siglo!, en
Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y
muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mo, donde no hay escaleras que
subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galeras que recorrer, ni muros que te veden el paso.
Luego le desat las ligaduras y lo abandon en mitad del desierto, donde muri de
hambre y de sed. La gloria sea con Aqul que no muere.
(Jorge Luis Borges)
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EL MAR.
Pobre nio. Tena las orejas muy grandes, y, cuando se pona de espaldas a la ventana, se
volvan encarnadas. Pobre nio, estaba doblado, amarillo. Vino el hombre que curaba, detrs
de sus gafas. El mar -dijo-; el mar, el mar. Todo el mundo empez a hacer maletas y a hablar
del mar. Tenan una prisa muy grande. El nio se figur que el mar era como estar dentro de
una caracola grandsima, llena de rumores, cnticos, voces que gritaban muy lejos, con un
largo eco. Crea que el mar era alto y verde.
Pero cuando lleg al mar se qued parado. Su piel, qu extraa era all! Madre -dijo, porque
senta vergenza-, quiero ver hasta dnde me llega el mar.
l, que crey el mar alto y verde, lo vea blanco, como el borde de la cerveza, cosquillendole,
fro, la punta de los pies.
Voy a ver hasta dnde me llega el mar!. Y anduvo, anduvo, anduvo. El mar, qu cosa rara!,
creca, se volva azul, violeta. Le lleg a las rodillas. Luego, a la cintura, al pecho, a los labios, a
los ojos. Entonces, le entr en las orejas el eco largo, las voces que llaman lejos. Y en los ojos,
todo el color. Ah, s, por fin, el mar era de verdad! Era una grande, inmensa caracola. El mar,
verdaderamente, era alto y verde.
Pero los de la orilla no entendan nada de nada. Encima, se ponan a llorar a gritos, y decan:
Qu desgracia! Seor, qu gran desgracia!
(Ana Mara Matute)
LA ESCRITURA CREATIVA
La bella durmiente, QUIM MONZ
En medio de un claro, el caballero ve el cuerpo de la muchacha, que duerme sobre una litera hecha con ramas de roble y rodeada de flores de todos los colores. Desmonta rpidamente y se arrodilla a su lado. Le coge una mano. Est fra. Tiene el rostro blanco como el de una muerta. Y los labios finos y amoratados. Consciente de su papel en la historia, el caballero la besa con dulzura. De inmediato la muchacha abre los ojos, unos ojos grandes, almendrados y oscuros, y lo mira: con una mirada de sorpresa que enseguida (una vez ha meditado quin es y dnde est y por qu est all y quin ser ese hombre que tiene al lado y que, supone, acaba de besarla) se tie de ternura. Los labios van perdiendo el tono morado y, una vez recobrado el rojo de la vida, se abren en una sonrisa. Tiene unos dientes bellsimos. El caballero no lamenta nada tener que casarse con ella, como estipula la tradicin. Es ms: ya se ve casado, siempre junto a ella, compartindolo todo, teniendo un primer hijo, luego una nena y por fin otro nio. Vivirn una vida feliz y envejecern juntos. Las mejillas de la muchacha han perdido la blancura de la muerte y ya son rosadas, sensuales, para morderlas. l se incorpora y le alarga las manos, las dos, para que se coja a ellas y pueda levantarse. Y entonces, mientras (sin dejar de mirarlo a los ojos, enamorado) la muchacha (dbil por todo el tiempo que ha pasado acostada) se incorpora gracias a la fuerza de los brazos masculinos, el caballero se da cuenta de que (unos 20 o 30 metros ms all, antes de que el claro d paso al bosque) hay otra muchacha dormida, tan bella como la que acaba de despertar, igualmente acostada en una litera de ramas de roble y rodeada de flores de todos los colores.
