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Los Otros Mundos
Volumen 1
Por: Edgar López
Derechos Reservados 2010
Tabla de Contenido
Prefacio:
El espíritu fuerte de los miserables 4
1ra Parte:
Un ser que desafió lo divino 28
2da Parte:
Combate de fuerzas 59
3ra Parte:
La Milagrosa Carta 76
4ta Parte:
¿Quienes Son Ustedes? 99
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Para los gobiernos del mundo y para aquellos seres humanos que buscan entender la existencia de otros mundos, para ellos dedico mi humilde obra.
Edgar López
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Prefacio
El espíritu fuerte de los miserables
El glorioso azul de un firmamento inmenso, un
azul divino que transforme nuestro corazón agotado es
aquel matiz imaginario que anhelamos al sentir que
nuestra voluntad se va hundiendo en la profundidad de
un firmamento negro, colmado de sufrimiento; triste
pálido de un cielo que viene arrastrando consigo
lágrimas pesadas y pensamientos raros de pobreza,
pobreza destructiva que debilita y marchita espíritus
sedientos de fe. Como los demás, yo contemplé aquel
lugar triste, yo caminé por aquel cetrino lugar y
recorrí con la mirada, semblantes blancos. Navegué con
mis pupilas, estómagos vacíos llenos de tan solo
desdicha. Es así como trata la miseria a sus victimas.
Es así como sus victimas caen, desesperan y gritan
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silenciosamente bajo una trágica nube de angustia, muy
trágica en verdad. Por la mañana deambulé sin
cansancio por todos esos pueblos y asqueado de este
tormento visual, finalicé mi larga travesía en aquel
misterioso pueblo a las orillas de Yucatán, México.
Después de presenciar un panorama apocalíptico,
saturado de pies descalzos y aliento a muerte, viene a
haber nada más, solo una alfombra de llanura seca y
árida. A lo lejos se puede percibir apenas una pequeña
y desolada iglesia; esta forma parte de aquel símbolo
esperanzador y de inmediato consuelo. Allí prorrumpe
la brisa de un celestial símbolo divino, fresco rocío
que desplaza su delicada magia sobre el alma decadente
de desventurados, brisa mágica que trae vida,
desplazando su frescura sobre una pradera sedienta de
cambio, transformando ilusiones marchitas en colosal
vendaval de esperanza. Celestial abadía es esta que
sopla en el alma en momentos de tormento, sanando
misteriosamente llagas de incredulidad y de un
profundo temor. Sagrado santuario es la casa del señor
en la tierra, olimpo terrenal de los creyentes que por
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su belleza y encanto semeja un oasis entre el desierto
que pierde color con el tiempo y reverdece de nuevo
cual si fuera esplendoroso jardín en el edén.
Recordemos las palabras de Oliver Goldsmith: “La
esperanza, al igual que un hilo de luz brillante,
adorna y anima nuestro camino; Aún en la más oscura
noche, emite un rayo muy brillante.” Horas más tarde
el fosco firmamento dio de sí, nuevamente recobra su
esplendor que cautiva y alienta; un esplendor que
reanima todo ojo harto de infortunio. ¡Dios mío, que
contrastes resaltan por estas sendas poco lucidas de
razón!, ¡Arriba el cielo vislumbraba su radiante luz
mientras allá abajo la gente sigue perdida bajo las
sombras de su ahogado brío!
Lo confieso que al tropezar de pronto con la peor
cara de la miseria, lo único que contemple realizar en
ese momento fue repasar la historia de mi vida para
darme cuenta que estaría apunto de escribir un
capitulo nuevo de transformación espiritual. Soy
sincero al decir que nunca paso por mi mente el
deambular por estos lugares, mucho menos adaptarme a
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una región tan devastada a causa de un -
“estrangulamiento” social, claramente visible en cada
persona, siempre presente. Nunca imagine caminar por
ese rumbo desolado de sonrisas y lleno de rostros
desconcertados que por causa de una codicia
insaciable, hacen del ser humano noble un triste
muñeco sin fe ni aliento. En mi lenta reflexión
entendí gradualmente que tal lugar viene a ser
producto inevitable de un desequilibrio económico que
causado por el pernicioso furor de grandeza e
implacable egoísmo, aplasta sin piedad a los mas
vulnerables. Maldad es esta que se alimenta con su
obsesiva ambición y engendra violencia para después
desatar la ira, derramando a su vez torrentes de
sufrimiento. El manejo insensato de caudales, exprimen
deliberadamente espíritus aun fuertes; espíritus
impetuosos, seres llenos de expectaciones y un afán de
sobrevivencia desconcertante. El observar tanta gente
con tan descomunal necesidad me incitó a reflexionar
aun más profundamente, decidí convertirme de inmediato
en un paciente altruista y a ojos de la gente me volví
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cada vez más indispensable. Conocí varias familias en
tan solo dos semanas, compartí mis alimentos y ellos
—— responderían a mi gesto de caridad con alojo
incondicional durante mi breve estadía en las orillas
de estos municipios olvidados. Infantes que nunca
sospeche conocer en mi vida, ahora desfilan uno por
uno ante mi mirada atónita, clamando desesperadamente
mi generosidad hacia todos ellos. Aquellos seres
inocentes que piensan y sienten son perseguidos por
ésa sombra maldita de su atroz abandono, siempre
opacando aun más el agónico lustre de sus ojos
ingenuos y afligidos. Estos efebos indefensos han
hecho cosas atroces en su lucha por subsistir y en sus
mentes pasean ideas de lo que yo llamo premeditada
“suicidovivencia”. Ofensas graves a sus jóvenes
cuerpos son manifestaciones de una extrema
desesperación. Me percate que perforaban y mutilaban
su cuerpo por voluntad propia. Estas heridas en
organismos sanos son provocadas con el propósito de
conseguir el alimento de cada día. Los pequeños
empleaban su estrategia infalible de “rompe-corazones”
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en su afán de provocar lastima en foráneos visitantes
como yo, pero tales estrategias no siempre fueron
efectivas al exhibir sus dolorosas llagas frente a un
público indiferente, frecuentemente hostigador y
cruel. Otros ya no estaban interesados en la compasión
de nadie, en ellos solo existía la idea de escapar de
este cruel mundo, encontrando una puerta en aquel
efímero “narconirvana” inducida por los efectos de las
drogas. Estos actos de barbarie, incitados por
aquellos voraces canes callejeros, hambrientos de
inocencia, desgarraron mi corazón; descuartizaron mi
pensamiento bruscamente y sembraron en mi memoria
traumas irreparables.
————¡Abandonadas son aquí las promesas del futuro!
Manifiesta un anciano que mendiga a los pies de esta
abadía.
————¿Y los padres donde están? ————cuestioné yo.
————No pregunte por ellos, joven ————contesto el
anciano.
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————Ellos también han sido victimas de esta
injusticia, emprendieron su misión en busca de la
felicidad y terminaron abatidos por los agravios
despiadados de la vida, ¡No se pudieron levantar!
Todo esto ocurrió, ocurre y ocurrirá por siempre
mientras que hombres con cabeza y sin corazón pongan
en práctica conocimientos “avalistas” de universidad,
hechicen al pueblo con su perversa labia de mentiras,
arrancando de sus venas esa casta triunfadora que le
permite seguir luchando.
Este escenario tan insólito he impactante para
mí, no advertiría la llegada de entornos aún mas
asombrosos y trágicos. Sin saberlo se avecinaban
situaciones con similar destructividad como esta
enigmática intriga hasta ahora mal digerida por mi
razonamiento. ¿Como fue posible, reflexioné, que en
medio de esta agonía he incertidumbre, más lúgubres
sucesos estarían por acontecer?, ¿Cómo imaginar que
aun ambulaban por esos aires, cosas tan misteriosas y
quebrantables, muy similares a esta involuntaria
privación de vida y tranquilidad? —— Nadie sospechaba
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siquiera que la enorme fe que moraba en el corazón del
pueblo, mas tarde se transformaría en un poderoso
instrumento divino; espada firme que combatiría
fuerzas extrañas de un origen completamente ——
inexplorado.
Después de varios meses de navegar contra la
tempestad de la locura, bebiendo por los ojos aquellos
dramáticos cambios psicológicos que tuercen el ——
subconsciente, nunca volveré a ser el mismo. Memorias
vivas que regresan desde aquel oculto baúl mental de
los recuerdos ahora acechan diariamente mi cansado
pensamiento. Las primeras impresiones que en mi
llegada ocasionaran agitación emocional, ahora me
persiguen vorazmente, sembrando en mí una lenta
resignación; ¡Ingrata resignación es esta que se aloja
en las profundidades de mi juicio enmudecido!
De donde vengo el tiempo transcurre más rápido
que por estas tierras. Después de varios meses creí
lograr adaptarme a estos lugares. Una persona como yo
que a pesar de ser golpeado diariamente con recuerdos
vivos de una brutal guerra, logre dormir lo suficiente
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llevando acabo actividades con mayor serenidad debido
a la lentitud del tiempo. Aun así, en medio de esta
lentitud ensordecedora me acechaba una melancolía
infantil que amenazaba con implantar en mi ——
temperamento un temor espiritual. Frecuentemente me
sentía como un chiquillo que con voz sollozante,
imploraba a gritos la presencia de su madre. En medio
de esta asfixiante inopia, el calor y la perplejidad
promueven una combinación perfecta de agonía, de
miedo, la cual funciona con gran eficacia tal como un
horno flamante que carboniza la simetría de ideas
cabales y ordenadas. Esta combinación de factores,
absorbió vertiginosamente la energía de todo un
pueblo; ¡Silenciosamente irrumpía la locura!
En esos momentos mas nunca antes, agradecí al
creador por impregnar en mi corazón la semilla divina
de una espléndida fortaleza espiritual. Este simiente
de fortaleza ha crecido conmigo, silenciosamente
musita palabras de animo a mi oído en momentos de
dificultad y levanta sutilmente ánimos de sobre
vivencia. Esta fortaleza es la que ahuyenta ——
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decisivamente absurdos planes de autodestrucción. A
pesar de desconocer su origen, este antídoto necesario
contra ésa maldita hipocondría, consiguió liberar mi
voluntad extraviada y rendida ante las tempestades de
lo desconocido. Ahora, esta fortaleza desciende hacia
mi como impetuoso relámpago, brillante y oportuno; es
una vendita luz que ilumina el infausto sendero de
tinieblas; es divina flama inextinguible que consume
maleza seca de agonía y confusión.
Agradezco al señor una vez mas por permitirme
relatar estos sucesos con sentidos aun hábiles y
completos porque las arcaicas paredes que guardaron el
cantar y el sollozar del hombre creyente, también
guardaron entre sus polvorientas grietas el drama de
un episodio triste, plagado de llanto y desconsuelo;
un drama que induce a merodear por extraños senderos
sin rumbo, senderos con destino a un solo estado
psicológico; un inevitable y triste estado de locura.
Pero, ¿Que trae un hombre como yo que después de
naufragar a su suerte pueda reconfortar pacientemente
el moribundo ánimo de aquel pueblo aprisionado?,
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¿Alguna espontánea muestra de lastima y admiración
hacia todos ellos?, No, no seria suficiente;
¿Exaltarlos y decirles que no sufrirán mas en mis
manos?, No, ¡No puedo engañarlos! − Las heridas que
percibo a mí alrededor son heridas profundas que
sanaran lentamente con la ayuda del milagroso tiempo.
Hagamos una pausa y examinemos quien resulta ser
el astuto autor que con tan diestra práctica, desata
una extravagante histeria en busca del poder absoluto.
Engañado con la perspicacia del diablo y mareado con
sus promesas de dominio total, busca la conquista de
toda una nación creyendo alcanzar el tan añorado
respeto que solo los hombres virtuosos e ilustres
logran merecer. Siniestro protagonista Se aventura a
emprender ésa sucia tarea con una sola visión en mente
sin darse cuenta que a cada paso que da el gusano de
la perversidad y del vicio le ira comiendo la corteza
de su humanidad hasta llegar al núcleo mismo de su
profanado corazón, pudriéndolo por dentro cual un
gusano pudre el fruto sano de un árbol feraz. Al final
de sus días cuando la muerte lo llame, volteando hacia
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atrás, se dará cuenta en su tardío examen que erró el
sendero que buscaba. ¡Será demasiado tarde señores!,
cuando la flaca muerte se manifiesta al hombre, esta
trae revelaciones divinas, verdades universales que
jamás hubiese entendido el hombre en vida; es solo en
las ultimas horas de agonía cuando logramos entender
ésa verdad, ese propósito real de nuestra existencia,
la fuerza omnipotente de una justicia divina; de un
mecanismo perfecto; de una fuerza superior; de un
poder cósmico; de hacer el bien a los demás. ¿Quienes
fueron esos personajes prepotentes que con manos y
palabras engañosas solazan su persona creyendo poder
ocupar aquel territorio reservado en ésa soñada gloria
de un ser todopoderoso?, ¿Cual fue su turbio pasado
que los llevo a caer gravemente enfermos de este mal,
infectados de pies a cabeza con el virus mortal de la
codicia?, ¿Quien les ha dicho que atesorando riquezas
y entregando su alma a las fuerzas del mal podrían
alcanzar la verdadera prosperidad?, Más aún, ¿Quien
les ha mal informado que conseguirían trascender con
mérito a futuras generaciones estos legados manchados
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de sangre, sangre que emana de las heridas de un
pueblo golpeado por el látigo de la injusticia? ——
Esos ingenuos “Herederos” que ignoran las acciones de
sus padres, cargaran consigo ésa pesada condena por el
resto de sus días. Cuando la boca de un farsante hace
promesas de cambio en tiempos de penuria, su poder
sobre la gente es infinito, su lengua hábil y falaz lo
convierte en un magnífico liberador del mundo que
fascina hasta al más astuto e incrédulo observador.
Este poder infinito lo hace un superhombre adorado por
todos y así perdura el efecto de su mareado dialecto,
de época en época, de generación en generación, en un
ciclo interminable de opresión. Aquellos lerdos
sucesores sin voz propia terminaran por ser parte de
este círculo de desintegración. Pero, ¿Que pasa con
ellos que no rompen con estas cadenas de tribulación?,
¿Porque nadie grita y trasciende mas allá de los muros
de conformidad para contener estos torrentes ——
interminables de desgracia?
