Los objetos materiales, muchas veces, suplen los valores.

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GRUPOS CLÍNICOS DE BUENOS AIRES SEMINARIO “OPERADORES EN LA CLÍNICA” 17 DE AGOSTO DE 2011 “ENTRE GENERACIONES O DE NUESTROS ANCESTROS” Ana María Gómez. - PowerPoint PPT Presentation

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GRUPOS CLÍNICOS DE BUENOS AIRESSEMINARIO “OPERADORES EN LA CLÍNICA”

17 DE AGOSTO DE 2011“ENTRE GENERACIONES O DE NUESTROS ANCESTROS”

Ana María Gómez

Lo que se transmite de generación en generación son, fundamentalmente, significantes que hacen marca, que dejan traza, que producen huella.

Tengamos en cuenta que significantes no son solo palabras.

En el lazo social circulan, “de mano en mano”, como moneda que se va gastando, costumbres, tradiciones, mitos, leyendas, fábulas,

mandatos, aforismos, axiomas y demás.

Todo ello configura lo que se llama “la novela familiar del neurótico” que, a priori no es solo familiar sino social e incluye los elementos más diversos de algo que es imprescindible para comprender lo

generacional: la época. Y dentro de cada época hay emergentes que la determinan, que la designan, son íconos, emblemas, blasones, puntos de capitonado – diría Lacan -, acontecimientos.

Ello es transmitido de unos a otros y genera lo que es el patrimonio de una cultura pero también, en modo de discurso fantasmático, lo que es de cada quien.

Hay nuevos paradigmas estéticos, ¿los hay también éticos o comprobaremos que éstos son inconmovibles?

Existen situaciones históricas, cuasi ancestrales, que son las que permitieron avanzar – a pesar de los gigantescos desatinos – a la humanidad, haciendo historia.

Ancestro es un sustantivo que deriva, para nosotros del francés, ancêtre y éste a su vez del latín e implica antecesor o predecesor. Se refiere al ascendiente de una persona o de una

familia anterior a los padre y puede ser ya un abuelo.

Se refiere, también, al precursor lejano de una persona notoria, al iniciador de una idea, de una doctrina, de una teoría, o, hablando de algo, la realización que prefigura a otro. Por ej.,

se consideraría a Buffon como el ancestro de los evolucionistas

Los objetos materiales, muchas veces, suplen los valores.

¿Tiene influencia el sistema, y sus modificaciones, en nuestra práctica clínica? Sin lugar a dudas porque aquellos decires que recibimos en escucha están impregnados por todo lo que implica lo que

es del orden de los basamentos, de los fundamentos, del macrocosmos, de la superestructura.

Que se transmite de generación en generación

Es en primer lugar, una deuda – por más imaginaria que ella sea o parezca, en tanto toda deuda humana se inscribe lacanianamente en los tres registros: Simbólico, Imaginario y

Real-Se debe una vida dada, otorgada, “prestada”

El padre estaría muerto pero no aquello que lo trasciende que es su linaje, lo que permite algo del reconocimiento de los hijos entre sí. Siempre serán hijos de alguien. Y ello se

transmite desde un Real simbolizado en más o en menos, a partir de los llamados “lazos de sangre”.

“Lazos de sangre”. que, en rigor de verdad no lo son,(el único dato válido actualmente de filiación es el

examen de ADN) pero se apela a lo Real del cuerpo para dar cuenta de un vínculo que se pretendería indestructible

Al menos hacen falta tres si bien entre madre e hijo interviene la

función fálica lo cual, siguiendo a Lacan, nos hace contar cuatro:

padre – madre – hijo - falo

¿De qué se trata con la supuesta caída del padre? ¿Se trata de un padre, o más bien, como querrá Lacan se trata de la metáfora paterna, de la función paterna – y quien la ejerza – del

nombre del padre, en fin?

Si la madre es siempre inobjetable en su carácter de tal, el padre – más allá del hecho de la verificación de lo Real del genitor por tramitación, como decíamos, del examen de ADN – como tal, es incierto, como ya lo señalara

Freud. Y de allí ya parte el drama con respecto al tema. Pues el tema es el de la ley, la buena y necesaria autoridad y la introducción en el mundo de la cultura.

La pulsión, para siempre y por siempre indomeñable, como lo designara Freud, no reconoce otro límite que el que le impone la prohibición. Si no fuera porque la Ley impone y dispone de lo permitido y lo prohibido, ¿por qué estaría interdicto el incesto? No por ningún efecto de connaturalidad dado que

conocemos el hecho que para diferentes culturas, diferentes objetos sobre los cuales recae la prohibición.

La Ley impera más allá de sus contenidos. La Ley es continente. Dentro de su marco se encuadran lo permitido y lo no permitido.

Y ello se transmite de generación en generación; recorre, cual hilo conductor, las organizaciones de los ‘socios´ de las llamadas “sociedades”.

¿Qué es lo que además se transmite de generación en generación? Dijimos, en primer lugar significantes, que constituyen ese principio de ordenamiento o

desarreglo.

Conjuntamente con la Ley se transmiten dones que circulan, a modo de valores, principios, ideales, en suma, aquello que es del registro de lo no tangible, de lo, muchas veces,

inefable.

Es muy diferente a que circulen dones al hecho de que circulen objetos. Y en estos tiempos que recorren a los humanos, el acento

recae sobre el objeto y no sobre el don.

Debemos tener en cuenta, también, que entre esos valores, principios e ideales, circulan mandatos, prohibiciones pero también disposiciones y habilitaciones. En fin: también circulan deseos. Los deseos de nuestros ancestros proyectados sobre nosotros que muchas veces son

conducentes; otras son de efectos catastróficos.

También se transmite la pulsión en tanto Eros o Thanatos.

Estamos hablando de fantasmas; fantasmas que recorren nuestras historias a modo de fórmulas oraculares. Es un vicio psicologista suponer que para nuestras vidas solo rige el

super yo que restringe: también existen los ideales que exaltan. Tanto uno como los otros se van transmitiendo a través y más allá de formulaciones específicas.

Se transmite también un nombre – el ´onoma´; el nombre, el patronímico como tal designado, circula entre generaciones. Pero se pierde a poco de andar por efecto de la

endogamia. Este, derivado del otrora ´pater familiae´ va desmembrándose y muchos hijos llevan ahora los dos apellidos.

El apellido tiene valor significante, nos representa para otros significantes, y en muchos casos carecería de ello en tanto no representada nada para nadie y menos para otros

significantes. Allí no advendrá sujeto. Es un mero continente de una nada.

Freud con sus hijos Ernest y Martin.

¡Muchas gracias!