(El porqu de las cosas, Anagrama, 1994)
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EJERCICIOS DE ESTILO, RAYMOND QUENEAU
Una maana a medioda, junto al parque Monceau, en la plataforma trasera de un autobs casi completo de la lnea S (en la actualidad el 84), observ a un personaje con el cuello bastante largo que llevaba un sombrero de fieltro rodeado de un cordn trenzado en lugar de cinta. Este individuo interpel, de golpe y porrazo, a su vecino, pretendiendo que le pisoteaba adrede cada vez que suban o bajaban viajeros. Pero abandon rpidamente la discusin para lanzarse sobre un sitio que haba quedado libre. Dos horas ms tarde, volv a verlo delante de la estacin de Saint-Lazare, conversando con un amigo que le aconsejaba disminuir el escote del abrigo hacindose subir el botn superior por algn sastre competente.
PALABRAS COMPUESTAS Yo me platautobusformaba comultitudinariamente en un espaciotiempo luteciomeridiano vecinado con un longucolo mocoso feiltrosombrereado y cordonotrenzn. El cual altavoce a un tipofulano: Usted me empujaparece. Tras eyacular esto, se sitiolibr vorazmente. En una espaciotemporalidad posterior, volv a verlo mientras se sanlazaroestacionaba con un X que le deca: Deberas botonsuplementar el abrigo. Y le porquexplicaba el asunto.
NOMBRES PROPIOS Un Domingo de Julio, tras hacer el Job esperando el Pegaso, no me encontr all con Soledad precisamente, sino con Mximo Robustiano, un Gil Narciso nada Calisto que llevaba el Cascorro sin Jacinta. De pronto, este Carlomagno se enfad, Severo y Bruto, pero no Clemente ni Benigno, con un Simplicio Matusaln muy Cndido e Inocencia adems de Calvino, por culpa de Cayo Pisn. Pero, tras llamarle Camelia, decide ponerse Cmodo. Dos Horacios despus, cuando yo iba sentado con Plcido y Augusto, volv a ver a Goliat, junto a Lzaro, mientras Petronio le aconsejaba, Facundo y con mucho Demstenes, que fuera a Balenciaga para aadirse a Otn. SUBJETIVO No estaba descontento con mi vestimenta, precisamente hoy. Estrenaba un sombrero nuevo, bastante chulo, y un abrigo que me pareca pero que muy bien. Me encuentro a X delante de la estacin de Saint-Lazare, el cual intenta aguarme la fiesta tratando de demostrarme que el abrigo es muy escotado y que debera aadirle un botn ms. Aunque, menos mal que no se ha atrevido a meterse con mi gorro. Poco antes, haba reido de lo lindo a una especie de patn que me empujaba adrede como un bruto cada vez que el personal pasaba, al bajar o al subir. Eso ocurra en uno de esos inmundos autobuses que se llenan de populacho precisamente a las horas en que debo dignarme a utilizarlos.
POR ESCRITO GALLINA UNA (JULIO CORTZAR)
Con lo que pasa es nosotras exaltante. Rpidamente del posesionado mundo hemos nos, hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado Caaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por rbita de la desvi, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvi a. Cresta nos cay en la paf!, y mutacin en la golpe entramos de. Rpidamente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia, qumica menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero: de ser gallinas cosmos el, carajo qu...
Julio Cortzar: La vuelta al da en ochenta mundos
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Jitanjfora. Captulo 68 Rayuela
Apenas l le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clmiso y caan en hidromurias, en
salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que l procuraba relamar las
incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tena que envulsionarse de cara al
nvalo, sintiendo cmo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando,
reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han
dejado caer unas flulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un
momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que l aproximara suavemente
su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los
extrayuxtaba y paramova, de pronto era el clinn, las esterfurosa convulcante de las mtricas,
la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una
sobrehumtica agopausa. Evoh! Evoh! (Julio Cortzar, Rayuela)
Textos poticos
El verso libre:
Instantes Jorge Luis Borges:
Si pudiera vivir nuevamente mi vida... en la prxima cometera muchos ms errores. Sera ms tonto de lo que he sido, de hecho, tomara muy pocas cosas con seriedad. Sera menos higinico, correra ms riesgos, hara ms viajes, contemplara ms atardeceres, subira ms montaas, nadara ms ros. Ira a lugares donde nunca he ido Comera ms helados y menos habas, tendra ms problemas reales y menos imaginarios. Yo fui de esas personas, que vivi sensata y prolficamente cada minuto de su vida. Claro que tuve momentos de alegra. Pero si pudiera volver atrs tratara solamente de tener buenos momentos. No te pierdas el ahora. Yo era de esas personas que nunca iba a ninguna parte sin un termmetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracadas. Si pudiera volver a vivir comenzara a andar descalzo a principios de la primavera y seguira as hasta concluir el otoo... Dara ms vueltas en callecitas, contemplara ms amaneceres y jugara con ms nios, si tuviera otra vez la vida por delante Pero ya ven, tengo 85 aos y s que me estoy muriendo...