Veamos brevemente que ocurre con personajes
despóticos a lo largo de la historia. Hagamos un
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pequeño paréntesis en nuestras modestas letras para
conocer un poco más la vida de aquellos lideres
soñadores con delirios de grandeza, ingenuos ——
constructores de su fatídico destino. Abramos los
sangrientos libros de México que sobre sus páginas se
plasmaron capítulos de injusticia y dolor. En uno de
ellos nos encontramos con el nombre de Días que con
tres largas décadas de dictadura, termino por
arrastrar al pueblo por sendas de retroceso,
destrucción y muerte. “¡Pobre México, tan lejos de
Dios y tan cerca de los Estados Unidos!", deliró en
los últimos instantes de su aborrecida vida al darse
cuenta que sus obras en vida habrían llevado a la
ruina completa del trabajador Mexicano. Una mala
distribución de fortunas fue la clave para este
cataclismo. El capital nacional no fue utilizado para
mejorar la vida de los ciudadanos, al contrario, estos
beneficios terminaron en manos de los pocos adinerados
hacendados que defendían su existencia ostentosa y
haragana, cortados a la vida influyente con tendencias
europeas e ideales de esclavitud sistemática. Aunque
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varias personas ponderen que Díaz acelero el progreso
de México, su gobierno fue una clara señal de una
dictadura venidera que iniciaría una larga cadena de
corrupción política en la administración tembleque del
gobierno Mexicano. Citemos un fragmento del “Programa
del Partido Liberal Mexicano”, proclamado en San Luis
Missouri en Junio de 1906. “Gracias a la dictadura de
Porfirio Díaz, que pone el poder al servicio de los
explotadores del pueblo, el trabajador Mexicano ha
sido reducido a la condición mas miserable; en donde
quiera que presta sus servicios, es obligado a
desempeñar una dura labor de muchas horas por unos
cuantos centavos. El capitalista soberano impone sin
apelación las condiciones de trabajo, que siempre son
desastrosas para el obrero. La falta de escrúpulos de
la actual dictadura para apropiarse y distribuir entre
sus favoritos ajenas heredades; la desatentada
rapacidad de los actuales funcionarios para adueñarse
de lo que a otros pertenece, ha tenido por
consecuencia que unos cuantos afortunados sean los
acaparadores de la tierra, mientras infinidad de
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honrados ciudadanos lamentan en la miseria la perdida
de sus propiedades.” Flores Magón firmaría este
programa y trataría así de terminar infructuosamente
con el despotismo reinante. ¿Que lección benéfica nos
ha enseñado el esquema de esta podrida política que
hoy en día podamos loar como un ejemplo de progreso o
bienestar común?, ¿Que patrimonio de bienestar lego a
los pobres campesinos que hoy puedan recordar con
gratitud?, ¡Ninguno Señores!, los infelices obreros
solo legaron pobreza, sembrando en su mente odio y
resentimiento para con su propio gobierno. Y así como
Díaz, hemos visto pasar a otras aves de rapiña pos
estos rumbos que después de despojar al pueblo, quedan
plasmados en la monumental lista de los déspotas más
odiados en la historia de México. ¡Aplaudamos con
fervor a sus grandes logros como ladrones de aquel
gran país, como líderes mediocres que impotentes por
su ineptitud de levantar grandes naciones, optan por
seguir saqueándolas!, recordemos las palabras de
Goldsmith: “Las leyes muelen al pobre, y los ricos
controlan la ley.” Y es aquí donde me atrevo a revelar
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una predicción sobre este gran pueblo. Sus vecinos del
norte muy pronto tomaran posesión de estas tierras y
sus costumbres desaparecerán para siempre. Su cultura,
su arte, el ideal histórico de su independencia que
identifican a este hermoso país, serán parte del
pasado; serán tan solo un lejano rumor, un mito entre
generaciones futuras que estudiaran su gran estupidez
con asombro. Este nuevo orden de gobiernos no será
implementado por la fuerza, el mismo pueblo estará de
acuerdo en esta urgente intervención porque para ellos
será necesario y oportuno. Pero, ¿Que futuro le depara
al viejo país mestizo?, sin duda uno muy oscuro.
México nunca volverá a ser el mismo después de esta
nueva conquista. E inquirimos: ¿Después de todo este
fracaso social, podrán sus pobladores recuperarse y
alcanzaran el equilibrio que siempre han deseado?,
¿Quiénes, ellos o los que han tomado posesión de sus
tierras? —— ¡Prepárense para una nueva era de
esclavitud que surgirá después que las grandes
corporaciones y los grandes imperios del vicio invadan
su territorio, convirtiéndolo en una masa laboral que
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no tendrá más remedio que soportar el abuso de sus
verdugos los malditos extranjeros oportunistas!
En la historia moderna abundan las tragedias en
los gobiernos. Otro ejemplo de un liderazgo que
finalizó en fatal fracaso fue el infame caso del líder
nacional socialista que con su lógica tosca del
estadista sistemático y frió, desató una hecatombe
pocas veces vista en la historia de una nación.
Encarcelado por sus ideas radicales de una ——
transformación social, este joven creció con un
profundo repudio hacia las clases sociales mas
prosperas, atribuyendo su éxito a la vida parasitaria
que absorbía el capital y que mas tarde destruiría la
unificación nacional de Alemania. En su ascenso al
poder, prometía un lugar en el sol. Utilizó sus manos
y su voz como un instrumento de convencimiento y logró
hipnotizar a todo un pueblo, desatando una de las
guerras más atroces de todos los tiempos. Adoptó un
método de centralización colectiva y aprovechándose de
su humillante derrota en la primera guerra mundial,
comenzó un plan para erradicar el desempleo e ——
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introducir una agresiva campaña para la expulsión de
los hebreos. Su sagaz artimaña comenzó por ofrecer a
los obreros cualquier forma de trabajo o serian
tratados como “trabajadores tímidos”, siendo ——
trasladados a campos de concentración. La cifra de
desempleo reducía aún más cuando los jóvenes dieron su
servicio militar en 1935. Todo su aparato político
apuntaba a una esclavitud social basada en la aparente
eliminación del desempleo y orquestada por otros
líderes psicópatas que muy dentro de ellos tejían la
telaraña de una doctrina selectiva basada en la pureza
racial. Si tratamos de entender la mentalidad de este
dictador nos encontraremos con más mentiras y
fantasías que muestran el poder de la maldad en todo
su esplendor. En su mente desquiciada portaba un
sentimiento “extremista” para la conquista mundial y
el exterminio de toda una raza. Pero, ¿Debe un líder
como este llevar a cabo su plan de dominio absoluto
sin importarle el sufrimiento de los demás?, Bernardo
dei Machiavelli nos dice que esto es necesario. En sus
trabajos literarios trata de convencernos con su
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retórica sobre las virtudes de un “Príncipe” haciendo
alusión a personajes sádicos en la historia. Nos da el
ejemplo del famoso César Borja que besando los pies de
Francia, inauguró el preludio de un gobierno engañoso
corrupto y traidor. Su tesis política vendría a ser
imitada después por otras regiones aledañas,
considerada como el modelo ideal para la conducción de
naciones. El asesinato de sus adversarios para la
edificación de su estado convencería a sus súbditos de
su aptitud como líder capas de regir a un gobierno.
Con el favor de su padre y por medio de esta cruenta
factura se convirtió en duque de una gran parte del
centro de Italia. Después de la muerte de su precursor
este César Borja se colapsó tal como un castillo de
arena con mente ausenta de aquella visión universal de
los futuros destinos de la humanidad más amplios y
mucho más grandes que su precario mundo, inventado
para satisfacer su hambre megalómana y sus vulgares
deseos carnales. H.G. Wells nos habla un poco de este
personaje: “Los hombres como Borja, fueron hombres que
nacieron ciegos a las cualidades que hacen a las
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personas libres y las naciones grandes.” Tarde se
habrá dado cuenta este inepto cardenal que el precio
del poder es vender su alma y convertir su corazón en
un bloque de hielo. Los libros nos enseñan que los
hombres justos siempre serán recordados con ——
admiración; su legado de grandeza humanística se
admira siglos o milenios después de sus muertes. Esta
rara cualidad que existe en hombres grandes es la
misma cualidad que reside en los hombres justos que
hacemos héroes del mundo y que dejan una huella
imborrable en el avance de culturas. Todo el imperio
Romano estaría motivado por este principio de
igualdad, avance y justicia para todos; fue esto lo
que lo hizo grande y su deterioro refleja la más
grande muestra de tiranía y descomposición social en
toda la historia de la civilización. Esto nos cuenta
con detalle Gibbon y otros grandes historiadores que
se tomaron el tiempo para estudiar la notable caída
del Imperio Romano, unos de los imperios mas grandes
que el hombre ha concebido. El olvidar la historia nos
condena a repetirla nos señala Santayana. ¿Quien
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podría ignorar la historia con tanta indiferencia?,
talvez aquellas personas que siendo desprovistas de
talentos para gobernar un gran país prefieren ignorar
el efecto del pasado en los asuntos del presente.
¿Quién es capas de olvidar la historia y reducir al
hombre humilde en añicos?, ¿Que hombre cabal es capas
de nutrir su terrible codicia con la repugnante
sustancia del abuso a fin de acumular riquezas,
arruinando ese sueño de progreso en seres vencidos por
su miserable existencia? – Aclaremos señores, si la
corrupción y la opresión son necesarias para la
estabilidad de un gobierno, entonces, ¿Que nos
espera?, si el equilibrio de una nación es resultado
consecuente de guerras y la división de pueblos o
clases sociales, entonces estamos perdidos porque nos
veremos obligados a repetir los dolorosos eventos de
la historia, una historia turbulenta que nos inyecta
el delirio venenoso de una nueva revolución. El
atractivo ámbito de la política es como un rió que
fluye por años sin detener su curso, sobre sus aguas
frías se desplazan todo tipo de vidas desmesuradas que
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comienzan su larga travesía corriente abajo,
envilecidos por el poder, desbocados sin control ni
rumbo, ¿Hacia donde van y donde terminaran?, nadie lo
sabe porque su hambre de poder es insaciable; ¡La
codicia de estos avaros mortales es infinita! —— ¿Que
mortal que nacido del vientre de una madre este
dispuesto a entregar su alma a la perversión del mundo
y zambullirse de maldad en estas aguas de perdición?,
¡Odiable es su poder y desgraciada su vida de aquellos
mortales que vienen a este mundo para aplastar al mas
desamparado! – Señores, que este sea un mensaje bien
entendido para todos aquellos valientes que contemplen
ser parte de aquel culto de idiotas que creen
conquistar pueblos enteros por medio de esta maldita
agenda, que el hombre digno que siendo responsable de
sus actos cometa el error de aplastar al más pobre y
débil hará un daño imperdonable contra toda la
humanidad; tanto perjuicio ocasiona con su destructivo
programa de poderío, le agradeceríamos a su pobre
madre, mejor nunca lo hubiera engendrado, librándonos
así de una catástrofe venidera.
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¡Dejemos pasar pues a los justos por delante y
oremos por aquellos que se han quedado atrás para que
la historia se apiade de ellos en la hora de su
ineludible juicio!
27
1ra ParteUn ser que desafió lo divino
A continuación relatare hechos reales que
tomaron forma y efecto en este pueblo de Yucatán,
México hacia el año de 1947. Años después de haber
presenciado estos extraños acontecimientos, decidí
tomar prudentemente pluma y papel he impregnar con
cautela, letra por letra el progreso de esta dramática
odisea, trágicamente verídica, justamente digna de
respeto y de profunda reflexión. La gente azorada
después de lo ocurrido teme por su propia ——
tranquilidad. Ojos que miraron y oídos que escucharon
la pesada realidad de lo sombrío, ahora procuran
conspirar entre sí para encubrir una verdad
aterradora. ¿Que muchedumbre es esta que busca refugio
en el profundo abismo del silencio?, ¿Como quisieran
esconder tras un velo negro de mudez la evidente
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silueta de un animo mutilado por el destino?, No
lograran ocultar esto. Con azoro, esta gente buscó
amparo bajo las ruinas débiles de su martirizado
aliento. Yo perdido junto con ellos trate de huir sin
dirección alguna por los caminos de esta terrible
confusión que me ahogaba. Fueron momentos de reflexión
personal y fe en la justicia divina, fueron momentos
de profunda meditación sobre nuestro lugar en este
vasto universo.
Nunca antes en mi vida habría imaginado
emprender una travesía tan ardua y embriagante como la
narración de estos sucesos. Al mismo tiempo, creo es
un abuso de confianza, primero, el relatar al lector
un desorden social orquestado por una legión de
tiranos, dejarlo frió después de lanzar sin piedad a
su rostro, grandes injusticias que van quedando en la
impunidad y finalmente enlodarlo de mas tragedias poco
a poco hasta hundirlo en un denso pantano de infamias,
de atrocidades. No pretendo confundir a nadie ni
tampoco infundir temor con mi relato. No es mi
intención espantar a nadie o hacer que la mente del
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curioso lector reflexione de más y termine
desintegrándose lentamente a causa del cebo denso de
esta poderosa realidad. Aún así, debo emprender esta
travesía con determinación ya que quiero explicar a la
persona que lea estos manuscritos el porque de mi
aflicción, mas debo ser un hombre prudente e indicar
la salida que lo lleven fuera de este laberinto,
¡Antes de que pierda sus cabales!
Con estos escritos narrare con lujo de detalle,
episodio tras episodio, todo lo acontecido. Tratare de
hacer todo lo posible por describir minuciosamente y
sin dejar a duda los trágicos sucesos vividos. Mis
letras se rehúsan a invadir el frió papel y yo tiemblo
al tratar de explicarlo todo. ¡Pero veamos que ocurrió
y terminemos con esta perturbadora tarea de una vez
por todas!
Fue una mañana fría cuando el pueblo obedece a
la jerarquía de doctrinas más antigua de la
cristiandad y encomienda su incierto destino al ——
supremo creador del mundo. Una vez mas el azul claro
sobre sus cabezas, ya no quimera imaginaria sino
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opulento ambiente real, más apacible que en días
anteriores, hacen contener los mares de locura que se
habrían desatado a causa de un irreversible cataclismo
económico. Después de la tormenta el pueblo busca
apresuradamente la calma. La multitud desahoga su
corazón perseguido por estas penas y reclina sus
hombros con fe en la iglesia, congregación de almas
que buscan alivio bajo los corpulentos pilares, muy
diferentes a los pilares de adobe que los alojan al
terminar la misa. Católica unidad en una fe la que
anima y reconforta al pueblo. Este fue el sentimiento
de muchos otros creyentes que al igual que otras
tierras, edificaron los lienzos de su conservadora
cultura, sobre cimientos de fe cristiana.
México es un país de viejas y profundas
tradiciones. A diferencia de mi país, por ejemplo, el
país mestizo sigue con devoción los dogmas de la
religión católica. Es esta disciplina que motivó y ——
aun motiva al pueblo a seguir el llamado de la Iglesia
al descender el brillo de la aurora. Por las frías
mañanas, cuando las pesadas y sonoras campanas del
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templo esparcen su estrepitoso estruendo sobre los
polvorientos techos de esta ciudad perdida, el pueblo
acude incondicionalmente a su llamado. Las personas
mas entregadas a esta fe son los ancianos que después
de ser testigos y victimas pasivas de miles de
injusticias, escapan de sus lóbregos lechos para
rendir culto al Creador y a Santos por igual. Fue uno
de estos días cuando yo junto con ellos, buscaba
desesperadamente un refugio donde llorar; donde
expulsar mis golpeadas y turbulentas emociones y
busque consolación divina igual que la pobre multitud,
entre densas columnas de cantera y santos de greda,
asimilando con inocencia la seriedad de la situación
en la que me encontraba.