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Soneto XVII. Pablo Neruda (De Sonetos de amor)
No te amo como si fueras rosa de sal, topacio o flecha de claveles que propagan el fuego: te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva dentro de s, escondida, la luz de aquellas flores, y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo el apretado aroma que ascendi de la tierra.
Te amo sin saber cmo, ni cundo, ni de donde, te amo directamente sin problemas ni orgullo: as te amo porque no s amar de otra manera,
sino as de este modo en que no soy ni eres, tan cerca que tu mano sobre mi pecho es ma, tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueo
Propuestas para trabajar la poesa con nios:
Sara Nez, Congreso de la AEPE, vila, julio 2014. Textos de Antonio Gmez Yebra
TEXTO 1: para trabajar con sustantivos y adjetivos. Se trabaja tambin la rima La cabra negra, Morita, Se comi una margarita Y, claro, para comer flores, Le subieron los colores. La cabra negra, Morita, Es la cabra ms bonita TEXTO 2: para recitar y sustituir las palabras entre parntesis por otras Un ratn de un cementerio Siempre estaba triste y (serio) Hasta que una pulga vieja Se le meti en una (oreja) TEXTO 3. Adivinar el animal y trabajar verbos en presente Son las cuatro. Silencio.
Por la rendija se ha asomado, risuea, la lagartija. Bajo un sol asfixiante, rfaga verde, entre luces y sombras pronto se pierde. En la hora de siesta tanto trajn? Vas buscando un tesoro por el jardn? Lagartija curiosa, rabo de cuerda, ten cuidado del perro, que no te muerda!
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Centn
Qu es poesa? viento en popa a toda vela. Y t me lo preguntas? Un velero bergantn. Fuente: La cancin del pirata. Espronceda Rima. G.A. Bcquer.
Gregueras La cabeza es la pecera de las ideas. La O es la I despus de beber. Los ceros son los huevos de los que salieron las dems cifras. El espantapjaros semeja un espa fusilado. Abrir un paraguas es como dispara contra la lluvia Trueno: cada de un bal por las escaleras del cielo. Los tornillos son clavos peinados con raya en medio
Caligramas
Haikus Nadie que vaya por este camino. Crepsculo de otoo (Basho)
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Textos teatrales
Miguel Mihura, fragmento de Tres sombreros de copa. Acto III " DIONISIO.- (La besa nuevamente.) Paula! Yo no me quiero casar! Es una tontera! Ya nunca sera feliz! Unas horas solamente todo me lo han cambiado... Pens salir de aqu hacia el camino de la felicidad y voy a salir hacia el camino de la oera y de la hiperclorhidria... PAULA.- Qu es la hiperclorhidria? DIONISIO.- No s, pero debe de ser algo imponente... Vamos a marcharnos juntos...! Dime que me quieres, Paula! PAULA.- Djame dormir ahora! Estamos tan bien as...! (Pausa. Los dos, con las cabezas juntas, tienen cerrados los ojos. Cada vez hay ms luz en el balcn. De pronto se oye el ruido de una trompeta que toca a diana y que va acercndose ms cada vez. Luego se oyen unos golpes en la puerta del foro.) DON ROSARIO.- (Dentro) Son las siete, don Dionisio! Ya es hora de que se arregle! El coche no tardar! Son las siete, don Dionisio! (l queda desconcertado. Hay un silencio y ella bosteza y dice.) PAULA.- Son ya las siete, Dionisio. Ya te tienes que vestir. DIONISIO.- No. PAULA.- (Levantndose y tirando la manta al suelo.) Vamos! Es que eres tonto? Ya es hora de que te marches...! DIONISIO.- No quiero. Estoy muy ocupado ahora... PAULA.- (Haciendo lo que dice.) Yo te preparar todo... Vers... El agua... Toallas... Anda. A lavarte, Dionisio...! DIONISIO.- Me voy a constipar. Tengo muchsimo fro... (Se echa en el divn acurrucndose.) PAULA.- No importa... As entrars en reaccin... (Lo levanta a la fuerza.) Y esto te despejar! Ven pronto! Un chapuzn ahora mismo! (Le mete la cabeza en el agua.) As! No puedes llevar cara de sueo... Si no, te reira el cura... Y los monaguillos... Te reirn todos... DIONISIO.- Yo tengo mucho fro! Yo me estoy ahogando...! PAULA.- Eso es bueno... Ahora, a secarte... Y te tienes que peinar... Mejor, te peinar yo... Vers... As... Vas a ir muy guapo. Dionisio... A lo mejor ahora te sale otra novia... Pero... oye! Y los sombreros de copa? (Los coge.) Estn estropeados todos...! No te va a servir ninguno... Pero ya est! No te apures! Mientras te pones el traje yo te buscar uno mo. Est nuevo. Es el que saco cuando bailo el charlestn...! "
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Bodas de sangre, tragedia, Federico Garca Lorca
Acto primero CUADRO PRIMERO
Habitacin pintada de amarillo. Novio:(Entrando) Madre. Madre: Que? Novio: Me voy. Madre: Adnde? Novio: A la via. (Va a salir) Comer uvas. Dame la navaja. Madre: Para qu? Novio:(Riendo) Para cortarlas. Madre: (Entre dientes y buscndola) La navaja, la navaja... Malditas sean todas y el bribn que las invent. Novio: Vamos a otro asunto. Madre: Y las escopetas, y las pistolas, y el cuchillo ms pequeo, y hasta las azadas y los bieldos de la era. Novio: Bueno. Madre: Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las vias o va a sus olivos propios, porque son de l, heredados... Novio:(Bajando la cabeza) Calle usted. Madre: ... y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no se hinche. No s cmo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo, ni cmo yo dejo a la serpiente dentro del arcn. Novio:Est bueno ya? Madre: Cien aos que yo viviera no hablara de otra cosa. Primero, tu padre, que me ola a clavel y lo disfrut tres aos escasos. Luego, tu hermano. Y es justo y puede ser que una cosa pequea como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callara nunca. Pasan los meses y la desesperacin me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo. Novio:(Fuerte)Vamos a acabar? Madre: No. No vamos a acabar. Me puede alguien traer a tu padre y a tu hermano? Y luego, el presidio. Qu es el presidio? All comen, all fuman, all tocan los instrumentos! Mis muertos llenos de hierba, sin hablar, hechos polvo; dos hombres que eran dos geranios... Los matadores, en presidio, frescos, viendo los montes... Novio:Es que quiere usted que los mate? Madre: No... Si hablo, es porque... Cmo no voy a hablar vindote salir por esa puerta? Es que no me gusta que lleves navaja. Es que.... que no quisiera que salieras al campo. Novio:(Riendo)Vamos! Madre: Que me gustara que fueras una mujer. No te iras al arroyo ahora y bordaramos las dos cenefas y perritos de lana. Novio:(Coge de un brazo a la madre y re)Madre, y si yo la llevara conmigo a las vias? Madre: Qu hace en las vias una vieja? Me ibas a meter debajo de los pmpanos? Novio:(Levantndola en sus brazos) Vieja, revieja, requetevieja. La fe y las montaas (para trabajar las frases hechas y refranes)
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Microrrelatos
Al principio la fe mova montaas slo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje
permaneca igual a s mismo durante milenios. Pero cuando la fe comenz a propagarse y a la gente le
pareci divertida la idea de mover montaas, stas no hacan sino cambiar de sitio, y cada vez era ms
difcil encontrarlas en el lugar en que uno las haba dejado la noche anterior; cosa que por supuesto
creaba ms dificultades que las que resolva.
La buena gente prefiri entonces abandonar la fe y ahora las montaas permanecen por lo general en su
sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que
alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligersimo atisbo de fe.