Entramos todos como rebaño extraviado. Yo
creyendo ser el más afectado por la experiencia de un
nuevo mundo, buscaba ser de los primeros amparados,
pero al ver que la multitud, aun más aturdida que yo,
rasguñaba las pesadas puertas por el ansia desmedida
de recibir bendiciones, entonces retrocedí discre ——
tamente y fui quedando poco a poco detrás de aquel
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vórtice de almas. Fuimos ocupando espacio y tiempo
animosamente y finalmente invadimos todos los rincones
de aquel interesante limbo que habría cautivado mi
atención desde un principio. Poblamos todo a excepción
del pórtico central por donde entraría el clérigo
minutos mas tarde, ¡Todo esto parecía una meca! - A
pesar de haber sido uno de los últimos por ingresar,
conseguí por suerte acomodar mi agobiado espíritu
entre el apretujado tumulto. Apretado del pueblo,
encontré un lugar entre los desteñidos asientos en
donde por suerte permanecería sentado. Mi cabeza no
admitiría mas la idea de encontrar algo inaudito, ya
no mas en mis estropeados lechos de razón, ¡Ya no
habría espacio para mas sorpresas! —— Los ancianos ya
habrían anticipado su llegada una hora antes y
esperaban sentados cómodamente en las bancas mientras
que los demás estarían sentados sobre el suelo
terregoso del atrio. Niños, hombres y mujeres jóvenes
entrarían después. Al cabo de tan solo treinta minutos
no habría lugar para más almas; el lugar estaba
repleto. Sin poner mucha atención al numero específico
33
de corazones, lleve a cabo la multiplicación en mi
cabeza; dos filas de treinta bancas con espacio para
diez cada una; calculé mas o menos seiscientas
personas, sin incluir a los hombres pacientes que
estarían de pie por varias horas debido a la falta de
plaza. En cuanto a la arquitectura de la edificación,
no habría comparación con la majestuosa catedral
parisina de Notre Dame. Fachada antigua y frágil
tampoco se podría comparar con la monumental catedral
de Cologne en Alemania, mucho menos a la histórica
capilla de Bruges en Bélgica. Este humilde lugar vino
a ser algo más que un santuario, vino a ser un refugio
de almas mortificadas que habrían sido atropelladas
por el destino. Yo formaría ya parte de esta gente,
este lugar vendría a ser también parte de mi vida y mi
propio destino. Fui testigo que en todo momento un
brillo de esperanza ilumino el mustio rostro de los
presentes. Mujeres y en particular ancianos serian
evidencia de este contagioso fulgor, fieles a la
divina promesa de una gloria celestial. Ya inclinados
para redimir culpas, deciden descubrir su cabello
34
blanco como su tradición les dicta y en las hembras,
un negro velo de seda testifica la muestra de respeto
ante la presente reverencia litúrgica. Renuentes a
caer en la creencia del agnosticismo, expresan su
gracia magistral de sentimientos profundos y
ancestrales. Las criaturas más débiles, los niños,
también buscan una innecesaria exoneración de pecados,
los más afortunados cantarían letanías en compañía de
sus padres mientras que los huérfanos cantarían
abandonados, desabrigados, sin un son que seguir ni un
hombro donde llorar. Sin embargo, ¡Todos nosotros
seriamos ya parte de una tripulación que estaría a
punto de naufragar aun más por estos mares de rareza!
Llego finalmente el momento inicial de la
esperada celebración, y aun el padre no haría muestra
de presencia. Asombrado con la originalidad del
ambiente, descuidé por un momento el progreso de los
sucesos. Al escuchar el coro, una lluvia de ensueños
se desprendió sobre nuestros corazones tal como se
desprende el pesado manto fluvial de nubes al ——
desbordar sus torrentes. Tolerante al calor y los
35
aromas desabridos que amenazaban con trastornar aun
más mis sentidos, comencé a estudiar el enigma de
contornos, de configuraciones agraciadas y sabias que
los ancianos transmitían a través de su bella
longevidad, esto quedo muy grabado en mi mente. Sus
humildes sombreros, hechos de broza de carrizo son
testigos del sudor y la sangre que broto en tiempos de
su jovial gallardía he ímpetu; son símbolo de
sacrificio, son vestigio de su entrega en cuerpo y
alma de sus labores para la sobrevivencia. Con
paciencia esperamos por alguna señal para dar inicio
con el acto penitencial, pero el sacerdote no
apareció por ninguna parte. Mientras admiraba la
arquitectura de la construcción y el arte de sus
estatuas religiosas, una ráfaga de viento sofocante
soplaba con furor a mis espaldas desde la puerta
principal. Yo recibiría los primeros soplos de esta
ráfaga caliente y húmeda pues me encontraba en la
parte posterior del templo. Sequé el sudor de mi
frente con un pañuelo arrugado, mas no logre secar de
mi mente la densa infusión de memorias retorcidas y
36
persistentes que penetraban mis sentidos, robando la
quietud misma de mi esencia alborotada. El reloj marco
un cuarto de hora, luego la media. La gente comenzó a
inquietarse, aún el padre no aparecía. De repente un
efluvio de incienso emergió por detrás desplazándose
poco a poco en todas direcciones, era el incienso de
iniciación. El sacristán y otros ministros comenzarían
la celebración eucarística soltando bocanadas de este
aromático humo hecho de resina. El sacerdote caminaría
con ellos cargando el hastía lentamente hacia el
altar. Percibí que su corazón pesaba como el plomo y
su voluntad se rehusaba a seguir exonerando vidas en
lechos de agonía, ¡Parecía haber sido traicionado por
su misma fe!, ¿Pero, como entenderlo?, una férvida
llamarada que por tantos años irradia vida y
esperanza, de repente comenzó a perder fuerza, comenzó
a sofocarse lentamente he hizo sacudir por un instante
los fuertes cimientos de fe cristiana que habrían
estado firmes por mucho tiempo. Todos cuestionamos en
nuestras mentes, ¿Que razón tan poderosa lograría
intimidar a esta fe admirable?, La gente haría esta
37
pregunta en sus pensamientos mientras el sacerdote
caminaba hacia el altar con una apariencia deplorable.
Su rostro pálido, su mirada apagada y su barba densa
ocasionaron consternación entre los que lo mirábamos
con atención. El borde de su verde túnica arrastraba
fláccidamente por todo el piso, su birreta canónica
parecía estar al borde de resbalar y caer sobre la
maltratada alfombra. El sacerdote había perdido su
compostura, parecía haber caído en un profundo estado
depresivo del que no podría escapar tan fácilmente.
Unos ancianos a mis espaldas balbuceaban sobre su
estado. Un comentario de entre ellos hizo correr la
voz: “¡Ese no es el padre Antain!”, y una ola de dudas
hizo vibrar a toda la multitud. El cosquilleo ligero
del murmuro se fue apagando cuando la gente se
convencía de que aquel hombre deprimido en efecto si
era el hombre que todos conocían. A su lado lo
acompañaban dos monaguillos de túnica blanca que
portaban en cada mano un asta de hierro color bronce y
dos velas gruesas a cada extremo. Al aproximarse cada
vez más hacia el altar, una estela de congoja dibujaba
38
incertidumbre en los ojos de los ancianos. Yo
continuaba muy atento y fijaba mi mirada en las
expresiones patéticas del sacerdote que lijaba su
pálida mejilla con sus afiladas uñas cubiertas de un
espectro colorido “negro——morado” por la mugre
acumulada. Sus ojos permanecían perdidos en sus
absortos pensamientos, quien sabe que pasaba por la
mente de aquel mensajero del Señor. Las saladas gotas
de sudor seguían bajando lentamente por mi rostro
desconcertado, y mis labios se fragmentaban
extrañamente talvez por la resequedad insoportable del
aquel lugar, talvez por el abrumador melodrama que me
rodeaba. Ambos asistentes situaron cuidadosamente el
libro sagrado en un enserado podio de caoba rojo que
se encontraba justo a varios metros del altar. Con su
rostro muerto y sin expresiones, el sacerdote arrojo
la señal de bendición en la anunciación inconfundible
del comienzo de tan esperada celebración.
——En el nombre del padre, del hijo y del espíritu
santo ——nos persignamos juntos con el.
39
——Que el señor este con todos ustedes.
——Y con tu espíritu ——todos le seguimos.
——Abramos nuestros corazones al señor y dejemos que
entre en nosotros el espíritu santo que guiara
nuestras vidas.
La gente lo escuchaba y de inmediato resaltó el
evidente contraste de su vida. ¿Que no era necesario
que estas palabras perfectas y sabias tomaran efecto
en si mismo?, ¿Que pasaba con su voluntad que parecía
no obedecer ordenes de su misma boca?, ¿Porque me
parecía que Dios no estaría guiando su vida en aquel
momento de hipocondría incontrolable? No encontré
respuesta a ninguna de mis preguntas y seguí tratando
de prestar toda mi atención, ya no el aspecto
penetrante de las personas que me rodeaban sino a la
celebración misma que continuaba su marcha in——
interrumpida. Una entrada inesperada en tono de canto
he iniciada completamente en el idioma latín me
intimidaron. Comencé a fingir mi participación y hacer
40
que mis labios comenzaran a fingir expresiones
incoherentes que me harían un tonto de mi mismo pero
que a la inspección indirecta de la gente no me harían
sentir ajeno a esta importante ceremonia. Cabe
mencionar que el idioma latín jugó un papel muy
importante en la religión Cristiana desde el
nacimiento del Catolicismo en tiempos de Constantino.
Su evolución histórica tuvo tal impacto que la iglesia
católica continuó su práctica hasta principios del
siglo veinte.
——In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti.
——Amen.
Así pues, al arrojar la vendita cruz simbólica sobre
nuestras frentes, invito cordialmente a que tomáramos
asiento.
——Pueden tomar asiento.
Y como las olas de un mar turbulento haciendo de la
gente una ola humana que comenzó por apaciguarse
41
lentamente, así nos percibimos todos en aquel lugar
apretujado. El eco del coro femenino comenzó su
melodiosa sinfonía con gran éxtasis y todos volteamos
nuestras miradas hacia ellos para después volver a
enfocarla en el sacerdote que parpadeaba con ojos
soñolientos a toda su muchedumbre. Este coro de
mujeres continuo por algunos minutos hasta que
finalmente se fue apagando lentamente deteniendo su
ultima nota en la alentadora estrofa de “Gloria al
Señor”. El sacristán entonces se aproximó lentamente
hacia a la Biblia sagrada, la preparo para el párroco
empalmando su mano y volteando un puñado de hojas a
mitad del libro. Todo un silencio enigmático penetraba
hasta los más profundos rincones de este humilde
palacio divino. Entonces comenzó su esperada lectura.
——Confiteor Deo omnipotenti, beatae Mariae semper
Virgini, beato Michaeli Archangelo, beato Joanni
Baptistae, sanctis Apostolis Petro et Paulo, omnibus
Sanctis, et tibi Pater: quia peccavi nimis cogitatione
verbo, et opere: mea culpa, mea culpa, mea maxima
culpa. Ideo precor beatam Mariam semper Virgine...
42
A lo lejos en el atrio se escuchaba el eco de un
extraño ladrido de perros que a cada momento
interrumpían el progreso de la misa. A pesar de esto
el sacerdote continúo con el evangelio.
——Et in terra pax hominibus bonae voluntatis.
Laudamus te. Benedicimus te. Adoramus te. Glorificamus
te. Gratiam agimus tibi propter magnam gloriam tuam.
Domine Deus, Rex coelestis, Deus Pater omnipotens.
Domine Fili unigenite, Jesu Christe.
El ladrido de perros se intensifico cada vez más pero
la gente los ignoraba y continuaron atentos al
sacerdote.
——Jesús preguntaba a sus discípulos: ¿Quien decía la
gente que era el hijo del hombre?, Y ellos
contestaron: Unos decían que Juan el bautista, otros
Elías, aún otros Jeremías o uno de los profetas. Pero
el les dijo: “¿Quien creen ustedes que soy yo?,” Pedro
Simón respondió: “¡Eres el Cristo, el hijo del Dios
viviente!,” y Jesús les dijo en respuesta: “Bendito
seas hijo de Jonás,” “Yo te digo que tú eres Pedro y
43
que sobre esta roca edificare mí iglesia, y las
fuerzas del infierno no podrán prevalecer en contra de
ella.” —— “Te daré las llaves del cielo y en esta roca
edificare mi iglesia...te daré las llaves del
Cielo...”
Al recorrer la mirada ligeramente sobre aquel gentío,
el padre se percato de algo misterioso que lo
observaba fijamente desde la distante entrada. Una
silueta borrosa a lo lejos apenas ser percibía entre
la luz que irradiaba por la rendija de las pesadas
puertas. De inmediato trato de enfocar su mirada para
identificar aquella misteriosa figura. Yo voltee
confundido tratando de entender lo que veían sus ojos.
La rara silueta se fue moviendo precipitándose hasta
el centro de la multitud. ¡Un ser de estatura
asombrosa con un rostro espeluznarte se percibía
claramente! Yo al instante logre enfocar mi mirada
consiguiendo observar con lujo de detalle la forma
física de esta entidad extraordinaria. Este
sorprendente animal, monstruo o demonio, vino a
perturbar el sermón de forma repentina confundiendo
44
abruptamente a todos los presentes. Su extraño cuerpo
semejaba una especie de “lagarto” con raras manchas de
color “verdirojo” que cubrían gran parte de su fornida
complexión. Su rostro indefinido, nunca antes visto
por los mortales de este lugar, semejaba un demonio de
aquellos que los poetas y locos sacan de los libros
mitológicos de la antigüedad. Sus ojos añiles como la
profundidad de un abismo, se abrían como grandes
amapolas que se clavaban en lo más profundo del
subconsciente. Sus manos con tan solo cuatro largos y
delgados dedos parecían haber sido forjados por algún
herrero de aquellos que fabrican espadas afiladas que
causan la muerte. En cada antebrazo portaba unos
extraños brazaletes color oro que despedían una
fosforescencia con una gama infinita de colores. Su
curiosa cabeza en forma de diamante parecía estar
cubierta con un tipo como de escafandra plateada.
Aquel raro ente parecía el engendro de algún ¡Reptil o
un murciélago! —— Finalmente, sus dos patas como de
canguro y équido al mismo tiempo, se cubrían de unas
raras “insignias” talladas sobre una placa delgada que
45
parecían armadura romana. ¡Este bípedo trotaba o
galopaba a gran velocidad logrando mantener un
equilibrio sorprendente!
——¡Quien eres! ——grito el sacerdote.
De momento, todos quedamos atónitos ante lo
presenciado, completamente estupefactos por el miedo
que nos invadía y no pudimos reaccionar de inmediato;
¡Era imposible reaccionar con juicio porque lo que
percibíamos no tenía ningún sentido!, ¿Quién era este
ser no humano que irrumpía en el sagrado culto
ordinario de aquel pueblo abandonado?, ¡No era
posible! —— En aquel estado de “engarrotamiento” que
nunca había observado yo en ningún otro rostro antes,
salió con mucho esfuerzo el grito espantoso de un
infante, su piel se puso pálida instantáneamente.
Enmudecido, logro descongelarse de aquel estado
petrificado que lo convirtió en sólida estatua por el
profundo pánico.
——¡Aaaa! ——Exclamó aquel pequeño.