Augusto Monterroso, La oveja negra y dems fbulas, 1969
Instrucciones para subir una escalera
Nadie habr dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube
en ngulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para
dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en lnea quebrada hasta alturas
sumamente variables. Agachndose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la
derecha en la horizontal correspondiente, se est en posesin momentnea de un peldao o escaln.
Cada uno de estos peldaos, formados como se ve por dos elementos, se situ un tanto ms arriba y
adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinacin
producir formas quiz ms bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un
primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrs o de costado resultan particularmente incmodas. La
actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida
aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaos inmediatamente superiores al que se pisa, y
respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo
situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe
exactamente en el escaln. Puesta en el primer peldao dicha parte, que para abreviar llamaremos pie,
se recoge la parte equivalente de la izquierda (tambin llamada pie, pero que no ha de confundirse con
el pie antes citado), y llevndola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo
peldao, con lo cual en ste descansar el pie, y en el primero descansar el pie. (Los primeros peldaos
son siempre los ms difciles, hasta adquirir la coordinacin necesaria. La coincidencia de nombre entre
el pie y el pie hace difcil la explicacin. Cudese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y
el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldao, basta repetir alternadamente los movimientos hasta
encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fcilmente, con un ligero golpe de taln que la fija
en su sitio, del que no se mover hasta el momento del descenso.
(Julio Cortzar, Historia de cronopios y de famas, 1962)
Otros microrrelatos para trabajar en clase:
El dinosaurio, Augusto Monterroso: Cuando despert, el dinosaurio todava estaba all El rayo que cay dos veces en el mismo sitio, Augusto Monterroso: Hubo una vez un rayo que cay dos veces en el mismo sitio; pero encontr que ya la primera haba hecho suficiente dao, que ya no era necesario, y se deprimi mucho
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Cruce, Antonio Prez Reverte: Cruzaba la calle cuando comprend que no le importaba llegar al otro lado El suicida, Jos M Pea Vzquez: A la altura del sexto piso se angusti: haba dejado el gas abierto. Deudas, Carmela Greciet: Apurada por las deudas, mi madre vendi al vecino de al lado los 25 m2 de nuestro saln. El da que vinieron a poner el tabique, mi hermana y yo, hipnotizadas por las obras de albailera, nos quedamos de este lado y ahora vivimos con un seor muy raro que no nos habla, pero nos deja ver todo el rato la televisin. A ella nos la cruzamos a veces en el descansillo. Parece ms contenta y viste mucho mejor La carta, Luis Mateo Dez, Todas las maanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lmpara, abro el portafolios y, antes de comenzar la tarea diaria, escribo una lnea en la larga carta donde, desde hace catorce aos, explico minuciosamente las razones de mi suicidio. El sueo, Luis Mateo Dez, So que un nio me coma. Despert sobresaltado. Mi madre me estaba lamiendo. El rabo todava me tembl durante un rato Despecho, Andrs Newman, A Violeta le sobran esos dos kilos que yo necesito para enamorarme de su cuerpo. A m, en cambio, me sobran siempre esas dos palabras que ella necesitara dejar de or para empezar a quererme
El despistado, Jos Mara Merino: El avin ha aterrizado, han parado los motores, ya se apag la seal que obligaba a usar el cinturn. Sin embargo, nadie se levanta. No comprendo cmo los dems no tienen ganas de abandonar este sitio despus de haber experimentado el horroroso vuelo, los ruidos extraos, la explosin, el humo espeso, el terrible zarandeo. Me levanto yo, abro el maletero, saco mi cartera, mi abrigo. Acabo de descubrir que todos me estn mirando. De repente me sealan y se echan a rer con una carcajada extraa, una carcajada que parece llena de dolor, y aqu estoy yo con la cartera en una mano y el abrigo en la otra, sin enterarme de lo que sucede
Pobre Diablo! Juan Pedro Aparicio: Su vida haba sido una acumulacin de frustraciones. En el colegio haba sido el hazmerrer de profesores y alumnos, en la mili los mandos lo haban humillado, en la empresa sus superiores lo haban ninguneado, sus iguales menospreciado y ahora, que ya estaba en el Infierno, el Diablo ni siquiera le consideraba digno de un buen castigo
El epitafio, Juan Pedro Aparicio: El multimillonario Atenor no crea en la vida eterna pero mimaba su imagen pblica y deseaba un buen epitafio sobre su tumba. Convoc un concurso internacional con gran dotacin econmica para un texto de no menos de diez ni ms de cincuenta palabras. Escritores de todo el mundo mandaron sus propuestas. Y Atenor, a su muerte, encarg esculpir en su lpida, bajo las fechas de su nacimiento y bito, una sola palabra: Desierto.