46
Y su grito corrió como una explosión nuclear que
descongelaba con fuerza a todos los otros chiquillos
que quedaron también inmóviles al ver aquel ser
extraterrenal. Fue cuando este diantre comenzó con una
serie de escalofriantes maniobras que podrían detener
a cualquier corazón delicado y endeble como el de los
presentes. Con apetito de sangre el ser se aproximó
hacia uno de los ancianos que trató como pudo de huir
desesperadamente entre la multitud. El viejo intentó
salir con toda su fuerza por el lado opuesto de la
hilera de bancas por donde creyó escapar, pero al
tratar de correr se encontró con un nudo de personas
que chocaban unos con otros en su camino. Su esfuerzo
fue inútil y tropezó con los demás. Sus pies se
paralizaron por completo. La bestia se lanzó con furia
sobre su arrugado cuello, sus frágiles brazos luchaban
con un instinto sorprendente pero la fuerza y agilidad
de este monstruoso ser, pronto doblegaron por completo
el espíritu de lucha de aquel achacoso viejo. Yo
observaba todo aquello con dificultad y trataba de
suspenderme sobre la punta de mis pies para capturar
47
más detalles de lo que acontecía, estaba muy asustado;
en un estado de espanto que me dejaban sin movimiento
ni palabras. Parecía un espectáculo como sacado del
matadero donde las victimas corren con su vida,
correteados por sus sanguinarios carniceros. Una
estampida de gente se abalanzo sobre la puerta
principal. Al tratar de salir, las puertas no lograron
abrirse debido al enorme tumulto que se acumulaba con
rapidez y como una avalancha de nieve que crece cada
vez mas, la multitud se fue amontonando, ¡las puertas
se trabaron por completo y se desato un caos absoluto!
——Los niños azorados al ver a este hombre en las
garras de la bestia, corrían desaforados en todas
direcciones. Las señoras golpeaban las enormes puertas
con gran fuerza a pesar de no tener nervios ni para
gritar. La gente enloquecía cada vez mas pues el ser
rondaba con aquel anciano atajado de su flaco cuello,
estrangulado debajo de sus fuertes garras que no
parecían ceder en ningún momento.
——¡Aaaa...Por favor...Nooo!
48
——¡Por favor...Madreee! ——lanzó el hombre un
alarido desesperado.
Yo permanecía inmóvil no por mi resistencia mental
sino porque aun no podía despertarme a ésa realidad
que veía. De pronto, torrentes de sangre rodaron por
toda la maltratada ropa del demacrado cuerpo que
columpiaba aun con señales de vida y quedo bañado por
completo de aquel horrible tinte rojo. Una ancianita
que estaba a mi lado no podría entender lo que veía.
——¡Madre santísima! ——Se persignó con su rostro
traumatizado.
El sacerdote gritaba con toda sus fuerzas:
——¡Por favor alguien ayúdelo!
——¡Por favor suéltalo!, ¡Alguien por el amor de
Dios...Déjalo ir! ——.Pero nadie respondía a sus
suplicas. La bestia entonces volteo sus enormes ojos
índigos hacia el sacerdote que seguía gritando con
toda la fuerza de sus pulmones.
——¡Sal de aquí ser del infierno! ——.tú no
perteneces aquí, fuera de la casa del Señor!
49
El ser dio dos pasos atrás y se aproximó furiosamente
hacia el mensajero de Dios. Desafiante, se detuvo
justo frente a el, clavó su mirada como un cuchillo
afilado y con un movimiento escalofriante que parecía
venir del mismo infierno, cerceno el cuello de aquel
indefenso hombre. El padre quedo sin palabras al
presenciar esto y su cuerpo quedo tieso como un roble.
Su rostro pálido se cubrió por completo de un denso
sudor que marchitaban aún más sus expresiones
agonizantes. La cruel bestia dio media vuelta y salió
como un relámpago dirigiéndose hacia la salida
principal trotando como una yegua erguida por los
pasillos laterales. La gente gimiendo, seguía azotando
las puertas con toda la palma de sus manos hasta casi
desangrar. El nudo de almas parecía apretarse más al
tratar de huir sin orden de allí. El padre trajo
fuerzas de donde pudo y con una valentía admirable
bajo corriendo los escalones del altar dirigiéndose
hacia aquel ser pero su acceso no le fue posible, ¡los
pasillos estaban aun repletos de gente! — Un atrevido
hombre perdido entre el denso gentío hizo también
50
muestra de valor, espero a que la bestia se descuidara
para arrebatar el esquelético cuerpo, pero muy apenas
logro sujetar uno de sus brazos que colgaba guango al
parecer sin vida y alo con fuerza para liberarlo. El
ser se percato que algo lo alaba por detrás y
respondió con un instinto de furia semejante a una
fiera salvaje hambrienta de sangre, aferrado a su
presa. Ambos seres, un ángel y un demonio luchaban con
fuerza por la vida de aquel hombre, uno a quitarla y
el otro a preservarla. ¡El espectáculo era tan
espeluznante que creí estar imaginándolo todo!, ¡esta
morada santa ahora se convirtió en un verdadero
infierno! — ¿Como fue posible que las fuerzas del mal
lograran penetrar en la santa casa del Señor?, ¿Que
acaso Cristo no edifico sobre ésa roca su iglesia en
la tierra donde las fuerzas del mal no podrían
prevalecer?, ¿No seria uno de sus mismos discípulos el
poseedor de las llaves para entrar en ese lugar de
salvación? — Parecía que el santo Pedro no seria el
único con autoridad para entrar en esta morada
venerable en la tierra. Mientras que el padre seguía
51
empujando para conseguir llegar a su objetivo, el ser
seguía sacudiendo a su victima sin misericordia.
——¡Ave Maria Purísima! ——exclamó otra mujer a mi
lado.
Finalmente la multitud logró abrir parcialmente las
inmensas puertas. Por entre la estrecha rendija
salieron poco a poco escabulléndose uno por uno,
algunos tropezaban y caían, otros ya en el piso se
arrastraban hasta lograr salir de aquel lugar
endemoniado. Yo seguía observando todo esto aun de pie
pero casi fui aplastado por las personas que me
rebasaban con un pavor incontenible. En los siguientes
renglones detallare algo sorprendente muy difícil de
explicar por el hecho de carecer de palabras para
describirlo. Creo que para lograr entender un poco más
de esta intrigante “peculiaridad” me será necesario
recurrir a términos concretos aprendidos en mi
adiestramiento táctico recibido años atrás. Nunca
antes imagine poner en practica estos términos
militares para detallar a este ser indescriptible.
Digo “tácticos” porque solo en estos términos podría
52
darle sentido a lo que a continuación describiré. Al
llegar a la salida de aquel templo, el ser coloco el
cadáver del viejo sobre la empañada alfombra, su
cuerpo no mostraba señales de vida. Apresuradamente,
este “Demonio” extendió sus largos brazos sacando de
sus armaduras una cápsula alargada en forma de
“dispositivo,” la unió a sus dos brazaletes y los
coloco por encima del hombre fallecido. Después
instaló en su antebrazo izquierdo un instrumento con
extraños “símbolos” o dibujos que giraban alrededor de
un disco luminoso. Cada vez que el disco giraba, los
colores en su centro cambiaban y los “símbolos” iban
desapareciendo uno por uno, produciendo un silbido
como el de una “onda radial”. ¡Parecía un ingenioso
radio o reloj que contaba regresivamente! - Los
increíbles instrumentos de este demonio parecían
desafiar todas las leyes de la ciencia hasta en aquel
entonces conocidas. Al verlo encima de aquel hombre
despidiendo ésas “proyecciones” desde sus aparatos
espectrales, pasaron por mi mente las locas teorías de
la ciencia moderna. ¿Que relación tendría todo esto
53
con el presente saber de la ciencia?, ¿Que sabidurías
ocultas habrán provisto a este ser Demoníaco de tan
mágicos ingenios tecnológicos? - Lo que haya sido,
este ser tendría dominio sobre ellas. También pasaron
por mi mente aquellos momentos cuando médicos de
infantería atendían a mis compañeros malheridos. ¿Que
clase de ser seria este con artefactos que parecían
ser los de un “doctor”?, ¿Pero un doctor que masacra
para después operar en sus propios pacientes? ─ Yo
hice lo posible por mantenerme de pie en todo momento
y no ser atropellado por el pesado tumulto. Una chispa
de coraje toco el subconsciente del sacerdote. Este
decidió tomar una lanza afilada que usaban los
sacristanes para llevar la cruz hasta el altar y la
arrojo con toda la fuerza de su brazo hacia el ser que
estaba de espaldas. La lanza de bronce se desplazo
como un rayo cargado de furia divina y con un tino
certero penetro la zanca derecha de aquel diantre que
pego un alarido ensordecedor al sentir el gran objeto
incrustado en su extremidad. Por fin libero aquel
anciano que quedo como garra masticada sobre el suelo
54
ensangrentado. Un rugido corrió como estruendo por
todo el templo y espantó aun más a la gente que seguía
evacuando como enjambre de abejas alborotadas.
Empalmando la lanza incrustada, aló con fuerza para
extraerla; al sacarla de su extremidad, disparó una
intrigante candela color morado en su herida, lanzó
aquel espontón en el piso, volteó su mirada hacia su
agresor y de la misma manera, el padre clavó su mirada
desafiando su presencia con valentía aparente porque
por dentro, el miedo le devoraba. Finalmente las
puertas se abrieron de par en par, aquel nudo
comprimido dio de sí. Como el agua de un baso al
derramarse así salimos todos en montón, desbocados
fuera de este lugar de los mil horrores. Cojeando,
aquel ser herido troto junto con la gente hacia el
atrio y salió entre el tumulto. La impresión tan
grande originó en el sacerdote un violento vértigo que
lo forzó a vomitar impulsivamente. Su vómito
amarillento mancho aun más el piso teñido que dejaba
una estela rojiza, apuntando hacia el rígido y
machacado cadáver que finalizó su lucha casi al filo
55
de la puerta principal. La conmoción seguía en el
atrio de la iglesia después que la gente saliera. Yo
ya no logre ver esto porque regrese a socorrer al
padre que seguía arrojando materia intestinal sin
ningún control.
——¡Sálvenlo! ——nos imploraba desde el piso.
——¡Sálvenlo por favor, no dejen que se lo lleve! ——
luego dirigía su mirada hacia la salida y seguía
delirando.
——¡Bestia maldita largo de aquí!
——¡Tu no perteneces aquí diantre del infierno!
——¡Fuera de la casa del Señor!
——¡Regresa a las sombras del infernó, tu perteneces
a la oscuridad demonio maldito!
——¡Sálvenlo...Sálvenlo...Sálvenlo!
Mi respiración estaba acelerada y mis manos templaban
involuntariamente.
——¿Que esta pasando aquí? ——pregunte con
ingenuidad.
——¿Que fue eso Padre? ——.No entiendo nada. Estoy
muy asustado, por favor dígame que pasa.
56
——¿Qué paso con ese anciano?
——¡Ese maldito demonio! ——Respondió.
——¿Demonio? ——Lo mire confundido——.¡No puede ser
eso, esto no es posible!
——¡Joven, por favor detén a ese Anticristo!
——¡Detén a ese Monstruo antes de que sea demasiado
tarde!
——¡Que no se lo lleve! ——continuó implorando el
religioso.
Yo quede tieso al escuchar esto.
——¡Póngase de pie padre, déme su mano!
El padre se puso de pie, después yo salí corriendo
hacia el atrio para ver que ocurría entre el tumulto
que se apartaba cual una gota de aceite en agua cuando
aquel ser corría junto con ellos. Como un ladrón que
corre y se espuma entre la gente, así se desapareció
este ser rápidamente llevándose una vida. La gente
solo gritaba al verlo trotar entre ellos y se levanto
una polvadera que apenas dejaba distinguir la silueta
de las personas. Como si hubiera sido un torbellino
devastador así lo destruyo todo a su paso y al no
57
poder discernir a nadie ni a nada por causa del enorme
terregal, me perdí entre la muchedumbre. Volteando
hacia atrás, solo miré el terrible desastre que
aquella entidad sobrenatural había dejado.
58
2da parteCombate de fuerzas
Días después, el firmamento descargo su llanto
sobre nosotros como si penara la perdida trágica de
aquel pobre hombre. Los cielos claros y azules se
cubrieron de un velo gris como si estuvieran de luto.
Estos cielos divinos fueron testigos de todo lo
presenciado y pareciera que conspirasen entre si para
descargar su tristeza sobre nosotros.
El dolor era intenso, su intensidad era tan
grande que se podía palpar o sentir porque era algo
más que una aflicción del corazón; el dolor se podía
respirar, uno se ahogaba en el como si fuera un rió
profundo, denso con forma real. Un hombre joven en sus
veinte años deteniendo una botella de licor en su
mano, caminaba ebrio detrás de un ataúd gris con
ornamentos de holanes a su alrededor. El llanto
incontenible hacía que nuestra tristeza creciera más y
59
con mucha dificultad caminamos cuesta arriba detrás de
aquel cortejo fúnebre. El llanto de mujeres aturdía
mis sentidos. Su rezo monótono nos acompaño en todo el
camino. Pero, ¿con que objetivo habría que abogar por
un pobre viejo después de contemplarlo arrepentido,
rendido, implorando perdón en presencia de Dios igual
que todos los demás?, ¿Que sentido tenia pedir por el
alma cansada, aceptado en la gloria aun antes de haber
estado atrapado en este absurdo cofre oscuro?; No
tenía ningún sentido para mí. Seguimos caminando
cuesta arriba por aquel sendero pedregoso. El campo ——
santo se situaba a tan solo unos kilómetros. Detrás de
la loma se contemplaba la morada final donde reposaría
en paz los restos de aquel mártir del pueblo.
Caminamos por alrededor de una hora cuesta arriba
enlodados de pies a cabeza debido a una llovizna
molesta y persistente. El padre agotado encabezaba a
esta multitud. Subimos la loma pausadamente entre los
arbustos y piedras del cerro que hacían nuestro camino
más trabajoso, llegamos con este cajón deprimente. Las
puertas ya estaban abiertas a nuestra llegada. La
60
muchedumbre seguía orando con toda su fuerza hasta que
su ruego alcanzo un clímax máximo al detenerse en la
pequeña fosa que se encontraba expuesta y preparada
para la ocasión. El lúgubre gemir de un cuervo se
escuchaba entre unos desojados árboles. El montón de
gente rodeó la fosa y los hombres exhaustos de tanto
caminar bajaron lentamente el pequeño ataúd que ahora
parecía que pesaba cien veces más que en un comienzo.
Lo colocaron sobre un bulto de tierra que pertenecía a
la misma fosa excavada. Las mujeres sollozaban en voz
baja. Sus rebozos empapados hacían una fundición de
llanto y lluvia que cubrían sus rostros por completo.
Un grueso lazo hecho de mecate comenzó a rodear el
húmedo féretro. Dos sepultureros iniciaron su trabajo
para descender el pequeño cajón. Rápidamente se
colocaron a cada lado de la fosa y comenzaron su
labor. El sacerdote también comenzó su trabajo, ——
abriendo su Biblia para dar los santos solios.
Salpicando la tumba con agua vendita, comenzó su
plegaria, pero antes expresaría un profundo pensa ——
61
miento que nos daría fuerza para entender esta
atmósfera de dolor.
——No dejaremos que la confusión invada nuestras
mentes, no dejaremos que el mal invada nuestras vidas,
no dejaremos que este misterio destruya nuestros
sentidos, porque aquí les digo a todos que estas cosas
maléficas no prevalecerán entre nosotros y estas
fuerzas extrañas no podrán derribar la fe en nuestros
corazones. El señor será la luz y guía de aquellos que
creemos.
De pronto aquel hombre que llevaba la botella de licor
se arrimo a la tumba empujando toscamente a los
presentes, pedía ver por última vez el rígido cuerpo
del anciano.
——¡Quiero ver a mi padre una vez mas! ——Exclamó
sollozando.
——¡Déjenme pasar a ver a mi Padre!
——¡Saquen a mi padre de ese obscuro agujero!
——¡Señor sepulturero saque ese ataúd de allí!
Inesperadamente comenzó un frenesí ilógico de necedad
que nos puso nerviosos a todos aún mas.
62
——¡Deténganse, mi viejo no esta muerto!
——¡Saquéenlo de allí, aún esta respirando...no a
muerto!
El sacerdote lo miraba desconcertado con la Biblia en
entre sus manos.
——¡Padre, mírelo, no esta muerto...suban ésa caja y
ábranla!
Los sepultureros lo miraban con un rostro descon ——
certado y seguían con su labor ignorando a ese hombre.
La melancólica caja poco a poco se fue vistiendo de una
espesa capa de tierra húmeda. Con tranquilidad Antain
intervino.
——Hijo, apártate, deja que los hombres terminen su
trabajo, permite descansar al pobre hombre y déjame
terminar con mi labor.
Pero el joven no entendió de razones y comenzó a
empujar impertinentemente a todos tratando de llegar
hasta el fallecido.
——¡Saquéenlo de allí!, ¡Por favor, súbanlo, lo quiero
ver!
63
Al no poder controlar la situación, el padre cerró su
libro sagrado y trato de retirar al delirante joven del
lugar, pero sus fuerzas no le alcanzaron y tres hombres
más tuvieron que intervenir.
——¡Cálmate Juan!
Uno de ellos lo abrasó para tranquilizarlo.
——¡El viejo no esta vivo!
——¡Cálmate y deja que los señores terminen con esto!
El indomable hombre se resistía y seguía halándose para
aproximarse hasta la fosa. Después de forcejear un
rato, los hombres no lograron contenderlo y el
sacerdote tuvo que asistirlos, lo tomo por los hombros
con fuerza tratando de alejarlo pero este hombre joven
sobrepasaba sus fuerzas y continuaba halándose
embrutecido por los efectos del alcohol. Durante el
brusco forcejeo que duro varios minutos, desgarro su
manchada camisa por completo y la misma inercia del
impulso que llevaba, hicieron que el joven cayera
directamente en el profundo pozo que ahora se cubría
lentamente de agua debido a la precipitada lluvia. En
un abrir y cerrar de ojos, aquel muchacho estaría en
64
las profundidades de este agujero enigmático y haría
compañía a su padre el difunto que si estuviera viendo
todo esto, pediría a su hijo que lo dejara descansar en
paz. El hombre sobre el ataúd de su padre en la misma
fosa común, con el espíritu destruido, muerto en vida
por aquel líquido engañoso y su progenitor ya en los
valles de la muerte o de la vida talvez, victima
también de una fuerza incomprensible, maligna y mortal.
Desde el más allá, desde el otro lado de la vida,
talvez vería a su retoño con decepción. Lo miraba con
tristeza destruirse así mismo lentamente a causa de ésa
trampa perniciosa de la bebida. Al verlo tirado encima
de aquel cajón nos invadió a todos el pánico una vez
más porque estaba en un estado de profunda melancolía.
Uno de los hombres grito:
——¡Juan, tu padre esta muerto!
Otro le seguiría:
——¡Juan, cálmate amigo y sal de allí!
Arrojamos una de las mismas sogas que sirvió para bajar
el ataúd pero al llegar al fondo el joven no la
sujetaría.
65
——¡Juan sujeta la soga!
——¡Vamos Juanito, sujeta la cuerda para sacarte allí!
——¡Déjenme aquí, déjenme morir junto con el! ——se
lamentaba, profundamente entristecido llorando y
abrasado de la manchada gaveta.
El agua de la llovizna se precipitaba con más fuerza y
todos pensamos lo peor. El padre trato de calmar a la
multitud.
——¡Tranquilos, lo sacaremos de allí pronto!
Se pasearon alrededor como hormigas enloquecidas
tratando de idear como sacarlo de allí lo mas aprisa.
La nueva tarea seria sacar aquel joven de allí antes de
que la lluvia lo cubriera por completo. Rodeamos aquel
hueco indescriptible por más de media hora. Los minutos
pasaban volando sin detenerse, retrocedió la soga y sin
pensarlo el padre se acomedía a bajar hasta allí para
rescatarlo, amarró la soga al rededor de su cintura
mientras que los hombres se preparaban para bajarlo,
colocó sus fatigados pies sobre la orilla de la fosa y
dio la orden de descender.
——¡Estamos listos!
66
——¡Bájenme ahora!
Los hombres fueron soltando con cuidado la cuerda y él
fijaba su mirada hacia al fondo por si acaso la soga
daba de sí, trataría de evadir a Juan que seguía
llorando aferrado a su viejo.
——¡Muy bien muchachos un poco mas!
La cuerda se deslizaba lentamente por las orillas,
vistiéndose del negro fango. Antain Seguía descendiendo
lentamente y finalmente toco fondo. Se dio la media
vuelta y coloco su mano sobre la cabeza del inmaduro
Juan que continuaba llorando sin consuelo.
——¡Juan, vamos muchacho, vine por ti, sujeta mi mano
y déjame sacarte de este lugar!
En voz baja respondió:
——¡Déjenme aquí, déjenme morir junto con el, es todo
lo que tengo!
——No Juan, nos tienes a nosotros también...tu padre
ya esta muerto.
——¡No esta muerto, esta dormido y yo quiero quedarme
a dormir con el!
67
——¡Vamos Juan, no hagas esto mas complicado, no esta
bien lo que estas haciendo, vamos sujeta mi mano!
De pronto Juan levanto la manga de su pantalón y saco
una afilada navaja que ocultaba. Lanzó perversamente al
vacío un navajazo pero no lo alcanzó. Al ver esto, los
hombres halaron la cuerda rápidamente, sacándolo de
allí. Uno de los sepultureros reaccionó molesto:
——¡Déjalo allí, sigamos nuestro trabajo! ——y
siguieron lanzando tierra sobre el cuerpo vivo de Juan.
——¡No, Esperen, no sigan arrojando tierra sobre su
cuerpo, esta ebrio,
——¡Que no entienden!
Con la pala en la mano gritaron:
——No nos importa ya, el muchacho no entiende de
razones y continuaremos nuestro trabajo.
——¡Por favor, se como sacarlo de allí, déjenme seguir
hablando con el muchacho!
——¡No hay forma de sacarlo de allí, el muchacho no
quiere salir y se quiere quedar allí, no podemos hacer
nada!
68
Entonces el padre se dirigió hacia los hombres para
discutir otra manera de sacarlo.
——¿Que haremos Padre? ——y se inventó una forma de
sacarlo.
——Traigan un tronco de un algún árbol, Bajaremos el
tronco para sujetarlo y yo volveré a bajar por el.
——¡Pero padre! ——exclamaron——.El chico esta
enloquecido y tratara de lastimarlo!
——¡Escuchen!, traigan el tronco y atrínquenlo con
fuerza ——ordenó——.Yo bajare y atare una cuerda en su
pie.
Dos hombres pronto corrieron a buscar un largo tronco
que serviría para presionarlo contra las paredes
lodosas de la fosa y así sacar al joven halándolo por
la fuerza. Los hombres arrastraron un tronco ——
desenraizado con ramas secas que se encontraba
derrumbado en la entrada del cementerio. Al arrastrar
aquel árbol se fue deshojando lentamente. Los hombres
bajaron el largo tronco hasta el joven que se
encontraba en silencio aun abrazado del difunto. El
padre estaba listo para bajar una vez más. Acostando
69
aquella gruesa rama seca, se deslizo hasta el fondo de
la fosa chocando con el cuerpo inmóvil del joven. Al
hacer contacto con el cuerpo de Juan, los hombres
presionaron con fuerza para mantenerlo inmóvil. Al
sentir la fuerza que lo prensaba, trato de lanzar una
vez mas su ataque desesperado pero la enorme fuerza del
tronco y su tamaño lo dejarían inmóvil por unos
minutos. El padre rápido ató la cuerda de su pie y lo
sacaron rápidamente de allí.
——¡Ahora retiren el tronco! ——grito.
Retiraron el tronco y halaron con fuerza. El inquieto
joven columpiaba amarrado de la soga mientras los
hombres alaban seguían halando.
——¡Vamos, ya casi esta afuera!
La soga comprimía sus delgados pies y el joven salio
por fin de aquel lugar todo enlodado. Al llegar arriba,
todos corrieron a sujetarlo y ataron sus pies y manos
llevándolo casi arrastrando fuera de aquel cementerio.
Los sepultureros continuaron con su trabajo y siguieron
arrojando paladas de tierra húmeda hasta cubrirla por
completo. Las mujeres ya no lloraban, un silencio
70
misterioso invadía el lugar. El padre se acerco para
bendecid otra vez la tumba. Entre dos hombres cargaron
una pesada lapida de mármol grabada con un epitafio que
decía: “Abre las puertas de los cielos Señor y recibe a
tu hijo querido. Recíbelo con una sonrisa porque viene
muy triste hasta tus puertas. Extiende tu mano y déjalo
descansar en tus hombros porque viene muy cansado. Dile
del futuro y muéstrale tus gloriosos jardines de
esperanza. Guíalo señor, llevado por los senderos de tu
divina luz.” La lapida se deslizo lentamente sobre las
orillas del orificio mojado opacando la existencia de
aquel hombre tal como un eclipse opaca los brillantes
rayos del sol. La profundidad del momento nos mareaba a
todos, el enigma de aquel silencioso lugar aturdía
nuestros sentidos. Los hombres terminaron con su labor,
el hijo con su dolor y uno por uno nos fuimos
retirando. Dos mujeres se acercaron a dejar flores a
las orillas de la lapida. Yo veía todo esto con
atención y retrocedí con el tumulto que salía muy
desconsolado de aquel fúnebre territorio.
71
Cuando la noche callo, los grillos no cantaron.
La luna se reflejaba sobre el brillo de las crestas de
un rió que corría adyacente a mi habitación. Salí a
tomar aire y me aproxime al rió, camine descalzo sobre
las rocas resbaladizas y baje quedamente hacia la
brisa que emanaba de aquella corriente de agua
cristalina. Introduje poco a poco la planta de mis
pies que temblaban imparablemente, luego sumergí mi
rodillas, luego todo mi cuerpo. La luz de la luna
seguía cayendo sobre las crestas transparentes pero
por el brusco movimiento de mi cuerpo desbarataban el
orden de aquella configuración tan elegante de
hermosos destellos. Mi cuerpo pedía purificarse por
fuera y por dentro. Estaba sucio, percudido, asqueado
de tantas cosas percibidas. Cuando aquel líquido
cristalino cubrió por completo mi cuerpo machacado, la
luna hablo murmurando en mi oído un mensaje de
esperanza, me daba aliento y yo sentía en ese momento
que todo estaría bien. Los astros serian mis únicos
compañeros íntimos en aquel momento de oscuridad.
Permanecí en la corriente al rededor de treinta
72
minutos y deseaba quedarme allí pero un ruido
inesperado emergió a lo lejos, parecía venir desde
unos arbustos y se aproximaba hacia mí. Me invadió el
miedo, salí de allí medio desnudo, aun húmedo porque
no tuve tiempo de secarme. Corrí hacia aun árbol y me
oculte detrás de el, espere por un momento. El ruido
crecía más al acercarse, parecía el ruido de un animal
hambriento.
!La bestia, el Demonio!,” sospeche. “!Padre mío!,” la
bestia me estaría persiguiendo, o talvez cazándome.
Engarrotado como el mismo árbol que me protegía, cerré
mis ojos y decidí no verlo. El chapoteo del agua se
escuchaba claramente, la bestia parecía haber caminado
hacia la corriente. Temblando y con frío espere
pacientemente a que se marchara. El eco de los pasos
en el agua disminuyó despaciosamente hasta desaparecer
por completo. “¿Estará aun allí?,” Me pregunte. Espere
un poco más a que el ruido de los pasos se dispersara.
“¿Me estará tendiendo una trampa?, ¿A donde se habrá
ido?”, Seguía pensando preocupado. Finalmente decidí
abrir mis ojos y echar un vistazo lentamente hacia el
73
rió. Las pequeñas olas me dirían si habría movimiento
en ese lugar y así me daría cuenta si el ser aun
estaría rondando por allí. Miré cautelosamente, el
agua estaba inmóvil. Nada raro percibí, aquel ser
parecía haber abandonado el lugar, salí de mi
escondite y corrí hacia el bulto de ropa. Comencé a
vestirme rápidamente, me retire de allí y corrí hacia
mi habitación. Ésa noche como los días anteriores fue
una noche de temor. Esta criatura estaría rondando por
esos lugares y yo seria una vez más testigo de su
presencia. Entré en mi habitación y azoté la puerta
nerviosamente, aun intranquilo con mi respiración
agitada. ¿Hacia donde voy, donde me oculto? Me sentí
desprotegido, desabrigado como si las paredes de adobe
que me alojaran fueran pliegos de cartón o lamina
frágil que se llevaba el viento. Permanecí inclinado
aun con la respiración acelerada. De pronto, otra vez
el ruido de pisadas se escuchó en la azotea. Mirando
hacia arriba, corrí rápidamente hacia mi recamara y me
tire al piso arrastrándome debajo de la cama. El ruido
de los trotes era tan conocido que no habría duda de
74
su procedencia. ¡La criatura ahora estaría en el techo
de mi habitación!
——¡Déjame en paz! ——exigí en voz alta.
——¡No me atormentes mas!
El ser seguía rondando sobre mi cabeza mas yo no
sabría que hacer. Desde lo más recóndito de mi
conciencia invoque a Dios una vez más y comencé a orar
con devoción:
——¡Padre mío pretéjeme de las asechanzas del demonio
y del enemigo malo!
Las imágenes de aquel anciano en el templo regresaron
a mi mente y seguí orando aún con más fuerza. Como por
arte de magia divina, los ruidos en los tejados
desaparecieron de inmediato. Un abrupto silencio le
seguía.
——¡Dios mío, no me abandones en ningún momento e
ilumina mi camino!
No convencido de que aquel ser se habría ido
definitivamente, permanecí debajo de mi litera. La
madrugada cayo, yo muerto de cansancio no supe mas de
mí.
75
3ra Parte La Milagrosa Carta
Un día después por la mañana mientras mi cuerpo
reposaba, una vez más aquel cofre de recuerdos que
guardaba en mi mente con tanta devoción, comenzó a
abrirse lentamente. Mi trágico pasado lleno de
memorias tristes que me hacían reflexionar sobre
aquellas expediciones en Berlín, seguía proyectándose
con claridad en mi mente. La sangrienta guerra, los
estallidos ensordecedores de los bombarderos y las
expresiones de agonía de aquellas victimas inocentes
en manos del imperio mas perverso que Alemana ha
conocido, me trasladaban a otra realidad que volvía a
vivir en pesadillas y me hacían brincar de mi cama a
cada noche, robándome el sueño y la paz espiritual que
tanto anhelaba. Junto con estos ingratos recuerdos de
mi juventud, también salieron a la luz recuerdos de
mis viejas amistades. Mis amigos, leales camaradas que
salvaron mi vida infinidad de veces, me visitaban en
mis nostalgias, yo siempre haría recepción para ellos
76
en mi sagrado cofre porque ellos serian mi única razón
de vivir, de seguir adelante en este mundo ilógico
donde me encontraba.