Jos Carlos Montalbn: Ella entr en la pequea taberna del pueblo. Vesta elegante para lo que estilaba la
gente de la aldea. Todos la miraron. Ella ni se inmut. Su vestido rosita, sus sandalias tirando a lila, sus gafas
ensartadas en el pelo sobre la cabeza, el gesto tranquilo y el andar pausado.
Un ligero giro de cabeza, una mirada alrededor y Cuando lo vio, solo lo mir fijamente. l se levant sin
rechistar y camin hacia ella sin mirar a los dems.
La dama dio media vuelta y sali. l solo la sigui mansamente, con un paso como cansino, como meditando
en las consecuencias de haberse colado sin permiso en la pequea taberna del pueblo. No saba que no deba
entrar, nadie se lo dijo y por tanto no poda adivinar que en el letrero de la pared, en medio de una pintada
blanquirroja deca: Perros NO
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Cuaderno intercultural:
http://www.cuadernointercultural.com/materiales/lectura/
Ele de lengua, podcast relacionados con ELE:
http://eledelengua.com/
Recursos abiertos del Ministerio:
http://procomun.educalab.es/comunidad/procomun/busqueda?search=literatura
Mis materiales:
http://amsterdamspaans.blogspot.nl/search/label/LIteratura%20en%20ELE
https://sites.google.com/site/apunteslenguayliteratura/
A pie de aula, blog de literatura:
http://apiedeaula.blogspot.com.es/
Blog de ELE para nios:
http://www.eleparaninos.com/
Bibliotecas virtuales
http://www.educacontic.es/blog/bibliotecas-en-la-nube
http://www.anobii.com/
Teatro:
http://bscw.rediris.es/pub/bscw.cgi/d715128/TEATRO%20PARA%20NI%C3%91OS|AS.pdf
http://bscw.rediris.es/pub/bscw.cgi/d715131/TEATRO%20PARA%20ADULTOS.pdf
Antologa de la poesa con voz y vdeo:
http://www.palabravirtual.com/
http://amediavoz.com/
Busca poemas y analizador de mtrica:
http://www.buscapoemas.net/
Otros materiales interesantes de internet:
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Curso on line Toco tu boca:
http://aulaele.com/index.php/catalogo-de-cursos/informacion-literatura-2
Tcnicas de escritura:
http://www.oficiodeescritor.com/escribir-una-novela-9-errores/
http://www.ehowenespanol.com/lluvia-ideas-historia-corta-como_65987/
http://cuentosparadormir.com/content/edublog/8-trucos-para-generar-ideas-creativas-y-
divertidas-en-un-cuento
http://www.cafeteradeletras.com/2015/01/35-ideas-para-escribir.html
https://www.gradomania.com/noticias_universitarias/10-ideas-para-desarrollar-la-escritura-
creativa-en-el-aula-org-3774.html
Para crear raps:
https://www.youtube.com/watch?v=0r2MPpVPiy4
Rimador en internet:
http://www.rimador.net/
Para crear cuentos e historias online:
http://www.educacontic.es/blog/crea-e-ilustra-cuentos-con-storybird
https://sites.google.com/site/computicsprimaria/para-crear-cuentos-e-historietas
http://es.slideshare.net/rosalaeme/sitios-web-cuentos-infantiles
Creacin de cmics:
http://www.pixton.com/es/
Fanfictions:
https://www.fanfiction.net/community/FANFICTIONS-EN-ESPA%C3%91OL/33302/
Microrrelatos:
www.microrelatos.com
http://www.revistamicrorrelatos.blogspot.com.es/