Con este entusiasmo y afán de tener a mis amigos
otra vez a mi lado, desempolve mis viejas fotografías
saque mis roídos lapiceros y comencé a regar tinta
sobre un par de hojas arrugadas que guardaba debajo de
mi cama. La tinta se impregnaba vorazmente con gran
facilidad como si quisiera comunicar con urgencia mis
experiencias vividas en este nuevo mundo. Decidí
escribir una carta detallada a mi gran amigo Carl que
se encontraba en Phoenix Arizona.
“Mi Querido amigo Carl, me e
tomado la libertad de dirigirme a ti
en momentos de gran confusión,
esperando encontrar en tu amistad
una luz de comprensión y apoyo
77
emocional. Me e dirigido a ti porque
considero que tu amistad es sincera
e incondicional y porque al igual que
yo, tú también alguna vez has
puesto tu confianza en mí en
momentos de dificultad. Esta
confianza es igualmente
correspondida en esta carta mí
querido amigo y no cabe duda que al
haber leído el contenido de sus
letras, comprenderás la razón de mi
aflicción. Después de esta contienda
mundial, la tensión de mis hilos
emocionales me ahorcaba,
78
orillándome a tomar una decisión
inmediata y resolví liberarme de
ellos sin saber que quedaría
atrapado en medio de dos mundos
muy diferentes. En mi país, no puedo
librarme del miedo a esos recuerdos
insanos, mientras que en el nuevo
mundo donde me encuentro, el
miedo a lo desconocido consume
lentamente mis sentidos. Tengo
mucho que decir sobre el nuevo
mundo, amigo, y es que esta odisea
llena de trágicos eventos, forman
poco a poco una cadena
79
interminable de pesadumbres que
han retorcido por completo mi fuerte
corazón. Aquí e presenciado la
realidad de la pobreza en todo su
efecto destructivo y también he visto
con mis propios ojos como fuerzas
extrañas han quebrantado el espíritu
golpeado de todo un pueblo. Querido
Carl, las fuerzas extrañas a las me
refiero han tomando forma física en
entidades reales que todos hemos
visto con nuestros propios ojos y han
irrumpido en el municipio de Santa
80
Elena en el estado de Yucatán en
nuestro país vecino, México...
Esta carta seria una tranquilidad para mi, sus
letras fueron como oxigeno que me desahogaban por
un momento y sin saberlo mas tarde se convertiría
en mi única salvación. “Ven a presenciar tu mismo
estas cosas,” le expresaba en este mensaje, “¡Ven
de inmediato para que seas testigo tu mismo de
estos raros eventos!,” “Nunca antes en mi vida
habría visto tales cosas, ni los mismos horrores
de la guerra se pueden comparar con lo vivido por
estos lugares”. Conociendo la personalidad de Carl
que siendo siempre un hombre meticuloso e
incrédulo para todo lo sobrenatural, talvez
estaría observando fijamente un gran mapa de
México en la pared, sorbiendo tranquilamente de
81
una tasa de un intenso café, invadido por la
incredulidad, dudoso, ansioso, pero muerto de
curiosidad por conocer estas cosas de las que yo
con tanta seriedad le platicaba. “No permanezco
mas de dos horas fuera de mi habitación, y casi no
veo la luz del día en varias semanas por temor a
estas criaturas,” continué mi carta. “Salgo de mi
habitación con un temor incontenible, cubierto de
pies a cabeza con ropa obscura, como una ave que
oculta su cabeza en la arena por temor a lo que le
rodea, así me siento al salir de mi habitación, me
siento atrapado en estas tierras.” La tinta de mi
pluma se desvanecía con lentitud hasta no poder
imprimirse más sobre el pálido papel. La doble en
tres partes y la coloque en un sobre color gris
que guardaba entre mis fotos. Busque mis gafas
obscuras, mi sombrero y salí de mi habitación en
camino al único correo del pueblo que se
encontraba a un kilómetro de distancia.
Dos meses después de aquella carta a Carl,
el oxigeno que me dio vida al escribirla se me
82
terminaba. Un silencio absoluto. No habría ninguna
respuesta. Contemplaba mi mano izquierda que
temblaba, reflexionando en volver a escribir otra
carta más, pero un orgullo absurdo dentro de mí me
hicieron desistir de estas intenciones. Baje mi
arrugado papel y lo comprimí en un puñado, lo
arroje a la basura y fui a dormir.
La noche paso rápidamente. El cantar de unos
gallos entro por la ventana a tempranas horas.
Volteé a ver el reloj que colgaba del marco de la
puerta, las seis y media. Los rayos del sol
disiparon la brisa que cubría aquel rió a mis
espaldas. Me senté al borde de mi cama y medite
por un momento. “¿Cuanto dinero me quedara?,” –
“¿Me alcanzara para comer toda la semana?” —— Una
nueva preocupación me invadió inesperadamente.
Abrí un pequeño morral donde guardaba el poco
dinero que me quedaba, ¡Diez dólares!, Suficiente
para sobrevivir dos o tres semanas más. Los
dólares en México tendrían gran valor en aquellos
días. Cinco dólares americanos eran considerados
83
como una fortuna para la mayoría de las personas y
aceptaban mi moneda extranjera con mucho respeto y
al mismo tiempo desconcierto. Tomé cincuenta
centavos y emprendí mi camino en busca del padre
Antain. Caminé a lo largo de aquel pedregoso y
doliente sendero por donde caminamos alcanzando
aquella escolta fúnebre en días anteriores. Antes
de llegar a aquel gran templo, casa de tantos ——
misterios, me acerque con una viejecita que vendía
pan a la entrada del atrio. Al llegar elegí el pan
de su pequeña canasta, lo envolví en un periódico
y pague solo un centavo, pero creo aun quedaba en
mi corazón aquel efecto de bondad que sentí tan
intensamente en un comienzo pues saqué un centavo
mas para darlo a esa pobre mujer. Me dirigí hacia
el atrio, caminé una vez mas sobre una alfombra de
drama, ¡alfombra maldita no cesaba de existir! ——
Ligeros recuerdos golpearon mi mente tratando de
desanimar una vez más mi espíritu, pero esta vez
ya no seria lo mismo, yo ya estaba preparado para
lo peor y esta anticipación me daría fuerza para
84
no ser afectado por ésas remembranzas pavorosas.
Seguí mi camino rumbo al dormitorio de los
religiosos. A un costado de aquel atrio se
encontraba el estrecho pasaje que conducía a los
dormitorios. Como un romanesco diseño de Europa
medieval, los dormitorios se encontraban hasta el
fondo de estos callejones o patios. Me aproximé a
un portal de madera que impedía el acceso a las
habitaciones y toqué quedamente. Una cadena
oxidada abrazaba ambas puertas. Toqué más fuerte
pero nadie contesto. Curioso, divise cautelosa ——
mente por entre las rendijas y me di cuenta que no
habría nadie cerca que contestara a mi llamado.
Moví la puerta, la cadena estaba bien sujetada; no
habría forma de ingresar a estos silenciosos
aposentos. Salí de allí y decidí buscar una
entrada en algún otro lugar. “Tiene que haber otra
puerta en la parte de atrás,” me dije a mi mismo.
Salí del atrio y caminé para rodear todo el
santuario. En la parte posterior del templo se
encontraba otra puerta de madera, esta no tendría
85
cadena. Empuje la puerta para entrar e ingrese al
por fin al templo. Camine bajo los arcos de
mármol, bóvedas de nervadura, muros etéreos que
adornaban este santuario y llegue a un paredón de
criptas donde reposaban los restos de personas
fallecidas siglos atrás. Al llegar al fondo de
esta exhibición de sepulcros, observe una serie de
puertas que en su inscripción leían: “Corredor de
Beatos.” Una reja con tubos de acero resguardaba
este pasillo que parecía catacumba con escalones
casi verticales que conducían hacia criptas
subterráneas. ¡Este túnel comenzó a tomar
dimensiones inesperadas!, su construcción
aparentemente sencilla, tomaba otra forma compleja
e ingeniosa. Abrí ésa reja de metal y descendí
hasta estas tenebrosas alcobas. Baje los escalones
empinados, caminé por un momento a tientas debido
a la oscuridad, llegué hasta unos sarcófagos
erguidos sobre la pared.
——¡1714, No puede ser! ——murmuré.
86
——¡Estas tumbas tienen más de doscientos años!,
——¿Quien habrá visto ya estas fosas?
——¡Hola...hay alguien aquí! ——pregunte
nervioso.
El eco de mi voz retorno hacia mí como un bumerang
y el profundo vacío del lugar me puso histérico.
De pronto escuche unos pasos venir. Una
repercusión de ruidos extraños se desplazaba por
todo el corredor.
——¿Que es eso?, ——me pregunte con asombro.
——¿Que serán esos extraños ruidos que se
escuchan?
Por un momento estos ruidos parecían ser anormales
pero luego fui reconociendo su origen. “¡Dios mío,
otra vez aquel ser aterrador me persigue!”. Mi
temor fue creciendo poco a poco y parecía
desbaratarme cada vez más cuando este demonio se
materializaba ante mí. Finalmente llego hasta
donde yo me ocultaba. Su agudo aliento llegaba
hasta mi sensible olfato. Sus ojos claros
comenzaron a enfocarse en aquella columna. ¿Como
87
hacer de este ser algo normal en la vida de un ser
humano con espíritu y razón? —— Su presencia se
hacia cada vez mas familiar para mi. Sus
movimientos, su respiración parecían habitar en mi
conciencia mas a menudo haciendo del temor dentro
de mi algo ordinario. Pero, se preguntara el
lector, ¿Como alojar en los espacios del espíritu
algo tan horripilante y macabro como la presencia
de este ser insoportable?, ¿Como vivir
tranquilamente con la presencia repugnante de esta
aberración de la naturaleza? Progresivamente el
diseño indescriptible de esta forma parecía
adentrarse más en los espacios de mi resignación y
me fui acostumbrando a no alterarme o asustarme en
su presencia. Dentro de este arcano lugar,
permanecí oculto y espere a que se alejara. El ser
troto rápidamente hasta el rincón donde estaban
las lapidas, dio unos pasos hacia atrás y
permaneció de pie en la oscuridad. Yo no pude
contener más mi respiración, vacié mis pulmones de
todo el aire contenido y exclame asustado:
88
——¡Quien quiera que seas, no lograras asustarme!
——¡Largo de aquí engendro del diablo,
——¡No conseguirás nada de mi!
el grotesco bulto rumio cerca de mi y llego hasta
donde yo me ocultaba, me escabullí cuidadosamente
por detrás del pilar y busqué la salida guiado
solo por un punto luminoso que brillaba desde
aquella reja. Corrí desesperado sin mirar atrás, a
mis espaldas sentí aquel ser repulsivo; ¡el terror
me mataba! Al llegar a la salida, choqué
bruscamente con el filo de un muro y caí justo a
los pies de la reja. El ser me tomo de los pies
con sus enormes garras pero yo resistí sujetado
del los barrotes, lanzando al aire puntapiés
desesperados. Logre contener aquel ser por un
instante.
——¡Déjame ir!, ¡ayuda! ——grite furioso.
Luché con aquel ente que seguía halándome los pies
y abrí la reja. Casi infartado, salí de allí
corriendo hacia la habitación del padre Antain,
toque fuertemente.
89
——¡Padre ábrame por favor!
——¡Este ser me viene persiguiendo!
Nadie contesto.
——¡Socorro, abra la puerta por piedad de Dios!
——¿Quien eres, que es lo quieres?
——Soy Norman, padre, ábrame por favor, me viene
siguiendo el demonio.
——¡Aléjate de mi puerta, no quiero saber nada de
eso.
——Ya casi llega hasta aquí, abra la puerta por
favor ——Golpee la puerta fuertemente——.Detrás de
mi se aproximaba mas rápido aquel terrible ser.
——¡Apiadase de mi Padre, este ser quiere
devorarme!
Finalmente, Antain abrió la puerta y entré
corriendo horrorizado y rápido cerré la puerta de
tras de mi, el ser llego justo hasta las
habitación. El padre y yo nos apartamos hacia una
esquina. De pronto escuchamos unos fuertes golpes,
era el Diablo que azotaba la puerta fuertemente.
90
Con terror en mi mirada y tembloroso de mis manos,
murmure:
——¡Cuidado padre! ——.No se mueva por favor.
Luego grite:
——¿Que haces aquí?
——¡Sabemos que eres tu maldito asesino!
——¿Pero porque me acechas de esta manera, bestia
del mal?
El ser siguió azotando la puerta.
El padre quedo sin palabras por un momento y
entonces respondió exaltado:
——¡Largo de aquí, ya es suficiente lo que has
hecho con aquel hombre y con nosotros!
El Demonio derribo la puerta y entro bramando como
toro hasta la recamara.
El ser entonces se quedo absorto y caminando a
nuestro alrededor, endureció su rostro con
gravedad.
——¿Pero de que dimensiones te manifiestas ser
inicuo? ——inquirió Antain que aun parecía
desconfiado.
91
El ser estaba atento mientras trotaba inquieto
alrededor de nosotros.
Inesperadamente, el ser levanto sus brazos y
expuso sus intrigantes brazaletes dorados.
“Miren con cuidado estas pulseras”, insinuó con su
mirada. Luego surgió una luz extraordinaria que
proyectaba cosas extrañas. Los grandiosos
brazaletes resplandecían con luz propia. Un ruido
tenue como el silbido de un canario cambiaba de
tono coordinado con el brillo de aquellas
interesantes pulseras. El padre Antain quedo
sorprendido por unos segundos.
——¿Pero que es todo esto?,
——¿De que dimensiones vienes? ——pregunto con
terror en su rostro.
——¿Es esto alguna maléfica brujería que me
condena a los infiernos?
——¡Magia negra!
——¡Hechicería, Arte Satánica!
——¡Retira ésas energías inicuas de mi vista, no
quiero hacer ningún pacto contigo demonio maldito.
92
El ser disipo su proyección y retrocedió
lentamente. Antain camino hacia atrás y yo a un
lado de el lo escuchaba protestar:
——¡Pues Dios esta aquí en este momento y tus
fuerzas demoníacas no tienen efecto sobre mi, no
tienes derecho de entrar en este santo lugar!
——¡Apártate de mí ahora mismo!
Caminó hacia un esquinero que contenía unos
afilados arpones acerados para regar la ceniza de
su chimenea y tomo el puntiagudo instrumento en su
mano. Se dejo ir con furia contra aquel ente.
——¡Largo de aquí ser abominable!
El ser lo tomó del brazo y desvió el arpón
apuntando hacia el pecho de Antain que lo sujetaba
con fuerza. En el forcejeo, ambos cayeron al piso,
rodaron violentamente, Antain quedando debajo por
un momento. El arpón se fue acercando hacia su
pecho poco a poco hasta rasguñar la erizada piel
que se bañaba de un espeso sudor. Sujetado por el
cuello y sin forma de desatar aquel nudo infernal,
el arpón siguió su trayectoria sin detenerse. Una
93
partícula de sangre broto de aquel pecho exaltado,
el compacto hierro rasgo su piel hasta provocar
una lesión profunda que se agravaba con la
imparable presión. El padre seguía luchando por su
vida y entre los forcejeos recordaba aquel infame
día cuando desde el altar habría corrido
encolerizado para salvar a ese anciano desdichado.
La fuerza de aquel ser era inmensa, su pesado puño
hacia de cualquier puño humano un insignificante
manojo de dedos quebradizos. El padre cayó al piso
asfixiado, amarillo del semblante, sangrando del
pecho, tosiendo impulsivamente pero aun con
señales vitales. Tocándose el pecho enrojecido,
Gritó:
——¡Auxilio saquéenme de aquí pronto!
El arpón penetró la superficie de su piel y
continúo su rumbo hasta la corteza. Traspasó la
corteza y llego hasta el corazón. Antain agonizaba
lentamente cuando este arpón penetraba su noble
órgano. Cuando el arpón se incrusto completamente,
el padre abrió su boca para expirar. Con rapidez,
94
este Demonio extendió sus brazos una vez mas como
lo había hecho con aquel viejo, saco su alargada
cápsula, la unió a sus dos brazaletes y los coloco
encima de Antain. Instaló en su antebrazo
izquierdo aquel instrumento de símbolos o
“diagramas” incomprensibles. Comenzó a girar aquel
disco y los colores permutaban en su centro.
Encima de Antain apareció una nube o “membrana”
del grosor de una hoja de papel. Cuando Antain dio
el último suspiro en su agonía, esta membrana de
“energía” cambio de color gris a un color azul
claro y el ingenioso reloj comenzó su conteo
regresivo. Los símbolos iban desapareciendo ante
su mirada. Yo paralizado, no sabía si correr a
interrumpir este proceso porque me dio la
impresión de que aquel ser estaría llevando a cabo
una sofisticada “operación” clínica para extraer
“algo” del cuerpo de Antain. El ser seria tan
diestro para manipular estos utensilios que
parecía un cirujano experimentado. El mecanismo de
aquellos módulos, según recuerdo tenían el
95
siguiente orden: Cuando el color de aquel disco
cambiaba, el ser aplicaba a la herida una
proyección del color correspondiente, luego una
figura desaparecía; volvía a cambiar de color y
aplicaba con su mano derecha otro color a la
herida; otra figura desaparecía y así
sucesivamente hasta que desaparecían todas los
símbolos por completo. Al desaparecer la última
figura de aquel interesante disco, algo fascinante
sino es que asombroso ocurrió con el cuerpo
fallecido del Sacerdote. Como un ahogado que
recapacita al aplicar primeros auxilios, el
religioso expulso un atragantado gemido al aire:
——¡Dios mío!
¡Y regreso asombrosamente de su estado inerte!
——¡Ayúdame Dios mío! ——siguió exhalando.
Yo quede pasmado en ese momento mas no puedo
disimular mi admiración ante lo presenciado, estos
milagrosos aparatos me dejaron maravillado por un
largo rato. En ese momento precisamente recordé
aquel Evangelio del Prendimiento, ésa que cuenta
96
la rebeldía de San Pedro cuando, al atrapar al
Hijo del hombre, coge una espada y corta la oreja
de un soldado. En esos pasajes se hablaba de que
el Maestro sanó y reconstruyó el órgano al tocar
con su mano al perjudicado. ¿Se estaría repitiendo
este pasaje milenario?, Me pregunte al ver al
mortal recuperado.
De pronto alguien llamo a la puerta.
——¿Padre Antain se encuentra allí?
——¿Esta usted bien?
——Soy yo Inés, Padre.
El ser retiro sus grandiosas pulseras y salio de
allí como un proyectil venciendo las bisagras de
un aventón. La religiosa que esperaba del otro
lado fue atropellada por aquel mastodonte del
infierno. Volando por los aires como un plumífero
que cae al ser tocado por un fusil de alto
calibre, la mujer cayó fulminada de espaldas en el
duro pavimento. Yo salí corriendo para socorrerla.
A lo lejos, percibí al ser que huía ágilmente por
la misma puerta trasera por donde yo había entrado
97
al inicio. De momento no supe como reaccionar,
pero luego vino a mi mente aquel momento ya vivido
meses atrás, ¡Maldito demonio, esta vez no
escaparas!, y corrí detrás de el para según yo
capturarlo. La puerta de atrás aun columpiaba de
un lado a otro. Salí enfurecido tratando de
alcanzarlo, recorrí todo el edificio y a la vuelta
de la esquina, en la distancia, una flotilla de
niños me miraba fijamente.
——¿Donde esta? ——grite yo.
——¿Para donde se fue?
Los niños parecían estar confundidos o
aterrorizados porque no me contestaban.
Grite más fuerte:
——¿Chicos, lo vieron salir?
——¿El Demonio, lo vieron?
——¿Para donde huyó?
Su desconcertado rostro parecía no comprender lo
que yo decía.
——¡El maldito monstruo!
——¡Donde esta, maldita sea!
98
——¿Que no lo vieron salir de aquí?
Su silencio altero mi temperamento aun más y corrí
hacia ellos para entender lo que callaban. Al
llegar hasta allí, el grupo de chiquillos se
escabullo rápidamente sin decir una palabra.
——¡Niños, solo quiero saber para donde se fue
aquel monstruo que salio de la recamara del padre
Antain!
Renuentes a decir una sola palabra, corrieron del
lugar y desaparecieron entre los matorrales de
aquella solitaria loma. Yo corrí detrás de ellos
con la única finalidad de saber lo que ocultaban
pero sus jóvenes piernas me dejaron atrás
lentamente. Desistí de mi indagación y me aleje
sin mirar atrás de aquel maldito lugar. ¿Pero que
pasaría con el aquel ser?, me preguntaba yo
mientras caminaba rumbo a mi morada. Todo paso tan
rápido que no lograba entender lo ocurrido. A mis
espaldas quedo un mar de preguntas y tal como al
principio preferí alejarme de allí para poner mis
retorcidos pensamientos en orden. ¿Que son estas
99
manchas de sangre plasmadas en mi ropa?, ¡Mis
manos estarían también llegas de sangre!, ¡Que es
todo esto Dios mío!
4ta Parte
¿Quienes son ustedes?
A las tres de la mañana de un viernes
veinticuatro de Julio, cuando el sol apenas revelaba
sus brillantes espinas de luz por encima del lejano
horizonte, una enorme piedra entro por mi ventana. El
estallido fragoroso provocado por el fuerte impacto me
despierto en un instante. Salté de mi cama como un
resorte y me incorporé de inmediato. Camine hacia la
ventana rota para saber lo que estaba aconteciendo.
Soñoliento, con lagañas en los ojos y con la ropa
manchada de sangre, me asome por entre las rendijas de
los vidrios estrellados. Afuera se percibía una
multitud enorme de personas desconocidas y también
100
conocidas. Allí estaría con su rostro pálido aquel
hombre que entreviste a la entrada del atrio. Su flaco
semblante más acabado que antes y sus ojos rojizos me
miraban con atención. Las mangas de su pantalón
arrastraban por aquella alfombra de tierra húmeda. Con
miraba hostil, alzó al aire un enorme machete. Allí
estaría también Antonio el hijo del desventurado
anciano que en mi llegada habría caído victima de las
garras de lo maléfico, también con él portaba un largo
cuchillo en su mano. Todos estos rostros familiares me
contemplaban fijamente. Creía estar soñando al ver
todas estas cosas irracionales, ¡Pero un sueño tan
real no seria posible! —— Al escuchar el zumbido de
otra enorme roca que viajaba hacia mí con ferocidad
increíble, entendí que esto no era ningún pasajero
sueño. La enorme piedra penetro mi ventana de nuevo
estrellando los vidrios ruidosamente. Luego otra roca
se desprendió del aquella absurda multitud. ¡De ——
pronto, una lluvia de piedras caía por todos lados! –
Una roca vino a caer cerca de mi cama, luego entro
otra que cayó a un lado de mi pequeña estufa de
101
aceite. En cuestión de unos minutos mi habitación
estaría repleta de piedras de todos tamaños. La ——
muchedumbre parecía estar enfurecida y yo confundido
les gritaba desde mi recinto:
——¡Que pasa señores!
Me oculte en un rincón de la recamara para no ser
alcanzado por la ráfaga de pedruscos que entraban con
una velocidad espantosa. Mi espejo que colgaba al lado
de mi cama quedo demolido por estas rocas que no
cesaban. Mi cama se cubrió de fragmentos y mi ventana
parecía estar destrozada. El grito de unos niños se
escuchaba desde los lejos:
——¡Juan, allí esta escondido!
——¡Maldito perro, ya te encontramos!
——¡Sal de allí rata mugrienta!
——¿Pero señores que pasa? ——Respondí con asombro
——.Soy yo Norman, amigo de ustedes.
——¿Mirenme bien, no me recuerdan?
La gente continúo gritando enfurecida:
——¡Te tenemos rodeado güero, no hay escapatoria, vas
a pagar por todo el daño que has hecho a este pueblo!
102
——¿Pero cual daño señores, de que hablan? ——
cuestioné desde aquel rincón oscuro.
La voz de Juan se volvió a escuchar:
——El Padre nos hizo una promesa que no dejaríamos
que este mal invadiera nuestras vidas, que no
permitiríamos que este misterio destruyera nuestros
sentidos, que estas cosas no prevalecerían entre
nosotros y estas fuerzas extrañas no podrán derribar
la fe en nuestros corazones.
——¿Pero, Dios mío de que esta usted hablando? ——
cuestione nervioso.
Juan continúo:
——¡La gente te ha buscado, Norman, no puedes
ocultarte más de ellos, sal y afronta tus acciones con
valentía.
——¡La gente sigue diciendo que tu llegada trajo a
este pueblo solo tragedias!
——¡Usted ha traído a este lugar de paz ésas fuerzas
malignas. Usted ha traído a nuestras tierras a solo
muerte.
——¡Sal de allí Norman! ——La gente reclamaba.
103
——¡No tienes otra salida!
Permanecí callado por unos minutos porque no sabría
que decir mientras la gente seguía arrojando rocas con
desenfrenada ira.
Juan grito:
——¡Tienes cinco minutos para salir de allí maldito
asesino o arderemos tu madriguera!
Mi voz se opacaba cada vez mas pues mis nervios me
consumían súbitamente.
——¡Yo no soy ningún asesino! ——grite casi llorando.
——¡Yo no he hecho nada malo señores!
Me mire por un segundo en el espejo que estaba partido
en tres y las manchas de sangre estaban allí, ¡Tratare
de explicar las manchas de sangre cuando salga de
aquí!, me dije a mi mismo mientras que mi pulso
amenazaba con detener mi corazón que aceleraba cada
vez mas. Una vez más exclame:
——¡Juan, lo siento por tu padre, ese viejo no
merecía morir así, déjame ayudarte a encontrar al
culpable, estoy dispuesto ayudarte!
104
——¡Tu eres el culpable de la muerte de mi padre, tu
presencia nos trajo solo desgracias!
Mi pequeño espacio se inundo de piedras de todos
tamaños, finalmente decidí salir para tratar de
conversar con mis agresores. Corrí descalzo entre los
vidrios fracturados. Al acercarme a la puerta un
enorme pedazo de lodo seco sacudió brutalmente mi
mandíbula. El fuerte golpe partió mi mejilla casi en
dos y un chorro de sangre comenzó a brotar por la
aflorada contusión. ¡Más sangre!, ¡Esto parece no
detenerse!, ¿Que habré hecho para ver tanta sangre?
Una bola de fuego cayó directamente sobre mi cama. La
cama se encendió de inmediato y el fuego se propago
tan rápido que corrí como un loco para extinguirlo.
————¡What the hell is going on! ——Exclamé en mi
lengua nativa.
——¡What’s wrong with these people! ——La gente
seguía vociferando.
——¡Vas a quemarte en el infierno maldito güero!
Mientras trataba de contener el torrente de sangre con
una mano, con la otra trataba de contener el torrente
105
de fuego que crecía sin control por toda mi
habitación.
——¡Help!
——¡Ayuda por favor!
——¡Juan, ayúdeme por favor!
Una cortina de humo denso se alzo por todo el cuarto.
Detrás de esta cortina blanca, la gigantesca lengua de
fuego seguía creciendo hasta topar con el techo de
caña seca. En unos segundos, el cuarto se convirtió en
una cámara mortuoria de un fuego infernal que devoraba
todo a su paso. Yo corría despavorido como un tigre
enjaulado y golpeaba las paredes tratando de
perforarlas con la intención de escapar por otro lado
que no fuese la puerta. El calor insoportable de las
llamaradas me sofocaba y finalmente me rendí ante la
multitud enardecida. Pero, ¿Que me esperaba allá
afuera?, lo que fuese, no tendría otra alternativa mas
que elegir entre las flamas de este infierno o la
cruel jauría de hienas que esperaban afuera para
devorarme. Salí de allí sin aire en mis pulmones,
106
escupiendo humo y sangre por la boca. Mi mejilla
seguía sangrando.
——¡Ya salio el güero! ——gritaron los malvados
chiquillos.
Por mi mente circularon una vez más los recuerdos
felices de mi llegada. ¡Que final tan injusto y
trágico!, reflexioné para mi mismo. ¿Que mal tan
grande habré cometido para ser torturado de esta
manera? —— Mientras escupía mis pulmones con aquel
pesado humo, grite desesperadamente:
——¡Esto es una grave confusión!
——¡Me están confundiendo con alguien o con algo mas!
——¡Yo no soy ningún asesino, soy Norman, su buen
amigo que vino aquí para echarles una mano!
La turba corrió hacia mí con un arsenal de palos y
cuchillos. Juan, me tomo del hombro.
——¡No puede haber ninguna confusión, tú legión de
demonios vino a nuestras tierras a quitarnos la calma!
——¡Tu y esos demonios mataron a mi padre!
Con la mano en la mejilla, respondí:
107
——¡Pero Juan, yo soy un ser humano!, ¿Acaso tengo
cara de Demonio?
——¡Juan, yo estuve allí cuando ese ser asesino a tu
padre, todos lo vimos entrar a ese templo!, ¿Verdad
que todos fuimos testigos?
——¡No tengo yo nada que ver con ese inmundo ser!
Juan me miraba en silencio luego levanto la mano para
bendecidme:
——Ruégale a Dios que tu amo Satanás no pueda
reclamar tu pobre alma.
La muchedumbre me arrastro por las calles terregosas.
Una viejecita grito:
——¡Matéenlo, que se muera!
——¡Que lo quemen vivo!
Todo mundo, viejos y jóvenes se voltearon en contra de
mí. Los infantes que en mi llegada me miraron como un
redentor que llegaba para protegerlos, ahora me
miraban como un traidor, un anticristo que llegaría
para destruirlos. Todos ellos participaban en mi
ejecución, desde los niños que levante en mis brazos
para brindar una sincera caricia, hasta los viejos que
108
socorrí con un gesto de bondad en aquel infame atrio
de la miseria. Las mujeres, fervientes devotas de la
bondad y misericordia, ¡también deseaban verme muerto!
La lluvia de rocas seguía cayendo tal como enormes
meteoros que se estampan contra la tierra, excepto que
ahora no seria la tierra sino mi cabeza la que
absorbería estos impactos y todo mi cuerpo que
temblaba escaldado de tanto golpe. Un puntiagudo y
filoso segmento de adobe proveniente de las ——
“inocentes” manos de algún chiquillo, se planto en mi
ojo derecho, y más borbollones de sangre comenzaron a
brotar sin control. Mi ropa enlodada y llena de
agujeros fue mi único escudo contra los palazos que
zumbaban agudamente.
——¡No señores, por favor, yo no hice nada!
——¡Cállese perro güero! ——grito un hombre mientras
me daba de palos en la espalda.
Seguí rodando en un charco de sangre y fango. Me
arrastraron hasta llegar a un roble seco que se
encontraba a unos metros y me ataron de pies y manos.
109
——¡Te va a llevar la chingada! ——grito un hombre
cayéndose de borracho.
Con una enorme hematoma en mi ojo derecho, los pómulos
inflamados, agotado hasta morir y bañado completamente
de sangre, le rogué a Juan por última vez.
——¡Está cometiendo un grave error Juan, yo no soy
ningún asesino mucho menos un demonio!——.¡Diles que yo
no soy ningún diantre, hágalos entender que yo no soy
culpable!
A mis espaldas alguien arrojo con tanta saña otra roca
que casi me mata. El duro choque levanto el cuero
cabelludo de la parte occipital de mi cabeza y mi
cráneo quedo al descubierto. El cascaron cabelludo
colgaba a la intemperie a mi lado y todo lo que sentí
en aquel momento fue una sensación de ardor en mi
mollera.
——¡Hay por favor, ya no me golpeen! ——gemí en voz
baja.
——¡Ya no puedo mas!
Con este último golpazo quede casi inconsciente y con
mucho trabajo pude articular.
110
——¡Hay Dios Mío!
——¡Ya no...Compasión por favor!
——¡Clemencia Juan!
Una anciana señora abrió su Biblia y procedió a darme
los santos oleos, ungió aquel aceite consagrado en mi
frente y comenzó a preparar mi alma animando a unirme
a la pasión y muerte de Cristo.
——Por esta santa unción, por su bondadosa
misericordia te ayude el Señor con la gracia del
Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te
conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad.
El tufo de un olor a gasolina llego hasta mi olfato.
El horrendo y pestilente líquido rodó por todo mi
cuerpo ensangrentado y toda la gente grito:
——¡Quémenlo, que arda, queremos justicia!
Yo no podía ver más, mis ojos abotagados se cerraron
por completo, todo mi cuerpo se hinchó como un globo
de agua que estaría apunto de estallar, todo se nublo
ante mis ojos. “¡Madre mía, este seria el fin!,” pensé
en aquel espacio oscuro de mi conciencia, en donde
nadie podría golpearme mas.
111
——¡Ayuda! ——me quejé casi falleciendo.
——¡Ayuda!
De pronto, el estallido de un potente fusil
Springfield se escucho a lo lejos. El poder de este
rifle le reventó la cabeza a Juan que estaba a punto
de arrojar la mecha encendida a mi cuerpo desahuciado.
Varios hombres se lanzaron con sus afilados machetes
aun tratando de controlar la situación pero el cañón
de aquel certero rifle despacho dos balas expansivas
que se incrustaron en la frente de aquellos insensatos
hombres.
——¡Let him go or I’ll shoot you all! ——advirtió una
gruesa voz.
La turba nos rodeo sin tregua.
——¡Back the fuck up or I will blow your heads off!
——¡Back up people!
El hormiguero se esparció al escuchar la potente arma
que vendría a desafiar su arsenal primitivo de piedras
y machetes.
——¡Norman! ——grito aquella voz misteriosa.
——¡Norman, I am coming brother, hang on!
112
——¡I came for you!
Creí que estaba delirando o talvez ya estaría muerto
sin darme cuenta. “¡Ésa voz me suena conocida!,” me
dije en silencio. Confundido porque no podría creer lo
que percibían mis oídos, grite con alegría:
——¿Carl is that you? ——y la voz se fue aproximando
hacia mí.
——¡It’s me, your good old friend Carl, it’s over!
Al escuchar su voz tan cerca de mí, sentí tanta
felicidad que no pude contenerme y rompí en llanto.
————¡Carl, oh brother, thank you for saving my life!
Carl me abrazó con fuerza.
——¡I will get you out of here buddy!
Entre una nube de polvo me cargo en sus hombros hasta
su vehículo. Al subir mi arrastrado cuerpo Carl
preguntó confundido:
——What the hell is going on here!
——Oh my Lord what have you done Norman!
Yo Conteste:
——¡I don’t know brother, these devils in my head
again!
113
——¡I thought they were gone forever!
——¡They will never be gone!
——¿What kind of people is this? ——Se vio Carl
molesto.
——¡They are going to kill us Carl, let’s get out of
here now!
——¡No chance!
——¡I will never let them kill us, come on pull
yourself up, grab my arm. We can't be here for that
long they are coming!
La sorprendente llegada de mi amigo en el momento
preciso y mi liberación fueron obra de un verdadero
milagro. Mi gran amigo Carl leyó mi carta y vino a
buscarme. Aquella carta que escribí con tanto esmero
vino a salvar mi vida. Sabría que mi compañero no me
abandonaría, nunca lo hizo ni en la misma guerra
mundial en donde hasta los más valientes suelen
abandonar a sus compatriotas; Carl demostró que
siempre estaría conmigo en las buenas y en las malas,
——¡Vendito amigo que Dios mando desde el mismo cielo
114
te agradezco infinitamente esta muestra sincera de
afecto y lealtad!
Mí destrozado cuerpo quedo inerte por varias
horas, en la oscuridad de mi mente solo escuchaba la
voz de Carl que tratando de contener el arroyo de
sangre que brotaba de mi heridas, amarraba un pañuelo
sobre las laceraciones de mis extremidades trituradas.
——¡Esto detendrá un poco la hemorragia! ——me dijo
alentadoramente.
——¡Ahora te sacare de aquí Norman, ya todo ha
pasado.
——¡Parece que la gente se esta retirando de aquí!
y sonriendo ligeramente añadió:
——¡Amigo mío, estas hecho un desastre!
Los pañuelos parecían estar funcionando y la sangre se
detenía poco a poco. La camioneta comenzó a moverse.
Las llantas patinaron dejando un rastro marcado en
aquel húmedo empedrado. La muchedumbre se fue
propagando, pero al llegar a la salida de un callejón,
volvió a surgir otra embravecida turba que amenazaba
con detener el pickup una vez más. Carl piso el pedal
115
del acelerador y se precipito decidido a salir de
allí.
——¡Aquí vamos de nuevo amigo, sujétate!
La camioneta acelero a velocidades extremas en unos
cuantos segundos y al llegar al final de la calle, ésa
ciega multitud tuvo que ceder el paso a Carl que venia
como un fiero cohete decidido a barrer con todo.
——¡Out of my way you dirty bastards!
——¡Out of my way or I will blow you into pieces!
Al pasar por aquel hervidero de salvajes, la camioneta
cayó envuelta en un tifón de pedradas. Los trancazos
tumbaron la pintura y partieron los vidrios con gran
violencia. Yo seguía escuchando entre las borrosas
imágenes que apenas distinguía con mucha dificultad,
parecía estar recobrándome de aquel estado de coma
temporal en el que me encontraba, anhelando salir lo
más pronto posible para ayudar a mi amigo que parecía
estar en problemas otra vez. Abrí mis ojos con mucho
esfuerzo y pude ver de nuevo.
——¿What's going on Carl? —— pregunté tirado en la
cama trasera de aquel resistente pickup.
116
—— Vamos a salir de aquí por aquella vía!
Comencé a guiar a mi amigo fuera de allí. Le señalé la
ruta más corta que conectara con la carretera
principal que nos llevaría fuera de este pueblo
siniestro. Toma la ruta de Mayapan, esta nos llevara a
la carretera que conecta con el municipio de Mérida,
por allí saldremos fuera del país. Carl escuchaba
atentamente a mis instrucciones y pronto se encontró
con la ruta de Mayapan. Yo sentí los vientos de
libertad en mi rostro y los cielos que me iluminaban
de nuevo. Una vez mas sentí aquella brisa celestial,
fresco rocío que desplaza su delicada magia sobre mi
alma decadente, brisa mágica que trae vida,
desplazando su frescura sobre mi espíritu agobiado. La
quietud de la tarde parecía sanar mis lesiones con
rapidez. Las horas pasaron, los cielos se
obscurecieron de nuevo y las estrellas brillaron en el
hermoso firmamento. Eleve mi flagelado rostro y
reflexioné sobre mi futuro, mi negro pasado quedaba
muy lejos, kilómetros atrás en aquellos pueblos
olvidados.
117
——Creí que nunca vendrías amigo, creí que me habrías
abandonado ——manifesté a Carl con una sonrisa.
——Leíste mi carta y no me olvidaste, te agradezco
todo lo que has hecho por mí.
Carl seguía conduciendo en silencio, abstraído por el
efecto del dramático cuadro vivido pero dichoso de
haber salido con vida de aquel lugar.
——¡I am so sorry Carl, I didn't mean to do those
horrible things!
——¡Damn it! Damn these places, Damn my life!
——¡Maldigo todo esto que ha pasado! ——conteste
avergonzado.
Con voz optimista respondió:
——Lo lamento mucho por no haber llegado antes pero
no fue fácil encontrarte.
——Lo se Carl, ni yo mismo sabría donde me
encontraba, estas tierras me tragaron vivo y no
quisiera regresar jamás, ya pronto llegaremos a casa y
te lo olvidare todo.
Recorrimos las extensas cordilleras de Campeche,
Tabasco y al llegar a Veracruz, detuvimos el motor del
118
vehículo para descansar. Carl se encontraba extenuado
de tanto conducir y yo en recuperación de aquella
grotesca paliza. En la mañana siguiente continuamos
nuestro éxodo de regreso a casa, el estado de Arizona
en los estados unidos seria nuestro destino. Las
fronteras parecían albores de un renacimiento, albores
en el horizonte que nos acercaban más al hogar que
tanto añorábamos ver. Finalmente llegamos a la
frontera de Arizona y tan solo a unos kilómetros de
allí se percibían en la distancia otros mundos. Al
pisar tierras nuevas mi espíritu exhausto cayo rendido
y en aquel momento comprendí muchas cosas que jamás
hubiera comprendido. Desperté a una conciencia real
sobre el significado de la increíble mente humana, una
conciencia mas despierta que nunca, un despertad que
llego en el momento preciso de mi vida para desvanecer
la confusión sobre los poderes del mal y del bien.
Tirado boca arriba en aquella camioneta heroica que me
transportaba hacia mi vieja morada, perdí mi mirada
entre las nubes que cubrían el infinito espacio. Ya no
busque respuestas a mis incongruentes preguntas,
119
tampoco a los causantes de estas infamias, solo fije
mi mirada en los hermosos jardines de aquel plano
celestial, agradeciendo a mi gran amigo Carl por su
valiente hazaña, acción inolvidable que me permitía
regresar a este país que me vio nacer.
——Ya estamos aquí Norman, ya paso todo, olvida los
caminos recorridos y alégrate porque a partir de aquí
volverás a comenzar una nueva vida.
Sus palabras llenas de esperanza llenaban de energía
mi ímpetu apagado. Su voz como un manantial de agua
viva refrescaba mi mente desplomada. Con la sangre
coagulada entre mis labios y mi ropa percudida, me
levante de aquel lugar para mirar aquellos otros
mundos que me esperaban en los lejanos horizontes.
——El viejo mundo, mi viejo nido, ya lo extrañaba, ——
exclamé en voz alta.
——Acelera el paso amigo, aléjame de mi pasado,
acércame a mi nuevo futuro.
Con apremio esperaba llegar a mi vivienda que estaría
abandonada por casi dos largos años. Comencé a
recordar mi ciudad, mi casa, mi gente. Los recuerdos
120
alegres regresaron a mi como algo que nunca se fue,
que solo se escondía en los rincones de mi arañada
memoria. La guerra también regreso a mi mente. Esos
momentos atroces nunca los olvidare.
——¿Recuerdas Berlín? ——Pregunte a Carl.
——Intente salvar a Frank de aquella emboscada y no
lo hice, no conseguí sacarlo de allí a tiempo y murió
por mi culpa, aun tengo este recuerdo cuando me
suplicaba que no lo abandonara, sus ojos me miraban
con decepción como si lo hubiera traicionado, no puedo
seguir con esto Carl, no puedo sacarlo de mi cabeza.
——Ya es tiempo de olvidar todo eso Norman, ya quedo
atrás México y Berlín, dos guerras diferentes pero
igualmente trágicas ——Respondió.
——Tienes razón Carl ya no debo recordar esos
tiempos, ——Ya no quiero regresar atrás.
Fue la experiencia de estar al borde del
precipicio, el presenciar la realidad de estas cosas
imaginarias lo que trajo claridad a mi vida. El
Creador revelo ante mí los misterios de su
impenetrable obra. ¿Que formas proveídas de
121
inteligencia son estas que ocupan el mismo universo
que nosotros?, ¿Porque no fuimos advertidos por
alguien que sobre estos planos terrenales, rondan
seres maléficos dotados de voluntad propia?, ¿Seria
este ser un Querubín caído que después de entender los
secretos se revelaba ante Dios?, ¿Que verían estas
personas en mí que me confundirían con este nefasto
ser?, ¿Habrá mas entidades en estos ejidos apartados
de aquel país Mexicano? ¡Oh, Dios mío!, me cuesta
tanto entender estas verdades.
Levantando mi rostro contrito, examiné en un
relámpago los momentos de mí existencia y vine a
recapacitar sobre nuestro ordinario vivir; ordinario
existir es este que nos embriaga como un vino mundano
que interrumpe continuamente el verdadero avance de
nuestra conciencia humana. En estos pasajes ordinarios
de nuestra mediocre existencia, cometemos errores
garrafales que muchas veces son irreversibles. Nos
lastimamos unos a otros, reñimos, insultamos,
humillamos, destruimos, mutilamos el vivir de las
personas que nos rodean, tirando a la basura los
122
buenos momentos que la vida misma nos regala,
carecemos de ese saber que nos promete la dicha. Ahora
estoy convencido, que esta maravillosa iluminación de
sabiduría es un tesoro obsequiado por el tiempo para
aquellos que poseemos la virtud de la paciencia y
esperamos con humildad su regalo porque sabemos que
llegara. Es esta luz de sabiduría la que nos hará
felices porque con esta aprendemos a distinguir lo que
somos y lo que podemos cambiar en nuestras vidas.
Muchos hombres incautos desesperan, muchos otros son
confundidos con una falsa sabiduría que consiste en
destrucción y sufrimiento. Lamentablemente, el
verdadero conocimiento del bien tal vez nunca llegue a
nuestras conciencias en vida, porque es solo estando
al borde de la muerte que entendemos el verdadero
designio de nuestra existencia.
123